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01 noviembre 2018

Nazismo y Monarquía (I): El Kaiser y el Führer




Nota de Introducción del redactor del blog

Las siguientes ponencias no son de mi autoría corresponden a varios artículos unificados, no obstante, por su larga temática serán presentados, aun, en las dos siguientes entradas del blog. Originalmente están redactados en la lengua inglesa, su traducción respeta el contenido original así como el pensamiento del autor. Me he decantado por esta serie de artículos porque -salvo la exagerada defensa al "honor" del Kaiser Guillermo II y de las élites monárquicas- lo cual no es necesariamente falso, si suele -el autor- mostrar su inclinación por sobreproteger (en demasía) las fantasías, autoengaños y humillante posición de algunos miembros de la nobleza alemana ante el nazismo.
Esta lectura y las que vendrán (en dos futuras entradas) son autoría de una persona pro monárquica inglés, "The Mad Monarchist", (obviamente su redactor prefiere el anonimato). Debo dejar aclarado que no comparto su enfoque ideológico, mi interés es puramente histórico -como lo he repetido en muchas oportunidades-. Que el título citado no sea menospreciado, su contenido es altamente fiable y documentado; en rasgos generales, se ajusta a los acontecimientos de la historia que nos interesa para nuestro propósito. El autor expresa: "Este es un blog pro-monarquía escrito por un monárquico". La advertencia está dada, así como la necesaria explicación.


EL KAISER Y EL FÜHRER



Cuando el último Kaiser alemán, Wilhelm (Guillermo II) se exilió en Holanda en 1918, fue un hombre rechazado por su país, traicionado por su ejército y demonizado por el mundo; debemos comprender qué tan cerca estuvo de la humillación pública y de la ejecución después de la primera guerra mundial y cómo llegó ha adoptar su enfoque sobre la política alemana en los días previos a la segunda guerra mundial. 

El ex monarca caído tenía que impresionar. Después de ser vilipendiado en la prensa aliada desde 1914 como la misma encarnación del mal, no faltaron individuos poderosos que querían ver al último Kaiser alemán pagar con su vida la atrocidad masiva que fue la Gran Guerra. Los británicos fueron los más firmes a la hora de querer verlo ahorcado, los franceses, sorprendentemente, de una u otra manera, no se movieron tan terriblemente y los estadounidenses se opusieron a quitarle la vida al monarca caído. El rey británico George V se opuso a la idea pero, dado el clamor por ella en su propio país, no hablaría en nombre de su primo, el rey belga Alberto I, tal vez sorprendentemente o quizás no, se opuso a la ejecución del Kaiser y se manifestó en contra de tal cosa.


La primera ilustración representa al Kaiser Guillermo II intentando devorar el mundo en la IGM, la segunda refiere al poder de las naciones imperialistas de Europa y el reparto colonial de la China, en esa ilustración se aprecian los siguientes personajes: La Reina Victoria de Inglaterra, El Kaiser alemán, Guillermo II, el zar Nicolás II de Rusia, Marianne, el símbolo de la revolución francesa (representando a Francia) y, Meiji Tennó (Mutsuhito), emperador del Japón; atrás se observa al emperador chino protestando (gráficas y texto agregado por el redactor de este blog).

La falta de unidad aliada en el tema, la falta de cualquier precedente legal reconocido para hacerlo y la negativa de la reina Wilhelmina (Guillermina) de los Países Bajos a entregar a su huésped (como una cuestión de soberanía holandesa) significó que finalmente la cuestión se enterró después de 1920. Sin embargo, durante aproximadamente un año, Guillermo II tuvo que haber estado preocupado, ya que su vida estaba en juego, sintió una considerable amargura por haberse convertido en el chivo expiatorio de la locura asesina que se apoderó de Europa en agosto de 1914, y con razón, si era el culpable, no era más culpable que los líderes de Austria-Hungría, Serbia, Rusia, Gran bretaña y Francia. 


El príncipe heredero Guillermo, la princesa holandesa Juliana y el Kaiser


El Kaiser Guillermo II se veía a sí mismo como un hombre que había sido agraviado y así se comportó. Se negó a reconocer a la República de Weimar en Alemania y prometió que no volvería a pisar suelo alemán a menos que fuera como Rey de Prusia y Emperador Alemán. Cuando algunos sugirieron que su hijo, el príncipe heredero Wilhelm (Guillermo), se postulara para presidente junto con el mariscal de campo Hindenburg, el Kaiser rechazó la idea. Algo injustificado, pero también comprensible, fue que Guillermo II vio a Hindenburg como uno de sus traidores.

El Kaiser, por supuesto, siguió la política alemana bastante de cerca y esperaba que se presentara una oportunidad para restaurar la monarquía, incluso cuando admitió tristemente que esas segundas oportunidades rara vez se dan. Sus días se oscurecieron aún más en 1921 cuando falleció su amada esposa, la emperatriz Augusta Victoria. El Kaiser acompañó los restos de su esposa a la frontera alemana, pero no pudo ir más lejos. Sin embargo, unos 200.000 alemanes acudieron a llorarla, lo que se observó como una señal esperanzadora de que seguía habiendo un considerable apoyo monárquico en Alemania. Solo el año anterior, unos 5.000 hombres habían dado un golpe de estado en Berlín, bajo el liderazgo nominal de Wolfgang Kapp, que pretendía restaurar al Kaiser, pero fue rápidamente suprimido. En 1923, Hitler lanzó su Putsch (Golpe de la Cervecería) en Munich, reprimido aún más rápido, pero el Kaiser ciertamente no lo apoyó. Temía que detrás de esto hubiera un esfuerzo de la Casa Real Bávara de Wittelsbach para reemplazar a la Casa de Hohenzollern en el trono alemán. De hecho, sin embargo, el popular Príncipe heredero de Baviera se había negado a tener algo que ver con el salvaje plan de Hitler y se mantuvo firmemente opuesto a los nazis por el resto de su vida.


Había varios grupos monárquicos en Alemania, pero el partido político más asociado con el deseo de restaurar el imperio era el Duitse Nationale Volkspartij (DNVP) (Partido Nacional Popular de Alemania). Sin embargo, aunque los monárquicos constituían una gran parte de su membresía, no era un partido puramente monárquico y, a medida que el éxito electoral total continuaba eludiéndolos, muchos comenzaron a desviarse hacia una alianza con el creciente poder del Partido Nacional Socialista Obrero Alemán (NSDAP); los nazis. Eventualmente, el DNVP se uniría en una coalición con los nazis, pero fue solo un ejemplo de muchos en que Hitler cortejaba a los monárquicos cuando podían serle útiles y dejarlos caer tan pronto como sus objetivos fueran alcanzados. Cuando Hitler se convirtió en un importante jugador en el escenario político alemán, inició algunos esfuerzos para cortejar al exiliado Kaiser, agregando respetabilidad aristocrática a su movimiento, al tener la mayor parte de su apoyo en la clase media y baja. Su elección para esta campaña fue su teniente más simpático, el ex piloto de la Primera Guerra Mundial, Hermann Goering.


 Hermann Goering


En enero de 1931, Goering visitó por primera vez al Kaiser en su casa de Doorn. Fue una visita breve y algo tormentosa. La princesa Hermine (la segunda esposa del Kaiser) declaró que la conversación entre los dos se había calentado bastante, probablemente debido a que el Kaiser estaba en desacuerdo y no estaba acostumbrado a ser desafiado. Por su parte, la princesa Hermine tenía cierta esperanza con respecto a los nazis, pero Guillermo II desconfiaba de ellos. Para alguien que había estado cerca de la política durante tanto tiempo como él, parecía haber algo desagradable en ellos. Cuando Goering regresó en mayo de 1932 se quedó por una semana y luego hubo informes de que el Kaiser había sido completamente conquistado, en realidad el Kaiser adoptó una actitud de esperar y ver, aunque elogió los cambios positivos que se produjeron con la toma del poder nazi (y nadie niega que existieran), nunca lo aceptaron y advirtió a su familia que mantuviera la distancia.

