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16 febrero 2020

¿Por qué la "Conferencia de Yalta" es tan importante en la historia?




Breve repaso por el editor del blog.

Hace 75 años, en febrero de 1945 (del 4 al 11) tuvo lugar la trascendental "Conferencia de Yalta" en Crimea (URSS) que moldeó el mapa político de Europa durante la ´Guerra Fría´ y cuyas secuelas siguen vigentes en el continente europeo y el Lejano Oriente. Stalin, Churchill y Roosvelt forjaron en Yalta sus zonas de influencia, otros lo califican de el nuevo orden mundial de posguerra; o, los nuevos límites territoriales. Los "Tres Grandes" ya venían negociando el asunto, el caso se trató en la "Conferencia de Teherán" (noviembre 1943) y culminaría en la "Conferencia de Potsdam" (julio/agosto 1945). 

Sin discusiones los tres Aliados tenían sus propios intereses. Reino Unido había trazado el mapa tras la primera guerra mundial (Acuerdo Sykes-Picot) y repartido con Francia las zonas de influencia en Medio Oriente (causa de los presentes conflictos en esa región). Para la URSS, Yalta significaba poner fin a los imperios europeos, dando lugar a las naciones estado y logrando definir sus límites fronterizos. El nuevo rol de Estados Unidos, Reino Unido, Francia y otros estados europeos occidentales significó la consolidación del predominio de la industria en reemplazo de la clase política en el gobierno.

Otros países se beneficiaron territorialmente de YaltaPolonia es un caso, tuvo que aceptar ceder territorios al este pero se benefició enormemente con la desarticulación político-territorial del estado federado de Prusia (Alemania), ampliando sus fronteras marítimas. Yugoslavia fue otra beneficiaria de la Conferencia de Yalta, unificando las repúblicas eslavas del sur en un solo estado federado. La cumbre abordó el difícil problema territorial del Lejano Oriente ante la inmimente derrota del Japón. Mongolia obtuvo el estatus de Estado independiente. Se discutió la recuperación de antiguos territorios que Japón debía ceder a la URSS, por el cual Stalin debía entrar en guerra contra los nipones tras la capitulación de la Alemania nazi, pero las rivalidades entre los Aliados occidentales-URSS y el uso del arma atómica detuvieron la intervención soviética a gran escala. Se acordó, por ejemplo, el retorno de las islas Kuriles a jurisdicción soviética ya que formaba parte de Rusia hasta inicios del siglo XX. El enclave soberano soviético (hoy de Rusia) en la región de Kaliningrado (entre Polonia y Lituania) es fuente de amargas discusiones en el presente, la región de Kaliningrado formó parte de Prusia Oriental, tras los Acuerdos de los Aliados en Yalta se integró a Polonia y a las repúblicas soviéticas.

Además:

- La Conferencia de Yalta declara una coordinación política entre los Estados Unidos, la Unión Soviética y el Reino Unido en cuanto a la Alemania de posguerra.

- Las Fuerzas Armadas Aliadas ocuparán Alemania y se instalará zonas de influencia en el país (se invita a Francia a participar).

- Se crea el Consejo Aliado de Control con sede en Berlín para administrar los territorios de Alemania y Austria, dirigido por los comandantes en jefe de las tres potencias para el control de la economía y política del estado. 

- Determinó la ilegalización del nazismo, el juzgamiento de los criminales nazis y el fin del militarismo alemán mediante el desarme. 

- Acordó una política de compensaciones, obligando a Alemania a reparar los daños ocasionados "en la medida máxima posible", preferentemente con la entrega de suministros naturales.

- Emitió la "Declaración sobre la Europa Liberada", que aspiraba coordinación para resolver cuestiones políticas y económicas de Europa.

- Instituyó la Organización de las Naciones Unidas (ONU), con un Consejo de Seguridad como órgano permanente.

- Suscribió acuerdos para regular el caso de los prisioneros de guerra y de civiles extranjeros en Alemania para su repatriación.

- Creó un órgano permanente de consultas entre los ministros de Asuntos Exteriores de las tres potencias. Etc.

Sin embargo, la historia nos demostró que algunos de esos acuerdos concertados entre los Aliados en la Conferencia de Yalta y profundizados en la Conferencia de Potsdam (1945) no llegaron a cristalizarse debido a la naciente 'Guerra Fría'.

Revisemos un capítulo del fabuloso libro del destacado historiador y politólogo belga, Dr. Jacques R. Pauwels (Capítulo 12): "El mito de la guerra buena: Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial", edición revisada, marzo de 2015. 


La Conferencia de Yalta



Dr. Jacques R. Pauwels


Los acontecimientos de los años 1943 y 1944 en países como Italia, Grecia y Francia (liberados por los estadounidenses, británicos y canadienses) habían demostrado con toda claridad que fueron los libertadores los que determinaron cómo los fascistas locales serían castigados o perdonados, cómo se restablecería la democracia, cuánto aporte se permitiría a los movimientos de resistencia antifascistas y a la población local en general en la reconstrucción de su propio país, y si se introducirían o no reformas políticas, sociales y económicas.

La conducta sutil de los aliados occidentales (neutralizando a la resistencia comunista y de otra resistencia de izquierda y no consultando con el aliado soviético) implícitamente dio a Stalin carta blanca para proceder de manera similar en países liberados por el Ejército Rojo.

Sin embargo, esta simetría estaba lejos de ser perfecta. Primero, hasta el verano de 1944, los soviéticos continuaron luchando casi exclusivamente en su propio país. Fue solo en el otoño de ese mismo año que liberaron países vecinos como Rumania y Bulgaria, estados que difícilmente podrían rivalizar con Italia y Francia. En segundo lugar, la fórmula de la esfera de influencia acordada entre Stalin y Churchill proporcionó a los aliados occidentales un porcentaje pequeño pero posiblemente importante de aportes en algunos países de Europa del Este, que los soviéticos no disfrutaron en ninguna parte de Europa occidental.

Después de Market Garden, se hizo evidente que la guerra en Europa estaba lejos de terminar. Una parte considerable del continente aún esperaba la liberación, y la propia Alemania nazi aún no había sido conquistada. Mientras tanto, era evidente que Polonia sería liberada en su totalidad por los soviéticos, una perspectiva que alarmó a muchos polacos, en particular al conservador y fuertemente antisoviético gobierno polaco en el exilio en Londres. Este gobierno, por cierto, no estaba formado por demócratas devotos, como se da por sentado con demasiada frecuencia, sino que representaba al régimen autocrático polaco del período anterior a la guerra, un régimen que se había confabulado con el propio Hitler y que con motivo del Pacto de Munich había seguido su ejemplo al embolsarse un pedazo de Checoslovaquia.

El avance de los británicos-estadounidenses en dirección a la capital alemana se verificó por primera vez en los Países Bajos en el momento de Market Garden y se vio fuertemente obstaculizado nuevamente entre diciembre de 1944 y enero de 1945 por la inesperada contraofensiva del mariscal de campo von Rundstedt en las Ardenas. El último episodio estaba destinado a entrar en la conciencia colectiva estadounidense, así como en los libros de historia estadounidenses como un choque gigantesco y heroico, la Batalla de las Ardenas, y se celebró a su debido tiempo en una producción homónima de Hollywood. En realidad, sin embargo, la confrontación en las Ardenas representó un serio revés para los estadounidenses. La contraofensiva de Von Rundstedt finalmente terminó en fracaso, pero inicialmente la presión alemana fue considerable. Los estadounidenses lucharon heroicamente en muchas ocasiones, por ejemplo en Bastogne.

