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23 octubre 2025

El cómo Occidente ha planeado destruir Rusia desde hace siglos (6)

 


por Tito Andino
Resumen de varios artículos de este blog



Historia y no propaganda

Parte VI

La guerra de la OTAN contra Rusia en Ucrania

Consecuencias de la geopolítica Occidental antirrusa

Estados Unidos y sus socios europeos de la OTAN vienen desplegando grandes contingentes armados y misiles tácticos en Rumania y Polonia, no hoy, ni ayer, hace décadas. Con la crisis ucraniana, al haber sido entregadas las reservas del arsenal de la alianza, estas están por agotarse (EEUU quiere que Europa vuelva a llenar los arsenales con nuevo armamento made in USA). Finlandia y Suecia se incorporan a la OTAN declarando que "se sienten débiles y amenazadas ante Rusia"… La histeria antirrusa no termina, pero esa no es una histeria de la población, del verdadero pueblo, del ciudadano de a pie, se trata de una histeria de los gobiernos atlantistas alineados a grandes intereses corporativos que siempre han codiciado apoderarse de las riquezas naturales de Rusia.

El asunto no termina en Europa o en algunas regiones del Asia Central, en el ámbito político, Occidente está empeñado en conformar una poderosa coalición mundial económica y militar antirrusa. Pero, el problema es que lo hace bajo presión, intimidación y fuerza, así que muchas de esas incorporaciones a su bando no son para nada espontáneas. Un sencillo ejemplo: El Departamento de Estado presiona a Latinoamérica para que se posicione en contra de Rusia y hasta exige que deben negarse a mantener cualquier vínculo comercial, energético con Rusia, peor aún que adquieran material bélico de origen ruso.

El duro efecto de las sanciones económicas de EEUU/OTAN/EU que pretende acabar con Rusia, destruyendo su economía, no ha dado resultados, al contrario, los efectos devastadores del pretendido castigo financiero se sienten agudamente en Europa.


       Animación gráfica


Seamos consecuentes, dejemos la hipocresía a un lado.

A EEUU/OTAN le importa un cacahuete el destino de Ucrania, su único deseo es destruir Rusia, fragmentarla en múltiples estados que puedan ser manipulables. Recuerden que Rusia es una Federación de naciones que incluye una gran diversidad étnica y cultural donde predomina las dos grandes corrientes religiosas del mundo por su relevancia: cristianismo e islamismo. Estas aparentes debilidades son explotadas, no hoy, siempre, por el "benigno" Occidente.

El plan de degradar a Rusia con la guerra en Ucrania debe mantenerse a toda costa y el máximo tiempo posible. Lo que se pretende es Infligir una derrota estratégica a Rusia (aun cuando Rusia gane la guerra). Es por ello que Bruselas vocifera impúdicamente que su inversión económica y militar en Ucrania es una inversión por la “paz”.

La necedad de mucha gente, sobre todo de quien solo escucha los telediarios de las grandes corporaciones para estar “informados”, es consecuencia del lavado cerebral programado por esos medios de embrutecimiento masivo. Todas estas razones obligan a volver a explicar las causas por las que la Federación Rusa ha tenido que intervenir con sus fuerzas armadas en territorios de habla rusa pero que estaban bajo soberanía ucraniana. Podría sonar algo retórico porque, en comparación, es lo que alegaba Hitler para ir anexándose territorios en Europa. El lector sabrá perdonarme por hacer tan estúpida comparación, pero lo hago porque he escuchado eso: “Rusia hace como los nazis, quiere apoderarse de todos los territorios donde se habla ruso pero que no le pertenecen…”

Y aquí sí que cabe hacer un poco de historia. Dejando aclarado que Rusia podría emplearse, dadas las circunstancias del chantaje económico (bloqueo de miles de millones de dólares de sus cuentas en bancos europeos), para compensarse y recrear un viejo sueño de ciertos sectores rusos minoritarios, recrear Novoróssiya (Rusia Nueva o Nueva Rusia). Tanto en Occidente (EEUU/Europa) y hasta en Rusia -grupos nacionalistas rusos- creen ver que esa posibilidad es factible desde 2014. Novoróssiya volvió a surgir por efecto de la hostilidad ucraniana en contra de los habitantes prorrusos del Donbass.


Gobernación de Novorossiya en 1800, perteneciente al Imperio ruso. Su ciudad principal era Ekaterinoslav (actual Dnipro), que pasó a llamarse brevemente "Novorossiysk" durante el reinado de Pablo I. (Mapa traducido del original en WIki)


Nacionalistas rusos de la talla del filósofo Alexander Dugin -insisto, son una minoría en Rusia- y algunos militares próximos al Kremlin exaltaron tal posibilidad ante una estrategia tildada de dócil e ingenua de la diplomacia rusa que prefirió negociar y ceder ante sus "socios" de Europa con la firma de los Acuerdos de Minsk I y Minsk II en 2014-2015. Novoróssiya, hasta hace poco, seguía siendo una presunción -salvo sorpresas- que se mantendría como lo que es, un viejo sueño de nostálgicos del imperio ruso y, por supuesto, también como propaganda para sentar a Ucrania a negociar.

Ergo, durante esta última década de conflicto, Novoróssiya -debido a las circunstancias- podría dejar de ser en la historia de Rusia una melancólica melodía interpretada en círculos nacionalistas rusos añorando redibujar el mapa de la Rusia zarista del siglo XVIII. La posición oficial de Rusia, desde la desaparición de la Unión Soviética, puede ser revertida ante la amenaza de Occidente de robar los activos rusos en Europa. Rusia barajaría la posibilidad de compensar ese robo de activos con especies territoriales, incorporando las regiones de Novoróssiya como repúblicas federadas de Rusia.

Se especula que la guerra que libra Rusia con Ucrania podría terminar también con un dominio mayoritario ruso en el Mar Negro (ya controla el mar de Azov). A parte se habla de Transnistria, y que la única manera que Rusia pueda incorporar a Transnistria, sin estar separada territorialmente, imperiosamente sería haciéndose con el control total de Odesa (dejamos sentado que estos últimos párrafos no son más que especulaciones).

Retornemos al antes de 2014. Debiendo mantener la objetividad. Novoróssiya no fue -ni lo es- un proyecto geopolítico oficial del gobierno ruso, ciertamente no lo ha contemplado en estos años de guerra. Las sospechas surgieron con el -sin duda- elaborado plan propagandístico de colocar un mapa (con Odesa y Nokolaev) detrás de los generales en una declaración pública, una forma de presionar a Ucrania y a Europa a sentarla en la mesa de negociaciones debido a la realidad actual en el campo de batalla. Es dudoso que haya un reconocimiento internacional de las regiones independentistas de Crimea, del Donbass (Donetsk y Lugansk), Jerson y Zaporiyia, que de por si recrean parte de Novoróssiya, y han sido ratificadas en referéndums populares ¿Será eso más imposible si Odesa y Nikolaev ingresaran en esos planes?

¿Conjeturas? Probablemente, pero es necesario dejarlo planteado.


Novoróssiya, región del Imperio Ruso del siglo XVIII comprendía las regiones de Odesa, Nikolaev, Zaporiyie, Jerson, Donetsk, Lugansk y partes de Dnipropetrovsk (wiki). 



En este mapa se muestra los cambios fronterizos históricos de Ucrania, que incluye Novoróssiya (Mapa en Wikipedia)


La OTAN y su posición frente a Rusia

“¿Tendrán los aliados de Washington que ‎morir por Kiev?‎”, se preguntaba Thierry Meyssan en un artículo del 20 de abril de 2021 ante el resonar de los tambores de guerra desde Occidente, hablamos de un año antes de la intervención rusa en Ucrania, denominada “Operación Militar Especial”, aunque ninguno de ‎los aliados de Washington quiere morir por Kiev ni inmolarse contra Rusia… al menos hasta hoy…

En una especie de cronología de cómo inició el conflicto, Meyssan señala que no hay manera de explicar por qué Estados Unidos dedica a sus ejércitos sumas tan ‎astronómicas que sobrepasan varias veces los presupuestos militares de aquellos que Washington ‎presenta como “amigos” o “enemigos”. En contraparte, la economía rusa, pese al avance en varios sectores, sigue dependiendo de las exportaciones energéticas, por lo mismo, EEUU miró la construcción del gasoducto Nord Stream 2 como una amenaza porque ‎liberaría a Europa occidental de su actual dependencia del petróleo estadounidense.

Tras el 11-S, George Bush hijo anunció el 13 de diciembre ‎de 2001 que Estados Unidos se retira del Tratado ‎sobre Misiles Antibalísticos (el Tratado ABM). Luego, EEUU incorpora a prácticamente todos los antiguos miembros de los extintos Pacto de Varsovia y ‎de la URSS a la OTAN, violando así el compromiso que Washington había contraído antes ‎de la disolución de la URSS. Desde el 2000, Ucrania se mantuvo en reserva ‎hasta que en 2014 Washington organizó una seudo revolución y puso a sus títeres en el poder, apoyados por millares de militantes neonazis. Moscú ‎reaccionó, la población de Crimea proclamó su independencia y vía referéndum se reincorporó a la Federación Rusa; no obstante, Rusia vaciló qué hacer con el Donbass (es decir, nunca tuvo un proyecto anexionista).

Durante la “revolución de color” de la plaza Maidán (2013-2014), Joe Biden, ‎entonces vicepresidente de Obama, defendió y apoyó rabiosamente a los neonazis ‎ucranianos, agentes de las redes stay-behind de la OTAN. Biden dirigió las operaciones en Kiev con Victoria Nuland, del ‎Departamento de Estado. En esos momentos apareció el famoso ejercicio de maniobras militares Defender-Europa organizado por EEUU y la OTAN. En plana pandemia de Covid-19 (de marzo a junio del 2021) Defender-Europe 21, efectuó -desde la segunda guerra mundial- el mayor despliegue de tropas y ‎material de guerra en Europa simulando un enfrentamiento contra Rusia.





El presidente de Ucrania Volodimir Zelensky, el 25 de marzo de 2021, anunció la nueva Estrategia ‎de Seguridad ucraniana, tres semanas después de ‎que Biden publicara la de Estados Unidos. ‎Rusia, respondió a esas provocaciones de la OTAN con sus propios ejercicios militares en su frontera ‎occidental, incluyendo la frontera con Ucrania, y el despliegue de tropas en Crimea y Transnistria. En ese caso, eso sí, para la OTAN/Ucrania, se trataba de provocaciones, por lo que organizaron encuentros de ministros de Defensa y de Exteriores europeos ‎con sus homólogos ucranianos, bajo la dirección británica. ‎

El 2 de abril 2021, Biden garantiza a Zelensky apoyo ‎contra Rusia. “Según el Atlantic Council, Biden anunció al presidente ucraniano su decisión de ‎entregarle un centenar de aviones de combate (F-15 y F-16) y un avión de vigilancia radioelectrónica E-2C”. En la Comisión de la Cámara de Representantes estadounidense para ‎las fuerzas armadas se negocia con los ‎ucranianos fuertes subvenciones para el ejército de Ucrania a cambio del posicionamiento ‎ucraniano contra el gasoducto Nord Stream 2; al mismo tiempo Zelensky y otros hicieron discretamente un viaje relámpago a Qatar el 5 de abril (posiblemente se habló de un eventual ‎financiamiento para los combatientes extranjeros).

