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29 noviembre 2017

Descifrando la crisis chino-estadounidense (1)



Foto: Reuters/stringer


Primera parte

La guerra política-económica


por Tito Andino U.

En que puede desembocar esa tensa relación entre China y Estados Unidos? 
Ante el gran público y la comunidad internacional, tanto la una como la otra potencia alegan ser víctimas de políticas que afectan sus intereses comerciales en diferentes regiones del mundo.

Ya lo hemos dicho en alguna ocasión, para China son solo negocios, firmar contratos con otros países e invertir en el desarrollo de sus infraestructuras, naturalmente, a cambio ganan mucho dinero y se abastecen de recursos energéticos; los chinos exigen el cumplimiento de los contratos suscritos. Por otra parte, los Estados Unidos aspira, a más de los ingentes recursos económicos y explotación de los recursos naturales, hacerse con el control político de las naciones, impone las reglas de su juego para brindar “ayuda” económica y técnica a las naciones que aspiran desarrollar sus medios productivos; además, exige romper todo vínculo comercial con otras potencias en áreas estratégicas como el petróleo, gas e infraestructuras vitales. Con quién negociaría usted?

Desde la campaña electoral y luego de su elevación al poder, Donald Trump  tiene un cometido anti-chino en materia económica, tampoco se guarda palabras para hacer declaraciones con “vientos de guerra”.

El ex consejero en materia estratégica de Trump, Steve Bannon, señaló  que en un periodo de entre 5 y 10 años, los Estados Unidos y China se involucrarían en una guerra en el mar de la China Meridional (Bannon es cercano a grupos de la extrema derecha estadounidense). Los chinos no se han tomado esto en broma, no solo de hoy, sino tiempo atrás, con Trump en la Casa Blanca, a pesar de los apretones de manos en las cumbres internacionales, Beijing también trata de blindarse, cree que una guerra puede ser una realidad en un futuro mediato.

Veamos algunos aspectos:

Los problemas de los EEUU con China no inician con Trump, si bien con el nuevo mandatario estadounidense las políticas de proteccionismo industrial están dirigidos a cortar la dependencia, entre cosas, de la mano de obra china. Un hecho a tener en cuenta es que las grandes empresas han obtenido inmensos beneficios financieros, pero los problemas sociales y económicos de la población estadounidense se encontraban a la baja por muchos años.

Para algunos analistas, profundos conocedores de economía, existe la tesis de que han sido las regulaciones económicas chinas las que han contenido una grave crisis financiera global, aun mayor a la del 2008 y, que es la economía de los EEUU quien debería agradecer que tal episodio no haya sucedido.

Trump achaca todos sus males económicos a la globalización, entre otros a los mexicanos y, por supuesto, a los chinos. Lo de China puede ser comprensible, todos conocemos los productos “made in China”, sus reales propietarios son poderosas firmas occidentales. China ha logrado “clonar” con éxito la tecnología estadounidense, inclusive componentes para uso militar que elaboraba hasta hace poco; eso se refleja en su propio desarrollo industrial y armamentístico. En el área civil, la clonación de marcas textiles es sonadamente conocido en el mundo, la comercialización de productos chinos de famosas marcas estadounidenses es cosa de todos los días. Lo de México es otra curiosidad, la industria maquiladora estadounidense, en general, tiene como objetivo comercializar sus productos elaborados en el extranjero sin pagar aranceles porque es el dueño de la materia prima, es decir, los productos elaborados retornan a su país de origen (en México, la mayoría de fábricas se encuentran en la zona fronteriza (Tijuana, Juárez, Nogales,  Mexicali, Reynosa). Son millones de mexicanos que dependen laboralmente de este sistema enrolados en el Border Industrialization Program (Programa de Industrialización Fronteriza). En cualquier caso y en cualquier país del mundo, la mano de obra es barata, pero competitiva. Según datos, por ejemplo, la mujer mexicana labora para ganar aproximadamente la sexta parte del salario por el mismo trabajo en los EEUU., viven en pobreza y casi nula seguridad laboral. En otros países del Asia las condiciones suelen ser peores.

Volviendo al tema central, para nadie es desconocido que los gobiernos de los Estados Unidos, por un largo periodo, han descuidado el incremento del gasto social, los salarios no han aumentado, las inversiones en infraestructuras no han sido lo suficientes para generar empleo y la desigualdad social se hizo más latente, tampoco los impuestos a la gente rica fueron revisados.




El texto de esta fotografía corresponde al artículo de la BBC citado en el siguiente párrafo: En 2014, una investigación de la BBC descubrió que los trabajadores de una fábrica china que hacía productos para Apple sufrían condiciones laborales precarias. Las fábricas chinas han sido claves en el crecimiento de las ventas mundiales del gigante tecnológico estadounidense.

A inicios de año, se publicó un interesante análisis de la BBC, “Cinco razones por las que Donald Trump considera que China es un enemigo de EE.UU”. Según Mr. Trump: “China es nuestro enemigo, ellos nos quieren destruir“.

Veamos, en resumen esas razones: (1)

1. China le ha quitado puestos de trabajo a los estadounidenses. Trump ofreció castigar a las empresas que transfieran sus puestos de trabajo a  Asia. Y es que, “para los trabajadores que han sido desplazados, el hecho que las cosas sean 10% más baratas no es suficiente para compensar el hecho de que estén desempleados". En campaña, Donald Trump afirmaba que  se debe impedir que les roben el trabajo.

2. China ha estado “violando” a EE.UU. con sus exportaciones baratas. Siempre en campaña electoral, Trump acusó a China “del robo más grande en la historia del mundo”. Que los Estados Unidos no haya puesto aranceles a los productos chinos tiene sentido porque “un mundo con libre comercio beneficia a todos, sobre todo a Estados Unidos". Lo último que desearía  EEUU es retornar a los altos aranceles. 

3. “China es un manipulador de divisas, el más grande en el mundo” Se le acusa de haber devaluado a propósito el yuan, de esa forma logran quebrantar los precios globales de las exportaciones.

4. La balanza comercial entre ambos países desfavorece a EE.UU. Para Trump, la globalización solo ha beneficiado a China en perjuicio de los EEUU, por tanto, su país se encuentra en el campo de los perdedores. 

5. La influencia de la teoría de Peter Navarro. Este profesor de Economía de la Universidad de California está a cargo del recién creado Consejo Nacional de Comercio, es uno de los hombres de confianza de Trump en asuntos económicos. Su punto de vista influye, sobre todo sus libros dedicados a China: Las próximas guerras chinas y Muerte por China

En resumen, la política de Trump en mataría económica intenta detener a China como principal economía mundial del presente. Para nadie es desconocido que la economía china influye sobradamente en el comercio internacional, en la producción mundial y en las reservas monetarias internacionales

Sin resquicio de duda, China ha desplazado a los EEUU como primera potencia económica. Según el FMI el 17.3% del PIB Mundial está en manos de China, mientras los EEUU representa el 15.8%. Otra cuestión, sobre todo política es que China –con un sistema comunista vigente- se convirtió en el defensor de la globalización. El secretario general del Partido Comunista chino, Xi Jinping, en la última cumbre económica de Davos – Suiza (2017), defendió el libre comercio y la globalización. En contraparte, Mr. Trump, afirma que las reglas del libre comercio deben ser descartadas.  

La gran pregunta es, si Trump con su política de proteccionismo podrá contener la arremetida de China.




Una ya clásica foto de prendas de vestir “made in China”. La industria textil estadounidense fue durante décadas el mejor proveedor de materia prima para las fábricas chinas que se encargaban de confeccionar, a bajo costo, las vestimentas que grandes marcas estadounidenses ofertan a precios altos en los mercados. Negocio redondo, el sistema conocido popularmente como la “maquila” permite la explotación laboral, mano de obra barata y hasta esclava (en algunas partes del mundo). La vieja política de “ayuda” a los países pobres, montando instalaciones para la maquila, se refleja en la industria textil que reporta inmensas utilidades a los grandes conglomerados propietarios de las famosas marcas de ropa. Mr. Trump ha declarado el proteccionismo industrial en contra de la clonación china, que reproduce los productos norteamericanos no solo de marcas de ropa sino de todo tipo de productos industriales y de consumo que se elaboran en China. Curiosamente, el presidente Trump amenaza a la industria nacional que pretenda trasladarse a Asia; sin embargo, la producción del sector textil de las empresas estadounidenses sigue su ritmo acelerado, ya no en China, ahora es común observar en las etiquetas de ropa la marca “made in Vietnam”, etc.



