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12 octubre 2020

¿Se convertirá el Alto Karabaj en la ‎tumba de Erdogan?‎

 


El título del artículo en si parece algo desproporcionado, pero lo que si es verdad es que las grandes potencias se están hartando de un megalómano que pretende imponerse más allende de las tierras otomanas. No obstante:


¿Por qué los turcos, israelíes, árabes y otras potencias regionales apoyan a los azerbaiyanos?: GEOPOLÍTICA pura, Azerbaiyán posee uno de los puertos más estratégicos del mundo: BAKÚ, por donde circula el oro negro (petróleo) a través de grandes oleoductos, a más de una posición estratégica fundamental para controlar la región. ¿Y los armenios? Armenia no tiene nada que ofrecer, el Alto Karabaj con la no reconocida República de Artsaj no poseen nada de aquellas "maravillas", salvo que podrían ser unas excelentes rutas para los corredores hidrocarburíficos. A ello debemos sumar las pretensiones del pseudo imperialismo  "otomano" dirigido por el "Sultán" Erdogan (no por el pueblo turco).


2 de Octubre 2020

Declaración de los copresidentes del ‎Grupo de Minsk (Estados Unidos, ‎Francia y Rusia) sobre el Alto Karabaj

Nosotros, el Presidente de la Federación Rusa, el Presidente de los Estados Unidos de América y el Presidente de la República Francesa, en representación de los países copresidentes del Grupo ‎de Minsk de la OSCE, condenamos en los términos más enérgicos la reciente escalada de violencia ‎sobre la línea de contacto en la zona de conflicto del Alto Karabaj. ‎

Deploramos la pérdida de vidas humanas y expresamos nuestra simpatía a las familias de las ‎víctimas y de los heridos. ‎

Llamamos al cese inmediato de las hostilidades entre las fuerzas militares implicadas. ‎

Llamamos igualmente a los dirigentes de Armenia y de Azerbaiyán a comprometerse sin demora a ‎retomar las negociaciones de fondo, de buena fe y sin condiciones previas, bajo la égida del ‎Grupo de Minsk de la OSCE. ‎


***



El conflicto en el Alto Karabaj tiene ciertamente su origen en la disolución de la URSS ‎pero ha sido reactivado por voluntad del presidente turco Recep Tayyip Erdogan. ‎Sin embargo, es altamente improbable que Erdogan haya tomado esa iniciativa sin informar previamente a ‎Washington. Lo mismo hizo el presidente iraquí Saddam Hussein antes de invadir ‎Kuwait, activando por ambición la trampa que se le había tendido para provocar su ‎caída. ‎




El día del inicio de las hostilidades en el Alto Karabaj, el presidente turco Erdogan escribió en ‎Twitter: 


“–En las llamadas telefónicas que tuvimos hoy, una posición juiciosa y resuelta, ‎el enfoque «una nación, dos Estados» demuestra nuevamente, como mencioné a Ilham ‎Aliyev, el presidente de Azerbaiyán, que Turquía seguirá fortaleciendo su cooperación con sus ‎hermanos azerbaiyanos.

–Mientras invitamos al pueblo armenio a defender su futuro contra ‎su dominación y quienes lo utilizan como una marioneta, llamamos el mundo entero a apoyar ‎a Azerbaiyán en su lucha contra la ocupación y la opresión.

–La comunidad internacional, que ‎no ha podido dar una respuesta necesaria y suficiente a la agresión provocadora de ‎Armenia, muestra una vez más su doble juego. El trío de Minsk, que ha mantenido una ‎actitud negligente durante una treintena de años, está por desgracia muy lejos de orientarse ‎hacia la solución.

–Al agregar un nuevo ataque a los anteriores contra Azerbaiyán, Armenia ‎ha mostrado una vez más que era la mayor amenaza para la paz y la tranquilidad en la región. ‎La Nación turca apoya a sus hermanos azerbaiyanos con todos sus medios, como siempre”‎.

Un viejo conflicto, congelado durante 30 años

 

El pueblo turco se define a sí mismo como descendiente de «los hijos del lobo de las estepas», ‎o sea como heredero de las hordas de Gengis Khan. Conforma simultáneamente «un pueblo ‎y dos Estados», que son Turquía y Azerbaiyán. El renacimiento político de Turquía da lugar ‎automáticamente a la entrada de Azerbaiyán en el escenario internacional. ‎

Por supuesto, este renacimiento político no significa un resurgimiento de la violencia de las ‎hordas bárbaras, pero no se puede olvidar que aquel pasado forjó las mentes, a pesar de los ‎esfuerzos de numerosos políticos que, desde hace un siglo, tratan de normalizar el pueblo turco. ‎

En los últimos años de la época otomana, el sultán Habdulhamid II quiso unir el país entorno a su ‎visión de la fe musulmana. Así ordenó la eliminación física de cientos de miles de no musulmanes. ‎La eliminación de esa población se desarrolló bajo la dirección de oficiales alemanes, que ‎durante ese genocidio adquirieron una experiencia que posteriormente pondrían al servicio de la ‎ideología racial nazi. La política otomana de depuración étnica prosiguió en mayor escala con el ‎movimiento de los llamados Jóvenes Turcos, al inicio de la República de Turquía, principalmente ‎contra los ortodoxos armenios.‎



El crimen es adictivo y resurge esporádicamente en el comportamiento de los ejércitos turcos. Fue ‎así como, en marzo de 2014, tropas turcas escoltaron a cientos de yihadistas del Frente al-Nusra ‎‎(afiliado a al-Qaeda) y de Yesh al-Islam (el grupo terrorista Ejército del Islam, apadrinado por ‎Arabia Saudita) hasta la ciudad siria de Kessab para masacrar a los pobladores de origen armenio. ‎Los yihadistas que participaron en esa operación fueron enviados ahora a matar más armenios ‎pero en el Alto Karabaj

Las masacres cesaron en Azerbaiyán bajo la breve República Democrática (1918-1920) y durante el ‎periodo soviético (1920-1990). Sólo reaparecieron en 1988, al calor del derrumbe del poder ‎soviético en Moscú.


