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21 mayo 2020

Inicio de la Guerra Fría



    Conferencia de Potsdam julio - agosto 1945 (foto colorizada)


Nota de introducción por el redactor del blog


75 años tras la Liberación de Europa

En el período actual de reestructuración del mundo, las grandes potencias proceden a revisar su interpretación de la Segunda Guerra Mundial, cuestionan los mitos que servían de basamento al orden mundial y expresan nuevas interpretaciones capaces de justificar sus proyectos. En esta tercera parte de la entrevista del historiador Valentin Falin concedida a RIA-Novosti y publicada en castellano por Red Voltaire se ilustra el punto de vista ruso que pone en tela de juicio la sinceridad del antifascismo de Estados Unidos

En 1939, Roosevelt negociaba una alianza con el III Reich para impedir el éxito de la URSS en Finlandia; en 1945, los anglosajones, que se preparaban para proseguir la guerra volviéndose contra Moscú, reconstituían divisiones alemanas para atacar a la URSS.


Así que la historia no es nada nueva. No debemos ir muy lejos, el 19 de septiembre de 2019, en un vergonzoso pronunciamiento político sobre la supuesta "Memoria Histórica" europea para su porvenir, el Parlamento Europeo, a través de la Comisión Europea, eleva a la misma condición al nazismo y al comunismo, presentándose una larga Resolución condenando en primer lugar al comunismo y, como objeto subsidiario, al nazismo; entre otras cosas también señala que "es importante no olvidar cómo las Fuerzas Aliadas "liberaron" Auschwitz hace 75 años"... (?). Bueno, si esos son los políticos que dirigen la Unión Europea no dudamos de las consecuencias que acarreará el futuro con la educación de las nuevas generaciones de dirigentes. 

Desde hace más de cuatro años tengo archivado un artículo por lo demás esclarecedor, ha llegado el momento de destaparlo, pero como no es la materia central de este artículo, breves notas resumidas o citas textuales aclaran esa histeria europea (en un buen porcentaje) hacia la gigante nación rusa. 

"La rusofobia de Occidente es incurable" (Sputnik). La 'perversidad' de los rusos no se discute en Occidente. Ni los medios, ni los políticos se cansan de pregonarla. La sociedad occidental padece prejuicios negativos sobre Rusia, escribe el historiador suizo Guy Mettan. 

En su libro "Rusofobia, mil años de desconfianza", inicialmente publicado en Suiza, Rusia, Italia en 2016, llegó en inglés a los Estados Unidos en 2017 bajo el título: "CREATING RUSSOPHOBIA. From the Grat Religious Schism to Anti-Putin Hysteria". El autor señala que la rusofobia es anterior que la misma Rusia. Empezó con la división el Imperio Romano en la parte Occidental y Oriental, y, por supuesto, con la división religiosa entre los católicos y ortodoxos.

Prejuicios de esa época, "todos los pueblos orientales son bárbaros, sus líderes son autoritarios, están obsesionados con la expansión y sueñan con conquistar a Occidente noble e inocente". Es lo mismo que se lee en la actualidad. Dentro del marco de la historia contemporánea la rusofobia se agudizó a finales del siglo XVIII, en el reinado del rey francés Luis XV apareció un falso 'Testamento de Pedro el Grande', atribuyéndose al monarca, como "legado" a sus descendientes, el deber de "conquistar Occidente". Napoleón en 1812 la aprovechó para justificar su invasión a Rusia. Le seguirían los ingleses para utilizar el falso legado para la Guerra de Crimea (1853). A finales del siglo XIX el 'testamento' fue desmentido, pero el fraude perduró y se repite en el presente. En Ucrania (2014) el mismo pretexto -impulsado por los Estados Unidos- condujeron al golpe de Estado en Kiev. 

Señala Mettan que "para los medios occidentales, Rusia sigue siendo 'una amenaza', mientras dos ideas preconcebidas se mantienen. "Occidente siempre representa 'las fuerzas del Bien': los valores comunes, la democracia, la libertad etc., y Rusia, por su parte, 'promueve' la autocracia, el nacionalismo y el rechazo a la libertad personal".

Es el enfoque que se impone en la opinión pública que sirve de fundamento para la expansión y militarización de la OTAN hacia Europa del Este. 

"Los periodistas occidentales se comportan no como profesionales de la información, sino como directores del cine, que ya tienen establecido un guión en que los países occidentales son 'buenos' y Rusia es 'mala'. Este tipo de manipulación de la conciencia es la base del contenido mediático en Occidente", afirma Guy Mettan.


(Fotografías, mapas y notas a pie de foto son agregadas por el editor de este blog).

t. andino


Tercera y última parte

Inicio de la Guerra Fría
La Conferencia de Yalta ofrecía una oportunidad que no fue aprovechada


Interlocutor: Valentín Falin
Doctor en Historia.
Entrevistador:  Víctor Litovkin
Comentarista militar de Ria Novosti 
2005


La historia, su realidad y mitos, constituyen retos políticos permanentes. Valentín Falin ofrece una lectura de la Segunda Guerra Mundial desde el punto de vista ruso, con frecuencia desconocido por el público occidental.



➤  Viktor Litovkin: Los expertos tienen al menos dos formas de comentar tales o más cuales acontecimientos históricos. Unos insisten en la imposibilidad de separarlos del contexto de la época en que se produjeron y, por consiguiente, en la necesidad de analizarlos teniendo en cuenta de manera obligatoria esa época. Otros afirman que sólo se puede entender profunda y correctamente lo que ocurrió hace mucho tiempo si partimos de las posiciones actuales. ¿Qué cree usted? ¿Cuál es su evaluación de los resultados de la Conferencia de Crimea de 1945?
Valentín Falin: En mi opinión, todo acontecimiento internacional, sobre todo importante, debe ser analizado desde el punto de vista del lugar que ocupa en la historia. Los acontecimientos no deben ser separados de su contexto, arrancados del medio en que germinaron.

Es conveniente no olvidar las consecuencias reales de estos hechos y las que se esperaban. En ese sentido, la Conferencia de Yalta ocupa un lugar poco común. Ha habido muchas alteraciones con relación a ella desde 1945 y, naturalmente, durante la Guerra Fría. Las alteraciones no han desaparecido. Existen en la actualidad y se multiplican.

