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28 enero 2022

Origen de la política exterior de los EEUU: El “Destino Manifiesto" y la "Doctrina Monroe"


"Progreso americano", de John Guest (1872). Esta pintura muestra el "Destino Manifiesto" (la creencia de que Estados Unidos debería expandirse desde el Atlántico hasta el Océano Pacífico). Esta escena popular de personas que se mudan al oeste capturó la vista de los estadounidenses en ese momento. Llamado "Espíritu de la frontera" y ampliamente distribuido como un grabado que representa a los colonos que se mueven hacia el oeste, guiados y protegidos por Columbia (que representa a Estados Unidos y está vestido con una toga romana para representar el republicanismo clásico) y con la ayuda de la tecnología (ferrocarriles, telégrafos) conducen nativos americanos y bisontes en la oscuridad. La tecnología que se muestra en la imagen se utiliza para representar el estallido de la innovación y la invención de la tecnología moderna. También es importante señalar que Columbia trae la "luz" como se ve en el lado este de la pintura mientras viaja hacia el oeste "oscurecido". (Wiki)

Introducción por el editor del blog

Sabemos que este es un tema recurrente, en el ciberespacio encontramos abundante información sobre el "Destino Manifiesto"; sin embargo, en la segunda parte daremos lectura a un artículo de Ricardo Vicente López, texto simple y comprensible, alejado de la pomposa y académica prosa literaria de muchos investigadores de aclamados sitios web, valiendo la pena compartirlo con el lector que desea conocer la temática sin tanto rodeo.

Debemos agregar una explicación previa sobre la Doctrina Monroe para complementar el interesante ensayo.

La Doctrina Monroe

En principio, el discurso del presidente James Monroe de 1823 (Sexto discurso sobre el Estado de la Unión) ante el Congreso debe ser entendido como una confirmación del dogma puritano del "Destino Manifiesto". Cuando se lo pronunció causó escepticismo, no era más que simple retórica, no se lo consideró aún como una doctrina. 


Retratos del presidente James Monroe (el de cuerpo entero corresponde al artista John_Vanderlyn). Fue John Quincy Adams, que sería presidente de los Estados Unidos, sucediendo a Monroe, quien redactó el texto de lo que posteriormente se conocería como "Doctrina Monroe".


En esencia se declaraba: “América para los americanos”. Se debe entender esto como América -el continente- para los estadounidenses, nada que ver con algún tipo de alianza americana por su lucha libertaria, ni nada que ver con las rivalidades estadounidenses con las potencias europeas.

La denominación “Doctrina Monroe” se impone con fervoroso apoyo mucho después (alrededor de 1854) a raíz de que el área de influencia estadounidense va forjándose en el resto de América y se la adopta oficialmente como la política exterior de los Estados Unidos.

El pronunciamiento de Monroe "coincidió" con las guerras de independencia de Latinoamérica de las potencias coloniales europeas y la anunciada intervención de la Santa Alianza (La Santa Alianza -Austria, Rusia y Prusia- 1815, tras la batalla de Waterloo. Es un pacto político que invoca principios de carácter religioso, como la defensa del cristianismo y de la "indivisible trinidad". De allí su nombre. Los monarcas se comprometieron a intervenir militarmente donde fuera necesario para aplastar toda revolución que cuestionara la legitimidad monárquica y los principios del absolutismo. A fines de 1815, la Santa Alianza firmó un acuerdo con Gran Bretaña para defender el equilibrio de poderes que se había acordado en el Congreso de Viena. Para 1818, Francia también se sumó a la Santa Alianza. Se dieron varios congresos para coordinar la intervención militar de esta Alianza en aquellos territorios donde el orden absolutista estuviera en peligro. La Santa Alianza se desintegró en 1825).

El Tío Sam se declaró de antemano garante y protector de las futuras repúblicas al considerar que cualquier intervención de potencias europeas en el destino de los países americanos será visto como un agravio directo a los Estados Unidos, en consecuencia, debían esperar una respuesta inmediata y contundente. En esencia, se buscaba proteger los intereses de Estados Unidos ante las alianzas imperiales europeas que aún ambicionaban obtener beneficios de una Latinoamérica inmersa en su propio proceso anti-colonial.

No está claro si en aquel momento Estados Unidos pudiera haber hecho frente una amenaza real de potencias extra-continentales, apenas había pasado pocas décadas de su independencia y se estima que era militarmente débil para resistir nuevos conflictos coloniales impulsados desde Europa. 


Una interesante ilustración estadounidense anterior al discurso de Monroe de 1923. "Un combate de box u otra nariz ensangrentada para John Bull", 1813, caricatura política del grabador William Charles (1776-1820). El artista se regocija con las pérdidas navales sufridas por Inglaterra a principios de la guerra de 1812, en particular la derrota del buque de guerra Boxer por la fragata estadounidense Enterprise en septiembre de 1813. El rey Jorge III está a la izquierda, con la nariz sangrando y el ojo ennegrecido, diciendo: " Deteneos . . . Hermano Jonathan, o caeré con la pérdida de sangre. Pensé que era demasiado pesado para ti. Pero debo reconocer tu habilidad superior. ¡Dos golpes para el mío! - ¡Y tan bien dirigido también! Piedad, piedad de mí, ¡¡¡cómo sucede esto !!! " A la derecha, James Madison dice: “¡Ah, Johnny! ¡Te creías un 'Boxer', verdad! - Les haré saber que somos una nación 'emprendedora'. y listo para encontrarte con la misma fuerza cualquier día.El hermano Jonathan era un personaje imaginario que significaba a los Estados Unidos; fue suplantado por el tío Sam después de la Guerra Civil. Del mismo modo, John Bull era una representación de dibujos animados de Inglaterra. (Los detalles de la imagen y el pie de foto son cortesía de la División de Impresiones y Fotografías de la Biblioteca del Congreso de los Estados  Unidos)


Como hemos dicho, en la práctica, la doctrina Monroe inicialmente fue retórica, el Imperio Francés atacó México por primera vez entre 1838-1839... con implícito apoyo estadounidense! y, en una segunda ocasión, entre 1862-1867, que contó con el respaldo de España y Reino Unido (los propios Estados Unidos se hallaban ya enfrascados en su propio conflicto interno, 1861-1865). De igual manera, las Islas Malvinas fueron ocupadas por Gran Bretaña en 1833 con la evidente neutralidad de los Estados Unidos y el posterior bloqueo de las costas argentinas entre 1839- 1840. La ocupación española de República Dominicana (1861- 1865), la Guyana venezolana ocupada por los británicos. Las diferentes colonias europeas en el mar Caribe que aún perduran... ¿Y la doctrina Monroe? En 1982 la Casa Blanca respaldó al gobierno británico durante el conflicto por las islas Malvinas.

