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05 septiembre 2021

Daesh hace realidad el Califato, sueño de la ‎Hermandad Musulmana



por Thierry Meyssan


Sexta y última entrega del libro de Thierry Meyssan, Sous nos yeux. Veremos como la organización terrorista ‎denominada Emirato Islámico (Daesh) convierte en realidad el sueño de la Hermandad Musulmana: ‎restablecer el Califato. Este primer Estado abiertamente terrorista logra funcionar durante dos años, gracias a la ‎ayuda de las potencias occidentales

 

Este artículo es parte del libro "De la impostura del 11 de septiembre a Donald Trump. Ante nuestra ‎mirada, la gran farsa de las primaveras árabes". (Ir a la quinta parte)


Daesh se da a conocer mediante la práctica de la tortura y los degollamientos en serie ‎perpetrados públicamente.

14- DAESH Y EL CALIFATO

Inicialmente, los miembros del Frente al-Nusra –la franquicia de al-Qaeda en Siria– son sirios que ‎se habían ido a luchar en Irak después de la caída de Bagdad, en 2003. Esos elementos regresan a ‎Siria para participar en la operación planificada contra la República, operación que finalmente se ‎pospone hasta julio de 2012. Durante 2 años –hasta 2005– las autoridades sirias les permiten ‎circular libremente creyendo que luchan en suelo iraquí contra el invasor estadounidense. Pero ‎con la llegada del general David Petraeus a Irak, ya se ve claramente que la verdadera función de ‎esos individuos es combatir a los chiitas iraquíes que tratan de luchar contra los ocupantes. En ‎abril de 2013, el grupo de origen de esos sujetos –conocido como “Emirato Islámico en Irak”– se ‎reactiva bajo la denominación de “Emirato Islámico en Irak y el Levante” (EIIL). Pero los miembros ‎del Frente al-Nusra, que ya han logrado confortables posiciones en Siria, se niegan a regresar a su ‎‎“casa matriz”.‎


El senador estadounidense John McCain durante su estancia ilegal en suelo sirio ‎ocupado. A la derecha, en primer plano, el director de la Syrian Emergency Task Force. ‎Al centro, en segundo plano, Mohamed Nour, vocero del grupo terrorista “Tempestad del ‎Norte”, afiliado a al-Qaeda. Las familias de los rehenes libaneses presentarán a la justicia una ‎denuncia formal contra el senador McCain por complicidad en el secuestro de sus familiares. ‎McCain afirmará que no conoce a Mohamed Nour y que este solo se infiltró en esta foto, ‎divulgada oficialmente por la oficina del senador estadounidense.


En mayo de 2013, una asociación sionista estadounidense, la Syrian Emergency Task Force, ‎organiza el viaje del senador John McCain a los territorios sirios ocupados por los yihadistas. ‎McCain se reúne allí con criminales como Mohamed Nour, portavoz de la katiba (brigada) ‎‎“Tempestad del Norte” (vinculada a al-Qaeda), que había secuestrado y mantenía detenidos a 11 peregrinos chiitas libaneses de Azaz. Una fotografía divulgada por el servicio de prensa del ‎senador estadounidense muestra a McCain en medio de una reunión con líderes del Ejército Sirio ‎Libre, algunos de los cuales también portan el estandarte del Frente al-Nusra. Surge entonces la ‎duda sobre la identidad de uno de esos individuos. Yo escribí más tarde que se trataba del futuro ‎Califa de Daesh (el actual Emirato Islámico o Estado Islámico, también designado como ISIS), lo ‎que el equipo de trabajo del senador McCain niega de plano. Como el mismo individuo había ‎servido de intérprete a varios periodistas, queda espacio para la duda. El equipo de trabajo de ‎McCain afirma que mi hipótesis es absurda porque Daesh ha amenazado de muerte al senador en ‎varias ocasiones. Sin embargo, poco después, ¡sorpresa!, el propio John McCain declara a la ‎televisión estadounidense que él conoce personalmente a los dirigentes de Daesh y que está “en contacto permanente con ellos”. Aunque el senador no abriga ilusiones sobre los islamistas, dice ‎haber aprendido las lecciones de Vietnam y que los respalda contra el “régimen de Bachar”, por ‎necesidad estratégica. Por lo tanto, antes del inicio de los acontecimientos en Siria, el propio ‎McCain organizó el envío de armamentos para los islamistas desde el Líbano y escogió la ciudad libanesa ‎de Ersal como futura base de retaguardia para las operaciones de esos elementos. Durante su recorrido por el territorio sirio que ocupan los yihadistas, McCain evalúa las condiciones del futuro ‎funcionamiento de Daesh.‎


El senador estadounidense John McCain se reúne, en suelo sirio ocupado, con el ‎estado mayor del llamado “Ejército Sirio Libre”. A la izquierda, en primer plano, sentado, con ‎camisa negra y barba, el hombre a quien habla McCain es quien hará después el papel del ‎‎“Califa Ibrahim” de Daesh, Aboubakar al-Bagdadi. También sentado, con camisa a rayas ‎y gafas, aparece el general desertor Salim Idriss, presentado como el jefe del “Ejército Sirio ‎Libre”. Según el senador McCain, el hombre de la camisa negra no es el “Califa” sino un ‎individuo que se le parece. Sin embargo, el senador estadounidense declara posteriormente ‎que él se mantiene “en contacto permanente” con Daesh.


En diciembre de 2013, la policía y la justicia turca comprueban que el primer ministro Recep Tayyip ‎Erdogan recibe en secreto desde hace años a Yasin al-Qadi, el banquero de al-Qaeda. Fotografías ‎demuestran que ese individuo viajó repetidamente a Turquía en aviones privados, que siempre ‎había alguien esperándolo y que las cámaras de vigilancia del aeropuerto “se apagaban” antes de ‎su llegada. Yasin al-Qadi era –probablemente sigue siéndolo– amigo personal del vicepresidente ‎de Estados Unidos Dick Cheney. El nombre de al-Qadi fue borrado de la lista de personas buscadas ‎por la ONU el 5 de octubre de 2012, y también desapareció de la lista del Departamento de Estado ‎el 26 de noviembre de 2014, pero este individuo se reunía con Erdogan en Turquía cuando aún ‎figuraba en ambas listas. Al-Qadi ha reconocido que fue responsable del financiamiento de la ‎Legión Árabe de Ben Laden en Bosnia-Herzegovina –en 1991-1995– y haber financiado al ‎presidente bosnio Alija Izetbegovic. Según el FBI, al-Qadi desempeñó además un papel central en ‎el financiamiento de los atentados contra las embajadas de Estados Unidos en Tanzania y en ‎Kenya, en 1998. También según el FBI, al-Qadi era propietario de la firma informática Ptech –hoy ‎llamada Go Agile–, sospechosa de desempeñar un papel en el terrorismo internacional. ‎


Las cámaras de seguridad del aeropuerto de Estambul sorprenden a Bilal Erdogan, hijo ‎del entonces primer ministro turco Recep Tayyip Erdogan, recibiendo al tesorero de al-Qaeda, ‎Yasin al-Qadi.

Poco después, la policía turca realiza un registro en la sede del IHH y detiene allí a Halis B., ‎sospechoso de ser el líder de al-Qaeda en Turquía, y a Ibrahim S., vicecomandante de esa ‎organización terrorista para el Medio Oriente. Pero Erdogan logra destituir a los policías y libera a ‎los sospechosos. ‎


Un oficial de Daesh declara a la televisión saudita Al-Arabiya que quien dirige el grupo ‎terrorista –también conocido en inglés como ISIS– es el príncipe saudita Abdul Rahman al-‎Faisal, hermano del embajador de Arabia Saudita en Estados Unidos y del ministro saudita de ‎Exteriores.


En enero de 2014, Estados Unidos emprende un gran programa de desarrollo de una organización ‎yihadista cuyo nombre no se da a conocer. Se instalan en Turquía tres campos de entrenamiento: en ‎Sanliurfa, Osmaniye y Karaman. El Emirato Islámico en Irak y el Levante (EIIL) comienza a ‎recibir enormes cantidades de armamento, lo cual suscita la envidia del Frente al-Nusra. Ambos ‎grupos yihadistas luchan encarnizadamente entre sí durante meses. Francia y Turquía, que no ‎habían entendido lo que estaba preparándose, inicialmente envían municiones a al-Nusra ‎‎(vinculado a al-Qaeda) para que logre apoderarse del botín del EIIL. Arabia Saudita proclama ‎entonces su propio liderazgo sobre el EIIL y hace saber que ese grupo se halla en lo adelante bajo la ‎dirección del príncipe Abdul Rahman al-Faisal –hermano del embajador del reino saudita en ‎Estados Unidos y del ministro saudita de Relaciones Exteriores.‎

Las cosas van aclarándose poco a poco: la Casa Blanca convoca a los jefes de los servicios ‎secretos de Arabia Saudita, Jordania, Qatar y Turquía, el 18 de febrero. En esa reunión, Susan Rice, ‎la consejera del presidente Obama para la seguridad nacional, anuncia que el príncipe Bandar ‎sigue enfrentando problemas de salud y que será reemplazado por el príncipe Mohamed ben ‎Nayef (también saudita) en la supervisión de los yihadistas. Pero Nayef no goza de autoridad ‎natural sobre esos elementos, lo cual estimula la ambición de los turcos. Susan Rice también ‎comunica a sus interlocutores el nuevo organigrama del Ejército Sirio Libre y les hace saber que ‎Washington va a confiarles una gran operación secreta destinada a modificar fronteras. A ‎principios de mayo, Abdelhakim Belhadj –antiguo cuadro de al-Qaeda, gobernador militar de ‎Trípoli en Libia y fundador del “Ejército Sirio Libre”– viaja a París para informar al gobierno francés ‎sobre los planes de Estados Unidos para los yihadistas y así poner fin a la guerra de Francia contra ‎el EIIL. Belhadj es recibido en la sede del ministerio francés de Relaciones Exteriores, entre otras ‎instancias oficiales francesas. Desde el 27 mayo y hasta el 1º de junio, varios jefes yihadistas son ‎llamados a consulta en Amman, la capital jordana. ‎


Parte del acta de la reunión presidida por la CIA en Amman, documento redactado ‎por los servicios de inteligencia de Turquía y dado a conocer por el diario kurdo Ozgur Gundem ‎en su edición del 6 de julio de 2014.

Según el acta de la reunión realizada en Amman, combatientes sunnitas van a ser reagrupados bajo la ‎bandera del EIIL. Recibirán medios de transporte y grandes cantidades de armamento fabricado en ‎Ucrania. Tomarán el control de una extensa zona –esencialmente desértica– que abarcará ‎territorios pertenecientes a Siria e Irak, y proclamarán allí un Estado independiente. La misión de esos elementos consiste simultáneamente en cortar el eje de comunicación Beirut-Damasco-‎Bagdad-Teherán y eliminar las fronteras que Francia y Gran Bretaña habían implantado entre Siria ‎e Irak. 


El ex vicepresidente iraquí Ezzat Ibrahim al-Douri, quien encabeza la Orden de los ‎Nachqbandis en Irak, anuncia que aportará a ese plan 80. 000 veteranos del antiguo ejército de ‎Saddam Hussein. La CIA confirma que 120.000 combatientes de las tribus sunnitas de Al-Anbar se ‎unirán al EIIL en cuanto llegue y le entregarán el armamento pesado enviado por el Pentágono, ‎oficialmente destinado al ejército iraquí.

