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15 febrero 2018

La ilusión de que Daesh está acabado



por Thierry Meyssan
RED VOLTAIRE  
13 febrero 2017


La caída del Califato y la dispersión de los yihadistas del Emirato Islámico han iniciado un periodo de reciclaje de estos terroristas. Considerados, según los casos, fanáticos o simples sicópatas adscritos a una ideología, estos individuos son ahora cortejados por los países y transnacionales que ya fueron indirectamente sus empleadores. Este artículo describe el panorama que se presenta a los terroristas en esta “segunda oportunidad” y lanza una importante advertencia sobre la complacencia de las potencias occidentales ante la ideología de Daesh, que es la ideología de la Hermandad Musulmana.


Con la caída del Emirato Islámico (Daesh), los dirigentes del mundo entero se plantean ahora una serie de interrogantes sobre la reconstrucción de Irak y de Siria. Pero hay en suspenso otras cuestiones mucho más difíciles, de las que no se plantean en público.

Al término de toda guerra de carácter ideológico, como las guerras de religión europeas del siglo XVI o la Segunda Guerra Mundial en el siglo XX, se plantea la cuestión del futuro de los soldados vencidos. Muchos de ellos han perpetrado crímenes atroces y no parece entonces posible reintegrarlos a las sociedades victoriosas.

Después de haber perdido sucesivamente la ciudad iraquí de Mosul y las ciudades sirias de Raqqa, Deir es-Zor y Bukamal, el Califato ya no controla territorios. El fin del «Estado Islámico», otra de las denominaciones que Daesh recibió en Occidente, es consecuencia del abandono –por parte de Estados Unidos– del proyecto de «Sunnistán» que debía bloquear la Ruta de la Seda en Irak y en Siria (se trata del plan publicado en 2013 por Robin Wright [1], que fue cancelado por el presidente Donald Trump en mayo de 2017). En definitiva, los yihadistas fueron derrotados por los ejércitos de Irak y Siria.

Durante tres años, la coalición anti-Daesh encabezada por Estados Unidos alternó sus bombardeos aéreos ineficaces con lanzamientos en paracaídas de cargamentos de armas que “por error” terminaban en manos de los yihadistas, práctica ampliamente demostrada y denunciada por el Parlamento iraquí. Esa coalición sólo tuvo un papel decisivo en la batalla de Mosul, donde trató de exterminar a los yihadistas arrasando por completo la ciudad.




En 2015, el Califato disponía de unos 240 000 combatientes: 
- 40 000 yihadistas, miembros de Daesh; - 80 000 miembros de la Orden de los Naqchbandis, ex soldados del ejército iraquí licenciados por Paul Bremer desde el inicio de la ocupación de Irak por la coalición creada por Estados Unidos para invadir ese país; - 120 000 miembros de las tribus sunnitas del oeste de Irak, descendientes de combatientes yemenitas.
No hay cómo determinar actualmente cuántos de esos elementos murieron en combate ni cuántos nuevos yihadistas fueron trasladados al teatro de operaciones durante la guerra. A pesar de lo que dicen diferentes actores, lo cierto es que no se sabe cuántos son actualmente y que la única referencia existente son las cifras anteriores.

Si bien los 200 000 iraquíes que se habían unido a Daesh se han fundido nuevamente con la población sunnita iraquí, cabe preguntarse ¿qué hacer con los 40 000 criminales ya experimentados y curtidos que son los yihadistas extranjeros?


Combatir el Califato

A modo de comparación, al final de la Segunda Guerra Mundial, la Wehrmacht (las fuerzas armadas de la Alemania nazi) fue desmovilizada sin grandes problemas. Pero ¿qué había que hacer entonces con los miembros de las SS (la organización paramilitar del partido nazi, reconocida como organización criminal por el Tribunal de Núremberg)? Las SS contaban 900 000 individuos y, evidentemente, nadie habló de matarlos, ni siquiera de juzgarlos. Muchos de ellos sólo regresaron a sus lugares de origen, tratando de no llamar la atención.



Pero los oficiales de las SS fueron recuperados en masa por Estados Unidos para utilizarlos en la lucha contra la Unión Soviética, ya fuera para sabotear su economía o para instalar regímenes anticomunistas en los lugares del «mundo libre» donde se presentara la ocasión. Algunos rechazaron la paz y prosiguieron la guerra durante 2 años más. Estos últimos fueron llamados «lobos solitarios», una expresión que ha resurgido en nuestros días.

Los artífices del “reciclaje” de los SS fueron el primer director de la CIA, Allen Dulles, y su hermano, el secretario de Estado John Foster Dulles. No se supo del asunto hasta que el Congreso de Estados Unidos descubrió la envergadura y las consecuencias de aquella operación. Las comisiones Church y Nedzi-Pike, así como la Comisión Presidencial sobre las actividades de la CIA en Estados Unidos, demostraron los hechos de manera irrefutable a partir de 1975. El presidente James Carter decidió entonces poner fin a aquel programa mientras que el almirante Stanfield Turner se encargaba de “limpiar” la CIA.

La imagen que la opinión pública retiene es que durante unos 30 años Estados Unidos fue una criptodictadura donde cientos de miles de ciudadanos fueron perseguidos al extremo de no poder ejercer tal o más cuál profesión mientras que se espiaba a millones de estadounidenses. Pero la opinión pública ha olvidado que países tan diversos como Arabia Saudita, Bolivia, Sudcorea, Guatemala, Filipinas e incluso Taiwán vivían bajo crueles dictaduras y que esas dictaduras se mantenían en el poder gracias a la «experiencia» de los SS “reciclados” por la CIA [2]. Los programas de manipulación mental, los experimentos con uso de drogas y las escuelas de torturadores se mencionan a veces separadamente, cuando en realidad todo eso era parte de un conjunto coherente que prologaba lo que se ha designado como la «ciencia nazi» (sic).

Es por lo tanto importante reflexionar ahora sobre la solución del problema de los yihadistas para evitar que se reproduzca con ellos el mismo error y preservar a nuestros hijos de una prolongación de los crímenes de Daesh.