Cuando, en su segunda visita, Goering afirmó estar a favor de restaurar el trono imperial (desde luego, no era como se suponía, que sería el sucesor designado de Hitler), el Kaiser defendió a sus compañeros de la realeza alemana e insistió en que tal cosa no sería suficiente, ya que toda la "hermandad de príncipes" también tenía que ser rehabilitada. Los monárquicos bávaros y de otros estados alemanes deben recordar que en su regateo el antiguo rey de Prusia no los había abandonado.

Si el Kaiser hubiera leído "Mein Kampf", podría haber sabido que Hitler no era un amigo del antiguo Reich. Afirmó claramente que su intención era un estado racial en lugar de una monarquía restaurada y que no tenía más que desprecio por el Kaiser, y lo culpaba por los errores de la Primera Guerra Mundial (él, por supuesto, continuaría para hacerlo más grande). Tal como estaba, el Kaiser aprobó la votación del DNVP junto a los nazis con la esperanza de poder ayudar a lograr la suficiente mayoría ante la izquierda y conseguir una votación sobre la restauración de la monarquía. Sin embargo, en cuanto a los propios nazis, el Kaiser pudo observar que la supuesta proclama de representar algo nuevo era simplemente un esfuerzo por colocar ambos movimientos juntos sin ninguna coherencia. Él había estado el tiempo suficiente en esos manejes y sabía que no había una "tercera" dirección. Uno podía ir a la izquierda o a la derecha, pero cualquier esfuerzo para ir juntos era falso y estaba condenado al fracaso

El Kaiser escribió en 1930 sobre el nacionalsocialismo. “Social = nacional! - Socialismo = Bolchevismo = antinacional e internacional... Este socialismo es, por lo tanto, irreconciliable con la idea de lo nacional". El socialismo con cualquier otro nombre, para el Kaiser, era todavía el mismo veneno que había sido predicado por Thomas Paine, Karl Marx, los Comuneros de París y Vladimir Lenin.

La princesa Hermine, que en realidad había conocido alguna vez a Hitler, se mantuvo esperanzada y, después de la visita de Goering, le preguntó a su esposo si Goering podría tener algún lugar de honor, si se cumplían sus esperanzas, en el imperio alemán restaurado. El Kaiser permaneció dudoso y dijo que, en el mejor de los casos, podría darle el mando de la fuerza aérea. Se mostró más positivo acerca de las perspectivas de Mussolini y del fascismo italiano que se mantenía bajo la monarquía y que se remonta a la tradición e historia italiana de la Roma imperial. Sin embargo, cuando envió a uno de sus cortesanos a Roma para transmitir sus saludos a Mussolini, el Duce se negó a verlo, así que eso fue el final de ese intento. 

Cuando Hitler comenzó sus conversaciones con el mariscal de campo Hindenburg, presidente de Alemania, al Kaiser le disgustó toda la escena, aún considerando a Hindenburg como un traidor y descartando a Hitler como "un tonto". Cuanto más subían los nazis, menos probable era que hicieran algún favor a los monárquicos. En lo que se refería a Hitler, dar al jubilado monarca alemán una pensión como antiguo jefe de estado era más que suficiente.


Kaiser Guillermo II, último emperador de Alemania


Algunos de los sentimientos privados del Kaiser se filtraron a la dirección nazi, Guillermo II hizo todo lo posible para separar a su familia de ellos. Despidió a su abiertamente cortesano pro-nazi, Leopold von Kleist, instó a su hijo, el príncipe Augusto Guillermo (August Wilhelm) y su nieto a abandonar el Partido Nazi, así como al hijo de la princesa Hermine, Georg (aunque no lo escucharon). Cuando uno de sus ex cortesanos solicitó permiso para presentarse a un cargo como nazi, el Kaiser se negó porque cualquiera que trabajara para él no debería tener nada que ver con la política (ya que consideraba ilegítimo a todo gobierno alemán). Cuando el hombre protestó, defendiendo a los nazis, el Kaiser lo tomó como prueba suficiente de que no era un monárquico leal y nunca lo había sido. No habría más visitas de funcionarios nazis de alto rango, lo que fue tan bueno para el Kaiser, que estaba más feliz de tener como invitados en su cumpleaños a los depuestos reyes de Sajonia y Wurttemberg.


Los nazis finalmente llegaron al poder, con algunos miembros del DNVP en la coalición, algunos plantearon el tema de una restauración, pero no encontraron apoyo y después del incendio del Reichstag y la asunción de Hitler de los poderes dictatoriales, cualquier posibilidad realista de trabajar dentro del sistema para traer al Kaiser de vuelta llegó a su fin.

A partir de ese momento, toda esperanza del Kaiser para volver a disfrutar de su posición dependía puramente de la generosidad de Hitler o del derrocamiento de su régimen. No era probable que se produjera un derrocamiento, Hitler disfrutaba de un amplio apoyo popular y estaba reprimiendo con éxito a quienes se oponían a él. 

Un objetivo temprano, por supuesto, fueron los judíos. Los historiadores críticos han tratado de representar al Kaiser como un antisemita y ciertamente hizo algunas declaraciones antisemitas, pero sería un engaño total si lo mostráramos como su posición en favor de los nazis. Cuando el Kaiser condenó a "los judíos", lo hizo en el contexto de condenar a una variedad de pueblos que creía que lo habían traicionado. Cuando los nazis iniciaron su primera persecución organizada de judíos, el Kaiser se disgustó y dijo que le avergonzaba ser alemán por primera vez en su vida. Pensó que tales actividades mostraban al régimen nazi como mafiosos, indignos de una posición de liderazgo nacional. Aún así, por el momento, se tenía que tener cuidado de no ofender a Hitler o habría significado la ruina para todos.


El Kaiser Guillermo II y la princesa Hermine

El 75 cumpleaños del Kaiser fue un punto de inflexión. Hubo celebraciones públicas en Alemania que Hitler ordenó suspender. Luego siguió la prohibición de todas las organizaciones monárquicas, algo que Guillermo II consideró "un acto de guerra contra la Casa de Hohenzollern". Incluso la princesa Hermine, que había sido la más esperanzadora en cuanto a que los nazis eran el atajo a la restauración, finalmente perdió sus gafas de color rosa y dejó de sentir simpatía por el nuevo régimen. El Kaiser se alienó aún más cuando los nazis comenzaron a eliminar de la vista pública cualquier rastro persistente del pasado monárquico. 

El odio mutuo del gobierno nazi en Berlín y la corte en el exilio en Doorn fue obvio y cada vez era más profundo. En términos de política, el Kaiser aprobó que Hitler ignorara el Tratado de Versalles, el respaldo a los militares y los pasos tomados para reparar las quejas alemanas, pero desaprobó el programa antisemita. En cualquier trato con el régimen en Alemania fue educado y correcto, pero sabía que solo habían estado tratando de usarlo y por eso tuvo cuidado de mantener un espacio entre él y ellos. Cuando llegó la guerra en 1939, el Kaiser dudó que Hitler finalmente tuviera éxito.

