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05 septiembre 2021

Primeros fracasos de la ‎Hermandad Musulmana‎



por Thierry Meyssan


Proseguimos la publicación de la quinta parte del libro de Thierry Meyssan, Sous nos yeux, (De ‎la impostura del 11 de septiembre a Donald Trump. Ante nuestra mirada, la ‎gran farsa de las ‎primaveras árabes). En esta entrega asistimos a un cambio radical en el curso de los ‎acontecimientos. Mohamed Morsi, miembro de la Hermandad Musulmana, de origen egipcio pero ‎con nacionalidad estadounidense, convertido en presidente de Egipto fue derrocado ‎después de gigantescas manifestaciones en contra de su régimen mientras que en Siria fracasa el ‎asalto contra Damasco.

Este artículo es un segmento del libro "Sous nos Yeux". (Ir a la cuarta parte)


A pesar de haber lanzado 40.000 hombres al asalto de Damasco –la capital siria– la ‎Hermandad Musulmana no logra tomar la ciudad. Lejos de acoger a los yihadistas como ‎‎“liberadores”, la población de Damasco resiste y la operación se convierte en un fracaso para ‎la cofradía.


11- La “Primavera Árabe” en Siria

Desde el 4 de enero de 2011, fecha de apertura de la reunión del Cairo, la coordinación de ‎la ‎primavera árabe en Siria se efectúa desde la cuenta de FacebookSyrian Revolution 2011”. Solo ‎con ‎ver ese nombre es suficiente para entender que el objetivo de la operación era un ‎rápido ‎derrocamiento de la República Árabe Siria, tan rápido como las anteriores “revoluciones ‎de ‎colores”, ya que no se trata de modificar las mentes sino únicamente de cambiar dirigentes ‎y ‎algunas leyes del país. El día mismo de su creación, la cuenta “Syrian Revolution 2011” lanza ‎un ‎llamado a la realización de manifestaciones en las calles de Damasco, exhortación de la que ‎se ‎hace eco Al-Jazeera, mientras que Facebook atribuye a esa cuenta decenas de miles ‎de ‎‎“Followers”… cosas de la magia de la informática. Esta cuenta de Facebook tendrá un ‎papel ‎central en los próximos 5 años. Cada viernes, día de plegaria de los musulmanes, estará ‎dedicado ‎a un objetivo de la Hermandad Musulmana. ‎


El diputado harirista libanés Okab Sakr‎


El 22 febrero llega a Líbano el senador estadounidense John McCain. Se reúne allí con líderes de ‎la ‎coalición política libanesa 14 de Marzo (pro-saudita). Entre esos líderes está el diputado ‎Okab Sakr, a quien McCain confía la misión de hacer llegar las armas a los islamistas, que ‎ya ‎esperan por ese armamento en Siria. Después, el senador estadounidense sale de Beirut, se va de ‎exploración ‎hasta la frontera con Siria y escoge la ciudad libanesa de Ersal como futura base de ‎operaciones. ‎

A pesar de los llamados que la misteriosa cuenta “Syrian Revolution 2011” sigue lanzado a través ‎de ‎Facebook, habrá que esperar hasta finales de marzo para que comiencen a suceder cosas en ‎Siria. ‎La Hermandad Musulmana congrega en Deraa, ciudad del sur de Siria conocida como ‎muy ‎favorable al partido Baas, un grupo de yihadistas veteranos de Afganistán e Irak. Estos ‎individuos ‎logran desviar de su objetivo una manifestación de funcionarios que reclamaban ‎aumentos de ‎sueldo y comienzan a saquear el Palacio de Justicia. Ese mismo día, bajo la dirección ‎de oficiales ‎del Mossad israelí, esos mismos individuos atacan, en las afueras de la ciudad, un ‎centro de los ‎servicios secretos utilizado única y exclusivamente en tareas de vigilancia de la ‎actividad israelí en ‎el Golán ocupado. ‎

Al mencionar el hecho, Al-Jazeera afirma que la población de Deraa protestaba porque la ‎policía ‎había torturado varios niños que habían escrito en las paredes consignas hostiles al ‎presidente ‎Assad. La confusión reina mientras que los provocadores siguen destruyendo el centro ‎de la ‎ciudad. Durante las semanas siguientes, tres grupos de islamistas se desplazan por Siria ‎atacando ‎blancos secundarios mal protegidos. Aunque solo pueden atacar tres puntos diferentes a la vez, estos ‎‎tres grupos crean la impresión de que los desórdenes se generalizan por todo el país. En ‎pocas ‎semanas, se cuentan más de 100 muertos, principalmente policías y militares. ‎

El presidente Assad reacciona a la inversa de lo que esperaban los provocadores: en vez ‎de ‎imponer una especie de “Acta Patriótica”, Assad abroga el estado de emergencia que se mantenía ‎en vigor desde la época de la guerra con Israel –de hecho Siria e Israel siguen en guerra ‎mientras ‎que el Estado hebreo aún ocupa militarmente las alturas del Golán– y disuelve la Corte ‎de ‎Seguridad del Estado. Hace además que el Parlamento adopte una ley que garantiza y organiza ‎el ‎derecho a hacer manifestaciones, denuncia los desórdenes como una operación dirigida desde ‎el ‎extranjero y exhorta al pueblo a respaldar las instituciones de la República Árabe Siria. ‎También ‎reúne a los jefes de estado mayor y prohíbe que los soldados hagan uso de sus armas si ‎existe ‎algún riesgo de daño colateral para los civiles


El Guía de la Hermandad Musulmana en Siria, Ali Sadreddin al-Bayanuni –refugiado ‎en Lontres– establece una alianza con el ex vicepresidente sirio Abdel Halim Khaddam –‎refugiado en París. Este último había huido de Siria cuando se descubrió que, junto al jefe de ‎los servicios de inteligencia Ghazi Kanaam, estaba cubriendo el saqueo del Líbano por parte del ‎saudita Rafic Hariri.


Aprovechando esta última orden del presidente, la Hermandad Musulmana ataca un convoy ‎militar ‎en Banyas –la ciudad del ex vicepresidente Abdel Halim Khaddam, ahora miembro de la ‎oposición ‎externa. El ataque dura varias horas, bajo la mirada de la población. Por temor a herir a ‎los ‎espectadores, los soldados –en cumplimiento de la orden de su presidente– se abstienen de ‎hacer ‎uso de sus armas. Una decena de militares mueren así en el incidente. El sargento que ‎encabeza el ‎destacamento pierde las dos piernas cuando cubre una granada con su cuerpo para ‎evitar que la ‎explosión mate a sus hombres. La operación había sido organizada, desde París, por ‎el Frente de ‎Salvación de Abdel Halim Khaddam y la Hermandad Musulmana. El 6 de junio, 120 policías sirios mueren ‎en una situación idéntica, en la localidad de Jisr al-Chughur. ‎

Manifestaciones hostiles a la República Árabe Siria tienen lugar en varias ‎ciudades. ‎Contrariamente a lo que afirman los medios occidentales, los manifestantes nunca ‎reclaman ‎democracia. Las consignas más habituales son: “El pueblo quiere la caída del régimen”, ‎‎“Los ‎cristianos a Beirut, los alauitas a la tumba”, “Queremos un presidente temeroso de Dios”, ‎‎“Abajo ‎Irán y el Hezbollah”. Algunas consignas mencionan la “libertad”, pero no en el sentido ‎occidental. ‎La libertad que reclaman los manifestantes es la de practicar la sharia. ‎

En ese momento, mucha gente cree en Siria que la única información confiable es la que ‎ofrecen ‎Al-Jazeera y Al-Arabiya, las televisoras de Qatar y de Arabia Saudita que respaldaron los ‎cambios ‎de régimen en Túnez y Egipto. Y esa gente está convencida de que el presidente Assad va ‎a dimitir ‎y que la Hermandad Musulmana tomará el poder. La gran mayoría de los sirios ‎asisten ‎estupefactos a lo que creen una “revolución” y se preparan para vivir un viraje hacia el ‎islamismo. ‎Resulta muy difícil dar cifras sobre la cantidad de sirios que se manifiestan contra la ‎República o ‎que apoyan a la Hermandad Musulmana. Lo más que puede decirse con seguridad es ‎que hay en el ‎país cientos de pequeñas manifestaciones y que la más importante reunió cerca de ‎‎100.000 ‎personas en Hama. El presidente Assad recibe en Damasco a los organizadores de esta ‎última ‎demostración. Cuando les pide que expongan sus reclamos, le responden: “Que se prohíba ‎el ‎acceso de los alauitas a Hama”. Atónito, el presidente –que es alauita– pone fin a la entrevista. ‎

En París, la Hermandad Musulmana y el gobierno de Israel organizan subrepticiamente –el 4 ‎de ‎julio– una reunión pública para enrolar a la clase dirigente francesa. Al llamado del ‎‎“filósofo” ‎Bernard-Henry Levy, del ex ministro francés de Exteriores Bernard Kouchner y del futuro ‎jefe de la ‎diplomacia francesa Laurent Fabius, acuden senadores, diputados y alcaldes de todos ‎los ‎horizontes políticos –derecha, centro, izquierda y ecologistas– para respaldar lo que se les ‎vende ‎como un combate por la democracia. Nadie nota en la sala la presencia de los ‎verdaderos ‎organizadores del encuentro: Alex Goldfarb, consejero del ministro de Defensa de ‎Israel, y ‎Melhem Droubi, responsable mundial de la Hermandad Musulmana a cargo de las ‎relaciones ‎exteriores. Este último ha llegado a Francia expresamente desde Arabia Saudita.

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Burhan Ghalioun (de pie, al centro, con camisa azul) abandona Siria a los 24 años y hace carrera en la enseñanza ‎universitaria en París. Al mismo tiempo, con ayuda de la NED estadounidense, crea en 1983 ‎la Organización Árabe de Derechos Humanos, en Túnez. Cuando el argelino Abassi Madani –‎del Frente Islámico de Salvación (FIS)– se exila en Qatar, el sirio Burhan Ghalioun, ‎supuestamente laico, lo ayuda a escribir sus discursos. En junio de 2011, Burhan Ghalioun ‎participa en la Conferencia por la Salvación Nacional de la Hermandad Musulmana y, ‎a propuesta de Estados Unidos, se convierte al mes siguiente en presidente del Consejo ‎Nacional Sirio (CNS). A partir de ese momento, el Departamento de Estado de Estados Unidos ‎le paga un salario por “representar al pueblo sirio”.


