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01 diciembre 2016

HÉROES O VILLANOS? Alemanes en la segunda guerra mundial (I)










                                                  
QUÉ ERA ENTONCES EL VALOR?

Miedo, cobardía, valor, coraje, heroicidad, son conceptos que se sustraen a una valoración racional. Referidos al comportamiento de los soldados alemanes durante la segunda guerra mundial, caen en la penumbra de la paradoja ideológica. Quién fue realmente el héroe: el condecorado con la Cruz de Caballero o el adversario del régimen? El psicólogo A. Stohr ensaya aquí una interpretación del fenómeno desde su perspectiva profesional.


Un representante de la generación de posguerra plantea la siguiente pregunta: Cuántos de nuestros ‘valientes soldados’ eran realmente valerosos? Y luego el interrogante se completa con una apreciación: “No logro imaginarme cómo se puede saltar y atacar a la vista de una ametralladora enemiga”.

Es cierto que carece de sentido establecer comparaciones entre el comportamiento de uno que no ha participado o que no participa en una guerra y el de un soldado en el campo de batalla, hasta el punto de que aquél difícilmente puede comprender las reacciones de éste. Con todo cabe tratar de explicar el fenómeno desde la psicología.

No hay duda de que en el fondo del instinto de conservación del hombre anida la tendencia a evitar el peligro; en lenguaje de guerra, una tendencia a la cobardía. Pero también es indiscutible que muchos soldados se comportan en la batalla con gran valor o con una gran presencia de ánimo. Por supuesto debe haber un motivo para reaccionar por encima del instinto de conservación.


“Disponibilidad” escultura de Arno Breker. La mano empuña la espada mientras el guerrero, de facciones atléticas, dirige a lo lejos su mirada intrépida.


Su comportamiento tiene desde luego todo un conjunto de motivaciones que deben separarse para entender la reacción individual de los implicados. Cada una de estas motivaciones se halla estrechamente vinculada con la particular estructura de la personalidad individual y con la situación colectiva, con lo que se nos ofrece una amplia gama de posibilidades causales que pueden proceder a su vez de múltiples fuentes distintas. Normalmente estas reciben definiciones recurriendo a conceptos tomados de la terminología de la ciencia psicológica, como actitud receptiva, necesidad de valoración, dinámica de grupos, psicología de masas, instinto de conservación, comportamiento colectivo, agresión, sensibilidad, pobreza de sentimientos, miedo, tendencia al suicidio, pero que también tienen que ver con el sentimiento del deber y la disciplina.

El intento de seguir las huellas del fenómeno del valor o del coraje partiendo de estas categorías tiene una ventaja. El tratamiento psicológico de esta problemática excluye una valoración ética e ideológica de los motivos concretos.

Los soldados de las unidades de combate en los inicios de la guerra eran muchachos entre 18 y 22 años. Quien haya observado atentamente el proceso de reactivación acelerada ocurrido en las últimas décadas entre la juventud, y tenga en cuenta que la educación de entonces poseía un carácter conservador, puede concluir que los soldados de 1939/1940 eran, en su mayor parte, muchachos que no habían alcanzado aun un desarrollo adecuado de su personalidad. Aquí reside una clave para comprender el “comportamiento heroico” de la época.

En todos los tiempos y en todos los ambientes culturales, los jóvenes han luchado por su prestigio en el círculo en el que se movían, y para ello han buscado situaciones de riesgo en las que hacerse valer. La hábil propaganda de la época entendió muy pronto el alcance de esta inclinación natural y decidió fijarle unos límites. En la guerra se producían gran número de situaciones en las que destacar y “en el campo de batalla, es donde el hombre tiene más valor”, según decía la propaganda.


Desarrollo de la personalidad y propaganda.

Lo que entonces aparecía como valiente y voluntarioso, no era otra cosa que un intento forzado de superar los propios límites. Nadie calificaría hoy de valientes a los muchachos que circulan a toda velocidad, temerariamente, en sus autos y motos. Entonces se distinguía a la juventud que, psicológicamente hablando, era muy adecuada para una actitud concreta. En auxilio de este manejo se invocó un segundo mecanismo psicológico. El “joven valiente” correspondía a aquel que con su conducta, no atolondrada ni frívola, se amoldaba a lo que se esperaba de él.

Mediante la aplicación de dos factores, la formación patriótica y la formación militar, el joven soldado estaba en condiciones de cumplir su misión, aun antes de la guerra. La educación general de la juventud durante el Tercer Reich estaba profundamente marcada por la imagen del soldado como prototipo que imitar. Valor, capacidad de sacrificio y resistencia eran virtudes exigibles a quienes deberían identificarse con el simbólico “héroe de Langemarck”. Yo mismo he vivido la campaña de Polonia y en ella he observado como una compañía de fusileros atacó la fortaleza de Brest-Litovsk entonando el himno alemán. Una actitud tan apasionada como carente de sentido militar. Este episodio demuestra, sin embargo, hasta que punto se actuó con eficacia para grabar profundamente en la juventud la impronta de la “valentía”.


El suboficial Walter Pape,condecorado con la Cruz de Hierro y la Cruz de Caballero, entre sus camaradas.


La exigencia expresada en la consigna “Tú no eres nada; tu pueblo lo es todo” parecía haber logrado su efecto. Al acondicionamiento mediante la educación pertenecía también el crear reflejos en el ejercicio de lo militar. La “ametralladora enemiga” y la reacción que había que suscitar en el joven alemán, vivida cientos de veces en la instrucción militar, exigía que, luego, en la realidad del combate, el soldado renunciase a una decisión consciente. Había que realizar lo que se había practicado cientos de veces, sin más: cúbreme!  Fuego!  Yo salto!  Salta, adelante, adelante!  Por encima de todo hay que cumplir las órdenes. Los mecanismos de inhibición naturales eran eliminados con tal automatización. No es causal que en informes de la parte enemiga se describiese el comportamiento de los soldados alemanes  como un “comportamiento de autómatas”.

Los ritos del oficio de la guerra son tan antiguos como la figura del soldado. Lo que ha funcionado desde hace siglos, actuó también en la segunda guerra mundial y actúa aun hoy, porque la naturaleza humana no se ha alterado. A ella pertenece la inclinación a lo valioso, a lo imponente, que yo quiero entender como categorías psicológicas muy poco importantes. El brillo de los uniformes, los galones de una unidad selecta, las condecoraciones, son su expresión visible.

