Bienvenido a este Blog. Detectives de Guerra le brinda los mejores análisis de los conflictos internacionales de actualidad

10 octubre 2021

Bonaparte, la "Unión Europea" y la Revolución




Recopilación y resumen de varios textos. 

Viene de la Parte I


Parte II


"La campaña napoleónica fue una campaña de la Unión Europea de la época. Entonces, no estaba unido por un mercado común de mano de obra y capital, sino por un genio que se había arrastrado fuera de la revolución como una víbora fuera del fuego; un genio en el que muchos vieron si no al propio "anticristo", al menos a su precursor".


"Cuando Napoleón cruzó el río Nieman y dijo sobre Rusia: "Que su destino pase", ¿podríamos llamarla agresión a Rusia por parte de una ´Unión Europea´ del siglo XIX?


Como quiera que se quiera llamarlo, con la excepción de los Balcanes, que estaban bajo control de los turcos, todo el resto de Europa había sido arrastrada a esta campaña: Prusia, Austria y Suiza como aliados, y Polonia, España e Italia como vasallos. Eso no deja a casi nadie más. Por supuesto, cuando se escribe sobre historia no se puede usar terminología moderna en tiempo pasado. Pero un polemista puede hacer lo que un erudito no puede". 

Estas interesantes reflexiones las encontramos en "The Forerunner of the European Union" (El precursor de la Unión Europea) ensayo de Andrey Tkachev (2018 - Oriental Review), citaremos algunos extractos a manera de resumen.


La Unión Europea surgió cuando nació y no antes, sobre la base de una unión europea del carbón y el acero tras la segunda guerra mundial. A más del dinero, consiste en unir a la élite industrial europea para beneficiarse mutuamente, se trata que  nunca más tengan que guerrear entre sí

 

"Es una cuestión de élites y de beneficios estupendos de las grandes industrias. Si te cuentan otro cuento de hadas sobre las pequeñas y medianas empresas y los derechos del "pequeño" hombre, no te derritas. Recuerda: primero vienen los combustibles fósiles, luego la fundición y el laminado de metal y otras alegrías industriales que están lejos de ser glamurosas. Solo después de estos vienen peluqueros, maquilladores, diseñadores de interiores, entretenimiento televisivo y veterinarios para mascotas domésticas. Tal es la lógica de la economía. Si hay fábricas habrá centros comerciales, bares y guarderías. Si no tienes el primero, no tendrás el resto, a pesar de la canción y el baile sobre los aumentos presupuestarios y los derechos civiles. Olvídalo".


Si Napoleón fue el precursor de la UE, entonces solo fue un niño en comparación con esta pandilla incolora de burócratas grises, que cantan canciones sobre la igualdad. 

 

A la izquierda, retrato de Napoleón, obra de Hippolyte Delaroche. A la derecha,    retrato de Napoleón, de Jacques-Louis David (1812). Sin duda las dos pinturas representan a Bonaparte en su gabinete de trabajo, en el palacio de las Tullerías.


En el siglo XVI, más precisamente, 1596, fue el año de la Brest Unia. No estaban interesados en las fábricas porque no había fábricas. La riqueza se medía por la cantidad y la calidad de las tierras y la capacidad de trabajo de los sujetos en esas tierras. El verdadero poder en aquellos días se encontraba en la esfera de la ideología. Y la ideología en aquel bendito siglo XVI era religiosa hasta la médula. Así, la Europa católica del siglo XVI con su centro en Roma, más exactamente, en el Vaticano, ofreció a los eslavos orientales una unión (unia, en latín) y dijo:


"Aceptad nuestra fe, porque somos más elevados que tú. Sin nosotros y sin nuestra fe no salvarán sus almas. Sin nosotros serán esclavos y pastores de cerdos. Pero con nosotros, serás tan digno como nosotros, y entrarás en el Paraíso incluso antes de morir. Aceptad nuestra fe y someteos voluntariamente. Si no, entonces te obligaremos a hacerlo, por tú propio bien; porque Dios a través de nuestro Papa nos ha dado el derecho de hacer esto".


Esta fue la Unión Europea del siglo XVI. Ni carbón, ni acero, ni LGBT, ni créditos al consumo, solo la misma arrogancia de un colonizador con respecto a los aborígenes; y el mismo orgullo e impenitencia. Esencialmente es "satanismo" escondido bajo la máscara del cristianismo; y hoy el cansado satanismo se esconde bajo la máscara de la filantropía liberal. Nuestros antepasados incultos no fueron privados ni de sabiduría ni de intuición natural, ni de un sentido de dignidad. En respuesta a las ofertas de tales sindicatos se arremangaron y se prepararon para una lucha. Así fue en aquel bendito siglo XVI, que fluyó de manera uniforme hacia el bendito siglo XVII, llevando consigo sus cuestiones sin resolver. 

En su conjunto, la idea de la Unia sufrió la derrota. Pero no de inmediato y no en todas partes. Logró infectar una parte del cuerpo previamente sano. La Unia ganó fuerza en el oeste de Ucrania y parcialmente en el oeste de Bielorrusia. En estas regiones nació un fenómeno: la fe oriental con una pizca de ritos occidentales y la obediencia a Roma; o, por el contrario, la fe occidental con ritos orientales. Nadie puede averiguar cuál es más correcta.

En el siglo XXI topamos un problema de finales del siglo XVI. La Unia, que ha desgarrado Ucrania más de una vez en la historia y ha llevado a la partición de Polonia. La Unia está en el centro de todos los problemas históricos de Ucrania, como lo ha demostrado todo su pasado y aún más la historia contemporánea, es capaz no solo de provocar peleas, sino también de enfurecer y armar, de encontrar a la ligera enemigos en la persona de los hermanos de sangre y de sancionar el derramamiento de sangre. 

Dicen que todo es a favor de la tolerancia europea, pero en los hechos aboga por la "Kristallnacht"; en palabras, es por amor sin barreras, pero en hechos, por nazificación con todas las consecuencias del procedimiento. Después de varios siglos la gente puede acostumbrarse a cualquier error, o llegar a amar cualquier distorsión. Pero objetivamente hablando, la naturaleza de esta distorsión no cambia. Solo crece en la conciencia de aquellos que están acostumbrados a ella. Sin embargo, la amenaza que conlleva no ha ido a ninguna parte, razona inteligentemente Andrey Tkachev.




Sobre los actos revolucionarios


Una premisa fundamental que no siempre nos resulta manifiestamente obvia son las revoluciones con su inicial y sutil tinte de aparente sinceridad, pocas o ninguna provocan las anheladas reformas proclamadas por los revolucionarios, analiza con toda sinceridad John Kozy, de quien resumimos las siguientes líneas de su ensayo escrito en 2011, "A Revolting World. The Forces of Reaction never rest" (Un mundo repugnante. Las Fuerzas de Reacción nunca descansan).


Por ejemplo, la Revolución Americana. Los Estados Unidos de América nacieron en medio de la violencia revolucionaria, pero esa revolución se deshizo tan pronto como se adoptó la Constitución, es decir, el acto revolucionario violento fue bien visto hasta 1776 (Declaración de Independencia), pero no después de 1789 (año que se aprueba la Constitución). ¡Los mismos revolucionarios se volvieron reaccionarios! (reacción-reaccionario). 