En agosto, se constituye en Estambul un Consejo Nacional Sirio (CNS), siguiendo el modelo ‎del ‎Consejo Nacional de Transición Libio. Ese Consejo reúne una serie de personalidades que ‎desde ‎hace años viven fuera de Siria, solo algunos que acaban de salir del país y miembros de ‎la ‎Hermandad Musulmana. La extraña idea de que ese grupo pueda estar realmente interesado en ‎el ‎establecimiento de una “democracia” parece avalada por la presencia de algunas ‎personalidades ‎de extrema izquierda, como el profesor Burhan Ghalioun, a quien pondrán en la ‎presidencia del ‎Consejo. Pero hace años que el profesor Ghalioun trabaja con la NED estadounidense y con la ‎Hermandad ‎Musulmana. Aunque se dice laico, Ghalioun escribe los discursos de Abassi Madani –el ‎presidente ‎del Frente Islámico de Salvación (FIS) de Argelia– desde que este último se exiló en ‎Qatar. En el ‎mismo caso se encuentran George Sabra y Michel Kilo, quienes trabajan con la ‎Hermandad ‎Musulmana desde hace más de 30 años y siguieron a los trostkistas ‎estadounidenses ‎incorporándose a la NED, en 1982. Bajo la dirección del libio Mahmud Jibril, ‎George Sabra trabajó ‎en las versiones para el extranjero del programa de televisión para niños ‎Sesame Street –‎producido por el grupo francés Lagardere Média y el canal qatarí Al-Jazeera– junto ‎con Cheryl ‎Benard, esposa de Zalmay Khalilzad, embajador de Estados Unidos en la ONU, y ‎posteriormente en ‎Irak. Otro personaje cuya presencia sirve de “garantía” es Haytham Manna, el ‎mismo que se ‎ocupaba de las inversiones de los miembros sudaneses de la Hermandad ‎Musulmana.‎

Qatar compra a la OLP su turno en la presidencia rotativa de la Liga Árabe. ¿Precio? 400 ‎millones ‎de dólares. En violación de los estatutos, Qatar hace que la Liga suspenda la membrecía ‎de la ‎República Árabe Siria, a pesar de tratarse de un Estado fundador de ese grupo de países. ‎Qatar ‎propone después el envío a Siria de una Misión de Observación presidida por Sudán –país ‎que sigue ‎bajo un gobierno de la Hermandad Musulmana. Sudán designa como jefe de la Misión al ‎general ‎Mohamed Ahmed Mustafá al-Dabi, ex jefe de sus servicios secretos y ex embajador en ‎Qatar. ‎Cada Estado miembro de la Liga Árabe envía observadores para que todas las tendencias ‎estén ‎representadas en la Misión. La República Árabe Siria acepta el envío de esa Misión ‎de ‎Observadores y permite que se despliegue en el territorio nacional. Será esa la primera y única ‎vez ‎que un órgano pluralista llega a estar presente en el terreno, se reúne con todas las partes y ‎visita ‎todo el país. Se trata, en realidad, de la única fuente externa de información realmente digna ‎de ‎confianza en todo el conflicto. ‎

Todas las partes saludan favorablemente la nominación del general al-Dabi, el hombre ‎que ‎negoció la separación entre Sudán y Sudán del Sur y a quien numerosos países árabes ‎proponen ‎como candidato al Premio Nobel de la Paz. Pero la lectura de los informes preliminares ‎muestra ‎que este militar sudanés no tiene intenciones de redactar informes para complacer a ‎nadie sino de ‎dirigir una auténtica observación pluralista de la situación. Bruscamente, los ‎medios ‎internacionales cambian de tono y acusan al general al-Dabi de ser uno de los genocidas ‎de ‎Darfur. Los que antes aprobaban su designación, ahora exigen que dimita. El general sudanés ‎se mantiene en sus trece. ‎

Finalmente se publica un informe preliminar que certifica que no hay revolución en Siria. La ‎Misión ‎confirma que la exageración es considerable en cuanto a la violencia atribuida al gobierno, ‎que el ‎ejército se ha retirado de las ciudades, que no hay represión, que las víctimas son ‎principalmente ‎soldados y policías, que más de 5.000 detenidos cuyo nombres ella misma entregó ‎a las ‎autoridades sirias han sido liberados y que los medios de prensa extranjeros que solicitaron ‎cubrir ‎la situación han podido hacerlo.


Lleno de cólera, Qatar paga a Sudán 2.000 millones de dólares para que se lleve a casa al ‎general ‎al-Dabi y se opone a que la Liga Árabe nombre un sucesor a la cabeza de la Misión. ‎Descabezada, ‎la Misión de Observadores de la Liga Árabe será disuelta a principios de 2012.

El sirio Abu Saleh se convierte en “corresponsal permanente” de France24 y de Al-‎Jazeera en el Emirato Islámico de Baba Amro, implantado en un barrio de la ciudad siria ‎de Homs. Durante 2 meses, este individuo escenifica bombardeos inexistentes ‎supuestamente perpetrados contra ese barrio por las “fuerzas del régimen”, participa en la ‎condena a muerte de 150 habitantes del barrio ocupado por los yihadistas, supuestamente agonizante‎ se dirige ‎a sus espectadores (foto) y después, “milagrosamente” curado, incendia un ‎oleoducto y comete otras fechorías. A la caída del Emirato Islámico de Baba Amro, Abu Saleh ‎huye a París. Posteriormente reaparece en la región siria de Idlib.


Igualmente furiosa de ver como la República Árabe Siria logra salir adelante, la ‎Hermandad ‎Musulmana decide instaurar un Emirato Islámico. Luego de varios intentos, logrará ‎hacerlo en ‎Baba Amro, un barrio de la ciudad siria de Homs, donde previamente había cavado y ‎acondicionado ‎toda una red de túneles para garantizar el abastecimiento de sus combatientes en ‎caso de asedio. ‎Allí concentra la cofradía 3.000 hombres armados, 2.000 de ellos takfiristas sirios. ‎Esos elementos son de hecho ‎los miembros del subgrupo de la Hermandad Musulmana denominado “Excomunión e‎ ‎Inmigración”, creado en tiempos del presidente egipcio Anwar el-Sadat. ‎

Estos elementos implantan en Baba Amro un “Tribunal Revolucionario” con el que juzgan ‎y ‎condenan a muerte a más de 150 habitantes del barrio, que son degollados en público. ‎Los ‎habitantes del barrio huyen, con excepción de unas 40 familias. Los takfiristas levantan ‎barreras en ‎todos los puntos de acceso al barrio y las fuerzas especiales francesas se encargan de ‎instalar en ‎ellos el mejor armamento disponible en Occidente. La campaña terrorista del primer ‎año de ‎desórdenes da paso con ello a una guerra de posiciones, en concordancia con el plan ‎expuesto en ‎‎2004 en el libro La Administración de la Barbarie. En adelante, los islamistas reciben de la ‎OTAN un armamento más sofisticado que el que posee la República Árabe Siria, cuyo ejército es ‎objeto de un embargo desde el año 2005. ‎

Una mañana, el Ejército Árabe Sirio penetra en Baba Amro, cuyas defensas finalmente ha ‎logrado ‎neutralizar. Los militares franceses, los periodistas y algunos líderes ya han huido y ‎reaparecen en ‎Líbano días después. Los takfiristas se rinden. La guerra que estaba comenzando ‎parece haber ‎terminado, como en Líbano –en 2007–, cuando el ejército libanés derrotó al grupo ‎Fatah al-Islam. ‎Pero los islamistas no están liquidados. ‎

Una nueva operación se prepara desde Jordania, bajo la dirección de la OTAN. Esa ‎operación ‎incluye un gran ataque contra la capital siria, Damasco, en el marco de una gigantesca ‎operación ‎sicológica. Pero es anulada en el último instante. Abandonados por Francia en Baba ‎Amro, los ‎islamistas acaban de recibir una contraorden de Estados Unidos, que está conversando ‎con Rusia ‎sobre la posibilidad de compartir con ella el Medio Oriente. Ambos países firman una ‎promesa de paz en Ginebra, el 30 de junio de 2012. ‎


12- Punto final para la “Primavera árabe” en Egipto.

En Egipto, la Hermandad Musulmana controla el nuevo Parlamento. Aunque la nueva ‎Constitución ‎ha sido adoptada con un 77% de aprobación después un referéndum, la cofradía ‎estima que ese ‎texto –redactado expresamente para permitir la elección de sus miembros– no ‎pasa de ser la ‎modificación –demasiado ligera a su gusto– de un viejo texto, así que designa una ‎Asamblea ‎Constituyente de 100 personas, 60 de ellas miembros de… la Hermandad Musulmana. 

En cuanto Washington obliga al presidente Mubarak a dimitir, el jeque egipcio Yussef ‎al-Qaradawi regresa de Qatar en un avión privado. Administrador del Centro de Estudios ‎Islámicos de Oxford –cuyo presidente es el príncipe Charles– y consejero espiritual del canal ‎satelital qatarí Al-Jazeera, el jeque Qaradawi tiene en esa televisión qatarí su propio programa ‎semanal sobre la charia. Ya en El Cairo, Qaradawi se presenta personalmente en la plaza ‎Tahrir, donde condena la democracia y se pronuncia por la ejecución de los homosexuales.


La cofradía resalta que los jóvenes demócratas podrían cuestionar el poder del ejército. ‎La ‎campaña con vista a la elección presidencial proporciona a los islamistas una oportunidad ‎para ‎llamar a regenerar Egipto a través del Corán. Yussef al-Qaradawi predica que luchar contra ‎los ‎homosexuales y recuperar la Fe es más importante que enfrentarse a Israel por el ‎reconocimiento ‎de los derechos del pueblo palestino. Mientras los sunnitas se abstienen ‎masivamente en la ‎elección presidencial, la Hermandad Musulmana impide el voto en las ciudades ‎y poblados ‎cristianos, de manera que 600.000 electores no logran ejercer su derecho al voto. ‎


La Comisión Electoral egipcia “confirma a Mohamed Morsi como presidente de Egipto ‎para evitar al país un episodio sangriento si (proclamara) la elección del general Ahmed ‎Shafiq”.


A pesar de todo, ‎el veredicto de las urnas da la victoria al general Ahmed Shafiq –ex primer ‎ministro de Mubarak– ‎con una pequeña ventaja de 30.000 votos. La cofradía amenaza entonces a ‎los miembros de la ‎Comisión Electoral con tomar represalias contra sus familias y, al cabo de 13 ‎días, la Comisión ‎atribuye la victoria al miembro de la Hermandad Musulmana Mohamed Morsi. La ‎‎“comunidad ‎internacional” prefiere mirar para otro lado y alabar el carácter democrático de la ‎elección. ‎

Mohamed Morsi es ingeniero en la NASA. Es ciudadano estadounidense ‎y ‎cuenta con una acreditación que le da acceso a secretos militares en el Pentágono. Desde ‎su ‎llegada al poder en Egipto, se dedica a rehabilitar y fortalecer la Hermandad Musulmana y ‎a ‎estrechar sus vínculos con Israel. El día del aniversario del asesinato de Anwar el-Sadat, el ‎nuevo ‎presidente recibe a los asesinos en palacio. También nombra gobernador de Luxor al ‎responsable ‎de la masacre terrorista perpetrada en ese distrito en 1997. En cambio, persigue a los demócratas ‎que habían participado en manifestaciones sin exigir la renuncia de Hosni Mubarak ‎sino solo ‎denunciando aspectos de su política. Morsi apoya además una gran campaña de ‎pogromos de la ‎Hermandad Musulmana contra los cristianos y cubre los abusos y crímenes de los ‎miembros de la ‎cofradía: linchamientos, saqueo de los arzobispados e incendio de iglesias. Al ‎mismo tiempo ‎privatiza las grandes empresas egipcias y anuncia la posible venta del Canal de Suez ‎a Qatar, que ‎en ese momento sirve de padrino a la cofradía. Desde el palacio presidencial, Morsi habla al ‎menos cuatro veces ‎por teléfono con Ayman al-Zawahiri, el jefe mundial de al-Qaeda.


