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23 abril 2019

Analizando "Wall Street y el ascenso de Hitler"





Por Tito Andino U.
basado en el libro:
“Wall Street and the Rise of Hitler”
de Antony C. Sutton (y otros apuntes)



Este primer ensayo (vendrán otros) ha sido posible con la ayuda de los libros del destacado profesor, historiador y economista británico, Antony C. Sutton (1925 -2002), investigador de la Universidad de Stanford (Fundación Hoover) y profesor de economía en la UCLA (Universidad de California en los Ángeles). Sus estudios sobre la inversión occidental en la extinta URSS con capital y tecnología destapó la curiosidad de varios teóricos de la “conspiración”. Su trabajo “Western Technology and Soviet Economic Development” (Tecnología occidental y desarrollo económico soviético) consta de tres tomos, en el afirma que el 95% de la infraestructura industrial soviética fue montada con ayuda técnica occidental y que el financiamiento fue concedido por préstamos de los Estados Unidos y otros  gobiernos de Europa. 

Sus posteriores trabajos: “Wall Street and the Bolshevik Revolution” (Wall Street y la Revolución Bolchevique); “Wall Street and the Rise of Hitler” (Wall Street y el ascenso de Hitler); y, “Wall Street and FDR” (Wall Street y Franklin Delano Roosevelt), profundizan no solo en las altas finanzas de Wall Street para desarrollar tanto la economía soviética como el ascenso de los nazis y de Roosevelt, su intención -naturalmente- conquistar grandes beneficios económicos. 

Uno de los trabajos más conocidos del profesor Sutton es su libro “America's Secret Establishment: An Introduction to the Order of Skull & Bones” (Los secretos del Establishment Americano: Una Introducción a la Orden de los Skull & Bones). A raíz de su análisis sobre la Orden de los ‘Skull & Bones’ se le catalogó como conspiranoico

La primera parte de "Wall Street and the Rise of Hitler" detalla la "construcción de los carteles alemanes a través de los Planes Dawes y Young en los años veinte. Estos carteles eran los mayores partidarios de Hitler y el nazismo, y fueron directamente responsables para llevar a los nazis al poder en 1933". (American IG Farben, General Electric, Standard Oil of New Jersey, Ford y otras empresas americanas). La segunda parte documenta concienzudamente la forma de financiación.




El libro explora los orígenes del nazismo, la introducción precisa que no sólo los industriales alemanes financiaron el ascenso nazi, el "honor" también corresponde atribuirle a las altas finanzas de Wall Street. El autor tiene un gran mérito para el estudio económico del nazismo, se apoyó en los archivos de los Tribunales Militares de Nuremberg, "un área de investigación histórica totalmente inexplorada por el mundo académico", hasta ese entonces. 

La obra analiza la capacidad de producción de empresas como IG Farben y otras que elaboraban desde explosivos hasta el gas ‘Zyklon B’, eso solamente fue posible gracias a los créditos concedidos por el “Plan Dawes” y la exportación de tecnología norteamericana. Así como otros temas referentes a las grandes empresas alemanas subsidiarias o relacionadas con las corporaciones estadounidenses en la producción de gasolina sintética.

El profesor Sutton fue pionero e inspiración para que futuras investigaciones profundicen el estudio sobre las grandes corporaciones norteamericanas que trabajaron codo a codo con sus subsidiarias alemanes en plena guerra mundial. Pierre de Villemarest, periodista francés expresó que "Sutton fue el único autor que escudriñó en los contratos gracias a los cuales los totalitarismos nazi y soviéticos han podido vivir y sobrevivir económicamente". Richard Pipes, ex analista de la CIA y profesor de Harvard enfatizaba en “Survival Is Not Enough: Soviet Realities and America's Future” (1984) que "Sutton llegó a conclusiones incómodas para muchos empresarios y economistas. Por esta razón su obra tiende a ser desestimada como extremista o, más a menudo, simplemente ignorada"

Otros autores que destacan por su investigación en la temática son, por mencionar algunos: Edwin Black en "IBM and the Holocaust: The Strategic Alliance between Nazi Germany and America’s Most Powerful Corporation (2001) (IBM y el Holocausto: La alianza estratégica entre la Alemania nazi y la corporación más poderosa de Estados Unidos); Walter Hofer y Herbert R. Reginbogin, en "Hitler, der Westen und die Schweiz 1936–1945" ( 2002) (Hitler, Occidente y Suiza 1936-1945); Reinhold Billstein, Karola Fings, Anita Kugler y Nicholas Levis, en "Working for the Enemy: Ford, General Motors, and Forced Labor during the Second World War" ( 2000) (Trabajando para el enemigo: Ford, General Motors y el trabajo forzado durante la Segunda Guerra Mundial); James y Suzanne Pool en "Who financed Hitler". (Quién financió a Hitler) con el subtítulo "Cómo construyó Hitler la base de la que surgiría el III Reich... a través de sociedades interpuestas, sobornos y chantaje" (1981). También es interesante citar Research Findings About Ford-Werke Under the Nazi Regime (Dearborn, MI: Ford Motor Company, 2001) (Resultados de la investigación sobre Ford-Werke bajo el régimen nazi). 


Un fotomontaje de la época, su autor John Heartfield, sketch para el cartel: "Fritz Thyssen juega con el títere Adolf Hitler", 1933 publicado en la revista alemana AIZ (Allgemeine Illustrierte Zeitung) de tendencia comunista. El texto dice: ¿Herramienta en la mano de dios?... Juguete en la mano de Thyssen!


De forma contundente, Sutton afirmaba, por citar un caso, que sin Wall Street nunca habrían visto luz empresas como IG Farben o personajes como Hitler. Casos tempranos, como del industrial Fritz Thyssen, ya aportaban dinero a Hitler y a los nazis desde 1923, hecho admitido en sus memorias “Yo financié a Hitler” (1941); y, no lo hizo porque le caía bien o porque era un "raro" político, su función como gran industrial era, imperativamente, acabar con el radicalismo del movimiento obrero que estuvo a punto de triunfar durante el periodo revolucionario tras la derrota en la Gran Guerra, el grupo de Hitler brindaba esa garantía.

No solo vale la pena, es necesario volver a destacar un fragmento del maestro Eduardo Galeano en su obra “Espejos: una historia casi universal”, titulado "Los amigos de Hitler", una corta y soberbia explicación que describe la fusión entre las transnacionales de los Estados Unidos y Alemania, bajo complicidad de la iglesia y la también sacrosanta banca suiza. Sin esa asociación internacional la toma del poder por parte del nazismo y el posterior sometimiento de Europa no hubiese sido plausible. Leamos brevemente a Eduardo Galeano:

