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14 enero 2018

Al Quds y la liquidación de la causa Palestina (1)




por Tito Andino U.


Primera parte

El fin de la causa palestina está en marcha

La decisión de Mr. Trump de trasladar la embajada estadounidense de Tel Aviv hacia al Quds (Jerusalén) ha provocado gran conmoción en la nación palestina, pero no en todos los gobiernos árabes. Tal acto equivale a reconocer Jerusalén como la capital eterna del estado de Israel, creado en 1948, en detrimento de Palestina. Casi todas los pueblos árabes y los creyentes musulmanes han condenado tal declaración.


¿Qué se oculta tras la declaración del mandatario estadounidense?

Un gran sector de la opinión pública y analistas internacionales pasan por alto que la decisión tiene otra motivación. Esa medida es esencial para anunciar la alianza entre el estado de Israel y la Arabia de los Saud (oficialmente conocida como Arabia Saudí).

Tiene un propósito secreto: Hacer frente a la notable y fuerte influencia que está ejerciendo la República Islámica de Irán en la región, directamente y a través de Siria y el movimiento libanés Hezbolá.

Está previsto que para marzo del 2018 se celebre una cumbre en Riad, posiblemente alguna monarquía absolutista del Golfo se adhiera a esa reunión, allí se podría formalizar, mediante una declaración conjunta, la reconciliación histórica entre Arabia Saudí e Israel, que allanaría el camino para una posible ampliación de alianzas entre árabes e israelíes (en teoría).

Es evidente que una alianza saudí-israelí, defacto, ya viene operando desde hace mucho tiempo en detrimento de la unidad del mundo árabe y sus instituciones. Israel orquesta junto a sus socios de la OTAN las guerras internas en los países árabes y los saudíes lo financian.

Una probable consecuencia de la futura cumbre de Riad (marzo 2018) traerá graves secuelas a los palestinos: Si los socios quieren formalizar su relación tendrán que declarar que la causa Palestina representa un obstáculo en el camino de esa alianza. Deberán afirmar que Palestina y al Quds son instrumentos de chantaje utilizados políticamente por quienes se oponen a la paz. Una “paz” humillante como siempre ha propuesto Israel y a la que se oponen países como Siria, Irak, Irán, Argelia, Líbano y otros.

Es inevitable para los Estados Unidos y sus aliados árabes que, si quieren cristalizar esa alianza con Israel, el proyecto debe contemplar la LIQUIDACIÓN de la causa Palestina. El proceso ha sido largo, algunas naciones árabes han sido engañadas, como Egipto y Jordania. Solo recordemos el camino que siguieron algunos estados árabes desde los Acuerdos de “Camp David” de 1978 (acuerdo de paz israelí-egipcio bajo auspicio estadounidense) hasta el presente.

La pregunta debe ser, ¿por qué ahora los Estados Unidos tiene alto interés en establecer no solo una paz, sino intentar una alianza entre árabes e israelíes? Una supuesta alianza que marginará la causa Palestina. Cada etapa, desde “Camp David”, dejó secuelas de dolor, sangre y destrucción de los pueblos árabes, entre los que se incluye en primer término Palestina. 

Hay un referente central en todo esto, y es algo que en ocasiones me disgusta en lo personal, no tanto por los actores, sino por la ignorancia de la gente, de aquellos ridículos conspiranoicos que ven todo como obra de una gran conspiración judía. La única realidad es que en Próximo Oriente, Israel fue establecido para dividir a los árabes, la entidad sionista, calificativo muy difundido en la región, no es solo un país como cualquier otro, Israel es una prolongación ideológica, estratégica y política de los Estados Unidos, el Imperio Británico y Francia, aún más, de todo el mundo Occidental, en general. Las potencias europeas –el Imperialismo Occidental- ha velado por su existencia no por una imposición de una “mesa de sabios judíos que controlan el mundo” sino como su caballo de Troya en la región árabe para controlar los recursos energéticos y geoestratégicos (vías marítimas y terrestres).

Es cierto que el proyecto sionista está basado en la tradición que recoge la Torah, al crearse tal ente estatal se requiere que el territorio se mantenga íntegramente bajo exclusivo control israelí y no de fuerzas extrañas de control (como sería una fuerza de paz permanente en una Jerusalén con estatus de ciudad internacional y multiconfesional). 

La carrera por firmar acuerdos de “paz” entre árabes e israelíes está controlado totalmente por la diplomacia estadounidense, ya sucedió con Egipto y Jordania, ahora todo indica que se ha doblegado a la conservadora facción del wahabismo saudí -a pesar  que estos últimos han tenido excelentes lazos con Israel para desestabilizar el Próximo Oriente-.

El reino de los Saud encabeza, hoy por hoy, la iniciativa de la “paz” con Israel y la única forma de conseguir ese objetivo es minando la voluntad palestina. Los saudíes ansían y seguirán buscando una forma de forzar a la autoridad palestina para que acepte la anexión incondicional de Jerusalén Este a Israel que será proclamada capital “eterna” de Israel; pero eso no es todo, las condiciones israelíes tampoco prevén el surgimiento de un estado palestino independiente en Cisjordania y Gaza. Y, esto está en funcionamiento, la construcción de más viviendas y la creación de nuevos asentamientos de colonos judíos en Cisjordania es la evidencia.


Por sentado que aquello sepulta las aspiraciones del pueblo palestino y desagrada a las naciones árabes que no se alinean a la política estadounidense-israelí. Las predicciones políticas basadas en esa intencionalidad solo auguran un gran estallido de hostilidades regionales, preámbulo bélico que ya está en curso vía fundamentalismo islámico en países como Siria, Irak, Líbano, Yemen (opuestos a esos planes desde siempre junto a Irán, al que parece sumarse el siempre inestable presidente de Turquía, Erdogan).



El príncipe heredero del Reino de los Saud, Mohammed bin Salman, intentó intimidar a Mahmud Abbas, presidente de la Autoridad Palestina. Se le exigía que aceptara que Jerusalén sea reconocida como capital de Israel.


También ha pasado por desapercibido un acto trascendental en búsqueda de esa alianza israelí-saudí. El príncipe heredero saudí, Mohammed bin Salem propuso al presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, que la ciudad de Abu Dis (o Abu Dees o Abu Deis) se convierta en la capital del estado palestino. Estratégicamente es ingeniosa la jugada… Abu Dis se encuentra dentro de la Gobernación de Jerusalén, en la región que fuera ocupada por Israel en Cisjordania (Palestina). A raíz de los “Acuerdos de Oslo” (1995), Abu Dis está bajo mandato administrativo de la Autoridad Palestina pero bajo control militar israelí (es conocida como la Zona “B”). Gran parte de las oficinas de la Autoridad Nacional Palestina, responsable de los asuntos de Jerusalén se encuentran en Abu Dis. 