Después de la conquista de Polonia, un cortesano escribió a Hitler (como no lo haría el Kaiser) señalando que nueve príncipes prusianos habían servido en el frente. Después de la invasión y ocupación alemana de los Países Bajos una guardia de honor fue colocada en Doorn. Churchill, una vez su enemigo, se había ofrecido a llevar al Kaiser a Inglaterra, pero Guillermo II se negó, prefiriendo quedarse donde estaba y, en cualquier caso, no toleraría "escapar" de las tropas alemanas. El régimen nazi expresó su disgusto porque desde Doorn no recibió una palabra formal sobre la victoria nazi sobre Francia, el Kaiser finalmente envió un mensaje de felicitación. Aunque el Kaiser ciertamente disfrutó de la derrota de Francia como venganza de 1918, su mensaje fue poco bien recibido, ya que el Kaiser se refirió a las tropas victoriosas como "su" ejército y expresó su esperanza que la monarquía sea restaurada. Hitler, al leer el mensaje, se refirió al Kaiser como "un idiota". En su casa, el Kaiser a menudo salía a charlar con los guardias alemanes y, para horror de los estrictos tipos nazis, estos hombres pronto comenzaron a llamar la atención, saludando y tratando al Kaiser como si aún fuera su soberano. Hitler estaba menos que satisfecho.

No mucho después, el 3 de junio de 1941 falleció el Kaiser Guillermo II. Hitler todavía estaba pensando en usar al ex monarca para sus propios fines. Imaginó un elaborado funeral de estado en Berlín, con Hitler jugando al doliente, caminando detrás del ataúd para aparecer como el "legítimo" sucesor del pasado líder imperial. Sin embargo, este sueño se vino abajo cuando se produjo la última voluntad del Kaiser. Guillermo II había sospechado que tales ambiciones estaban en la mente de Hitler y él prohibió tal acto. Si Alemania no lo tuviera de vuelta en vida, no lo tendrían de vuelta en la muerte. Expresó su deseo de ser enterrado en su finca en Doorn, que su funeral sea simple y que no se permita ningún concurso nazi. Hitler estaba furioso e inmediatamente prohibió a los oficiales alemanes que aparecieran uniformados en el servicio, se negó enviar algún funcionario nazi de alto rango, pero sí envió una corona de flores, asegurándose de que estuviera cubierta con una gran esvástica en un último acto de maldad.


Funeral del Kaiser Guillermo II, último emperador de Alemania y Rey de Prusia. En la foto Seyss-Inquart, Mackensen, Canaris, Christiansen, Haase y Densch. (Doorn - Países Bajos, 9 Jun 1941).


A pesar de la orden de Hitler, varios oficiales alemanes uniformados asistieron al servicio funeral (hubo una pequeña delegación oficial) como el almirante Wilhelm Canaris, jefe de inteligencia militar, el general Friedrich Christiansen de las fuerzas de ocupación alemanas en los Países Bajos, el almirante Hermann Densch, el comandante del III Cuerpo General Kurt Haase y otros. El comisionado nazi de los Países Bajos, Arthur Seyss-Inquart, fue el funcionario político de más alto rango presente, pero el asistente más prominente fue el mariscal de campo August von Mackensen, quien apareció con su antiguo uniforme de Húsares de la Guardia, agarrando la batuta de mariscal que el Kaiser le había entregado en la Primera Guerra Mundial, el veterano de 91 años era un monárquico comprometido. Sospechoso de "deslealtad" al régimen nazi, el Almirante Canaris, como la mayoría sabe, fue ejecutado posteriormente por ese cargo después que se descubriera que estaba trabajando activamente para sabotear al Partido Nazi. El mismo Hitler, por supuesto, tendría un tipo de funeral muy diferente, sus restos se rociaron con gasolina y se quemaron en una zanja.




El Führer nazi y el Kaiser alemán nunca se encontraron y se mantuvieron en desacuerdo hasta el final. Sin embargo, Hitler hizo el único servicio al Kaiser, sin darse cuenta, dio al mundo un nuevo villano alemán contra el que luchar. 

Después del régimen nazi de Adolf Hitler, pocas personas pudieron provocar tanta indignación contra el Kaiser. Los esfuerzos para vincular a los dos demostraron ser intelectualmente débiles y muy pocos los tomaron en serio. Hitler fue el nuevo cochero y el estado nazi, el nuevo ejemplo del mal perfecto en el escenario mundial. El viejo Kaiser se desvaneció rápidamente de la memoria en favor del nuevo antagonismo global. Sin embargo, después de la Segunda Guerra Mundial, el nombre de Kaiser Wilhelm II fue invocado de una manera bastante extraña. En su opinión disidente en el juicio de crímenes de guerra de Tokio, el juez indio Radhabinad Pal reunió al Kaiser con Hitler y los aliados, comparó el uso de la bomba atómica por parte de Estados Unidos con "las directivas del emperador alemán durante la Primera Guerra Mundial y de los líderes nazis durante la Segunda Guerra Mundial". Fue una comparación extraña, pero probablemente la última vez que el Kaiser estuvo vinculado a Hitler en el escenario mundial.


"The Mad Monarchist"
The Kaiser and the Führer 

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Nazismo y Monarquía (II)

Artículo relacionado:
El nazismo, un ensayo imperial

27 octubre 2018

Un cuento de Príncipes y otros bandidos (4)


Trump, el Rey Salman y el príncipe heredero, Mohammed bin Salman (atrás).



I parte

El caso Khashoggi, MBS, servicios secretos y conspiraciones.


por Tito Andino U.

Pensabamos haber terminado la saga de artículos titulados "Un cuento de Príncipes y otros bandidos" referentes a los Saud de Arabia. La historia se empeña en sorprendernos con nuevos hechos. Debo advertir que esta no es una nota de crónica roja ni información mediática, no obstante que se basa en consultas de diversas fuentes periodísticas. Los recientes acontecimientos involucran no solo al príncipe heredero sino a toda la Casa Real de los Saud y sus intereses;  más de lo mismo, salvo que hoy nos encontramos con un crimen que puede causar daños colaterales si sus socios y aliados occidentales no manejan "diplomáticamente" la cuestión. 

Los millares de principitos prosiguen el "Juego de Tronos" y sus luchas intestinas por el poder, en esta ocasión ha surgido un acontecimiento de tal magnitud que muchos querrán aprovechar aun a costa de su seguridad personal (temor a ser ejecutados).

El asesinato alevoso en territorio turco, bueno, en la legación diplomática del Reino de los Saud en Estambul, del señor Jamal Khashoggi, el 2 de octubre del 2018, parece un guión cinematográfico mal interpretado por actores de poca monta, algunas escenas (vídeos) demuestran lo burdo de los intentos de los servicios secretos saudíes para burlarse de unos eficientes servicios secretos turcos, el Milli Istihbarat Teskilati (MIT) (Organización Nacional de Inteligencia). 


El periodista Jamal Khashoggi ingresando al consulado saudí en Estambul, 2 de octubre 2018. En el medio, "Khashoggi", abandonando el lugar, esa fue la "prueba" presentada inicialmente por los saudíes para afirmar que la víctima salió del consulado por sus propios medios. Abajo. La comparación: Se afirma que el "doble" pudo haber usado la propia ropa de Khashoggi, el doble tiene pelo, una falsa barba y se comparó el calzado que no era el mismo.