Apenas se ha hecho hincapié en el influjo, casi fatal, que ejerce la condecoración militar, y esta omisión resulta asombrosa. Una condecoración militar, cuanto más elevada sea, más valentía significa que se puede exigir de su portador. Quien ha sido distinguido con la Cruz de Caballero no puede permitirse eludir por las buenas una situación de lucha.

Las motivaciones del valor influidas por la colectividad tuvieron un carácter muy distinto en cada una de las fases de la guerra y precipitaron, lógicamente, en diferentes muestras de comportamiento.


La guerra moldeó a sus hijos   

Una parte de los motivos manejados hasta determinado momento pasó a segundo plano o desapareció totalmente en el transcurso de la guerra. Su lugar fue ocupado por otros nuevos. La enorme borrachera de la victoria, con el sentimiento de pertenecer a una “nación de héroes”, fue esfumándose, mientras que los horrores quedaron registrados más conscientemente. La guerra moldeó a sus hijos y les otorgó el puesto adecuado.

Los camaradas sabían que “se podían fiar de éste o de aquél”; cada uno conocía bien dónde se encontraban las propias limitaciones. Todos los soldados se daban perfecta cuenta del tipo de “bravo” al que había que imitar. Había hombres que tenían su fama, fama que por otra parte cuidaban, como “destripadores” de carros o de búnkeres, como jefes de comando o de patrulla. Estos “tipo modelo” se presentaban voluntariamente o eran seleccionados cuando la situación se volvía comprometida. Su nombre trascendía de unidad en unidad, más allá de la propia. Cuando aparecían en escena, renacía e valor en su entorno. Su autoridad radicaba en su valor aventurero que les llevaba a buscar precisamente el peligro. Ningún oficial de su unidad podía permitirse andarles con triquinuelas. Eran ellos los héroes, los verdaderos especialistas de la guerra, orgullosos de su “saber artesano”.

En los últimos años de la guerra surgió el tipo del llamado “cerdo de primera línea”. Muchas veces era un rebelde insubordinado, poco cuidadoso de su apariencia exterior o de conducta antirreglamentaria, que terminaba ante un tribunal militar por su indisciplina.

Falta de fantasía


“Tú o yo”. He aquí un gran logro del cámara. La fotografía fue obtenida desde un puesto de protección situado ante el granadero”. Este comentario acompañaba a la imagen que reproducimos, publicada en ‘Die Wehrmacht’ el 24 octubre 1941. La prensa, la radio y el cine se esforzaban en recoger en todos los frentes aquello que, a través de la palabra, la imagen y el sonido, pudiese reflejar mejor las grandes virtudes de la guerra: heroicidad, fidelidad, disposición para el sacrificio, audacia y valor.


Quien tenía madera para el papel de luchador era algo que no se podía vaticinar con absoluta seguridad. En la escala cambian desde el tipo sensible, que había logrado superar su miedo, hasta el psicópata sin sensibilidad alguna  al que el temor era extraño por falta de fantasía precisamente; del fanático seguidor de Hitler hasta el desesperado  para el que todo era igual. Yo mismo me he encontrado con un sargento que había sido soldado irrelevante hasta que vio morir a su novia, alcanzada por una bomba. A partir de ese momento se convirtió en un héroe. Las medallas que ganó al destruir siete carros de combate en una intervención personal  muy directa –operación que le costó el brazo derecho- y la Cruz con cordón de Caballero hablaban suficientemente de su “heroicidad”. Se había convertido en héroe porque la propia vida había dejado de tener sentido para él.

Cada soldado se planteaba el problema del “cobarde-voluntarioso-valiente”, sobre todo aquellos que no lograban destacar sobre la masa de sus camaradas. Si uno era valeroso, valiente, capaz de enfrentarse a la muerte, o cobarde no puede averiguarse en realidad más que investigando los motivos, no observando el tenor de las acciones. Disparar no es necesariamente un signo de valentía. Las unidades con un gran valor combativo tenían a gala consumir menos munición que aquellas otras consideradas como no tan valientes. Correr con la compañía de choque significaba a veces contar con más posibilidades de supervivencia, y tener que poner en juego menos valor, que quedarse rezagado. Mientras que avanzar era signo de valor, el permanecer alejado de la tropa era indicio de cobardía. 

Goebeels afirmaba: “Quien teme a la muerte con honor, acabará muriendo en la vergüenza”. La frase es la expresión cínica de una situación que desde luego no es aplicable a los objetores de conciencia o por motivos políticos. Estos hombres necesitaban precisamente un valor sobrehumano para seguir su camino contra todas las leyes del comportamiento colectivo. A la vista del patíbulo han dado verdaderas pruebas de serenidad.

Cobarde? Valiente? Cuan próximos se hallan estos extremos  puede verse a través del relato de un oficial de infantería: “Regresaba yo del campo en que combatía mi batallón a mi puesto de mando, justo en el momento en que tenía lugar un ataque ruso. De pronto mis hombres se me acercaron huyendo en completa desbandada. En ese preciso instante tomé un bastón de nudos como los que solíamos llevar en la campaña de Vóljov y les hice regresar a sus posiciones a palo limpio. Así logramos resistir el ataque. Poco después fuimos condecorados, yo y algunos de mis hombres”.


Hubiera preferido huir

Quién fue en este caso el valiente? El oficial aduce más detalles: “Hubiera preferido huir con mis hombres. Pero como oficial no me estaba permitido. Por una parte, porque temía las consecuencias y, por otra, porque tenía miedo de ser cobarde. Después he sometido a reflexión mi comportamiento y me convencí de que actué así porque era lo más razonable. Teníamos más posibilidades de sobrevivir si nos manteníamos en nuestras posiciones y no huíamos. Lógicamente había empujado a mis soldados a golpes de bastón por miedo a las consecuencias”.

Hasta qué punto eran realmente valerosos los soldados que luego fueron distinguidos con condecoraciones? Eran valientes porque temían más a la fusta de sus jefes que a la misma muerte?.

Entre los hechos incomprensibles para el hombre joven de hoy se encuentra la “resistencia heroica” de los soldados alemanes en la fase final de la guerra. La contienda estaba prácticamente pérdida, la patria se hallaba en ruinas. Por qué no disteis aquellos por liquidado? Por qué no preferisteis ir, sin más, a los campos de concentración?, se pregunta todavía hoy.

El cautiverio no era una alternativa sobre todo en el frente oriental. De los 107.800 alemanes que cayeron prisioneros en Stalingrado, solo regresaron 6.000, según informaciones rusas. El índice de muerte en los primeros años de cautiverio durante la campaña de Rusia se elevó al 80%. Y no solamente en Rusia: también en otros países fueron fusilados soldados alemanes que se entregaron. La cautividad era muchos más arriesgada que el intento de sobrevivir en la línea de combate.



