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01 marzo 2020

¿Retorna el sultán turco a el "buen redil"?




Erdogan y la guerra Siria, el mundo unipolar del indescifrable jefe turco. 


por Tito Andino U.

Son ya innumerables los artículos que hemos publicado a lo largo de los últimos años sobre Turquía y el señor Erdogan. El gobernante turco es impredecible -lo hemos dicho- Si hoy está contigo, mañana te da la puñalada trapera, una vieja reminicencia de la época de los sultanes del otrora poderoso imperio otomano que el presidente Erdogan quiere resurgir bajo su égida. 

Dado el mal interpretado nacionalismo, los turcos presumen de tal fervor extremis, característico tanto de sus gobernantes como presente en la esencia cultural del verdadero pueblo. Al fin y al cabo son los simples ciudadanos quienes pueden dar vida -incluso a costa de su vida- a los proyectos megalómanos de su actual mandatario.

Hemos planteado la pregunta -muchas veces- qué busca, qué pretende el señor Erdogan con su intervención militar en Siria, Libia y hasta en Ucrania? (por no mencionar otros rincones fuera de sus fronteras). Está claro que no se trata de combatir a los "terroristas" kurdos que buscan formar un Kurdistán dentro y fuera del territorio turco, no, decididamente no, aquello solo es un pretexto. Apreciando mejor, quién es más "terrorista"?: Los kurdos que se alian con quien quiera con tal de intentar consolidar su proyecto de patria soberana; o, los turcos que invaden y aplican terrorismo contra las poblaciones kurdo-turcas asentadas en territorios como Irak y Siria. 



En ese sentido vemos que los turcos también bailan al mismo son que los kurdos. Los dos, en búsqueda de sus objetivos, se alian, pactan y combaten codo a codo con quien les de la razón (no importa si les mienten o traicionan). Hemos demostrado que incluso turcos y kurdos han combatido juntos en busca de intentar dar vida a algunos planes irrealizables. Turquía (el gobierno) hasta vería con buenos ojos un estado denominado Kurdistán siempre que esté lo más lejos de sus fronteras. De esa forma han pactado diversos proyectos con el ex líder kurdo de Irak (Gobierno Regional Autónomo del Kurdistán Iraquí) Massoud Barzani, contando con el apoyo de potencias europeas como Francia y el Reino Unido. Está demás aclarar  que esos eran planes condenados al fracaso. 

A la final, turcos y kurdos son lo mismo, en origen étnico proceden del mismo tronco genealógico, es decir, comparten los mismos genes, hasta con sus variantes lingüisticas, creencias religiosas, etc. Solo recordar un hecho histórico, Saladino era kurdo y engrandeció al imperio otomano. Acaso no fueron los kurdos la punta de lanza del genocidio armenio ordenado por la naciente Turquía?. La población kurda ha presentando sus históricas reivindicaciones territoriales basados en el lugar que habitaron siempre, el este de lo que actualmente se llama Turquía.

Volvamos con Mr. Erdogan. También ya hemos estudiado la personalidad del señor presidente de Turquía (hay que tratarlo con respeto porque caso contrario le envia unos visitantes a cualquier parte del mundo donde usted se encuentre), sin duda Recep Tayip Erdogan aspira a ser proclamado en el presente o quizá en el futuro como el hombre que volvió a renacer el gran imperio otomano -guardando las distancias del tiempo y las modernas formas de gobierno- incluso hemos demostrado su pertenencia a movimientos extremistas del islamismo político como la ´Hermandad Musulmana´, el verdadero brazo político del yihadismo armado.

El señor Erdogan es impredecible, intratable cuando se trata de "defender" a los verdaderos ciudadanos de Turquía, es el típico político ultra nacionalista (radical) que se rasga las vestiduras invocando a Dios y al pueblo para llevar a cabo sus desventuradas acciones en política exterior. Si hoy está aliado con los rusos, mañana retornará a el "buen redil" y se echará en brazos de los estadounidenses y la OTAN. Pero, es muy orgulloso y cree poder hacerlo todo él solo; rencoroso como es, no olvida (con toda razón) como sus socios del Pentágono quisieron deponerle del poder en 2016 mediante un golpe de estado militar. Seguramente se lamenta que tras la fallida intentona haya tenido que depurar, encarcelar y expulsar a cientos de pilotos de combate (fuerza aérea) que hoy tanto le hacen falta en sus aventuras bélicas. Por órdenes del mandatario -que también controla el poder judicial- decenas de miles de ciudadanos turcos han sido condenados por ser opositores, ya son dos mil personas condenadas a cadena perpetua por la intentona golpista, militares, civiles y hasta periodistas.

El presidente Erdogan corrió a brazos de los rusos para que le proporcionen cobertura aérea (negociación de los sistemas S-400) aun a expensas de enemistarse más con sus colegas de la OTAN, lamentándose no tenerlos operativos (todavía no lo están); y, como ahora está de "rompe de relaciones" con Mr. Putin por la crisis en Siria, vuelve a llamar ´discretamente´ a Mr. Trump para que les proporcione los sistemas defensivos americanos "Patriot". 

A propósito. De quién debe protegerse el señor Erdogan con los sistemas de misiles más avanzados disponibles en el mercado de armas internacional? De los sirios?, de los kurdos?... de quién?. A quién teme Turquía para tal propósito?. Sin duda, todas las naciones del mundo buscan protegerse, tener unas fuerzas armadas sólidas, garantes de la soberanía e integridad territorial, etc, etc., pero el caso turco es diferente, tiene -evidentemente- otros despropósitos. Y, la única explicación posible, fuera de cualquier marco de reflexión lógico en la política y cultura turca, es que el señor presidente de Turquía intenta "reinar" en el mundo islámico; anhela fervorosamente convertirse en un moderno "sultán" al que todos los musulmanes del mundo acudan a reverenciarlo, ponerse bajo su cobijo y escuchar sus órdenes... perdón... sus sanos consejos.



Turquía está en manos de un megalómano. No se trata de defender a la patria de sus enemigos, estamos ante un proyecto imperial al estilo otomano (guardando las distancias con los tiempos actuales). Solo hasta hace pocas semanas era un buen socio de los rusos, ahora sus soldados disparan misiles portátiles contra aviones rusos en territorio sirio y sus secuaces (turcomanos) asesinan oficiales rusos de inteligencia en Alepo; imágenes de satélite y otras fuentes sobre el terreno han comprobado que son los militares turcos quienes dirigen las operaciones del yihadismo. Las fuerzas turcas han desplegado un ejército en la Gobernación siria de Idlib, violando los Acuerdos de Sochi para la separación de los grupos armados, es decir, la supuesta separación de los "opositores sirios" de los yihadistas en Idlib; y, sobre todo impiden que las fuerzas del ejército sirio continúen sus operaciones de liberación del territorio sirio controlado por los radicales yihadistas.

Por qué impide Turquía el derecho soberano de la República Árabe Siria de defender, combatir y liberar de extremistas -la mayoría extranjeros-  su territorio?

La política del chantaje está operativa del lado turco. Por un lado, en el plano militar pide a los EEUU/OTAN desplieguen sistemas defensivos Patriot; y, por otro, claman venganza por los soldados turcos caídos en Siria chantajeando a Europa con abrir las puertas a los refugiados (ya lo ha hecho).

Dialogo? El señor Erdogan tiene el hobby de aparecer en mitines y posar para la foto en las "conferencias" internacionales que intentan apaciguar las crisis, pero nunca ha cumplido sus compromisos. Un nuevo diálogo Erdogan-Putin parece ser posible los primeros días de marzo. Sin embargo, su discurso en casa es otro, siempre beligerante, ya el 5 de febrero 2020 ante los parlamentarios del AKP (su partido) expresó: 


"Todo ataque, terrestre o aéreo, contra nuestras tropas o contra los elementos amigos ‎con los cuales trabajamos recibirá respuesta sin advertencia, sea cual sea el origen del ‎ataque. Nadie puede oponerse a que ejerzamos nuestro derecho a hacerlo ante la ‎incapacidad para garantizar la seguridad de nuestras tropas en Idlib". 

Son precisamente esos "elementos amigos" quienes asesinaron (1 febrero 2020) a cuatro oficiales rusos del FSB. ‎Se debe entender como "elementos amigos" a todos los grupos yihadistas como al Qaeda y otras facciones que ahora se denominan "Hayat Tahrir al-Cham" (Frente de Liberación del Levante) y a los mencionados grupos armados ‎turcomanos, brazo militar fuera de Turquía de la ultranacionalista organización turca "Lobos Grises", en Siria se denominan "Yesh al-Watani as-Sury" (Ejército Nacional Sirio).

La opinión pública internacional parece también haber olvidado el reciente plan turco denominado "Manantial de Paz" que dio origen a la invasión del norte sirio bajo pretexto de combatir al "terrorismo" del PKK/YPG (milicias kurdo-turcas) ante los intentos occidentales de reconocerles autonomía y convertidas en una milicia a órdenes de los EEUU/OTAN‎ en claro reto a Turquía. Aplicando caducos convenios con Siria, Turquía decidió unilateralmente ampliar la ‎autorización para que sus tropas ingresen a Siria a combatir a los "terroristas" a una franja de 30 kilómetros de profundidad  (esa acción militar tuvo lugar entre el 9- 22 de octubre de 2019). 