China no es un actor pasivo de la política internacional, ella impulsa programas que afectan los intereses no solo de los Estados Unidos, sino de otras potencias occidentales. Sus proyectos del Banco Asiático de Inversión en Infraestructura, el resurgir de la Ruta de la Seda,  la construcción de islas artificiales en el mar de la China Meridional,  las disputas territoriales por una serie de islas que China reivindica su soberanía (existen planteadas demandas en corte internacionales, por reclamaciones soberanistas de cuatro naciones en el mar de China Meridional), y el control de importantes vías marítimas de transporte internacional, son los más claros ejemplos.

La respuesta norteamericana se ha plasmado desde el control financiero protegiendo el dólar, con el despliegue de bases militares y misiles rodeando China y su reiterada exigencia de libertad de navegación, desplazando al US Navy a las zonas consideradas aguas internacionales en el mar de China Meridional, así como el incremento de relaciones con Taiwán, que no es reconocida por China como estado.



China ha construido varias islas artificiales (siete) en los arrecifes del Mar de China Meridional (Islas Paracelso y Spratly), desde el punto de vista chino lo justifican como un asunto de voluntad soberana y sujeta al marco legal internacional. Construcciones de pistas de aterrizaje y ubicación de sistemas antiaereos se pueden observar en las fotografías satelitales.



El asunto de las islas artificiales es una nueva y enorme polémica (son siete islas que China construyó en el Mar de China Meridional). Estados Unidos y algunos de sus aliados regionales como Japón, Corea del Sur, Taiwán, Filipinas aprecian que estas construcciones sirven exclusivamente para el despliegue de misiles tierra-aire y sistemas antiaéreos.  El secretario de Estado, Rex Tillerson, advirtió que en caso de contingencia, los EEUU y sus aliados “deben ser capaces de limitar el acceso de China a esas islas”, una clara amenaza. 

Estas disputas sobre la soberanía de las aguas e islas en el mar de la China Meridional puede desembocar en un gran conflicto. Insistimos que el despliegue naval de los Estados Unidos en la zona también es un mensaje amenazante a China, desproporcional ante el simple derecho de libre navegación (maniobras de grupos de portaaviones y otros buques de guerra). Es indiscutible que los despliegues navales estadounidenses son, incluso, contramedidas, desafíos a las periódicas maniobras navales chinas en la zona. Chinos y estadounidenses advierten de un posible conflicto.

En cuanto a la diplomacia, se nota mucha actividad. Desde Pekín se expresa su no oposición al derecho de libertad de navegación y reconocimiento aéreo, pero se opone al intento de menoscabar su soberanía amparados en una norma internacional por medio de patrullajes de “rutina” que hacen todo lo contrario a salvaguardar la paz y la estabilidad regional.




El portaaviones estadounidense USS Carl Vinson. Foto US NAVY



La RUTA DE LA SEDA, 
una perspectiva económica.

Hemos colgado en este blog una serie de artículos relacionados con este tema, los cuales pueden ser consultados en el siguiente enlace (que redirecciona a los otros): Geopolítica del poder: La Ruta de la Seda 

Como sabemos, China impulsa el restablecimiento de la “RUTA DE LA SEDA”, nombre genérico, que no significa una sola vía, sino múltiples rutas comerciales terrestres que unan China con Medio Oriente,  Europa y África. Esto significaría desbancar al comercio mundial naval que es dominado por ingleses y norteamericanos, básicamente. De allí que las guerras en Irak, Siria y otras zonas de inestabilidad política permanente, son acciones forzadas desde los Estados Unidos y sus aliados que tienen por objetivo impedir el resurgimiento de la “Ruta de la Seda”, si ello se hiciera realidad, sería el fin del dominio mundial anglo-estadounidense.

Un interesante enfoque desde el punto de vista económico fue redactado por Ignacio Niño Pérez (Máster en Estudios chinos), titula: China ante los riesgos de la “Ruta de la Seda”.

China ha impulsado su proyecto denominado OBOR-One Belt-One Road-“Silk Road Economic Belt”“XXI century maritime Silk Road”.

Es lógico que los intereses chinos pretenden:

-Despachar a los mercados mundiales su exceso de producción.

-Encontrar nuevos mercados y oportunidades para sus empresas.

-Fomentar el desarrollo en regiones chinas del centro y oeste de país, las menos favorecidas por la industria china.

-Este último factor anotado es vital, zonas como la región oeste (en el Asia Central) de Xinjiang, quieren ser integradas ampliamente a la economía de producción, a la vez que disminuirá los siempre latentes conflictos étnico-religiosos. Y llevaría la presencia china a otros países cercanos.

“Es por ello que una gran parte del análisis que se hace del proyecto OBOR venga de la toma en consideración de los “riesgos” del mismo, ya sean estos de tipo financiero (capacidad de movilizar los recursos privados y externos necesarios); geopolíticos (estabilidad o inestabilidad de los países sobre los que se desarrollarán los proyectos); políticos (relación de China con cada uno de esos países y sensibilidad de la población local a una mayor presencia china), etc.” (2) 

Está claro que los estudios chinos ponen énfasis en que sus proyectos de la Ruta de la Seda serán imperiosamente saboteados por las potencias occidentales y sus aliados. De allí la búsqueda de soluciones políticas. Ejemplo: Riegos de rentabilidad o de desarrollo en la ruta que parte de Xinjiang, por zonas de la Cachemira paquistaní hasta llegar al puerto de Gwadar. (presencia de milicias extremistas como los talibán o los chinos yihadistas, uigures).

El resurgir del proyecto de la Ruta de la Seda en si resultaría beneficioso para el comercio internacional, significaría muchos y grandes planes de nuevas infraestructuras en diversos corredores que unirían Asia, África y Europa. China oferta su visión, pero implementarla es algo que escapa incluso a los buenos deseos de otras naciones en Europa, Asia y África que desean adherirse a ese proyecto, quienes deben contar previamente con el aval de la City de Londres y Wall Street en New York.

Es de intuir que el mundo anglo-sajón no está interesado en ese proyecto.

En la segunda parte de esta entrega presentaremos un análisis más enfocado al área militar y a la geopolítica. Como hemos expresado, los hechos no son de hoy. Trump le ha dado otro enfoque, pero las estrategias para contener a China existen con anterioridad…


Ir a la segunda parte



NOTAS:

20 marzo 2017

Siria: Los objetivos de la lucha por Palmira





Preámbulo del redactor del blog

Hace algunas semanas presentamos una ponencia de Pedro García Hernández de ‘Prensa Latina’, sus investigaciones sobre la histórica Palmira no han pasado desapercibidas. Palmira no solo recrea la antigua “Ruta de la Seda” simbolizada en un ambiente histórico de grandes dimensiones, de arte milenario, de comercio y convivencia de diferentes civilizaciones. La región desértica de Palmira, en la provincia de Homs representa en la actualidad la supervivencia económica del estado sirio.

Hemos referido ya –en anteriores entradas- que Palmira de forma reiterada no ha sido atacada con el único objetivo de saquear sus restos arqueológicos por manos obscuras a través de intermediarios –el yihadismo- éstos últimos, han dedicado tiempo en Irak y Siria a tareas “arqueológicas”, olvidándose de su “yihad”, se han convertido en marchantes de obras de arte a nivel internacional y el comercio clandestino de piezas antiguas en los mercados negros de Medio Oriente y Europa que representan inmensas sumas de dinero (sin mencionar el tráfico de drogas). Por supuesto que otros “rebeldes moderados” en su total fanatismo e ignorancia también han profanado y destruido parte de esas civilizaciones del pasado.

Crónicas muy antiguas nos relatan la relevancia y estrategia de la vieja y desértica Palmira (Tadmor/Tadmir en árabe, significa "ciudad de los árboles de dátil") como paso obligado para recorrer la “Ruta de la Seda”. Desde tiempos remotos Palmira constituye no solo una ciudad de tránsito, de comercio, cultura y reposo, también fue un Imperio de corta duración (ver historia de la reina Zenobia).


Antiguo Templo de Baal, destruido por los yihadistas. 


Es raro encontrar una investigación que mencione que uno de los objetivos de la guerra contra Siria, así como el conflicto en Irak, que incluye territorios que reivindican los kurdos, se debe al impulso de China y de otras naciones (Rusia, Irán) por renacer la legendaria “Ruta de la Seda”, garantizando vías terrestres fiables desde China y Rusia hacia Europa y la India en detrimento de las rutas marítimas celosamente acaparadas por el Imperio británico –la reina de los mares- y su heredero los Estados Unidos de América.