Está por descifrarse el verdadero propósito del gobierno del señor Erdogan que llevó a denunciar mundialmente el crimen de Jamal Khashoggi; por supuesto, nos quedamos con su gesto, acusar al régimen saudí como criminal, es cosa que pocos gobiernos se atreverían hacerlo, esa férrea postura impidió que el crimen pasara a la historia como un caso más de los cientos que, sin duda, ha ejecutado la monarquía saudí. Otra interrogante, aunque ya no es tan trascendental, ¿de no adelantarse los turcos, lo hubiesen hecho los eficientes servicios secretos estadounidenses y la Casa Blanca en la magnitud mediática manejada por el gobierno turco? Quién sabe.

Muchos medios de comunicación pasan por alto que Jamal Khashoggi era un objetivo secundario, lo principal era obtener, a través de él, toda la información relevante del exiliado príncipe Al-Waleed ben Talal, un serio opositor y aspirante al trono real e involucrado, junto a Khashoggi, en el fracasado complot contra Mohammed bin Salman, por esa razón el periodista era requerido en el reino de los Saud. 

Algunos datos de interés sobre la familia Khashoggi son de suma importancia, la familia en si no era tan "inocente". Según la Red Voltaire, el mismo Jamal Khashoggi era protegido del ex jefe de los servicios secretos sauditas, el príncipe Turki ben Faiçal, quien también llegaría a ser embajador saudí en Londres. Además, dice el referido medio que

"varios miembros de la familia real saudita cuyas fortunas fueron parcial o totalmente confiscadas en noviembre de 2017 estaban preparando un complot contra el príncipe heredero Mohamed ben Salman (conocido como «MBS») y Jamal Khashoggi estaba implicado en la conspiración".

Las evidencias comprometen profundamente a la monarquía wahabí, 
¿quién lo ordenó?, parece ser tan claro como todas las pruebas científicas y audiovisuales cautelosamente filtradas por los organismos de seguridad de Turquía. ¿Qué va a suceder a continuación? Dadas las repercusiones internacional en lo geopolítico y económico a nivel internacional es difícil conjeturar los siguientes pasos, sobre todo debido a que los Estados Unidos y sus aliados occidentales se juegan mucho en lo político, económico y seguridad regional.

Revisadas diferentes opiniones y juicios de expertos, como Thierry Meyssan, las notas editoriales de la Red Voltaire, de la prensa estadounidense y libanesa, podemos analizar algunas consecuencias. 

Jamal Khashoggi, residente en los EEUU, ingresó el 2 de octubre al consulado saudí en Estambul, donde le entregarían la documentación necesaria para su nuevo matrimonio. Para la prensa turca y estadounidense, Khashoggi cayó en una planificada trampa al ser citado en el consulado. Los indicios conducen a la presencia de 15 agentes de los servicios secretos del reino saudita trasladados por vía aérea a Turquía e ingresados al consulado para interrogar, torturar, asesinar y descuartizar al periodista. 


Uno de los presuntos asesinos de Jamal Khashoggi estuvo presente en la reunión entre Mike Pompeo, secretario de estado de los Estados Unidos y el Príncipe Heredero Mohammed bin Salman, hace pocos días en Riad. Según el diario turco Akşam, Saad al Zahrani, uno de los guardaespaldas de MBS y miembro del presunto grupo de saudíes que asesinó al periodista. Zahrani es acusado por las autoridades turcas como uno de los miembros de ese escuadrón. Según el diario mencionado al menos dos de los sospechosos son miembros del equipo de seguridad del príncipe heredero MBS (Saad al Zahrani y Tahir Galib al Harbi). El diario publicó un vídeo que muestra a ambos sospechosos junto con Bin Salman.


Desde ese momento, solo por la alta presión de Turquía, los Estados Unidos se sumaron exigiendo respuestas al reino saudí que, en principio, desmintió las acusaciones de los medios turcos y estadounidenses. Según se deducen de los acontecimientos, los servicios de inteligencia turcos tenían un bien montado equipo de vigilancia electrónico (espionaje) contra la legación saudí, especulándose que hacen lo mismo contra otras acreditaciones foráneas, lo que es una violación a los convenios de Viena sobre las relaciones consulares. 

Detengámonos un momento y demos un breve repaso a la historia.

Es necesario dejar sentado que Jamal Khashoggi era sobrino del fallecido y poderoso traficante de armas, Adnan Khashoggi (1935-2017), a quien dedicamos algunas notas en nuestro artículo: Las guerras de Chechenia. Relatos de un complot (3). Adnan Khashoggi, en su apogeo, fue considerado el hombre más rico del mundo (década de los 80). 

Adnan Khashoggi, considerado en su tiempo el hombre más rico del mundo, gran traficante de armas y socio de George W. Bush.

  
Los  Khashoggi son una familia de origen turcomano, Adnan Khashoggi era hijo del médico de cabecera del primer monarca saudí Abdul al-Aziz Ibn Saud, comerciaba con las empresas de la familia bin Laden, mantenía vínculos con el multimillonario saudí Sheikh Mahfouz con quien fundó el banco "Arabian Shield Devolopment Corporation" en Texas (que lavaba dinero sucio para la CIA, Saddam Hussein, Manuel Noriega, Osama bin Laden y otros personajes). Adnan Khashoggi y el Sheik Khalid bin Mahfouz junto a Salem bin Laden fueron accionistas de la compañía de George W. Bush, ‘Harken Oil’. Otro vínculo de Adnan Khashoggi era el auto exiliado hampón-oligarca ruso, Boris Berezovsky

Adnan Khashoggi fue anfitrión de una extraña reunión en su casa en Beaulieu (lujosa localidad en la costa azul francesa, entre Niza y el Principado de Mónaco), el 4 de julio de 1999, entre Aleksandr Voloshin, (delegado del ex presidente ruso, Boris Yeltsin),  representantes del Metagrupo Far West Ltd. (crimen organizado, (tráfico de drogas, grupos terroristas, servicios de inteligencia) y, el en ese entonces, enemigo No. 1 de Rusia, el líder checheno Shamil Basaev, entre otros personajes (la fascinante historia de Adnan Khashoggi puede ser leída en el enlace arriba citado).


El asesinado periodista Jamal Khashoggi


Volvamos al presente, ya hemos señalado q
ue Jamal Khashoggi era parte del equipo del príncipe Al-Waleed ben Talal, quien también fue detenido y torturado durante el golpe palaciego del príncipe heredero Mohamed bin Salman, en noviembre de 2017. En los últimos años, Jamal se dedicó a defender la posición política de la "Hermandad Musulmana", de allí el alto interés turco, el presidente Erdogan es el actual padrino de esa fuerza política internacional que sustenta ideológica y materialmente al yihadismo. También se afirma que Jamal era pro israelí, esos vínculos habrían sido la puerta para ser recibido en el Washington Post.

En la disputa imperceptible por el liderazgo del mundo islámico, Turquía habría logrado instalar sistemas de escucha en el consulado saudita en Estambul, lo que a simple vista es un evidente acto de violación de la Convención de Viena, de allí que la sigilosa, proporcional y certera información que ha ido apareciendo a través de los medios informativos locales. El gobierno turco no puede ponerse en abierta evidencia ni hacer público todo lo que sabe, ya que confirmaría el espionaje, sobre todo la existencia de "grabaciones que contienen información, arrancada a Jamal Khashoggi por sus torturadores, sobre el complot contra el príncipe heredero saudita Mohamed bin Salman".

La prensa libanesa ha divulgado que el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, fue tentado con un soborno, en torno al caso, el New York Times también cita una fuente cercana al gobernante turco. Según ese medio, "el emisario y consejero del monarca saudí Salman, el príncipe Jalid al Faisal, gobernador de la región de Meca, visitó Estambul hace pocos días. Él presentó a Erdogan un paquete de atractivas ofertas a cambio de que diera un carpetazo al asunto de Khashoggi".