¿Qué dice la Declaración de Independencia de  1776

Sostenemos que estas verdades son evidentes por sí mismas, que todos los hombres son creados iguales, que están dotados por su Creador de ciertos Derechos inalienables, que entre ellos se encuentran la Vida, la Libertad y la búsqueda de la Felicidad. - Que para asegurar estos derechos, los gobiernos se instituyen entre los hombres, derivando sus poderes justos del consentimiento de los gobernados, - Que siempre que cualquier forma de gobierno se vuelva destructiva de estos fines, es el derecho del pueblo alterarla o abolirla e instituir un nuevo Gobierno, asentando sus fundamentos en tales principios y organizando sus poderes de tal forma que les parezca más probable... cuando una larga serie de abusos y usurpaciones, que persigue invariablemente el mismo Objeto, muestra un plan para reducirlos al Despotismo absoluto, es su derecho, es su deber, deshacerse de tal Gobierno... ”. 


Como vemos se describe las condiciones válidas que originan las revoluciones del presente, no obstante ahora se dice a los oprimidos del mundo que solo deben involucrarse en transiciones “pacíficas”. La Revolución Americana desapareció con el Artículo III, Sección 3 de la Constitución: "La traición contra los Estados Unidos, consistirá únicamente haciendo la guerra contra ellos, o adhiriéndose a sus enemigos, brindándoles ayuda y consuelo". 

¿Quién en Estados Unidos diría hoy que todos los estadounidenses son creados iguales? No se ha establecido la Justicia, ni promovido el bienestar general. "La Revolución Estadounidense, como todas las revoluciones de la historia, se ha deshecho. Parece que se necesitan más que manifestaciones callejeras pacíficas para resucitarlo", afirma John Kozy. 


La Revolución Francesa 

 

Tuvo lugar entre 1789 y 1799 durante el cual se produjeron cambios sociales y políticos radicales. La monarquía absoluta se derrumbó y la sociedad francesa experimentó una transformación épica. Los privilegios feudales, aristocráticos y religiosos fueron abandonados debido a la presión de los grupos políticos liberales y las masas en las calles. Las viejas ideas sucumbieron a los principios ilustrados de ciudadanía y derechos inalienables. Los principios republicanos fueron las canciones liberales de la época.


Luego vino la reacción. Cuando la Convención Nacional Francesa buscó exportar la revolución, se formó una coalición militar compuesta por España, Nápoles, Gran Bretaña, Holanda, Austria y Prusia. Las fuerzas republicanas fueron dirigidas por Napoleón Bonaparte y cuando prevalecieron, Napoleón se convirtió en Emperador


Izquierda Napoleón I con túnica de coronación, pintado por François Gérard. (Rijksmuseum de Ámsterdam); Derecha, Napoleón en su trono imperial, por Jean Auguste Dominique Ingres, 1806.

La revolución murió en manos del general a quien se le encomendó protegerla. Cuando el ejército de Napoleón fue finalmente derrotado en Waterloo, el Congreso conservador de Viena revirtió los cambios políticos que se habían producido. La monarquía fue restaurada y Luis XVIII se convirtió en rey. Francia no abandonó la monarquía hasta finales del siglo XIX, un siglo después de que comenzara la revolución. ¿Se restauraron los principios republicanos? Pregúntale a cualquier francés. ¿Liberté, égalité, fraternité? Ni por asomo.



"Es mucho más fácil lograr una revolución exitosa que construir y preservar un gobierno humano y funcional. Las fuerzas de la reacción nunca descansan y han logrado deshacer la mayor parte de las revoluciones populares de la historia. Los revolucionarios deben reconocer que su primera tarea es defender a sus gobiernos recién formados de los reaccionarios, porque una vez que los reaccionarios pongan el pie en la puerta, no se detendrán hasta que se deshaga la revolución", concluye sabiamente Kozy.


Notas explicativas adicionales


Sobre el CÓDIGO NAPOLEÓNICO. Su nombre oficial es Código Civil Francésaprobado por la Ley del 21 de marzo de 1804, vigente en el presente con numerosas e importantes reformas. Creado por una comisión a la que le fue encomendada la recopilación de la tradición jurídica francesa durante el gobierno de Napoleón Bonaparte (Primer Consulado). Antes de este instrumento jurídico Francia no tenía un solo conjunto de leyes; la ley se basaba en costumbres locales, exenciones, privilegios y fueros especiales otorgados por reyes u otros señores feudales. 


 Consagración del emperador Napoleón I 






"Consagración del emperador Napoleón I y coronación de la emperatriz Josefina en la Catedral de Notre-Dame de París el 2 de diciembre de 1804" (título oficial de la obra). Autor: Jacques-Louis David (terminada en 1808). La escena central detalla cuando Joséphine se arrodilla ante Napoleón durante su coronación en Notre Dame. Detrás de él se sienta el Papa Pío VII.
Personajes de la pintura 
1 Napoleón I (1769-1821) está de pie, vestido con túnicas de coronación similares a las de los emperadores romanos. Otros son simplemente espectadores pasivos. En el cuadro actual es posible ver el contorno de lo que se pintó originalmente: Napoleón sosteniendo la corona sobre su propia cabeza, como colocándose sobre sí mismo.
2 Joséphine de Beauharnais (1763-1814) está arrodillada en posición sumisa, como exige el Código Civil francés. Recibió la corona de manos de su esposo, no del Papa. 
3 Maria Letizia Ramolino (1750-1836), madre de Napoleón, fue colocada en las gradas por el pintor. Ocupa un lugar más importante que el Papa. En realidad, ella no asistió a la ceremonia para protestar por el roce de Napoleón con sus hermanos Lucien y Joseph. El padre de Napoleón, Carlo Buonaparte, murió en 1785. María Letizia pidió al pintor que le concediera un lugar de honor. 
4 Luis Bonaparte (1778–1846), quien al comienzo del imperio recibió el título de Gran Condestable, Rey de Holanda, en 1806. Se casó con Hortense de Beauharnais, la hija de Josefina.
5 Joseph Bonaparte (1768-1844), que no fue invitado y no asistió debido a una discusión con Napoleón. Por eso tampoco asistió su madre. Después de la coronación, recibió el título de príncipe imperial. Luego fue rey de Nápoles en 1806 y de España en 1808.
6 El joven Napoleón Carlos Bonaparte (1802–1807), hijo de Luis Bonaparte y Hortense de Beauharnais.
7 Las hermanas de Napoleón. En la réplica, el vestido de la hermana favorita de Napoleón será de color rosa. Este es el único cambio en la réplica a pesar de estar pintado de memoria.
8 Charles-Francois Lebrun (1739–1824), el tercer cónsul junto a Napoleón y Cambacérès. Bajo el Primer Imperio, ocupó el lugar de príncipe-architrésorier. Tiene el cetro.
9 Jean Jacques Régis de Cambacérès (1753–1824), arzobispo príncipe del imperio. Toma la mano de la justicia.
10 Louis-Alexandre Berthier (1753–1815), ministro de Guerra del Consulado. Mariscal del Imperio en 1805. Mantiene el mundo coronado por una cruz.
11 Talleyrand (1754-1836), gran chambelán desde el 11 de julio de 1804.
12 Joachim Murat (1767–1815), mariscal del imperio, rey de Nápoles después de 1808, cuñado de Napoleón y esposo de Caroline Bonaparte.
13 El Papa Pío VII (1742-1823) se contentó con bendecir la coronación. Está rodeado de dignatarios clérigos, nombrados por Napoleón desde el Concordato. Para no poner en peligro el nuevo equilibrio entre Iglesia y Estado, el Papa aceptó asistir a la coronación. El papa fue pintado originalmente con las manos cruzadas sobre su regazo, pero Napoleón, supuestamente alegando que el Papa no estaba presente para hacer nada, ordenó que la pintura lo representara ungiendo los procedimientos.
14 En las gradas también se representa al pintor Jacques-Louis David.
15 También estuvo presente Halet Efendi, embajador otomano. 
16 Dom Raphaël de Monachis, monje greco-egipcio y miembro del Institut d'Égypte está representado entre los hombres del clero, de pie a la derecha del obispo, con barba y capucha roja.
17 La dama portadora de la túnica al frente, justo detrás de Josephine, en el lado derecho desde el punto del visor de imágenes, es Elisabeth-Hélène-Pierre de Montmorency-Laval, madre del político Sosthènes II de La Rochefoucauld. Ella era una dama de la corte de Josephine. (Cita tomada de la Wikipedia)


