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25 abril 2023

Los auténticos diarios falsos de Hitler, su historia


La televisora estatal de Alemania NDR anunciando que digitalizó los documentos falsos publicados por Stern ©Foto NDR
 

 

por Tito Andino

Recopilación y resumen de textos en alemán


Se cumple 40 años de un gran timo y escándalo editorial en Alemania, el 25 de abril de 1983, la reconocida revista Stern anunciaba, "el mayor descubrimiento periodístico del siglo", un "descubrimiento sensacional", según palabras de Gerd Heidemann, quien dijo a los periodistas que había encontrado los diarios de Adolf Hitler y quería publicarlos. La historia del Tercer Reich, anunció el entonces editor en jefe de Stern, Peter Koch, tendrá que ser parcialmente reescrita.


Stern presumió que publicaría 60 volúmenes "inéditos" de los diarios de Adolf Hitler. El anuncio causó estupefacción mundial. 

La revista semanal Stern junto al famoso periodista, Gerd Heidemann, declararon que los diarios sobrevivieron a un accidente aéreo a finales de abril de 1945, consideraron que los diarios "privados y políticos" de Adolf Hitler eran originales y por ellos pagaron tres millones y medio de euros (al cambio de hoy), cautivados por un supuesto comerciante de antigüedades que aseguró a Heidemann que los diarios estaban en posesión de funcionarios de la República Democrática Alemana (RDA) y que para obtener la totalidad de los volúmenes era necesario sobornar a oficiales y autoridades de la RDA.


El editor en jefe de Stern Peter Koch (derecha) durante la conferencia de prensa en Hamburgo el 25 de abril de 1983. Fuente: Picture Alliance - Cornelia Gus.


Pese al sensacionalismo, los cautos historiadores y expertos en descubrir fraudes de inmediato cuestionaron la autenticidad de los presuntos diarios de Hitler. Stern contra las cuerdas tuvo que aceptar que su "valioso" tesoro sea transferido a la Oficina de la Policía Criminal de la República Federal Alemana (RFA) para un detallado análisis de los volúmenes encuadernados. En menos de dos semanas, y con dos volúmenes ya publicados (el primer texto el 28 de abril de 1983), peritos especialistas de la policía criminal con ayuda del grafólogo estadounidense Charles Hamilton determinaron en su informe investigativo que los presuntos "Diarios de Hitler" eran  una burda falsificación, un grotesco y superficial fraude que pretendía cubrir el periodo de 1932 a 1945.

 

El Presidente de los Archivos Federales, Hans Booms (derecha) y Louis Ferdinand Werner de la BKA con copias de los supuestos diarios de Hitler en una conferencia de prensa en Coblenza (Koblenz) en 1983. Fuente: Picture-Alliance / dpa


A su vez, el Archivo Federal de Koblenz dictaminó que no podían ser auténticos porque el papel y los tipos de tinta eran posteriores. Las conclusiones revelaron que estaban redactados "sobre papel moderno y utilizando tinta moderna, fabricada mucho después de la muerte de Hitler". Además, "los expertos de la Policía Federal concluyeron que se detectaba fluorescencia en las tintas y poliéster en las costuras de los cuadernos, que no podían ser anteriores a 1953". Y, que decir del aporte histórico de los supuestos "Diarios", los cuadernos están llenos de información inexacta, repitiéndose errores del "libro de discursos" de Hitler que otros historiadores ya habían detectado y corregido anteriormente.

Y solo después de que el documento de los criminólogos se hiciera público apareció el nombre del falsificador: Konrad Kujau, un conocido de la policía por falsificación de arte y presunto comerciante de antigüedades, que para colmo era un devoto admirador del nazismo. Desenmascarado Kujau pudo conocerse que éste era un notorio individuo que frecuentaba los círculos de la extrema derecha y los neonazis alemanes de su tiempo. Konrad Kujau confesó haber escrito los más de 60 volúmenes y que su meticulosa trama pretendía engañar a un potencial cliente... y lo consiguió!

La desesperada carrera de Stern por hacerse con los diarios falsificados de Hitler y gozar de exclusividad de publicación -que significaría pingües ganancias- rebasó la sensatez del periodista de Stern Heidemann y de los directivos de la revista que no se dignaron en cuestionar el material. Stern empezó a publicar extractos de los diarios después de que a simple vista, el criminólogo suizo Max Frei-Sulzer y el documentólogo estadounidense Ordway Hilton, compararan la letra de los diarios con documentos escritos por Hitler del Archivo Federal de Alemania y afirmaran su autenticidad; el historiador Hugh Trevor-Roper también declaró su autenticidad (luego se retractó de su declaración); al mismo tiempo, reputados historiadores de la talla de Werner Maser, Eberhard Jaeckel y Kart Dietrich Bracher los consideraron falsos. 


Las dudas surgieron ya con la simple mirada de la portada de los supuestos volúmenes y después de la primera publicación. Por ejemplo, Rudolf Augstein, editor de "Spiegel", ya asumía que los supuestos diarios eran "peligrosas tonterías" sin un examen previo. No podemos explicarnos cómo "Stern" pudo caer en el engaño y ante las contradicciones iniciales ¿por qué no verificar su autenticidad? O, ¿quizá Gerd Heidemann no quería hacerlo expresamente?. 

Es increíble que "nadie" se percatara del fatal error del falsificador, en las tapas encuadernadas se aprecia las iniciales "FH", ¿y por qué no "AH"? El error puede ser explicado de forma simple. Es probable que el falsificador confundiera el alfabeto escrito en letras góticas mayúsculas. Imperdonable señor Kuaju, no me imagino como habrá pasado la mitad de su vida estudiando el nazismo, la política alemana de los años 30, la segunda guerra mundial, escribir 60 volúmenes imitando la caligrafía de Hitler... para que confunda la H y la A (como el reconoció más tarde); más bien pareciera que confundió en la tapa la F gótica con una A... Incluso le perdonaríamos si hubiese confundido la F con la H. ¿O será que Kuajo quiso tomarse la libertad literaria de que la FH signifique FÜHRER HITLER? (especulación mía).


Entre risas, Konrad Kujau muestra su propio trabajo sobre el escándalo, 1996. Fuente: Picture-Alliance / dpa


El trabajo del falsificador no deja de ser asombroso, Konrad Kujau engañó a simple vista a un criminólogo, a un documentólogo y a un consagrado historiador que apostaron por su autenticidad -quienes no realizaron un estudio científico-. Kujau aprendió a imitar la caligrafía de Hitler, incluso a escribir como lo haría Hitler en su estilo gramatical, ya podéis imaginar el tiempo que le habrá llevado tan "fausta" tarea y sobre todo el conocimiento de la historia de más de una década de la Alemania Nazi.

