CAMBOYA, TAILANDIA, BIRMANIA, BANGLADESH, SRI LANKA
En la más larga parte de esta serie de artículos,
seguimos sin perder de vista que hemos salido de un siglo atlántico para entrar
en un siglo indo-pacífico. Toca, por tanto, terminar de pasar revista a los
Estados importantes en el dominio del Índico y de las antiguas rutas de la seda
y de las especias. Examinaremos también los diversos proyectos estabilizadores
que, oponiéndose a la amenaza de ‘Globalistán’ y de la influencia caótica de
las potencias periféricas del mundo, buscan solidificar las conexiones entre
Oriente y Occidente.
Es necesario repasar otros importantes Estados
del Índico, de la Ruta de las Especias y del Collar de Perlas Chino, sin los cuales
no se pueden entender los tiempos del verdadero gran partido que se está
jugando en el mundo, a espaldas de los pueblos pero afectándoles muy
directamente.
CAMBOYA
Las montañas de cráneos de la era de Pol Pot y el
Jemer Rojo demuestran que muchas cosas desagradables han tenido que ocurrir
para que hoy Camboya albergue una perla del collar chino o para que podamos
comprar un chándal Adidas made in Cambodia por mano de obra cuasi-esclava
hacinada en sweatshops (factorías insalubres).
Camboya se encuentra en una encrucijada en la que
nació un gran reino medieval, el Imperio
Jemer, que desde el centro religioso de Angkor dominó la mayor parte de la
Península Indochina, ejerciendo de bisagra entre tres espacios marítimos
distintos: el Mar de Andamán (parte del Golfo de Bengala, a su vez parte del
Índico), el Golfo de Tailandia y el Mar del Sur de China. El antiguo Estado
camboyano era, por tanto, una alternativa terrestre a la ruta marítima del
estrecho de Malaca (actual Singapur).
Durante la era colonial, el Sudeste Asiático fue
el escenario en el que coincidieron varias superpotencias: China, Francia y
Reino Unido. En la Segunda Guerra Mundial, Japón entró en la región de una
manera increíblemente violenta. Los japoneses permitieron en 1941 que el gobierno
colonial de la Francia de Vichy (aliada con Alemania) conservase el control y
los franceses del Eje incluso permitieron que las tropas japonesas recorrieran
la Indochina Francesa y acantonasen 25.000 hombres en Vietnam del Norte. En
Marzo de 1945, tras la derrota de la Francia de Vichy, los japoneses tomaron
brevemente el control de Indochina, establecieron un estado títere en Camboya,
desarmaron a las fuerzas francesas y pusieron fin a la romanización del idioma
jemer (o khmer), revirtiendo su escritura a los caracteres tradicionales. La
Francia aliada tomaría el control en Octubre, pero su influencia no volvería a
ser la misma y el idioma jemer no volverá a escribirse con caracteres romanos.
Camboya perteneció a Francia hasta que obtuvo,
junto con el resto de la Indochina Francesa, su independencia en 1954, en buena
parte gracias a las presiones del Vietminh
―una guerrilla comunista que, liderada por Ho Chi Minh, había sido apoyada por
Washington para luchar contra los japoneses durante la Segunda Guerra Mundial.
Más adelante, el Vietminh se convertiría en el Vietcong, en una historia
que nos recuerda inevitablemente al movimiento muyaidín, mutado en movimiento
talibán.
Aun después de 1954, la ex-Indochina Francesa
continuó formando parte del patio trasero geopolítico de Francia hasta que, en
1966, la escalada de intervencionismo estadounidense en la región (establecimiento
del gobierno títere de Lon Nol en Vietnam, conscripción de medio millón de
camboyanos para luchar contra Vietnam del Norte) marcó el principio del fin del
poder de París en la zona. La intervención de Washington en el antiguo imperio
francés nunca fue del agrado del dictador De Gaulle, que ese mismo año de 1966
se salió de la OTAN, dejó de hacer pruebas atómicas en el desierto de Argelia y
comenzó a hacerlas en la Polinesia francesa, sin duda en parte como toque de
atención a Washington: la República es una fuerza a ser tenida en cuenta en la
región de Asia-Pacífico. Cada vez más, los
intereses de Francia coincidían con los de la URSS: luchar contra la influencia
estadounidense y china en la zona. Franco, en virtud de su afinidad por la
Francia degaullista, se negó a intervenir militarmente en Vietnam.