“Los amigos de Adolf Hitler tienen mala memoria, pero la aventura nazi no hubiera sido posible sin la ayuda que de ellos recibió.
Como sus colegas Mussolini y Franco, Hitler contó con el temprano beneplácito de la Iglesia Católica.
Hugo Boss vistió su ejército.
Bertelsmann publicó las obras que instruyeron a sus oficiales.
Sus aviones volaban gracias al combustible de la Standard Oil (hoy Exxon y Chevron), sus soldados viajaban en camiones y jeeps marca Ford.
Henry Ford, autor de esos vehículos y del libro El judío internacional, fue su musa inspiradora. Hitler se lo agradeció condecorándolo.
También condecoró al presidente de la IBM, la empresa que hizo posible la identificación de los judíos.
La Rockefeller Foundation financió investigaciones raciales y racistas de la medicina nazi.
Joe Kennedy, padre del presidente, era embajador de los Estados Unidos en Londres, pero más parecía embajador de Alemania. Y Prescott Bush, padre y abuelo de presidentes, fue colaborador de Fritz Thyssen, quien puso su fortuna al servicio de Hitler.
El Deutsche Bank financió la construcción del campo de concentración de Auschwitz.
El consorcio IGFarben, el gigante de la industria química alemana, que después pasó a llamarse Bayer, Basf o Hoechst, usaba como conejillos de Indias a los prisioneros de los campos, y además los usaba de mano de obra. Estos obreros esclavos producían de todo, incluyendo el gas que iba a matarlos.
Los prisioneros trabajaban también para otras empresas, como Krupp, Thyssen, Siemens, Varta, Bosch, Daimler Benz, Volkswagen y BMW, que eran la base económica de los delirios nazis.
Los bancos suizos ganaron dinerales comprando a Hitler el oro de sus víctimas: sus alhajas y sus dientes. El oro entraba en Suiza con asombrosa facilidad, mientras la frontera estaba cerrada a cal y canto para los fugitivos de carne y hueso.
Coca-Cola inventó la Fanta para el mercado alemán en plena guerra. En ese período, también Unilever, Westinghouse y General Electric multiplicaron allí sus inversiones y sus ganancias. Cuando la guerra terminó, la empresa ITT recibió una millonaria indemnización porque los bombardeos aliados habían dañado sus fábricas en Alemania”.

Siglo XXI Editores (España Madrid, 2008)



Lo que comúnmente denominamos fascismo no surge de las bases populares ni marginadas, tampoco de la clásica pequeña burguesía, surge del monopólico poder económico e industrial ante el advenimiento de corrientes sociales que perturban al sistema capitalista.

El Imperio hitleriano no es una aparición espontánea, no estaba opuesto a las potencias occidentales que le impusieron el Tratado de Versalles, porque todos eran conscientes que Alemania no podría pagar las obligaciones contraídas, pero el kit del asunto no era "cobrar deudas" sino manejar su economía; por tanto, basta de buscar el quinto pie al gato, el nazismo, dentro del Imperio Alemán de posguerra, fue una creación del sinarquismo, un moderno ensayo internacional de la industria y la banca para manejar un estado (ya lo venía haciendo en otros lugares desde la Revolución Francesa). 

El "Socialismo Corporativo" es una temática que aborda el profesor Sutton, es decir, el sometimiento de la sociedad civil al control totalitario del Estado (algunos le denominan fascismo), que, a su vez, depende de la gran banca y la industria (al sinarquismo, hoy suele denominarse Complejo Militar - Industrial). Otros notables estudios concluyen con similares análisis. En sus libros, ha podido -sin mencionar nunca el término sinarquismo- descifrar el misterio, el punto real del problema: 

"Cualquier cosa que usted llama sistema colectivista - socialismo soviético, socialismo del Nuevo Trato, socialismo corporativo, o nacional socialismo - es el ciudadano medio, el tipo en la calle quien finalmente pierde de vista a los muchachos que ejecutan la operación en la cima".

Anthony Sutton se pronunció siempre como partidario del libre comercio ante esquemas como el corporativismo y los grandes lobbies. 

"Cada sistema, en su propia manera, es un sistema de pillaje, un dispositivo orgánico para hacer vivir a todos (o intentando vivir) a costa de todos los demás, mientras los líderes elitistas, los gobernantes y los políticos, revenden la crema desde la cima. El papel de esta élite americana de poder en el ascenso de Hitler también debe verse junto con un aspecto poco conocido del hitlerismo que se explora sólo ahora: los orígenes místicos del nazismo, y sus relaciones con la Sociedad de Thule y con otros grupos misteriosos... extrañan un elemento igualmente tan importante como los orígenes financieros del Nacional Socialismo".

Si, en muchos sentidos, el nazismo dependió de las decisiones místicas de sus líderes, había que esperar que el Dr. Goebbles consulte el horóscopo, que Himmler conjure al Rey Heinrich (el Cazador), que Hitler "levite", que el excéntrico Hess se ponga en contacto con el más allá, etc.; mientras Hjlmar Schacht vivía con los nervios destrozados coordinando los temas banales de la economía. 

El nazismo puede ser explicado como fenómeno social, cultural, político, económico, etc., incluso se puede atribuir su origen al Tratado de Versalles, a la depresión, a la inflación, al auge del comunismo y a otras muchas cosas, todos esos factores y muchos más tienen importancia, se interrelacionan. No obstante, el elemento crucial para entender el nazismo es la medida en que, deliberadamente, activó el impulso religioso del pueblo alemán. 


"Fue la dimensión religiosa del nazismo la que inspiró el dinamismo, el fanatismo histérico, la energía y la ferocidad demoníacas. Cabría argüir que el Tercer Reich fue el primer estado de la historia de Occidente, desde la antigua Roma, que se basó fundamentalmente, no en principios políticos, económicos o sociales, sino en principios religiosos, en principios 'mágicos'. Y más que un político, más incluso que un demagogo, el que se proclamaba su líder era un hechicero".


Volvamos al tema central. Suele ser inexplicable para muchos que Wall Street haya apoyado la caída del zar ruso y la ascensión de Hitler, así como un difícil rompecabezas de armar entre Wall Street y personajes tan dispares como Lenin y Hitler, a quienes financió y finalmente convirtió en feroces adversarios, originando la segunda guerra mundial. De este tipo de circunstancias se valen, con relativo éxito, los "revisionistas" y apologistas de la gran conspiración mundial judío-masónico-comunista.

Tampoco seré yo quien niegue que muchos (bastantes) mozos de la banca internacional son judíos, por supuesto que sí, es verdad. En los Estados Unidos los banqueros judíos representan política y económicamente un lobby de influencia directo en el poder, innegable. Pero, a estas alturas del siglo XXI seguir creyendo en el embuste conspiranoico nacido de la propaganda nazi sobre la gran conspiración “judeo-masónico-comunista” es algo que debe producir risa más que preocupación, a pesar del tiempo transcurrido y las evidencias, sigue siendo muy popular en Hispanoamérica. 

Los neonazis son "buenos nacionalistas” y como tales siguen lamentándose que las crisis hayan provenido fuera de Alemania (que no es su país). Una especie de laguna mental opera en sus reducidos cerebros y no comprenden que gran parte de la financiación del movimiento nazi provenía del extranjero, sus mandos percibían remuneraciones en moneda extranjera. 