‎Acuerdos como el de Adana jamás concedieron derecho a los turcos para desplegarse en la Gobernación siria de Idlib. En los Acuerdos de Sochi (Turquía-Rusia, 17 de octubre ‎de 2019, aceptado por Siria) se ‎incluye ese tipo de despliegue, estableciéndose que los grupos radicales, es decir, los "elementos amigos" se retiren de la zona desmilitarizada, ello debía cumplirse ‎antes del 15 de octubre de 2019. ‎Turquía nunca ha cumplido la parte de sus compromisos, las tropas de la ‎República Árabe Siria provocadas y atacadas continuamente por los "elementos amigos" decidieron emprender una ofensiva militar contra el yihadismo reinante en Idlib.
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Del "compromiso" turco se ha pasado a la "amenaza" turca, el presidente Erdogan lanzó un ultimátum al gobierno sirio para que hasta el ‎‎28 de febrero las tropas sirias se retiren de las localidades que controlaban sus "elementos amigos". Hasta inicios de febrero aún era posible que turcos y sirios se reunan discretamente en Moscú para buscar la forma de implementar ‎un proceso de paz. ‎Por ello, se ordenó el traslado de los yihadistas pro-turcos a Libia, se estimaba transportar 30.000 radicales, la operación quedó suspendida por orden del mando turco, apenas se enviaron refuerzos yihadistas a Libia (vía Turquia) estimados en 2.500 combatientes. 


II parte

Siempre es válido apoyarse con el aporte de eminencias en la materia para respaldar nuestros comentarios sobre la actual situación reinante en el norte de Siria (Gobernación de Idlib). Hace un par de semanas, Thierry Meyssan, analista franceses, docto en conflictos de Medio Oriente, publicaba un artículo titulado "Turquía en busca de poder", el mencionado ensayo es una prueba contundente del juego geopolítico mundial. Leamos sus apreciaciones históricas y la realidad del momento.


Aunque lo ve con regocijo, la prensa internacional interpreta el brusco cambio de posición ‎de ‎Turquía, ahora nuevamente en conflicto con Rusia, como una prueba más del ‎temperamento caprichoso del “sultán” Erdogan. Thierry Meyssan estima, por el ‎contrario, que Ankara da muestras de constancia en su larga búsqueda de identidad ‎propia, adaptándose cada vez a la nueva situación, a falta de saber definir su lugar.‎

El “Palacio Blanco”, el gigantesco complejo presidencial construido en Ankara por órdenes de Erdogan. ‎Turquía trata de compensar su incapacidad para definirse adoptando una forma de delirio de grandeza.


La Turquía actual es heredera, al mismo tiempo, de las hordas de Genghis Kan, del Imperio ‎Otomano y del Estado laico fundado por Mustafá Kemal Ataturk. Esta Turquía rechazó la ‎definición de sí misma que se planteaba en el Tratado de Sevres (1920) e impuso por la fuerza las ‎modificaciones que serían recogidas después –en 1923– en el Tratado de Lausana, pero hoy ‎sigue creyéndose incomprendida y despojada de una serie de territorios griegos, chipriotas, sirios ‎e iraquíes que aún sigue reivindicando como suyos. Esta Turquía persiste en la negación de los ‎crímenes que perpetró en el pasado, como el genocidio contra los no musulmanes.
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Después de un siglo sin lograr definirse, Turquía aplica una política exterior que se compone de ‎reacciones sucesivas ante las correlaciones de fuerzas regionales y mundiales, con lo cual da la ‎impresión, errónea, de que su voluntad es errática. 
El brusco cambio de posición que Turquía acaba de realizar ante Rusia no es resultado de un ‎capricho momentáneo sino, por el contrario, de la continuación de su continua búsqueda de ‎identidad en un entorno inestable. ‎
1- La desaparición de la URSS (1991)
Turquía, que no había pensado en consolidarse como miembro del bando vencedor de la guerra ‎fría, se vio a sí misma carente de una razón de ser ante la disolución de la URSS, el 26 de ‎diciembre de 1991.
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El hecho es que Turquía se había planteado modernizarse incorporándose a la comunidad ‎europea, pero los europeos no tenían ninguna intención de aceptarla y se han limitado a prolongar ‎interminablemente las negociaciones, permitiéndole alcanzar sólo el estatus de Estado Asociado a la Comunidad Económica Europea –‎desde 1963– y convertirse en candidato a la membresía –desde 1987.‎

Al mismo tiempo, Turquía tenía ante sí una segunda opción: encabezar el mundo musulmán, ‎siguiendo así las huellas del Imperio Otomano. Pero los sauditas, que presiden la Conferencia ‎Islámica, se oponían a ello. Aparecía entonces una tercera opción para Turquía: restablecer sus ‎vínculos con las poblaciones turcoparlantes de cultura mongola, que se habían hecho ‎independientes en Asia Central. ‎

Demasiado indecisa, Turquía dejó pasar el momento oportuno para la tercera variante. ‎Al ponerse a la cabeza de la Operación Tormenta del Desierto para expulsar a Irak de Kuwait, ‎el presidente estadounidense George Bush padre creó un orden regional estable basándose en el ‎triunvirato conformado por Arabia Saudita, Egipto y Siria. Tratando de ganarse un espacio, ‎Turquía estableció entonces una relación privilegiada con el otro huérfano del Medio Oriente, Israel, que comparte la obsesión turca de reclamar territorios.‎
2- El 11 de septiembre de 2001
Al destruir los dos principales enemigos de Irán –Afganistán e Irak–, el presidente George ‎Bush hijo permitió que ese país volviera a desempeñar un papel en la región. Teherán se puso ‎entonces a la cabeza del “Eje de la Resistencia” (Irán, Irak, Siria, Líbano y Palestina) ante todos ‎los demás países de la región, organizados alrededor de Arabia Saudita e Israel. 

A pesar de las apariencias y contradiciendo la lectura simplista que prevalece en Occidente, no se trataba de ‎una oposición entre proestadounidenses y antiestadounidenses, ni tampoco entre chiitas y ‎sunnitas, sino de un conflicto regional ficticio, alimentado por el Pentágono, siguiendo el ‎esquema que ya había aplicado durante la década de la inútil guerra entre Irak e Irán. Pero ‎esta vez, el objetivo final no era debilitar a los dos bandos sino lograr que las poblaciones de la ‎región destruyeran las estructuras de sus propios Estados, conforme a la estrategia ‎Rumsfeld/Cebrowski.‎

Siendo el único Estado de la región que entendió a tiempo esa estrategia del Pentágono ‎estadounidense, Turquía optó por protegerse manteniendo buenas relaciones con ambos bandos y ‎predicando el desarrollo económico en vez de la guerra civil regional. Así que se distanció ‎de Israel. ‎
Mapa del estado mayor estadounidense publicado en 2006 por el coronel ‎Ralph Peters. En contradicción con todas las previsiones, Estados Unidos se disponía a ‎desmantelar Turquía, considerada “aliado” de Washington, mediante la creación de un ‎‎“Kurdistán libre” que abarcaría vastos territorios turcos.


En 2006, cuando el coronel Ralph Peters publicó un mapa sobre los planes del estado mayor de ‎Estados Unidos, pudo verse que Estados Unidos se disponía a desmembrar Turquía mediante la ‎fundación de un “Kurdistán libre” vagamente basado en el Kurdistán cuya creación se había previsto ‎en 1920. Parte de los generales turcos cuestionó entonces el alineamiento de Turquía del lado ‎de Washington y aconsejó establecer otra alianza. Estos generales tantearon el terreno del lado ‎de Pekín –Moscú no había recuperado aún su lugar como potencia militar mundial.

Algunos ‎dieron un paso, abriendo un canal de discusión con China y comprando algún armamento a ‎ese país, pero fueron arrestados en 2008, junto a los responsables del Partido de los ‎Trabajadores (İsci Partisi, formación política de corte kemalista y maoísta), en el marco del ‎escandalo Ergenekon. Casi todos los oficiales del estado mayor turco fueron condenados a ‎largas penas de cárcel, supuestamente por espionaje a favor de Estados Unidos, antes de que ‎la verdad acabara por salir a la luz, con lo cual se anularon todos los juicios contra ellos.
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Fue en ese momento cuando Ankara aceptó crear un mercado común con la vecina Siria, para ‎protegerse de un eventual desmembramiento de su territorio, que tendría como pretexto el ‎llevado y traído tema del “Kurdistán libre”. ‎
3- Las «primaveras árabes» (2011)
En definitiva, durante la operación anglosajona de las llamadas «primaveras árabes», que tenían ‎como objetivo poner a la Hermandad Musulmana en el poder en todos los países del ‎Medio Oriente ampliado (o Gran Medio Oriente), Turquía creyó poder aprovechar el hecho que el ‎entonces primer ministro y hoy presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, era miembro de esa ‎cofradía para escapar al caos anunciado. Así que Turquía “despertó” en Libia la tribu otomana de ‎los misratas y ayudó la OTAN a derrocar al líder libio Muammar el-Kadhafi, a pesar de ser este ‎último un aliado de Ankara. Después, Turquía entró en guerra contra Siria… que también era ‎su socio comercial. Pero esas dos aventuras dieron al traste con la hasta entonces floreciente ‎economía turca

Mientras se esconde de los militares turcos que tratan de matarlo ‎por cuenta de la CIA, en julio de 2016, el presidente turco Erdogan se las arregla para ‎transmitir un mensaje a la población a través de un teléfono celular que la presentadora de ‎televisión sostiene ante las cámaras. El 15 de julio, Erdogan logra neutralizar a los golpistas y ‎recupera el control del país.


