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01 junio 2022

La agricultura soviética bajo dominio alemán


"Quería probar la papilla", Kukryniksy, 1941
 

por Schwerpunkt 

Foro IIGM

Título original: El gran fiasco: Explotación económica alemana de la URSS

* Todo el material gráfico y sus notas a pie de foto corresponden al editor de este blog.


Ideas preconcebidas del liderazgo alemán sobre la agricultura soviética. 

Tras la Revolución el crecimiento de la población del país provocó que aunque la superficie cultivada aumentara, el aumento de la producción de cereales apenas bastara para mantener a la población soviética. Bajo rendimiento que apenas aumentó entre 1912 y 1940, la mitad que en cualquier país de Europa Occidental, debido a la poca aplicación de fertilizantes, al clima extremo y las tremendas convulsiones provocadas por la colectivización. (Nikolai M. Dronin & Edward G. Bellinger: Climate Dependence and Food Problems in Russia 1900-1990 (pág. 1-9) Central European University Press 2005).

Técnicos expertos de la embajada alemana en la URSS, diplomáticos de la vieja escuela opuestos al nazismo y con un conocimiento profundo de las realidades de la URSS, como el secretario de la embajada, Gebhard von Walther, remitió un memorándum en octubre de 1940 al ser preguntado por las consecuencias de un ataque alemán. Señalaba que el pueblo soviético se opondría con todas sus fuerzas a un ataque alemán. La eventual caída de Ucrania, Bielorrusia y los países bálticos no sería un alivio económico sino una carga para Alemania.


Una caricatura de periódico soviético de 1941 titula: "Ejército de Hitler - Ejército de ladrones".

Tal vez era de esperar resultados económicos en los estados bálticos debido a la voluntad de la población local en colaborar con los alemanes. En Ucrania la producción agrícola se hundiría aún más que en la última guerra pues una explotación ventajosa solo era posible para la propia URSS debido a las características particulares de su agricultura. Las grandes instalaciones industriales serían probablemente destruidas y habría una gran demanda de combustible. La Rusia Blanca o Bielorrusia era además deficitaria en producción agrícola, no producía minerales de interés y si se exceptúan algunos centros industriales como Minsk y la producción maderera no tenía interés alguno económico con lo que la ocupación militar sería muy onerosa para los alemanes. (Opposition gegen "Barbarossa" im Herbst 1940. Eine Denkschrift aus der deutschen Botschaft in Moskau (Robert Gibbons) Vierteljahrshefte für Zeitgeschichte: 3 Heft, Juli 1975)


"El cuento del pescador y el pescado", de la serie "Lápiz de Lucha", No. 73. I. Astapov, V. Kurdov.


El memorándum de von Walther no tuvo ninguna consecuencia práctica y sus conclusiones pasaron inadvertidas por los líderes políticos y militares alemanes. Una cierta consciencia de las dificultades previsibles si se refleja en el memorándum del general Thomas a Keitel para su examen con Hitler y a Goering (febrero 1941) titulado “Las consecuencias político-económicas de la Operación en el Este”. El documento reconocía los desequilibrios regionales agrícolas. Argumentaba Thomas que el mantenimiento de las granjas estatales haría más fácil el control y evitaría caídas masivas de producción por efecto de reorganizaciones apresuradas en la propiedad. El 95% de los 50 millones de campesinos soviéticos trabajaban en koljoses o sovjoses. El autor concluía que “en una población de 160 millones una pequeña reducción en el consumo per cápita liberaría excedentes considerables. Bajo esas circunstancias se podía superar el déficit de cereales alemán en 1941 y 1942”

En este sentido Thomas pulsaba la misma cuerda que Backe y otros líderes de la agricultura alemana sobre la apropiación sin miramientos de las cosechas en Rusia si bien añadía una serie de prerrequisitos: reconstrucción de la agricultura soviética, asegurar el suministro de combustible, vital para tal agricultura, hacerse con el petróleo del Cáucaso intacto, resolver la situación de los transportes y una “cooperación” de la población soviética. Thomas trató estos asuntos con Goering, sin la captura del Cáucaso y su petróleo, la conquista de Ucrania no tendría valor. Goering era más consciente de los riesgos y dificultades que muchos otros líderes nazis, pero Goering también quería aprovechar la situación para expandir su imperio personal. 


"Caníbales de la  raza superior" de la serie "Rosquillas y magulladuras", Kukryniksy, 1944-1945

El departamento creado para administrar el Este ocupado, Estado Mayor Económico del Este (Wirtschaftsstab Ost o Wi Stab Ost) estaba bajo mando de Goering, se ocuparía de que las tropas alemanas se surtieran en la URSS,  apoderarse de todas las materias primas para la economía alemana e industrias de interés. En realidad todo era un esquema para el saqueo organizado con muy poca organización para la explotación de las industrias y empresas capturadas. No había casi mención a la reconstrucción y puesta en funcionamiento de esas industrias salvo en los casos en que se capturaran intactas, probablemente por la aversión de Hitler a mantener industrias manufactureras en el este. Así pues, Rusia sería fundamentalmente una fuente de mano de obra barata y materias primas pero sin ningún tipo de inversión industrial. Se contaba con que gracias al rápido avance alemán y a la desintegración del estado soviético los daños sufridos por la industria e infraestructura no serían demasiado grandes. (Alex J. Kay: Exploitation, Resettlement, Mass Murder: Political and Economic Planning for German Ocupation Policy in the Soviet Union 1940-1941. (Pág. 56-60) Berghahn Books 2006).


Geniales caricaturas de Kukryniksy. Izquierda: "Sobre el pan ucraniano y el cinturón alemán" En el centro y derecha: "El enemigo codicioso está mirando / vino a nosotros en busca de gachas / quería probar la papilla". 1941

En materia agraria la URSS poseía una gran mecanización con más de 100.000 tractores solo en Ucrania (480.000 tractores en toda la URSS) pero que consumían grandes cantidades de carburantes al año. Poseía pues una mecanización superior a la de las naciones del Eje. Sin una gran disponibilidad de combustible y maquinaria sería muy complicado el conseguir rendimientos agrícolas razonables y por tanto excedentes útiles. (Nota del E. Se mencionan como fuente: (Rolf-Dieter Müller: Die Deutsche Wirtschaftspolitik in den besetzten sowjetischen Gebieten 1941-1943 (pág. 79) Harald Boldt Verlag 1991). (William Moskoff: The Bread of Affliction: The Food Supply in the USSR During World War II (pág. 72) Cambridge University Press 1990). (GiovanniFederico: Agriculture and modern economic growth in Italy 1870-1939. European University Institute. IEHC 2006 Helsinki, sesión 60). Die technische Entwicklung und Verbreitung des Traktors. 21 August 2010)

Para que se pudieran transferir excedentes en cantidad suficiente hacia Alemania parte de la población soviética tendría que padecer hambre o preferiblemente “desaparecer”. Esa desaparición sería el producto de no suministrar cereales a las zonas soviéticas ocupadas deficitarias en producción agraria. De esta manera burocrática se ponía en marcha la planificación de uno de los mayores crímenes de la historia mundial conocida como el Plan General del Este o coloquialmente “Plan del Hambre”. El Plan del Hambre era el producto de una serie de disquisiciones de Herbert Backe y otros tecnócratas nazis como el general Georg Thomas, jefe de la Oficina de Armamentos y Economía Bélica para resolver el problema del abastecimiento del Reich y de paso eliminar lo que se veía como un “exceso” de población soviética para los planes de colonización. El Plan contemplaba la interrupción del suministro agrícola de los grandes centros urbanos como Moscú, Leningrado y en general las regiones con “déficit” agrícola y la expropiación de estos excedentes por las fuerzas alemanas para suministrar al Reich y a la Wehrmacht. De manera aproximada se estimaba que unos 20-30 millones de personas morirían de hambre. (Adam Tooze: The Wages of Destruction: The making and breaking of the Nazi economy.(pág. 476-485) Ed. Penguin).


Izq. Mikhail Mikhailovich Cheremnykh, "La manada de perros del ladrón fascista", TASS No. 777, 1943. Inscripciones de los perros de derecha a izquierda: Rumanía, Hungría, Italia, Finlandia. Texto: " ¡Hacia el este, rápido! ¡Habrá botín! A medida que la arrogancia del ladrón fue mellada en el Este, la manada comenzó a desobedecer". Medio: Vargi Arsenovich Aivazian, "Nuestro alfabeto", TASS No. 661,1943. "El siervo rumano espera una limosna mientras su señor se come el pan". Derecha: Vargi Arsenovich Aivazian, "Nuestro Alfabeto", TASS No. 710, 1943. "Los búlgaros dan su cebada a los alemanes, pero el yugo queda para los "nativos".

Tener en cuenta que había zonas de la URSS recientemente anexionadas como la Rutenia polaca o los países bálticos que contaban con una estructura de pequeños campesinos y granjeros que el estado soviético todavía no había podido “reestructurar” (Rolf-Dieter Müller: Die Deutsche Wirtschaftspolitik in den besetzten sowjetischen Gebieten 1941-1944 (pág. 67-68) Harald Boldt Verlag 1991).

Algunas de las distorsiones más flagrantes sufridas por el liderazgo alemán y que tuvieron grandes consecuencias:

1) Puesto que Ucrania había sido el granero de Europa hasta 1914, una vez hubiera caído en sus manos, la diligente dirección alemana evitaría el hambre para siempre.

2) La captura y posesión de los yacimientos petrolíferos y minerales aseguraría el suministro automático de las necesidades alemanas y de la Europa ocupada. Por tanto el bloque continental bajo control alemán sería autosuficiente y por tanto invencible.

3) La rápida conquista de la Rusia Europea permitiría la desmovilización de gran parte de las fuerzas militares resolviendo el problema de mano de obra y permitiría la colonización de esas vastas tierras creando un próspero campesinado alemán.

Otro problema adicional que nunca fue estudiado para las zonas del Este era la falta de fertilizantes en la Europa ocupada. Gran parte de los nitratos y fosfatos de preguerra eran importados desde Chile, países africanos y otros. Evidentemente el bloqueo británico iba a impedir esas importaciones al estallar la guerra y esto iba a tener grandes consecuencias para toda la agricultura europea y caídas generalizadas en los rendimientos (Mirko Lamer: The World Fertilizer Economy, Issue 10 (pág. 313) Stanford University Press 1957).


