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21 septiembre 2020

El 0tro 11-S contra Estados Unidos: Bengasi, 11-S 2012



 Introducción por el editor del blog.

 

El 11 septiembre de 2012 fue uno de esos raros casos en que un acontecimiento de magnitud mundial fue profundamente retransmitido y fotografiado. Se ha concluido que el asalto al consulado de los Estados Unidos en Bengasi - Libia estaba anunciado, todos habrían sabido que iba a suceder. El cuándo y cómo, no estaba claro para los infalibles servicios secretos, las alarmas estaban dadas:


- Abril 2012, una boma casera explotó en la verja de la embajada estadounidense;

- Mayo 2012, la sede de la Cruz Roja, llena de personal estadounidense, es ataca por miembros de al Qaeda (al menos así se identifican al reivindicar el ataque);

- Junio 2012, otra bomba es arrojada contra la verja de la embajada;

- Junio 2012, el convoy del embajador británico es atacado en Bengasi, varias miembros de su personal de seguridad quedan heridos;

- Junio 2012, se ataca la embajada de Túnez

Varios grupos de radicales islamistas que se atribuyen los atentados.


Embajador J. Christopher Stevens


El embajador de los Estados Unidos J. Christopher Stevens, fue un funcionario con alta experiencia en Medio Oriente, había servido previamente en Jerusalem, Damasco, El Cairo, Riad, su último cargo, el consulado en Bengasi - Libia. Stevens solicitó al Departamento de Estado reforzar la seguridad del consulado, apenas recibió el apoyo de ex operarios del grupo SEAL que trabajaban para la conocida firma privada de seguridad (mercenarios) Blackwater, una medida insuficiente dada las características físicas del edificio del consulado que no garantizaba su seguridad ni la de sus ocupantes.

Con las condiciones dadas, el 11 de septiembre de 2012, alrededor de 150 milicianos atacan y asaltan por la noche el consulado en Bengasi, para ello usan armas de guerra, fusiles de asalto, granadas y ametralladoras pesadas montadas en vehículos, previamente habían cerrado la zona. Dentro del consulado apenas se encuentra el embajador, un funcionario y cinco hombres de seguridad.

Las medidas de defensa fueron tomadas al interior, se alertó a la embajada en Tripoli, a Blackwater, al Departamento de Estado, al Cuartel General de la Brigada Libia "17 de febrero", incluso a una unidad de combate del US Army cercana a la zona, hasta la CIA trató de calmar a los asediados, diciéndoles que según sus informes del momento no había peligro y que debían seguir informando lo que suceda. El embajador Stevens fue capturado vivo y ejecutado por los milicianos. Cerca de la medianoche se envió un dron de reconocimiento, era demasiado tarde, el recinto diplomático ardía y su principal funcionario estaba muerto.

El presidente Obama prometió llevar a los responsables ante la justicia, se justificó la falta de apoyo a los defensores del complejo diplomático aduciendo que el acto terrorista fue un hecho espontáneo, imposible de preveer


El presidente Obama y la Secretaria de Estado Hillary Clinton en rueda de prensa luego del ataque en Bengasi

En junio de 2014, el ciudadano libio Abu Jattala fue capturado en Bengasi en una operación secreta de las fuerzas especiales y del FBI, tras ser interrogado en secreto fue enviado a los Estados Unidos para su proceso que inició en octubre de 2017. Sin embargo, un par de años antes, el 19 de octubre de 2012, The New York Times publicaba un artículo señalando que Ahmed Abu Jattala (o Khattala) se movía en libertad, confiriendo una entrevista a ese diario, expresó que no ha sido interrogado, pese al llamamiento de Estados Unidos a dar con los responsables.

El gobierno, en su escrito de acusación, acusó a Abu Jattala de ser el comandante de Ubaydah Bin Jarrah, milicia de Bengasi que se había unido al grupo "Ansar al Sharia" en 2011 y por dirigir al grupo de militantes hasta la misión diplomática el 11 de septiembre de 2012, traspasar la puerta principal y atacar con rifles de asalto, granadas y otras armas. Amhed Abu Jattala fue condenado en 2017 por cargos de terrorismo, sentenciado a 22 años de prisión. No fue el único procesado por este caso criminal. En enero de 2020, un juez federal condenó al libio Mustafa al-Imam a 19 años de prisión por su participación en los ataques de Bengasi. Los fiscales habían solicitado una condena de 35 años por colaboración en el asalto al consulado. Mustafa al-Imam fue capturado en octubre de 2017. 