* "Antes de coronarse emperador, Napoleón buscó la aprobación en un plebiscito amañado en el que 3.572.329 votaron a favor y 2.567 en contra. El plebiscito fue un referéndum nacional, por el cual los votantes no podían debatir los temas involucrados. Napoleón no confiaba en las opiniones de los votantes, por lo que hizo que sus leales agentes contaran los votos para asegurarse de que los resultados fueran los deseados. Además, se registró cada “sí” o “no”, junto con el nombre y la dirección del votante. El ministro de policía, Joseph Fouché, suprimió rápidamente cualquier crítica. La combinación de un estado policial despiadado y elecciones amañadas se convirtió en un elemento básico de los regímenes dictatoriales populistas hasta el presente".


Continuaremos con Bonaparte...


fuentes originales principales:

03 octubre 2021

¿Fue Napoleón Bonaparte un sinarquista?




por Tito Andino

Recopilación y resumen de varios textos.


Parte I

Desvelando el sinarquismo

La sinarquía -círculo de poder económico industrial- financió en secreto a Napoleón para la conquista de Europa, de hecho, suele afirmarse que Bonaparte fue el primer fascista de la historia y que la Revolución francesa es creación y a la vez, víctima de la Sinarquía. Los sinarquistas brotaron entre los círculos inmediatos de Napoleón, sus veteranos oficiales de las campañas bélicas diseminaron la práctica de la secta por todo el mundo.


Bonaparte con apenas 51 años murió en cautiverio en la isla británica de Santa Elena. Este año 2021 se celebró el bicentenario de su muerte (5 mayo 1821). Complejo tema, analizar a Napoleón Bonaparte desde otra óptica que no sea la historia tradicional u oficial sigue siendo tabú a pesar de que no son pocos los ensayos que lo estudian desde una perspectiva diferente. Los siguientes reportajes sobre quien fuera Emperador de los franceses, Copríncipe de Andorra, Rey de Italia, Protector de la Confederación del Rin, etc., se centrará en nuestra ya conocida línea editorial respecto a destacados personajes históricos, sus polémicas vidas y obra están ya vastamente documentadas por destacados historiadores, Bonaparte no será la excepción. Si debemos -no obstante- señalar la controversia en torno a sus inclinaciones políticas.

Para algunos Napoleón Bonaparte fue un genio militar de la estrategia; otros afirman que fue un líder visionario que legó a Francia su sentido de gloria; que instauró una moderna y centralizada administración. Por otro lado, hay quienes concuerdan que fue un tirano que sacrificó la vida de cientos de miles de franceses (y de otras naciones) a lo ancho y largo de Europa y que acabó innecesariamente con la supremacía francesa en Waterloo. ¿Tirano o genio; o ambos? 

Con motivo del bicentenario de su deceso, en Francia se escuchó a diputados de izquierda argumentar que "no le corresponde a la república celebrar a su sepulturero". Movimientos como "Black Lives Matter" repudiaron cualquier celebración del hombre que reintrodujo la esclavitud en 1802 (Antillas francesas). Un alcalde francés expresó el deseo de su ayuntamiento de reemplazar la imponente estatua de bronce del emperador en caballo que se encuentra fuera de Normandía. Las fuerzas políticas de derecha han calificado de exagerados y provocadores aquellos gestos.

Bien, para no complicarnos la vida iremos directo al tema fundamental, agregando conceptos y notas explicativas.


La Sinarquía 

 

Mucha gente (una gran mayoría) desconoce sobre la existencia del sinarquismo. Pero, ! ¿qué carajos es eso? !, se preguntan. Entender el rol de aquel líder francés, alrededor del cual se aglutinaban diversos poderes terrenales, no es fácil, ni lo encontraremos en textos de historia tradicional.


Debemos reconocer que una bibliografía especializada escasea sobre el tema (sinarquía) y la carencia de pruebas documentales y fuentes válidas nos deja en desventaja en el campo histórico; también suele ocurrir que nos damos de narices ante la presencia de ridícula literatura sensacionalista con "teorías" sobre el "anticristo" y la influencia de los "Iluminatis" en torno a Bonaparte. Lo que si puede certificarse es el rol de una ya no tan secreta masonería junto a grandes intereses financieros y clasistas que podrían haber conformado esa intrigante sinarquía (para otros se trata de la clásica conspiración judeo-masónica). 

Investigar a Napoleón Bonaparte y su relación con el sinarquismo internacional (desechando las teorías conspiranoicas) ya no debería ser valorado como hipótesis. Serios (pero pocos) indicios y presunciones aportados en estudios sobre su existencia y presencia en los altos círculos del poder europeo hasta mediados del siglo XX lo demuestran


Bonaparte en el puente de Arcole, (c. 1801) y Napoleón como Primer Cónsul (1802), las dos obras corresponden al pintor francés Antoine-Jean Gros.

 

El sinarquismo apareció originariamente en una alianza de poderosos intereses financieros europeos desde fines del siglo XVIII, luego involucró  a otras regiones del mundo. Este círculo de alianzas elitistas se asoció en torno a los viejos imperios coloniales. En el presente los verdaderos dueños del mundo constituyen una hermandad internacional originalmente conformada por industriales, la oligarquía económica y aristocracia europea bajo asesoramiento de expertos economistas, a ellos se integraron miembros de sociedades secretas de corte masónico. 

 

La sinarquía no se desquicia con teorías raciales, ni religiosas, la religión no tiene sentido para ellos (salvo para fines políticos); su dios es el poder y la riqueza; aglutina en su favor tanto a la extrema derecha como a la extrema izquierda (como se analiza más adelante).

Se presume gobiernan desde la sombra y cuyo objetivo final sería establecer una dictadura global modelada en el Imperio de Napoleón Bonaparte, una nueva versión global del Imperio Romano -una dictadura sinarquista o fascista como es común denominarla-. Ese modelo pretendió emular Adolf Hitler (Unión Paneuropea, bajo égida alemana). Esta corriente, en la era del dominio nazi de Europa seguían siendo conocida en ciertos círculos como "Movimiento Sinarquista del Imperio". Para algunos estudiosos, la Unión Europea sería  el ejemplo actual de ese círculo de alianzas que se consolida con una fuerza ideológica predominante en el aspecto económico.