Despierta el instinto de conservación

Seguramente los ejemplos de verdadero valor fueron más abundantes en las retiradas que en las grandes victorias. Eran, desde luego, menos espectaculares, menos apropiadas para la propaganda y rara vez se vieron recompensados con distinciones al valor. Cubrir un repliegue con dos hombres, limpiando de enemigos una carretera, era algo que requería grandes riesgos. Exigía una clara renuncia al instinto de conservación, en aras del bien común. La decisión que implica la frase: “Tengo que hacerlo o todos estarán perdidos” lleva en si la impronta del sacrificio.

El comportamiento bélico adecuado a situaciones desesperadas remite justamente a tal actitud. Las unidades intactas en las que permaneció asegurado este resorte. A medida que la guerra se aproximaba a los límites del Reich iba despertando progresivamente el instinto de conservación, al sentir amenazado el hogar y la patria. Sin pretender  negar valores positivos, ha de decirse que en esta fase se incorporaron componentes muy distintos: la amenaza de un tribunal militar, la insensibilización por agotamiento y la crueldad de la guerra. Así se desarrolló la psicología de los “montones perdidos”.

El intento de someter a examen psicológico el valor y el arrojo del soldado no tiene como fin desvalorizar una virtud como la valentía, que ya Platón consideraba cardinal. Solo se pretende con ello situarla en su justo medio. Salta a la vista que, para la masa, el valor en tiempos de paz, el coraje civil, el estímulo del convencimiento, es menos atrayente que la cualidad paralela en épocas de guerra.
                                                                                           A. Sthor.





La Cruz alemana de oro


Texto original de 1944

Como premio a las actividades que se relatan, el sargento Z. ha sido distinguido con la Cruz Alemana de Oro: 
El sargento Z.,, que ya había merecido la Cruz de Hierro de 2 Clase en la campaña de Polonia y había logrado en la de Francia la de 1 Clase, efectuó un ataque con solo dos granaderos, el 27 de septiembre de 1942, contra un nutrido grupo de soviéticos. Merced a su heroico empeñó, en el que demostró un gran desprecio por la propia vida, logró vencer a sus enemigos. 
El 14 de febrero de 1943, los soviéticos consiguieron penetrar en una formación alemana. El sargento Z. ordenó disponer en erizo a sus granaderos, en la parte occidental de R., y pudo así levantar el asedio del enemigo. Cuando ya no quedaba munición, el sargento Z. y sus granaderos echaron mano de las palas de zapadores. Gracias a ello el mando de la unidad  logró romper el cerco luchando cuerpo a cuerpo en un contraataque  de la compañía
El 7 de mayo de 1943 atacaron los soviéticos con asistencia de carros de combate. Tres “T-34” consiguieron acceder a las posiciones de la unidad. Mientras los granaderos de ésta batían a la infantería enemiga, el sargento Z. lograba, junto con el cabo primero F., aniquilar dos carros mediante la aplicación directa de medios adecuados.
El 7 de julio de 1943, el sargento Z. realizó con sus hombres una misión de avanzada y pudo aniquilar, sin pérdidas humanas, dos posiciones soviéticas, arrollar una trinchera y hacer 13 prisioneros.
El 19 de noviembre de 1943, Z. resultó herido en un contraataque. A pesar de ello consiguió llevar adelante la acción encomendada y regresó a la posición de su unidad, una vez concluida con éxito su misión, trayendo 5 prisioneros. 
Tomado de “Der Lohn  der Tat”, Hamburgo 1944. La Cruz Alemana de oro se otorgaba, según su decreto de creación, para recompensar “hechos heroicos repetidos en grado eminente o la eficacia del mando probada en múltiples ocasiones”.
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NOTA: El presente artículo no se encuentra disponible en internet (salvo desde este momento), es la transcripción literal de un estudio original aparecido en 1974 bajo el mismo título. El autor, como se ha dicho es A. Sthor, psicólogo y soldado alemán en la Segunda Guerra Mundial. 

En la siguiente entrega nos adentraremos en la búsqueda de un auténtico héroe alemán, analizado no desde el fervor de la guerra misma, sino con el paso generacional, lo que permite una reflexión más objetiva del tema.




POST ADDENDUM
 DEL EDITOR DEL BLOG


En las últimas décadas y años han venido saliendo a la luz nuevas evidencias y documentos clasificados. En lo que al tema nos remite diremos que ya no es un secreto conocer que la Wehrmacht utilizó drogas para mantener a sus tropas activas.


Los nazis recurrieron a la metanfetamina para crear ciudadanos ‘enérgicos’ y tapar las miserias del nacionalsocialismo, afirma un nuevo estudio. Este y otros interesantes datos aparecen publicados en el libro de Norman Ohler: "El gran delirio: Hitler, drogas y el III Reich”. Aquí se afirma que los ejércitos alemanes combatieron bajo los efectos de la metanfetamina y que el mismo Fuhrer alemán era un narcodependiente.

Quizá esa sea la razón por la que el autor del artículo, que hemos reproducido, no haya podido auscultar en las profundas y verdaderas razones de muchos casos de “heroísmo”, quedándose en un interesante estudio desde su ámbito profesional –la psicología-. Para él, en su tiempo, no estaba disponible el material del que se valen hoy los investigadores para hacer un nuevo estudio sobre la realidad en la sociedad alemana durante el Reich de los 12 Años.

Los siguientes reportajes de prensa hacen relación a la obra de Norman Ohler. Recomiendo su lectura.


23 noviembre 2016

Los Ricos y el Poder


Mario R. Fernández y Nora Fernández


Un interesante y fundamentado artículo sobre el poder y la riqueza en el mundo. Un tema de actualidad que ilustra la forma en que se mueve la política mundial interrelacionada con el capital financiero. Análisis de forzosa lectura para entender, entre otras cosas, que podemos esperar de un multimillonario –Donald Trump- en el gobierno de los Estados Unidos. Llama la atención la admiración e influjo casi “místico” de las personas comunes hacia la gente rica y el complejo entramado de las élites para perpetuarse en la cumbre del poder y del dinero. Para aquellos fanatizados con las teorías conspiranoicas se advierte que este artículo no pretende desenmascarar a supuestos líderes de esas populares y divertidas especulaciones que venden muy bien a un amplio y crédulo sector de la población. El ensayo se refiere a un complejo entramado de hombres y mega empresas multibillonarias y conocidas (no se ocultan en el anonimato) tanto de la vida política como empresarial, que de forma pública (previas conferencias privadas) anuncian la imposición de un único orden económico internacional (globalización) o "Empresa Mundial S.A.", como lo definen algunos. Para la gente poderosa resulta irrelevante las confesiones religiosas o el origen racial de quienes comparten una visión unipolar del manejo de la economía para su fin único: enriquecimiento y control político. Conspiración? Si, en el estricto sentido del término, estos acuerdos de multinacionales, gobiernos y gente particular muy rica lo definiríamos como tal; y, al ser sus protagonistas personajes públicos, independientemente de su ascendencia étnica o sus particulares creencias "espirituales", las teorías conspiranoicas no tienen sustento lógico a pesar del criterio errado de la mayoría. Lo que hemos expresado y lo que van a leer es una realista descripción de lo que muchos definen como "gobierno mundial en las sombras" u otros títulos rimbombantes. (*)