Precisamente durante el periodo soviético, en virtud de la política de nacionalidades de Stalin, ‎se adjuntó a Azerbaiyán una región armenia para formar una República Socialista. Cuando ‎se disolvió la URSS, la comunidad internacional reconoció el Alto Karabaj, pero no como ‎armenio sino como azerí. 

El mismo error de precipitación se cometió en Moldavia con la ‎Transnistria (la República Moldava Pridnestroviana), en Ucrania con Crimea y en Georgia con ‎Osetia del Sur y con Abjasia. Eso provocó inmediatamente una serie de guerras, como la del ‎Alto Karabaj (también llamado República de Artsaj). 

Son casos en los que el Derecho ‎Internacional se ha desarrollado a partir de un error de apreciación inicial, cometido al principio de los ‎conflictos, como en el caso de Palestina, y que no se ha rectificado con el tiempo, dando lugar a ‎situaciones que hoy son casi insolubles. ‎

Las naciones occidentales se interpusieron para evitar un conflicto generalizado. Pero el ejemplo ‎de Transnistria demuestra que eso fue contraproducente: Estados Unidos recurrió al ejército rumano ‎para tratar de acabar con la naciente República Moldava Pridnestroviana. 

La Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (hoy OSCE y en aquella época ‎CSCE) creó el «Grupo de Minsk», copresidido por Estados Unidos, Francia y Rusia, para ‎encontrar una solución… que nunca vino: Rusia no quería tener que escoger entre sus antiguos ‎asociados, Francia quería darse importancia y Estados Unidos prefería mantener una zona de ‎conflicto en la frontera rusa. Por cierto, todos los demás conflictos surgidos durante la disolución ‎de la URSS fueron deliberadamente incentivados por Washington y Londres mediante la agresión ‎de Georgia contra Osetia del Sur, en 2008, y el golpe de Estado del EuroMaidan, en 2014, ‎tendiente este último a sacar a los rusos de Crimea.

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En verde menos intenso: Territorio azerí bajo el control de las fuerzas militares de Armenia. El Alto Karabaj, en color verde. Mapa tomado de la Wikipedia.


El ataque de ahora contra la República de Artsaj (Alto Karabaj) por parte de Azerbaiyán y Turquía ‎fue justificado por el presidente azerí, Ilham Aliyev, en su discurso del 24 de septiembre ante la ‎Asamblea General de la ONU

Su principal argumento fue que el Grupo de Minsk había considerado ‎que el statu quo era inaceptable pero que «Las declaraciones no son suficientes. Necesitamos ‎actos». No podía ser más claro. ‎

Siguiendo una ideología que ya resulta familiar, el presidente Aliyev endosaba toda la ‎responsabilidad a sus adversarios, atribuyendo –por ejemplo– a los «terroristas armenios» ‎la masacre de Joyali, perpetrada en 1992 con un saldo de 600 víctimas, cuando en realidad aquello fue ‎una operación negra realizada en medio de un intento de golpe de Estado en su país. ‎En todo caso, eso presenta de manera sesgada las acciones del ASALA (Ejército Secreto Armenio ‎para la Liberación de Armenia, siglas en inglés) en los años 1970-1980. Aliyev resaltó que ‎‎4 resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU han ordenado la retirada de las tropas ‎armenias, manipulando así las denominaciones similares entre la población armenia del ‎Alto Karabaj y el vecino Estado de Armenia, mientras pasaba por alto el hecho que el Consejo ‎de Seguridad también instruyó a Azerbaiyán la realización de un referéndum de ‎autodeterminación en el Alto Karabaj. El presidente azerí también acusó, justificadamente, al ‎nuevo primer ministro armenio, Nikol Pashinian, de ser uno de los hombres del especulador ‎estadounidense George Soros, como si eso borrara todo lo anterior. 

El conflicto en el Alto Karabaj solo terminará cuando se realice un referéndum de ‎autodeterminación, cuyo resultado deja poco espacio a una sorpresa. Por el momento, resulta ‎provechoso para quienes –como Israel– venden armamento al agresor. ‎

 

Los ejércitos de Turquía, Azerbaiyán y Pakistán muestran su unidad ante ‎los armenios.

¿La guerra de más que puede dar lugar a la caída de Erdogan?


‎Dicho lo anterior, analicemos el conflicto actual desde otro ángulo, el de los equilibrios ‎internacionales y teniendo en mente que el ejército turco ya está presente –de manera ilegal– ‎en Chipre, en Irak y en Siria; que además está violando el embargo militar en Libia y que ahora ‎viola también el alto al fuego en Azerbaiyán. ‎

Bakú se organiza para retardar el inevitable plazo. Azerbaiyán ya obtuvo el respaldo de Qatar, que ‎en ese teatro de operaciones también supervisa el financiamiento de las fuerzas yihadistas. Según ‎nuestras informaciones, Turquía trajo al menos 580 yihadistas de la región siria de Idlib (NdelE. Las cifras al momento de esta publicación se calculan cercanos a los 4.000 yihadistas). ‎Esa guerra cuesta caro y KKR, la poderosa firma del israelo-estadounidense Henry Kravis, parece ‎implicada allí, como sigue estándolo en Irak, en Siria y en Libia. Como en los tiempos de la ‎desestabilización del Afganistán comunista, el armamento israelí podría estar transitando ‎a través de Pakistán. En todo caso, en Turquía se ven por todos lados carteles con las ‎banderas de los tres países: Azerbaiyán, Pakistán y la propia Turquía. ‎


Dos grandes aviones Ilushin de transporte de carga, identificados con las matrículas 4K-‎AZ101 y 4K-78131, fletados por el ministerio de Defensa de Azerbaiyán y provenientes de Bakú, ‎la capital azerbaiyana, aterrizaron el 24 de septiembre de 2020 en el aeropuerto de Ovda, ‎en Israel, donde recogieron carga antes de regresar a su punto de origen.

