Bienvenido a este Blog. Detectives de Guerra le brinda los mejores análisis de los conflictos internacionales de actualidad
Mostrando entradas con la etiqueta Palmira. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Palmira. Mostrar todas las entradas

20 marzo 2017

Siria: Los objetivos de la lucha por Palmira





Preámbulo del redactor del blog

Hace algunas semanas presentamos una ponencia de Pedro García Hernández de ‘Prensa Latina’, sus investigaciones sobre la histórica Palmira no han pasado desapercibidas. Palmira no solo recrea la antigua “Ruta de la Seda” simbolizada en un ambiente histórico de grandes dimensiones, de arte milenario, de comercio y convivencia de diferentes civilizaciones. La región desértica de Palmira, en la provincia de Homs representa en la actualidad la supervivencia económica del estado sirio.

Hemos referido ya –en anteriores entradas- que Palmira de forma reiterada no ha sido atacada con el único objetivo de saquear sus restos arqueológicos por manos obscuras a través de intermediarios –el yihadismo- éstos últimos, han dedicado tiempo en Irak y Siria a tareas “arqueológicas”, olvidándose de su “yihad”, se han convertido en marchantes de obras de arte a nivel internacional y el comercio clandestino de piezas antiguas en los mercados negros de Medio Oriente y Europa que representan inmensas sumas de dinero (sin mencionar el tráfico de drogas). Por supuesto que otros “rebeldes moderados” en su total fanatismo e ignorancia también han profanado y destruido parte de esas civilizaciones del pasado.

Crónicas muy antiguas nos relatan la relevancia y estrategia de la vieja y desértica Palmira (Tadmor/Tadmir en árabe, significa "ciudad de los árboles de dátil") como paso obligado para recorrer la “Ruta de la Seda”. Desde tiempos remotos Palmira constituye no solo una ciudad de tránsito, de comercio, cultura y reposo, también fue un Imperio de corta duración (ver historia de la reina Zenobia).


Antiguo Templo de Baal, destruido por los yihadistas. 


Es raro encontrar una investigación que mencione que uno de los objetivos de la guerra contra Siria, así como el conflicto en Irak, que incluye territorios que reivindican los kurdos, se debe al impulso de China y de otras naciones (Rusia, Irán) por renacer la legendaria “Ruta de la Seda”, garantizando vías terrestres fiables desde China y Rusia hacia Europa y la India en detrimento de las rutas marítimas celosamente acaparadas por el Imperio británico –la reina de los mares- y su heredero los Estados Unidos de América.

Está evidenciado que en el pasado la “Ruta de la Seda” fue primordial para controlar vastos territorios y lógicamente ejercer la actividad comercial. Evitar que esas antiguas rutas se reactiven es clave para mantener el dominio del comercio mundial anglosajón, es decir, la dominación económica imperial contemporánea, conocida como ‘globalización’. De hecho, los grandes proyectos de las “autopistas” energéticas –controlados por las superpotencias occidentales- recrean  la “Ruta de la Seda” e impiden, mediante la guerra orquestada, que otras naciones intenten por sus medios hacer lo mismo, es el juego estratégico del poder y riqueza en el tablero geopolítico.

Como hemos visto, Palmira fue un punto clave de la antigua “Ruta de la Seda”, de allí su relevancia histórica reflejada en sus ruinas que son de interés del mundo académico y, claro, también una importante y obligada parada en el incesante turismo internacional, siendo elevada a “Patrimonio de la Humanidad” en 1980. Lastimosamente, la Comunidad Internacional, sobre todo las grandes potencias occidentales no hicieron absolutamente nada por preservarla y protegerla de las garras de la intolerancia, salvo los llamados de ayuda de la UNESCO que alertó en varias ocasiones sobre los riesgos de la guerra. 