La humanidad  enfrenta serios problemas en su diario vivir; los pueblos tienen que  acarrear  lastres  que en su mayoría no han creado, desastres del medio ambiente,  sufrimiento y miedo a la guerra, la represión, el crimen  y el abuso por sus semejantes,  la carencia de un trabajo estable y digno, la pobreza y la miseria y la falta de servicios básicos de higiene y de salud que afecta a más de un tercio de los habitantes del mundo.  Pero además las mayorías en casi todas las sociedades del planeta tienen que acarrear, casi como si les llevara en brazos, a los ricos del mundo. Los ricos son una especie de animal grande y peligroso, parasitarios y dañinos y hombres en su mayoría, aun cuando hay mujeres ricas también, que aunque nacidos en cualquier extracto social ocupan las elites del poder y del dinero, verdaderos barones del poder, y hoy han acumulado dinero como nunca antes en la historia moderna, que manipulan todo lo que les interese manipular y que persiguiendo sus intereses pueden ser criminales pero no pagan por ello.

Hoy, los ricos  ya no son simples  millonarios como hace algún tiempo atrás, hoy las fortunas son de miles de millones  de dólares, si usamos  la moneda  estadounidenses; forman élites muy reducidas en números si los comparamos al resto de los privilegiados, no son el uno por ciento de la población total como tanto se dice en medios oficiales y no oficiales, sino mucho menos, pero si cuentan con una plataforma de apoyo de entre el uno y el cinco por ciento de los más acomodados, que le sirven a la elite dominante de escolta y sustento o base social, además del apoyo casi incondicional de las clases medias, estas representan el lado “presentable” de un sistema de acumulación totalmente injusto cuando se lo examina. La elite dominante cuenta con la escolta de otros ricos inferiores, que forman una especie de pirámide de acomodados, a quienes se suman altos administradores y políticos que ayudan a la elite dominante a manejar el aparato político mundial, cuenta la elite además con no pocos adulones profesionales y aspirantes a millonarios que incluyen incluso a hampones que trafican drogas, personas y servicios.


Estados Unidos, desde hace más de 200 años, ha sido un país favorable a la especie parasitaria de los más ricos, y por eso allí se ha multiplicado con particular facilidad, no tiene tanto que ver con condiciones biológicas particulares sino con un ambiente ideológico que desde el siglo 19 viene justificando la acumulación de riqueza a cualquier costo y como fundamental razón de ser, algo que observó el entonces cientista político francés Alexis de Tocqueville cuando escribió su libro, un clásico,  “Democracia en América”

Durante su estadía en Estados Unidos entre 1830-31, Tocqueville  observó el marcado individualismo y la aceptación sin cuestionamiento de una forma de entender la realidad que simplemente se sobreentiende. En su libro dice que “los americanos no  tienen escuela de filosofía propia poco les importan las escuelas  de filosofía en que Europa está dividida…Y sin embargo es fácil percibir que casi todos los habitantes de los Estados Unidos conducen su entendimiento de forma similar y lo gobiernan por las mismas reglas, vale decir, sin tomarse nunca el trabajo de definir las reglas, tienen un método filosófico común a todo el pueblo.”  Y agrega: “Pero si voy más lejos, y busco entre las características la principal…descubro que cada americano apela solo al esfuerzo individual de su propio entendimiento…” algo que Tocqueville entiende tiene limitaciones. De ese individualismo dominante con foco en el ahora se llega fácilmente a la sobrevaloración de los logros personales, al vivir sin historia y a la admiración a los ricos cuando la sociedad tiene un foco totalmente material. El desarrollo norteamericano fue material y los ricos siguen siendo admirados, ejemplo de triunfo personal, un triunfo sea como sea y pese a quien pese.


El Complejo Rockefeller Center, Manhattan – New York


Las revistas Forbes, Fortune y Bloomber Businessweek, demuestran esa admiración continuamente, los ricos son vacas sagradas y la carrera es una escalera infinita hacia la mayor riqueza. Los ricos, expuestos como celebridades y disfrazados de generosos aparecen allí con nombre y apellido, pero allí solamente se hacen carne, sin explicación, sin exploración de lazos de poder o historia, allí son genios salidos de la nada y al hacerse carne de esta forma se los transforma en intocables, se hace impensable criticarlos en otros medios de prensa.  De los más ricos, los “billionaires”, que no pasan de 2000 en todo en el mundo, con fortunas personales de más de mil millones de dólares, más de un cuarto de ellos son ciudadanos de Estados Unidos, pero no faltan representantes de Alemania, India o Brasil. Lo irónico hoy es la existencia de “billionaires” chinos y rusos, algo que nadie podría haberse imaginado hace apenas treinta años. La historia está llena de sorpresas, y los nuevos muy ricos en China, que pasan de 200, hicieron sus fortunas de la forma clásica: explotando simplemente a los trabajadores de su país y especulando luego con las fortunas logradas. Los magnates rusos, que no alcanzan a 100, son un caso único en la historia: formaron sus fortunas violentamente, de la noche a la mañana saqueando y robando directamente los bienes del estado posterior al derrumbe de la Unión Soviética, muchos los llaman por eso “lumpen burguesía” recordándoles sus raíces antisociales directas.