- Otro avión de carga, un Ilushin Il-76TD (ver foto), identificado con la matrícula AZQ4611 y ‎perteneciente a la compañía estatal azerbaiyana Silk Way Airlines, despegó de Bakú y aterrizó en ‎el aeropuerto israelí de Ovda, donde fue cargado antes de regresar a Azerbaiyán en cuestión de ‎horas. ‎

La compañía azerbaiyana Silk Way Airlines fue el principal transportista de los cargamentos de ‎armas que el general estadounidense David Petraeus enviaba a los yihadistas empeñados en ‎destruir la República Árabe Siria y en ocupar Irak, siendo él ‎director de la CIA, bajo la administración ‎de Barack Obama. Actualmente en situación de retiro, el general Petraeus trabaja ahora para el ‎financista Henry Kravis, principal proveedor de fondos para la campaña electoral del hoy ‎presidente de Francia Emmanuel Macron. (Nota de la Red Voltaire.-"Israel arma a Azerbaiyán para combates en el Alto Karabaj"). ‎


Más sorprendente aún, el presidente Aliyev ha recibido el respaldo de su homólogo bielorruso, ‎Alexander Lukachenko. Es probable que este último actúe de acuerdo con el Kremlin, lo cual ‎pudiera ser el preludio de un apoyo más visible de Rusia a la Armenia ortodoxa –Rusia, Bielorrusia ‎y Armenia son miembros de la Unión Económica Euroasiática y de la Organización del Tratado de ‎Seguridad Colectiva (OTSC). ‎

Extrañamente, el Irán chiita no se ha pronunciado. Sin embargo, aunque son étnicamente turcos, ‎los azeríes son el único otro pueblo chiita del mundo ya que fueron miembros del imperio ‎safávida. El presidente iraní Hassan Rohani incluso había incluido a Azerbaiyán en el proyecto de ‎federación chiita que presentó durante su segunda campaña electoral. Esa discreción iraní hace ‎pensar que Teherán no desea entrar en conflicto con Moscú, oficialmente neutral. ‎También influye ciertamente el hecho que Armenia ocupa un lugar nada desdeñable en el ‎dispositivo que permite a Irán burlar las sanciones estadounidenses. ‎

Del lado armenio, la diáspora armenia en Estados Unidos ha emprendido un intenso cabildeo en ‎el Congreso para atribuir al presidente turco Erdogan –a pesar de que Turquía es miembro de ‎la OTAN– la responsabilidad del conflicto ante un tribunal internacional. ‎

En caso de acuerdo tácito entre Moscú y Washington, esta guerra podría tener consecuencias ‎diplomáticas negativas para el presidente turco Erdogan, quien se ha convertido en una figura ‎insoportable para los Dos Grandes. Como lo fue en su momento el presidente iraquí Saddam ‎Hussein, quien pasó bruscamente de la categoría de lacayo del Pentágono a la de enemigo ‎público número 1 cuando creyó que había sido autorizado a invadir Kuwait. Es posible que ‎el presidente turco haya sido llevado a cometer el mismo error. 


II Parte

En el Alto Karabaj, la OTAN apoya ‎a Turquía pero busca eliminar ‎a Erdogan


En el conflicto del Alto Karabaj, el derecho contemporáneo se vuelve contradictorio ‎según el enfoque que se adopte –desde el punto de vista de la propiedad del territorio o ‎el de la autodeterminación de un pueblo. Utilizando ese equívoco, la “nación” turca ‎‎(Turquía y Azerbaiyán) acaba de atacar ese territorio, autoproclamado independiente ‎aunque vinculado de hecho a la República de Armenia. Rusia ya anunció su intención ‎de atenerse a sus compromisos internacionales y defender Armenia si ese país es ‎atacado, aunque la seguridad nacional rusa no tiene nada que ver con el conflicto del Alto ‎Karabaj. A partir de ahí, queda por determinar si Turquía está actuando por orden de ‎los países occidentales o si es una iniciativa propia… que sus propios aliados ‎pudieran utilizar contra ella.


La catedral de Shusha, en el Alto Karabaj, recibió los impactos de 2 misiles. A la luz del derecho ‎internacional humanitario, la destrucción de lugares de culto es un crimen de guerra. ‎El genocidio contra los armenios –perpetrado en 1894-1895 por los otomanos y ‎posteriormente por los turcos, desde 1915 hasta 1923– apuntaba a acabar con la población ‎no musulmana de Turquía. Azerbaiyán afirma no estar implicado en el ataque contra ‎la catedral de Shusha.


Continúan los combates iniciados el 27 de septiembre de 2020 en el Alto Karabaj. Es evidente la ‎superioridad de las fuerzas azerbaiyanas, tanto en número de efectivos como en armamento. ‎La primera línea de defensa de la autoproclamada República de Artsaj fue literalmente arrollada ‎por la ofensiva pero las dos siguientes aún resisten. Las pérdidas materiales son muy importantes, ‎incluso del lado azerbaiyano. Por el momento es difícil determinar con precisión las pérdidas ‎humanas pero el número de muertos ya es muy elevado. ‎

El presidente azerbaiyano, Ilham Aliyev, anuncia su intención de continuar la ofensiva hasta la ‎victoria, o sea hasta recuperar el Alto Karabaj, y cuenta con el apoyo del presidente turco, Recep ‎Tayyip Erdogan. Pakistán también ha expresado su respaldo a Azerbaiyán pero niega haber ‎enviado soldados al Alto Karabaj. De hecho, todos los países miembros del Consejo de ‎Cooperación de los Estados de Habla Túrquica han expresado su apoyo al «Pueblo de los ‎Dos Estados» (Azerbaiyán y Turquía).