Izq. "Cae el águila. Matar al enemigo!"; der. "Los agricultores colectivos se encuentran con invitados", P. P. Bunakov. Cartel-periódico Número 10 de Bandera bolchevique. 1941


Kukryniksy. "Reembolso con interés", TASS No. 191, 1941. "¡Me quito el sombrero! gritó el fascista al campesino soviético que encontró. A los guerrilleros esa misma noche les dio su yelmo y su cabeza". Una variante dice: "La deuda merece otra buena función", 1941 

Se olvidaron, además, que la agricultura soviética sufría un problema climático de importancia. Debido a su latitud y aislamiento continental, gran parte de la superficie agrícola estaba situada en un clima continental extremo con grandes extremos de temperatura. Estos extremos provocaban sequías de importancia responsables de los bajos rendimientos en zonas muy extensas. Aunque parezca sorprendente estas sequías causaban mayores daños que las heladas y los registros estadísticos computaban uno de cada tres años como año de sequía y por consiguiente de pobres cosechas. (Nikolai M. Dronin & Edward G. Bellinger: Climate Dependence and Food Problems in Russia 1900-1990 (pág. 107-152) Central European University Press 2005).

Para la ganadería europea de alto rendimiento como la danesa, holandesa y en menor grado la alemana, la importación de oleaginosas y plantas forrajeras era vital para conseguir altos rendimientos. Europa era deficitaria en las mismas con lo que la única alternativa al bloqueo británico era la importación de oleaginosas desde la URSS. El problema es que la solución propuesta básicamente pasaba por la confiscación de estas cosechas y no explicaba como se iba a abastecer a las granjas ganaderas de la Unión Soviética.


Dos carteles en ucraniano y letón. Izq. "Dueño de esclavos"; y, der. "Que la fuerza de nuestra fuerza contra las diversidades, pruebas y todos los daños, sea tan desatendida como un corte" (traducción automática del letón). Mikhail Karpenko, 1945


Dentro de la planificación alemana apenas había mención sobre la población conquistada como no fuera su prevista esclavización. En realidad la idea predominante era la desurbanización forzada de las ciudades soviéticas, la esclavización de la población considerada “útil” y la muerte preferiblemente por inanición de todo individuo considerado “no útil”. Faltaba un plan organizado sobre que hacer con esa población y ni tan siquiera se contemplaba un aprovechamiento económico de los prisioneros de guerra que cayeran en sus manos. Además de la absoluta inhumanidad como fueron tratados (muertos) los prisioneros soviéticos sorprende la total desidia con la que los alemanes trataron a los que hubieran paliado los tremendos problemas de falta de mano de obra que sufría el Reich.

La compleja estructura administrativa que se iba a imponer en el Este y la maraña de departamentos creados para extraer el máximo beneficio de los territorios ocupados también afectaba a la agricultura, no sería la excepción, además de los diversos departamentos se crearon una serie de corporaciones para dirigirlas. El personal alemán era totalmente insuficiente para la gigantesca tarea al excluir por razones ideológicas al personal soviético.


"¡La cosecha es un duro golpe para el enemigo!", Kukryniksy,1941. Y, "Sobre la rata hambrienta y la fuerza del pueblo", serie "Lápiz de Lucha", No. 21


Izq. Postal de V. Govorkov, "Hitler quiere comer - darle de comer", 1941; y, a la derecha cajitas de raciones de sopa para el Ejército Rojo con caricaturas (Kukryniksy) anti-alemanas.
 

Según la región ocupada se introducían nuevas monedas, los tipos de cambio hechos a la medida por las nuevas autoridades encubrían en realidad una confiscación de la riqueza agrícola en todos los territorios ya que no eran convertibles ni siquiera a los tipos de cambio fijados por los alemanes. Además las sociedades agrícolas generaban unos márgenes de distribución bastante arbitrarios en todas las transacciones económicas. El resultado era una apropiación encubierta de los productos agrícolas, un enorme mercado negro y el regreso a una economía de trueque por parte de la población autóctona. (Karl Brandt & Otto Schiller & Franz Ahlgrimm: Management of Agriculture and Food in the German-Occupied and Other Areas of Fortress Europe: A Study in Military Government (pág. 77-120) Stanford University Press 1981).

Desde el primer momento los alemanes iban a enfrentarse a tremendos problemas en su pretendida explotación agrícola. Los rendimientos obtenidos con las cosechas de cereales dejan a las claras lo pobre del resultado obtenido en Ucrania. Gran parte del parque de tractores y maquinaria había sido destruido o evacuado. No había combustible para operar la maquinaria capturada, escasez de repuestos, muy pocos suministros de fertilizantes y la desarticulación provocada por la guerra (hombres movilizados o evacuados, desorganización y tremendos problemas con los transportes de los evacuados) iba a complicar muchísimo los esfuerzos alemanes. El aprovisionamiento del Ostheer sobre el terreno consistía en la requisa al puro estilo de la guerra de los Treinta Años y con todo tipo de brutalidades añadidas. Al margen del efecto político que tenía entre la población ocupada, mucha de la cual había salido con los brazos abiertos a los alemanes, el efecto económico que tenía en un sistema productivo sometido a destrucción, evacuación y caos generalizados fue notablemente negativo. Las confiscaciones y requisas alemanas fueron a una gran escala. 

Durante 1941 la cifra de cereales, oleaginosas, carne, mantequilla y otros productos alimenticios transportada al Reich fue casi simbólica ante la falta de medios de transporte. Una breve mejora tuvo lugar en 1942. La mayor parte de los comestibles fueron aprehendidos por la Wehrmacht y consumidos in situ


"El final de la fiesta", Leonid Zaletov, Ventana TASS. Los héroes de los carteles de propaganda a menudo se convertían en partisanos, al igual que los héroes épicos rusos. En esta obra, los partisanos detienen la fiesta de Fritz y prometen pagar a los invitados no invitados, sin avergonzarse en las expresiones: "Nuestra palabra será firme: ¡reciban una bomba en la cara!".

La constatación de que sin ayuda en la mecanización sería imposible obtener un cierto rendimiento de la agricultura llevó a crear un programa de suministro de tractores operados por gasógenos ante la falta de combustible. La industria alemana dedicó una parte considerable de su capacidad a producir maquinaria para las zonas ocupadas de la URSS distrayéndola de la producción de material bélico. (Rolf-Dieter Müller: Die Deutsche Wirtschaftspolitik in den besetzten sowjetischen Gebieten 1941-1943 (pág. 72-74;243) Harald Boldt Verlag 1991).

Hacia finales de 1942 las derrotas militares sufridas por los alemanes provocan un tardío esfuerzo para devolver la propiedad en parte a los campesinos. Esta política obviamente complace a la población local que está sufriendo deportaciones a Alemania y no aporta beneficios. Se realizó una falsa reproducción del periódico "Pravda" donde se anuncia el "regalo de Adolf Hitler al pueblo ruso" con la reforma largamente anhelada por el sufrido campesinado ruso. Como parte de la reforma se abolirán los koljoses y se realizará una transición a granjas individuales. El esfuerzo se acelera un tanto en el año 1943 aunque en general gran parte de las propiedades caerán en manos soviéticas durante las ofensivas de la segunda mitad del año. No obstante es de reseñar las dificultades que tendrá el gobierno soviético en imponer el sistema colectivista en las zonas reconquistadas. (Karl Brandt & Otto Schiller & Franz Ahlgrimm: Management of Agriculture and Food in the German-occupied and Other Areas of Fortress Europe. pág. 142-143 Stanford University Press 1981). Y (Rolf-Dieter Müller: Die Deutsche Wirtschaftspolitik in den besetzten sowjetischen Gebieten 1941-1943.pág. 112-118. Harald Boldt Verlag 1991).


Caricaturas de la revista soviética "Krokodil" referentes al saqueo alemán de la producción agrícola - ganadera en la URSS 

Entre el 17 de julio de 1941 y finales de marzo de 1944 los alemanes transfirieron unas 1.76 millones de toneladas de alimentos de la URSS al Reich con otras 7.39 millones de toneladas confiscadas por la Wehrmacht y la administración civil alemana (incluyendo un número crecido de auxiliares y Hiwis soviéticos). (William Moskoff: The Bread of Affliction: The Food Supply in the USSR During World War II (pág. 48) Cambridge University Press 1990).


"Recuerda, Frosya le plantamos cebollas al teniente, un rábano picante al coronel, y el general se queda con los frijoles", Revista "Krokodil", No. 8, 1945, Lev Brodati  

Estas confiscaciones pese a ser bastante menores de lo que los propios alemanes esperaban causaron terribles sufrimientos entre la población soviética de los territorios ocupados cuya agricultura y ganadería había quedado desarticulada. Los ciudadanos de los territorios ocupados no tenían derecho a ninguna ración, y quedaban a su suerte de cómo ganarse el sustento. Aunque hubo diferencias regionales en general los grandes perjudicados fueron los habitantes de zonas urbanas, de zonas próximas al frente de guerra y de regiones con pocos recursos agrícolas. Entre 1941-42 una terrible hambruna se iría desatando en ciudades como Kharkov, Rhzev, Odessa, Leningrado. 

Las zonas que más sufrieron el hambre fueron la retaguardia de los Grupos de Ejércitos Norte y Centro que ocupaban además las regiones más deficitarias en producción agrícola. Estos ejércitos al igual que el Grupo de Ejércitos Sur practicaron la requisa de manera extensiva para abastecerse. El Grupo de Ejércitos Norte que ocupaba la región agrícolamente más desfavorecida pudo abastecerse de alimentos casi enteramente sobre el terreno. El precio como no, lo pagaron los civiles soviéticos sufriendo terrible hambre. La requisa se produjo en condiciones auténticamente bestiales, arrancando alimentos a personas condenadas a morir de hambre y con niños fusilados por infringir el toque de queda al salir a mendigar un trozo de pan. Ni que decir tiene que la muerte por inanición de millones de prisioneros de guerra soviéticos y civiles, judíos y el salvajismo de la ocupación alemana contribuía a la oposición activa a la ocupación alemana y a engrosar las filas de los partisanos. Las unidades militares alemanas recibieron órdenes de no alimentar a la población civil, estas órdenes en zonas que no recibían suministros alimenticios equivalían a la muerte por inanición de miles de personas. (Jeff Rutherford: Combat and Genocide on the Eastern Front: The German Infantry's War, 1941–1944 (pág. 168-190) Cambridge University Press 2014).