Luego del encuentro entre el heredero saudí y Abbas, al parecer el palestino informó a los demás líderes palestinos sobre la imposibilidad de instaurar un estado palestino independiente; habría asegurado que a lo más se puede aspirar a conservar un autogobierno. 

El objetivo final de los Estados Unidos, aparte de apoyar a Israel en sus peticiones sobre Jerusalén y la alianza saudí-israelí, es obtener algo más grande, una alianza árabe – israelí en Próximo Oriente. En teoría esa alianza (que se la aprecia utópica por las circunstancias actuales y la polaridad de fuerzas regionales) debería integrar al mundo árabe en torno a Israel (no veo cómo Israel podría integrarse en la región árabe). El sueño norteamericano no termina ahí, esa supuesta alianza árabe – israelí sería el perfecto obstáculo contra la fuerte influencia de Irán en la región y sus deseos de llegar al este del Mar Mediterráneo, lo que significa paralizar la apertura de la nueva “Ruta de la Seda” que es auspiciada por China.

La ilusión tiene sus límites. El proyecto, de por sí, tiene inmensas dificultades de plasmarse en realidad, puede y de hecho es seguro que la primera etapa del plan se lleve a cabo, la alianza israelí-saudí (la firma sobre el papel, porque de hecho ya opera). Los cálculos políticos en esta nueva geo-estrategia estadounidense conducirá a mantener la región en constante guerra. Irán es, en grandes rasgos, quien deberá ser derrotado para seguir con tan alucinante proyecto (¿recuerdan la reciente fallida “primavera” iraní?). 

Para analistas internacionales la nueva estrategia de los Estados Unidos radica en contener a la emergente Eurasia, paralizar la “Ruta de la Seda” china, impedir que se consolide la expansión china en las rutas marítimas, porque ese sería el final del Imperio Británico y su socio estadounidense (estos últimos controlan mayoritariamente el tráfico marítimo mundial). Solamente estas razones pueden revelarnos los motivos de la eterna desestabilización política en Próximo Oriente, en el sur del Mar de la China Meridional, en el Golfo Pérsico, en el Mar Amarillo, en el Báltico, Ucrania, Pakistán, Myanmar, etc.

En conclusión, los Estados Unidos ven a China como su principal rival por el control de la soberanía mundial, no son los rusos, ni ningún otro. ¿Cómo parar a la China?, lo hemos dicho aquí, también en anteriores artículos; y, una de las formas para evitar una confrontación militar directa es suprimiendo los intereses e inversiones chinas en Medio Oriente, en África y en cualquier región del mundo. ¿Cómo lo están logrando?, con las guerras de Medio Oriente y África. Ahora la prioridad es establecer esas alianzas que hemos detallado en la presente ponencia. Solo esas nuevas alianzas podrían garantizar fidelidad de ciertos países árabes. 

No obstante, es probable que ese juego geo-estratégico no pueda culminar con éxito. Ni China, ni Rusia ni Irán, ni siquiera el pequeño y débil gobierno palestino se quedarán quietos ante los rediseños de la política regional proveniente de lejanas tierras (no todos en Norteamérica están de acuerdo con Trump, ahora hay divergencias con el señor Tillerson –secretario de Estado- por lo que se espera su renuncia).  (1) 

La consecuencia no puede ser otra que una nueva guerra con los mismos actores a la cual se incorporarán otros.



Segunda parte 


La pregunta del millón. ¿Palestina o Israel? 

¿Quién tiene más derecho?




Empezaré por el final. Parece lógico que una verdadera negociación y una mutua cesión, desistiendo irrealizables pretensiones, para los dos bandos, es la única solución al conflicto. No encuentro otro camino que retornar a la Resolución 181, de 29 de noviembre de 1947LOS DOS ESTADOS. Si alguien tiene otra salida realista, que no sea un nuevo genocidio judío o la continuación del actual genocidio palestino, que nos lo explique. 

No hay que llegar al extremismo de negar la historia. Palestina desde más de mil años antes de la era cristiana y posteriores dos siglos con el Imperio Romano fue innegablemente la tierra de los judíos. Muchos desquiciados, por desgracia, negarán que las legiones romanas expulsaron a los judíos de Palestina hace dos milenios por atreverse a sublevarse contra la ocupación, de allí nació la diáspora judía. (Roma devastó el Templo de Jerusalén y aplastó las revueltas judías del 66-73 de nuestra era y del 132-135 de nuestra era y expulsaron a los judíos de esas tierras). 

Esto no es fábula, no es invento, es parte de la historia (y muy documentada). Los pueblos que han ido asentándose en Palestina durante este largo periodo histórico tampoco conformaron una unidad sólida, sea por vínculos sanguíneos o de nacionalidad. Esas tierras han sido permanentemente ocupadas, saqueadas, las poblaciones han sido exterminadas o desplazadas, entremezcladas, otras culturas  y pueblos se han asentado en ese mismo lugar, pero una gran masa de judíos a lo largo de esos siglos, a pesar de todo, permanecieron allí. Las últimas ocupaciones o conquistas territoriales que se registran son las del Imperio Otomano que gobernó la región por 500 años hasta nuestra época contemporánea con el Mandato del Imperio Británico. Palestina nunca llegó a ser una nación independiente.  

A finales del siglo XIX nació el sionismo, movimiento político predominantemente judío que promovió el retorno a Palestina, y aquello no fue producto de una conspiración mundial judía. Ya casi nadie quiere recordar que una de las motivaciones (aparte de sus pretensiones históricas y religiosas) fueron las continuas persecuciones o progroms contra los judíos en Rusia y el centro de Europa, a más del bullado caso de fines del siglo XiX, el “Affaire Dreyfus” (El caso Dreyfus, sentencia judicial de espionaje y de corte antisemita). Los judíos iniciaron una lenta emigración hacia Palestina que era parte del dominio otomano, las estadísticas registradas demuestran que para 1881 vivían en Palestina alrededor de 20.000 judíos, el doble de cristianos y alrededor de medio millón de árabes. La emigración judía nunca llegó a igualarse con los habitantes árabes, pero ocurrió el fenómeno que los recién llegados compraban las tierras a los árabes. Está claro que el sionismo tenía como objetivo que los migrantes fueran comprando el territorio para luego forzar a los árabes abandonar esas tierras.

