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15 septiembre 2025

El cómo Occidente ha planeado destruir Rusia desde hace siglos (3)




por Tito Andino


Viene de la Parte II


Historia y no Propaganda

III

Diseñando la posguerra y la inmediata Guerra Fría


Después de la batalla de Kursk de 1943, que culminó con la derrota de la Wehrmacht, se reunieron en Québec - Canadá (20 de agosto 1943) los jefes de los Estados Mayores de EE.UU y Gran Bretaña, así como Churchill y Roosevelt. En el orden del día estaba el tema de un eventual abandono por Estados Unidos y Gran Bretaña de la coalición antihitleriana y la formación de una alianza con los generales nazis con el fin de librar una guerra conjunta contra la Unión Soviética.

Según la ideología de Churchill y quienes la compartían en Washington, había que detener a los “bárbaros rusos” en el Este, lo más lejos posible, y si no derrotar a la Unión Soviética, por lo menos debilitarla al máximo. Hacerlo, antes que nada, por las manos de los alemanes, era un viejo plan de Churchill de 1919 (planteado al general ruso Kutepov durante la guerra civil rusa). Así se formuló la tarea en momentos en que estadounidenses, ingleses y franceses estaban sufriendo un revés y no podrían aplastar a la Rusia soviética. Churchill decía que quería -y en parte así fue- que de eso se encargaran los japoneses y alemanes.

En 1930, Churchill había explicado la misma tarea en clave a Bismarck, primer secretario de la Embajada de Alemania en Londres. Los alemanes se comportaron durante la Primera Guerra Mundial como unos necios, dijo Churchill. En vez de reconcentrarse en infligir la derrota a Rusia, empezaron a librar la guerra en dos frentes. Si ellos se hubieran ocupado sólo de Rusia, Inglaterra habría neutralizado a Francia. Parece que Churchill percibía esto no tanto como una lucha contra los bolcheviques cuanto como una continuación de la guerra de Crimea de 1853-1856.




El historiador ruso, Valentín Falin, señala que dentro de la coalición antihitleriana, las relaciones de aliados semejaban ser, por no decir que eran unos besos de Judas. Se hacían promesas, sin asumir compromisos, o -aún peor- para inducir a error a la parte soviética. Esta directriz formulada en el despacho de Chamberlain es elocuente: “Si Londres no puede evitar pactar con la Unión Soviética, la firma británica que se ponga al pie del documento no debe significar que en caso de agredir los alemanes contra la URSS los ingleses le acudan en ayuda a la víctima de la agresión, declarando guerra a Alemania. Debemos reservarnos la posibilidad de manifestar que Gran Bretaña y la Unión Soviética interpretan los hechos de distintos modos”.

Los aliados occidentales pretendían que una guerra de desgaste entre soviets y nazis hiciera sucumbir finalmente a la URSS. Pensaban que hacia la primavera de 1944 el potencial ofensivo de la Unión Soviética se vería agotado por completo, sin reservas humanas no podría asestar a la Wehrmacht un golpe comparable a las batallas de Moscú, Stalingrado y Kursk. Solo entonces, pensaban en Occidente, los soviéticos cederían la iniciativa estratégica a EE.UU e Inglaterra en las fechas propuestas para el desembarco de Normandía.

Y con el desembarco aliado en el continente se hizo coincidir un complot tramado contra Hitler. Los generales alemanes debían tomar el poder, disolver el Frente Occidental y abrir paso a los estadounidenses e ingleses para que éstos ocuparan Alemania y “liberaran” a Polonia, Checoeslovaquia, Hungría, Rumania, Bulgaria, Yugoslavia y Austria... Se pretendía hacer parar al Ejército Rojo en las fronteras del año 1939.

A los estadounidenses no les resultó fácil recorrer Alemania en marcha alegre bajo el son de la música marcial, se vieron obligados a entrar en combates, a veces pesados. Cuando las tropas de EE.UU se acercaron a París estalló una sublevación, los estadounidenses se detuvieron a treinta kilómetros de la capital, esperando a que los alemanes acabasen con los rebeldes, porque se trataba de la resistencia comunista, pero los sublevados lograron imponerse, entonces los estadounidenses tomaron París. Algo análogo sucedió en la parte Sur de Francia.

Ya en 1941 Occidente esperaba ansiosa la fecha en que Moscú caiga. En 1942, Turquía, Japón y EE.UU estaban aguardando la caída de Stalingrado, para luego empezar a revisar su política. Los “aliados” no compartieron con la URSS los datos obtenidos por sus servicios de inteligencia, los planes de los alemanes para desarrollar la ofensiva del Don al Volga y después hacia el Cáucaso, los estadounidenses, aunque conocían muchos detalles, días y horas, por ejemplo, respecto a los preparativos de la operación “Ciudadela” en el Arco de Kursk, no informaron de nada.