Palmira ha caído dos veces en manos de las huestes que dicen llevar la yihad –patrocinados desde Occidente y por la petro monarquías absolutistas de Medio Oriente-. En dos ocasiones los extremistas fanatizados han sacrificado miles de hombres para controlar esa zona. En dos ocasiones grandes operaciones militares del ejército sirio, con apoyo ruso y de sus aliados regionales han efectuado complejas operaciones bélicas para reconquistar no solo la vieja ciudadela histórica sino amplias zonas del desierto colindante. No solo es por la defensa del legado cultural y la preservación del arte ancestral que respiramos con alivio que aquellas reliquias sean nuevamente resguardados como patrimonio de la humanidad.


Hay otro trasfondo en todo esto. Primero, pregúntense por qué ese interés en un lugar histórico sin mayor valor estratégico en el campo militar?; y, segundo, cómo se hizo posible aquellos movimientos perfectamente coordinados del Estado Islámico (Daesh) para apoderarse de esa zona?.

Recordemos nuestro comentario sentado en un anterior artículo:  

La respuesta la tiene el Mando Norteamericano en su “apoyo” para la liberación de Mosul (Irak). Desde antes de diciembre del 2016 anunciaron la apertura de un corredor libre para que los yihadistas “abandonen”  voluntariamente Mosul (la condición era que debían dirigirse a la frontera siria, es decir la provincia de Homs y muy cerca Palmira). Dando órdenes al ejército de Irak,  el Army US paralizó las operaciones de las fuerzas iraquíes sobre Mosul (período entre el 2 y 11 de diciembre del 2016).

Agradeciendo esa “cortesía” el Estado Islámico movilizó largas columnas de tropas y blindados a plena vista de los FDS kurdos (Fuerzas Democráticas Sirias) y de los “turistas” militares estadounidenses. Esa inmensa caravana de tropas, blindados  y material bélico de los yihadistas en un lapso corto, sin obstáculo alguno llegó a Raqqa y se unieron a otras unidades del EI que de inmediato se abalanzaron sobre Palmira. Miles de yihadistas con apoyo blindado, artillería móvil y otro material logístico volvieron a capturar la ciudad milenaria.

La conspiración es evidente. La segunda toma de Palmira fue otra prueba de la doble moral estadounidense/OTAN, el Mando Norteamericano pudo –porque tiene todos los recursos -  alertar a los sirios o rusos (concentrados en esos días en la batalla de liberación de Alepo); o, en su defecto, tenían los medios para arremeter contra las visibles columnas yihadistas. Nadie movió un dedo. Como irónicamente había expresado en esa anterior ocasión, lo único que justifica esa inacción es que las tropas y los comandantes hayan tomado anticipadamente unas inmerecidas vacaciones de navidad y año nuevo.

Pedro García Hernández de ‘Prensa Latina’ desde Damasco nos ofrecía un tema relacionado con nuestros artículos referentes a una deliberada destrucción y robo de la historia de las civilizaciones siria e iraquí. El mismo Pedro García nos trae hoy un nuevo reportaje sobre Palmira, esta vez no abordaremos la historia, ni la cultura, ni el arte antiguo, ni la ‘Ruta de la Seda’, esta corta crónica se enfocará en un vital tema sobre la zona geográfica que comprende Palmira en el desierto de Homs y la provincia de Deir Ezzor.

Hablamos de la supervivencia de la economía siria a través de sus recursos energéticos. Privar del gas y petróleo a Siria constituye parte de la guerra secreta contra el país Levantino, de allí que el yihadismo sea utilizado una y otra vez en una zona aparentemente sin valor militar. Siria sufre carencia de combustible debido a los reiterados sabotajes y asaltos a sus refinerías, la población civil debe resignarse desde años a las privaciones y racionamiento del suministro eléctrico y gas de uso doméstico. 

En muchas ocasiones las guerras no se ganan en el campo de la batalla sino en la resistencia económica de un pueblo.


                                                                                       Tito Andino



******** 


Soldados sirios sobre los restos de las ruinas de Palmira


Los objetivos de la lucha por Palmira entre el Estado Islámico, Daesh por su acrónimo en árabe, y el Ejército sirio y sus aliados van más allá de una confrontación militar porque significa la sostenibilidad nacional ante una guerra impuesta.

