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05 mayo 2021

El genocidio que no cesa en el corazón de África (I)


MAPA DEL ÁFRICA COLONIAL
 

por Rosa Moro


Esta es una original serie de siete artículos redactado por Rosa Moro (condensados aquí en dos partes). La autora es una periodista independiente especializada en África. En 2012 fundó el blog África en Mente. Miembro del Comité de Madrid de la Federación de Comités de Solidaridad con África Negra, UMOYA. La fuente de los reportajes es Al Mayadeen en español (Al Mayadeen es un canal informativo satelital árabe independiente, su sede central se encuentra en Beirut)

Estos artículos intentan facilitar la comprensión (en resumen) de una historia que se lleva exponiendo de manera fragmentada y descontextualizada durante décadas. Es importante que conozcamos este conflicto que ha dejado millones de víctimas inocentes y comprendamos que su sufrimiento está estrechamente relacionado con el sistema económico en el que unos vivimos y otros mueren, en un tablero estratégico en el que no somos actores, sino peones.


I

Fronteras delimitadas por sus riquezas


          Los siete lagos y la República Democrática del Congo

Geográficamente hablando, la región de los Grandes Lagos africanos, que abarcaría las regiones alrededor de los siete grandes lagos del continente, tendría una forma más o menos vertical, pero políticamente hablando, es decir, hablando de los países que la componen, la región llega hasta el Atlántico, y tiene forma horizontal, debido a la forma y gran tamaño de la República Democrática del Congo.


            Comparación RDC - kikongo y kituba

Este país es el único del mundo cuyas fronteras fueron delimitadas literalmente por sus riquezas. La actual República Democrática del Congo, antes Zaire, no tiene nada que ver con los pueblos que componían el reino del Kongo previo a la colonización, sino con ese territorio mastodóntico que el rey de Bélgica Leopoldo II acaparó para su explotación a nivel personal, antes incluso de la famosa conferencia de Berlín, y que llamó, paradójicamente, Estado Libre del Congo.

La conferencia de Berlín, que comenzó en noviembre de 1884 y concluyó en febrero 1885, consistió en una serie de contactos, reuniones y acuerdos entre las potencias europeas, para repartirse África. En un principio, cuando el canciller Bismarck de Alemania contactó con Francia para organizar urgentemente dicha conferencia, su motivación fue competir con el rey belga, que llevaba ya mas de diez años explotando y apropiándose de ricas regiones en el África central, bajo la bandera de la filantropía. Muestra de ello es que en esos primeros contactos para convocar a las demás potencias, tal conferencia se llamaba la Conferencia del Congo, y no de Berlín.

Ya en 1876, el codicioso Leopoldo II había convocado una conferencia en Bruselas con exploradores, geólogos y otros aventureros y expertos tras la cual fundó la Association internationale africaine, AIA (su nombre completo era Asociación Internacional para la Exploración y Civilización de África Central). La conferencia y la fundación de la AIA fueron la conclusión de un plan cuidadosamente elaborado durante años por el monarca. Según desvela el investigador Agustín Velloso Santisteban en su libro ‘Cuando Franco se fue a la guerra del Congo’ (1), Leopoldo se pasó el mes de marzo de 1862 en el archivo general de las Indias de Sevilla, leyendo archivos y «aprendiendo de dos siglos de explotación por parte de España de sus colonias en América», según contó a un amigo en una carta personal. 

En la conferencia de Berlín, las demás potencias europeas, en pro de la concordia y buenas intenciones que predicaban, se vieron obligados a respetar lo que Leopoldo ya se había apropiado y explotaba desde hacía una década -como propiedad personal, no belga- Y sobre todo ante la habilidad “diplomática” del monarca, que antes de la conferencia de Berlín, había logrado, mediante acuerdos con el embajador estadounidense, el reconocimiento de la colonia por parte de Estados Unidos, que fue el primer país del mundo en reconocer el Estado Libre del Congo como propiedad personal de Leopoldo II. El monarca belga también había hecho concesiones y promesas a los franceses, con cuyo apoyo no necesitó más para ser el principal vencedor de la conferencia europea celebrada en Berlín en 1885.

Si observamos las fronteras de la RDC, se puede ver la lógica avariciosa de Leopoldo II, el Congo esta formado principalmente por la rica cuenca del río Congo, navegable, agua y tierra inusitadamente fértil, entre otras riquezas, minas de oro, diamantes, marfil y una gigantesca selva tropical, lo cual significaba más caucho del que jamás un europeo podría soñar. Este rey hizo una fortuna con el caucho congoleño, la mayor demanda de los mercados internacionales en la época del desarrollo automovilístico, para hacer neumáticos. Las fronteras llegan a los lagos y su entorno rico en minerales, baja hasta lo que después se ha conocido como el cinturón del cobre, para hacerse con varias explotaciones de este mineral, y tiene salida al Atlántico, para facilitar el transporte y comercio de todas estas riquezas, cuya enumeración sería demasiado extensa para ser reproducida aquí. Esta explotación, que él promocionó como “civilizadora” y “en el nombre de Dios”, se llevó a cabo mediante la esclavitud de los pueblos locales, que se vieron diezmados por la brutalidad de los capataces del rey europeo, en 10 / 15 millones.


El gran valle del Rift


                Falla del Rift

La riqueza del subsuelo de esta tierra, y también la fácil accesibilidad a los minerales, viene dada por el gran valle del Rift, una gran fractura geológica que va desde el mar rojo, hasta las montañas de la luna o Rwenzori, montañas que están entre los actuales Kivu Norte y Uganda. Al final de esa fractura, los minerales han emergido desde más profundidad y en una concentración superior a cualquier otro punto del planeta, según los geólogos y estudiosos de la época, asesores de Leopoldo II.

Pero no solo en esa época las riquezas del Congo han despertado la avaricia de los más crueles personajes y poderes mundiales, estas materias primas han estado siempre bien vigiladas por las potencias capitalistas que las necesitaban para su “desarrollo". Ya en 1892, el geólogo belga Jules Cornet, declaró que esta tierra era un «escándalo geológico»; en 1939 Albert Einstein advirtió al presidente norteamericano Roosevelt en una famosa carta que, si quería la bomba atómica solo para los Estados Unidos, mantuviese alejados a los alemanes de la mina congoleña de Shinkolobwe en el alto Katanga, de donde salió el uranio utilizado en las bombas que Estados Unidos lanzó sobre Hiroshima y Nagasaki, en agosto de 1945. 


             Mina de Shinkolobwe

El uranio conocido por Estados Unidos en sus investigaciones para obtener la bomba atómica, desde el final de la primera guerra mundial en 1914, era de una concentración del 1%. Pero el de la mina de Katanga era de una concentración del 75%. El gigante belga Union Minière era propietario de la mina y se lo vendía a EEUU en un plan ultra-secreto con la colaboración de Gran Bretaña. Ni siquiera está registrado el altísimo número de congoleños que murieron extrayendo este uranio, que después se almacenaba secretamente en la Staten Island de Nueva York, porque eran prácticamente esclavos (100 años después de la abolición oficial) que lo extraían con las manos desnudas.

El subsecretario de Estado para Asuntos Africanos con el presidente Clinton, Georges Moose, en 1993, declaró ante el Senado estadounidense, «debemos asegurar nuestro acceso a los inmensos recursos naturales de África […], no debemos seguir dejando Àfrica a los europeos. […] contiene el 78% de las reservas conocidas de cromo, el 89% del platino y el 59% de cobalto». 

Un año después, en 1994, el difunto Secretario de Comercio del Departamento de Estado, Ron Brown, habló en este mismo sentido ante el gobierno de Bill Clinton: sobre no dejar África a los europeos y sobre la urgencia de privatizar la explotación de dichos recursos en favor de las compañías estadounidenses.

Hoy en día, según desveló Edward Snowden en 2016, la RDC es el país más vigilado de África por los servicios secretos británicos y estadounidenses.

Todos los ojos están puestos en sus riquezas. No solo para su explotación y saqueo, sino sobre todo para su control, Estados Unidos y sus aliados querían asegurarse cuanto antes de que nadie más tuviera acceso a esos recursos estratégicos, previendo la competencia económica que supondrían Rusia y sobre todo China. 

Debido a la importancia capital de todas estas riquezas para el desarrollo del capitalismo, y la naturaleza depredadora de este sistema global, el Congo siempre ha estado “gobernado”, o mejor dicho, desgobernado por sus depredadores directamente o por los títeres de estos.


II

Una sucesión de (des)gobiernos


                         Leopoldo II

A lo largo de toda su historia, desde su creación como el Estado Libre del Congo, luego como el Congo Belga, después como  Zaire y ahora como República Democrática del Congo, este país siempre ha estado “gobernado" por sus depredadores o los títeres de estos, con la única excepción de los escasos seis meses que Patrice Lumumba logró mantenerse en el cargo para el que el pueblo congoleño le había elegido en las únicas elecciones no manipuladas por occidente que ha tenido este país.

Por poner una fecha de inicio, digamos que en 1876, cuando Leopoldo II funda la Association internationale Africaine, AIA, dio comienzo una sucesión de desgobiernos que han explotado, expoliado y asesinado a los legítimos propietarios de estas riquezas que la naturaleza ha derrochado en el corazón del continente africano, justo en la cola de la fractura del Rift.