Está evidenciado que en el pasado la “Ruta de la Seda” fue primordial para controlar vastos territorios y lógicamente ejercer la actividad comercial. Evitar que esas antiguas rutas se reactiven es clave para mantener el dominio del comercio mundial anglosajón, es decir, la dominación económica imperial contemporánea, conocida como ‘globalización’. De hecho, los grandes proyectos de las “autopistas” energéticas –controlados por las superpotencias occidentales- recrean  la “Ruta de la Seda” e impiden, mediante la guerra orquestada, que otras naciones intenten por sus medios hacer lo mismo, es el juego estratégico del poder y riqueza en el tablero geopolítico.

Como hemos visto, Palmira fue un punto clave de la antigua “Ruta de la Seda”, de allí su relevancia histórica reflejada en sus ruinas que son de interés del mundo académico y, claro, también una importante y obligada parada en el incesante turismo internacional, siendo elevada a “Patrimonio de la Humanidad” en 1980. Lastimosamente, la Comunidad Internacional, sobre todo las grandes potencias occidentales no hicieron absolutamente nada por preservarla y protegerla de las garras de la intolerancia, salvo los llamados de ayuda de la UNESCO que alertó en varias ocasiones sobre los riesgos de la guerra. 

Palmira ha caído dos veces en manos de las huestes que dicen llevar la yihad –patrocinados desde Occidente y por la petro monarquías absolutistas de Medio Oriente-. En dos ocasiones los extremistas fanatizados han sacrificado miles de hombres para controlar esa zona. En dos ocasiones grandes operaciones militares del ejército sirio, con apoyo ruso y de sus aliados regionales han efectuado complejas operaciones bélicas para reconquistar no solo la vieja ciudadela histórica sino amplias zonas del desierto colindante. No solo es por la defensa del legado cultural y la preservación del arte ancestral que respiramos con alivio que aquellas reliquias sean nuevamente resguardados como patrimonio de la humanidad.


Hay otro trasfondo en todo esto. Primero, pregúntense por qué ese interés en un lugar histórico sin mayor valor estratégico en el campo militar?; y, segundo, cómo se hizo posible aquellos movimientos perfectamente coordinados del Estado Islámico (Daesh) para apoderarse de esa zona?.

Recordemos nuestro comentario sentado en un anterior artículo:  

La respuesta la tiene el Mando Norteamericano en su “apoyo” para la liberación de Mosul (Irak). Desde antes de diciembre del 2016 anunciaron la apertura de un corredor libre para que los yihadistas “abandonen”  voluntariamente Mosul (la condición era que debían dirigirse a la frontera siria, es decir la provincia de Homs y muy cerca Palmira). Dando órdenes al ejército de Irak,  el Army US paralizó las operaciones de las fuerzas iraquíes sobre Mosul (período entre el 2 y 11 de diciembre del 2016).

Agradeciendo esa “cortesía” el Estado Islámico movilizó largas columnas de tropas y blindados a plena vista de los FDS kurdos (Fuerzas Democráticas Sirias) y de los “turistas” militares estadounidenses. Esa inmensa caravana de tropas, blindados  y material bélico de los yihadistas en un lapso corto, sin obstáculo alguno llegó a Raqqa y se unieron a otras unidades del EI que de inmediato se abalanzaron sobre Palmira. Miles de yihadistas con apoyo blindado, artillería móvil y otro material logístico volvieron a capturar la ciudad milenaria.

La conspiración es evidente. La segunda toma de Palmira fue otra prueba de la doble moral estadounidense/OTAN, el Mando Norteamericano pudo –porque tiene todos los recursos -  alertar a los sirios o rusos (concentrados en esos días en la batalla de liberación de Alepo); o, en su defecto, tenían los medios para arremeter contra las visibles columnas yihadistas. Nadie movió un dedo. Como irónicamente había expresado en esa anterior ocasión, lo único que justifica esa inacción es que las tropas y los comandantes hayan tomado anticipadamente unas inmerecidas vacaciones de navidad y año nuevo.

Pedro García Hernández de ‘Prensa Latina’ desde Damasco nos ofrecía un tema relacionado con nuestros artículos referentes a una deliberada destrucción y robo de la historia de las civilizaciones siria e iraquí. El mismo Pedro García nos trae hoy un nuevo reportaje sobre Palmira, esta vez no abordaremos la historia, ni la cultura, ni el arte antiguo, ni la ‘Ruta de la Seda’, esta corta crónica se enfocará en un vital tema sobre la zona geográfica que comprende Palmira en el desierto de Homs y la provincia de Deir Ezzor.

Hablamos de la supervivencia de la economía siria a través de sus recursos energéticos. Privar del gas y petróleo a Siria constituye parte de la guerra secreta contra el país Levantino, de allí que el yihadismo sea utilizado una y otra vez en una zona aparentemente sin valor militar. Siria sufre carencia de combustible debido a los reiterados sabotajes y asaltos a sus refinerías, la población civil debe resignarse desde años a las privaciones y racionamiento del suministro eléctrico y gas de uso doméstico. 

En muchas ocasiones las guerras no se ganan en el campo de la batalla sino en la resistencia económica de un pueblo.


                                                                                       Tito Andino



******** 


Soldados sirios sobre los restos de las ruinas de Palmira


Los objetivos de la lucha por Palmira entre el Estado Islámico, Daesh por su acrónimo en árabe, y el Ejército sirio y sus aliados van más allá de una confrontación militar porque significa la sostenibilidad nacional ante una guerra impuesta.

Palmira, cuya ciudadela antigua es Patrimonio de la Humanidad desde 1980, se ubica en medio del vasto desierto sirio fronterizo con Iraq, y a su alrededor geográfico se concentra casi el 45 por ciento de las reservas de gas de esta nación del Levante.

Más de 40 yacimientos están situados en el área noreste de la región, perteneciente a la provincia de Homs y cuya producción en condiciones normales llegaría a nueve millones de metros cúbicos diariamente.

La zona es también punto de tránsito por donde pasan los gaseoductos que transportan gas desde importantes yacimientos en las vecinas provincias de Hasaka y Deir Ezzor, al noreste y el este de Siria.

Los datos señalan que es además, el centro de la extracción o transferencia de casi toda la producción del país, donde se encuentran las más importantes plantas de procesamiento y de energía suministradoras de electricidad y gas para uso doméstico e industrial a las áreas donde vive la mayor parte de la población.

Maher, Shaer y Hayyan están entre los principales puntos geográficos en ese sentido, con pozos y plantas fundamentales con ese fin y fueron los principales objetivos en los ataques del Daesh desde los primeros instantes de la guerra terrorista.

Abu Bakr Al Bagdadi, el escurridizo y máximo cabecilla de ese grupo, lo expresó públicamente y en nombre de Alá pidió ‘consolidar’ el dominio sobre ese vasto territorio para sustentar- como lo lograron hasta no hace mucho- una fuente de financiamiento que les llegó a proporcionar miles de millones de dólares.

La realidad demuestra con creces que la base confesional, la denominada división entre extremistas religiosos y otras creencias más tolerantes, queda en un segundo plano y a pesar de todo el esfuerzo mediático sin precedentes que lanzó el mundo occidental en ese sentido contra Siria.

En medio de una brutal agresión externa que alentó hasta límites incalculables las disensiones internas, el Estado sirio comprendió y racionalizó prioridades y mantuvo la disputa en los terrenos de combate y aplicó estrictas medidas en los controles de combustibles y sus derivados y la generación de electricidad.

Desde el 2012, todo esa desértica región fue y sigue siendo escenario de duros combates y el dominio alterno de las fuerzas leales a Damasco y los extremistas armados y que obligó a la aplicación de nuevas tácticas y estrategias.

A partir de septiembre del 2015, todo empezó a cambiar tras la solicitud legal e institucional del gobierno de Bashar al Assad de apoyo aéreo de Rusia, dirigido esencialmente y sin cortapisas, contra el Daesh y su prepotencia política más que confesional.

Con rapidez y eficiencia, en medio de una realidad geográfica bien difícil desde el punto de vista militar, el apoyo aéreo ruso significó la garantía para el avance de las tropas terrestres del Ejército sirio y el sensible corte a las líneas de suministros del Daesh.

La primera liberación de Palmira en marzo del 2016 por el Ejército sirio y la posterior contraofensiva del Daesh que volvió a ocuparla a fines de ese año, permitió una evaluación de errores de apreciación tácticas y estratégicas, asimilarlos con rapidez y revertir la situación.


Soldados sirios en la ciudad de Palmira reconquistada.


Entre diciembre de 2016 y el actual mes de marzo, la coordinación operativa junto a la asesoría rusa e iraní permitió a las fuerzas sirias reconquistar Palmira, con apoyo básicamente y como tropa de choque y avanzada por la Quinta Legión, los combatientes de Hezbolá y los afganos fatimís.