En respuesta a una solicitud estadounidense urgente, el Ejército Rojo desató una gran ofensiva en Polonia el 12 de enero de 1945, una semana antes de lo planeado originalmente. Forzada a enfrentar una nueva amenaza en el este, la Wehrmacht tuvo que desviar recursos de su proyecto en las Ardenas, aliviando así la presión sobre los estadounidenses. Pero en el frente oriental, los alemanes no pudieron detener la apisonadora soviética, que avanzó tan rápido que en unas pocas semanas llegó a las orillas del Oder. A principios de febrero, los soviéticos llegaron a Frankfurt-on-the-Oder, una ciudad situada a menos de cien kilómetros de la capital alemana. Los estadounidenses tenían motivos para estar agradecidos por el favor militar prestado por Moscú, pero estaban lejos de estar contentos de que en la carrera no declarada entre aliados a Berlín, los soviéticos habían tomado una gran ventaja sobre sus socios occidentales.

Ya después del fracaso de Market Garden, se hizo evidente para los líderes estadounidenses y británicos que perderían la carrera hacia Berlín y que el Ejército Rojo eventualmente controlaría la mayor parte del territorio alemán, de modo que de acuerdo con los precedentes establecidos por los libertadores. En Italia y en otros lugares, los soviéticos podrían imponer su voluntad a la Alemania de la posguerra

Esto produjo mucho pesimismo, y los agoreros como el general MacArthur, quien opinó en noviembre de 1944 que toda Europa inevitablemente caería bajo la hegemonía soviética, sin duda ganó credibilidad adicional en el momento del revés sufrido en la Batalla de las Ardenas. Era cierto que si los desarrollos militares solo permitieran determinar las cosas, el resultado final sería muy desfavorable para los aliados occidentales. 


Sin embargo, el resultado final podría ser diferente si se pudiera convencer a los soviéticos de acuerdos que serían vinculantes independientemente de los desarrollos militares. 

Precisamente esto es lo que los británicos y los estadounidenses esperaban lograr en una serie de reuniones con representantes soviéticos en Londres en el otoño de 1944. Propusieron dividir a Alemania en tres zonas de ocupación más o menos iguales, independientemente de la posición del ejército de cada aliado al final de las hostilidades. (Una cuarta zona de ocupación se asignaría a los franceses mucho más tarde). Este acuerdo era claramente en interés de los "anglosajones", pero Stalin aceptó la propuesta occidental. Fue un gran éxito para los británico-estadounidenses, que deben haber aturdido a los pesimistas como MacArthur, escribe el historiador estadounidense Gabriel Kolko.

Una ventaja adicional inesperada para los aliados occidentales resultó ser el hecho de que los soviéticos también acordaron que la capital, Berlín, como Alemania en su conjunto, se dividiría en tres zonas de ocupación, aunque era obvio que el Ejército Rojo tomaría la ciudad y que Berlín estaría situada en lo profundo de la zona de ocupación asignada a la URSS. Que un "Berlín occidental" podría existir más tarde en el corazón de Alemania Oriental se debió a la actitud complaciente mostrada por Stalin en el otoño de 1944 y nuevamente durante el invierno de 1944-45. Acuerdos de Londres sobre las futuras zonas de ocupación en Alemania y los acuerdos alcanzados por los Tres Grandes (Roosevelt, Churchill y Stalin) en la Conferencia de Yalta entre el 4 y el 11 de febrero de 1945.

A menudo se ha dicho que en el complejo de Yalta (Crimea), el astuto Stalin logró engañar a sus colegas occidentales y, sobre todo, al presidente Roosevelt, que ya estaba muy enfermo en ese momento. Nada mas lejos de la verdad. En primer lugar, fueron los británicos y los estadounidenses quienes no tenían nada que perder, y mucho que ganar, de tal reunión. Lo contrario se aplica a los soviéticos, quienes posiblemente podrían haber estado mejor sin esta conferencia

De hecho, el espectacular avance del Ejército Rojo en lo profundo del corazón de Alemania puso cada vez más triunfos en las manos de Stalin. En la víspera de la conferencia, el general Zhukov se paró a orillas del río Oder, a tiro de piedra de Berlín.



Monumento conmemorativo a la Conferencia de Yalta, erigido en el lugar de la celebración de las conversaciones de los Aliados. Palacio Livadia (Yalta - Crimea - Rusia).


Es por eso que Washington y Londres, y no Moscú, insistieron en una reunión de los líderes aliados. Precisamente porque estaban tan desesperados por encontrarse con Stalin para llegar a acuerdos vinculantes, Roosevelt y Churchill también demostraron estar dispuestos a aceptar su condición previa para una conferencia, a saber, que se celebrara en la URSS. Los líderes estadounidenses y británicos tuvieron que emprender un viaje inconvenientemente largo, permitiendo a los soviéticos una especie de "ventaja de juego en casa" durante el tira y afloja que la conferencia prometió ser. Pero estas fueron imperfecciones menores en comparación con las ventajas que una conferencia podría traer y en comparación con las enormes desventajas que seguramente se asociarán con la ocupación anticipada de la mayor parte de Alemania por el Ejército Rojo. Stalin no había necesitado ni deseado una reunión de los Tres Grandes en esta etapa de la guerra. 

Los acuerdos que eventualmente resultaron de la Conferencia de Yalta fueron de hecho favorables para los Aliados occidentales. El secretario de estado de Roosevelt, Edward Stettinius, quien estuvo presente en el complejo de Crimea, escribió más tarde que en esta conferencia "la Unión Soviética hizo más concesiones al (oeste) de las que se hicieron a la Unión Soviética". Y la historiadora estadounidense Carolyn Woods Eisenberg enfatiza en un libro relativamente reciente que la delegación de los Estados Unidos dejó Yalta "con un espíritu exultante", convencido de que gracias a la razonabilidad de los soviéticos, no solo los estadounidenses sino la humanidad en su conjunto habían "ganado la primera gran victoria de la paz". Con respecto a Alemania, los Tres Grandes confirmaron oficialmente los Acuerdos de Londres en Yalta. Como se mencionó, la división de Alemania en zonas de ocupación fue ventajosa para los estadounidenses y los británicos.

A los británicos y estadounidenses se les asignó la parte occidental más grande y rica de Alemania; habrá que decir más sobre esto más adelante. También se acordó en principio en la península de Crimea que, después de la guerra, Alemania tendría que hacer pagos de reparación, como había sido el caso después de la Primera Guerra Mundial. Tanto Roosevelt como Churchill consideraron justificado y razonable que la mitad de estos pagos, luego estimados aproximadamente en 20 mil millones de dólares, irían a la Unión Soviética, donde los vándalos nazis se habían comportado de una manera particularmente bárbara y destructora. (La cantidad de 10 mil millones de dólares asignados a la URSS ha sido considerada por algunos como demasiado alta. En realidad fue "muy moderada", como lo expresó el historiador alemán Wilfried Loth. Algunos años después de la Conferencia de Yalta, en 1947, el daño de guerra total sufrido por la Unión Soviética se calculó de manera conservadora en no menos de 128 mil millones de dólares). Para Stalin, el tema de los pagos de reparación era de vital importancia. Es muy probable que se revelara tan complaciente con sus socios occidentales con respecto a la división de Alemania en zonas de ocupación porque ansiaba su cooperación en materia de reparaciones.