Leopoldo II, que diezmó a las poblaciones locales bajo el yugo de una explotación inhumana, gobernó el Congo hasta 1908, año en que cedió la colonia a Bélgica, país del que era monarca -que no propietario, como del Congo. Conviene recordar brevemente que eso de ceder no era el estilo de Leopoldo; una vez más, su despiadada habilidad para los negocios se impuso en Europa. El precio del caucho y el marfil había caído, debido a la competencia de otras regiones y compañías productoras, por lo que el monarca fríamente calculó deshacerse de esa carga, su deuda y la mala fama que le había valido el conocimiento público de sus atrocidades. Logró que Bélgica se comprometiese a hacerse cargo de enormes gastos generados por su avariciosa explotación de la colonia africana y a darle una “compensación” de 50 millones de francos de la época.


                                      Sucesores de Leopoldo II en Bélgica


Tras esta cesión / trampa / venta, la gran colonia africana pasó de ser “libre” a ser “belga", es decir que cambió su nombre de Estado Libre del Congo por el de Congo Belga. Los arrogantes jefes de estado seguían siendo los herederos de Leopoldo II, primero su sobrino Alberto I, en la época de la I Guerra Mundial; después su nieto Leopoldo III, en la época de la II GM, y por último el hijo de este, Balduino I, con quien llegó la gloriosa victoria del pueblo congoleño en su sangrienta lucha por la independencia, en 1960.

Queda para los anales de la historia la cara de circunstancias de un altanero rey Balduino en la ceremonia de independencia del Congo, escuchando las verdades que pronunció, sin que estuviera previsto, Patrice Lumumba en uno de los discursos más importantes del siglo XX, el 30 de junio de 1960.

 

                      Patrice Lumumba


Lumumba logró mantenerse en el gobierno a duras penas seis meses. Los únicos seis meses que los congoleños tuvieron un gobierno democrático y soberano. Lumumba fue asesinado en enero de 1961, por un complot hoy perfectamente documentado, tan documentado como impune, de los servicios secretos belgas, la CIA de Eisenhower, además de la connivencia de la ONU y otras potencias europeas (2). Entre estos cómplices está España, para mayor gloria, si cabe, del régimen franquista (3).


                   Mobutu Sese Seko


Estados Unidos y Bélgica, una vez que habían destruido cualquier posibilidad de gobierno soberano en el Congo, implantaron a su títere, el mariscal Mobutu. Es conocida la tradicional predilección por los militares del imperio estadounidense, para ocupar los gobiernos africanos. 

Mobutu se mantuvo a la cabeza del gran Congo desde 1965 hasta 1997, saqueando al pueblo congoleño para venderlo a los intereses estadounidenses, a cambio de una riqueza personal verdaderamente indecente, tan indecente como la miseria de su pueblo. Aunque entrado el siglo XXI, las condiciones de vida de los congoleños se han deteriorado hasta el punto de hacerles añorar lo “menos mal” que vivían con Mobutu…

Cuando Mobutu dejó de ser dócil y útil a Estados Unidos y Bélgica, (tenía una cáncer terminal del que murió en Marruecos pocos meses después de ser retirado del poder), los estadounidenses y belgas decidieron sustituirlo por otro peón que les fuera más fiel y tuviera menos facilidad para aliarse con Francia y China. Además, terminada la guerra fría y caído el muro de Berlín, Estados Unidos ya no tenía motivo para mantener a su aliado en el centro de África, desde donde alcanzaba a interferir en los asuntos de todo el continente. La caída de Mobutu, utilizando una rebelión de “polichinela” está perfectamente descrita y documentada en diversos libros, principalmente los escritos por Honoré Ngbanda-Nzambo, el que fuera embajador de Zaire en Israel entre 1982 y 1985; responsable de los Servicios de Inteligencia y Seguridad del 85 al 90 y ministro de Defensa del 90 al 92, para después pasar a ser consejero especial del presidente Mobutu en materia de Seguridad.


                   Laurent Desiré Kabila


Laurent Desiré Kabila era un perfecto desconocido que se encontró en el momento y lugar precisos para servir de peón a los planes de los nuevos aliados de Estados Unidos, los ruandeses tutsis del FPR y la Uganda de Yoweri Museveni, que querían invadir el gran Zaire. 

Se presentó ante los medios internacionales una “rebelión congoleña” que en realidad era grupo reclutado por toda África por el coronel ruandés James Kabarebe, (quien en realidad comandó la agresión que acabaría con la era Mobutu). Incluso fueron ellos quienes bautizaron el grupo como Alianza de Fuerzas Democráticas para la Liberación de Congo, AFDL, que se suponía que era congoleño y dirigía L. D. Kabila.

Era necesario hacer pasar una guerra de agresión por una “rebelión zaireña que se oponía a la dictadura de Mobutu”. Cuando Honoré Ngbanda recriminó al embajador de Estados Unidos en Kinshasa del momento, Dan Simpson, que hubieran elegido a semejante personaje para dirigir el Congo, Simpson le respondió con cinismo «¿Quién le ha dicho que Kabila se ha convertido en amigo nuestro? Por ahora le necesitamos, pero ajustaremos cuentas cuando hayamos terminado con él». (4)

Y así fue como ocurrió, Laurent Desiré Kabila llegó al poder aupado por los ruandeses, ugandeses y estadounidenses en el 97, y no duró ni cuatro años. “Gobernó” desde el 17 de mayo de 1997 hasta el 16 de enero de 2001, cuando fue asesinado, según muchos expertos de la zona, por las mismas tropas que le llevaron al poder de Kinshasa, cuando osó pedirles que abandonasen el Congo.


                   Joseph Kabila


Como si de una monarquía se tratase, el supuesto hijo de L. D. Kabila, pasó a hacerse cargo de la presidencia en el momento del asesinato de su padre (no un miembro del gobierno, sino el hijo). Fue elegido presidente en unas elecciones consideradas a todas luces irregulares, en 2006, y después en 2011, también de forma bastante irregular. Se mantuvo en el poder hasta 2018, es decir, en total ha estado 17 años a la cabeza del Congo, gracias a una corrupción tan atroz como con todos los anteriores y gracias también al sostenimiento de los nuevos delegados de Estados Unidos en la región, Uganda y sobre todo Ruanda, que de facto ha ocupado el país, y domina su ejército, sus instituciones y su economía. De hecho, Joseph Kabila no había luchado en la rebelión de su supuesto padre, sino en el FPR de Paul Kagame de Ruanda. Su logro más destacable, una impúdica riqueza personal y familiar.


                   Felix Tshisekedi


En unas elecciones que también levantaron todas las sospechas de ser fraudulentas, en enero de 2019, resultó elegido Felix Tshisekedi, un hombre cuyas primeras medidas al frente de la RDC han sido una especie de barra libre de impunidad para todo el mundo. Muchos lo ven como una marioneta de Joseph Kabila, que en casi dos décadas de gobierno se hizo con el control de toda la economía del país; otros lo ven como el nuevo aliado que necesitaba Paul Kagame de Ruanda, cuando se vio enfrentado a Kabila por su afinidad con China, dejando de dar varios contratos importantes a EEUU, en favor de China; otros lo ven como una marioneta manejada fácilmente por Washington; después de más de un año de gobierno se podría decir que es todo eso y algo más. 

Tshisekedi es el hombre que dice «SÍ» a todo el mundo, a todas las presiones externas, para mantenerse en el poder, hay que esperar a ver si sus intenciones son mejorar las cosas para los congoleños o vender su riqueza al mejor postor, dando la espalda al pueblo. De momento, en los primeros 20 meses de su presidencia oficialmente, 2.127 civiles fueron asesinados, 1.450 secuestrados y 938 secuestrados, un número mayor que en los últimos 20 meses de la presidencia de J.Kabila, con 1.553 civiles muertos…, malos pronósticos.

Bien entrado 2021, los congoleños siguen sin tener un gobierno que sea digno de ese nombre y la corrupción e incapacidad del grupo de Tshisekedi son cada vez más evidentes. 


III

A plena luz del día, 10 millones de muertos


Aunque no está todos los días en los medios, es el conflicto más mortífero del mundo y de la historia reciente, solo superado por la II Guerra Mundial. Las víctimas mortales oscilan, dependiendo de las fuentes y de los países y años a tener en cuenta, entre los 6 y los 10 millones de personas.

Si sumamos las víctimas de Uganda, Ruanda, Burundi y la República Democrática del Congo (RDC), contando desde el 1 de octubre de 1990, cuando el grupo rebelde FRP invadió Ruanda desde Uganda, hasta nuestros días, bien pueden superarse los 10 millones de inocentes que han sufrido una vida y una muerte atroz, a manos de los mismos responsables, que siguen llevando a cabo esa guerra con total impunidad y completa indiferencia de los analistas de los medios y agencias internacionales. El silencio de todas las instituciones internacionales, empezando por la ONU, conocedoras de lo que ocurre desde sus inicios, es un silencio cómplice y criminal.