Ya muy tarde los árabes se percataron de las intenciones sionistas, hecho que originó el aparecimiento del nacionalismo árabe y la dura oposición a esas pretensiones, crear un hogar nacional (tierra prometida) en Palestina no sería cosa practicable por la presencia de la población árabe. Se barajaron otras soluciones, la búsqueda de otro lugar (como Argentina) fue descartada y se concluyó que para aglutinar a los judíos en Palestina no tendría otra opción, la creación de Israel solo era posible mediante la guerra o con la violencia armada en contra de los árabes y las potencias ocupantes

No es tanto que el Imperio Británico se decantara por la causa sionista en contra de los árabes, aquello fue surgiendo con el paso de los años y tras analizar las consecuencias, los británicos necesitaban el petróleo de los árabes y tenían necesidad de conservar las rutas comerciales; pero, a la vez, controlaban el poder del capital judío y los nacientes lobbies en el ámbito internacional, así que jugaron a los dos bandos… En 1947, las Naciones Unidas deciden por la partición de Palestina en dos Estados, uno judío y otro árabe. El resto es ya historia conocida y ampliamente documentada.

 



Hay sectores en el mundo, palestinos incluidos, que quieren explicar la pérdida de sus tierras, desde una sola posición (nacida de la posguerra mundial), afirman que los europeos mataron a millones de judíos, pero, por qué los árabes tienen que pagar las consecuencias?; no se oponen que los judíos tengan su estado… lejos de Palestina, hay quienes sugieren en los Estados Unidos, por citar un caso. Es común que los ciudadanos árabes mantengan y divulguen su criterio a modo de ejemplos, uno que me ha llamado la atención es aquel que encontré hace muchos años en internet y lo cito:  

“Tú eres español. Imagínate que un día los árabes vamos a Andalucía y decimos que nosotros pasamos varios siglos allí y que ahora será nuestro otra vez. Los argumentos son de peso. Sin embargo, no es exacto. Hoy Andalucía forma parte de España y los árabes que vivieron aquí tuvieron un arraigo menor (Córdoba no era La Meca para los musulmanes; Jerusalén sí que lo es para los judíos) y siempre dispusieron de otro lugar en el que vivir según sus creencias. Además, Palestina siempre ha formado parte de imperios. Cuando los judíos empezaron a emigrar allí en masa ocuparon las tierras donde vivía un pueblo, no conquistaron una parte de un país”.

Volvamos a la realidad, Israel no ha dado muestras de indulgencia a la causa palestina, es cierto, pero también recordemos que hubo y hay quienes claman por la convivencia (fruto de ello fue asesinado Isaac Rabin, al ofrecer entregar territorios a cambio de la paz). 

Extremistas los hay en todas partes, así como los hay en el lado palestino y el mundo árabe. Pero, también tenemos a judíos y palestinos partidarios que la única solución es la mutua convivencia y lo aceptan. Muchos israelíes defienden a los palestinos, muchos judíos que viven en otros confines rechazan las políticas extremas del estado israelí; sin embargo, es casi difícil encontrar árabes que de forma abierta defiendan la posición israelí de vivir allí como un estado. Una gran comunidad árabe vive en Israel y Palestina (es decir, viven en dos estados, los árabes en Israel tienen nacionalidad y pasaporte israelí), no obstante, suele decirse que los judíos solo aspiran a vivir en un estado…

Los palestinos fueron traicionados por las potencias occidentales, se consintió que sus tierras fueran usurpadas, por ello no admiten la convivencia; pero, eso está cambiando, las posiciones van alterándose, la férrea oposición árabe anti israelí se está desmoronando desde hace un buen tiempo. La vieja oposición del mundo árabe de no permitir que los palestinos acepten una “paz deshonrosa” está sucumbiendo. Los mismos árabes van aceptando –por la razón que sea- el reconocimiento del estado de Israel, ya lo hicieron Egipto y Jordania; y, como lo hemos visto, al inicio de esta ponencia, las consecuencias de una posible alianza de Arabia Saudí con Israel son visibles. 

En estos días, la causa Palestina va perdiendo la partida y hubiese colapsado hace rato si no fuera por el incondicional apoyo de Siria y de Irán, el sacrificio sirio no puede ser comprendido por muchos, no han asimilado el hecho que Siria ha sido atacada y destruida, precisamente, por defender la causa palestina, por oponerse a Israel.


                     Una perspectiva de Jerusalén Este


¿Quién tiene más derecho sobre esas tierras?, ¿israelíes o palestinos?, seguirá siendo una pregunta difícil de responder con objetividad.  Como hemos dicho, los más psicóticos siguen clamado por su eliminación, que se finiquite la tarea emprendida por Hitler dicen; otros gritan que los judíos sean recibidos en los Estados Unidos donde hay suficiente territorio para crear un estado judío o en cualquier parte del mundo (menos en su país). Por el otro lado, con diferentes ideas, se  plantea que los palestinos sean expulsados hacia el Reino Hachemita (Jordania) o, a Siria, Irak o a cualquier estado que los quiera recibir; o, simplemente asimilarlos en el mundo árabe. 

Ensayando una conclusión sobre este punto. 

No quiero que se perciba alguna contradicción, porque no la hay, en lo que vengo analizando, solo intento ser objetivo y considero relevante ver los dos lados de la moneda. No soy anti nada. Ni estoy a favor del estado de Israel (entidad sionista como suelen calificarlo en Próximo Oriente) ni estoy en contra de los palestinos. No creo en conspiraciones sionistas divulgadas mayoritariamente, en el presente, por corrientes de la extrema derecha occidental muy ligadas a experiencias totalitaristas del pasado. Tampoco me permito descerebrarme con el fundamentalismo islámico que dice –aunque es falso-  desvelarse por la causa palestina, clamando por la destrucción de Israel (los extremistas islámicos hace mucho tiempo que están infiltrados por los servicios secretos occidentales y son ellos los que llevan la guerra sucia para dividir la causa árabe).

Creo en el orden legal, aunque imperfecto. Es la única alternativa viable, juzgo que el establecimiento de los dos estados tal como está contemplado en la Resolución 181, de 29 de noviembre de 1947, de la Asamblea General de las Naciones Unidas, resolverá el conflicto árabe-israelí. Palestina, bajo administración británica, conoció el plan que propone dividir la parte occidental en dos Estados, uno judío y otro árabe-palestino; que Jerusalén y Belén, permanecerían bajo control internacional (como sabemos, Belén es en la actualidad regida totalmente por la Autoridad Palestina y Jerusalén seguirá siendo la piedra en el zapato). 




Los británicos se negaron cumplir la resolución, pero los países árabes también expresaron su negativa. La consecuencia inmediata fue la guerra civil en el territorio del Mandato, la declaración de independencia de Israel del 14 de mayo 1948 y la consecuente guerra árabe-israelí, la posterior guerra de los seis días, la guerra del Yom Kipur, etc. La crisis se mantiene imperturbable. 