En 1969, el presidente Nixon y su cerebro
geoestratégico Henry Kissinger hicieron entrar a la Fuerza Aérea de los EEUU en
el espacio aéreo de la región… sin la aprobación del Congreso. En los subsiguientes
cuatro años, la USAF lanzó 280.000 bombas sobre Camboya ―el equivalente a 25
Hiroshimas. En total, EEUU lanzó más toneladas de explosivos sobre Camboya que
durante toda la Guerra de Corea o en todas las operaciones del Teatro Pacífico
(incluyendo Japón y ambas bombas atómicas) durante la Segunda Guerra Mundial.
Oficialmente, el objetivo era atacar bases de suministro de Vietnam del Norte,
pero en realidad los bombardeos tuvieron el efecto de neutralizar a Camboya
como Estado: murieron 750.000 camboyanos y el 75% del ganado del país, fueron
destruidas el 40% de las carreteras y el 30% de los puentes (algo
particularmente grave en un país tan fluvial, la destrucción de puentes lo
convirtió en un archipiélago de facto), y el incipiente sector industrial
camboyano fue estrangulado en su cuna. Las cosechas de arroz degeneraron y una
catastrófica hambruna, seguida de enfermedades, se apoderó del pequeño país.
Bombardeos estadounidenses en Camboya. En total, 113.716 lugares bombardeados por la USAF. Las municiones no-explosionadas (UXOs) siguen siendo un peligro en Camboya a día de hoy. La franja bombardeada sugiere que se pretendía crear una "zona muerta" estéril en la frontera del Este para evitar la expansión de la influencia vietnamita (por ende soviética) hacia Camboya y Tailandia. La dictadura de Pol Pot no fue más que una prolongación política y económica de esta estrategia militar estadounidense, que seguramente ahorró millones de dólares en bombas. Las mismas fronteras estatales de Indochina parecen concienzudamente trazadas para promover la balcanización territorial y especialmente dividir el recorrido del río Mekong, que viene a ser una salida natural de China.
Raramente se nos brinda una interpretación clara
acerca de los acontecimientos que rodearon el ascenso al poder de Saloth Sar (conocido
como Pol Pot) en Camboya. Cuando EEUU se retiró de Vietnam en 1975, el país
comenzó a caer bajo la influencia de la URSS, cambiando desde su anterior
referente, China (aliada de EEUU). Salió de la sombra en Camboya una extraña
guerrilla comunista, el Khmer Rouge (o Jemer Rojo), que era virulentamente
anti-vietnamita. Pol Pot, el obscuro jefe del movimiento, era claramente un
agente del exterior cuyo interés era neutralizar Camboya como Estado fuerte,
convirtiéndola en un agujero negro geopolítico y patio trasero de Tailandia ―a
su vez patio trasero de EEUU. Pol Pot parecía simplemente ser el continuador de
la política seguida por los bombardeos estadounidenses en 1973: bajo sus
instrucciones, Camboya desmanteló todo su potencial industrial, sus ciudades,
vías de comunicación, su red eléctrica, aniquiló a la intelligentsia
(especialmente francófona) del país (bastaba tener gafas o saber hablar francés
para ser detenido y ejecutado), hizo matanzas de católicos, llevó a cabo
masacres arbitrarias, torturó y asesinó hombres, mujeres y niños sin distinción
y exterminó, directa o indirectamente, a un tercio del pueblo camboyano en tan
sólo cuatro años de terrorismo de estado. El enfermizo gobierno de Pol Pot fue
expulsado en 1979 por el ejército vietnamita, cansado de lidiar con razzias
polpotistas en su territorio, y los jemeres rojos escaparon a las selvas del
Oeste.
El resultado de las ejecuciones políticas, las torturas, el trabajo forzado, las enfermedades, el fanatismo y el hambre de la era de los jemeres rojos: entre 2 y 3 millones de muertos en sólo cuatro años. Nótese en la foto de arriba el fusil de asalto estadounidense M-16, procedente de la época en la que Washington utilizaba camboyanos conscriptos para luchar contra Vietnam del Norte. Muchos jemeres rojos eran adolescentes ex-niños soldado, embrutecidos tras una vida entera de guerra y fácilmente manipulados por la cúpula polpotista. El genocidio camboyano nunca tendrá en Hollywood el eco que han tenido otros genocidios históricos.