Por el contrario, para obtener la ratificación del líder soviético de la división de Alemania en zonas de ocupación y su aceptación de otros acuerdos que fueron ventajosos para ellos, los estadounidenses y los británicos también se complacieron con Stalin en algunos aspectos. A cambio del renovado compromiso de Stalin de declarar finalmente la guerra a Japón, por ejemplo, Roosevelt ofreció el consentimiento estadounidense a la recuperación soviética de los territorios del Lejano Oriente que la Rusia zarista había perdido como resultado de la Guerra Ruso-Japonesa de 1904-05. No se tomaron decisiones definitivas para el futuro de Alemania en Yalta, aunque particularmente los estadounidenses, y en cierta medida también los soviéticos, mostraron cierto interés en el momento en el plan ampliamente publicitado por el secretario del tesoro estadounidense, Henry Morgenthau. Según los informes, Morgenthau propuso resolver el "problema alemán" simplemente desmantelando la industria del país, transformando así Alemania en un estado agrario atrasado, pobre y por lo tanto inofensivo. En realidad, este plan no equivalía a mucho más que una serie de propuestas bastante vagas e incoherentes, mucho menos draconiana de lo que afirmaban sus oponentes y a muchos alemanes todavía les gusta creer. Lo que no se realizó adecuadamente en ese momento, ni en Washington ni en Moscú, fue que no solo se podían plantear objeciones morales importantes sino también prácticas contra el Plan Morgenthau. Por ejemplo, el plan difícilmente podría conciliarse con la expectativa de que Alemania pagaría enormes reparaciones; esto presuponía una cierta medida de riqueza, y para tal riqueza no había lugar en el escenario para Morgenthau. "La inferencia lógica del Plan Morgenthau, escribe categóricamente el historiador alemán Jörg Fisch, era que no podía haber ninguna cuestión de pagos de reparación". Además, como señala la historiadora estadounidense Carolyn Woods Eisenberg, los planes de Morgenthau para una "pastoralización de Alemania estaban totalmente fuera de sintonía con los más importantes pensamientos políticos de los Estados Unidos, que tenían buenas razones para favorecer la opción alternativa, la reconstrucción económica de Alemania". Ciertos políticos estadounidenses temían que el Plan llevara a Alemania a los brazos de la anarquía, el caos y posiblemente el bolchevismo. Los empresarios se dieron cuenta de que uno no podría hacer negocios rentables con una Alemania pobre. Y los estadounidenses influyentes se preocuparon por las posibles implicaciones extremadamente negativas del Plan Morgenthau con respecto al destino de Opel y otras filiales alemanas de las corporaciones estadounidenses. No fue una coincidencia que, precisamente, los representantes de empresas con grandes inversiones en Alemania, como Alfred P. Sloan, el influyente presidente de la junta directiva de GM, la empresa matriz de Opel, se opusieran categóricamente al Plan Morgenthau. (El embajador soviético en los EE. UU., Andrei Gromyko, no estaba lejos de la realidad cuando comentó que la oposición contra el Plan Morgenthau estaba encabezada por los "círculos imperialistas" de Estados Unidos). El Plan desaparecería gradual y silenciosamente de la escena durante la meses que siguieron a la Conferencia de Yalta. Morgenthau, un buen amigo de Roosevelt, sería despedido de su alto cargo en el gobierno el 5 de julio de 1945 por el nuevo presidente, Truman. 


Desde la perspectiva de los aliados occidentales, los acuerdos a veces vagamente formulados en Yalta con respecto a Alemania eran importantes y ventajosos. Además, Stalin estaba preparado para discutir el futuro de los países de Europa del Este liberados por el Ejército Rojo, como Polonia, a pesar de que los Tres Grandes nunca habían discutido el destino de la posguerra en países de Europa occidental como Francia, Italia y Bélgica


Palacio de Livadia, Yalta - Crimea (URSS, actual Rusia) lugar de la celebración de la Conferencia de Yalta, 4-11 febrero 1945.



Stalin no se hizo ilusiones con respecto a Europa occidental, y no quería poner en peligro la relación con sus aliados británicos y estadounidenses por el bien de los países que estaban muy lejos de las fronteras de la Unión Soviética, la "patria socialista" cuya supervivencia y seguridad lo habían obsesionado desde el comienzo de su carrera. Con respecto a Europa del Este en general, sin embargo, y con Polonia en particular, la situación era muy diferente. La Unión Soviética estaba muy interesada en la composición de la posguerra de los países vecinos cuyos gobiernos anteriormente habían sido hostiles y, a veces, totalmente hostiles a la URSS, y cuyos territorios marcaron el tradicional camino de invasión a Moscú. En cuanto a la reorganización de la posguerra de Polonia y otros países de Europa del Este, Stalin tenía buenas razones para la presencia del Ejército Rojo en estos países, medio efectivo de la Unión Soviética para exigir, al menos, el mismo tipo de aporte que los estadounidenses y británicos se habían permitido en Europa occidental. Stalin no había desafiado el modus operandi de los aliados occidentales en Europa occidental; puede suponerse que sintió que ahora le tocaba a sus socios occidentales darle una mano libre en Europa del Este. 

A pesar de esto, sin embargo, en Yalta, Stalin estaba preparado para discutir el destino de Polonia y el resto de Europa del Este, a pesar de que el tema de Europa occidental permaneció sin mencionarse. Las demandas soviéticas reales resultaron ser mínimas y lejos de ser irrazonables, como Churchill y Roosevelt apenas podían negar: la llamada Línea Curzon debería formar la frontera entre Polonia y la Unión Soviética (por lo que Polonia recibiría una compensación en el forma de territorio alemán al este de una línea formada por los ríos Oder y Neisse) y ningún régimen antisoviético sería tolerado en Polonia y otros estados vecinos. A cambio de su acuerdo con estas demandas, los estadounidenses y los británicos recibieron de Stalin lo que querían en los países liberados de Europa del Este, a saber, no habría cambios sociales y económicos según las líneas comunistas, elecciones libres y aportes continuos para ellos mismos, junto con la URSS, por supuesto, en los asuntos futuros de estos países. Este tipo de fórmula estaba lejos de ser realista, sus variaciones debían implementarse con éxito después de la guerra en Finlandia y Austria. 


Los Acuerdos de Yalta, entonces, no otorgaron a la Unión Soviética el monopolio de influencia en Europa del Este, es decir, el tipo de influencia exclusiva que los estadounidenses y los británicos ya disfrutaban, con la aprobación silenciosa de Stalin, en Europa Occidental, a pesar de que asignaron "influencia y control" en Europa del Este a la URSS, sus variaciones debían implementarse con éxito después de la guerra en Finlandia y Austria. 

Los acuerdos de Yalta representaron así un éxito considerable para los aliados occidentales. A menudo se ha dicho de Churchill que tenía serias dudas sobre las "concesiones" que Roosevelt presuntamente había hecho en el complejo de Crimea. En realidad, estaba totalmente eufórico cuando terminó la conferencia, y con buena razón, ya que a los británicos y estadounidenses les había ido mucho mejor en Yalta de lo que se habrían atrevido a esperar cuando comenzó. Por lo tanto, la afirmación de que en el complejo de Crimea el astuto Stalin obtuvo todo tipo de concesiones de sus colegas occidentales es totalmente falsa. Es cierto que después los Acuerdos de Yalta no se implementaron adecuadamente, por ejemplo, respecto a Polonia y el resto de Europa del Este. Esto tuvo mucho que ver con la reacción de Stalin a la "diplomacia atómica" estadounidense del verano de 1945, que se analizará más adelante, pero también con la actitud antisoviética irreconciliable y totalmente irrealista del gobierno polaco en el exilio en Londres. Los polacos de Londres ni siquiera querían reconocer la Línea Curzon como la futura frontera oriental de su país, que Roosevelt y Churchill habían reconocido como justa e inevitable, y que había sido oficialmente aceptada en Yalta. Debido a la intratabilidad de los polacos de Londres, Stalin jugó cada vez más la carta de un gobierno polaco comunista y pro-soviético en el exilio, los "polacos de Lublin", y esto eventualmente llevaría a la instalación de un régimen exclusivamente comunista en Varsovia. Los estadounidenses, como los británicos, se quejarían en voz alta de esto.