Se trata de un conflicto en el que han confluido poderosos intereses y agendas, que ha sido ocultado a los ojos del público, no solo occidental, sino incluso también africano. Jordi Palou- Loverdos lo describe como «un inmenso iceberg criminal». Esta guerra de depredación de recursos, de baja intensidad y por delegación continúa hoy en día como podemos comprobar en la prensa local congoleña, que informa sobre masacres de población civil en el este de la RDC cada semana todavía hoy, mientras usted lee esto, comenzada la tercera década del siglo XXI.


En una localidad de Beni, Kivu Norte, el 24 de febrero de 2021, fueron asesinadas unas 50 personas, 10 de ellas de la misma familia. Una masacre de las que tienen lugar cada pocos días en la zona.

Esta guerra, y sus millones de muertos, es responsabilidad de Estados Unidos y sus aliados anglosajones, principalmente Gran Bretaña e Israel, y de sus delegados africanos sobre el terreno. Es una guerra estratégica que forma parte del plan de borrar del África central la influencia de Francia e implantar el control estadounidense, a través de sus colaboradores los regímenes de Uganda y Ruanda. 

Este plan estadounidense echó a rodar con el apoyo a Museveni para hacerse con el poder en Uganda. Esos rebeldes que desde los 80 y 90 recibieron un abrumador apoyo logístico, de formación, incluso con tropas sobre el terreno, armamentístico y financiero para tomar el control de sus pequeños países, nunca podrían haber alcanzado sus logros sin el patrocinio estadounidense, y mucho menos mantenerse en el poder tantas décadas sin ser ni siquiera molestados por ese nebuloso ente denominado “comunidad internacional”, tras el que siempre se ocultan los intereses estadounidenses. Esos rebeldes fueron aupados al poder en sus países y premiados con una descomunal riqueza personal, a cambio de servir al fin último: la agenda de EEUU, hacerse con el control de las inmensas reservas de recursos naturales de la región central de África, desplazar de una vez por todas la influencia de Francia en la región, e impedir que sus competidores (Rusia y China principalmente) tengan acceso a tales recursos.


Paul Kagame, Yoweri Museveni y Joseph Kabila, tomado de la portada del libro de Patrick Mbeko "Stratégie du chaos et du mensonge: Poker menteur en Afrique des Grands Lacs"

Como otras guerras proxy de depredación, para dominar y controlar mejor, se dedican ingentes esfuerzos y recursos a alimentar las divisiones, sembrar el “caos constructivo” y a elaborar una narrativa oficial para los medios y audiencias occidentales (cuyo dinero público es desviado al servicio de estos crímenes contra pueblos lejanos), ocultando la realidad y a los responsables. Nada nuevo en el modus operandi de prácticamente todas las guerras del mundo desde que terminó la guerra fría

En la narrativa oficial que se ha impuesto al mundo, se ofrecen picos de actualidad real sobre los que pivota toda la ocultación la realidad. No hay mejores mentiras que las que tienen parte de verdad. De vez en cuando, se nos ofrecen datos como si fuera información sobre estos hechos terribles, pero fuera del contexto de la guerra y desconectados entre sí, por lo que contribuyen a ocultar más que a aclarar o comprender la situación.

Esto picos de realidad son, por ejemplo, cuando se habla o se ha hablado del “genocidio de Ruanda”; de las “Violaciones masivas en el Congo”; del “coltán para nuestros teléfonos”; tal vez los mejor informados hayan oído hablar del “cobalto para los coches eléctricos”; de esa “multitud de grupos rebeldes” que operan en el este de la RDC que explotan las minas y son “muy difíciles de identificar”; del premio Nobel de la Paz de 2018, el doctor Mukwege; de los “minerales de sangre”; los “diamantes de sangre”; o de los clásicos “enfrentamientos étnicos” y “enfrentamientos religiosos”. Algunas de estas historias son verdaderas, otras son realidad tergiversada y otras son mentiras y montajes. Mentiras repetidas hasta la saciedad y amplificadas hasta convertirlas en la “verdad oficial”. Todas ellas, fuera de su contexto, no informan, sino que dificultan la visibilidad.

Es más, incluso las partes que son verdad, presentadas así sin contexto y sin poner en relación con las demás partes de la misma guerra, no contribuyen a la información ni a la denuncia, sino que sirven más bien a alimentar el mito del salvajismo de los africanos, la imposibilidad de comprender las cosas de los “incivilizados”.

Esta narrativa lo que nunca hará será facilitar la comprensión, ponerlo en relación con el sistema liberal capitalista en que estamos inmersos, o señalar a los responsables, y no es porque no se conozcan... Multitud de informes de la ONU, resoluciones del parlamento europeo, informes y estudios de entidades que han encargado a expertos independientes han señalado a los criminales, pero todo lo que alcanzan a explicar los medios, agencias y expertos es “¡Oh! Es muy complicado”, “hay muchos grupos rebeldes difíciles de identificar”. Flaca contribución para tanto experto… 


Una historia simplificada

Desde que la CIA y los servicios secretos belgas asesinaron a Lumumba, Estados Unidos tomó el control del Congo de facto. Desde los años 60, ha puesto y quitado líderes a su conveniencia. Ya cuando planificaban la eliminación de Lumumba como «un objetivo urgente y primordial», en palabras exactas de Eisenhower, un agente norteamericano echó el ojo a Mobutu y en un cable enviado a Washington señaló que «Nuestro hombre para la región podría ser el joven jefe del ejército de Lumumba», Mobutu.

Mobutu estuvo en el poder 34 años siendo el gran aliado y amigo de Estados Unidos, que no solo dominó la explotación de los abundantes recursos zaireños, sino que tuvo a su “hombre fuerte” en el centro de África desde el que controlaba y tenía al alcance a todo el continente. Fue un actor fundamental en la contención en África de la influencia del bloque comunista, Rusia y Cuba principalmente, que apoyaban los movimientos de liberación de todo alrededor de Zaire: Tanzania, Angola, Zambia… Pero cuando terminó la guerra fría, la figura de Mobutu dejó de ser útil. Estados Unidos ya tenía su mirada puesta en un nuevo hombre fuerte.

De nuevo, se repite el modus operandi de otras guerras depredadoras del imperio estadounidense por el mundo, buscar delegados en la zona, proporcionarles extraordinarios recursos armamentísticos, financieros, logísticos, etc para que supediten sus propias agendas de poder regional, a los intereses últimos de las oligarquías estadounidenses. Esos delegados suele ser una élite minoritaria clasista y supremacista que no siente apego por el pueblo llano de sus países, que suelen sustentar sus privilegios sobre el racismo y la creencia de que son superiores y por ello deben poseer la riqueza y el poder sobre el resto del país. El lector puede reconocer aquí a las élites que se alían con el fascismo en Europa, Asia y Latinoamérica, para derrocar y sofocar la soberanía y los derechos de la mayoría. 

En África esta minoría elitista es parte de los pueblos considerados nilóticos. El sueño de dominio del África central por estos pueblos, entre los cuales destacan los tutsis, no es de toda la población reconocida bajo estas etiquetas étnicas, sino solo una pequeña élite dentro de las mismas. El primero en expresar ese sueño fue Yoweri Museveni, actual presidente de Uganda. Según Noel Ndanyuzwe, en su obra La guerre mondiale africaine: la conspiration anglo-américaine pour un génocide au Rwanda, escribe:


«El neopanafricanismo que predica Museveni ha pasado a ser un sistema político y económico donde todas las naciones africanas son totalmente sumisas a la gran potencia protectora anglosajona. Éste, hostil a los regímenes democráticos, confía en la minoría nilótica para aplastar o poner bajo el yugo a otros grupos étnicos».


El actual presidente de Ruanda, Paul Kagame, el protegido, alumno, fiel colaborador y aliado, prácticamente el sucesor de Museveni como el verdadero hombre fuerte de África, forma parte de la élite de las élites, los tutsis. Hay que insistir en puntualizar que no se trata de todas las personas que podrían identificarse bajo el paraguas de esta llamada etnia, sino que es una muy reducida, clasista y supremacista élite dentro de la misma.

Estos dos dirigentes son los ejecutores de la estrategia del caos en la región de los grandes lagos africanos, para beneficio propio y al servicio de los intereses estadounidenses desde los años 90. El asalto a las riquezas de la República Democrática del Congo, lo llevaron a cabo con un caballo de Troya y aliado fundamental hasta hace tan solo un par de años, Joseph Kabila. Algunos analistas se refieren a este poderoso plantel criminal que goza de cobertura e impunidad extraordinarias, como el Triunvirato de las tres K: Yoweri Kaguta Museveni, Paul Kagame y Joseph Kabila, (que, para ellos es en realidad Hypolite Kanambe).


IV

El triunvirato de las tres K


Desde los años 80, la CIA y el departamento de Estado ya habían echado el ojo a los nuevos aliados perfectos: Yoweri Museveni y uno de sus altos cargos militares, de origen ruandés, Paul Kagame. Ambos eran suficientemente brutales, ambiciosos y lo más importante, tenían sus propias agendas para la región que confluían a la perfección con la de EEUU. Estas agendas que confluyen incluyen:

- Sembrar el caos en la región para controlar las materias primas estratégicas del Congo principalmente y de todo el continente.