El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan y el Rey Salman de Arabía Saudí


No se trataba de un soborno directo para el presidente turco, quien lo rechazó al calificarlo de intento de "soborno político"; era un ofrecimiento que pudiera estabilizar la difícil situación económica que atraviesa Turquía, se habló de apoyo financiero, inversiones y hasta suspensión del bloqueo económico contra Qatar, el actual aliado de Turquía en la región. 

El Washington Post y su directiva va más allá, directamente acusa al Príncipe Heredero Mohamed bin Salman de ordenar el asesinato de Khashoggi, llegando a acusar al presidente Trump de proteger al heredero. Para el rotativo las justificaciones de los funcionarios saudíes carecen de credibilidad, puras fábulas, describen al futuro monarca "Mohammed bin Salman como el instigador de un asesinato premeditado, brutal y de sangre fría, seguido del desmembramiento del cuerpo del senor Khashoggi".

El Washington Post, crítico del presidente estadounidense, enfatiza que

“Trump seguramente sabe que la nueva historia de Arabia Saudí se contradice no solo por la evidencia recopilada por las autoridades turcas y por los periodistas, sino también por los informes de la comunidad de inteligencia de EEUU”, escribe el comité editorial del Post, agregando que “esta fábula sin credibilidad sólo pone de manifiesto su vergonzosa intención de cooperar en el intento del régimen y, en particular, del príncipe heredero, de escapar de una responsabilidad significativa”.

El senador estadounidense Lindsey Graham, entrevistado por el canal Fox aseguró que "nada ocurre en Arabia Saudí sin el conocimiento del príncipe heredero, Mohammed bin Salman”.

Otros aliados de los EEUU también empiezan a marcar distancias con el Heredero saudí, el Reino Unido es un ejemplo, tampoco creen las explicaciones del régimen saudí sobre el alevoso asesinato (que Khashoggi murió en una “pelea con personas en el consulado saudí en Estambul”). El gobierno británico adopta la línea de investigación turca y declara el anhelo de "ver a las personas responsables de esa muerte responder de sus actos”. En igual sentido, la mayoría de la oposición parlamentaria británica ha solicitado al gobierno que cambie su postura ya que "el reino ha cruzado muchos límites al cometer delitos y violar los derechos humanos".

Para el diario londinense "The Guardian", que cita una carta de la oposición política británica, los informes señalan que Khashoggi fue torturado y asesinado en el consulado saudí en Estambul, esa es “la última de una letanía de cargos que se han presentado contra el régimen saudí... No puede haber relaciones normales con un régimen que muestra un desprecio flagrante hacia el derecho internacional y los derechos humanos. La inacción constante del gobierno británico es totalmente incompatible con nuestros valores más básicos”.


El Príncipe Heredero saudí, Mohammed bin Salman (MBS)


Las cosas se van complicando más para el Príncipe Heredero, Mohammed bin Salman (MBS), los últimos datos revelados por fuentes turcas aseguran que él tuvo contacto telefónico con Khashoggi en el consulado momentos antes de su muerte. El 5 de octubre, ante la agencia Blomberg declaró el propio MBS que Khashoggi no estaba en el consulado, que “estamos listos para darle la bienvenida al gobierno turco para que vaya a registrar nuestras instalaciones”. Su mentira quedó desenmascarada al afirmar que Khashoggi había abandonado la sede diplomática.

El régimen saudí se centra en afirmar que MSB "no sabía nada y no está involucrado en absoluto". Los rumores en el propio reino saudí llegan al punto de afirmar que MBS "exigió que le trajesen la cabeza cortada del 'desaparecido', ex hombre de confianza del príncipe Al-Waleed, otro miembro de la familia real considerado además uno de los hombres más acaudalados del planeta". El régimen se ha movilizado en defensa de MBS, destituyendo a altos funcionarios y ordenando el arresto de casi una veintena de "sospechosos" del asesinato, un intento de encubrir al heredero. El Rey Salman (actual monarca) aseguró en persona al secretario de Estado, Mike Pompeo, que nada sabía del asesinato de Khashoggi.

"Yeni Safak" es el medio turco que filtró la información sobre el forzado contacto telefónico MBS-Khashoggi. “Khashoggi fue detenido por el equipo saudí dentro del edificio del consulado. Luego, el Príncipe Mohammed se comunicó con Khashoggi por teléfono y trató de convencerlo de que regresara a Riad, expresa el reporte, continúa: “Khashoggi rechazó la oferta del príncipe Mohammed por temor a que lo arrestaran y lo mataran si regresaba. El equipo de asesinos mató a Khashoggi poco después de que la conversación terminara”.

¿Cómo se enteró la prensa turca de estos pormenores? Comencemos señalando que casi todos los medios en Turquía están alineados al gobierno y es de entender que son los organismos de seguridad turcos quienes van soltando detalle por detalle la trama criminal, ya sean informaciones oficiales o mediante filtraciones, sea cual sea el método, ningún dato ha resultado ser falso, hasta el momento. Se ha dicho que partes del cuerpo fueron transportadas por los asesinos el mismo día del crimen rumbo al reino saudí -hecho no confirmado-. El diario turco Hürriyet destaca que las inspecciones de los criminalistas forenses no han encontrado trazas de ADN en el pozo del jardín del consulado saudí (se espera autorización para realizar iguales pruebas en la residencia del cónsul); por otro lado, tampoco existe evidencias en los vehículos del consulado ya que fueron limpiados en diferentes ocasiones.


Según la prensa turca, éstos son algunos de los 15 saudíes presuntamente implicados en la desaparición de Khashoggi. La televisión turca difundió amplio material relacionado con el caso.


El presidente estadounidense, Donald Trump, cambió su discurso de duras sanciones si se comprobara el crimen a una defensa abierta de la monarquía saudí, negando que "hayan hecho algo malo". No obstante Trump admite la muerte del periodista como un “interrogatorio fallido” y “asesinos incontrolados” sin consentimiento de los gobernantes saudíes. Si MBS niega haber conocido los sucesos y si el rey promete una completa investigación y castigar a los criminales no hay más que hablar; esa es la estrategia saudí que va tomando forma y que Trump  la asume en idéntica postura (por el momento). 

Si la prensa turca y la internacional afirman que existen las grabaciones de audio sobre el asesinato y que funcionarios turcos las han compartido con la inteligencia estadounidense (CIA), probablemente, allí están las respuestas. Es evidente que por la seriedad del asunto, se mantiene en reserva. La jefa de la CIA, Gina Haspel, en una fugaz reunión en Estambul, recibió del MTI turco (inteligencia turca) las evidencias: imágenes, cintas de audio y otras pruebas recopiladas en el consulado saudí, lugar del crimen y en la residencia del cónsul. ¿Se dará un nuevo comunicado oficial de la Casa Blanca una vez se llegue a conclusiones basado en ese material audio visual entregado por los turcos?. Por el momento, el moderado pronunciamiento de Trump parece haber zanjado el asunto luego que Mike Pompeo visitara el Reino Saudí

Los turcos tienen más sorpresas, no cabe duda. ¿Cuál será la reacción de la Casa Blanca, si todos los caminos conducieran al Palacio Real en Riad?


El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan junto al soberano saudí, el rey Salman.