Sinarquismo significa dominio de la ley y el orden. También quiere decir: con gobierno, con autoridad, con orden. La RAE define a la Sinarquía como el sistema político en el que el poder es ejercido por una élite o corporación. Según la RAE, puede tener dos acepciones (nos interesa la segunda): “Influencia, generalmente decisiva, de un grupo de empresas comerciales o de personas poderosas en los asuntos políticos y económicos de un país”. 

La palabra deriva del prefijo griego: "syn", que significa “con” o “junto” y un sufijo: "arquía", que significa “regla”, así se definió por primera vez en el Diccionario de inglés Webster. El primer uso registrado del término "sinarquía" se atribuye a Thomas Stackhouse (1677-1752), un clérigo británico que usó esa palabra en su libro “New History of the Holy Bible from the Beginning of the World to the Establishment of Christianity” (Nueva Historia de la Sagrada Biblia desde la Creación del Mundo hasta la Creación de la Cristiandad); publicada en dos volúmenes en 1737. 

Según el Movimiento Sinarquista del Imperio debe implantarse regímenes autoritarios, eligiendo gente dócil para ser controlados. El poder debe concentrarse en manos de los directivos de la industria y los medios de comunicación; y, naturalmente, en delegados de los grupos financieros-bancarios de cada país. Entre los objetivos de su programa está el concentrar un máximo de industrias y eliminar la competencia injustificada; fijar un control absoluto de precios de todo bien y materia prima; y, la necesaria formación de un aparato judicial y social que impida cualquier acción extrema.


Alexandre Saint-Yves d'Alveydre - Antoine Fabre d´Olivet - Gérard Vincent Encausse (Papus)

El uso más importante de la palabra "sinarquía" proviene de los escritos del ocultista francés Alexandre Saint-Yves d'Alveydre, alrededor de 1860, él pertenecía a la Sociedad Martinista o Martinistas, una secta masónica secreta que tenían una especie de culto-adoración del emperador Napoleón Bonaparte. Lyndon Larouche, experto en la temática, afirma que los Martinistas empezaron a identificarse como “Sinarquismo” a inicios del siglo XX

El ocultista Saint-Yves era seguidor del asesor místico de Bonaparte, Antoine Fabre d´Olivet (1767-1825). Fabre d´Olivet fue miembro destacado de los Jacobinos (del ala izquierda radical y anticlerical de la Revolución Francesa y participó personalmente en el complot para asesinar al Rey Luis XVI en 1789). Con el tiempo Fabre d´Olivet llegaría a ser alto funcionario de los ministerios del Interior y de Guerra de Napoleón Bonaparte.

Volviendo a Saint-Yves d'Alveydre, la palabra sinarquismo apareció en su libro “La France vraie” describiendo la forma ideal de gobierno (según él). Lanzó la idea del sinarquismo para contrarrestar la anarquía que estaba desestabilizando Europa. Saint-Yves tomó los escritos ocultistas de Fabre d´Olivet sobre "la violencia catártica" y "la voluntad de poder". 

En “L'Archéometre”, Saint-Yves d'Alveydre, describe a la sinarquía como un hipotético e ideal sistema de gobierno de los miembros de una sociedad secreta (Agharta). En otra de sus obras “La misión de la India en Europa”, Saint-Ives explica que Agharta maneja un sistema de gobierno sinárquico, ejerciendo el poder real tras la apariencia de un gobierno fachada de otro tipoEl concepto de Agharta se difundió en algunas  regiones europeas, fue la Thule-Gesellschaft que lo introdujo en los círculos nacionalistas alemanes y en la ideología mística del nazismo.   

Para Saint-Yves la sinarquía conducirá a una sociedad armoniosa defendiendo la jerarquía y las diferencias entre clases sociales que colaboran entre si, trascendiendo el conflicto entre grupos sociales y económicos. Por lo mismo, la sinarquía se opone a la anarquía.

 

Saint-Yves era un "visionario", al estilo de Napoleón y Hitler, en su tiempo ya imaginó una Europa Federada con todos los estados integrados (igual como soñó Hitler), con un gobierno Corporativista (implantado en el fascismo italiano de Mussolini) y regido por cuatro estamentos: Consejo de Estado, Académico, Judicial y Comercial. (Muchos lo comparan con la actual Unión Europea).

 

Mapa de la Europa Federada según las SS hitlerianas e inspirada en Saint-Ives

El sucesor de Saint-Yves, un tal Gérard Vincent Encausse, mejor conocido como "Papus" fundó la escuela de ciencias ocultas Saint-Yves de donde surgió una sociedad secreta "Gobierno de la Sinarquía". Papus publicó un libro en 1894 "Anarquía, indolencia y sinarquía", detallando el proyecto para reclutar a todos los líderes de la industria, el comercio, las finanzas y de la academia a un solo plan de poder destruyendo el "microbio interno" de la sociedad, la anarquía.

Michael Sorde en "The Secret League of Monopoly Capitalism" (La Liga Secreta del Capitalismo Monopolista) confirma que el sinarquismo se extendió en México, España, Italia y Francia en la década de los 30 del siglo XX, se caracterizaban por ser grupos católicos de extrema derecha financiados por grandes corporaciones monopolistas que representan el Gran Poder Financiero para implantar el Fascismo y su programa para combatir las leyes anti-monopolio.

Sorde se refiere al Mouvemet Synarchique d´Empire (Movimiento Sinárquico del Imperio) cuya etapa más moderna se instituyó en París en 1922 con el Barón Neo de Nervo y su conglomerado de 50 empresas monopolistas, Maxime Ranaudin, cercano a las finanzas del Vaticano, Jean Coutrot, amigo íntimo del Mariscal Petain (la lista se amplia con otros nombres y corporaciones francesas).


Según Lyndon Larouche “Esta conspiración francmasónica secreta tiene lugar entre las facciones nominalmente izquierdistas como entre las de extrema derecha, tales como el consejo editorial del Wall Street Journal, la Sociedad Mont Pelerin, el American Enterprise Institute y el Instituto Hudson, y la mentada extrema derecha integrista dentro del clero católico. La autoridad subyacente detrás de estas sectas es una red contemporánea de bancos privados de ese modelo veneciano medieval conocido como Fondi. La conspiración del sinarquista Banque Worms en la época de la guerra en los 1940, tan sólo es típica del papel de tales intereses bancarios que intrigaban detrás de varios gobiernos fascistas de entonces”. 


Afirma Larouche que el sinarquismo fue el rasgo central de los Gobiernos fascistas organizados en Italia, Alemania, España, la región francesa no ocupada de Vichy con Pierre Laval; ese fenómeno también se desplazó por México y toda América Central y del Sur, como un conducto español del partido nazi. A través de la Falange el ensayo mexicano se erigió con un movimiento político denominado "Unión Nacional Sinarquista".