Cierto es que la situación actual es diferente a la del fin de la Segunda Guerra Mundial. Por un lado, parece más fácil ya que los yihadistas son mucho menos numerosos que los SS. Sin embargo, es también más compleja ya que, al final de la Segunda Guerra Mundial, Hitler había sido derrotado, pero no ha sucedido lo mismo con los patrocinadores de los yihadistas.

- 1. Pasemos por alto a los que huyen de manera aislada. Esos no pasan de ser un asunto de la policía.
- 2. También están los que escapan en grupos y tratan de hacerse con nuevos territorios donde convertirse en líderes, ya sea en las cercanías del antiguo Califato, o en sus países de origen, pero sin participar en una estrategia global.
Unos 200 se han replegado hacia la provincia siria de Idlib, bajo control de al-Qaeda, donde se enfrentan a diferentes grupos armados.
Otros se replegaron hacia África. Están presentes en el Sinaí, donde luchan contra la alianza militar egipto-israelí [3]. También están presentes en Libia, donde controlan la región de Tripolitania, y en Nigeria, donde se enfrentan a la alianza entre ese país y Chad.
- 3. Pero la mayor parte de los yihadistas de Daesh se ha divido en 2 grupos a los que Estados Unidos –a través de los anarquistas kurdos– y Turquía están tratando como combatientes profesionales, ofreciéndoles un futuro como mercenarios.  
- a) El primer grupo es el que el representante de Estados Unidos ante la coalición internacional contra Daesh, Brett McGurk, y el general estadounidense Joseph Votel recuperaron para convertirlos en la mitad de los efectivos de una «Fuerza de Protección de la Frontera Siria». El secretario de Defensa James Mattis se pronunció contra ese proyecto y esa fuerza no ha llegado a crearse. Esos hombres están en la localidad de Kasham, cerca de una base secreta estadounidense en suelo sirio [4]
La semana pasada, el Partido de la Unión Democrática (PYD), o sea el partido anaquista kurdo creado en Siria, amnistió a esos yihadistas y comenzó a incorporarlos a su brazo armado, las Unidades de Protección del Pueblo (YPG), lo cual fue denunciado ante el Consejo de Seguridad de la ONU por el embajador de la Federación Rusa, Vassily Nebenzia. Dado el hecho que las YPG están siendo oficialmente armadas y asesoradas por militares estadounidenses, los yihadistas amnistiados por el PYD kurdo se encuentran de hecho bajo el mando del Pentágono, a pesar de que no ha llegado a crearse la «Fuerza de Protección de la Frontera».
- b) El segundo grupo de yihadistas ha sido reciclado por el presidente turco Recep Tayyip Erdogan bajo la bandera del «Ejército Libre Sirio» (ELS). Presentado en 2011 por la prensa atlantista como una fuerza de desertores del Ejército Árabe Sirio, el llamado «Ejército Libre Sirio» se componía en realidad de libios miembros de al-Qaeda bajo la dirección de militares franceses [5]. Dispersado antes por dos veces, el «Ejército Libre Sirio», o más bien su etiqueta, reaparece ahora junto a las tropas turcas que arremeten contra Afrin, en suelo sirio. 
En todo caso, la división de los yihadistas entre un grupo que lucha junto a los anarquistas kurdos de las YPG apadrinados por Estados Unidos y otro que lucha contra los kurdos, junto las tropas de Turquía, es muestra del desmoronamiento de la alianza turco-estadounidense.
-Brett McGurk fue miembro del equipo de John Negroponte y Donald Rumsfeld que concibió y organizó el Emirato Islámico en Irak (lo que luego sería Daesh) para romper la unidad de la resistencia iraquí contra la ocupación militar estadounidense y convertirla en una guerra civil entre sunnitas y chiitas.
Al inicio de su carrera política, cuando era uno de los dirigentes de la Milli Gorus –organización islamista irako-germano-turca creada por el iraquí Ezzat Ibrahim al-Duri (el Gran Maestro de la Orden iraquí de los Naqchbandis) y el turco Necmettin Erbakan–, Recep Tayyip Erdogan supervisaba el suministro de armas a los yihadistas chechenos que operaban contra Rusia. Mucho más tarde, siendo ya primer ministro, el propio Erdogan ayudó a los yihadistas que luchaban contra la República Árabe Siria y apoyó a Daesh sin reservas [6]
En todo caso, la repartición de yihadistas parece depender tanto de las oportunidades surgidas como de los orígenes étnicos de esos elementos. Por ejemplo, Abdullah Sufuni, ex emir de Alepo, al parecer se pasó al bando de Estados Unidos para vengarse por las pérdidas sufridas durante la intervención turca en Irak. Por su parte, los yihadistas provenientes del Cáucaso se ponen del lado de Turquía porque mantienen estrechas relaciones con ese país desde hace 30 años.
- 4. Aunque el Pentágona ha renunciado a crear un Estado para bloquear la vía de comunicación que conectaría la región del Mediterráneo con Irán y China, eso no quiere decir que abandone la estrategia del almirante Arthur Cebrowski tendiente a destruir las sociedades y Estados del «mundo no globalizado» [7] y algunos combatientes de Daesh han sido recuperados para seguir adelante con ese plan, utilizándolos como fuerzas especiales de sustitución.


En ese contexto, los ejércitos de Estados Unidos han trasladado yihadistas al subcontinente indio, Afganistán, Pakistán, la India, Bangladesh y Myanmar (pero no a Sry Lanka), como ha revelado Zamir Kabulov, el enviado especial del presidente Vladimir Putin en Afganistán.

El jefe del estado mayor iraní, general Mohammad Baqeri, ha confirmado que la fuerza aérea de Estados Unidos (US Air Force) estaba trasladando parte de los miembros de Daesh de Irak y de Siria hacia Afganistán. El presidente de Irán, el jeque Hassan Rohani, incluso se comunicó telefónicamente con su homólogo ruso, Vladimir Putin, para confirmarle esa información. Posteriormente, al dirigirse a la prensa, el propio Rohani reveló que propuso a Afganistán la ayuda de Irán contra los yihadistas proestadounidenses de Daesh.