La actual situación permite equilibrar los flancos de defensa en el desierto y la región oriental de la provincia de Homs, mejorar la protección y retoma de los campos de petróleo y gas, tal como se logró en el de Hayyan.

Por primera vez en la vasta extensión desértica hacia Palmira se emplearon equipos militares de avanzada como los TOS 1 A, Buratino y los helicópteros de ataques MI 28 y Ka 52, además de fuerzas especiales artilleras y de pequeñas unidades del Ejército sirio.

Los resultados de tales acciones están demostrados en la destrucción de 19 tanques, 37 blindados de combate, 98 camionetas con armas pesadas y más de 100 vehículos de otro tipo del Daesh y el establecimiento de una zona segura de operaciones a más de 20 kilómetros al este y sur de Palmira.

Todo ello en aproximadamente dos meses de operaciones, a lo que se suma la aniquilación de más de dos mil puntos de concentración de los terroristas y la recuperación de cerca de mil 700 kilómetros cuadrados de territorio.

Palmira, junto a sus milenarios valores históricos y arqueológicos, es hoy el símbolo de la resistencia y firmeza de un país del Medio Oriente como nunca antes, en defensa de la sobrevivencia de su soberanía e independencia.


Pedro García Hernández


Texto original:
Prensa Latina

07 diciembre 2015

Geopolítica del poder: La Ruta de la Seda (V)



RUTA DE LA SEDA VS. RUTA DE LAS ESPECIAS, O EURASIA VS. OCEANÍA


Máximas extensiones de la Ruta de la Seda (rojo) y de la Ruta de las Especies (azul). Medio Oriente era la última escala antes de entrar a Europa.


Halford J. Mackinder.
Una personalidad repelente ejerce una función social importante a la hora de unir a sus enemigos, y fue bajo la presión del barbarismo exterior que Europa alcanzó su civilización. Les pido, por tanto, durante un momento, que contemplen Europa y la historia europea como subordinada a Asia y la historia asiática, pues la civilización europea es, en un sentido muy real, el resultado de la lucha secular contra la invasión asiática.


Las mitologías antiguas hablaban de un eje del mundo o "Axis Mundi", una especie de hilo que conectaba los distintos mundos y dimensiones, el cemento que los mantenía unidos, aquello que tenían en común. También existían monstruos mitológicos que atentaban contra él, como la serpiente marina Iormungand en la mitología nórdica. En las anteriores partes de este artículo vimos cómo en geopolítica existe también un Axis Mundi: se trata de la Ruta de la Seda, un árbol alrededor del cual florecieron ramas y raíces que abarcaban buena parte del continente eurasiático, tendiendo a vertebrar especialmente todo el mundo indoeuropeo.

Existía incluso una lengua franca en la Ruta de la Seda: el yagnob, dialecto persa que toma su nombre de un recóndito valle del actual Tayikistán. Los monstruos marinos de nuestros días son las potencias periféricas del mundo a las que les ha tocado desempeñar una estrategia marítima. Estas potencias, al no poder dominar la Ruta de la Seda por tierra, deben sabotearla por mar, especialmente sembrando los espacios continentales de divisiones e inestabilidades territoriales (balcanización) y drenando sus mercancías a través del Índico (Ruta de las Especias). En esta lucha de rutas, la Ruta de la Seda tiende a darle importancia al Heartland eurasiático, y la Ruta de las Especias al Rimland y al Índico.


Otro mapa con las rutas de la seda y de las especies


Hoy, la existencia de virulentas guerras para salvaguardar los intereses económicos de una minoritaria camarilla de especuladores puede sonar a conspiranoia o a exageración, pero  sólo tenemos que pensar en los implacables conflictos que se producen en muchos de nuestros barrios por el control de unos pocos millones de euros de droga. Si cambiamos la droga por los hidrocarburos y otros recursos, y los millones de euros por docenas de miles de millones de euros, entonces entenderemos que haya en el mundo intereses lo bastante fuertes como para hacer que Estados y pueblos enteros vayan a la guerra, especialmente en un mundo donde la escala de valores que domina es la del beneficio material fácil, barato, inmediato y cortoplacista a cualquier precio. Esto se ve agravado por el hecho de que, en muchos lugares, las fronteras estatales parecen dibujadas por el mismísimo Diablo con el objetivo de perpetuar la inestabilidad y el conflicto y evitar el auge de bloques regionales organizadores y pacificadores.

Como los medios de comunicación oficiales están controlados por bancos y multinacionales a las que no les interesa que ciertas cosas sean del dominio público (al contrario, su propaganda va claramente dirigida a sedar y estupidizar a las masas), el individuo que quiera estar al tanto de "lo que realmente pasa en el mundo" debe recurrir a fuentes alternativas, a menudo haciendo un gran esfuerzo para discriminar la información inútil en un mar de desinformación.

Demasiado a menudo queda evidente que en Eurasia hay un actor externo que hace todo lo que puede para promover la inestabilidad y evitar el ascenso de bloques soberanos y regionalmente hegemónicos. Sin embargo, esta "Eurasia" no es una unidad absoluta; tiene claras subdivisiones. Una de ellas, Europa, es una mera península de Asia, un continente patéticamente balcanizado y dividido, sembrado de nacionalismos, identidades, lastres culturales y viejas rivalidades absurdas que han agotado a pueblos otrora fuertes y prometedores. Se trata de una tierra repleta de rompeolas geográficos, barricadas y fronteras naturales contra las vastas llanuras, estepas y mesetas de Asia ―el continente del gran vacío, de la tierra pura, de los grandes espacios, horizontes y poderes políticos. 

Un día, nuestro continente va a tener que elegir con qué "versión" de Asia quiere relacionarse, ya que, como declaraba Mackinder más arriba, Europa no puede sustraerse al Este. A Europa se le presentan varios interlocutores que gustarían erigirse en intermediarios entre el Gran Oriente y el Gran Occidente:

• El islamismo radical yihadista de la corriente sunnita-wahhabita-salafista. Esta vigorosa corriente social se pretende enseñorear de todo Oriente Medio, Noráfrica, el Mediterráneo, Europa, partes de India y China y buena parte del Sudeste asiático, cultivado y mimado cuidadosamente por los servicios de Inteligencia del eje atlantista, las petro-dictaduras árabes del Golfo Pérsico, las casas reales y los servicios sociales de los países de la Unión Europea. En Europa, los gobiernos, multinacionales e instituciones bancarias parecen estar muy interesados en provocar que la influencia del fundamentalismo islámico se proyecte agresivamente hacia lo profundo de nuestro continente. La expansión del islamismo radical en Oriente Medio significaría que Oriente Medio se hace intratable, separando a Europa de Asia Oriental y obligándola a echarse al Atlántico como en la época del Imperio Otomano.

El Estado de Israel se nos presenta como un oasis de civilización, democracia y libertad, un muro de contención ante la barbarie yihadista, una brecha abierta en el mundo árabe, un grifo de petróleo saudí y gas natural qatarí, la única democracia y la única alternativa posible al islamismo radical en Oriente Medio. Aquí podemos incluir a los aliados regionales de Israel, como Jordania, Turquía, Marruecos, Albania o la provincia serbia de Kosovo, ocupada por terroristas de la UÇK albano-kosovar, sostenida por Turquía, Estados Unidos y Reino Unido. La estrategia israelí, apoyada generalmente por la Anglosfera (EEUU, Reino Unido, Canadá, Australia, Nueva Zelanda y diversos aliados circunstanciales) parece ser polarizar Occidente entre Islam y anti-Islam, para envenenar para siempre las relaciones entre el Gran Occidente y el Gran Oriente, y para erigirse en el único interlocutor válido, así como en la única fuente de petróleo y gas natural, para Europa.

La Federación Rusa es el único proyecto que representa verdaderamente la penetración de influencia europea hacia el núcleo duro de Asia. Podemos incluir a los aliados regionales de Rusia, como Siria, Líbano, Armenia, Irán, el chiísmo en general, las corrientes panarabistas  y nacionalistas laicas del mundo árabe y las importantes minorías cristianas de Oriente Medio (coptos en Egipto, caldeos en Iraq, maronitas y ortodoxos en Líbano y Siria, armenios en Irán y Siria, etc.), que son más antiguas que las comunidades musulmanas. 