 

Konrad Kujau muestra una de las copias falsificadas de los diarios de Hitler durante un juicio en Hamburgo. (Norbert Foersterling / Picture Alliance /  AP)


Recientemente, la televisión estatal alemana NDR (23 de febrero 2023) culminó el proceso de digitalizar el material incautado, las copias provienen de varias fuentes, 60 volúmenes de falsificaciones, con la ayuda de la inteligencia artificial y con respaldo de un consejo asesor científico, que incluía al politólogo berlinés Hajo Funke y la historiadora Heike Görtemaker, entre otros, para su evaluación. Los ha puesto a disposición en el sitio web de NDR para cualquier interesado en su libre revisión (en alemán obviamente). 

La razón para documentar totalmente el fraude literario no está muy claro. NDR dice en su promoción que la historia del escándalo "Stern" debe ser reescrita, preguntando: "¿Qué es exactamente lo que está escrito en estos 'diarios de Hitler'? ¿Con qué historias debería reescribirse la historia? ¿Qué fue lo que estaba a punto de cambiar la visión de Hitler y el oscuro legado de los alemanes?"

Según la propia prensa alemana, reescribir toda una burda falsificación es ya exagerado, incluso si lo miramos benevolentemente, pero el asunto es que esto solo iba a beneficiar a quienes siguen deseando absolver a Hitler de los crímenes nazis. Kujau era un convencido de la ideología nazi, por lo que nada necesita ser reescrito, conforme explica Thoralf Cleven en su artículo "60 tomos repletos de disparates: la barriga hinchada de Adolf Hitler y la negligencia de Eva Braun", RDN - Redaktions Netzwerk Deutschland, febrero 2023)




El pasado 24 de febrero, März Verlag también publicó un libro, "The Real False 'Hitler Diaries'", documentando el escándalo mediático. También el mencionado politólogo e historiador, Hajo Funke y la historiadora Heike Görtemaker publicaron en días recientes el libro "Die echten falschen Hitler-Tagebücher" (Los auténticos diarios falsos de Hitler). Mas, uno de los trabajos prolijamente investigados lo encontramos ya en 2008, cuando seguía siendo considerado el hecho más vergonzoso en la historia de la prensa de Alemania Occidental, "Der Skandal um die Hitler-Tagebücher", de Michael Seufert (El escándalo de los diarios de Hitler). Todos los expertos concluyen -entre otros aspectos- que los "diarios" en diversos apartados niegan el Holocausto, su contenido intenta reinterpretarlo. Los diarios también sugieren que Hitler no sabía nada de la Kristallnacht. 

Los fraudulentos escritos aspiraban limpiar la imagen de un hombre que no es el Hitler histórico. "El Hitler de los diarios es alguien razonable, alguien banal y alguien, incluso, que nunca supo del asesinato de los judíos de Europa. Es un Hitler que nunca existió. Todo eso era mentira", declaró Funke, a NIUS (portal de noticias). Dejando en evidencia que los "viejos diarios" de Hitler, recién envejecidos por Kujau, pretendían exonerar -entre otras tantas cuestiones políticas, militares, etc.- al líder del nazismo

Según el documento falso de Kujau, Hitler habría expresado, por ejemplo: "Espero informes de la conferencia de la cuestión judía. Debemos encontrar un lugar en el este donde estos judíos puedan alimentarse". Sin duda se refiere a la Conferencia de Weensee en enero de 1942. Conforme afirma el historiador Funke (y muchos otros notables historiadores y académicos), Hitler jamás escribió tal cosa. Funke asevera que los "diarios" escondían en realidad una operación por la que "se menospreciaba lo que fue realmente el nacionalsocialismo"; explica que Kujau quería absolver a Hitler de los peores crímenes de los nazis. Por su lado, Görtemaker afirma que: "Kujau está inventando aquí una figura positiva de Hitler", la historiadora dice: "El Hitler ficticio no tiene nada que ver con los crímenes violentos nacionalsocialistas". 


Konrad Kujau exhibe su propia versión sobre el fraude  literario de su invención. Foto: Kaufhold Reinhard / Berliner Kurier / Picture Alliance.

"El conocimiento de la tormentosa lectura  de la obra de Kujau es notablemente baja. Por un lado, los acontecimientos históricos se citan y enumeran casi provocativamente delgados como si fueran de una enciclopedia, luego las diatribas pseudo-Hitler sobre la negligencia de Eva Braun, y los ataques inflados bien distribuidos y el insomnio del "Führer" aparecen una y otra vez. Se suponía que el hombre Hitler debía señalar eso. Oh sí, probablemente era un antisemita, pero no tan malo. En cualquier caso, el Kujau-Hitler no escribió una palabra sobre Auschwitz". (cita del periodista Thoralf Cleven, RDN). 

La revista alemana Stern nunca pudo recuperarse totalmente de este golpe a su credibilidad. Sin embargo, varias décadas después de tener la cabeza bajo tierra -sobre el caso de las falsificaciones- presentó una serie de esclarecedores Podcast titulado: "FAKING HITLER" (Fingiendo a Hitler). La presentación en 10 episodios de audio viene acompañado de otros materiales documentados y de una entradilla que señala: "La verdadera historia de los falsos diarios de Hitler. El 25 de abril de 1983 es uno de los días más oscuros en la historia de la prensa alemana. Stern presenta los diarios de Hitler. El peor de los casos: en lugar de una sensación mundial, los libros resultan ser falsos. 35 años después, el escándalo se reabre ahora, con grabaciones originales nunca antes escuchadas de los años 80 entre el periodista Gerd Heidemann y el falsificador Konrad Kujau. Una historia emocionante, grotesca y ridícula que conduce directamente a la ruina". (Por sentado, los podcast están en audio alemán, pero la parte documental puede ser traducida con las herramientas online disponibles en su dispositivo, y hoy son exactamente 40 años de aquel escándalo mundial).


Gerd Heidemann presenta en la conferencia de prensa de Stern, 25 de abril de 1983, los supuestos diarios de Hitler. Chris Pohlert / Picture Alliance.

Notas finales

- Derivado del fraude se plantearon varios procesos judiciales.

- La editorial Gruner & Jahr editora de la revista Stern (propiedad actual de RTL Deutschland) pagó a Gerd Heidemann 9,3 millones de marcos alemanes y éste a su vez a Kuaju.