Según el senador pakistaní Rehman Malik, la India organizaría una colaboración entre los yihadistas y el Rashtriya Swayamsevak Sangh (RSS), la milicia del primer ministro indio Narendra Modi. El objetivo sería infiltrarse entre los insurgentes musulmanes de Cachemira para acabar con ellos. El RSS, es el grupo que asesinó al mahatma Gandhi y tiene una larga tradición de extrema violencia. Rehman Malik no es un simple senador sino que fue nombrado jefe del contraespionaje pakistaní por Benazir Bhutto y se convirtió después en ministro del Interior. Ahora acaba de iniciar un procedimiento para que la ONU lleve el caso a la Corte Penal Internacional y lograr que el primer ministro indio Narendra Modi sea juzgado.

El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Zeid Ra’ad Al-Hussein, declaró la semana pasada que la crisis de los rohinyas en Myanmar [8] podría convertirse en un conflicto regional. Si eso llegara a suceder, el conflicto comenzaría por Bangladesh y Malasia, donde residen numerosos refugiados.

También se cuentan varios cientos de yihadistas que han regresado a Latinoamérica. Originarios principalmente de Trinidad y Tobago, estos elementos trataron de organizar un gran atentado que debía tener lugar en pleno carnaval, los días 13 y 14 de febrero. Pero fueron arrestados 5 días antes de la fecha prevista para la operación. La misión del comando detenido era reactivar la tradición islamista en ese archipiélago caribeño, siguiendo la línea del fallido golpe de Estado de julio de 1990. Y posteriormente debían aprovechar la situación de desorden creada por la extrema derecha en Venezuela para sumir ese vecino país en una guerra comparable a la de Siria.


Combatir la ideología del Califato


Al final de la Segunda Guerra Mundial, los occidentales fracasaron en la reinserción de los antiguos miembros de las SS, pero sí lograron erradicar, casi en todas partes, la ideología que habían defendido: el nazismo. Esa ideología se mantuvo sólo a través de los SS reciclados en las redes stay-behind, encargadas de sabotear la economía soviética en los países bálticos y en Ucrania, tierras donde hoy está resurgiendo.

En el momento de su creación, las Naciones Unidas fueron ante todo una coordinación internacional para la desnazificación y la lucha contra la propaganda de guerra. Todos sus miembros prohibieron los símbolos y las publicaciones nazis. El partido nazi, NSDAP, fue disuelto y se censuró la propaganda de guerra.

En cambio, hoy en día, nadie, con excepción de la Federación Rusa y sus aliados, parece interesado en luchar contra la ideología del islam político ni contra su partido: la Hermandad Musulmana [9].

Veamos un ejemplo. 

En Francia existe una institución encargada de representar a los musulmanes del país. El Estado francés logró introducir en esa institución 2 representantes de la Hermandad Musulmana y sacar de la presidencia a un funcionario argelino para poner en su lugar un miembro de la Milli Gorus turca. Al mismo tiempo, Francia organiza una campaña de prensa a escala mundial contra Tariq Ramadan, nieto del fundador de la Hermandad Musulmana, actualmente objeto de una acusación de índole criminal. Lo que se busca es focalizar el debate sobre une persona en particular y sacar ese símbolo incómodo de la vista del público, sin enfrentar por ello la ideología de la cofradía.

La Hermandad Musulmana ya fue disuelta, en Egipto, al final de la Segunda Guerra Mundial, tanto por haber perpetrado asesinatos políticos en ese pais como por haber entregado información de inteligencia a la Alemania nazi. Pero no se hizo nada contra su ideología. Peor aún, el MI6 británico aprovechó el encarcelamiento de los principales dirigentes de la Hermandad Musulmana para reorganizarla en función de sus propios intereses. Y nada cambió. Después del desastroso episodio que fue la presidencia de Mohamed Morsi, Egipto volvió a prohibir la Hermandad Musulmana. Pero el presidente Abdel Fatta al-Sissi, preocupado por la pacificación de su país, deja que su esposa se pliegue a la “obligación” de portar el velo islámico, que no tiene nada que ver con el islam y que apareció solamente con los califas de Bagdad.

Los iraquíes y los sirios acaban de poner fin al Califato de Daesh, pero la batalla está lejos de haber terminado. Parte de los yihadistas prosiguen su misión y su ideología sigue tratando de ganar adeptos sin que nadie se decida a enfrentarla.

Hay que decirlo otra vez: a los occidentales, les resulta difícil abandonar un instrumento tan útil para su estrategia.


Thierry Meyssan




* Las ilustraciones de este artículo han sido intercaladas por el editor del blog.

NOTAS:

[1] “Imagining a Remapped Middle East”, Robin Wright, The New York Times Sunday Review, 8 de septiembre de 2013.
[2] Inside the League, Scott y Jon Lee Anderson, Dodd Mead & Company, 1986. «La Liga Anticomunista Mundial, internacional del crimen», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 20 de enero de 2005.
[3] “Secret Alliance: Israel Carries Out Airstrikes in Egypt, With Cairo’s O.K.”, David D. Kirkpatrick, The New York Times, 3 de febrero de 2018.
[4] «Secretos, mentiras y confusión estadounidenses en el norte de Siria», por Thierry Meyssan, Al-Watan (Siria), Red Voltaire, 23 de enero de 2018.
[5] «Islamistas libios se desplazan a Siria para “ayudar” a la revolución», Daniel Iriarte, ABC (España), 17 de diciembre de 2011. Este artículo fue reproducido en español por la Red Voltaire y traducido al francés para su publicación en nuestro sitio web. Ver también «Los Contras sirios apoyados por Washington están bajo el mando de un “ex” terrorista de al-Qaeda», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 19 de diciembre de 2011.
[6] Sobre la historia de Daesh y del presidente Erdogan, ver De la impostura del 11 de septiembre a Donald Trump. Ante nuestros ojos la gran farsa de las "primaveras árabes", de Thierry Meyssan, Orfila Valentini, Ciudad México, 2017.
[7] The Pentagon’s New Map, Thomas P. M. Barnett, Putnam Publishing Group, 2004. «El proyecto militar de Estados Unidos para el mundo», por Thierry Meyssan, Haïti Liberté (Haití) , Red Voltaire, 22 de agosto de 2017.
[8] «El islam político contra China», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 3 de octubre de 2017.
[9] Yo refuto el concepto de «islamo-fascismo» porque, aunque utiliza el lenguaje islámico para manipular a las masas, la ideología de la Hermandad Musulmana no tiene nada que ver con el islam.