Sin embargo, la pesadilla jemer no se esfumó
aquí. En 1980, Estados Unidos estaba financiando en secreto a los jemeres rojos
en la frontera de Tailandia. La magnitud de estas ayudas se conoció gracias a
la correspondencia entre Jonathan Winer, abogado del Congreso de EEUU, y la
Vietnam Veterans of America Foundation, así como al periodista australiano John
Pilger. Washington también apoyó a los jemeres rojos en las Naciones Unidas:
aunque el gobierno de Pol Pot había sido derrocado en 1979, gracias a la ayuda
estadounidense, sus representantes continuaron ocupando el asiento de Camboya
en la ONU. EEUU incluso presionó para que la "comunidad
internacional" reconociese a los jemeres (que dominaban el 10% del
territorio y de la población de Camboya) como refugiados, contraviniendo una
convención de la ONU según la cual los sospechosos de crímenes contra la
humanidad no pueden gozar de tal estatus.
Washington mandó a personal de alto rango de la
CIA para apoyar a Pol Pot en la selva, otros países que apoyaron la presencia
de los jemeres rojos en la ONU fueron China, Reino Unido, Australia y los
países de la ASEAN (Singapur, Indonesia, Malasia, Filipinas y Tailandia),
también el petro-sultanato de Brunei y la Comunidad Económica Europea, presionados por la OTAN. El delegado
británico, Lord Peter Carrington [1], secretario de Estado de Thatcher, llegó a
declarar que Londres apoyaba a Pol Pot como gobernante legítimo del
"pueblo jemer". En Julio de 1985, George Shultz, Secretario de Estado
de Washington, pidió apoyo para los continuos ataques de los Jemeres Rojos en
Camboya.
Dos de los muchos responsables directos de lo que sucedió en Camboya bajo Pol Pot. Izquierda: George Shultz, Secretario de Estado del presidente Nixon. Derecha: Lord Carrington, Secretario General de la OTAN y ostentador de varios cargos políticos relacionados con la política exterior en Reino Unido entre los años 60 y 80.
En 1981, el geoestratega Zbigniew Brzezinski,
asesor de Seguridad Nacional del presidente Carter, declaró "Yo animé a
los chinos a que apoyasen a Pol Pot. Pol Pot era una abominación, nosotros
nunca podríamos apoyarlo, pero los chinos sí". EEUU, añadió, había
"guiñado un ojo públicamente" mientras China y Tailandia mandaban
armas a los jemeres rojos.
Reveladoramente, Pol Pot había estudiado en la
universidad de la Sorbona en París, donde era fuerte la infiltración de
movimientos trotskistas y maoístas financiados desde Washington y que no tenían
absolutamente nada que ver con el Kremlin. Este tipo de movimientos, dirigidos
contra la dictadura de De Gaulle en Francia ―hostil a EEUU―, son los que
desembocaron en el Mayo del 68 y en la religión del progresismo, el
multiculturalismo, el feminismo y la "corrección política".
Tras la expulsión de los jemeres en el 79, Phnom
Penh estaba bajo el control de un régimen pro-vietnamita. El ejército
vietnamita había acorralado a los terroristas en la selva, impidiendo el
regreso de Pol Pot. Pero la ONU, reconociendo hipócritamente a los jemeres como
únicos gobernantes legítimos y rechazando al nuevo régimen pro-vietnamita (por
tanto pro-soviético), decretó inauditamente un embargo total sobre Camboya. La
nueva Camboya "des-jemerizada" fue excluida de todos los acuerdos de
comercio internacional, se bloqueó la ayuda humanitaria, se prohibió que UNICEF
y la Cruz Roja entrasen en el país. El único país que protestó en la ONU por
este estado de cosas fue la URSS, que poseía dos importantes bases militares en
Vietnam (Da Nang y Cam Ranh) y que sostenía las operaciones vietnamitas en
Camboya. Hanoi, por su parte, estaba dispuesto a retirarse de Camboya… a cambio
de que China y la OTAN dejasen de apoyar a Pol Pot y de que Tailandia dejase de
proporcionar santuarios a los jemeres rojos [2]. Vietnam fue condenado por la
"comunidad internacional" y hasta sufrió una invasión china de
castigo.
Indudablemente, Washington quería cultivar
Camboya como una especie de estéril Corea del Norte en el Sudeste asiático, un
agujero negro geopolítico cuyo fin era interrumpir el flujo natural de
influencias y mercancías, evitar que el poder de la URSS se expandiese más de
la cuenta, atenazando potencialmente tanto a China como a Singapur, chocando
con Tailandia (esfera de influencia estadounidense) y controlando ciertas ramas
secundarias de la Ruta de la Seda que serían vitales para las exportaciones
chinas en décadas posteriores. A EEUU no sólo no le molestó en absoluto la
dictadura de Pol Pot ―que era anti-soviética, anti-vietnamita y pro-china―,
sino que de hecho le convino.