- Konrad Kujau afirmó ante el tribunal que solo recibió 2,4 millones de marcos alemanes. Heidemann adujo tener grabaciones en cinta que no fueron aceptadas en el juicio por no tener autorización judicial para las escuchas telefónicas. No hay rastro de los millones ni después de la muerte de Kuaju.

- Tanto Kuaju y el periodista Heidemann debieron cumplir una sentencia mayor a cuatro años de prisión. 

- Liberado el "famoso" Kuaju, aceptó conceder entrevistas remuneradas.

- La editorial Gruner & Jahr (hoy propiedad de RTL Deutschland) depositó las "originales" falsificaciones en su archivo bajo llave, supuestamente para evitar más travesuras con los diarios falsos.

 - Konrad Kujau murió el 12 de septiembre del año 2000.

- Gerd Heidemann permanece en silencio durante el resto de su vida. 

- "Faking Hitler" fue el título de una serie de televisión sobre el increíble escándalo producido por la cadena televisiva alemana RTL+ con un enfoque satírico y grandes actores alemanes. El mayor escándalo mediático en la República Federal de Alemania se convirtió en una serie de seis capítulos. 


EPÍLOGO 

Si el lector está interesado por un verdadero estudio histórico-científico del libro de Hitler, "Mein Kampf", lo mejor disponible tras décadas de falsificaciones, ediciones pirateadas y alteradas, es el trabajo de 2016, del Instituto de Historia Contemporánea de Múnich-Berlín (ifZ) "Hitler, Mein Kampf. Eine kritische Edition" (Edición Crítica de Mein Kampf) (solo disponible en alemán). En este blog hemos realizado un intenso estudio sobre ese libro, desde el complejo análisis de la Edición Crítica (A manera de crítica a la "Edición Crítica de Mein Kampf"), hasta la historia de las repercusiones jurídicas por la edición del libro, un ejemplo es cuando el jefe nazi reclamó sus derechos de autor ante las leyes de los Estados Unidos ganó el juicio en junio de 1939 (“Houghton Mifflin Co. vs Stackpole Sons, Inc. et al”, Corte de Apelaciones de Connecticut), VER: Cuando Hitler demandó sus derechos de autor en los Estados Unidos.

 

Dejemos claro: Mein Kampf es un simple manifiesto de propaganda política que expone un programa racial, criminal y expansionista a costa de la guerra sin disimulo alguno. 

 

Las gráficas sobre "Faking Hitler", son tomadas de los multi-reportajes de la revista Stern descrito en las notas a pie de página

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Fuentes en alemán

* Algunas de las fuentes de prensa alemana son ediciones de pago.

La verdadera historia de los falsos diarios de Hitler

60 tomos repletos de disparates: la barriga hinchada de Adolf Hitler y la negligencia de Eva Braun. (NDR)

Así es como los "diarios" de Hitler fueron realmente expuestos (Welt - sobre la serie TV)

Serie sobre falsos diarios de Hitler: Sin coraje para la fealdad

John Goetz: "La RDA sabía que los diarios debían rehabilitar a Hitler"

1983 - Diarios falsos de Hitler



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29 julio 2022

Desenmascarando los fraudes del revisionismo (IV)





       Otros mitos de la economía nazi

Por Tito Andino

Este artículo es continuación del episodio anterior denominado "El Trono de Oro", trata en profundidad un análisis histórico - económico de la Alemania hitleriana y los falsos mitos sobre el "milagro" nazi para levantarse de la ruinosa situación financiera heredada del fracaso expansionista en la primera guerra mundial o Gran Guerra. 

Una aclaración importante. El siguiente artículo originalmente fue publicado como Parte II de "El Trono de Oro", en enero de 2019 y forma parte de la serie de artículos denominados "Desenmascarando los fraudes del revisionismo". Sugirieron separarlos, por cuestiones prácticas, dejando la parte histórica aparte del real estudio de la economía implantada durante el régimen nazi, aparte que los largos textos de la publicación original pudieron haber causado distracción y cansancio mental  en el lector.

Entonces, he aquí el resultado, esta nueva versión corregida y ampliada para mejor comprensión del gentil lector.

Buena lectura.

             La verdadera economía de Hitler 

Continuemos con algo que el señor Salvador Borrego (autor del libro "Derrota Mundial") y todos los "expertos revisionistas" en "economía nacionalsocialista" pretenden ignorar. 




La economía de compulsión “zwangswirtschaft”

Ni los nazis, ni los economistas y banqueros del gobierno de Hitler transformaron la banca alemana, el sistema bancario nacionalizado ya estaba operando en la República de Weimar. Al asumir el poder los nazis la tuvieron fácil, usaron el sistema para generar el crédito inflacionario y contaron con la enorme suerte que la crisis mundial económica llegaba a su fin casi paralelo a la ascensión de Hitler.

La 'Zwangswirtschaft' ha pasado a la historia por las draconianas medidas que acompañaron su aplicación. No se ha visto nunca algo parecido (y en eso si estamos de acuerdo con el escritor mexicano Salvador Borrego). Para el nazismo el control de los precios tenía un lineamiento político dictatorial y belicista. Goering, Schacht y Funk reconocieron en 1946 que el control de los salarios y precios implicaba desde vigilar el trabajo de la gente hasta sus propias vidas"Ningún país puede conformarse sólo con hacer parte del trabajo" señalaron.

Hitler se valió de la economía de compulsión para edificar su “modelo” de economía de guerra en que giraba todo su programa. Los nazis no hicieron otra cosa que imprimir papel moneda en grandes cantidades para el gobierno, eso es lo usual y lo hacen todas las naciones cuando necesitan recursos, para evitar la inflación estaba la “zwangswirtschaft”, es decir, el control del trabajo y la vida del alemán, para buen entendedor: los campos de concentración aguardaban a cualquier libre pensador. Los nazis si fueron innovadores en ese aspecto. 

"La economía de compulsión de la Alemania nazi", en un estudio de referencia que hemos consultado, consistía en "establecer sucesivamente precios máximos sobre aquellos artículos que van viéndose afectados por la inflación. Una vez que el gobierno se embarca en controlar precios, el proceso de compulsión ya no se detiene. La combinación de más dinero en las manos del gobierno y del público, con los precios invariables tipificados para algunos productos, hace que la oferta ya no pueda satisfacer a todos aquellos que están dispuestos a pagar el precio que se pide. Aparecen así sucesivamente las colas, los desabastecimientos, la acumulación por parte de los consumidores de cualquier producto que tienen la suerte de encontrar en las tiendas, se tenga o no necesidad perentoria de él y finalmente el racionamiento". 