Stalin era realista. Con motivo de los Acuerdos de Londres y la Conferencia de Yalta, demostró ser complaciente frente a Churchill y Roosevelt no porque quisiera serlo, sino porque calculó correctamente que difícilmente podría permitirse no serlo. 

La URSS había sufrido gravemente la guerra, apenas había escapado de la destrucción total y aún no había terminado. La situación militar de los soviéticos a principios de 1945 fue excelente, por supuesto, pero aún podían ocurrir todo tipo de cosas desagradables. A medida que se acercaba el final del Tercer Reich, por ejemplo, la máquina de propaganda de Goebbels persiguió agresivamente un último escenario de rescate para el estado nazi, a saber, el proyecto de un armisticio separado entre Alemania y los aliados occidentales, seguido de una cruzada común contra la Unión Soviética y el bolchevismo. 

Este plan no era tan ingenuo y poco realista como se podría suponer, porque Goebbels sabía muy bien que líderes de los círculos Británicos y prácticamente de todas partes del mundo occidental habían considerado el bolchevismo como el enemigo "natural", y simultáneamente vieron a la Alemania nazi como la punta de lanza en la próxima cruzada antisoviética. El ministro de propaganda nazi también era muy consciente de que durante la guerra, algunos líderes occidentales encontraron a los soviéticos un aliado útil, pero continuaron despreciando al estado comunista y estaban decididos a eliminarlo tarde o temprano.

En cuanto a la URSS, todo esto significó que después de años de esfuerzos sobrehumanos y enormes pérdidas, cuando la victoria parecía tentadoramente cercana, el orden del día seguía siendo la supervivencia: la supervivencia del país y la supervivencia del socialismo que siempre había sido la gran obsesión de Stalin. El líder soviético estaba preocupado por el escenario de Goebbels, y no sin razón. En el campo de los aliados occidentales, una serie de personalidades destacadas, generales y estadistas, encontraron este escenario bastante atractivo. Después de la guerra, algunos de ellos expresarían abiertamente su pesar por el hecho de que los ejércitos estadounidense y británico no habían seguido marchando hacia el este en 1945, preferiblemente hasta Moscú. Churchill mismo coqueteó con la idea de este tipo de iniciativa, que se conocía como la "alternativa alemana" o la "opción alemana". 

Stalin no albergaba ilusiones con respecto a los verdaderos sentimientos occidentales por la Unión Soviética. Sus diplomáticos y espías lo mantuvieron bien informado sobre opiniones y acontecimientos en Londres, Washington y otros lugares. Para el líder soviético, que recordaba el precedente histórico de la intervención aliada en la Guerra Civil Rusa, la posibilidad de una reversión de alianzas, una empresa combinada germano-occidental contra la Unión Soviética, fue una verdadera pesadilla. Trató de exorcizarlo al no dar a Churchill y Roosevelt la menor excusa para emprender algo contra la URSS. Por lo tanto, es posible entender por qué se abstuvo de criticar su conducta en Europa occidental y en Grecia, y por qué se reveló tan complaciente en Yalta




Dr. Jacques R. Pauwels

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11 julio 2019

LA ESTRATEGIA DE LA TENSIÓN. El terrorismo no reconocido de la OTAN





ENTREVISTA al historiador DANIEL GANSER (I)

Realizada por SILVIA CATTORI, Zurich (Suiza), diciembre 2007

Daniele Ganser, reconocido historiador y profesor de la Universitäit St. Gallen, Suiza (2012-2018), cuando presentó su libro "Los Ejércitos secretos de la OTAN. La Operación Gladio y el terrorismo en Europa occidental" impartía clases de historia moderna y contemporánea en la Universidad de Basilea, Suiza (2006-2011). Daniel Ganser es fundador y Director del Instituto Suizo para la Investigación por la Paz y Energía (SIPER Swiss Institute for Peace and Energy Research),​ este Instituto estudia la lucha mundial por el petróleo e  investiga la posibilidad de lograr una transición a suministros de energía 100% renovable que permita la solución pacífica a los conflictos globales.  Además, es Presidente de ASPO-Suiza (Association for the Study of Peak Oil and Gas).​ Por sus trabajos de investigación ha sido calificado (por sus detractores) como un "teórico de la conspitación".

Recordemos que en "Los Ejércitos secretos de la OTAN" se sostiene la tesis que a lo largo de 60 años, Estados Unidos organizó en Europa atentados falsamente atribuidos a la izquierda y a la extrema izquierda para desacreditarlas ante los electores. Esa estrategia perdura hoy en día, como medio de propiciar el miedo hacia el Islam y de justificar las guerras por el petróleo. 

La entrevista realizada por la periodista, escritora e investigadora suiza, de origen italiano, Silvia Cattori, tras la publicación de la referida obra. Silvia Cattori posee amplia experiencia y contactos con el mundo diplomático y agencias de las Naciones Unidas. 

Esta entrevista es un valioso documento histórico no solo para quienes no han tenido oportunidad de leer sus libros, sino que se convierte en un documento histórico de trascendencia de la política europea de posguerra.

Para compreder el concepto de la "estrategia de la tensión" un buen ejemplo es suficiente, en uno de sus artículos Manlio Dinucci lo explica: 


"El golpe de estado de Kiev no debe interpretarse como un hecho aislado sino como un episodio de la estrategia de la OTAN dentro del antiguo espacio del desaparecdo Pacto de Varsovia..Lo que realmente está en juego en esta escalada no es la incorporación de Ucrania a la Unión Europea sino la anexión de Ucrania por parte de la OTAN. Esta forma de actuar de Estados Unidos y la OTAN es una verdadera estrategia de la tensión".

Y eso es lo que acontece en otras partes del mundo, Libia, Siria, Líbano, Yemen, etc., son otros buenos ejemplos.

t. andino


*****

Daniele Ganser

➤ Silvia Cattori: Su libro dedicado a los ejércitos secretos de la OTAN [1], se da a la tarea de explicar que la estrategia de la tensión [2] y el terrorismo de falsa bandera [3] implican grandes peligros. Su libro informa cómo la OTAN, durante la guerra fría –en coordinación con los servicios de inteligencia de los países de Europa Occidental y el Pentágono–, utilizó ejércitos secretos, reclutó espías en los círculos de la extrema derecha, y organizó actos de terrorismo que eran atribuidos a la extrema izquierda. Cuando uno se entera de eso, no puede menos que preguntarse qué puede suceder hoy en día a espaldas nuestras.
Daniele Ganser: Es muy importante entender lo que realmente representa la estrategia de la tensión y cómo funcionó durante aquel período. Eso nos puede ayudar a aclarar el presente y a ver mejor en qué medida se sigue aplicando. Poca gente sabe lo que significa esa expresión de estrategia de la tensión. Es muy importante hablar de ella, y explicarla. Es una táctica que consiste en cometer atentados criminales y atribuirlos a otro. El término tensión se refiere a la tensión emocional, a aquello que crea un sentimiento de miedo. El término estrategia se refiere a aquello que alimenta el miedo de la gente hacia determinado grupo.

Esas estructuras secretas de la OTAN habían sido equipadas, financiadas y entrenadas por la CIA, en coordinación con el MI6 (los servicios de inteligencia británicos), para combatir a las fuerzas armadas de la Unión Soviética en caso de guerra, pero también, según la información de la que hoy disponemos, para cometer atentados terroristas en diferentes países [4]. Es así cómo, desde los años 70, los servicios secretos italianos utilizaron esos ejércitos secretos para fomentar atentados terroristas con el objetivo de sembrar el miedo en el seno de la población y de acusar luego a los comunistas de ser los autores. Era la época en que el Partido Comunista tenía un poder legislativo importante en el Parlamento. La estrategia de la tensión estaba concebida para desacreditarlo, debilitarlo, impedirle acceder al poder ejecutivo.