"Los únicos apellidos que hoy asociamos a los nazis son Goebbels, Goering, Himmler, Keitel, Rommel, Hess... Pero no son todos; ni siquiera son los más importantes. Esos eran los que cobraban, pero ¿quién puso el dinero para pagarles a ellos?
Los nazis que en 1939 desataron la Segunda Guerra Mundial tienen apellidos alemanes tanto como estadounidenses. Eran financieros como Du Pont, Morgan, Rockefeller, Lamont y otros. A ellos se les podían añadir los nombres de los industriales, como Henri Ford, condecorado por Hitler, así como los suizos, que cumplieron un papel propio tanto como intermediario.
Por eso nadie investiga el viaje de Hitler a Zurich en 1923 y el dinero que allí le entregaron (posiblemente Henry Deterding, el patrón de la petrolera Shell) para dar el Golpe de Estado de aquel año. Tampoco pregunta nadie por la entrevista entre Hitler y el financiero británico Norman Montagu un año antes de llegar a la Cancillería. A nadie le suena el nombre de Wilhelm Gustloff, un banquero suizo que, a la vez, era dirigente de primera hora del aparato nazi en el exterior. Tampoco suena el nombre de Max Warburg, director de IG Farben, cuyo hermano era el director del Banco de Reserva Federal de Nueva York, Paul Warburg". (Juan Manuel Olarieta.- Fascismo e imperialismo: el mito de la ‘autarquía’ del III Reich)


Parte del material recopilado por el profesor Sutton, de forma metódica es utilizado abusiva y desinformativamente por pseudo historiadores que publicitan la ideológica nazi, el cometido es tergiversar y modificar, con fines propagandísticos, el basto cúmulo de información que nos legó. Curiosamente, el "revisionismo" neo nazi "olvidó" la existencia del libro “Wall Street y el Ascenso de Hitler”, no es, ni por broma, citado por el fanatismo neonazi que nos bombardea, únicamente, con las publicaciones sobre la financiación a los soviets. 

En este breve reportaje no estudiaremos el modus operandi de Wall Street, ni analizaremos el 'gran viraje de Hitler" hacia el camino de la guerra, al mismo tiempo que permitía que las subsidiarias alemanas de las grandes corporaciones estadounidenses siguieran produciendo materiales para su lucha por el "espacio vital" (vendrán dos artículos más). 

Ponemos a consideración del lector, en la sección Libros en PDF (barra lateral derecha del blog) la obra completa del investigador británico en su versión castellana. 


La justicia Aliada de posguerra



En la introducción de "Wall Street y la Ascensión de Hitler", subtitulado "Facetas inexploradas del nazismo" se describe la obra de Stewart Martin, "Todos Hombres Honorables" (1950), Martin fue Jefe de la Sección Guerra Económica del Departamento de Justicia y estudió la estructura industrial nazi

"Martin afirma que hombres de negocios americanos y británicos consiguieron ser nombrados en posiciones clave en esta investigación de posguerra para desviar, ahogar y embozar la investigación de los industriales nazis y así mantener oculto su propio compromiso"

Tras la posguerra era común encontrar gente "respetable" que defendían a los hombres de negocios alemanes bajo un manto de inocencia y ninguna complicidad con el régimen nazi. Según Martin eso tenía un propósito, "un esfuerzo convenido para proteger a hombres de negocios nazis" que necesariamente sirve para 

"proteger los elementos colaboradores del negocio americano y británico...Los hombres de negocios alemanes podrían descubrir muchos hechos incómodos: a cambio para protección, ellos dijeron muy poco. No es indudablemente coincidente que los industriales de Hitler en el juicio de Nuremberg recibieron menos de una palmada en la muñeca".

Recordemos que el delegado alemán en el Banco de Pagos Internacionales era el presidente del Reichsbank y financiero de Hitler, Dr. Hjalmar Horace Greeley Schacht. Schacht, junto a Ernst "Putzi" Hanfstaengl eran la conexión Wall Street - Alemania nazi.  



La existencia de un grupo complaciente con los nazis está demostrado, se hallaban enquistados en el sector financiero-industrial. Grandes hombres de negocios alemanes, de la Europa occidental y de los Estados Unidos de América lucraron inmensamente gracias a su alianza con los jerarcas nazis desde antes que estos asuman el mando y hasta los últimos días de Hitler. 


No solo amasaron fortunas en los mercados sino que especularon con el complaciente capitalismo fascista -corporativismo- impuesto por Hitler y sus “sabios” de la economía. 

Hace algunos meses en este blog publicamos un excelente artículo sobre Las elites nacionalsocialistas y los asesinos de despacho , allí se detallan las hazañas de ciertos personajes de la industria alemana y la macabra forma en que las autoridades de control aliado perdonaron a decenas de criminales arropados en un blindaje de impunidad: "industriales". La mayoría pasaron cortas vacaciones en un hotel con rejas, luego fueron liberados y llamados a reconstruir Alemania, las víctimas alemanas y europeas fueron rápidamente olvidadas.

El muy conocido Fritz Thyssen, fue uno de los tantos ejemplos de la benevolente justicia Aliada (Occidental), bajo el pretexto de haber "roto relaciones" con Hitler antes del estallido de la guerra, no obstante sus industrias siguieron produciendo y trabajando para el régimen; el pobre Thyssen la pasó mal un tiempo, primero los nazis lo encarcelaron, tras ser liberado en 1945 por los estadounidenses, tuvo que contemplar estupefacto como se ordenaba la liquidación de su complejo industrial, acto que no duró mucho tiempo, la Justicia Aliada lo perdonó y volvió a lo que sabía, la industria del acero, junto a otra familia caída en desgracia, los Krupp. Casos similares se cuentan por decenas.


John J. McCoy, abogado, político y banquero, Subsecretario de Guerra de los EEUU durante el conflicto mundial, además, segundo presidente del Banco Mundial - marzo 1947 a junio 1949-. Nombrado Primer Alto Comisionado de Estados Unidos para Alemania, en septiembre de 1949, función que ostentó hasta agosto de 1952, lapso suficiente para ser conocido como el "Virrey de la naciente Alemania Occidental". 

McCoy es el hombre que conmutó las sentencias de los criminales nazis que pertenecían a la banca e industria alemana. Contrario a lo que dicen algunas fuentes, McCloy consultó a Washington si estaba facultado para revisar las sentencias condenatorias de los diferentes procesos de los Tribunales Militares para juzgar a los criminales de guerra alemanes (Konrad Adenauer, el nuevo canciller alemán lo apoyaba). Muy pronto recibió el visto bueno, entonces creó una figura jurídica denominada 'Comité de Clemencia sobre los Criminales de Guerra Nazis'


Desde enero de 1951 McCoy se encargó personalmente en dejar sin efecto las sentencias contra industriales y banqueros nazis encarcelados y condenados, hasta conmutó algunas sentencias de muerte (el espectro de esta revisión no solo concernió a los baqueros e industriales, se amplió a los médicos de los campos de exterminio, a varios notorios criminales de las SS y militares de la Wehrmacht). 

Un excelente reportaje de "El Confidencial", relata como

"en junio de 1950, en una sala de la prisión de Landsberg, Alemania, ocho presos con su uniforme de rayas rojas se reunieron alrededor de una mesa para planificar el incremento de producción de la cuenca del Rhur​. Envueltos entre el humo de los puros americanos y bien provistos de los mejores vinos y de manjares traídos del exterior como fruta fresca, lujos inconcebibles entre rejas, trazaron tranquilamente las directrices a seguir, tal y como habían realizado tan sólo cinco años antes a las órdenes de Adolf Hitler. Presididos por Alfred Krupp se trataba, sencillamente, del consejo de dirección en pleno de la corporación Krupp, la misma que había servido al Tercer Reich y colaborado en la consecución de la Solución Final, el motivo por el que estaban confinados en Landsberg. Todos habían sido hallados culpables durante los Juicios de Nuremberg y condenados a 12 años de cárcel".