Caricatura de Ventanas TASS "Verdad polar. con un ganso - en la batalla un cobarde"

La suerte de los judíos fue si cabe más cruel con cientos de miles de ellos recluidos en ghettos y prácticamente privados de alimentos de todo tipo. Los supervivientes de los ghettos serían liquidados entre los años 1942 y 1943 después de haber sufrido terribles matanzas en el verano y otoño de 1941. Hubo algunas quejas de responsables económicos –más por razones pragmáticas que por verdadera compasión- sobre los problemas causados por el aniquilamiento de una fuente de mano de obra así como la desarticulación económica causada por el asesinato de segmentos completos de la población.

Aunque el llamado “Plan Hambreno alcanzó toda su terrible dimensión debido al estancamiento del avance alemán, podemos tener una ligera idea de lo que hubiera ocasionado en base a lo que ocurrió realmente en la zona ocupada alemana. Incluso sin la implementación completa del Plan murieron varios millones de personas. Es muy probable que de haber ocupado los centros urbanos de Moscú y del Volga medio se hubiera producido una situación mucho peor debido al déficit de producción agrícola, las confiscaciones alemanas y la desarticulación general de los medios de transportes.


Una tarjeta postal británica emitida en Londres 1944, propaganda en apoyo a la Resistencia Francesa.  En la caricatura Hitler y Mussolini en retirada cargando un pato en una canasta frente a civiles armados únicamente con adoquines y utensilios.

                                                  FIN 

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*Este artículo es continuación de: La explotación laboral alemana en los territorios ocupados de la URSS

Fuente:

Foro IIGM

09 mayo 2022

La explotación laboral alemana en los territorios ocupados de la URSS



" `Nuevo´ en estrategia y prensa alemana" En la columna izquierda, Sello fascista del año 1941 (X); Columna derecha, Sello fascista del año 1943 "Nuestras valientes tropas desde cualquier lugar se desplazan con destreza". Artistas I. Astapov, V. Kurdov, serie "Lápiz de Lucha" No. 71. 


por Schwerpunkt 

Foro IIGM

Título original: El gran fiasco: Explotación económica alemana de la URSS.

* Todo el material gráfico y sus notas a pie de foto corresponden al editor de este blog.


La explotación laboral

 

Se suponía que la terrible escasez de mano de obra que sufría la economía del Reich sería paliada por la combinación del reclutamiento de mano de obra rusa y la desmovilización parcial de la Wehrmacht una vez se hubiera conseguido la victoria sobre la URSS


No obstante incluso durante el período inicial de victorias alemanas la necesidad desesperada de trabajadores provocó que hubiera numerosas peticiones de envío de mano de obra soviética hacia la industria, agricultura y minería alemana. En realidad había sectores donde la falta de mano de obra había causado descensos de producción como en la vital minería del carbón en la primavera y verano de 1941. Paul Pleiger, Comisionado del Reich para el Carbón, solicitaba al OKW en fechas tan tempranas como el 30 junio 1941 el envío de 83.000 prisioneros soviéticos para su empleo en las minas. Y no era solo la minería, en la agricultura alemana se necesitaban al menos 430.000 hombres según el representante del Ministerio de Trabajo del Reich, Dr. Kaestner. (Escrito de Paul Pleiger, Comisionado del Reich para el Carbón al OKW, 30 de junio 1941. Fuente: Archivo Federal de Freiburg. / Y, Reinhard Otto: Wehrmacht, Gestapo und sowjetische Kriegsgefangene im sowjetisch-deutschen Reichsgebiet 1941/42. (pág. 42) R. Oldenbourg Verlag München 1998).


Carteles de propaganda de la Alemania nazi, de arriba para abajo: "Crear armas para el frente" - "Ganar a toda costa" - "Tú estas al frente" -  "Camarada del trabajo. Luchas con nosotros. Consigue tu fuerza de trabajo" - "Proteger el cultivo nos asegura la victoria" - "Tú trabajo asegura la victoria".


La pretendida desmovilización tras la victoria no solo no tuvo lugar sino que la prolongación de la guerra provocó una espiral de movilización adicional para la que Alemania no estaba preparada. En el otoño de 1941 se asumía que con la masiva captura de prisioneros soviéticos se podría superar ese problema aunque fuera parcialmente. Sin embargo el régimen mantenía una dinámica contraria a este empleo de prisioneros. Por un lado Hitler se oponía al traslado de prisioneros soviéticos al Reich y por otro lado Himmler y su imperio se oponían al traslado de “elementos raciales indeseados” cuando se comenzaba a acometer la tarea de eliminar a los judíos en el propio Reich. Además, se contaba con la victoria final incluso en octubre de 1941. (Los prisioneros soviéticos rumbo a la retaguardia serían sometidos a marchas agotadoras sin comida, agua o cuidados médicos. Todo aquel que se desvaneciera agotado era asesinado in situ).


La oposición total de Hitler a la explotación laboral de prisioneros soviéticos es la razón última del asesinato a gran escala de un enorme número de los mismos. Hitler y el OKW se opusieron no solo a su empleo sino a su traslado a Alemania donde hubieran podido ser ubicados en sectores de la economía. 


Principios de agosto de 1941, a pesar de la desesperada necesidad de mano de obra Hitler volvió a prohibir el transporte de prisioneros soviéticos al Reich. Solo se autoriza con grandes restricciones el empleo de los mismos en la retaguardia alemana. Se utiliza como excusa el gasto que ocasionará alimentarlos con las pobres reservas alimenticias alemanas: los prisioneros serán condenados a morir de hambre para no comprometer recursos ante la presión de muchos alemanes contrarios a que el consumo de los rusos reduzcan las raciones alemanas. Las razones ideológicas han triunfando de momento sobre las pragmáticas(Ulrich Herbert: Enforced Foreign Labor in Germany under the Third Reich (pág. 140-141) Cambridge University Press 1997).


Entente Cordiale (traducción literal: "Acuerdo Cordial"), 1941, cartel de la Bélgica ocupada en la IIGM, muestra la caricatura de Franklin Roosevelt encima de una pila gigante de dinero tirada por Winston Churchill y Joseph Stalin aplastando una ciudad debajo de ellos. La propaganda nazi promovía que Rusia e Inglaterra estaban controladas entre bastidores por el presidente de los Estados Unidos, que todavía no había entrado en guerra, y buscaban destruir a Alemania.


El lector se preguntará como es posible que los alemanes asesinaran a millones de indefensos prisioneros de guerra soviéticos, no por compasión sino por un simple sentido pragmático de utilidad. Y, sin embargo, entre el otoño de 1941 e invierno de 1942, millones de prisioneros fueron asesinados por una combinación de hambre, enfermedades, falta absoluta de cuidados, marchas agotadoras hacia la retaguardia, combinadas con la diabólica propaganda, racismo, desprecio a las vidas eslavas, prepotencia ante la inminente victoria. Eso explica la tremenda mortandad de vidas en el transcurso de pocos meses. De los 3.350.639 prisioneros capturados en los primeros meses de guerra al 1 de febrero de 1942 solo sobrevivían 1.020.530.

Cuando a finales del otoño de 1941 comienza a calar la idea de que la guerra va a ser larga y que la Unión Soviética no va a derrumbarse se inician un tardío intento para asignar estos prisioneros a la economía. El 31 de octubre, Hitler anuncia que “el trabajo de los prisioneros de guerra tiene que ser explotado extensivamente para las necesidades de la economía de guerra. El prerrequisito para un trabajo productivo es una alimentación adecuada. Adicionalmente se les debería proveer una suma muy pequeña para sus necesidades diarias y si es necesario se les debería dar algún bono de productividad”.  Sin embargo, la mayor parte ya han muerto y los supervivientes están demasiado debilitados para poder trabajar cuando se les traslada al Reich. Los intentos de recuperar a los prisioneros debilitados son inconexos, descoordinados y con frecuencia saboteados por diversas agencias gubernamentales. De hecho, de 390.000 prisioneros trasladados al Reich hasta diciembre de 1941, unos 72.000 murieron en ese período. En el invierno de 1942 perecen casi la mitad de los transportados allí a pesar de no tratarse más que de una mera fracción del total de prisioneros soviéticos capturados. (Christian Streit: Keine Kameraden: Die Wehrmacht und die sowjetischen Kriegsgefangenen 1941-1945. Taschenbuch 1997)

El resultado es que de los 3.350.000 prisioneros capturados hasta marzo de 1942 tan solo unos 166.880 –alrededor del cinco por ciento- son finalmente empleados como trabajadores en el Reich alemán. (Ulrich Herbert: Hitler´s Foreign Workers: Enforced Foreign Labor in Germany under the Third Reich (pág. 147-157) Cambridge University Press 1997).


Otro ejemplo de la típica propaganda nazi, este cartel de 1942 en ruso dice: "¡La lucha por tu liberación comenzó hace un año! Tu gratitud es tu labor"

Los propios altos funcionarios de los Ministerios de Trabajo hablan sin tapujos sobre el sinsentido de transportar a prisioneros agotados en vagones abiertos y sin calefacción en lo más duro del invierno para que solo lleguen cadáveres, como atestigua en una conferencia el Dr. Werner Mansfeld, director departamental del Ministerio del Trabajo del Reich. Se alaban las posibilidades de trabajo de los rusos pero se insiste en que hay que dar unas condiciones mínimas de alimentación para extraer un trabajo productivo. (Memo de la conferencia del Dr. Werner Mansfeld el 19.02.1942. Fuente: Archivo Federal de Freiburg).