Cuando Rusia acude en ayuda de Siria y derrota a los yihadistas del Emirato Islámico ‎‎(Daesh), Turquía decide alejarse de las potencias occidentales. Se acerca a Moscú, compra los ‎sistemas antiaéreos rusos S-400 y la central atómica de Akkuyu, se compromete con el proceso ‎de paz en Siria durante los encuentros de Sochi y de Astana. La CIA responde manipulando la ‎organización del predicador islamista turco Fetullah Gulen y financiando el HDP (Partido de las ‎Minorías) contra el AKP (el partido islamista del presidente Erdogan). En resumen, van al historial de ‎la CIA contra Turquía el derribo de un avión ruso de combate Sukhoi-24 en la frontera turco-‎siria, al menos un intento de asesinar a Erdogan, un intento fallido de golpe de Estado y el ‎asesinato del embajador ruso Andrei Karlov, entre otros hechos.
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Aturdida, Turquía respondió con una extensa cacería de brujas, llegando incluso a encarcelar ‎medio millón de personas por un intento de asesinato en el que estuvieron implicados ‎cuando más algunos cientos de militares. ‎

Turquía se situó entonces a medio camino entre Washington y Moscú, buscando su ‎independencia pero corriendo el peligro de verse aplastada en cualquier momento por algún tipo ‎de acuerdo entre los Dos Grandes. Al mismo tiempo, Turquía se posicionó de tal manera que ‎apoyaba y a la vez obstaculizaba a sus dos padrinos: o sea participó en la guerra contra Siria y ‎simultáneamente apoyó a Irán e instaló bases militares en Qatar, Kuwait y Sudán. 
Además de que no es posible mantener mucho tiempo ese tipo de postura, Turquía se vio ‎dividiendo sus esfuerzos entre cinco frentes al mismo tiempo: la Unión Europea, al firmar con esta un ‎acuerdo sobre los migrantes; el mundo árabe, al cual dice defender ante Israel; Asia Central, ‎que trata de mantener bajo su ala; la OTAN, de la cual sigue siendo miembro; y Rusia, a la que ‎trata de seducir.‎
4- El asesinato del general iraní Qassem Suleimani
El mundo entero creyó –erróneamente– que, extenuado, Estados Unidos se retiraba del ‎Medio Oriente ampliado, dejando el campo libre a Rusia. En realidad, Washington retiraba ‎sus tropas, pero mantenía su intención de conservar el control de la región a través de sus numerosos ‎intermediarios armados y entrenados: los yihadistas. ‎

Ante la voluntad estadounidense de proseguir en el norte de África el plan de destrucción ya ‎iniciado en la parte asiática del Medio Oriente ampliado y estimando que fue involuntariamente el ‎gobierno iraní –no Israel– quien ayudó al Pentágono a concretar el asesinato del general Qassem ‎Suleimani, el gobierno turco volvió a revisar sus planes.
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Turquía está de regreso en la órbita de Estados Unidos. Después de haber negociado la paz ‎en Siria, el 13 de enero en Moscú, Turquía desafía ahora bruscamente a Rusia con el asesinato, ‎el 1º de febrero, de 4 oficiales rusos del FSB, en la región siria de Alepo. ‎

El ejército turco, la tribu de los misrata (descendientes de otomanos) en Libia y los yihadistas aún ‎atrincherados en la región siria de Idlib –de los cuales al menos 2.500 fueron trasladados ‎en mes y medio por los servicios secretos turcos– ya comenzaron a desangrar Libia, con la colaboración quizás también involuntaria del mariscal libio Khalifa Haftar. El objetivo es que todas ‎las partes se desgasten al máximo.‎

Thierry Meyssan 

Nota: En las etiquetas TURQUIA - ERDOGAN podrá el lector encontrar gran información sobre la política nacional turca y sobre la personalidad del mandatario de ese país.    

20 octubre 2019

Todo lo que nos esconden sobre la operación militar turca "Manantial de Paz"






Nota previa del editor del blog.

Los miembros de la OTAN "condenan" la ofensiva turca, también derraman lágrimas sobre el destino de los kurdos ‎en Siria; sin embargo, es precisamente la OTAN quien dio el visto bueno a "Manantial de ‎Paz", para calmar los ánimos del gobierno turco. Este acto se confirmó el pasado 11 de octubre, con la presencia del Secretario General de la OTAN, Jens ‎Stoltenberg, en Ankara al poco del inicio de las operaciones militares turcas y se ratifica con la "tregua" pactada con el vicepresidente estadounidense, Mike Pence, que ha viajado a Ankara. Parece que todos buscan la "paz". Entonces, quién es el malo de la película? Qué irá a conversar Erdogan en Moscú?

Stolltenberg ha justificado a los turcos porque -según él- no existe otro país que haya soportado tanto al terorismo como Turquía, por lo mismo las causas están más que justificadas, "derecho" a la legítima defensa. El líder de la OTAN solo pidió a los turcos una cosa: moderación

El consentimiento es tal que, tanto el gobierno turco como los delegados de la OTAN a esa reunión (11 octubre), confirmaron todos los acuerdos y garantías de Turquía respecto a su lealtad al mando de la OTAN, el despliegue de más bases militares de la Alianza Atlántica, nuevos sistemas defensivos para proteger el sur del país otomano y otras ratificaciones importantes como el poco conocido traslado del LandCom (Comando Terrestre Aliado) a suelo turco, organismo que se encargará de coordinar a todas las fuerzas terrestres de la OTAN desplegadas en diferentes países.

Mucha gente se emocionó sobre el "cambio" o "giro" de Turquía, su posble abandono de la OTAN tras una serie de "desplantes" de sus socios occidentales, la reunión mencionada nos dice lo contrario, puro circo mediático. Que Turquía adquiriera sofisticados sistemas antiaéreos rusos (S-400) no significa nada, simples desaveniencias en el negocio de compra-venta de armamento, irritación porque los pingües ingresos calculados por las armas se han esfumado y han ido a parar a las arcas del "enemigo" ruso.

Turquía se mantendrá fiel a sus aliados occidentales, no hay de otra. El gobierno turco tiene muchas "cochinadas" que ocultar sobre su connivencia para destruir algunos estados como Libia y Siria, ha apoyado a todos los bandos que quisieron destruir el país levantino, desde yihadistas hasta a los mismos kurdos que dice combatir en defensa de su patria; los turcos permitieron el ingreso de decenas de miles de radicales provenientes de otros países, los armó, entrenó y protegió. Pero, como las cosas no resultaron según lo programado se alarmaron ante los "terroristas" kurdos y hoy reciben la bendición para atacarlos y empujarlos fuera de sus fronteras.

En conclusión, pese a lo que se diga en la prensa, Turquía se mantendrá fiel a la OTAN, sin ella no hay garantías de que prospere económicamente, algo que Rusia no puede garantizar. ‎ 

t. andino

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por Thierry Meyssan


I parte

Genealogía del «problema kurdo»‎

La comunidad internacional está emitiendo declaraciones de condena contra la ofensiva ‎militar turca iniciada en la porción de suelo sirio que la prensa occidental denomina ‎como «Rojava» y asiste impotente a la huida de decenas de miles de kurdos ‎perseguidos por el ejército turco. Pero nadie interviene, porque muchos estiman que una masacre es ‎quizás la única salida posible para restaurar la paz, debido a la situación prácticamente ‎insoluble creada por Francia y a los crímenes contra la humanidad cometidos tanto por ‎los grupos armados kurdos como por los civiles de esa minoría.


Decenas de miles de civiles kurdos huyen ante el ejército turco, abandonando las tierras que ‎habían ocupado con la esperanza de convertirla en su patria.