En la reunión de Amman, el jefe de los servicios secretos del gobierno regional del Kurdistán iraquí, ‎Masrur “Jomaa” Barzani, obtiene para el clan Barzani la autorización para anexar los territorios de ‎Kirkuk –en disputa con Bagdad– cuando el EIIL se apodere de Al-Anbar. Queda por aclarar el ‎significado de la presencia en ese encuentro de Mullah Krekar, quien supuestamente purga una ‎pena de cárcel en Noruega… pero llega a Amman en un avión especial de la OTAN. En realidad, ‎este sujeto desempeña desde hace años un importante papel en la preparación ideológica de los ‎islamistas con vista a la proclamación del Califato. Pero ese tema no se tocará en la reunión. ‎

Mientras se desarrolla la reunión de Amman, el presidente Barack Obama anuncia en la academia ‎militar de West Point la reactivación de la “guerra contra el terrorismo”, con un presupuesto anual ‎de 5.000 millones de dólares. La Casa Blanca anunciará después que ese programa incluye, entre ‎otras cosas, entrenamiento para formar cada año 5.400 “rebeldes moderados”. ‎

En junio, el Emirato Islámico inicia una ofensiva contra Irak, más tarde lo hará en Siria, y proclama ‎un califato. Hasta ese momento, Daesh –como se le designará en lo adelante, utilizando su ‎acrónimo árabe– supuestamente contaba solo algunos cientos de combatientes. Pero resulta que ‎de un día para otro dispone de cientos de miles de mercenarios. Y los ex oficiales de Saddam ‎Hussein le abren de par en par las puertas de Irak, vengándose así del gobierno de Bagdad. En esa traición participan también varios oficiales chiitas iraquíes que luego emigran… a Estados Unidos. ‎Daesh se apodera así del armamento que el Pentágono acababa de entregar al ejército iraquí y de ‎las reservas del Banco Central en Mosul. Simultáneamente, y de manera perfectamente ‎coordinada, el gobierno regional del Kurdistán iraquí anexa Kirkuk y anuncia un referéndum de ‎autodeterminación. Para evitar que los yihadistas de los grupos que compiten con el Emirato ‎Islámico se replieguen hacia Turquía, Ankara cierra su frontera con Siria. ‎

Al instalarse en los territorios que acaba de ocupar, Daesh impone rápidamente administradores ‎civiles formados en Fort Bragg (Estados Unidos), algunos de los cuales incluso habían sido hasta ‎hace poco miembros de la administración estadounidense en Irak. O sea, Daesh dispone de ‎inmediato de una administración estatal en el sentido del State building del ejército ‎estadounidense. Se trata, evidentemente, de una transformación total de lo que solo semanas ‎antes no era más que un grupúsculo terrorista. ‎

Casi todo está previsto de antemano. Cuando Daesh toma los aeropuertos militares iraquíes, ‎dispone inmediatamente de pilotos para aviones y helicópteros aptos para el combate, y no son ‎simplemente ex pilotos del ejército iraquí, ya que las habilidades necesarias se pierden después de ‎‎seis meses sin volar. Pero los planificadores olvidaron que también hace falta personal técnico capaz ‎de garantizar el uso de ese equipamiento, de manera que los yihadistas sólo logran utilizar una ‎parte de las aeronaves obtenidas. ‎

Daesh dispone de un servicio de propaganda que parece componerse sobre todo de especialistas ‎del MI6 y que se encarga tanto de editar sus periódicos como de montar las exhibiciones de ‎violencia de los “defensores de Alá”. Esto representa otro cambio para los yihadistas, que hasta ‎entonces recurrían a la violencia para aterrorizar a las poblaciones. En adelante van a ‎magnificarla para poner a los pobladores bajo un estado de shock y, en cierta manera, ‎hipnotizarlos. Notablemente bien filmados y portadores de toda una concepción estética, sus ‎videos van a hacer impacto en las mentes y favorecer el reclutamiento de aficionados a las ‎películas snuff. ‎


El senador estadounidense John McCain con Abdelhakim Belhadj. En el momento en que los ‎dos hombres se toman esta foto, INTERPOL está buscando a Belhadj como el emir de Daesh ‎en el Magreb.

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Ante el fulgurante éxito de Daesh, los islamistas del mundo entero se vuelven hacia este nuevo ‎grupo. Estos elementos, cuya referencia fue al-Qaeda en tiempos de Osama ben Laden y de sus ‎numerosos dobles, adoptan como nuevo ídolo al califa “Ibrahim”. Uno por uno, la mayoría de los ‎grupos yihadistas de todo el mundo juran fidelidad a Daesh. El 23 de febrero de 2015, el fiscal ‎general de Egipto, Hichem Baraket, envía a INTERPOL una nota donde afirma que el gobernador ‎militar de Trípoli, Abdelhakim Belhadj, es el jefe de Daesh para todo el Magreb.‎

Daesh explota el petróleo iraquí y sirio en los territorios que controla. El crudo transita por dos ‎vías: el oleoducto controlado por el gobierno regional del Kurdistán iraquí o, en camiones cisterna ‎de las compañías turcas Serii y Sam Otomotiv, a través de los puestos fronterizos turcos de ‎Karkamis, Akcakale, Cilvegozu et Oncupinar. Una parte del crudo se refina para el consumo turco ‎en las instalaciones de la Turkish Petroleum Refineries Co. (TUPRAS), en la localidad de Batman. ‎Otra parte se carga, en los puertos turcos de Ceyhan, Mersin y Dortyol, en barcos de la Palmali ‎Shipping & Agency JSC, la compañía del multimillonario turco-azerí Mubariz Gurbanoglu. Pero la mayoría del petróleo robado por Daesh se envía a Israel, donde se expiden falsos certificados de ‎procedencia, y va a parar finalmente a Europa –en el caso de Francia, ese petróleo se refina en Fos-sur-Mer. ‎Lo que queda de ese crudo es enviado directamente a Ucrania. Los profesionales del negocio ‎petrolero conocen perfectamente todo ese dispositivo, que incluso será mencionado en el ‎congreso mundial de compañías petroleras realizado en Moscú del 15 al 19 de junio. Varios ‎oradores aseguran en ese encuentro que la compañía saudo-estadounidense Aramco organiza la ‎comercialización del “petróleo de Daesh” en Europa mientras que ExxonMobil –la compañía de los ‎Rockefeller, que reina en Qatar– hace lo mismo con el “petróleo de al-Nusra”


Unos meses ‎después de ese congreso, la representante de la Unión Europea en Irak, Jana Hybaskova, ‎confirmará en una audiencia ante el Parlamento Europeo que varios países miembros de la Unión ‎subvencionan a Daesh comprándole el petróleo robado. ‎


Al principio, el Consejo de Seguridad de la ONU no logra denunciar ese tráfico. Más bien se limita a ‎una declaración en la que su presidente recuerda que está prohibido comerciar con organizaciones ‎terroristas. Habrá que esperar hasta febrero de 2015 para que el Consejo de Seguridad vote la ‎resolución 2199. Mubariz Gurbanoglu se retira entonces del negocio y vende varios de sus barcos ‎‎(el Mecid Aslanov, el Begim Aslanova, el Poet Qabil, el Armada Breeze y el Shovket Alekperova) al ‎BMZ Group Denizcilik ve İnsaat A.S., la compañía marítima de Bilal Erdogan, hijo del ahora ‎presidente turco Recep Tayyip Erdogan, quien sigue adelante con el tráfico. En noviembre de ‎‎2015, en plena cumbre del G20 en Antalya, el presidente ruso Vladimir Putin denuncia que Turquía ‎está comercializando el petróleo robado de Daesh y que Ankara viola con ello la resolución de la ‎ONU. Ante los desmentidos del presidente Erdogan, el jefe de operaciones del ejército ruso, ‎general Serguei Rudskoi, convoca una conferencia de prensa en la que hace públicas las imágenes ‎de los satélites rusos que muestran 8.500 camiones cisterna cruzando la frontera turca. Acto ‎seguido, la aviación rusa destruye los camiones cisterna que se hallan en suelo sirio, pero la parte ‎fundamental del tráfico continúa a través del Kurdistán iraquí, bajo control del presidente kurdo ‎Massud Barzani. Incluso se inicia una ampliación de la terminal petrolera Yumurtalik –conectada al ‎oleoducto turco-iraquí Kirkuk-Ceyhan– cuya capacidad de almacenamiento se eleva así a 1,7 ‎millones de toneladas. ‎

Los camiones cisterna utilizados en el tráfico pertenecen todos a Powertans, empresa que obtuvo, ‎sin licitación previa, el monopolio del transporte de petróleo en toda Turquía. Powertans ‎pertenece a la misteriosa Grand Fortune Ventures, domiciliada en Singapur y posteriormente ‎transferida a las Islas Caimán. Detrás de todo ese montaje se esconde Calik Holding, la compañía ‎de Berat Albayrak, esposo de la hija del presidente Erdogan y ministro de Energía. ‎

El petróleo que transita por el oleoducto kurdo se vende de la misma manera. Pero cuando el ‎gobierno iraquí denuncia simultáneamente la complicidad del clan Barzani con Daesh y el robo de ‎bienes públicos iraquíes por parte de los Barzani y el Emirato Islámico, Ankara finge sorprenderse. ‎Erdogan bloquea entonces las ganancias de los kurdos iraquíes en una cuenta bancaria turca, en ‎espera de que el gobierno regional kurdo de Irak y el gobierno central iraquí aclaren sus ‎posiciones. Por supuesto, al estar supuestamente congelados, los intereses que esos fondos ‎generan no se declaran al presupuesto turco… pero van a dar a los cofres del AKP, el partido de ‎Erdogan. ‎

En septiembre de 2014, el califa Ibrahim realiza una purga entre los cuadros de su organización. ‎Los oficiales magrebíes, en particular los tunecinos, son acusados de desobediencia, condenados a ‎muerte y ejecutados. Los reemplazan chechenos provenientes de Georgia y uigures chinos. El ‎oficial de inteligencia georgiano Tarkhan Batirashvili se convierte en la mano derecha del califa ‎bajo el nombre de “Abu Omar al-Chichani”. En el mismo momento, el ministro georgiano de Defensa y ex jefe del “gobierno abjasio en el exilio” (sic), Irakli Alassania, anuncia que se dispone a abrir en su país varios campos de entrenamiento para los yihadistas sirios.‎

En reacción ante las atrocidades que Daesh comete a gran escala y la ejecución de dos periodistas ‎estadounidenses, el presidente Barack Obama anuncia, el 13 de septiembre, la creación de una ‎coalición contra Daesh. Pero durante la batalla de Kobane, en Siria, la aviación de Estados Unidos ‎prolonga intencionalmente la duración del enfrentamiento: un día bombardea a Daesh y al otro ‎día le lanza municiones en paracaídas. ‎


Según la prensa de Estados Unidos, el francés David Drugeon, oficial de los servicios ‎secretos militares de Francia, fue el experto en explosivos que entrenó al terrorista Mohamed ‎Merah y a los hermanos Kouachi, también terroristas. El ministerio de Defensa de Francia ‎desmiente esa información pero la prensa estadounidense la confirma. David Drugeon es ‎oportunamente reportado como “desaparecido” durante un bombardeo de la coalición ‎estadounidense.