Palmira, cuya ciudadela antigua es Patrimonio de la Humanidad desde 1980, se ubica en medio del vasto desierto sirio fronterizo con Iraq, y a su alrededor geográfico se concentra casi el 45 por ciento de las reservas de gas de esta nación del Levante.

Más de 40 yacimientos están situados en el área noreste de la región, perteneciente a la provincia de Homs y cuya producción en condiciones normales llegaría a nueve millones de metros cúbicos diariamente.

La zona es también punto de tránsito por donde pasan los gaseoductos que transportan gas desde importantes yacimientos en las vecinas provincias de Hasaka y Deir Ezzor, al noreste y el este de Siria.

Los datos señalan que es además, el centro de la extracción o transferencia de casi toda la producción del país, donde se encuentran las más importantes plantas de procesamiento y de energía suministradoras de electricidad y gas para uso doméstico e industrial a las áreas donde vive la mayor parte de la población.

Maher, Shaer y Hayyan están entre los principales puntos geográficos en ese sentido, con pozos y plantas fundamentales con ese fin y fueron los principales objetivos en los ataques del Daesh desde los primeros instantes de la guerra terrorista.

Abu Bakr Al Bagdadi, el escurridizo y máximo cabecilla de ese grupo, lo expresó públicamente y en nombre de Alá pidió ‘consolidar’ el dominio sobre ese vasto territorio para sustentar- como lo lograron hasta no hace mucho- una fuente de financiamiento que les llegó a proporcionar miles de millones de dólares.

La realidad demuestra con creces que la base confesional, la denominada división entre extremistas religiosos y otras creencias más tolerantes, queda en un segundo plano y a pesar de todo el esfuerzo mediático sin precedentes que lanzó el mundo occidental en ese sentido contra Siria.

En medio de una brutal agresión externa que alentó hasta límites incalculables las disensiones internas, el Estado sirio comprendió y racionalizó prioridades y mantuvo la disputa en los terrenos de combate y aplicó estrictas medidas en los controles de combustibles y sus derivados y la generación de electricidad.

Desde el 2012, todo esa desértica región fue y sigue siendo escenario de duros combates y el dominio alterno de las fuerzas leales a Damasco y los extremistas armados y que obligó a la aplicación de nuevas tácticas y estrategias.

A partir de septiembre del 2015, todo empezó a cambiar tras la solicitud legal e institucional del gobierno de Bashar al Assad de apoyo aéreo de Rusia, dirigido esencialmente y sin cortapisas, contra el Daesh y su prepotencia política más que confesional.

Con rapidez y eficiencia, en medio de una realidad geográfica bien difícil desde el punto de vista militar, el apoyo aéreo ruso significó la garantía para el avance de las tropas terrestres del Ejército sirio y el sensible corte a las líneas de suministros del Daesh.

La primera liberación de Palmira en marzo del 2016 por el Ejército sirio y la posterior contraofensiva del Daesh que volvió a ocuparla a fines de ese año, permitió una evaluación de errores de apreciación tácticas y estratégicas, asimilarlos con rapidez y revertir la situación.


Soldados sirios en la ciudad de Palmira reconquistada.


Entre diciembre de 2016 y el actual mes de marzo, la coordinación operativa junto a la asesoría rusa e iraní permitió a las fuerzas sirias reconquistar Palmira, con apoyo básicamente y como tropa de choque y avanzada por la Quinta Legión, los combatientes de Hezbolá y los afganos fatimís.

La actual situación permite equilibrar los flancos de defensa en el desierto y la región oriental de la provincia de Homs, mejorar la protección y retoma de los campos de petróleo y gas, tal como se logró en el de Hayyan.

Por primera vez en la vasta extensión desértica hacia Palmira se emplearon equipos militares de avanzada como los TOS 1 A, Buratino y los helicópteros de ataques MI 28 y Ka 52, además de fuerzas especiales artilleras y de pequeñas unidades del Ejército sirio.

Los resultados de tales acciones están demostrados en la destrucción de 19 tanques, 37 blindados de combate, 98 camionetas con armas pesadas y más de 100 vehículos de otro tipo del Daesh y el establecimiento de una zona segura de operaciones a más de 20 kilómetros al este y sur de Palmira.