La Trump Tower en la Quinta Avenida, Manhattan – New York


Sería injusto, sin embargo, dividir a los ricos en más y menos meritorios, pues en esto de hacerse de fortuna, y aunque todos  los grandes ricos han usado métodos diferentes en la acumulación de su riqueza, algunas veces a través de un producto o creándose un proyecto, otras veces aprovechándose de explotar a otros, extorsionando o engañando, o robando directamente o en negocios ilícitos, no puede haber excepción en el uso de métodos antisociales: nadie se enriquece sin ejercer un nivel de criminalidad.  Detrás  de toda empresa, sea un banco, una compañía de seguros, una administradora o colocadora de fondos de pensión, un gran supermercado, una fábrica, una mina, una procesadora de alimentos u otros, lo que no pertenece al estado o no está en manos de una cooperativa, es de seguro una pirámide donde las decisiones las toman los más ricos aun cuando figuren como accionistas y cuenten con un servil bien remunerado y a veces hasta famoso que le pone cara pública a la empresa. Y, serán siempre los accionistas menores quienes absorban las pérdidas cuando las haya, que los más ricos muy bien entendidos de lo que sucede abandonaran la empresa a tiempo llevándose todas las ganancias.

Pero los ricos saben que mantener una imagen es fundamental, ninguno de ellos quiere llegar a viejo con gran fortuna pero con fama de ladrón y de asesino, es por ello que se encargan con dedicación a asegurarse de tapar lo mejor posible todos las conductas antisociales que les aseguraron su fortuna y usan la publicidad y la manipulación para crearse una imagen de benefactores y generosos -ahora que tienen todo lo que quieren pueden invertir lo necesario en verse bien.

La primera generación de toda fortuna tiene siempre mucho que ocultar, de allí que su preocupación no sea sólo con hacer más y más dinero sino con incrementar su nivel de influencia social y política, incrementar influencia ayuda a los ricos a aumentar su riqueza también, pero además corrompe la administración de los bienes comunes y del estado y a los servidores públicos a todos los niveles, y con ello los ricos se aseguran total impunidad, la justicia y las responsabilidades civiles no les aplica como al resto y la corrupción aumenta y facilita el parasitismo de los ricos que viven literalmente de los demás manipulando el o los estados a su gusto.

La segunda generación tiene más fácil tarea porque el proceso mismo genera la impresión de que al haber heredado la riqueza no se los puede responsabilizar de cómo se generó. La segunda generación se ve a sí misma y los demás la ven como más saneada. Los logros de la primera generación facilitan el continuo proceso de enriquecimiento de la segunda: la preocupación por alcanzar niveles de influencia en la sociedad les ha otorgado poder que usan para continuar corrompiendo a la administración del estado y enriqueciendo ahora de forma más parasitaria. El estado en sus diferentes niveles les otorga todas las facilidades y los protege incluso del pago de impuestos y royalties, a veces tan bajos que son ridículos. El estado les asegura subsidios para sus empresas, contratos con soborno (lo  que en Estados Unidos es un ejercicio legal), el uso de la infraestructura y servicios públicos gratis. Además, el estado en los últimos 35 años les ha asegurado la adquisición de empresas estatales a precios de ganga, y gracias a la desregulación de todo les garantiza creciente espacio para que saqueen. El robo más obsceno  quizás de la historia es el  de la última crisis del 2008 con el rescate financiero a grandes bancos con dineros públicos y a cambio de papeles especulativos sin valor real.


El mundo occidental sufre una continua pérdida de trabajos en la industria manufacturera; hasta los empresarios más pequeños con alguna posibilidad de ganancias en la actividad de algún producto o servicio, ya sea en áreas rurales o en centros urbanos, también están en  continuo peligro de desaparecer. Muchas empresas pequeñas y-o medianas han sucumbido o han sido absorbidas por otras más grandes que simplemente las comprar para cerrarlas por lo que los pequeños empresarios tienen que conformarse con empresas que apenas se solventan. Este proceso de monopolización y acumulación sin fronteras, llamado globalización, destruye las economías locales gracias a la firma de tratados que no son de “libre comercio” sino documentos legales para los más ricos y sus empresas que crecen en su monopolio, acumulan crecientes derechos sin responsabilidades, aseguran la libre circulación de mercancías y servicios (incluso financieros) mientras ponen en jaque incluso a los estados mismos –estos, últimos garantes de sus aventuras de enriquecimiento y paganinis de toda especulación fallada. Lo irónico: la diatriba repetitiva de los políticos representantes de los ricos (casi todos ellos) en su aparente continua preocupación por la existencia misma, y prosperidad, del llamado “pequeño negocio o empresa” –una preocupación tan irreal como hipócrita que se entiende más bien como una burla surrealista.

La producción industrial y la agricultura, en Europa y en Norteamérica, tuvieron desde 1870 al 1900 un desarrollo en gran escala, en parte debido a las innovaciones tecnológicas en factorías, en minas y en el campo, lo que resultó en más acumulación de dinero para los ricos. En Estados Unidos esta fue la llamada “época dorada” (Gilden Age en inglés) durante la cual los ricos disfrutaron en forma casi obscena de una libertad plena de explotar a sus trabajadores y especular con la complicidad de autoridades políticas y administrativas. Pero, para fin del siglo 19 emergían esperanzas de cambio gracias a grandes luchas de parte de la clase trabajadora, lucha que aumentó con el logro del sufragio universal, el aumento de la participación política y la creciente organización sindical. De esta forma se consiguieron básicos derechos laborales y sociales y se constató una vez más que es la resistencia a la opresión y la lucha por los derechos lo que detiene el avance del poder de los ricos al subirle el precio a su abuso, y no un simple proceso civilizatorio.


Durante el siglo 20 los enfrentamientos continuaron por lo que algunos magnates tuvieron que reconocer la necesidad de lidiar de otra manera con los oprimidos e incluso aplicar algunas reformas recomendadas por los social liberales de entonces. No faltaban los ricos que no querían negociar derechos pues estaban convencidos de que la gente de trabajo no se merecía nada. En ese tiempo el odio de clases era muy visible: la mayoría de la gente del pueblo odiaba a los ricos y su institucionalidad liberal, y los ricos odiaban a la gente del pueblo. Pero con la llegada de la Primera Guerra Mundial en 1914, el conflicto de clases disminuyó, reemplazado por un nacionalismo aparatoso, oportunidad que los ricos usaron para extorsionar a los trabajadores a que peleen y mueran en sus guerras de dominio.

La Primera  Guerra Mundial fue planeada por un puñado de ricos en una mesa para lidiar con las competencias por mercados entre los países imperialistas mismos; enviaron a millones de soldados a la carnicería más grande hasta ese entonces, una tragedia para hombres, mujeres y niños de Europa y el mundo colonizado. Los ricos responsables de esa tragedia comenzaban de nuevo a florecer unos años después y el resultado fue la Segunda Guerra Mundial y el fascismo, de nuevo el mundo sufre una gran destrucción de vidas y bienes, pero terminada esta guerra los ricos y sus empresas ocupaban lugares de importancia incluso en Alemania, Italia y Japón los países derrotados –olvidado quedaba nuevamente el sufrimiento y la muerte de millones de seres humanos que por supuesto no eran parte de las élites acaudaladas.