La coalición anti-Daesh afirma estar operando contra un grupo que identifica como Khorasan, ‎supuestamente vinculado a al-Qaeda en Siria. Aunque no existen pruebas de la existencia de tal ‎grupo, la prensa estadounidense afirma que lo dirige un francés llamado David Drugeon, ‎especialista en explosivos y miembro en misión de los servicios franceses, lo cual desmiente el ‎ministerio de Defensa de Francia. La prensa estadounidense también afirma después que este ‎Drugeon entrenó, por orden de los servicios secretos franceses, a Mohamed Merah, autor de los ‎atentados perpetrados en 2012 en las ciudades francesas de Tolosa y Montauban, y a los ‎hermanos Kouachi, ejecutores de la masacre perpetrada en 2015 en las oficinas del semanario ‎satírico Charlie-Hebdo, en París.‎

Para ampliar sus recursos, Daesh crea impuestos en los territorios que ocupa, pide importantes ‎sumas como rescate por la liberación de prisioneros y se dedica al tráfico de antigüedades. Esta ‎última actividad se desarrolla bajo la supervisión de Abu Sayyaf al-Iraqi. Las piezas robadas son ‎enviadas a la ciudad de Gaziantep –en Turquía. Luego se envían directamente a los coleccionistas ‎que las solicitan a través de las firmas Senocak Nakliyat, Devran Nakliyat, Karahan Nakliyat y ‎Egemen Nakliyat, o se venden en el mercado de Bakircilar Carsisi.‎

Además, la mafia turca, bajo la dirección del primer ministro Binali Yildirim, instala en los ‎territorios ocupados por Daesh fábricas de artículos falsificados que se venden bajo los nombres ‎de grandes marcas e inunda con ellos el mundo occidental. ‎

Finalmente, cuando el presidente afgano Hamid Karzai deja el poder, retira a los kosovares el ‎transporte del opio y la heroína afgana y lo pone en manos del Califato. Hace muchos años que la ‎familia del presidente afgano –fundamentalmente su hermano Ahmed Wali Karzai, hasta el ‎momento de su asesinato– controla el principal cártel del opio. Bajo la protección del ejército de ‎Estados Unidos, Afganistán produce anualmente 380 toneladas de opio de las 430 que se mueven ‎en el mercado mundial. Ese tráfico parece haber reportado al clan Karzai 3.000 millones de ‎dólares, solo en 2013. Daesh se encarga de transportar la droga hacia Europa a través de sus ‎filiales africanas y asiáticas. ‎


15- LA LIQUIDACIÓN DE DAESH

El 21 de mayo de 2017, el presidente Donald Trump anuncia en Riad que Estados Unidos renuncia a ‎crear un Sunnistán (el Califato de Daesh) en territorios pertenecientes a Irak y Siria y que pondrá ‎fin al respaldo estadounidense al terrorismo internacional. Conmina entonces a todos los Estados ‎musulmanes a que también lo hagan. Se trata de un discurso cuidadosamente preparado con el ‎Pentágono y con el príncipe saudita Mohamed Ben Salman. Pero no con Londres. ‎

Obediente, Arabia Saudita comienza a desmantelar el gigantesco dispositivo de apoyo a la ‎Hermandad Musulmana que había instaurado a lo largo de 60 años. Pero el Reino Unido, Qatar, ‎Turquía y Malasia rechazan el cambio de rumbo de Estados Unidos. ‎


Al igual que en Afganistán, el MI6 británico rebautizó el “Frente Unido Islámico para la ‎Salvación de Afganistán”, convirtiéndolo en “Alianza del Norte”, para que la opinión pública ‎occidental sintiera simpatía por esa “resistencia contra los talibanes”. En Birmania, esas mismas ‎razones llevaron el MI6 a convertir el “Movimiento por la Fe” en “Ejército de Salvación Rohinya ‎de Arakán”. En ambos casos, se trata de ocultar toda referencia a la Hermandad Musulmana


En agosto de 2017, Londres lanza el Ejército de Salvación Rohinya de Arakán contra el ‎gobierno de Birmaniala República de la Unión de Myanmar, país mayoritariamente budista. ‎Durante un mes, los medios de difusión atiborran a la opinión pública internacional con noticias a ‎medias que atribuyen el éxodo de los rohinyas musulmanes, de Myanmar hacia Bengala, a los ‎abusos del ejército birmano. El objetivo es iniciar la segunda fase de la guerra de civilizaciones: ‎después del ataque de los musulmanes contra los cristianos viene ahora la agresión de los budistas ‎contra los musulmanes. Pero esa operación se interrumpe cuando Arabia Saudita pone fin al ‎respaldo que aportaba al Ejército de Salvación Rohinya, que tiene su sede en La Meca. ‎

Tres días antes de los atentados de abril 2019 en Sri Lanka, el ministerio de Exteriores ‎de Arabia Saudita enviaba un cable secreto a su embajada en Colombo. En ese mensaje se ‎ordenaba a la embajada saudita evitar en la medida de lo posible las salidas de su personal y ‎prohibirle acudir a los lugares públicos que finalmente fueron blanco de los atentados. (Fuente: ‎Alahed News)

En definitiva, Estados Unidos, Irán e Irak expulsan a Daesh de Irak mientras que Siria y Rusia lo ‎sacan del suelo sirio.


En Sri Lanka, Daesh organiza una gran operación terrorista que se inicia en ocasión de las ‎celebraciones cristianas de Pascuas, el 21 de abril de 2019, con saldo de 258 muertos y 496 heridos.

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- La restauración del Califato, concebida por Hassan al-Banna en 1928, ya había costado la vida al ‎presidente egipcio Anwar el-Sadat, quien había tratado de concretarla para su propio beneficio ‎personal. 

- Varias décadas más tarde, Daesh logra realizarla… pero acaba siendo un fracaso. La resistencia ‎de los pueblos árabes ‎es demasiado fuerte y la oposición del presidente estadounidense ‎Donald Trump no permite continuar el experimento. ‎

- Por el momento, es imposible saber si Daesh (el Emirato Islámico) contaba con un mandato del ‎Guía de la Hermandad Musulmana para proclamar el Califato o si solo aprovechó el respaldo de ‎Occidente para hacerlo. En todo caso, los yihadistas volverán a intentarlo. ‎


Thierry Meyssan


NOTATermina aquí la parte dedicada a la Hermandad Musulmana en el libro de Thierry Meyssan, Sous ‎nos yeux, titulado en español  "De la impostura del 11 de septiembre a Donald Trump. Ante ‎nuestra ‎mirada, la gran farsa de las primaveras árabes". Esta serie de seis publicaciones pertenecen a la Red Voltaire y a su autor, el politólogo francés Thierry Meyssan.

Primeros fracasos de la ‎Hermandad Musulmana‎



por Thierry Meyssan


Proseguimos la publicación de la quinta parte del libro de Thierry Meyssan, Sous nos yeux, (De ‎la impostura del 11 de septiembre a Donald Trump. Ante nuestra mirada, la ‎gran farsa de las ‎primaveras árabes). En esta entrega asistimos a un cambio radical en el curso de los ‎acontecimientos. Mohamed Morsi, miembro de la Hermandad Musulmana, de origen egipcio pero ‎con nacionalidad estadounidense, convertido en presidente de Egipto fue derrocado ‎después de gigantescas manifestaciones en contra de su régimen mientras que en Siria fracasa el ‎asalto contra Damasco.

Este artículo es un segmento del libro "Sous nos Yeux". (Ir a la cuarta parte)


A pesar de haber lanzado 40.000 hombres al asalto de Damasco –la capital siria– la ‎Hermandad Musulmana no logra tomar la ciudad. Lejos de acoger a los yihadistas como ‎‎“liberadores”, la población de Damasco resiste y la operación se convierte en un fracaso para ‎la cofradía.


11- La “Primavera Árabe” en Siria

Desde el 4 de enero de 2011, fecha de apertura de la reunión del Cairo, la coordinación de ‎la ‎primavera árabe en Siria se efectúa desde la cuenta de FacebookSyrian Revolution 2011”. Solo ‎con ‎ver ese nombre es suficiente para entender que el objetivo de la operación era un ‎rápido ‎derrocamiento de la República Árabe Siria, tan rápido como las anteriores “revoluciones ‎de ‎colores”, ya que no se trata de modificar las mentes sino únicamente de cambiar dirigentes ‎y ‎algunas leyes del país. El día mismo de su creación, la cuenta “Syrian Revolution 2011” lanza ‎un ‎llamado a la realización de manifestaciones en las calles de Damasco, exhortación de la que ‎se ‎hace eco Al-Jazeera, mientras que Facebook atribuye a esa cuenta decenas de miles ‎de ‎‎“Followers”… cosas de la magia de la informática. Esta cuenta de Facebook tendrá un ‎papel ‎central en los próximos 5 años. Cada viernes, día de plegaria de los musulmanes, estará ‎dedicado ‎a un objetivo de la Hermandad Musulmana. ‎


El diputado harirista libanés Okab Sakr‎


El 22 febrero llega a Líbano el senador estadounidense John McCain. Se reúne allí con líderes de ‎la ‎coalición política libanesa 14 de Marzo (pro-saudita). Entre esos líderes está el diputado ‎Okab Sakr, a quien McCain confía la misión de hacer llegar las armas a los islamistas, que ‎ya ‎esperan por ese armamento en Siria. Después, el senador estadounidense sale de Beirut, se va de ‎exploración ‎hasta la frontera con Siria y escoge la ciudad libanesa de Ersal como futura base de ‎operaciones. ‎

A pesar de los llamados que la misteriosa cuenta “Syrian Revolution 2011” sigue lanzado a través ‎de ‎Facebook, habrá que esperar hasta finales de marzo para que comiencen a suceder cosas en ‎Siria. ‎La Hermandad Musulmana congrega en Deraa, ciudad del sur de Siria conocida como ‎muy ‎favorable al partido Baas, un grupo de yihadistas veteranos de Afganistán e Irak. Estos ‎individuos ‎logran desviar de su objetivo una manifestación de funcionarios que reclamaban ‎aumentos de ‎sueldo y comienzan a saquear el Palacio de Justicia. Ese mismo día, bajo la dirección ‎de oficiales ‎del Mossad israelí, esos mismos individuos atacan, en las afueras de la ciudad, un ‎centro de los ‎servicios secretos utilizado única y exclusivamente en tareas de vigilancia de la ‎actividad israelí en ‎el Golán ocupado. ‎

Al mencionar el hecho, Al-Jazeera afirma que la población de Deraa protestaba porque la ‎policía ‎había torturado varios niños que habían escrito en las paredes consignas hostiles al ‎presidente ‎Assad. La confusión reina mientras que los provocadores siguen destruyendo el centro ‎de la ‎ciudad. Durante las semanas siguientes, tres grupos de islamistas se desplazan por Siria ‎atacando ‎blancos secundarios mal protegidos. Aunque solo pueden atacar tres puntos diferentes a la vez, estos ‎‎tres grupos crean la impresión de que los desórdenes se generalizan por todo el país. En ‎pocas ‎semanas, se cuentan más de 100 muertos, principalmente policías y militares. ‎

El presidente Assad reacciona a la inversa de lo que esperaban los provocadores: en vez ‎de ‎imponer una especie de “Acta Patriótica”, Assad abroga el estado de emergencia que se mantenía ‎en vigor desde la época de la guerra con Israel –de hecho Siria e Israel siguen en guerra ‎mientras ‎que el Estado hebreo aún ocupa militarmente las alturas del Golán– y disuelve la Corte ‎de ‎Seguridad del Estado. Hace además que el Parlamento adopte una ley que garantiza y organiza ‎el ‎derecho a hacer manifestaciones, denuncia los desórdenes como una operación dirigida desde ‎el ‎extranjero y exhorta al pueblo a respaldar las instituciones de la República Árabe Siria. ‎También ‎reúne a los jefes de estado mayor y prohíbe que los soldados hagan uso de sus armas si ‎existe ‎algún riesgo de daño colateral para los civiles


El Guía de la Hermandad Musulmana en Siria, Ali Sadreddin al-Bayanuni –refugiado ‎en Lontres– establece una alianza con el ex vicepresidente sirio Abdel Halim Khaddam –‎refugiado en París. Este último había huido de Siria cuando se descubrió que, junto al jefe de ‎los servicios de inteligencia Ghazi Kanaam, estaba cubriendo el saqueo del Líbano por parte del ‎saudita Rafic Hariri.