En Europa la sinarquía se convertiría en el frente que se opondría tenazmente al surgimiento del marxismo y los movimientos comunistas que clamaban cambios fundamentales mediante una revolución social. Generalmente está aceptado el concepto que la sinarquía surge como reacción emergente a ideologías y movimientos igualitarios como el comunismo y el anarquismo, por lo que se opone a esas corrientes. Incluso los Estados Unidos con su Constitución de 1789 fue inicialmente una amenaza a la hegemonía de los grupos de poder, de igual forma los sistemas parlamentarios considerados no tan fieles a sus intereses. 

Desde principios de 1920 hasta 1945 los servicios de inteligencia de los Estados Unidos y de otras naciones lo clasificaban oficialmente bajo el título de “Sinarquismo nazi–comunista”, porque al mismo tiempo desplegaba fuerzas pro comunistas y de extrema derecha opuestas para envolver al gobierno escogido como blanco. 

El alcance de la sinarquía llegó a penetrar organizaciones comunistas y logró lo inconcebible, clandestinamente, consiguieron en muchos casos, que la extrema derecha y los movimientos obreros políticamente organizados –sin tener ninguna relación, ni contacto- aunaran esfuerzos contra un mismo objetivo: el gobierno(s) que debía ser derrocado. El sinarquismo defiende ese modelo de alianzas políticas y, aunque aparente contradicción, se vale para sus objetivos de la unidad de socialistas y anarquistas en torno a principios fascistas, de allí que los nazis se autoproclamaran “socialistas”, siendo cien por cien un grupo sinárquico.


Los movimientos fascistas del siglo XX y posteriores, como la mayoría de los movimientos terroristas, son todos creaciones sinarquistas” (Larouche).


¿Sinarquismo o Fascismo?


Dicen que Napoleón Bonaparte fue el primer fascista de la historia 

 

El término “fascismo” es una derivación de la penetración del sinarquismo en Italia, fue allí donde se le denominó “fascismo”, su propósito era “italianizar” una enfermedad francesa conocida como “sinarquismo”. Lo que comúnmente denominamos fascismo no surge de las bases populares ni marginadas, tampoco de la clásica pequeña burguesía, surge del monopólico poder económico e industrial ante el advenimiento de corrientes sociales que perturban al sistema capitalista.


Es decir, el símbolo de las Legiones Romanas que marchaban hacía la guerra, llamada “fasces”, sería el nombre que adoptaría el sinarquismo proveniente de Francia en Italia. 

“Georg Wilhelm Friedrich Hegel, un apasionado admirador de la imagen de Bonaparte como emperador, fue el primero en ofrecer una doctrina histórica fascista del Estado. Los escritos de Friedrich Nietzsche sumaron a la teoría de Hegel la doctrina del terror dionisíaco del hombre–bestia, de los movimientos y regímenes fascistas del siglo XX”, razona Larouche. 

En un trabajo analítico, Daniel Estulin, otro conocedor de la temática, explica que en la actualidad existe influencia de esas organizaciones en el poder político-militar de los Estados Unidos, el sinarquismo se enquistó mediante las clases industriales y económicas norteamericanas y pugna por controlar el sistema. De allí que en la segunda guerra mundial algunos grupos apoyaron la política del ‘Buen Vecino’ y el Panamericanismo de Roosvelt, mientras grupos sinárquicos contrarios apoyaban el financiamiento e industrialización de la Alemania nazi. Esos grupos se componen desde neoconservadores, republicanos del ala de ultraderecha, componentes étnicos pro-nazis y hasta representantes de los poderosos círculos de los lobbies judíos y del ultraderechista Likud de Israel. “Detrás de ellos, oculto del escrutinio público, se encuentra el Movimiento Sinárquico del Imperio, el auténtico poder que los ingenuos califican como Fascismo”, concluye Estulin.

El Imperio hitleriano no fue una aparición espontánea, no se oponía a las potencias occidentales que le imponen el Tratado de Versalles, todos eran conscientes que Alemania jamás habría podido cancelar las obligaciones. Pero muchos erramos en algo, el kit del asunto no era "cobrar deudas" sino manejar la economía alemana. No hay por que buscar el quinto pie al gato, el nazismo fue una creación sinarquista, un moderno ensayo internacional de la industria y la banca para manejar un estado (que ya venía haciéndose en otros lugares desde la Revolución Francesa). 

El "Socialismo Corporativo" fue una temática abordada por el profesor Antony Sutton, para ser más claros, es el sometimiento de la sociedad civil al control totalitario del Estado (se le denomina fascismo) que, a su vez, depende de la gran banca y la industria (sinarquismo, hoy lo denominamos Complejo Militar - Industrial). 

Lyndon Larouche nos recuerda que la sinarquía -círculo de poder económico industrial- financió en secreto a Napoleón para la conquista de Europa, de hecho, suele afirmarse que Bonaparte fue el primer fascista de la historia y que la Revolución francesa es creación y a la vez, víctima de la Sinarquía. Los sinarquistas brotaron entre los círculos inmediatos de Napoleón, sus veteranos oficiales de las campañas bélicas diseminaron la práctica de la secta por todo el mundo.

Georges Dupeux (Napoleón) aseveraba que "la burguesía encontró un protector, así como un maestro" en Bonaparte, pero nunca fue su amo, en toda su carrera "fue un subordinado de los capitanes de la industria y las finanzas de la nación, los mismos caballeros que ya controlaban Francia en la época del Directorio, la "république des propriétaires", y que le habían confiado la gestión del país en su nombre". Otra clara referencia a la sinarquía.

Un siglo más tarde la Sinarquía brindaría su apoyo ciego para el ascenso de Adolf Hitler con un objetivo claro: unificar Europa bajo la férrea mano del nazismo y luego el mundo regido por un NUEVO ORDEN, que sería regentado por un gobierno que garantice y represente sus intereses militares, empresariales, financieros, académicos y de los medios de comunicación. En otras palabras, el Nuevo Orden Mundial para instaurar un Imperio Romano moderno. Y eso es lo que proclamó con vehemencia Hitler, el advenimiento de ese Nuevo Orden (al que incluyó sus particulares tesis racistas y ocultistas) contrario a la tesis de las repúblicas soberanas basadas en el Bienestar Social. 

Los nazis fueron parte de ese proyecto sinárquico, con todo el poder aglutinado en su entorno no consiguieron edificar el NUEVO ORDEN MUNDIAL por una razón, se desviaron del plan de la sinarquía para controlar Europa. Las excentricidades de su doctrina dirigida por una "raza" de superhombres arios, asesinos, místicos y enajenados que conjuraban espíritus de otros “mundos” para una lucha mítica entre la luz y la obscuridad (el bien contra el mal, según su degenerada visión), tuvo que ser abortada por sus propios creadores. Durante algún tiempo, ese otro “mundo” gobernó parte del orbe. Los nazis desviaron los fundamentos por los cuales fueron elevados al poder y, como dejaron de ser útiles por sus sandeces, su reinado de terror debió sucumbir, para dar paso a otros métodos más terrenales de dominación

Los ideólogos fascistas más notables de esta academia después de la Segunda Guerra Mundial son Leo Strauss de la Universidad de Chicago, quien es la inspiración de los actuales ideólogos neoconservadores estadounidenses, y el co-pensador de Strauss en París, Alexandre Kojève

No es exageración, como afirma Daniel Estulin que

"a lo largo de los últimos setenta años, remontándonos a la segunda guerra mundial, a partir de esta red de intereses sinarquistas y estructuras financieras nazis encubiertas, ha germinado quizás la infraestructura terrorista más importante de todas y, no solo en Europa, sino internacionalmente. Este mundo circundante terrorista no debe ser entendido como una conspiración con una estructura organizacional cuasi militar, sino como una red flexible, donde cada uno de los componentes puede ser desplegado por separado con objetivos distintos, bajo circunstancias específicas de cada operación”.