Creo en la Resolución 194, de 11 de diciembre de 1948, de las Naciones Unidas, consecuencia de la expulsión forzada de centenares de miles de árabes por los israelíes

"hay lugar para permitir a los refugiados que lo deseen, regresar a sus hogares lo más pronto posible y vivir en paz con sus vecinos, y que se deben pagar indemnizaciones a título de compensación por los bienes de aquellos que decidan no regresar a sus hogares y por todos los bienes que hayan sido perdidos o dañado, en virtud de los principios del derecho internacional o en equidad, esta pérdida o este daño debe ser reparado por los gobiernos o autoridades responsables”.

Creo en la Resolución de las Naciones Unidas, de 22 de noviembre de 1967, (luego de la Guerra de los Seis Días).

“La instauración de una paz justa y perdurable en Oriente Medio… la retirada del ejército israelí de territorios ocupados durante el conflicto… respeto y reconocimiento de la soberanía y la integridad territorial y la independencia política de cada Estado de la región, y su derecho a vivir en paz en el interior de fronteras reconocidas y seguras, al abrigo de amenazas y actos de fuerza”.

Israel ha ignorado aquellas resoluciones y hace todo en contrario, no porque sean los dueños del mundo, sino porque cumplen el cometido geo-estratégico de las potencias occidentales. 

Israel ha humillado, ha expulsado y ha matado al pueblo palestino. Es la época de la Nakba o Catástrofe, el inicio del genocidio palestino. Las resoluciones de las Naciones Unidas han sido los únicos intentos válidos de garantía para el mantenimiento de una relativa paz. Paz?, se preguntarán, Israel no cederá, tampoco los palestinos abandonaran su causa, aunque otras naciones árabes le den la espalda o como otros países árabes que optarán por la paz separada con Israel (Egipto, Jordania) bajo influencia de los Estados Unidos. 

Que soy muy idealista me criticarán, tienen razón, no podrá haber paz cuando la guerra, la venta de armas y la táctica de despoblación mundial por ese medio siga siendo el mejor negocio del mundo. 

Graham Greene solía decir: “El escritor debe estar listo para cambiar de bando en cualquier momento. Su misión es defender a las víctimas y las víctimas cambian”

Es precisamente lo que está pasando con el estado de Israel, descendiente de las víctimas europeas del genocidio, hoy revierte la historia, las medidas políticas y represivas que ejercen las autoridades israelíes en contra de la población palestina no puede ser justificada, ni como defensa de una causa… 

La historia no termina de enseñarnos.



Tercera parte

¿Existe un plan “B” de Israel en caso que fracase la declaración de Jerusalén como capital de Israel?



         Una vista aérea de una zona de la Patagonia chilena


¿Es el “Plan Andinia” un nuevo recurso del sionismo para apoderarse de la Patagonia argentina y chilena?; ¿es otra teoría conspiranoica?; o, ¿es una nueva estrategia para explotar los recursos naturales de la Patagonia? 

Se conoce desde hace décadas sobre la aparición de un plan judío para colonizar la Patagonia argentina-chilena valiéndose de personas y empresas a las que suele ligarse como parte del “sionismo internacional”. Muchos investigadores en el mundo lo han denunciado, en Latinoamérica y, en especial, en Argentina y Chile existen verdaderos críticos sobre el tema, quizá el más conocido es Adrián Salbuchi.

¿Conspiración judía o típica teoría conspiranoica que abunda por internet?. Hay que saber leer con cautela la incesante información, lamentablemente hay mucho fraude en el ciberespacio, pero en sí, a rasgos generales el proyecto existe, es real y es tan viejo como muchas aspiraciones judías que han sido abandonadas o rechazadas por irrealizables.

Hay una gran verdad en eso de la Patagonía, miles de hectáreas han sido compradas por personajes y empresas internacionales. Conocidos actores de los Estados Unidos, como Richard Gere y Matt Damon, millonarios como Ted Turner, Benetton, Douglas Tompkins y de otras nacionalidades, como el británico Joe Lewis, etc., la lista de personajes es larga, han comprado tierras. Para esas adquisiciones se aprovechan de varios factores: frágiles leyes, facilidad de corromper autoridades y, sobre todo, el bajo precio de la tierra.

Es indiscutible que la mayor parte de estas personas no son judías, sin dejar de anotar que millonarios judíos constan en la lista de adquirentes. Generalmente, mejor dicho, popularmente, suele asociarse a toda persona que se precie de ser millonario o cercano a los círculos del poder en Estados Unidos o de la Gran Bretaña como sionistas o pro sionistas, es decir partidarios del estado de Israel y sus políticas, entidad a la que, presuntamente, brindan su apoyo incondicional por alguna razón que no se menciona y a través de los poderosos lobbies sionistas en los Estados Unidos.

Respecto a la Patagonia es una tierra muy poco colonizada, a la vez, muy rica en recursos naturales y con grandes reservas de agua dulce del planeta, suele omitirse que entraña enorme dificultad para presuntos y masivos asentamientos humanos en las regiones australes debido a las inclemencias climáticas y obstáculos geográficos.

En las últimas décadas existe presencia de empresas mineras (la mayoría canadienses), se aprecia una explotación irracional de los recursos naturales de Argentina, bajo consentimiento oficial se han construido aeropuertos de gran calado. En cuanto a la emigración, hasta el momento no se ha constatado una reciente y agresiva inmigración judía, sigue siendo igual a la italiana, a la española y de otros estados europeos que han ido asentándose en el sur argentino y chileno desde hace mucho tiempo.

Un interesante informe (2) indica que no existe oposición a que empresas o personas extranjeras adquieran tierras, el problema radica cuando los límites son sobrepasados, un marco legal regulador que restringa esas ventas es casi inexistente, es decir, Argentina y Chile carecen (o carecían) de leyes que protejan sus intereses nacionales y se ha entregado alrededor del 10% del territorio nacional a extranjeros, a cambio de nada.

Los forasteros no solo compran las tierras para edificar una casa vacacional o producir alimentos, también hay quienes tienen objetivos estratégicos, se señalan casos de adquisiciones financiadas por organismos internacionales o países con interés en los recursos naturales.

Ahora bien, nos preocupa saber si esa masiva compra de tierras es realmente parte de una conspiración sionista. Tanto en Chile como Argentina ya existe una honda inquietud por el tema. Uno de los hechos que más llama la atención de las autoridades es la presencia en la Patagonia por motivos “vacacionales” de miles de soldados israelíes (otras fuentes afirman se trata de reclutas licenciados del servicio militar obligatorio) en las propiedades del millonario británico Joe Lewis (judío), con propiedades en Argentina y Chile (tierras que son más grandes que todo el estado de Israel). Lewis al igual que su amigo George Soros se dedica a la especulación financiera. Según describe la Red Voltaire, “esas tierras se hallan en el extremo sur del continente, en la Tierra del Fuego. Incluso rodean el Lago Escondido, impidiendo el acceso al lago a pesar de una decisión de la justicia argentina”. (son propiedad privada).