Aprovechando esta última orden del presidente, la Hermandad Musulmana ataca un convoy ‎militar ‎en Banyas –la ciudad del ex vicepresidente Abdel Halim Khaddam, ahora miembro de la ‎oposición ‎externa. El ataque dura varias horas, bajo la mirada de la población. Por temor a herir a ‎los ‎espectadores, los soldados –en cumplimiento de la orden de su presidente– se abstienen de ‎hacer ‎uso de sus armas. Una decena de militares mueren así en el incidente. El sargento que ‎encabeza el ‎destacamento pierde las dos piernas cuando cubre una granada con su cuerpo para ‎evitar que la ‎explosión mate a sus hombres. La operación había sido organizada, desde París, por ‎el Frente de ‎Salvación de Abdel Halim Khaddam y la Hermandad Musulmana. El 6 de junio, 120 policías sirios mueren ‎en una situación idéntica, en la localidad de Jisr al-Chughur. ‎

Manifestaciones hostiles a la República Árabe Siria tienen lugar en varias ‎ciudades. ‎Contrariamente a lo que afirman los medios occidentales, los manifestantes nunca ‎reclaman ‎democracia. Las consignas más habituales son: “El pueblo quiere la caída del régimen”, ‎‎“Los ‎cristianos a Beirut, los alauitas a la tumba”, “Queremos un presidente temeroso de Dios”, ‎‎“Abajo ‎Irán y el Hezbollah”. Algunas consignas mencionan la “libertad”, pero no en el sentido ‎occidental. ‎La libertad que reclaman los manifestantes es la de practicar la sharia. ‎

En ese momento, mucha gente cree en Siria que la única información confiable es la que ‎ofrecen ‎Al-Jazeera y Al-Arabiya, las televisoras de Qatar y de Arabia Saudita que respaldaron los ‎cambios ‎de régimen en Túnez y Egipto. Y esa gente está convencida de que el presidente Assad va ‎a dimitir ‎y que la Hermandad Musulmana tomará el poder. La gran mayoría de los sirios ‎asisten ‎estupefactos a lo que creen una “revolución” y se preparan para vivir un viraje hacia el ‎islamismo. ‎Resulta muy difícil dar cifras sobre la cantidad de sirios que se manifiestan contra la ‎República o ‎que apoyan a la Hermandad Musulmana. Lo más que puede decirse con seguridad es ‎que hay en el ‎país cientos de pequeñas manifestaciones y que la más importante reunió cerca de ‎‎100.000 ‎personas en Hama. El presidente Assad recibe en Damasco a los organizadores de esta ‎última ‎demostración. Cuando les pide que expongan sus reclamos, le responden: “Que se prohíba ‎el ‎acceso de los alauitas a Hama”. Atónito, el presidente –que es alauita– pone fin a la entrevista. ‎

En París, la Hermandad Musulmana y el gobierno de Israel organizan subrepticiamente –el 4 ‎de ‎julio– una reunión pública para enrolar a la clase dirigente francesa. Al llamado del ‎‎“filósofo” ‎Bernard-Henry Levy, del ex ministro francés de Exteriores Bernard Kouchner y del futuro ‎jefe de la ‎diplomacia francesa Laurent Fabius, acuden senadores, diputados y alcaldes de todos ‎los ‎horizontes políticos –derecha, centro, izquierda y ecologistas– para respaldar lo que se les ‎vende ‎como un combate por la democracia. Nadie nota en la sala la presencia de los ‎verdaderos ‎organizadores del encuentro: Alex Goldfarb, consejero del ministro de Defensa de ‎Israel, y ‎Melhem Droubi, responsable mundial de la Hermandad Musulmana a cargo de las ‎relaciones ‎exteriores. Este último ha llegado a Francia expresamente desde Arabia Saudita.

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Burhan Ghalioun (de pie, al centro, con camisa azul) abandona Siria a los 24 años y hace carrera en la enseñanza ‎universitaria en París. Al mismo tiempo, con ayuda de la NED estadounidense, crea en 1983 ‎la Organización Árabe de Derechos Humanos, en Túnez. Cuando el argelino Abassi Madani –‎del Frente Islámico de Salvación (FIS)– se exila en Qatar, el sirio Burhan Ghalioun, ‎supuestamente laico, lo ayuda a escribir sus discursos. En junio de 2011, Burhan Ghalioun ‎participa en la Conferencia por la Salvación Nacional de la Hermandad Musulmana y, ‎a propuesta de Estados Unidos, se convierte al mes siguiente en presidente del Consejo ‎Nacional Sirio (CNS). A partir de ese momento, el Departamento de Estado de Estados Unidos ‎le paga un salario por “representar al pueblo sirio”.


En agosto, se constituye en Estambul un Consejo Nacional Sirio (CNS), siguiendo el modelo ‎del ‎Consejo Nacional de Transición Libio. Ese Consejo reúne una serie de personalidades que ‎desde ‎hace años viven fuera de Siria, solo algunos que acaban de salir del país y miembros de ‎la ‎Hermandad Musulmana. La extraña idea de que ese grupo pueda estar realmente interesado en ‎el ‎establecimiento de una “democracia” parece avalada por la presencia de algunas ‎personalidades ‎de extrema izquierda, como el profesor Burhan Ghalioun, a quien pondrán en la ‎presidencia del ‎Consejo. Pero hace años que el profesor Ghalioun trabaja con la NED estadounidense y con la ‎Hermandad ‎Musulmana. Aunque se dice laico, Ghalioun escribe los discursos de Abassi Madani –el ‎presidente ‎del Frente Islámico de Salvación (FIS) de Argelia– desde que este último se exiló en ‎Qatar. En el ‎mismo caso se encuentran George Sabra y Michel Kilo, quienes trabajan con la ‎Hermandad ‎Musulmana desde hace más de 30 años y siguieron a los trostkistas ‎estadounidenses ‎incorporándose a la NED, en 1982. Bajo la dirección del libio Mahmud Jibril, ‎George Sabra trabajó ‎en las versiones para el extranjero del programa de televisión para niños ‎Sesame Street –‎producido por el grupo francés Lagardere Média y el canal qatarí Al-Jazeera– junto ‎con Cheryl ‎Benard, esposa de Zalmay Khalilzad, embajador de Estados Unidos en la ONU, y ‎posteriormente en ‎Irak. Otro personaje cuya presencia sirve de “garantía” es Haytham Manna, el ‎mismo que se ‎ocupaba de las inversiones de los miembros sudaneses de la Hermandad ‎Musulmana.‎

Qatar compra a la OLP su turno en la presidencia rotativa de la Liga Árabe. ¿Precio? 400 ‎millones ‎de dólares. En violación de los estatutos, Qatar hace que la Liga suspenda la membrecía ‎de la ‎República Árabe Siria, a pesar de tratarse de un Estado fundador de ese grupo de países. ‎Qatar ‎propone después el envío a Siria de una Misión de Observación presidida por Sudán –país ‎que sigue ‎bajo un gobierno de la Hermandad Musulmana. Sudán designa como jefe de la Misión al ‎general ‎Mohamed Ahmed Mustafá al-Dabi, ex jefe de sus servicios secretos y ex embajador en ‎Qatar. ‎Cada Estado miembro de la Liga Árabe envía observadores para que todas las tendencias ‎estén ‎representadas en la Misión. La República Árabe Siria acepta el envío de esa Misión ‎de ‎Observadores y permite que se despliegue en el territorio nacional. Será esa la primera y única ‎vez ‎que un órgano pluralista llega a estar presente en el terreno, se reúne con todas las partes y ‎visita ‎todo el país. Se trata, en realidad, de la única fuente externa de información realmente digna ‎de ‎confianza en todo el conflicto. ‎

Todas las partes saludan favorablemente la nominación del general al-Dabi, el hombre ‎que ‎negoció la separación entre Sudán y Sudán del Sur y a quien numerosos países árabes ‎proponen ‎como candidato al Premio Nobel de la Paz. Pero la lectura de los informes preliminares ‎muestra ‎que este militar sudanés no tiene intenciones de redactar informes para complacer a ‎nadie sino de ‎dirigir una auténtica observación pluralista de la situación. Bruscamente, los ‎medios ‎internacionales cambian de tono y acusan al general al-Dabi de ser uno de los genocidas ‎de ‎Darfur. Los que antes aprobaban su designación, ahora exigen que dimita. El general sudanés ‎se mantiene en sus trece. ‎

Finalmente se publica un informe preliminar que certifica que no hay revolución en Siria. La ‎Misión ‎confirma que la exageración es considerable en cuanto a la violencia atribuida al gobierno, ‎que el ‎ejército se ha retirado de las ciudades, que no hay represión, que las víctimas son ‎principalmente ‎soldados y policías, que más de 5.000 detenidos cuyo nombres ella misma entregó ‎a las ‎autoridades sirias han sido liberados y que los medios de prensa extranjeros que solicitaron ‎cubrir ‎la situación han podido hacerlo.


Lleno de cólera, Qatar paga a Sudán 2.000 millones de dólares para que se lleve a casa al ‎general ‎al-Dabi y se opone a que la Liga Árabe nombre un sucesor a la cabeza de la Misión. ‎Descabezada, ‎la Misión de Observadores de la Liga Árabe será disuelta a principios de 2012.

El sirio Abu Saleh se convierte en “corresponsal permanente” de France24 y de Al-‎Jazeera en el Emirato Islámico de Baba Amro, implantado en un barrio de la ciudad siria ‎de Homs. Durante 2 meses, este individuo escenifica bombardeos inexistentes ‎supuestamente perpetrados contra ese barrio por las “fuerzas del régimen”, participa en la ‎condena a muerte de 150 habitantes del barrio ocupado por los yihadistas, supuestamente agonizante‎ se dirige ‎a sus espectadores (foto) y después, “milagrosamente” curado, incendia un ‎oleoducto y comete otras fechorías. A la caída del Emirato Islámico de Baba Amro, Abu Saleh ‎huye a París. Posteriormente reaparece en la región siria de Idlib.