El 6 y el 7 de abril, el general británico Stuart Peach, presidente del Comité Militar de la OTAN, ‎viaja a Ucrania para precisar las reformas necesarias para que ese país pueda ser miembro de ‎la alianza atlántica. ‎El 10 de abril Zelensky viaja a Turquía a reunirse con Erdogan, presidente turco, sobre el envío de hombres, estamos hablando del “inmediato reclutamiento de yihadistas de diversas nacionalidades presentes en Siria para ‎enviarlos a luchar en el Donbass”. Instructores militares turcos llegaron al puerto de la ciudad de Mariupol, donde tenía su sede la Brigada Islamista ‎Internacional, creada por Erdogan y Petro Porochenko, ex presidente ucraniano. ‎

El G7 se apresuró a publicar una declaración sobre los movimientos rusos… ‎sin mencionar los despliegues de la OTAN y Turquía. El G7 elogiaba además la contención de Ucrania y ‎exigía a Rusia “poner fin a sus provocaciones”.‎ Los ministros de Exteriores de ‎la OTAN con la Comisión Ucrania/OTAN denuncian la “escalada” rusa el 13 de abril de 2021. Antony Blinken, en Washington, abogaba inexorablemente hacia la guerra en una reunión con el ministro ucraniano de Exteriores, ‎Dimitro Kuleba.

Fue el presidente Joe Biden quien abrió las hostilidades calificando ‎al presidente ruso de “asesino”. Su interlocutor ‎le respondió cortésmente y le propuso un debate público, que Biden rechazó. Más tarde, Biden propuso un encuentro cumbre, cuando antes había rechazado con desdén esa misma ‎propuesta de Putin, parecía posible evitar la guerra. ‎Pero, el 14 de abril, el secretario de estado Blinken convocó a los principales aliados de ‎Estados Unidos -Alemania, Francia, Italia y Reino Unido- para movilizarlos.‎ El 15 ‎de abril de 2021 Joe Biden se quita la careta expulsando a 10 diplomáticos ‎rusos y adoptando sanciones contra Rusia (con la respectiva “reciprocidad” diplomática). Siguiendo la campaña propagandística, Zelensky se reunió con el presidente ‎francés Enmanuel Macron y con la canciller alemana Angela Merkel, quienes deploraron la ‎‎”escalada rusa”. Como concluye Meyssan en ese momento, “en definitiva, si Estados Unidos y Rusia van a conversar… es demasiado temprano para ir ‎a morir por Kiev”.


Dos antiguas caricaturas soviéticas. Izq. "Breve Angloamericanización", de los Kukryniksy, 1951. Derecha. "Ellos sin máscaras". del libro de M. Abramov de 1952


Las tensiones suben y bajan de tono en la crisis ucraniana, provocada por los rusos conforme afirman al unísono todos los medios alineados al atlantismo (OTAN); o, ante la agresiva y provocadora expansión de los ejércitos occidentales en el Este de Europa hacia las fronteras rusas conforme el Kremlin. El medio online en inglés FridayEveryday (parte del Friday Culture Ltd), resumía hace algunos años la realidad mundial del monopolio de los medios:

"¡Nos gustan las matemáticas! Solo dos lugares, Estados Unidos (4,7% de la población mundial) y Europa Occidental (2,52%), son las fuentes de noticias abrumadoramente dominantes para el planeta, que contienen las tres principales agencias de noticias, además de todos los principales periódicos y canales de televisión de noticias. El resto de nosotros, más del 90% de la humanidad, sentimos que nuestros puntos de vista no deben ser excluidos".

La conciencia traiciona a Zelensky

Hubo un momento histórico que fue registrado por el periodista Seth Mallick, de Friday (artículo del 28 de enero 2022), “Prensa atónita cuando el líder de Ucrania señala con el dedo a Occidente”, desvela que debajo de la superficie hay una historia muy diferente de las tensiones ucranianas. Zelensky sintió el verdadero terror de llevar a su país a la guerra, en declaraciones a la prensa -nervioso- dijo a los periodistas que Rusia no es el principal problema, sino la PRENSA.

En un impresionante e inesperado estallido de espontaneidad, el presidente ucraniano Volodimir Zelensky dijo que los problemas actuales de su país provienen del oeste y no del este. "La campaña para pintar a Rusia como agresor es enorme, pero hay grietas. La colocación de tropas de Putin en la frontera con Ucrania no es diferente al año pasado”. Además, la verdadera amenaza para Ucrania no es Rusia, sino la “desestabilización de la situación dentro del país”, dijo a los periodistas. La causa del pánico es la propia prensa, expresó Zelensky. Los corresponsales en el evento estaban desconcertados. El evento fue "un encuentro ligeramente surrealista", según Sarah Rainsford de la BBC.

Para rematar el jefe ucraniano criticó a los diplomáticos estadounidenses, británicos y otros países occidentales que ya huían del país, como si la guerra tan descrita fuera realmente real (lo que hace ver que así tenía que ser por orden de Occidente). Zelensky negó que Ucrania fuera un barco que se hunde, pero incluso si lo vieran así, “los diplomáticos deben ser como capitanes. Deberían ser los últimos en abandonar un barco que se hunde”.

Este episodio quizá involuntario e instintivo de Zelensky, a las puertas de la guerra, puede ser revisado en el artículo: “La prensa ‘libre’ apoya la estrategia militar occidental para la guerra”. (Notas a pie de página)

La OTAN negando la realidad

Nuevamente, es el momento de recalcar un viejo dilema que venimos señalando en este blog: La negación de la historia. “¿Por qué la OTAN no cumple sus compromisos con Rusia? Ni Estados Unidos, ni la OTAN han aceptado por décadas firmar garantías de seguridad a Rusia, manteniendo su intención de ubicar misiles nucleares en las fronteras de Rusia, eso es todo el meollo del asunto. El otro caso trata sobre la proliferación “espontánea” de las "revoluciones de color" en las ex repúblicas soviéticas con el propósito de desestabilizar a la Federación de Rusia. Parece que Washington dijera a los rusos: "resignate", exigiendo que su política exterior no debe ser perturbada. A decir del estudioso estadounidense Paul Craig Roberts es Estados Unidos quien ha demostrado ser “una hostilidad potencialmente mortal hacia Rusia". La OTAN ha instalado misiles en Rumania y Polonia (bases controladas por EEUU). Lamentablemente, hay quienes se burlan de este tipo de alegatos presentando mapas de la inmensa Rusia comparada con la pequeña e "indefensa" Europa. La pregunta es, ¿quién amenaza a quién?

Desde la desaparición de la URSS, tres décadas atrás, en ni una sola ocasión Rusia ha mandado un mensaje o ha hecho demostraciones de hostilidad hacia Europa. Rusia ha cumplido sus compromisos suscritos desde el fin de la segunda guerra mundial -Acuerdos de Yalta- en que los Aliados definieron por mutuo consenso sus zonas de influencia europea (al fin y al cabo fueron los nazis quienes provocaron tal cosa... gracias al apoyo de Occidente).

¿Quién amenaza a quién? En 2014 no fue Rusia quien planificó romper el compromiso de mantener las zonas de influencia para su seguridad. El caso de la Crimea rusa puede ser sustentado en cualquier foro histórico y político; y, desde la desaparición de la URSS, Ucrania no es el único caso de utilización de la OTAN contra Rusia (lo hemos abordado en otras ponencias). En el presente, la posición de Rusia es clara, no puede permitir que Ucrania sea miembro de la OTAN, porque eso significa una cosa: instalación de bases de misiles de la OTAN/EEUU en Ucrania. Rusia no iba a sentarse a esperar a que eso suceda.


Mikhail Gorbachev discutiendo la unificación alemana con Hans-Dietrich Genscher y Helmut Kohl en Rusia, 15 de julio de 1990. Foto Bundesbildstelle Presseund Info


Svetlana Savranskaya y Tom Blanton del National Security Archive, en su libro, "The Last Superpower Summits: Gorbachev, Reagan, and Bush: Conversations That Ended the Cold War" (CEU Press, 2016) analizan y publican las transcripciones desclasificadas y documentos relacionados de todas las cumbres de Mikhail Gorbachov con presidentes estadounidenses, incluidas docenas de garantías sobre la protección de los intereses de seguridad de la URSS.

"¿Quién prometió qué a quién sobre la expansión de la OTAN?" Los documentos desclasificados muestran garantías de seguridad contra la expansión de la OTAN de James Baker, George Bush, Hans-Dietrich Genscher, Helmut Kohl, Robert Gates, Francois Mitterrand, Margaret Thatcher, Douglas Hurd, John Major y Manfred Woerner a los líderes soviéticos. La famosa garantía de "ni una pulgada hacia el este" del secretario de Estado de EE.UU, James Baker, sobre la expansión de la OTAN en su reunión con el líder soviético Gorbachov el 9 de febrero de 1990, fue parte de una serie de garantías sobre la seguridad soviética dada por los líderes occidentales a Gorbachov y otros funcionarios soviéticos a lo largo del proceso de unificación alemana en 1990-1991, según documentos estadounidenses, soviéticos, alemanes, británicos y franceses desclasificados publicados por el Archivo de Seguridad Nacional de la Universidad George Washington" (Washington DC, 12 de diciembre de 2017).

No una, sino tres veces, Baker probó la fórmula de "ni una pulgada hacia el este" con Gorbachov en la reunión del 9 de febrero de 1990. Estuvo de acuerdo con la declaración de Gorbachov en respuesta a las garantías de que "la expansión de la OTAN es inaceptable". Baker aseguró a Gorbachov que "ni el presidente ni yo tenemos la intención de extraer ninguna ventaja unilateral de los procesos que se están llevando a cabo", y que los estadounidenses entendieron que "no solo para la Unión Soviética sino también para otros países europeos es importante tener garantías de que si Estados Unidos mantiene su presencia en Alemania en el marco de la OTAN, ni una pulgada de la actual jurisdicción militar de la OTAN se extenderá en dirección este".

Los documentos muestran que múltiples líderes nacionales estaban considerando y rechazando la membresía de Europa Central y Oriental en la OTAN a principios de 1990 y hasta 1991, que las discusiones de la OTAN en el contexto de las negociaciones de unificación alemana en 1990 no se limitaron en absoluto al estado del territorio de Alemania Oriental, y que las quejas posteriores soviéticas y rusas sobre ser engañados sobre la expansión de la OTAN se fundaron en memorandos escritos y comunicaciones telefónicas contemporáneas en el más alto nivel.