La pista privada en las tierras de Joe Lewis


Tampoco es secreto que Lewis ha construido en la región un gran aeropuerto privado, con capacidad de recibir aviones de transporte civiles como militares, “desde el fin de la guerra de las Malvinas, el ejército de Israel organiza para sus soldados «campamentos de vacaciones» en la Patagonia. Cada año, entre 8.000 y 10.000 soldados israelíes pasan dos semanas de “vacaciones” en las tierras del multimillonario Joe Lewis”.

El mito del “Plan Andinia” parece no serlo, el propio ejército argentino señala que ya para la década de los 70 del siglo pasado, existían 25.000 alojamientos construidos pero vacíos, una publicación tan seria como Red Voltaire afirma que ahora se habrían incrementado muchas más. Lo curioso, a decir de la referida fuente, es que no puede verificarse in situ, porque las edificaciones se encuentran en tierras privadas y el uso de la tecnología como “Google Earth” neutraliza las imágenes satelitales de esa zona, procediendo así exactamente como lo hace con las instalaciones militares de la OTAN.

En Chile se afirma que el gobierno ha cedido a Israel parte de una base militar en la Patagonia (no se especifica el lugar exacto), en el sitio se habrían construido túneles que facilitarían la vida ante los rigores del durísimo clima polar (eso hace sospechar que se trataría de alguna base en la Tierra de Fuego).

Sin embargo, todo esto es tan inquietante como discordante.

Existe un asombroso hecho que ha dejado pasmado a los amantes de la conspiración. El suceso es un ejemplo de que no todos los que adquieren tierras en la Patagonia son “agentes sionistas” o que trabajan para ejecutar el “Plan Andinia”, veamos el siguiente caso.

La historia real es muy reciente, enero del 2016, el fallecido multimillonario estadounidense Douglas Tompkins había prometido la donación de 407.625 hectáreas de tierra al gobierno de Chile para la creación de áreas protegidas (Tompkins fue un activo ecologista y adquirió enormes extensiones de tierra para preservarla no solo en Chile, también en la Argentina. Los Tompkins ya habían donado anteriormente el Parque Pumalín al gobierno, creado por ellos).


     Douglas Tompkins en la Patagonia


La viuda del señor Tompkins, Kristine McDivitt y la presidenta de Chile, Michelle Bachelet firmaron el acta de entrega de esa inmensa cantidad de tierra con la estipulación expresa que constituirán una futura Red de Parques Nacionales de la Patagonia, a la que el gobierno chileno sumó 949.000 hectáreas de tierra. Según expertos, constituye la mayor donación privada de tierras de la historia. (se crearán tres parques nacionales: Pumalín, Melimoyu y Patagonia, según la Presidencia de Chile, y se ampliarán otros tres parques existentes: Hornopirén, Corcovado e Isla Magdalena, todos integrarán los 17 parques de la Red de Parques Nacionales de la Patagonia). El objetivo es proteger 4.5 millones de hectáreas de biodiversidad, según la ex mandataria chilena, Michelle Bachelet.

Como en todo teoría conspirativa, los chilenos calificaban a Tompkins como el “gringo” que se apoderó de los recursos naturales de la Patagonia chilena y argentina, incluso temían que llegaran a poseer tierras desde la costa hasta la frontera argentina, dividiendo el país en dos. Tompkins, a más de sus gestos filantrópicos fue un creyente ecologista, vivió las últimas décadas en la Patagonia chilena, para salvar el “paraíso” afirmaba, y allí falleció en 2015 en un accidente de kayak.

Quizá no sea el único caso, los Tompkins cumplieron su promesa cuando llegaron a Chile: comprar las tierras para su preservación y devolverlas en otro momento para su uso público. (3)


               Parque Nacional Pumalín en la Patagonia chilena.


Bien hasta aquí esta impresionante historia, pero volvamos a la actualidad.

La hipótesis de que el “Plan Andinia” o algo parecido a aquello, se encuentra en ejecución tiene un buen porcentaje de credibilidad. El intrigante caso continuará, quien sabe por cuánto tiempo más. Este tipo de información no se maneja de forma pública, solo a través de medios serios podemos apreciar que algo se maneja tras bastidores.

Nadie –excepto los israelíes y, lógicamente sus mecenas internacionales en los Estados Unidos y la Gran Bretaña- conocen los pormenores; y, al decir del experto Thierry Meyssan:

”por el momento, es imposible determinar si Israel está implicado en un programa de explotación del continente antártico o si está construyendo una base para el repliegue en caso de derrota en Palestina”.

Esta última cita es la clave de todo este enigma.

¿Qué pasaría si el estado conocido como Israel sucumbe?; o, ¿si a pesar de todo el apoyo de las grandes potencias occidentales (por el momento solo Estados Unidos) se declara fallida la declaración de Jerusalén como capital eterna de Israel?. En esta segunda hipótesis, Israel va a permanecer donde está y Jerusalén seguirá siendo la piedra de la discordia, el punto de inflexión entre las concesiones de uno y otro bando (Israel-Palestina), Jerusalén siempre fue el gran obstáculo para que los dos estados pudieran existir y convivir, a su manera.

¿Será entonces el “Plan Andinia” el Plan “B” de Israel?.

Ya se barajó en el pasado la posibilidad de establecer Israel no solo en Argentina, Uganda también fue una opción, los nazis ofrecieron Marruecos aprovechando la ocupación de Francia y otros sitios. Por supuesto que los judíos rechazaron las ofertas, para ellos solo es posible su “tierra prometida” en Palestina. Argentina desde fines del siglo XIX y en el siglo XX se ha convertido, como otros lugares del mundo, en tierra de asilo de los judíos que huían de los pogromos en Europa.

El artículo de Thierry Meyssan es de lo más clarificador para explicar parte de esta historia, no podría entenderse la totalidad de la presente ponencia sin su lectura. Allí se explica las consecuencias de la Guerra de las Malvinas como punto de acceso a las riquezas del continente antártico, una de las cuales, prácticamente, obliga a Argentina entregar el control del espacio aéreo en el sur del territorio en beneficio británico.

Esas imposiciones tendrían un colofón: el Reino Unido e Israel estarían empeñados en llevar a cabo un nuevo proyecto en la Patagonia, que no puede ser otra cosa que la explotación del continente antártico, concluye Meyssan. (4)


Argentina sigue siendo el país que más instalaciones científicas permanentes mantiene en la Antártida. Lo sigue Chile. 55 países del mundo han mantenido interés en la Antártida para llevar a cabo investigaciones científicas, de ellos, 29 estados tienen una presencia permanente. Desde 1959, el Tratado Antártico garantiza al continente como zona de paz (no está permitido armamento ni ningún tipo de actividad militar); consagrado, exclusivamente, a la investigación de proyectos científicos.