Posteriormente se irá asistiendo a una lenta transferencia de prisioneros de guerra al Reich para efectuar trabajos relacionados con la construcción, agricultura, industria y minería. Las cifras aumentan lentamente. La mayor parte de los prisioneros soviéticos han perecido de hambre y agotamiento en los primeros seis meses de la campaña militar. Un número significativo terminará en unidades militares alemanas como auxiliares (Hiwis) ante la necesidad perentoria por llenar las plantillas de las diezmadas divisiones alemanas. El número de Hiwis es considerable, varía entre los 600.000 hasta el millón de hombres, no todos eran prisioneros de guerra (un alto porcentaje si). Una parte de los prisioneros terminó enrolada en brigadas de trabajo en las zonas de retaguardia de los grupos de ejército germanos, casi siempre dedicados a la reconstrucción y mantenimiento de las comunicaciones. En cualquier caso, la aportación de los prisioneros de guerra soviéticos a la economía alemana fue casi nula, la francesa fue muy superior a pesar de que el número de prisioneros franceses era menor cuantitativamente.


La élite político-militar-económica francesa, colaboracionista de la ocupación nazi, demostró sus dotes explotando a la clase trabajadora y a los ciudadanos franceses a quienes ofreció un trabajo "próspero" en Alemania. Las élites se enriquecieron con la barata y casi esclava mano de obra francesa. Estos carteles de reclutamiento para trabajar en Alemania son el más claro ejemplo. La élite temía más a los trabajadores y fuerzas populares francesas que al propio ocupante nazi. 


Aunque la mayoría de prisioneros en la zona ocupada estuviera en labores de reconstrucción de comunicaciones, se emplearían miles en la propia industria y minería. Dado el nivel de destrucción y sabotaje sufrido estuvieron más realizando tareas de desescombro y reconstrucción antes que actividades productivas propiamente dichas. No obstante, la situación de malos tratos e inanición prosiguió a la vista de la población civil con el consiguiente efecto moral y expectativas sobre las intenciones alemanas. Las necesidades forzaron a cierto pragmatismo, el 1 de julio de 1942, el Führer impone el reclutamiento de 60.000 prisioneros para la minería en el Donbass, sin embargo, este objetivo es irrealizable, a finales de septiembre tan solo hay 39.000 hombres de los cuales apenas la mitad puede trabajar debido al agotamiento, enfermedad e inanición. Los rendimientos fueron muy bajos como cabía esperar.

La economía alemana necesitaba no de miles sino millones de trabajadores en cualquier caso. En la primavera de 1942 y con una lenta recuperación de la logística ferroviaria se comienza la deportación de población civil en los territorios ocupados sin el menor miramiento. Hasta la primavera de 1942 se había recibido una cierta cantidad de trabajadores voluntarios aunque del todo insuficiente para la industria alemana, ante la perentoria necesidad se abandona cualquier pretensión de convencer a la población por las buenas y se utilizan métodos brutales de redada y secuestro de personas. Una de las razones es que los trabajadores voluntarios son tratados tan inhumanamente que en seguida trasciende por las cartas y noticias las condiciones en que se encuentran, eso actúa de freno para posteriores incorporaciones. Además, varios miles de ellos son devueltos enfermos en terribles condiciones. Obviamente no era el mejor incentivo para que acudan voluntarios.

Fritz Sauckel, el brutal gauleiter nombrado Plenipotenciario para la Aplicación de Mano de Obra, utilizó métodos de cacería de esclavos, logró deportar a casi 2,5 millones de trabajadores soviéticos al Reich. Los esfuerzos se concentraron en las zonas de Ucrania Occidental y Bielorrusia, ninguna zona fue dejada de lado. Un esfuerzo salvaje y sin concesiones. Si tenemos en cuenta que durante todo el tráfico de esclavos a través del Atlántico del siglo XVI hasta el principio del XIX se transportaron unos 12 millones de personas en casi 300 años, la deportación alemana de 2,5 millones en tan solo dos años cobra una tremenda dimensión. (Patrick Manning, "The Slave Trade: The Formal Dermographics of a Global System" in Joseph E. Inikori and Stanley L. Engerman (eds), The Atlantic Slave Trade: Effects on Economies, Societies and Peoples in Africa, the Americas, and Europe (pág. 119-120) Duke University Press, 1992).


"Libérame", 1942, obra de los Kukryniksy. El texto dice: "¡Soldado del Ejército Rojo! Los alemanes quieren esclavizar al pueblo soviético. Lucha. ¡No perdonar la fuerza y ​​la vida misma, por su tierra, por su hogar, por la vida y la libertad de un padre, esposa e hijo, por el poder soviético, por la Patria! ¡Muerte a los ocupantes alemanes!"


En septiembre de 1944, cuando se alcanzó el máximo de población extranjera trabajando en el Reich, había nada menos que 2,4 millones de civiles soviéticos de un total de seis millones (el 40% del total). Si a eso sumamos los alrededor de medio millón de prisioneros soviéticos supervivientes, la mano de obra soviética en el Reich, ya fuera militar o civil, sumaba nada menos que el 36% de todos los trabajadores extranjeros, cifrada en unos 7,6 millones de extranjeros. (Hein A.M. Klemann, ‎Sergei Kudryashov: Occupied Economies of Europe: An Economic History of Nazi occupied Europe 1939-1945. (pág. 157-158) Berg 2012).

Los civiles soviéticos trabajaron prácticamente en todos los sectores, especial atención en la agricultura e industria. Desde el principio se practicó con ellos el “apartheid” más estricto y las raciones más escasas que los trabajadores de naciones occidentales. Los trabajadores en el campo tendrían condiciones ligeramente mejores que en la industria o minería gracias a que podían nutrirse mejor. Las raciones fueron tan escasas que incluso los nazis más endurecidos coincidieron que para conseguir un rendimiento mínimo laboral hay que aumentarla, ante la queja de los empleadores alemanes. En cualquier caso las raciones estaban compuestas por alimentos de baja calidad e insuficientes para trabajos pesados. Las pagas son mucho menores que la de trabajadores alemanes desempeñando las mismas tareas y, además, se les gravan con impuestos, tasas y gastos de “manutención”. En líneas generales, el suministro, alojamiento y atención a los trabajadores soviéticos deportados es increíblemente penoso, peor que el de sus homólogos occidentales. (Dietrich Eichholtz: Geschichte der deutschen Kriegswirtschaft 1939-1945. Vol. 1 (pág. 203-217) K. G. Saur München 2003).


Carteles de propaganda en neerlandés, italiano y ucraniano de reclutamiento de obreros extranjeros para trabajar en Alemania.

Cartel de propaganda alemana en idioma polaco. "Hagamos trabajo agrícola en Alemania".

El programa de deportación se realiza de manera tan salvaje y con tan poca atención a los deportados que algunos son devueltos por falta de condiciones para efectuar los trabajos o falta de cuantificación profesional. Las deportaciones adquieren un grado tan alto que muchas regiones quedan sin trabajadores para recoger las cosechas o efectuar trabajos que son vitales también para los alemanes como atestiguan los informes y quejas de la policía alemana en Kiev. (Internet Encyclopedia of Ukraine- Ostarbeiter

La productividad en la industria es inferior a la de los trabajadores alemanes libres, así en la minería en 1942 la productividad de los prisioneros y deportados soviéticos es un 37% de los trabajadores alemanes. A principios de 1943 se mejoran algo las condiciones de vida en especial la nutrición. Además, se inician programas de entrenamiento de trabajadores y la concesión de pequeños privilegios y tabaco, lo que tiene como consecuencia el aumento de la productividad hasta un 60-70%. A pesar de estas mejoras la productividad se mantendrá baja toda la guerra y el número de enfermos es enorme. El 1 de junio de 1944, el 18% de todos los prisioneros de guerra soviéticos se encontraban en el listado oficial de baja por enfermedad. Las mejoras logradas por una mejor alimentación se vieron contrarrestadas por el empeoramiento de las condiciones de vida como el alojamiento. El empeoramiento, en parte, es resultado de la interminable ofensiva aérea aliada y las dificultades alemanas para suministrar ropa, alojamiento y cuidados médicos, pero también de la discriminación sufrida por los trabajadores extranjeros del este, situados en las últimas escalas de la sociedad del Reich. (Ulrich Herbert: Enforced Foreign Labor in Germany under the Third Reich (pág. 309-315) Cambridge University Press 1997).


El artista polaco-estadounidense Arthur Szyk en "Para ser fusilados como enemigos peligrosos del Tercer Reich" (1943)


El ritmo de civiles soviéticos deportados sufrió un frenazo consecuencia de la contraofensiva soviética en el invierno de 1943, las regiones bajo dominio alemán del Don y Ucrania Oriental se ven comprometidas. La situación militar había terminado con las iniciales grandes capturas de prisioneros soviéticos y las deportaciones se concentrarían en las zonas todavía conservadas, sin poder mantener el ritmo previo.

El segundo frenazo en la deportación de civiles se produce en el otoño de 1943, los soviéticos reconquistan Ucrania Oriental y otras zonas. Pese a ello las deportaciones continuarán hasta el verano de 1944 en que los alemanes son definitivamente arrojados de suelo soviético; en realidad, a nivel cuantitativo, han caído mucho antes al reducirse drásticamente la zona y población de los territorios ocupados. En Bielorrusia, zona que permanecerá más tiempo bajo control alemán, las deportaciones tropiezan con la acción de los partisanos que dificultan las operaciones.

Los alemanes intentaron llevarse consigo a toda la población civil en edad útil, especialmente varones, ante la certeza de que serán reclutados por el Ejército Rojo. Sin embargo, la falta de material rodante y personal alemán y la rapidez del avance soviético hacen imposible una evacuación sistemática. Los soviéticos podrán pues reclutar a cientos de miles de hombres para reponer las enormes bajas sufridas.

En general, la productividad es baja en todos los sectores. Como es obvio, los deportados no tienen ningún deseo en trabajar para los alemanes y bajo condiciones terribles. Los informes de los encargados alemanes están plagados de casos de trabajadores soviéticos que se derrumban en sus bancos de trabajo o en los pozos de carbón debido al agotamiento y malnutrición. El porcentaje de enfermos era altísimo, alcanzando a veces hasta un tercio del total, restando productividad al conjunto de las plantillas. Los prisioneros en los campos de concentración ocupan, como de costumbre, el último lugar en las asignaciones. Aunque se realizaron intentos para mejorar en algo las raciones y condiciones de vida de éstos, el régimen nazi no logrará nunca superar la fundamental contradicción, para extraer un trabajo productivo los trabajadores tienen que ser bien tratados, alimentados y vestidos.