Los documentos refuerzan las críticas del ex director de la CIA, Robert Gates, de "seguir adelante con la expansión de la OTAN hacia el este (en la década de 1990), cuando Gorbachov y otros fueron llevados a creer que eso no sucedería". La frase clave, respaldada por los documentos, es "llevado a creer".

Las primeras garantías concretas de los líderes occidentales sobre la OTAN comenzaron el 31 de enero de 1990, cuando el ministro de Relaciones Exteriores de Alemania Occidental, Hans-Dietrich Genscher describió su visión de una nueva arquitectura europea, informó a Washington "que los cambios en Europa del Este y el proceso de unificación alemana no deben conducir a un 'menoscabo de los intereses de seguridad soviéticos'. Por lo tanto, la OTAN debería descartar una "expansión de su territorio hacia el este, es decir, acercándolo a las fronteras soviéticas". El cable de Bonn también señaló la propuesta de Genscher de dejar el territorio de Alemania Oriental fuera de las estructuras militares de la OTAN, incluso en una Alemania unificada en la OTAN. (Todos estos hechos y el material de respaldo están descritos en el artículo: “La negación de la historia. ¿Por qué la OTAN no cumple sus compromisos con Rusia?”)

El tiempo ha pasado. Hoy se habla mucho en Occidente sobre '¿Qué mismo quiere Putin?', no podría estar más claro lo que Rusia quiere. La lista de demandas presentadas a los Estados Unidos en 2021 fue demasiado clara: No hay membresía de la OTAN para Ucrania y una retirada de la OTAN de los estados bálticos y Europa del Este. Rusia considera que la presencia de la OTAN en sus fronteras es agresiva, de la misma manera que Estados Unidos jamás toleraría la presencia de misiles rusos en Cuba.

La guerra económica de Occidente contra Rusia

Cuando estalló la guerra ruso-ucraniano en febrero de 2022 expresamos que este conflicto es parte de una disputa económica global, que implica, además, aspectos geopolíticos y de seguridad para Rusia. Los hechos son evidentes. El poder económico anglo-estadounidense ahora tiene serios problemas de competencia en los mercados internacionales, no solo con el gigante ruso y sus recursos naturales, en especial energéticos como el gas, primero fue el sistema Nord Stream ("Northern European Gas Pipeline" o "Baltic Sea Gas Pipeline", gasoducto submarino de doble vía capaz de transportar gas ruso a través del Mar Báltico que opera desde 2011. Lo que alarmó a Estados Unidos fue la conclusión de un proyecto similar, el Nord Stream 2 que afecta parte del monopolio mundial de las transnacionales energéticas estadounidenses. ¿Qué debe hacerse en estos casos? Simple, para “defender” el “libre mercado” hubo que sabotear a los rusos, que Europa se quede sin gas barato es irrelevante, al estilo del: ¡“Que se joda la Unión Europea”! de Victoria Nuland. Ante la emergencia las flotas de barcazas que transportan gas made in USA proveerán energía a Europa a un costo inmenso ¿Negocio?

¿Y, cómo se consiguió paralizar el Nord Stream 2? GUERRA, Ucrania fue el pretexto. El principal socio ruso del gas, Alemania, bajo presión se pronunció por no certificar el ya terminado Nord Stream 2: y, luego, algún “espontáneo” lo volaría. ¿Quién gana la guerra económica, al menos en Europa? Los Estados Unidos de América... perdón por el desliz, gana la Empresa Mundial S.A. o, mejor dicho, las multinacionales energéticas estadounidenses.

El gran dilema de Estados Unidos no es solo Rusia, otro gran rival ha emergido, otra potencia económica oponente está conquistando los mercados de Occidente en general, la República Popular de China (que de comunista solo tiene el nombre del Partido que lo dirige). Entonces, ¿qué hacer? Eliminar los mercados chinos porque afectan a las transnacionales norteamericanas. Estados Unidos está perdiendo los mercados asiáticos y del Medio Oriente, ¿cuál es la solución? más GUERRA. Recuerden que China fomenta el renacer de la RUTA de la SEDA terrestre desde Oriente a Occidente, un verdadero libre mercado sin comillas ¿Quién lo impide? Estados Unidos y el Reino Unido ¿Por qué? Los anglo-estadounidenses controlan la mayoría del tráfico mundial marítimo. La Ruta de la Seda terrestre acabaría el negocio global monopólico del transporte marítimo de mercancías. Así de simple, la libre competencia o "libre mercado" solo es válido si la hegemonía la tuviera Estados Unidos, como ya no la tiene, ¿cuál es la solución? GUERRA. Para el caso de China el pretexto que viene forjándose desde hace décadas es la isla china conocida como Taiwán.

¿Otra solución made in USA? Para variar, mantener las ya existentes GUERRAS en Oriente Medio y crear nuevos conflictos en Asia y Europa Oriental (Ucrania, Moldavia, Georgia) para que sea imposible el renacimiento de la Ruta de la Seda que se mantendrá bloqueada por las guerras regionales sin fin. (Este interesante punto lo desarrollamos largamente en nuestro artículo: “Invasión rusa de Ucrania... sí, pero, ¿por qué?”


El fraude de los 'Acuerdos de Minsk'


Los líderes de Bielorrusia, Rusia, Alemania, Francia y Ucrania en la reunión del 11 al 12 de febrero de 2015


La guerra inició realmente en 2014, tras la instauración de nuevas autoridades nombradas por quienes dirigieron el golpe de estado del Maidán; aún la alta diplomacia internacional seguía operativa y muchos obraron de buena fe. Los Acuerdos de Minsk I (5 sep. 2014) y Minsk II (12 feb. 2015) fueron suscritos, el primero por Ucrania, las regiones separatistas del Donbass, Rusia y autoridades europeas en representación de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE); y, el segundo por los gobernantes de Alemania, Francia, Rusia y Ucrania, supervisada por la OSCE.

Los Protocolos (o acuerdos) de Minsk proponían el federalismo como medio para terminar el conflicto en el Donbass, mediante algunos cambios constitucionales que nunca se debatieron, evitando en ese momento, una guerra de grandes proporciones; y, sobre todo, garantizaban la unidad territorial de Ucrania, con cierto grado de autonomía para Lugansk y Donetsk (Estatuto Especial). Los cambios constitucionales nunca se implantaron, porque el gobierno y ejército ucraniano reforzaron con decenas de miles de milicianos neonazis el este del país y más ministros de esa ideología se fueron incorporando al gobierno con el único propósito de irse preparando para una guerra que estaba planificada por la OTAN desde muchos antes de 2014. Más tarde, los Acuerdos de Minsk fueron rechazados por Kiev bajo tutela de la Casa Blanca y la UE/OTAN. En tal sentido, la decisión de Rusia de reconocer las Repúblicas Populares de Donetsk (DPR) y Lugansk (LPR), el 21 de febrero de 2022 fue la inevitable consecuencia.

La mano negra de los Estados Unidos es incuestionable, John McCain y Victoria Nuland fueron actores de primera. Nuland -que dirigió el golpe del Maidán- reconoce que EEUU invirtió cinco mil millones de dólares durante muchos años para conseguir el objetivo. Nuland rechazó enérgicamente un probable acuerdo de compromiso europeo que habría llevado a un gobierno de compromiso. Recuerden: "¡Que se joda la UE!", fueron sus posteriores palabras.

Minsk fue un gran engaño para los rusos que, siempre tibios, jugaron a la diplomacia de buena voluntad con la OTAN. Tenemos evidencias de ello. Revisemos las más notorias declaraciones.

Petro Poroshenko,  ex presidente ucraniano  confirmó que Minsk II fue una treta para ganar tiempo; armar a Ucrania y lanzar una guerra contra Rusia, nunca existió posibilidad de cumplir los compromisos de Minsk. Era el plan OTAN/Ucrania (ante el mundo seguían hablando de paz).

- Angela Merkel, reconoce la farsa occidental respecto a los Acuerdos de Minsk. La ex Canciller alemana dijo el 7 diciembre 2022: "El acuerdo de Minsk de 2014 fue un intento de darle tiempo a Ucrania. También utilizó este tiempo para volverse más fuerte, como se puede ver hoy. La Ucrania de 2014-2015 no es la Ucrania moderna... estaba claro para todos", el conflicto permaneció stand-by, acota Merkel: "sin embargo, esto fue lo que le dio a Ucrania un tiempo invaluable" (citas del diario alemán Zeit).

François Hollande, ex presidente francés: "Existía la idea de que era Putin quien había querido ganar tiempo, pero éramos nosotros (Francia y Alemania) quienes queríamos ganar tiempo para permitir a Ucrania recuperarse, reforzar sus recursos. Y por eso tenemos que defender las negociaciones de Minsk, en las que usted (Poroshenko) desempeñó un papel muy importante. Porque fue precisamente durante estos siete años cuando hubo vías para que Ucrania se fortaleciera, y ahí es donde Putin se equivocó: subestimó la capacidad de los ucranianos y su resistencia". (Hollande confesó que los acuerdos de Minsk nunca se firmaron para garantizar la paz en la zona, sino para que la OTAN militarizara Ucrania y se preparara para atacar a Rusia e instigar la guerra. Este reconocimiento no fue público, Hollande fue engañado por dos bromistas rusos pro-Kremlin, Vivan y Lexus, que se hicieron pasar por el expresidente ucraniano Petro Poroshenko. La conversación dura unos 15 minutos y fue grabada en febrero del 2023, pero no se difundió hasta abril del 2024 en las redes sociales). Contactado por el diario francés Liberation, el ex presidente francés explicó que los bromistas utilizaron tecnología deepfake para parecerse a Petro Poroshenko. Hollande declaró a Liberation: "Se presentó como jefe de gabinete de Poroshenko; comprobamos que era realmente él, no teníamos motivos para sospechar nada". Como explica Liberation, Hollande aclaró, en otra entrevista: "Era para que Ucrania recuperara la estabilidad, el equilibrio y reforzara sus medios militares en caso de ser atacada... Queríamos proteger a Ucrania (de una invasión) que Rusia acabó cometiendo".