Para excluir o anular los intentos de aquellos que tratan de «volver a escribir la historia» al evaluar lo que pasó en Yalta, me referiré, esencialmente, a las fuentes estadounidenses, a los participantes inmediatos en el hecho, en especial a Roosevelt y a su secretario de Estado, Edward Stettinius.

Industrial eminente y figura muy influyente en los medios de negocios y políticos de Estados Unidos, Edward Stettinius ocupó ese puesto hasta el fallecimiento de Franklin Delano Roosevelt (12 de abril de 1945) y hasta el ascenso de su sucesor Harry Truman a la presidencia de Estados Unidos. Stettinius dejó interesantes memorias que contienen ricas y preciosas informaciones sobre lo ocurrido en Yalta, de lo cual fue testigo y participante inmediato.

Edward Stettinius estimaba que Yalta fue el punto culminante de la cooperación entre Estados Unidos, la Unión Soviética y, en parte, Gran Bretaña, cuando, después de Teherán y de la apertura del segundo frente, se estableció un clima de confianza entre las tres grandes potencias mientras que por otra parte los días de la Alemania fascista estaban contados y la Unión Soviética se había comprometido a declararle la guerra al Japón militarista.


Conferencia de Yalta, en la península de Crimea, Unión Soviética, del 4 al 11 de febrero 1945

Los estadounidenses y sus aliados se enfrentaban entonces a un problema: ¿cómo garantizar la paz después de la guerra? ¿Cómo crear un mundo donde catástrofes como la Segunda Guerra Mundial fueran imposibles?

Al referirme a las palabras de Edward Stettinius debo afirmar que la mayoría de las decisiones adoptadas en Yalta tenían como base los proyectos estadounidenses, no los nuestros. Por ejemplo, el comunicado final, como destaca el Secretario de Estado, es un proyecto puramente estadounidense. La URSS no hizo ninguna enmienda.

Gran Bretaña se limitó, en lo esencial según Stettinius, a realizar comentarios estilísticos. Las afirmaciones de algunos de que «Stalin podía más que Roosevelt» o de que «se había aprovechado de la enfermedad de este último» no tienen nada que ver con la verdad.

➤  Viktor Litovkin: ¿Por qué deseaba tanto Roosevelt que se realizara el encuentro de Crimea? ¿Por qué se mostró tan comprensivo con relación a las preocupaciones de Stalin sobre la forma de construir el mundo de postguerra?
Valentín Falin: Roosevelt retomó varias veces las ideas que le había expuesto a Molotov en junio de 1942, durante el encuentro de Washington, según las cuales veía un mundo de postguerra sin armas. A propósito, el término de «mundo de los tres o cuatro policías» comenzó a circular a partir de entonces.

Según Roosevelt, sólo Estados Unidos, la Unión Soviética, Gran Bretaña y tal vez China podían tener fuerzas armadas y esas fuerzas deberían incluso ser limitadas. Los demás países, tanto los agresores -Alemania, Japón e Italia- como sus satélites debían ser completamente desarmados. Otros, incluso los que formaban parte de la coalición antihitleriana, Francia, Polonia, Checoslovaquia, también debían ser desarmados porque, según la tesis de Roosevelt, «Economía mundial saludable y carrera armamentista son incompatibles».

Según Roosevelt, las fuerzas armadas que quedarían en tres o cuatro Estados sólo podrían ser utilizadas con la aprobación general y jamás contra una de esas potencias. Como destacó el Presidente estadounidense, esas fuerzas armadas sólo debían ser movilizadas para sofocar desde su génesis toda posible nueva guerra o agresión.

Como es natural, Roosevelt partía de la experiencia de la Primera y la Segunda Guerras Mundiales, cuando la carrera armamentista engendraba la agresión, cuando constituía el preludio de la agresión, y cuando, las estadísticas lo demuestran, la carrera armamentista desencadena por si misma, en siete u ocho casos de diez, esta agresión, esta guerra. Es muy extraño que se inicien hostilidades en un contexto en el que no hay, o casi, carrera armamentista. La historia también nos da pruebas de ello...


El presidente Franklin D. Roosevelt

➤  Viktor Litovkin:  Perdón, no entiendo muy bien. Es evidente que Roosevelt no era ingenuo y no podía dejar de darse cuenta de la existencia de contradicciones fundamentales entre Estados Unidos y la Unión Soviética, entre la ideología comunista y, si lo prefiere, la ideología, los principios y la práctica de la democracia, del hecho de que la unión entre esos dos extremos diametralmente opuestos solo podía ser provisional y jamás permanente. ¿Por qué imaginaba entonces un mundo futuro sin armas? ¿No era esto una perfecta utopía?
Valentín Falin: Roosevelt no era un político ingenuo. Era un militar que había sido viceministro de las fuerzas navales de Estados Unidos durante la Primera Guerra Mundial. Y no debemos olvidar que los estadounidenses participaron en ese conflicto del lado de la Entente.

Allí, adquirió Roosevelt una experiencia que -diría yo- no estaba desprovista de ese germen de hegemonía que siguió siendo característico del desarrollo de Estados Unidos a lo largo del siglo XX.

Por otra parte, Roosevelt comprendía muy bien quién era Stalin. Veía perfectamente que bajo esa apariencia de marxista-leninista dogmático se ocultaba en realidad un prágmatico convencido hasta la dédula de los huesos. Para Stalin, la ideología no era más que una cobertura, un camuflaje, si usted prefiere. Y Estados Unidos -testimonios de Churchill, del propio Roosevelt e incluso de Hitler lo confirman- no consideraba a Stalin como un comunista.

El problema de la ideología como tal tenía un significado para el público, pero cuando era preciso tomar una decisión histórica, fundamental, siempre quedaba relegado a un segundo plano. ¿Sabe usted cómo saludó Roosevelt a Stalin en Teherán?

- No.

Valentín Falin: «¡Saludamos a un nuevo miembro de nuestra familia democrática!» Son esas las palabras que dirigió a Stalin al inaugurar la conferencia. En ese sentido, Roosevelt veía incluso a Churchill con un ojo más crítico. Sobre todo a causa de la propensión de este último a blandir las armas, a utilizarlas contra todos aquellos que, por una razón u otra, no satisfacían al primer ministro británico.

Roosevelt adoptó en especial una actitud muy negativa con relación a la brutalidad excesiva de las tropas británicas que habían causado numerosas víctimas entre los miembros de la resistencia griega que no querían someterse a las tropas de ocupación inglesas. De hecho, la resistencia griega había liberado su propio país antes de la llegada de los ingleses y querían instaurar un régimen democrático en lugar de ver subir al trono un rey impuesto por Londres.