Todas las guerras implican un proceso de simplificación: en el campo de batalla sólo hay ‎dos bandos y cada quien tiene que escoger el suyo. En el Medio Oriente, donde existe una ‎increíble cantidad de comunidades y de ideologías, ese proceso resulta particularmente aterrador ‎ya que ninguna de las particularidades de esos grupos logra expresarse actualmente y cada cual ‎se ve obligado a aliarse a quienes estaría dispuesto a condenar.‎

Cuando la guerra se acerca a su fin, cada cual trata de esconder los crímenes que cometió, ‎voluntariamente o no, y a veces trata también de eliminar a los aliados incómodos que prefiere ‎dejar atrás. Muchos tratan entonces de “reescribir” lo sucedido para atribuirse un bonito papel. ‎Eso es exactamente lo que estamos viendo en estos días con la operación militar «Manantial de ‎paz», iniciada por Turquía, y las increíbles reacciones que aparecen en la prensa. ‎

Para entender lo que sucede, no basta con saber que todos mienten. Hay que descubrir lo que ‎cada cual trata de esconder y reconocerlo, incluso cuando se comprueba que aquellos a quienes ‎admirábamos eran en realidad detestables. ‎

Genealogía del problema
Si nos guiamos por la propaganda europea, tenemos que creer que los turcos (o sea, ‎‎“los malos”) van a exterminar a los kurdos (“los buenos”), a quienes los “sabios” europeos ‎tratan de salvar a pesar de la “cobardía” de los estadounidenses. Pero ninguno de esos ‎cuatro actores está desempeñando el papel que esa propaganda le atribuye. ‎

Es importante, en primer lugar, resituar lo que hoy sucede en el contexto de la «Guerra ‎contra Siria», ya que esto es sólo otra batalla más de esa guerra, y en el marco del «rediseño del ‎Medio Oriente ampliado», del cual el conflicto sirio es sólo una etapa. ‎

En el momento de los atentados del 11 de septiembre de 2001, el entonces secretario ‎estadounidense de Defensa, Donald Rumsfeld, y su nuevo director para la «Transformación de ‎la Fuerza», el almirante Arthur Cebrowski, adaptaron la estrategia del Pentágono al capitalismo ‎financiero. Para ello decidieron dividir el mundo en dos zonas: una zona reservada a los países de ‎la globalización económica y otra que sería vista como una simple reserva de materias primas. ‎Los ejércitos estadounidenses se encargarían de acabar con las estructuras de los Estados en los ‎países de esa segunda zona del mundo para evitar que estos pudiesen oponerse a esa nueva ‎‎“división del trabajo” [1]. E iniciaron la aplicación de esa estrategia en el «Medio Oriente ‎ampliado» o «Gran Medio Oriente». ‎

La Syrian Accountability Act, adoptada por el Congreso de Estados Unidos en 2003, preveía la ‎destrucción de la República Árabe Siria para después de la destrucción de Afganistán y de Irak. ‎Pero diferentes factores retrasaron el inicio de esa operación hasta 2011. El plan de ataque ‎contra Siria fue reorganizado entonces en función de la experiencia colonial que los británicos ‎habían acumulado en esta región. Londres aconsejó no destruir completamente los Estados sino ‎restaurar en Irak un “Estado mínimo” y conservar gobiernos títeres capaces de administrar ‎al menos la vida cotidiana de los pueblos. Siguiendo el modelo de la Rebelión Árabe de Lawrence ‎de Arabia, orquestada en 1915 por los propios británicos, el objetivo era organizar una ‎‎«primavera árabe» que pondría en el poder a la Hermandad Musulmana, en lugar de los ‎wahabitas [2]. La operación se inició con el ‎derrocamiento de los regímenes ‎prooccidentales, en Túnez y Egipto, antes de arremeter contra Libia y Siria. ‎

En un primer momento, y a pesar de ser miembro de la OTAN, Turquía se negó a participar en la ‎guerra contra Libia, que era su primer cliente comercial, y contra Siria, con la cual había creado ‎un mercado común. Pero el entonces ministro de Exteriores de Francia, Alain Juppé, concibió la idea ‎de “matar dos pájaros de un tiro”. Propuso a su homólogo turco, Ahmet Davutoglu, que Francia y ‎Turquía resolvieran juntas el problema kurdo a cambio de la incorporación de Turquía a las ‎guerras contra Libia y Siria. Juppé y Davutoglu firmaron entonces un protocolo secreto que ‎preveía la creación de un “Kurdistán”, pero no en los territorios kurdos de Turquía sino en ‎zonas sirias pobladas mayoritariamente por arameos y árabes [3]. Turquía, que mantiene excelentes relaciones con el ‎gobierno regional del Kurdistán iraquí, deseaba la creación de un segundo Kurdistán porque ‎esperaba que así podría poner fin al independentismo kurdo en suelo turco. Francia, que había ‎reclutado tribus kurdas en 1911 para utilizarlas en la represión contra los nacionalistas árabes, ‎esperaba crear en la región un Kurdistán similar a la colonia judía que los británicos lograron crear ‎en Palestina. Franceses y turcos lograron obtener el apoyo de los israelíes, quienes ya ‎controlaban el Kurdistán iraquí a través del clan Barzani, oficialmente miembro del Mosad. ‎

En este mapa puede verse, en color marrón, el Estado kurdo delineado por ‎la Comisión King-Crane, con el aval del presidente estadounidense Woodrow Wilson. La ‎creación de ese Estado fue aprobada por la conferencia de Sevres, en 1920, pero nunca llegó a ‎concretarse.


Los kurdos son un pueblo nómada (ese es precisamente el sentido exacto de la palabra “kurdo”) ‎que se desplazaba por el valle del Éufrates, en territorios que hoy son parte de Irak, Siria ‎y Turquía. Organizado no de manera tribal sino en clanes y de reconocido coraje, el pueblo ‎kurdo dio origen a numerosas dinastías que reinaron en el mundo árabe –como la del célebre ‎Saladino– y en el mundo persa y proporcionó soldados a diversos ejércitos. ‎

A principios del siglo XX, los otomanos reclutaron ejércitos kurdos para masacrar a los pueblos ‎no musulmanes de Turquía, principalmente a los armenios. Fue entonces cuando algunos grupos ‎kurdos se asentaron en Anatolia, donde se hicieron sedentarios, mientras que otros seguían ‎siendo nómadas. 

Al final de la Primera Guerra Mundial, el presidente estadounidense Woodrow ‎Wilson decidió, en aplicación del párrafo 12 de sus 14 objetivos de guerra, crear un Kurdistán ‎sobre las ruinas del Imperio Otomano. Para delimitar el territorio de aquel nuevo Estado, ‎el presidente Wilson envió a la región la Comisión King-Crane, mientras que los kurdos ‎proseguían la masacre contra los armenios. Los expertos delimitaron una región en Anatolia y ‎advirtieron al presidente estadounidense sobre las consecuencias devastadoras que tendría una ‎eventual extensión de ese territorio y la concesión a los kurdos de otras zonas.

Pero el Imperio ‎Otomano fue finalmente derrocado “desde adentro” por Mustafá Kemal (Ataturk), quien ‎proclamó la República y rechazó la pérdida de territorios que se pretendía imponer a Turquía con ‎la aplicación del proyecto de Woodrow Wilson. Así se frustró la creación de aquel Kurdistán. ‎

A lo largo de un siglo, los kurdos de Turquía trataron de independizarse de ese país. En los ‎años 1980, los marxista-leninistas del PKK iniciaron una verdadera guerra civil contra el gobierno ‎de Ankara y fueron duramente reprimidos. Muchos huyeron al norte de Siria, donde obtuvieron la ‎protección del entonces presidente sirio Hafez el-Assad. Cuando el líder histórico del PKK, Abdullah ‎Ocallan fue arrestado por los israelíes y entregado a Turquía, muchos de aquellos kurdos ‎de Turquía refugiados en Siria abandonaron la lucha armada. Al término de la guerra fría, ‎el PKK, ya sin financiamiento soviético, fue infiltrado por la CIA y sufrió una mutación ideológica. ‎Abandonó el marxismo y se convirtió al anarquismo, renunció a la lucha antiimperialista y ‎se puso al servicio de la OTAN, que utilizó frecuentemente al PKK en la realización de ‎operaciones terroristas destinadas a contener los ímpetus de Turquía. ‎

En 1991, la comunidad internacional, estimulada por Estados Unidos, emprendió una guerra ‎contra Irak, que acababa de invadir Kuwait. Al terminar esa guerra, las potencias occidentales ‎alentaron las comunidades chiitas y kurdas de Irak a rebelarse contra el régimen sunnita del ‎presidente Saddam Hussein. Estados Unidos y el Reino Unido permitieron la liquidación de ‎‎200 000 personas pero ocuparon toda una región de Irak cuyo acceso prohibieron al ejército ‎iraquí. Estadounidenses y británicos expulsaron a los pobladores de esa región iraquí y ‎reagruparon allí a los kurdos de Irak. Esa región no fue reintegrada a Irak sino después de la ‎invasión de 2003 y se convirtió en el actual Kurdistán iraquí, cuyo gobierno regional se mantiene ‎desde entonces bajo control del clan Barzani. ‎


Mapa de estado mayor del plan Rumsfeld/Cebrowski para el rediseño del ‎‎“Medio Oriente ampliado” o “Gran Medio Oriente”. ‎Fuente: “Blood borders – How a better Middle East would look”, coronel Ralph Peters, Armed Forces ‎Journal, junio de 2006.


Al inicio de la guerra contra Siria, el presidente sirio Bachar al-Assad concedió la nacionalidad ‎siria a los refugiados políticos kurdos provenientes de Turquía y a sus hijos, que se pusieron ‎entonces al servicio del gobierno sirio en la defensa del norte de Siria ante los yihadistas ‎extranjeros. 