Emmanuel Macron, presidente francés, hace poco, admitió que la OTAN está detrás del conflicto en Ucrania, señaló en privado que el bloque militar liderado por Estados Unidos instigó la crisis, que la OTAN es la fuerza impulsora detrás del conflicto de Ucrania. El destacado economista Jeffrey Sachs, al recordar que cuando Macron le otorgó la Legión de Honor en mayo de 2022, expresó que el líder francés le dijo en privado "exactamente lo contrario de lo que dice públicamente" y admitió que "la OTAN estaba causando esta guerra".
- Angela Merkel, más recientemente (septiembre 2025), intentando desviar sus propias declaraciones de militarizar Ucrania (más arriba), pasó a culpar por la guerra en Ucrania a Polonia y a los bálticos Letonia, Lituania y Estonia a quienes señala como responsables de sabotear su intento (como Canciller de Alemania) de negociar con Rusia las cuestiones de seguridad sobre Ucrania en 2021 (declaraciones al portal de noticias húngaro Partizan). Asegura Merkel que la UE quería "hablar directamente con Putin", pero que esto "no fue apoyado por algunos países, principalmente los estados bálticos. Polonia también estaba en contra, ya que temían que no tuviéramos una política común hacia Rusia". ¿En qué queda aquello de que los acuerdos de Minsk fracasaron deliberadamente porque estaban destinados a ganar tiempo para que Ucrania continuara con la militarización hacia la guerra?

 

Irremediablemente, es evidente que la UE a través de la OTAN se está alistando para un conflicto militar directo con Rusia. Es posible que la UE lo haya decidido y la estrategia de guerra se discuta en cómo derrotar a los rusos. Probablemente una guerra interminable, de desgaste para debilitar a Rusia, eso implicará, primeramente, seguir sacrificando la economía europea y, llegado el caso, enviar a cientos de miles de jóvenes europeos a morir. La UE, con pocas excepciones, todavía busca escalar el conflicto en lugar de encontrar una solución pacífica.

Pero es que hay más evidencia. 

En mayo de 2024 los líderes de la OTAN hablaban directamente de que el objetivo es destruir y fragmentar la Federación Rusa. Kaja Kallas, la primera ministra de Estonia, dijo que Rusia debería estar "fragmentada" para facilitar la administración regional y evitar nuevas guerras, un escenario con naciones pequeñas es mejor para Europa. Es toda una declaración de principios de la agenda oficial de un país de la OTAN. Kallas defiende el fin de Rusia como estado, afirma que la diversidad étnica de Rusia es un impedimento para crear una arquitectura de seguridad que involucre a Moscú, también propuso que cada pueblo dentro de Rusia viva bajo su propio estado, rompiendo la unidad de la Federación. Nos recuerda a las ideas nazis de los estados étnicos y de los actuales neonazis ucranianos.

Kallas señaló que Europa debe seguir apoyando a Ucrania, es vital para que Occidente pueda derrotar a Rusia en la guerra actual, y lo que impide a los países occidentales hagan más por Ucrania es simplemente el miedo. La OTAN debe atreverse a enviar toda la ayuda necesaria para que la victoria ucraniana esté asegurada en el campo de batalla. (resumido del artículo de Lucas Leiroz de Almeida, “Kaja Kallas, de Estonia, admite el objetivo de la OTAN de destruir la Federación Rusa”.

Otra dama que suele hablar más de la cuenta, la ex subsecretaria de Estado para Asuntos Políticos, Victoria Nuland, se quejó de que los miles de millones de dólares de los contribuyentes estadounidenses destinados a Ucrania no están haciendo el trabajo en el campo de batalla, sumados a los otros cientos de millones de sus aliados europeos. Se ha molestado con el discurso occidental de que la vaga y futura "victoria" ucraniana llegará, pero, por el momento debe seguirse apoyando "todo el tiempo que sea necesario". "Y, por cierto, tenemos que recordar que la mayor parte de este dinero va directamente a Estados Unidos para fabricar esas armas". Es decir, los ucranianos son un pretexto conveniente para mantener el flujo de impuestos en dirección al complejo industrial militar de Estados Unidos.
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La señora Nuland declaró a la CNN que la ayuda a Ucrania comenzó con "lo que siempre hemos hecho, que es defender la democracia y la libertad en todo el mundo", en lugares donde tienen intereses mayoritarios y quieren mantenerlos, o sacarlos de la lista de un competidor global y colocarlos en la suya propia. Confirmando que la “ayuda” a Ucrania se queda en los Estados Unidos, es evidente que los ucranianos seguirán muriendo para que los pobres fabricantes de armas no terminen en bancarrota. Y, por sentado, sus afirmaciones eliminan cualquier duda sobre el objetivo final de Estados Unidos, un cambio de régimen en Rusia, expresando que el liderazgo de Putin no es "la Rusia que queríamos".

La guerra

Debemos quitarnos de la mente esa absurda percepción mediática de la "indefensa" Ucrania; al contrario, a pesar que es un país económicamente pobre, sigue siendo muy moderno en riqueza bélica comprada a Occidente y la heredada de la extinta URSS. Rusia no se está enfrentando, por ejemplo, a un pueblo de campesinos analfabetos como los talibán afganos; ni está sometiendo mediante bombarderos de terror incesante, durante largas semanas a las ciudades ucranianas, sin distinguir blancos civiles y militares, como fue el caso de la invasión USA a Irak, Serbia, etc. Rusia se enfrenta a un poderoso rival, muy bien armado y entrenado por la OTAN. ¿Ucrania es inferior a Rusia militarmente? por supuesto ¿Pero, acaso ese pequeño país llamado Israel se queja de su tamaño para ser tan agresivo y someter a sus vecinos árabes? Solo hay una explicación: Poder armamentístico, competentes fuerzas armadas y grandes padrinos: OTAN/USA. El dinero y las armas no dejan de fluir hacia Ucrania, el objetivo de Occidente es matar a la mayor cantidad de rusos posible, desgastarla, debilitarla económicamente… a costa de centeneras de miles de soldados ucranianos caídos en combate.


© Foto captura de pantalla  video del Ministerio de Defensa de Rusia. La fallida contraofensiva ucraniana 2023


Al estallar el conflicto se habló de una “guerra total” de Rusia contra Ucrania, nada más fraudulento. La califico de guerra, aunque Rusia la denominó "operación militar especial", en cierto sentido pueden tener razón porque si los rusos querían acabar con Ucrania lo hicieron todo mal, iniciaron sus operaciones con apenas 200.000 soldados, ¡Rusia entró en Ucrania con una desventaja de tres a uno! Es decir, por cada ruso, había tres ucranianos.

Los optimistas en Moscú pensaron quizá que podría darse un levantamiento cívico - militar en Ucrania y que operaría un golpe contra el nuevo gobierno; o, que su presencia militar sentaría a Ucrania a negociar, pero no sucedió. Rusia entró blanda desde el principio. No bombardearon los cuarteles, hicieron todo lo posible para evitar muertes innecesarias entre las tropas ucranianas. ¡Pero los ucranianos decidieron luchar! envalentonados por las promesas de la OTAN, las tropas rusas que habían penetrado en la profundidad del territorio ucraniano en una posición de bloqueo muy pronto fueron sometidas a contraataques desde la retaguardia y los flancos.

Scott Ritter, experto militar estadounidense, aclara que Rusia no optó por ocupar Ucrania, confirma que Rusia entró con doscientos mil soldados. “Las matemáticas militares simplemente dicen que no, ¡no estás ocupando Ucrania con doscientos mil soldados!” Eso es una tontería, retórica politizada para afirmar que Rusia había fallado en sus objetivos. Lo que hizo Rusia a continuación fue practicar la guerra de maniobras entre los frentes sur, central y norte para asegurar un puente terrestre entre Crimea y Rusia (Mariupol fue fundamental en ese esfuerzo). La guerra de maniobras es más psicológica que física y se centra más en el nivel operativo que en el táctico. Los rusos debieron moldear el campo de batalla a su favor. Para hacer esto, necesitaban saber cómo Ucrania empleaba sus fuerzas numéricamente superiores, mientras distribuía su propio poder de combate más pequeño para lograr mejor este objetivo. Y ese fue su plan de batalla durante los primeros dos años, a la vez que esperaba que la diplomacia haga su parte.

Mientras se desarrollaba esa compleja operación, los rusos optaron por el uso de varias operaciones de apoyo estratégicas: fintas, operaciones de arreglo y ataque profundo. “Los rusos hicieron uso extensivo de la finta en Ucrania, con fuerzas anfibias frente a Odessa congelaron a las fuerzas ucranianas allí, y un gran ataque de finta hacia la región de Kiev obligó a Ucrania a reforzar sus fuerzas allí. Ucrania nunca pudo reforzar sus fuerzas en el este”. Rusia también participó en una campaña de ataque profundo estratégico diseñado para interrumpir y destruir la logística, el comando y control, el poder aéreo y el apoyo de fuego de largo alcance de Ucrania. Ucrania se quedaba sin combustible y municiones, no pudo coordinar la maniobra y sin una fuerza aérea significativa. Sin embargo, las promesas de la OTAN si se cumplieron en el mejor de los casos, el material bélico, las municiones, el dinero, el apoyo político fluyeron y siguen fluyendo sin descanso… hasta el último ucraniano, piden a gritos. ¡Hay que degradar a Rusia! Total, quien pone los muertos son los rusos y ucranianos.

El poderoso ejército de Ucrania de 2022, el segundo más grande de Europa, al inicio del conflicto contaba con 260.000 militares en servicio activo, la mayoría de los cuales fueron entrenados según los estándares de la OTAN en la última década. Eso significa que las unidades militares ucranianas eran interoperables con la Organización del Tratado del Atlántico Norte, es decir, podría tomarse un batallón de tropas ucranianas entrenadas por la OTAN, colocarlas bajo su mando y se desempeñarían bien en cualquier teatro de operaciones. Esta es la realidad. Las tropas ucranianas participaron en numerosas operaciones dirigidas por la OTAN en el mundo y en Europa.

Las tropas de reserva ucranianas comprendían cerca de 400.000 defensores, bien armados y entrenados para cualquier eventualidad. En esas tropas de “reserva” se deben contar a los bien organizados y políticamente adoctrinados grupos paramilitares de los partidos radicales de la ultraderecha ucraniana, los neonazis, que comprenden una fuerza de decenas de miles de hombres ideológicamente motivados y, también en gran parte, entrenados por la OTAN.

“Los ucranianos son grupos de lucha extremadamente duros, bien entrenados y bien equipados, son capaces de disfrutar de un éxito de combate limitado en el campo de batalla. Hay ocasiones en las que derrotarán a los rusos infligiendo bajas. Pero desde un punto de vista operativo y estratégico, los rusos están ganando y ganando decisivamente. Los ucranianos no pueden sostener su defensa. Carecen de profundidad logística”, señalaba Scott Ritter ya en abril de 2022.


   Fotografías de archivo. Tropas ucranianas entrenándose con armamento estadounidense.