04 julio 2017

Reajustes en el Medio Oriente: Una brisa de laicismo recorre el mundo musulmán


 Introducción del redactor del blog

A Thierry Meyssan, intelectual francés, presidente-fundador de la ‘Red Voltaire’ y de la conferencia ‘Axis for Peace’ le corresponde el mérito del reportaje que darán lectura a continuación de este prólogo.

De la mano de éste genial analista internacional  veremos como la política  del Medio Oriente se va transformando, aunque en la práctica, sobre el terreno, seguimos contemplando el desarrollo de los conflictos armados regionales, entre bastidores se cocinan nuevos acontecimientos que van a ir marcando poco a poco una nueva realidad geopolítica regional.

Podríamos decir que este tema es un capítulo más de aquellas serie de artículos denominados “Descifrando la Política exterior de Trump”; y, en efecto puede serlo, pero hemos querido ponerle nota aparte, porque hay –todavía- personas que no entienden la profundidad y complejidad de la política exterior de las superpotencias en el control geopolítico, lo que Brzezinsky denominó “El gran tablero mundial: La supremacía estadounidense y sus imperativos geostratégicos”.

No siempre se cumplen sobre el terreno las directrices políticas emanadas de la administración de turno de la Casa Blanca, el presidente Trump, pese a su aparente intolerancia en otros temas y a sus excentricidades que son motivo de las notas de farándula, sigue luchando contra una férrea oposición interna de su nueva doctrina exterior, eso le ha creado problemas y mortales enemigos no solo en el Congreso, también en el Pentágono y, claro, en el poderosísimo Complejo Militar – Industrial, por no mencionar a la intocable prensa “libre” estadounidense con sus concurrentes críticas, diatribas y mentiras ordenadas por quienes controlan el poder real de los Estados Unidos, lo que suele denominarse el “estado profundo”.

Quién se ha atrevido poner el cascabel al gato? Aunque asemeje más a un reality show televisivo, Trump ha puesto en su sitio a las grandes corporaciones informativas (mejor dicho a los medios de embrutecimiento masivo). El presidente Trump rechazó asistir (en abril) a la cena de la Asociación de Corresponsales de la Casa Blanca, una cita obligada que ha marcado siempre la política coordinada del gobierno con los medios, vital para vender la imagen en el interior y el mundo de las virtudes de la democracia norteamericana y su “compromiso” con la paz y la estabilidad mundial. Ese evento, no es cualquier cosa, allí se reúnen entre otros periodistas afamados, políticos y celebridades. También ha demostrado firmeza al excluir a varias cadenas de noticias escrita y de televisión de algunas conferencias de prensa en la Casa Blanca. La pugna con los tradicionales medios es total, Trump los ha calificado sin titubeos de falsos y fraudulentos.

Eso debe llevar una reflexión al público lector, si Trump se ha ganado estos poderosos enemigos es porque, precisamente, está haciendo lo que nadie en los Estados Unidos ha osado realizar en contra de un sector poderoso que desea mantener intactos sus interés mundiales. El circo mediático, incluso por temas intrascendentes, es la consecuencia de lo que leemos a diario en una prensa que desvía la atención nacional y mundial de las verdaderas cuestiones significativas que van marcando los derroteros del devenir de las próximas generaciones.

Por ello, los temas que leeréis a continuación pueden parecer resultado de la mente de uno o varios idealistas; pero en la realidad es lo que se está tratando de configurar en el Próximo Oriente. Personas como Thierry Meyssan que gozan del privilegio de acceder a dicha información las comparte a  un lector ávido y versado en la temática. Que se lleguen a cristalizar los objetivos dista mucho entre las buenas intenciones y los profundos deseos de impedirlo.

No con ello debe interpretarse la posición del editor de este blog en favor de lo que denominó ‘nueva doctrina exterior americana’ (de Trump). El mandatario estadounidense representa a uno de los círculos puros del poder económico en pugna con otros, pero su visión difiere de la clásica política militar intervencionista disfrazada de “labor humanitaria internacional” (“deber” de defender). Trump se inclina por las relaciones y manejo de las altas finanzas internacionales para seguir imponiendo el capitalismo brutal en contra de las clásicas guerras imperialistas, he allí la diferencia. 

Tampoco significa eso que dejará de utilizar la fuerza donde y cuando sea necesario, lo seguirán haciendo porque los Estados Unidos debe “velar” por su seguridad y sus intereses económicos, aunque ello signifique implicarse en una nueva guerra. Son las grandes contradicciones de la política y diplomacia internacional.

Tampoco sería sorprendente que todo este entramado sucumba antes de tiempo, nadie garantiza que Trump pueda mantenerse en el poder (o con vida); o, que se vea obligado a rectificar sus políticas. La bronca monumental con los medios, como la CNN, una de las “vacas sagradas” de la “información” mundial, son una señal clara que la guerra está declarada. Muchos expertos juristas dentro del país están siendo consultados sobre la posibilidad legal de intentar aplicar el “impeachment”, es decir, el proceso de destitución del presidente. La CNN y otras grandes corporaciones se encargarán de moldear a la opinión pública, seguro.

