Nota de introducción por el editor del blog
Decía el investigador estadounidense Rick Rozoff, hace ya 10 años, que a pesar del bajón del poder militar y económico de los Estados Unidos en las últimas décadas, sigue teniendo capacidad para reclutar en todo el mundo los suficientes apoyos para sus guerras, Afganistán fue (y sigue siendo su mejor ejemplo). Es indiscutible que sin la OTAN, la solución a sus problemas se vería comprometida, por ello afirma Rozoff, "la estrategia de crear un ejército militar global regido por la OTAN, la cual ellos dirigen" es la táctica que lo mantiene en la cumbre del poder mundial (aunque su dominio ya no es unipolar, la sola presencia de China y Rusia han transformado el mundo en fuerzas multipolares).
La historia de esta táctica es evidente, la OTAN y la Unión Europea se han convertido en vasallos de las guerras económicas estadounidenses (como se dejó sentado en el artículo anterior). Afganistán, Yugoslavia, Kosovo, Libia, Irak, Siria, África, etc, han llevado a miles de soldados de la alianza atlántica (europeos) a proteger los intereses de los Estados Unidos por el mundo. De esa forma concluía Rozoff se "pretende mantener, una vez más, su supremacía por la guerra y la fuerza".
Y esa es la historia que hoy nos recuerda Hans Wallow, investigador alemán respecto al rol del Ejército Federal Alemán del presente (Bundeswehr). Previo a dar lectura a su artículo desarrollado en 2010 (que por cierto en nada ha variado la política alemana en estos momentos), es necesario anotar pequeños detalles del accionar de las fuerzas alemanas desde la posguerra mundial.
Hace menos de un mes (abril) en ocasión de las fiestas de la pascua cristiana, en alrededor de 90 ciudades alemanas se celebraron las tradicionales marchas de pascua (a pesar de que no cuentan con alta presencia de público son siempre cubiertas por la prensa). Este año la consigna era: “Desarmar en lugar de rearmar. El mundo necesita paz en lugar de alianzas de guerra”. Los contradictores a este tipo de marchas acusan de ser promovidas por la izquierda y la extrema izquierda (comunistas) de Alemania.
Eso no tiene nada de raro -incluso en los EEUU- se puede apreciar este tipo de convocatorias y protestas. Lo fundamental es que las autoridades de la República Federal Alemana han dado un giro radical, en violación a su norma constitucional de no intervención en países extranjeros.
Un analista alemán recordaba que hubo un canciller que dijo hace como 40 años: "La paz no lo es todo, pero sin paz todo es nada". La frase sigue siendo válida, mas, no tiene hoy ningún eco en la política alemana, el gobierno pretende ignorar flagrantemente "lo que los alemanes aprendieron tan amargamente después del fin de la Segunda Guerra Mundial".
Karl Müller (escribe para el diario suizo Zeit Fragen) expresa que debe suponerse que, desde 1949, Alemania es un Estado de derecho y se pregunta:
"¿Cómo es posible que en un país cuya Constitución puso en primer plano la dignidad humana, un país donde el reconocimiento de los derechos humanos y del derecho internacional está inscrito en la Constitución y donde la preparación de una guerra de agresión es considerada ilícita, cómo es posible que en un país como ese un periódico de renombre internacional se queje (!) de que la población de ese mismo país «no se ha acostumbrado todavía a una Bundeswehr cuya misión no se limite a la disuasión sino que debe obligatoriamente ser capaz de matar agresores mediante ataques selectivos en diferentes regiones del mundo?" (se refiere a un editorial del Frankfurter Allgemeine Zeitung publicado el 18 de diciembre de 2012).
Alemania no quiere quedarse atrás de sus "colegas" de la OTAN (Francia y la Gran Bretaña), sus fuerzas militares desean poseer bombarderos nucleares "capaces de utilizar las nuevas bombas atómicas estadounidenses B61-12", a pesar que Alemania dispone de aviones Tornado, con capacidad de utilizar armas atómicas estadounidenses, éstos están siendo reemplazados por el conocido Eurofighter. Por otro lado, desde hace mucho, Alemania alberga bases aéreas de la USSAF donde se encuentran almacenadas un arsenal nuclear.