Ucrania fue inducida a entrar en guerra por sus propios aliados, mejor dicho, por sus patrocinadores. La seducción fatal de la OTAN/EEUU instigó ya desde 2014 a las fuerzas armadas ucranianas a prepararse para una colosal operación militar cuyo objetivo era lanzar una gran ofensiva para recapturar Crimea y acabar con los independentistas del Donbass. Los propios mandos ucranianos dejaron aclarado que Iban a contar con el manto de protección de la alianza atlántica bajo la consigna de hechos consumados. “Nos estamos preparando para una confrontación militar a gran escala (con Rusia), dándonos cuenta de que, si esto sucede, desafortunadamente, habrá muchas pérdidas, tanto para nuestros soldados como para la población civil”, señaló el contralmirante Alexei Neizhpapa, comandante de la Armada de Ucrania, en julio del 2020 (entrevista al periódico Duma, con ocasión del Día Nacional de la Armada de Ucrania). Para ello tenían ya desplegado el sistema de misiles Neptuno... Los rusos se adelantaron a la fiesta, la armada de guerra ucraniana desapareció.

Tampoco debe tomarse a la ligera que uno de los objetivos de la intervención rusa es la desnazificación de Ucrania junto a la desmilitarización, desmantelar el ejército de la OTAN construido en Ucrania.

Fallidos intentos de negociación

Rara vez se menciona en los comentarios actuales sobre la guerra en Ucrania, que en las primeras semanas que siguieron a la invasión rusa del 24 de febrero de 2022, Rusia y Ucrania participaron en tres intentos separados y significativos de negociar un acuerdo pacífico. Esas negociaciones tenían varias notas importantes en común. Las tres podrían haber puesto fin a la guerra antes de la devastación de la infraestructura de Ucrania, la pérdida masiva de vidas ucranianas y el mayor riesgo de una escalada sin control. Las tres presentaron una oferta de Ucrania para no unirse a la OTAN. Y las tres fueron detenidas por los Estados Unidos y/o sus aliados.

La primera, en Bielorrusia, 25 de febrero 2022. Un día después de que comenzara la intervención, el presidente Zelensky señalaba que estaba preparado para abandonar la búsqueda de Ucrania de la membresía en la OTAN. Expresó que no tenía miedo de negociar garantías de neutralidad y seguridad con Moscú, era presumible -además- que era improbable que la OTAN accediera a la solicitud de Ucrania para unirse en esas circunstancias. Fue la primera señal de que los objetivos de Ucrania y Rusia podrían cumplirse y que la guerra podría terminar con un acuerdo diplomático.

El 26 de febrero, el segundo día de la guerra, Zelensky respondió a la invasión insistiendo que: "No tenemos miedo de hablar con Rusia. No tenemos miedo de decir todo sobre las garantías de seguridad para nuestro estado. No tenemos miedo de hablar de estatus neutral. No estamos en la OTAN ahora... Tenemos que hablar sobre el final de esta invasión. Tenemos que hablar de un alto el fuego". El asesor presidencial ucraniano Mykhailo Podolyak también dijo que "Ucrania quiere la paz y está lista para las conversaciones con Rusia, incluso sobre el estatus neutral con respecto a la OTAN". El 27 de febrero, apenas tres días después de la guerra, Rusia y Ucrania anunciaron que mantendrían conversaciones en Bielorrusia. la delegación ucraniana se reuniría con la delegación rusa sin condiciones previas. Aunque Ucrania estaba dispuesta a discutir la neutralidad y "el final de esta invasión", Estados Unidos no lo estaba...


Representantes ucranianos mantuvieron una primera ronda de negociaciones con la delegación rusa en territorio de Bielorrusia para buscar una salida al conflicto iniciado el 24 de febrero (Bielorrusia, región de Pripiat, frontera entre Ucrania y Bielorrusia, 28 febrero 2022). Las negociaciones de paz entre Rusia y Ucrania buscaban el cese a las hostilidades, las partes hablan de algunos avances. Los primeros días de marzo, Denis Kireev, negociador ucraniano, era acusado de traición y ejecutado por el servicio secreto de Ucrania (SBU)


La segunda, el 6 de marzo, mediación israelí. Los medios israelíes informaron que el entonces primer ministro Naftali Bennett se reunió en Moscú con Putin, luego Bennet habló dos veces con Zelensky, luego con el presidente francés Emmanuel Macron y en Alemania con el canciller Olaf Scholz. El 2 de febrero de 2023, Bennet reveló detalles, "Zelensky inició la solicitud para contactar a Putin", le dijo a Estados Unidos que "tenía la confianza de ambas partes". Putin le dijo que "podemos llegar a un alto el fuego" e hizo "enormes concesiones", renunció al "desarme de Ucrania" exigido por Rusia. Zelensky también hizo una "gran concesión". Según Bennet, Putin se quejó de la promesa rota de Occidente con respecto a la expansión de la OTAN y le dijo a Bennet que pasara el mensaje a Zelensky: "Dime que no te unirás a la OTAN, no invadiré". Bennett dice que "Zelensky renunció a unirse a la OTAN". Según Bennet, Estados Unidos le dijo que "no había posibilidad de éxito".

Habiendo ganado esas promesas, Bennett voló a Alemania y actualizó a Scholz, a los estadounidenses, a Macron y a Johnson. "Boris Johnson adoptó la línea agresiva. Macron y Scholz fueron más pragmáticos. Biden era ambas cosas". Bennett dijo que "había una buena posibilidad de alcanzar un alto el fuego". Pero el patrón de obstrucción estadounidense evidente por primera vez en Bielorrusia continuó. Bennett dice que Occidente tomó la decisión de "seguir atacando a Putin".

La Tercera, en Estambul, marzo y principios de abril de 2022, los esfuerzos en las negociaciones se trasladaron a Estambul. Las conversaciones turcas fueron las más fructíferas de todas, produciendo en realidad un acuerdo "tentativamente acordado" solo un mes después de haber estallado las hostilidades. Zelensky ofreció una promesa de no unirse a la OTAN. El 29 de marzo, los negociadores ucranianos dijeron que Kiev estaba listo para aceptar la neutralidad si, bajo un acuerdo internacional, los estados occidentales como Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña proporcionaban garantías de seguridad vinculantes. A inicios de abril, los negociadores rusos y ucranianos parecían haber acordado tentativamente las líneas generales de un acuerdo provisional negociado: Rusia se retiraría a su posición del 23 de febrero, cuando controlaba parte de la región de Donbass y toda Crimea, a cambio, Ucrania prometería no buscar la membresía de la OTAN y recibiría garantías de seguridad de varios países. Pero, nuevamente los Estados Unidos y sus socios de la UE presionaron a Zelensky para que rechace el acuerdo, las partes tenían ya un borrador elaborado. Putin confirmó en junio del 2023 que "llegamos a un acuerdo en Estambul", el borrador del acuerdo fue rubricado por el jefe del equipo de negociación de Kiev, puso su firma en el documento provisional. El acuerdo llevaba el título "Tratado sobre la Neutralidad Permanente y las Garantías de Seguridad para Ucrania", Ucrania incorporaría la "neutralidad permanente" en su Constitución.

La obstrucción de Estados Unidos y Gran Bretaña tuvo más peso, el presidente Putin afirmó en un encuentro diplomático que: "después de que retiramos nuestras tropas de Kiev, como habíamos prometido hacer, las autoridades de Kiev ... arrojaron (sus compromisos) al basurero de la historia. Lo abandonaron todo". Putin culpó implícitamente a Estados Unidos que “no están sincronizados” con los intereses de Ucrania. De esto puede dar fe el ministro de Relaciones Exteriores turco, Mevlut Cavusoglu, éste dijo que, debido a las conversaciones, "Turquía no creía que la guerra entre Rusia y Ucrania continuaría por mucho más tiempo". Pero, "después de la reunión de ministros de Asuntos Exteriores de la OTAN", insistió que tuvo "la impresión de que... hay quienes dentro de los estados miembros de la OTAN quieren que la guerra continúe y que Rusia se debilite".

Numan Kurtulmus, vicepresidente del partido gobernante de Erdogan, apreció la misma obstrucción, dijo a CNN TURK que "Sabemos que nuestro presidente está hablando con los líderes de ambos países. En ciertos asuntos, se hizo un progreso, llegando al punto final, y de repente vemos que la guerra se está acelerando ... Alguien está tratando de no poner fin a la guerra. Estados Unidos ve la prolongación de la guerra como su interés... Hay quienes quieren que esta guerra continúe... Putin-Zelensky iba a firmar, pero alguien no quería".

A Estados Unidos se unió el Reino Unido como un "estado miembro de la OTAN que quiere que la guerra continúe". El 9 de abril, el entonces primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, corrió a Kiev para frenar a Zelensky, insistiendo en que el presidente ruso Vladimir Putin "debería ser presionado, no negociando con él" y que, incluso si Ucrania estaba lista para firmar algunos acuerdos con Rusia, "Occidente no lo estaba". Según el periódico británico The Guardian, el primer ministro Johnson "instruyó" al presidente ucraniano Zelensky "para que no hiciera ninguna concesión a Putin".

Preguntado sobre esto, el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, señaló que Zelensky estaba "abierto a una ... solución diplomática" (conferencia de prensa, 21 de marzo de 2022), pero rechazó un final negociado de la guerra, incluso si el acuerdo negociado cumplía con los objetivos de Ucrania. "Esta es una guerra", respondió Price, "que es en muchos sentidos más grande que Rusia, es más grande que Ucrania". Estados Unidos rechazó que Ucrania negociara un acuerdo con Rusia que cumpliera con los objetivos de Kiev, estuvo a favor de presionar a Ucrania para que continúe luchando en la búsqueda de objetivos estadounidenses más amplios y "principios básicos".

Joe Biden, rechazó las propuestas de paz de Moscú y prometió "aplastar" a Rusia con sanciones. En 2025, las sanciones antirrusas se incrementan y, aunque muchos detestan a Trump, parecía tener una sincera apertura a la negociación; sin embargo, ahora es Europa la que está llena de belicistas que quieren continuar la guerra: el francés Macron el canciller alemán Friedrich Merz y el primer ministro del Reino Unido, Keir Starmer. Es probable que Trump presionado por el Estado Profundo estadounidense termine, una vez más, uniéndose a la línea dura del atlantismo guerrerista.

Más información al respecto puede consultarse en nuestro artículo: “Cuando Ucrania despreció la paz... presionada por EEUU/OTAN

Como puede ser comprobado -por cualquier medio- Occidente sigue dando impulsos hacia la “paz“. Los líderes del G7 han tomado la ruta escénica del teatralismo: "A medida que avanzamos, continuamos nuestro apoyo a Ucrania para desarrollar aún más la Fórmula de Paz del presidente Zelensky". “Es bueno ver que Zelensky está dedicando todo su tiempo a esta fórmula mágica de paz en lugar de andar extorsionando a sus amigos por dinero amenazándolos con Putin”, comentaba irónicamente la analista Rachel Marsden.


      AFP (Yuri-Diachishin) 2023


Ya era un indicio bastante grande de lo que realmente estaba sucediendo cuando la UE decidió utilizar el Fondo Europeo de Apoyo a la Paz financiado por los contribuyentes para reembolsar a los países de la UE por la descarga de sus armas inactivas de segunda mano en Ucrania, donde Rusia puede deshacerse de ellas antes de que alguien pueda ser acusado de cobrar de más por chatarra. Ahora, con el suministro de chatarra agotándose, solo tienen que fabricar más armas. ¿Quizás canalizar dinero en armas para ellos mismos sea el pase de Ave María que salve sus economías que han hundido "por Ucrania"?