No es necesario prologar más el tema, el culto lector podrá apreciar por si solo esta realidad. Solamente aclarar que el presente reportaje constituye en realidad dos textos relacionados del autor que han sido publicados en RED VOLTAIRE hace pocos días. Las notas a píe de página y los enlaces originales podrán ser consultados en los respectivos enlaces. También es necesario aclarar que la mayoría de fotografías y los mapas son agregadas por el editor de este blog, así como los subrayados, negrillas y notas a píe de fotografías.

Gracias por vuestra deferencia                                                
                                                                                                
                                                                              t. andino


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Reajustes en el Medio Oriente



                                     El jeque Tamin ben Hamad al-Thani, emir de Qatar.


Los países del Medio Oriente ampliado se dividen ahora entre partidarios y adversarios del clericalismo, mientras que Washington, Moscú y Pekín negocian una nueva distribución de cartas. Thierry Meyssan evalúa el impacto de este verdadero terremoto en los conflictos que ya estaban desarrollándose en Palestina, en Siria e Irak, así como en Yemen.

La crisis diplomática alrededor de Qatar ha congelado varios conflictos regionales y disimulado varios intentos de arreglos vinculados a otros. Nadie sabe cuándo se levantará el telón, pero lo que sí es seguro es que cuando eso suceda veremos una región profundamente transformada.


1– El conflicto palestino

Desde que la mayoría de los palestinos fueron expulsados de su tierra –el 15 de mayo de 1948, en lo que hoy se designa como la Nakba– y que los pueblos árabes rechazaron aquella limpieza étnica, lo único que había modificado parcialmente la distribución del juego era la paz separada israelo-egipcia pactada en los acuerdos de Camp David (en 1978) y la promesa de resolver la cuestión palestina mediante la creación de dos Estados, surgida de los acuerdos de Oslo (en 1993).

Sin embargo, cuando la existencia de negociaciones secretas entre Irán y Estados Unidos se dio a conocer, Arabia Saudita e Israel decidieron conversar entre sí. Al cabo de 17 meses de encuentros secretos, se concluyó un acuerdo entre el Guardián de las Dos Mezquitas y el Estado judío. Este acuerdo se concretó a través de la participación del ejército de Israel en la agresión contra Yemen y de la entrega de bombas atómicas tácticas israelíes al reino de los Saud.

Recordemos que ese acuerdo también preveía hacer que Arabia Saudita evolucionara de forma tal que su sociedad siguiera siendo salafista y sus instituciones pasaran a ser laicas. Estipulaba además la independencia del Kurdistán iraquí –donde se realizará un referéndum en septiembre– y la explotación simultánea de los yacimientos de gas del desierto de Rub al-Khali (a menudo designado como The Empty Quarter), en territorios de Arabia Saudita y Yemen –yacimientos que son la verdadera razón de la actual guerra contra Yemen– y los de la región de Ogadén –lo cual explica la retirada, esta semana, de las tropas qataríes de la frontera con Yibuti.

Finalmente, Egipto cedió a Arabia Saudita las islas de Tiran y Sanafir, cumpliendo así el compromiso que había contraído hace un año. Al aceptar la posesión de esas islas, Riad reconoce de facto los acuerdos de Camp David, que estipulan la libre circulación de los barcos israelíes en las aguas circundantes. Israel incluso confirmó que ha recibido garantías de Arabia Saudita en ese sentido.

Es importante observar que lo que llevó a Egipto a ceder las islas no fue la presión de Arabia Saudita –aunque Riad bloqueó tanto sus entregas de petróleo al Cairo como un préstamo de 12 000 millones de dólares– sino la crisis diplomática del Golfo. Los Saud oficializaron su ruptura con la Hermandad Musulmana, proceso que ya venía avanzando desde que el presidente egipcio al-Sissi les entregó una serie de documentos que demostraban la existencia de un proyecto de golpe de Estado en Arabia Saudita en el que estaban implicados varios miembros de la cofradía. Al principio, Arabia Saudita creyó ser capaz de separar a los “buenos” de los “malos”, entre los miembros de la Hermandad Musulmana. El reino ya había acusado a Qatar de aportar respaldo a los golpistas, pero en aquel momento las cosas se desarrollaron por la vía pacífica. Actualmente, Riad tiene intenciones de luchar contra toda la Hermandad Musulmana y eso lo obliga a revisar su posición hacia Siria.

La cesión de las islas de Tiran y Sanafir, egipcias desde la Convención de Londres de 1840, no tiene otra razón de ser que permitir que Arabia Saudita reconozca de forma implícita –al cabo de 39 años– los acuerdos de paz separada firmados en Camp David entre Egipto e Israel.

Por su parte, Teherán acogió a la dirección política del Hamas –que se compone principalmente de miembros de la Hermandad Musulmana–, tanto en nombre de la solidaridad con la causa palestina como por el hecho que comparte con los dirigentes del Hamas la misma concepción del islam político.

La próxima etapa será el establecimiento de relaciones comerciales públicas entre Riad y Tel Aviv, que ya se mencionan en la edición del 17 de junio del diario británico The Times –varias empresas israelíes parecen haber sido autorizadas a operar en Arabia Saudita y la compañía aérea israelí El-Al podría utilizar el espacio aéreo saudita–, y después vendrían el reconocimiento de la iniciativa de paz del príncipe saudita Abdala –adoptada por Liga Árabe en 2002– y el establecimiento de relaciones diplomáticas –el príncipe Walid ben Talal se convertiría en embajador del reino en Israel.

Ese proyecto podría conducir a la paz en Palestina (reconocimiento de un Estado palestino e indemnización para los refugiados), en Líbano (retirada israelí de las Granjas de Shebaa) y en Siria (cese del apoyo a los yihadistas y retirada israelí del Golán).

El tema del Golán ha de resultar particularmente difícil ya que el gobierno de Netanyahu ha reafirmado –en son de provocación– su anexión mientras que Estados Unidos y Rusia reaccionaron duramente ante la expulsión de la Fuerza de Naciones Unidas de Observación de la Separación (FNUOS) y la sustitución de sus cascos azules por los yihadistas de al-Qaeda. No sería, sin embargo, imposible que durante la guerra en Siria, Washington o Moscú se hayan comprometido con Tel Aviv a mantener el statu quo en el Golán.