Al contrario, los “aliados” occidentales preparaban ya el plan “Rankin”. El plan principal no fue el “Overlord”, sino “Rankin” para establecer el control anglo-americano sobre toda Alemania y todos los Estados de Europa del Este, impidiendo el paso de los ejércitos soviéticos. Eisenhower, recibió la directriz: ir preparando “Overlord”, pero siempre tener en cuenta “Rankin”. La cosa era que si se presentaban las condiciones propicias para realizar el “Rankin”, “Overlord” quedaría de lado. El levantamiento en Varsovia fue organizado con ese objetivo.

Reiteramos, en 1944 el plan fundamental consistía en lograr detener en lo posible a la Unión Soviética, lo dijo Churchill abiertamente en octubre de 1942 (antes la contraofensiva en Stalingrado), “tenemos que hacer parar a esos bárbaros en el Este, lo más lejos posible”, se refería a los rusos como “monos salvajes”. En 1945 el general George S. Patton exigía histéricamente no detenerse en el Elba y mover las tropas norteamericanas a través de Polonia y Ucrania hacia Stalingrado para terminar la guerra en el mismo lugar donde Hitler había sufrido una derrota, igual criterio manejaban otros generales estadounidenses que expresaban que hay que “detener a los descendientes de Genghis Khan”. La "teoría de los infrahombres" no era un monopolio alemán.

Churchill se sentía libre de cualquier compromiso ante la Unión Soviética y hasta intentó, en vísperas de la cumbre de Yalta, orientar al presidente Roosevelt hacia una confrontación con Moscú. Fracasó. En esas fechas Churchill ordenó almacenar las armas de trofeo alemanas con vistas a su eventual uso contra la URSS e internar en el sur de Dinamarca y en la tierra de Schleswig-Holstein, a las divisiones de soldados y oficiales de la Wehrmacht que se rendían a las tropas británicas. El Frente Occidental ya no existía, solo había la confrontación germano-soviética en el Frente Este. Churchill anhelaba que las tropas americanas y británicas pudieran relevar a las unidades de la Wehrmacht o fusionarse con los alemanes en la tarea de contrarrestar la “amenaza soviética”.

Para Churchill era necesario deshacerse de los rusos porque habían cumplido ya su misión, pero eso era imposible mientras viva Roosevelt.

Para la Conferencia de Potsdam, Churchill se opuso a formalizar la victoria rindiendo el tributo a la aportación hecha por la Unión Soviética. Churchill creía que era la oportunidad de Occidente, aprovechar un momento en que la URSS tenía recursos prácticamente agotados, retaguardia demasiado extensa, tropas cansadas de la guerra y equipos desgastados. Era necesario lanzarle un reto a Moscú y obligarla, ante la alternativa de otra guerra penosa, a plegarse al dictado de los anglosajones.

No es una especulación, ni tampoco una hipótesis, sino la constatación de un hecho con nombre propio. A principios de abril, según otros datos, a finales de marzo de 1945, Churchill ordenó que se procediera con la máxima urgencia a los preparativos de la Operación “Impensable”.

Una nueva guerra tenía que empezar el 1 de julio de 1945 en la cual deberían participar las tropas estadounidenses, británicas, canadienses, el cuerpo expedicionario polaco y diez o doce divisiones alemanas, aquellas que se mantenían sin disolver en la tierra de Schleswig-Holstein y en el sur de Dinamarca. El presidente Truman se abstuvo de apoyar aquella idea, la opinión pública en Estados Unidos no estaba dispuesta a aceptar una traición tan cínica a la causa de las Naciones Unidas. Pero no era ésta, probablemente, la causa principal. (Algo más sobre la “Operation Unthinkable” (Operación Impensable, más adelante)

Los generales norteamericanos defendieron la necesidad de mantener la cooperación con la URSS hasta que capitulara Japón. Además, ellos suponían, al igual que los militares británicos, que era más fácil desatar una guerra contra la Unión Soviética que terminarla con éxito. El riesgo les parecía demasiado grande.