Pero la OTAN recurrió al PKK turco y lo utilizó para movilizar a los kurdos de Siria y ‎de Irak a favor de la creación de un «Gran Kurdistán», conforme al proyecto trazado por el ‎Pentágono desde el 2001, reflejado en el mapa de estado mayor que el coronel estadounidense ‎Ralph Peters había divulgado en 2005.‎


El mapa del “Rediseño del Medio Oriente ampliado”, modificado después ‎del fracaso de la primera guerra contra Siria. ‎Fuente: “Imagining a Remapped Middle East”, Robin Wright, The New York Times Sunday Review, ‎‎28 de septiembre de 2013.


Aquel proyecto, tendiente a dividir la región según criterios étnicos, ya no tenía nada que ver con ‎el proyecto concebido por Woodrow Wilson en 1919 –cuyo objetivo era reconocer el derecho del ‎pueblo kurdo– ni con el proyecto de Francia –que apuntaba a recompensar a sus mercenarios. ‎El territorio era demasiado extenso para los kurdos, que ni siquiera iban a tener posibilidades de ‎controlarlo. Pero el nuevo proyecto entusiasmó a los israelíes, que lo veían como un medio de ‎contener a Siria desde la retaguardia. Sin embargo, resultó imposible de realizar. El USIP ‎‎(United States Institut of Peace), instituto de los «Cinco Ojos» vinculado al Pentágono, propuso ‎modificarlo. El Gran Kurdistán sería reducido para agrandar el «Sunnistán» iraquí [4] que sería puesto en manos a una organización yihadista: el futuro Emirato ‎Islámico (Daesh). ‎

Los kurdos de las YPG, ramificación del PKK en Siria, trataron de crear un nuevo Estado, designado ‎como «Rojava», con ayuda de las fuerzas militares estadounidenses. El Pentágono los utilizó ‎para mantener a los yihadistas en los territorios asignados al «Sunnistán». En realidad, ‎nunca hubo combate teológico o ideológico entre las YPG y Daesh sino una rivalidad por la ‎posesión de un territorio sobre las ruinas de Irak y de Siria. Por cierto, en el momento del ‎derrumbe del califato de Daesh, las YPG kurdas ayudaron a los yihadistas a reunirse con las ‎fuerzas de al-Qaeda en Idlib atravesando el «Kurdistán». ‎

En Irak, los kurdos iraquíes del clan Barzani participaron directamente en la invasión de ese país ‎emprendida por Daesh en 2014. Según el PKK, Masrur “Jomaa” Barzani, jefe de la inteligencia del ‎gobierno regional del Kurdistán iraquí e hijo del presidente Massud Barzani, asistió a la reunión ‎secreta de la CIA en Amman, el 1º de junio de 2014, donde se planificó la ofensiva de Daesh ‎contra Irak [5]. Los kurdos iraquíes del clan Barzani nunca combatieron contra Daesh, sólo ‎se limitaron no dejarlo entrar en el Kurdistán iraquí. Peor aún, permitieron que Daesh esclavizara ‎a los yazidíes –kurdos no musulmanes– durante la batalla de Sinjar. Los yazidíes que lograron ‎salvarse fueron rescatados por combatientes del PKK turco y de las YPG, enviados desde Siria. ‎

El 27 de noviembre de 2017, el clan de los Barzani organizó –respaldado únicamente por Israel– ‎un referéndum de autodeterminación en el Kurdistán iraquí, consulta que perdió a pesar de toda ‎una serie de manipulaciones realizadas con los votos. La noche del conteo de los votos emitidos ‎en aquel referéndum, el mundo árabe descubrió estupefacto una marea de banderas israelíes ‎en Erbil, capital del gobierno regional del Kurdistán iraquí. Según la publicación Israel-Kurd, ‎el primer ministro israelí, Benyamin Netanyahu, se había comprometido a enviar 200 000 kurdos ‎israelíes para garantizar la protección de un Kurdistán ya separado de Irak. ‎

Es importante tener en cuenta que un pueblo que aspira a la autodeterminación –que constituye ‎un derecho reconocido– tiene que ser, en primer lugar, un pueblo unido, lo cual nunca fue el ‎caso de los kurdos. Otro requisito es que debe vivir en un territorio donde es mayoritario, lo cual ‎sólo se cumple para los kurdos en la región turca de Anatolia –a raíz del genocidio perpetrado ‎contra los armenios– y en el norte de Irak –pero sólo desde que tuvo lugar la limpieza étnica ‎favorecida por la implantación de la zona de exclusión aérea impuesta por Estados Unidos ‎después de la operación “Tormenta del Desierto”– y en el noreste de Siria –desde que los grupos ‎armados kurdos expulsaron de allí a los asirios cristianos y a los árabes. Otorgar a los kurdos ese ‎derecho en este momento sería avalar crímenes contra la humanidad.


II parte

El Kurdistán, obsesión del ‎colonialismo francés

Contrariamente a la idea generalizada, lo que se ha dado en llamar «Rojava» no es un ‎Estado para el pueblo kurdo sino una obsesión francesa surgida en el periodo que separó ‎las dos guerras mundiales. 

Francia quería utilizar a los kurdos para fabricar un Estado ‎similar al Gran Israel que habría de crearse utilizando a los judíos. Los presidentes ‎Sarkozy, Hollande y Macron reactivaron aquel proyecto, yendo hasta la limpieza étnica ‎que habría que realizar en la región. ‎


El presidente francés Francois Hollande y su ministro de Defensa Jean-Yves Le Drian reciben ‎en París una delegación kurda en presencia del “intelectual” Bernard-Henri Lévy, instigador de ‎la desastrosa injerencia occidental en Túnez, Egipto y Libia.‎


Con ayuda de los turcos, el general Henri Gouraud, Alto Comisionado francés en Levante, ‎reclutó 900 hombres del clan kurdo de los Millis para reprimir la rebelión nacionalista árabe en ‎Alepo y Raqqa, ciudades de la actual Siria. Aquellos mercenarios kurdos combatieron como ‎gendarmes franceses bajo la bandera del mandato francés sobre Siria, la misma bandera ‎utilizada hoy en día por el llamado “Ejército Sirio Libre”. (Telegrama del general Gouraud ‎fechado el 5 de enero de 1921)‎. Fuente: Archives de l’Armée de Terre française.


Con excepción del‎ proyecto del príncipe Rewanduz, el pueblo kurdo nunca defendió un sueño de ‎unificación. En el siglo XIX, aquel príncipe se inspiraba en la concepción alemana de la Nación siendo ‎su objetivo prioritario la unificación lingüística. Sin embargo, los kurdos actuales siguen ‎hablando varias lenguas, lo cual determina la existencia de diferencias muy marcadas entre ‎los clanes que hablan kurmanji, sorani, zaza o gurani.‎

Según documentos hasta ahora no utilizados en la realización de estudios –documentos sobre ‎los cuales el intelectual libanés Hassan Hamadé está escribiendo un libro sorprendente–, en 1936 ‎el presidente del Consejo de Ministros de Francia, Leon Blum, negoció con el jefe de la Agencia ‎Judía, Chaim Wiezmann, y con los británicos la creación de un Gran Estado de Israel, desde ‎Palestina hasta el Éufrates, abarcando por tanto el Líbano y Siria, entonces bajo mandato ‎francés. Aquel proyecto fracasó al encontrar la feroz oposición del Alto Comisionado francés en ‎Levante, el conde Damien de Martel. Francia –y probablemente el Reino Unido– planeaban ‎por entonces crear un Estado kurdo en Siria, al este del Éufrates.
 ‎

El presidente francés Francois Mitterrand recibe una delegación kurda de ‎miembros del PKK turco, el 4 de febrero de 1994.

La cuestión kurda volvió a convertirse en prioridad para Francia bajo el mandato del presidente ‎Francois Mitterrand. En plena guerra fría, la esposa del presidente, Danielle Mitterrand, ‎se convirtió en la «madre de los kurdos» [del clan Barzani]. En octubre de 1989, la señora ‎Danielle Mitterrand organizó en París, los días 14 y 15, un coloquio sobre el tema «Los kurdos: ‎identidad cultural y respeto de los derechos humanos». Durante la guerra entre Irak e Irán, ‎la esposa del presidente francés desempeñó un papel en la atribución falaciosa de la muerte de ‎los kurdos de la aldea de Halabja a la crueldad del presidente iraquí Saddam Hussein cuando ‎en realidad los informes del ejército de Estados Unidos demuestran que todo se debió a que ‎el viento empujó inesperadamente hacia aquella aldea el gas –utilizado por los iraníes [6]. En ‎‎1992, la señora Mitterrand participó en la creación de un gobierno títere kurdo en la zona iraquí ‎ocupada por los anglosajones. ‎

El 31 de octubre de 2014, el presidente francés Francois Hollande despide a ‎Recep Tayyip Erdogan en la puerta de la presidencia de la República Francesa. Pero ‎otro invitada acaba de salir por una puerta mucho más discreta, el dirigente kurdo proturco ‎Salih Muslim.