Ese proyecto de arreglo general es un reflejo del modus operandi de Donald Trump y Jared Kushner como hombres de negocios: crear una situación económica que impone un cambio político. Y encontrará probablemente la oposición de la Hermandad Musulmana (el Hamas) y del triángulo del islam político conformado por Irán, Qatar y Turquía.


2– El conflicto en territorios de Irak y Siria



El malogrado plan del Rediseño del Medio Oriente Ampliado, tenía como hipotético objetivo, crear nuevas naciones a costa de Irak y Siria (entre otras estados), la guerra yihadista aportaba, supuestamente, en nombre de la religión, el elemento sectario que trataba de dividir a sunníes y chiíes, en base a esa falsa premisa se intentó destruir la unidad nacional de los países afectados.


Todos los actores regionales están de acuerdo en considerar que Irak y Siria constituyen en este momento un solo campo de batalla. Pero los occidentales, que se aferran a las mentiras de la administración de George Bush hijo –incluso cuando admiten la inexistencia de las armas de destrucción masiva que supuestamente tenía Saddam Hussein– y a la versión romántica de las «primaveras árabes» -incluso cuando reconocen que ese movimiento nunca trató de favorecer la libertad sino, por el contrario, de imponer el islam político– se obstinan en considerarlos dos escenarios diferentes.

En este punto, remito a nuestros lectores a mi libro ‘Sous nos yeux’ (1) (Ante nuestros ojos) en cuanto a cómo se inició esta guerra. El hecho es que, desde el inicio de la crisis alrededor de Qatar, la guerra en Irak y en Siria se ha limitado a:

1 La lucha contra el Emirato Islámico (Daesh), en Mosul y Raqqa, y a
2 La lucha contra Turquía, en Baachiqa y al-Bab.

Lo que resulta evidente para todos en la región es que, desde la llegada al poder del presidente chino Xi Jinping con el proyecto de creación de dos “rutas de la seda”, Washington ha estimulado la creación de un «Sunnistán» en territorios pertenecientes a Irak y a la República Árabe Siria. Con ese objetivo, Washington financió, armó y dirigió las fuerzas del Emirato Islámico para que bloquearan el eje de comunicación terrestre Beirut-Damasco-Bagdad-Teherán-Pekín.

Desde hace 4 meses, la administración Trump estudia y negocia de qué manera pudiera modificar esa política y reemplazar por una asociación con Pekín la actual situación de enfrentamiento.

Mientras que en el terreno asistimos a una verdadera sucesión de acontecimientos contradictorios, los ejércitos de Irak y de la República Árabe Siria han avanzado rápidamente desde el inicio de la crisis alrededor de Qatar. En su rápido avance hacia la frontera común, ambos ejércitos han liberado del control del Emirato Islámico sus zonas fronterizas y hoy están a punto de entrar en contacto –con lo cual restablecerían la ruta de la seda. Ya sólo los separan, en el punto de confluencia, unos 200 metros de terreno ilegalmente controlado por fuerzas de Estados Unidos.

En cuanto a los combates en el sur de Siria… han cesado inesperadamente. Damasco proclamó unilateralmente un alto al fuego en Deraa. En realidad, Moscú y Washington dieron a Tel Aviv garantías de que Siria sólo permitirá frente a la frontera israelí el despliegue de fuerzas rusas, excluyendo la presencia allí de fuerzas iraníes o del Hezbollah libanés. (Nota del director del blog: Los últimos acontecimientos demuestran que Israel sigue en contra de este plan. Al Qaeda y los grupos yihadistas asociados en la región (Hayat Tahrir al-Sham, Jaysh al Tawheed) lanzaron una fuerte ofensiva en la región y zonas fronterizas de Quneitra y los Altos del Golán, no solo para ganar terreno a las fuerzas de Damasco sino para provocar la intervención armada de Israel con las “provocantes” caídas de proyectiles al lado del Golán ocupado por Israel.

En pocas palabras, si el Pentágono sigue las órdenes de la Casa Blanca, debería producirse un amplio cese del conflicto. Sólo quedaría por resolver entonces la ocupación turca de territorios en Irak y Siria, según el modelo de la ocupación turca en Chipre, situación a la que la Unión Europea se ha acomodado en una evidente muestra de cobardía. En la nueva situación, Estados Unidos y Arabia Saudita, hasta ahora enemigos de Irak y Siria, se convertirían nuevamente en sus aliados. (Nota del editor del blog: Como ya hemos comentado en diversas ocasiones no siempre las órdenes de la administración Trump o de otro presidente anterior necesariamente son obedecidas por los Halcones del Pentágono y otros grupos de poder. Es incuestionable que Norteamérica se maneja con varias políticas contradictorias y rivales entre sí)


3– El conflicto en Yemen

Es posible que los yemenitas salgan perjudicados del actual cambio de situación

Aunque resulta totalmente evidente que Arabia Saudita entró en guerra para instalar en Yemen un régimen favorable a la explotación conjunta de los yacimientos de hidrocarburos del desierto de Rub al-Khali y para dar al príncipe Mohamed ben Salman la posibilidad de “acumular méritos”, la ayuda que Irán ha aportado a los Huthis y al ex presidente Saleh desvía las miradas de los países árabes y de la llamada «comunidad internacional» de los crímenes que allí se cometen.

En efecto, cada cual tiene que escoger su bando y casi todos han optado por ponerse del lado de Arabia Saudita contra Qatar y los aliados turcos e iraníes del pequeño emirato. Lo que pudiera ser positivo para Palestina, Irak y Siria resulta negativo para Yemen.

Conclusión

Desde el 5 de junio de 2017 y la ruptura de relaciones diplomáticas entre Arabia Saudita y Qatar, las cancillerías se preparan para una posible guerra, aunque sólo Alemania ha mencionado públicamente esa posibilidad. La situación es extremadamente sorprendente, sobre todo si se tiene en cuenta que no es Arabia Saudita sino Qatar quien ostenta el estatus de observador en el seno de la OTAN.