Frente a los restos de quien consideraba su par, Hitler hizo la promesa de traer los restos del malogrado hijo de Napoleón que procreará con la Archiduquesa María Luisa de Austria en 1811, Napoleón François Joseph Charles Bonaparte pasó a la historia como Napoleón II ("el Aguilucho", debido a un poema del escritor Víctor Hugo). Así, el 15 de diciembre de 1940, Napoleón II regresó al país que lo vio nacer y desde entonces yace junto a su padre, en "Los Inválidos". Se cree que con ese acto Hitler quería ganarse las simpatías francesas, no tuvo éxito.  El 24 de junio de 1940, cuando Hitler salió de Les Invalides, su primera expresión: “…fue el momento más grandioso y notable de mi vida”. La foto de Hitler corresponde a Heinrich Hoffman.

El presente 

El mundo actual evidentemente ha evolucionado, conforme el avance del desarrollo social e industrial hoy tenemos un poder dominante que impone las reglas de la política y la economía mundial. Se estructura mediante alianzas de las élites corporativistas que dominan el comercio mundial, los metagrupos, la oligarquía financiera-industrial, el complejo militar-industrial, la poderosa y despreciable real aristocracia europea e incluso se acepta la participación de organizaciones internacionales del crimen y sociedades secretas

De existir una pirámide de poder, no sería como la típica mafia con un capo en la cumbre, mucho menos un Rex Mundi, como nos describen los conspiranoicos. De las múltiples hipótesis de trabajo, la conclusión es que cada tiempo estas organizaciones van mutando o reevaluando sus objetivos, mudan de fachada (nombre) cada cierto periodo.

Es la moderna estrategia geopolítica de conquista, ya no territorial sino económica, es la lucha por la globalización ejercida abiertamente a través de organizaciones internacionales como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, la Organización Mundial del Comercio, entre otras. Estos grupos de poder político-económico-industrial en el mundo cumplen una agenda renovada periódicamente hasta lograr la GLOBALIZACIÓN, el nuevo imperialismo económico, que ya reemplaza al clásico imperialismo colonial. Tampoco es necesario dominar desde la sombra porque son organizaciones públicas, más no su objetivo final que es: establecer una dictadura sinarquista, nueva versión global del Imperio Romano (una dictadura corporativista o fascista, como suele denominarse hoy en día)

Estos metagrupos privados velan por sus intereses en sus respectivas zonas de influencia y se reparten otras, comparten el botín mediante la entrega de acciones, en este caso sobre los recursos naturales de las naciones y el control del sistema financiero mundial, planifican el futuro de la humanidad y destruyen a sus detractores mediante la guerra. Por lo mismo, no todo es camino de rosas, existen grandes obstáculos, por ejemplo Rusia no acepta ese tipo de imposiciones y hasta la China capitalista (globalista) de hoy, como estado, es reacia a aplicar ese método.

Esa confabulación -como puede entenderse- origina múltiples alianzas sin distinción de raza, religión o política. Poderosos judíos, cristianos de toda confesión, agnósticos, masones, musulmanes, hindúes, budistas, taoístas, etc. son grandes socios de las corporaciones globales... La religión es para el pobre, para el ingenuo y para los fanáticos fundamentalistas -de cualquier confesión- tan necesarios para las élites.


Continuaremos con Napoleón Bonaparte...

26 septiembre 2021

Made in USA: Licencia para matar - guerra global contra el terrorismo




Nota previa del editor del blog

Hoy presentamos una combinación de artículos del geógrafo y politólogo italiano Manlio Dinucci, autor de varios libros sobre política europea y columnista para diversos medios nacionales e internacionales, sus cortos pero precisos análisis se publican habitualmente en el diario italiano "Il Manifesto", periódico que representa la voz de los intelectuales de izquierda (aunque se identifica como quotidiano comunista), en realidad fue fundado por un grupo disidente del PCI (Partido Comunista de Italia), que, por ejemplo en 1969, se expresaron en contra de la invasión soviética de Checoslovaquia. 

Desde 1990 el periodismo italiano ve 'il manifiesto' como un periódico más independiente, considerado unánimemente como un ejemplo de periodismo creativo y sofisticado, no exento de oposición por su contenido político; 'il manifiesto', incluso, ha hecho frente a las reclamaciones presentadas en su contra por la OTAN a través del servicio de relaciones públicas del Mando Conjunto de la OTAN en Nápoles, en especial por un artículo de Manlio Dinucci "Bajo el dominio de Estados Unidos y la OTAN" de marzo de 2018. En igual sentido, también el Departamento de Estado se ha dirigido a otros diarios cuyos artículos aparecen en Red Voltaire para que corten toda colaboración. 

Aprecio necesario hacer este tipo de aclaraciones; una vez más insistiré que este blog, a pesar de su corazoncito izquierdoso, no hace proselitismo político, ni su editor ha militado nunca en movimiento o partido político alguno. La línea editorial de este blog es histórica bajo la lupa del análisis geopolítico.

A continuación repasemos una recopilación de los últimos artículos del mencionado Manlio Dinucci que en su formato original han sido traducidos por la página Web Red Voltaire.


*****

La ley que da al presidente de ‎Estados Unidos licencia para matar

por Manlio Dinucci




Al cambiar de casaca y conceder su aval a la entrega de Kabul, el presidente ‎estadounidense Joe Biden retoma la estrategia Rumsfeld-Cebrowski de la guerra ‎sin fin. Ya no se trata de desplegar grandes cantidades de tropas en el terreno sino de ‎multiplicar los “teatros” de intervención donde operarán drones “asesinos”, unidades de ‎fuerzas especiales y mercenarios. La guerra sólo cambia de aspecto pero sigue extendiéndose.‎

 

El 18 de septiembre de 2001, una semana después de los hechos del 11 de Septiembre, ‎el Congreso de Estados Unidos aprobaba, gracias al voto conjunto de republicanos y demócratas, la ‎Ley Pública 107-40, donde se estipula:‎


"El Presidente está autorizado a utilizar toda la fuerza necesaria y apropiada contra las ‎naciones, organizaciones y personas que él considere que planificaron, autorizaron, ‎cometieron o ayudaron en los ataques terroristas ocurridos el 11 de septiembre de 2001, o ‎que hayan dado refugio a esas organizaciones o personas, con el objetivo de prevenir ‎todo futuro acto de terrorismo internacional contra Estados Unidos de parte de esas ‎naciones, organización o personas".