Es indiscutible que la Doctrina Monroe presagiaba un mensaje: El futuro imperialismo estadounidense. Era una declaración que debe ser entendida como la proclamación de que Latinoamérica será la nueva colonia no oficial de ésta naciente potencia mundial, su patio trasero donde ejercerá su influencia político-económica (reparto de zonas de influencia de las potencias imperiales), de ser necesario a sangre y fuego. La doctrina ha servido hasta el presente como justificación de las ya incontables intervenciones militares y golpes de estado en Latinoamérica.

La Doctrina Monroe ha sido revisada y ampliada al menos en tres importantes ocasiones: 

- En 1880, el presidente Rutherford B. Hayes, como secuela de la doctrina Monroe, estableció que el Caribe y Centroamérica eran parte exclusiva de la “esfera de influencia” de los Estados Unidos. Y lo justificaba recordando el discurso de impedir la injerencia en el continente de los imperialismos europeos. Estaba ya en mente la construcción del canal interoceánico de Panamá. Esta declaración política afianzará el control monopólico comercial de Estados Unidos en Centro y Sur América y el Caribe.


La política del Big Stick (o “política de la cañonera”), del presidente estadounidense Theodore ‎Roosevelt en el mar Caribe, en una caricatura de 1904.‎

- En 1904, el presidente Theodore Roosevelt, debido al bloqueo naval de los Imperios británico, alemán y el Reino de Italia contra Venezuela (exigiendo pago inmediato de las deudas), actúa como mediador, y como efecto anuncia  el derecho de su país a intervenir libremente en el resto de los países americanos "para reordenar el Estado o devolver las garantías de funcionamiento a sus empresas e intereses en dicha nación, en caso de una intervención de potencias ajenas al continente que las pusiera en riesgo". Se implantaba la política del “gran garrote”, la coerción marcaría las relaciones de los Estados Unidos  en el continente.

- En 1933, el presidente Franklin D. Roosevelt, presenta "La Política del buen vecino" durante la VII Conferencia Panamericana (diciembre 1933). En el periodo 1933-1945 la intervención de Estados Unidos en los asuntos internos de Latinoamérica fue relajándose (EEUU había había estado invadiendo países de la región desde inicios del siglo XX: México, Cuba, Haití, Panamá, República Dominicana, Nicaragua). Con esta estrategia consiguió la adhesión hemisférica contra la amenaza externa que constituían las potencias del Eje. Latinoamérica toda apoyó a Estados Unidos durante la segunda guerra mundial. 


"La Política del buen vecino", quedó reflejado en el trabajo del artista mexicano Antonio Arias Bernal. Durante la Segunda Guerra Mundial realizó carteles de propaganda anti-Eje para la Oficina del Coordinador de Asuntos Interamericanos (CIAA) establecida para promover la solidaridad y la cooperación entre los países del Hemisferio. Usted puede repasar las obras de ANTONIO ARIAS BERNAL AQUÍ



En la historia del siglo XX podemos afirmar que el "Destino Manifiesto" y la "Doctrina Monroe" se perfeccionaron, han ido evolucionando hasta el presente. No suelen ahora ser citados con frecuencia, pero cuando nos detenemos a reflexionar sobre cómo opera la política exterior estadounidense y sus justificaciones para aplicar tal o cual medida por parte del Pentágono, no cabe duda que retornamos al origen. Bastaría recordar una polémica declaración de John Bolton (ex asesor de Seguridad Nacional del presidente Donald Trump) afirmando que la administración Trump se guía por los principios de la “Doctrina Monroe” en sus políticas hacia América Latina, naturalmente, exigen cambio de gobierno en Cuba, Venezuela, Nicaragua...

Una revisión histórica de parte de esta trama puede ser analizada en "Planes secretos de guerra y la enfermedad del militarismo estadounidense".

T. Andino



Parte II

El “Destino Manifiesto” 

Ricardo Vicente López


Justificación teórica de un proyecto de dominación global

“Corremos descuidados hacia el precipicio, después que hemos puesto delante de nosotros alguna cosa para impedirnos verlo”. -Blaise Pascal (1623-1662), filósofo y matemático francés


Los puritanos que llegaron en el siglo XVII a tierras de América del Norte eran parte de una secta disidente de la Iglesia anglicana, que adoptaba formas radicales, hoy podríamos decir fundamentalistas, de la moral que habían heredado del calvinismo. Más adelante se lo conoció como puritanismo. El dogma central de esta iglesia era la autoridad suprema de Dios, cuya  intervención sobre los asuntos de la Tierra era permanente e inapelable. Esa autoridad se expresaba en dos dogmas: el de la Predestinación y el de la Doctrina de los Elegidos, predicados por el teólogo francés Juan Calvino (1509-1564), sostenía que:


«Desde el principio de la Creación, Dios había predeterminado el destino de todos los humanos disponiendo, antes de nacer, quiénes se salvarían y quiénes serían condenados; los primeros eran los elegidos».


Se puede comprender que una concepción tan rígida, de un Dios tan despótico, que exigía una fe sin la menor duda, educaba personas que debían asumir esos rasgos del carácter. Esa concepción y práctica del cristianismo fue denominada más tarde fundamentalista.

Fundamentalismo es el nombre que recibe la corriente religiosa o ideológica que promueve la interpretación literal de sus textos sagrados o fundacionales (por encima de una interpretación contextual). Considera un determinado libro, como autoridad máxima, ante la cual ninguna otra autoridad puede invocarse y la cual incluso debería imponerse sobre las leyes de las sociedades democráticas. Se denominó así al movimiento cristiano que surgió en Estados Unidos a inicios de la Primera Guerra Mundial. En los noventa se lo aplicó, con mucha arbitrariedad al islamismo.

Los conocidos como los Padres Peregrinos, se embarcaron en 1620 en el buque Mayflower (Flor de mayo) que transportó a 102 pasajeros, desde Inglaterra hasta tierras que serían luego los Estados Unidos de América. Sostenidos por una sólida fe ciega e inconmovible vivieron sosteniendo una gran rigidez moral. Esa convicción, fundada en el convencimiento de que ellos estaban elegidos por Dios y fueron enviados a América para construir una Nueva Jerusalén. Esa nueva ciudad celeste sería el centro de la purificación de la tierra y la construcción de un mundo santo. Debe entenderse esto en toda su gravedad, puesto que se puede encontrar, ya entonces, algunas explicaciones que permiten tener más claridad respecto del papel de ese pueblo respecto del resto del mundo: ¡Están elegidos por Dios! Sobre la base de esa creencia los colonos se fueron convenciendo de que su destino era expandirse hacia el Oeste, de ese territorio, hasta alcanzar el Pacífico




Entrado el siglo XIX se formuló la Doctrina del "Destino Manifiesto", que expresaba los fundamentos ideológicos de la misión que Dios había asignado a los Estados Unidos de América. La expansión desde las costas del Atlántico hasta las del Pacífico. Esta doctrina justificaba la conquista territorial definiendo la expansión: no sólo por buena, sino también que estaba destinada (por una fuerza desconocida que obra sobre los hombres y los sucesos), y era manifiesta (descubierta, clara y patente). La sintetizó James Monroe (1758-1831), quinto presidente de los Estados Unidos y se la conoció como Doctrina Monroe: «América para los americanos».