Todo ello en aproximadamente dos meses de operaciones, a lo que se suma la aniquilación de más de dos mil puntos de concentración de los terroristas y la recuperación de cerca de mil 700 kilómetros cuadrados de territorio.

Palmira, junto a sus milenarios valores históricos y arqueológicos, es hoy el símbolo de la resistencia y firmeza de un país del Medio Oriente como nunca antes, en defensa de la sobrevivencia de su soberanía e independencia.


Pedro García Hernández


Texto original:
Prensa Latina

28 enero 2017

Los intentos por borrar la milenaria historia de Siria




Pedro García Hernández / Prensa Latina


Nota de introducción del redactor del blog.


Hace ya casi un par de años escribí un par de artículos muy leídos por los amables lectores referentes al saqueo y la destrucción de la cultura milenaria en Siria e Irak.

Una de nuestra hipótesis es que ese programa de destrucción masiva del legado de antiguas civilizaciones, realizadas por los “rebeldes moderados” en Siria y por los luchadores por la independencia del ”Sunnistán” en Irak – en ambos casos yihadistas del Estado Islámico mayoritariamente-, es una tarea dirigida por una mano obscura que intenta borrar de la faz de la tierra todo vestigio que desenmascara la ciencia “oficial” del mundo arqueológico. En otros casos, naturalmente, la destrucción es por pura intolerancia de los ignorantes que hacen la 'Yihad', inconscientemente benefician a terceros; y, también, tenemos el negocio puro de antigüedades que mueve cientos de millones de dólares en los mercados negros europeos, vía Turquía.

El mundo respiró aliviado cuando las fuerzas armadas sirias reconquistaron el complejo antiguo de Palmira con apoyo ruso, la UNESCO se felicitó por el éxito y la posible salvación de este patrimonio mundial, científicos, arqueólogos, especialistas en antigüedades de los grandes museos aplaudieron la liberación de manos de las huestes oscurantistas que una y otra vez amenazaron con volar por los aires la histórica ciudad. De inmediato zapadores del ejército ruso iniciaron la proeza de limpiar decenas de miles de minas sembradas en el terreno por los yihadistas, una tarea inmensa en tan corto tiempo.


Soldado ruso en su labor de limpieza de minas en Palmira.


Fue una sorpresa para el mundo que en diciembre del 2016 el Daesh (Estado Islámico) en una feroz ofensiva volviera a capturar. Cómo fue posible eso? La respuesta debería darnos el Mando estadounidense en su “apoyo” para la liberación de Mosul (Irak), desde hace tiempo atrás ya habían anunciado que dejarían un corredor libre para que los yihadistas “abandonen” Mosul, en dirección a la frontera siria. En su clásica imposición de órdenes, el Army US primero ralentizó y luego detuvo la ofensiva del ejército iraquí sobre Mosul (hablamos de los días entre el 2 y 11 de diciembre del 2016). El Estado Islámico aprovechó esa deferencia norteamericana y en largas columnas de tropas y blindados emprendieron un tour ante la mirada de kurdos de las denominadas Fuerzas Democráticas Sirias y norteamericanos, en poco tiempo llegaron a Raqqa (Siria), sin hacerse esperar miles de hombres con blindados, vehículos artillados y, quien sabe con qué otro tipo de apoyo, atacaron masivamente Palmira, capturándola nuevamente.

Conspiración? Por supuesto, la toma de Palmira es otro ejemplo de la doble moral estadounidenses/OTAN. Ellos tenían todos los recursos no solo para alertar a los sirios o rusos (concentrados en liberar Alepo) e incluso podían atacar las largas columnas yihadistas, simplemente no hicieron nada ni comunicaron nada. La única “justificación” es que se tomaran las vacaciones de navidad y año nuevo por anticipado.

El siguiente titular de Prensa Latina, redactado por Pedro García Hernández desde Damasco, nos da una rápida visión actual de lo que hemos tratado en nuestros anteriores trabajos: Es deliberada la destrucción de la historia de las civilizaciones siria e iraquí? y Operación “NUEVO AMANECER”, a la caza de los tesoros de Irak . Luego de leer este interesante artículo recomiendo dar lectura a nuestras anteriores ponencias).