Sabiendo todo esto, debemos utilizar los clichés ideológicos con mucha prudencia.

A comienzos de los años 30, antes de reconocer a la Unión Soviética, Roosevelt se interesaba por las ideas socialistas. En su época de gobernador frecuentaba círculos que organizaban debates sobre el tema. Fue el único presidente de Estados Unidos que tuvo un comportamiento tan «sedicioso».

Pero en su caso el momento crucial con relación a Stalin y a nuestro país tuvo lugar a mediados de los años 40, cuando se iniciaron en nuestro país «procesos ejemplares». Cambió entonces de actitud respecto del gobierno soviético.

Inmediatamente después del desencadenamiento de lo que se denomina la «guerra de invierno de la Unión Soviética y Finlandia», llegó incluso a interrogarse, en diciembre de 1939 y en enero de 1940, sobre la necesidad de romper las relaciones diplomáticas con la URSS, de volverse atrás en su reconocimiento de la Unión Soviética y sostuvo negociaciones con Kerenski sobre la creación de un gobierno ruso en el exilio.

Si tomamos en cuenta todos estos aspectos, aunque estoy dejando a un lado otros hechos de excepcional importancia, en especial los intentos de Roosevelt para crear a inicios de 1940, con el pretexto de ayudar a Finlandia, un frente antisoviético común del cual formarían parte la Alemania nazi, la Italia fascista y todas las democracias occidentales (proyecto que fracasó porque los alemanes decidieron atacar Francia; Washington fue informado de ello y el proyecto fue retirado), nos daremos cuenta entonces de que no debemos hacer de Roosevelt un retrato monocromo y considerarlo como un liberal, enamorado, o casi, de la Unión Soviética...

No, era un político sobrio y perspicaz, que pensaba que el poder económico de Estados Unidos, incluso cuando no existieran fuerzas de disuasión, bastaba para garantizar su papel de líder en el mundo. Recordemos que la producción industrial de Estados Unidos representaba del 60 al 70% de la producción total del planeta.



Roosevelt y Churchill, durante la Conferencia de Casablanca, 1943

Washington controlaba las finanzas mundiales y el comercio planetario. A partir de ahí llevaba a cabo su plan, adoptado en 1943, que consistía en controlar los principales yacimientos de materias fisibles y de otro tipo. Si no entendemos eso, no entenderemos nada de lo que pasó después.

Edward Stettinius escribe: en 1942, Estados Unidos estaba al borde de la catástrofe. Si los rusos no hubieran resistido en Stalingrado, si la batalla del Volga hubiera terminado como había imaginado Hitler, el Reich habría conquistado Gran Bretaña, establecido su control total sobre África y el Medio Oriente con todos sus recursos petroleros y hubiese conquistado América Latina, con consecuencias desastrosas para Estados Unidos.

Esta es la visión que tenían los estadounidenses de sus perspectivas durante la Segunda Guerra Mundial. En el caso de Roosevelt, la unión con Stalin no era en ningún sentido fruto del azar.

En 1945, cuando los estadounidenses llegaron a Yalta, Roosevelt estaba aún bajo los efectos:

a) de la derrota que los alemanes habían infligido al ejército estadounidense durante la batalla de las Ardenas; b) del hecho de que fuera Stalin quien los salvara al lanzar antes de tiempo, a solicitud de Estados Unidos, una ofensiva en el este, obligando así a los nazis a retirar del oeste un tercio de sus fuerzas comprometidas en esta operación.

Y comprendió finalmente que las promesas de Churchill de que los anglosajones ajustarían cuentas a Alemania en cualquier momento y dejarían a los rusos desilusionados al detenerlos en cualquier parte del Vístula, en el peor caso en el Oder, no valían nadaNo era una política práctica sino pura fantasía. 

Era preferible entonces no romper las relaciones con Rusia y seguir cooperando con ella para que el mundo de la posguerra fuese visible, previsible, para que dejara de encerrar las amenazas que se habían abatido sobre Estados Unidos y respondiera, al menos en algo, a las ideas que él (Roosevelt) tenía de la democracia, de la justicia humana y social.

➤  Viktor Litovkin: Pero volvamos a la Conferencia de Yalta. ¿De quién fue la idea, aprobada en ese marco, de crear la Organización de Naciones Unidas? ¿Quién propuso dividir al mundo de posguerra en zonas de influencia a la largo de la línea Curzon, algo que los polacos y los países bálticos no han dejado hasta hoy de reprocharle a Stalin?
Valentín Falin: La idea de la ONU pertenece a Roosevelt. Fue mencionada por primera vez en Teherán y tomó forma en Yalta. Stalin insistía en que la sede de esta organización fuera Nueva York. ¿Por qué? ¿Recuerda usted la Sociedad de las Naciones? En un primer tiempo los estadounidenses apoyaron esta iniciativa pero acabaron por no avalarla y no formaron parte, por consiguiente, de la Sociedad de las Naciones.

Stalin creía que Estados Unidos utilizaría la misma jugarreta, diciendo por ejemplo «ayer, evidentemente, estábamos a favor, pero hoy...» Y al proponer que la Organización tuviera su sede del otro lado del Atlántico esperaba que eso ayudaría a los estadounidenses a no escapar de la cooperación internacional.

Ahora bien, las reacciones generales de la prensa estadounidense con relación a la Conferencia de Yalta fueron muy positivas, incluso elogiosas para Roosevelt. Es cierto que hubo críticas, estimuladas desde Londres por Churchill. Sus autores exigían el cese de la cooperación con la Unión Soviética, preconizaban el dominio de Estados Unidos en el mundo. Se llegó a decir que como el moro, «la URSS había desempeñado su papel y ya no era necesaria».

Teniendo presentes estas opiniones y declaraciones provenientes de Londres, el 25 de marzo de 1945, en su último mensaje al Congreso, el presidente Roosevelt subrayaba (y cito):


«Para las generaciones futuras, el destino de Estados Unidos y del mundo entero depende de la aplicación concienzuda de los acuerdos concluidos entre los aliados en Teherán y en Yalta». Y en ese caso, advertía el presidente de Estados Unidos: «los norteamericanos no pueden contentarse con una solución intermedia. Debemos aceptar la responsabilidad de la cooperación internacional, pues de otra forma tendremos que asumir la de un nuevo conflicto mundial».