Alemania, desde hace varios años se ha visto presionada, a instancias de los Estados Unidos, para participar en provocaciones de tipo militar contra Siria y Rusia, es conocido el escándalo de la entrega de armas alemanes a Ucrania para su conflicto por el Donbass y Crimea con Rusia; así como la participación alemana en la "coalición internacional" contra el Estado Islámico en Siria o el envio de tropas alemanas a bases en Lituania, etc. Desde inicios de siglo ha intervenido por primera vez, como fuerza militar en territorio extranjero en Afganistán luego en Mali e Irak, aunque se aduce que es una tarea de "paz", "pacificación", "seguridad", como les gusta decir en la OTAN y no una fuerza militar de intervención. A fines del siglo pasado actuó de forma prepotente (bajo bandera de la OTAN) en la secesión de Kosovo en detrimento de Yugoslavia, dotando moderno armamento a los secesionistas croatas, así como participó en misiones de bombardeo contra Serbia en 1999.
No olvidemos los negocios militares que mantiene Alemania con Israel, es de recordar que en los astilleros de Kiel, propiedad de los Thyssen-Krupp: Marine Systems GmBH, lugar donde se construyen submarinos clase Dolphin, capaces de portar ojivas atómicas, han entregado desde barcos de guerra hasta submarinos por miles de millones de dólares a Israel, en gran parte financiados con dineros de los contribuyentes alemanes. Estos actos han sido justificados por la señora Merkel al afirmar que "Israel tiene que tener la capacidad de defenderse".
Para 2010 Alemania constaba como el tercer exportador mundial de armamento, según un informe del Instituto Internacional de Investigación sobre la Paz del "Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI)", es decir, iba por delante de Francia y el Reino Unido en venta de armas.
En general, el mando de la OTAN (es decir, los Estados Unidos) impone las reglas a toda Europa (UE). El gobierno federal alemán, en ocasiones, se ha opuesto a las políticas de Washington, como en el caso de las sanciones económicas a Rusia, China, Irán y otros, pero a la larga Alemania y el resto de Europa tiene que inclinarse a los mandatos de su jefe supremo, no se le permite o se sabotea, por ejemplo, la construcción del gasoducto Nord Stream, que proveería de gas a toda Europa (proyecto con Rusia). De igual forma, se ponen obstáculos para el desarrollo de la Nueva Ruta de la Seda pactado por Alemania y China, a través de Rusia, convenido en marzo de 2013, con la presencia del presidente Xi Jinping quien propuso, además, extenderlo hacia Europa Occidental. Aquel proyecto no será ya que significaría el fin de la hegemonía de los Estados Unidos y el final de los "principios" de la Unión Europea.
Apenas el año pasado, el ex canciller alemán, Gerhard Schroder, en señal abierta de televisión (N-TV) se refirió al tratamiento de imposiciones que recibe Alemania como país ocupado por Estados Unidos -habló de fuerzas de ocupación y no de un aliado-.
Debemos recordar que los alemanes se llevaron la ingrata noticia de saberse espiados por sus propios "aliados", seguramente sigue manteniéndose el programa de espionje estadounidense a través de la NSA. Sorpresivamente "Alemania era el principal blanco de la vigilancia anglosajona en Europa. Los alemanes descubrieron que su principal aliado, al que siempre se han mantenido fieles, no confía en ellos y los espía".
Casos como los enunciados podríamos seguir recordándolos, pero los ejemplos son suficientes (se me olvidaba la denuncia de la presencia de militares neonazis en las filas del Bundeswehr). Ahora demos paso a los puntos de vista de otros alemanes, recogidos en el interesante artículo de Hans Wallow, datado en 2010, eso significa que las cosas siguen iguales en este momento.
tito andino
Bundeswehr: marcha hacia el pasado
por Hans Wallow
enero 2010
La Bundeswehr o Ejército alemán está implicado actualmente en Afganistán. Como aliado de EEUU y miembro de la OTAN, las tropas alemanas participan como fuerzas de refuerzo en la estrategia militar imperial estadounidense en Asia. El pueblo alemán receloso de ver sus soldados implicados en conflictos en el extranjero después de la Segunda Guerra Mundial comienza a interrogarse sobre el bien fundado de su participación.