Igualmente furiosa de ver como la República Árabe Siria logra salir adelante, la ‎Hermandad ‎Musulmana decide instaurar un Emirato Islámico. Luego de varios intentos, logrará ‎hacerlo en ‎Baba Amro, un barrio de la ciudad siria de Homs, donde previamente había cavado y ‎acondicionado ‎toda una red de túneles para garantizar el abastecimiento de sus combatientes en ‎caso de asedio. ‎Allí concentra la cofradía 3.000 hombres armados, 2.000 de ellos takfiristas sirios. ‎Esos elementos son de hecho ‎los miembros del subgrupo de la Hermandad Musulmana denominado “Excomunión e‎ ‎Inmigración”, creado en tiempos del presidente egipcio Anwar el-Sadat. ‎

Estos elementos implantan en Baba Amro un “Tribunal Revolucionario” con el que juzgan ‎y ‎condenan a muerte a más de 150 habitantes del barrio, que son degollados en público. ‎Los ‎habitantes del barrio huyen, con excepción de unas 40 familias. Los takfiristas levantan ‎barreras en ‎todos los puntos de acceso al barrio y las fuerzas especiales francesas se encargan de ‎instalar en ‎ellos el mejor armamento disponible en Occidente. La campaña terrorista del primer ‎año de ‎desórdenes da paso con ello a una guerra de posiciones, en concordancia con el plan ‎expuesto en ‎‎2004 en el libro La Administración de la Barbarie. En adelante, los islamistas reciben de la ‎OTAN un armamento más sofisticado que el que posee la República Árabe Siria, cuyo ejército es ‎objeto de un embargo desde el año 2005. ‎

Una mañana, el Ejército Árabe Sirio penetra en Baba Amro, cuyas defensas finalmente ha ‎logrado ‎neutralizar. Los militares franceses, los periodistas y algunos líderes ya han huido y ‎reaparecen en ‎Líbano días después. Los takfiristas se rinden. La guerra que estaba comenzando ‎parece haber ‎terminado, como en Líbano –en 2007–, cuando el ejército libanés derrotó al grupo ‎Fatah al-Islam. ‎Pero los islamistas no están liquidados. ‎

Una nueva operación se prepara desde Jordania, bajo la dirección de la OTAN. Esa ‎operación ‎incluye un gran ataque contra la capital siria, Damasco, en el marco de una gigantesca ‎operación ‎sicológica. Pero es anulada en el último instante. Abandonados por Francia en Baba ‎Amro, los ‎islamistas acaban de recibir una contraorden de Estados Unidos, que está conversando ‎con Rusia ‎sobre la posibilidad de compartir con ella el Medio Oriente. Ambos países firman una ‎promesa de paz en Ginebra, el 30 de junio de 2012. ‎


12- Punto final para la “Primavera árabe” en Egipto.

En Egipto, la Hermandad Musulmana controla el nuevo Parlamento. Aunque la nueva ‎Constitución ‎ha sido adoptada con un 77% de aprobación después un referéndum, la cofradía ‎estima que ese ‎texto –redactado expresamente para permitir la elección de sus miembros– no ‎pasa de ser la ‎modificación –demasiado ligera a su gusto– de un viejo texto, así que designa una ‎Asamblea ‎Constituyente de 100 personas, 60 de ellas miembros de… la Hermandad Musulmana. 

En cuanto Washington obliga al presidente Mubarak a dimitir, el jeque egipcio Yussef ‎al-Qaradawi regresa de Qatar en un avión privado. Administrador del Centro de Estudios ‎Islámicos de Oxford –cuyo presidente es el príncipe Charles– y consejero espiritual del canal ‎satelital qatarí Al-Jazeera, el jeque Qaradawi tiene en esa televisión qatarí su propio programa ‎semanal sobre la charia. Ya en El Cairo, Qaradawi se presenta personalmente en la plaza ‎Tahrir, donde condena la democracia y se pronuncia por la ejecución de los homosexuales.


La cofradía resalta que los jóvenes demócratas podrían cuestionar el poder del ejército. ‎La ‎campaña con vista a la elección presidencial proporciona a los islamistas una oportunidad ‎para ‎llamar a regenerar Egipto a través del Corán. Yussef al-Qaradawi predica que luchar contra ‎los ‎homosexuales y recuperar la Fe es más importante que enfrentarse a Israel por el ‎reconocimiento ‎de los derechos del pueblo palestino. Mientras los sunnitas se abstienen ‎masivamente en la ‎elección presidencial, la Hermandad Musulmana impide el voto en las ciudades ‎y poblados ‎cristianos, de manera que 600.000 electores no logran ejercer su derecho al voto. ‎


La Comisión Electoral egipcia “confirma a Mohamed Morsi como presidente de Egipto ‎para evitar al país un episodio sangriento si (proclamara) la elección del general Ahmed ‎Shafiq”.


A pesar de todo, ‎el veredicto de las urnas da la victoria al general Ahmed Shafiq –ex primer ‎ministro de Mubarak– ‎con una pequeña ventaja de 30.000 votos. La cofradía amenaza entonces a ‎los miembros de la ‎Comisión Electoral con tomar represalias contra sus familias y, al cabo de 13 ‎días, la Comisión ‎atribuye la victoria al miembro de la Hermandad Musulmana Mohamed Morsi. La ‎‎“comunidad ‎internacional” prefiere mirar para otro lado y alabar el carácter democrático de la ‎elección. ‎

Mohamed Morsi es ingeniero en la NASA. Es ciudadano estadounidense ‎y ‎cuenta con una acreditación que le da acceso a secretos militares en el Pentágono. Desde ‎su ‎llegada al poder en Egipto, se dedica a rehabilitar y fortalecer la Hermandad Musulmana y ‎a ‎estrechar sus vínculos con Israel. El día del aniversario del asesinato de Anwar el-Sadat, el ‎nuevo ‎presidente recibe a los asesinos en palacio. También nombra gobernador de Luxor al ‎responsable ‎de la masacre terrorista perpetrada en ese distrito en 1997. En cambio, persigue a los demócratas ‎que habían participado en manifestaciones sin exigir la renuncia de Hosni Mubarak ‎sino solo ‎denunciando aspectos de su política. Morsi apoya además una gran campaña de ‎pogromos de la ‎Hermandad Musulmana contra los cristianos y cubre los abusos y crímenes de los ‎miembros de la ‎cofradía: linchamientos, saqueo de los arzobispados e incendio de iglesias. Al ‎mismo tiempo ‎privatiza las grandes empresas egipcias y anuncia la posible venta del Canal de Suez ‎a Qatar, que ‎en ese momento sirve de padrino a la cofradía. Desde el palacio presidencial, Morsi habla al ‎menos cuatro veces ‎por teléfono con Ayman al-Zawahiri, el jefe mundial de al-Qaeda.


Conferencia de prensa en la sede de la Hermandad Musulmana con el Guía Mundial de ‎la cofradía (al centro) y con el presidente egipcio Mohamed Morsi (a la izquierda).


En definitiva, Mohamed Morsi acaba ganándose la enemistad de todos. Todos los ‎partidos ‎políticos, incluyendo a los propios salafistas –aunque exceptuando, por supuesto, a la ‎Hermandad ‎Musulmana– comienzan a participar en manifestaciones contra Morsi. Esas protestas ‎llegan a ‎reunir 33 millones de personas que salen a las calles y llaman al ejército a devolver el país ‎al pueblo ‎egipcio. Indiferente al clamor del pueblo, el presidente Morsi ordena al ejército egipcio ‎que se ‎prepare para atacar la República Árabe Siria, en ayuda de los seguidores sirios de la ‎Hermandad ‎Musulmana. Esa decisión colmará la copa, sellando su destino como presidente. ‎

El 3 de julio de 2013, cuando en Washington las oficinas federales cierran sus puertas antes ‎del ‎extenso fin de semana del 4 de julio –la fiesta nacional estadounidense–, el ejército egipcio da ‎un ‎golpe de Estado. Mohamed Morsi es arrestado y enviado a la cárcel mientras que las calles ‎se ‎convierten en campos de batalla donde los miembros de la Hermandad Musulmana y sus ‎familias ‎se enfrentan a las fuerzas del orden. ‎


13- La guerra contra Siria

Se dice que “en política, las promesas solo comprometen a quien se las cree”. Un mes después ‎de ‎la primera conferencia de Ginebra sobre Siria y la firma de la paz y solo unos días después de ‎la ‎conferencia de los “Amigos de Siria” realizada en París, nuevamente se aprueba la guerra, ‎con ‎asistencia de la OTAN. Nombre de código: “Volcán de Damasco y Terremoto en Siria”. ‎

Cuarenta mil hombres entrenados precipitadamente en Jordania cruzan la frontera y se ‎lanzan ‎sobre Damasco mientras que un atentado elimina a importantes responsables que ‎participaban en ‎una reunión del Consejo Nacional de Seguridad sirio. El ejército y los servicios ‎secretos sirios ‎quedan decapitados. ‎

Los yihadistas que atacan la capital siria son mercenarios reclutados entre las capas pobres ‎del ‎mundo musulmán. Muchos ni siquiera hablan árabe y no han recibido más que una semana ‎de ‎entrenamiento. Algunos creen estar luchando contra los israelíes. Sufren gran número de bajas ‎y ‎se repliegan. ‎

En la larga guerra que viene después, el Ejército Árabe Sirio –que trata de ‎defender ‎prioritariamente a su población y tiene para ello que replegarse hacia las grandes ‎ciudades– se ‎enfrenta a yihadistas que tratan de hacer imposible la vida en vastas extensiones de ‎territorio. ‎Esos elementos parecen renovar sus filas infinitamente. Cada mes llegan nuevos ‎yihadistas que ‎toman el lugar de los que mueren en combate o desertan. Todos los delincuentes ‎del mundo ‎musulmán llegan a Siria para probar suerte por unos cuantos cientos de dólares al mes. ‎Oficinas de ‎reclutamiento se abren públicamente en países como Túnez y Afganistán, aunque se ‎hacen más ‎discretas en otros, como Pakistán y Marruecos. Pero el número de bajas que los ‎yihadistas sufren ‎en los combates es tremendamente elevado. En julio de 2013, según INTERPOL, ‎se registran en 9 países operaciones de evasión extremadamente sofisticadas para sacar a líderes ‎islamistas de las ‎cárceles y enviarlos a Siria. Por ejemplo:

– el 23 de julio, entre 500 y 1.000 presos se escapan de las cárceles de Taj y Abu Graib, en Irak;‎

– el 27 de julio, 1.117 presos se escapan de la cárcel de Kuafia –en Bengazi, Libia– como ‎resultado ‎de un motín iniciado dentro de la cárcel, en coordinación con un ataque desde el ‎exterior;‎

– durante la noche del 29 al 30 de julio, 243 talibanes se escapan de la cárcel de Dera Ismail ‎Khan, ‎en zonas tribales pakistaníes.‎

El Ejército Árabe Sirio incinera la mayoría de los cadáveres de los yihadistas, pero los que ‎logra ‎identificar son conservados y devueltos a sus familias. Como Argelia, con la Fundación ‎Abdelkader, ‎varios países crean discretamente canales para repatriar esos cuerpos. Hoy en día, el ‎Ejército ‎Árabe Sirio aún conserva más de 30.000 cadáveres identificados que nunca han sido ‎reclamados. ‎

Los países occidentales que inicialmente habían enviado miembros de sus fuerzas ‎especiales, ‎reclutándolos entre sus soldados con doble nacionalidad –generalmente musulmanes ‎de origen ‎magrebí–, organizan sus propios canales para el reclutamiento de yihadistas. En Francia, ‎se crea ‎una red de reclutamiento en las prisiones, con participación de mezquitas salafistas. Esos ‎miles de ‎individuos se unen a las decenas de miles que llegan a Siria desde el “Medio Oriente ‎ampliado”. ‎Aunque se ignora la cifra exacta de personas que participan en esta guerra, se estima ‎que el ‎número total de yihadistas locales y extranjeros que luchan tanto en Irak como en Siria, ‎desde ‎‎2011, sobrepasa los 350.000. Esa cifra es superior a los efectivos de cualquier ejército ‎regular de la ‎Unión Europea y dos veces superior a los del Ejército Árabe Sirio. ‎


A través de la televisión saudita al-Safa, el jeque sirio Adnan al-Arour exhorta a ‎emprender en Siria masacres contra los alauitas. Este individuo se convertirá en el referente ‎religioso del llamado “Ejército Sirio Libre”.