Una de las portadas en inglés de "Nato’s secret armies" de Daniele Ganser (Los Ejércitos Secretos de la OTAN)

➤ Silvia Cattori: Aprender lo que eso quiere decir es una cosa. ¡Pero sigue siendo difícil creer que nuestros gobiernos hayan podido permitir que la OTAN, los servicios de inteligencia de Europa Occidental y la CIA actuaran como una amenaza para la seguridad de sus propios ciudadanos!
Daniele Ganser: La OTAN era el núcleo de esa red clandestina vinculada al terror. Le Clandestine Planning Committee (CPC) y el Allied Clandestine Committee (ACC) eran subestructuras clandestinas de la alianza atlántica, hoy en día claramente identificadas. Incluso hoy, cuando eso está comprobado, sigue siendo difícil saber qué hacía cada cual. No existen documentos que prueben quién daba las órdenes, quién organizaba la estrategia de la tensión, de qué manera la OTAN, los servicios de inteligencia de Europa Occidental, la CIA, el MI6 y los terroristas reclutados en los círculos de extrema derecha se repartían los papeles.

La única certeza que tenemos es que dentro de aquellas estructuras clandestinas había elementos que utilizaron la estrategia de la tensión. Los terroristas de extrema derecha explicaron en sus declaraciones que eran los servicios secretos y la OTAN quienes los apoyaban a ellos en aquella guerra clandestina. Pero cuando se les piden explicaciones a miembros de la CIA o de la OTAN –cosa que yo he hecho durante varios años– estos se limitan a decir que pudo haber quizás algunos elementos criminales que escaparon a su control.

➤ Silvia Cattori: ¿Esos ejércitos secretos estaban activos en todos los países de Europa Occidental?
Daniel Ganser: Mediante mis investigaciones, yo aporté la prueba de que esos ejércitos secretos existían no sólo en Italia, sino en todo el oeste de Europa: en Francia, en Bélgica, Holanda, Noruega, Dinamarca, Suecia, Finlandia, Turquía, España, Portugal, Austria, Suiza, Grecia, en Luxemburgo, en Alemania. Al principio se pensó que había una estructura de guerrilla única y que, por tanto, todos estos ejércitos secretos habían participado en la estrategia de la tensión, por consiguiente, en atentados terroristas. Pero es importante saber que no todos estos ejércitos secretos participaron en los atentados. Y comprender también lo que los diferenciaba, ya que tenían dos actividades diferentes.

Lo que hoy se ve claramente es que estas estructuras clandestinas de la OTAN, comúnmente llamadas Stay behind [5], estaban concebidas, al principio, para actuar como una guerrilla en caso de ocupación de Europa Occidental por parte de la Unión Soviética. Estados Unidos decía que esas redes de guerrilla eran necesarias para enfrentar la falta de preparación de la que habían adolecido esos países durante la invasión alemana.

Muchos de los países que conocieron la ocupación alemana, como Noruega, querían sacar lecciones de su propia incapacidad para resistir a la ocupación y se dijeron que, en caso de una nueva ocupación, debían estar mejor preparados, disponer de otra opción y poder contar con un ejército secreto en caso de derrota del ejército clásico. En el seno de aquellos ejércitos secretos había gente honesta, patriotas sinceros, que solamente querían defender su país en caso de ocupación.

➤ Silvia Cattori: Si entiendo bien, estos Stay behind cuyo objetivo inicial era prepararse para una posible invasión soviética, fueron desviados de ese objetivo y utilizados para combatir a la izquierda. A partir de ahí, es difícil de entender, ¿por qué los partidos de izquierda no investigaron y denunciaron antes estos hechos?
Daniele Ganser: Si tomamos el caso de Italia, se ve que, cada vez que el Partido Comunista se dirigió al gobierno para obtener explicaciones sobre el ejército secreto que operaba en ese país bajo el nombre de código de Gladio [6], nunca hubo respuesta, bajo pretexto del secreto de Estado. No fue hasta 1990 que Giulio Andreotti [7] reconoció la existencia de Gladio y sus vínculos con la OTAN, la CIA y el MI6 [8].

Es también en ese entonces que el juez Felice Casson logró probar que el verdadero autor del atentado de Peteano, que estremeciera Italia en 1972 y del que hasta entonces se había responsabilizado a militantes de extrema izquierda, era [en realidad] Vincenzo Vinciguerra, miembro de Ordine Nuovo, un grupo de extrema derecha. Vinciguerra también habló de la existencia de este ejército secreto Gladio. Y explicó que, durante la guerra fría, aquellos atentados clandestinos habían causado la muerte de mujeres y niños [9]. También afirmó que este ejército secreto controlado por la OTAN tenía ramificaciones por toda Europa. Cuando esa información se dio a conocer, se produjo una crisis política en Italia. Y fue gracias a las investigaciones del juez Felice Casson que se supo [de la existencia] de los ejércitos secretos de la OTAN.

En Alemania, cuando los socialistas del SPD supieron, en 1990, que en su país –como en todos los demás países europeos– había un ejército secreto, y que aquella estructura estaba vinculada a los servicios secretos alemanes, hicieron un escándalo y acusaron al partido demócrata-cristiano (CDU). Este último reaccionó diciendo: si ustedes nos acusan, nosotros diremos al público que ustedes también, con Willy Brandt, estuvieron implicados en esa conspiración. Aquello coincidía con las primeras elecciones de la Alemania reunificada, elecciones que el SPD esperaba ganar. Los dirigentes del SPD entendieron que no se trataba de un buen tema electoral, y finalmente dieron a entender que aquellos ejércitos secretos estaban justificados.

En el Parlamento Europeo, en noviembre de 1990, se elevaron voces para decir que no se podía tolerar la existencia de ejércitos clandestinos, ni dejar sin explicación actos de terror cuyo verdadero origen no estaba aclarado, que había que investigar. El Parlamento Europeo protestó entonces por escrito ante la OTAN y el presidente George Bush padre. Pero no se hizo nada.

Sólo se instrumentaron investigaciones públicas en Italia, Suiza y Bélgica. Son estos los tres únicos países que pusieron un poco de orden en cuanto a este asunto y que publicaron un informe sobre sus ejércitos secretos.




➤ Silvia Cattori: ¿Cuál es la situación hoy en día? ¿Es posible que esos ejércitos clandestinos sigan activos? ¿Pudiera haber estructuras nacionales secretas que no estén bajo control de los Estados?
Daniele Ganser: Para un historiador es difícil contestar esa pregunta. No disponemos de un informe oficial país por país. En mis libros, yo analizo hechos que puedo probar.

En lo tocante a Italia, hay un informe que dice que el ejército secreto Gladio fue suprimido. Sobre la existencia del ejército secreto P 26 en Suiza, hubo también un informe del parlamento, en noviembre de 1990. Por tanto, esos ejércitos clandestinos, que habían almacenado explosivos en escondites a través de toda Suiza, fueron disueltos.

Pero en los demás países no se ha hecho nada. En Francia, aunque el presidente Francois Mitterrand había dicho que todo eso era cosa del pasado, se supo después que esas estructuras secretas seguían existiendo cuando Giulio Andreotti dio a entender que el presidente francés estaba mintiendo: «Usted dice que los ejércitos secretos ya no existen. Pero, durante la reunión secreta del otoño de 1990, ustedes los franceses estaban presentes. No diga entonces que eso ya no existe». Mitterand se disgustó bastante con Andreotti porque, después de esa revelación, no le quedó más remedio que rectificar su propia declaración. Más tarde el ex jefe de los servicios secretos franceses, el almirante Pierre Lacoste, confirmó que esos ejércitos secretos existían también en Francia, y que Francia también había estado implicada en atentados terroristas [10].