EPÍLOGO

Hemos repasado antes un escabroso tema, la "economía nazi", explicamos la famosa fórmula aplicada -la de verdad- en la era hitleriana, la economía de compulsión (zwangswirtschaft) en El "Trono de Oro" y otros mitos de la economía nazi

En el mercado, perdón... en internet, el lector puede encontrar cientos de "artículos" relacionados con los nazis y sus "virtudes" económicas. Tenemos aquellas páginas neonazis que aplican el clásico "copio y pego", se rasgan las vestiduras para "demostrar", citando a Salvador Borrego y otros "revisionistas" (aunque no demuestran nada), como la Alemania nazi sobrevivió largos años mediante el "trueque"; hay otros que afirman que si... vale, que hubo aportes de industriales pero insignificantes; otros de plano, declaran "bajo juramento" que su amado führer jamás se ensució sus santas manos con dinero proveniente de la "banca internacional" ("judía" por descontado). En fin, cada neonazi defiende a su amo a su manera.

De nada sirve todo aquello. No seamos tan duros con estos pelafustanes, un poco de justicia histórica (que ellos jamás nos brindarán). Al no estar capacitados ni moral ni intelectualmente, les daremos una pequeña lección. 

El trueque, no en el sentido que los neonazis tratan de vendernos gato por liebre, es una figura jurídica que opera universalmente, no es invento hitleriano, como tampoco lo fueron las transacciones, sobre todo de petróleo que hicieron los nazis, no hay nada de originalidad en ello. Los neonazis hablan de "trueque" que jurídicamente es muy diferente a lo que hacían los nazis. 

Desde mucho antes de 1930 los gobiernos alemanes, ante la dura crisis mundial, aplicaron el comercio de compensación ante la escasez de divisas. Al menos -en teoría- el sistema consistía en intercambiar mercancías equivalentes, pero no podía operar siempre con temas tan variables como el petróleo, para el cual debían suscribir contratos de permuta. Se impulsó el comercio bilateral (en especial con el sureste de Europa) y Latinoamérica; por ejemplo, en 1932 ya se planteó a "México la propuesta de venderles materias primas (petróleo, café, arroz, plata) a cambio de maquinaria, tal como la URSS, Brasil y Venezuela lo hacían ya con Alemania. En la proposición se señalaron las virtudes del acuerdo para México, a la sazón sin capital para realizar varios proyectos de industrialización e importación de camiones de motores diesel, plantas hidroeléctricas" (este proyecto, al igual que otros, no llegó a cristalizarse). No obstante el interés alemán por el comercio de compensación con México continuó a lo largo de 1932 para intercambiar productos naturales mexicanos por manufacturas alemanas. Otro ejemplo fue aquel en que la casa Gebrüder Levysohn presentó una oferta para vender a México diez camiones de carga modernos, usados, por un valor de 325.000 francos suizos, a cambio, la casa pedía bencina o animales. 

Como vemos, nada es inventiva nazi. Hitler continuó esas políticas económicas; característico en él, se apoderó de los programas de otros. Desde 1933, asumió el control del comercio exterior e introdujo algunas variantes al sistema de compensación y liquidación (clearing)"consistente en sustituir la compraventa con divisas por un trueque institucionalizado, supervisado por el gobierno y realizado a través de las cuentas especiales para extranjeros en pagos en el interior, valuadas en marcos de compensación o ASKI (siglas, en alemán, de las cuentas especiales extranjeras para pagos en el interior)". 

Gracias a este comercio, Alemania adquirió mercancías sin sacar divisas de su territorio, extendiendo su influencia, pero sigue siendo muy relativo ese papel en Latinoamérica, el destino de las permutas era muy variable. 

En 1934 Hitler reguló el comercio y los pagos a través del sistema de compensación y la subvención de las exportaciones. Alemania buscaba en América Latina controlar los negocios del área y la obtención inmediata de víveres y materias primas por medio de permutas (entre 1933 y 1939 Alemania firmó convenios con varios países latinoamericanos). Pero, en general el programa fue insignificante ante los niveles del comercio mundial - los nazis a toda costa solo pretendían conservar sus divisas -.

Para concluir esta primera entrega, a su disposición el siguiente e ilustrativo video, una entrevista al Dr. Antony Sutton.

Video:



Wall Street, Nazis y La Revolución Bolchevique

Entrevista con subtítulos en castellano



Ir a la segunda parte.


Profits über Alles! Corporaciones Americanas y Hitler


Algunos temas consultados:

- Fascismo e imperialismo: el mito de la ‘autarquía’ del III Reich.- Juan Manuel Olarieta
- Las grandes compañías que colaboraron con la Alemania nazi de Hitler
- McCloy, el 'virrey' americano que liberó a los empresarios de Hitler
- El comercio de compensación germano-mexicano (1933-1942)

03 enero 2019

La City de Londres, Wall Street y la reconquista de Estados Unidos en la era del capitalismo financiero


El centro financiero de Londres, la City.

por David Quinn


Nota previa del redactor del blog

Una monumental investigación del profesor Carroll Quigley "Tragedy and Hope. A history of the world in our Time". Volúmenes I-VIII (New York. The Macmillan Company. 1966), por su carácter histórico, sigue siendo referente de los estudiosos de la economía y de los conflictos globales. 

Tragedy and Hope, conforme una corta reseña del libro estipula que el período entre 1895-1950 es la transición del mundo dominado por Europa en el siglo XIX al mundo de los tres bloques en el siglo XX. Con claridad, perspectiva e impacto acumulativo, el profesor Quigley examina la naturaleza de esa transición a través de dos guerras mundiales y una depresión económica mundial. Como historiador interpretativo, intenta mostrar cada evento en toda la complejidad de su contexto histórico. El resultado es un trabajo único, notable de varias maneras. Da una imagen del mundo en términos de la influencia de diferentes culturas y perspectivas entre sí; muestra, más completamente que en cualquier trabajo similar, la influencia de la ciencia y la tecnología en la vida humana; y explica, con una claridad sin precedentes, cómo los intrincados patrones financieros y comerciales de Occidente antes de 1914 influyeron en el desarrollo del mundo actual.

Y, aunque la especialidad de este blog no es la economía, no deja de estar relacionada con la geopolítica y los conflictos mundiales. La City de Londres, junto a otros territorios británicos (muchos), continúan siendo paraísos fiscales. Hasta mediados del 2018, en Londres existían alrededor de 41.000 propiedades offshore, que representa un capital aproximado de 38.000 millones de euros, la incógnita es saber qué pasará después del Brexit. Londres se divide en dos: la ciudad de Londres, propiamente dicha, administrada por su Alcalde  (Mayor of London), y la City de Londres, con su propio alcalde (Lord Mayor of London), que en la práctica es el representante y defensor financiero de todo el Reino Unido, con amplia facultad para decidir y apoyar los negocios y cuestiones de las altas finanzas, dentro y fuera de la City. 