Conferencia de prensa en la sede de la Hermandad Musulmana con el Guía Mundial de ‎la cofradía (al centro) y con el presidente egipcio Mohamed Morsi (a la izquierda).


En definitiva, Mohamed Morsi acaba ganándose la enemistad de todos. Todos los ‎partidos ‎políticos, incluyendo a los propios salafistas –aunque exceptuando, por supuesto, a la ‎Hermandad ‎Musulmana– comienzan a participar en manifestaciones contra Morsi. Esas protestas ‎llegan a ‎reunir 33 millones de personas que salen a las calles y llaman al ejército a devolver el país ‎al pueblo ‎egipcio. Indiferente al clamor del pueblo, el presidente Morsi ordena al ejército egipcio ‎que se ‎prepare para atacar la República Árabe Siria, en ayuda de los seguidores sirios de la ‎Hermandad ‎Musulmana. Esa decisión colmará la copa, sellando su destino como presidente. ‎

El 3 de julio de 2013, cuando en Washington las oficinas federales cierran sus puertas antes ‎del ‎extenso fin de semana del 4 de julio –la fiesta nacional estadounidense–, el ejército egipcio da ‎un ‎golpe de Estado. Mohamed Morsi es arrestado y enviado a la cárcel mientras que las calles ‎se ‎convierten en campos de batalla donde los miembros de la Hermandad Musulmana y sus ‎familias ‎se enfrentan a las fuerzas del orden. ‎


13- La guerra contra Siria

Se dice que “en política, las promesas solo comprometen a quien se las cree”. Un mes después ‎de ‎la primera conferencia de Ginebra sobre Siria y la firma de la paz y solo unos días después de ‎la ‎conferencia de los “Amigos de Siria” realizada en París, nuevamente se aprueba la guerra, ‎con ‎asistencia de la OTAN. Nombre de código: “Volcán de Damasco y Terremoto en Siria”. ‎

Cuarenta mil hombres entrenados precipitadamente en Jordania cruzan la frontera y se ‎lanzan ‎sobre Damasco mientras que un atentado elimina a importantes responsables que ‎participaban en ‎una reunión del Consejo Nacional de Seguridad sirio. El ejército y los servicios ‎secretos sirios ‎quedan decapitados. ‎

Los yihadistas que atacan la capital siria son mercenarios reclutados entre las capas pobres ‎del ‎mundo musulmán. Muchos ni siquiera hablan árabe y no han recibido más que una semana ‎de ‎entrenamiento. Algunos creen estar luchando contra los israelíes. Sufren gran número de bajas ‎y ‎se repliegan. ‎

En la larga guerra que viene después, el Ejército Árabe Sirio –que trata de ‎defender ‎prioritariamente a su población y tiene para ello que replegarse hacia las grandes ‎ciudades– se ‎enfrenta a yihadistas que tratan de hacer imposible la vida en vastas extensiones de ‎territorio. ‎Esos elementos parecen renovar sus filas infinitamente. Cada mes llegan nuevos ‎yihadistas que ‎toman el lugar de los que mueren en combate o desertan. Todos los delincuentes ‎del mundo ‎musulmán llegan a Siria para probar suerte por unos cuantos cientos de dólares al mes. ‎Oficinas de ‎reclutamiento se abren públicamente en países como Túnez y Afganistán, aunque se ‎hacen más ‎discretas en otros, como Pakistán y Marruecos. Pero el número de bajas que los ‎yihadistas sufren ‎en los combates es tremendamente elevado. En julio de 2013, según INTERPOL, ‎se registran en 9 países operaciones de evasión extremadamente sofisticadas para sacar a líderes ‎islamistas de las ‎cárceles y enviarlos a Siria. Por ejemplo:

– el 23 de julio, entre 500 y 1.000 presos se escapan de las cárceles de Taj y Abu Graib, en Irak;‎

– el 27 de julio, 1.117 presos se escapan de la cárcel de Kuafia –en Bengazi, Libia– como ‎resultado ‎de un motín iniciado dentro de la cárcel, en coordinación con un ataque desde el ‎exterior;‎

– durante la noche del 29 al 30 de julio, 243 talibanes se escapan de la cárcel de Dera Ismail ‎Khan, ‎en zonas tribales pakistaníes.‎

El Ejército Árabe Sirio incinera la mayoría de los cadáveres de los yihadistas, pero los que ‎logra ‎identificar son conservados y devueltos a sus familias. Como Argelia, con la Fundación ‎Abdelkader, ‎varios países crean discretamente canales para repatriar esos cuerpos. Hoy en día, el ‎Ejército ‎Árabe Sirio aún conserva más de 30.000 cadáveres identificados que nunca han sido ‎reclamados. ‎

Los países occidentales que inicialmente habían enviado miembros de sus fuerzas ‎especiales, ‎reclutándolos entre sus soldados con doble nacionalidad –generalmente musulmanes ‎de origen ‎magrebí–, organizan sus propios canales para el reclutamiento de yihadistas. En Francia, ‎se crea ‎una red de reclutamiento en las prisiones, con participación de mezquitas salafistas. Esos ‎miles de ‎individuos se unen a las decenas de miles que llegan a Siria desde el “Medio Oriente ‎ampliado”. ‎Aunque se ignora la cifra exacta de personas que participan en esta guerra, se estima ‎que el ‎número total de yihadistas locales y extranjeros que luchan tanto en Irak como en Siria, ‎desde ‎‎2011, sobrepasa los 350.000. Esa cifra es superior a los efectivos de cualquier ejército ‎regular de la ‎Unión Europea y dos veces superior a los del Ejército Árabe Sirio. ‎


A través de la televisión saudita al-Safa, el jeque sirio Adnan al-Arour exhorta a ‎emprender en Siria masacres contra los alauitas. Este individuo se convertirá en el referente ‎religioso del llamado “Ejército Sirio Libre”.


El jeque Adnan al-Arour garantiza la unidad ideológica de los yihadistas como “jefe espiritual ‎del ‎Ejército Sirio Libre”. Este pintoresco personaje se dirige semanalmente a un amplio público ‎a ‎través de su propio programa de televisión, caldea los ánimos con constantes llamados a ‎derrocar ‎al tirano y defiende una visión patriarcal y autoritaria de la sociedad. Adnan al-Arour va ‎derivando ‎poco a poco hacia llamados de naturaleza sectaria, en los que exhorta a masacrar a ‎los ‎cristianos y los alauitas. Este individuo fue suboficial en el Ejército Árabe Sirio hasta que ‎fue ‎arrestado por haber violado a varios jóvenes reclutas. Huyó entonces a Arabia Saudita, donde ‎se ‎convirtió en jeque al servicio de Alá. 

El Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos se reúne en la Casa Blanca, el 13 de junio ‎de 2013. En la foto aparecen Gayle Smith, directora para el Desarrollo de la Democracia (la persona de pelo blanco sentada a la derecha) y el miembro de la Hermandad Musulmana ‎Rashad Hussain ‎(la cuarta persona desde la izquierda)‎. Aunque participó en esta reunión, el consejero de ‎seguridad nacional, Tom Donilon, no está en la foto. Pero sí aparece (a la izquierda y con ‎turbante) el jeque Abdallah ben Bayyah, representante de la Hermandad Musulmana y ‎segundo de Yussef al-Qaradawi.

Los yihadistas reciben generalmente un armamento básico, disponen de cantidades ilimitadas ‎de ‎municiones y están organizados en katibas –pequeñas unidades de varios cientos de hombres–‎‎ ‎cuyos jefes reciben un equipamiento ultrasofisticado, como maletines de comunicación que ‎les permiten recibir directamente imágenes satelitales sobre los movimientos del Ejército Árabe ‎Sirio. ‎Se trata por ello de una lucha desigual en la que el Ejército Árabe Sirio, aunque mucho ‎mejor ‎entrenado, sólo dispone de armamento anterior al año 2005 –debido al embargo ‎internacional ‎que le ha sido impuesto– y no tiene ningún tipo de acceso a datos de inteligencia ‎satelital. ‎

Contrariamente al Ejército Árabe Sirio, cuyas fuerzas y unidades coordinan sus acciones y se ‎hallan ‎todas bajo la autoridad del presidente Bachar al-Assad, las katibas yihadistas se ‎disputan ‎constantemente entre sí, incluso en pleno campo de batalla, donde existe gran rivalidad ‎entre ‎diferentes cabecillas que se creen todos “señores de la guerra”. Pero todos reciben ‎refuerzos, así ‎como el armamento y las municiones que utilizan, y datos de inteligencia, de un ‎estado mayor ‎único –el LandCom de la OTAN, situado en la ciudad turca de Esmirna (Izmir)–, al cual todos deben ‎obediencia. Sin embargo, Estados Unidos encuentra enormes dificultades a la ‎hora de lograr que ‎ese sistema funcione ya que numerosos actores internacionales pretenden ‎realizar operaciones a ‎espaldas de sus demás aliados. Así lo hace Francia –a espaldas del Reino ‎Unido–, al igual que ‎Qatar, que actúa en detrimento de Arabia Saudita. ‎

En cuanto el Ejército Árabe Sirio se repliega de un territorio, los yihadistas que logran ocuparlo ‎‎“se ‎entierran” construyendo allí túneles y búnkeres. Cuando los sauditas enviaron al millonario ‎Osama ‎ben Laden a Afganistán lo hicieron porque era un especialista en obras públicas, que ya ‎había ‎supervisado la construcción de túneles en montañas –más exactamente la ampliación del ‎cauce de ‎ríos subterráneos. Esta vez, expertos de la OTAN especializados en ingeniería civil son ‎enviados a Siria para supervisar la construcción para los yihadistas de obras defensivas de proporciones gigantescas.‎


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La Hermandad Musulmana como ‎miembro del Consejo de Seguridad ‎Nacional de Estados Unidos



por Thierry Meyssan


Continuamos la publicación de la cuarta parte del libro de Thierry Meyssan, Sous nos yeux. En el primer semestre del año 2011, con el apoyo de Estados Unidos y del Reino Unido, la Hermandad Musulmana llega al poder ‎en Túnez, Egipto y Libia.

Este artículo es un segmento del libro "Sous nos Yeux". (Ir a la tercera parte)


En 2011, el presidente tunecino Ben Ali, el líder libio Muammar el-Kadhafi y ‎el presidente egipcio Hosni Mubarak estaban a las órdenes de Washington. 