Del lado armenio, el apoyo de la diáspora armenia en Occidente ha creado un consenso internacional de ‎condena contra la ofensiva azerbaiyana –aunque el gobierno de Bakú dice no haber atacado el ‎Alto Karabaj. A la cuestión de la autoproclamada República de Artsaj se agrega la de Armenia. ‎Aunque es notorio que soldados armenios participan en los combates, hasta ahora no parece que ‎las hostilidades se hayan extendido al territorio de la República de Armenia. ‎

En el plano diplomático, el Grupo de Minsk de la OCDE –copresidido por Estados Unidos, Francia ‎y Rusia– emitió inútilmente varios llamados al cese de las hostilidades, después de haberse ‎mantenido inactivo desde su creación, en 1992. Actualmente acaba de organizar una mediación ‎en Ginebra, aunque sin participación de Armenia. ‎

En cuanto a la posición de Francia, aunque este país es copresidente del Grupo de Minsk, París ‎sigue enfrentándose a Ankara en todo tipo de temas –desde la delimitación de las zonas de ‎exclusividad económica en el Mediterráneo hasta la situación en Libia y pasando por el tema del ‎laicismo en la sociedad. Sin embargo, el presidente francés Emmanuel Macron trata de ‎no abordar la cuestión de la ocupación turca en Chipre, en Irak y en Siria, a pesar de que estos ‎últimos asuntos mucho más importantes que los anteriores. Francia ha llegado incluso a exigir ‎explicaciones de Turquía sobre el traslado de los yihadistas del llamado «Ejército Sirio Libre»… ‎que París creó, armó y dirigió en su momento utilizándolo contra la República Árabe Siria. ‎

Las potencias medias evitan a toda costa tomar partido, en la medida en que casi todas ‎prefieren no enemistarse con un poderoso Estado petrolero solo por parecer apoyar a ‎los armenios. Sin embargo, debido al pasado genocida del Estado turco –pasado que Turquía ‎sigue negando– será moralmente imposible seguir callando por mucho tiempo. Antes de que ‎se pronunciara Qatar –país que alberga una base militar turca–, el secretario general de la Liga ‎Árabe condenó a Turquía. Y Siria también lo hizo a través del presidente Bachar al-Assad, quien ‎aprovechó la ocasión para recordar los crímenes de Ankara contra el pueblo sirio.

En conclusión, la probable derrota de la República de Artsaj y la posible masacre de sus habitantes ‎parecen cada vez más cercanas, Estados Unidos sigue aparentando mantenerse neutral, los ‎países occidentales y los árabes apoyan a Armenia y sólo los Estados turcoparlantes respaldan ‎abiertamente a Azerbaiyán y Turquía.

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El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, y el presidente turco, ‎Recep Tayyip Erdogan, se reunieron el 5 de octubre de 2020 en la residencia presidencial de ‎Ankara. Pero, ¿son aliados o adversarios?
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La hipótesis de la trampa

‎Se mantiene en pie la hipótesis de una trampa montada por Washington para que el presidente ‎turco Erdogan cometa un error fatal para él, como sucedió en su momento con el presidente ‎iraquí Saddam Hussein. Vale la pena recordar que en 1990-1991, April Gaspie, la embajadora de ‎Estados Unidos en Irak, dio luz verde a la invasión de Kuwait, que 5 meses después fue objeto ‎de una condena unánime en el Consejo de Seguridad de la ONU, lo cual dio paso a la Operación ‎Tormenta del Desierto. Por ahora, sólo han pasado dos semanas desde el inicio de los ‎hostilidades en el Alto Karabaj. ‎

Fue difícil transformar la imagen del presidente Saddam Hussein en solo meses. Saddam Hussein ‎había sido agente de la CIA –reclutado en su juventud, mientras hacía sus estudios. Había ayudado ‎en una intentona golpista de la Hermandad Musulmana en Siria, a pedido de los países ‎occidentales. Había dirigido una larga guerra contra Irán, también a pedido de Occidente, y ‎se creía indispensable para sus padrinos. Así que Washington publicó documentos para ‎demostrar que había asesinado u ordenado asesinar a varias personas de su entorno. Pero eso ‎no era suficiente, había que convertir al déspota oriental en culpable de crímenes en masa. En ‎ese proceso fue crucial el falso testimonio de una falsa enfermera kuwaití ante el Congreso de ‎Estados Unidos para “demostrar” que, por orden del tirano, el ejército iraquí sacaba recién ‎nacidos prematuros de sus incubadoras para dejarlos morir cruelmente. ‎

En el caso de Azerbaiyán todo será más fácil. Bastará con desenterrar las pruebas del genocidio ‎perpetrado contra los armenios –un hecho histórico que los turcos siguen negando– para ‎convencer a la opinión público de que existe un serio riesgo de que se perpetre una nueva ‎masacre, sobre todo cuando el mundo ya sabe que la catedral de Shusha ha sido blanco de ‎‎2 misiles de alta precisión. Azerbaiyán dice no haber disparado esos misiles, lo cual pudiera ser ‎cierto, implicando entonces que haya un tercero que maneja los hilos del conflicto. ‎De comprobarse la implicación de Bakú en esa violación del derecho internacional humanitario, ‎la intención genocida del acto sería imposible de ignorar, dado el precedente del genocidio ‎perpetrado contra los armenios en 1894-1895 y desde 1915 hasta 1920, organizado precisamente ‎a causa de la religión de esa población.


‎Seis horas de negociaciones en Moscú para… 5 minutos de alto al fuego.

Se cierra la trampa

En un esfuerzo por evitar la agravación del conflicto, el presidente ruso, Vladimir Putin, organizó –‎el 9 de octubre en Moscú– una negociación entre los ministros de Exteriores de Azerbaiyán y ‎Armenia, enviando además su primer ministro a Ereván. Al cabo de 6 horas de negociaciones, ‎las partes firmaron un alto al fuego para las 12 del día del 10 de octubre. El acuerdo estipulaba ‎intercambios de prisioneros y de restos mortales entre las partes y la reanudación de ‎negociaciones de paz bajo la égida del Grupo de Minsk de la OSCE. ‎

Antes de la entrada en vigor del alto al fuego hubo un intenso bombardeo artillero contra la ‎pequeña ciudad de Hadrut, cuya reconquista había sido apresuradamente proclamada desde Bakú. También hubo un gran ataque con uso de drones cuyo objetivo era, ‎evidentemente, consolidar en el último momento las posiciones conquistadas. ‎

En definitiva, el alto fuego duró… 5 minutos. A las 12:05 horas, Azerbaiyán arremetía ‎nuevamente contra la ciudad de Hadrut. ‎

Según la parte armenia, Azerbaiyán bombardeó entonces la ciudad de Kaplan, en territorio de la ‎República de Armenia. Si esto quedara demostrado, la Organización del Tratado de Seguridad ‎Colectiva (OTSC) debería intervenir en defensa de la República de Armenia. Rusia debería ‎demostrar la implicación de Turquía –implicación de la que nadie duda– para poner a la OTAN en ‎un dilema: apoyar a Turquía –y desatar la Tercera Guerra Mundial– o sacar a Ankara de la alianza ‎atlántica.