Y aunque el resultado de ambas guerras no fue exactamente el esperado por las élites, pues los fascistas no terminaron con la “amenaza comunista,” y tuvieron que crear y luego ampliar el Estado de Bienestar Social  en los países de Europa Occidental, Norteamérica y algunos otros, el argumento en contra de los pueblos no cejo y algunos ricos continuaban predicando contra el peligro de “malacostumbrar” a los pobres –o sea a la mayoría de los ciudadanos. En estos tiempos la carta a jugar para los ricos fue la propaganda, Alex Carey (científico australiano) lo explica muy bien en “Taking the Risk Out of Democracy” (Quitándole el riesgo a la Democracia).  La propaganda fue usada como arma de persuasión en la Primera Guerra Mundial por el gobierno de Woodrow Wilson, Estados Unidos. Tuvo resultados asombrosos, tanto que las empresas se apropiaron de la estrategia bajo el nombre de “relaciones públicas.” Hitler mismo, y su partido Nazi, fue un gran admirador del sistema de propaganda aplicado en Estados Unidos, idea de la que se apropió e integró en su máquina de terror y de guerra.

El sistema propagandístico se fue desarrollando durante todo el siglo 20, aumentando en sutileza y detalle e incluyendo entre sus herramientas la nueva idea de las “fundaciones” –organizaciones que los ricos crean para mostrar su filantropía y generosidad con la sociedad al tiempo que persiguen sus propias agendas y se niegan firmemente a la justicia de salarios más equitativos y continuados proyectos de justicia social. Parte del esfuerzo propagandístico de los más ricos es mandar a escribir sus biografías sesgadas para demostrarse como auténticos. La amenaza  del comunismo o del socialismo como alternativas estaba ya casi desaparecida para el año 1990 año en que los centros de propaganda se extienden aún más, con colaboradores llegados desde la izquierda e incluso de sectores radicales, han sido de gran utilidad en afirmar la legitimidad de la acumulación de riqueza en manos de unos pocos y la desesperanza en cuanto a hacer cambios liberadores.



Wall Street. Un símbolo del corazón financiero de New York, el Gran Toro (Charging Bull). Es una alegoría de la fuerza, en este caso, el poder económico de los Estados Unidos, representa la “prosperidad y el optimismo de los “supervivientes” de la crisis bursátil de 1987. Hay también un juego de palabras oculto: en la jerga de Wall Street, el término bullish se usa comúnmente para designar las subidas de la bolsa”.


Cuando los seres humanos eran cazadores y recolectores dependían unos de los otros, un pequeño grupo homogéneo que no podía tolerar la existencia de individuos con conductas antisociales pues ponían en peligro la existencia misma del grupo todo. Entonces a los antisociales se los abandonaba o eliminaba, simplemente, los esquimales por ejemplo empujaban al insistente antisocial al agua helada, otros grupos los eliminaban de otras formas, todos entendían que los antisociales no eran buenos pero además entendían que no eran funcionales.  Los antisociales de nuestros días no sufren esta suerte, al contrario, dominan al resto, son tan dañinos para la supervivencia de la especie como cuando éramos cazadores y recolectores pero no son tan diestramente condenados

Han creado su mundo, en el reinan, controlan, deciden para detrimento de la especie entera. Cargan los dados continuamente a su favor, reciben los premios y honores, destruyen naciones, favorecen crímenes, implementan robos, especulan para acumular más y más riqueza que es poder, escapan de toda responsabilidad porque la responsabilidad es colectiva aunque el daño sea de un pequeño grupo, juegan el juego de ganarlo todo sin invertir nada, tienen al mundo del cuello con un revolver apuntado a la cien pero son admirados. Lo peor es que son un terrible ejemplo de ser humano pero los admiran y emulan. Durante una buena parte del siglo 20 muchos ricos eran más cautelosos, pero la impunidad ha aumentado y se vive una gran Jauja. Dominan los medios de comunicación, la mayor parte de la producción y comercialización de alimentos, semillas, medicamentos, fondos de pensión, instituciones financieras, la cultura: una plutocracia nos tiene de rehén y faltan las alternativas.


Mario R. Fernández y Nora Fernández



NOTA: (*) La nota de introducción en letras grandes es el punto de vista del redactor del blog, por tanto, no corresponde a los autores del artículo.
Las negrillas, subrayados y fotografías con su descripción han sido intercaladas por el editor del blog.
The original source of this article is Global Research
Copyright © Mario R. Fernández y Nora Fernandez, Global Research, 2016

17 noviembre 2016

SIRIA: ¿Preludio de una nueva guerra mundial?







Tito Andino U. 


Una breve visión panorámica de actualidad

La gente está optimista sobre el avance de las fuerzas gubernamentales en Siria, principalmente en Alepo, compartimos esa sensación. Pero, probablemente la guerra continúe un buen tiempo más, con o sin apoyo del electo presidente Trump a los “rebeldes moderados”.

Desde el primer día del conflicto sirio fuerzas especiales francesas, inglesas y norteamericanas se encontraban dirigiendo las operaciones dentro del territorio sirio, el objetivo no era otro que crear un estado de guerra civil, dándole dimensiones internacionales.

Los turcos, saudíes, qataríes y otros no dan brazo a torcer, influenciados por las políticas neo coloniales del Reino Unido y de Francia, simplemente seguirán poniendo el dinero, la logística y la carne de cañón para mantener una guerra de desgaste. Los turcos no han cerrado su frontera ni lo harán, ellos tienen su guerra particular contra los kurdos turcos y sirios (mientras apoyan a los kurdos peshmergas de Irak); y, sobre todo, no combaten a los yihadistas del EI, la propaganda en contrario es solo eso, desinformación masiva. Erdogan no ha abandonado su proyecto, por tanto, se mantiene como parte actora en la guerra siria. Los yihadistas del EI ahora son parte del “Ejército Sirio Libre” en el norte de Siria, su misión es única, encomendada por los turcos, combatir a un grupo de kurdos turcos-sirios que están apoyados y entrenados por los Estados Unidos y otros que se mantienen leales a Damasco; contradictorio, pero cierto, por otro lado los turcos apoyan a otras facciones para que aseguren el norte de Siria y proteger sus intereses.