Camboya repitió por tanto el macabro espectáculo
que ya había tenido lugar con los bolcheviques en Rusia, los maoístas en China,
los muyaidines en Afganistán, los tigres tamiles en Sri Lanka, la UÇK en Kosovo
y Al-Qaeda y otros grupos del "yihadismo salafista internacional" en
el mundo musulmán: la financiación, lavado de cerebro y apoyo activo a un
reducido pero violento y fanático grupo de criminales para desestabilizar un
Estado y hacerle el trabajo sucio al eje Londres-Washington-Tel Aviv ―o, lo que
es lo mismo, a las Finanzas Internacionales. Pol Pot se convirtió en uno más de
un largo rosario de dictadores sanguinarios apoyados por Estados Unidos, desde
Suharto en Indonesia hasta Mobutu en Zaire, junto con una ristra de tiranos
iberoamericanos… muchos de ellos graduados en la ‘US Army School of the
Americas’.
Verdugos de Camboya apoyados tanto por EEUU como por China. Izquierda: Pol Pot. Derecha: Kang Kek Iev, alias Duch, director de varias cárceles, incluyendo la famosa S-21, donde se interrogaba y ejecutaba a los enemigos del régimen.
La ayuda del atlantismo a Pol Pot no se limitó a
alimentar y entrenar a sus tropas o a proporcionar inmunidad diplomática a sus
delegados a lo largo de los años 80. En 1991 ―mientras la URSS se desintegraba
y EEUU atacaba el Iraq de Saddam Hussein― Washington y la Subcomisión de
Derechos Humanos de Naciones Unidas, como parte del "esfuerzo de paz"
en Camboya, garantizaron a los jemeres rojos que no serían juzgados por sus
crímenes. Objetivo: favorecer una "transición" pacífica.
Los jemeres se convirtieron en uno de los grupos
terroristas más ricos del mundo, vendiendo grandes extensiones de las selvas y
yacimientos de piedras preciosas de Camboya al gobierno tailandés, así como
estableciendo cuatro grandes bases en Tailandia… protegidas por soldados
tailandeses. Camboya se abrió a los "inversores internacionales" como
plataforma de mano de obra barata y el dinero extranjero comenzó a fluir a
raudales por el país ―aunque sólo una reducida oligarquía local, a menudo de
perfil ex-jemer, se ha forrado con ello.
La siempre difusa "comunidad
internacional" puso al frente del país a Hun Sen, un antiguo comandante jemer renegado, acusado
por Amnistía Internacional de asesinar y torturar a miles de prisioneros con
descargas eléctricas, hierros al rojo y bolsas de plástico. Bajo el liderazgo
de Hun Sen, dictador de facto, Camboya está siendo efectivamente convertida en
una provincia de Globalistán. Aproximadamente la mitad del país (incluyendo
tierras alrededor del antiguo complejo arqueológico de Angkor Wat, las costas
arenosas, los edificios coloniales de Phnom Phenh y las islas del suroeste) ha
sido vendido a inversores extranjeros, desplazando a 700.000 personas de sus
hogares y obligándoles a convertirse en proletarios neo-esclavos de las
multinacionales globalistas. Camboya entera está siendo privatizada bajo la
mirada del Banco Mundial.
Al fin EEUU y China tienen en Camboya un patio trasero al que pueden saquear impunemente. Obama y Hu Jintao estrechan manos con el dictador camboyano Hun Sen.
China, antigua enemiga de Camboya, también ha
entrado fuertemente en el país. Además de construir infraestructuras de
transporte, obviamente orientadas a mejorar el flujo del comercio chino,
Beijing ha incorporado Camboya a su Collar de Perlas. El emplazamiento escogido
ha sido las islas Kampong Som y el parque nacional de Ream, en la provincia de
Sihanoukville. Beijing alberga la esperanza que Sihanoukville se convierta en
una estación intermedia entre el Mar del Sur de China y el estratégico istmo de
Kra y/o el proyecto birmano de Dawei, que veremos más abajo.
TAILANDIA,
CORTAR EL CUELLO DEL DIABLO ―EL ISTMO DE KRA
A menudo se dice que, en este Globalistán
fraguado poco a poco a golpe de guerra, atentados terroristas e ingeniería
social, hay macro-regiones especializadas por sectores económicos. Occidente
representaría el mundo consumidor, el Tercer Mundo la fuente de materias
primas, Asia Oriental (o Estasia) el sector industrial, etc. Si esto es así,
entonces sin duda al antiguo reino budista de Siam le corresponde ser el
puticlub del mundo y el paraíso de todas las tendencias sexuales bordeando la
legalidad.