Mientras tanto, anuncios de dimisiones siguen llegando constantemente de Doha y van desde la embajadora estadounidense Dana Shell Smith hasta el entrenador uruguayo de la selección de futbol de Qatar, Jorge Fossati. Y no sólo los países que se han puesto del lado de Arabia Saudita han cortado sus relaciones comerciales con Qatar. También lo han hecho, ante el riesgo de guerra, numerosas empresas sin vínculos particulares con la región del Golfo, como la China Ocean Shipping Company (COSCO), la mayor compañía naviera de China y una de las más grandes del mundo.

En todo caso, aunque sus reclamos –basados en la historia– están realmente justificados, parece a todas luces imposible que Arabia Saudita anexe Qatar, teniendo en cuenta que antes se opuso a la anexión de Kuwait por parte del Irak de Saddam Hussein, basada exactamente en las mismas razones históricas. Una regla se impuso en el mundo desde los tiempos de la colonización británica: nadie tiene derecho a modificar las fronteras que Londres impuso con un solo objetivo, que es precisamente perennizar problemas insolubles para los Estados nacidos de los procesos de independencia. (Nota del editor del blog: Esto se aplicará también al Kurdistán iraquí y sus pretensiones territoriales en la convocatoria a referéndum independista del 25 de septiembre de 2017?)

De hecho, así logra Londres que esos Estados sigan dependiendo de su antigua metrópoli. En el caso que ahora nos ocupa, la próxima llegada de 43 000 soldados pakistaníes y turcos que asumirían la defensa de Qatar debería fortalecer su posición.



Una brisa de laicismo recorre el mundo musulmán


Prácticamente desconocido en Occidente, Sayyid Qutb (1906-1966) es el pensador de referencia del “islam político”, o sea de la voluntad de organizar la sociedad y la vida privada de cada individuo –sea cual sea su religión– según una interpretación del Islam. Sayyid Qutb llegó a la Hermandad Musulmana hasta 1953. Excluyó de la ideología de la cofradía los elementos nacionalistas de Hassan al-Banna y estableció una doctrina indiferente a cualquier elemento contextual. En 64 años, numerosos musulmanes del mundo entero abandonaron la espiritualidad del islam para adoptar la doctrina exclusivamente política de Sayyid Qutb. El pensamiento de este personaje sirve de base estructural a todos los grupos yihadistas.


El discurso de Donald Trump en Riad ha suscitado una oleada de posicionamientos contra el terrorismo y en contra del islam político. El mundo árabe está expresando su sed de laicismo precisamente en el mismo momento en que esa tendencia se tergiversa en Europa para utilizarla contra las religiones. Ante esa bocanada de libertad, los británicos están organizando el bando del islam político alrededor de Qatar, Irán, Turquía y la Hermandad Musulmana.

Durante la colonización y a lo largo de la guerra fría, las potencias imperialistas utilizaron las religiones para ahogar toda oposición a su propia dominación. Un ejemplo flagrante es el caso de Francia, que adoptó en 1905 una importante ley implantando el carácter laico de sus instituciones… y decidió de inmediato no aplicarla en los territorios colonizados.

Hoy se sabe que las «primaveras árabes» eran una iniciativa británica tendiente a poner a la Hermandad Musulmana en el poder para afianzar así la dominación anglo-sajona sobre el “Medio Oriente ampliado” (también designado a menudo como “Gran Medio Oriente”).

Desde hace 16 años, los occidentales vienen acusando a los musulmanes –con razón– de no «limpiar la casa» y de tolerar a los terroristas. Pero hoy resulta evidente que esos terroristas cuentan con el apoyo de los propios occidentales, que los utilizan para someter a los musulmanes mediante el «islam político». Para Londres, Washington y París el terrorismo constituye una preocupación sólo cuando rebasa los límites del «Medio Oriente ampliado» y nunca critican el «islam político», o al menos se abstienen de hacerlo cuando lo practican los sunnitas.


Al pronunciar su discurso de Riad, el 21 de mayo de 2017, la intención del presidente Trump era poner fin al terrorismo que arrasa la región y que ahora se extiende a Occidente. Lo que dijo Trump tuvo el efecto de un electroshock. Su alocución fue interpretada como una luz verde para acabar con ese sistema.

Lo que durante los últimos siglos pareció siempre impensable se hace así bruscamente realidad. Al aceptar poner fin a su relación con la Hermandad Musulmana, Arabia Saudita arremete contra quienes siguen colaborando con los británicos y principalmente contra Qatar. Riad ha desatado una tempestad que conlleva toda una carga de innumerables frustraciones. Por espíritu de venganza beduina, se cortaron las relaciones diplomáticas y se organizó un bloqueo económico contra la población qatarí. Mientras tanto, en los Emiratos Árabes Unidos se ha instaurado una pena de 15 años de cárcel contra cualquier persona que simplemente exprese compasión por los habitantes del ahora aborrecido Qatar.

Se ha iniciado así un gigantesco desplazamiento de fuerzas y replanteo de las alianzas que hasta ahora existían. Si prosigue ese movimiento, la región se organizará alrededor de una división diferente. La cuestión de la lucha contra el imperialismo cederá su lugar a la de la lucha contra el clericalismo.

Los europeos vivieron lo mismo durante 400 años, desde el siglo XVI hasta el siglo XIX. Pero no fue ese el caso de los estadounidenses, ya que su país fue fundado precisamente por los puritanos, que llegaron al norte de América huyendo de esas luchas. La lucha contra el cristianismo político fue primeramente un combate contra la pretensión del clero de la Iglesia católica de gobernar a sus fieles, incluso hasta en la cama. Esa lucha sólo terminó en tiempos del papa Pablo VI, quien abandonó la tiara pontifical. Aquella triple corona debía simbolizar que el papa estaba por encima de reyes y emperadores.