Entrando ya en la etapa final de 2025 la guerra continúa, Ucrania se mantiene de pie gracias al incalculable derroche de recursos económicos y militares de la OTAN, EEUU/UE que siguen aplicando más sanciones económicas a Rusia con el fin de degradarla (a la vez que siguen consumiendo petróleo ruso vía intermediarios). El deseo de los halcones estadounidenses y europeos sigue siendo la misma “matar al mayor número posible de rusos”. Representantes de la clase política como el senador Lindsey Graham, lo siguen reiterando: “la muerte de los rusos es el mejor dinero que jamás hayamos gastado”, … que le produce una "gran alegría"; o, variando de palabras que el dinero estadounidense es el “mejor que han invertido nunca...”, o, de que “alguien en Rusia” asesine al mandatario Vladimir Putin. (algunas de estas declaraciones se hicieron a fines de mayo de 2023, durante una reunión entre el senador y el presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, grabada y distribuida en las redes sociales de Zelensky, posteriormente eliminada).

Sin hipocresías, incluso con Trump en el poder se mantiene la consigna occidental de destruir la economía rusa, degradarla, volverla tercer mundista, devolverle a la edad de piedra, etc. Lo han dicho políticos como George Bush hijo y el senador Lindsey Graham… el objetivo de Occidente es matar a cuántos más rusos mejor.

¿Alguien con más de dos centímetros de frente puede considerar esto propaganda rusa? ¿Por qué seguimos negando que la crisis en Ucrania fue provocada por Occidente y que por ese medio EEUU, la OTAN y la Unión Europea han buscado la forma de declarar una guerra real contra Rusia?, de hecho, lo han hecho, puesto que participan directamente en el conflicto, pero no se atreven a realizar una declaración oficial.

Continuaremos...

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Consultas:

10 octubre 2025

El cómo Occidente ha planeado destruir Rusia desde hace siglos (5)



por Tito Andino





Historia y no propaganda

Parte V

Las guerras en la Rusia postcomunista

Reflexiones geopolíticas


Un polémico tema político, difícil de exponer y ser comprendido sin apasionamiento y dura crítica por quienes no repasan la historia y solo se "educan" a través de videos de YouTube o "leen" la prensa comercial. Los hechos históricos fundamentales que se desarrollan en esta ponencia está basada en amplia información mediatamente posterior a los acontecimientos que refleja una posición lo más objetiva posible, descartando artículos de la prensa alineada al atlantismo de hoy. Dato y no relato como suele decirse.

Pareceremos redundantes, pero es necesario dejar sentado el papel de EEUU/OTAN en la tarea de desestabilizar a la Rusia moderna del siglo XXI. El mundo “libre”, repleto de “medios de comunicación independientes”, monopoliza la información (desinforma) a nivel global. Y dentro de esa guerra de propaganda, la rusofobia y otro tipo de ataques “dialécticos” son la mejor arma del civilizado Occidente para demonizar a la Federación Rusa, a China, a Irán o a cualquier otro estado que se oponga a las medidas globalizadoras unipolares del bloque económico occidental y sus aliados.

En 1997, la URSS había desaparecido hace algunos años y los Estados Unidos constituían la única superpotencia. Ya se había desatado la primera guerra de Chechenia (1994-1996). Sin embargo, para Zbigniew Brzezinski en su libro (1997) “El gran tablero mundial: La supremacía estadounidense y sus imperativos geoestratégicos”, mantenía a Rusia como una amenaza para la imposición total de la globalización en el mundo.

Debemos entender que el juego mundial del tablero geopolítico de Brzezinski es arrojar fuera del Cáucaso a los rusos, y eso solo podía o puede conseguirse con un triunfo de los “independentistas” chechenos. Las consecuencias de un estado checheno -aparentemente libre- traería consigo otras fragmentaciones del territorio de la Federación de Rusia.

Por milésima vez, para todos estos gánsteres de la política y negocios internacionales el objetivo final es destruir Rusia. Hemos repasado que desde hace siglos Rusia representa una amenaza para los imperios occidentales. Los recursos naturales de Rusia son sinónimo de supervivencia para el futuro cercano y ¿cómo lo conseguirán?, haciéndose con ellos a la fuerza (nunca se han planteado ejercer lo que falsamente pregonan, “el libre comercio”). Por tanto, cualquier proyecto que enrumbe la necesidad de debilitar a Rusia, por no decir desmantelarla o destruirla sigue siendo una prioridad geopolítica de Estados Unidos y Europa Occidental en el siglo XXI. 

Respecto a la naciente Rusia postcomunista y sus “reservas vitales de energía”, que atormentaba a Brzezinski, éste escribía:

“La tarea a largo plazo es: cómo fomentar la transformación democrática de Rusia y su recuperación económica evitando la reaparición de un imperio euroasiático que pueda entorpecer el objetivo geoestratégico norteamericano… Es imperativo que no surja un desafío euroasiático (Rusia) capaz de dominar Eurasia y con ello desafiar a los Estados Unidos”.

Hablamos de geopolítica pura, una suma ventajosa de influencia estratégica, económica y política. En el caso de Chechenia comparte frontera con Georgia, que junto a Azerbaiyán siguen siendo potenciales futuros miembros de la alianza Atlántica (OTAN), en un intento de cercar al gigante ruso por todos lados. Nadie debe olvidar que para 2008 había cientos de tropas estadounidenses en territorio georgiano entrenando al ejército nacional y, evidentemente, se desplegaron para proteger el oleoducto construido por empresas estadounidenses que une Bakú-Tbilisi y Ceyhan. Es obvio que se buscó y seguirá buscando el momento propicio para que el empobrecido país de Georgia se aventure en una nueva guerra -auspiciada por la OTAN- que reivindique las regiones separatistas de Abjasia y Osetia del Sur.

Basados en las especulaciones de Brzezinski se repasaron infinidad de “predicciones sobre la inminente desintegración de Rusia, eran bastante populares en algunos círculos académicos occidentales a principios de la década del 2000. Por ejemplo, un informe de la CIA predijo que, si se mantenían las tendencias observadas durante la década de 1990, en 2015 la Federación Rusa estaría dividida en ocho Estados independientes”.

Profundizar en las teorías de Zbigniew Brzezinski no es posible en este post, en un futuro dedicaremos algún artículo especial al ex asesor de seguridad nacional y su teoría geopolítica que forma parte de la doctrina expansionista de los EEUU. También el conocido club “secreto” Bilderberg (reunión de representantes de la industria, finanzas, medios de comunicación de las élites europeas y norteamericanas y otros invitados) impuso como agenda un proyecto para dividir Rusia en diferentes zonas de control, en las que el centro y Siberia estarían bajo control estadounidense; el noroeste del país, bajo control alemán; el sur, bajo control turco, y las regiones del Volga y el Extremo Oriente, bajo la tutela japonesa”.

Otro aspecto fundamental no solo militar, sino económico es ¿cómo sacar a Rusia de los mercados internacionales?, Es evidente, provocando guerras con sus vecinos, fomentar el separatismo interno a través del terrorismo, imponer sanciones draconianas en lo económico, sancionar a terceros países y compañías que desarrollan proyectos conjuntos con Rusia en el sector energético porque entorpece el inmenso negocio de peligrosas pero conocidas transnacionales, etc., etc. Debido a la crisis europea del momento, nos percatamos que esto solo es posible a costa de la seguridad y el estado de bienestar que goza, al menos, parte de Europa Occidental.

Las potencias occidentales vieron llegar su momento, cumplir el sueño de acabar con Rusia, apoyando las actividades de los grupos separatistas en Chechenia. Vladímir Putin tuvo que aprobar una segunda guerra en Chechenia (1999-2009) para derrotar a los yihadistas en el Cáucaso. Putin entendió el rol crucial que jugaba Occidente en este y otros conflictos regionales, esos grupos “independentistas” eran manipulados para cumplir su anhelo oculto, debilitar, derrotar y desmembrar Rusia.

Así se fue forjando una serie de conflictos en el Cáucaso, de los cuales dedicaremos más abajo unas líneas a los tres más importantes.




“Críticos expertos” pretenden pasar por alto que Estados Unidos / OTAN han estado jugando a la guerra en las narices rusas desde hace mucho tiempo. Un ejemplo son los ejercicios anuales “Defender Europe” que se realizan cada año desde 2020 en las fronteras orientales. Son una provocación, una demostración de fuerza, de la que sin duda, hoy, muchas naciones participantes se arrepienten. La OTAN, bajo mando de EEUU, juega a defender Europa, movilizando decenas de miles de soldados a las fronteras de Rusia, a la vez que grupos de buques de guerra penetran en el Mar Negro y aviones de combate de última generación, incluida la aviación táctica nuclear, sobrevuelan a escasa distancia del espacio aéreo ruso.

Por si los mismos despistados de siempre creen que la OTAN siembra la paz, recordaré que EEUU/OTAN han venido entrenando y equipando a las fuerzas armadas regulares de Ucrania desde hace mucho, equipando parte de su arsenal (la otra parte lo conforma el inmenso arsenal heredado de la era soviética) y coordinándolos en las tácticas y doctrina militar de la OTAN. Nada novedoso, al fin y al cabo, ese es el rol de la Alianza Atlántica desde su creación, preparar un apocalipsis nuclear ante la amenaza soviética (ayer) y ruso (hoy).

Al mismo tiempo, las organizaciones paramilitares de neonazis ucranianos, milicias integrales de partidos políticos de la ultraderecha, con decenas de miles de militantes, emulan a las organizaciones de la Alemania nazi, han sido utilizadas desde hace décadas por la OTAN para prender el caldero en regiones como el Donbass. Estos radicales grupos ucranianos, por ley internacional (Resoluciones del Parlamento de Europa) deberían ser vetados y proscritos; sin embargo, son financiados, entrenados y equipados por la UE/OTAN/EEUU. Y esto viene sucediendo desde antes de la guerra contra Rusia (2022). Su propósito es, desde el principio, ser agentes provocadores forjando incidentes y midiendo la reacción rusa, la crisis en el Donbass desde 2014 es el mejor ejemplo de sus acciones, hoy son la base de lo que se denomina “Guardia Nacional” y “Defensa Territorial”, separadas de la clásica composición de las fuerzas armadas ucranianas.

¿Cuál ha sido la consecuencia, la respuesta rusa? Está a la vista, luego de años de cordura, paciencia, llamados al diálogo, al uso de la diplomacia, a la búsqueda de un Tratado de Seguridad Colectiva en Europa, incluso a pesar de afrontar guerras supuestamente “independentistas” o de aguantarse los ejercicios provocadores de la OTAN en el Este de Europa, Rusia se ha visto obligada a desplegar miles de tropas y tanques en el Donbass. Son movimientos de reacción lógica, instinto de supervivencia dirían los psicólogos, es el fruto de años de amenazas. 