Dado el hecho que prácticamente todos los miembros de la OTAN ya encuentran insufrible al ‎presidente turco Erdogan, este personaje debería convertirse entonces en el nuevo enemigo ‎público número 1. ‎


Pero también es posible que las cosas sean todavía más complicadas. La propaganda ‎internacional de la parte azerbaiyana está actualmente en manos del Nizami Ganjavi ‎International Center, que actúa bajo el control de la OTAN

No está de más recordar que ‎Washington ya ha tratado de derrocar –incluso de asesinar– al presidente Erdogan y que, al mismo tiempo, el ‎ejército turco sigue siendo un valiosísimo componente para la alianza atlántica. ‎


Thierry Meyssan

¿Por qué se protege a Azerbaiyán en la guerra de Nagorno-Karabaj? El verdadero rostro del clan Aliyev

01 marzo 2020

¿Retorna el sultán turco a el "buen redil"?




Erdogan y la guerra Siria, el mundo unipolar del indescifrable jefe turco. 


por Tito Andino U.

Son ya innumerables los artículos que hemos publicado a lo largo de los últimos años sobre Turquía y el señor Erdogan. El gobernante turco es impredecible -lo hemos dicho- Si hoy está contigo, mañana te da la puñalada trapera, una vieja reminicencia de la época de los sultanes del otrora poderoso imperio otomano que el presidente Erdogan quiere resurgir bajo su égida. 

Dado el mal interpretado nacionalismo, los turcos presumen de tal fervor extremis, característico tanto de sus gobernantes como presente en la esencia cultural del verdadero pueblo. Al fin y al cabo son los simples ciudadanos quienes pueden dar vida -incluso a costa de su vida- a los proyectos megalómanos de su actual mandatario.

Hemos planteado la pregunta -muchas veces- qué busca, qué pretende el señor Erdogan con su intervención militar en Siria, Libia y hasta en Ucrania? (por no mencionar otros rincones fuera de sus fronteras). Está claro que no se trata de combatir a los "terroristas" kurdos que buscan formar un Kurdistán dentro y fuera del territorio turco, no, decididamente no, aquello solo es un pretexto. Apreciando mejor, quién es más "terrorista"?: Los kurdos que se alian con quien quiera con tal de intentar consolidar su proyecto de patria soberana; o, los turcos que invaden y aplican terrorismo contra las poblaciones kurdo-turcas asentadas en territorios como Irak y Siria. 



En ese sentido vemos que los turcos también bailan al mismo son que los kurdos. Los dos, en búsqueda de sus objetivos, se alian, pactan y combaten codo a codo con quien les de la razón (no importa si les mienten o traicionan). Hemos demostrado que incluso turcos y kurdos han combatido juntos en busca de intentar dar vida a algunos planes irrealizables. Turquía (el gobierno) hasta vería con buenos ojos un estado denominado Kurdistán siempre que esté lo más lejos de sus fronteras. De esa forma han pactado diversos proyectos con el ex líder kurdo de Irak (Gobierno Regional Autónomo del Kurdistán Iraquí) Massoud Barzani, contando con el apoyo de potencias europeas como Francia y el Reino Unido. Está demás aclarar  que esos eran planes condenados al fracaso. 

A la final, turcos y kurdos son lo mismo, en origen étnico proceden del mismo tronco genealógico, es decir, comparten los mismos genes, hasta con sus variantes lingüisticas, creencias religiosas, etc. Solo recordar un hecho histórico, Saladino era kurdo y engrandeció al imperio otomano. Acaso no fueron los kurdos la punta de lanza del genocidio armenio ordenado por la naciente Turquía?. La población kurda ha presentando sus históricas reivindicaciones territoriales basados en el lugar que habitaron siempre, el este de lo que actualmente se llama Turquía.

Volvamos con Mr. Erdogan. También ya hemos estudiado la personalidad del señor presidente de Turquía (hay que tratarlo con respeto porque caso contrario le envia unos visitantes a cualquier parte del mundo donde usted se encuentre), sin duda Recep Tayip Erdogan aspira a ser proclamado en el presente o quizá en el futuro como el hombre que volvió a renacer el gran imperio otomano -guardando las distancias del tiempo y las modernas formas de gobierno- incluso hemos demostrado su pertenencia a movimientos extremistas del islamismo político como la ´Hermandad Musulmana´, el verdadero brazo político del yihadismo armado.

El señor Erdogan es impredecible, intratable cuando se trata de "defender" a los verdaderos ciudadanos de Turquía, es el típico político ultra nacionalista (radical) que se rasga las vestiduras invocando a Dios y al pueblo para llevar a cabo sus desventuradas acciones en política exterior. Si hoy está aliado con los rusos, mañana retornará a el "buen redil" y se echará en brazos de los estadounidenses y la OTAN. Pero, es muy orgulloso y cree poder hacerlo todo él solo; rencoroso como es, no olvida (con toda razón) como sus socios del Pentágono quisieron deponerle del poder en 2016 mediante un golpe de estado militar. Seguramente se lamenta que tras la fallida intentona haya tenido que depurar, encarcelar y expulsar a cientos de pilotos de combate (fuerza aérea) que hoy tanto le hacen falta en sus aventuras bélicas. Por órdenes del mandatario -que también controla el poder judicial- decenas de miles de ciudadanos turcos han sido condenados por ser opositores, ya son dos mil personas condenadas a cadena perpetua por la intentona golpista, militares, civiles y hasta periodistas.