Como siempre gracias por su deferencia.

                                                                                                T. Andino



*****




Los afanes de quienes ejecutan y promueven la guerra impuesta a Siria intentan borrar el rostro y la identidad de una nación con el saqueo y la destrucción de una historia milenaria y que definió con altas y bajas el desarrollo de la civilización.

Hasta el 2011, cuando la barbarie del terrorismo irrumpió con intenciones económicas enmascaradas en conflictos civiles y religiosos, esta nación del Levante era considerada 'el paraíso de la arqueología'.

En los algo más de 185 mil kilómetros cuadrados del territorio nacional confluían los vestigios de civilizaciones como la Fenicia, Greco-Romana, Palmireña, Bizantina, Arabe- Islámica y de las Cruzadas, una mezcla aún por estudiar y detallar en toda su vasta complejidad histórica.

Cuando las magnitudes del conflicto alcanzaron límites impredecibles dos años después, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) decidió definir en peligro a todos los sitios arqueológicos del país.

La muerte armada en manos de casi un centenar de grupos terroristas se expandió desde el fondo de las cavernas del inframundo por toda la nación, alentada por quienes desde los grandes centros de poder nunca han podido admitir un desarrollo alternativo civilizado y que con todos los posibles defectos en su evolución, definen la historia de la Humanidad.

Más de 900 sitios arqueológicos, yacimientos o simples vestigios geográficos, fueron objeto de un vandalismo que incluyó saqueos con fines lucrativos de valiosas piezas, o dinamitar símbolos y asesinar a especialistas. Todo con un afán diabólico de destrucción ilimitada.

La furia arrasadora se centró a partir de los seis sitios declarados desde 1979 como Patrimonio de la Humanidad: Ciudad Vieja de Damasco, Palmira, Casco Histórico de Bosra, centro antiguo de Alepo, el Crac de los Caballeros y las Aldeas del Norte del país.

Otros, propuestos con ese objetivo desde el año 1999 quedaron en suspenso y no dejaron, sin embargo, de recibir el embate aniquilador como las Norias de Hama, Ugarit, Ebla, Tell Hariri, Apamea, Malula o el Castillo de los Cruzados, en Tartus.

Un testimonio, el de Nima Mohrtain, especialista encargada de la conservación del Crac de los Caballeros, en la carretera que une a Homs con Tartus, habló con pasión de cómo rehabilitaron los lugares destruidos y de qué manera los cabecillas aprovechaban la ignorancia de los elementos terroristas para incendiar, borrar y destruir cualquier vestigio posible.

Justo lo que fuera capilla del oratorio del Crac muestra una expresión en latín tallada en la roca: 'Si eres un hombre de mucho dinero, belleza y prepotencia, no tienes nada'. No la borraron porque no pudieron entender lo que decía y al fin, les importó poco, afirmó la especialista.

El Crac, construido en 1034, y sucesivamente reparado a través de los años, llegó a ser visitado por más de seis mil persona en un solo día, relató.

Tal interés por el conocimiento fue apreciado también por los reporteros de Prensa Latina en varias visitas a Malula, Homs, el casco histórico de Damasco, Sednaya o Palmira, la histórica llamada Joya del Desierto, actualmente vuelta a ocupar por el Estado Islámico, Daesh, cuyos integrantes dinamitaron la mayor parte de los milenarios monumentos y construcciones de la ciudad.




La destrucción del complejo histórico en Palmira. Tremendas explosiones realizadas por el Estado Islámico han pulverizado parte de la antigua civilización


A la fecha, un documentado mapa interactivo elaborado por las autoridades culturales y patrimoniales sirias muestra con bastante exactitud 758 sitios arqueológicos en toda Siria con destrucciones totales, parciales o de menor grado en las 13 provincias del país.

Pero a ese vandalismo se unen las excavaciones ilegales con afanes de lucro propiciadas por el Daesh en más de medio centenar de lugares de las zonas ocupadas y que, según datos, conforman un panorama total de pérdidas estimadas en cerca de 10 mil millones de euros (algo más de 11 mil millones de dólares).