Como hemos visto con anterioridad, las relaciones entre Europa y Asia se condensan en torno a la Ruta de la Seda, una malla de vías naturales que coincide grosso modo con los caminos tomados por los linajes genéticos paternos R1a y R1b para entrar en Europa hace muchos milenios ―quizás se trate de un camino que Europa deba desandar simbólicamente para reencontrarse a sí misma. Durante buena parte de su historia, la Ruta de la Seda estuvo dominada por medios de transporte como el camello, el caballo, el carro y las caravanas militarizadas. Esta forma de vida cristalizó en la formación de hordas y tropas altamente móviles (persas, hunos, mongoles, turcomanos, tártaros, etc.), que barrían toda Eurasia repentina y periódicamente para horror de los países situados en las márgenes marítimas del continente.




Un viejo sueño, la ruta de la seda ferroviaria


A finales del Siglo XIX y principios del XX, las caravanas se cambiaron por trenes y lo que horrorizaba a los geoestrategas británicos era que toda Eurasia pudiese auto-vertebrarse con una tupida red de ferrocarriles, fermentando un vasto espacio económico que atraería a los mercados chino e hindú hacia un centro de gravedad totalmente inaccesible para el poder marítimo, inutilizando la inmensa flota comercial y militar de Gran Bretaña y estableciendo una versión ferroviaria de la Ruta de la Seda. Tanto el ferrocarril Trans-Siberiano como la vía Berlín-Bagdad (especialmente la construcción del tramo sirio de dicha vía) fueron motivos de peso en el desencadenamiento de la Primera Guerra Mundial y de la revolución bolchevique de 1917.


Rutas transiberiana y china


El ferrocarril de Bagdad se construyó de 1903 a 1940 para conectar Berlín con la ciudad del entonces imperio otomano, Bagdad, desde donde los alemanes querían acceder al puerto de Basora en el golfo Pérsico; con una vía de 1.600 kilómetros, desde Konya, continuando el ferrocarril de Anatolia a través de las actuales Turquía, Siria e Irak. La finalización del proyecto llevó varias décadas y en el estallido de la Primera Guerra Mundial el ferrocarril todavía se encontraba a 960 kilómetros de su objetivo. El último tramo hasta Bagdad se construyó a finales de los años 30 y el primer tren que viajó de Estambul a Bagdad, partió en 1940 (cita de la Wikipedia).

Para ilustrar la importancia de la línea Berlín-Bagdad (en realidad Hamburgo-Basora), tengamos en cuenta lo siguiente. En 1914, si Alemania deseaba llegar a India, debía pasar forzosamente por la ruta del Canal de Suez (3 semanas de viaje) o, si éste era bloqueado, por el Cabo de Buena Esperanza (8 semanas de viaje). Ambas rutas estaban controladas por el Imperio Británico. Pues bien, el ferrocarril proyectado por el Káiser permitía hacer la misma ruta en sólo 8 días. En caso de conflicto armado con Reino Unido, Alemania podría colocar un ejército en las fronteras de India en menos de dos semanas.

Rusia estaba a punto de fermentar un espacio económico de extraordinario potencial en Siberia-Kazajistán-Mongolia (con ambiciones en Manchuria, Mongolia Interior, el Turquestán Chino, Tibet, Persia y Asia Central en general), y lo mismo estaba haciendo Alemania y Austria-Hungría en Europa del Este y Oriente Medio. Enfrentar a la superpotencia continental germana con la superpotencia continental eslava fue una obra maestra de la diplomacia del verdadero enemigo del continente: Reino Unido, o mejor dicho, la internacional financiera y plutocrática.




El presidente estadounidense Wilson describía la estrategia alemana como "lanzar un amplio cinturón de poder militar alemán y control político a través del mismo centro de Europa y más allá del Mediterráneo, hacia el corazón de Asia". El trazado de la vía férrea Berlín-Bagdad rompía el Rimland, coincidía en buena medida con la ruta tomada por los príncipes europeos para llegar a Tierra Santa durante la Primera Cruzada y en cierto modo desandaba el camino emprendido por el Neolítico danubiano para entrar en Europa. El verdadero objetivo de la vía férrea Berlín-Bagdad, financiada por el Deutsche Bank, era conectar el puerto alemán de Hamburgo (Mar del Norte) con el puerto iraquí de Basora (entonces parte del Imperio Otomano), en el Golfo Pérsico, a las puertas de las posesiones británicas y a un tiro de piedra de otro país germanófilo peligrosamente clave: Persia. Esta ruta habría sido mucho más corta, rápida y segura que la británica, y por ello entraba en mortal conflicto con Reino Unido. Rusia también buscaba salir al Mediterráneo, rodear Turquía y conectarse con Serbia, Grecia, Chipre y Siria. Los proyectos alemán y ruso entraban en conflicto en Estambul y, en menor medida, Chipre y Siria. Para evitar que Estambul cayese bajo el control de una superpotencia eurasiática (que podría utilizar el Mar Negro para fermentar una vasta flota y lanzar campañas de guerra submarina contra el Levante y el canal de Suez), el geoestratega británico Mackinder sugería "internacionalizarla" de alguna manera tras la Primera Guerra Mundial. Podemos imaginarnos la influencia que habría tenido sobre la historia del mundo un control alemán del Golfo Pérsico y sus recursos energéticos, o una guerra entre Alemania y Gran Bretaña en las actuales Kuwait, Iraq e Irán. Asimismo, Bagdad era clave para el Imperio Británico: de ahí habían salido muchos agentes (como la familia Sassoon) importantísimos en la expansión del poder británico en Asia Oriental.

Tras el fín de la Guerra Fría, el Gran Oriente y el Gran Occidente volvieron a interaccionar tímidamente, a pesar de la desestabilización causada por la caída de la URSS. Los primeros conatos de esta interacción (Iraq y Yugoslavia) son sofocados duramente por Londres y Washington mientras Rusia, plenamente inmersa en el caos de la era Yeltsin, está demasiado débil como para reaccionar. Con la lenta reconstrucción del poderío ruso a partir de 1999, el fantasma de la Ruta de la Seda ha vuelto, esta vez bajo la forma de oleoductos y gasoductos, que tienden a normalizar las relaciones entre países y que suelen anunciar carreteras, ferrocarriles, tratados comerciales, alianzas militares y la constitución de espacios económicos y bloques geopolíticos. Hoy, el pánico de las potencias marítimas tiene que ver con estos corredores, que canalizan los jugosos recursos energéticos de ciertas regiones a través de vías a menudo muy alejadas del mar, y no sólo en Rusia, sino también en torno a China. 

Tanto Estados Unidos como Reino Unido e Israel contrarrestan esta "amenaza" cultivando inestabilidades territoriales y grupos terroristas (como están haciendo ahora mismo en Siria) para romper los eslabones estratégicos de la gran cadena eurasiática, y creando sus propios oleoductos y gasoductos, que desembocan invariablemente en Estados y/o espacios marítimos controlados por ellos, rodeando expresamente a sus rivales geopolíticos.

En este contexto, vale la pena que le prestemos una atención exquisita al Gasoducto Islámico, un herético proyecto iraní que el eje Londres-Washington-Tel Aviv quiere sabotear cueste lo que cueste:




El Gasoducto Islámico actuaría como aglutinador de un nuevo imperio persa que conectaría a Europa con India y China, al Golfo Pérsico con el Caspio y el Mediterráneo, al Heartland continental con los puertos del Sur eurasiático y al espacio turcomano y ex-soviético con el mundo árabe. El hecho de que el gasoducto desemboque en la costa siria, al lado de bases militares rusas, y que esté gestionado por el gigante estatal gasero ruso Gazprom, significa que Rusia dominaría todo este mercado y que el incipiente imperio persa-chiíta, intermediario entre Occidente y Oriente, sería "rusificado", obteniendo Moscú sus anheladas salidas a mares cálidos (Mediterráneo, Golfo Pérsico e Índico) y, si añadimos el gasoducto South Stream, recreando la historia de los imperios macedonio y bizantino. De completarse el Gasoducto Islámico, los grandes perdedores regionales serían Qatar, Arabia Saudí, Israel, Turquía y Jordania. En su tramo desde el Golfo Pérsico hasta el Mediterráneo, el gasoducto transportaría 110 millones de metros cúbicos de gas, de los cuales el 25% serían consumidos por los países de tránsito y el resto por Europa. Bandar Abbas, ciudad costera iraní que ocupa una estratégica posición en el centro del gasoducto y presidiendo el estrecho de Hormuz, es un enclave con importante presencia tanto rusa como china.

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La peor y más antigua división de todas, la madre de todas las balcanizaciones, es la que hay entre el Yin y el Yang, entre lo material y lo espiritual, el instinto y la voluntad, el inconsciente y el consciente, la intuición y la razón, lo dionisiaco y lo apolíneo, lo femenino y lo masculino. 