El presidente Erdogan corrió a brazos de los rusos para que le proporcionen cobertura aérea (negociación de los sistemas S-400) aun a expensas de enemistarse más con sus colegas de la OTAN, lamentándose no tenerlos operativos (todavía no lo están); y, como ahora está de "rompe de relaciones" con Mr. Putin por la crisis en Siria, vuelve a llamar ´discretamente´ a Mr. Trump para que les proporcione los sistemas defensivos americanos "Patriot". 

A propósito. De quién debe protegerse el señor Erdogan con los sistemas de misiles más avanzados disponibles en el mercado de armas internacional? De los sirios?, de los kurdos?... de quién?. A quién teme Turquía para tal propósito?. Sin duda, todas las naciones del mundo buscan protegerse, tener unas fuerzas armadas sólidas, garantes de la soberanía e integridad territorial, etc, etc., pero el caso turco es diferente, tiene -evidentemente- otros despropósitos. Y, la única explicación posible, fuera de cualquier marco de reflexión lógico en la política y cultura turca, es que el señor presidente de Turquía intenta "reinar" en el mundo islámico; anhela fervorosamente convertirse en un moderno "sultán" al que todos los musulmanes del mundo acudan a reverenciarlo, ponerse bajo su cobijo y escuchar sus órdenes... perdón... sus sanos consejos.



Turquía está en manos de un megalómano. No se trata de defender a la patria de sus enemigos, estamos ante un proyecto imperial al estilo otomano (guardando las distancias con los tiempos actuales). Solo hasta hace pocas semanas era un buen socio de los rusos, ahora sus soldados disparan misiles portátiles contra aviones rusos en territorio sirio y sus secuaces (turcomanos) asesinan oficiales rusos de inteligencia en Alepo; imágenes de satélite y otras fuentes sobre el terreno han comprobado que son los militares turcos quienes dirigen las operaciones del yihadismo. Las fuerzas turcas han desplegado un ejército en la Gobernación siria de Idlib, violando los Acuerdos de Sochi para la separación de los grupos armados, es decir, la supuesta separación de los "opositores sirios" de los yihadistas en Idlib; y, sobre todo impiden que las fuerzas del ejército sirio continúen sus operaciones de liberación del territorio sirio controlado por los radicales yihadistas.

Por qué impide Turquía el derecho soberano de la República Árabe Siria de defender, combatir y liberar de extremistas -la mayoría extranjeros-  su territorio?

La política del chantaje está operativa del lado turco. Por un lado, en el plano militar pide a los EEUU/OTAN desplieguen sistemas defensivos Patriot; y, por otro, claman venganza por los soldados turcos caídos en Siria chantajeando a Europa con abrir las puertas a los refugiados (ya lo ha hecho).

Dialogo? El señor Erdogan tiene el hobby de aparecer en mitines y posar para la foto en las "conferencias" internacionales que intentan apaciguar las crisis, pero nunca ha cumplido sus compromisos. Un nuevo diálogo Erdogan-Putin parece ser posible los primeros días de marzo. Sin embargo, su discurso en casa es otro, siempre beligerante, ya el 5 de febrero 2020 ante los parlamentarios del AKP (su partido) expresó: 


"Todo ataque, terrestre o aéreo, contra nuestras tropas o contra los elementos amigos ‎con los cuales trabajamos recibirá respuesta sin advertencia, sea cual sea el origen del ‎ataque. Nadie puede oponerse a que ejerzamos nuestro derecho a hacerlo ante la ‎incapacidad para garantizar la seguridad de nuestras tropas en Idlib". 

Son precisamente esos "elementos amigos" quienes asesinaron (1 febrero 2020) a cuatro oficiales rusos del FSB. ‎Se debe entender como "elementos amigos" a todos los grupos yihadistas como al Qaeda y otras facciones que ahora se denominan "Hayat Tahrir al-Cham" (Frente de Liberación del Levante) y a los mencionados grupos armados ‎turcomanos, brazo militar fuera de Turquía de la ultranacionalista organización turca "Lobos Grises", en Siria se denominan "Yesh al-Watani as-Sury" (Ejército Nacional Sirio).

La opinión pública internacional parece también haber olvidado el reciente plan turco denominado "Manantial de Paz" que dio origen a la invasión del norte sirio bajo pretexto de combatir al "terrorismo" del PKK/YPG (milicias kurdo-turcas) ante los intentos occidentales de reconocerles autonomía y convertidas en una milicia a órdenes de los EEUU/OTAN‎ en claro reto a Turquía. Aplicando caducos convenios con Siria, Turquía decidió unilateralmente ampliar la ‎autorización para que sus tropas ingresen a Siria a combatir a los "terroristas" a una franja de 30 kilómetros de profundidad  (esa acción militar tuvo lugar entre el 9- 22 de octubre de 2019). 



‎Acuerdos como el de Adana jamás concedieron derecho a los turcos para desplegarse en la Gobernación siria de Idlib. En los Acuerdos de Sochi (Turquía-Rusia, 17 de octubre ‎de 2019, aceptado por Siria) se ‎incluye ese tipo de despliegue, estableciéndose que los grupos radicales, es decir, los "elementos amigos" se retiren de la zona desmilitarizada, ello debía cumplirse ‎antes del 15 de octubre de 2019. ‎Turquía nunca ha cumplido la parte de sus compromisos, las tropas de la ‎República Árabe Siria provocadas y atacadas continuamente por los "elementos amigos" decidieron emprender una ofensiva militar contra el yihadismo reinante en Idlib.
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Del "compromiso" turco se ha pasado a la "amenaza" turca, el presidente Erdogan lanzó un ultimátum al gobierno sirio para que hasta el ‎‎28 de febrero las tropas sirias se retiren de las localidades que controlaban sus "elementos amigos". Hasta inicios de febrero aún era posible que turcos y sirios se reunan discretamente en Moscú para buscar la forma de implementar ‎un proceso de paz. ‎Por ello, se ordenó el traslado de los yihadistas pro-turcos a Libia, se estimaba transportar 30.000 radicales, la operación quedó suspendida por orden del mando turco, apenas se enviaron refuerzos yihadistas a Libia (vía Turquia) estimados en 2.500 combatientes. 