Al igual que el cristianismo original, donde no había sacerdotes (los sacerdotes cristianos no aparecieron hasta el siglo III), el islam original y el sunnismo carecen de clérigos. Sólo el chiismo cuenta con una estructura similar a la del catolicismo y el cristianismo ortodoxo. De hecho, el islam político está representado actualmente por la Hermandad Musulmana y por el gobierno del jeque Hassan Rohani (el título de jeque indica que el presidente iraní Rohani es miembro del clero chiita).

Una alianza clerical está formándose en este momento, con ayuda del Reino Unido. Esa alianza podría constituir un bloque conformado por Irán, Qatar, Turquía, Idlib (en el noroeste de Siria) y Gaza, bloque que se convertiría en protector de la Hermandad Musulmana y, por tanto, en defensor del uso del terrorismo.

En sólo 2 semanas, la prensa árabe, que hasta ahora había considerado favorablemente a la Hermandad Musulmana como una poderosa sociedad secreta y al yihadismo como un compromiso legítimo, ha dado un brusco giro de 180 grados. Todos los medios árabes denuncian ahora el hecho que la Hermandad Musulmana pretende controlar la vida de la gente y se pronuncian contra la locura criminal del yihadismo.



Se dice que uno de los objetivos declarados de los ‘Hermanos Musulmanes’  es “destruir la civilización occidental desde dentro”, en anteriores entregas habíamos denunciado la presencia de afiliados a esa Hermandad en altas posiciones del gobierno de Estados Unidos. El lema de los ‘Hermanos Musulmanes” es: “Alá es nuestro objetivo. El Profeta es nuestro líder. El Corán es nuestra ley. La yihad es nuestro camino. Morir en el camino de Allah es nuestra aspiración más elevada.”


Ese tsunami de comentarios, los siglos de frustración que en ellos se expresan, su violencia misma, hace imposible todo regreso a la situación anterior –lo cual no quiere decir que la alianza Irán-Qatar-Turquía-Hamas logre realmente concretarse. La ola revolucionaria se produce en pleno mes de ramadán. Las reuniones entre amigos y los encuentros familiares que caracterizan este mes sagrado para los musulmanes, y que deberían ser de celebración consensual, están convirtiéndose a veces en ocasiones para el cuestionamiento de lo que hasta ahora parecían ser las bases mismas del islam.

Si se mantuviese la división a favor o en contra del clericalismo, asistiríamos a una recomposición general del paisaje político.

Por ejemplo, los Guardianes de la Revolución iraníes, que se crearon en contra del imperialismo anglosajón, han acumulado rencores contra el clero iraní. Muchos de ellos aún recuerdan que, durante la guerra que Irak impuso a Irán, los mollahs y los ayatolas se las arreglaban para evitar que sus hijos tuvieran que ir a la guerra, mientras que los Guardianes de la Revolución sacrificaban sus vidas en el campo de batalla. Sin embargo, debilitados durante el primer mandato de Rohani, parece poco probable que los Guardianes de la Revolución se atrevan a levantarse contra el poder civil y religioso.

Pero el Hezbollah libanés tiene como líder al sayyed Hassan Nasrallah (el título de sayyed indica que Nasrallah es descendiente directo del profeta Mahoma), una personalidad que promueve la separación entre la esfera pública y la esfera privada. Aunque ejerce simultáneamente una función religiosa y otra política, Hassan Nasrallah ha estado siempre en contra de la confusión entre ambas funciones, aunque lo ha hecho aceptando a la vez el principio enunciado por Platón del Velayat-e faqih (o sea, el principio del gobierno por un sabio). Parece por tanto poco probable que el Hezbollah libanés siga al gobierno de Rohani.

En espera de las definiciones que no deben tardar, ya se ven importantes movimientos en toda la región:

- En Libia, la Hermandad Musulmana abandonó Trípoli, permitiendo incluso que una milicia pusiera en libertad a Saif al-Islam Kadhafi y que el general Haftar ampliara su propia influencia.

- En Egipto, el general-presidente al-Sissi logró que los demás gobernantes del Golfo redactaran una lista de terroristas.

- En Palestina, la dirección política del Hamas huyó a Irán.

- En Siria, los yihadistas han cesado la lucha contra la República Árabe Siria y están a la espera de instrucciones.

- En Irak, el ejército redobla sus embates contra la Hermandad Musulmana y la Orden de los Naqchbandis.

- Mientras tanto, Turquía y Pakistán han iniciado el envío de decenas de miles de soldados a Qatar, que ya sólo logra alimentarse gracias a la ayuda de Irán.

- En Arabia Saudita, la Liga Islámica Mundial excluyó de su consejo de administración al predicador-estrella de la Hermandad Musulmana y propagandista de las primaveras árabes, el jeque Qaradawi.

Una nueva era parece estar comenzando en la región.

Thierry Meyssan




Jeque Yussuf al-Qaradawi, egipcio de nacimiento. Líder espiritual o como se suelen denominarlo el “gurú” de la Hermandad Musulmana. Predica el Corán, al estilo de los fundamentalistas cristianos (telepredicadores), en la cadena de Qatar Al-Jazeera, en la que es director del programa “La Sharia y la vida”. Para nadie es un secreto que reparte bendiciones a los yihadistas en Siria e Irak. Se dice que muy serio en alguna ocasión afirmó que si hoy viviese Mahoma sería aliado de la OTAN. Con las nuevas “medidas” acordadas entre Washington y Riad, los Príncipes saudíes están conformes en sacrificar a Qaradawi, ya un anciano nonagenario. La cacería comenzó en Egipto con la captura de la hija y el yerno  de este destacado clérigo de la Hermandad, acusados de planear actos terroristas. Mientras tanto Yussuf al-Qaradawi está exiliado en Qatar. Ahora sus enemigos (Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Bahrein, Egipto) lo solicitan en extradición para ser procesado en El Cairo en diferentes causas, principalmente por incitar a la violencia. Entre las demandas de los países mencionados en el ultimátum a Qatar se agrega esta: La extradición de al-Qaradawi y varios miembros de los Hermanos Musulmanes.
                      

NOTAS:

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Lectura recomendada del mismo autor (Thierry Meyssan)

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