La muerte de Roosevelt provocó un cambio casi relámpago en las directrices de la política norteamericana. En su última alocución al Congreso de EE.UU, el 25 de marzo de 1945, el presidente advertía que la nación estadounidense debía asumir la responsabilidad por la cooperación internacional o, de lo contrario, sería responsable de un nuevo conflicto a escala mundial. Bien puede señalarse que la toma de Berlín por los soviéticos frenó a Londres y a Washington de la tentación de empezar la III Guerra Mundial.

Truman anunció en una reunión del 23 de abril en la Casa Blanca, su propia línea, la capitulación de Alemania era una cuestión de varios días, a partir de lo cual las trayectorias de la URSS y EE.UU. iban a divergir radicalmente. El equilibrio de los intereses era una tarea para flojos y en adelante primaría la Pax Americana. Truman estaba a un paso de declarar sin más dilaciones, a bombos y platillos, el término de la cooperación con Moscú. Y lo habría hecho si no fuera por la oposición de los militares estadounidenses. De haberse producido una ruptura con la URSS, Washington habría tenido que acabar con Japón por cuenta propia, lo cual le habría costado según las estimaciones del Pentágono entre uno y dos millones de vidas. Así que los militares de EE.UU, guiándose por razones propias, impidieron en abril de 1945 una avalancha política. Pero no fue por mucho tiempo.

La actitud de Occidente en relación a Rusia en la segunda guerra mundial fue de un cinismo total, pasaba de ser "amiga" a "enemiga" de la noche a la mañana, de "nuestro increíble aliado" pasó a ser el "nuevo Hitler", no obstante que las esferas de influencia en Europa fueron discutidas a fondo y acordadas por las potencias aliadas en las Conferencias de Yalta y Potsdam.

Algo parecido sucedió en la Gran Guerra, Rusia era el aliado de Occidente con la coalición de la "Triple Entente" (junto a Gran Bretaña y Francia) para terminar transformándose en la "amenaza bolchevique". La historia quiere ocultar un hecho trascendental, la Rusia de los bolcheviques fue una criatura nacida de los intereses financieros de Occidente como bien lo explicó el estudioso Anthony Sutton en “Wall Street y la Revolución Bolchevique”.


Conferencia de Potsdam, 17 de julio a 2 de agosto de 1945, En la foto se aprecia a Stalin junto a Harry S. Truman, que reemplazó al fallecido F.D. Roosevelt, mientras Winston Churchill aún compareció en las primeras jornadas de la Conferencia, pero al poco sería reemplazado por Clement Attlee tras la victoria de su partido (Laborista) en las elecciones del 26 de julio 1945


La Guerra Fría

Durante la Guerra Fría la disuasión nuclear soviética fue la que contuvo las nuevas aventuras del Occidente civilizado, pero en un principio no fue así. Tanto británicos como estadounidenses se arrepentirán por siempre no haber liquidado a los soviéticos en la inmediata posguerra e inicio de la Guerra Fría, tuvieron un margen de cuatro años, hasta 1949 y aún más tiempo, porque recién los soviéticos probaban su primer arma atómica.

En esta época se presentaron episodios de trascendencia como la crisis de los misiles en Cuba 1962, en respuesta al despliegue de sistemas de misiles de la OTAN en Turquía. Las guerras de Corea y de Vietnam fue otro campo de enfrentamiento entre los soviéticos y EEUU/OTAN, guerras de liberación o independencia en el África y países del Asia, represión militar a los gobiernos de izquierda en Latinoamérica, etc.

Por lo mismo, no solo podemos acusar a Occidente de sembraba caos, la URSS y los países de su órbita fomentaron lo que se denomina “lucha popular” de grupos generalmente conocidos como “Movimientos de Liberación Nacional”; para contrarrestarlo, la OTAN creó los grupos "Stay Behind" y la “Operación Gladio” que alteraron el orden en naciones europeas, en muchas ocasiones con falsos ataques atribuidos a la izquierda “terrorista”, una verdadera guerra sucia que como secuela costó la vida de cientos de inocentes. Es lo que muchos expertos calificaron como “La estrategia de la tensión. El terrorismo no reconocido de la OTAN” 

En este largo periodo, hasta el descalabro del bloque soviético, se debe destacar un par de acontecimientos, que los esbozamos resumidamente.

El sabotaje de la OTAN dentro de los países satélites del Pacto de Varsovia y en la misma URSS era cotidiano, apoyaron, por ejemplo, el separatismo a través de “Radio Europa Libre/Radio Libertad” y “Voz de América” (VOA). Se buscaba a través de la propaganda sembrar la discordia entre grupos nacionales de las repúblicas soviéticas que buscaban autonomía, independencia política y económica, así como la preservación de su identidad nacional. 