- La debilitación absoluta y definitiva del gran Congo, su balcanización, para explotar sus riquezas desde dentro y fuera de sus propias fronteras, por todos los aliados.

- Por parte de Ruanda: ocupar y anexionarse las provincias de Kivu Norte y Kivu Sur, del este de la RDC o Congo.


El analista Patrick Mbeko atribuye papeles diferentes a estos tres personajes (5): Museveni es el “Arquitecto"; Kagame es el “Maestro de obra" y Kabila, el “Caballo de Troya”.


               Mapa de RDC

El primero en llegar al poder de su país gracias al apoyo de Reino Unido, Estados Unidos e Israel fue Kaguta Yoweri Museveni, en 1986, constituyendo el primer eslabón de esta cadena de guerra. 

Cuando era tan solo un estudiante en la universidad de Dar es Salam, de Tanzania, el mismísimo Julius Nyerere creyó en él. Se dice de Museveni que tiene la peculiaridad de haber mordido todas las manos que le dieron de comer en el continente, no solo la de Julius Nyerere, sino también la de los presidentes cuyos países después arrasó y sumió en el caos más absoluto, la República Democrática del Congo, Ruanda y Burundi.


         Yoweri Museveni jurando su cargo para presidencia de Uganda en 1986

Museveni, el “Arquitecto”, es un excelente estratega para las guerras de nueva generación en África, en las que se fabrica un escenario y una narrativa para la “comunidad internacional” y la opinión pública, donde se representa una guerra con unos objetivos que no son los reales. En un escenario de “guerra civil” o “guerra étnica” se escenifica un enfrentamiento interno, pero en realidad se trata de guerras de agresión. También es famoso por sus métodos de guerrilla brutales, entre los que destaca cometer múltiples masacres entre su propia población para achacárselas a su enemigo, (una lección muy bien aprendida por sus discípulos del FPR).

La segunda K es la de Paul Kagame, «el mayor criminal en activo del mundo», según el analista FIlip Reyntjens. Sobre las espaldas de Kagame los ruandeses, congoleños y burundeses, cargan la responsabilidad de la mayor parte de las masacres cometidas en las últimas tres décadas en la región. Paul Kagame es el “Maestro de obra”, de este plan de caos para el África Central. Llegó al poder de Ruanda en 1994, a sangre y fuego, a lomos de lo que se conoce como “el genocidio de Ruanda”, del que él se erigió en salvador, cuando todas las pruebas indican que muy al contrario, es el principal responsable. Los crímenes que siguen produciéndose hoy en día, cada semana, en Ruanda y el este de la República Democrática del Congo son total responsabilidad suya.

La tercera K es la del “Caballo de Troya” de este plan maquiavélico y criminal, es la de Hypolite Kanambe, más conocido como Joseph Kabila. Quien heredó el poder en la República Democrática del Congo, tras el asesinato su supuesto padre, Laurent Desiré Kabila, en 2001. Desde el puesto de jefe de estado congoleño es el principal responsable de la infiltración de la élite tutsi del FPR en todas las instituciones de su país, principalmente las fuerzas armadas y de seguridad, pero también en el gobierno y las administraciones nacionales y regionales. Ello ha permitido al régimen de Ruanda, la élite tutsi del FPR de Paul Kagame, ocupar y dominar el gran Congo a su servicio, sobre todo económico. Las provincias del este, Kivu Norte y Kivu Sur, están bajo el control de facto de Ruanda, que ya se las habría anexionado si no fuera por la asombrosa e inesperada resistencia heroica de la población congoleña de la zona.


          Joseph Kabila en el centro, del FPR, junto al ruandés James Kabarebe 

El actual hombre fuerte de Occidente en África, Paul Kagame

Para poner en el contexto a Paul Kagame, hay que explicar que en su país de origen, Ruanda, se produjo una revolución social entre 1959 y 1961.

En el pequeño país de las mil colinas imperó una de las últimas sociedades feudales del mundo hasta 1959. Después de muchos levantamientos y enfrentamientos violentos, la sociedad ruandesa echó abajo este sistema feudal, en el que reinaba una élite tutsi sobre la mayoría hutu considerada inferior, mediante un referéndum celebrado el 25 de septiembre de 1961. La mayoría de los tutsi se adaptó a la “igualdad” llegada a Ruanda con los tiempos modernos, pero esa élite tutsi, la realeza y sus defensores que no querían perder sus privilegios, se exiliaron a Uganda (y algunos a Burundi). Entre esas familias estaba la de Paul Kagame, que tenía dos años entonces. Fueron entre 30 y 40.000 personas, pero no todos los tutsi. 

Estas familias criaron a sus hijos en el exilio odiando por igual a los hutu y a los tutsi que se habían adaptado a vivir en igualdad con los hutu. Eran familias adineradas y sus hijos e hijas se mezclaron con las altas esferas ugandesas y estudiaban en las capitales europeas y estadounidenses. Muchos de esos jóvenes llegaron a ocupar los más altos cargos del ejército ugandés, ya que por su plan de volver a tomar por la fuerza el poder de la región, siempre se decantaron por la profesión militar, tanto en Uganda como en Burundi, integrándose en los ejércitos de sus países de acogida.

Cuando la rebelión de Museveni llegó al poder de Uganda, siempre bajo instructores británicos y estadounidenses, sus filas estaban llenas de estos tutsi ruandeses, como el propio Kagame. Así entraron en contacto con la CIA en los años 80, y habían expuesto su intención de retomar el poder en Ruanda y anexionarse el este del gran Congo. Esto es lo que logró atraer el interés de los Estados Unidos, que veían ahí la baza que podrían usar en su beneficio: debilitar o balkanizar el gran y rico Congo.

En ese marco es en el que Paul Kagame cursa su aprendizaje militar en Fort Leavenworth, Kansas, un centro de formación de comandos militares del que el investigador estadounidense Allan Stam dice: «Aquí es donde las nuevas estrellas del ejército de Estados Unidos y de otros lugares van a formarse, (…) La formación que reciben es sobre la planificación de operaciones a gran escala. No es planear cosas logísticas a pequeña escala, no. (…) hablamos de que enseñan cómo planear una invasión, el derrocamiento de gobiernos y la desestructuración de estados enteros».




Contexto del famoso genocidio de Ruanda

Una vez instalado en el poder Museveni, en 1986, comenzó a apoyar a estos tutsis para la toma del poder en Ruanda. (Además, empezaban a ser temidos en Uganda y se quería zafar de ellos en su ejército). Seis meses después de su llegada al poder, se formó oficialmente el Frente Patriótico Ruandés, FPR (APR por las siglas en francés) con la declarada intención de retomar el poder en Ruanda

Ruanda, con sus muchos defectos, ya era democrática, se podían haber presentado a unas elecciones en lugar de hacer esta guerra de guerrillas, pero eran conscientes de que no tenían ninguna posibilidad de ganar unas elecciones.

El 1 de octubre de 1990, el FPR lanzó su primer ataque a Ruanda desde Uganda. Kagame se encontraba en Estados Unidos y volvió para hacerse cargo de la rebelión, que en un primer momento casi fue derrotada en dos golpes gracias al apoyo de Francia logrado por el gobierno del momento, el de Habyarimana. Ahí se inició esta verdadera guerra de los horrores. 

En un país de 5 millones y medio de habitantes, las víctimas de sus ataques en el norte llegaron a los cientos de miles. Las matanzas eran tan atroces que el norte de Ruanda se despobló. La capital, Kigali, considerada por las poblaciones del norte más segura por estar bajo mirada internacional, estaba rodeada de campamentos de refugiados con docenas de miles de personas que contaban los horrores que los tutsi del FPR estaban perpetrando en el norte del país. Esto aumentó mucho las tensiones en la sociedad. 

Por la parte sur, Burundi gozaba de una convivencia normalizada entre tutsis y hutus. En junio de 1993 ganó arrolladoramente las elecciones un hutu, Melchior Ndadaye, pero los militares, también exiliados ruandeses, le asesinaron en octubre de ese año. La mayoría de los investigadores señala al FPR de Kagame como responsable último de este magnicidio, que ocasionó matanzas de miles de personas, provocando oleadas de refugiados hacia Ruanda, donde se asentaban en los campos alrededor de la capital aumentado las historias escalofriantes de los crímenes atroces de los soldados tutsi del FPR, también en Burundi. 

Esta guerra de terror fue minimizada por la comunidad internacional, es decir el pequeño club de amigos de EEUU. Usando el manido guión de la equidistancia de «Tan malo es uno como el otro», poniendo al mismo nivel al agresor y al agredido. Las potencias amigas de EEUU impusieron bloqueos y embargos al agredido y ayudaron en secreto al agresor

Desde la ONU se impulsaron las conversaciones de Arusha, en Tanzania, para arreglar el conflicto ruandés. Unos acuerdos que preveían un gobierno de transición, integración de los rebeldes del FPR en el ejército regular, la retirada del apoyo de Francia al gobierno legítimo de entonces en Ruanda, y una serie de medidas que no eran más que un entretenimiento para espectadores. El plan real era seguir adelante con la toma del poder en toda la región por la fuerza y las armas. Ya que, como hemos dicho, el FPR siempre ha sido consciente del poco apoyo que lograría en unas elecciones, donde probablemente ni siquiera los tutsi les votarían.