El jeque Adnan al-Arour garantiza la unidad ideológica de los yihadistas como “jefe espiritual ‎del ‎Ejército Sirio Libre”. Este pintoresco personaje se dirige semanalmente a un amplio público ‎a ‎través de su propio programa de televisión, caldea los ánimos con constantes llamados a ‎derrocar ‎al tirano y defiende una visión patriarcal y autoritaria de la sociedad. Adnan al-Arour va ‎derivando ‎poco a poco hacia llamados de naturaleza sectaria, en los que exhorta a masacrar a ‎los ‎cristianos y los alauitas. Este individuo fue suboficial en el Ejército Árabe Sirio hasta que ‎fue ‎arrestado por haber violado a varios jóvenes reclutas. Huyó entonces a Arabia Saudita, donde ‎se ‎convirtió en jeque al servicio de Alá. 

El Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos se reúne en la Casa Blanca, el 13 de junio ‎de 2013. En la foto aparecen Gayle Smith, directora para el Desarrollo de la Democracia (la persona de pelo blanco sentada a la derecha) y el miembro de la Hermandad Musulmana ‎Rashad Hussain ‎(la cuarta persona desde la izquierda)‎. Aunque participó en esta reunión, el consejero de ‎seguridad nacional, Tom Donilon, no está en la foto. Pero sí aparece (a la izquierda y con ‎turbante) el jeque Abdallah ben Bayyah, representante de la Hermandad Musulmana y ‎segundo de Yussef al-Qaradawi.

Los yihadistas reciben generalmente un armamento básico, disponen de cantidades ilimitadas ‎de ‎municiones y están organizados en katibas –pequeñas unidades de varios cientos de hombres–‎‎ ‎cuyos jefes reciben un equipamiento ultrasofisticado, como maletines de comunicación que ‎les permiten recibir directamente imágenes satelitales sobre los movimientos del Ejército Árabe ‎Sirio. ‎Se trata por ello de una lucha desigual en la que el Ejército Árabe Sirio, aunque mucho ‎mejor ‎entrenado, sólo dispone de armamento anterior al año 2005 –debido al embargo ‎internacional ‎que le ha sido impuesto– y no tiene ningún tipo de acceso a datos de inteligencia ‎satelital. ‎

Contrariamente al Ejército Árabe Sirio, cuyas fuerzas y unidades coordinan sus acciones y se ‎hallan ‎todas bajo la autoridad del presidente Bachar al-Assad, las katibas yihadistas se ‎disputan ‎constantemente entre sí, incluso en pleno campo de batalla, donde existe gran rivalidad ‎entre ‎diferentes cabecillas que se creen todos “señores de la guerra”. Pero todos reciben ‎refuerzos, así ‎como el armamento y las municiones que utilizan, y datos de inteligencia, de un ‎estado mayor ‎único –el LandCom de la OTAN, situado en la ciudad turca de Esmirna (Izmir)–, al cual todos deben ‎obediencia. Sin embargo, Estados Unidos encuentra enormes dificultades a la ‎hora de lograr que ‎ese sistema funcione ya que numerosos actores internacionales pretenden ‎realizar operaciones a ‎espaldas de sus demás aliados. Así lo hace Francia –a espaldas del Reino ‎Unido–, al igual que ‎Qatar, que actúa en detrimento de Arabia Saudita. ‎

En cuanto el Ejército Árabe Sirio se repliega de un territorio, los yihadistas que logran ocuparlo ‎‎“se ‎entierran” construyendo allí túneles y búnkeres. Cuando los sauditas enviaron al millonario ‎Osama ‎ben Laden a Afganistán lo hicieron porque era un especialista en obras públicas, que ya ‎había ‎supervisado la construcción de túneles en montañas –más exactamente la ampliación del ‎cauce de ‎ríos subterráneos. Esta vez, expertos de la OTAN especializados en ingeniería civil son ‎enviados a Siria para supervisar la construcción para los yihadistas de obras defensivas de proporciones gigantescas.‎


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La Hermandad Musulmana como ‎miembro del Consejo de Seguridad ‎Nacional de Estados Unidos



por Thierry Meyssan


Continuamos la publicación de la cuarta parte del libro de Thierry Meyssan, Sous nos yeux. En el primer semestre del año 2011, con el apoyo de Estados Unidos y del Reino Unido, la Hermandad Musulmana llega al poder ‎en Túnez, Egipto y Libia.

Este artículo es un segmento del libro "Sous nos Yeux". (Ir a la tercera parte)


En 2011, el presidente tunecino Ben Ali, el líder libio Muammar el-Kadhafi y ‎el presidente egipcio Hosni Mubarak estaban a las órdenes de Washington. 


Kadhafi ‎había renunciado en 2003 a la independencia política y los otros dos siempre habían sido ‎vasallos de Estados Unidos. Sin importar los servicios prestados a la superpotencia ‎estadounidense, los tres fueron expulsados del poder para reemplazarlos por la Hermandad Musulmana.

7- Inicios de la “Primavera Árabe” en Túnez

El 12 de agosto de 2012, el presidente estadounidense Barack Obama, firma la Directiva ‎Presidencial de Seguridad Nº 11 (PSD-11). Obama informa a todas sus embajadas en el Medio ‎Oriente ampliado, o Gran Medio Oriente, que deben prepararse para “cambios de régimen”. Para coordinar la acción secreta en el terreno, el presidente demócrata ‎Barack Obama nombra varios miembros de la Hermandad Musulmana como miembros del ‎Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos. Washington va a poner en aplicación el ‎plan británico de las llamadas “Primaveras Árabes”. Para la Hermandad Musulmana, ‎ha llegado el momento de alcanzar la gloria. ‎

El 17 de diciembre de 2010, un vendedor ambulante de verduras, “Mohamed” (Tarek) Bouazizi, ‎cuya mercancía ‎había sido confiscada por la policía, se inmola en Túnez prendiéndose fuego. La ‎Hermandad ‎Musulmana se apodera del incidente y hace correr noticias falsas según las cuales el ‎joven Bouazizi era un estudiante sin ‎trabajo y una mujer policía lo había abofeteado. ‎Inmediatamente, los hombres de la National ‎Endowment for Democracy (NED, la falsa ONG de los ‎servicios secretos de los cinco Estados ‎anglosajones) soborna a la familia del difunto para que no ‎revele la verdad y caldea los ánimos en ‎el país. En medio de la cadena de manifestaciones contra ‎el desempleo y los actos de violencia de ‎la policía, Washington hace saber al presidente tunecino ‎Ben Ali que tiene que dejar el país, ‎mientras que el MI6 organiza el regreso triunfal –desde ‎Londres– del Guía de la Hermandad ‎Musulmana tunecina, Rached Ghannouchi. ‎

A eso se resume la “revolución del jazmín”. El esquema de este cambio de régimen toma ‎algunos ‎elementos de la caída del shah de Irán, seguida del regreso del imam Khomeini, ‎agregándole otros ‎de las más recientes revoluciones de colores. ‎

Rached Ghannouchi había creado una rama tunecina de la Hermandad Musulmana y realizado ‎una ‎intentona golpista en 1987. Arrestado y encarcelado varias veces, se exila en Sudán, donde ‎goza ‎del respaldo de Hassan el-Turabi. Después se exilia en Turquía, donde se acerca a Recep ‎Tayyip ‎Erdogan, por entonces dirigente de la Milli Gorus. En 1993, Ghannouchi obtiene asilo ‎político en ‎Londonistán, donde se instala con sus dos mujeres y sus hijos. ‎


Moncef Marzouki y Rached Ghannouchi, dos personalidades tunecinas que se presentan como ‎‎“antiestadounidenses”. Marzouki, líder de extrema izquierda, trabaja para la NED ‎estadounidense, mientras que Ghannouchi, dirigente de la Hermandad Musulmana, trabaja ‎para la Westminster Foundation británica.

La “Liga de Protección de la Revolución” (LPR) es el equivalente tunecino del ‎‎“Aparato Secreto” de la Hermandad Musulmana en Egipto. Su jefe es Ihmed Deghij (a la ‎izquierda en la foto) y Rached Ghannouchi (a la derecha), designa las personas que van a ser ‎eliminadas.‎


Los anglosajones ayudan a Ghannouchi a mejorar la imagen de su partido, el Movimiento de ‎la ‎Tendencia Islámica, rebautizado como Movimiento del Renacimiento (Ennahdha). Para calmar ‎los ‎temores de la población ante la cofradía, la NED recurre a sus peones de la extrema izquierda. ‎Moncef Marzouki, presidente de la Comisión Árabe de Derechos Humanos, hace de ‎garante moral ‎afirmando públicamente que la Hermandad Musulmana ha cambiado mucho y que ‎los miembros ‎de la cofradía se han convertido en demócratas. El propio Marzouki será electo ‎presidente de ‎Túnez. Ghannouchi gana las elecciones legislativas y logra formar un gobierno, de ‎diciembre de ‎‎2011 hasta agosto de 2013. En ese gobierno introduce a otros peones de la NED, ‎como Ahmed ‎Nejib Chebbi, un ex maoísta y posteriormente trotskista reciclado por Washington. ‎Siguiendo el ‎ejemplo de Hassan al-Banna, Ghannouchi constituye una milicia vinculada a su ‎partido –la Liga de ‎Protección de la Revolución– que se encarga de los asesinatos políticos, como ‎el del líder opositor ‎Chokri Belaid.‎

A pesar del indudable respaldo que una parte de la población tunecina le había aportado a ‎su ‎regreso, el partido de Ghannouchi (Ennahdha) se vuelve rápidamente minoritario. Antes de ‎dejar el ‎poder Ghannouchi hace votar una serie de leyes fiscales cuyo objetivo es provocar con el ‎tiempo ‎la ruina de la burguesía laica. Espera transformar así la sociología del país y volver ‎rápidamente a ‎los primeros planos del escenario político. ‎