Recordemos que una guerra no se gana en el campo de batalla, una guerra solo puede ser ganada con el sustento de un poder económico combinado con la producción industrial, los seres humanos son solo carne de cañón en esa terrible competencia por apoderarse de los mercados desde tiempos anteriores a la época colonial y con mayor razón durante la primera y segunda guerra mundial. Pasando por todos los conflictos del siglo XX y los que se han desatados en estas dos primeras décadas del siglo XXI, no hay un solo conflicto en que los intereses económicos y la explotación de los recursos naturales de las naciones atacadas haya estado presente. 


Una puntualización previa que desmitifica a los Rothschild, es muy necesaria para valorar el artículo que viene a continuación, personas que se juegan la vida investigando sobre el terreno, afirman que personajes como George Soros, la familia Rothschild y otros, son a su vez, una tapadera que permite dominar la economía global, manipulando los mercados, en otras palabras, especulando financieramente.

La mayoría de la gente se limita a creer en una gran conspiración, supuestamente sionista, la literatura al respecto es prolífera, se escribe mucho sobre ese tipo de personajes, pero en realidad no nos dicen gran cosa, casi nada, son las versiones conspiracionistas muy de moda en internet.

Lo que muy pocos conocen es que Soros, los Rothschild, etc, por intermedio de grandes y diferentes corporaciones son apenas la punta visible de una enorme RED SECRETA de INTERESES FINANCIEROS PRIVADOS, controlados por las principales familias ARISTOCRÁTICAS y REALES de EUROPA, centrada en la CASA BRITÁNICA de WINDSOR. Este enfoque ya lo revisamos en los capítulos dedicados a George Soros, "el mago" (ver notas a pie de página). Casi nadie de los teóricos conspiranoicos, en su vida, han escuchado hablar del CLUB DE LAS ISLAS, edificado sobre los restos del Imperio Británico tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, su sede es Londres, precisamente en la City. La existencia de este círculo fue desenmascarado en 1964 tras la aparición de un polémico libro"Treason in America" (Traición en América) de Anton Chaitkin. En muchos sentidos, el Club de las Islas mantenía el modelo de la Compañía anglo-holandesa de las Indias Orientales del siglo XVII. 

No hay referencias públicas del Club de las Islas, No existen listas de socios ni invitados (que es el caso del Club Bilderberg). Solo los implicados saben quiénes son. Los estudiosos creen que controlan unos 10 mil billones de dólares en activos financieros (diez trillones), dominan el suministro mundial de petróleo, oro, diamantes y muchas otras materias primas vitales; esos activos se despliegan en función de una agenda geopolítica.

Los Rothschild, los Soros y otros son de aquellos que en la Edad Media se denominaban Hofjuden, “judíos de la Corte”, que gozaban de la protección de las familias reales y aristocráticas, ya que el préstamo de dinero era prohibido por la iglesia y los judíos gozaban de esa "licencia celestial" para realizar este tipo de transacciones. (Este tema, también, ya lo tratamos en otra ponencia. Apuntes sobre el sionismo, Cuarta Parte, ver las notas a pie de página). 

Los más importantes de tales “judíos que no son judíos” son los Rothschild, impulsores de la carrera de Soros. No se sorprendan que, como miembros del Club de las Islas, son criados de la FAMILIA REAL BRITÁNICA, una relación que proviene de los tiempos en que Hesse-Kassel (estado independiente de la vieja Alemania) vendió a los británicos tropas hessianas para luchar contra George Washington durante la Guerra de Independencia americana.  En el caso de George Soros, su identidad judía solo tiene un valor utilitario para él, en lugar de ser una fuente de valores morales. Soros es una persona cínica, ambiciosa, por eso fue el recluta ideal para la red de inteligencia británica de posguerra.

Soros y los intereses de los Rothschild prefieren mantener sus vínculos a la sombra, esconden muy bien a sus amigos en la City de Londres, en el Ministerio de Asuntos Exteriores británico, los círculos financieros estadounidenses y en Israel.  

En el sector financiero se ha forjado el mito que esta gente son los “genios financieros de las inversiones en solitario" y de los "fondos alternativos" (considerados por las agencias internacionales de policía como la manera más fácil de blanquear dinero ilegal); pero, como en el caso particular de George Soros, éste nunca hace una inversión importante sin disponer antes de información privilegiada confidencial

Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, la familia Rothschild se ha esforzado mucho por crear un mito público sobre su propia insignificancia. La familia ha gastado sumas significativas en cultivar una imagen como familia de ricos, pero tranquilos, “caballeros”, algunos de los cuales prefieren cultivar exquisitos vinos franceses, mientras otros se dedican a la filantropía; o, implicándose en la creación de Israel. El banco N.M. Rothschild, de Londres, es el centro de varias operaciones de inteligencia, en más de una ocasión se ha descubierto un vínculo con desagradables sujetos del crimen organizado internacional. La familia prefiere mantener tales vinculaciones en secreto y lejos de su oficina central de Londres, a través de sucursales menos conocidas como el Zurich Rothschild Bank AG o el Rothschild Italia de Milán, el banco del socio de Soros, Richard Katz, etc. 

En fin, demos paso a la ponencia principal de esta entrega.



t. andino



***

"Comenzó alrededor de 1850, alcanzó su pico alrededor de 1914, y terminó alrededor de 1932. Las formas típicas de organización económica eran la sociedad de responsabilidad limitada y el holding. Fue un período de gestión financiera o bancaria más que de gestión de propietarios como en el primer período del capitalismo industrial". 

Una imagen habla más que mil palabras. El príncipe Carlos con Evelyn de Rothschild en Londres (26 marzo 2015), la fotografía fue durante una recepción para salvar en Asia a los elefantes en extención. 

La City 

(En inglés, "the City of London" se refiere al condado que abarca el centro histórico y el distrito de negocios central de la ciudad de Londres, y a menudo se le llama simplemente "the City". Para distinguirlo de la ciudad de Londres, utilizamos el término inglés "City". NdeT.) 

En los dos milenios transcurridos desde que los romanos fortificaron el punto de cruce más bajo del río Támesis, la riqueza de la City de Londres ha garantizado que ni la Corona ni el Parlamento pudieran subordinarla. Desde un principio, la City se convirtió en la potencia dominante en la política exterior y las finanzas gubernamentales en Gran Bretaña (originalmente Inglaterra). La plantación del Ulster y las Cartas Reales de la Compañía Levant y la Compañía de las Indias Orientales fueron orquestadas por poderosos financieros de la City. Tradicionalmente, y ante la ira de sucesivas generaciones de fabricantes británicos, la City de Londres prefirió las inversiones internacionales a las inversiones en la industria local. 

El uso de la deuda como arma no fue inventado por los financieros de la City de Londres, sino que perfeccionaron la técnica en los años anteriores a la Era del Capitalismo Financiero.

En el momento en que Europa estaba luchando por detener el avance de Napoleón y se vieron obligados a pedir prestado para financiar sus gastos extras, en la desesperación se dirigieron a la City. A partir de este momento, los financieros de la City habían llevado a los gobernantes de Europa a la esclavitud de la deuda, bajo la gestión financiera y bancaria.