Durante la época colonial, Tailandia
("Siam") fue, junto con Abisinia y Persia, de los pocos países
no-occidentales que conservaron su soberanía bajo una monarquía tradicional.
Probablemente, tanto los ingleses (desde Birmania) como los franceses (desde
Indochina) consideraron oportuno no anexionar Tailandia a sus respectivos
dominios para que hiciese de Estado-amortiguador que aliviase la tensión entre
Reino Unido y Francia en la zona, impidiendo un conflicto armado.
En 1941, el primer ministro de Tailandia Plaek
Pibulsonggram (formado militarmente en Francia y mejor conocido como Phibun)
permitió que los japoneses transitaran por su territorio para alcanzar los
dominios británicos en Birmania y Malasia, llegando por primera vez al Índico y
acercándose peligrosamente a Singapur y el estrecho de Malaca. Tailandia firmó
un tratado militar con un protocolo secreto, en virtud del cual Japón la
ayudaría a recuperar territorios perdidos a los franceses (en Camboya) y a los
ingleses (en Malasia y Birmania). En 1942, Tailandia entró en la Segunda Guerra
Mundial del lado japonés y ese mismo año Singapur fue tomada por el Imperio
Japonés. Winston Churchill calificó el evento como "el peor desastre y la
mayor capitulación en la historia británica". En 1945, tras la derrota de
Japón, entraron en Tailandia soldados británicos e hindúes a asegurar la zona.
Durante la época de la Guerra de Vietnam, el capital y la influencia estadounidenses
entraron en Tailandia produciendo una modernización del país y disolviendo poco
a poco sus antiguas tradiciones. En unas décadas, se consumó lo que en Europa
había tardado siglos y milenios. El mundo urbano creció exponencialmente a
costa del mundo rural y la capital Bangkok multiplicó su población varias
veces. Desde entonces hasta ahora, Tailandia ha pasado por una mareante
sucesión de disturbios, golpes de Estado y cambios políticos patrocinados por
el extranjero.
La tendencia de Bangkok en los últimos años ha
sido bascular lentamente hacia China, algo lógico teniendo en cuenta la
proximidad geográfica y que Tailandia es más de la órbita de
"Estasia" que de ninguna otra ―aunque sus relaciones con India e Irán
también son fuertes. En Enero de 2012, Tailandia reconoció a Palestina como
Estado independiente. Aun así, Bangkok sigue siendo víctima de la relación
amor-odio entre Washington y Beijing, sigue ofreciendo a su población como mano
de obra barata para las multinacionales occidentales y, en cuanto a China, su
principal interés en el país es "cortar el Cuello del Diablo".
El "Cuello del Diablo" es el nombre local del itsmo de Kra, que separa a la Península Malasia (incluyendo Singapur) del resto de Indochina y al Océano Índico del ultra-estratégico y geopolíticamente tenso Mar del Sur de China, denominado por los estrategas del Pentágono como una de las "cajas de batalla" (battle-boxes) de China. Si hay un espacio "indo-pacífico" por excelencia, es sin duda todo lo que hay desde el comienzo del istmo de Kra hasta Singapur.
El "Cuello del Diablo" es el nombre local del itsmo de Kra, que separa a la Península Malasia (incluyendo Singapur) del resto de Indochina y al Océano Índico del ultra-estratégico y geopolíticamente tenso Mar del Sur de China, denominado por los estrategas del Pentágono como una de las "cajas de batalla" (battle-boxes) de China. Si hay un espacio "indo-pacífico" por excelencia, es sin duda todo lo que hay desde el comienzo del istmo de Kra hasta Singapur.
Como vimos en anteriores entregas, China (también
Japón, Corea del Sur y Taiwán) depende desesperadamente del Estrecho de Malaca,
especialmente en lo que respecta a sus importaciones petroleras. El estrecho
es, desde la época de la Ruta de las Especias, un chokepoint (punto de paso
obligado o cuello de embudo) para el tráfico comercial marítimo, por lo que a
principios del Siglo XIX cayó en manos de ―como no― la Compañía Británica de las Indias Orientales. Singapur se conectó
rápidamente con otros enclaves comerciales británicos en Sudáfrica, Egipto, el
Golfo Pérsico, Yemen, India, Hong Kong y Shanghai. Organizado por la familia
Sassoon, el opio fluyó a toneladas hacia los puertos chinos causando
inestabilidad social y cruentas guerras. En 1897, el Imperio Británico y la
monarquía siamesa llegaron a un acuerdo para no construir un canal en
Tailandia, a fin de proteger la posición dominante de Singapur. Hoy, Singapur
sigue siendo de facto un enclave comercial británico, un centro de Inteligencia
y uno de los más importantes centros financieros del mundo, pero su estatus
depende de que el tráfico comercial chino pase por el estrecho de Malaca.