En 2011, bajo la presidencia de Nicolas Sarkozy, el entonces ministro francés de Exteriores, Alain ‎Juppé, concluye con Turquía un protocolo secreto para la creación de seudo Kurdistán, en suelo sirio. En aquel momento, Siria no reacciona. Más tarde, el 31 de octubre de 2014, ‎el presidente francés Francois Hollande recibe oficialmente, en la sede de la presidencia, al ‎primer ministro turco Recep Tayyip Erdogan al mismo tiempo que recibe –extraoficialmente– al ‎copresidente del PYD (Partido de la Unión Democrática), formación política kurda creada en Siria. ‎El objetivo de este encuentro tripartita organizado por el presidente de Francia es planear el ‎desmembramiento de Siria. A partir de ese momento, los combatientes kurdos dejan de ‎considerarse sirios e inician la lucha armada por la creación de su propio país. Siria suspende ‎de inmediato el pago de los salarios que habían recibido hasta entonces por su participación en la ‎defensa de la tierra siria que les había concedido su nacionalidad. ‎

Después de la batalla de Kobane, el presidente francés Francois Hollande cambia de bando. El 8 ‎de febrero de 2015, como expresión de respaldo a los kurdos, Hollande recibe en París una ‎delegación proestadounidense de las YPG.‎


Pero, pocos meses después, el presidente estadounidense Barack Obama decide meter a ‎Francia en cintura. Obama estima que Francia no tiene derecho a negociar la creación de un ‎seudo Kurdistán en función de sus viejos sueños coloniales. Sólo el Pentágono puede hacerlo, ‎basándose en las premisas étnicas definidas en la estrategia Rumsfeld/Cebrowski. El presidente ‎francés Francois Hollande se pliega a la decisión del presidente de Estados Unidos y recibe ‎oficialmente en París una delegación kurda proestadounidense de combatientes provenientes de ‎Ain al-Arab –la ciudad siria que la prensa occidental designa como «Kobane» (nombre que, ‎por cierto, no viene de ninguna lengua kurda sino del alemán). ‎

Turquía, en cambio, se niega a someterse a Washington. Se abre así una larga divergencia entre ‎miembros de la OTAN. Considerando que el cambio de casaca de Francia constituye una ‎violación del acuerdo secreto franco-turco del 31 de octubre de 2014, los servicios secretos de ‎Turquía organizan –con la complicidad de los yihadistas del Emirato Islámico (Daesh)– los ‎atentados perpetrados contra Francia, el 13 de noviembre de 2015, y el 22 de marzo de 2016 ‎contra Bélgica, país que acababa de alinearse tras la política de Washington [7]. ‎El presidente Erdogan incluso anuncia sin ambages los atentados contra Bélgica, atentados que ‎la prensa turca reivindica. Finalmente, el dirigente kurdo Salih Muslin impone un servicio militar ‎obligatorio para los jóvenes kurdos y comienza a organizar su dictadura ‎(Francia le había prometido la presidencia del nuevo «Kurdistán»)‎ mientras que el gobierno ‎de Turquía emite contra él una orden de arresto. ‎


Decreto de “kurdización” forzosa del norte de Siria emitido por los grupos ‎armados kurdos que operan en esos territorios. Este documento, revelado al mundo por ‎los asirios –pobladores cristianos del norte de Siria– demuestra la existencia de una limpieza ‎étnica emprendida por las llamadas “Fuerzas Democráticas Sirias” (FDS), respaldadas por las ‎fuerzas militares de Estados Unidos ilegalmente presentes en suelo sirio. ‎


En octubre de 2015, el Pentágono crea las «Fuerzas Democráticas Sirias» (FDS), que ‎se componen esencialmente de mercenarios kurdos turcos y sirios, con la inclusión de algunos ‎árabes sunnitas y cristianos. El objetivo de la creación de las FDS es realizar en el norte de Siria ‎una limpieza étnica sin que la responsabilidad recaiga en las fuerzas estadounidenses. Las FDS ‎expulsan a las familias árabes y a los cristianos asirios de las regiones donde siempre habían vivido ‎mientras que combatientes kurdos provenientes de Irak y de Turquía se instalan en las casas de ‎los expulsados y toman posesión de sus tierras. El arzobispo católico siriaco de Hasaka-Nisibe, ‎monseñor Jacques Behnan Hindo, testimonia en varias ocasiones que diferentes líderes kurdos ‎hablaban ante él de un plan de expulsión de los pobladores cristianos de los territorios sirios ‎designados como «Rojava». Las fuerzas especiales francesas asisten impasibles a la aplicación ‎de ese plan de expulsión y desplazamiento de poblaciones, que constituye un crimen de guerra. ‎

El 17 de marzo de 2016, los líderes kurdos proclaman la autonomía de «Rojava» (el ‎seudo Kurdistán sirio) [8]. Temiendo que las zonas reclamadas en Siria por el PKK ‎‎ [9] lleguen a conectarse territorialmente con el ‎Kurdistán iraquí gobernado por el clan Barzani –lo cual abriría el camino a la creación de un ‎‎«Gran Kurdistán»–, el gobierno de Irak envía armamento al PKK para que este derroque al ‎clan Barzani. Se inicia entonces una serie de asesinatos de dirigentes kurdos perpetrados por ‎clanes kurdos que luchan entre sí. ‎

A finales de 2016, la retirada parcial de las fuerzas rusas, seguida de la liberación de la ciudad siria ‎de Alepo por las tropas del gobierno sirio, dan inicio a un giro decisivo en el curso de la guerra. ‎Esos hechos coinciden, en enero de 2017, con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca. ‎El programa electoral de Trump prevé poner fin a la estrategia Rumsfeld/Cebrowski, al apoyo ‎que Estados Unidos aporta a los yihadistas y la retirada de las fuerzas militares estadounidenses ‎presentes en Siria. ‎

Francia facilita entonces el traslado a Siria de jóvenes anarquistas que lucharán junto a los grupos ‎armados kurdos con la convicción de estar defendiendo el sueño de independencia del pueblo ‎kurdo [10]. A su regreso de Siria, esos jóvenes anarquistas ‎resultarán en Francia tan incontrolables como los yihadistas franceses. Según la DGSI (la ‎inteligencia francesa para la seguridad interna) fue uno de esos anarquistas que había luchado ‎en Siria junto a los kurdos quien trató de derribar un helicóptero de la Gendarmería francesa ‎durante la realización de una operación de las fuerzas de orden público en Notre-Dame-des-‎Landes [11].‎

En junio de 2017, el presidente Trump autoriza una operación conjunta de las FDS –los ‎mercenarios proestadounidenses– con las tropas del ejército gubernamental de la República Árabe ‎Siria para expulsar a los yihadistas de la ciudad siria de Raqqa, convertida en capital de Daesh ‎‎ [12]. La guerra ha ‎terminado, pero Francia y Alemania se niegan a aceptar su derrota. ‎

Estados Unidos va perdiendo interés en las YPG-FDS, que se convierten así en juguete de Francia, ‎exactamente igual que la Hermandad Musulmana, controlada por el Reino Unido. ‎

Mapa publicado por la agencia turca Anadolu en enero de 2019. Turquía ‎revela así la ubicación geográfica de 9 bases secretas de Francia en suelo sirio. Ocho de esas ‎bases fueron instaladas en secreto bajo el mandato del actual presidente de Francia, ‎Emmanuel Macron.


La agencia oficial turca de noticias Anadolu publica entonces un mapa con la ubicación geográfica ‎exacta de las bases militares secretas de Francia en ‎«Rojava»‎. Se trata en total de 9 bases, ‎una instalada bajo el mandato del hoy ex presidente Francois Hollande y 8 desplegadas ‎en secreto por el actual presidente Emmanuel Macron. Hasta aquel momento sólo se conocía ‎la que se había instalado en la fábrica de cemento del grupo francés Lafarge. Con esta ‎revelación, el gobierno turco demuestra que, contradiciendo las declaraciones oficiales francesas ‎y a diferencia de Estados Unidos, Francia sigue apostando al desmembramiento de Siria. ‎

Por nuestra parte, la Red Voltaire puede revelar ahora que, ante una proposición de los servicios ‎de inteligencia de Siria para que las autoridades francesas se hicieran cargo de los yihadistas ‎franceses capturados por las tropas del gobierno sirio, Francia se negó a repatriarlos y a juzgarlos ‎en suelo francés y se limitó a orientar que los yihadistas franceses debían ser entregados a los ‎grupos armados kurdos, quienes “se ocuparían” de ellos. ‎

En febrero de 2018, el embajador de la Federación Rusa en la ONU, Vassily Nebenzia, reveló que ‎los kurdos de ‎«Rojava»‎ habían “amnistiado” 120 líderes de Daesh y los habían incorporado a ‎las YPG. ‎

A partir de septiembre de 2018, el presidente Trump prepara la retirada de las fuerzas militares ‎estadounidenses ilegalmente presentes en suelo sirio [13]. ‎

La condición para que Estados Unidos abandone «Rojava» es que se corte la carretera iraní que ‎podría conectar Irán con el Líbano a través de ese territorio sirio. En agosto de 2019, ‎el presidente turco Erdogan acepta ese compromiso. Los militares estadounidenses supervisan ‎entonces el desmantelamiento de las obras defensivas de los kurdos. 