"Lejos de constituir el peor aspecto del problema, los mercados negros sirvieron para evitar el caos absoluto de los desabastecimientos. Eso sí, a costa de convertir a millones de personas decentes, en infractores de la ley. En sus etapas finales, la economía alemana absolutamente devastada por la guerra, se encontraba con paradojas como que, en medio de un hambre generalizada, un sombrero (sin precio controlado) costaba millones de veces más que una hogaza de pan (sobre la que sí existía precio máximo). No es difícil para el lector advertir qué era más conveniente fabricar en estas circunstancias. Los alemanes se encontraron en una situación en la que carecía de sentido trabajar a cambio de un papel moneda del que todos ya tenían ingentes cantidades y cuyo problema era encontrar algún establecimiento aprovisionado donde gastarlo. Pasaron de trabajadores a vagabundos y estuvieron en ese estado de postración hasta que Ludwig Erhard en 1948, devolvió la cordura a la economía con su reforma económica".


El Plan Cuatrienal
  
En 1936, Hitler implantó varias medidas económicas cuyo único propósito fue lograr en Alemania la implantación de una economía basada en la preparación de la guerraLa máxima prioridad de los nazis, en pugna con los economistas, era el rearme. 

La función de los economistas y de sectores industriales, que al principio ignoraban los planes, fue preparar el país hacia la "autarquía, es decir, la capacidad de Alemania de ser autosuficiente". Muchos en el sector empresarial apoyaban el rearme, sin embargo, eran realistas, no podían atender dos frentes dispares, el proveer a la población de suficientes medios de consumo, por un lado; y, por otro, el desmesurado presupuesto para gastos militares. Ese anhelo de Hitler no se logró jamás, los cañones definitivamente vencieron a la mantequilla. 

Sectores empresariales no ligados al segmento armamentista fueron ignorados, por tanto no tenían capacidad de presentar sus puntos de vista a mentalidades cerradas como Goering. Igual de ignorados estaban los economistas, quienes alarmados contemplaban la "mágica" máquina de imprimir papel moneda, rompiéndose la cabeza para no desatar una nuevo proceso inflacionario. Es aquí donde surge la verdadera razón del distanciamiento de personas como Hjlmar Schacht, el ministro de economía y presidente del Reichsbank, quien renunció a sus cargos a instancias de Goering.



La tarea de organizar el Plan Cuatrienal recayó en Hermann Goering, designado Ministro Plenipotenciario del Reich, por tanto con injerencia en los ministerios de Economía, Defensa, Agricultura y otros. El nombramiento de Goering como jefe del plan tuvo beneficios a corto plazo para Hitler, a la larga fue un desastre, ya que Goering apenas tenia conocimientos de economía y no podía aportar nada que no sea una meta política. 


Se transformó en dictador de la economía alemana, controlando el aparato industrial y productivo, mediante decretos ley. La propaganda se encargó de suplir los defectos del señor Goering, en quien se constató el único caso en que la mantequilla triunfó ante los cañones.  

Es cierto que el Plan Cuatrienal tenía como propósito regular las importaciones y exportaciones; intentar reducir el desempleo, realizar proyectos de obra pública (autopistas), la producción de automóviles y fibra sintética, proyectos de construcción; aumentar la producción agrícola; en general, autosuficiencia en producir materias primas. No obstante, todas esas actividades se subordinaban al rearme, la prioridad era la reconstrucción de la defensa militar.

Apenas pocos altos mandos del Partido nazi conocían los detalles minuciosos del Plan Cuatrienal, en agosto de 1936 recibieron una copia clasificada como "Memorándum Secreto". Algunos datos desconocidos lo tomamos del artículo "Plan Cuatrienal". El plan fue anunciado oficialmente en septiembre de 1936, en Nuremberg. Adolf Wagner leyó la orden de Hitler:

"Hoy presento el nuevo Plan Cuatrienal. Durante los próximos cuatro años, Alemania debe ser totalmente independiente del suministro extranjero de aquellas materias  que se pueden producir en cualquier forma a través de la capacidad alemana, a través de nuestra industria química y de nuestra maquinaria industrial, así como a través de nuestra industria de explotación minera. La reconstrucción de esta gran industria alemana de materia prima servirá para dar empleo a las masas. La implementación del plan llevará a cabo con el vigor y la energía nacionalsocialista. Pero además, Alemania no puede renunciar a la solución de sus demandas coloniales. El derecho de los alemanes a vivir es sin duda tan grande como el de otras naciones. El éxito de este plan es sólo una cuestión de nuestra energía y determinación. Los nacionalsocialistas nunca han reconocido la palabra "Imposible".

El cómo conseguir los recursos, la materia prima, los capitales, ya no quedaba dentro de la capacidad de la economía alemana ni de la propaganda nazi, allí es donde intervinieron los industriales alemanes, como subsidiarios de las grandes corporaciones norteamericanas que se instalaron en Alemania, gracias a la benevolencia de Adolf Hitler.


Cañones si, Mantequilla no 


Fotomontajes famosos del artista alemán John Heartfield: "Hurray, die Butter ist Alle!" ("Hurrah, la mantequilla es todo!", se publicó en la portada de la AIZ en 1935. Una parodia de la estética de la propaganda, el fotomontaje muestra a una familia en la mesa de la cocina, donde cuelga un retrato cercano de Hitler y el está adornado con esvásticas. La familia (madre, padre, anciana, joven, bebé y perro) está intentando comerse piezas de metal, como cadenas, manubrios de bicicletas y rifles. A continuación, el título está escrito en letras grandes, además de una cita de Hermann Göring durante la escasez de alimentos. Traducido, la cita dice: "El hierro siempre ha fortalecido a una nación, la mantequilla y la manteca de cerdo solo han engordado a la gente". La sátira sobre las palabras de Goering refiere claramente que "las pistolas son mejores que la mantequilla". A la derecha, Heartfield presenta la "Receta de Goebbels" contra la emergencia alimentaria en Alemania. "¿Qué? La manteca de cerdo y la mantequilla faltan mientras comes?, puedes comerte tus judías".


Excelentes artículos sobre economía explican la disyuntiva, "¿Cañones o mantequilla?", qué elegir para explicar la curva de la Frontera de Posibilidades de Producción, que representa las cantidades máximas posibles de bienes y servicios que pueden producirse en una economía. Hermann Goering, responsable nazi del Plan Cuatrienal, en 1936, dijo: “Los cañones nos harán poderosos, la mantequilla solo nos hará engordar” (como en su caso, privando de mantequilla al pueblo). Goering ante una audiencia detalló la supuesta carrera armamentista de sus vecinos y preguntó: ¿Quieren cañones o mantequilla?