Una búsqueda de imágenes del puerto de Singapur nos dará una idea de la importancia de este extraño enclave. La ciudad-estado de Singapur es un eslabón más en la larga y antigua cadena de influencia del Imperio Británico en Asia. Ejerciendo de bisagra entre el Índico y el Pacífico en un estrecho cuello de botella que canalizaba todo el tráfico comercial, Singapur cayó en manos de los ingleses. Desde Singapur, se estrecharon lazos con Hong Kong y Shanghai. Los Sassoon inundaron China de opio a través de Singapur, con la ayuda de la Compañía Británica de las Indias Orientales. Nótese el edificio del centro: se trata del banco británico HSBC (Hongkong-Shanghai Banking Corporation). HSBC se fundó con capital procedente del tráfico de opio [3] y tuvo un peso decisivo en muchos acontecimientos de Estasia (Asia Oriental) desde la época colonial. Tras las Guerras del Opio, el Imperio Británico estrechó lazos con varias sociedades secretas chinas de siglos y hasta milenios de antigüedad ―las tríadas o mafia china, así como otros muchos grupos, nacieron de esta interacción. La China capitalista-mercantil moderna es el resultado directo de la influencia del comercio británico en China tras las Guerras del Opio.
China estableció su Collar de Perlas para dar
seguridad a su tráfico marítimo, pero también intenta desesperadamente aliviar
un poco su enorme dependencia del estrecho de Malaca para que sus mercancías y
fuentes de energía no transiten por un grifo controlado por el atlantismo. Ha
intentado sacar rutas terrestres (especialmente a través de Pakistán y de
Myanmar) que sobrepasen Singapur, pero parece que todos sus intentos de salir
al Océano Índico son rápidamente frustrados por el atlantismo, en la forma de
desestabilizaciones territoriales o tratados diplomáticos. Eso le deja a China
la opción de crear un nuevo estrecho de Malaca bajo su control: excavando un
canal en el Istmo de Kra. La otra opción sería establecer puertos, refinerías,
terminales de gas natural, etc., a ambos lados del istmo, y conectando dichas
instalaciones mediante un corredor comercial que incluiría un gasoducto, un
oleoducto, una vía férrea y una autopista. El proyecto del corredor tendría una
longitud de 44 km, una anchura de 500 m y constaría de dos autopistas, una para
cada sentido, separadas entre ellas 150 metros por una vía férrea, un oleoducto
y un gasoducto. De tal modo, las mercancías podrían saltar desde el Mar de
Andamán (Índico) al Golfo de Tailandia (Pacífico). El proyecto de corredor
comercial se encuentra actualmente estancado debido a… preocupaciones
medioambientales.
Proyectos para un canal y/o corredor comercial en el Istmo de Kra. Los grandes perjudicados regionales: Malasia, Indonesia y especialmente Singapur, por tanto, indirectamente Reino Unido y Estados Unidos. La idea de un canal en Tailandia es tan antigua como el rey siamés Narai el Grande, que en el Siglo XVII ya mantenía relaciones diplomáticas con Francia y le pidió al ingeniero francés de Lamar que investigase la posibilidad de llevar al cabo la obra. En 1897, el Imperio Británico y la monarquía siamesa acordaron no construir un canal para proteger la posición dominante de Singapur.
Este proyecto le restaría importancia a Singapur
de modo similar a como Suez se lo restó a Ciudad del Cabo, el canal de Panamá
al estrecho de Magallanes o el canal de Kiel a Dinamarca. Los proponentes
afirman que un oleoducto recortaría los costes de transporte petrolero a Asia
0.50 dólares por barril de petróleo, y el gasoducto 3 dólares por metro cúbico
de gas. Se convertiría sin duda en la
perla más importante del collar chino y en una "zona económica
especial" de importancia global. Sería una revolución importante en la
Ruta de las Especias y provocaría un nuevo orden regional.
China ―experta en infraestructuras hídricas y
similares desde hace milenios― se ha ofrecido a sufragar los costes de la obra,
incluyendo refinerías e instalaciones portuarias completas, una pista de
aterrizaje y una base naval, como parte de su estrategia de "collar de
perlas", bases avanzadas y seguridad energética. Si los gobernantes de
Tailandia no se han decidido aun a construir el canal y/o corredor comercial es
porque están comprados por los gobiernos de la ASEAN y por los intereses de
Londres y Washington. Se alegan razones tan variopintas como impacto
medioambiental, costes enormes o que el canal partiría Tailandia en dos,
separándola de la minoría musulmana malaya del Sudeste [4] y convirtiendo la
Península de Malasia en una isla de facto.