Multitud de documentos publicados, no solamente por las autoridades sirias, señalan que la mayoría de lo saqueado se hace por encargo, con un intermediario que, por ejemplo, vende un mosaico bizantino por miles de dólares y que termina en manos de coleccionistas privados millonarios de Europa, Francia, Alemania, Estados Unidos o los países del Golfo.

Por lo regular, ese tráfico es sobre la base de piezas pequeñas saqueadas porque si pudieran, hubieran cargado otras monumentales, impotencia 'comercial' que les hace dinamitarlas como el Templo de Bel, en Palmira.

Esa red de contrabando de lo saqueado es 'muy difícil de detectar' para la Interpol, muy pocas veces eficiente en muchos otros detalles a pesar de fundarse en 1923 y estar, aparentemente integrada, por representantes de 190 naciones con sede en Lyon, Francia.

A pesar de todo este dramático 'expediente', la Dirección General de Antigüedades y Museo, por medio de su director, Maamouth Abdel Karim, asegura que un buen por ciento de las piezas más valiosas están en 'lugares seguros' gracias al esfuerzo conjunto de personal especializado, simples pobladores, autoridades provinciales y el de las unidades del Ejército sirio.




Artículos de Referencia:

OPERACIÓN “NUEVO AMANECER” A LA CAZA DE LOS TESOROS DE IRAK


Es deliberada la destrucción de la historia de las civilizaciones siria e iraquí?




Fuente original del presente artículo:

Prensa Latina

25 mayo 2015

La caída de Palmira altera el equilibrio geopolítico en el Levante






















por Thierry Meyssan

La situación en el Levante se agrava considerablemente al cortar el Emirato Islámico la llamada «ruta de la seda», o sea el paso de Irán hacia el Mediterráneo. Para ello sólo existen dos opciones: pasar por Deir ez-Zor y Alepo o por Palmira y Damasco. La primera vía está cortada desde inicios de 2013 y la segunda acaba de verse interrumpida. La caída de Palmira tendrá, por consiguiente, consecuencias considerables para todo el conjunto del equilibrio regional.

La prensa occidental dedica en estos días sus titulares a Siria, algo que no sucedía desde que se habló, hace 2 años, de los ataques químicos perpetrados en las afueras de Damasco y del proyecto de intervención militar de la OTAN. Los periodistas expresan inquietud ante el avance del Emirato Islámico y la posible destrucción de los vestigios de la antigua ciudad de Palmira.

Son pocos los que conocen la historia de la reina Zenobia, quien –aprovechando la debilidad de Roma, que acababa de perder la Galia– proclamó a su hijo «emperador» y asumió ella misma la posición de «regente». La reina Zenobia no sólo liberó Siria. También redimió a los pueblos que habitaban los territorios de los actuales Egipto, Palestina, Jordania, Líbano, Irak, parte de Turquía e incluso Irán. Su capital, Palmira, fue una ciudad que se caracterizaba por su refinamiento, abierta a todas las religiones, una escala brillante en la ruta de la seda entre Damasco y China. Sin embargo, después de un exitoso golpe de Estado en Roma, el general Aureliano logró restablecer la unidad del imperio aplastando primeramente las fuerzas de la reina Zenobia, y posteriormente el imperio galo, antes de poner fin a la libertad religiosa, imponer el culto al Sol invicto y proclamarse Dios a sí mismo. 

Esta prestigiosa historia hace de Palmira el símbolo de la resistencia del Levante ante el imperialismo occidental de la Antigüedad.

Pero resulta sorprendente el relieve que ha dado la prensa occidental a la caída de Palmira, sobre todo teniendo en cuenta que el mayor avance del Emirato Islámico esta semana no fue en Siria, ni tampoco en Irak, sino en Libia con la caída de Sirte, ciudad 5 o 6 veces más poblada que la ciudad siria de Palmira. Pese a ello, los mismos periodistas que durante los 2 últimos meses no hablaban de otra cosa que del caos reinante en Libia y lanzaban constantes llamados a favor de una intervención militar europea, oficialmente dirigida a poner fin a la oleada de migrantes, no hablan de ese avance del Emirato Islámico en Libia. Claro, hay que recordar que quien encabeza el Emirato Islámico en Libia es Abdelhakim Belhadj, nombrado –con el respaldo de la OTAN– gobernador militar de Trípoli [1] y recibido oficialmente en París, el 2 de mayo de 2014, por el ministerio francés de Relaciones Exteriores.