 Afiche soviético "Trabajo de choque  un bastión del poder defensivo de la URSS". V.B. Koretsky,1941


Cartel soviético de 1941, "Me puse detrás de la máquina...". Ventana TASS de la Unión de Artistas de Irkutsk, Departamento de Arte Siberiano del Museo de Arte Regional de Irkutsk 


Resultados de la explotación laboral

Los alemanes sufrieron dos grandes problemas durante toda la guerra. Por un lado, el mayor e inmediato, la falta de trabajadores en todos los sectores. Este problema fue acuciante y no admitía medias tintas, era imposible movilizar todos los recursos sin cubrir las millones de vacantes que la tremenda movilización de la Wehrmacht había creado. Desde este punto de vista los alemanes lograron a trancas y barrancas y mediante el empleo de una violencia salvaje resolver el problema a medias

A mediados de 1939 Alemania contaba con 39.1 millones de trabajadores alemanes (de ellos 24.5 millones de varones, 14.6 millones de mujeres y 0.3 millones de extranjeros) Con la movilización en 1940 ya solo se contaban con 34.8 millones de trabajadores alemanes (20.5 millones de varones, 14.4 millones de mujeres y 1.2 millones de trabajadores extranjeros y deportados); y, en los años posteriores esta cifra iría cayendo hasta tener un déficit de unos cuatro millones de trabajadores. Ese déficit fue creciendo como consecuencia de la espiral de movilización antes y después de Barbarroja y, según los años, osciló entre los seis y los nueve millones de puestos de trabajoComo sabemos parte se cubriría con trabajadores extranjeros. Hacia el otoño de 1944 había unos seis millones de extranjeros en el Reich, de ellos unos 2.5 millones eran soviéticos (40% del total) (Richard Overy: The Penguin Historical Atlas of the Third Reich (pág. 130-131) Penguin Books 1996).


Ventanas TASS, 1942, de la Región de Tomsk que destacan el trabajo de los soviéticos en la Gran Guerra Patria. (Museo Regional de Costumbres Locales de Tomsk - Siberia)

Sobre el papel se habían podido cubrir las vacantes. De todas formas y a pesar de la perentoria falta de mano de obra, los alemanes no vacilaron en asesinar a unos 3.5 millones de prisioneros soviéticos, hombres jóvenes que constituían una obvia reserva de mano de obra, y a millones de judíos que podían haber tenido una participación productiva en vez de ser asesinados

Una vez más, los imperativos ideológicos y raciales marchaban por delante de lo pragmático. Ni en la última etapa de la guerra el Reich logró liberarse de la contradicción entre sus exigencias ideológicas y prácticas. El absoluto desprecio a la vida humana que exhibieron los gerifaltes nazis tenía también su contrapartida económica. El asesinato de prisioneros agotados para sustituirlos por otros procedentes de campos de concentración podía ser una posibilidad factible en puestos de poca especialización como trabajos de construcción, progresivamente era imposible ocuparlos en puestos de trabajadores especializados, como algunas circulares tenían que recordar a los responsables políticos.

El segundo problema era de productividad de esa mano de obra. Si analizamos los resultados de la explotación laboral de los deportados y prisioneros soviéticos veremos que fue bastante inferior a la de los trabajadores alemanes libres. El problema de la productividad no es baladí. En sectores como la minería una productividad individual media del 50% de los prisioneros significaba que se necesitaba el doble de personal para extraer la misma cantidad de carbón o mineral y eso cuando ya faltaba personal en las plantillas, era un desastre para la economía bélica. En otros sectores, dependiendo de la procedencia, los porcentajes variaban. En general, los menos productivos fueron los prisioneros de guerra que no pasaron del 60% de la productividad de un trabajador alemán, debido a la malnutrición y malos tratos y llegaría a un 80-90% en el caso de las mujeres soviéticas que no sufrieron ese trato tan terrible. (Cifras de Bericht über die Tätigkeit der Chefgruppe Wirtschaft in Reichsministerium für die besetzen Ostgebiete, 20 November 1943, Berlin, citadas por Walter N. Sanning en Soviet Scorched-Earth Warfare: Facts And Consequences en Institute for Historical Review. Y, Christoph Buchheim: Die besetzten Länder im Dienste der deutschen Kriegswirtschaft während des Zweiten Weltkrieges. Ein Bericht der Forschungsstelle für Wehrwirtschaft. Vierteljahrsheft für Zeitgeschichte. Vol. 34, nº 1, enero 1986).

En suma, tras múltiples vaivenes (crímenes de lesa humanidad en la Unión Soviética), Alemania logró la mano de obra justa para sostener su guerra mundial, aunque la necesidad de mano de obra fue una de las consecuencias del fracaso de la invasión de la URSS


"Con el mundo en un hilo - la cuerda de hitler". Poster de 1944. M.M. Shcheglov. Ventana TASS Tomsk (Museo Regional de Costumbres Locales de Tomsk - Siberia)


Próxima entrega: La agricultura soviética bajo dominio alemán

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*Este artículo es continuación de: La industria soviética bajo ocupación alemana en la segunda guerra mundial

Fuente:

Foro IIGM

24 abril 2022

La industria soviética bajo ocupación alemana en la segunda guerra mundial


Caricatura de Vladimir Galba, "El Ejército soviético nunca dejó a los no deseados invitados sin atención". 1945


por Schwerpunkt 

Foro IIGM

Título original: El gran fiasco: Explotación económica alemana de la URSS.

* Todo el material gráfico y sus notas a pie de foto corresponden al editor de este blog.


El estado de la industria capturada

Veamos con unos cuantos ejemplos cual era el estado de las instalaciones industriales y mineras capturadas por los alemanes en la Unión Soviética, el intento de ponerlas nuevamente en operación y los resultados obtenidos.

Yacimientos de hierro de Krivoj Rog:

Estos eran unos yacimientos de mineral de hierro de importancia situados cerca de Nikopol, donde se encontraban los segundos yacimientos de manganeso más importantes de Europa. Antes de guerra se producían 19 millones de toneladas anuales. En la preparación económica bélica de Barbarroja el manganeso recibió una atención especial debido a su importancia, el manganeso es vital para la fabricación de aceros y aleaciones, sin él es imposible la fabricación de aceros especiales, por tanto la capacidad bélica alemana hubiera quedado anulada.

Cuando los alemanes conquistaron la zona los yacimientos de mineral de hierro de Krivoj Rog estaban devastados, la extracción del hierro no tenía sentido si no se aseguraba la producción del manganeso, los alemanes decidieron concentrarse en Nikopol. A esto se añadía la limitada disponibilidad de maquinaria, energía eléctrica, carbón y medios de transporte. 

En Nikopol (Ucrania) y Chiatura (Georgia) se encuentran los únicos yacimientos en Europa. Estos centros producían el manganeso soviético que bastaba para mantener toda la industria siderúrgica europea. Alemania sometida al bloqueo británico recibía las entregas de manganeso soviético durante la vigencia del pacto Ribbentrop-Molotov. 




Arriba: Cartel propagandístico soviético de la región de Irkutsk, de la publicación conocida como "Agitokna"; abajo: "Quien a nosotros con la espada entrará. Por la espada morirá"

Los informes alemanes señalaban la casi total destrucción de las instalaciones o la evacuación de todos los trabajadores, de todo el utillaje y maquinaria útil (1.950 motores eléctricos de 2.000), no había prácticamente energía eléctrica para trabajar, numerosas voladuras de torres, instalaciones y construcciones destruidas o quemadas. A pesar de ello la corriente eléctrica no había desaparecido del todo y la destrucción no había sido tan completa como en la zona del Donets. Ante la imposibilidad de reconstruir las instalaciones y la explotación en un plazo medio de tiempo el comando alemán encargado dirige el desmontaje de piezas útiles para ser empleadas en los yacimientos de manganeso de Nikopol.

Se transportó más de 1.3 millones de toneladas del mineral al Reich y Rumanía, a partir de julio de 1942 debido a la escasez de transportes, la producción satisfacía las necesidades alemanas lo cual permitió acumular stocks, en su mayoría stocks capturados y parte de la explotación que permitieron a la industria siderúrgica alemana continuar la producción durante gran parte o toda la guerra. Además, se replanteó la producción local de mineral de hierro en Krivoj Rog y el carbón del Donets para fabricar acero creando una industria siderúrgica completa que permitiría gracias a las cuantiosas reservas existentes encarar el futuro con optimismo, las operaciones iniciaron a principios de 1943 y el sueño terminaría en octubre de 1943 al convertirse la región en zona de combate. En febrero de 1944 los alemanes volaron las instalaciones en Nikopol y la zona cayó nuevamente en manos soviéticas con varios miles de toneladas de mineral y concentrado capturados. (Resumen de informes alemanes detallados en “Aufbau einer Kriegsindustrie im eroberten Teil der Sowjetunion”. Extractos de los informes más importantes del sector industrial. Otra consulta es Vasilii V. Strishkov & Richard Levine: The Manganese Industry in the USSR (pág. 21-22) Bureau of Mines, United States Department of the Interior 1986).


Izquierda: "Hacia el Este - Hacia el Oeste", serie "Lápiz de Lucha", 1941; Derecha: "Matar al reptil", 1942, de la revista "Kokrodil"

Yacimientos de carbón de la cuenca del Donets:

La industria de la época estaba basada en el suministro abundante y continuo de carbón. Sin carbón no se podía operar una industria siderúrgica, no se podían operar los ferrocarriles a plena capacidad y no se podía generar electricidad para multitud de procesos industriales (galvanizado, producción de aluminio, etc). Los alemanes se encontraron con una pesadilla a todos los niveles, destrucción de la infraestructura productora de carbón, destrucción de la infraestructura encargada de transportarla y destrucción de cualquier otra fuente alternativa de electricidad como las presas hidroeléctricas.