Unos meses después del asesinato de Ndadaye, el parlamento burundés elige como presidente a Cyprien Ntaryamira, también hutu. Pero este también será asesinado por el FPR en el derribo del avión presidencial ruandés del 6 de abril de 1994.


Todo esto llevó la tensión, el miedo, la ira, el desconcierto, la frustración… de la gente a límites de ignición. Ahora sí, todo estaba listo para dar el gran asalto final, que es lo que conocemos como “el genocidio de Ruanda”... 


(Continúe la lectura en la Parte II


Notas

(1) Veloso, Agustín. Cuando Franco se fue a la guerra del Congo. Ed. La caída 2017. pp 14-15.

(2) Ver el libro de Witte, Ludo: El asesinato de Lumumba. En español, Ed Crítica. 2002.

(3) En el mencionado libro Cuando Franco se fue a la guerra del Congo, el profesor Velloso Santisteban documenta con rigor cómo España participó en los terribles sucesos acontecidos en la RDC a comienzos de los años 60, el ataque imperialista al proyecto de independencia iniciado por los congoleños en 1960.

(4) Ngbanda, Honoré: Crimes organisés en Afrique centrale, p. 212.

(5) En la obra de la que es co-autor Honoré Ngbanda, Estratégie du chaos et du mensonge. Poker menteur en Afrique des Grands Lacs, capítulo VII, p. 407-508

26 enero 2021

El excéntrico Idi Amin Dada



por Tito Andino

Recopilación de textos

 

25 de enero 1971

50 años del golpe de estado en Uganda por el "Carnicero de Kampala"

 

Idi Amin Dada, el excéntrico dictador ugandés tuvo seis esposas, responsable al menos de 300 mil asesinatos que quedaron en la impunidad, acusado de practicar canibalismo se defendió afirmando que la carne humana le sabía muy salada. Murió en completa libertad en 2003. 


Esta es una de las tantas historias de dictadores tercer mundistas cobijados con el manto del colonialismo europeo en África. Idi era el producto ideal elaborado por el imperio británico; y, como tantos otros colegas forjado en la escuela de la represión del "mundo libre", con el tiempo Idi fue repudiado por sus maestros no solo por sus crímenes sino por pretenderse superior a ellos. Ya les digo, ¿recuerdan a aquel obeso general africano repleto de condecoraciones (auto-otorgadas) y sentado en una especie de trono y cargado por hombres blancos?. Si, ese era Idin Amin Dada.


Idi Amin es llevado en una silla por cuatro empresarios británicos durante una fiesta para diplomáticos, julio de 1975, Kampala- Uganda


A pesar de sus grandes aventuras guerreristas y de otro tipo, su vida se me hace muy aburrida. Recomendable son sus "hazañas" contadas en el cine y la televisión. Por lo mismo, aquí solo haremos una corta semblanza de su vida, la fecha lo amerita (ver las notas a pie de página).

Idi Amin Dada Oumee (1925 - 2003), como muchos encontró en el ejército el lugar ideal donde no pasar hambre. En 1946 formaba parte del regimiento colonial británico como soldado de los Fusileros Africanos del Rey, participó junto a los británicos en la represión contra rebeldes somalíes en la guerra de Shifta y contra la rebelión del Mau Mau en Kenia. Idi Amin con su 1.93 m gustaba del deporte, era atleta en el ejército británico y ugandés, se dedicó al viril deporte de los puños siendo campeón nacional, también practicó otras disciplinas. 

 

Iain Grahame, comandante que tuvo a Amin en sus filas, explicó el por qué de su reclutamiento y sus ascensos: "Los soldados negros eran la línea de choque contra otros africanos. En su etnia, los nubios, había muchos hombres altos y fuertes. No eran muy inteligentes. Se los consideraba ideales para el ejército. Amin era analfabeto, prácticamente no tenía educación. Era despiadado, cualidad que hay que tener para ser buen soldado. Se destacó muy rápido”.


De regreso a Uganda fue ascendido en 1961 a teniente, junto a otro compañero fueron los primeros ugandeses con grado de oficial. En 1962, tras la independencia de Uganda de Gran Bretaña, ascendió a capitán, en 1963 era ya comandante (mayor). En 1965 era ya Comandante del Ejército de Uganda. Acusado por el presidente Milton Obote de apropiarse de fondos de las fuerzas armadas tomó la iniciativa para derrocarlo en enero de 1971 proclamándose presidente, cargo que ostentaría hasta 1979. 


Idi Amin Dada junto a soldados y civiles


"Amin adoptó un discurso africanista, anticolonialista, en el que todo sería posible: desde el repudio al apartheid sudafricano hasta la defensa del genocidio nazi. Las masacres, incesantes, eran ejecutadas a través de organismos oficiales, como la Unidad de Seguridad Pública y la Oficina de Investigaciones de Estado, o de organizaciones clandestinas".


El antropólogo de la Universidad de Sussex, Mark Leopold comenta que “Las potencias coloniales pensaban que los negros era inferiores, primitivos, incapaces de gobernarse. Amin creció dentro de ese sistema". Siguiendo la secuela de otros líderes africanos y de otras regiones, Amin -leal a los británicos y a Occidente- cambió de bando, el líder libio Gadafi fue uno de sus nuevos aliados y contó con el apoyo de la Unión Soviética, en esa posición, entre 1975-1976 presidió la Organización por la Unidad Africana. Para 1977 había ordenado el retiro de todos los diplomáticos británicos de su territorio y se declaró vencedor y "Conquistador del Imperio Británico" (CBE). 


Conforme la propaganda oficial su título decía: "Su Excelencia el presidente vitalicio, mariscal de campo Alhaji Dr. Idi Amin Dada, VC, DSO, MC, CBE. Señor de todas las bestias de la tierra y peces del mar y conquistador del imperio británico en África en general y en Uganda en particular”. También se haría llamar “El último rey de Escocia” y como se dijo llegaría a hacerse cargar a pulso por británicos en sillas litera. Ejerció como Jefe de Estado, Presidente del Consejo de Defensa, Comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, Jefe del Estado Mayor del Ejército y del Aire, Mariscal de campo. 


Vendría la guerra con Tanzania en 1978 lo que a la postre significó su caída, huyendo al exilio libio y saudí donde falleció en 2003. Pero antes que ello ocurra sucedieron muchas cosas en Uganda, como la tentativa de invasión y golpe de estado de 1972 dirigida por el ex presidente Obote, Idi Amin depuró duramente al ejército y persiguió la disidencia en el exilio, iniciándose los crímenes de estado en contra de civiles, militares opositores, desaparición de miembros de otros grupos étnicos, líderes religiosos, periodistas, artistas, intelectuales, estudiantes, funcionarios, etc. Las cifras de los crímenes atribuidos al régimen de Idi Amin durante ocho años no es precisa, la Comisión Internacional de Juristas estimó entre 80.000 y 300.000 las víctmas fatales.

"El dictador, tratado de monstruo y bufón en el exterior, fue apodado ´El carnicero de Kampala´. Hasta corrió el rumor de que era caníbal y devoraba la carne de sus enemigos. “La carne humana me resulta demasiado salada”, ¿bromeó?. En 2013, ya con Amin muerto, su chef Otonde Odera, declaró: “Nunca le cocinamos carne humana. El mismo hizo circular esa leyenda para que sus enemigos le temieran. Dicen que los tanzanos encontraron cabezas humanas en su heladera, pero eso fue cuando lo derrocaron, yo ya no estaba”.


1978 comiendo un pedazo de pollo asado


Patrick Keatley, periodista británico que vivió en Uganda y conoció a Amin, lo define así: “Poseía una especie de magnetismo animal; una cualidad que usaba con habilidad sádica sobre aquellos que quería dominar. En sus relaciones con las mujeres, le trajo amantes, concubinas y seis esposas. Con los hombres, era una serpiente asustando conejos. Asustaba, dominaba y mandaba”.

Se dice que fue Gadafi quien aconsejo a Idi Amin que expulsará de Uganda a los asiáticos y europeos en 1972, declarando la "guerra económica" (expropiaciones) muchos de  los expulsados tenían pasaporte británico (la mayoría era de ascendencia asiática). Como era de esperarse la economía ugandesa colapsó con el tiempo. A más de romper relaciones diplomáticas con Gran Bretaña y nacionalización de sus empresas acabó con la amistad que le unía a Israel, país que le suministraba el armamento. Con esas acciones buscó y recibió el apoyó del bloque soviético​, iniciando una carrera armamentística.


Una fotografía de inicios de la década de 1970. Idi Amin junto al presidente sirio Hafez al-Assad, el presidente egipcio Anwar El Sadat y el coronel Gaddafi líder de Libia.


Los Estados Unidos rompió relaciones con Uganda en 1973, calificó a la dictadura de Amin como "racista, errático, impredecible, brutal, inepto, belicoso, irracional, ridículo y militarista" (embajador Thomas Patrick Melady).