El presidente Erdogan ha expresado que los sospechosos (por el momento 18) del asesinato deben comparecer ante la justicia turca, ha solicitado que los juicios se celebren en Estambul: “Estamos decididos a no permitir un encubrimiento de este asesinato y asegurarnos de que todos los responsables, desde los que lo ordenaron hasta los que lo cometieron, no puedan escapar a la justicia”

Ilnur Cevik, asesor del presidente Erdogan, escribió una columna en "Yeni Birlik", citado por la agencia Reuters, afirma que MBS tiene “sangre en las manos”, "al menos cinco miembros del equipo de ejecución son estrechos colaboradores de MBS y son personas que no actuarían sin su conocimiento”, afirma, "incluso si el presidente estadounidense Trump consigue salvar a Mohammed bin Salman, a los ojos del mundo será siempre una persona que tiene la sangre de Khashoggi en sus manos”.

Y que decir sobre el resto de dinastías reales saudíes, que han pretendido el trono, si la división ya existía, hoy se hace más pública esa divergencia. Red Voltaire es un medio que ha estado pendiente de esos detalles, ya nos comentaba que "la represión del complot contra el heredero del trono saudita, el príncipe Mohamed bin Salman sigue causando el éxodo de varios integrantes de la familia real", un ejemplo: El príncipe Ahmed ben Abdelaziz, hermano del rey Salman, va a quedarse definitivamente en Europa, fue ex ministro del Interior y fue parte de las intrigas tendientes a impedir el fulgurante ascenso de MBS en 2015.

Al poder dinástico saudí no le quedó otra opción y aceptar que el crimen fue perpetrado en su legación en Turquía, pero que ni el heredero ni el trono real tienen participación en los hechos. 

Un organismo "judicial", algo parecido al Ministerio Público en el reino wahabí ha tenido que admitir que el asesinato de Khashoggi fue premeditado. la agencia estatal de noticias saudí (SPA) afirmó un par de días atrás que "la información recibida de Turquía a través del grupo de trabajo conjunto entre Arabia Saudita y Turquía indica que los sospechosos de ese incidente cometieron la acción con una intención previa"


El heredero no tenía otra alternativa que dar la cara, aseguró que la muerte de su opositor es un "incidente repulsivo" y que "la justicia prevalecerá". Por la forma en que se ha visto durante más de un siglo de vida del Reino de los Saud, la justicia que se aplicará será la ejecución (la más rápida posible) de todos los sospechosos, hay que resguardar la credibilidad de la Casa Real, sin duda; y, por ello, el Heredero no duda en fotografiarse junto al hijo del difunto periodista.




Y, ¿ahora qué? 

Hace un par de días tuvo lugar la "Future Investment Initiative" en Riad, que fue catalogada como el «Davos del desierto». El año anterior, MBS presentó el proyecto Neom, la formación de un nuevo paraíso fiscal en el Mar Rojo para las élites mundiales. En ese encuentro también afirmó que Arabia Saudita abandonaría el wahabismo. Esto tiene un punto de referencia, el discurso de Trump en Riad (21 mayo 2017), en el que los Saud se comprometieron (con Trump) ha retirar el apoyo a las fuerzas yihadistas y detener la agresión contra Siria, allí se planteó la posibilidad de ir desmantelando la ideología wahabita, base de los principios de la "Hermandad Musulmana" y el yihadismo. Una etapa final consistiría en transformar la Liga Islámica Mundial.

Según la Red Voltaire, en este año transcurrido, "el proyecto Neom fue puesto en manos de Klaus Kleinfeld, uno de los administradores del Grupo de Bilderberg, y se extendió a la orilla occidental del Mar Rojo con ayuda de Egipto. Israel estaba a cargo de la seguridad".

"Future Investment Initiative" 2018 ha sido un golpe a MBS (a pesar de sus sonrisas e inmejorable escenario), la ausencia de grandes empresas y oradores extranjeros que se han negado asistir al foro puede ser una clara muestra que Occidente tiene la intención de distanciarse y marginar al príncipe heredero Mohamed bin Salman, hijo del monarca vigente, el rey Salman.
 
"Se sabe que el Consejo de Familia restringido de los Saud está reuniéndose en secreto desde hace varios días para revisar nuevamente la modalidad de sucesión a la cabeza del reino".

 

Finalmente, antes del cierre de este reportaje, el presidente turco Erdogan exigió saber dónde está el cadáver de Khashoggi, exige la entrega de los sospechosos y amenazó con presentar más pruebas si los saudíes no revelan quién dio la orden para cometer "un asesinato brutal" y "político". Entre los 18 detenidos se hallan 15 personas que viajaron a Estambul a cometer el crimen, ¿quién les envió?. Los saudíes afirman que el cuerpo habría sido desaparecido por un ciudadano turco, con esa razón Estambul exige saber quién es esa persona; a la vez se maneja la hipótesis más difundida, el desmembramiento del cuerpo y que los restos hayan sido desaparecidos por los asesinos. “Mientras Arabia Saudí no aclare esto, no podrá librarse de las sospechas”, dijo el presidente turco.

Erdogan señala que "el autor material está claro. Pero, ¿quién dio las órdenes?… Las autoridades deben explicarlo”; y, en vista del giro que quiere darle el reino saudí (quizá en colaboración con los EEUU), Erdogan es claro y en tono fuerte dice: “No es que no tengamos más informaciones y documentos en nuestras manos... pero no tiene sentido que nos movamos por las prisas en este tema. Serán las autoridades saudíes quienes harán público quiénes asesinaron a Khashoggi”

El artículo de Thierry Meyssan es elocuente: ESTADOS UNIDOS SOLO PROTEGE AL REY¿será posible que la suerte del príncipe heredero este echada?. No vamos a precipitarnos, todavía hay mucha madera por cortar.



II parte 
El pacto del reino saudita con Estados Unidos sólo protege al rey, sin incluir al príncipe heredero

 



Thierry Meyssan


Los panameños que recuerdan como Washington arrestó a su ex empleado, el general Antonio Noriega, no se sorprenden del destino que Estados Unidos parece deparar al príncipe heredero saudita. El asesinato de Jamal Khashoggi está lejos de ser el peor de los crímenes del príncipe Mohamed ben Salman, pero pudiera ser el último. El pacto de Estados Unidos con la familia real protege sólo al rey y Washington puede aprovechar la coyuntura para embolsarse varios miles de millones de dólares.

 


Al recibir en Washington al príncipe heredero, Mohamed ben Salman, el presidente Trump pasó revista a las enormes compras de armamento estadounidense pactadas con Arabia Saudita y concluyó preguntando al príncipe con una enorme sonrisa: “Ustedes tienen con qué pagar todo esto. ¿Verdad?”

El asesinato de Jamal Khashoggi es uno de los numerosísimos casos donde se aplica la ética de geometría variable que practican las potencias occidentales.

El reino de los Saud



Hace 70 años que las potencias occidentales prefieren ignorar lo que todo el mundo sabe: 

Arabia Saudita no es un país como los demás. Es propiedad privada del rey que la gobierna y todos los que allí residen están al servicio de ese rey. El nombre mismo del país –Arabia Saudita– proclama que se trata, ante todo, de la “residencia” de los Saud.

En el siglo XVIII, una tribu de beduinos –los Saud– concluyó una alianza con la secta de los wahabitas y se levantó contra el Imperio Otomano. Lograron instaurar un reino en Hejaz, región de la Península Arábiga donde se encuentran las ciudades santas de Medina y La Meca. Pero pronto tuvieron que enfrentar la represión otomana. 

A principios del siglo XIX, un sobreviviente de la tribu de los Saud inicia una nueva revuelta. Pero los miembros de su familia comienzan a luchar entre sí y acaban nuevamente derrotados por los otomanos. 