En el mismo mes de marzo -existen documentos que lo confirman- circulaban comentarios sobre los «supuestos acuerdos de Yalta» en el Departamento de Estado, dirigido ya por Stettinius, quien había reemplazado a Hull, conocido por su antisovietismo.

Algunos funcionarios los calificaban incluso de «simples declaraciones», tratando evidentemente de minimizar su alcance. Truman, quien llegó al poder el 23 de abril y no sabía aún que los estadounidenses desarrollaban la bomba atómica, declaró

Se acabó la cooperación con los rusos, llegó el momento de pasar a una nueva etapa. Se fijó como objetivo «borrar a Yalta».


Carteles ilustrados de la Unión Soviética en que se enfatiza la unión de los Aliados en su lucha contra el nazismo. (Colección Kukryniksy)

Los expertos se acordarán en aquellos momentos de los mensajes elogiosos que Churchill dirigía a Stalin para agradecerle la ayuda que prestaron en enero a los aliados y que les ahorró nuevas conmociones y para exaltar a nuestras fuerzas armadas cuya gloria «no se empañará jamás». Todo esto salía de la pluma de Churchill.

Lea su mensaje de felicitación con motivo del Día del Ejército Rojo, el 23 de febrero de 1945. En esa misma época, da la orden de recoger las armas alemanas y almacenarlas por si estallaba un conflicto con la Unión Soviética. En marzo de 1945, ordena a sus jefes de estado mayor preparar una operación contra la Unión Soviética con la participación de las fuerzas de Gran Bretaña, Estados Unidos, Canadá, el cuerpo expedicionario polaco y... alemanes.

Los británicos contaban con diez divisiones alemanas que se habían reunido voluntariamente a los Alidos occidentales en la etapa final de la guerra. Desarmadas desde el punto de vista formal, pero no disueltas, estas divisiones se entrenaban a diario en el Schleswig-Holstein previendo, no debemos excluir la posibilidad, que pudieran realizar nuevas «hazañas» en el Este. El inicio de la nueva guerra estaba fijado para el 1º de julio de 1945.

Pero cometeríamos un error si pensáramos que los británicos fueron los únicos que actuaron de ese modo y que los estadounidenses permanecían fieles a sus compromisos de aliados. El general Patton, comandante de las fuerzas blindadas de Estados Unidos, no aceptaba detenerse en las líneas de demarcación concertadas entre Washington, Moscú y Londres y quería lanzarse sobre Stalingrado. ¡No para terminar con los comunistas o la Unión Soviética, sino para acabar con los «descendientes de Gengis Kan»!



Churchill consideraba que «cuanto más al este detengamos a los bárbaros rusos, mejor será». Tenía en mente el Plan Rankin, un plan secreto que debía «desalojar» a Overlord, el plan de apertura del segundo frente. Ahora bien, en virtud del plan Rankin, los anglosajones, con el apoyo de los alemanes, debían tomar el control no sólo de Berlín y de Hamburgo, sino también de Varsovia, Praga, Budapest, Viena, Bucarest, Sofía y Belgrado.

Eso dicen los documentos y no podemos cambiarlos. Y si nuestros socios no alcanzaron sus objetivos, no es por no haberlo deseado sino porque la Unión Soviética y, en primer lugar, nuestras fuerzas armadas, lo impidieron.

Las palabras falsas y excesivas con relación a los acuerdos de Yalta constituyen un ultraje a la memoria del principal artesano de esos acuerdos, Franklin Roosevelt. Su mensaje al Congreso -ya citado aquí- era un testamento político en el que hacía saber lo que necesitaban el mundo entero y Estados Unidos, lo que había que hacer para que triunfaran los ideales de justicia, para prevenir nuevas guerras y nuevos desastres de ese tipo. La fidelidad a los acuerdos de Crimea debía representar una oportunidad para el mundo. Lamentablemente no supimos aprovecharla.

➤  Viktor Litovkin: Pero aún no ha respondido usted a la pregunta de saber de quién fue en Yalta la idea de dividir el mundo en zonas de influencia siguiendo la línea Curzon.
Valentín Falin: No hubo zonas de influencia. La idea de la línea Curzon se remonta a 1919, en el marco de una conferencia en la que participaron Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos. «Entre ellos tres», esos países trazaron la línea al partir del principio étnico, compartiendo los territorios donde la población era esencialmente ucraniana, bielorrusa o polaca. Esta línea no delimitaba esferas de influencia sino esferas de intereses entre Stalin y Hitler en septiembre de 1939.

En sus negociaciones con la URSS, los británicos afirmaban que la línea Curzon pasaba al este de Lvov. Pero nuestros representantes pusieron sobre la mesa de negociaciones el mapa que mostraba por donde pasaba en realidad. El asunto no volvió a ser mencionado.

En los momentos en que tratábamos de establecer relaciones de buena vecindad con los polacos, tanto durante la guerra como después de ella, modificamos esta famosa línea. Les devolvimos localidades, ciudades, sobre todo Bialystok (Bielostok), para poder decirles: estamos de acuerdo en que algo sea como ustedes lo desean pero, de forma general, respetaremos esta línea.

Y Stalin, cuando negociaba con Roosevelt con relación a la línea, no hablaba de establecer en Polonia un gobierno satélite. Estamos interesados -decía- en que Polonia sea gobernada por un gobierno con disposición amistosa hacia su vecino y no queremos que Polonia se convierta de nuevo en un puesto de avanzada o en corredor para golpear a Rusia, como ocurrió en la época de Napoleón y durante la Primera y la Segunda Guerras Mundiales.

➤  Viktor Litovkin: Pero en Yalta se habló también de la situación de los países bálticos, cuya adhesión a la URSS jamás fue reconocida por Estados Unidos.
Valentín Falin: El problema de los países bálticos es algo aparte. Lituania, Letonia y Estonia fueron arrancadas a Rusia cuando esta no era aún soviética. Estos países fueron ocupados por los alemanes. Como era de esperar, los gobiernos fantoches colocados a la cabeza de estos Estados pidieron estar bajo protectorado alemán.

Todo esto se produjo en septiembre de 1917. Y cuando estalla la Revolución de Octubre, en estos países aparecieron gobiernos allegados a los soviéticos, o simplemente soviéticos -¡esto es un hecho histórico!- que aplastaron rápidamente a las tropas alemanas estacionadas en los países bálticos.