Vendría el cinematográfico episodio en el aeropuerto de Entebbe, junio de 1976, un avión de Air France secuestrado por integrantes del Frente Popular para la Liberación de Palestina fue autorizado a aterrizar. Los rehenes sin pasaporte israelí fueron liberados, mientras que 83 ciudadanos israelíes y otras veinte personas quedaron cautivos. La operación de rescate israelí, "Operación Thunderbolt" tuvo lugar en la noche del 3 al 4 de julio de 1976. Comandos israelíes atacaron y tomaron el control del aeropuerto liberando a casi todos los rehenes. 

El ocaso de su reinado estaba llegando, la disidencia interna crecía tras la ruina económica del país. En noviembre de 1978, parte de la tropa se amotinó y tuvieron que huir cruzando la frontera con Tanzania, excusa suficiente para que Amin acusara a ese país de hacer la guerra contra Uganda, ordenó la invasión de de Tanzania, la causa real era era anexarse una parte de la región fronteriza de Kagera. ​

Tanzania se movilizó y contraatacó en 1979, grupos de exiliados ugandeses habían conformado el Ejército de Liberación Nacional de Uganda y se unieron a las fuerzas tanzanas. Amin se retiró de Tanzania y a pesar del apoyo de Gadafi huyó del país el 11 de abril de 1979, su destino fue Libia, en 1980 el reino de los Saud (Arabia Saudí), le concedió asilo y le recompensó con un buen salario para que viva en las plantas altas del hotel Novotel en la ciudad de Yeda.​ 

Otros datos interesantes de su excéntrica vida son descritos por el diario argentino "El Clarín". "El asesino de masas, que padeció distintas enfermedades venéreas en su juventud, alardeaba de ser una “máquina sexual”. Alguna vez, como mandatario, le mandó un telegrama a la reina de Inglaterra, llamándola Liz y la invitó a que visitara Uganda si quería conocer “a un hombre de verdad”.


Un par de polémicas fotografías tomadas en Kampala en 1975. Se especulaba que se trataba de doce ex oficiales del ejército británico jurando lealtad a Idi Amin, lo cual fue desmentido por los británicos; en realidad se trataba de empresarios en actitud humillante, probablemente forzados.

Barbet Schroeder, notable ciniasta le consultó si podía hacer un documental sobre él, Amin aceptó, con la condición de manejar el corte final del filme. General Idi Amin Dada: autoportrait se estrenó en Cannes en 1974: en algunos pasajes, superando en absurdo a las ficciones de Sacha Baron Cohen, creador de Borat. En la película, Amin supervisa el entrenamiento de un cuerpo de paracaidistas –antiheroicos– que practican en una especie de tobogán infantil. Dirige, en una pequeña colina, un simulacro de la toma de los Altos del Golán en poder de Israel. Cuestiona, con tono bromístico, a su ministro de Relaciones Exteriores por la imagen de Uganda en el exterior. (El cuerpo del ministro apareció pocas semanas después flotando en el Nilo, eso no fue parte de la película.) Amin se enojó con Schroeder, tomó a franceses como rehenes y lo obligó a hacer cambios en aquella versión.



"Megalómano, demagogo y cínico, se mostraba, a veces, como una autoparodia". En fin, ese era Idi Amin que terminó sus días en la comodidad del exilio saudí.


Idi Amin Dada en la comodidad del exilio en la Arabia de los Saud, foto alrededor de 2002.

 

Para ver en Cine y Televisión

- Victoria en Entebbe (Victory at Entebbe, 1976), película para televisión sobre la Operación Entebbe en la que Julius Harris interpreta a Idi Amin.

- Brigada antisecuestro (Raid on Entebbe, 1977), otra producción para televisión que recrea el secuestro de Entebe. Yaphet Kotto es Amin.

- Operación Relámpago (Mivtsa Yonatan, 1977), película israelí sobre la liberación del avión secuestrado, con Mark Heath en el papel de Idi Amin.

- Rise and Fall of Idi Amin (1981), recrea las atrocidades de Idi Amin, rol que recae en Joseph Olita.

- Mississippi Masala (1991). Protagonizada por Denzel Washington y con Joseph Olita de nuevo como Amin en un breve cameo, la película se centra en la expulsión de los indios de Uganda.

- El último rey de Escocia (2006). Adaptación de la novela homónima de Giles Foden. Por su papel de Idi Amin el actor Forest Whitaker ganó el Óscar a mejor actor, el BAFTA, el premio del Sindicato de Actores y el Globo de Oro.

Documentales

- General Idi Amin Dada: A Self Portrait (1974), dirigida por el cineasta francés Barbet Schroeder.

- Idi Amin: Monster in Disguise (1997), documental televisivo dirigido por Greg Baker.

- The Man Who Ate His Archbishop's Liver? (2004), documental para televisión escrito, producido y dirigido por Elizabeth C. Jones para Associated-Rediffusion y Channel 4.

- The Man Who Stole Uganda (1971)

- Inside Idi Amin's Terror Machine (1979)

- "Un día en la vida de un dictador" (2015) The History Channel


Fuentes de este artículo:

IDI AMIN; THE LEGENDARY UGANDAN DICTATOR. WAS HE ALL EVIL?

Butcher of Uganda, Idi Amin Dada Oumee

Idi Amin Dada, el dictador de los 300 mil asesinatos, las seis esposas y la impunidad

Idi Amin Dada. Entrada de Wikipedia.

16 noviembre 2020

Conflictos olvidados: la guerra libio-chadiana o la "Guerra de los Toyota"



Por Zachary Lynn
Título original en inglés:

Introducción por el editor del blog

 

Sin duda la guerra entre Libia y Chad es uno de los tantos "conflictos de baja intensidad" desatados durante la Guerra Fría, los grandes bloques o superpotencias mundiales se encontraban en abierta disputa geopolítica por imponer sus sistema más allende de sus fronteras. Y, por supuesto, África fue uno de los encarnizados escenarios de ese enfrentamiento. 


No hay que tapar el sol con un dedo, la Libia del Coronel Gadafi se estrenó en el concierto internacional con una demostración de fuerza. Gadafi estaba armado hasta los dientes con material soviético y, con fundamentos o sin ellos, pretendió imponer -seamos más suaves-, trató de sembrar el pan-arabismo en territorio africano. Esa doctrina pan-arabista constituía un auténtico peligro para los intereses de las ex potencias imperialistas y de los Estados Unidos, nada de ello tenía con ver con el fundamentalismo religioso ausipiciado siempre por las potencias coloniales. Recordemos que en aquellos lejanos años 70 Gadafi fue una especie de padre de la unidad libia y promotor de la Unión Africana, así intentó renacer una República Árabe Unida que ya había existido (Egipo y Siria). También Gadafi convertió a Libia en base de apoyo y entrenamiento de organizaciones de liberación nacional de izquierda y de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP).



Gadafi fue declarado enemigo de la "libertad" por Ronald Reagan quien ordenó su asesinato, en abril de 1986 un bombardeo de Trípoli intentó eliminarlo, la tentativa fracasó; luego vendría el incidente de Lockerbie, que minó la voluntad de Gadafi, esa presunta participación libia en el atentado, llevó a la acusación mundial contra Gadafi de apoyar el terrorismo internacional (La Comisión de Investigación de Casos Criminales de Escocia -Scottish Criminal Cases Review Comisión- puso en tela de juicio la participación libia en el atentado terrorista contra aerolíneas Pan Am 103, del 21 diciembre de 1988). Libia se vio forzada a pagar 2.7 mil millones de dólares a las víctimas del supuesto atentado libio, sin que haya reconocido su responsabilidad. Gadafi, el “terrorista”, “miembro” de la coalición  del “Eje del Mal”, fue chantajeado para aceptar una inexistente responsabilidad. A cambio Gadafi recibió la seguridad de Occidente de perpetuarlo en el “trono” libio. Fue allí que Gadafí dio un giro radical, se convirtió en aliado de Europa e inició la adquisición de armamento occidental, dejando a los rusos con pocos contratos. Viajó por Europa, besándose con cuanto líder se puso en su camino. Un “gran” amigo consiguió Occidente en este juego, Gadafi viajó por el mundo haciendo “aliados”; pero su destino ya estaba escrito, no en las estrellas, sino en los despachos de los líderes de las potencias de la OTAN. Sería depuesto y asesinado a través de una “espontánea revolución” popular, una supuesta y esperada imposición “democrática” de corte yihadista con apoyo de la OTAN... 


Tropas del Chad durante el conflicto libio-chadiano (1986-1987) movilizándose en un vehículo Toyota


Volvamos al tema central de este artículo. Se conoce como "La Guerra de los Toyota" al conflicto que involucró a los estados de Libia, Chad y Francia entre 1986-1987, es un episodio de las frecuentes crisis armadas entre Libia y Chad por la Franja de Aouzou que iniciaron en 1973. No será la primera vez que se utilizará a Toyota como sinónimo de guerra. La más reciente demostración del "poder" de Toyota (nos referimos a la calidad del vehículo) fue su uso en la guerra yihadista contra Irak y Siria, cientos de flamantes todoterreno de esa marca desfilaban por las cuidades conquistadas enarbolando la bandera del Estado Islámico. ¿Quién financió la adquisición de esas flotas? sigue siendo un "misterio"... En cuanto al conflicto Libia y Chad 1986-87, se bautizó como "Guerra de los Toyota" dado el hecho de que las tropas chadianas usaban camionetas de esa marca a las que se adaptaron armas pesadas y misiles antitanque. Atravesando el desierto​ los Toyota se enfrentaron de igual a igual con los vehículos blindados libios y triunfaron.