Kadhafi ‎había renunciado en 2003 a la independencia política y los otros dos siempre habían sido ‎vasallos de Estados Unidos. Sin importar los servicios prestados a la superpotencia ‎estadounidense, los tres fueron expulsados del poder para reemplazarlos por la Hermandad Musulmana.

7- Inicios de la “Primavera Árabe” en Túnez

El 12 de agosto de 2012, el presidente estadounidense Barack Obama, firma la Directiva ‎Presidencial de Seguridad Nº 11 (PSD-11). Obama informa a todas sus embajadas en el Medio ‎Oriente ampliado, o Gran Medio Oriente, que deben prepararse para “cambios de régimen”. Para coordinar la acción secreta en el terreno, el presidente demócrata ‎Barack Obama nombra varios miembros de la Hermandad Musulmana como miembros del ‎Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos. Washington va a poner en aplicación el ‎plan británico de las llamadas “Primaveras Árabes”. Para la Hermandad Musulmana, ‎ha llegado el momento de alcanzar la gloria. ‎

El 17 de diciembre de 2010, un vendedor ambulante de verduras, “Mohamed” (Tarek) Bouazizi, ‎cuya mercancía ‎había sido confiscada por la policía, se inmola en Túnez prendiéndose fuego. La ‎Hermandad ‎Musulmana se apodera del incidente y hace correr noticias falsas según las cuales el ‎joven Bouazizi era un estudiante sin ‎trabajo y una mujer policía lo había abofeteado. ‎Inmediatamente, los hombres de la National ‎Endowment for Democracy (NED, la falsa ONG de los ‎servicios secretos de los cinco Estados ‎anglosajones) soborna a la familia del difunto para que no ‎revele la verdad y caldea los ánimos en ‎el país. En medio de la cadena de manifestaciones contra ‎el desempleo y los actos de violencia de ‎la policía, Washington hace saber al presidente tunecino ‎Ben Ali que tiene que dejar el país, ‎mientras que el MI6 organiza el regreso triunfal –desde ‎Londres– del Guía de la Hermandad ‎Musulmana tunecina, Rached Ghannouchi. ‎

A eso se resume la “revolución del jazmín”. El esquema de este cambio de régimen toma ‎algunos ‎elementos de la caída del shah de Irán, seguida del regreso del imam Khomeini, ‎agregándole otros ‎de las más recientes revoluciones de colores. ‎

Rached Ghannouchi había creado una rama tunecina de la Hermandad Musulmana y realizado ‎una ‎intentona golpista en 1987. Arrestado y encarcelado varias veces, se exila en Sudán, donde ‎goza ‎del respaldo de Hassan el-Turabi. Después se exilia en Turquía, donde se acerca a Recep ‎Tayyip ‎Erdogan, por entonces dirigente de la Milli Gorus. En 1993, Ghannouchi obtiene asilo ‎político en ‎Londonistán, donde se instala con sus dos mujeres y sus hijos. ‎


Moncef Marzouki y Rached Ghannouchi, dos personalidades tunecinas que se presentan como ‎‎“antiestadounidenses”. Marzouki, líder de extrema izquierda, trabaja para la NED ‎estadounidense, mientras que Ghannouchi, dirigente de la Hermandad Musulmana, trabaja ‎para la Westminster Foundation británica.

La “Liga de Protección de la Revolución” (LPR) es el equivalente tunecino del ‎‎“Aparato Secreto” de la Hermandad Musulmana en Egipto. Su jefe es Ihmed Deghij (a la ‎izquierda en la foto) y Rached Ghannouchi (a la derecha), designa las personas que van a ser ‎eliminadas.‎


Los anglosajones ayudan a Ghannouchi a mejorar la imagen de su partido, el Movimiento de ‎la ‎Tendencia Islámica, rebautizado como Movimiento del Renacimiento (Ennahdha). Para calmar ‎los ‎temores de la población ante la cofradía, la NED recurre a sus peones de la extrema izquierda. ‎Moncef Marzouki, presidente de la Comisión Árabe de Derechos Humanos, hace de ‎garante moral ‎afirmando públicamente que la Hermandad Musulmana ha cambiado mucho y que ‎los miembros ‎de la cofradía se han convertido en demócratas. El propio Marzouki será electo ‎presidente de ‎Túnez. Ghannouchi gana las elecciones legislativas y logra formar un gobierno, de ‎diciembre de ‎‎2011 hasta agosto de 2013. En ese gobierno introduce a otros peones de la NED, ‎como Ahmed ‎Nejib Chebbi, un ex maoísta y posteriormente trotskista reciclado por Washington. ‎Siguiendo el ‎ejemplo de Hassan al-Banna, Ghannouchi constituye una milicia vinculada a su ‎partido –la Liga de ‎Protección de la Revolución– que se encarga de los asesinatos políticos, como ‎el del líder opositor ‎Chokri Belaid.‎

A pesar del indudable respaldo que una parte de la población tunecina le había aportado a ‎su ‎regreso, el partido de Ghannouchi (Ennahdha) se vuelve rápidamente minoritario. Antes de ‎dejar el ‎poder Ghannouchi hace votar una serie de leyes fiscales cuyo objetivo es provocar con el ‎tiempo ‎la ruina de la burguesía laica. Espera transformar así la sociología del país y volver ‎rápidamente a ‎los primeros planos del escenario político. ‎

En mayo de 2016, Innovative Communications & Stratégies –compañía creada por el MI6– ‎monta ‎el 10º Congreso de Ennahdha. Los propagandistas aseguran que Ennahdha se ha convertido ‎en ‎una formación “civil” y que ahora separa sus actividades políticas de las religiosas. Pero ‎esa ‎evolución nada tiene que ver con el laicismo, simplemente se ha pedido a los dirigentes que ‎se ‎repartan el trabajo y que no ocupen simultáneamente cargos electivos y cargos eclesiásticos, ‎en ‎otras palabras que el mismo individuo no sea a la vez diputado e imam. ‎


8- La “Primavera Árabe” en Egipto

El 25 de enero de 2011, o sea una semana después de la huida del presidente tunecino Ben Alí, ‎la ‎fiesta nacional de Egipto se convierte en manifestación contra el poder. El tradicional ‎dispositivo ‎estadounidense de las revoluciones de colores dirige estas protestas: los serbios ‎entrenados por ‎Gene Sharp –el teórico de la OTAN especializado en los llamados “golpes suaves”, ‎que en realidad ‎son cambios de régimen sin recurrir a la guerra– y los hombres de la ‎NED. Sus libros y folletos ‎traducidos al árabe, que precisan hasta las consignas a utilizar en las ‎manifestaciones, se ‎distribuyen ampliamente desde el primer día. Gran parte de esos espías serán ‎posteriormente ‎arrestados, juzgados, condenados y luego expulsados del país. Los manifestantes ‎son movilizados ‎principalmente por la Hermandad Musulmana, cuyo respaldo a nivel nacional se ‎estima entre un ‎‎15 o 20%, y por Kifaya (“¡Basta ya!”), un grupo creado por Gene Sharp. Se inicia la ‎‎“revolución del ‎loto” o “revolución blanca”. Las protestas tienen lugar principalmente en El Cairo, en la plaza ‎Tahrir, y en otras siete ciudades. Pero ‎están muy lejos de la ola revolucionaria de Túnez. ‎

La Hermandad Musulmana recurre a la violencia desde el primer momento. En la plaza Tahrir, ‎los ‎miembros de la cofradía llevan sus heridos a una mezquita previamente equipada con todo ‎lo ‎necesario para prestarles los primeros auxilios. Los canales de televisión de las ‎petromonarquías ‎de Qatar (Al-Jazeera) y Arabia Saudita (Al-Arabiya) llaman al derrocamiento del ‎régimen y ‎transmiten en vivo la información estratégica. Estados Unidos trae de regreso a Egipto ‎al ex ‎director de la Organización Internacional de la Energía Atómica (OIEA), el premio Nobel de la ‎Paz ‎Mohamed el-Baradei, ahora convertido en presidente de la Asociación Nacional para el ‎Cambio. A el-Baradei se le concedió el Nobel por haber calmado a Hans Blix, cuando este último ‎denunciaba ‎en nombre de la ONU las mentiras de la administración Bush tendientes a justificar la ‎guerra ‎contra Irak. Desde hace más de un año, el-Baradei preside una coalición creada según el ‎esquema ‎de la Declaración de Damasco: un texto razonable, firmantes de todas las tendencias… ‎más la ‎Hermandad Musulmana, cuyo programa es en realidad todo lo contrario del contenido de ‎la ‎plataforma. ‎


Para el vocero de la Hermandad Musulmana en Egipto, Essam Elariam, los Acuerdos de ‎Camp David no son importantes. Lo urgente es criminalizar la homosexualidad.


La Hermandad Musulmana es, en definitiva, la primera organización egipcia que llama al derrocamiento ‎del ‎régimen. Las televisoras de todos los países miembros de la OTAN y del Consejo de ‎Cooperación ‎del Golfo predicen la fuga del presidente Hosni Mubarak, mientras que el enviado ‎especial del ‎presidente Obama –el embajador Frank Wisner Jr., padre de adopción del presidente ‎francés ‎Nicolas Sarkozy–, primero finge apoyar a Mubarak para ponerse después del lado de la ‎multitud. ‎Frank Wisner presiona a Mubarak para que se retire. Finalmente, al cabo de dos semanas ‎de motines ‎y de una manifestación que reúne un millón de personas, Mubarak recibe de ‎Washington la orden de ceder y dimitir. Pero Estados ‎Unidos quiere cambiar la Constitución antes ‎de poner a la Hermandad Musulmana en el poder. Así ‎que el poder queda temporalmente en ‎manos del ejército. El mariscal Mohamed Husein Tantawi ‎preside el Comité Militar que se ocupa ‎de la gestión cotidiana del país. Tantawi nombra una ‎Comisión Constituyente de siete personas, dos de ‎ellas miembros de la Hermandad Musulmana. Es ‎precisamente uno de estos últimos, el juez Tareq ‎Al-Bishri, quien preside los trabajos de la ‎Comisión. ‎

No obstante, la cofradía sigue realizando manifestaciones todos los viernes, a la salida de ‎las ‎mezquitas, y perpetra linchamientos de cristianos coptos sin que la policía intervenga ‎para ‎evitarlos. ‎


9- Nada de revoluciones de colores para Bahréin ni Yemén.