Finalmente, ya en el siglo XX, los británicos apuestan por los Saud para acabar con el Imperio Otomano y poder explotar los yacimientos petrolíferos de la Península Arábiga. Con ayuda de Lawrence de Arabia, fundan el reino actual.

La diplomacia británica sabía perfectamente que tanto los Saud como los wahabitas se habían ganado el odio de sus servidores y que serían incapaces de entenderse con sus vecinos. El desequilibrio militar entre los Saud, armados con sables, y el armamento moderno de los británicos garantizaba que esa familia nunca pudiese rebelarse contra sus amos occidentales.

Pero al final de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos aprovecha el debilitamiento del Reino Unido para suplantarlo. El presidente Roosevelt concluye con el fundador del reino saudita el llamado “Pacto del Quincy” [1]. En ese pacto, Estados Unidos se comprometía a proteger a la familia Saud a cambio del petróleo del reino. Los Saud también se comprometían a no oponerse a la creación de un Estado judío en Palestina. George W. Bush renovó aquel pacto en los años 2000.

El fundador del wahabismo, Mohamed ben Abdelwahhab, estimaba que quienes no se unieran a su secta debían ser exterminados. Numerosos autores han resaltado la cercanía entre el modo de vida de los wahabitas y el de algunas sectas judías ortodoxas, así como el parecido entre los razonamientos de los teólogos wahabitas y los de algunos pastores cristianos puritanos.

Sin embargo, para mantener la influencia británica en el Medio Oriente, Londres decide combatir a los nacionalistas árabes y respaldar a la Hermandad Musulmana y a la secta de los Nachqbandis. Es por eso que, en 1962, los británicos solicitaron a los Saud que crearan la Liga Islámica Mundial y después –en 1969– la creación de lo que hoy llamamos la Organización para la Cooperación Islámica. El wahabismo acabó admitiendo el islam sunnita –al que hasta entonces había combatido– y ahora se erige en protector del sunnismo mientras se obstina en combatir las demás manifestaciones del islam.

Tratando de evitar las guerras fratricidas que habían marcado la historia de su familia en el siglo XIX, el rey Ibn Saud instituyó un sistema de sucesión que, a la muerte del rey, transfería la corona al mayor de sus hermanos. El fundador del reino había tenido 32 esposas, que le dieron 53 hijos y 36 hijas. El mayor de los sobrevivientes –el actual rey Salman– tiene 82 años. 

En aras de salvar el reino, el Consejo de Familia de los Saud aceptó en 2015 modificar la regla de sucesión y designar a los hijos del príncipe Nayef y del rey Salman como futuros herederos. Pero el príncipe Mohamed ben Salman –hijo del actual rey Salman– apartó de su camino al hijo de Nayef convirtiéndose así en único príncipe heredero del trono.

Las costumbres de los Saud



En la Antigüedad, el término «árabe» designaba a los pueblos arameos que vivían del lado sirio del Éufrates. Según esa definición, los Saud no son árabes. Sin embargo, como el Corán fue reexaminado por el Califa en Damasco, el término «árabe» designa hoy a los pueblos que hablan la lengua del Corán, lo cual incluye a los de la región de Hejaz. Ese término genérico abarca hoy las civilizaciones –muy diferentes entre sí– de los beduinos del desierto y de los pueblos de las ciudades de un vasto conjunto geográfico que se extiende desde el Océano Atlántico hasta el Golfo Pérsico.

La familia Saud pasó bruscamente del camello al jet privado, pero ha conservado, en pleno siglo XXI, la cultura arcaica del desierto. Ejemplo de ello es su odio hacia la Historia. Los Saud han destruido todo rastro de la historia de su país. Esa es la mentalidad retrógrada que se expresó en las destrucciones de monumentos históricos y arqueológicos perpetradas por los yihadistas en Irak y en Siria. No existe ninguna otra razón que justifique la decisión de los Saud de destruir la casa del Profeta Mahoma y la destrucción de las históricas tablillas sumerias perpetrada por los yihadistas del Emirato Islámico (Daesh).

Las potencias occidentales que en el pasado utilizaron a los Saud para acabar con el Imperio Otomano –hecho que todos reconocen hoy en día– son las mismas que utilizaron a los yihadistas, financiados por los Saud y formateados ideológicamente por los wahabitas, para destruir Irak y Siria.

Aunque ya nadie quiere recordarlo, al principio de la agresión contra Siria, mientras la prensa occidental nos servía la fábula de la «primavera árabe», Arabia Saudita sólo exigía que el presidente Bachar al-Assad dejara el cargo. Riad aceptaba que se quedaran sus consejeros, su gobierno y hasta su ejército y sus servicios secretos. Sólo quería la cabeza de Assad… porque Assad no es sunnita.

Cuando el príncipe Mohamed ben Salman (a quien la prensa prefiere llamar «MBS») se convirtió en el ministro de Defensa más joven del mundo, exigió poder explotar los yacimientos petrolíferos que abarcan parte de su país y del territorio yemenita. Ante la negativa de Yemen, inició una guerra con la que esperaba cubrirse de gloria, como su abuelo. Pero, a través de la Historia, nadie ha logrado mantenerse en Yemen, ni en Afganistán. Poco importa, el príncipe heredero “demuestra” su poderío hambreando a 7 millones de personas. Todos los miembros del Consejo de Seguridad dicen sentir preocupación ante la crisis humanitaria en Yemen, pero ninguno se atreve a criticar al “valeroso” príncipe MBS.

Como consejero de su padre el rey, MBS propone eliminar al jefe de la oposición saudita –el jeque Nimr Baqr al-Nimr [2]. El jeque al-Nimr era partidario de la no violencia… pero era chiita, o sea un «infiel», según la visión de los wahabitas. El jeque al-Nimr fue decapitado, sin que las potencias occidentales se escandalizaran por ello. Después, MBS destruyó Mussawara y Chuweikat, en la región saudita de Qatif, ¡de población fundamentalmente chiita! Las potencias occidentales tampoco vieron allí las ciudades arrasadas por los blindados del reino ni sus pobladores masacrados.

El príncipe heredero no soporta la menor contradicción y en junio de 2017 empujó a su padre a romper con Qatar, porque el pequeño pero riquísimo emirato había tenido la audacia de ponerse del lado de Irán ante Arabia Saudita. MBS intimó entonces a todos los países árabes a seguirlo en su disputa con Qatar y logró hacerlo retroceder temporalmente.

Al llegar a la Casa Blanca, el presidente Trump decide ser pragmático. Acepta la agonía de los yemenitas, a condición de que Riad ponga fin al respaldo que aportaba a los yihadistas.

Es entonces cuando al consejero de Trump, su yerno Jared Kushner, se le ocurre la idea de recuperar el dinero que los Saud ganan con el petróleo y usarlo para revitalizar la economía de Estados Unidos. La inmensa fortuna de los Saud es el dinero que las potencias occidentales en general y los estadounidenses en particular han venido pagando por el petróleo saudita. No es fruto del trabajo de la familia real sino la renta que sacan de un país que les pertenece. 
El príncipe Mohamed ben Salman organiza entonces el golpe palaciego de noviembre de 2017 [3]. Al menos 1 300 miembros de la familia real son puestos bajo arresto domiciliario, incluyendo al primer ministro libanés Saad Hariri, descendiente bastardo del clan Fadh. Algunos de ellos son torturados para “convencerlos” de que deben “ofrecer” la mitad de sus fortunas al príncipe heredero, quien se echa así en el bolsillo 800 000 millones de dólares en dinero y en acciones [4]. ¡Craso error!

La fortuna de los Saud, hasta entonces dispersa entre todos los príncipes y sus descendientes, se concentra ahora en una mano que no es la del rey, representante del Estado. Así que sólo hay que torcer esa única mano para recuperar el botín.