¿Qué otra acción pudo haber asumido Rusia? Ante la provocación, dejó a todo el “mundo libre” desubicado, reivindicando la soberanía en territorios históricamente rusos y de mayoría ruso parlante por derecho y tradición (el Donbass y Novoróssiya - Nueva Rusia). En 2014, Rusia otorgó la nacionalidad a más de medio millón de personas de las proclamadas Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk y alrededor de dos millones y medio de habitantes de Crimea; así mismo, Rusia ha recibido a millones de ucranianos como refugiados. Por sentado, defender el Donbass es y será una operación sangrienta y peligrosa.

Este episodio de la llamada Operación Militar Especial en Ucrania -Guerra en Ucrania, sin eufemismos- no es la única, EEUU/OTAN ya lo manejaron en otros conflictos desde fines del siglo XX e inicios del XXI.

Pese a lo dicho, digamos lo que digamos -documentadamente- muy poco será atendido por la inmensa mayoría de la gente en el mundo occidental debido a la influencia y dominación total de los medios masivos de desinformación. Muchos medios alternativos de información constituyen la vanguardia de una verdad histórica que no ha podido surgir por la férrea censura de los representantes de la “paz” y de la “libertad de expresión”. El “mundo libre” se opone duramente a quienes le contradicen en su versión de la historia, si no están de acuerdo seremos tildados de la “izquierda radical”, en el mejor de los casos; lo más probable es que seamos acusados de “terroristas” y enemigos de la “democracia” o del clásico “teóricos de la conspiración”.

Es muy común encontrar en páginas webs atlantistas y pro-ucranianas cientos de artículos referentes a una supuesta consigna de dominación rusa (como antes lo fue la gran conspiración judeo-masónica-comunista) con la clásica cita orweliana de “la guerra es paz”. Se derrama tinta para hacernos “comprender” una inexistente y retorcida “visión social de Rusia sobre la guerra” y la imaginaria inmersión del imperialismo de Rusia en el mundo que, como consecuencia, ha sembrado miseria durante las últimas tres décadas a través de las modernas guerras de Rusia y su nueva cultura imperialista. ¿Alguien cuerdo puede creerse ese tipo de propaganda? Los titulares de ese tipo de webs, muy recurrentes también en los noticieros, seguirá dominando la desinformación global.

Lo hemos detallado lo más concreto y documentado posible, Rusia hace algo más de tres décadas dejó de ser competencia para los Estados Unidos y sus aliados europeos, estuvo a un paso de pasar a ser una colonia explotada de Occidente, y para evitar ser destruida y fragmentada por sus nuevos “socios” tuvo que recurrir a la guerra para defender su soberanía. Algo muy contrario a lo que publica la propaganda occidental (y Ucrania): "Rusia practica la glorificación de la guerra como parte de la cultura rusa de siglos". Se nos ha enumerado una cantidad de invasiones a otros países por mero “capricho” de “una sociedad imperial inestable”, se dice que la lista histórica de guerras rusas es increíble (sin embargo, las hemos detallado en la primera entrega de esta serie de artículos). Una página web ucraniana a la que no haré spoiler, se atreve a citar al ruso Alexander Pushkin, uno de los más grandes poetas de la literatura universal, para hacer propaganda en contra de la actual Federación de Rusia recordando episodios del imperio de los zares del siglo XIX. Esa actitud, a decir, de la página ucraniana, refiere a que “la fuerza es el mejor argumento”, ha persistido a lo largo de los siglos, independientemente del gobierno que estuviera en el poder: si era el zar Nicolás I, el dictador Stalin o el presidente Putin.

Así que no se sorprendan encontrar una inmensa cantidad de artículos o libros que tienen como tema “Las guerras de Putin” ya desde la mismísima década de 1990. ¿Era eso posible, tal como quieren hacernos “entender”, los ucranianos y Occidente, que una Rusia -económica, política y militarmente casi destruida- a fines del siglo XX e incapaz de reaccionar aún a inicios del siglo XXI, haya podido desatar un nuevo “imperialismo ruso” y un nuevo “culto” para glorificar la guerra, en esos mismos momentos de catástrofe nacional? ¿Puede imaginarse a los rusos jugando a “imperialistas”, conquistando naciones parar recrear un sistema colapsado hace apenas pocos meses?




Las Guerras en el Cáucaso ruso

No es necesario señalar que las semillas del conflicto en la región del sur del Cáucaso fueron sembradas tras al desmoronamiento de la URSS. Lo que si debe explicarse es que no fue solo por el ímpetu o clamor independentista de algunas de las ex repúblicas soviéticas, la mano de Occidente se apresuró en activar las brasas del incendio que se avecinaba. En esa trágica (para Rusia) década de 1990, los rusos -incluso Yeltsin- tuvieron que limitarse a intervenir en conflictos regionales, en varias ocasiones bajo consentimiento de las partes como un ente pacificador (fuerzas de “mantenimiento de paz” de la Comunidad de Estados Independientes (CEI).

En este blog hemos analizado profusamente los siguientes temas, el Conflicto armado en Transnistria (1990-1992), las “Guerras de Chechenia” (1994-1996) y (1999-2009); así como la “Guerra de los cinco días en Georgia” (2008), por lo que en este post los tocaremos brevemente (los enlaces al final le guiarán a una lectura más amplia sobre esos conflictos), a las que despectivamente se las etiqueta erróneamente como “Las Guerras de Putin”. Veamos.


Conflicto en Transnistria (1990-1992)

Comencemos con el presente. La situación táctica militar rusa se tornará difícil si la OTAN/Ucrania amplían el frente de guerra provocando enfrentamientos en Moldavia-Transnistria, esta última cubre la mayor parte de la estrecha franja de tierra entre el río Dniéster y la frontera entre Moldavia y Ucrania (la región suele denominarse también como Trans-Dniester o Transdniestria, adaptaciones del nombre coloquial rumano de la región, Transnistria, cuyo significado es "más allá del río Dniéster". No debe confundirse el río Dniéster con el río Dniéper, son dos diferentes sistemas fluviales).

La República de Transnistria, nombre oficial: República de Moldavia de Pridnestrovian, mayoritariamente habitada por una población de lengua rusa votó en 1991 y 1995 por la independencia de Moldavia. En 2006, votó por la "libre asociación con la Federación Rusa". Durante el proceso de disolución de la Unión Soviética, en agosto de 1991, los transnistrios aspiraban permanecer dentro de la URSS en el caso de que Moldavia buscara unificarse con Rumanía o ser un estado independiente, en esas fechas la URSS aún no había colapsado. En marzo de 1992 se inició un conflicto entre Moldavia y la separatista Transnistria. La crisis concluyó con un alto el fuego en julio de ese año, se proclamó la República de Moldavia de Pridnestrovian, Tiraspol como capital, república presidencial independiente, con su Constitución, parlamento, ejército, policía, bandera, himno nacional, etc., entidad que no tiene reconocimiento internacional. El acuerdo de alto el fuego, aún vigente, impuso una Comisión Conjunta de Control: Rusia, Moldavia, Transnistria. El status político de ese territorio sigue sin resolverse.

El politólogo francés Thierry Meyssan, redactó un esclarecedor reportaje: "En 1992, Estados Unidos trató de aplastar militarmente la Transnistria". El 28 de febrero de 1992, Estados Unidos hizo ingresar triunfalmente a la ONU ocho nuevos estados, Moldavia entre ellos, lo que permitía ejercer una operación militar en Transnistria para restablecer el orden ya que se opuso al reconocimiento de la Transnistria por parte de la ONU y ordenó aplastarla apoyando una invasión rumano-moldava a través del río Dniéster. El entonces secretario de Estado, James Baker III instaló el dispositivo: el embajador John R. Davis Jr., quien hiciese maravillas manipulando a “Solidaridad” en Polonia, dirigió las operaciones desde Bucarest, el jefe de la estación CIA fue Harold James Nicholson. En Chisinau (capital de Moldavia) se abre una representación diplomática estadounidense que servirá de centro de operaciones al coronel Howard Steers.

Pero, Moldavia todavía no disponía de un ejército, tuvo que reclutarse personal de baja reputación. Desde Bucarest se destina una cantidad de blindados en calidad de préstamo junto a oficiales rumanos. En cuanto a los soldados, se recurre al reclutamiento en las prisiones, dándoles amnistía para que acepten participar en los combates, no se les ofrece remuneración, pero están autorizados a obtener su “botín de guerra”, pudiendo incluso apoderarse de las casas de los transnistrios que maten.  Solo la resistencia de varios generales opositores a Boris Yeltsin, utilizaron unidades del 14º Ejército ruso, estacionado en la propia Transnistria, hicieron posible la victoria de la resistencia dirigida por el presidente transnistrio, Igor Smirnov, los legendarios cosacos se unieron "espontáneamente". En territorio transnistrio estaban acantonados 8.000 hombres del 14º Ejército, las familias de esos militares rusos constituyen la mitad de la población transnistria. 

Pero no fue fácil el asunto, el Estado Mayor ruso y Yeltsin, obligados a enfrentar otros muchos conflictos en ese mismo momento dentro del espacio ex soviético, se negaron a participar en Transnistria, se declaró la neutralidad. Una unidad del 14º Ejército ruso anunció no tener intenciones de quedarse cruzada de brazos ante la ofensiva moldava abriendo las puertas a la multitud que se apoderó de fusiles, balas y granadas para ponérselas en manos de los cosacos. Inicialmente un prudente retroceso permitió realizar negociaciones y el despliegue de observadores militares de la CEI, los cosacos fueron desmovilizados.


En este mapa político de Transnistria (tomado de Wikipedia) se aprecia las diferencias entre la República de Moldavia de Pridnestrovian de facto y el Territorio Autónomo de Dniéster de jure.


Yeltsin ordena la retirada total del 14º Ejército. El presidente moldavo Mircea Snegur y sus consejeros estadounidenses vieron en ese anuncio la luz verde esperada y se ponen directamente al mando de todas las fuerzas disponibles para "aplastar a los separatistas" haciendo un llamado a la ONU. Una multitud de mujeres rodea nuevamente el arsenal del 14º Ejército ruso. En Chisinau, los partidarios de la Gran Rumania organizan manifestaciones contra los "separatistas". El 20 de junio de 1992, Moldavia vuelve a atacar Transnistria, su objetivo es sembrar el terror entre la población para provocar un éxodo. Esta vez, desobedeciendo las órdenes de Moscú, los tanques del 14º Ejército ruso rompen filas y enfrentan la invasión. El presidente moldavo declara que "Rusia ha desencadenado una guerra no declarada contra Moldavia. El Dniéster es una zona ocupada por el 14º Ejército ruso", aviones rumanos participan en los combates.