Aunque la cultura yemenita no tiene absolutamente nada que ver con la del norte de ‎África, ‎exceptuando el uso del mismo idioma, un importante movimiento de protesta sacude ‎desde hace ‎meses Bahréin y Yemen. La coincidencia con los sucesos de Túnez y Egipto amenaza ‎con crear ‎cierta confusión. El emirato de Bahréin sirve de base a la Quinta Flota estadounidense, ‎que desde ‎allí controla la circulación marítima en el Golfo Pérsico, mientras que Yemen domina –‎junto con ‎Yibuti– la entrada y salida del Mar Rojo y del Canal de Suez. ‎

La dinastía reinante en Bahréin teme que la sublevación popular barra a la monarquía ‎y, ‎obedeciendo a un reflejo natural, atribuye la revuelta a Irán ya que, en 1981, un ayatola ‎chiita ‎iraquí había intentado exportar la revolución del imam Khomeini y derrocar el régimen títere ‎que ‎los británicos habían instaurado en Bahréin en el momento de la independencia, en 1971. ‎

El secretario de Defensa estadounidense Robert Gates viaja a la región y autoriza Arabia Saudita ‎a ‎aplastar esas verdaderas revoluciones. El príncipe saudita Nayef dirige la represión. Al igual que ‎el ‎príncipe Bandar, Nayef pertenece al clan de los Sudairis, aunque Nayef es mayor y Bandar solo ‎es ‎hijo de una esclava. La repartición de los papeles entre ellos es muy clara: el tío –Nayef– ‎se ‎encarga de mantener el orden reprimiendo los movimientos populares, mientras que el sobrino ‎‎–‎Bandar– se ocupa de desestabilizar Estados mediante la organización del terrorismo. Lo ‎‏importante es que nos fijemos en qué países actúa uno y en cuáles actúa el otro. ‎


10- La “Primavera Árabe” en Libia

Washington había planeado el derrocamiento de los regímenes aliados encabezados por Ben Alí ‎y ‎Mubarak sin recurrir a la guerra. Pero todo será muy diferente en Libia y Siria, países ‎gobernados ‎por los revolucionarios Kadhafi y Assad.


Después de haber enseñado a los petrodictadores a hablar como demócratas, de haber ‎organizado Al-Jazeera y de haber introducido en Libia las compañías estadounidenses, ‎Mahmoud Jibril –miembro de la Hermandad Musulmana– se convierte en líder de la ‎‎“revolución” contra el mismo régimen para el que había trabajado hasta el día anterior.‎


A principios de febrero de 2011, siendo aún Hosni Mubarak presidente de Egipto, la CIA ‎organiza ‎en El Cairo el inicio de la continuación de las operaciones. Un encuentro reúne a varios ‎actores, ‎como la NED –representada por los senadores estadounidenses John McCain, a nombre ‎de los ‎republicanos, y Joe Liberman, por el Partido Demócrata–, Francia –representada por ‎Bernard-‎Henri Levy– y la Hermandad Musulmana. A la cabeza de la delegación libia está Mahmud ‎Jibril –el ‎miembro de la cofradía que formó a los dirigentes de las monarquías del Golfo y ‎reorganizó Al-‎Jazeera. Jibril llega a la reunión como número 2 del gobierno de la Yamahiriya Árabe ‎Libia y sale de ‎ella… como jefe de la oposición a la “dictadura”. Ya no regresa a su lujosa oficina de ‎Trípoli sino ‎que se va a la ciudad de Bengazi, en la región libia de Cirenaica. En la delegación siria ‎están Anas ‎al-Abdeh, fundador del Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH), y su ‎hermano Malik ‎al-Abdeh, director de Barada TV –televisión antisiria financiada por la CIA y el ‎Departamento de ‎Estado. Washington ordena iniciar las guerras civiles, simultáneamente en Libia ‎y en Siria. ‎

El 15 de febrero, el Dr. Fathi Terbil, abogado de las familias de los muertos en 1996 durante ‎la ‎masacre de la cárcel de Abu Salim, recorre Bengazi asegurando que la cárcel local está en llamas ‎y ‎llamando la población a liberar a los presos. Será brevemente arrestado y liberado el mismo día. ‎Al ‎día siguiente, 16 de febrero, también en Bengazi, agitadores atacan tres puestos de la policía, ‎los ‎locales de la seguridad interna y las oficinas del fiscal. Al defender la armería de la ‎seguridad ‎interna, la policía mata a seis de los atacantes. Mientras tanto, en Al-Baidha, entre Bengazi ‎y la ‎frontera con Egipto, otro grupo de individuos armados ataca igualmente varios puestos de ‎la ‎policía, los locales de la seguridad interna y logran tomar el cuartel Hussein Al-Jwaifi y la ‎base ‎aérea militar de Al-Abrag, se apoderan de gran cantidad de armas, golpean a los guardias ‎y ‎cuelgan a un soldado. Otros incidentes menos espectaculares tienen lugar de manera ‎coordinada ‎en otras siete ciudades libias. ‎

Estos atacantes dicen pertenecer al Grupo Islámico Combatiente en Libia (GICL, afiliado a al-‎‎Qaeda). Son todos miembros o ex miembros de la Hermandad ‎Musulmana. Dos de sus jefes han ‎pasado por el lavado de cerebro que se practica en la base naval ‎estadounidense de Guantánamo, ‎según las técnicas de los profesores Albert D. Biderman y Martin ‎Seligman.‎

A finales de los años 1990, el GICL había tratado de matar a Kadhafi en cuatro ocasiones, por orden ‎del ‎MI6, y de crear una guerrilla en las montañas de la región libia de Fezzan. El general libio ‎Abdel ‎Fattah Younes lo combatió entonces duramente, obligándolo a retirarse de la Yamahiriya. ‎Desde ‎los atentados del 11 de septiembre de 2001, el GICL aparece en la lista de ‎organizaciones ‎terroristas elaborada por el Comité 1267 de la ONU… pero tiene una oficina en ‎Londres, bajo la ‎protección del MI6.‎

El nuevo jefe del GICL, Abdelhakim Belhadj, quien luchó en Afganistán junto a Osama ben Laden ‎y ‎también en Irak, había sido arrestado en Malasia, en 2004, y trasladado a una cárcel secreta de ‎la ‎CIA en Tailandia, donde se le aplicó el llamado “suero de la verdad” y fue sometido a ‎torturas. ‎Como resultado de un acuerdo entre Estados Unidos y Libia, Belhadj fue enviado de ‎regreso a este ‎último país, donde fue nuevamente torturado –pero por agentes británicos– en la ‎cárcel de Abu ‎Salim. El GICL y al-Qaeda fusionan en 2007. ‎

Sin embargo, en el marco de las negociaciones de 2008-2010 con Estados Unidos, Saif al-‎Islam ‎Kadhafi había negociado una tregua entre la Yamahiriya y el GICL, ya vinculado a al-Qaeda. ‎Esta ‎última organización publica incluso un largo documento, titulado los Estudios Correctores, ‎donde ‎reconoce haberse equivocado al llamar a la yihad contra los correligionarios en un país ‎musulmán. ‎En tres oleadas sucesivas, todos los miembros de al-Qaeda son amnistiados y liberados ‎en Libia, bajo ‎una sola condición: que renuncien por escrito a la violencia. De los 1.800 yihadistas ‎encarcelados ‎en Libia, sólo un centenar rechaza el acuerdo y prefiere seguir en la cárcel. En ‎cuanto es liberado, ‎Abdelhakim Belhadj sale de Libia y se instala en Qatar. Pero en 2011, todos ‎aquellos yihadistas ya ‎habían logrado regresar a Libia sin que nadie hiciera sonar las alarmas. ‎

El 17 de febrero de 2011, la Hermandad Musulmana organiza en Bengazi una manifestación en ‎memoria de ‎las 13 personas muertas durante la manifestación de 2006 contra el consulado de ‎Italia. Los ‎organizadores afirman que fue Muammar el-Kadhafi quien organizó en aquella época el ‎escándalo ‎de las “caricaturas de Mahoma” con ayuda de la Liga del Norte italiana. La ‎manifestación se ‎convierte en enfrentamiento, con un saldo de 14 muertos entre manifestantes y ‎policías.‎


La Hermandad Musulmana distribuye la nueva bandera que quiere imponer a los ‎libios: es la bandera del ex rey Idris y de la colonización británica.


Se inicia así la “revolución”. La realidad es que los manifestantes no buscan derrocar la ‎Yamahiriya ‎sino proclamar la independencia de la región de Cirenaica. Se distribuyen entonces en ‎Bengazi ‎decenas de miles de banderas de los tiempos del rey Idriss (1889-1983). La Libia moderna ‎se compone de tres provincias del antiguo Imperio otomano que no se convirtieron en un solo ‎país ‎hasta 1951. La región de Cirenaica estuvo gobernada –desde 1946 hasta 1969– por la ‎monarquía ‎de los Senussi, una familia wahabita respaldada por los sauditas, que logró extender su ‎poder a ‎toda Libia. ‎

Ante estos actos de violencia, Muammar el-Kadhafi promete hacer “correr ríos de sangre” con ‎tal ‎de salvar a su pueblo de los islamistas. En Ginebra, la Liga Libia de Derechos Humanos, ‎asociación ‎creada por la NED, separa esas declaraciones de su contexto y las presenta a la prensa ‎occidental ‎como amenazas proferidas contra el pueblo libio, además de asegurar que Kadhafi ya ‎está ‎bombardeando Trípoli. En realidad, esta Liga es un cascarón vacío que reúne a los individuos ‎que ‎habrán de convertirse en ministros de la Libia post-Kadhafi, después de la invasión de la ‎OTAN.


Mahmoud Jibril había reorganizado Al-Jazeera en 2005 para convertir ese canal de televisión ‎satelital qatarí en la televisión de la Hermandad Musulmana. Al-Jazeera alimenta el mito de que ‎Osama ben Laden está vivo. El consejero espiritual de Al-Jazeera, Yussef al-Qaradawi, ‎transmite en esa televisión un programa semanal donde llama a asesinar al Líder libio ‎Muammar el-Kadhafi


El 21 de febrero, el jeque Yussef al-Qaradawi emite a través de Al-Jazeera una fatwa en la ‎que ‎ordena a los militares libios que salven al pueblo asesinando a Muammar el-Kadhafi.