Los intereses occidentales explotaron el derecho de secesión instaurado en la Constitución soviética de 1977, lo que proporcionó un marco legal para los movimientos separatistas siempre seducidos y auspiciados desde el exterior.

El caso de Ucrania siempre tuvo fuertes connotaciones, a pesar de los líderes soviéticos ucranianos fueron quienes destacaron políticamente en la mayoría de decisiones centrales de la URSS. Existían movimientos separatistas armados que luchaban contra el sistema soviético desde antes de la segunda guerra mundial, en especial en ciertas zonas del oeste de Ucrania, donde operaba el Ejército Insurgente Ucraniano (UPA), colaboracionistas del nazismo, hasta la década de 1950 Stepan Bandera era uno de sus símbolos.

Pero, el acto más trascendental -sin duda- constituyó, ni bien terminaba la segunda guerra mundial, el plan de guerra británico "Operation Unthinkable" (Impensable) y el plan estadounidense "Operation Dropshot", una guerra terrestre en Europa, parcialmente apoyada por armas atómicas en contra de la URSS.

Operación Impensable (Operation Unthinkable), enunciada más arriba, nació cuando Churchill le escribió a Anthony Eden, su secretario de Relaciones Exteriores, el 4 de mayo de 1945, decía que solo "un enfrentamiento temprano y rápido" con la Unión Soviética podría cambiar el rumbo de los acontecimientos. Argumentó que la alternativa era dejar a Francia y al resto de Europa occidental vulnerables a una invasión soviética

Churchill ordenó al general Hastings Ismay, quien luego se desempeñaría como primer secretario general de la OTAN, planear el ataque sorpresa en las posiciones del Ejército Rojo en Europa Central y Oriental (Operación Impensable). La idea era atacar en medio de las líneas soviéticas, alrededor de Dresde, con 47 divisiones estadounidenses y británicas, aproximadamente la mitad de lo que los aliados occidentales tenían disponibles en ese momento. Unos 100.000 soldados de la Wehrmacht debían participar. El objetivo inmediato era liberar a Polonia, que era, después de todo, la razón por la que Gran Bretaña había ido a la guerra en 1939. Ismay consideró el plan inviable (impensable, dirían muchos) y advirtió que, lejos de hacer retroceder al Ejército Rojo, podría provocar que la Unión Soviética lance una guerra total en Europa para defenderse. La única forma de hacer que el plan funcione era usando armas nucleares. Stalin, estaba informado por sus espías del plan británico y tomó contramedidas.


Operation Unthinkable plan británico preparado para el 1 de julio de 1945  y  Operation Dropshot (la fotografía de la derecha corresponde la prueba nuclear "Shot Apple-2"), el Plan Estadounidense para la Tercera Guerra Mundial Contra la Unión Soviética» en 1957

 

La “Operación Dropshot” fue el primer plan de Estados Unidos para la guerra nuclear, elaborado en 1949, desclasificado en 1977, preveía que la Guerra Fría se calentaría en 1957. El plan proponía utilizar 300 bombas nucleares y 29.000 explosivos de alto rendimiento, lanzados desde bases en Alaska, Okinawa, el Golfo Pérsico, el Reino Unido y el territorio continental de los Estados Unidos, contra sitios estratégicos, ciudades e instalaciones soviéticas que eliminarían el 85% de la capacidad industrial de la Unión Soviética. La inicial ola de ataques sería seguida por operaciones aéreas contra objetivos navales, con énfasis en la reducción de las capacidades submarinas soviéticas y lograr un bloqueo marítimo de la Unión Soviética. Si los soviéticos no capitulaban, el plan requería una ofensiva terrestre importante en Europa.

Por sentado los soviéticos no esperarían de brazos cruzados, en principio Stalin no planeaba usar armas atómicas en una guerra con Occidente, probablemente debido a la superioridad nuclear masiva de Estados Unidos en ese momento. El Pacto de Varsovia mantuvo una postura casi totalmente defensiva durante la década de 1950, lo que le distinguía de la planificación de guerra de la OTAN. Eso cambió en la década de 1960, cuando las dos superpotencias se aproximaron a la paridad y se previó por primera vez el uso ofensivo de las armas nucleares.

La URSS y el Pacto de Varsovia desarrollaron planes de contingencia, algunos se han desclasificado después de la Guerra Fría por los gobiernos de la República Checa y Polonia, respectivamente, planes de guerra de 1964 y 1979, el Pacto de Varsovia preveía un uso generoso de armas nucleares para despejar el camino en una invasión por tierra.


Continuaremos

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Referencias: 

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