El 16 de septiembre ‎de 2019, Rusia, Turquía e Irán concluyen un acuerdo. A partir de ese momento, es inminente ‎el fin del seudo Kurdistán proyectado en suelo sirio. Sin entender lo que sucede, Francia ‎contempla –estupefacta e impotente– como las tropas turcas invaden el seudo Estado autónomo ‎y la huida de la población allí instalada para ocuparlo ilegalmente. ‎


Totalmente desconectado de la realidad, el ministro francés de Exteriores, ‎Jean-Yves Le Drian, aseguraba a la televisión francesa, en septiembre pasado, que Francia ‎seguía persiguiendo sus objetivos en Siria.


El 10 de septiembre pasado, al ser interrogado en el espacio de noticias de la televisora estatal francesa ‎‎France 2, el ministro de Exteriores de Francia, Jean-Yves Le Drian, trata de tranquilizar a ‎los franceses sobre las consecuencias del fiasco. Asegura que Francia tiene la situación ‎bajo control, que los yihadistas detenidos en «Rojava» no serán liberados –a pesar de que ‎no existe allí ninguna estructura institucional– y que serán juzgados donde están. Prosigue ‎diciendo que el presidente turco Erdogan no tiene cómo concretar sus amenazas. Al final, ‎se niega a responder una pregunta sobre la misión de los militares franceses presentes ‎en «Rojava», cuya situación es de hecho desastrosa. ‎

La realidad es muy diferente a lo que declaraba Le Drian: no se sabe qué puede suceder con los yihadistas franceses que ‎estaban bajo la custodia de los kurdos; tampoco se sabe qué pasará con los civiles ‎recientemente instalados en las tierras robadas a sus pobladores originales; no hay noticias de ‎los militares franceses que estaban en las 9 bases secretas que Francia había instalado en ‎suelo sirio. Esos militares franceses están entre dos fuegos: el ejército de ‎Turquía –país traicionado por Francia bajo el mandato de Francois Hollande– y los kurdos que, ‎abandonados por el presidente Macron, han decidido ponerse –nuevamente– bajo la protección ‎de Siria


III parte

La invasión turca en «Rojava»‎

La comunidad internacional expresa en público temor ante la brutalidad de la ‎intervención turca en el norte de Siria. Pero en realidad se felicita, extraoficialmente, ‎por esta intervención, vista como la única posibilidad viable de lograr un regreso a la paz ‎en esta región. La guerra contra Siria se termina con un crimen más. Ahora queda por ‎determinar el destino de los mercenarios extranjeros concentrados en Idlib, de los ‎yihadistas rabiosos, hijos de una guerra de ocho años particularmente sanguinaria y cruel.


El 15 de octubre de 2016, el presidente Erdogan anuncia que Turquía cumplirá el “Juramento ‎Nacional” de Mustafá Kemal Ataturk. Turquía, que ya ocupa militarmente parte de Chipre y ‎de Irak, reclama parte de Siria y de Grecia. Su ejército inicia preparativos.‎


En 2011, Turquía organizó, como se le había solicitado, la migración de 3 millones de sirios para ‎debilitar la República Árabe Siria. A partir de ese momento, Turquía apoyó a la Hermandad ‎Musulmana y sus grupos yihadistas, incluyendo al Emirato Islámico (Daesh), y de paso saqueó las ‎instalaciones de la ciudad siria de Alepo, cuyas maquinarias fueron utilizadas para instalar ‎fábricas de imitaciones de artículos de grandes marcas en los territorios controlados por Daesh. ‎

Entusiasmada por las victorias que obtuvo en Libia y Siria, Turquía se convirtió en la gran ‎protectora de la Hermandad Musulmana, se acercó a Irán y desafió a Arabia Saudita. Desplegó ‎bases alrededor del reino saudita –en Qatar, Kuwait y Sudán– y después contrató oficinas ‎occidentales de relaciones públicas y destruyó la imagen del heredero designado del trono saudita ‎‎–el príncipe Mohamed Ben Salman–, principalmente orquestando el “caso Kashoggi” ‎‎ [14].‎

Poco a poco, Turquía se planteó extender su poderío, ambicionando incluso convertirse en el 14º ‎imperio mongol. Creyendo erróneamente que esa evolución se debía sólo a la influencia de Recep ‎Tayyip Erdogan, la CIA trató varias veces de asesinarlo, llegando a provocar el intento de golpe ‎de Estado frustrado en julio de 2016. Vinieron después 3 años de incertitudes, que terminaron en ‎julio de 2019, cuando el presidente Erdogan decidió hacer prevalecer el nacionalismo sobre el islamismo ‎‎ [15]. ‎

Hoy en día, Turquía, aunque sigue siendo miembro de la OTAN, hace posible la llegada del gas ruso hasta los ‎países de la Unión Europea y compra a Moscú los sistemas antiaéreos S-400 [16]. También ha optado por proteger a las minorías –incluyendo a los kurdos– ‎y ya no exige que un turco sea musulmán sunnita sino sólo que sea fiel a su Patria.

- Durante el verano, el presidente estadounidense Donald Trump anunció su intención –ya ‎expresada antes, el 17 de diciembre de 2018– de retirar las fuerzas militares de Estados Unidos ‎ilegalmente presentes en suelo sirio, comenzando por las que estaban en los territorios sirios ‎designados en Occidente como «Rojava», poniendo como condición que se cortara la ruta de ‎comunicación terrestre entre Irán y el Líbano –lo cual es nuevo. Turquía aceptó ese compromiso ‎a cambio de poder ocupar militarmente la franja de territorio sirio (de 32 kilómetros de ‎profundidad) a lo largo de la frontera común, espacio desde donde los artilleros kurdos podían bombardear ‎el territorio turco.

- Rusia hizo saber que no apoyaba a los grupos armados kurdos (YPG), que han cometido crímenes ‎contra la humanidad, y que aceptaría una intervención turca si se permitía el regreso de la ‎población cristiana a los territorios de donde fue expulsada, compromiso que Turquía aceptó.

- Siria hizo saber que no rechazaría de inmediato la intervención turca si sus tropas podían liberar ‎una extensión de territorio equivalente en la gobernación de Idlib, lo cual aceptó Turquía.

- Irán hizo saber que, aunque desaprueba toda intervención turca, su presencia en Siria sólo ‎busca proteger a las poblaciones chiitas y que no le interesa lo que suceda en «Rojava», ‎precisión de la cual Turquía tomó nota. ‎


El principio del fin de “Rojava” se produjo durante los encuentros de alto nivel ‎Rusia/Estados Unidos realizados en Tel Aviv y en Ginebra en junio y agosto de 2019.


Varios encuentros de alto nivel y cumbres fueron organizados para examinar las consecuencias de ‎esas posiciones y arreglar cuestiones secundarias –por ejemplo, el ejército turco no explotará el ‎petróleo en la franja fronteriza de suelo sirio sino que lo hará una compañía estadounidense. ‎Primeramente se realizaron los encuentros de alto nivel entre los consejeros de seguridad de ‎Rusia y Estados Unidos y luego se reuniron los jefes de Estado de Rusia, Turquía e Irán.

- El 22 de julio de 2019, Turquía anuncia la suspensión de su acuerdo migratorio con la Unión ‎Europea [17].

- El 3 de agosto, el presidente turco Erdogan nombra nuevos oficiales superiores, entre ellos ‎varios kurdos, y ordena la preparación de la operación militar en «Rojava» [18].‎

- El presidente Erdogan ordena también que el ejército turco se retire ante las fuerzas del Ejército ‎Árabe Sirio (el ejército regular de Siria) en la gobernación de Idlib, para que Siria pueda liberar allí ‎un territorio equivalente al que va a ser invadido por Turquía en el noreste.

- El 23 de agosto, el Pentágono ordena el desmantelamiento de las fortificaciones de las YPG para ‎que el ejército turco pueda realizar una ofensiva relámpago [19].‎

- El 31 de agosto, en respaldo al ejército del gobierno sirio, el Pentágono bombardea una reunión ‎de dirigentes de al-Qaeda en la región de Idlib utilizando datos de inteligencia ‎proporcionados por Turquía [20].‎

- El 18 de septiembre, el presidente Trump destituye a su consejero de seguridad nacional, John ‎Bolton, y nombra en ese cargo a Robert O’Brien, quien ya se había ocupado de “arreglar” las ‎consecuencias del golpe de Estado frustrado en Turquía en julio de 2016 [21].‎

- El 1º de octubre, el presidente Erdogan anuncia la relocalización inminente de 2 millones de ‎refugiados sirios en los territorios sirios designados como «Rojava» [22].‎

- El 5 de octubre, Estados Unidos solicita a los países miembros de la coalición internacional que ‎‎“recuperen” a sus ciudadanos yihadistas detenidos en «Rojava». El Reino Unido solicita que los yihadistas británicos sean enviados a Irak mientras que Francia y Alemania rechazan la petición ‎estadounidense [23].‎

- El 6 de octubre, Estados Unidos anuncia que ya no se considera responsable de los yihadistas detenidos ‎en «Rojava», territorio que va a quedar bajo la responsabilidad de Turquía.

- El 7 de octubre, las fuerzas especiales estadounidenses comienzan a retirarse de «Rojava».