Pero si el proyecto se llevase al cabo en
Tailandia, tanto Malasia como Singapur e Indonesia sufrirían un enorme shock
económico, los rascacielos de Singapur sólo servirían como nidos de gaviotas,
la industria astillera singapurense se estrellaría, Estados Unidos y Reino
Unido sufrirían un golpe tremendo y se podría desencadenar un conflicto armado
naval en la región. Además, la Armada y flota mercante chinas obtendrían acceso
a una vasta continuidad marítima que va desde el Mar del Sur de China hasta el Cabo
de Buena Esperanza y los estrechos de Hormuz y Mandeb. El canal de Kra es el ejemplo de cómo los intereses del eje angloamericano atlantista
chocan de vez en cuando con los intereses del beneficio desalmado, del lucro,
del capital y de la globalización sin patria y sin fronteras. Para un
capitalista de la era de la globalización, el dinero es ciego y no tiene
patria.
El canal de Kra, sencillamente hablando, daría más beneficios a las multinacionales que lo usasen, pero no le conviene a la política exterior de la anglosfera, ya que resta importancia a Singapur y acerca la ruta marítima más al continente eurasiático, donde la influencia china es cada vez mayor. Saboteando los esfuerzos chinos en Pakistán, India, Myanmar y Tailandia, el atlantismo mantiene el status quo, forzando a toda Estasia a depender de Singapur y su imperio regional: la ASEAN.
El canal de Kra, sencillamente hablando, daría más beneficios a las multinacionales que lo usasen, pero no le conviene a la política exterior de la anglosfera, ya que resta importancia a Singapur y acerca la ruta marítima más al continente eurasiático, donde la influencia china es cada vez mayor. Saboteando los esfuerzos chinos en Pakistán, India, Myanmar y Tailandia, el atlantismo mantiene el status quo, forzando a toda Estasia a depender de Singapur y su imperio regional: la ASEAN.
BIRMANIA (MYANMAR)
Myanmar es la ruta más corta desde la dinámica
costa Este de China hasta el Océano Índico. Durante décadas, Birmania ha estado
en la lista negra de las potencias atlantistas. En 2005, la entonces Secretaria
de Estado Condoleeza Rice la incluyó en su lista de "avanzadillas de la
tiranía", su ejército es el malo de la última película de
"Rambo" y el país hasta sufrió una revolución coloreada espontánea,
la llamada "revolución del azafrán", promovida por EEUU en 2007
―principalmente porque ese mismo año, PetroChina y Birmania habían firmado un
memorándum de entendimiento según el cual Birmania suministraría gas natural a
China. La revolución del azafrán también coincidió casualmente con Malabar 07,
unas maniobras navales de la US Navy con las armadas de India, Japón, Singapur
y Australia.
Sin embargo, en un brusco cambio de política, la
Secretaria de Estado de EEUU Hillary Clinton, recomendó literalmente a las
multinacionales estadounidenses que invirtiesen en Birmania: el clima ha
cambiado, ahora hay "apertura al exterior", es decir, ansias de
dejarse violar por la globalización. ¿Qué ha sucedido realmente para que, en un
giro geopolítico verdaderamente orwelliano, los enemigos pasen a ser los
amigos, o al menos los no-enemigos? ¿Qué esconden el baboso dialecto
diplomático del presidente estadounidense y el jet lag de la dignataria? La
respuesta a ambas preguntas es la creciente influencia de Beijing en la región
y su relación de amor-odio con Washington.
La saga "Rambo" corre el riesgo de convertirse en la más orweneada de la historia del cine. Arriba, Rambo confraterniza con un talibán afgano (entonces llamados muyaidines) en la peli "Rambo III"… hoy EEUU combate a los talibán. Abajo, en "John Rambo", se encarga de un militar birmano como sólo él sabe hacerlo… hoy, EEUU estrecha relaciones diplomáticas con Birmania.