El continente euroasiático también refleja esta división, ya que puede compararse con los hemisferios de un inmenso cerebro. Europa representa el hemisferio izquierdo, racional, lógico, científico y tecnológico, que ha heredado el pensamiento lineal y recto. Asia representa el hemisferio derecho, instintivo, intuitivo del cerebro, que ha heredado el pensamiento curvo, circular y cíclico, así como las tradiciones, los misterios y los rituales de los tiempos antiguos.



Brecha Interhemisférica (elipse roja) y principales centros económicos de Eurasia (elipses azules). En este mapa viene representada lo que Mackinder llamaba "Isla Mundial": la continuidad terrestre de Eurasia-África. Un gigantesco paso en la balcanización de este espacio fue el establecimiento del Canal de Suez primero (donde la ruta marítima corta a la ruta terrestre) y del Estado de Israel después, que separaron ambas unidades convirtiéndolas de facto en islas separadas y permitiendo que el poder marítimo las envolviera a ambas. Bajo un punto de vista telurocrático (continentalista y terrestre), el Sinaí debería ser un puente entre Eurasia y África, no un canal entre el Mediterráneo y el Mar Rojo. El segundo paso ha sido alimentar la Brecha Interhemisférica, un eje que separa al Gran Oriente del Gran Occidente, y que incluye los campos petrolíferos rusos de Nenets, los Urales, el territorio del antiguo reino jázaro (khazar), el Caspio-Cáucaso, Pentalasia (incluyendo el Estado de Israel), el Golfo Pérsico, el Golfo de Adén y el Cuerno de África. Rusia e Irán son los dos países clave que neutralizan la brecha interhemisférica, Rusia por su simple territorio e Irán tendiendo a obtener una salida en el Mediterráneo, partiendo la brecha en dos. También Grecia y las poblaciones cristianas y chiítas de Oriente Medio tienden a neutralizar la brecha. Además, si Rusia e Irán consiguen conectarse territorialmente a través de espacios balcanizados (Cáucaso y Asia Central) o a través del Caspio, se formaría un eje interhemisférico y el Rimland quedaría roto, lo cual supondría un desastre para las potencias oceánicas del mundo.

Como se ve, en muchos sentidos, ambos subcontinentes son antitéticos, pero en otros, se complementan a la perfección, especialmente cuando concebimos la Ruta de la Seda como la columna vertebral de un cuerpo, que "verticaliza" a Eurasia. Bajo este punto de vista, Asia es el cuerpo principal, Europa la cabeza y la Brecha Interhemisférica el cuello. La corona de Eurasia se encontraría en el espacio marítimo atlántico de la Península Ibérica, de Ferrol a Cádiz.

Los únicos países que podemos considerar propiamente eurasiáticos son Rusia, Grecia, Kazajistán, Turquía y Azerbaiyán. Pero basta dar un rápido vistazo a un mapa para darse cuenta de que todo el espacio entre Europa y China está concienzudamente balcanizado… salvo uno. 


LA FEDERACIÓN RUSA


La Federación Rusa es el único espacio común eurasiático que proporciona continuidad territorial directa y estable entre ambos polos de Eurasia. Por tanto, en cualquier tipo de relación entre el Gran Occidente y el Gran Oriente, es necesario contar con Rusia. Particularmente delicada es la zona donde Rusia se transforma en Oriente Medio y en donde se entrecruzan el cristianismo ortodoxo, el Islam y el budismo, es decir, el espacio correspondiente a las repúblicas ex-soviéticas de Asia Central y el Cáucaso ―o como lo denominó Zbigniew Brzezinski, los Balcanes Eurasiáticos. Aquí Rusia tiene la gran baza, ya que conoce las gentes y dialectos de esta región, que en el pasado ha administrado directamente, y en ella se habla ruso y existen poblaciones rusas. 


Rusia también alberga la mayor parte del Heartland de Eurasia, la clave del mundo material
, el lugar donde domina lo horizontal y la tierra; donde el tiempo, devorado por el espacio, pasa más lentamente y donde la modernidad no acaba de penetrar del todo: en el corazón de Eurasia, los cambios no se han producido al mismo ritmo que en Europa Occidental o en Norteamérica. No sería de extrañar, por tanto, que Rusia acabe suplantando, como enorme puente terrestre que es, a las rutas marítimas controladas por el comercio internacional y por las potencias atlantistas del mundo.

No sería la primera vez que Rusia juega este papel integrador de rutas entre Occidente y Oriente. En la Alta Edad Media, los vikingos
 fundaron los primeros Estados rusos,
abriendo rutas comerciales desde Escandinavia, el Báltico y el Mar del Norte hasta el Imperio Bizantino y el Gran Oriente, a través de los grandes ríos rusos, las estepas y los territorios del conquistado reino jázaro (khazar). En varias campañas militares, los escandinavos derrotaron a los jázaros tomando su capital, Sarkel ―ahora sumergida por el pantano de Tsimlyansk, cerca de Volgogrado (ex-Stalingrado). Los vikingos mantuvieron una red de rutas que iba desde Norteamérica hasta la estepa asiática, constituyendo un espacio plenamente en sintonía con lo que Guillaume Faye llamó "Septentrión". Sólo la invasión de Genghis Khan en el Siglo XIII rompió esta prometedora red, estableciendo un khanato geobloqueante que frustró las conexiones entre Occidente y Oriente y se enriqueció con los impuestos y el control de rutas hasta tal punto que llegó a ser conocido como Horda Dorada ―es el periodo conocido en la historia rusa como el "yugo mongol". Esto anticipó lo que pocos siglos después pasará más al sur con el Imperio Otomano. 

La Primera Guerra Mundial y la revolución bolchevique fueron una maniobra de la estrategia atlantista para frustrar la conexión terrestre entre Occidente y Oriente, separando y enfrentando a las principales superpotencias continentales y especialmente intentando introducir, mediante el terror, la esclavitud y la muerte, la "modernidad" en el Imperio Ruso, produciendo una aceleración del tiempo para intentar devorar al gran espacio. También Alemania quiso devorar el gran espacio, pero mordió más de lo que podía tragar. 


En la Rusia pre-bolchevique y anterior a la Primera Guerra Mundial, la deuda nacional era de las más reducidas del mundo, el 80% de la tierra cultivable estaba en manos de los mismos agricultores. Rusia producía el 42% de la cebada, el 30% de la avena, el 67% del centeno y el 31% del trigo del planeta, de tal modo que su producción agrícola superaba ampliamanente a la combinación de Estados Unidos, Argentina y Canadá. La inflación era casi inexistente, el banco central emitía dinero casi sin interés y los impuestos eran de los más bajos del mundo. Sus reservas de oro eran las mayores del planeta. La presencia del parasitismo usurocrático en el aparato económico ruso era casi inexistente.

Por parte británica, el geógrafo inglés Halford J. Mackinder, uno de los padres fundadores de la Geopolítica moderna, tenía una fijación con el land power (poder terrestre o telurocracia), a pesar de haber formado sus ideas en un país que debía su inmenso imperio al empleo del sea power (poder marítimo o talasocracia). Obsesionado especialmente con Prusia, Austria y el Imperio Ruso, Mackinder afirmó que "Quien gobierna Europa del Este controla el Heartland; quien gobierna el Heartland controla la isla mundial; quien gobierna la isla mundial controla el mundo". Su mensaje tenía la idea de crear un "cordón sanitario" de estados-tapón entre Alemania y Rusia a fin de evitar la aparición de una potencia hegemónica en Europa del Este. Y es que tanto Rusia como Alemania son las potencias mejor situadas para dominar Europa del Este ―y por tanto, según Mackinder, el mundo. 


Obteniendo una continuidad territorial directa desde El Cairo hasta El Cabo, y creando un "cordón sanitario" de estados-tapones entre Alemania y Rusia, la diplomacia del Imperio Británico mantiene una brecha interhemisférica que separa Eurasia de África y Europa de Asia, partiendo la Isla Mundial en dos. De sus principales adversarias geopolíticas, Rusia ha sido consumida por una guerra y arrasada por una revolución destructiva, y Alemania se encuentra inmersa en luchas sociales y civiles, bajo la bota de una enorme deuda de guerra, castrada militarmente y mutilada territorialmente. El cordón sanitario europeo tenía una enorme población judía (coincide en buena parte con la antigua Mancomunidad Polaco-Lituana, el Imperio Austro-Húngaro y la Zona de Asentamiento decretada por Catalina la Grande en un intento de expulsar a los judíos de su imperio), como hoy la tiene otro Estado importantísimo de la actual Brecha Interhemisférica: Israel. En 1939, Alemania se adelantó a la URSS rompiendo el cerco allá donde era más estrecho y frágil: en Danzig-Prusia Oriental. En África, el Eje también intentó romper la barrera británica a la altura de Egipto y, por parte italiana, intentando unir Libia con Abisinia. Al norte, Noruega fue invadida por Alemania y Finlandia por la Unión Soviética.