El príncipe MBS amenaza también con imponer a Kuwait el destino que ya sufre Yemen, si él no puede explotar las reservas de petróleo ubicadas en las regiones limítrofes con Arabia Saudita. Pero el viento y el tiempo ya no son favorables al heredero.

La operación Khashoggi

A la izquierda: Al-Walid ben Talal Abdulaziz Al-Saud; a la derecha: el periodista Jamal Khashoggi


Sólo había que esperar la oportunidad. El 2 de octubre de 2018, uno de los servidores del acaudalado príncipe Al-Walid ben Talal Abdulaziz Al-Saud, el periodista Jamal Khashoggi, es asesinado por orden de MBS en la sede del consulado de Arabia Saudita en Estambul, lo cual constituye una violación del artículo 55 de la Convención de Viena sobre las relaciones consulares [5].

Jamal Khashoggi era nieto del médico personal del rey Abdul Aziz y sobrino del vendedor de armas Adnan Khashoggi, el hombre que equipó la fuerza aérea saudita y posteriormente armó –por cuenta del Pentágono– al Irán chiita contra el Irak sunnita. Samira Khashoggi, tía de Jamal Khashoggi, es la madre de otro vendedor de armas, Dodi al-Fayed, amante de la mediática princesa británica Lady Diana, junto a la cual fue eliminado [6]).

Jamal Khashoggi estaba implicado en un nuevo golpe palaciego que el príncipe Al-Walid ben Talal estaba preparando contra MBS. Varios asesinos presentes en el consulado le cortaron los dedos, descuartizaron su cuerpo y posteriormente presentaron su cabeza al amo MBS. Todo fue meticulosamente grabado por los servicios secretos de Turquía y Estados Unidos.

En Washington, la prensa y los miembros del Congreso estadounidense exigen al presidente Trump la adopción de sanciones contra Riad [7].

Turki al-Dakhil, uno de los consejeros del príncipe heredero, responde que si Estados Unidos adopta sanciones contra Arabia Saudita, esta última es capaz de echar abajo el orden mundial [8]. Según la tradición de los beduinos del desierto, a todo insulto debe responderse con una venganza… a cualquier precio.

Según ese consejero, Arabia Saudita está preparando una treintena de medidas y las más importantes serían: 

- Reducir la producción de petróleo a 7,5 millones de barriles diarios, lo cual provocaría un alza de precios, que podrían llegar a 200 dólares por barril. Además, Arabia Saudita no aceptaría pagos en dólares estadounidenses, provocando así el fin de la hegemonía mundial de esa moneda;
- Arabia Saudita se alejaría de Washington para acercarse a Teherán; 
- Arabia Saudita compraría armamento a Rusia y China. El reino propondría además a Rusia abrir una base militar en suelo saudita, concretamente en la provincia de Tabuk, en el noroeste, o sea cerca de Siria, Líbano e Irak;
- de la noche a la mañana, Arabia Saudita pasaría a respaldar al Hamas y al Hezbollah.
Consciente de los daños que la fiera es capaz de provocar, la Casa Blanca promete a sus perros parte de los despojos.

Recordando tardíamente sus bellos discursos sobre los «Derechos Humanos», las potencias occidentales claman en coro que ya no soportan más esa tiranía medieval [9]. Uno a uno, todos los líderes económicos de Occidente se alinean tras las instrucciones de Washington y anulan su participación en el Foro de Riad. Recordando que Jamal Khashoggi era «residente estadounidense», el presidente Trump y su consejero Jared Kushner hablan de confiscar bienes, que pasarían a manos de Estados Unidos.

Mientras tanto, en Tel Aviv reina el pánico. El príncipe MBS era el mejor socio del primer ministro israelí, Benyamin Netanyahu [10]. Netanyahu incluso solicitó al príncipe heredero la creación de un estado mayor común israelo-saudita en Somalilandia para aplastar a los yemenitas. MBS viajó en secreto a Israel a finales de 2017. El ex embajador de Estados Unidos en Tel Aviv, Daniel B. Shapiro, advierte a sus correligionarios israelíes que al aliarse al príncipe heredero saudita, Netanyahu pone a Israel en peligro [11].

El Pacto del Quincy solo protege al rey de Arabia Saudita. No incluye al príncipe heredero.


Thierry Meyssan

Ir al capítulo III



NOTAS: 


La primera parte de este reportaje ha sido resumida previa lectura de decenas de notas de la presa internacional como RT espanol, The Washington Post, The Guardian, Al Manar, Red Voltaire, varias publicaciones de la prensa turca, sería largo anotar todas las fuentes, algunos reportes consultados en castellano son los siguientes:

Washington Post: MBS ordenó el asesinato de Khashoggi
El caso Khashoggi: Mentiras, violencia y luchas de poder en Arabia Saudí
La fiscalía saudí reconoce que el asesinato de Khashoggi fue premeditado
El Gobierno británico no ve "creíble" la explicación saudí sobre Khashoggi
Se hace pública la división interna de la familia real saudita
"Maduro es el nuevo Pablo Escobar": Andrés Pastrana arremete contra el régimen Al menos 20 heridos tras romperse una escalera mecánica en el metro de Roma ¿Por qué el asesinato del periodista saudí Khashoggi es importante para el mundo?
Jamal Khashoggi y el complot fallido contra MBS
Cómo el hombre tras la muerte del periodista saudí Khashoggi dirigió todo por Skype
El rey saudita podría destituir a su hijo por el asesinato de Jamal Khashoggi
Erdogan insiste a Riad: "¿Dónde está el cuerpo de Khashoggi ?"
Turquía cuestiona la versión de Riad e insiste en que fue un brutal crimen

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NOTAS: Sobre el artículo de Thierry Meyssan


[1] El “Pacto del Quincy” debe su nombre al hecho de haber sido firmado a bordo del navío de guerra estadounidense USS Quincy (CA-71). Nota de la Red Voltaire.
[2] «El régimen de los Saud se tambalea después de ejecutar al jeque al-Nimr», por André Chamy, Red Voltaire, 4 de enero de 2016.
[3] «Golpe palaciego en Riad», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 7 de noviembre de 2017.
[4] “Saudis Target Up to $800 Billion in Assets”, Margherita Stancati y Summer Said, Wall Street Journal, 8 de noviembre de 2017.
[5] «Convention de Vienne sur les relations consulaires », Réseau Voltaire, 24 avril 1963.
[6] Lady died, par Francis Gillery, Fayard éd., 2006; «Francis Gillery: “Yo estudié el mecanismo de la mentira de Estado en el caso de la princesa Diana”», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 4 de septiembre de 2007.
[7] “The disappearance of Jamal Khashoggi”, por Manal al-Sharif, The Washington Post, 9 de octubre de 2018. “Letter by the Senate Foreign Relations Committee on the disappearance of Jamal Khashoggi”, 10 de octubre de 2018.
[8] “US sanctions on Riyadh would mean Washington is stabbing itself”, Turki Al-Dakhil, Al-Arabiya, 14 de octubre de 2018.
[9] «Declaración Conjunta de los ministros de Exteriores de Alemania, Francia y Reino Unido sobre la desaparición de Jamal Khashoggi», Red Voltaire, 14 de octubre de 2018.
[10] «Exclusivo: Los planes secretos de Israel y Arabia Saudita», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 22 de junio de 2015.
[11] “Why the Khashoggi Murder Is a Disaster for Israel”, Daniel Shapiro, Haaretz, 17 de octubre de 2018.

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