La resistencia organizada y armada se impondrá ante un adversario que, a pesar de ser superior en número y en equipamiento, carece de motivación, actúan como una tropa mercenaria. Los combates se prolongan todavía durante tres días, pero la guerra ya ha terminado. El 29 de junio, el encargado de negocios estadounidense, coronel Howard Steers, presente en Bendery para coordinar las operaciones militares, escapa por muy poco margen a los disparos de francotiradores transnistrios.

Boris Yeltsin insiste en recuperar el control del 14º Ejército y lo pone a cargo del general Alexander Lebed. El 3 de julio, Yeltsin y Mircea Snegur firman en Moscú un acuerdo de cese del fuego. Desde entonces, la Transnistria (rebautizada como Pridnestrovia para hacer notar que ya no se limita a la margen oriental del Dniéster y que incluye también la ciudad de Bendery) vive en paz bajo la protección de los últimos soldados del 14º Ejército ruso. Este pequeño territorio de medio millón de habitantes sigue negándose a alinearse detrás de la OTAN y de la Unión Europea y, como represalia, se le sigue negando el reconocimiento internacional, concluye Thierry Meyssan.

La actual guerra en Ucrania pone a Transnistria en un caldero muy peligroso que puede estallar en cualquier momento. Ucrania y la política hostil de la OTAN siguen acosando a Moldavia para involucrarla en la guerra. Kiev ha intentado buscar apoyo para provocar un nuevo conflicto armado en Transnistria que necesariamente desviará recursos rusos, mientras se acusa a Rusia de planear un golpe de estado en Moldavia.


Las Guerras de Chechenia


31 de agosto de 1996, en Jasaviurt, se pactó el fin de las hostilidades la primera guerra de Chechenia. En la foto el entonces secretario del Consejo de Seguridad, el general Alexandr Lébed jugando al ajedrez con el comandante de campo checheneno, Shirvaní Basáyev, el 26 de agosto de 1996.


A estas alturas ya no resultará sorprendente visualizar en donde se programó la destrucción, primero de la extinta URSS y luego de la naciente Federación de Rusia, con la consigna de depredar sus recursos patrimoniales.

Para no hacer interminable esta serie de reportajes, presentamos una breve sinopsis de nuestros artículos titulados “Las Guerras de Chechenia”, los cuales pueden ser consultados por el lector en las notas a pie de página.

A pesar de los años, mucha gente sigue creyendo -lejos de la realidad- que los conflictos que asolaron la república rusa caucásica de Chechenia se debió a la intolerancia del gobierno central ruso. Los supuestos “independentistas” (al igual que en otros casos) fueron en su mayoría radicales yihadistas manipulados por las fuerzas de Occidente (OTAN) que iban forjando múltiples conflictos étnicos y territoriales con el afán de ampliar el camino de desestabilización político-económico de Rusia tras el colapso de la Unión Soviética.

Chechenia fue otra punta de lanza de ese objetivo principal, retroceder a Rusia a la edad de piedra. Una guerra cruel, sin frentes definidos, una guerra de guerrillas se desató en el Cáucaso ruso. Aquellos chechenos que aducían “luchar por la libertad” eran los mismos que años después irían a combatir en Libia y luego, esos mismos militantes extremistas, por miles, pelearon por la “independencia” de Siria. Aún hay más, pregúntense ¿qué hacían desde 2014 miles de “rebeldes” chechenos en Ucrania? Alrededor de tres batallones fueron trasladados desde Siria -¿por quién?- para luchar contra las fuerzas prorrusas del Donbass, muchos de esos “rebeldes chechenos” viajaron directamente de Siria a Ucrania. ¿Algo no está bien, verdad?

Bien hacen algunos comentaristas en calificar al conflicto de Ucrania como la Tercera Guerra de Chechenia, aún no es extraño observar a cientos de veteranos combatientes yihadistas de ese territorio peleando contra las fuerzas rusas bajo la bandera de la República de Ichkeria. Paradójicamente, son otras fuerzas chechenas, las leales a la Federación de Rusia las que han estado combatiendo duramente para liberar el Donbass y otras regiones.


El líder checheno Ramzán Kadyrov, preside la República de Chechenia, república autónoma de la Federación de Rusia, desde el 15 de febrero de 2007, es un hombre de confianza del presidente Vladimir Putin. Las tropas chechenas leales a Rusia han combatido tanto a los yihadistas chechenos dentro y fuera de Chechenia, así como han participado en acciones de combate en Siria y Ucrania. (Foto AP/MUSA SADULAYEV - Ramzan Kadyrov en Grozny, 2021)


Volviendo atrás en el tiempo, la prensa occidental, hasta el sol de hoy, sigue con la cantaleta de que Rusia emprendió una campaña de “terror”, destrucción y asesinato de miles de chechenos “independentistas”. Es cierto que la Primera Guerra de Chechenia (1994-1996) gozó de cierto apoyo popular (ello no se discute) y consiguió parcialmente el reconocimiento de sus demandas; pero, debe quedar claro, la Segunda Guerra de Chechenia (1999-2009) fue un conflicto extremista embanderado por al Qaeda - Emirato del Cáucaso, un grotesco guión que estos mismos “rebeldes” chechenos y otros yihadistas han imitado en otros teatros de operaciones auspiciados por EEUU/OTAN/Monarquías del Golfo e incluso Israel.

Las guerras de Chechenia se encuadran en la disputa encarnizada de las grandes potencias por ejercer el control de los recursos energéticos del Cáucaso y, evidentemente, controlar las redes de oleoductos en el Mar Caspio (no solo Estados Unidos y Rusia, además Francia, Reino Unido, Alemania, Turquía, Israel. Arabia Saudí, China, Irán y otros de la Unión Europea rivalizan por ejercer zonas de influencia en la región).

¿Qué posee Chechenia a más de una dudosa y sectaria aspiración de un grupo de radicales "independentistas"? Una red de oleoductos y algunas importantes refinerías (propiamente, reservas de petróleo, gas y otros minerales no son significativas en ese territorio). También Chechenia es pieza clave en uno de los más influyentes negocios del mundo, manejado en las sombras, apetecido por grandes transnacionales, amado por el sistema financiero internacional y mimado por potencias imperialistas que buscan capital sin control para financiar sus operaciones: DROGAS, producción, rutas, comercialización y lavado de miles de millones de dólares anuales que sostienen la economía mundial, el sistema del capitalismo.

Estos hechos no los encontraremos en textos de historia o en reportajes de la prensa comercial y de embrutecimiento masivo con sus románticas narraciones de la “heroica lucha de los independentistas chechenos” auspiciados por el gobierno de los Estados Unidos y la OTAN, además de corporaciones internacionales privadas y grupos terroristas en su "noble" tarea de llevar “democracia” e “independencia” a países o regiones con reservas estratégicas y con fuerte movimiento en el tráfico de drogas.


Guerra de Osetia del Sur, Abjasia y Georgia (1991-2008)

En 2008 tuvo lugar la conocida intervención rusa en Osetia del Sur y Abjasia para frenar el avance de las tropas de Georgia, auspiciadas por Israel y Estados Unidos. Curiosamente, con esa acción militar Rusia confrontó a Israel que manejaba un plan de ataque contra Irán. Lo que sucedió es que Rusia bombardeó dos aeropuertos que Israel había alquilado al gobierno de Georgia para emprender un ataque de la aviación israelí sobre Irán, sin quererlo (o conscientemente) Rusia evitó un conflicto de grandes proporciones.

Los antecedentes que provocaron los acontecimientos de agosto del 2008, la rápida reacción rusa contra la intervención militar de Georgia en Osetia del Sur fue y sigue siendo utilizado por la propaganda para denunciar el "peligro del expansionismo ruso", la prensa habló de ese hecho como agresión rusa. No obstante, a pesar de las explicaciones rigurosamente documentadas durante años, se sigue negando que Georgia, apoyada por Estados Unidos e Israel, provocaron un conflicto muy alejado a sus intereses nacionales o sentimientos de unidad patria o de sus problemas limítrofes o étnicos. La prensa occidental ocultó deliberadamente los hechos reales.

Se ha demostrado hasta la saciedad que Georgia inició una directa colaboración con Estados Unidos, Israel y la OTAN alrededor de 1994, al involucrarse el gobierno de Tiflis en el conocido programa 'Asociación para la Paz', dando paso luego a la estrategia diseñada denominada 'Revolución de las Rosas' en 2004.




Lo de siempre, una permanente infiltración de la OTAN, se desplegaron tropas estadounidenses en territorio georgiano, es decir, en las fronteras de Rusia. Se discutía abiertamente la forma en que Georgia sería asimilada en la OTAN, complementado con el reimpulso de la provocación para impedir la mejora de las relaciones de Georgia con sus antiguas autonomías, Osetia del Sur y Abjasia, que declararon la secesión de Georgia antes que la URSS se desintegrara. En aquellos años (2008) los líderes georgianos exigían adhesión a la OTAN, pero el plan fracasó, nuevas fechas se barajan desde entonces en Tiflis. ¿Les resulta algo familiar con la crisis ucraniana?

Tras la breve intervención rusa, los planes atlantistas de una guerra de desgaste constante en Georgia y las regiones en conflicto fracasaron, el supuesto poderoso ejército de Georgia, entrenado y armado por EEUU/OTAN solo resistió cinco días ante un ejército ruso que estaba adaptándose a una nueva doctrina militar. Rapidez y determinación fue la característica de la ofensiva rusa que paralizó a las tropas georgianas y concluyó el conflicto ante el pesar de los atlantistas.

Solamente recordaré que, respecto a esta "Guerra de los Cinco Días" (como también es conocida), publicamos una historia casi desconocida, sobre el rol que jugó Israel en el conflicto georgiano y cómo la ofensiva y bombardeo ruso frustró los planes israelíes de atacar a Irán utilizando como punto de partida las bases aéreas de Georgia (Puede dar lectura a ese episodio tomando nota de las referencias, abajo en el pie de página).

En el presente, y para variar, Rusia tiene que seguir soportando constantes provocaciones, a pesar de que ha restablecido buenas relaciones de vecindad con Georgia. Es la OTAN quien ha renovado su apoyo a políticos afines en Georgia, Estados Unidos no quiere cerrar la herida, solicita a los rusos la retirada de las tropas de Osetia del Sur y Abjasia a las anteriores posiciones del 2008. No obstante, tanto en Abjasia como en Osetia del Sur se ha vuelto a reiterar que son estados soberanos ya que así se proclamaron antes de la guerra y ratificados por voluntad popular en anteriores y posteriores elecciones.

Sobre el conflicto en Osetia del Sur, Abjasia y Georgia tenemos en este blog la información pertinente. Usted puede dar revista a los enlaces abajo interpuestos.



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Lecturas de este blog consultadas:

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