"La derrota de Napoleón en 1815 (el Banco de Inglaterra, la City y los Rothschild jugaron un papel clave financiando a los enemigos del Emperador), la expansión del Imperio y la Revolución Industrial, permitieron a Gran Bretaña establecer su posición como hegemonía internacional con supremacía en la industria, el transporte marítimo y las finanzas....[La City] prefirió las oportunidades más rentables ofrecidas por el financiamiento del comercio y las guerras extranjeras, la concesión de préstamos a los gobiernos y la generación de oportunidades de inversión especulativa. La producción industrial capitalista, como la agricultura antes que ella, dependía en gran medida de fuentes de financiación regionales y locales..." (Lambie, p. 341).

No podemos hablar de la City de Londres en este periodo sin hacer una mención especial a la familia Rothschild. Entre 1808 y 1859 desarrollaron un fondo de capital y un servicio de inteligencia con el que sus rivales no podían competir. Más de la mitad de todos los bonos soberanos colocados en Londres (el centro financiero mundial) fueron emitidos por los Rothschild, con un valor nominal de más de 42 millones de libras esterlinas (Ferguson 2009, pág. 87). En 1852 su capital combinado era de 9,5 millones de libras esterlinas. En 1899 era de 41 millones de libras esterlinas, empequeñeciendo a Baring Brothers, a la Banque de France y a los principales bancos anónimos alemanes (Ferguson 2009, p. 89)

Los Rothschild eran tan poderosos que, cuando en 1846 el Primer Ministro Lord John Russell les ofreció el título de Baronet, Lionel lo rechazó porque a otros judíos practicantes ya se les había concedido el título. "El príncipe Alberto reporta que dijo: "¿No tienes nada mejor que ofrecerme?" Esta franqueza era digna de su padre, pero su madre Ana estaba indignada..." (Ferguson 2000, p. 25). Sólo un Rothschild puede tratar a la Realeza así. 

Sin embargo, desde la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos de América ha sido el ejército más avanzado del mundo. Gasta más que los siguientes países combinados en su capacidad de hacer estallar cosas (China, Rusia, Arabia Saudí, India, Francia, Reino Unido, Japón), y es la única nación agresora global que regularmente derroca e invade a los gobiernos que se resisten. ¡La OTAN debería ser rebautizada como el Imperio Estadounidense! ¿Cierto? Esta es una simplificación excesiva del campo geopolítico actual que no encaja con la historia financiera de los Estados Unidos. 

Para entender la verdadera procedencia de los Estados Unidos como una fuerza imperial, debemos entender el equilibrio del sistema de poder de la City. Fue diseñado para impedir un desafío a su dominio en Europa, con la complicidad de Francia como socio menor después de la expulsión de Napoleón, como un contrapeso al capital humano de Prusia. En 1870, la eficiencia militar prusiana destruyó ese sistema con una campaña de seis meses que culminó en la rendición francesa, rompiendo la creencia generalizada de que Francia era la potencia terrestre más fuerte del continente. La declaración del Reich alemán en el Salón de los Espejos del Palacio de Versalles que siguió (1871) fue un insulto que los franceses juraron vengar.

"Los años 1869-70 encontraron a Gran Bretaña y su equilibrio de poder en una posición extremadamente precaria. Su injerencia en la Guerra Civil Americana la enfrentó ahora con un Estados Unidos enojado y resentido que poseía el ejército más grande del mundo y una poderosa armada de nuevos y terribles acorazados, exigiendo reparación por los graves daños causados por la cesión británica a la Confederación. Rusia había manifestado plenamente su intención de luchar por la venganza de su derrota en la guerra de 1853-1856 enviando dos flotas a los Estados Unidos cuando la guerra parecía inminente entre los Estados Unidos y Gran Bretaña durante la Guerra Civil..." (Knuth 2006, p. 18).

La derrota de Francia y la mala voluntad del pueblo estadounidense aceleraron la reconquista de los Estados Unidos por parte de la City de Londres durante la Era del Capitalismo Financiero, y a partir de ese momento comenzaron a utilizar a los estadounidenses para liderar sus operaciones norteamericanas. Estados Unidos iba a ser reorientado para competir con Alemania en nombre de Gran Bretaña, y a cambio la inversión de la City de Londres convertiría a Estados Unidos en el principal complejo industrial militar del mundo. Fue un proceso largo, que comenzó tan pronto como se declaró la joven República, pero que finalmente se logró a través de una cuidadosa gestión financiera y bancaria. 


Distribución geográfica de todo el capital británico solicitado, 1865-1914


La Reconquista 

Después de la independencia, la política en Estados Unidos se dividió entre los federalistas y los republicanos democráticos. Sus líderes ideológicos, Alexander Hamilton y Thomas Jefferson, tenían ideas fuertes pero contrarias sobre la dirección y el alcance de las instituciones posteriores a la revolución en Estados Unidos. Ambos lucharon para evitar la destrucción de la joven república, pero tal vez Jefferson no tuvo la previsión de Hamilton, quien entendió que su única oportunidad de libertad significativa era establecer la independencia financiera. 

Como explica el Dr. Webster Tarpley, Hamilton quería instituciones centralizadas que "crearan un gobierno nacional fuerte que pudiera hacer frente a los poderes hostiles que rodeaban al país...[y] argumentó que la industrialización y el dirigismo eran el camino necesario para el progreso estadounidense, en lugar de la sociedad agraria utópica de gobierno limitado de Jefferson. La industria y el comercio permitían una división del trabajo mucho más diversa y compleja". 

Por consejo de Hamilton, el presidente George Washington firmó la ley del (Primer) Banco de los Estados Unidos [B.U.S. por sus siglas en inglés. NdeT.] en febrero de 1791. El gobierno federal poseía el 20% del Banco, que tenía una capitalización de 10 millones de dólares, la corporación más grande del país en ese momento y notable porque los acreedores extranjeros no tenían derecho a voto. Su sistema de sucursales a nivel nacional dejó al B.U.S. en una posición única para dirigir los flujos de dinero con miras al desarrollo, y lo que es más importante, sus acciones extranjeras no tenían derecho a voto. Jefferson luchó contra el Banco de los Estados Unidos antes de convertirse en Presidente, sin embargo, durante su administración, habiendo demostrado ser útil, éste continuó sin ser molestado. 

La combinación de los principales federalistas, en particular la industria marítima del norte, y la red de financieros y compañías de seguros sobre los que se apoyaba, dio lugar a planes fallidos para dividir a la joven República. La negativa de Alexander Hamilton a dirigir y la exposición pública de estos conspiradores le costó la vida en un duelo con Aaron Burr. Su muerte el 12 de julio de 1804 (herido de muerte el día anterior) marcó el fin de las esperanzas de los federalistas de elegir otro presidente, aunque el partido continuó: "Conscientes de los fracasos que habían causado su derrota, trabajaron para construir las organizaciones del partido, para imitar las técnicas electorales republicanas, para alterar su imagen pro británica y antidemocrática, y para encontrar cuestiones populares que ampliaran su atractivo". (John Blum et al. 1981, p. 175) 

Aaron Burr dejó Nueva York en desgracia y en busca de más riqueza. Se involucró en la planificación de la toma de tierras en México y en un complot para separar los territorios occidentales de los Estados Unidos, en connivencia con Gran Bretaña. Fue juzgado tres veces por traición, pero absuelto. Andrew Jackson fue convocado al juicio, debido a su apoyo a Burr, y aprovechó la ocasión para denunciar públicamente al Presidente Jefferson, calificándolo de cobarde. 