Hay que señalar que, según el Tratado de Versalles, las tropas alemanas debían ser retiradas de los territorios que no formaban parte de la Alemania de los Káiseres. Ahora bien, los aliados obligaron de hecho a los alemanes a dejar sus tropas en Finlandia, Lituania, Letonia y Estonia como garantía, así decían, de que el poder en esos países no cayera entre las manos de la «chusma» y que ese poder pasaría a manos de aquellos que convinieran a los aliados.

En 1921, con la participación de los británicos, Pilsudski lanzó contra Kiev una ofensiva preparada por los franceses. Se esperaba que prosiguiera la marcha hasta Moscú. En aquella época, los demócratas occidentales querían imponer a los alemanes la siguiente solución: los alemanes suministran las fuerzas que, desde los países bálticos, lanzan una ofensiva contra Petrogrado. Oficialmente, el comando de esta operación fue confiado al general Avalov pero, de hecho, debía ser asumido por generales alemanes.

Pero los alemanes comprendieron con celeridad a qué aventura los querían arrastrar y dijeron que no. Por esta razón la operación de Pilsudski, sin el apoyo del norte, fracasó. En ese contexto se cerró el Tratado de Paz de Riga de 1921 que debía impedir a los países bálticos lanzarse en el futuro a cualquier tipo de aventura.

Nosotros reconocimos su condición independiente. Hay que señalar que los estadounidenses reconocieron la independencia de Lituania, Letonia y Estonia dos años más tarde. Antes, apoyaban a Koltchak y a los otros representantes visibles de la guardia blanca que exigían la creación de una Rusia «unida e indivisible». Hasta una época determinada, la soberanía de los países bálticos no les interesaba para nada.



Esclarecedor mapa de la llamada "Guerra Civil Rusa" tras la Revolución de Octubre (1917), el mapa representa las operaciones militares entre 1918 - 1921. Las leyendas describen la situación. Este conflicto no fue solo nacional sino que contó con la participación directa y encubierta de otros estados (incluso tropas estadounidenses) ante el temor de que la doctrina bolchevique se afiance y se expanda por la región.

➤  Viktor Litovkin: Pero no se comprende porqué Estados Unidos aceptó que Lituania, Letonia y Estonia fueran incorporadas a la URSS después de la guerra.
Valentín Falin: Jamás lo aceptó. Este asunto no fue mencionado en la Conferencia de Yalta. En una entrevista, tal vez en Teherán, Roosevelt le propuso a Stalin organizar un referéndum en los países bálticos después de la guerra. Si estos países querían permanecer en el seno de la URSS, Estados Unidos prometía reconocer su nueva condición. Hasta donde sé, Stalin respondió: ya hubo un referéndum, no veo que otra cosa nueva podamos inventar.

Desde 1942, Roosevelt trataba de conseguir una entrevista particular con Stalin. Y creo que en ese caso nuestros dirigentes cometieron un grave error de cálculo. Según Harry Hopkins, consejero del presidente estadounidense, Stalin se habría asombrado al ver hasta que punto estaba dispuesto Roosevelt a acceder a los intereses legítimos de la Unión Soviética.

Ahora bien, apelando a pretextos diversos Stalin evitaba el encuentro, era preferible una reunión tripartita, proponía un encuentro entre sus representantes. La explicación de esta negativa tal vez se halle en el hecho de que Stalin sufrió un ligero ataque cerebral en 1943 y se vio incapacitado para el trabajo durante varios meses, pero nadie estaba al tanto de ello.

Las informaciones falsas que Churchill enviaba a Stalin por diversos canales también desempeñaron un papel nada desdeñable. Se supone que Churchill proponía a los estadounidenses que reconocieran las fronteras de la URSS de 1941, que ya incluían a Lituania, Letonia y Estonia, pero los estadounidenses se oponían a ello de manera sistemática.

Si lo hacían no era porque quisieran tanto a los países bálticos sino porque la proporción de inmigrantes lituanos, letones y estonios en el electorado de Roosevelt no era nada desdeñable. Y necesitaba sus votos en las elecciones. Consideraciones que lo mantenían, por así decir, amarrado.



Retrato del líder soviético Stalin

➤  Viktor Litovkin: ¿Cuál es el principal balance de la Conferencia de Yalta? ¿No es el hecho de que hayamos vivido sin guerras mundiales durante sesenta años? ¿Cuáles son, en su opinión, las lecciones de Yalta para los políticos actuales?
Valentín Falin: Antes de responder, quisiera mencionar otro detalle, sustancial según creo, de las negociaciones de Crimea y del que no quedó prácticamente ninguna huella escrita. Roosevelt le prometió a Stalin un crédito de 4.500 millones de dólares para la recuperación del país en el período de posguerra.

¿Por qué? A pesar de todo lo que le decían de Stalin -que era un dogmático comunista, un socialista hasta la médula-, el presidente sabía que Stalin proponía gran número de concesiones a los estadounidenses, condiciones excepcionales para las inversiones, que analizaba la idea de una economía de mercado en la URSS.

Y si esto no se materializó fue porque después de Roosevelt vino Truman, un hombre que al regresar a Estados Unidos luego de la conferencia de Postdam le ordenó a Eisenhower preparar el Plan Totality de guerra nuclear contra la Unión Soviética.

La primera versión de ese plan estuvo lista en diciembre de 1945. Luego vinieron otros planes, como Drop Shop y otros, que preveían desmembrar a la Unión Soviética en doce Estados, incapaces por sí mismos de alcanzar solos sus objetivos económicos y de defensa.

Pero, si hay que mencionar el alcance global de la Conferencia de Crimea, pienso que Yalta constituyó una de las mejores oportunidades que ha tenido jamás la humanidad desde los comienzos de su historia escrita, al menos desde el nacimiento de Cristo, de excluir totalmente la guerra de la vida de la humanidad, como fue inscrito en la Carta de la Organización de Naciones Unidas. Oportunidad que no fue aprovechada, y la responsabilidad principal recae sobre Washington.

En diciembre de 1945, Burns, el primer secretario de Estado de Truman, sostuvo negociaciones con Stalin en el marco de la Conferencia de Ministros de Relaciones Exteriores de Moscú. En su intervención, difundida por la radio el 30 de diciembre, señaló que luego de las negociaciones sostenidas con Stalin había comprendido que la paz equitativa, tal como la conciben los estadounidenses, era posible.