Otro informe revelador publicado por The New York Times, el 28 de diciembre de 2013, afirmaba que ni Al Qaeda, ni ninguna otra organización terrorista internacional dirigió ni planificó el ataque de Bengasi. Su artículo titula «Una mezcla mortal en Bengasi». Afirma el rotativo  que "el ataque fue perpetrado por combatientes que se habían beneficiado directamente del apoyo logístico y el extenso poder aéreo de la OTAN durante la rebelión contra el coronel Gadafi... Al contrario de lo que alegan algunos miembros del Congreso, (el ataque) fue alimentado en gran medida por la ira contra un vídeo producido en EE.UU. que denigraba al islam".


El atentado tuvo lugar en plena campaña para las elecciones presidenciales de noviembre de 2012, Barack Obama flameando su intachable lucha contra al Qaeda, exhibiendo su éxito en la localización y muerte de Osama Bin Laden. El ataque al consulado de Bengasi (septiembre) causó gran polémica política, los republicanos culparon al Gobierno de intentar ocultar, por razones electorales, la naturaleza terrorista del suceso. Hillary Clinton, Secretaria de Estado, tuvo que comparecer ante el Congreso por esos sucesos.



Sin embargo, medios como Fox Niews señalaban que, conforme el Comité Permanente de Inteligencia del Congreso, el artículo del Times es "engañoso", al señalar como autor del ataque a Ahmed Abu Jattala de quien se ha demostrado tener como aliado al jefe de la milicia Ansar Al Sharia, una filial de Al Qaeda, organizaciones de las que no existe distinciones.

En fin, cosas de la política estadounidense:

Al principio la tesis era que el ataque fue un acto espontáneo; luego, las autoridades afirmaron que se trató de un ataque previamente planeado. Las autoridades libias y otras fuentes han expresado que los atacantes, probablemente, se valieron de las protestas contra Estados Unidos como tapadera para el ataque y pudieron haber contado con el apoyo de elementos de los servicios de seguridad, sin aclarar cuáles, Libia era (y sigue siendo) un caos tras la caída de Gadafi.

A continuación demos lectura al siguiente reportaje de un polémico medio antigubernamental estadounidense, AMMO, su autor, Sam Jacobs. Sin duda, la fuente de información de este artículo también provocará polémica al tratarse de las siglas de una empresa de venta de armas y municiones para uso civil en los Estados Unidos que declara ser una organización defensora de las libertades civiles, como la conservación de la Segunda Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos de América, es decir, el derecho de los ciudadanos estadounidense a poseer y portar armas, que forma parte de lo que se denomina "Bill of Rights" o Carta de Derechos estadounidenses. (Sobre ello y sobre AMMO, se ha explicado Aquí . También debe quedar claro que las opiniones políticas de AMMO no son necesariamente compartidas por el editor de este blog. Sus artículos históricos -a pesar de ciertas críticas- suelen ser análisis rigurosos.


***

El ataque de Bengasi: la historia olvidada del ataque de 2012 al consulado de Estados Unidos en Libia

 

Título original en inglés:

The Benghazi Attack: The Forgotten History of the 2012 Attack on the U.S. Consulate in Libya

Sam Jacobs / AMMO


Si dice "11 de septiembre", la mayoría de la gente piensa automáticamente en los ataques contra los edificios del World Trade Center y el Pentágono, el 11 de septiembre de 2001. Lo que probablemente ni siquiera recuerdan sucedió el 11 de septiembre, fueron los ataques al consulado de Estados Unidos en Bengasi, Libia, en 2012.


Una vez que comenzó la Revolución Libia en febrero de 2011, la CIA comenzó a colocar activos en la región, intentando hacer contactos dentro de la región. El embajador J. Christopher Stevens, cuyo nombre e imagen pronto se convertirían en sinónimo de los ataques de Bengasi, fue el primer enlace entre Estados Unidos y los rebeldes. La tarea que tenía ante sí la comunidad de inteligencia estadounidense en ese momento era conseguir armas en el país, sobre todo misiles disparados desde el hombro, tomados del ejército libio.