El resto de la historia ya lo conocemos: la Segunda Guerra Mundial supuso la aniquilación de la nación más poderosa de Europa, el fin del prusianismo y el establecimiento de un nuevo cordón sanitario en suelo europeo, esta vez llamado "Telón de Acero". A lo largo de la Guerra Fría, la Unión Soviética fue transformándose en una potencia de carácter cada vez más nacional y continental ―en parte por su misma geografía y en parte gracias a la naturaleza patriótica y religiosa de su sacrificio en la Segunda Guerra Mundial―, hasta convertirse en un obstáculo en el camino de la globalización planeada por la Alta Finanza.

Cuando la URSS se desintegró en 1991, el imperio soviético perdió la mitad de su población, un cuarto de su masa terrestre y la mayor parte de su influencia global. En la misma Rusia, hubo una oleada de liberalizaciones y privatizaciones, la corrupción se enseñoreó del vasto país y surgió una poderosa casta de multimillonarios bien relacionados con Wall Street y la City londinense: los llamados oligarcas se irguieron como señores feudales, abriendo Rusia al comercio internacional para que sus recursos pudieran ser saqueados por las multinacionales extranjeras.

Algunos oligarcas incluso crearon ONGs, partidos políticos, bancos de cerebros y redes clientelares a imagen y semejanza de las "fundaciones" privadas que tanta influencia habían tenido en la ingeniería social y económica del Occidente capitalista. Uno de estos oligarcas rusos fue el magnate petrolero Mijaíl Jodorkovsky, jefe de la petrolera Yukos. Jodorkovsky creó la Open Russian Foundation, claramente inspirada en la Open Society de George Soros. La Open Russian Foundation tenía en su consejo directivo a personalidades de la talla de Henry Kissinger y Jacob Rothschild, lo cual nos ofrece en bandeja la clave de su naturaleza. El objetivo de este consorcio, bien financiado por el petróleo ruso y por las ayudas de la finanza internacional, era desmantelar la soberanía rusa, comprando a precio-ganga su tejido económico de la época soviética y transformando el país en algo más digerible para el neoliberalismo globalista, algo así como la Alemania moderna: un "accionista responsable" y gestor regional complaciente de un sistema global unipolar dominado por el establishment (que no por el pueblo) angloamericano. George Bush padre, que también tenía intereses petroleros en el asunto Jodorkovsky, había predicho un "nuevo orden", quizás esperando que los recursos y rutas comerciales de Rusia se pondrían al servicio de los usureros globalistas, que Jodorkovsky tendría éxito en su plan de estrechar oleoductos privados para favorecer a China y EEUU, y que el mundo entero sería tomado por la nueva convergencia globalista: neomarxista en lo cultural y capitalista-neoliberal en lo económico.



Izquierda: George Soros, especulador financiero. Derecha: Mijail Jodorkovsky, petro-oligarca y aspirante a la presidencia de Rusia. Cuando individuos como estos pronuncian su palabro favorito "global", es como para echarse a temblar.



La historia más reciente demuestra que las teorías de Mackinder sobre el Heartland y la necesidad de un "cordón sanitario" en Europa del Este siguen más vigentes que nunca. Para un año después de la invasión de Iraq ―de la que se desmarcaron peligrosamente tanto Alemania como Francia―, el atlantismo ya había reclutado a una serie de familiares Estados: Polonia, Checa, Eslovaquia, Hungría, Rumanía y Bulgaria, amén de Estonia, Letonia y Lituania. Este cuadro se completa con el "escudo antimisiles" y con los viejos miembros otaneros Turquía y Noruega, además de la desestabilización de toda Pentalasia y la "atlantización" del Consejo de Cooperación del Golfo (los Estados árabes rojos que hay al sur de Iraq). El nuevo cordón sanitario se extiende desde Noruega hasta Omán, desde el Océano Ártico hasta el Índico, partiendo Eurasia en dos. Sin embargo, los muros de contención que el atlantismo erige militarmente, son fácilmente derribados por Rusia energética y comercialmente, con su estrategia del gas natural y de los "rusoductos" (Nord Stream y South Stream). El otro intento de romper este cordón sanitario viene de la mano del Gasoducto Islámico, que pretende unir el Golfo Pérsico (Irán) con el Mediterráneo (Siria y Líbano) a través de Iraq, de hecho en el mapa se aprecia cómo Iraq-Siria-Líbano son, junto con Constantinopla, la parte más vulnerable del cordón sanitario ―la importancia de Kurdistán, en particular, es muy visible. El Gasoducto Islámico pretende prolongarse también hacia el Este para transitar por Pakistán, India (proyecto IPI) y quizás con el tiempo Bangladesh, China y el Sudeste Asiático.

En 2003 Vladimir Putin arrebató a Jodorkovsky el control de la petrolera Yukos, nacionalizándola justo cuando el oligarca estaba a punto de entregársela a Lord Rothschild y a ExxonMobil o Chevron (dos de las descendientes de la Standard Oil de John D. Rockefeller). Dos años después, Khodorkovsky fue mandado a una cárcel siberiana. Este caso puede compararse con la persecución y proceso de muchos otros oligarcas (Oleg Deripaska, Vladimir Gusinsky, Boris Berezovsky) durante la era Putin. En vista de las graves inestabilidades causadas por fundaciones-ONGs estadounidenses en otros países, en Septiembre de 2012 Moscú expulsó de su territorio a la turbia organización USAID, una fachada legal de la CIA y del US State Departament establecida en el país desde 1992.

Lo que estos hechos simbolizan es simplemente que Rusia se considera a sí misma como un poder soberano e independiente, con una voluntad propia y con unos intereses propios, que no tiene porqué obedecer los dictados de la globalización promovida por la Alta Finanza y cuyo ejemplo puede inspirar a otras potencias como Brasil o Irán. Se puede decir más alto, pero no más claro: por encima de los problemas del Estado ruso, el potencial geopolítico de la Federación es extraordinario. El país proporciona una continuidad no-balcanizada desde Europa hasta Estasia, se encuentra al lado de Pentalasia (sólo tiene que cruzar el Cáucaso), mantiene un pie en el Levante gracias a Siria, uno en el Báltico gracias a Kaliningrado y otro en los Balcanes gracias a Serbia.

Es también el país número uno en reservas de gas natural, el primer productor de petróleo del mundo, posee un tercio de las reservas de agua dulce del mundo (el segundo país en importancia después de Brasil), tierras arables, pastos, metales y piedras preciosas y otras riquezas minerales, vastos espacios vírgenes, biodiversidad tanto humana como animal y vegetal, más superficie boscosa que ninguna otra nación, el mayor arsenal nuclear del mundo, un imponente complejo militar-industrial y una tradición imperial en lo que respecta a la diplomacia, la geoestrategia (Rusia tiene un pensamiento y una escuela geopolítica plenamente desarrollada) y la Inteligencia, además de puro tamaño aplastante y una magnífica posición geográfica ―la mejor y más dominante del mundo. Tiene además enormes potenciales desconocidos y/o aun por explotar, como la ruta marítima del Ártico (Rusia es el país con más tierras en el Círculo Polar y más costa en el Mar Ártico, encontrándose por tanto en la mejor posición para dominar el Polo Norte) o las riquezas encerradas en el permafrost siberiano. Si aun existe en el mundo algo parecido a una "tierra prometida", debe encontrarse en algún lugar de Siberia-Kazajistán-Mongolia.

Pero este cuadro tan privilegiado y prometedor necesita igualmente de una férrea autoridad. Quien organice los recursos y potenciales (incluyendo humanos) de la Federación hará de ella la principal superpotencia del mundo. Rusia necesita, ante todo, cultivar su mayor riqueza: el pueblo ruso, reconociendo que los eslavos son la etnia vertebradora de la nación y la base del Estado. El Kremlin ya ha tomado medidas serias para poblar Siberia y para aumentar la natalidad de los rusos.