Así que es difícil decir si todo eso quedó atrás. Incluso si las estructuras Gladio hubiesen sido disueltas, es posible que se hayan creado otras nuevas manteniendo esta técnica de la estrategia de la tensión y de las False flag.

➤ Silvia Cattori: ¿Es posible pensar que, luego del derrumbe de la URSS, Estados Unidos y la OTAN hayan seguido desarrollando la estrategia de la tensión y las False flag en otros frentes?
Daniele Ganser: Mis investigaciones se concentraron en el período de la guerra fría en Europa. Pero se sabe que hubo False flags en otros lugares, donde está probada la responsabilidad de los Estados. Por ejemplo, están los atentados de 1953 en Irán, atribuidos primero a los comunistas iraníes. Luego se comprobó que la CIA y el MI6 habían utilizado agentes provocadores para orquestar el derrocamiento del gobierno de Mohamed Mosadegh, en el marco de la guerra por el control del petróleo. Otro ejemplo: los atentados de 1954 en Egipto, atribuidos primeramente a los musulmanes. Más tarde se probó que, en lo que se llamó el caso Lavon [11], los verdaderos autores fueron los agentes del Mossad.

En este caso, Israel buscaba lograr que las tropas británicas no salieran de Egipto sino que se quedaran, para garantizar también la protección de Israel. Ahí tenemos ejemplos históricos que demuestran que la estrategia de la tensión y las false flags fueron utilizadas por Estados Unidos, Gran Bretaña e Israel. Todavía tenemos que continuar las investigaciones en ese sentido ya que, en su historia, otros países también han utilizado la misma estrategia.

➤ Silvia Cattori: ¿Esas estructuras clandestinas de la OTAN, creadas después de la Segunda Guerra Mundial, bajo la influencia de Estados Unidos, para dotar a los países europeos de una guerrilla capaz de resistir ante una invasión soviética, sirvieron finalmente nada más que para realizar acciones criminales contra ciudadanos europeos? ¡Todo hace pensar que Estados Unidos buscaba otra cosa!
Daniele Ganser: Tiene usted razón en abordar ese tema. Estados Unidos estaba interesado en el control político. Ese control político es un elemento esencial de la estrategia de Washington y de Londres. El general Geraldo Serravalle, jefe del Gladio, la red italiana Stay-behind, pone un ejemplo de ello en su libro. Él cuenta que entendió que Estados Unidos no estaba interesado en la preparación de esa guerrilla en caso de invasión soviética cuando vio que lo que les interesaba a los agentes de la CIA, que asistían a los ejercicios de entrenamiento del ejército secreto que él dirigía, era asegurarse de que aquel ejército funcionara de forma que fuese posible controlar las acciones de los militantes comunistas. Lo que temían era la llegada de los comunistas al poder en países como Grecia, Italia y Francia. Ese era, por consiguiente, el objetivo de la estrategia de la tensión: orientar e influenciar la política de ciertos países de Europa Occidental.

➤ Silvia Cattori: Usted habló del elemento emocional como factor importante en la estrategia de la tensión. Por consiguiente, el terror, cuyo origen es indefinido, incierto, el miedo que provoca, sirve para manipular a la opinión. ¿No estamos viendo actualmente los mismos métodos? Ayer se sembraba el miedo al comunismo. ¿No se está sembrando ahora el miedo al Islam?
Daniele Ganser: Si, hay un paralelismo muy claro. Durante los preparativos de la guerra contra Irak se dijo que Sadam Husein tenía armas biológicas, que existía un vínculo entre Irak y los atentados del 11 de septiembre o que existía una relación entre Irak y los terroristas de Al-Qaeda. Pero no era cierto. Mediante esas mentiras se quería hacer creer al mundo que los musulmanes querían extender el terrorismo por todas partes, que la guerra era necesaria para combatir el terror. Pero la verdadera razón de la guerra es el control de los recursos energéticos. La geología demuestra que las riquezas en gas y en petróleo se concentran en los países musulmanes. Quien quiere acapararlos tiene que recurrir a ese tipo de manipulaciones.

No se puede decir que ya no hay petróleo puesto que el máximo de la producción global –el «peak oil» [12]– va a producirse probablemente antes de 2020, así que hay que apoderarse del petróleo en Irak, porque la gente diría que no se puede matar niños para tener el petróleo. Y tendrían razón. (Nota interpuesta por el editor de este blog: La entrevista data del 2007, por entonces todavía se creía firmemente en la teoría del "pico de petróleo", es decir, se pensaba que hasta 2020 se llegaría al máximo posible de explotación del oro negro y que desde ahí la curva sería descendente, por lo que habría que apoderarse de las reservas hidrocarburíferas. En la actualidad está demostrado que existen tantas y ricas reservas de petróleo por el mundo que cálculos conservadores estiman que como mínimo durarán hasta comienzos del próximo siglo. Si no fuera así, pregúntese para que se construyen hoy tantos oleoductos y se desatan guerras para los trazados de las rutas por países no afínes con las políticas atlantistas básicamente?). 

Tampoco se le puede decir a la gente que en el Mar Caspio hay reservas enormes y que se debe hacer un oleoducto hacia el Océano Indico pero que, como no se puede pasar por Irán que está al sur ni pasar por Rusia que está por el norte, hay que pasar por el este, por Turkmenistán y Afganistán y que, por tanto, hay que controlar ese país. Es por eso que se califica a los musulmanes de «terroristas». Es una gran mentira, pero si se repite mil veces que los musulmanes son «terroristas» la gente acabará por creérselo y por decirse a sí misma que esas guerras antimusulmanas son útiles; y acabarán olvidando que hay muchas formas de terrorismo, que la violencia no es obligatoriamente una especialidad musulmana.

➤ Silvia Cattori: En definitiva, esas estructuras clandestinas quizás hayan sido disueltas, ¿pero la estrategia de la tensión puede haber continuado?
Daniele Ganser: Exactamente. Es posible que las estructuras hayan sido disueltas y que se hayan formado otras nuevas. Es importante explicar que, en la estrategia de la tensión, la táctica y la manipulación funcionan. Nada de eso es legal. Pero, para los Estados, es más fácil manipular a la gente que decirle que el objetivo es apoderarse del petróleo de los demás

Sin embargo, no todos los atentados son consecuencia de la estrategia de la tensión. Pero es difícil saber cuáles son los atentados manipulados. Incluso aquellos que conocen la cantidad de atentados manipulados por Estados para desacreditar a un enemigo político pueden enfrentarse a un obstáculo psicológico. Después de cada atentado, la gente siente miedo, está confundida. Es muy difícil acostumbrarse a la idea de que la estrategia de la tensión, la estrategia de las False flag, es una realidad. Es más fácil aceptar la manipulación y decirse: «Hace 30 años que me mantengo informado y nunca he oído hablar de esos ejércitos criminales. Los musulmanes nos atacan, por eso los estamos combatiendo».




➤ Silvia Cattori: Desde 2001, la Unión Europea instauró medidas antiterroristas. Enseguida resultó que esas medidas permitieron que la CIA secuestrara gente, que la llevara a lugares secretos para torturarla. ¿No se han convertido un poco los Estados europeos en rehenes de su propia sumisión a Estados Unidos?
Daniele Ganser: Los Estados europeos han tenido una actitud bastante débil ante Estados Unidos después de los atentados del 11 de septiembre de 2001. Después de haber afirmado que las prisiones secretas eran ilegales, le dejaron las manos libres. Lo mismo sucedió con los prisioneros de Guantánamo. En Europa se oyeron voces que decían: «No se puede privar a los prisioneros de la defensa de un abogado». Cuando la señora Angela Merkel mencionó esta cuestión, Estados Unidos dio a entender claramente que Alemania estaba un poco implicada en Irak, que sus servicios secretos habían ayudado a preparar esta guerra y que, por consiguiente, tenía que callarse.