Los informes alemanes reportan destrucciones muy importantes tanto en superficie como en el interior de las minas de todo tipo de instalaciones. Destrucción casi total de los ferrocarriles que sirven a las minas e inundaciones en numerosas de ellas. Falta total de energía eléctrica lo que hace casi imposible bombear las minas inundadas. Prácticamente todos los trabajadores han sido evacuados. Se capturaron 1.3 millones de toneladas de carbón que, como señala el informe, apenas bastan para las necesidades inmediatas de las tropas, los ferrocarriles y generación de energía eléctrica.

El comando alemán determina ante la devastación el concentrarse en las pocas instalaciones menos dañadas e intentar conseguir en unos meses un 5-10% de la producción de preguerra. Se reclutan miles de trabajadores soviéticos para la limpieza y trabajos preliminares. Traer numerosas maquinaria, bombas, generadores y material minero, en general, de Polonia, Francia y el Benelux.


Cartel soviético de M.M. Shcheglov, "En la fábrica, en el taller, el ritmo debería ser así, con cada nueva tonelada de carga aplastamos el vientre de los alemanes"  


A pesar de aumentar la producción, claramente estaba por debajo de las necesidades de los ocupantes. Además de maquinaria hay que importar carbón del Reich para poder operar los ferrocarriles. Otro problema y no menor es la falta de mano de obra especializada, las deportaciones realizadas por Sauckel hacia el Reich junto a las evacuaciones realizadas en los primeros meses de la guerra hacen que falte mano de obra en general y especializada en particular. Se intenta suplir con el empleo de prisioneros de guerra, sin que se logre atender las necesidades.

Se reconstruyó la gran presa hidroeléctrica de Zaporozhe (volada en la retirada rusa). Se tuvieron que enviar desde Alemania numerosos suministros de cemento, acero, turbinas, maquinaria y material eléctrico. Finalmente en enero de 1943 se puso de nuevo en funcionamiento y proporcionó energía eléctrica de manera continua... (por poco tiempo). El plan contemplaba aumentar la explotación para conseguiría cubrir las necesidades bélicas, de los ferrocarriles y de la economía regional que poco a poco iba recuperándose y liberar el material rodante dedicado a traer carbón del Reich. Tras la gran ofensiva soviética de Stalingrado la zona se convirtió en campo de batalla y se perdieron varias minas lo que causó una gran caída de producción. Hubo una nueva contraofensiva alemana en marzo de 1943 que retomó la zona y la producción de carbón se reanudó alcanzando la mayor cifra durante la ocupación (julio 1943: 456.000 toneladas). En agosto de 1943 comenzaron las operaciones soviéticas de reconquista en la zona y el colapso de los transportes acabó con las operaciones por completo.

En general, el balance de la explotación carbonífera alemana en las zonas ocupadas fue negativo, las cifras conseguidas fueron ridículas, se necesitaron grandes cantidades de carbón del Reich para conseguir un mínimo de operatividad industrial y sobre todo para operar los ferrocarriles. (2.380.000 toneladas enviadas desde el Reich para la economía del Wi Stab Ost; 2.100.000 t. para el consumo de las tropas; 15.000.000 t. para los ferrocarriles).

Claramente era un negocio ruinoso, por cada tonelada soviética extraída se tuvieron que aportar casi tres desde el Reich con el agravante de que el precio de esa tonelada transportada hasta Rusia era elevada.


"Disputa laboral por vencer a los fascistas!", (autor no determinado). Museo del Arte del Lejano Oriente.

La explotación del petróleo soviético: el mayor de los fiascos

Hemos visto el cúmulo de distorsiones alemanas antes del gran ataque a Rusia sobre las posibilidades de explotación económica de los territorios ocupados. El del petróleo fue uno de los más notorios.

Los expertos habían avisado que sería muy dudoso conseguir petróleo del Cáucaso y que en cualquier caso no se podrían cubrir las necesidades alemanas por no decir europeas. Las cifras de petróleo soviético exportado en realidad no habían dejado de caer desde el año 1932 cuando se exportaron 6.1 millones de toneladas, el récord alcanzado para financiar el gran programa de industrialización estalinista. A partir de ahí no dejaron de caer y en 1938, el último año de preguerra tan solo se exportaron 1.4 millones de toneladas. Como sabemos durante el año y medio que estuvo en vigor el pacto germano-soviético la URSS apenas exportó 0,94 millones de toneladas a pesar de las presiones alemanas.

Las razones para estas cifras tan bajas de exportación y excedentes estriban en que la URSS cada vez consumía más petróleo debido a su crecimiento industrial e incipiente motorización mientras que su producción no aumentaba al mismo ritmo. Ya en el año 1938 quedó la producción estancada alrededor de 30 millones de toneladas y no fue posible incrementarla ante la falta de tecnología. El descubrimiento en 1929 de un importantísimo yacimiento entre el Volga y los Urales llamado el “Segundo Bakú” apenas tuvo resultados tangibles ante la falta de equipo de perforación para explotarlo. (Marshall Goldman: Oilopoly: Putin, Power and Rise of the New Russia (pág. 6 y pág. 29-31) Oneworld Publications 2008).


Cartel de propaganda soviético, "Tecnología - ¡a las masas! ¡Dominar la técnica es una misión de combate!"

Además, de las casi insuperables dificultades de transporte se añadía la falta de capacidad de refinado. Europa en 1939 solo podía refinar 17 millones de toneladas a pesar de que consumía unas 25-30 millones de toneladas. El petróleo soviético tendría no solo que alimentar a las fuerzas armadas y economía alemanas sino a la francesa, belga, holandesa, italiana, etc. para que pudieran funcionar a su capacidad teórica y aportar de manera significativa al Grosswirtschaftsraum. Otro tremendo cuello de botella productivo imposible de salvar en el corto plazo. (Peter R. Odell: An Economic Geography of Oil (Routledge Revivals)

Los mismos expertos informaban que la industria petrolífera soviética estaba obsoleta al sufrir el embargo tecnológico por parte de EE.UU. tras la guerra contra Finlandia y, en general, al no recibir tecnología y material avanzado de extracción en los últimos años. Baja productividad y era de esperar encontrarse con destrucciones y sabotajes que obligaría a despachar gran cantidad de material de perforación, extracción, oleoductos, compresores, etc.

La más importante producción petrolífera soviética de preguerra  estaba en el Cáucaso que producía el 86% (Bakú, Groznii y Maikop). Pequeños yacimientos en Galicia, Ucrania Occidental, en la antigua Polonia que rendían unas 370.000 toneladas anuales antes de la guerra. Debido a la rapidez del avance en los primeros días de Barbarroja los alemanes capturaron los yacimientos relativamente intactos, en 1942 lograron extraer 250.000 t. y en 1943 390.000 t. Otra zona menor de explotación era Estonia con la extracción de petróleo a partir de la destilación de esquistos bituminosos (Rolf-Dieter Müller: Die Deutsche Wirtschaftspolitik in den besetzten sowjetischen Gebieten 1941-1943 (pág. 249) Harald Boldt Verlag 1991).

El petróleo del Cáucaso era el que, según Hitler, daría la independencia económica al nuevo imperio alemán. Pero a pesar de los impresionantes avances alemanes, Bakú, la principal región petrolífera, se encontraba a unos buenos 1.300 km de Rostov al Don, el extremo oriental del avance alemán en 1941 y a nada menos que 3.500 km de Berlín.


"Canibal Hitler arroja a millones de personas al crisol de la masacre mundial", autor Nalivaiko Ivan Ivanovich; y, Cartel de promoción del segundo empréstito militar de la URSS "¡Que fastidie al reptil alemán mi rublo armado con proyectil!", 1943

Los esfuerzos alemanes iban a dirigirse a la conquista y explotación del petróleo caucasiano. Gran parte del petróleo extraído era refinado en otras regiones, a veces a gran distancia del origen. Las instalaciones alemanas de refinado y craqueo se encontraban a distancias aún mayores. Y una parte de este petróleo después de recorrer distancias superiores a los 3.000 km sería a su vez reexpedido para su consumo por la Wehrmacht y Luftwaffe en la propia Rusia. Claramente el flete marítimo era con diferencia el más eficiente para solventar el problema pero mientras no se dominara por completo el Mar Negro esto no era factible ante la amenaza de la marina soviética y, por si fuera poco, no se disponía de suficientes buques tanque para transportarlo. Entretanto habría que intentar funcionar con el escaso flete ferroviario disponible en las zonas ocupadas. Desde un punto de vista objetivo con la infraestructura y los recursos disponibles como el material rodante en 1941-42 las operaciones a gran escala eran absolutamente imposibles.

Dentro de los comandos del Wi Stab Ost, el dedicado al petróleo, conocido como la Technische Brigade Mineralöl (TBM) tendría una especial importancia. Sería un comando de gran tamaño y dotado de muchos medios encargado de la explotación de los pozos petrolíferos conquistados. El TBM había sido formado en 1941 pero el fracaso a finales del año en derrotar a la Unión Soviética había impedido la que tenía que ser su principal misión, la explotación del Cáucaso. Las destrucción sufrida por la industria y comunicaciones a manos de los rusos en retirada no permitían aventurar mucho optimismo. El general Thomas, al recibir informes de la destrucción de los yacimientos petrolíferos, anotaba en su diario a finales de octubre “que de Maikop no podemos esperar nada…” Y entretanto los líderes de Konti Öl, la corporación encargada de la explotación del petróleo en el Este, esbozaban grandiosos planes como un oleoducto de Maikop a Bucarest que siendo sobreoptimistas estaría terminado en dos años. Se preparaban planes para fabricar numerosos vagones tanque. En cualquier caso la reconquista a primeros de diciembre de Rostov y el parón sufrido por la ofensiva alemana en diciembre de 1941 obliga a aparcar todos estos planes. (Dietrich Eichholtz: Geschichte der deutschen Kriegswirtschaft 1939-1945 (pág. 482) volumen I. K. G. Saur Verlag GmbH 2003).