Los dueños de las plantaciones de esclavos virginianos de Jefferson, dirigidos por el estricto congresista construccionista John Randolph de Roanoke (un lealista que pasó la revolución en Inglaterra) lo acosaron por los "derechos estatales" en el Congreso. Aaron Burr fue defendido por el hijo de Randolph, Edmund, en su juicio por traición y, cuando fue absuelto, huyó a Inglaterra con dinero que le había sido enviado por John Jacob Astor, un prominente director de varios bancos estatales. Los bancos estatales podían estar, y a menudo estaban, controlados por propietarios extranjeros. 

Bancos comerciales en Estados Unidos, 1860-1914


La carta constitutiva del Banco de los Estados Unidos no fue renovada y expiró en 1811, dos años después de la administración del presidente James Madison. Ahora que Estados Unidos era incapaz de coordinar grandes sumas de dinero para una defensa significativa, Gran Bretaña aumentó la práctica de la impresión y otras intervenciones hasta el punto en que ya no podía ser ignorada. El Congreso de los Estados Unidos declaró la guerra el 18 de junio de 1812. 

Las esperanzas de Madison de capturar franjas de Canadá como elemento de negociación se desvanecieron, ya que muchos de los estados federalistas probritánicos del noreste se negaron a dar apoyo oficial e incluso ayudaron al enemigo. Después de la destrucción de Washington DC en 1814, llegaron noticias de la defensa de Andrew Jackson de Nueva Orleáns al mismo tiempo que una delegación de Nueva Inglaterra amenazaba con la secesión. Para entonces, un tratado de paz había sido firmado por John Quincy Adams, en Ghent. Aunque los federalistas no sobrevivirían a la guerra debido a la Convención de Hartford, sus financistas del noreste se unieron a los plantadores del sur bajo un nuevo nombre, el Partido Demócrata, y a su cabeza estaba el nuevo héroe nacional, Andrew Jackson

Los republicanos democráticos también tuvieron que alterar su política para sobrevivir después de la guerra de 1812, coincidiendo que la expansión hacia el oeste era necesaria para la defensa. Después de la destrucción en la guerra de 1812, Estados Unidos necesitaba reconstruir y modernizar su infraestructura. La idea del segundo Banco de los Estados Unidos (B.U.S.) volvió a ser popular, incluso entre algunos de los más ardientes opositores de su predecesor, como el Presidente Madison, quien otorgó una carta constitutiva de veinte años en 1816. La nueva institución tuvo sus críticos, incluyendo a John Randolph y por supuesto a Andrew Jackson; también incluyeron a los bancos estatales que florecieron desde que el primer B.U.S. expiró. 

La Doctrina Monroe (1823) fue un intento de solidificar la independencia de la República a través de la legislación y advertir a las potencias del viejo mundo de "cualquier intento por su parte de extender su sistema a cualquier porción de este hemisferio". Por desfortuna, debido a la migración hacia el oeste que inspiró, creó una situación en la que Estados Unidos se vio obligado a invitar a las potencias del viejo mundo. Los grandes proyectos de construcción destinados a acortar las grandes distancias entre los territorios fueron emprendidos en su mayor parte por los propios Estados. Los Estados estaban en una batalla por la supremacía con el segundo B.U.S., dejando sólo un lugar que podía ofrecer el financiamiento necesario:

"En la década de 1830, cuando se construyeron por primera vez canales y ferrocarriles en Estados Unidos, los constructores buscaron financiación en el Viejo Mundo, y en Gran Bretaña en particular. En 1836 se habían invertido más de 90 millones de libras esterlinas en canales y ferrocarriles en los estados del noreste, de los cuales más de la mitad estaban garantizados por fondos públicos, la mayor parte del capital se recaudaba en Gran Bretaña". (Mayo 1987, p. 192)


Población en los estados trans-Apalaches


Wall Street 

Antes de 1836, Wall Street fue eclipsada en la banca nacional e internacional por Filadelfia, el hogar del primer y segundo presidente de B.U.S. Andrew Jackson y su secretario de Estado Martin Van Burren (banquero de Nueva York) destruyeron el Segundo Banco de Estados Unidos, lo que llevó a un cambio en el poder que pasó de Filadelfia a Nueva York. También marcó el fin del control de las finanzas estadounidenses por parte de los nacionalistas económicos estadounidenses. El control de una institución emisora de moneda de curso legal en manos de representantes electos fue visto como una amenaza inaceptable para la City. 

El presidente Jackson "profesó ser un libertador de su pueblo de la opresión del mamut; pero en cambio liberó a los bancos privados del control federal y entregó su pueblo a la especulación. No se podía encontrar un ejemplo más sorprendente de un líder que fomentaba la maldad que deseaba furiosamente apartar del camino". (Hammond 1966, p. 231) 

De aquí en adelante, los presidentes y el resto de Washington DC han sido instruidos desde Wall Street. La City de Londres creó Wall Street como una Base de Operaciones Avanzada, desde la cual hicieron redadas y luego reasentaron los vastos recursos de los Estados Unidos. 

La conquista fue una conquista económica incruenta, llevada a cabo sin tener que enviar un solo barco o soldado. En su lugar, los gobiernos estatales, los ferrocarriles, las industrias petroleras y manufactureras y, finalmente, el propio gobierno federal, convergerían en la City y sus sucursales estadounidenses, buscando préstamos a medida que Estados Unidos entraba en una nueva fase de desarrollo. 

La interpretación moderna de que los Rothschild fracasaron en establecer un punto de apoyo en los Estados Unidos ¡simplemente no es cierta! Los Rothschild dominaban los mercados de deuda de Europa, donde las ciudades y municipios en expansión de Estados Unidos se volcaron a financiar masivos proyectos ferroviarios, mineros y de infraestructura. También tenían el monopolio de la producción de mercurio, en ese momento un ingrediente esencial para refinar oro y plata, ya que Jackson estaba forzando a los EE.UU. hacia un estándar de oro. Por pura necesidad, los Estados Unidos mantenían relaciones sustanciales con la City y, por lo tanto, con la familia Rothschild. 


Préstamos emitidos por N.M. Rothschild & Sons, 1852-1914


El nuevo agente de Rothschild en Nueva York, August Belmont, se convirtió en el "rey de la Quinta Avenida". Llegó a Nueva York en 1837, un año después de que la destrucción del segundo B.U.S. por parte del presidente Jackson había causado una depresión financiera. Rico en dinero, Belmont estaba en una posición ideal para monopolizar la cosecha de algodón de ese año. En 1846 fue el principal suscriptor de la deuda de la Guerra México-Estados Unidos (1846-1848), donde los estados occidentales fueron anexionados por los Estados Unidos. Belmont & Co, ahora un nombre olvidado en la historia financiera americana, abrió una oficina en California, rica en oro, tan pronto como le había sido arrebatada a México. 

A través de la deuda (y el matrimonio), August Belmont, los Rothschild y la City de Londres habían devuelto a los Estados Unidos de América a la influencia de Gran Bretaña y habían ampliado su condición de gigante manufacturero y potencia militar mundial. El año 1849 fue testigo de la combinación de dos de las familias financieras y militares más elitistas de Estados Unidos, justo cuando Estados Unidos se embarcó en un curso de aventuras militares: Belmont se casó con la hija del Comodoro Matthew C. Perry. 