El Consejo de Seguridad de la ONU, basándose en los trabajos del Consejo de Derechos ‎Humanos ‎de Ginebra –que ha oído en audiencia a la ya mencionada Liga libia y al embajador libio– ‎y a ‎pedido del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), autoriza el uso de la fuerza para proteger ‎a la ‎población frente al dictador. ‎

Pero el general estadounidense Carter Ham, comandante del AfriCom, siente la sangre hervir ‎en ‎sus venas cuando el Pentágono le ordena coordinar sus acciones con el GICL, vinculado a al-‎‎Qaeda. ¿Cómo es posible trabajar en Libia con los mismos individuos contra quienes se ‎está ‎luchando en Irak y que han matado soldados estadounidenses? El Pentágono depone de ‎inmediato ‎al general Carter Ham, en beneficio del almirante James Stavridis, comandante del ‎EuCom y de las ‎fuerzas de la OTAN.‎


Foto de una sesión de ‎entrenamiento de los Navy Seals estadounidenses. De los 38 Navy Seals que ‎supuestamente mataron a Osama ben Laden, 30 murieron en diversos accidentes en las ‎semanas posteriores a la operación

Se produce entonces un entreacto. El 1º de mayo de 2011, el presidente Barack Obama ‎anuncia ‎que el Comando 6 de los Navy Seals ha eliminado en Abbottabad (Pakistán) a Osama ben Laden, de ‎quien no se tenían noticias creíbles desde hace casi 10 años. Ese anuncio permite cerrar ‎el ‎expediente de al-Qaeda y “maquillar” a los yihadistas para convertirlos en aliados de ‎Estados ‎Unidos, como en los viejos tiempos de las guerras en Afganistán, en Bosnia-‎Herzegovina, ‎Chechenia y Kosovo. El cuerpo de éste “ben Laden” será lanzado al mar. ‎

En Libia, la línea del frente se mantiene sin cambios durante seis meses. El GICL controla Bengazi ‎y ‎proclama un Emirato Islámico en Derna, ciudad de donde provienen la mayoría de sus ‎miembros. ‎Para aterrorizar a los libios, el GICL secuestra gente al azar. Los cuerpos mutilados, o ‎partes de ‎ellos, aparecen después en las calles. Los yihadistas eran inicialmente personas ‎normales, pero sus ‎jefes e instructores les suministran una mezcla de drogas naturales y drogas ‎sintéticas que inhibe ‎toda sensación o sentimiento humano, lo cual permite llevarlos a cometer ‎todo tipo de ‎atrocidades sin que tengan conciencia de lo que hacen. La CIA necesita súbitamente ‎grandes ‎cantidades de Captagón –un derivado de anfetaminas– y, para obtenerlas, recurre al primer ‎ministro búlgaro, el jefe mafioso Boiko Borisov –quien presidirá el Consejo Europeo en ‎‎2018. ‎Boiko Borisov es un ex guardaespaldas que se enroló en la Security Insurance Company, una ‎de las ‎grandes organizaciones mafiosas de los Balcanes. Esa compañía dispone de ‎laboratorios ‎clandestinos que producen la droga para los deportistas alemanes. Borisov garantiza ‎la entrega, ‎por toneladas, de las milagrosas pastillas, que los yihadistas han de consumir ‎preferiblemente ‎mientras fuman hachís. ‎

En Libia, el general Abdel Fattah Yunes deserta y se pasa al bando de los “revolucionarios”. ‎Al ‎menos eso es lo que se anuncia en Occidente. En realidad, el general se mantiene secretamente ‎al ‎servicio de la Yamahiriya cuando se convierte en jefe de las fuerzas de la Cirenaica ‎independiente. ‎Los islamistas, que no han olvidado la lucha que este general librara contra ellos ‎hace 10 años, no tardan en ‎descubrir que el general sigue en contacto con Saif al-Islam Kadhafi, ‎uno de los hijos del Guía. Le ‎tienden una emboscada, lo torturan y lo asesinan para después ‎quemar y devorar parcialmente su ‎cadáver. ‎

El emir Hamad de Qatar espera liquidar la Yamahiriya e instalar un nuevo poder, como ya ‎había ‎hecho en Líbano al imponer un presidente inconstitucional. Mientras la OTAN se limita a ‎intervenir ‎con ataques aéreos, Qatar instala en el desierto un aeródromo de campaña donde ‎desembarcan ‎hombres y material de guerra. Pero las poblaciones de las regiones de Fezzan y ‎Tripolitania se ‎mantienen fieles a la Yamahiriya y a su Guía.‎

En agosto, cuando la OTAN desata un diluvio de fuego sobre Trípoli, ya Qatar ha desplegado ‎en ‎Libia unidades de sus fuerzas especiales y ha desembarcado blindados en Túnez. Por supuesto, ‎esos ‎miles de hombres no son qataríes sino mercenarios –principalmente colombianos– ‎entrenados en ‎los Emiratos Árabes Unidos por Academi –la antigua Blackwater/Xe. Ya en Trípoli ‎esos ‎mercenarios, enteramente vestidos de negro y portando pasamontañas para ocultar sus ‎rostros, ‎se unen a los hombres de al-Qaeda –que ahora aparece en el bando de “los buenos”, ‎aunque la ‎ONU sigue considerándola terrorista. ‎

Solo dos grupos de libios participan en la toma de Trípoli: las milicias armadas de Misurata –‎que ‎obedecen a Turquía– y el GICL. A la cabeza de la Brigada de Trípoli (vinculada a al-Qaeda) se ‎halla ‎el irlandés Mahdi al-Harati, y sus hombres reciben órdenes de oficiales franceses activos en ‎las ‎fuerzas armadas de Francia. ‎


A propuesta de la OTAN, Abdelhakim Belhadj (al centro), jefe del GICL –la rama libia de al-‎Qaeda– se convierte en gobernador militar de Trípoli. Su segundo (a la izquierda) es Mahdi al-‎Harati, el participante en la Flotilla de la Libertad a quien el hoy presidente turco Erdogan había ‎visitado en el hospital

Inmediatamente después de la toma de Trípoli, incluso antes de linchamiento de ‎Kadhafi, ‎Washington crea un gobierno provisional, que reúne a los “héroes” de esta historia bajo ‎la ‎presidencia de Mustafá Abdel Jalil –el mismo que cubrió antes las torturas infligidas a ‎las ‎enfermeras búlgaras y al médico palestino. Entre esos personajes están Mahmud Jibril, el ‎profesor ‎de “retórica democrática” de los emires del Golfo, reorganizador de Al-Jazzera y ‎participante en la ‎reunión realizada en El Cairo en febrero; y Fathi Terbil, el iniciador de la ‎‎“revolución” en Bengazi. ‎El jefe de GICL y ex número tres de al-Qaeda, Abdelhakim Belhadj, ‎implicado en los atentados de la ‎estación de Atocha (en Madrid), se convierte en “gobernador ‎militar de Trípoli”.


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La Hermandad Musulmana como tropa de refuerzo del Pentágono


por Thierry Meyssan


Continuamos con la tercer publicación del libro de Thierry Meyssan "Sous nos yeux". En este episodio se describe cómo la organización terrorista de los Hermanos Musulmanes se integraron al Pentágono, que vincula esa cofradía a las redes antisoviéticas conformada por el reclutamiento de ex nazis durante la Guerra Fría.

Este artículo es un segmento del libro "Sous nos Yeux". (Ir a la segunda parte)


El saudí Osama bin Laden y su médico personal, el egipcio Aiman ​​al-Zawahiri, publicaron "Frente islámico mundial contra judíos y cruzados" en 1998. Este texto se distribuye a través de su oficina de Londres, el Comité Asesor y de Reforma. Al-Zawahiri organizó el asesinato del presidente Sadat y luego trabajó para los servicios de inteligencia sudaneses de Hasan al-Turabi y Omar al-Bashir. Ahora dirige al-Qaeda.


5 - Los islamistas abrazados por el Pentágono

A principios de la década de 1990, el Pentágono decide incluir en sus operaciones a islamistas, hasta entonces controlados únicamente por la CIA. Esta es la Operación Gladio B, una referencia a los servicios de inteligencia de la OTAN en Europa (Gladio A).

Durante una década, todos los líderes islamistas, incluidos Osama bin Laden y Aiman ​​al-Zawahiri, viajan a bordo de aviones de la Fuerza Aérea de EE. UU. Gran Bretaña, Turquía y Azerbaiyán participan en la empresa. Como resultado, los islamistas, hasta ahora combatientes en la sombra, están integrados "abiertamente" en las fuerzas de la OTAN.

Arabia Saudita - simultáneamente propiedad estatal y privada de la Casa de Saud - se convierte oficialmente en la organización encargada de gestionar el islamismo global. En 1992, el rey promulga una ley básica que dice: "El estado protege la ley islámica y aplica la ley Sharia. Fomenta el bien y lucha contra el mal. Cumple los deberes del Islam (...) La defensa del islamismo, la sociedad y la patria musulmana son los deberes de todos los súbditos del Rey".

En 1993, Carlos, Príncipe de Gales, coloca el Centro de Estudios Islámicos de Oxford bajo su patrocinio, mientras que el jefe de inteligencia saudí, el Príncipe Turki, se hace cargo.

Londres se está convirtiendo abiertamente en el centro de Gladio B hasta tal punto que se habla de "Londonistán". Bajo el paraguas de la Liga Islámica Mundial, los Hermanos Musulmanes Árabes y Jamaat-e-Islami de Pakistán están estableciendo masas de asociaciones culturales y de culto alrededor de la mezquita de Finsbury Park. Este sistema permite reclutar a numerosos terroristas suicidas, desde los que llevaron a cabo el ataque a la escuela rusa de Beslan hasta Richard Reid, el "terrorista de los zapatos". Londonistan incluye principalmente numerosos medios de comunicación, editoriales, revistas (al-Hayat y Asharq al-Awsat- ambos dirigidos por hijos del actual rey Salman de Arabia) y canales de televisión (el grupo MBC del príncipe Walid bin Talal transmite en una veintena de canales), que no están destinados a la diáspora musulmana de Gran Bretaña, sino que se transmiten al mundo árabe; el acuerdo entre los islamistas y Arabia Saudita se ha extendido a Gran Bretaña: total libertad de acción, pero prohibición de injerencia en la política nacional. Este dispositivo emplea a miles de personas y funciona con enormes sumas de dinero. Durará públicamente hasta los ataques del 11 de septiembre de 2001, cuando a los británicos les resulte imposible seguir justificándolo.


Abu Musab "el sirio" (aquí con Osama bin Laden) tenía una teoría en términos islámicos sobre la "estrategia de tensión". Ha establecido abiertamente oficinas en Madrid y Londres para monitorear los ataques en Europa.


Abu Musab "el sirio" - un sobreviviente del fallido golpe de Hama, entonces oficial de enlace entre Bin Laden y el Groupe Islamique Armé (GIA) argelino - estaba teóricamente en la raíz de la "yihad descentralizada". En su libro The Call for a Global Islamic Resistance expone en terminología islámica la conocida doctrina de la "estrategia de tensión". La intención es provocar duras represalias a los que están en el poder, haciendo que la gente se rebele contra ellos. Esta teoría ya ha sido utilizada por las redes Gladio de la CIA / OTAN cuando manipularon a la extrema izquierda en Europa en las décadas de 1970 y 1980 (banda Baader-Meinhof, Brigadas Rojas, Acción directa). Por supuesto, el éxito estaba fuera de discusión para esta estrategia, la CIA y la OTAN sabían que no tenía ninguna posibilidad de ganar - nunca salió victoriosa en ninguna parte - pero podrían usar la reacción represiva del estado para poner a su gente en el poder

"El sirio" apunta a Europa - y de ninguna manera a Estados Unidos - como el próximo campo de batalla de los islamistas. Huyó de Francia después de los ataques de 1995. Dos años más tarde, en Madrid y Londres, funda el Bureau of Islamic Conflict Studies, siguiendo el ejemplo de Aginter Press, que la CIA había instalado en Lisboa en los años sesenta y setenta. Ambas estructuras son excelentes para organizar asesinatos de "bandera falsa" (desde los atribuidos a la Piazza Fontana de extrema izquierda en 1969 hasta los atribuidos a los musulmanes en Londres en 2005).