II parte

Siempre es válido apoyarse con el aporte de eminencias en la materia para respaldar nuestros comentarios sobre la actual situación reinante en el norte de Siria (Gobernación de Idlib). Hace un par de semanas, Thierry Meyssan, analista franceses, docto en conflictos de Medio Oriente, publicaba un artículo titulado "Turquía en busca de poder", el mencionado ensayo es una prueba contundente del juego geopolítico mundial. Leamos sus apreciaciones históricas y la realidad del momento.


Aunque lo ve con regocijo, la prensa internacional interpreta el brusco cambio de posición ‎de ‎Turquía, ahora nuevamente en conflicto con Rusia, como una prueba más del ‎temperamento caprichoso del “sultán” Erdogan. Thierry Meyssan estima, por el ‎contrario, que Ankara da muestras de constancia en su larga búsqueda de identidad ‎propia, adaptándose cada vez a la nueva situación, a falta de saber definir su lugar.‎

El “Palacio Blanco”, el gigantesco complejo presidencial construido en Ankara por órdenes de Erdogan. ‎Turquía trata de compensar su incapacidad para definirse adoptando una forma de delirio de grandeza.


La Turquía actual es heredera, al mismo tiempo, de las hordas de Genghis Kan, del Imperio ‎Otomano y del Estado laico fundado por Mustafá Kemal Ataturk. Esta Turquía rechazó la ‎definición de sí misma que se planteaba en el Tratado de Sevres (1920) e impuso por la fuerza las ‎modificaciones que serían recogidas después –en 1923– en el Tratado de Lausana, pero hoy ‎sigue creyéndose incomprendida y despojada de una serie de territorios griegos, chipriotas, sirios ‎e iraquíes que aún sigue reivindicando como suyos. Esta Turquía persiste en la negación de los ‎crímenes que perpetró en el pasado, como el genocidio contra los no musulmanes.
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Después de un siglo sin lograr definirse, Turquía aplica una política exterior que se compone de ‎reacciones sucesivas ante las correlaciones de fuerzas regionales y mundiales, con lo cual da la ‎impresión, errónea, de que su voluntad es errática. 
El brusco cambio de posición que Turquía acaba de realizar ante Rusia no es resultado de un ‎capricho momentáneo sino, por el contrario, de la continuación de su continua búsqueda de ‎identidad en un entorno inestable. ‎
1- La desaparición de la URSS (1991)
Turquía, que no había pensado en consolidarse como miembro del bando vencedor de la guerra ‎fría, se vio a sí misma carente de una razón de ser ante la disolución de la URSS, el 26 de ‎diciembre de 1991.
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El hecho es que Turquía se había planteado modernizarse incorporándose a la comunidad ‎europea, pero los europeos no tenían ninguna intención de aceptarla y se han limitado a prolongar ‎interminablemente las negociaciones, permitiéndole alcanzar sólo el estatus de Estado Asociado a la Comunidad Económica Europea –‎desde 1963– y convertirse en candidato a la membresía –desde 1987.‎

Al mismo tiempo, Turquía tenía ante sí una segunda opción: encabezar el mundo musulmán, ‎siguiendo así las huellas del Imperio Otomano. Pero los sauditas, que presiden la Conferencia ‎Islámica, se oponían a ello. Aparecía entonces una tercera opción para Turquía: restablecer sus ‎vínculos con las poblaciones turcoparlantes de cultura mongola, que se habían hecho ‎independientes en Asia Central. ‎

Demasiado indecisa, Turquía dejó pasar el momento oportuno para la tercera variante. ‎Al ponerse a la cabeza de la Operación Tormenta del Desierto para expulsar a Irak de Kuwait, ‎el presidente estadounidense George Bush padre creó un orden regional estable basándose en el ‎triunvirato conformado por Arabia Saudita, Egipto y Siria. Tratando de ganarse un espacio, ‎Turquía estableció entonces una relación privilegiada con el otro huérfano del Medio Oriente, Israel, que comparte la obsesión turca de reclamar territorios.‎
2- El 11 de septiembre de 2001
Al destruir los dos principales enemigos de Irán –Afganistán e Irak–, el presidente George ‎Bush hijo permitió que ese país volviera a desempeñar un papel en la región. Teherán se puso ‎entonces a la cabeza del “Eje de la Resistencia” (Irán, Irak, Siria, Líbano y Palestina) ante todos ‎los demás países de la región, organizados alrededor de Arabia Saudita e Israel. 

A pesar de las apariencias y contradiciendo la lectura simplista que prevalece en Occidente, no se trataba de ‎una oposición entre proestadounidenses y antiestadounidenses, ni tampoco entre chiitas y ‎sunnitas, sino de un conflicto regional ficticio, alimentado por el Pentágono, siguiendo el ‎esquema que ya había aplicado durante la década de la inútil guerra entre Irak e Irán. Pero ‎esta vez, el objetivo final no era debilitar a los dos bandos sino lograr que las poblaciones de la ‎región destruyeran las estructuras de sus propios Estados, conforme a la estrategia ‎Rumsfeld/Cebrowski.‎

Siendo el único Estado de la región que entendió a tiempo esa estrategia del Pentágono ‎estadounidense, Turquía optó por protegerse manteniendo buenas relaciones con ambos bandos y ‎predicando el desarrollo económico en vez de la guerra civil regional. Así que se distanció ‎de Israel. ‎
Mapa del estado mayor estadounidense publicado en 2006 por el coronel ‎Ralph Peters. En contradicción con todas las previsiones, Estados Unidos se disponía a ‎desmantelar Turquía, considerada “aliado” de Washington, mediante la creación de un ‎‎“Kurdistán libre” que abarcaría vastos territorios turcos.


En 2006, cuando el coronel Ralph Peters publicó un mapa sobre los planes del estado mayor de ‎Estados Unidos, pudo verse que Estados Unidos se disponía a desmembrar Turquía mediante la ‎fundación de un “Kurdistán libre” vagamente basado en el Kurdistán cuya creación se había previsto ‎en 1920. Parte de los generales turcos cuestionó entonces el alineamiento de Turquía del lado ‎de Washington y aconsejó establecer otra alianza. Estos generales tantearon el terreno del lado ‎de Pekín –Moscú no había recuperado aún su lugar como potencia militar mundial.