El este de Libia y Bengasi fueron los principales puntos focales de recopilación de inteligencia en el país. Pero había algo más en juego aquí: la CIA estaba usando el país como base para canalizar armas a las fuerzas anti-Assad en Siria, así como a su supuesta misión diplomática.


Rumores tempranos del desorden en Bengasi

Los problemas comenzaron en abril de 2012. Fue entonces cuando dos ex guardias de seguridad del consulado arrojaron un artefacto explosivo improvisado por encima de la cerca. No se informó de víctimas, pero se arrojó otra bomba contra un convoy apenas cuatro días después. En mayo, la oficina de la Cruz Roja Internacional en Bengasi fue atacada y la filial local de al-Qaeda se atribuyó la responsabilidad. El 6 de agosto, la Cruz Roja suspendió las operaciones en Libia.

Todo esto fue parte de una preocupante escalada de violencia en la región. El embajador británico Dominic Asquith fue víctima de un intento de asesinato el 10 de junio de 2012. Como resultado de esto y de los ataques con cohetes contra convoyes, los británicos retiraron todo su personal consular de Libia a fines de junio de ese año.

El personal militar y consular estadounidense en la escena estaba cada vez más preocupado por la situación y lo comunicaba a los altos mandos a través de canales oficiales. Dos guardias de seguridad en el consulado notaron que un oficial de policía libio (o al menos alguien vestido como tal) tomaba fotografías del edificio, lo que generó alarma. De hecho, los funcionarios consulares habían estado solicitando seguridad adicional desde marzo.

El 6 de junio de 2012, se hizo un gran agujero en la pared de la puerta del consulado. Se estimó que 40 hombres podrían atravesar el agujero en la pared. En julio, el Departamento de Estado informó a los funcionarios sobre el terreno que no se renovaría el contrato de seguridad existente. El 2 de agosto, el embajador Stephens solicitó detalles de seguridad adicionales. El Departamento de Estado respondió eliminando completamente su equipo de seguridad tres días después. Tres días después de esto, su equipo de seguridad había abandonado Libia por completo. El 16 de agosto, el oficial de seguridad regional advirtió a la entonces secretaria de Estado Hillary Clinton que la situación de seguridad en Libia era "terrible".



El día del ataque a Bengasi: comienza el encubrimiento

El ataque del 11 de septiembre de 2012 fueron en realidad dos ataques de dos milicias distintas. El primero fue el ataque a la misión diplomática, el segundo fue un ataque de mortero al anexo de la CIA. Pero los ataques en sí fueron observados de manera efectiva en tiempo real por la Casa Blanca, gracias a los drones de seguridad en la región. A las 5:10 pm ET (hora exacta de la zona horaria del Este), el presidente Barack Obama, el vicepresidente Joe Biden y el secretario de Defensa Leon Panetta estaban viendo imágenes en tiempo real a través de un dron desplegado en el área. 

Media hora después, el Departamento de Estado se negó oficialmente a desplegar el Equipo Extranjero de Apoyo a Emergencias (FEST). FEST existe específicamente para una respuesta rápida a ataques terroristas en todo el mundo y tiene entrenamiento especial con respecto a la defensa de embajadas estadounidenses. En tres horas, un grupo islámico de la región se atribuyó la responsabilidad del ataque. Aproximadamente seis horas después de los primeros disparos, dos ex SEAL de la Marina que constituían las únicas fuerzas de defensa serias del consulado murieron por fuego enemigo. El dron de vigilancia los había estado observando luchar solos durante más de dos horas.

A las 10:30 de esa noche, Hillary Clinton culpó nebulosamente del ataque a “material incendiario en Internet”. La noción de que el ataque fue motivado por el film La Inocencia de los Musulmanes (Innocence of Muslims, en el original) era absurda: el día anterior al ataque, el líder de al-Qaeda en la región pidió venganza por la muerte de su secretario. Tres días después del ataque, el diario personal de Stephens no estaba protegido, junto con toda la otra información confidencial de inteligencia en el complejo.

Durante días, se culpó a la película a pesar de que la Casa Blanca tenía pleno conocimiento de que se trataba de un ataque terrorista. De hecho, el 14 de septiembre, Barack Obama le prometió al padre de uno de los Navy SEAL asesinados que no llevaría ante la justicia a quienes planearon el ataque, sino al hombre que hizo la película.