➤ Silvia Cattori: En ese contexto, en que todavía quedan muchas zonas oscuras, ¿qué clase de seguridad puede aportar la OTAN a los pueblos que supuestamente debe proteger, si permite ese tipo de manipulación por parte de los servicios secretos?
Daniele Ganser: En lo tocante a los atentados terroristas manipulados por los ejércitos secretos de la red Gladio durante la guerra fría, es importante poder determinar con claridad cuál es la implicación real de la OTAN en este asunto, saber qué fue lo que realmente sucedió. ¿Eran actos aislados o actos secretamente organizados por la OTAN? Hasta el día de hoy, la OTAN se ha negado ha hablar de la estrategia de la tensión y del terrorismo durante la guerra fría. La OTAN rechaza toda pregunta sobre Gladio.

Hoy en día, la OTAN se está utilizando como un arma ofensiva, cuando esa organización no fue creada en realidad para desempeñar ese papel. A la OTAN se le dio ese sentido el 12 de septiembre de 2001, inmediatamente después de los atentados de Nueva York. Los dirigentes de la OTAN afirman que la razón de su participación en la guerra contra los afganos es la lucha contra el terrorismo. Pero la OTAN corre el riesgo de perder esa guerra. Se producirá entonces una gran crisis, habrá debates. Lo cual permitirá entonces saber si la OTAN está librando, como lo afirma, una guerra contra el terrorismo, o si nos encontramos en una situación análoga a la que conocimos durante la guerra fría, con el ejército secreto Gladio, situación en la que existía un vínculo con el terror.

Los años venideros dirán si la OTAN actuó al margen de la misión para la cual había sido creada, que era la de defender a los países europeos y Estados Unidos en caso de invasión soviética, acontecimiento que nunca se produjo. La OTAN no fue fundada para apoderarse del petróleo o del gas de los países musulmanes.

➤ Silvia Cattori: Sería incluso comprensible que Israel, país que está interesado en ampliar los conflictos en los países árabes, empuje a Estados Unidos en ese sentido. Pero no se ve cuál puede ser el interés de los Estados europeos en implicar sus tropas en guerras decididas por el Pentágono, como en Afganistán.
Daniele Ganser: Yo creo que Europa está confundida. Estados Unidos está en una posición de fuerza, y los europeos tienen tendencia a pensar que es mejor colaborar con el más fuerte. Pero habría que reflexionar un poco más. Los parlamentarios europeos ceden fácilmente a la presión de Estados Unidos, que reclama cada vez más tropas en tal o más cual frente. Mientras más ceden los países europeos, más se someten y más problemas van a tener que enfrentar, y serán problemas cada vez más grandes.

En Afganistán, los alemanes y los británicos están bajo las órdenes del ejército estadounidense. Estratégicamente, no se trata de una posición interesante para esos países. Ahora Estados Unidos ha pedido a los alemanes que envíen también a sus soldados al sur de Afganistán, a las zonas donde más dura es la lucha. Si los alemanes aceptan, corren el riesgo de ser masacrados por esas fuerzas afganas que rechazan la presencia de cualquier ocupante. Alemania debería preguntarse seriamente si no tendría que retirar sus 3000 soldados de Afganistán. Pero, para los alemanes, desobedecer las órdenes de Estados Unidos, siendo un poco sus vasallos, es un paso difícil.

➤ Silvia Cattori: ¿Qué saben las autoridades que actualmente nos gobiernan sobre la estrategia de la tensión? ¿Pueden seguir así, permitiendo que los guerreristas fomenten golpes de Estado, que secuestren y que torturen gente sin reaccionar? ¿O cuentan todavía con medios para impedir esas actividades criminales?
Daniele Ganser: No lo sé. Como historiador, yo observo y tomo nota. Como consejero político, siempre digo que no se puede ceder a las manipulaciones tendientes a sembrar el miedo y a hacernos creer que los «terroristas» son siempre musulmanes. Yo digo que se trata de una lucha por el control de los recursos energéticos, que hay que encontrar la forma de sobrevivir a la escasez energética. De esa forma no se resuelven los problemas, sino que los agravamos.

➤ Silvia Cattori: Cuando observamos la demonización de los árabes y de los musulmanes a partir del conflicto israelo-palestino, uno piensa que eso no tiene nada que ver con el petróleo.
Daniele Ganser: Sí, en ese caso sí. Pero, en la perspectiva de Estados Unidos, de lo que se trata es de una lucha por el control de las reservas energéticas del bloque euroasiático que se sitúa en esa «elipse estratégica» que comienza en Azerbaiyán, pasa por Turkmenistán y por Kazajstán y llega hasta Arabia Saudita, Irak, Kuwait y el Golfo Pérsico. Es precisamente ahí, en esa región, en la que se desarrolla esa supuesta guerra «contra el terrorismo», que se concentran las más importantes reservas de petróleo y gas.

A mi entender, no se trata de otra cosa más que de un rejuego geoestratégico en el cual la Unión Europea sólo puede salir perdiendo ya que si Estados Unidos toma el control de esos recursos y la crisis energética empeora, simplemente dirá: «Ustedes quieren gas, quieren petróleo. Está bien. A cambio, queremos esto y esto otro». Estados Unidos no va a dar el petróleo y gas gratis a los países europeos. Poca gente sabe que el «peak oil», el máximo de la producción, ya se alcanzó en el Mar del Norte y que, por consiguiente, la producción de petróleo en Europa –la producción de Noruega y Gran Bretaña- está en declive.

El día que la gente se dé cuenta que esas guerras «contra el terrorismo» son manipuladas, y que esas acusaciones contra los musulmanes son en parte propaganda, se va a quedar sorprendida. Los Estados europeos tienen que despertar y entender por fin cómo funciona la estrategia de la tensión. Y tienen que aprender también a decirle que no a Estados Unidos. Además, en Estados Unidos también hay mucha gente que no quiere esta militarización de las relaciones internacionales.





➤ Silvia Cattori: Usted también ha investigado sobre los atentados del 11 de septiembre de 2001 y es coautor de un libro [13] junto a otros intelectuales preocupados por las incoherencias y contradicciones de la versión oficial de dichos acontecimientos y de las conclusiones de la comisión investigadora creada por el presidente Bush. ¿No teme que lo acusen de «teoría conspiracionista»?
Daniele Ganser: Mis estudiantes y otras personas siempre me han preguntado: ¿si esta «guerra contra el terrorismo» está realmente vinculada con el petróleo y el gas, los atentados del 11 de septiembre no pueden haber sido manipulados también? ¿O es una coincidencia que los musulmanes de Osama Ben Laden hayan actuado exactamente en el momento en que los países occidentales empezaban a comprender que habría una crisis del petróleo? Así que empecé a interesarme en lo que se había escrito sobre el 11 de septiembre y a estudiar también el informe oficial que fue presentado en junio de 2004.

Cuando uno se mete en ese tema, lo primero que nota es que existe un gran debate planetario sobre lo que realmente sucedió el 11 de septiembre de 2001. La información que tenemos no es muy precisa. Lo que nos lleva a interrogarnos en ese informe de 600 páginas es que ni siquiera se menciona el tercer edificio que se derrumbó aquel día. La comisión se refiere solamente al derrumbe de las «Torres Gemelas».