La pregunta es válida aun en el presente, "estos dilemas se escuchan y leen a diario y es frecuente plantearse que en lugar de aviones en la Cumbre del G7 deberíamos gastar en hospitales; pero con ese criterio el Gobierno no destinaría ni un centavo para seguridad y en el país nunca se haría un evento internacional. El mismo criterio podríamos aplicar a las campañas electorales y municipales. El hecho es que en economía se pueden encontrar combinaciones intermedias entre destinar una proporción a gastos sociales y otra para seguridad" 



En el artículo "Cañones o mantequilla: sistemas económicos y coste de oportunidad", se explica que en economía, elegir entre cañones y mantequilla es indiferente. Los cañones se pueden cambiar por mantequilla en el mercado internacional. Hay una tercera alternativa, un estado belicista utilizará sus cañones para apropiarse de la mantequilla de otro. Es aquí donde debemos entender los principios económicos del nazismo, el enorme gasto militar y rearme alemán, con la fabricación de armamento a niveles insospechados, logró el incremento de las fuerzas armadas y la planificación de proyectos donde utilizar esa enorme producción, no cabía duda, una guerra de conquista.

"Las economías autoritarias responden unilateralmente a las preguntas básicas de la economía, imponiendo sus decisiones al resto de la población. En la medida que son unos pocos quienes deciden el destino de muchos, la imposición de las decisiones no siempre son populares de tal forma que el respaldo de las armas no está de más. Otras razones son las defensivas. Si el país logra cierto crecimiento económico y empieza a producir cierta cantidad de mantequilla, puede atraer la envidia de sus vecinos y ser invadido. Tanto los países pobres como los ricos producen cañones pero éstos, a diferencia de los primeros, no necesitan apropiarse de la mantequilla del vecino"

Otro razonamiento sobre el dilema cañones o mantequilla, fue planteado por el investigador Harald Steffahn. "¿Hubiera Alemania ganado la guerra de haber procedido antes a armarse rigurosamente? Contra los EEUU, en ningún caso; contra Inglaterra, solo de haberse decidido por la invasión; contra Rusia quizá, siempre y cuando, naturalmente, que desde el principio no hubiera subestimado sus posibilidades, evitando así los errores cometidos en los primeros tiempos de la campaña"


El mito del "Ministerio Apolítico" -el Ministerio de Hacienda-

Nunca existió tal "ministerio apolítico", las duras imposiciones fiscales a los ciudadanos alemanes así lo demuestran. 

Un libro de reciente aparición (ed. De Gruyter, 2018) del historiador alemán Ralf Banken, "Hitlers Steuertstaat. Die Steuerpolitik im Dritten Reich" (El estado fiscal de Hitler. La política fiscal en el III Reich) destapa otro mito de la economía nazi. El gobierno de Hitler acosó con impuestos fiscales a la clase media y trabajadora. El mito propagandístico conocido es que en materia fiscal el nazismo era "indulgente con las masas" pero "dura con la burguesía". Conforme la investigación de Banken, la carga fiscal sobre los ciudadanos llegó a ser la "mayor que ha experimentado Alemania" en su historia. De hecho, "nunca ha experimentado algo así ningún otro país de la Europa continental"




Entre 1932 y 1940, el impuesto sobre el salario se cuadriplicó. Las clases trabajadoras (no se puede hablar de la existencia de grandes clases medias), estuvieron bajo una "muy dura carga fiscal", golpeadas por las diferentes tasas impositivas sobre la renta. Entre los más pudientes, sin embargo, la tasa impositiva máxima del impuesto sobre la renta que asumieron fue del 65%. En el Tercer Reich, "los grandes patrimonios también estaban bajo la presión fiscal, pero también ganaban muy bien y mucha parte de esa carga fiscal significó menos que para el resto".

Los responsables del ministerio de Hacienda se aprovecharon de los dineros que pagaban los trabajadores en materia de seguros sociales para financiar sus proyectos. Para la clase trabajadora "el principal problema no eran tanto los impuestos sino los seguros sociales de desempleo, seguro médico o las cotizaciones para la jubilación. Estos pagos también comenzaron a subir. En un momento dado llegaron a ser una carga mucho mayor que los impuestos. Ese dinero se empleó para financiar la industria armamentística". Lo mismo puede decirse de los ahorros de las clases trabajadoras. Ese ahorro era consecuencia de que, especialmente en los años de la guerra, había una importante carestía de bienes de consumo. "La gente iba con el dinero a la caja de ahorros o al banco y con ese dinero el estado se financiaba. La gente fue engañada por el Reich", sostiene Banken. 

"El Ministerio de Finanzas del III Reich buscaba recaudar dinero para financiar la industria militar y minimizar así las deudas. No tuvo éxito. Y los impuestos subieron hasta lo imposible".  

El mito de “las autopistas del Führer” 

Otra clara tergiversación de la realidad económica de la Alemania nazi fueron las autopistas, que no son invención de Hitler. No es nada raro que hasta el presente, incluso en Alemania, se mantenga la creencia que las autopistas fueron un invento del nazismo y que por ese medio se redujo el desempleo masivo. Esta es otra mentira histórica.



Ya 
existían grandes proyectos de autopistas desde inicios del siglo XX. Una anécdota curiosa, digna de señalarse es la siguiente, antes de la toma del poder por los nazis:

"Pocos años antes, gran parte del Partido Nacionalsocialista Alemán de los Trabajadores (NSDAP) se oponía conjuntamente con el partido comunista, a la construcción de autopistas.. Aducían que la construcción de “vías sólo para automóviles” serviría sólo a los “aristócratas ricos y a los grandes capitalistas judíos”. Cuando Adolf Hitler subió al poder, en 1933, los nazis descubrieron que las carreteras servirían a sus propósitos".

Es cierto que los planes de grandes autopistas no se cristalizaron masivamente en la Alemania de posguerra, consecuencia de la crisis económica mundial, la hiperinflación, la falta de capitales, el cumplimiento de indemnizaciones, pero, ya existían, no solo en proyectos. Por ejemplo, la última antes del nazismo fue una obra del futuro Canciller alemán, Konrad Adenaeur, en 1932, en su calidad de alcalde de Colonia, aunque pequeña (en cuanto a distancia) unía Colonia y Bonn (un eje muy estratégico para la economía); al asumir el poder los nazis no aceptaron esa calidad de autopista y la “degradaron” a una “mera carretera regional”. 

Para el nazismo era imperioso fomentar su mito, el mérito de haber construido la primera autopista del país tenía que ser obra del nazismo. 