El 20 de septiembre de 2012, la Casa Blanca gastó $ 70.000 en videos de disculpas por la película. Un día después, diez días después del ataque, Clinton admitió al público lo que sabía desde hacía más de una semana: que se trataba de un ataque terrorista coordinado. Sin embargo, el día 25, el presidente Barack Obama se dirigió a las Naciones Unidas una vez más culpando al video, dando la que quizás sea una de las citas más memorables de su presidencia: "El futuro no debe pertenecer a quienes difaman al Profeta del Islam".

El 27 de septiembre de 2012, Nakoula Basseley Nakoula fue arrestado en Los Ángeles por violaciones de la libertad condicional, todas las cuales estaban relacionadas con su producción de la película y cumplió un año de cárcel. Más tarde fue condenado a muerte en rebeldía por el gobierno egipcio.

Barack Obama no asistió a su sesión informativa diaria de inteligencia durante seis días consecutivos antes de los ataques, sino que hizo campaña para la reelección contra Mitt Romney.

Susan Rice, que entonces actuaba como embajadora de Estados Unidos ante las Naciones Unidas, estuvo presente en no menos de cinco importantes programas de entrevistas de los domingos por la mañana, un proceso conocido como "el Ginsburg completo" (The Full Ginsburg). En estos programas, estaba armada con una serie de puntos de conversación de la CIA que incluyeron la falsa afirmación de que se trataba de protestas espontáneas inspiradas en protestas similares contra la Embajada de Estados Unidos en El Cairo, sin conexión con el terrorismo institucional.


Las apariciones de Rice y los puntos de conversación que se le proporcionaron confirman aún más un patrón general: la administración Obama fue fundamentalmente incapaz de reconocer quién era el verdadero enemigo. Y cuando las cosas salieron mal, la atención no se centró en corregirlas para proteger a los estadounidenses en el futuro, sino en proteger la imagen de la Administración Obama, sobre todo el Presidente y la Secretaria de Estado. Por lo tanto, la culpa pasó de los grupos terroristas islámicos a un video de YouTube.


Las (aparentemente interminables) investigaciones de Bengasi.

Hubo no menos de 10 investigaciones sobre el ataque a Bengasi, ninguna de las cuales encontró evidencia de irregularidades, a pesar de que varias de ellas habían sido dirigidas por republicanos.

Sin embargo, el público estadounidense obtuvo información valiosa de estas audiencias, y no menos importante que Hillary Clinton no valora la vida de los militares estadounidenses. Por ejemplo, la atención de los correos electrónicos eliminados de Hillary Clinton llegó por primera vez al Departamento de Estado y al Congreso de los Estados Unidos gracias a estas investigaciones. De hecho, aproximadamente 30 de los mensajes de correo electrónico que "se llevó el viento" de su servidor privado, casero, estaban relacionados con la falta de respuesta al ataque a Bengasi. Esto es según el propio Departamento de Estado.


Pero aún queda la pregunta: ¿Por qué dejar morir a estos hombres? ¿Y por qué mentir sobre eso durante días después del hecho?


La respuesta radica en dos preocupaciones políticas: primero, la reelección de Barack Obama; segundo, la candidatura prevista de Hillary Clinton.

La fecha del ataque es muy importante: eran las últimas semanas de una campaña electoral presidencial. Y aunque Obama ganó cómodamente (en gran parte debido a la imagen distante y patricia del director de Bain Capital, Mitt Romney), no es más que un político inteligente. Un ataque contra el Consulado de los Estados Unidos en Libia no era algo que quisiera en la conciencia pública durante una temporada electoral, sobre todo si era el resultado de un ataque terrorista de lo que antes había sido una nación estable, que poco a poco entró en el redil de lo que eufemísticamente se llama "la comunidad internacional".

Para Clinton, la situación era aún más grave. De hecho, "se adueñó" de la situación en Libia, ya que la reconstrucción (y en última instancia, la destrucción) del norte de África fue uno de los proyectos emblemáticos de su mandato en el Estado. Es más, ella ciertamente era dueña de la situación de seguridad en el terreno, que probablemente nunca fue segura.