Para agregar dramatismo a la situación en Siria, los periodistas occidentales afirman en coro que ahora «Daesh [2] controla la mitad del territorio sirio». Afirmación que contradicen los mapas que ellos mismos publican, en los que el lector atento puede comprobar que Daesh sólo controla unas cuantas ciudades y carreteras sin llegar a tener bajo control regiones enteras del país.

Es evidente que el objetivo del tratamiento mediático de la situación en el «Medio Oriente ampliado» no es ofrecer al público occidental una imagen real sino instrumentalizar sólo ciertos factores cuidadosamente seleccionados para justificar determinadas políticas.


El Emirato Islámico y la importancia de Palmira

  















Mucho nos gustaría que la inquietud ante la caída de Palmira fuese sincera y que las potencias occidentales, después de haber masacrado millones de personas en esta región a lo largo de una década, finalmente se hubiesen decidido a poner fin a esos crímenes. Pero no podemos dejarnos engañar. Esa inquietud de fachada no busca otra cosa que justificar una reacción militar invocando la amenaza del Emirato Islámico.

Se trata de un elemento indispensable si Washington quiere realmente concretar la firma del acuerdo que ha venido negociando –desde hace 2 años– con Teherán.

En efecto, el Emirato Islámico fue creado por Estados Unidos con ayuda de Turquía, de las monarquías del Golfo y de Israel, algo que siempre hemos denunciado y que ahora aparece demostrado en un documento de la DIA (siglas en inglés de la Agencia de Inteligencia del Departamento de Defensa de Estados Unidos) parcialmente desclasificado esta semana, documento que el lector interesado puede leer gracias al vínculo que incluimos al final de este artículo.

En contradicción con las sandeces que publican los periodistas que acusan al «régimen de Bachar» (sic) de haber creado ese grupo yihadista para dividir la oposición siria y hacerla caer en el radicalismo, el documento de la DIA demuestra que el Emirato Islámico actúa de conformidad con la estrategia de Estados Unidos. Este informe de la Agencia de Inteligencia del Departamento de Defensa estadounidense, fechado el 12 de agosto de 2012 y que circuló ampliamente en el seno de la administración Obama, anunciaba claramente los planes de Washington:

«Si se produce un desenlace, existirá la posibilidad de establecer un principado de salafistas, reconocido o no, en el este de Siria (Hassake y Deir ez-Zor), lo cual es exactamente el objetivo de la oposición [los Estados occidentales, los Estados del Golfo y Turquía], para aislar al régimen sirio, considerado como la profundidad estratégica de la expansión chiita (Irak e Irán).»

Como siempre dijimos, la creación y desarrollo del Emirato Islámico son resultado de una decisión del Congreso de Estados Unidos, adoptada durante una sesión secreta realizada en enero de 2014, para concretar la aplicación del plan Wright. Se trataba entonces de crear un «Kurdistán» y un «Sunnistán» que abarcarían territorios pertenecientes a Siria e Irak para cortar así la «ruta de la seda», después del soborno y la traición que hicieron posible la caída de Deir ez-Zor en manos de los yihadistas (funcionaros corruptos de Deir ez-Zor se dejaron sobornar y entregaron la ciudad sin combatir).

Desde los tiempos de la Alta Antigüedad, una red de vías terrestres de comunicación conecta Xi’an (la antigua capital china) con la costa del Mediterráneo. Esa ruta vincula a Irán con el mar a través del desierto, ya sea pasando por Deir ez-Zor y Alepo o pasando por Palmira y Damasco. Actualmente garantizaba el transporte de armas hacia Siria y el Hezbollah y posteriormente debía ser utilizada para transportar el gas de los yacimientos de Fars (en Irán) hacia el puerto de Latakia (en Siria).