La única realidad es que las autopistas del Führer tenían un objetivo estratégico fundamental en el área militar, la movilización masiva y rápida de material bélico, pertrechos y tropas (las mismas razones que motivaron a los prusianos a impulsar el ferrocarril); en contrapartida, también fueron un factor determinante para su rápida caída, las “autopistas del Führer” fueron el elemento clave para la fácil y rápida ocupación de Alemania por parte de los Aliados.



En "Hitler y la autopista, una mentira histórica", se relata que el Führer, al aceptar la necesidad de movilidad, dedujo que seduciría a la nación y aseguraría el poder.

"Su aparato de propaganda comenzó entonces a prometerle movilidad a un pueblo que podría al fin viajar. Según los planes, se construirían 1000 kilómetros de autopistas anualmente. En 1934, Hitler hablaba del comienzo de una “batalla laboral” que iba a generar 600.000 puestos de trabajo. La verdad fue otra. En los momentos más intensos apenas llegaron a ser 120.000 obreros los que a punta de pico y pala construyeron esas vías. La enfermedad y el hambre los acompañaban; las huelgas que hicieron fueron su pasaje al campo de concentración. Sus historias no fueron del dominio público. A la vez, en el transcurso del régimen nazi, cada vez más obreros ingresan en la boyante industria armamentista. Lo que realmente ayudó a reducir el desempleo".

En plena guerra, los prisioneros obligados a trabajos forzados se encargaban de construir y mantener las vías. En 1943, con la limitación del tráfico de coches, las bicicletas fueron los amos de las autopistas.

"No obstante, el aparato de propaganda siguió alimentando la mentira. Y tuvo éxito. En las películas y las fotos que difundía se mostraba grandes contingentes de obreros trabajando en autopistas en las que las obras habían sido detenidas hacía ya rato. Estas imágenes marcaron la memoria de toda una generación. Los nazis habían logrado imponer su mito".

La economía y producción de guerra

"La economía de guerra alemana estaba orientada hacia el golpe definitivo y la sorpresa, hacia el ataque relámpago. La crisis para Alemania comenzó en el momento en que fue imposible ganar batallas con esa táctica". 

El Plan Cuatrienal no culminó en la época de paz, se mantuvo aun entrada la guerra, tras la entrega de nuevas funciones a Albert Speer como Ministro de Armamento y Producción de Guerra del Reich, en 1942, cargo que, practicamente, acaparó la producción y economía alemana, luego vendría la declaración de "Guerra Total" de Goebbels. Los "logros" obtenidos por el señor Speer solo tiene un nombre, la utilización forzada de la mano de obra de prisioneros y civiles de los territorios ocupados. 

Mano de obra esclava

¿Acaso podemos olvidar que Alemania ganó millones y millones con la explotación de la mano de obra esclava (prisioneros de guerra o políticos, civiles extranjeros, judíos, etc.)? Sectores tan neurálgicos como la industria armamentista y del desarrollo del naciente misil balístico necesitaba mano de obra calificada, obreros extranjeros provenientes del sector industrial fueron sometidos a salarios de miseria, condiciones de vida restrictivas: hambre, hacinamiento en campamentos o refugios subterráneos. En teoría tenían una “mejor” condición de vida del simple prisionero sometido a trabajos de esclavitud. 

La Alemania nazi y los industriales se enriquecieron enormemente con esa brutal política de “empleo” barato que solo garantizaba una fosa común.

La explotación de la mano de obra esclava en las fábricas alemanas.


La Alemania nazi sobrevivió doce largos años, a pesar que los últimos dos tuvieron que mendigar por combustible para sus ingentes fuerzas mecanizadas de guerra, dado que ya no era posible seguir saqueando las naciones ocupadas, la ya existente ECONOMÍA de GUERRA, vigente desde 1933 con los Planes Cuatrienales del señor Goering, fue reemplazada por la "Guerra Total" del Dr. Goebbles.

La producción de guerra

Como hipótesis suele discutirse la real capacidad de producción bélica de la Alemana nazi, para unos no llegó a ser tan grande, otros encontraron limitaciones materiales y económicas, por lo que se arguye que no estaban listos para una guerra, otros de plano lo niegan. No obstante, no deja de extrañar su cometido, sea como haya sido, los nazis dedicaron sus recursos a la industria bélica y la utilizaron en sus iniciales guerras relámpago. ¿Qué les faltó recursos?. Eso no puede achacársele a otras naciones europeas o al "sabotaje de la banca judía". Apoderándose de los recursos de los países ocupados intentaron cubrir sus carencias materiales y económicas.   

Si, en efecto, una de las fuentes de riqueza favorita de los nazis era la prioritaria producción industrial... de armamento para la guerra, aquella constituyó la principal fuente de ingresos y de empleo para la Alemania nazi. El actual Complejo Militar - Industrial de los EEUU sería el equivalente a la industria en la época de la Alemania nazi, manejando presupuestos enormes y trabajadores bien remunerados.

Spectator hace una magnífica comparación al señalar que gran parte de la economía norteamericana es una economía basada en la guerra, aún en tiempos de paz, lo mismo sucedía en la Alemania nazi. La construcción y mantenimiento de buques de guerra, portaaviones, tanques, aviones supersónicos de quinta generación, satélites espías, sistemas de misiles, armamento ligero y municiones, entre muchas otras cosas, aseguran el empleo bien remunerado de decenas de miles de obreros, ingenieros, técnicos especialistas, diseñadores, contables, consultores, etc

"El mismo Pentágono es el ejemplo supremo de una burocracia extensa y bien pagada que de otro modo estaría desempleada creando problemas sociales".

En política no hay coincidencias, EEUU, acumula la mayor riqueza del momento, al mismo tiempo es la potencia militar más grande en la historia de la humanidad. Un hecho histórico reconocido y aceptado es que los EEUU salió de los efectos de la Depresión Económica de 1929 gracias a la segunda guerra mundial y no a las reformas sociales y económicas impulsadas por Roosevelt.

"¿Qué sería de la economía norteamericana si en cierto momento decidiera prescindir de toda su industria militar, abandonando cualquier pretensión de sostenerse como la primera potencia bélica del planeta? Eso sería tanto como preguntarse: ¿qué se va a hacer con todos los ingenieros, obreros, diseñadores, contadores, técnicos especializados, consultores, soldados, oficiales de alto rango, con empleos muy bien remunerados en dólares? La respuesta obvia es que Estados Unidos simple y sencillamente no está preparado, al menos en lo que a la cuestión de su economía respecta, para prescindir de su industria bélica".