En mayo de 2016, Innovative Communications & Stratégies –compañía creada por el MI6– ‎monta ‎el 10º Congreso de Ennahdha. Los propagandistas aseguran que Ennahdha se ha convertido ‎en ‎una formación “civil” y que ahora separa sus actividades políticas de las religiosas. Pero ‎esa ‎evolución nada tiene que ver con el laicismo, simplemente se ha pedido a los dirigentes que ‎se ‎repartan el trabajo y que no ocupen simultáneamente cargos electivos y cargos eclesiásticos, ‎en ‎otras palabras que el mismo individuo no sea a la vez diputado e imam. ‎


8- La “Primavera Árabe” en Egipto

El 25 de enero de 2011, o sea una semana después de la huida del presidente tunecino Ben Alí, ‎la ‎fiesta nacional de Egipto se convierte en manifestación contra el poder. El tradicional ‎dispositivo ‎estadounidense de las revoluciones de colores dirige estas protestas: los serbios ‎entrenados por ‎Gene Sharp –el teórico de la OTAN especializado en los llamados “golpes suaves”, ‎que en realidad ‎son cambios de régimen sin recurrir a la guerra– y los hombres de la ‎NED. Sus libros y folletos ‎traducidos al árabe, que precisan hasta las consignas a utilizar en las ‎manifestaciones, se ‎distribuyen ampliamente desde el primer día. Gran parte de esos espías serán ‎posteriormente ‎arrestados, juzgados, condenados y luego expulsados del país. Los manifestantes ‎son movilizados ‎principalmente por la Hermandad Musulmana, cuyo respaldo a nivel nacional se ‎estima entre un ‎‎15 o 20%, y por Kifaya (“¡Basta ya!”), un grupo creado por Gene Sharp. Se inicia la ‎‎“revolución del ‎loto” o “revolución blanca”. Las protestas tienen lugar principalmente en El Cairo, en la plaza ‎Tahrir, y en otras siete ciudades. Pero ‎están muy lejos de la ola revolucionaria de Túnez. ‎

La Hermandad Musulmana recurre a la violencia desde el primer momento. En la plaza Tahrir, ‎los ‎miembros de la cofradía llevan sus heridos a una mezquita previamente equipada con todo ‎lo ‎necesario para prestarles los primeros auxilios. Los canales de televisión de las ‎petromonarquías ‎de Qatar (Al-Jazeera) y Arabia Saudita (Al-Arabiya) llaman al derrocamiento del ‎régimen y ‎transmiten en vivo la información estratégica. Estados Unidos trae de regreso a Egipto ‎al ex ‎director de la Organización Internacional de la Energía Atómica (OIEA), el premio Nobel de la ‎Paz ‎Mohamed el-Baradei, ahora convertido en presidente de la Asociación Nacional para el ‎Cambio. A el-Baradei se le concedió el Nobel por haber calmado a Hans Blix, cuando este último ‎denunciaba ‎en nombre de la ONU las mentiras de la administración Bush tendientes a justificar la ‎guerra ‎contra Irak. Desde hace más de un año, el-Baradei preside una coalición creada según el ‎esquema ‎de la Declaración de Damasco: un texto razonable, firmantes de todas las tendencias… ‎más la ‎Hermandad Musulmana, cuyo programa es en realidad todo lo contrario del contenido de ‎la ‎plataforma. ‎


Para el vocero de la Hermandad Musulmana en Egipto, Essam Elariam, los Acuerdos de ‎Camp David no son importantes. Lo urgente es criminalizar la homosexualidad.


La Hermandad Musulmana es, en definitiva, la primera organización egipcia que llama al derrocamiento ‎del ‎régimen. Las televisoras de todos los países miembros de la OTAN y del Consejo de ‎Cooperación ‎del Golfo predicen la fuga del presidente Hosni Mubarak, mientras que el enviado ‎especial del ‎presidente Obama –el embajador Frank Wisner Jr., padre de adopción del presidente ‎francés ‎Nicolas Sarkozy–, primero finge apoyar a Mubarak para ponerse después del lado de la ‎multitud. ‎Frank Wisner presiona a Mubarak para que se retire. Finalmente, al cabo de dos semanas ‎de motines ‎y de una manifestación que reúne un millón de personas, Mubarak recibe de ‎Washington la orden de ceder y dimitir. Pero Estados ‎Unidos quiere cambiar la Constitución antes ‎de poner a la Hermandad Musulmana en el poder. Así ‎que el poder queda temporalmente en ‎manos del ejército. El mariscal Mohamed Husein Tantawi ‎preside el Comité Militar que se ocupa ‎de la gestión cotidiana del país. Tantawi nombra una ‎Comisión Constituyente de siete personas, dos de ‎ellas miembros de la Hermandad Musulmana. Es ‎precisamente uno de estos últimos, el juez Tareq ‎Al-Bishri, quien preside los trabajos de la ‎Comisión. ‎

No obstante, la cofradía sigue realizando manifestaciones todos los viernes, a la salida de ‎las ‎mezquitas, y perpetra linchamientos de cristianos coptos sin que la policía intervenga ‎para ‎evitarlos. ‎


9- Nada de revoluciones de colores para Bahréin ni Yemén.

Aunque la cultura yemenita no tiene absolutamente nada que ver con la del norte de ‎África, ‎exceptuando el uso del mismo idioma, un importante movimiento de protesta sacude ‎desde hace ‎meses Bahréin y Yemen. La coincidencia con los sucesos de Túnez y Egipto amenaza ‎con crear ‎cierta confusión. El emirato de Bahréin sirve de base a la Quinta Flota estadounidense, ‎que desde ‎allí controla la circulación marítima en el Golfo Pérsico, mientras que Yemen domina –‎junto con ‎Yibuti– la entrada y salida del Mar Rojo y del Canal de Suez. ‎

La dinastía reinante en Bahréin teme que la sublevación popular barra a la monarquía ‎y, ‎obedeciendo a un reflejo natural, atribuye la revuelta a Irán ya que, en 1981, un ayatola ‎chiita ‎iraquí había intentado exportar la revolución del imam Khomeini y derrocar el régimen títere ‎que ‎los británicos habían instaurado en Bahréin en el momento de la independencia, en 1971. ‎

El secretario de Defensa estadounidense Robert Gates viaja a la región y autoriza Arabia Saudita ‎a ‎aplastar esas verdaderas revoluciones. El príncipe saudita Nayef dirige la represión. Al igual que ‎el ‎príncipe Bandar, Nayef pertenece al clan de los Sudairis, aunque Nayef es mayor y Bandar solo ‎es ‎hijo de una esclava. La repartición de los papeles entre ellos es muy clara: el tío –Nayef– ‎se ‎encarga de mantener el orden reprimiendo los movimientos populares, mientras que el sobrino ‎‎–‎Bandar– se ocupa de desestabilizar Estados mediante la organización del terrorismo. Lo ‎‏importante es que nos fijemos en qué países actúa uno y en cuáles actúa el otro. ‎


10- La “Primavera Árabe” en Libia

Washington había planeado el derrocamiento de los regímenes aliados encabezados por Ben Alí ‎y ‎Mubarak sin recurrir a la guerra. Pero todo será muy diferente en Libia y Siria, países ‎gobernados ‎por los revolucionarios Kadhafi y Assad.


Después de haber enseñado a los petrodictadores a hablar como demócratas, de haber ‎organizado Al-Jazeera y de haber introducido en Libia las compañías estadounidenses, ‎Mahmoud Jibril –miembro de la Hermandad Musulmana– se convierte en líder de la ‎‎“revolución” contra el mismo régimen para el que había trabajado hasta el día anterior.‎


A principios de febrero de 2011, siendo aún Hosni Mubarak presidente de Egipto, la CIA ‎organiza ‎en El Cairo el inicio de la continuación de las operaciones. Un encuentro reúne a varios ‎actores, ‎como la NED –representada por los senadores estadounidenses John McCain, a nombre ‎de los ‎republicanos, y Joe Liberman, por el Partido Demócrata–, Francia –representada por ‎Bernard-‎Henri Levy– y la Hermandad Musulmana. A la cabeza de la delegación libia está Mahmud ‎Jibril –el ‎miembro de la cofradía que formó a los dirigentes de las monarquías del Golfo y ‎reorganizó Al-‎Jazeera. Jibril llega a la reunión como número 2 del gobierno de la Yamahiriya Árabe ‎Libia y sale de ‎ella… como jefe de la oposición a la “dictadura”. Ya no regresa a su lujosa oficina de ‎Trípoli sino ‎que se va a la ciudad de Bengazi, en la región libia de Cirenaica. En la delegación siria ‎están Anas ‎al-Abdeh, fundador del Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH), y su ‎hermano Malik ‎al-Abdeh, director de Barada TV –televisión antisiria financiada por la CIA y el ‎Departamento de ‎Estado. Washington ordena iniciar las guerras civiles, simultáneamente en Libia ‎y en Siria. ‎

El 15 de febrero, el Dr. Fathi Terbil, abogado de las familias de los muertos en 1996 durante ‎la ‎masacre de la cárcel de Abu Salim, recorre Bengazi asegurando que la cárcel local está en llamas ‎y ‎llamando la población a liberar a los presos. Será brevemente arrestado y liberado el mismo día. ‎Al ‎día siguiente, 16 de febrero, también en Bengazi, agitadores atacan tres puestos de la policía, ‎los ‎locales de la seguridad interna y las oficinas del fiscal. Al defender la armería de la ‎seguridad ‎interna, la policía mata a seis de los atacantes. Mientras tanto, en Al-Baidha, entre Bengazi ‎y la ‎frontera con Egipto, otro grupo de individuos armados ataca igualmente varios puestos de ‎la ‎policía, los locales de la seguridad interna y logran tomar el cuartel Hussein Al-Jwaifi y la ‎base ‎aérea militar de Al-Abrag, se apoderan de gran cantidad de armas, golpean a los guardias ‎y ‎cuelgan a un soldado. Otros incidentes menos espectaculares tienen lugar de manera ‎coordinada ‎en otras siete ciudades libias. ‎

Estos atacantes dicen pertenecer al Grupo Islámico Combatiente en Libia (GICL, afiliado a al-‎‎Qaeda). Son todos miembros o ex miembros de la Hermandad ‎Musulmana. Dos de sus jefes han ‎pasado por el lavado de cerebro que se practica en la base naval ‎estadounidense de Guantánamo, ‎según las técnicas de los profesores Albert D. Biderman y Martin ‎Seligman.‎

A finales de los años 1990, el GICL había tratado de matar a Kadhafi en cuatro ocasiones, por orden ‎del ‎MI6, y de crear una guerrilla en las montañas de la región libia de Fezzan. El general libio ‎Abdel ‎Fattah Younes lo combatió entonces duramente, obligándolo a retirarse de la Yamahiriya. ‎Desde ‎los atentados del 11 de septiembre de 2001, el GICL aparece en la lista de ‎organizaciones ‎terroristas elaborada por el Comité 1267 de la ONU… pero tiene una oficina en ‎Londres, bajo la ‎protección del MI6.‎