Al mismo tiempo, la Hermandad Musulmana está desarrollando un programa de capacitación integral para líderes árabes amigos de Estados Unidos. Mahmud Jibril el-Warfally, profesor libio de la Universidad de Pittsburg, les enseña a hablar "políticamente correcto". Enseña a los emires y generales de Arabia Saudita, Bahrein, Egipto, Emiratos, Jordania, Kuwait, Marruecos y Túnez (además de Singapur). Al combinar los principios rectores de las relaciones públicas con el estudio de los informes del Banco Mundial, los peores dictadores pueden ahora discutir abiertamente sus ideales democráticos y su profundo respeto por los derechos humanos.


El asesor de comunicaciones de la Hermandad Musulmana, Mahmud Jibril el-Warfally, capacita a dictadores musulmanes para que hablen el idioma de la democracia. Reorganiza Al-Jazeera, se hace responsable de traer empresas estadounidenses a Libia durante el gobierno de Gaddafi y, finalmente, lidera el derrocamiento de ese mismo Gaddafi.


La guerra contra Argelia se extiende a Francia. Jacques Chirac y su ministro del interior Charles Pasqua suspenden el apoyo de París a los Hermanos Musulmanes e incluso tienen prohibidos los libros de Yusuf al-Qaradâwî (el predicador de los Hermanos). Para ellos, se trata de mantener la presencia de Francia en el Magreb, que los británicos quieren borrar del mapa. El grupo armado islamista (GIA) secuestra a pasajeros del vuelo Argel-París de Air France (1994), detona bombas en el metro y en un tren de París (1995) y trama un ataque masivo -que será frustrado- durante el Mundial. (1998), en el que, entre otras cosas, un avión choca contra una central nuclear. Cada vez, los sospechosos que logran escapar encuentran asilo en Londonistán.


Desfile de la "Legión Árabe" de Osama bin Laden frente al presidente Alija Izetbegović en Bosnia y Herzegovina.


La guerra en Bosnia y Herzegovina comienza en 1992. Por orden de Washington, los servicios de inteligencia paquistaníes (ISI), que todavía cuentan con el apoyo financiero de Arabia Saudita, envían 90.000 hombres allí para participar contra los serbios (que fueron apoyados por Moscú). Osama bin Laden recibe un pasaporte diplomático bosnio y se convierte en asesor militar del presidente Alija Izetbegović (cuyo asesor diplomático es el estadounidense Richard Perle y cuyo asesor de prensa es el francés Bernard-Henri Lévy). Construye la Legión Árabe con ex combatientes de Afganistán y les proporciona los recursos financieros de la Liga Islámica Mundial. Por un sentido equivocado de comunidad o fuera de la competencia con Arabia Saudita, la República Islámica de Irán también acude en ayuda de los musulmanes en Bosnia. En buenos términos con el Pentágono, envía varios cientos de Guardias Revolucionarios y una unidad del Hezbollah libanés. Sobre todo, suministra la parte esencial de las armas utilizadas por el ejército bosnio.

La inteligencia rusa, entrando en el campo de bin Laden, descubre que toda la burocracia de la Legión Árabe está escrita en inglés y que la Legión recibe sus órdenes directamente de la OTAN. Después de la guerra, se estableció un tribunal internacional especial. Enjuicia a numerosos combatientes de crímenes de guerra, pero ni a un solo miembro de la Legión Árabe.


El egipcio Muhammad al-Zawahiri y su hermano Aiman ​​(ahora jefe de Al Qaeda) participaron en el intento de asesinato del presidente Sadat. También participó junto a la OTAN en las guerras de Bosnia-Herzegovina y Kosovo, donde dirigió una unidad del UÇK (Ejército de Liberación de Kosovo).


Después de tres años de paz, la guerra entre musulmanes y ortodoxos en la ex Yugoslavia comienza de nuevo, esta vez en Kosovo. El Ejército de Liberación de Kosovo (UÇK) está formado por grupos de tipo mafioso entrenados por las Fuerzas Especiales Alemanas (KSK) en la base turca de Incirlik. Los albaneses y los yugoslavos musulmanes tienen una cultura naqshbandi. El futuro jefe de la inteligencia turca, Hakan Fidan, es el oficial de enlace entre la OTAN y Turquía. Los ex alumnos de la Legión Árabe se unen a la UÇK, de la cual una brigada está comandada por uno de los hermanos de Aiman ​​al-Zawahiri. Destruye sistemáticamente iglesias y monasterios ortodoxos y caza cristianos.

Continuando con la tradición de asesinatos políticos, en 1995 Osama bin Laden intenta derrocar al presidente egipcio Husni Mubarak. Al año siguiente, lo vuelve a hacer contra el líder libio Muammar Gaddafi. Este segundo intento de asesinato está siendo financiado por 100.000 libras esterlinas por la inteligencia británica, que quiere sancionar el apoyo libio a la resistencia irlandesa. Sin embargo, la empresa fracasa. Varios oficiales libios huyen al Reino Unido. Entre ellos se encuentra Ramadan Abidi, cuyo hijo es contratado años después, todavía por la inteligencia británica, para llevar a cabo un atentado en Manchester. Libia entrega pruebas a Interpol y emite la primera orden de arresto internacional contra el propio Osama bin Laden, que todavía tiene una oficina de relaciones públicas en Londonistán.

En 1998, se estableció en París la Comisión Árabe de Derechos Humanos. Está financiado por la NED. El presidente es el tunecino Moncef Marzouki y el portavoz es el sirio Haytham Manna. Su propósito es defender a los Hermanos Musulmanes, que están preso en varios países árabes por actividades terroristas. Marzouki es un médico de izquierda que ha trabajado con ellos durante mucho tiempo. Manna es un escritor que administra los activos de Hasan al-Turabi y la Hermandad Musulmana Sudanesa en Europa. Cuando Manna se jubila, su compañero de vida sigue siendo presidente de la asociación. Manna es reemplazado por el argelino Rachid Mesli, que es su abogado, también el de Abassi Madani y los Hermanos Musulmanes argelinos.


Recep Tayyip Erdoğan (derecha), el hijo espiritual del islamista turco Necmettin Erbakan (centro), encabezó su grupo de acción secreta, Millî Görüş. Organizó la compra de armas para Chechenia y recibió importantes emires antirrusos en Estambul.


En 1999 (es decir, después de la guerra de Kosovo y la toma de Grozny por los islamistas), Zbigniew Brzezinski y un grupo de neoconservadores fundaron el Comité Estadounidense por la Paz en Chechenia. Si bien la primera guerra de Chechenia fue un asunto interno ruso que involucró a algunos islamistas, la segunda tiene como objetivo establecer el Emirato Islámico de Ichkeria. Brzezinski, que ha estado preparando estas empresas durante varios años, está intentando repetir el experimento afgano. Los yihadistas chechenos como Shamil Basayev no fueron entrenados en Sudán por bin Laden, sino en Afganistán por los talibanes. Durante toda la guerra, se beneficiaron de la ayuda "humanitaria" proporcionada por los turcos Millî Görüş de Necmettin Erbakan y Recep Tayyip Erdoğan y del "IHH - Human Rights and Freedoms". Esta asociación turca fue fundada en Alemania con el nombre de Internationale Humanitäre Hilfe (IHH). Posteriormente, estos yihadistas organizan varias operaciones a gran escala: en particular contra el teatro de Moscú (2002, 170 muertos, 700 heridos), contra una escuela en Beslán (2004, 385 muertos, 783 heridos) y contra la ciudad de Nalchik (2005, 128 muertos y 115 heridos). Después de la masacre de Beslán y la muerte del líder yihadista Shamil Basayev, Millî Görüş y el IHH celebran una gran ceremonia fúnebre en la mezquita de Fatih en Estambul sin el cuerpo, pero con decenas de miles de militantes. 


La destrucción de la embajada de Estados Unidos en Dar es Salaam, Tanzania, el 7 de agosto de 1998, que fue retratada como un ataque "antiamericano", dejó 85 heridos y 11 muertos ... pero ninguna víctima estadounidense.


Durante este período, se atribuyen tres grandes ataques a Al Qaeda. Pero por muy importantes que sean estos ataques, significan la desaparición de los islamistas, que están siendo absorbidos por la OTAN y, al mismo tiempo, tachados de terroristas "antiamericanos".

- En 1996, un camión lleno de explosivos colapsa una torre de ocho pisos en Khobar, Arabia Saudita, matando a 19 soldados estadounidenses. Después de culpar primero a Al Qaeda y luego a Irán, la responsabilidad del ataque finalmente no se atribuye a nadie.

- En 1998, dos bombas explotaron frente a las embajadas de Estados Unidos en Nairobi - Kenia, y Dar es Salaam - Tanzania, matando a 298 africanos, pero no ciudadanos estadounidenses, e hiriendo a más de 4.500. Un misterioso Ejército de Liberación Islámico de los Santos Lugares se atribuyó la responsabilidad de estos ataques. Según las autoridades estadounidenses, estos ataques fueron perpetrados por miembros de la Jihad Islámica de Egipto en represalia por la expulsión de cuatro de sus miembros. Sin embargo, las mismas autoridades acusan a Osama bin Laden de ser el principal, y el FBI, finalmente, emite una orden internacional de arresto.

- En 2000, el barco de un terrorista suicida explota contra el casco del destructor USS Cole en el puerto de Adén, Yemen. El ataque se atribuye a Al Qaeda en la Península Arábiga (AQAP), pero un tribunal estadounidense responsabilizará a Sudán.

Una grabación de una conversación entre George Tenet (director de la CIA) y el presidente yemení Ali Abdullah Saleh. Fecha desconocida. Documento presentado por los hutíes el 16 de marzo de 2015. La CIA pide la liberación inmediata de Anwar Al-Awlaki, acusado por el FBI de orquestar el ataque al USS Cole.

Estos ataques tienen lugar mientras continúa la cooperación entre Washington y los islamistas. Osama Bin Laden, por ejemplo, ocupó su cargo en Londonistán hasta 1999. El Comité de Asesoramiento y Reforma (ARC), que tiene su sede en el distrito de Wembley, ha estado difundiendo simultáneamente las declaraciones de bin Laden y ocultando las actividades logísticas de Al Qaeda, incluidas la contratación, el pago y la compra del equipo. Entre sus colaboradores en Londres se encuentran el saudí Khalid al-Fawwaz y los egipcios Adel Abdel Bari e Ibrahim Eidarous, tres hombres que han recibido órdenes de arresto internacionales pero que, sin embargo, han obtenido asilo político en Gran Bretaña. Muy legalmente, en Londres, La oficina de Bin Laden hará su famoso llamado a la yihad contra los judíos y los cruzados en febrero de 1998. Gravemente enfermo, enfermedad renal, bin Laden ingresa en el hospital estadounidense de Dubai en agosto de 2001. Un jefe de estado del Golfo me confirmó que lo había visitado en su habitación, donde la CIA había garantizado su seguridad.