Retrocedamos a la Alemania nazi, una nación que ha sucumbido en la Gran Guerra, sus recursos agotados y unos términos de rendición (Tratado de Versalles) imposibles de cumplir, encima la Gran Depresión en la economía mundial. En medio de ese caos, brota el "milagro" nazi en la economía, materia de "orgullo" de los "revisionistas" y neonazis del presente

Spectator afirma que ese "milagro" no es otra cosa que en menos de una década Hitler construyó el Ejército mejor armado y más poderoso que Europa hubiese conocido en su larga Historia. La Alemania Nazi se armó hasta los dientes equipándose con cantidades astronómicas de armamentos que no salieron de la nada, las que envalentonaron a Hitler para emprender sus hostilidades en contra de sus vecinos. Para producir tanto material de guerra se necesitaron muchos obreros, muchos ingenieros, muchos técnicos, muchos científicos,  muchos contadores, muchas fábricas. Lo cual vino siendo una gran fuente de empleos bien pagados. La gigantesca expansión del Ejército alemán, con la adición de miles y miles de soldados y oficiales de alto rango, contribuyó también a reducir en forma significativa las cifras del desempleo.

Hitler no estaba tan loco, jamás se habría atrevido invadir Polonia en 1939 con el armamento y soldados con que contaba Alemania al final de la Primera Guerra Mundial, no se habría atrevido invadir Rusia teniendo abierto el frente de guerra occidental si no hubiese contado con suficientes armamentos para llevar la guerra simultáneamente a dos frentes. Las promesas de venganza por la humillación en la Gran Guerra, sumada a la promesa de conquista de nuevos territorios (Lebensraum), para darle a Alemania muchas riquezas como botín de guerra, también influyeron en la psiquis alemana. 

"Interesante hubiese sido ver cómo se las habría arreglado Hitler para sostener la recuperación económica de Alemania sin llevar a cabo invasión alguna, al darse cuenta los alemanes que el país contaba ya (para fines de 1938) con un inventario excesivamente grande de armamento sin uso inmediato y sin justificación alguna para seguir construyendo y amasando más material bélico del que ya tenían. 
Bajo el esquema económico de Hitler, Alemania simple y sencillamente no estaba preparada para una paz a largo plazo, porque su economía no estaba diseñada para ser una economía de tiempos de paz; el armamento que ya se tenía debía usarse a como diera lugar para poder mantener las fábricas de armamento funcionando y las fuentes de empleo seguras. El único uso que se le puede dar a un armamento tan grande es usándolo. O dejar el poder, y heredar a otros el problema de convertir una economía basada en el belicismo en una economía basada en el pacifismo, lo cual no resulta nada fácil".

El expolio de Europa 




¿Alguien se atreve a negar que los nazis se apoderaron de las reservas monetarias (divisas) y de oro de los bancos centrales de los países agredidos?.

El Tercer Reich, durante la guerra, fue el reflejo del capitalismo puro y depredador de las riquezas de otras naciones. El “milagro” económico nazi a más de los enunciados, tiene otro nombre: el saqueo de Europa. El expolio de la propiedad privada y pública de las naciones ocupadas también aseguró el sostén de la economía alemana durante la segunda guerra mundial. 

Deberíamos refrescar los conocimientos. Casi a finales del siglo XXSuiza reconoció que sus negociaciones comerciales con el régimen nazi durante el conflicto se finiquitaron con el oro robado por los alemanes a los bancos centrales de los países ocupados.

La neutral  Suiza se constituyó en el más grande distribuidor y operador del mercado del oro en Europa, a través del Banco Nacional de Suiza; además, durante la guerra, intermediaba en la compra-venta del precioso metal de los bancos centrales de los países en conflicto; y, para rematar, la banca suiza intervino en la financiación de los bandos litigantes. 

En la práctica, otras naciones neutrales hicieron lo mismo, el caso de Suecia está siendo revelado tras la desclasificación de documentos reservados. Imitando a Suiza, los suecos vendían sus valiosas mercancías (metales para la fabricación de armas, generalmente hierro, manganeso, cromo) a cambio de oro saqueado. En ese sentido si que las teorías económicas de Hitler funcionaban, ¿para qué transar en papel moneda, sobre todo divisas extranjeras (de las que carecía) cuando bien podía pagar las materias primas con oro?; y, si no es mío, con mayor razón!  

En el escabroso caso sueco, una publicación refiere como funcionaba el sistema. El oro robado a los bancos centrales de los países invadidos era transferido al Banco Central de Estocolmo que, a su vez, entregaba coronas con las que que se pagaba a los proveedores privados suecos. Pese a las advertencias de los aliados de que, si ganaban la guerra, responsabilizarían a Suecia por el tráfico ilícito de oro, su banco central accedió a dicho intercambio, al igual que los bancos centrales de otros países, como Suiza, España y Portugal.

Para 1943, un responsable sueco (según documentos desclasificados) señalaba su preocupación sobre el origen del oro alemán y el riesgo de devolverlo de comprobarse que era robado; mas, el meollo del asunto era que, todo el gobierno sueco estaba conforme con no pedir explicaciones. Hasta inicios de 1944, Suecia, vía su Banco Central, había recibido 34.564 kilos de oro

El Banco de Pagos Internacionales también garantizaba este tipo de operaciones y Hitler tenía su delegado en esa entidad (inicialmente el Dr. Hjalmar Schacht). Tras la guerra, las fuerzas Aliadas iniciaron una investigación para exigir responsabilidades de los países neutrales que aceptaron el oro robado por los nazis. E1946 se formó la Comisión Tripartita –Francia, Reino Unido y Estados Unidos– tendiente a recuperar las reservas de oro confiscadas por los nazis en países comoAlbania, Austria, Bélgica, Checoslovaquia, Francia, Grecia, Italia, Luxemburgo, Países Bajos, Polonia y Yugoslavia. 

Una interesante publicación, especialista en economía  (OroyFinanzas.com) cita un estudio de una agencia inglesa de inversiones en oro. El dato trascendental del artículo, es el conocido saqueo de los bancos centrales de los países invadidos, da un enfoque anterior al estallido de las hostilidades en tres regiones "técnicamente" alemanas, es decir, en las famosas anexiones de Austria y Checoslovaquia, a la que se agregaría luego el oro confiscado en el corredor de Danzing (Prusia Oriental). Primero, el oro era trasladado al Reichsbank y, luego, para poder comercializar (vender) ese oro incautado, los nazis contaban con la colaboración del Banco de InglaterraEn esos días el mercado del oro era supervisado por el Banco de Pagos Internacionales, con sede en Basilea, por el Banco Nacional de Suiza y por el Banco de Inglaterra.