La táctica fue tan ingeniosa que es modelo de estudio en la actualidad. Veamos un breve guión: 

Las fuerzas libias convirtieron varias aldeas del norte de Chad en verdaderas fortalezas. Además de la zonas fortificadas e infanteria con armas antitanque, las unidades libias están compuestas por tanques T-62 y T-55A, PC BMP-1 y BTR-70.

La MISIÓN de las fuerzas chadianas es atacar y capturar esas fortificaciones libias utilizando la movilidad de las camiones "Toyota" y hasta se planifica una incursión en Libia para capturar la base aérea de Maatan-As-Sarra.

La composición de las fuerzas "Toyota" del ejército del Chad es la siguiente:

3 pelotones de camiones de 50 Cal MG

3 pelotones de camiones de remolque

3  pelotones de camiones RCL

3 pelotones de infantería de camiones

3 x camiones de suministro

2 baterías de artillería de tres tubos.



Los libios sufrieron grandes pérdidas materiales y humanas, algunas fuentes señalan en más de 7.500 soldados libios muertos y pérdidas en equipo militar equivalente a 1.500 millones de dólares. Libia perdió está guerra en particular dejando en el olvido sus exitosas campañas de años anteriores. Como ANEXO en la parte final de este artículo se agrega un interesante video de la "Guerra de los Toyota"

A continuación revisemos un interesante análisis de ese conflicto redactado por Zachary Lynn del portal Sea Lion Press, cuyo título original en inglés es "Forgotten conflicts: The Libyan-Chadian War". 


Tito Andino

 

***


Hay innumerables guerras y batallas que aún se recuerdan en la conciencia colectiva del público como la Segunda Guerra Mundial, Corea, Vietnam o la Guerra de Rusia en Afganistán. Incluso las guerras de otro siglo como la guerra de los 30 años o la guerra de Crimea pueden ser bien conocidas. Sin embargo, muchas guerras se libran fuera de la conciencia generalizada del público. Pero todavía tienen sus propias historias que deben contarse.

Este artículo trata sobre una de esas guerras, el oscuro conflicto sobre la Franja de Aouzou. Libia y Chad disputarán durante muchos años esta región desértica rica en minerales y el conflicto se convertiría en ocasiones en una guerra indirecta que involucraba a potencias como Francia y Arabia Saudita. Si bien la serie de batallas conocida como la ´Guerra de Toyota´ recibe la mayor atención, esa fue simplemente una fase de un conflicto de 9 años en África Central.

La descolonización de África había dejado muchas preguntas sobre dónde se suponía que debían estar las fronteras, con fronteras esencialmente establecidas por varias potencias coloniales europeas. La Franja de Aouzou se había considerado parte del África francesa, pero fue entregada al Imperio italiano en 1935 como parte de una política de apaciguamiento hacia Mussolini. Cuando el efímero Reino de Libia surgió en 1951 como estado independiente del desaparecido Imperio italiano, firmó un tratado con Francia en 1955 renunciando a la Franja de Aouzou. Cuando Chad se independizó en 1960, incluyó esa pequeña franja de desierto. Esto era algo que resentiría al posterior gobierno libio.

La guerra comenzaría debido tanto a las ambiciones del dirigente libio Muammar Gaddafi hacia el sur como al factor desestabilizador de la guerra civil chadiana que estalló poco después de la independencia. La existencia de tratados territoriales coloniales europeos contradictorios de 1955, 1935 y 1899 sobre el status de la franja permitió reclamos de jurisdicción, pero la realidad era que el conflicto solo sucedió porque se creía que la franja era rica en depósitos de uranio. Toda la región no tiene más de 10.000 habitantes, de los cuales 1.300 viven alrededor de la ciudad Oasis de Aouzou, por lo que normalmente no valdría la pena luchar por ella, pero las riquezas minerales esperadas cambiaron esa ecuación.


Gráfica captada de Twitter (Periodistán). Añadida por el editor de este blog

La guerra civil de Chad comenzó como una lucha entre el presidente cristiano Francios Tombalbaye y la organización FROLINAT (Frente para la Liberación Nacional de Chad), una fuerza insurgente antigubernamental dominada por musulmanes. Libia apoyaba a FROLINAT contra el presidente Tombalbaye,  en 1970 fueron sorprendidos intentando organizar un golpe. En respuesta, Tombalbaye rompería todas las relaciones con Libia e invitaría a Chad a cualquier tipo de oposición libia que pudiera encontrar. Duplicando el despecho, luego procedería a reclamar la región libia de Fezzan con una lógica bastante endeble, justificándola en última instancia como si no fuera diferente del endeble reclamo de Libia sobre la Franja de Aouzou. 

Estamos de acuerdo con la idea de que tales reclamos se refieren principalmente al deseo de más tierras en lugar de principios legales, pero tampoco dirijimos el Ministerio de Relaciones Exteriores de ninguna nación, así que aquí estamos.

Sin embargo, Francia y Nigeria presionarían a las dos naciones para que solucionen las cosas. En una reunión secreta de la que los detalles exactos son en gran parte conjeturas, se cree que Libia acordó pagar a Chad 40 millones de libras esterlinas por la franja de Azouzou. Es cierto que después de esa reunión, las fuerzas libias avanzaron hacia la región y establecieron una base de la fuerza aérea fortificada para proteger su nueva tierra y también que Libia abrió una cuenta para invertir el dinero adeudado en Chad. Sin embargo, a pesar de las afirmaciones de que Tombalbaye estuvo de acuerdo con esto, la única prueba que se ha presentado es una carta posiblemente falsificada en la que Tombalbaye reconoce los reclamos libios sobre la región. Libia, durante la mediación de la ONU, nunca pudo mostrar ninguna otra documentación que pudiera haber legalizado la ocupación. Los historiadores creen que este es el punto en el que Gaddafi decidió que su objetivo era el establecimiento de un estado cliente en Chad, o incluso la anexión. Entonces podría adentrarse más en África Central.


El Presidente François Tombalbaye de Chad, en una foto tomada durante una visita a Israel, octubre de 1959. Y a la derecha, el Coronel Gadafi en los años 70.


El presidente Tombalbaye fue destituido por un golpe de estado en 1975 por el general Noël Milarew Odingar y un militar, anteriormente encarcelado, el general Felix Malloum quien se convirtió en presidente. Malloum rápidamente hizo causa común con el comandante de la milicia islámica Hessan Habré, quien se había separado de FROLINAT por la cuestión de aceptar el apoyo libio, ambos resolvieron luchar contra Libia. Malloum también se acercaría tanto a la ONU como a la Comunidad Árabe en busca de apoyo contra Libia, especialmente cuando Libia redobló su apoyo a FROLINAT contra el Gobierno en la capital chadiana de N'djamena. Esto parecía una apuesta decente para los libios, ya que el ejército chadiano en ese momento estaba mal armado, en su mayoría equipado con rifles, ametralladoras y algunos restos de blindados ligeros  de la época colonial,  mientras que las fuerzas de FROLINAT tenían armas pequeñas pero modernas y estaban respaldadas por tanques y helicópteros artillados  libios.

FROLINAT avanzaría contra el ejército chadiano y capturaría la ciudad de Faya-Largeau en 1978. Había sido defendida por 5.000 soldados, pero aunque superaban en número a FROLINAT, FROLINAT tenía la ventaja blindada y, por lo tanto, la ciudad cayó y el ejército conjunto rebelde / libio continuó moviéndose hacia el sur. Además, 2.500 chadianos fueron hechos prisioneros y el ejército chadiano fue efectivamente diezmado. Fue en la batalla de Ati, a unas 300 millas al norte de la capital chadiana, cuando finalmente se detuvo el avance de FROLINAT. Y no por las fuerzas de Chad, sino por las fuerzas de la Legión Extranjera Francesa y la presencia de la Fuerza Aérea Francesa, ante quienes los libios se negaron a entablar combate por temor a una escalada del conflicto.


Foto de archivo. Miembros de la Legión Extranjera Francesa -LEF- fines de la década de 1970.


La presencia de tropas francesas y libias creó un estancamiento militar que conduciría a algo que de alguna manera casi se parece al juego de tronos con AK-47. Malloum, Habré y Goukouni, el líder de FROLINAT, se convirtieron en los tres jugadores clave en la región del Chad en la región. Después de la derrota de Libia y FROLINAT en Ati, Malloum y Habré tenían fuerzas significativas en N'djamena. Goukouni también tenía fuerzas considerables en Faya-Largeau, sin embargo, su relación con las tropas libias se había derrumbado después de que se negó a adoptar el Libro Verde. Gaddafi cambió su apoyo a una facción menor liderada por Ahmat Acyl. Como era de esperar, la tensión se convirtió en violencia, primero Acyl atacó y fue derrotado por Goukouni, luego estalló la Batalla de N'Djamena entre las fuerzas de Malloum y Habré. En medio de este caos FROLINAT entró en la ciudad para luchar del lado de los musulmanes de Habré contra los cristianos de Malloum. Después de haber obligado a Malloum a retirarse hacia el sur, Goukani y Habré se enfrentarían en un intento de avance de Acyl / Libia desde el norte.