Algunos ‎dieron un paso, abriendo un canal de discusión con China y comprando algún armamento a ‎ese país, pero fueron arrestados en 2008, junto a los responsables del Partido de los ‎Trabajadores (İsci Partisi, formación política de corte kemalista y maoísta), en el marco del ‎escandalo Ergenekon. Casi todos los oficiales del estado mayor turco fueron condenados a ‎largas penas de cárcel, supuestamente por espionaje a favor de Estados Unidos, antes de que ‎la verdad acabara por salir a la luz, con lo cual se anularon todos los juicios contra ellos.
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Fue en ese momento cuando Ankara aceptó crear un mercado común con la vecina Siria, para ‎protegerse de un eventual desmembramiento de su territorio, que tendría como pretexto el ‎llevado y traído tema del “Kurdistán libre”. ‎
3- Las «primaveras árabes» (2011)
En definitiva, durante la operación anglosajona de las llamadas «primaveras árabes», que tenían ‎como objetivo poner a la Hermandad Musulmana en el poder en todos los países del ‎Medio Oriente ampliado (o Gran Medio Oriente), Turquía creyó poder aprovechar el hecho que el ‎entonces primer ministro y hoy presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, era miembro de esa ‎cofradía para escapar al caos anunciado. Así que Turquía “despertó” en Libia la tribu otomana de ‎los misratas y ayudó la OTAN a derrocar al líder libio Muammar el-Kadhafi, a pesar de ser este ‎último un aliado de Ankara. Después, Turquía entró en guerra contra Siria… que también era ‎su socio comercial. Pero esas dos aventuras dieron al traste con la hasta entonces floreciente ‎economía turca

Mientras se esconde de los militares turcos que tratan de matarlo ‎por cuenta de la CIA, en julio de 2016, el presidente turco Erdogan se las arregla para ‎transmitir un mensaje a la población a través de un teléfono celular que la presentadora de ‎televisión sostiene ante las cámaras. El 15 de julio, Erdogan logra neutralizar a los golpistas y ‎recupera el control del país.


Cuando Rusia acude en ayuda de Siria y derrota a los yihadistas del Emirato Islámico ‎‎(Daesh), Turquía decide alejarse de las potencias occidentales. Se acerca a Moscú, compra los ‎sistemas antiaéreos rusos S-400 y la central atómica de Akkuyu, se compromete con el proceso ‎de paz en Siria durante los encuentros de Sochi y de Astana. La CIA responde manipulando la ‎organización del predicador islamista turco Fetullah Gulen y financiando el HDP (Partido de las ‎Minorías) contra el AKP (el partido islamista del presidente Erdogan). En resumen, van al historial de ‎la CIA contra Turquía el derribo de un avión ruso de combate Sukhoi-24 en la frontera turco-‎siria, al menos un intento de asesinar a Erdogan, un intento fallido de golpe de Estado y el ‎asesinato del embajador ruso Andrei Karlov, entre otros hechos.
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Aturdida, Turquía respondió con una extensa cacería de brujas, llegando incluso a encarcelar ‎medio millón de personas por un intento de asesinato en el que estuvieron implicados ‎cuando más algunos cientos de militares. ‎

Turquía se situó entonces a medio camino entre Washington y Moscú, buscando su ‎independencia pero corriendo el peligro de verse aplastada en cualquier momento por algún tipo ‎de acuerdo entre los Dos Grandes. Al mismo tiempo, Turquía se posicionó de tal manera que ‎apoyaba y a la vez obstaculizaba a sus dos padrinos: o sea participó en la guerra contra Siria y ‎simultáneamente apoyó a Irán e instaló bases militares en Qatar, Kuwait y Sudán. 
Además de que no es posible mantener mucho tiempo ese tipo de postura, Turquía se vio ‎dividiendo sus esfuerzos entre cinco frentes al mismo tiempo: la Unión Europea, al firmar con esta un ‎acuerdo sobre los migrantes; el mundo árabe, al cual dice defender ante Israel; Asia Central, ‎que trata de mantener bajo su ala; la OTAN, de la cual sigue siendo miembro; y Rusia, a la que ‎trata de seducir.‎
4- El asesinato del general iraní Qassem Suleimani
El mundo entero creyó –erróneamente– que, extenuado, Estados Unidos se retiraba del ‎Medio Oriente ampliado, dejando el campo libre a Rusia. En realidad, Washington retiraba ‎sus tropas, pero mantenía su intención de conservar el control de la región a través de sus numerosos ‎intermediarios armados y entrenados: los yihadistas. ‎

Ante la voluntad estadounidense de proseguir en el norte de África el plan de destrucción ya ‎iniciado en la parte asiática del Medio Oriente ampliado y estimando que fue involuntariamente el ‎gobierno iraní –no Israel– quien ayudó al Pentágono a concretar el asesinato del general Qassem ‎Suleimani, el gobierno turco volvió a revisar sus planes.
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Turquía está de regreso en la órbita de Estados Unidos. Después de haber negociado la paz ‎en Siria, el 13 de enero en Moscú, Turquía desafía ahora bruscamente a Rusia con el asesinato, ‎el 1º de febrero, de 4 oficiales rusos del FSB, en la región siria de Alepo. ‎

El ejército turco, la tribu de los misrata (descendientes de otomanos) en Libia y los yihadistas aún ‎atrincherados en la región siria de Idlib –de los cuales al menos 2.500 fueron trasladados ‎en mes y medio por los servicios secretos turcos– ya comenzaron a desangrar Libia, con la colaboración quizás también involuntaria del mariscal libio Khalifa Haftar. El objetivo es que todas ‎las partes se desgasten al máximo.‎

Thierry Meyssan 

Nota: En las etiquetas TURQUIA - ERDOGAN podrá el lector encontrar gran información sobre la política nacional turca y sobre la personalidad del mandatario de ese país.    

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