"El objetivo del gobierno alemán nazi era la descapitalización en oro de los países ocupados y entregarles a cambio de ese oro “promesas de papel”. De esta manera, se cambiaba el respaldo de las monedas nacionales en oro por monedas fiduciarias muy devaluadas".

No existen cifras precisas sobre el total de reservas de oro confiscadas por Alemania entre 1936-1945, pero se hacen cálculos periódicos sobre el valor de ese oro a cambios actuales. Es lógico que buena parte de las reclamaciones de oro de las naciones afectadas no pudo jamás ser satisfecho. Se calcula las pérdidas entre el 35 y 40%, el proceso de reclamaciones estuvo abierto hasta 1998 (Comisión Tripartita de posguerra). Evidentemente ese oro había sido ya consumido, según las cantidades requeridas de los depósitos del Reichsbankuna vez impresas las marcas de origen alemán, se ordenaba la venta de lingotes para cubrir los recursos que se destinaba a la industria armamentística.


Al final de la guerra, grandes cantidades de oro fueron recuperados y devueltos a las naciones ofendidas, una pequeña tajada del oro robado desapareció en manos de nazis codiciosos, soldados norteamericanos también robaron oro (lingotes); se cree, según varias leyendas urbanas, que un buen botín de ese oro fue enterrado en alguna parte sin que haya sido recuperado.

Y ¿qué pasa con el oro, joyas, obras de arte de personas particulares confiscados?, es otra larga historia. "En los últimos años se han producido diferentes movimientos para intentar compensar las pérdidas ocasionadas por el robo de las reservas de oro. Por ejemplo, en 1997, el Deutsche Bank donó tres millones de dólares a las víctimas del Holocausto en compensación por el papel que jugó el mayor banco de Europa en las finanzas del Nazismo. En las mismas fechas, la Asociación Suiza de la Banca (Swiss Banking Association) hizo frente a un pago de 270 millones de francos suizos por este mismo concepto".

Otro episodio que desenmascara la mentira de la "noble" economía nazi fue el escamoso tema de la más importante falsificación monetaria de todos los tiempos, un tema popularizado en libros, documentales y hasta en el cine, el lago Toplitz, entre verdades y mentiras, es quizá el más conocido. Pero, muy pocos saben que esta operación de los servicios secretos permitió al gobierno alemán imprimir las divisas que tanto hacían falta en plena guerra

Con las libras esterlinas falsas, el gobierno alemán pagó, como tarde desde 1943, al 70% de su red de agentes en el extranjero. "Los servicios del Gobierno encargados de la "Operación Bernhard" recibieron el 50% de los billetes cambiados, es decir, alrededor de mil millones de marcos en divisas fuertes. El otro 50% se consideró como "gastos" y comisiones de los encargados de realizar el cambio, que transcurrió sin mayores incidentes(La singular arma secreta de Hitler. 'Operación Bernhard', falsificación de moneda)

Esta parte de la historia no es tan simple como apreciamos en el cine o leímos en alguna parte, no consistía en arrojar papel moneda falso desde aviones alemanes sobre Londres o territorios ingleses, sino de una verdadera infiltración en la economía británica y otros países entre 1942 y 1945. 


"Es cierto que el Banco de Inglaterra siguió aceptando y cambiando billetes de libras reconocidos como falsos con objeto de no restar crédito en el mercado mundial al papel moneda inglés. Está demostrado que la falsificación fue tan perfecta que los billetes eran aceptados prácticamente por los bancos de todos los países. Incluso los bancos suizos aseguraron, después de consultar al Banco de Inglaterra, que los billetes 'falsos' eran auténticos y de curso legal".

 

Ejemplar "auténtico" de un billete falso de veinte libras esterlinas, impreso por la "Operación Bernhard". Adolf Burger, uno de los prisioneros encargados de imprimir los billetes falsos en Sachsenhausen, muestra un billete de 20 libras (foto captura documental History Channel)

Otro ejemplar "auténtico" de un billete falso, este es de diez libras esterlinas, impreso en la "Operación Bernhard".


No es especulación alguna, luego de la guerra muchos de los comisionistas y nazis relacionados con la trama seguían teniendo en su poder grandes cantidades de ese dinero, ya no tenían que rendir cuentas al proveedor. Muchas fortunas nacieron y aseguraron una nueva vida a los "pobres nazis" que "lucharon" contra la "banca judía".  

En conclusión: Lejos de la actual propaganda neonazi, el "trono de oro" convirtió la economía alemana en el motor que impulsó la guerra, la verdadera arma secreta de Hitler en su conquista de Europa.

Nos quedamos sin conocer a quienes hicieron posible el "milagro" económico de Hitler, eso es materia de otros artículos, dado el volumen de información. 

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Artículos relacionados:

De la serie "Desenmascarando los fraudes del Revisionismo":

El "Trono de Oro"

TRAIAN ROMANESCU Un rumano que nunca existió

Desmontando a los “revisionistas” de lengua castellana


FUENTES DE CONSULTA del presente ensayo


Nota: En esta serie de ensayos, conscientemente omito los enlaces directos a las fuentes de consulta, el propósito es motivar al lector buscar por sí mismo la información, que se cerciore por su propio esfuerzo lo planteado en esta ponencia. No obstante el material consultado es el siguiente:


El trono de oroSpectator
-  Hitler y la autopista, una mentira históricaDick, W. / Lichtenberg, A./Mirra Banchón
-  La economía de compulsión de la Alemania nazi. José Ignacio del Castillo.
Se esfumaron toneladas de oro que EEUU guardaba desde la guerraSputnik (importante para saber como se términó con el 'patrón oro')
Suecia aceptó oro robado en su comercio con Alemania en la II Guerra MundialEl País
El robo de las reservas de oro de los países ocupados por la Alemania Nazi y el Banco de InglaterraOro y finanzas.com
La singular arma secreta de Hitler. "Operación Bernhard", falsificación de moneda. Artículo de la Enciclopedia "El Tercer Reich" (Anesa-Noguer)
La descomunal falsificación de libras con la que los nazis buscaron quebrar la economía británica. La Nación
Un tuitero desmonta siete creencias sobre Hitler: “Es importante leer para evitar el ridículo”www.publico.es
Autopistas de AlemaniaWikipedia
-"¿Cañones  o mantequilla?".  El espectador.com 
Cañones o mantequilla (IV): sistemas económicos y coste de oportunidad. Tribuna de economía
- Cañones o mantequilla. Economía de guerra alemana. Harald Steffahn
Cae el mito de la "bondad" fiscal de Hitler con la clase trabajadora. El Diario.es
El Plan CuatrienalNo solo batallas
Plan Cuatrienal. Wikipedia

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