La diversidad de organizaciones armadas es un verdadero dolor de cabeza para los investigadores, pero todas tienen en común su radicalismo y forma de financiación foránea. El Estado Islámico, a pesar de carecer hoy de una estrategia de guerra y casi nula preparación militar de sus militantes, mantiene un alto grado de fanatismo entre estos, son decenas o quizá centenas de miles de hombres armados en Siria, escondidos en los desiertos, miles de ellos dispuestos a inmolarse. También debemos sumar los yihadistas del EI en Irak, seguramente en igual número que en Siria. Fuentes occidentales estiman que aún entre ambas naciones se mueven alrededor de 400.000 integrantes del EI, eso equivale a un gran ejército (ni comparado con los ejércitos de pequeños países de Sudamérica o de Europa, en cuanto a su composición humana).



A esto debemos añadir las decenas de miles de combatientes yihadistas, “rebeldes moderados” u otros adornos literarios usados por la prensa atlantista para denominar a sus protegidos que operan en Siria en diversas organizaciones, bajo mando y entrenamiento directo de tropas turcas, francesas, británicas, estadounidenses, con la colaboración humana, económica y material de las petromonarquías del Golfo, como hemos indicado.

Esa gente no está dispuesta a rendirse, a sabiendas que han perdido la guerra, ello significa que las hostilidades continuarán. Hasta cuándo? Difícil conjeturar. Pero, un fin de la guerra a corto plazo no es una apreciación acertada ni con toda la flota rusa atacándola. Acabar físicamente con decenas de miles de hombres armados y dispersos en diferentes frentes es algo que ni un arma nuclear podría conseguir.

Por lo visto, sin exageración alguna estamos en pleno desarrollo de un conflicto mundial, la movilización de fuerzas es enorme, no se circunscribe solamente a Siria e Irak, cada vez el escenario se va ensanchando, tenemos a Yemen y al hervidero permanente que es el Líbano, la guerra ya ha llegado a territorio saudí, y los protagonistas se multiplican. Sin que nos hayamos percatado estamos apreciando la movilización de varias naciones que intervienen militarmente en otros estados, sin duda es una nueva guerra mundial, el cómo la bauticen los analistas e historiadores en un futuro mediato es algo que todavía es especulativo.


Una de las primeras fotos del club de "Amigos de Siria" 2012.


Recordemos que cuando se desató la crisis en Siria, el famoso club internacional de países conocidos como “Los Amigos de Siria” eran 130 estados en contra del gobierno y pueblo sirio, a eso habría que sumar organizaciones privadas de diferente tipo en guerra contra Siria. 




Los escasos "amigos de Siria" que quedan en la actualidad.Muchos han roto la "amistad" con Siria al no conseguir nada de provecho.


Este grupo de enemigos de Siria han ido desertado del escenario poco a poco, hoy no quedan más que un puñado de ellos, pero son los que garantizan que esta guerra mundial siga en marcha. Por el momento parecería que no les afecta el desembolso de cifras colosales de dinero, decenas de miles de millones de dólares. De las cifras humanas ni hablar, voluntarios para la “yihad” hay por centenares de miles dentro del mundo islámico y armas hay de sobra en la Tierra.


Las dos grandes potencias mundiales son protagonistas en esta guerra mundial. Los Estados Unidos de América y la Federación Rusa, mantienen un estado de guerra diplomática y regida por la clásica doctrina de la disuasión armada. Mientras guarden equilibrio de fuerzas, ni la una ni la otra se atreverán a desatar una hecatombe nuclear. Estas poderosas naciones negociaron y seguirán negociando el alto al fuego en Siria. Me pregunto, ¿es necesario tanta cosa, debemos creer a la prensa comercial, que se trata de un “conflicto interno” o de una supuesta “guerra civil”?

Al tratarse de una guerra mundial, reiteramos la implicación de muchos países:

Por el bando pro-yihadista: Europa con la OTAN (e implícitamente la Unión Europea), de Asia (Medio Oriente con las monarquías wahabíes, Turquía e Israel, básicamente), de América, con el US Army metido en el caldero, todos estos apoyando la “yihad” y a los inexistentes “rebeldes moderados” en contra del gobierno sirio.


Por el otro bando: El Ejército Árabe Sirio y la población civil siria quienes cuentan con el respaldo de Rusia, Irán, Líbano (a través del Hezbolá), milicias iraquíes, básicamente; y, hasta con el respaldo de China (aunque no militarmente). Además, hay otros actores en los dos bandos.



A estas alturas deberíamos traer a la memoria la guerra civil española –preámbulo de la Segunda Guerra Mundial-. Peligrosamente el escenario sirio cada vez más se va asemejando a la tragedia que sufrió España de los años 30 del siglo pasado con el intervencionismo extranjero en favor de uno u otro antagonista.

En materia política-económica la panorámica se va aclarando, los Estados Unidos y sus aliados, a más de desatar la guerra contra Siria por cuestiones de los hidrocarburos, los oleoductos y las reservas de gas, tienen otras motivaciones que necesariamente implicará a más países en el conflicto, es un hecho revelador, que muy pocos analistas han caído en cuenta.

Los acuerdos rotos de las grandes potencias (USA/Rusia) sobre Siria implican las aspiraciones imperialistas de norteamericanos y británicos de cortar la nueva “Ruta de la Seda” que viene impulsando fervientemente China, eso ocasionaría el colapso económico porque tanto la Gran Bretaña como los USA controlan el tráfico marítimo mundial de mercancías, permitir una ruta terrestre que volverá a fortalecer el intercambio comercial rápido y barato entre Asia y Europa es algo que no puede permitirse el rapaz capitalismo financiero (esa fue la razón para la toma yihadista de la ciudad de Palmira y su permanente acoso).

En los frustrados acuerdos sobre Siria las aspiraciones rusas parecen ser más modestas, han priorizado derrotar (eliminar) el yihadismo en Siria y evitar su fuga a las repúblicas del Cáucaso ruso. Quién pierde más en esta ecuación geopolítica? Difícil situación, que a la vez es un indicio del por qué no terminará la crisis siria y regional a breve plazo.

En estas circunstancias, la guerra en Siria se ha convertido en una guerra mundial. Los hechos han comprobado una cosa, Estados Unidos no puede o no quiere asumir los compromisos firmados con los rusos, y una de las razones es que no quiere dejar de ser la potencia mundial predominante, mantener la hegemonía de un orden mundial unipolar, manejado exclusivamente por ellos. Y eso no significa otra cosa que intentar paralizar el desarrollo de China y Rusia. Chinos y rusos hoy están en una posición de fuerza, al punto de desafiar abiertamente las amenazas norteamericanas. Un suceso de trascendencia puede provocar un cambio radical en el actual orden mundial o el peor pronóstico: una guerra nuclear.