Pintura de Clyde De Land sobre el surgimiento de la Doctrina Monroe. (foto de James Rusell, colección de imágenes del   National Geographic)


En 1845, mostrando un fundamentalismo temprano, el periodista estadounidense John L. O’Sullivan (1813-1895) publicó una artículo titulado “Anexión”. Su objetivo fue apoyar la incorporación por la vía militar de Texas al joven Estado norteamericano. El concepto de Destino Manifiesto aparece, en el país del Norte, como argumento muy importante para justificar la conquista de todas las tierras que se encontraran al oeste, el famoso Far West (Lejano Oeste, también denominado salvaje oeste). Tarea que se logró gracias a los Winchester a repetición que les daba una superioridad muy importante en la guerra de exterminio contra los pueblos originarios de esos territorios. La capacidad publicitaria de Hollywood la convirtió, a través de una extensa filmografía, en una tarea evangelizadora y civilizadora necesaria para la consolidación de la democracia liberal. Hollywood narró esa epopeya bajo el concepto de la Conquista del Oeste en las que se justificaban las matanzas los indígenas malos por los blancos buenos. Se fue construyendo paralelamente una ideología justificadora con graves consecuencias históricas.

El tema de esta nota tiene como base el estudio del filósofo, economista, historiador, politólogo y sociólogo alemán, Max Weber (1864-1920), que publicó su investigación bajo el título "La ética protestante y el espíritu del capitalismo" (1905). Este libro es un estudio de la significación del modo de vida protestante para la cultura y en especial de cómo influyó en la constitución del espíritu capitalista. Esto facilita la comprensión de un tema nada sencillo.

El historiador estadounidense Frederick Merk (1887-1977), profesor de la Universidad de Harvard, confirmó en sus investigaciones que el concepto Destino Manifiesto había nacido de la tradición puritana: "Un sentido de la misión de redimir al Viejo Mundo con un alto ejemplo que desarrolla las potencialidades de una nueva tierra para la construcción de un nuevo cielo".

El origen del concepto Destino Manifiesto, que señala el profesor, se encuentra sustentado en la tesis de un ministro puritano de nombre John Cotton (1585-1652), quien escribió en 1630:

 

Ninguna nación tiene el derecho de expulsar a otra, si no es por un designio especial del cielo como el que tuvieron los israelitas, a menos que los nativos obraran injustamente con ella. En este caso tendrán derecho a entablar, legalmente, una guerra con ellos así como a someterlos.


Basado en las palabras del Reverendo Cotton el citado John L. O’Sullivan intervino en el debate sobre la apropiación territorial afirmando que es necesaria en cumplimiento del Destino Manifiesto. Fue publicado en la revista Democratic Review de Nueva York, en julio de 1845, en el cual sostenía:


Todo el continente nos ha sido asignado por la Divina Providencia, para el desarrollo del gran experimento de libertad y autogobierno. Es un derecho como el que tiene un árbol de obtener el aire y la tierra necesarios para el desarrollo pleno de sus capacidades y el crecimiento que tiene como destino. No es una opción para los norteamericanos, sino un destino al que éstos no pueden renunciar porque estarían rechazando la voluntad de Dios. Los norteamericanos tienen una misión que cumplir: extender la libertad y la democracia, y ayudar a las razas inferiores… La nación americana ha recibido de la Providencia divina el destino manifiesto de apoderarse de todo el continente americano a fin de iniciar y desarrollar la libertad y la democracia. Luego, debe llevar la luz del progreso al resto del mundo y garantizar su liderazgo, dado que es la única nación libre en la Tierra.


En cumplimiento de ese designio invaden Florida en 1818 y compran ese territorio a España. Extienden la expansión por todo el Oeste, desde el Río Bravo hasta Canadá. Ocupan Hawái, intentan invadir Cuba en 1841 y aplican, desde 1823, la ya mencionada Doctrina Monroe, por medio de la cual "ningún territorio del continente americano podía ser ocupado por potencias europeas", aunque en la práctica no se aplicaba a las colonias francesas, inglesas, holandesas o danesas existentes.

A partir de esa convicción de ser los mejores y, por ello, los elegidos para salvar a la humanidad, los Estados Unidos avanzaron en las conquistas territoriales: anexan los territorios de Texas (1845), e invaden México (1846), en lo que sería la guerra México-Estados Unidos, cuyo resultado es la anexión de California (1848). Siguen luego con la incorporación de Colorado, Arizona, Nuevo México, Nevada, Utah y partes de Wyoming, Kansas y Oklahoma. En total dos millones cien mil kilómetros cuadrados – el 55 % del territorio mexicano de entonces– lo que se dio en llamar «la Cesión Mexicana». A cambio, los Estados Unidos se comprometieron a pagar 15 millones de dólares.

El concepto, Destino Manifiesto, reapareció en la década de 1890, principalmente fue usado por los Republicanos, como una justificación teórica para la expansión estadounidense fuera de América del Norte. También fue utilizado por los encargados de la política exterior de EEUU en los inicios del siglo XX. Algunos comentaristas consideran que determinados aspectos de la Doctrina del Destino manifiesto, particularmente la creencia en una «misión» estadounidense para promover y defender la democracia a lo largo del mundo, continúa teniendo una fuerte influencia en la ideología política estadounidense.


Caricatura de Theodore Roosevelt de 1905 (The Worlds Constable, "El Alguacil del Mundo", por Louis Dalrymple). Representación del presidente Theodore Roosevelt usando su Nueva Diplomacia para Policía del Mundo (Política del “gran garrote”).


Uno de los ejemplos más claros de la influencia de este concepto se puede apreciar en la declaración del presidente Theodore Roosevelt (1858-1919) en su mensaje anual de 1904:


Si una nación demuestra que sabe actuar con una eficacia razonable y con el sentido de las conveniencias en materia social y política, si mantiene el orden y respeta sus obligaciones, no tiene por qué temer una intervención de los Estados Unidos. La injusticia crónica o la importancia que resultan de un relajamiento general de las reglas de una sociedad civilizada pueden exigir que, en consecuencia, en América o fuera de ella, la intervención de una nación civilizada y la adhesión de los Estados Unidos a la Doctrina Monroe (basada en la frase «América para los americanos») puede obligar a los Estados Unidos, aunque en contra de sus deseos, en casos flagrantes de injusticia o de impotencia, a ejercer un poder de policía internacional.