Palmira, la «ciudad del desierto», es por consiguiente mucho más que el inestimable vestigio de un maravilloso pasado. Es ante todo una plaza de enorme importancia estratégica en el equilibrio regional. Precisamente por eso es grotesco afirmar que el Ejército Árabe Sirio no trató de defenderla. En realidad, el Ejército Árabe Sirio actuó allí como ha venido haciéndolo desde que comenzó la llegada de mercenarios a Siria: en aras de evitar bajas entre la población civil, se repliega cuando los mercenarios avanzan en pequeños grupos que coordinan sus acciones entre sí (gracias a los modernos medios de comunicación que reciben de las potencias occidentales) y vuelve a golpearlos cuando se reagrupan en posiciones definidas.

Otra realidad es que la coalición internacional anti-Daesh, creada por Estados Unidos en agosto de 2014, nunca ha combatido realmente a los yihadistas. Está más que demostrado –no una sino unas 40 veces– que los aviones occidentales lanzan en paracaídas armamento y municiones que acaban en manos del Emirato Islámico.

También es notorio que, aunque la llamada coalición de 22 países dice disponer de una cantidad superior de hombres, mejor entrenados y mejor equipados que los del Emirato Islámico, lo cierto es que esa “coalición” no logra hacer retroceder a los yihadistas, quienes –como estamos viendo– siguen conquistando nuevas vías terrestres de comunicación.

La evolución de los intereses estadounidenses

En todo caso, Washington ha cambiado de estrategia. La reciente nominación del coronel James H. Baker como nuevo estratega del Pentágono [3], demuestra que la administración Obama ha pasado la página de la estrategia del caos. Estados Unidos vuelve ahora a una concepción imperial clásica, basada en la existencia de Estados estables. Y para firmar su acuerdo con Irán tendrá que evacuar al Emirato Islámico del Levante antes del 30 de junio.

La ingente campaña de prensa sobre la caída de Palmira podría no ser otra cosa que una forma de preparar a la opinión pública con vista a una verdadera implicación militar en contra del Emirato Islámico. Ese será el sentido de la reunión de los 22 miembros de la coalición anti-Daesh (y de 2 organizaciones internacionales) a celebrarse en París el próximo 2 de junio. El Pentágono tendrá que decidir para esa fecha si opta finalmente por destruir el Emirato Islámico o por desplazarlo hacia otra parte para asignarle nuevas tareas. Tres destinos son previsibles para un redespliegue de los yihadistas: Libia, el África negra o el Cáucaso.

De no ser así, Irán no firmará el acuerdo y la guerra seguirá agravándose ya que la caída de Palmira bajo los ataques de los yihadistas, fabricados y amamantados por Occidente, tendrá las mismas consecuencias que su conquista por las legiones del emperador Aureliano. Ya en este momento, ese hecho amenaza la supervivencia del «Eje de la Resistencia», o sea la coalición Irán-Siria-Líbano-Palestina. El Hezbollah se plantea decretar la movilización general.



Thierry Meyssan
Red Voltaire
25 mayo 2015

NOTAS:

[1] «De cómo los hombres de al-Qaeda llegaron al poder en Libia», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 7 de septiembre de 2011; «Los Contras sirios apoyados por Washington están bajo el mando de un “ex” terrorista de al-Qaeda», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 19 de diciembre de 2011; y «Según Interpol, Abdelhakim Belhadj es el jefe del Emirato Islámico en Magreb», Red Voltaire, 25 de febrero de 2015.
[2] Daesh es el acrónimo árabe del Emirato Islámico, también conocido en Occidente como “Estado Islámico”, anteriormente designado bajo las siglas EIIL (Emirato Islámico en Irak y el Levante), y también ISIS (Islamic State in Irak and Syria) o ISIL (Islamic State in Irak and Levant). Nota de la Red Voltaire.
[3] «Nominación del nuevo estratega del Pentágono», Red Voltaire, 17 de mayo de 2015.

AddToAny