El edificio recibió la designación de "temporal", en gran parte para eludir una serie de regulaciones que se aplican a los edificios permanentes del Departamento de Estado. La solicitud de más seguridad del Embajador Stephens podría haber sido un mal consejo, no porque fuera imposible asegurar la ubicación de ninguna manera a largo plazo y sostenible. El movimiento correcto podría haber sido eliminar por completo al personal estadounidense, pero esto habría ido en contra de la narrativa oficial de que todo iba a las mil maravillas en Libia.


Otros países y organizaciones (como la Cruz Roja) se estaban yendo porque no podían proteger a su gente. El Departamento de Estado de Clinton vio esto como impensable, porque representaría un fracaso y contradeciría la narrativa.


Y aunque los comités liderados por republicanos no encontraron ninguna irregularidad, es importante señalar que también se quejaron de que la administración los bloqueó en todo momento. Es difícil descubrir evidencia de irregularidades cuando hay una campaña institucional para evitar que obtenga alguna evidencia.


Varios denunciantes y otras fuentes muestran que había fuerzas adicionales listas para ir a la región a defender el consulado. Entonces, ¿por qué no se desplegó ninguno de ellos? ¿Por qué se perdieron cuatro vidas estadounidenses debido a la inacción en los niveles más altos del gobierno?


La razón por la que no se desplegó a nadie quizás se deba más a la incompetencia y la mala política que a cualquier tipo de conspiración. Nuestro artículo sobre el 11 de septiembre es instructivo sobre este asunto: a veces el encubrimiento es una conspiración para ocultar la idiotez y el fracaso del evento real. En el caso de Bengasi, si bien hay evidencia que apunta hacia un encubrimiento por motivos políticos, el evento real, como los ataques del 11 de septiembre, parece ser principalmente el resultado de una mala política e incompetencia más que de malicia.

En este caso, la mala política fue el deseo de la administración Obama de evitar incluso la apariencia de “botas en el suelo” y retorcerse las manos por obtener el permiso de Libia (y de otros 12 países) para desplegar asistencia al consulado. Esto fue parte de la filosofía política general de apaciguamiento de los terroristas islámicos que caracterizó a la Administración Obama.



Esto explica las órdenes de retiro que las fuentes oficiales han negado, pero que han sido confirmadas por varios denunciantes y documentos filtrados desde los ataques.

Tanto el presidente como el secretario de Defensa emitieron órdenes de desplegar fuerzas, pero no se desplegó ninguna. Una vez que se confirmó la desaparición del embajador, se celebró una reunión de dos horas en la que los principales hombres de la administración Obama propusieron una serie de elementos de acción, la mayoría relacionados con el video de YouTube (cinco de los diez elementos de acción estaban relacionados con el video) o retorcerse las manos por la falta de permiso del gobierno libio para proteger nuestras propias fuerzas.

Los estadounidenses en el anexo de la CIA fueron finalmente evacuados al aeropuerto por miembros de una milicia compuesta por antiguos leales al régimen de Gadafi, no por las milicias de oposición que estaban nominalmente aliadas con los Estados Unidos. Mientras tanto, las fuerzas estadounidenses reales pasaron mucho tiempo poniéndose y quitándose sus uniformes y equipo táctico porque las instrucciones de Washington cambiaban minuto a minuto.

Fue una parálisis total de la acción sobre el terreno por parte de los altos mandos en DC, porque tenían miedo de que pareciera que se estaban desplegando fuerzas terrestres, tanto desde la perspectiva de la respuesta política en casa como desde la respuesta política en Libia. Como resultado, cuatro estadounidenses murieron y se implementó un encubrimiento masivo para proteger a los responsables de una inacción gravemente negligente.

Después del hecho, se enviaron correos electrónicos, cuyo propósito no era tanto averiguar qué salió mal para evitar que volviera a suceder y asignar responsabilidades, como asegurarse de que todos estuvieran en sintonía con respecto a los puntos de conversación.


El ataque a Bengasi, la muerte de cuatro estadounidenses y el consiguiente encubrimiento son una visión profunda de la realidad que se esconde detrás de muchas de las llamadas "teorías de la conspiración". 


Lo que comenzó como una torpeza burocrática y una torpeza impulsada ideológicamente se convirtió en un encubrimiento y, en cierto sentido, una conspiración después de los hechos. Nada de esto tiene la intención de liberar a Obama-Clinton. De hecho, ninguna de las críticas a Obama-Clinton se vuelve menos aguda cuando se las considera incompetentes y encubridoras.

Sam Jacobs

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