El presidente Woodrow Wilson (1913-1921) continuó la política de intervencionismo de EEUU en América, e intentó redefinir el Destino Manifiesto con una perspectiva mundial. Wilson llevó a los Estados Unidos a la Primera Guerra Mundial con el argumento de que «El mundo debe hacerse seguro para la democracia». En 1920 en su mensaje al Congreso, después de la guerra, Wilson declaró:


Yo pienso que todos nosotros comprendemos que ha llegado el día en que la Democracia está sufriendo su última prueba. El Viejo Mundo simplemente está sufriendo ahora un rechazo obsceno del principio de democracia (…). Éste es un tiempo en el que la Democracia debe demostrar su pureza y su poder espiritual para prevalecer. Es ciertamente, por el destino manifiesto de los Estados Unidos, que estamos obligados a realizar el esfuerzo por hacer que este espíritu prevalezca.


La versión de Wilson del Destino Manifiesto era una propuesta de poner fin al expansionismo, un apoyo al principio de libre determinación, sin abandonar la idea de que Estados Unidos tenía como misión ser un líder mundial para la causa de la democracia. Esta visión estadounidense de sí mismo como el líder del mundo libre crecería más fuerte en el siglo XX después de la Segunda Guerra Mundial.

Sin embargo, Hiroshima y Nagasaki, la guerra de Vietnam, puso en dudas la idea de ser los estadounidenses un pueblo diferente a los demás y perseguir unos ideales más elevados que la mera codicia o expansión demográfica, se vio seriamente dañada por el hecho de apoyar a gobiernos dictatoriales, con generales que llegan a proclamar en público su admiración por Hitler, realizar bombardeos masivos o cometer matanzas contra la población civil indefensa.


Aceptación y rechazo de la tesis del Destino Manifiesto


El expansionismo es una tendencia muy frecuente en los estados imperiales que es reinterpretado por los Estados Unidos de América amparado -mejor dicho, utilizando- cuestionables principios religiosos y morales
 

El Destino Manifiesto no fue una tesis abrazada por toda la sociedad estadounidense. Las diferencias dentro del propio país acerca del objetivo y consecuencias de la política de expansión determinaron su aceptación o resistencia.

Los estados del noreste, territorio de los Padres fundadores, creían mayoritariamente que Estados Unidos debía llevar su concepto de “civilización” por todo el continente mediante expansión territorial. Además, para sus intereses comerciales, la expansión ofrecía grandes y lucrativos accesos a los mercados extranjeros y permitía así competir en mejores condiciones con los británicos. El poseer puertos en el Pacífico le facilitaría el comercio con Asia.

También había grupos políticos que veían peligrosa la extensión territorial desmesurada; creían, no sin razones, que su sistema político y la formación de una nación serían difícilmente aplicables en un territorio tan extenso. Esta posición generó un debate entre líderes demócratas y republicanos expansionistas, que discutían sobre cuánto territorio debía ir adquiriendo, el problema se reducía a un criterio administrativo.

Otro punto de discusión fue el empleo de la fuerza. Algunos líderes políticos (cuyo máximo exponente fue James K. Polk) no dudaban en intentar anexionarse el mayor territorio posible aún a riesgo de desencadenar guerras (como de hecho pasó) con otras naciones. Otros se opusieron (aunque tímidamente) al uso de la fuerza, basándose en que los beneficios de su sistema bastarían por sí solos para que los territorios se les unieran voluntariamente. 

 

La Doctrina del Destino Manifiesto pasó a un segundo plano después de la Segunda Guerra Mundial, pero adquirió un aspecto más militarista con una expresión más dura del Pentágono en su proyecto de dominación global. Hoy, cuando todo parece indicar que la pasada grandeza de los EEUU está en decadencia, esos delirios mesiánicos se van esfumando lentamente.

 

Ricardo Vicente López 


***

Otro Material gráfico sobre la Doctrina Monroe *

 


 Ilustración de la época doctrina-monroe


Doctrina Monroe, caricatura estadounidense de Bernard Gillam de 1889 "El Canal de Panamá - El león en el camino", invocando la Doctrina contra la participación europea en la construcción del Canal.



"Keep off!". (expresión inglesa traducida como "Alejarse", (tiene otras acepciones como "Fuera", "no dejar entrar", "mantenerse a distancia", "no tocar", "cerrar el paso", "estar prohibido", etc.) Esta caricatura estadounidense  data de 1896 de Gillam, invoca la doctrina Monroe contra Gran Bretaña y otras potencias europeas en el momento de la disputa fronteriza venezolana.



Leyenda: "Europa": ¡No eres el único gallo en Sudamérica! - ¡Tío Sam: estaba consciente de eso cuando te encerré!". Autor: John S. Pughe, 1901. En resumen la ilustración muestra al Tío Sam como un gallo grande parado entre varios polluelos pequeños en libertad: Argentina, Brasil, Colombia, Chile, Bolivia, Venezuela, Nicaragua, etc. Confinados en una "cooperativa europea" etiquetada como "Doctrina Monroe" constan cinco gallos como Rusia, Inglaterra, Francia, Alemania, Italia. Repositorio: División de Impresiones y Fotografías de la Biblioteca del Congreso Washington, DC. 



Dibujo animado estadounidense de 1903 sobre el Canal de Panamá. El  hombre detrás del huevo, el frances´Philippe-Jean Bunau-Varilla (izquierda) formó parte de las negociaciones por las cuales el presidente Theodore Roosevelt adquirió Panamá (autor desconocido para el New York Times)



A la izquierda, caricatura titulada "Vete, pequeñín, y no me molestes" aparecida en el New York World, en 1903, haciendo alusión a las negociaciones entre Estados Unidos y Colombia por los derechos del istmo de Panamá, donde Roosevelt es mostrado apuntando un cañón. A la derecha, caricatura política que representa a Theodore Roosevelt usando la Doctrina Monroe para mantener la República Dominicana "protegida" del dominio europeo.1905, Harvard University, Houghton Library.



Título: Mad dog? (perro enojado - rabioso), autor: Udo J. Keppler, 1913.  Biblioteca del Congreso de los EEUU.



Caricatura estadounidense de 1940 sobre la Doctrina Monroe. "Solo para que no haya malentendidos", muestra al Tío Sam recordando a Hitler y Mussolini la Doctrina Monroe y advirtiéndoles que no se apoderen de las colonias del Nuevo Mundo que quedaron huérfanas por la ocupación del Eje de sus países en Europa,

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* Todo el material gráfico de estos artículos y sus notas a pie son interpuestos por el editor de este blog.

20 diciembre 2021

La hora de los "electrónicos". La tortura en la segunda guerra mundial



 

El advenimiento de los "técnicos"


Primero vinieron... 


Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas,

guardé silencio,

ya que no era comunista,

Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,

guardé silencio,

ya que no era socialdemócrata,

Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,

no protesté,

ya que no era sindicalista,

Cuando vinieron a llevarse a los judíos,

no protesté,

ya que no era judío,

Cuando vinieron a buscarme,

no había nadie más que pudiera protestar.