Ir al segundo capítulo (< Haga click)

Una anterior entrega sobre el tema puede ser consultado en este blog:


NOTAS:


17 noviembre 2017

Golpe palaciego en Riad




por Thierry Meyssan


La guerra contra el Emirato Islámico va llegando a su fin en Irak y en Siria, parece que se ha logrado evitar el conflicto armado contra el pseudo Kurdistán y varios Estados del Medio Oriente ampliado comienzan a retomar la iniciativa. Aprovechando la fluidez del momento, el príncipe heredero de Arabia Saudita ha eliminado abruptamente a todos los miembros de la familia real que podían representar algún peligro para su control del poder. La guerra no sólo acaba de modificar la correlación de fuerzas regional sino que uno de los principales actores acaba de cambiar de objetivos.


Al cabo de 7 años de guerra, ciudades enteras han sido arrasadas en Afganistán, Arabia Saudita, Irak, Libia, Siria, Turquía y Yemen, pero ninguna frontera ha sufrido cambios.



Nueva etapa en el Medio Oriente

Dicen que a la naturaleza no le gusta el vacío. El fin del «Emirato Islámico en Irak y Siria» (Daesh, su acrónimo árabe) –que acaba de perder sucesivamente las ciudades de Mosul, ante la ofensiva del ejército iraquí; Raqqa, tomada por el ejército estadounidense; y Deir ez-Zor, liberada por el ejército sirio– cierra una guerra y abre un nuevo periodo. El fracaso de Massud Barzani en su empeño por obtener el reconocimiento internacional de la anexión de Kirkuk por los kurdos del PDK (Partido Democrático del Kurdistán iraquí) descarta el proyecto de creación de un nuevo Estado colonial, el pseudo Kurdistán, puesto avanzada del ejército israelí contra Irán.

En momentos en que la devastación reina en el Medio Oriente ampliado, principalmente en Libia, en Siria, en Irak, Yemen y Afganistán, quedan aún en esa región cuatro Estados en condiciones de hacer progresar sus intereses: Israel, Arabia Saudita, Turquía e Irán. Para lograrlo, cada uno estaba obligado a tomar una iniciativa antes del encuentro entre los presidentes Donald Trump y Vladimir Putin, que se produjo durante la cumbre de la APEC (el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico) a celebrarse en Danang del 8 al 10 de noviembre.

El 3 de noviembre, Israel se declaró dispuesto a proteger a los drusos del sur de Siria de los yihadistas que acababan de atacar la localidad siria de Hader. Desde principios de 2017, Tel Aviv viene tratando de crear en el sur de Siria un movimiento separatista druso, siguiendo el modelo de lo que logró hacer con los kurdos en el norte de ese mismo país y en Irak. El Mossad reclutó al mayor sirio Khaldoun Zeineddine, quien trató de proclamar un “Drusistán” pero sólo logró sublevar contra Damasco una docena de combatientes.

Ese mismo día, Turquía reagrupaba los diferentes grupos yihadistas de Idlib para crear un «Gobierno de Salvación Nacional», bajo la presidencia de Muhammad al-Sheikh y con Riad al-Asaad como viceprimer ministro. Ankara trata así de aplicar en la gobernación siria de Idlib la idea de su aliado Qatar, que ya en 2012 había fundado un gobierno sirio alternativo bajo la denominación de «Coalición Nacional Siria».

De Teherán no ha llegado ninguna señal, probablemente porque la República Islámica de Irán es el único de los cuatro Estados anteriormente mencionados que sale vencedor simultáneamente ante el Emirato Islámico como ante el clan Barzani, y no tiene por ende interés en modificar la nueva coyuntura.

La sorpresa vino de Riad. La familia real de Arabia Saudita no trató de imponer un nuevo orden regional, pero el príncipe heredero Mohammed ben Salman trata de modificar el anquilosado orden de su reino.


VIDEO:


                   Dimisión forzada de Saad Hariri (subtítulos en inglés)



La dimisión del primer ministro libanés Saad Hariri

El 4 de noviembre, hacia las 11 horas TU, el primer ministro libanés anunció su renuncia, compareciendo en vivo a través del canal saudita de televisión Al-Arabiya, desde el hotel Ritz de Riad y en presencia del príncipe heredero de Arabia Saudita.

Al leer, al pie de la letra, el texto que evidentemente le habían entregado, Saad Hariri se olvidó inesperadamente de que presidía un gobierno que contaba entre sus ministros varios miembros del Hezbollah. Y se expresó en los siguientes términos:

«Allí donde Irán está presente, siembra la división y la destrucción. Prueba de ello es su injerencia en los países árabes, sin mencionar su profundo rencor contra la nación árabe (…) Irán confisca el destino de los países de la región (…) El Hezbollah es el brazo de Irán, no sólo en Líbano sino también en los demás países árabes (…) Desgraciadamente, comprendí que ciertos compatriotas marchan de la mano con Irán, que trata de sacar al Líbano de su entorno árabe. Glorioso Pueblo del Líbano, el Hezbollah ha logrado, gracias a sus armas, imponer una situación de facto (…) Quiero decir a Irán y sus acólitos que salen perdiendo. Las manos que se levantan contra los Estados árabes serán cortadas. Y el Mal se volverá contra quienes lo ejercen.» 
Ese texto dramático entierra el conflicto religioso entre sunnitas y chiitas para reactivar el conflicto racista de los árabes contra los persas. A pesar de las apariencias, eso es una forma de progreso ya que las posibilidades de guerra se vuelven así más limitadas, dado el hecho que sunnitas y chiitas habitan territorios donde se hallan mezclados mientras que los árabes y los persas viven en territorios diferentes. En el caso concreto del Líbano, ese cambio de lenguaje no modifica gran cosa. Pero ese texto no indica qué motivó la dimisión del primer ministro.

Saad Hariri agregó que teme por su vida. Al-Arabiya afirmó después que Hariri escapó hace días a un intento de asesinato. Pero la policía y la Seguridad General libanesas desmintieron sucesivamente precisando que no han tenido conocimiento de tal cosa. Al-Arabiya aseguró que el padre de Saad, Rafic Hariri, fue asesinado en 2005… por Irán, después de haber atribuido ese crimen durante años al entonces presidente del Líbano Emile Lahoud y al presidente sirio Bachar al-Assad.

Después de pronunciar su alocución, Saad Hariri telefoneó al presidente libanés, Michel Aoun, para comunicarle oficialmente su dimisión. La conversión fue muy breve y tampoco aclaró las causas de la renuncia.