«Estamos a punto de perder la confianza de los afganos a raíz de una violencia desproporcionada.» Esto lo escribió el coronel [alemán] Jürgen Heiducoff en una carta al ministro Frank- Walter Steinmeier.
Heiducoff fue asesor militar en la embajada alemana en Kabul desde 2006 hasta su relevo en 2008. «Es insoportable que nuestras tropas de coalición y la Isaf, entre tanto, luchan intencionalmente contra una parte de la población civil y, con ello, contra un posible nuevo germen de una sociedad civil. Bombarderos occidentales y helicópteros propagan miedo y terror en la población civil.»
Heiducoff, considerado por sus oficiales colegas como una persona íntegra y comprometida, advirtió sobre una socavación del derecho internacional del mandato de la ONU, y criticó en ese contexto, a la conducción militar que se hace cada vez más independiente. También en la política de información frente a políticos y periodistas, la situación militar es tratada con una indulgencia inadmisible.
El mando militar y la burocracia que lo sostiene, reaccionó como siempre: presionando. Cuando ya no se pudo evitar que el Coronel siguiera escribiendo la verdad, se lo dejó fuera de las consultas militares en Afganistán, es decir se lo desconectó del flujo de información. Él, quien con todo derecho, frente al Senado militar del Tribunal administrativo federal podía decir que sólo había cumplido con su deber, no pudo, aun con la ayuda de un abogado, defenderse de un «relevo disciplinario» – siendo que la ley del soldado exige la verdad (art. 13). Duras sanciones o penas disciplinarias por críticas a la Bundeswehr
El tratamiento que recibió ese valiente oficial por parte de los responsables, no es de ninguna manera un caso aislado. Hoy en día, aquel que en la Bundeswehr haga uso de su fundamental derecho de opinar libremente, se lo estigmatiza como «denigrante de los suyos», y el conflicto es considerado como un problemático caso individual.
Soldado alemán patrullando en Afganistán.
Cuando los soldados arriesgan a denunciar públicamente irregularidades en la Bundeswehr o en la política de seguridad, tienen que contar con duras sanciones o penas disciplinarias. En la opinión pública, sólo se hicieron conocidos aquellos soldados que se opusieron a la nueva – vieja, obediencia absoluta.
El caso de Christiane Ernst-Zettl, de la brigada sanitaria, es típico: en Kundus, ella, como no-combatiente, se negó a prestar servicio de vigilancia y seguridad sin el emblema de la Cruz Roja; esto lo prohibe el derecho humanitario internacional de la Convención de Ginebra, la que determina que el personal sanitario sólo debe ocuparse de la atención de los pacientes.
El ministerio refutó inmediatamente: la Bundeswehr en Kundus no está en guerra, y dentro de un conflicto tal, no debe hacerse diferencia entre combatientes y no-combatientes. Hans-Joachim Giessmann, profesor del Instituto para investigación de la paz en Hamburgo, lo ve totalmente distinto: «Las Convenciones de Ginebra y las resoluciones para sanitarios, son vigentes también para la acción de la Bundeswehr en Afganistán.» Los soldados alemanes están involucrados allí en operaciones militares.
A la obtrusa argumentación del mando militar respondió la soldado sanitaria: «Si tengo mala suerte, tengo pacientes sobre la mesa de operaciones heridos por mí misma, o por mis colegas sanitarios.» Esa argumentación fue rechazada por la burocracia militar, parcial e intransigente, la que reaccionó con un relevo disciplinario y una multa de 800 euros. Esto fue justificado, con el argumento de que Ernst-Zettl puso inseguro al jefe de la comitiva, y por lo tanto se había comportado contrariamente a la camaradería.