Esta es una de las muchas versiones poéticas creadas del texto de un discurso del pastor luterano alemán Martin Niemöller. El discurso estaba dirigido para la Iglesia Confesante de Fráncfort, el 6 de enero de 1946 (La Iglesia Confesante o Iglesia de la Confesión -Bekennende Kirche- fue un movimiento del cristianismo protestante fundado en Alemania en 1934 para oponerse al intento nazi de controlar las iglesias). Niemöller, en 1976, preguntado en una entrevista sobre los orígenes del poema expresó:  "No había acta ni copia de lo que dije, y es posible que lo formulase de manera diferente. Pero la idea era de todos modos: los comunistas, dejamos que eso sucediese tranquilamente; y los sindicatos, también dejamos que sucediese; e incluso dejamos que le sucediese a los socialdemócratas. Todo eso no era asunto nuestro. La Iglesia no se preocupaba por la política en absoluto en ese momento, y tampoco debía tener nada que ver con ellos...".

(Datos interpuestos por el editor del blog)

 

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La hora de los "electrónicos"




Antonio Frescaroli

Viene de la II Parte


Con los alemanes, la muerte y la tortura habían dado un decisivo paso adelante. Ambas habían dejado el estadio artesano para convertirse en un hecho exquisitamente técnico. La primera, la muerte, llegaba con el  monóxido de carbono, es decir, con la química; la segunda, la tortura pasaba a través de los tormentos de la duda, es decir, a través de la psicología.


En la Argelia de los años terribles de la insurrección y de la represión, muerte y tortura darán otro paso adelante. Se hacen "eléctricas". El torturador SS era un químico o psicólogo. El inquisidor paracaidista será un "electrotécnico".

El electrodo hace su aparición en las cárceles de Argel, de Orán. Representaba el último hallazgo científico aplicado a la extracción de una confesión de la verdad... Los siglos no han pasado en vano, la ciencia y la técnica han entrado en las cárceles. Lo que no cambia es la ferocidad...

Una de las preocupaciones del torturador moderno es que el interrogado sufra perfecta lucidez, una vez que se haya asegurado de esto, podrá continuar... No hay que decir que entre un "tratamiento" y otro hay intervalos más o menos largos, en el curso de los cuales el paciente es abofeteado, lanzado al alto como un saco de patatas, encarnecido, humillado. "Ahora verás como te decides hablar". Se pasa al "tratamiento" especial, al de las grandes ocasiones si el prisionero es un pez gordo, sabe mucho; es absolutamente necesario que hable...

Escenas semejantes eran frecuentes en la Argelia de los años 50. Para precisar, debemos decir que no era la primera vez que la tortura se expresaba en francés. Diez años antes, durante la ocupación alemana, la tortura habla hablado, más bien gritando, en francés: un francés con acento parisiense.


Carteles de propaganda de diversas milicias colaboracionistas de Vicky


Nos referimos a los torturadores de la Milicia de Vichy que operaron de 1942 a 1944 en París y la Francia ocupada. Por otra parte, y siguiendo dentro del tema, fue precisamente en París donde nació y se difundió, bajo la égida de la  Gestapo,  el uso de la tortura eléctrica

Esta forma de suplicio tenía su centro, su sede: 44, rue Le Pelletier, quinto piso, "Bureau 51". Parece que una segunda sede fue instalada en Tolosa por el inspector de policía Marty (condenado a muerte en 1948), el cual había tenido la ingeniosidad de recurrir a un eufemismo: no decía nunca "tortura eléctrica", sino "Radio Londres". "Radio Londres", si queremos llamarla así, es sin duda la última nacida de la imaginación torturadora del hombre, tiene pocos años de vida; y sin embargo cuenta ya con su literatura, y quien quiera orientarse, documentarse e incluso tener una cultura  acerca del tema, no tiene más que comenzar a hojear las páginas del libro de Elías Revel, "6ª Colonne".


Propaganda del gobierno de Vichy respaldando la política alemana contra los judíos 

Al hablar de la tortura eléctrica, hemos retrocedido unos años. Hemos caído en uno de los períodos más oscuros y más dramáticos de la reciente historia de Francia: en la Francia de la Resistencia y de la ocupación alemana. Detengámonos un momento. Es una parada que vale la pena hacer. En la Francia ocupada por los alemanes y gobernada por los polizontes del gobierno de Vichy, la tortura eléctrica no era el único instrumento para la búsqueda de la verdad.

En su desenfrenada y fanática persecución de la verdad los milicianos habían constituido una especie de ministerio que muchas veces -hay que decirlo- actuaba sin que lo supieran los mismos alemanes y el gobierno de Vichy. Se trataba de un conjunto de oficinas que, por una especie de comprensible pudor, se había querido llamar las "Oficinas para la extracción de confesiones y de informaciones" (Bureaux d´extraction d´aveux et de renseignements). Las confesiones y las informaciones eran extraídas con medios muchas veces medievales, por no decir rudimentarios, como por ejemplo la aplicación de fuego en los pies. Parece que alguien protestó contra este sistema: "Es cosa de Carlomagno", dijo, "No sabemos que de Carlomagno a esta parte el fuego queme menos", fue la respuesta. Así empezaron a aparecer los braseros. 


El cartel dice: "Des libérateurs? ¡La libération par l'armée du crime!" (¿Libertadores? ¡Liberación por el ejército del crimen!). El Affiche Rouge (cartel rojo) es un conocido cartel de propaganda, distribuido por el gobierno francés colaboracionista de Vichy y las autoridades alemanas de ocupación. El cartel apareció en la primavera de 1944 en París, estaba destinado a desacreditar como terroristas a los 23 combatientes inmigrantes franceses de la Resistencia, miembros del Grupo Manouchian que serían capturados, torturados y ejecutados. Junto con estos carteles, los alemanes repartieron volantes que decían que la Resistencia estaba encabezada por extranjeros, judíos, desempleados y criminales; la campaña caracterizó a la Resistencia como una "conspiración de extranjeros contra la vida francesa y la soberanía de Francia" (citas tomadas de Wikipedia: Affiche Rouge)


No todos los medios de "extracción" que se usaban en estos "gabinetes de investigación" eran medievales. Había algunos de claro sabor modernista, el "Tercer Grado" (flagelación), por ejemplo, que entre otras cosas era de irrefutable origen americano, en vigor desde hacía años en diversas prisiones de los  Estados de la Confederación Norteamericana, en edición debidamente revisada y corregida a los funcionarios de policía para hacer "hablar" a los resistentes.

El "Tercer Grado" americano  una decena de años después será exhumado y aplicado en edición típicamente europea, más exactamente parisiense, por un especialista de la tortura. Hablamos del belga Delfanne, alias Masuy, que el Tribunal del Sena juzgará y condenará a muerte en 1947 por delitos y atrocidades cometidos contra los miembros de la Resistencia.