6 - La fusión de los dos: "Gladio" y el despliegue de Daesh

Siguiendo la misma lógica, la administración Bush culpa a los islamistas de los ataques masivos del 11 de septiembre en Estados Unidos. La versión oficial prevalece, aunque contiene innumerables contradicciones. El fiscal general afirma que los aviones fueron desviados por islamistas, aunque las aerolíneas dicen que ninguno de los sospechosos estaba a bordo. El Departamento de Defensa dará a conocer un video de bin Laden reivindicando los ataques, aunque él mismo lo ha negado públicamente, y expertos en reconocimiento facial y de voz aseguran que el hombre del video no es bin Laden. Sea como fuere, estos hechos son un pretexto para que Washington y Londres inicien la "guerra interminable" contra el terrorismo y sus antiguos aliados.


El 11 de septiembre de 2001, Osama Bin Laden no pudo liderar ni la más pequeña empresa terrorista. Agonizaba como paciente de diálisis en el hospital militar de Rawalpindi (Pakistán).


Aunque Osama bin Laden padecía insuficiencia renal crónica, falleció el 15 de diciembre de 2001 por los efectos del síndrome de Marfan. Un representante del MI6 asiste a su funeral en Afganistán. Posteriormente, varios imitadores, que más o menos se le parecen, mantienen viva su leyenda. Uno de ellos fue asesinado por Omar Sheikh en 2005, según la primera ministra de Pakistán, Benazir Bhutto.

En agosto de 2002, el MI6 organiza una conferencia de los Hermanos Musulmanes en Londres bajo el título "Siria para todos". Los oradores desarrollan la idea de que Siria sería oprimida por la secta alauita y que solo los Hermanos Musulmanes ofrecerían libertad real.

Después de Sayyid Qutb y Abu Musab el sirio, los islamistas han contratado a un nuevo estratega, Abu Bakr Naji. En 2004, esta figura, que aparentemente nunca existió, publicó un trabajo en Internet, 'La gestión del salvajismo, una teoría del caos'. Aunque algunos autores pensaron que reconocían el estilo de un autor egipcio, el trabajo parece haber sido escrito en inglés, luego anotado con citas superfluas del Corán y traducido al árabe. La "barbarie" mencionada en el título no indica un recurso al terror, sino un retorno al estado de naturaleza anterior a la creación de la civilización. La humanidad retrocede a la época en que "el hombre era un lobo para el hombre". La estrategia del caos consta de tres fases:

- Primero, desmoralizar y agotar al Estado atacando sus flancos menos protegidos. Por lo tanto, se eligen objetivos secundarios, a menudo poco interesantes, pero fáciles de destruir y dispersar. La intención es dar la impresión de un levantamiento general, una revolución.

- En segundo lugar, cuando el Estado se ha retirado del campo y los suburbios, para conquistar y gobernar determinadas zonas. La transición a una nueva forma de gobierno se basará en la Sharia. Durante este período se forjarán lazos con todos aquellos que se oponen al poder estatal, se les proveerá de armas. Entonces se produce una guerra de posiciones.

- En tercer lugar, declarar el Estado Islámico.

Este documento se basa en la ciencia militar contemporánea. Da lugar a operaciones psicológicas, especialmente al uso de violencia desplegada espectacularmente. En la práctica, esta estrategia no tiene nada que ver con la revolución, sino con la conquista de un país por potencias extranjeras, porque implica grandes inversiones. Como siempre en la literatura subversiva, lo que no se dice o solo se menciona de pasada es lo más interesante:

- Con el fin de preparar a la población para la llegada de los yihadistas, en primer lugar se debe construir una red de mezquitas e instituciones sociales, como se hizo en Argelia antes de la "guerra civil".

- Las primeras operaciones de combate requerirán armas, que deben introducirse con anticipación. Particularmente en sus secuelas, los yihadistas no tendrán medios para proveerse de armas, y mucho menos de municiones. Por tanto, tendrán que ser apoyados desde el exterior.

- La administración de los territorios conquistados presupone la disponibilidad de altos funcionarios pre-entrenados como los de las fuerzas armadas regulares a cargo de la "reconstrucción del Estado".

- Finalmente, una guerra de posiciones presupone la construcción de una infraestructura muy extensa, requiriendo grandes cantidades de materiales, ingenieros y arquitectos.

El hecho de que los yihadistas se refieran a este trabajo demuestra en realidad que pretenden seguir desempeñando un papel militar en nombre de las potencias externas, pero esta vez a gran escala.

En 2006, los británicos pidieron al Emir Hamad de Qatar que pusiera su canal de televisión panárabe Al-Jazeera al servicio de los Hermanos Musulmanes. El libio Mahmud Jibril, que había enseñado modales democráticos a la familia real, recibió instrucciones de presentar paso a paso a sus colegas a la estación y crear programas en idiomas extranjeros (inglés, luego bosnio y turco) y un canal para niños. El predicador Yusuf al-Qaradâwî se convierte en el "consejero religioso" de Al-Jazeera. Naturalmente, la estación transmitirá las grabaciones de audio y video de "Osama bin Laden" y las declarará genuinas.

Al mismo tiempo, las fuerzas estadounidenses en Irak se enfrentan a una insurgencia desenfrenada. Inicialmente deprimidos por la brusquedad y brutalidad de la invasión (en términos técnicos: "por la conmoción y el desconcierto"), los iraquíes organizan su resistencia. El embajador estadounidense en Bagdad, luego director de todos los servicios de inteligencia nacionales, John Negroponte, propone derrotarlos dividiéndolos e incitándolos entre sí, es decir, convirtiendo la resistencia contra la ocupación en una guerra civil. Cabe destacar que, experto en operaciones clandestinas, participó en la Operación Fénix en Vietnam, luego organizó la guerra civil en El Salvador y la empresa Irán-Contra en Nicaragua, y dirigió el colapso de la insurgencia en Chiapas, México. Negroponte convoca al coronel James Steele, uno de los hombres en los que confiaba en El Salvador. Le da la tarea de establecer milicias chiítas iraquíes contra los sunitas y sunitas contra los chiítas. En cuanto a las milicias sunitas, Steele recurre a los islamistas. Desde Al Qaeda en Irak, arma una coalición tribal, el Estado Islámico en Irak (en el futuro Daesh), bajo el disfraz de la policía especial ("brigada de lobos"). Para aterrorizar a las víctimas y sus familias, entrena al Emirato en la tortura de acuerdo con los métodos de la Escuela de las Américas y la Academia de Cuadros de Guerra Política de Taiwán, donde enseñó. 

En unos meses, un nuevo terror desciende sobre los iraquíes, dividiéndolos según su afiliación religiosa. Luego, cuando el general David Petraeus toma el mando de las fuerzas estadounidenses en el país, asigna al coronel James H. Coffman para que trabaje con Steele y le informe sobre la operación, mientras que Brett H. McGurk informa directamente al presidente. Los principales líderes del Emirato Islámico son reclutados en el campo de internamiento de Bucca, pero condicionados en la prisión de Abu Ghraib bajo los métodos de "lavado de cerebro" de los profesores Albert D. Biderman y Martin Seligman. Todo esto es supervisado desde Washington por el secretario de Defensa Donald Rumsfeld, a quien Steele reporta directamente.

En 2007, Washington informa a la Hermandad que derrocará a los gobiernos seculares y no sectarios del Medio Oriente en general, incluidos los estados aliados, y que debe prepararse para tomar el poder. La CIA forja alianzas entre los Hermanos Musulmanes y figuras destacadas o partidos laicos de todos los estados de la región. Al mismo tiempo, conectó las dos ramas de "Gladio" estableciendo vínculos entre los grupos nazis occidentales y los grupos islamistas orientales.

A veces, estas alianzas son inestables; por ejemplo, en la "Conferencia Nacional de la Oposición Libia" en Londres, la Hermandad Musulmana solo logra unir al grupo islamista (Al Qaeda en Libia) que lucha en Libia y la Hermandad Wahhabi Senussi. El programa prevé la reintroducción de la monarquía y la introducción del Islam como religión estatal. Más convincente es la formación del Frente de Salvación Nacional en Berlín, que confirma oficialmente la fusión de los Hermanos Musulmanes con el ex-vicepresidente sirio baazista Abd al-Halim Chaddam.


Dmytro Yarosh en el Congreso del Frente Antiimperialista Ternopol (2007). Hará la conexión entre los nazis de Gladio A y los islamistas de Gladio B, luego se convertirá en subsecretario del Consejo de Seguridad Nacional de Ucrania después de la "revolución de color" del EuroMaidan (2014).


El 8 de mayo de 2007, grupos nazis e islamistas de Ternopol (este de Ucrania) establecieron un frente antiimperialista para luchar contra Rusia. Involucra a organizaciones de Lituania, Polonia, Ucrania y Rusia, incluidos los separatistas islamistas de Crimea, Adigia, Daguestán, Ingushetia, Kabardino-Balkaria, Karachay-Cherkessia, Osetia y Chechenia. Doku Umarov, que abolió la república de Chechenia y proclamó el Emirato Islámico de Ichkeria, no puede asistir debido a las sanciones internacionales que se le impusieron y su contribución se lee allí. El presidente del Frente es Dmytro Yarosh, quien se convirtió en subsecretario del Consejo de Seguridad Nacional de Ucrania durante el golpe de Estado de febrero de 2014 en Kiev.

En el Líbano, las fuerzas nacionales sitiaron el campamento palestino de Nahr al-Bared en mayo-junio de 2007 después de que miembros de Fatah al-Islam se atrincheraron allí. La lucha duró 32 días y costó la vida a 76 soldados, unos 30 de los cuales fueron decapitados.


El turco-irlandés El Mehdi El Hamid, apodado "Mahdi Al-Harati", como agente de la CIA presente en la Flotilla de la Libertad, abraza al presidente Erdogan que vino a visitarlo al hospital. Más tarde se convierte en el número dos del Ejército Sirio Libre.


En 2010, la Hermandad organiza la Flotilla de la Libertad a través de IHH. Oficialmente, la intención es desafiar el embargo israelí y llevar ayuda humanitaria a los residentes de Gaza. En realidad, el barco principal de esta flotilla cambia de bandera durante la travesía y continúa bajo los colores turcos. Entre los activistas no violentos que participan en la expedición se encuentran numerosos espías, incluido Mahdi al-Harati, un agente irlandés de la CIA. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, cae en la trampa que le tendió Estados Unidos y asalta los barcos en aguas internacionales, dejando 10 muertos y 54 heridos. Este acto de piratería es condenado en todo el mundo bajo la mirada sarcástica de la Casa Blanca. Israel, que había suministrado armas a los yihadistas en Afganistán y apoyó la creación de Hamas contra la OLP de Yasser Arafat, se volvió contra los islamistas en 2008 y los bombardeó a ellos y al pueblo de Gaza. Por ejemplo, Netanyahu ahora está pagando por la Operación Plomo Fundido, que llevó a cabo con Arabia Saudita en contra del consejo de la Casa Blanca. Israel finalmente libera a los pasajeros de la flotilla. La prensa turca luego muestra al primer ministro Recep Tayyip Erdogan visitando a Mahdi al-Harati en el hospital.


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