El nuevo jefe del GICL, Abdelhakim Belhadj, quien luchó en Afganistán junto a Osama ben Laden ‎y ‎también en Irak, había sido arrestado en Malasia, en 2004, y trasladado a una cárcel secreta de ‎la ‎CIA en Tailandia, donde se le aplicó el llamado “suero de la verdad” y fue sometido a ‎torturas. ‎Como resultado de un acuerdo entre Estados Unidos y Libia, Belhadj fue enviado de ‎regreso a este ‎último país, donde fue nuevamente torturado –pero por agentes británicos– en la ‎cárcel de Abu ‎Salim. El GICL y al-Qaeda fusionan en 2007. ‎

Sin embargo, en el marco de las negociaciones de 2008-2010 con Estados Unidos, Saif al-‎Islam ‎Kadhafi había negociado una tregua entre la Yamahiriya y el GICL, ya vinculado a al-Qaeda. ‎Esta ‎última organización publica incluso un largo documento, titulado los Estudios Correctores, ‎donde ‎reconoce haberse equivocado al llamar a la yihad contra los correligionarios en un país ‎musulmán. ‎En tres oleadas sucesivas, todos los miembros de al-Qaeda son amnistiados y liberados ‎en Libia, bajo ‎una sola condición: que renuncien por escrito a la violencia. De los 1.800 yihadistas ‎encarcelados ‎en Libia, sólo un centenar rechaza el acuerdo y prefiere seguir en la cárcel. En ‎cuanto es liberado, ‎Abdelhakim Belhadj sale de Libia y se instala en Qatar. Pero en 2011, todos ‎aquellos yihadistas ya ‎habían logrado regresar a Libia sin que nadie hiciera sonar las alarmas. ‎

El 17 de febrero de 2011, la Hermandad Musulmana organiza en Bengazi una manifestación en ‎memoria de ‎las 13 personas muertas durante la manifestación de 2006 contra el consulado de ‎Italia. Los ‎organizadores afirman que fue Muammar el-Kadhafi quien organizó en aquella época el ‎escándalo ‎de las “caricaturas de Mahoma” con ayuda de la Liga del Norte italiana. La ‎manifestación se ‎convierte en enfrentamiento, con un saldo de 14 muertos entre manifestantes y ‎policías.‎


La Hermandad Musulmana distribuye la nueva bandera que quiere imponer a los ‎libios: es la bandera del ex rey Idris y de la colonización británica.


Se inicia así la “revolución”. La realidad es que los manifestantes no buscan derrocar la ‎Yamahiriya ‎sino proclamar la independencia de la región de Cirenaica. Se distribuyen entonces en ‎Bengazi ‎decenas de miles de banderas de los tiempos del rey Idriss (1889-1983). La Libia moderna ‎se compone de tres provincias del antiguo Imperio otomano que no se convirtieron en un solo ‎país ‎hasta 1951. La región de Cirenaica estuvo gobernada –desde 1946 hasta 1969– por la ‎monarquía ‎de los Senussi, una familia wahabita respaldada por los sauditas, que logró extender su ‎poder a ‎toda Libia. ‎

Ante estos actos de violencia, Muammar el-Kadhafi promete hacer “correr ríos de sangre” con ‎tal ‎de salvar a su pueblo de los islamistas. En Ginebra, la Liga Libia de Derechos Humanos, ‎asociación ‎creada por la NED, separa esas declaraciones de su contexto y las presenta a la prensa ‎occidental ‎como amenazas proferidas contra el pueblo libio, además de asegurar que Kadhafi ya ‎está ‎bombardeando Trípoli. En realidad, esta Liga es un cascarón vacío que reúne a los individuos ‎que ‎habrán de convertirse en ministros de la Libia post-Kadhafi, después de la invasión de la ‎OTAN.


Mahmoud Jibril había reorganizado Al-Jazeera en 2005 para convertir ese canal de televisión ‎satelital qatarí en la televisión de la Hermandad Musulmana. Al-Jazeera alimenta el mito de que ‎Osama ben Laden está vivo. El consejero espiritual de Al-Jazeera, Yussef al-Qaradawi, ‎transmite en esa televisión un programa semanal donde llama a asesinar al Líder libio ‎Muammar el-Kadhafi


El 21 de febrero, el jeque Yussef al-Qaradawi emite a través de Al-Jazeera una fatwa en la ‎que ‎ordena a los militares libios que salven al pueblo asesinando a Muammar el-Kadhafi.

El Consejo de Seguridad de la ONU, basándose en los trabajos del Consejo de Derechos ‎Humanos ‎de Ginebra –que ha oído en audiencia a la ya mencionada Liga libia y al embajador libio– ‎y a ‎pedido del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), autoriza el uso de la fuerza para proteger ‎a la ‎población frente al dictador. ‎

Pero el general estadounidense Carter Ham, comandante del AfriCom, siente la sangre hervir ‎en ‎sus venas cuando el Pentágono le ordena coordinar sus acciones con el GICL, vinculado a al-‎‎Qaeda. ¿Cómo es posible trabajar en Libia con los mismos individuos contra quienes se ‎está ‎luchando en Irak y que han matado soldados estadounidenses? El Pentágono depone de ‎inmediato ‎al general Carter Ham, en beneficio del almirante James Stavridis, comandante del ‎EuCom y de las ‎fuerzas de la OTAN.‎


Foto de una sesión de ‎entrenamiento de los Navy Seals estadounidenses. De los 38 Navy Seals que ‎supuestamente mataron a Osama ben Laden, 30 murieron en diversos accidentes en las ‎semanas posteriores a la operación

Se produce entonces un entreacto. El 1º de mayo de 2011, el presidente Barack Obama ‎anuncia ‎que el Comando 6 de los Navy Seals ha eliminado en Abbottabad (Pakistán) a Osama ben Laden, de ‎quien no se tenían noticias creíbles desde hace casi 10 años. Ese anuncio permite cerrar ‎el ‎expediente de al-Qaeda y “maquillar” a los yihadistas para convertirlos en aliados de ‎Estados ‎Unidos, como en los viejos tiempos de las guerras en Afganistán, en Bosnia-‎Herzegovina, ‎Chechenia y Kosovo. El cuerpo de éste “ben Laden” será lanzado al mar. ‎

En Libia, la línea del frente se mantiene sin cambios durante seis meses. El GICL controla Bengazi ‎y ‎proclama un Emirato Islámico en Derna, ciudad de donde provienen la mayoría de sus ‎miembros. ‎Para aterrorizar a los libios, el GICL secuestra gente al azar. Los cuerpos mutilados, o ‎partes de ‎ellos, aparecen después en las calles. Los yihadistas eran inicialmente personas ‎normales, pero sus ‎jefes e instructores les suministran una mezcla de drogas naturales y drogas ‎sintéticas que inhibe ‎toda sensación o sentimiento humano, lo cual permite llevarlos a cometer ‎todo tipo de ‎atrocidades sin que tengan conciencia de lo que hacen. La CIA necesita súbitamente ‎grandes ‎cantidades de Captagón –un derivado de anfetaminas– y, para obtenerlas, recurre al primer ‎ministro búlgaro, el jefe mafioso Boiko Borisov –quien presidirá el Consejo Europeo en ‎‎2018. ‎Boiko Borisov es un ex guardaespaldas que se enroló en la Security Insurance Company, una ‎de las ‎grandes organizaciones mafiosas de los Balcanes. Esa compañía dispone de ‎laboratorios ‎clandestinos que producen la droga para los deportistas alemanes. Borisov garantiza ‎la entrega, ‎por toneladas, de las milagrosas pastillas, que los yihadistas han de consumir ‎preferiblemente ‎mientras fuman hachís. ‎

En Libia, el general Abdel Fattah Yunes deserta y se pasa al bando de los “revolucionarios”. ‎Al ‎menos eso es lo que se anuncia en Occidente. En realidad, el general se mantiene secretamente ‎al ‎servicio de la Yamahiriya cuando se convierte en jefe de las fuerzas de la Cirenaica ‎independiente. ‎Los islamistas, que no han olvidado la lucha que este general librara contra ellos ‎hace 10 años, no tardan en ‎descubrir que el general sigue en contacto con Saif al-Islam Kadhafi, ‎uno de los hijos del Guía. Le ‎tienden una emboscada, lo torturan y lo asesinan para después ‎quemar y devorar parcialmente su ‎cadáver. ‎

El emir Hamad de Qatar espera liquidar la Yamahiriya e instalar un nuevo poder, como ya ‎había ‎hecho en Líbano al imponer un presidente inconstitucional. Mientras la OTAN se limita a ‎intervenir ‎con ataques aéreos, Qatar instala en el desierto un aeródromo de campaña donde ‎desembarcan ‎hombres y material de guerra. Pero las poblaciones de las regiones de Fezzan y ‎Tripolitania se ‎mantienen fieles a la Yamahiriya y a su Guía.‎

En agosto, cuando la OTAN desata un diluvio de fuego sobre Trípoli, ya Qatar ha desplegado ‎en ‎Libia unidades de sus fuerzas especiales y ha desembarcado blindados en Túnez. Por supuesto, ‎esos ‎miles de hombres no son qataríes sino mercenarios –principalmente colombianos– ‎entrenados en ‎los Emiratos Árabes Unidos por Academi –la antigua Blackwater/Xe. Ya en Trípoli ‎esos ‎mercenarios, enteramente vestidos de negro y portando pasamontañas para ocultar sus ‎rostros, ‎se unen a los hombres de al-Qaeda –que ahora aparece en el bando de “los buenos”, ‎aunque la ‎ONU sigue considerándola terrorista. ‎

Solo dos grupos de libios participan en la toma de Trípoli: las milicias armadas de Misurata –‎que ‎obedecen a Turquía– y el GICL. A la cabeza de la Brigada de Trípoli (vinculada a al-Qaeda) se ‎halla ‎el irlandés Mahdi al-Harati, y sus hombres reciben órdenes de oficiales franceses activos en ‎las ‎fuerzas armadas de Francia. ‎


A propuesta de la OTAN, Abdelhakim Belhadj (al centro), jefe del GICL –la rama libia de al-‎Qaeda– se convierte en gobernador militar de Trípoli. Su segundo (a la izquierda) es Mahdi al-‎Harati, el participante en la Flotilla de la Libertad a quien el hoy presidente turco Erdogan había ‎visitado en el hospital

Inmediatamente después de la toma de Trípoli, incluso antes de linchamiento de ‎Kadhafi, ‎Washington crea un gobierno provisional, que reúne a los “héroes” de esta historia bajo ‎la ‎presidencia de Mustafá Abdel Jalil –el mismo que cubrió antes las torturas infligidas a ‎las ‎enfermeras búlgaras y al médico palestino. Entre esos personajes están Mahmud Jibril, el ‎profesor ‎de “retórica democrática” de los emires del Golfo, reorganizador de Al-Jazzera y ‎participante en la ‎reunión realizada en El Cairo en febrero; y Fathi Terbil, el iniciador de la ‎‎“revolución” en Bengazi. ‎El jefe de GICL y ex número tres de al-Qaeda, Abdelhakim Belhadj, ‎implicado en los atentados de la ‎estación de Atocha (en Madrid), se convierte en “gobernador ‎militar de Trípoli”.


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