Otro paso que Rusia necesitaría dar es promover un espacio económico común euroasiático y una alianza militar que pueda ejercer de eje de integración euroasiático, de contrapeso al poder omnímodo de la plutocracia angloamericana encarnada en la OTAN, que haga que Europa, especialmente Alemania, vuelvan a mirar al Este, y que organice los recursos del Heartland como si de un "nuevo Nuevo Mundo" se tratase. Siguiendo el ejemplo de los antiguos vikingos y cosacos, se poblaría el corazón de tierra firme con europeos prometedores y valientes, para crear los verdaderos Estados Unidos de Eurasia y sentar las bases del tipo humano que heredará el planeta. El desarrollo del "salvaje Este" puede suponer una verdadera revolución geopolítica, cultural y humana.

Por estos motivos, resulta muy interesante prestar atención a los diversos proyectos eurasiáticos de poder continental promovidos por el Kremlin, como la Unión Aduanera, la Comunidad de Estados Independientes (CEI), la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS) y especialmente la Unión Eurasiática, propuesta pero todavía no constituida. También es indispensable seguir de cerca la estrategia de los "rusoductos", especialmente en lo que respecta al proyecto South Stream, y el puente terrestre China-Turquía, un conjunto de vías ferroviarias que básicamente recrearán la Ruta de la Seda [9]. (Nota del editor del blog: Como ya lo hemos señalado anteriormente, el South Stream que planeaba dotar de gas ruso a Europa ha sido cancelado por presiones de Estados Unidos/OTAN. Se baraja la continuación alternativa del proyecto Nabucco que partiendo desde Baku (Azerbaiyán), cruzando territorio turco hasta llegar al centro de Europa).





Transiberiano

 Desde China a España

        De China a España en veinte días













EPILOGO

(Nota del editor del blog: El subtítulo “epilogo” es un agregado mío. Aunque no hay fundamento científico válido para ciertos alegatos raciales del autor del artículo, hemos conservado sus reflexiones finales constantes en los siguientes párrafos, sin duda, en su europeísmo esconde su malestar por la alta inmigración foránea que está poblando la otrora Europa “racialmente” blanca). 

Se dista mucho de romper el cordón sanitario más importante que resultó de la Segunda Guerra Mundial: el bloqueo psicológico colectivo, el Telón de Acero cultural, levantado por la ONU, la escuela de Frankfurt y la alta finanza en torno a nuevos tabúes de nuestro tiempo, como las razas humanas, el nacionalismo, el patriarcado, la genética, la tradición, la eugenesia, la identidad, la desigualdad natural, las diferencias entre sexos, la agresividad, el derecho a la legítima autodefensa, la disciplina, la autoridad, la jerarquía y el instinto territorial ―por ende geopolítico―de pueblos enteros, incluyendo de algunos que "en teoría" habían ganado la Segunda Guerra Mundial.

Mientras este represor telón de acero subsista en el imaginario colectivo de los pueblos europeo-étnicos (no sólo en la misma Europa, sino también en Norteamérica, Iberoamérica, Australia y Sudáfrica), nuestros pueblos retrocederán y perderán poder mientras que todos los demás pueblos del mundo avanzarán, simplemente ocupando el vacío creado. Una Eurasia fuerte nunca será posible si la primera mitad de su nombre, que representa la cabeza del continente, está secuestrada por una cultura debilitante, enfermante y autodestructiva. Europa, hablando en plata, tiene que dejarse de tonterías, despertar al hecho de que el mundo es un lugar cada vez más conflictivo, y defender, como cualquier potencia digna de tal nombre, sus malditos intereses, tanto económicos y estratégicos, demográficos, culturales y militares. Y ello no es posible con la actual Europa de los tenderos, los mercaderes y los usureros, que nos han convertido en un continente de consumistas y esclavos oficinistas dispuestos a aceptar sin rechistar la estrategia globalista criminal de los parásitos cobardes atrincherados en las torres de marfil de la Alta Finanza.

En el pensamiento políticamente correcto imperante hoy en día, las fronteras existen sólo sobre papel, la vieja Europa representa una cultura de vencidos abatidos, de perdedores, de tristes burócratas y burgueses sin sustancia, y los europeos, cada vez más envejecidos y esterilizados, no sólo debemos dejarnos colonizar por el resto de razas del planeta, sino que además debemos pagarles la estancia y subvencionar con nuestro trabajo la multiplicación indefinida de dichas razas, aun a costa de extinguirnos nosotros mismos y de agotar los recursos del planeta. El resultado final será un África africana, un Asia asiática… y una Europa, Norteamérica, Iberoamérica y Oceanía habitadas por una raza híbrida, maleable, desorganizada, sin conciencia colectiva y de manutención barata, que proporcionará la base social del Nuevo Orden Mundial planeado desde hace siglos por la alta finanza. Guste o no, la disolución de la raza blanca generará―está generando ya― una enorme inestabilidad global, tras la cual se produciría el definitivo advenimiento de Globalistán.

Para alcanzar este fin, el instinto natural de supervivencia y de auto-preservación, consustancial a cualquier animal, está siendo extirpado meticulosamente de la humanidad europea. Si según Mackinder, la "virilidad" de un pueblo era (junto con el "equipamiento" y la "organización") el factor más importante a la hora de juzgar su potencial, está claro que los pueblos europeos están siendo castrados de su virilidad natural ―que en otros tiempos era muy fuerte― y despojados de su herencia patriarcal. Esto se traduce inmediatamente en una blandura en la lucha contra el crimen, especialmente organizado, y en el afeminamiento de la política tanto interior como exterior de nuestros Estados.

Cualquier intento de romper este nuevo telón de acero psico-cultural, este nuevo cordón sanitario de balcanización mental, será inmediatamente tachado por la "comunidad internacional" y por los agentes tanto voluntarios como involuntarios de la globalización capitalista-financiera neoliberal, como intolerancia, nacionalismo, militarismo, racismo, fascismo, nazismo, oscurantismo medieval, conspiranoia y otra docena de sucedáneos modernos del temido "hereje" de otros tiempos, creados en realidad para extirpar cualquier debate. Pero el hecho permanece que los europeos étnicos estamos siendo sometidos, con nuestro propio trabajo, a un plan global de disgenesia y limpieza étnica blanda que diezma nuestro manpower mientras se nos hipnotiza a base de consumismo y entretenimiento. Esto sugiere a su vez que los europeos étnicos somos un obstáculo para los geoestrategas de la globalización, que no se consideran atados a un suelo ni a una sangre, sino al dinero y al poder, y que actúan a través de lobbies, ONGs, logias, sectas, fundaciones privadas, servicios de Inteligencia, think-tanks y agentes de dichas organizaciones en universidades, empresas, ejércitos, ayuntamientos, medios de comunicación y otros organismos tanto privados como públicos ―incluyendo infinidad de gobiernos. ¿Quién romperá este telón de acero, mucho más sutil e insidioso?



Las principales rutas de la seda y las principales ciudades entre 500 a.c y 500 d.c.


(Nota final del editor del blog: Algunos mapas y fotos son agregados míos, no corresponden al texto original, así como ha sido invertido el orden del texto por cuestiones exclusivamente didácticas, sin que se haya aumentado una sola palabra. Aunque el editor de este blog no comparte totalmente la opinión del autor del artículo en sus párrafos finales, es evidente que encierra muchas verdades sobre la globalización y los grupos del poder en las sombras que acumulan parte de la riquezas de las naciones. El autor se refiere a la “Alta Finanza” como una conspiración judeo-masónica (sin mencionarlo), una muy conocida teoría de las llamadas conspiranoicas. A la vez, que hace evidente (aunque tampoco lo menciona) su inclinación a favor de la superioridad étnica que pregonan grupos ultras apologistas de la supremacía racial “blanca” como “únicos” defensores de la identidad del europeo.

Por cierto, el “mestizaje” de Europa no es de hoy, es fruto de una “globalización” muy antigua, que ha tenido lugar desde miles de años atrás con las innumerables inmigraciones, asentamientos humanos de otras culturas, con las guerra de conquista y cruce genético combinadas con la actividad comercial de la “ruta de la seda” y otras rutas que milenariamente han cometido el “pecado racial” del cruce sanguíneo. La raza aria (aunque no lo dice expresamente el autor anónimo del artículo) es una fábula más de las tantas que existen en el mundo. Nunca ha existido una raza “aria”. El término ha sido tergiversado desde hace mucho tiempo. No me extenderé más sobre esto, no es el momento. Pero en general, salvo estos pormenores, que a groso modo los anote en el primer artículo dedicado a la Ruta de la Seda, el reportaje es demasiado bueno para no publicarlo y difundirlo).
  

Fuente original:
La Ruta de la Seda, el Collar de Perlas y la competición por el Índico (III de III)

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1ttp://www.engdahl.oilgeopolitics.net/print/China%20Land%20Bridge%20to%20Turkey%20Europe.pdf

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