Georges Delfanne, alias Christian Masuy (1913 - 1947) colaborador y espía belga durante la ocupación alemana. Antes de la guerra, Delfanne era un militante rexista de extrema derecha y se ganó la confianza de Léon Degrelle (general de las Waffen SS). Reclutado por los servicios de inteligencia alemanes (Abwehr).  Espió al ejército belga antes de la invasión alemana. En 1940 fue enviado a Francia, bajo la ocupación se convirtió en auxiliar de la Gestapo, presentándose a veces como "jefe de contra-espionaje" en su sector. Organizó la infiltración de las redes de la Resistencia francesa, arrestó a más de 800 trabajadores de la Resistencia, algunos de los cuales interrogó y torturó. Al final de la guerra, huyó a España, pero fue perseguido por los estadounidenses, juzgado en Francia, condenado a muerte y fusilado el 1 de octubre de 1947.

Masuy no representa en absoluto el tipo de torturador sádico que se complace con los gritos de su víctima, que hace daño por hacerlo. Masuy no odia a su víctima. En cierto modo, la respeta, incluso se podría decir que la admira. Hay episodios desconcertantes que arrojan una luz siniestra sobre este extraño tipo de torturador frio y de buenas maneras. Se sabe, por ejemplo, que estrechaba calurosamente la mano de su víctima, después de haberla sometido a tortura, no desdeñando invitarla a beber una copa juntos.

Un día le tocó pasar una velada en compañía de un prisionero "resistente". Cuando terminó la velada, Masuy le comunicó que debía prepararse: "Lo lamento, señor: además, usted ya sabe lo que le espera después del postre". Le esperaba el suplicio de la bañera. Era su suplicio preferido. A Masuy no le habían gustado nunca aquellos desordenados "passages à tabac", en uso desde hacía tiempo en las prisiones de la Tercera República, que consideraba manifestaciones bestiales e ilógicas. 

"Un prisionero, cualquiera que sea el delito que se le impute, es sagrado". ¿Por qué pegarle hasta la sangre? Lo que cuenta es la verdad. Para conseguirla, decía Masuy, no hay ninguna necesidad de bestialidades, de hacer que le estallen a uno las venas del cuello, ofreciendo a la víctima misma un espectáculo tan indecoroso que debería dar vergüenza.

El "suplicio de la bañera" no era tampoco de su invención. Mansuy se contentaba con ser solamente un teórico, más bien el teórico. Su procedimiento tenía el rigor científico de los grandes experimentos de laboratorio. Desde el punto de vista mecánico la operación era de una simplicidad extremada: el paciente era bien atado y luego sumergido en una bañera de agua helada. A los primeros síntomas de asfixia, era inmediatamente sacado. Se le hacía recobrar la respiración; luego, de nuevo, otra inmersión, luego otra más.

En un momento determinado, Masuy -que gustaba de seguir personalmente todas las fases del suplicio- indicaba que el "tratamiento" debía considerarse terminado. Sacaban cuidadosamente al paciente, lo friccionaban, lo calentaban y le invitaban a beber un vasito de coñac para "entonarse". Seguía una especie de "recepción" oficial, en el curso de la cual la víctima era felicitada por su valor. "Hombres como usted merecen toda mi estimación", decía Masuy. "Amigo mío, ha demostrado tener coraje". Pausa. Luego: "Lamentablemente vuestro valor ha sido inútil... porque ha habido otro que ya ha hablado". La astucia psicológica era muy sutil, casi todos caían. Muchas de las confesiones las obtuvo, no en la bañera, entre un síntoma y otro de asfixia; sino sentados junto a una mesa, una vez terminado el "tratamiento", ante una botella de coñac. La trampa no solo era sutil sino también cínica, y suponía una especie de inteligencia.

En este punto preciso, quizá por primera vez en la historia de los sufrimientos humanos, la tortura acude a la filosofía. Con Masuy, aparece, siniestra y paradójica, una nueva disciplina: la filosofía al servicio de la tortura. Era, en el fondo, la filosofía del contra-espionaje. 

He aquí las nuevas ideas esenciales de la nueva "doctrina", como Masuy mismo, en el curso del proceso que había de condenarlo a la pena capital, expuso ante los jueces y los abogados asombrados. Dijo más o menos estas palabras: "Señores, tratemos de no ser hipócritas y, al menos por una vez, de llamar a las cosas por su verdadero nombre. La guerra es un acto de violencia que no conoce límites. No soy yo quien lo dice, sino el gran Clausewitz. ustedes saben bien lo que es el espionaje; es un modo desleal de llevar la guerra. Todo está permitido en el espionaje. Me parece que no hay necesidad de discutirlo. Un espía que tuviera escrúpulos, ¿qué clase de espía sería? El Intelligence Service ha sido lo que ha sido y ha hecho lo que ha hecho, y yo soy el primero en reconocer sus méritos y su superioridad, porque ha tenido verdaderos espías, decididos a todo y dispuestos a todo, tanto a pasar sobre cadáveres como sobre principios morales.

"Decidme ahora: ¿Por qué lo que está tácitamente permitido en el espionaje no ha de estar permitido al contra-espionaje? ¿Cuál es la misión del contra-espionaje? El mismo nombre lo dice: destruir el espionaje. ¿Y cómo  sino sirviéndose de los mismos medios? Bien, señores, yo no hecho otra cosa que contra-espionaje. He ejercido mi oficio. Lo he hecho sin odio y sin resentimiento. Yo mismo he  sido torturado por un servicio secreto aliado. Es natural que no sienta ningún cariño por mis verdugos. También ellos han desempeñado simplemente su oficio. Han cumplido su deber. Todo consiste en ejercer ese oficio y en cumplir ese deber sin rencor. La lucha por la posesión de una información es como una pelea sobre el ring. Se pega hasta la sangre y, terminado el combate, se da la mano".

El, Masuy, había realizado su combate. La lucha había terminado, y salía vencido. Todo terminaba aquí. Tal vez esperaba que alguien viniera a estrecharle la mano. Las cosas fueron de otro modo. Le condenaron a muerte.


***

FIN

Fuente:

"Historia de la Tortura a través de los siglos". Antonio Frescaroli, editorial De Vecchi S.A., Barcelona,1972

16 diciembre 2021

La hora de los "psicólogos". La tortura en la segunda guerra mundial




Viene de la Parte I


El advenimiento de los "técnicos"

La hora de los "psicólogos"


Antonio Frescaroli


La dignidad había sido arañada, humillada, ofendida, herida mil veces. En la cámara de gas, lo que entraba de la dignidad eran los últimos jirones que los condenados conservaban unidos a sus pobres harapos de  carne antes de ir a entregar el alma a Dios. En el libro Treblinka, aterrador documento-investigación de los campos de exterminio, el autor cuenta cómo se hacia la selección de los hombres que debían sobrevivir unas semanas, quizás unos meses, para ser dedicados a los trabajos de recuperación y transporte de los cadáveres: una obra de arte de tortura física y psicológica. Estos infelices "aspirantes" a unos días más de vida tenían que superar cuatro pruebas, que bien se podrían llamar tests de supervivencia. Revivamos estas aterradoras secuencias.