Con el país cayendo cada vez más en la anarquía y los señores de la guerra regionales emergiendo, Nigeria acogería varias conferencias de paz. Allí se acordó que Malloum dimitiría y Goukouni se convertiría en presidente, con Hessan Habré como ministro de Defensa, Acyl como ministro de Asuntos Exteriores y, leal a Malloum, Kamougué como vicepresidente. Este Gobierno de Unidad duraría ... no mucho.

El tratado establecía que las tropas francesas restantes serían reemplazadas por tropas de la Unión Africana y, en medio de esta transición, la milicia de Habré renovaría su lucha contra las milicias de Acyl y Goukouni, finalmente en 1981 Goukouni pidió la ayuda de Gaddafi para derrotarlo. Las tropas libias fueron transportadas en avión más cerca de N'djamena y, ante el ejército libio, Habré fue desalojado de la capital. Huyó a Sudán, pero prometió que volvería. Si bien esta era una amenaza común durante las guerras civiles, Habré en realidad regresaría antes de lo que esperaba.

A finales de 1981, Goukouni y Gaddafi emitieron una comunicación conjunta en la que establecían un objetivo común de unidad entre Libia y Chad. Esto fue recibido con algo parecido al horror por el resto del mundo e incluso la mayor parte del gobierno chadiano y es probable que Goukouni se viera obligado efectivamente a participar en el comunicado, de hecho, retrocedió bajo la presión internacional. Aún así, la presión aumentó y, a pesar de que Gaddafi afirmó que sus tropas estaban en el país para mantener la paz, aceptó retirarse de todo Chad excepto de la Franja de Aouzou. Se prometió más pacificadores africanos para llenar el vacío.


Tropas libias arriban el helicópetero a un poblado en la zona de disputa, La foto corresponde al conflicto de 1986-87

Nadie tuvo en cuenta los planes de Habré. La propia milicia de Habré, la FAN, había recibido apoyo y entrenamiento de Sudán, Egipto, Arabia Saudita y la CIA durante su exilio y ahora era una fuerza formidable. Vio su oportunidad y, tras la retirada de los libios, cruzó la frontera con este ejército, tomando la importante ciudad de Abeche y la capital en unos meses. Goukouni huyó al exilio y el vicepresidente Kamougué también huyó después de que la ayuda libia no se materializara. Hessan Habré declaró que ahora era presidente de Chad, menos de dos años desde que se había ido. Habré comenzó a rodar hacia el norte para reclamar su país, y aunque al principio Libia dudaba en intervenir, pronto terminaría apoyando a Goukouni en la reconstrucción de una milicia para retomar a N'Djamena. En otra batalla en Faya Largeou, Habré fue derrotado y llamó a Francia en busca de ayuda. Francia en este punto estaba haciendo el equivalente diplomático internacional al dar un triste suspiro, esencialmente trazó una línea en la arena. Chad se dividió a lo largo del paralelo 50 entre Habré y Goukouni en 1984 y los próximos años serían relativamente tranquilos, ya que Habré trabajaría para reconstruir su ejército y planificar una nueva ofensiva, no cabía la posibilidad de un Chad permanentemente dividido, en 1987 las fuerzas de Goukouni habían desertado en gran medida y Libia había perdido gran parte de su legitimidad.

Entre 1986-1987, Habré, con el apoyo de Francia, lanzó ofensivas al norte replanteando la guerra civil como una lucha contra la invasión extranjera. En contraste con el ejército derrotado de 1978, el ejército chadiano de 1987 estaba formado por 10.000 soldados bien entrenados, patriotas y motivados. Francia también les había suministrado 400 camionetas Toyota nuevas y misiles antitanque Milán. Los chadianos en ese momento también se habían enterado de que las camionetas pickup no detonarían las minas terrestres libias si se movían a más de 100 kilómetros por hora cuando pasaran sobre ellos. Los libios, aunque contaban con 8.000 hombres, 300 tanques y otras fuerzas en la franja, estaban mal dirigidos y nada motivados.



La decisiva batalla de Fada en enero de 1987 vio a los chadianos usar su velocidad y conocimiento del área para flanquear y destruir las fuerzas libias en su base de comunicaciones en Fada. Esta batalla resultó con apenas 50 bajas chadianas en comparación con 800 libios y decenas de tanques libios destruidos. La Fuerza Aérea Libia participaría en bombardeos, pero los chadianos escondían con frecuencia sus vehículos en el extenso desierto donde los libios no podían encontrarlos. Además, los aviones libios con frecuencia simplemente no volaban, ya que existía el temor de que la fuerza aérea francesa, que había atacado los aeródromos libios en 1986, los derribara. A pesar de una victoria libia en el extremo norte, los chadianos podrían atacar la propia Libia por primera vez, destruyendo la base aérea clave de Maatan-as-Sarra.

En este punto, Francia intervino para mediar en un alto el fuego, antes de que Habré los arrastrara a una invasión de la propia Libia. Gaddafi había sido efectivamente humillado. El hecho de que Chad hubiera aplastado a los libios y provocado la huida de una parte razonable del ejército había arruinado su capacidad para ser visto como una gran potencia militar. Estados Unidos le había proporcionado a Chad misiles Stinger, por lo que la Fuerza Aérea de Libia era ahora una amenaza vacía. Gadafi retuvo el control sobre la franja de Azouzou, sin embargo, independientemente de lo mucho que los libios no pudieran soportar a Habré, ahora tenían que reconocerlo como presidente. La cuestión de la franja de Azouzou sería llevada a la Corte Internacional de Justicia para su mediación. El propio Habré fue derrocado por uno de sus comandantes de campo, Idriss Deby, en 1990, sus ocho años en el poder estuvieron marcados por abusos de derechos humanos a gran escala.


La Gran Yamahiriya Árabe Libia Popular Socialista fue el nombre oficial que recibió Libia durante el período entre 1977 y 2011, luego de la proclamación en la Declaración de Sabha de la Yamahiriya (‘Estado de las masas’) por el líder de la entonces República Árabe Libia, el coronel Muamar el Gadafi, en el poder desde 1969. En esta declaración, Libia oficialmente se convierte en un Estado socialista regido por la ideología de la «tercera teoría universal», y el coronel Gadafi traspasa el poder ejecutivo al Congreso General del Pueblo mientras creaba para él un nuevo cargo superior, el de «Hermano Líder y Guía de la Revolución». En 2011, durante la llamada «Primavera Árabe», el gobierno de Gadafi y la Yamahiriya fueron derrocados y sustituidos por el Estado Libio tras una insurrección armada de corte islamista en una parte del país, insurrección que contó con el respaldo de la OTAN, que estableció una zona de exclusión aérea y bombardeó objetivos gadafistas, bajo el amparo de la ONU (cita interpuesta, tomada de Wiki).


¿Podría la bandera verde de la Jamahiriya Árabe Libia haber ondeado sobre todo Chad? En 1994, la franja de Azouzou votó para ser reintegrada a Chad por 15-1. Libia aceptó y el conflicto terminó. 

Hay mucho potencial para especular con la historia alternativa en esta guerra, a pesar de ser un área que rara vez se toca. Varias de las intervenciones francesas se llevaron a cabo durante elecciones políticas en Francia y la percepción pública ligeramente diferente podría haber asegurado que Francia no se involucrara. Libia muy bien podría haber ocupado y anexado Chad si Francia no se hubiera inmiscuido. Animado por el éxito en Chad, ¿podría Libia haber entrado en Níger o en la República Centroafricana? Eso parece posible, ya que ninguno de los dos países es conocido por ser estable o incluso funcional en gran medida. Por supuesto, tales pretensiones habrían sido inquietantemente inestables y podrían haber llevado a una caída mucho más fea de Libia.

Por otro lado, Chad es rico en uranio. Si bien no se ha encontrado en Azouzou, está presente en el sur. ¿Podría Gaddafi con un suministro de uranio haber construido armas nucleares?... ese es un pensamiento alarmante. En esos años, Gaddafi era visto como una seria amenaza para la paz regional, ¿podría Egipto haberse involucrado finalmente? O incluso los Estados Unidos bajo un presidente que se tomó en serio los planes de Gaddafi.

En una inclinación más extrema, ¿podría Gaddafi anexar Chad y romper el tabú internacional sobre la anexión de territorios en el mundo en tiempos de guerra? Desde la Segunda Guerra Mundial ha existido una moratoria no oficial sobre tales cosas. ¿Podríamos ver el colapso de la moratoria cuando las naciones decidieran que es hora de lanzarse contra un enemigo elegido, siempre y cuando las potencias lo apoyen?

Tal vez. Solo tal vez.


ANEXO

VIDEO 

Guerra de los Toyota 1986-1987

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