Desacreditado, degradado, criminalizado
Otro ejemplo de mobbing durante años a costa de los contribuyentes, es el caso del comandante Florian Pfaff. En 2003, él se negó a producir una software, la cual debía apoyar el ataque de EE.UU. a Iraq. Según el comandante, su conciencia le prohibía participar en una infracción al derecho. Pfaff fue desacreditado, degradado y criminalizado. Hoy dice el creyente cristiano al respecto: «No es agradable estar frente a un neurólogo en calzoncillos, sólo porque yo quería seguir siendo fiel al derecho. Pero, fuera de esas contrariedades, en un estado de derecho con tribunales relativamente independientes, no se necesita mucho coraje».
El 21 de junio de 2005, el Segundo Senado militar del Tribunal administrativo federal en Leipzig, confirmó que había actuado correctamente al negarse a cumplir esa orden. En un informe de 130 páginas figura: «La Ley Funtamental establece las normas de una sujeción del ejército a los derechos fundamentales, pero no una sujeción de los derechos fundamentales a las decisiones y necesidades del ejército». Si bien el valiente Florian Pfaff fue totalmente rehabilitado por los jueces en Leipzig, el mando del ejército se negó a ascenderlo según le correspondía por su edad, ya que «un oficial con conciencia, no puede rendir ilimitadamente».
Incluso después de dos sentencias de las instancias del Tribunal administrativo bávaro, que declararon esa insensatez como nula, los autores de escritorio no transigieron. Con una diligencia casi patológica, pensaron una nueva justificación, ya que el comandante, entre tanto, había escrito un libro con el título «Homicidio – parte del servicio». Ciertamente, el autor, quien critica la adversidad de la política de guerra del gobierno federal, con respecto al derecho internacional y la constitución, por presión del ministerio tuvo que presentar su libro. Allí, por lo visto, nadie lo leyó. Ahora, después de la edición del libro, no quieren ascender al soldado por «graves defectos de carácter». Conflictos con la línea dura del aparato militar
Mientras que Florian Pfaff todavía lucha por su rehabilitación y ascenso, el pedagogo Jürgen Rose, a los 37 años de edad, ya ascendido a teniente coronel por sus altos méritos, está confrontado a una causa cuyo fin podría ser una degradación. Su conflicto con la línea dura del aparato militar lleva ya 12 años. Comenzó el 12 de octubre de 1997, con la aparición de un artículo en el «Frankfurter Allgemeine Zeitung», en el cual Rose cuestionaba que aún siga vigente el servicio militar obligatorio.
Las consecuencias fueron penibles interrogatorios por parte del abogado disciplinario del ejército, del representante del inspector general de la Bundeswehr, así como del jefe del departamento de personal de la Bundeswehr. Como el soldado declaró que su artículo, escrito impecablemente, era una opinión privada, no fue posible sancionarlo de inmediato. En cambio, el ministerio reaccionó con las conocidas vejaciones de constantes traslados disciplinarios. Así, el teniente coronel Rose, quien había realizado investigaciones en el campo de la política de seguridad y defensa, con frecuencia fue puesto en servicio en ámbitos totalmente ajenos e improcedentes.
Después de un discurso de Rose contra las armas nucleares, en el otoño de 2002, se lo sometió a otro traslado disciplinario. Rose siguió luchando con la pluma, acusó de «criminal» a la doctrina de la lucha aérea de EE.UU., en los 78 días de la guerra del Kosovo. Esa doctrina, considera a la población como un objetivo de cuarta categoría. Esos bombardeos intencionados a objetivos civiles, son crímenes de guerra según el derecho internacional. En varias conferencias, también declaró el envío de tornados alemanes a Afganistán como cuestionable, según la constitución y el derecho internacional. Si bien nunca se pudieron refutar las afirmaciones de Rose, se le impuso de momento «sólo» una llamada multa disciplinaria de 750 y 3000 euros.