El ministro saudita de Asuntos del Golfo aseguró, contrariamente a lo que podía pensarse a primera vista, que Arabia Saudita no tiene preso a Saad Hariri y que el ahora dimitente primer ministro libanés puede volver al Líbano cuando quiera. Ante la persistencia de los rumores de que Hariri estaba detenido en Arabia Saudita, se difundió a través de su cuenta de Twitter una foto de este en ropa casual junto al embajador de Arabia Saudita en Líbano.

Cuando Saad Hariri ni siquiera había terminado su alocución, su rival, el ex director central la policía libanesa (FSI) y posteriormente ministro de Justicia Achraf Rifi, regresaba a Beirut de su exilio italiano. No está de más recordar que Saad Hariri es uno de los individuos más endeudados del mundo –tiene una deuda personal que ronda los 4 000 millones de dólares con Arabia Saudita– y no parece por tanto en condiciones de tomar decisiones contrarias a los intereses de su acreedor.

Hacia las 23 horas y 45 minutos TU, los rebeldes huthis disparaban desde Yemen un misil balístico hacia el aeropuerto internacional Rey Khaled de Riad, misil que fue interceptado por los misiles antimisiles Patriot instalados en Arabia Saudita. Dado el hecho que el armamento moderno de los huthis proviene de Irán, los observadores vincularon el incidente del misil con la dimisión de Hariri y concuerdan en ver el disparo de ese artefacto como una respuesta al discurso anti-iraní de Saad Hariri.



En sólo horas, el príncipe heredero Mohamed Ben Salman eliminó a todo los demás posibles aspirantes al trono saudita y sus principales aliados.



El príncipe heredero Mohamed ben Salman toma el poder

Los acontecimientos se aceleran entonces. Minutos más tarde, el rey Salman firmó dos decretos. El primero pronunciaba la jubilación anticipada del jefe del estado mayor de la marina de guerra y revocaba al ministro de Economía y al jefe de la Guardia Real, el poderosísimo príncipe Muteb, hijo del ex rey Abdallah. El segundo decreto instauraba una Comisión de Lucha Contra la Corrupción… bajo la presidencia del príncipe Mohamed ben Salman. Mientras tanto, la prensa anunciaba también la entrada en vigor de la nueva ley antiterrorista, que incluye disposiciones que permiten pronunciar condenas de 5 a 10 años de cárcel por difamación o por ultraje público a la autoridad del rey o del príncipe heredero.

En el transcurso de la siguiente hora, la Comisión de Lucha Contra la Corrupción se reunía y adoptaba una serie de medidas preparadas desde hace mucho tiempo, acusando de malversación de fondos a 11 príncipes, 4 ministros en funciones y decenas de ex ministros. Los acusados fueron puestos de inmediato bajo arresto por el nuevo comandante de la Guardia Real y a varios de ellos incluso se les habría expedientes en virtud de la nueva ley antiterrorista. En la carreta de los condenados figuraban 3 personalidades anteriormente destituidas por el rey, como el ex comandante de la Guardia Real, el príncipe Muteb. En el transcurso del día se supo que las cuentas bancarias de los sospechosos fueron confiscadas y que de ser declarados culpables –lo cual es sólo una formalidad– sus bienes pasarán al Tesoro nacional.

Según la agencia de prensa del reino, los sospechosos malversaron fondos durante las inundaciones de 2009 y la crisis del coronavirus (el llamado Middle East Respiratory Syndrome o MERS), acusación posiblemente fundada pero que no los distingue en nada de los demás caciques de la monarquía saudita.

Aunque no se ha publicado ninguna lista de nombres, se sabe que el príncipe Walid ben Talal figura entre los sospechosos. Considerado uno de los hombres más ricos del mundo, el príncipe Walid ben Talal era el embajador secreto del reino ante Israel. La Kingdom Holding Company, propiedad de este príncipe y poseedora de acciones en el Citygroup, Apple, Twitter y Euro-Disney, perdió inmediatamente 10% de su valor al abrirse las operaciones de la Bolsa de Riad, en la mañana del domingo, y finalmente se decretó la suspensión de cotización.

A pesar de las apariencias, nada indica que las víctimas de la purga hayan sido seleccionadas debido a sus funciones o sus ideas, lo cual parece corroborar el discurso oficial sobre la lucha contra la corrupción.

En la tarde del domingo, un helicóptero se estrella cerca de Abha. Se anuncia entonces que varios dignatarios sauditas murieron en el siniestro, entre ellos un príncipe llamado Mansur.

El éxito del príncipe heredero, que acaba de derrocar la oligarquía para instaurar su propia autocracia, nada dice sobre su capacidad para gobernar el reino. Con 32 años, este hijo de súper rico no ha tenido la oportunidad de entrar en contacto con su pueblo y comenzó a ocuparse de política hace sólo 2 años. Sus primeras decisiones –la decapitación del jefe de la oposición y el inicio de la guerra contra Yemen– fueron catastróficas. Después de haber neutralizado a todos los que podían oponerse a él dentro de la familia real, el príncipe Mohamed ben Salman tendrá ahora que asegurarse un respaldo popular para ejercer el poder. Por el momento, ya ha tomado algunas medidas a favor de los jóvenes (que constituyen el 70% de la población saudita) y de las mujeres (51% de la población). Por ejemplo, abriendo cines y organizando conciertos –hasta ahora prohibidos– y autorizando las mujeres a conducir automóviles, a partir de 2018.

Y próximamente tendría que abolir la siniestra policía religiosa y la obligación de tutelaje masculino que se impone a las mujeres sauditas. Esta última medida tendría la ventaja de complacer a las mujeres y de liberar al mismo tiempo a los hombres de esa carga para poder reactivar la economía. Lo más importante es que el príncipe heredero ha proclamado no sólo su intención de modernizar la práctica religiosa sino también de “limpiar” los hadiz –la leyenda dorada de Mahoma– de pasajes violentos o contradictorios, un proyecto laico que entra en conflicto con la práctica de toda la comunidad musulmana de los últimos siglos.

Esta estrategia impide al príncipe Mohamed ben Salman entrar en guerra contra Irán y el Hezbollah y desmiente el discurso oficial actual. 

Explicación: no es posible plantearse una guerra contra Irán sabiendo que, desde que los Guardianes de la Revolución iraníes acudieron en ayuda de los huthis, Arabia Saudita ha sufrido una derrota tras otra en Yemen. También resulta imposible movilizar a los sauditas para enviarlos a la guerra mientras que el príncipe heredero reforma radicalmente la sociedad.