Pero hay un tercer edificio, de 170 metros, que también se derrumbó; el llamado WTC 7. En el caso de ese edificio se habla de un pequeño incendio. Yo hablé con profesores que conocían bien la estructura de esos edificios. Ellos dicen que un pequeño incendio no puede destruir una estructura de esas dimensiones. La historia oficial sobre el 11 de septiembre, las conclusiones de la comisión, no son creíbles. Esa falta de claridad pone a los investigadores en una situación muy difícil. También reina la confusión sobre lo que realmente sucedió en el Pentágono. En las fotos que tenemos, resulta difícil encontrar un avión. No se ve cómo puede haber caído un avión allí.

➤ Silvia Cattori: El parlamento de Venezuela pidió a Estados Unidos que aportara más explicaciones para aclarar el origen de esos atentados. ¿No debería ser ese el ejemplo a seguir?
Daniele Ganser: Hay muchas imprecisiones sobre el 11 de septiembre. Los parlamentarios, los universitarios, la ciudadanía, pueden pedir cuentas sobre lo que realmente sucedió. Yo pienso que es importante seguir preguntando. Se trata de un hecho que nadie puede olvidar. Todo el mundo recuerda dónde se encontraba en aquel preciso momento. Resulta increíble que depués de años todavía no se haya aclarado eso.

➤ Silvia Cattori: Parece como si las instituciones no quisieran poner en duda la versión oficial. ¿Es posible que se hayan dejado manipular por la desinformación organizada por estrategas de la tensión y de las False flag ?
Daniele Ganser: Uno es manipulable si tiene miedo. Miedo de perder el trabajo, miedo de perder el respeto de la gente que queremos. No se puede salir de esta espiral de violencia y de terror si nos dejamos vencer por el miedo. Es normal tener miedo. Pero hay que hablar abiertamente de ese miedo y de las manipulaciones que lo generan. Nadie puede escapar a sus consecuencias. Eso es aún mucho más grave en la medida en que los responsables políticos a menudo actúan bajo el efecto de ese miedo. Hay que buscar la fuerza necesaria para decir: «Sí, tengo miedo de saber que esas mentiras están haciendo sufrir a la gente; sí, tengo miedo de pensar que ya no queda mucho petróleo; sí, tengo miedo de pensar que el terrorismo del que nos hablan es resultado de manipulaciones, pero no me voy a dejar intimidar».

➤ Silvia Cattori: ¿Hasta qué punto países como Suiza participan actualmente en esta estrategia de la tensión?
Daniele Ganser: Yo pienso que no existe una estrategia de la tensión en Suiza. Ese país no ha tenido atentados terroristas. Lo que sí es cierto, en Suiza como en otras partes, es que los políticos que tienen miedo de Estados Unidos, de la posición de fuerza de ese país, tiene tendencia a decirse a sí mismos que Estados Unidos es un buen amigo y que no nos conviene enemistarnos con ese país.

➤ Silvia Cattori: ¿Esa forma de pensar y de tapar las mentiras de la estrategia de la tensión, no los hace cómplices de los crímenes a las que esta da lugar; comenzando por los periodistas y los partidos políticos?
Daniele Ganser: Pienso, en lo personal, que todo el mundo –periodistas, universitarios, políticos– tiene que reflexionar sobre las implicaciones de la estrategia de la tensión y de las False flag. Es verdad que nos encontramos ante hechos que escapan a toda comprensión. Por eso es que, cada vez que hay atentados terroristas, tenemos que interrogarnos y tratar de entender qué es lo que hay detrás [de esos hechos]. Sólo cuando se admita oficialmente que las False flag son una realidad, será posible establecer una lista de las False flag qua han tenido lugar a través de la historia y podremos ponernos de acuerdo sobre lo que habría que hacer.

El tema que me interesa es la búsqueda de la paz. Es importante abrir el debate sobre la estrategia de la tensión y tener en cuenta que se trata de un fenómeno totalmente real. Porque, hasta que no se haya reconocido su existencia, no habrá posibilidad de actuar. Por eso es importante explicar lo que realmente significa la estrategia de la tensión. Y, cuando se entienda, no podemos dejarnos llevar por el miedo y por el odio contra un grupo.

Hay que tener en cuenta que no es un solo país el que está implicado; que no son solamente Estados Unidos, Italia, Israel o los iraníes sino que eso sucede en todas partes, aunque algunos países están más implicados que otros. Hay que entender, sin acusar a tal país o a tal persona. El miedo y el odio no ayudan a progresar sino que paralizan el debate. Veo muchas acusaciones contra Estados Unidos, contra Israel, contra Gran Bretaña, o –del otro lado– contra Irán, Siria. Pero la búsqueda de la paz nos enseña que no se debe lanzar acusaciones basadas en la nacionalidad, y que no debe haber odio ni miedo; que lo más importante es explicar. Y esa comprensión será beneficiosa para nosotros todos.

➤ Silvia Cattori: ¿Por qué su libro sobre los ejércitos secretos de la OTAN, que se ha publicado ya en inglés y se ha traducido al italiano, al turco, al esloveno, y muy pronto al griego, no se ha publicado en francés?
Daniele Ganser: No he encontrado todavía un editor en Francia. Si algún editor está interesado en publicar mi libro, vería con mucho gusto que lo tradujeran al francés. (Nota del editor del blog: A la fecha de la entrevista no se había publicado la edición francesa del libro. Posteriormente fue lanzada por la editorial Broché bajo el título: "Les Armées Secrètes de l'OTAN: Réseaux Stay Behind, Opération Gladio et Terrorisme en Europe de l'Ouest")


Daniele Ganser - Silvia Cattori

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Las guerras ilegales de la OTAN empiezan con mentiras

Notas:


[1] Nato’s secret Armies: Terrorism in Western Europe por Daniele Ganser, prefacio de John Prados. Editorial Frank Cass, 2005. ISBN 07146850032005
[2] Fue después del atentado de la Piazza Fontana, en Milán, en 1969, que esta expresión se mencionó por vez primera.
[3] False flag operations (operaciones bajo bandera falsa) es la expresión que se utiliza para designar las acciones terroristas realizadas en secreto por gobiernos u organizaciones pero que aparecen como hechos cometidos por otros.
[4] «Stay-behind: les réseaux d’ingérence américains» por Thierry Meyssan, Réseau Voltaire, 20 de agosto de 2001.
[5] Stay behind (lo que quiere decir: quedar detrás en caso de invasión soviética) es el nombre dado a las estructuras clandestinas entrenadas para hacer una guerra de partisanos.
[6] Gladio designa el conjunto de los ejércitos secretos europeos que se encontraban bajo la dirección de la CIA.
[7] Presidente del Consejo de ministros, miembro de la democracia cristiana.
[8] «Informe Andreotti sobre la Operación Gladio» documento del 26 de febrero de 1991, Biblioteca de la Red Voltaire.
[9] «1980: carnage à Bologne, 85 morts», Réseau Voltaire, 12 de marzo de 2004.
[10] «La France autorise l’action des services US sur son territoire» por Thierry Meyssan, Réseau Voltaire, 8 de marzo de 2004.
[11] Affaire Lavon, debido al apellido del ministro de Defensa israelí que tuvo que dimitir cuando el Mossad fue desenmascarado como participante en actos criminales
[12] Ver: «Odeurs de pétrole à la Maison-Blanche», Réseau Voltaire, 14 de diciembre de 2001. «Les ombres du rapport Cheney» por Arthur Lepic, 30 de marzo de 2004. «Le déplacement du pouvoir pétrolier» por Arthur Lepic, 10 de mayo de 2004. «Dick Cheney, le pic pétrolier et le compte à rebours final» por Kjell Aleklett, 9 de marzo de 2005. «L’adaptation économique à la raréfaction du pétrole» por Thierry Meyssan, 9 de junio de 2005.
[13] 9/11 American Empire: Intellectual speaks out, dirigido por David Ray Griffin, Olive Branch Press, 2006

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