Treblinka fue parte clave de la "Operación Reinhard", nombre  clave de los nazis para la Solución Final diseñada para librar Europa de judíos. la imagen de la izquierda muestra la deportación a Treblinka desde el ghetto de Siedlce, Polonia, en 1942. A la derecha, un grupo de judíos polacos del ghetto de Varsovia siendo interrogados por oficiales nazis antes de partir hacia el campo de exterminio de Treblinka, en 1943.


Estación de Treblinka

Llega un tren -el tren de la muerte-. 

Primera selección -brutal y sumaria- por parte de los sargentos de las SS: mujeres, viejos, niños y enfermos por una parte. Es la columna de la muerte. Irá directamente a la "cámara" para morir en seguida. Todos los hombres útiles por la otra. Las dos columnas entran en el campo. Para la primera no hay problemas. El largo calvario de torturas de todo tipo irá a concluir bajo las macabras chimeneas.

A la segunda le espera la "prueba psicotécnica". el que quiera vivir todavía un poco debe someterse a ella. De una columna de mil, dos mil o tres mil hombres (esto dependía del número que había llegado), se trataba de elegir doscientos "trabajadores", ni uno más. Primera prueba, primer test, y por tanto primera selección. "Los que ejerzan profesiones artesanas que den un paso adelante". No todos, pero una gran parte de un paso adelante: es un paso que puede valer la vida. Pocos permanecen inmóviles en su puesto. los "muertos vivos"; que no les importa ya ni la vida ni la muerte, se han hecho indiferentes a los sobresaltos de la esperanza y a los terribles vacíos de la angustia. Para éstos, no hay necesidad de decirlo, es el final. Media hora después entrarán en la cámara de gas.

Para los retorcidos especialistas de las SS, los que han dado un paso adelante han demostrado  una cosa, la voluntad de vivir. Hay que elegir entre éstos, porque, obviamente, no es suficiente probar que se quiere vivir, hay que demostrar también que sabe vivir. Lo que se requería en el segundo test era, pues, un cierto sentido de picardía.

"Los que sepan hablar alemán que den un paso adelante". Los ingenuos se movían, los astutos permanecían donde estaban, no muerden el anzuelo. La pregunta es equivocada: todos los judíos pueden pretender efectivamente que conocen el alemán a través de la lengua yiddish, que tiene muchos puntos de contacto con la lengua de Goethe. Pero la lengua yiddish no es el alemán; no había que mentir.

Había, por el contrario, que intuir, comprender al vuelo el engaño. Así está claro que para aquellos que habían  dado el paso fatal no había nada que hacer. Su suerte estaba decidida. Pero la suerte no ha sido decidida aún para los listos, porque han sabido decir no, y han permanecido en su lugar.

Tercer test de selección. La columna ha sido pavorosamente reducida. Los "candidatos" a la vida son sin embargo demasiados aún; como hemos dicho, solo se necesitan doscientos. Después de haber demostrado saber vivir, hay que hacer ver a los "examinadores" que, para vivir, se poseen también medios físicos.

"Judíos", les dice el oficial de la voz estridente, "ahora les van a pegar, os golpearán hasta verter sangre. Atended bien; los que caigan serán eliminados en el mismo lugar, los otros sobrevivirán. Si alguno de vosotros quiere renunciar a la prueba, es libre de hacerlo".

Salir de la fila, renunciar a la prueba, significa, estaba claro, la cámara de gas en aquel mismo día. Nadie se mueve. Se inicia este tercer "test" de resistencia física  al dolor y a los golpes de todo género. Todo se concluye en el espacio de diez minutos. Quien cae al suelo ha expirado ya por su cuenta. la guardia ucraniana no tiene necesidad de terminar con ninguno. Pero un cierto número permanece en pie. Estamos cerca de los doscientos requeridos.

Cuarta y última prueba -la más aniquiladora-. Los supervivientes son divididos en dos grupos: el primero tiene que transportar los cadáveres de la cámara de gas a las fosas; el segundo debe ocuparse de la operación de revisar los cadáveres. Es una prueba práctica: éste será el trabajo a que serán dedicados los que salgan victoriosos. Olvidábamos un detalle: todo debía hacerse corriendo, sin parar, hasta entrada la noche. Cámaras y hornos funcionaban a pleno ritmo. Dispuestos. Vamos.

La feroz guardia se colocaba a los lados de los "examinados": no dejan respirar, como si condujeran ganado, están prontos a golpear a cuantos dan signos de cansancio. Golpear quiere decir "señalar", igual que a las bestias; y los "señalados", los "marcados" en la cara o en los brazos serán después reunidos y enviados a la cámara de gas. Los otros... los otros serán los doscientos requeridos. Pero son doscientos cuerpos que han perdido ya el alma, y con el alma, los últimos restos de la dignidad humana.




"Teníamos un solo camino para escapar de nuestros verdugos", dijo un día un viejo judío que, en un campo de la muerte, esperaba desde hacía tiempo su fin: "quitarnos nosotros mismos la vida". "¿Para qué sirve?" le respondieron: "La muerte es fatalmente igual a sí misma, venga de un trozo de cuerda que nos pongamos nosotros mismo al cuello, o de una bala de  plomo que nos introduzcan en el cerebro". "Sí, la muerte es siempre la muerte", agregó el viejo, "pero la nuestra, la que nosotros elegimos, salva al menos nuestra dignidad".

Así, siguiendo esta lógica desesperada, comenzaron los suicidios. Para los "técnicos" de la eliminación organizada, esto constituía un escándalo. "La muerte por suicidio es una muerte polémica", sentenció el jefe de los "técnicos"; "y la polémica, señores, no hace falta recordarles que está contra nosotros".

Había que hacer desaparecer, destruir en los prisioneros estos arrebatos polémicos, que eran en el fondo auténticos desafíos contra los amos. ¿Cómo? La indicación provino de un oficial, un licenciado en filosofía que se había interesado durante bastante tiempo por la psiquiatría antes de descubrir su vocación de torturador  en las SS. "Hay que actuar en los centros nerviosos del alma", dijo, "debilitando la voluntad del recluso". Hacer de un hombre un cadáver biológicamente viviente


Nace la técnica del terrorismo psicológico a través de la tortura de la duda y de los quebraderos de cabeza.


La verdad es que esta forma de tortura psicológica había sido ya experimentada con éxito...


Los "psicólogos" de Vilna


Ghetto de Vilna - Lituania, 1941


No es que antes de la llegada de los alemanes los judíos tuvieran una vida fácil en los países de la Europa centro-oriental. Amontonados en comunidad, en el ghetto, vivían rodeados de la hostilidad general de los blancos "arios".