Retrospectivamente, resulta que este golpe palaciego había sido anunciado hace días. El príncipe heredero había declarado que había que estar listo para el cambio que tendría lugar en la noche de sábado a domingo. Es imposible que la caída del gobierno libanés y la decapitación de la familia real saudita se hayan organizado sin aprobación de Washington. Se concluyó discretamente con el príncipe un acuerdo que prevé que la oferta pública de compra en efectivo de Aramco no será en Riad sino en la Bolsa de Nueva York. Por otra parte, el discurso anti-iraní de Saad Hariri se produce después de toda una campaña de Washington en el mismo sentido. Desde el 10 de octubre, la administración Trump ha prometido recompensas por la captura de dos comandantes de la resistencia libanesa y presentó un plan contra las actividades financieras de los Guardianes de la Revolución iraníes, mientras que el Congreso estadounidense ha votado no menos de 5 leyes contra el Hezbollah.


Hipótesis de interpretación


Saad Hariri, quien ostenta la doble nacionalidad saudita y libanesa, es un bastardo real y pertenece al clan Fadh.


Ningún medio de prensa relaciona la dimisión del primer ministro libanés Saad Hariri con la purga efectuada en la familia real saudita. Los medios se limitan, además, a tomar nota del golpe palaciego pero sin interrogarse sobre la identidad de los sospechosos arrestados, olvidando así cómo funcionan las monarquías absolutas.

Yo propongo una hipótesis diferente para interpretar los hechos. Recordemos, primero que todo, que cuando muere el rey Abdallah –antecesor del actual rey Salman– el príncipe heredero era su amigo el príncipe Mukrin. La familia real estaba dividida en tres clanes: el del hijo de Abdallah, el príncipe Muteb; el del hijo del ministro del Interior Nayef; y el del hijo del rey Salman, el príncipe Mohamed ben Salman. Recordemos también otro secreto a voces: Saad Hariri no es hijo biológico de su padre legal sino un bastardo de la familia Saud y miembro del clan Fadh.

En abril de 2015, el príncipe heredero Mukrin fue apartado de sus funciones y reemplazado por Mohamed ben Nayef mientras que el príncipe Mohamed ben Salman aparecía en la escena política convirtiéndose inesperadamente en segundo heredero. Pero en junio de 2017 Mohamed ben Salman lograba destituir a Nayef y lo ponía bajo detención domiciliaria. Para no ser solamente primer heredero sino quedar como único candidato al trono, Mohamed ben Salman tenía entonces que deshacerse del clan Abdallah. Y para eso tenía que destituir al príncipe Muteb, que controlaba la Guardia Real, pero no podía olvidar a Saad Hariri ya que, como primer ministro del Líbano, este último tenía posibilidades de ayudar a los miembros de su clan.

Si Saad Hariri todavía no es arrestado en ese momento es porque, aunque ya dimitió, sigue provisionalmente en funciones como primer ministro del Líbano hasta la designación e investidura de un sucesor. Pero Achraf Rifi, que regresó a Beirut para ocupar ese cargo, necesita un poco de tiempo para ser designado legalmente, sobre todo porque el presidente libanés Michel Aoun no quiere precipitarse y desea aclarar primero todo este enredo, lo cual puede llevar bastante tiempo si se tiene en cuenta que el secretario general del Hezbollah, Hassan Nasrallah, no dudó en defender a Saad Hariri en un discurso transmitido en la noche del domingo, donde estima que el primer ministro dimitió obligado por el príncipe heredero Mohamed ben Salman y que eso constituye una nueva injerencia saudita en Líbano. Finalmente, como resultado de una intervención de Francia, el primer ministro libanés es autorizado a salir de Arabia Saudita hacia los Emiratos Árabes Unidos.

La mayoría de las personalidades arrestadas fueron trasladadas al hotel Ritz de Riad, donde ya estaba Saad Hariri, para ser mantenidas bajo arresto “domiciliario”.

Como había que garantizar que nadie pudiese rivalizar con el príncipe Mohamed ben Salman, también era necesario cortar la rama del ex príncipe heredero Mukrin. Eso explica el accidente de helicóptero que costó la vida a su hijo, el príncipe Mansur. En dos días, son arrestadas más de 1 300 personalidades.

Ni el propio Saad Hariri, ni tampoco Irán, habían previsto los acontecimientos de los días 4 y 5 de noviembre. El Guía de la Revolución iraní, Alí Khamenei, había enviado al ex ministro de Exteriores Alí Akbar Velayati de visita en Líbano. Durante su estancia, Velayati se reunió con todos los líderes libaneses, incluyendo al primer ministro. Todos los encuentros transcurrieron satisfactoriamente y el que sostuvo con Hariri concluyó con felicitaciones recíprocas. Pero, minutos después, Hariri fue llamado a presentarse urgentemente en Riad.



Moscú y Washington, únicos ganadores del golpe palaciego


Atenta a lo que venía preparándose, Rusia acompañó el movimiento extendiendo su propia influencia. El rey Salman viajó a Moscú el 5 de octubre. Aunque es aliado de Estados Unidos, el rey Salman, al igual que el presidente turco Recep Tayyip Erdogan, compró armamento ruso –incluyendo los ya célebres sistemas de misiles antiaéreos S-400. Como abandonó el apoyo al terrorismo, desde el discurso del presidente Trump en Riad, el monarca saudita pudo pactar con Rusia un plan para el intercambio de información en materia de antiterrorismo. Lo fundamental es que, después de firmar numerosos contratos, acordó mantener las limitaciones de la producción de petróleo aún después de que se haya concretado la oferta pública de compra en efectivo de Aramco, lo cual debería favorecer la especulación y, por consiguiente, el alza de precios. Este último acuerdo terminó de negociarse y se firmó en los últimos días, con la mayor discreción, en Taskent.

Seguidamente, el presidente Vladimir Putin viajó a Teherán, el 1º de noviembre. Allí aseguró a su homólogo iraní, el jeque Hassan Rohani, que las declaraciones del presidente de Estados Unidos que cuestionan el acuerdo 5+1 sobre el programa nuclear iraní no pasarán de ahí. El presidente Putin reiteró al Guía de la Revolución, Alí Khamenei, la exigencia de los israelíes de que no haya Guardianes de la Revolución iraníes ni fuerzas del Hezbollah libanés en el sur de Siria. Lo más relevante es que se acordó con Khamenei un plan para la futura Siria basado en la idea de que Arabia Saudita renuncia a seguir desempeñando un papel destructivo.

En definitiva, para el Medio Oriente ampliado sería muy ventajoso que Arabia Saudita pase de una dictadura oscurantista a un despotismo ilustrado. En todo caso, el cambio de modo de funcionamiento, de dirigentes y de objetivos en Riad abre numerosas oportunidades. Cada actor regional va a tratar de adaptarse lo más rápidamente para promover sus propios intereses antes de que la situación vuelva a bloquearse.


Thierry Meyssan
  Red Voltaire   


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