Sonido original de los miembros de extrema derecha del Freikorps
Ceremonial de la Bundeswehr (2012), honores militares para despedir al renunciante presidente alemán Christian Wulff
El oficial, para quien la imagen del ciudadano en uniforme debe permanecer arraigada como parte de una sociedad pluralista y abierta, no se dejó intimidar a pesar de ese perjuicio personal. Se pronunció públicamente contra las declaraciones del teniente general Hans-Otto Budde, quien postulaba nuevamente por el «luchador arcaico». Así escribió: «Si desde muy arriba, se predica un culto militar de lucha con palabras de letrina, entonces no hay que asombrarse cuando en el nivel más bajo, resulten cloacas como Calw o Grossfeld. Es conocido que el pez empieza a apestar por la cabeza».
Esto provocó la reacción del capitán Daniel Kaufhold, un miembro del Comando especial de fuerzas (KSK por sus siglas en alemán). Él vió en Rose «el enemigo interno», que habría que «destrozar». Su amenaza por mail termina con la frase: «Lo están observando, y no por servicios impotentes instrumentalizados, sino por oficiales de una nueva generación, que van a actuar cuando sea necesario».
El profesor Wolfram Wette de Friburgo, uno de los historiadores militares más renombrados de Alemania, dijo al respecto: «Ahí oímos el sonido original de los extremistas de derecha, miembros del Freikorps de los comienzos de la República de Weimar, los que más tarde terminaron en el Partido Nazi (NSDAP) o en la SS». El capitán sólo recibió una reprimenda. En tiempos anteriores, un oficial como Kaufhold hubiera sido suspendido del servicio inmediatamente y sin objeción alguna.
También el general de brigada retirado Dr. Heinz Loquai y su familia tuvo que sufrir las resonancias del pasado. Después que observadores de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) en Kosovo, en el programa del canal de televisión WDR «Comenzó con una mentira» invalidaron las historias macabras del gobierno alemán para legitimar la guerra del Kosovo, se puso en marcha una serie de amenazas e insultos por teléfono.
Dr. Heinz Loquai, hoy docente en la Universidad de Colonia, sostuvo sus afirmaciones. La OSCE con 1400 inspectores internacionales en Kosovo, realizó una estadística sobre el número de muertos entre diciembre de 1998 hasta marzo de 1999. Unas 200 murieron en ese período de tiempo: luchadores de UCK, policías yugoslavos y soldados, así como civiles serbios y albanos.
Hubo indicios de una guerra civil, pero no de un genocidio o de expulsiones masivas. Dr. Loquai, posteriormente, escribió dos libros sobre la guerra ofensiva contra la antigua Yugoslavia: «Camino hacia una guerra evitable» y «Preparativos para una guerra» (Editorial Nomos). Como era de esperar, con sus publicaciones, Dr. Loquai se hizo de enemigos entre sus generales colegas de entonces.
El ministerio negó finalmente la necesaria aprobación para prolongar el contrato como asesor en las negociaciones sobre medidas militares y de seguridad en la OSCE, y de esa manera, impidió que un excelente conocedor pudiera seguir trabajando activamente para la paz en el sur de Europa. Loquai: «En la Bundeswehr de hoy no volvería a entrar en servicio».
La mayoría de la población alemana rechaza las acciones en el exterior.
En los ejemplos dados, se trata de soldados – desde sargento hasta general de brigada – que tanto por sus conocimientos como por su carácter, entre los superiores y los camaradas tenían una cualificación superior al promedio. Al igual que la mayoría de la población alemana, juzgan críticamente las acciones militares en el exterior o las rechazan. En su insistencia sobre el mantenimiento de las leyes vigentes, los soldados no son pleitistas sino ciudadanos íntegros. Pero, en general, están bastante solos.
El creciente desinterés de la opinión pública frente a la política escenificada, y su rechazo por las acciones militares, favorece un peligroso proceso en la Bundeswehr de convertirse en un estado dentro del estado, lo que prácticamente ya es.
Qué ceguera frente a las realidades deben tener las instancias de control (parlamento, justicia, prensa e intelectuales), para no reconocer una estructura detrás de esos casos aislados.
Aún no es tarde, para frenar la marcha de la Bundeswehr hacia una armada de intervención neo-feudal.
Fuente
Zeit Fragen (Suiza)
Red Voltaire