El 5 de enero, Truman le dirigió una carta en la que le decía: «Lo que dijo es delirante. No necesitamos ningún compromiso con la Unión Soviética. Lo que necesitamos es la Pax Americana, conforme en un 80% con nuestros ideales.»

La fecha del 5 de enero de 1946 puede ser considerada como la del inicio formal de la Guerra Fría. Y usted sabe a dónde nos condujo.



El presidente de los Estados Unidos, Harry S. Truman desde 1945 a 1953

La lección principal de la Conferencia de Yalta es la siguiente: si hubiéramos tenido un enfoque razonable, y si hubiéramos manifestado en ese entonces el deseo de instaurar una paz satisfactoria para los intereses de todos los miembros de la comunidad internacional, hubiera sido posible encontrar antes soluciones convenientes para todos. Y es infinitamente más difícil hacerlo hoy. El mundo está sobresaturado de armas y muchas cosas dependen de circunstancias imprevisibles, de origen terrestre o no.

...Aviones B-52 estadounidenses transportaban cuatro bombas H de 25 megatones cada una, es decir 100 megatones por avión. Estos aparatos sufrieron tres averías. Uno de ellos se estrelló cerca de Chicago. Once de los doce fusibles de seguridad de una bomba no funcionaron. ¿Qué habría sido del mundo si el último dispositivo, el duodécimo elemento, hubiera fallado también?

Podemos calcular en la actualidad la cantidad de veces que el mundo ha estado al borde de una catástrofe global. Solo una razón superior ha preservado de la autodestrucción a la humanidad y la vida biológica en la tierra.

Todos los Estados del planeta deben por consiguiente actuar de forma tal que cada uno de sus pasos, grande o pequeño, tienda a hacer del mundo un sitio menos peligroso en todos los aspectos. Y naturalmente, más equitativo y más unido.


Fuente original de consulta en castellano
Red Voltaire

Otras fuentes de consulta:


Por qué la "Conferencia de Yalta" es tan importante en la historia?
¿Por qué se ignora el papel de la URSS en la victoria sobre el nazismo?
La rusofobia de Occidente es incurable
La Temprana ´Guerra Fría´: Planes de la OTAN - Pacto de Varsovia

07 mayo 2020

El pulpo en las caricaturas políticas




Nick Ottens
STEAMPUNK
Never Was Magazine


Los pulpos son un tropo popular en el arte político. Se pusieron de moda en la década de 1870, cuando Frederick W. Rose describió a Rusia como un pulpo gigante que dominaba el este de Europa. El monstruo marino fue rápidamente traspasado a Alemania cuando representaba una mayor amenaza para la paz en Europa. Durante la temprana Guerra Fría, fue nuevamente el turno de Rusia. El pulpo fue la metáfora perfecta para difundir el comunismo.

Aquí se expone una selección artística con las mejores y peores criaturas marinas con tentáculos.

Pulpo ruso

1877, mapa de Europa por Frederick W. Rose (Biblioteca de la Universidad de Cornell)


El británico Fred Rose fue el primero en representar a Rusia no como un oso sino como un pulpo. Su mapa de guerra serio-cómico, que sería revisado y traducido a varios idiomas europeos, apareció en marzo de 1877, dos meses después de que Rusia atacara al Imperio Otomano en respuesta a la masacre de cristianos en Bulgaria (representada en el mapa con una calavera).

Rose muestra al gigante pulpo ruso que estrangula a Persia y Polonia, sosteniendo a Finlandia a su alcance y luchando con Turquía.

La política británica estaba dividida en ese momento entre los liberales anti-turcos de William Gladstone, que se disculparon por Rusia, y los conservadores rusos, que pidieron un pacto con los otomanos para bloquear la expansión rusa. La caricatura de Rose ayudó a influir en la opinión pública a su favor.


Tentáculos hacia Asia


1904, mapa de Asia y Europa por Kisaburō Ohara (Biblioteca de la Universidad de Cornell)


Uno de los primeros artistas en imitar a Rose fue Kisaburō Ohara de Japón. Esta caricatura, de la época de la guerra ruso-japonesa, muestra los tentáculos de Rusia que se extienden hacia Asia. Cabe destacar el tentáculo más a la derecha, que toca Port Arthur: el sitio del ataque de 1904 de Japón contra la flota rusa.

El mapa se hizo para persuadir a Gran Bretaña, entonces el principal poder naval del mundo, para que se mantuviera al margen de la guerra.


El pez diablo en aguas egipcias


El pez diablo en aguas egipcias, caricatura publicada en Punch (1888)


El final del siglo XIX fue también la marca del apogeo del imperialismo británico. Esta caricatura de 1888, publicada en Punch, muestra a John Bull, la personificación del Reino Unido, incursionando en aguas egipcias.

"Es una curiosa mezcla de leones, mulas y pulpos", engullendo territorios a lo largo de la ruta a la India: Gibraltar, el Cabo, Malta, Chipre y el recientemente inaugurado Canal de Suez.


Revancha

Detalles de una mapa de portada de La Revanche de 1886, que muestra a soldados franceses y rusos luchando contra un pulpo alemán.


Prusia, y más tarde Alemania, se convirtieron en un pulpo favorito en la propaganda francesa.

Esta portada de la revista francesa de asuntos públicos La Revanche muestra a Francia y Rusia asesinando al pulpo alemán en 1886, quince años después de que Francia perdiera Alsacia y el departamento de Mosela de Lorena en la Guerra de 1870. Francia y Rusia formalizarían una alianza anti-alemana cinco años después.


Gemelos


1915, Mapa británico de pulpos alemanes y austriacos ( Wikimedia Commons )


Este mapa británico de 1915, también traducido a otros idiomas, se burla de la promesa de Alemania de no hacer la guerra "para subyugar a los pueblos extranjeros" al destacar las tierras que Austría tenía anexadas a lo largo de los siglos.

Sin embargo, simplifica la expansión territorial de Prusia y deja de lado el contexto histórico. Baviera, por ejemplo, se fusionó libremente con Prusia para formar el Imperio alemán en 1871. El mapa tampoco menciona el papel que el aliado de Gran Bretaña, Rusia, jugó en la partición de Polonia.


Expansión prusiana


1917, mapa de la expansión de Alemania por Maurice Neumont (IGM)


Es una versión francesa de la anterior. Si mira de cerca podrá apreciar al pulpo con un Pickelhaube en el medio.