Esa ley, que confirió al presidente republicano George W. Bush plenos poderes de guerra, había ‎sido redactada por el senador demócrata Joe Biden, entonces presidente de la Comisión de ‎Relaciones Exteriores. ‎

El presidente George W. Bush se veía así autorizado por el Congreso, en nombre de la «guerra ‎contra el terrorismo», a utilizar la fuerza militar no sólo contra organizaciones o personas sino ‎incluso contra naciones enteras, cuya culpabilidad sería simplemente decretada por él mismo, ‎investido de la autoridad para emitir una sentencia sin juicio e inapelable, y ordenaba la inmediata ‎ejecución de los “culpables” mediante una guerra. ‎


Dron espía no tripulado RQ-4 Global Wawk USAF

En otro artículo, "¿Aprendió alguien algo de la ‎catástrofe afgana?"‎, Manlio Dinucci, resume la guerra de Afganistán: No lo decimos nosotros, es el presidente Joe Biden quien acaba de ‎reconocerlo: Washington nunca buscó ayudar a los afganos y mucho menos ‎construir un Estado en Afganistán. Lo que tanto nos repitieron los medios durante ‎‎20 años era sólo propaganda.‎

En su alocución del 16 de agosto sobre Afganistán, desde la Casa Blanca, el presidente Biden hizo ‎una declaración lapidaria: ‎"Nuestra misión en Afganistán nunca tuvo como objetivo construir una nación. ‎Nunca apuntó a ‎crear una democracia unificada y centralizada". ‎"Nuestro único interés nacional en Afganistán sigue siendo hoy lo que siempre fue: impedir ‎un ‎ataque terrorista contra la patria estadounidense". ‎

Con esas concisas palabras, el presidente de Estados Unidos enterró inesperadamente la ‎narración oficial que acompañó durante 20 años la «misión en Afganistán», misión a la que ‎Italia (y otros países como España, Francia, Alemania, etc.) dedicó vida humanas y miles ‎de millones de euros provenientes de sus fondos públicos.‎

El Washington Post, deseoso de limpiar su propio armario de esqueletos (las hoy llamadas ‎‎fake news), lanza el oprobio sobre esas palabras de Joe Biden al señalar que: "Los presidentes ‎de Estados Unidos y los dirigentes militares engañaron deliberadamente al público sobre la ‎más larga guerra estadounidense, librada en Afganistán durante dos décadas". 

El objetivo real de esa guerra era concretar la ocupación del territorio afgano, de primera ‎importancia geoestratégica por tener fronteras con las tres repúblicas centroasiáticas ex soviéticas ‎‎(Turkmenistán, Uzbekistán y Tayikistán), y con Irán, Pakistán y China (específicamente con la ‎región autónoma de Xinjiang (o Sinkiang). ‎En aquella época, ya se veían señales claras de acercamiento entre China y Rusia. ‎Los presidentes Jiang Zemin y Vladimir Putin habían firmado el Tratado de Buena Vecindad y ‎Cooperación Amistosa, definido como «piedra angular» de las relaciones entre sus países. ‎Washington veía la naciente alianza entre China y Rusia como una amenaza para los intereses ‎estadounidenses en Asia. "Existe la posibilidad de que ‎surja en Asia un rival militar con una formidable base de recursos", advertía el Pentágono en un ‎informe fechado el 30 de septiembre de 2001. ‎


Una estación de control de drones del USAF

Volviendo a la ley "permiso para matar" (por darle un nombre figurativo), sólo dos senadores han venido solicitando desde hace tiempo la anulación de esa ley: ‎el demócrata Tim Kaine y el republicano Todd Young. Pero no han tenido éxito. 

La Ley del 18 ‎de septiembre de 2001 sigue vigente y, después del presidente republicano George W. Bush, la ‎han utilizado sucesivamente el presidente demócrata Barack Obama, el republicano Donald Trump y, ahora, ‎el demócrata Joe Biden, quien antes fue vicepresidente en la administración Obama. Se calcula ‎que esa ley ha sido utilizada para “legitimar”, durante los últimos 20 años, operaciones ‎militares efectuadas por las fuerzas armadas de Estados Unidos –por orden presidencial– en ‎al menos 19 países, como Afganistán, Irak, Libia, Yemen, Túnez, Kenya, Mali, Nigeria, Somalia, ‎Camerún y Níger. ‎

Tres semanas después de la adopción de esa ley, el presidente George W. Bush ordenaba atacar ‎e invadir Afganistán, "oficialmente" para capturar a Osama ben Laden, "protegido" por los talibanes. ‎Tres meses después ordenaba la apertura de la prisión de Guantánamo, donde llegaban ‎deportados y eran torturados presuntos terroristas de diferentes partes del mundo. Año y medio ‎más tarde, en respuesta a una solicitud de 77 senadores republicanos y demócratas –‎encabezados por Joe Biden– George W. Bush ordenaba atacar e invadir Irak, acusando a ese país ‎de poseer armas de destrucción masiva, acusación que posteriormente resultó ser falsa. También ‎ordenó aplastar la resistencia con mano de hierro, lo cual quedó confirmado por las imágenes de ‎las torturas aplicadas en la cárcel de Abu Ghraib –reveladas en 2004. ‎

También basándose en la ley de 2001, que lo autorizaba a «utilizar toda la fuerza necesaria y ‎apropiada», el presidente Barack Obama autorizaba la CIA –diez años después– a realizar ‎operaciones secretas en Libia para preparar la guerra de la OTAN, que destruiría el Estado libio. ‎

Utilizando el mismo procedimiento “legal”, según documentaba el New York Times el 29 de ‎mayo de 2012, se instituyó bajo la administración Obama la llamada «kill list», actualizada ‎semanalmente, en la que se enumeran las personas de todo el mundo secretamente condenadas ‎a muerte bajo la acusación de terrorismo, personas que –previa aprobación del presidente de ‎Estados Unidos– son físicamente eliminadas, generalmente recurriendo al uso de drones ‎asesinos. Ese fue el procedimiento utilizado en enero de 2020 por el presidente Donald Trump, ‎al ordenar el asesinato del general iraní Qassem Suleimani, alcanzado por un dron ‎estadounidense en el aeropuerto de Bagdad. Ataques similares con drones estadounidenses ‎también han sido “legalmente” autorizados en Afganistán, Irak, Libia, Pakistán, Somalia, Siria ‎y Yemen. ‎

MQ-1 Predator de General Atomics (foto Reuters/ Baz Ratner). El MQ-1 Predator fue el primero de los drones asesinos, apareció en la década de 1990 como un avión no tripulado de reconocimiento, por su tamaño podía portar misiles, por lo que se buscó como asesinar a gran distancia, rápido y en silencio, sin perturbar el ambiente político. El MQ-1 inició sus misiones asesinas en febrero de 2002 en Afganistán.... El presidente de EE UU solía dirigir personalmente las operaciones. En 2012  The New York Times detallaba cómo Obama autorizaba en persona quiénes serían los blancos de las acciones de los drones en Yemen, Somalia y Pakistán en las reuniones semanales del equipo antiterrorista de la Casa Blanca, se presentaba al presidente la lista de los condenados a muerte (Kill List) que eran localizados, y éste, tras estudiarla caso por caso, daba o no la autorización. Una investigación de la cadena pública alemana ARD y el diario 'Süddeutsche Zeitung' señalaba en 2013 que los EE.UU gestiona sus drones y el asesinato selectivo de presuntos terroristas en África desde Alemania*.