"¡Cada golpe de tu martillo golpea al enemigo!", Viktor Deni,1941


En el corto plazo las dificultades simplemente para transportar el material de extracción, maquinaria a los yacimientos capturados eran tremendas. Nominalmente las vías férreas habían sido cambiadas al ancho europeo hasta Rostov, había que efectuar múltiples transbordos para cruzar los puentes destruidos del Dnieper y el Don, su reconstrucción se demorará bastantes meses. A finales de 1942 todavía se estaban reparando los puentes deshechos del Dnieper por no hablar de los del Don y otros ríos.

Aunque el petróleo fuera el “Leitmotiv” de toda la campaña para conquistar el Cáucaso, había otros recursos de gran interés en la zona. La primera gran mina de manganeso de Europa se encontraba en Chiatura, Georgia, y superaba incluso la producción de Nikopol. Sin esa producción la producción siderúrgica soviética ya no era posible. Además, en 1940 se habían encontrado yacimientos de molibdeno y tungsteno en las cercanías del monte Elbrus. La producción agraria y de cereales del Cáucaso norte eran de importancia lo que subrayaba el carácter estratégico económico de la región. Al no contar la región con ninguna industria de mención, era claramente una región productora de materias primas.

Tan solo una zona productiva caerá en poder de los alemanes, Maykop en agosto de 1942. Groznii quedará a poca distancia del máximo avance alemán y Bakú quedará a unos buenos 600 km de la vanguardia alemana. Paradójicamente la fuerte caída sufrida por la producción petrolífera soviética tiene más que ver con los sabotajes realizados y la distorsión creada en la red logística por el ataque alemán que por la posesión física de los yacimientos. Los yacimientos de Groznii son prácticamente abandonados ante el avance alemán y en los de Bakú se sellan cientos de pozos y se evacúa parte del utillaje. La casi conquista de Stalingrado estrangula el tráfico fluvial por el Volga por el que circula nada menos que el 30-40% de todo el petróleo soviético.


 Póster "¡Más metal, más armas!". N.M. Avakumov 1941


En enero de 1942 comienza la planificación para constituir la TBM (Technische Brigade Mineralöl) encabezada por Günther Schlicht, miembro del consejo de administración de Ost-Öl GmbH, una de las sociedades creadas por Goering para la explotación de los recursos petrolíferos en la Europa ocupada. Se contaba con que los soviéticos evacuarían gran parte del material de perforación, sondeo, refino, bombas, oleoductos y lo que no pudiera ser evacuado sería destruido a gran escala en los campos petrolíferos del Cáucaso. Según la estimación del propio Schlicht se necesitarían unas 600 instalaciones de perforación que debido a la mejor productividad podrían suplir a las 836 instalaciones soviéticas. No obstante se contemplaban dificultades casi insalvables, de las cuales las principales se resumen en tres:

1) No se disponía de equipo suficiente para reemplazar a los equipos de perforación y sondeo soviéticos que presumiblemente serían destruidos o evacuados; 2) Dificultades de transporte, no se podía llevar equipos de perforación y refinado necesarios para poner en funcionamiento los yacimientos; 3) No se disponía de técnicos suficientes para las tareas de reconstrucción y perforación. (Vasilii V. Strishkov & Richard Levine: The Manganese Industry in the USSR (pág. 21-22) Bureau of Mines, United States Department of the Interior 1986).

La industria alemana en 1942 solo podía proporcionar 75 instalaciones de perforación de las 600 necesarias, algunas más podía conseguirse mediante el desmantelamiento de instalaciones en países ocupados. Se hubiese necesitado años para conseguir esa cantidad y unos 4 años para producir las 1.000 instalaciones juzgadas necesarias para explotar en condiciones los yacimientos del Cáucaso, por ello, debían concentrarse hasta finales de 1942 en los yacimientos de Maikop, a mediados de 1943 podría comenzarse con los de Groznii y posteriormente los de Bakú (la mayor de las tres).

 

Arriba: "¡Acero fundido por las gargantas de los fascistas!", Mikhail Matveevich Baliasnyi, 1941; y, "El voto de los trabajadores metalúrgicos", TASS No. 485, 1942. "Damos nuestra promesa al pueblo y al ejército: ¡Vamos a verter metal en las gargantas de los fascistas!", Pavel Petrovich Sokolov-Skalia. Abajo: "Ural - Al frente!"; y, cartel soviético dedicado al papel de la metalurgia en la victoria sobre la Alemania nazi y sus aliados en la Gran Guerra Patriótica "Los metalúrgicos de Kuznetsk contribuyeron a la Gran Victoria".


En el otoño de 1941 los soviéticos habían efectuado trabajos de sabotaje y destrucción ante la posibilidad de un avance alemán, y en el verano al penetrar los alemanes en la región, se pone en marcha un plan sistemático de destrucción. Prácticamente todos los 755 pozos de la zona, los 13 compresores y el oleoducto fueron destruidos así como los tanques de almacenamiento de los que los alemanes solo recobraron una ínfima fracción. De los cientos de torres petrolíferas destruidas lograron reconstruirse tres o cuatro a partir de restos. La falta de energía complicó extraordinariamente las operaciones para extraer el crudo. Cuando llegaron algunos compresores se logró comenzar a bombear petróleo si bien a una fracción microscópica de la cantidad normal. (David R. Higgins: Behind Soviet Lines: Hitler´s Brandenburgers capture the Maikop oilfields 1942 (pág. 64). Osprey Publishing 2014).

Una reunión tuvo lugar en Berchtesgaden, el 21 de noviembre de 1942, entre Goering y los técnicos de la TBM para examinar la falta de resultados conseguidos por la TBM. Los técnicos de ésta se defendieron vehementemente de los reproches de Goering, que como de costumbre no entendía la complejidad técnica de la explotación ni las repercusiones de los daños sufridos en la zona y las dificultades logísticas. Como anécdota sobre la ignorancia técnica de Goering al ser informado que los rusos han bloqueado los pozos inyectando hormigón y otros obstáculos, preguntó si no se podrían extraer con unos grandes sacacorchos…

Los técnicos aseguraban que a finales de 1943 se podría conseguir resultados apreciables gracias, en parte, "al desmantelamiento sin ningún miramiento de las refinerías francesas" que estaba en marcha y "que permitiría hacia mediados el refino de unas 65.000 toneladas mensuales", en la refinería en construcción de Jerson, en Ucrania, siempre y cuando la situación catastrófica de los transportes mejorara, lo que no estaba claro. Incluso si se hubiera reparado los yacimientos menos dañados, es dudoso que los alemanes hubieran podido transportar el crudo extraído al Reich o Rumanía para refinarlo, por una simple cuestión logística. Para transportar varios millones de toneladas se hubieran necesitado decenas de miles de trenes.


Izq. Póster "Trabajar en el frente como en la retaguardia. Cada tonelada de pan, petróleo, carbón, acero es un golpe para el enemigo" (Lápiz de Lucha); medio: "Cada kilogramo suministrado golpea al enemigo"; Derecha: Afiche “Entreguemos el hierro, el cobre, el plomo. ¡Aceleremos el fin de Hitler!", Lyubimov A.A. 1941


Los alemanes disponían de la mísera cantidad de unas 300 locomotoras, que a duras penas abastecían a las fuerzas alemanas situadas en el frente. En el mejor de los casos (y con suerte) no hubiera podido transportarse más de 10.000 toneladas mensuales, además, los puentes sobre el Don estaban todavía destruidos y había que transbordar los trenes en los ríos. En el propio Reich se fantaseó con la construcción de un gigantesco ferrocarril de vía muy ancha para aumentar la cantidad que los convoyes podían transportar. Estos proyectos no pasan de la ciencia ficción en momentos en los que los ferrocarriles normales no podían siquiera abastecer a un pequeño grupo de ejércitos situado en el Cáucaso. De hecho una de las razones del retraso en la ofensiva de verano alemana había sido la imposibilidad de los ferrocarriles para acumular el combustible, munición y suministros necesarios para el gran ataque a tiempo.

La aventura alemana termina en enero de 1943 cuando la ofensiva soviética fuerza a un precipitado repliegue y a la voladura y destrucción de todo el material por falta de medios de transporte. Tras un tremendo esfuerzo, los alemanes han logrado extraer unas 1.000 toneladas, una cantidad absolutamente ridícula. (Dietrich Eichholtz: Krieg um Öl: Ein Erdölimperium als deutsches Kriegsziel (1938-1943) Leipziger Universitätsverlag GmbH 2006).


Arriba: Las dos primeras es una variante del artista Nikolai Andreevich Dolgorukov "¡El enemigo no se salvará!", 1941; y, "El fascismo será aplastado", de I.A. Volkov, 1941. Abajo: Izq. artista desconocido. "Esto es para Hitler" (boceto para el cartel de Windows TASS No. 2), 1941; medio: Dolgorukov N. A. Póster "¡Barramos a los bárbaros fascistas de la faz de la tierra", 1941; y, derecha: "El escucha melodías amenazantes". Dolgorukov, 1945.


El programa “Iwan” de 1942-43: Municiones y aluminio

El programa “Iwan”, inició en mayo de 1942, era un plan a cuatro años para utilizar la industria pesada de Ucrania Oriental en la fabricación de munición de artillería. El plan inicialmente contemplaba la producción de 2.6 millones de proyectiles. El plan sufrirá múltiples vaivenes y revisiones a la baja debido a problemas de toda índole como falta de maquinaria, personal, carbón y quizás el mayor de todos la falta de suministro de energía eléctrica. En el invierno de 1943 la ofensiva soviética en la zona de Kharkov causó problemas al invadir zonas donde se estaba implementando el programa. (Rolf-Dieter Müller: Die Deutsche Wirtschaftspolitik in den besetzten sowjetischen Gebieten 1941-1943 (pág. 243) Harald Boldt Verlag 1991).