Necesariamente  no habrá guerra nuclear o un enfrentamiento directo entre las grandes potencias nucleares. La guerra mundial se viene desarrollando ya a través de otros actores. Así como fue España el ensayo de las nuevas armas y métodos de guerra convencional por parte de las fuerzas antagónicas en disputa en el siglo pasado, hoy es Siria el escenario de esas mismas disputas y ensayos. La destrucción que sufre la nación Siria solo es equivalente al enorme daño material ocasionado en la segunda guerra mundial (de forma proporcional). Un caso simbólico es la ciudad de Alepo y su semejanza con el asedio y cerco del Stalingrado soviético.

Alepo será el trofeo mayor de esta guerra. Sin duda la toma de la ciudad será el punto de inflexión del conflicto, al menos en Siria, pero la desinformación sigue siendo brutal respecto a la cifra de civiles atrapados en los barrios del este de Alepo y rehenes de los yihadistas. La ONU bajo el control occidental (OTAN) afirma que en el este de Alepo se encuentran entre 250.000 y 300.000 personas y que los combatientes – entre 10.000 y 20.000 elementos armados- son sirios, “rebeldes moderados”, “opositores al régimen” u otros calificativos.

¿Quién miente en este sentido? Para las autoridades sirias el número de pobladores del este de Alepo mantenidos en cautiverio por los yihadistas oscila entre los 25.000 y 35.000 (cautivos, no se refiere al número total de habitantes que permanecen en esa zona) y que los militantes armados no son mayoritariamente sirios sino yihadistas extranjeros, la evidencia es incontrastable. Quienes se mantienen atrincherados allí son el Estado Islámico y el Frente al Nusra (rebautizado como grupo ”moderado” “Fatah al Sham” y otros grupos aliados como “Yesh al-Fatah” (Ejército de la Conquista), una milicia dirigida por el jeque saudí Abdullah al-Muhaysini, Juez Supremo del Tribunal de la Sharia de esa organización. Curiosamente, a este hombre, los miembros de al- Qaeda y el EI lo respetan y obedecen (por algo los saudíes corren con los gastos de la guerra). 


El jeque saudí Abdullah al-Muhaysini


El Ejército de la Conquista (Yesh al Fatah) está integrado casi exclusivamente por yihadistas extranjeros: saudíes,  tunecinos, libios, chechenos, kuwaitíes, turcomanos, de las repúblicas rusas del Cáucaso y hasta chinos, la presencia siria es irrelevante. Es este sanguinario jeque Abdullah al-Muhaysini quien llama a masacrar a todos los que no simpaticen con su causa y quien dictó la orden que todo habitante del este de Alepo que intente huir a zonas controladas por el gobierno serán eliminados, haciendo fracasar el cese al fuego y las treguas humanitarias.



Dejando de lado Alepo, la perspectiva general en Siria seguirá siendo obscura. Ante el presumible fracaso de los “rebeldes moderados”, los Estados Unidos, Israel y Turquía, no les queda más que seguir impulsando el separatismo, mejor dicho, la fragmentación del estado sirio y de Irak, como consecuencia.


Ya en anteriores artículos hemos hablado de esa organización creada por la CIA, la FDS integrada casi en su totalidad por kurdos disidentes de la YPG siria, algunos desconocidos grupos de árabes y hasta cristianos que se encargarían de librar de yihadistas el norte de siria fronterizo con Turquía (pese a la oposición y ataque turco). La misma historia se ha fomentado en Irak, ya no son solo los peshmergas kurdos quienes aspiran finalmente a declarar la independencia, sino que otros sectores como los turcomanos, cristianos y yazidíes iraquíes han presentado (bajo sugerencia de los USA y sus aliados) propuestas de ser reconocidos con derechos propios en calidad de regiones autónomas separadas, al estilo Kurdistán. Los turcos anhelan todavía se consolide el proyecto del Sunnistán – por ende- su apoyo va para el Estado Islámico.


El objetivo final de la política estadounidense

No es Siria, ni Irak, ni siquiera Irán el gran trofeo que anhela destruir el gobierno de los Estados Unidos para que su política económica de dominación mundial tenga éxito. Rusia es el objetivo final y para llegar a ella previamente tiene que allanar el camino, los países mencionados y otros son obstáculos en ese proceso destructivo. 

Los hechos lo demuestran, poco a poco, sigilosamente, fuerzas de la OTAN están acercándose a las fronteras rusas para encerrarles por todos los frentes. La visión del mundo unipolar caracterizado por las ambiciones del salvajismo capitalista extremo así lo determina, no hay otra opción posible. Rusia es el único país que se opone a esos mandatos supremacistas, o al menos hasta hace poco tiempo era el único rival serio que ha contenido llegar a la meta de la globalización de los mercados. Pero ha surgido otro rival capaz de desequilibrar por sí mismo ese sueño, el gigante dragón chino.


China se prepara para una guerra de grandes dimensiones con los Estados Unidos y sus aliados porque ya ha venido percibiendo que la confrontación puede ser inevitable. La única forma de frenar el avance y el cerco contra China es la misma adoptada por Rusia, la persuasión y disuasión armada ante el reconocimiento que la diplomacia no opera para ablandar a las élites financieras.

En múltiples artículos anteriores ha quedado establecido hasta la saciedad que los Estados Unidos pretenden rediseñar el mundo, desde el extremo sur de Europa hasta Rusia. Las guerras contemporáneas desde la invasión de Afganistán hasta llegar a las “revoluciones de color” y las “primaveras árabes” relativamente han sido fáciles en los países árabes del Mediterráneo (Túnez,  Egipto, Libia y su penetración en el corazón del África). Mas, ha quedado paralizado, sin avance posible ante la oposición inquebrantable del denominado “eje de la resistencia”: Irak, Siria, Líbano, Irán, Yemen. Es que no hay peor ciego que el que no quiere ver (básicamente los europeos son cómplices silenciosos de esta sucesión de conflictos).


El caza Su-35 ruso entrará en acción en Siria


Rusia está dejando su papel de diplomático ante la realidad, comprometerse con el gobierno y el pueblo sirio participando de forma directa en el conflicto resulta inevitable, no solo para su seguridad interna y externa, es el resultado de una reacción natural, instintiva y lógica de supervivencia ante el inconfesable proyecto de destruirla como nación. 

Finalmente, o los Estados Unidos de América aprende a convivir en un mundo multipolar, usando la razón para retornar a la negociación y cooperación pacífica o la guerra mundial atómica será la respuesta inevitable. ¿Permitirán los buitres financieros de Wall Street y los Halcones al nuevo presidente llamar al diálogo y al entendimiento entre los pueblos? 

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