Maurice Neumont, el ilustrador, cita a varios políticos franceses que advirtieron contra el expansionismo prusiano. El soldado húngaro representa el tamaño del ejército de Alemania en comparación con el de la Francia revolucionaria un siglo antes. Quizás una comparación más justa hubiera sido con el ejército francés de 1914, que tenía cuatro millones de hombres armados contra 4.5 millones de los alemanes.


Instando a los franceses a resistir


Cartel anticomunista francés de 1936 o 1937


Este cartel de propaganda anticomunista francés de 1936 o 1937 fue uno de los primeros que describió a la Rusia soviética como un pulpo.

Sostiene que toda Europa está luchando contra el comunismo. Tenga en cuenta que los británicos, alemanes, italianos y turcos han cortado uno de los brazos del pulpo. Los nacionalistas españoles están en el proceso de hacer lo mismo. (El bando republicano en la Guerra Civil española fue apoyado por la Unión Soviética, aunque solo una parte de los combatientes fueron militantes comunistas).

Los franceses, por el contrario, supuestamente están permitiendo que la criatura comunista estrangule su bandera.


Stalin el monstruo marino


Cómo funciona el comunismo


Este panfleto anticomunista estadounidense, producido por el Servicio de Biblioteca Católica en 1938, lleva la metáfora del pulpo un paso más allá al representar al líder soviético Joseph Stalin como una criatura marina.

Uno de sus tentáculos se enrosca alrededor de España, donde la Guerra Civil todavía se está librando. Otro se extiende a Norteamérica: la sugerencia, por supuesto, es que la impía amenaza roja estaba llegando a los Estados Unidos.


Churchill sediento de sangre


Cartel propagandístico francés anti-británico de 1941 que representa a Winston Churchill como un pulpo.


Los fascistas devolvieron el favor en 1941 o 1942 al representar al primer ministro británico en tiempos de guerra, Winston Churchill, como un pulpo.

Sus tentáculos se ven alcanzando África y Oriente Medio. Las amputaciones en Dakar, Mers El Kébir, Egipto, Libia y Siria indican la resistencia del Eje al imperialismo británico.

La idea era convencer a los franceses de que su verdadero enemigo era Gran Bretaña, a pesar de que los nazis estaban ocupando su tierra natal. Los lugares mencionados fueron sitios de acción militar aliada contra la Francia de Vichy, aliado nazi. El ataque de Gran Bretaña a la flota francesa en Mers El Kébir en particular había causado muchas bajas francesas.

Conspiración sionista británica


La caricatura antisemita de la era nazi de Josef Plank muestra a Winston Churchill como un pulpo con la Estrella de David sobre su cabeza (Biblioteca del Congreso)


Esta caricatura alemana antisemita, publicada en algún lugar entre 1935 y 1943, representa de manera similar a Churchill como un pulpo pero con una Estrella de David sobre su cabeza, vinculando el imperialismo británico con una imaginaria conspiración judía global.


Pulpo Rothschild


Un pulpo que representa a la familia bancaria inglesa Rothschild  del Coin's Financial School (1894)


La idea de que los intereses monetarios judíos controlan la política británica es antigua. En un folleto de 1894 se abogaba por la introducción de un estándar mixto del oro y la plata. William Hope Harvey había representado a la familia bancaria Rothschild como sinónimo de Inglaterra. Sus tentáculos se extienden por todo el mundo.


Standard Oil 


1904, Caricatura estadounidense que representa a la compañía Standard Oil como un pulpo (Biblioteca del Congreso).


La caricatura de pulpo más famosa debe ser esta representación de 1904 de Standa Oil de John Rockefeller. Tenga en cuenta que sus tentáculos están envolviendo no solo el Congreso de los Estados Unidos y una casa estatal, sino también las industrias de cobre, acero y transporte marítimo. El próximo objetivo es la Casa Blanca.

Las caricaturas antimonopolistas como estas ayudaron a que Theodore Roosevelt prevaleciera en las elecciones presidenciales de ese año.


Abrazo inoportuno de Japón


Un póster británico en tiempos de guerra contra Japón que amenaza el comercio mundial (LHCMA); y, un cartel de las Indias holandesas de 1944 que pide la liberación de las Indias (NIOD).


Japón no escapó de la representación como un pulpo en la propaganda aliada.

El afiche británico argumentó que la otra potencia amenazaba el comercio mundial de la isla al mostrar sus tentáculos envueltos alrededor de los productos que se encuentran en el este y el sudeste asiático.

El cartel holandés de 1944 pedía la liberación de las Indias Orientales del inoportuno abrazo de Japón. Aunque "liberación" significaba volver al dominio colonial holandés.


El retorno del pulpo rojo 



El pulpo rojo regresó después de la Segunda Guerra Mundial, cuando el oeste capitalista y el este comunista volvieron una vez más a enfrentarse. 

Esta imagen proviene de la portada de un folleto de 1950 difundido por la Liga Económica favorable a las empresas en el Reino Unido. Sugiere que el comunismo está a punto de devorar al mundo entero.


Reconocer el peligro

Cartel electoral del Partido Popular de Austria en 1949 representa al comunismo soviético como un pulpo (ÖNB)


Solo un poco menos amenazante, este cartel electoral de 1949 del conservador Partido Popular de Austria muestra que el comunismo está extendiendo su influencia hacia el oeste de Europa. Insta a los votantes a "reconocer el peligro" de la ideología soviética.

Al igual que Alemania, Austria estaba ocupada por los aliados victoriosos en ese momento. Los soviéticos controlaban lo que se convertiría en los estados de Burgenland y la Baja Austria. Solo después de que el país declaró su neutralidad en 1955, las tropas occidentales y soviéticas se retiraron.


Imperialismo americano


Ante Los Bárbaros


Los movimientos de izquierda también emplearon el tropo de pulpo.

El escritor colombiano José María Vargas Vila, por ejemplo, describió a los Estados Unidos como un monstruo marino hambriento en la portada de su "Ante Los Bárbaros" de 1930, agarrando la isla de Cuba bajo el dominio pro-estadounidense y mirando a Centroamérica.


"Francia no será una colonia"


Cartel del partido comunista francés de los años 50. Los comunistas franceses tuvieron la misma idea. Observe los signos de dólar en los ojos del pulpo estadounidense en este cartel.