La reconstrucción y entrada en operación de la presa de Zaporozhe permitió contar con un suministro continuo de energía por fin en enero de 1943.  La producción de electricidad tenía otra razón de peso, en las cercanías de Zaporozhe se encontraba una gran factoría de aluminio soviética que los alemanes querían poner en operación. Para ello se necesitaba maquinaria y por supuesto abundante energía eléctrica (La gran presa hidroeléctrica de Zaporozhe detuvo el suministro continuo de energía a principios de septiembre 1943 por el avance soviético que interrumpe las operaciones). La gestión del combinado de producción de aluminio estaría en manos de la Vereignigte Aluminium-Werke AG (VAW) que en 1941 fabricaba el 15% de todo el aluminio mundial. Con la victoria alemana sobre Francia en junio de 1940 había adquirido otras instalaciones. No parece que hubiera demasiado interés en las instalaciones soviéticas que, además, estaban muy destrozadas pero una combinación de presión política así como la expectativa de ganancias y nuevo patrimonio empresarial “ayudaron” a que la VAW se pusiera manos a la obra. En mayo de 1942 se fija un objetivo de producción de 20.000 toneladas anuales, cantidad considerable, más o menos el 7% de la producción alemana pero un 38% de la producción soviética en 1942. En septiembre de 1943 los soviéticos penetran en la zona provocando la evacuación de la región y el desmantelamiento del programa. (Peter Josef Belli: Das Lautawerk der Vereinigte Aluminium-Werke AG (VAW) von 1917 bis 1948: ein (pág. 289-306) Lit Verlag 2012).


Tarjeta postal. "Regalos de año nuevo que Papá Noel entrega al enemigo, los hará sentir calientes en el frío y fríos en el calor" 1941-1942

A finales del verano de 1943 las instalaciones están casi listas para comenzar la producción de munición de artillería con cifras inferiores a las planeadas que hubiesen permitido a las fuerzas alemanas disponer de un suministro considerable de munición de artillería a escasa distancia del frente. La ironía es que en agosto los soviéticos rompen el frente y en septiembre se ordena paralizar todo el programa, la evacuación de todas las instalaciones posibles y la voladura de todo lo que no pudiera ser evacuado. (Kim Christian Priemel: Flick. (pág. 465-467) Wallstein Verlag 2013).

Paul Pleiger (Director de Berg-und Hüttenwerksgesellschaft Ost, una de las sociedades siderúrgicas de los Hermann Göring Werke en el este y Comisionado del Reich para la Producción del Carbón) había anunciado el casi nulo interés de la industria pesada alemana en las inversiones en el Este. La industria alemana estaba mucho más interesada en sus adquisiciones en Checoslovaquia, Francia y el Benelux, así como atender los compromisos de pedidos bélicos que en una intervención en Rusia. Pleiger subrayó “el deber nacional como padrinos de gestionar las empresas ucranianas y hacerlas útiles para la industria bélica alemana”. Pleiger junto al dubitativo Alfred Krupp visitó “fábricas escogidas” (aparentemente asignadas a las empresas de Krupp en Mariupol). No había derechos de propiedad, responsabilidad en la reconstrucción técnica cuyos gastos se facturarán al estado, el compromiso suponía una especial consideración en el futuro reparto de industrias cuando llegue la paz.


"Barreremos a los bárbaros fascistas", N. Dolgorukov. 1941

En la explotación de minerales, los alemanes ocupan las minas de molibdeno y volframio de Nizhni Baksan. Se trata de uno de los poquísimos yacimientos de estos metales en Europa y lógicamente de gran importancia estratégica. Los rusos volaron las instalaciones, galerías y el comando alemán dedicará varios meses a limpiar las minas de escombros pero sin poder extraer mineral. La contraofensiva soviética de enero de 1943 pone fin a la aventura. (George A. Ravchevsky: The Tungsten Industry in the USSR (pág. 4) Bureau of Mines, United States Department of Interior 1988).

El Mayor General Nagel, comandante del Wirtschafsstab Ost desde finales de 1943, tras la guerra declaró: “Lo que fue destruido por las tropas alemanas en retirada no ha llegado ni con mucho al grado de destrucción conseguida por los rusos en su retirada".


Cartel "Destruyamos el estado de Hitler e inspirémonos"

Respecto a la industria ligera y de bienes de consumo inicialmente no hubo interés alguno por los alemanes, fuera del saqueo de existencias. A medida que se prolongó la guerra decidieron utilizar la capacidad productiva existente. Como era el caso, esta había quedado afectada por la evacuación y sabotaje soviético, así como por las requisas alemanas. Las necesidades del primer invierno bélico se tradujeron en necesidad de calzado, ropa de abrigo y suministros para las tropas alemanas. Se realizó una reconversión acelerada de los talleres e industrias, por ejemplo, los talleres de calzado para proveer a toda prisa a las tropas alemanas, aunque no para los civiles soviéticos. (Hein A.M. Klemann, Sergei Kudryashov: Occupied Economies: An Economic History of Nazi-Occupied Europe, 1939-1945 (pág. 335-347) Berg Pub. 2012)


"Novedades en equipamiento militar". Cartel-periódico de Bandera Bolchevique, eEdición No. 21, autor P.P. Bunakov, 1941


La industria en los estados bálticos (Lituania, Letonia y Estonia)

En Letonia, la banca y la industria habían sido propiedad de comerciantes alemanes y además de explotaciones ganaderas que en los años veinte y treinta exportaban productos lácteos y madera. Contaba con una industria ligera de interés y una gran fábrica de vagones de ferrocarril en Riga. Esta fábrica suscitó el interés de los industriales alemanes que con el apoyo de Speer decidieron transformarla en una fábrica de camiones. Opel AG que tenía problemas en su fábrica de Brandenburg por falta de materias primas y personal decidió ampliar su producción en dicha fábrica, con el apoyo de las autoridades pasaría a su propiedad sin coste. (Paul Erker & Toni Pierenkemper y otros: Deutsche Unternehmer zwischen Kriegswirtschaft und Wiederaufbau: Studien zur zur Erfahrungsbildung von Industrie-Eliten (pág. 29) Oldenbourg Wissenchaftsverlag 1999).

Aunque estos planes no dieron fruto alguno, indica a las claras la disposición de los industriales alemanes a hacerse con instalaciones y oportunidades de negocio en los nuevos territorios


Cartel de M.A. Gordon "¡Destruyamos el odiado 'nuevo orden en Europa' y castiguemos a sus constructores!", 1943

La fábrica de vagones en Riga, Vairogs, que antes de la guerra había sido una empresa alemana –Tochtergesellschaft Phoenix, había vendido las instalaciones al estado de Letonia, recibió numerosos encargos,  la confusa gestión alemana del negocio así como la excesiva diversificación en la producción hizo que apenas llegara a la mitad de los pedidos. (Kim Christian Priemel: Flick. Eine Konzerngeschichte vom Kaiserreich bis zur Bundesrepublik (pág. 455-458) Wallstein Verlag 2013).

Los alemanes habían prometido reprivatizar las empresas confiscadas por los soviéticos, el proceso fue tan lento que en junio de 1942 tan solo 700 pequeñas empresas habían sido devueltas a sus dueños. Claramente los alemanes querían mantener las porciones principales de la tarta en sus manos. Como de costumbre Goering con su Wirtschaftsführungsstab Ost (WiF Stab Ost) controlaría la industria y la agricultura entrando en conflicto con la Wehrmacht que lo que quería era confiscar alimentos y recursos para el Ostheer. Para hacer las cosas más complicadas, Alfred Rosenberg, administrador civil de los Territorios Ocupados deseaba un cierto desarrollo de las sociedades bálticas chocando con los deseos de mera explotación económica de las otras agencias. (Valdis O. Lumans: Latvia in World War II. (pág. 187-193) Fordham University Press 2006).


Cartel "Los kilogramos de Voroshilov", Viktor Nikolaevich Denisov (Deni)

Dentro de la industria ligera había algunas empresas de cierto interés como la fábrica de bombillas eléctricas Osram en Riga, varias fábricas de bicicletas y algunas empresas de material eléctrico. (Rolf-Dieter Müller: Die Deutsche Wirtschaftspolitik in den besetzten sowjetischen Gebieten 1941-1943 (pág. 245-246) Harald Boldt Verlag 1991).

Letonia tenía activos industriales interesantes, pero la agricultura y ganadería fue el área de interés para los alemanes, así como la explotación maderera. Estonia era el único estado báltico dotado de recursos minerales de cierto interés. Los esquistos bituminosos cuya explotación databa de años recientes y cuya destilación producía hidrocarburos fueron explotados durante toda la ocupación alemana. El fuel oil destilado fue muy útil para la Kriegsmarine. Había algunos yacimientos bastante pobres de fosfatos que ante la carencia casi total en el Grossraum fueron explotados. La casi ausencia de industria forzaba una vez más a centrarse en la agricultura.


Boris Efimov y N.A. Dolgorukov, póster "Anular la superioridad de los tanques alemanes", 1941.

La extracción de hidrocarburos de los esquistos sufrió extensos daños a manos de los soviéticos en retirada. Los alemanes se limitaron a incorporar la industria nacionalizada por los soviéticos a una empresa del grupo Kontinentale Öl que controlaba todos los intereses petrolíferos alemanes en los territorios ocupados (Baltisches Öl GmbH) y ponerlas en operación. (Rurik Holmberg: Survival of the Unfit: Path Dependence and the Estonian Oil Shale Industry (pág. 128-131) Linköping University 2008).

Los planes para conseguir en 1945 una producción mayor de petróleo fueron abortados ante el avance soviético. Durante la guerra hasta la reconquista soviética, octubre de 1944, miles de trabajadores incluidos alemanes, un gran número de prisioneros de guerra rusos y judíos lograron que todas las instalaciones produjeran 3.307.000 toneladas de esquisto que rindieron 241.000 toneladas de hidrocarburos tipo fuel oil naval de gran calidad y que serían consumidos en gran medida por la Kriegsmarine. (Rolf-Dieter Müller: Die Deutsche Wirtschaftspolitik in den besetzten sowjetischen Gebieten 1941-1943 (pág. 224-226) Harald Boldt Verlag 1991).


Cartel de T.I. KSENOFONTOV ¡CAMARADA! AL RECONSTRUIR TU FÁBRICA, TU EMPRESA, AYUDAS AL EJÉRCITO ROJO A APLASTAR AL ENEMIGO, ¡ACERCAS LA VICTORIA.


Próxima entrega: La explotación laboral alemana en los territorios ocupados de la URSS.

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*Este artículo es continuación de: Administración nazi en los territorios ocupados del Este

Fuente para el presente artículo: 

Foro IIGM 

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