- El 9 de octubre, tropas turcas –encabezadas específicamente por oficiales kurdos– y milicias ‎turcomanas que operan bajo la bandera del llamado «Ejército Libre Sirio» invaden la franja de territorio sirio de 32 kilómetros de profundidad a partir de la frontera turco-siria, territorio que ‎se hallaba bajo control de las YPG kurdas. ‎

La operación “Manantial de Paz” es perfectamente legal en derecho internacional si se limita a la ‎franja fronteriza de 32 kilómetros y si no inicia una ocupación turca por tiempo indefinido‎‎ [24]. Es por esa razón que el ejército turco utiliza las milicias turcomanas sirias ‎para perseguir a los kurdos de las YPG en el resto de «Rojava». ‎

Reunión de coordinación de la operación militar turca “Manantial de Paz” ‎en el bunker del palacio presidencial turco, en Ankara.

La prensa internacional, que no fue capaz de seguir la secuencia de acontecimientos en el terreno y se conformó con repetir las declaraciones oficiales contradictorias de los últimos meses, no sale de su ‎asombro. 

Todos los países denuncian a coro la operación militar turca –al igual que ‎Estados Unidos, Rusia, Israel, Irán y Siria– pero todos la negociaron y la avalaron. Los que ‎amenazan a Turquía harían bien en pensar en el posible regreso de “sus” yihadistas, fogueados ‎durante la larga guerra en Siria, que aún están en Idlib.

El Consejo de Seguridad de la ONU se reúne en sesión urgente, a solicitud del presidente francés ‎Emmanuel Macron y de la canciller alemana Angela Merkel. Para que no se vea que nadie ‎se opone realmente a la intervención turca –ni siquiera Francia– ese encuentro se hará a ‎puertas cerradas y ni siquiera habrá de emitirse una declaración del presidente del Consejo. ‎

Es poco probable que Siria, país exangüe, pueda recuperar de inmediato esa franja de territorio –‎Irak tampoco ha podido liberar la ciudad de Bachiqa, a 110 kilómetros de la frontera con Turquía, ‎y la Unión Europea tampoco ha liberado la tercera parte de Chipre, que Turquía ocupa ‎desde 1974. ‎


El 11 de octubre, Jens Soltenberg otorga a Turquía la bendición de ‎la OTAN.


A pesar de las solicitudes de Francia y Alemania, el Consejo Atlántico no se ha reunido. El 11 de ‎octubre, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, llega a Ankara para asegurarse de ‎que la operación está funcionando. Y celebra la grandeza de Turquía, ignorando así los llamados ‎de Alemania y Francia [25]. ‎

El 13 de octubre, ya en plena debacle, las YPG introducen cambios en su dirigencia. Siguiendo ‎los consejos de Rusia, los dirigentes kurdos –que siempre han mantenido negociaciones con la ‎República Árabe Siria– llegan a la base aérea rusa de Hmeimim para hacer una declaración de lealtad ‎‎a Siria [26]. Pero ‎algunos miembros de la dirección de las YPG cuestionan la renuncia al proyecto de «Rojava». ‎

El 14 de octubre, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anuncia la adopción de ‎sanciones contra Turquía. Pero son sanciones puramente simbólicas que permiten a Ankara ‎continuar su operación militar ignorando las críticas [27].‎

El presidente Trump logra así cerrar la cuestión de «Rojava». El ejército ruso ha tomado las ‎bases estadounidenses, abandonadas por las fuerzas de Estados Unidos, como mensaje que ‎confirma el lugar que Rusia ocupa ahora en la región… en lugar de Estados Unidos. Siria, ‎denuncia la intervención turca… pero ha liberado una cuarta parte de su territorio nacional. Turquía ‎resuelve la cuestión del terrorismo kurdo y se plantea resolver la de los refugiados sirios. ‎Para ella será grande la tentación de no detenerse ahí. ‎


Thierry Meyssan
Original de Red Voltaire
en una serie de tres artículos aquí unificados.

Genealogía del «problema kurdo»‎

El Kurdistán, obsesión del ‎colonialismo francés
La invasión turca en «Rojava»‎


Notas

[1] Esa estrategia fue mencionada por vez primera por el coronel Ralph Peters ‎en “Stability, America’s Ennemy”, Parameters 31-4 (revista del ejército de Estados Unidos), ‎invierno de 2001. Posteriormente fue expuesta con más claridad para el gran público por el ‎asistente del almirante Cebrowski en el libro The Pentagon’s New Map, Thomas P. M. Barnett, ‎Putnam Publishing Group, 2004. Finalmente, el coronel Ralph Peters publicó el mapa trazado por el ‎estado mayor estadounidense en “Blood borders – How a better Middle East would look”, Colonel Ralph Peters, Armed Forces ‎Journal, junio de 2006.
[2] Gran cantidad de documentos disponibles desde 2005 demuestran que el MI6 ‎preparó esta operación. Entre esos documentos están los correos electrónicos del ministerio ‎británico de Exteriores, dados a conocer por Derek Pasquill. Ver, Sous nos yeux. Du 11-‎Septembre à Donald Trump, Thierry Meyssan, Demi-Lune (2017).
[3] La existencia de ese acuerdo ‎secreto fue revelada en su momento por la prensa argelina. Diplomáticos sirios me ‎los describieron de forma detallada. Desgraciadamente, los archivos donde estaban depositados ‎en Damasco fueron trasladados precipitadamente en medio de un ataque yihadista y no están ‎disponibles actualmente. Pero ese documento se hará público cuando se haga el necesario ‎trabajo de búsqueda. Nota del Autor.
[4] “Imagining a ‎Remapped Middle East”, Robin Wright, The New York Times Sunday Review, 28 de ‎septiembre de 2013.
[5] «Yer: Amman, Tarih: 1, Konu: Musul», Akif Serhat, Özgür Gündem, 6 de julio ‎de 2014.
[6] “A ‎War Crime Or an Act of War?”, Stephen C. Pelletiere, The New York Times, 31 de enero de 2003.
[7] Los expertos en ‎antiterrorismo señalan que el modus operandi de esos dos atentados no corresponde a los ‎utilizados en los demás actos de terrorismo cuyo autoría había reclamado Daesh sino a la ‎organización militar extremadamente minuciosa de un acto de guerra deliberadamente ‎perpetrado por un Estado «El móvil de los atentados de París y Bruselas», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 28 de marzo de 2016.
[8] «Declaración de Rojava por una Siria federal», ‎‎Red Voltaire, 17 de marzo de 2016.
[9] Partido kurdo fundado en Turquía en 1978.
[10] «Las brigadas anarquistas de la OTAN», por Thierry Meyssan, ‎‎Red Voltaire, 12 de septiembre de 2017.
[11] «Ces revenants du Rojava qui inquiètent les services de renseignement», Matthieu Suc y Jacques Massey, Médiapart, 2 de septiembre ‎de 2019.
[12] “Secret Russian-Kurdish-Syrian military cooperation is happening in Syria’s eastern desert”, Robert Fisk, The Independent, 24 de julio de 2017.
[13] “Trump eyeing Arab ‘boots on the ‎ground’ to counter Iran in Syria”, Travis J. Tritten, ‎‎Washington Examiner, 29 de septiembre de 2018.
[14] “EXCLUSIVE: Saudi Arabia’s ‘strategic plan’ to take Turkey down”, David Hearst y Ragip Soylu, Middle East Eye, 5 de agosto de 2019.
[15] «Turquía renuncia nuevamente ‎al Califato, por segunda vez», por Thierry Meyssan, ‎‎Red Voltaire, 13 de agosto de 2019.
[16] «Turquía no se alineará con la OTAN ‎ni con la OTSC», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, ‎‎6 de agosto de 2019.
[17] «Turquía suspende su acuerdo con la ‎Unión Europea sobre los migrantes de ‎terceros países‎», ‎‎Red Voltaire, 31 de julio de 2019.
[18] «Turquía se prepara para invadir el norte ‎de Siria‎», Red Voltaire, 5 de agosto ‎de 2019.
[19] «Combatientes kurdos desmantelan sus ‎fortificaciones en el norte de Siria», Red Voltaire, 25 de agosto de 2019.
[20] «Bombardeos estadounidenses contra al-Qaeda en Idlib», Red Voltaire, 1º de septiembre de 2019.
[21] «El negociador sobre ‎rehenes, Robert O’Brien, designado nuevo ‎consejero de seguridad nacional», Red Voltaire, 20 de septiembre ‎de 2019.
[22] «El plan de Erdogan para el norte ‎de Siria», Red Voltaire, 2 de octubre de 2019.
[23] «Declaración de la Casa Blanca sobre los ‎terroristas del norte de Siria», Red Voltaire, 6 de octubre de 2019.
[24] «¿Qué es la operación “Manantial de Paz”?‎», Red Voltaire, 11 de ‎octubre de 2019.
[25] «Declaración del secretario general de la ‎OTAN sobre la operación turca ‎‎“Manantial de Paz”», por Jens Stoltenberg, Red Voltaire, 11 de octubre 2019.
[26] «El acuerdo de Hmeimim entre las ‎milicias kurdas y Siria», Red Voltaire, 15 de octubre de 2019.
[27] “Donald Trump Regarding Turkey’s Actions ‎in Northeast Syria”, por Donald Trump, Voltaire Network, 14 de octubre ‎de 2019.

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