El ataque más reciente de un dron asesino fue realizado, con autorización del presidente Joe ‎Biden, el 29 de agosto pasado, en Kabul, contra un vehículo que supuestamente transportaba ‎explosivos para Daesh. Una investigación publicada el 10 de septiembre en el New York Times ‎reveló que el vehículo –que el operador del dron había seguido por mucho tiempo, a miles de ‎kilómetros de distancia– no transportaba explosivos sino depósitos de agua. Pero el vehículo ‎fue volado –en medio de un barrio densamente poblado– por un misil estadounidense Hellfire ‎‎(literalmente, “Fuego del Infierno”), que mató 10 civiles, entre ellos 7 niños. 


El balance de "la guerra global contra el terrorismo" (otro artículo de Dinucci) sólo es una sucesión de despliegues ‎de tropas de Estados Unidos en más de la mitad de los países de todo el mundo, con ‎o sin la autorización de los gobiernos locales. En todos esos países, Estados Unidos ‎lucha supuestamente contra un enemigo invisible, “enemigo” que Washington ‎no vacila en respaldar secretamente en otras latitudes. El objetivo final es presentar a ‎Estados Unidos como actor indispensable de una paz que ese mismo país sabotea ‎permanentemente. ‎


Dos noticias publicadas recientemente en el Washington Post –“Las familias del 11 de ‎septiembre dicen que Biden no es bienvenido en los actos conmemorativos si no presenta las ‎pruebas que obran en posesión del gobierno” y “Biden firma un orden ejecutiva que reclama la revisión, la ‎desclasificación y la apertura de documentos clasificados sobre el 11 de septiembre”– abren ‎nuevas y profundas grietas en la versión oficial. El hecho que 20 años después de los atentados ‎del 11 de septiembre todavía haya en los archivos de Washington documentos secretos sobre ‎aquellos hechos significa que su verdadera dinámica todavía está pendiente de examen. ‎

Lo que sí está claro es el proceso que el 11 de septiembre puso en marcha. Durante la década ‎anterior, marcada por la retórica sobre «el Imperio del Mal», la estrategia de Estados Unidos ‎se había concentrado en las «amenazas regionales», conduciendo a las dos primeras guerras ‎posteriores a la llamada guerra fría: la guerra del Golfo y la guerra contra Yugoslavia. ‎

Esas dos guerras tuvieron como objetivo fortalecer la presencia militar y la influencia política de ‎Estados Unidos en el área estratégica del Golfo y en Europa, en momentos en que se redefinían ‎sus contornos. Simultáneamente, Estados Unidos fortalecía la OTAN, atribuyéndole –con el ‎consentimiento de los demás miembros de ese bloque militar– el derecho a intervenir de ‎‎“su área” y extendiéndola hacia el este, al incorporar los países del desaparecido Pacto ‎de Varsovia a la alianza atlántica



La economía estadounidense –a pesar de seguir siendo la primera ‎del mundo– había perdido terreno ante la economía de la Unión Europea. En el mundo árabe se ‎veían indicios de rechazo a la presencia y la influencia de Estados Unidos mientras que en Asia el ‎acercamiento entre Rusia y China presagiaba el posible surgimiento de una coalición capaz de ‎desafiar la supremacía estadounidense. Fue precisamente en aquel momento crítico que los ‎acontecimientos del 11 de septiembre de 2001 permitieron a Estados Unidos abrir una nueva ‎fase estratégica, justificándose oficialmente con la necesidad de enfrentar «la amenaza mundial ‎del terrorismo». ‎

La «guerra contra el terrorismo» es una guerra de nuevo tipo, una guerra permanente, que ‎no conoce fronteras geográficas, contra un enemigo que puede ser –de un día para otro– ‎no sólo un individuo o una organización terrorista sino cualquiera que se oponga a los intereses ‎de Estados Unidos. Es el enemigo perfecto, incapturable y sempiterno, sin rostro y por ende ‎‎“presente” en todas partes. El presidente George W. Bush lo definió como "un enemigo que ‎se esconde en oscuros lugares del mundo", de donde sale de improviso para perpetrar actos ‎aterradores a la luz del día, de fuerte impacto emocional en la opinión pública. ‎

Así comenzó la "guerra global contra el terrorismo": En 2001, Estados Unidos ataca Afganistán y ocupa ese país, con la participación de la OTAN ‎a partir de 2003; en 2003, Estados Unidos ataca Irak y lo ocupa, con la participación de aliados de la OTAN;‎ en 2011, Estados Unidos ataca Libia y la destruye, como ya lo había hecho antes con ‎Yugoslavia; también en 2011, Estados Unidos emprende una operación similar contra Siria, operación ‎paralizada 4 años después por la intervención de Rusia en apoyo al gobierno sirio;‎ en 2014, con el putsch de la Plaza Maidan, Estados Unidos abre en Ucrania un nuevo conflicto ‎armado. ‎


Mientras dice librar la «guerra global contra el terrorismo», Estados Unidos financia, entrena y ‎arma –con ayuda principalmente de Arabia Saudita y de otras monarquías del Golfo– toda una ‎serie de movimientos terroristas islamistas y explota las rivalidades locales.

En Afganistán, Estados Unidos arma a muyahidines y talibanes. En Libia y en Siria, Estados Unidos arma también un montón de grupos que hasta poco antes ‎Washington clasificaba como terroristas y cuyos combatientes provienen de Afganistán, Bosnia, ‎Chechenia, etc.‎ Posteriormente, en mayo de 2013 –un año después de la fundación de Daesh–, el futuro ‎‎«califa» de ese ente yihadista se reúne en Siria con el senador estadounidense John McCain, ‎cabecilla republicano a quien el presidente demócrata Barack Obama había confiado la ejecución ‎de ciertas operaciones secretas por cuenta de su administración. ‎


MQ-9 Reaper de General Atomics (foto: Baz Ratner / Reuters) 

En la «guerra contra el terrorismo» Estados Unidos utiliza no sólo fuerzas aéreas, terrestres y ‎navales sino también, y cada vez con más frecuencia, unidades de fuerzas especiales y drones ‎‎“asesinos”, cuyo uso presenta la gran ventaja de no requerir aprobaciones del Congreso y poder ‎mantenerse en secreto, lo cual evita suscitar reacciones de parte de la opinión pública. ‎

Los elementos de las fuerzas especiales estadounidenses que participan en operaciones secretas ‎suelen no estar uniformados y vestirse según la usanza local, evitando así que Estados Unidos ‎se vea acusado de los asesinatos y torturas que perpetran. ‎

Para la «guerra no convencional», el Mando estadounidense para las operaciones especiales ‎‎(USSOCom o SOCom) recurre cada vez más frecuentemente a compañías que le proporcionan «contractors» ‎‎(léase mercenarios). En el área del CentCom, o sea en el Medio Oriente, los «contractors» que ‎trabajan para el Pentágono son más de 150.000. Pero a ellos hay que agregar también otros ‎‎«contractors» utilizados por otros departamentos del gobierno estadounidense y por los ‎ejércitos de los países aliados, «contractors» provenientes de todo un oligopolio de grandes ‎‎«compañías de seguridad», estructuradas como verdaderas transnacionales. ‎

Así nos ocultan la guerra de manera cada vez más eficiente, poniéndonos con ello en la posición ‎de quien cree caminar sobre terreno seguro, sin saber que bajo nuestros pies se mueven fuerzas ‎que pueden provocar un terremoto catastrófico. ‎


Manlio Dinucci

La ley que da al presidente de ‎Estados Unidos licencia para matar

La guerra global contra el terrorismo

AddToAny