En el texto se lee: "¡No! ¡Francia no será un país colonizado! El gobierno francés estaba ansioso en esos momentos por convertirse en un socio dependiente de los estadounidenses.

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Dos ilustraciones interpuestas por el editor del blog


Póster sobre el presidente Donald Trump, que se comercializa vía internet. Titula "Imperio. La Pesadilla del  Líder Codicioso". 


Esta es una representación de Vladimir Putin. Titula "Octoputin", Fue originalmente encargado para ilustrar una portada de The Economist, la autoría corresponde a Jon Berkeley.
 


Anexo 2

El siguiente es un interesante artículo que se reproduce íntegramente.

Rusia, la (más) mala de la película en los mapas satíricos

Geografía Infinita
Gonzalo Prieto

Los mapas satíricos han sido a lo largo de los siglos una poderosa herramienta de propaganda política. Utilizados con motivo de conflictos o tensiones, son la plasmación gráfica de prejuicios e ideas preconcebidas sobre como unos estados ven a otros.


"The Avenger" (El Vengador): Un mapa alegórico de la guerra en 1877. Frederick Rose.


Rusia fue siempre la mala de la película en este tipo de mapas. O la más mala. 

El siguiente mapa fechado en 1871 representa Europa vista por un nacionalista italiano, muestra a Rusia como un gigante carnicero enfadado.



Visión italiana de Europa. 1871.


El autor aprueba la por entonces anexión italiana de Roma (1870). El “monstruo” francés está muerto (Batalla de Sedán de 1870, de la guerra franco prusiana que se saldó con la detención de Napoleón III).

Los sacos alemanes de dinero situados ante un amenazante Guillermo I podrían ser la contribución que los franceses tuvieron que pagar a partir de 1870, ya que hay un soldado prusiano comiendo las tartas de Alsacia y Lorena y bebiendo vino francés. Por su parte, Gran Bretaña es despreciada.

El mapa está lleno de ironía sobre quienes luchan por su independencia. Grecia mira en un espejo en busca de sus largos dientes perdidos, mientras otras naciones de los Balcanes se representan como ovejas, como Serbia, Bosnia, Albania, Bulgaria.

El siguiente mapa hace referencia a la Guerra de Crimea del XIX. Es un ejemplo de mapa satírico, fechado en 1856, por lo que puede considerarse el primero propagandístico de su tipo, precursor de un estilo que arrasaría en los siguientes 70 años en Europa.


Mapa humorístico del Teatro de Guerra en Europa a vista de pájaro. 1856.


El mapa se enmarca la Guerra de Crimea, que enfrentó a Rusia y el Imperio Otomano, y  es considerada como la primera guerra “moderna”. El enfrentamiento contó por primera vez, con corresponsales de guerra, lo que indica también el aumento del interés de la opinión pública por la situación política internacional.

En el mapa, Rusia aparece como un oso con corona imperial, al tiempo que blande un látigo. Polonia aparece como un esclavo, unido con una cadena. Las garras del oso se corresponden con la península de Crimea, donde las flotas francesa e inglesa intentan cortar esas garras, en oposición a la flota rusa que aparece más al este como “nicht sichtbar” (no visible) ya que el Tratado de París de 1856 estipulaba que los barcos rusos no podían mantener una flota en el Mar Negro.

En el siguiente mapa satírico Bismark frena con un gesto a una anciana Rusia que por 1875 (fecha de realización) mantenía una estructura social anclada en el pasado, mientras en Centroeuropa comenzaban a abrirse paso formas de gobierno tendientes a la democracia.



Das heutige Europa’ (La Europa de Hoy). Mapa de Caesar Schmidt de 1875.


Durante la época victoriana fue muy frecuente la publicación de mapas políticos satíricos. Tanto que se dio inicio a una nueva “corriente”. El Octopus Map, que sigue el estilo iniciado por Joseph Goggin, es uno de los más conocidos y representa los acontecimientos políticos del convulso año 1877 en Europa, expresando la hostilidad británica frente a las ansias expansionistas del Imperio Ruso. Uno de los grandes en la elaboración de estos mapas fue sin duda el británico Frederick Rose.


Mapa satírico de Europa (1877). Frederick Rose. (Wikipedia).


Misma figura para representar a Rusia, utilizado en diferentes países como representación. El siguiente mapa fue producido en la segunda mitad del siglo XIX por J.J. van Bredero de Haarlem (Países Bajos). Es un ejemplo más de los muchos mapas que circularon en Europa con una cartografía antropomórfica con la cual se buscaba ilustrar la tensa situación geopolítica del momento.



Mapa satírico de Rusia de 1870. Humoristische-Oorlogskaart (1870). 


El pulpo aparece en los mapas satíricos para representar a Rusia de manera recurrente. También a principios ya del siglo XX. En el siguiente mapa se puede apreciar como el Zar busca con sus tentáculos alcanzar a Polonia y Finlandia, por entonces (1900) en pleno proceso de absorción. Hasta China siente como se acerca el pulpo, cuyos tentáculos también apuntan a Persia y Afganistán mientras que otro amenaza una vez más al Imperio Otomano, que de nuevo podría ser atacado por el Cáucaso.


John Bull and his Friends. A Serio-Comic Map of Europe


El pulpo tuvo mucho éxito e incluso una corriente “continuadora” que fue años más allá, cerca de 25 desde la elaboración de los primeros mapas de su “especie”. El siguiente mapa satírico japonés de 1904, pintado por Kisaburo Ohara, representa a Rusia con la forma de este molusco.


Mapa satírico japonés de 1904 pintado por Kisaburo Ohara, en el que se representa a Rusia como un pulpo negro.


En el texto de la parte superior izquierda Kisaburo detalla por qué pinta así al pulpo (opresor, intentando abarcar todo lo que está a su alcance). Es una manera de mostrar apoyo a su país (Japón) en la lucha que estaban manteniendo en aquel momento el imperio japonés y ruso en las tierras de Corea y Manchuria (1904-1905).

Sin duda muchos detalles de estos mapas satíricos se nos escapan. No obstante, a través de estos mapas es posible apreciar un claro sesgo propagandístico que deja entrever que la cartografía fue utilizada también como herramienta política. Gracias a estas visualizaciones decimonónicas los autores conseguían trasmitir una idea general sobre las relaciones internacionales, siempre desde el punto de vista del emisor.


Fuentes originales

Nick Ottens
Geografía Infinita

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