Belmont, junto con otros importantes financieros neoyorquinos, fundó un banco que actuaría como una empresa conjunta para la ciudad y la creciente concentración de la riqueza en manos estadounidenses. El Banco Park de New York fue establecido en 1856, más tarde el Banco Nacional Park, con un capital inicial de $2,000,000. Pagó dividendos sustanciales desde su primer año, y en 1857, un año muy pobre para el pueblo estadounidense, el banco "fue capaz de vender oro a una prima considerable y, a pesar de los tiempos difíciles, obtuvo una cómoda ganancia como resultado de las actividades del año". (E.F. Clymer 1917, p. 30) 

Durante este período, la City de Londres acababa de frenar la expansión rusa en la Guerra de Crimea, 1853-1856, y destruyó el impulso de China a la autodeterminación en la Segunda Guerra del Opio, 1856-1860. Algunas de las familias más ricas de la industria marítima del norte hicieron fortunas con el contrabando de opio en este período, persiguiendo los objetivos de la política exterior británica. Las mismas familias constituirían la nueva clase financiera gobernante después de que los Estados Unidos se destruyeran a sí mismos a través de la Guerra Civil en 1861-1865. Oficialmente, Gran Bretaña y Francia eran neutrales; sin embargo, retuvieron la financiación, proporcionaron armas a la confederación y enviaron sus flotas para intimidar a Lincoln. 

"Mientras la confederación se las arregló para conseguir un gran préstamo en Europa, la Unión encontró que sus peticiones de financiación extranjera fueron ignoradas. El coste de la Guerra Civil, al menos para la parte norte, se financiaba en casa". (Watkins 1991, p. 11) 

Los bancos suspendieron los pagos de las especies en 1861, por lo que el Norte concibió dos planes, el primero para emitir billetes de los Estados Unidos en virtud de la Ley de curso legal de 1862, respaldado únicamente por el crédito de los Estados Unidos, y el segundo para promulgar una serie de leyes bancarias nacionales, creando una moneda nacional respaldada por bonos de deuda, emitidos por los bancos estatales. 

En 1865 se convirtió al Banco Nacional Park, bajo la Ley del Banco Nacional de Salmon P. Chase, junto con muchos de los bancos estatales. Después de la Guerra Civil, y el asesinato del Presidente Lincoln, los banqueros estaban ansiosos por volver a los pagos en especies. En 1866 el Banco Nacional Park abrió su muy exitosa Mesa de Intercambio de Libras Esterlinas. Este fue el primero en Nueva York y un embudo a través del cual los operativos de la City extrajeron grandes cantidades de botines, tal como lo habían hecho en la India, China y en el resto de las propiedades de la Corona. 

Una vez más, la invisibilidad de este banco muestra cómo la historia ha sido tergiversada, porque entre 1865 y 1929 emitió más de $90.000.000 en billetes de banco. Este banco olvidado resistió las tormentas financieras de 1857, 1861-1866, 1873, 1884, 1893, 1907 y 1914, a diferencia de muchos de sus contemporáneos. El ya olvidado Banco Nacional Park era tan grande que en 1911 compró Wells Fargo, que sigue siendo un nombre muy conocido en la actualidad. Entre 1856 y 1893, los dividendos distribuidos superaron los 6.000.000 de dólares y los beneficios superaron con creces los 8.000.000 de dólares (Clymer 1917, p. 62). Su crecimiento fue constante independientemente de las condiciones económicas, hasta que en "1892 se informó de que era el mayor banco de Estados Unidos en depósitos, recursos y negocios". (Ibídem, pág. 60) 

El Banco Nacional Park se vinculó íntimamente con la expansión de la influencia de Estados Unidos en América Central y del Sur, Asia e incluso Europa. Por ejemplo, en México estuvo involucrado con la Durango Development Company, extrayendo $21,664,467.89 de plata de las minas Batopilas entre 1880 y 1909. "El superintendente de la compañía Batopilas a veces ordenó que la plata se enviara directamente al Banco Nacional Park en la ciudad de Nueva York, que incluía entre sus directores a John Jacob Astor del Banco National City y a un importante inversionista en la industria minera, August Belmont, Issac Guggenheim de ASARCO, Cornelius Vanderbilt Jnr. y Stuyvesant Fish, el hijo del Secretario de Estado...." (Hart 2006, p. 134) 

Por supuesto, la familia Rothschild y August Belmont no representaban las únicas casas angloestadounidenses en funcionamiento. John Pierpont Morgan es recordado como un titán bancario estadounidense. Sin embargo, su estatus es el resultado de su acceso a los mercados europeos. Los Barings fueron los banqueros del gobierno federal desde una etapa temprana en la República, y permanecieron así constantemente, aparte de un corto período durante la administración de Jackson. Sin embargo, sus verdaderas lealtades salieron a la luz en 1885 cuando Edward Baring se convirtió en el primer Barón Revelstoke. En el mismo año Natty Rothschild se convirtió en Barón Rothschild de Tring y se le otorgó el honor de mantener su propio apellido, tal vez como un edulcorante para evitar que se negara como lo hizo su padre. 

Una vista panorámica del centro financiero de Londres, La City.



Además, el Banco Nacional Park no fue el único banco nacional que la City utilizó para restablecer su dominio en los Estados Unidos. En la década de 1920, cuando se estaba formando una nueva fase del capitalismo, los bancos nacionales con sede en Nueva York iniciaron un proceso de fusión que duró una década. Aunque los bancos más grandes se unieron a ellos, se tomó la decisión de usar el nombre de Chase. Debe su nombre al padre de las Leyes del Banco Nacional durante la Guerra Civil. Salmon P. Chase fue un héroe americano incuestionable y una tapadera perfecta para los múltiples inversores extranjeros. 

Ha surgido la creencia de que debido a que Estados Unidos financió el préstamo-arrendamiento durante la Primera Guerra Mundial, Gran Bretaña se convirtió en el socio menor. "Estados Unidos se convirtió en la nación industrializada más importante del mundo cuando aún era deudor en las cuentas mundiales. También fue el país de más rápido crecimiento en el mundo en los años anteriores a 1914, en el mismo momento en que su estatus de nación deudora era mayor". (Watkins 1991, p. 21) Sin embargo, una explicación más adecuada es que los estadounidenses habían "sacado millones de dólares de este país ¡y ahora deben devolverlos!" El Sr. Jenson entendía cómo funcionaba el juego. 

A medida que Estados Unidos crecía, la City se arraigó en la Universidad de Georgetown, el caldo de cultivo de diplomáticos extranjeros estadounidenses como el infame Henry Kissinger. Y más tarde la Oficina de Servicios Estratégicos (OSS) original, más tarde la CIA, fue entrenada en Gran Bretaña por el Ejecutivo de Operaciones Especiales (OSE).

La City de Londres sigue desempeñando un papel importante en la orientación de la política exterior y financiera del Reino Unido y de los Estados Unidos de América, debido a sus éxitos durante la era del capitalismo financiero. 

19 abril 2018

Lecturas recomendadas sobre la City de Londres:

La City de Londres y los paraísos fiscales


Bibliografía del presente artículo

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