Arios y judíos tenían un punto de encuentro en la trágica cita de los pogroms. Los pogroms eran explosiones de cólera "aria" en relación con los intrusos "semitas". Solían durar varios días. Luego, la carga de odio se agotaba, y todo volvía a estar como antes. La conclusión era siempre la misma: los cuerpos de varias decenas de judíos que yacían sin vida sobre el pavimento.

Cuando en la primavera de 1941, llegaron los alemanes las cosas parecieron cambiar. A diferencia de los polacos, de los checos, de los lituanos, de los estonios, de los ucranianos, los alemanes no odiaban a los judíos. Para los funcionarios de la Gestapo los pogroms eran unas manifestaciones infantiles y pasionales. Había que desembarazarse de los judíos sin odio, solo con técnica.

Comenzaron instituyendo cursos especiales para pogromistas, lo que equivale a decir: ¿cómo matar en frío, científicamente? Muy sencillo: arrojando las almas de aquellos desgraciados en la tortura de la duda. El 15 de julio tuvo lugar el primer pogrom con técnica. Las SS entraron en el ghetto, incendiaron la sinagoga, reunieron a un cierto número de judíos, elegidos según un cierto criterio, y les hicieron bailar durante horas hasta que estuvieron agotados. Luego se los llevaron: destino ignorado.

Los que quedaron comenzaron a ser devorados por la duda. ¿Por qué han sido elegidos ésos y no otros? ¿Dónde los habrán llevado? ¿Qué hay que hacer para no ser elegido? Los supervivientes lanzaron un suspiro. "Todo parece haber terminado", dijeron, "volvamos a nuestra vida". Retornaron a sus ocupaciones habituales.

Pero el 17 de julio, de pronto e inesperadamente, otro pogrom técnico. "¿Cómo es posible?", pensaron los optimistas: "¿Tal vez hemos cometido alguna infracción a las prohibiciones? ¿Quizá hemos hecho algo que no debíamos hacer?" "¿Pero el qué?" Esta era la duda. "¿Qué es lo que debemos hacer o qué es lo que no debemos hacer para sobrevivir?".

Para los funcionarios de la "muerte técnica", se trataba de vaciar psicológicamente a los condenados, de hacer de ellos cadáveres ambulantes, indiferentes a la revuelta y a la muerte. En ese momento comenzaron los quebraderos de cabeza obsesivos. Se sabe que  gran parte de los judíos del ghetto trabajaba en empresas alemanas. A los trabajadores se les entregaron certificados de empleo, que servían de salvoconducto. Y surgió la idea genial. Se instituyeron dos tipos de certificados: unos con foto y otros sin ella. A los interesados les tocaba decidir.

Era un rompecabezas que robaba la paz y perturbaba las noches y los días. ¿Es mejor un certificado con foto o sin ella? Discusiones interminables dentro del ghetto. Luego, un buen día, la solución: redada de todos los judíos desprovistos de foto, formados en columna y enviados a destino ignorado. Entonces apareció claro que la garantía estaba solamente en el certificado con foto. Y todos a proveerse de ella.

Entonces, los mandos alemanes deciden suprimir todos los certificados con foto y sustituirlos por otros de color blanco provistos del sello de la oficina de trabajo de Ponar. Hay que detenerse un instante sobre este trágico nombre. Ponar -todos los judíos lo sabían- quería decir la muerte. Muchos de ellos habían sido enviados a Ponar: ninguno había vuelto jamás. Ponar era el tiro en la nuca.


Ponar (Ponary) - Lituania, 1941, judíos cavando una fosa común como parte del trabajo forzado.

Pocos, como puede comprenderse, se pusieron al día con la sustitución; pocos adquirieron el certificado blanco de Ponar, porque pocos querían apostar con la muerte. Esos pocos se salvaron. Unos días después, una redada arrambló todos los obreros que carecían del certificado blanco. ¿Y los demás?

Los que milagrosamente habían escapado a la deportación al campo de la muerte, a Ponar, se apresuraron a proporcionarse el certificado. Entonces, los certificados blancos fueron divididos en dos categorías: los que tenían la mención "obrero calificado", y los que no tenían ninguna mención. ¿Qué significaba esta otra subdivisión? ¿Qué nueva trampa escondía? Los infelices se reunían durante la noche en las bodegas para discutir la cosa. ¿Qué hacemos? Los más maliciosos razonaban más o menos así: "No hay duda de que se trata de otra trampa. Los alemanes esperan que todos se proporcionen el certificado con mención, porque creen que los judíos somos muy astutos y que con esta historia del obrero calificado esperan escapar de la redada. Tengamos cuidado, amigos".


Anuncio del Comisionado regional de Vilna para prevenir acciones hostiles de judíos contra las tropas de ocupación alemanas, adoptándose contramedidas estrictas. Las represalias golpearán a todos los judíos. El anuncio advierte que todos los judíos no pueden salir de sus habitaciones entre las 3 p.m. y las 10 a.m. excepto los que tienen permiso para desplazarse. Las órdenes sirven para la seguridad de la población y proteger su vida, concluye el comunicado.


Otros, en cambio, más ingenuos, razonaban de este otro modo: "Los alemanes tienen necesidad de obreros especializados. Matarán a todos, pero se verán obligados a dejar con vida a los que ellos consideran indispensables". ¿Quién tenía razón? La respuesta que dieron los mandos alemanes fue diabólica. "Desde el momento en que muchos, aun siendo obreros calificados, no se habían hecho registrar por sus empresarios, mientras otros, que no lo eran, se habían hecho registrar con el fin de evitar la deportación, el mando alemán hace saber que la mala fe de los judíos lo ha irritado, y que, en consecuencia, a partir de hoy, todos los certificados son abolidos". Una redada tuvo lugar en el ghetto. Centenares y  centenares de personas fueron detenidas y enviadas a morir a Ponar. La población del ghetto estaba ya diezmada.

Continuaron los tremendos quebraderos de cabeza. Se volvió a comenzar con los certificados, primero con los colores: rojo y verde; amarillo y negro; luego con las series: inferiores o superiores a 10.000. Antes de ser enviados a morir a la cámara de gas, los judíos debían ser crucificados y martirizados hasta el fondo. Pero en frío, sin la cólera de los pogrom. Antes de la llegada de los alemanes, continuaban siendo martirizados, los judíos habían sido torturados con odio, sin método. Ahora, con la llegada de los alemanes, continuaban siendo martirizados, pero sin odio y con método

Las víctimas no eran enfrentadas con hombres. Las víctimas estaban frente a máquinas. Una cosa había de común entre las víctimas y los opresores: ambos eran prisioneros de la máquina. Un botón había sido apretado en Berlín, y todo estaba ya decidido, por los ejecutores y para los condenados. La única diferencia radicaba en que los verdugos tenían el deber de dar muerte y las víctimas tenían el deber de recibirla.


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La hora de los electrónicos

Fuente:

"Historia de la Tortura a través de los siglos". Antonio Frescaroli, editorial De Vecchi S.A., Barcelona,1972

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