Myanmar es el emplazamiento de antiguos Estados budistas que todavía en el Siglo XVII tenían suficiente fuerza como para infligir derrotas tanto a los portugueses como al reino de Siam. Durante la era colonial, los británicos fueron adquiriendo rápidamente influencia en la región, estableciendo la petrolera Rangoon Oil Company (posterior Burmah Oil Co) en 1871 y anexionándose Birmania en 1886, pasando el país a formar parte de una vasta continuidad territorial limitada sólo por dos antiguas monarquías tradicionales que retuvieron su independencia: Persia (Irán) al oeste y Siam (Tailandia) al este. El dominio británico chocó enseguida con las poblaciones locales, firmemente apegadas a sus tradiciones budistas, que motivaron grandes revueltas hasta bien entrados los años 30 del Siglo XX. Como había pasado con el Islam en Egipto, los británicos se dieron cuenta de la enorme ventaja estratégica que supondría meterse en el bolsillo a las autoridades religioso-sociales, en este caso budistas. Es así como a día de hoy, el Dalai Lama forma claramente parte de la esfera de influencia del atlantismo. Birmania, rica en opio, pasó a integrar la red de narcotráfico de todo el Sudeste Asiático.
Si la cocaína es una de las grandes protagonistas secretas de la geopolítica de Iberoamérica, el opio lo es en Asia. Las dos narco-zonas señaladas (Creciente Dorada y Triángulo Dorado) tienen varias cosas en común: ambas comparten frontera tanto con China como con India, ambas han sido ocupadas por EEUU de una forma u otra (Vietnam, Afganistán) y ambos se encontraron en el pasado bajo la influencia del Imperio Británico y del narcotraficante David Sassoon. Nótese como Camboya queda fuera del llamado "Triángulo Dorado".
En Marzo de 1942, las tropas japonesas entraron
en Birmania y la administración británica colapsó. Mientras tanto, el antiguo
tráfico de opio de la zona, tradicionalmente en manos británicas, sirvió para
nutrir a la resistencia antijaponesa en China, financiando a las primeras
repúblicas soviéticas del país: Jiangxi y Yan’an [5]. En 1948, Birmania obtuvo
la independencia del Reino Unido, siguiendo el proceso de des-europeización del
mundo que se desencadenó tras la Segunda Guerra Mundial. A diferencia de otras
ex-colonias, Birmania no pasó a formar parte de la Commonwealth.
En 1962, un golpe de Estado colocó a Birmania
bajo el control de una Junta militar que nacionalizó la industria, puso el
grueso de la economía bajo control estatal y ha gobernado el país desde
entonces. Durante toda la Guerra Fría, Birmania fue un país inestable y
violento, las guerrillas controlaban y
controlan el cultivo y tráfico de opio en las frondosas regiones interiores y
fronterizas del país. En 1996 la embajada de los Estados Unidos en Rangún
publicó un documento titulado "Country commercial guide", afirmó que
las exportaciones ilegales de opio birmano producen tantos ingresos como las
exportaciones legales del país (incluyendo petróleo y gas natural). Continúa
afirmando que las inversiones en hoteles e infraestructuras en Birmania
proceden de organizaciones criminales dedicadas al cultivo y tráfico de opio.
Densidad de cultivo de adormidera en Birmania, en hectáreas por km cuadrado. Birmania fue el país líder en producción de opio hasta que fue adelantado por Afganistán tras la invasión de la Coalición en 2001. Birmania (y Tailandia como estación intermedia) es también un macrolaboratorio de importancia global en la fabricación de drogas sintéticas en general y metanfetaminas en particular. En la volátil y montañosa frontera birmano-tailandesa, existe toda una red de refinerías en las que el opio se transforma en heroína. Aquí trabajan activamente diversas narcomilicias, las tríadas y otras mafias chinas, tanto musulmanas como no-musulmanas. Durante décadas, los bancos de Singapur y Hong Kong (incluyendo HSBC) se han hecho cargo de los ingresos procedentes de estas actividades.
Otro problema de Birmania, éste bastante
reciente, tiene que ver con el ataque de la minoría étnica rohingya por parte
de la mayoría rakhine, acaecido en el estado birmano de Rakhine (conocido
también como Rohang o Arakan) a partir de 2012, aunque el conflicto tiene
raíces más antiguas. Los rohingya son de origen e idioma indo-ario, más
emparentados con los pueblos de India y Bangladesh que con las etnias de
Birmania, y son musulmanes. Los rakhine, por su parte, son sino-tibetanos y
budistas.
El estado de Rakhine en el marco birmano, una costa que domina el Golfo de Bengala y en la que se entrecruzan las esferas de influencia de India y China. Nótese que en este estado se encuentran Sittwe (Akyab) y Kyaukphyu ―dos importantes perlas del collar chino. Sittwe se encuentra frente a Calcuta, la mayor ciudad y puerto de India.
La desestabilización del estado de Rakhine es necesaria para el atlantismo por varios motivos:
1. Gaseoducto, collar de perlas chino y otras inversiones extranjeras. La ruta desde la
costa birmana hasta la ciudad de Kunming, en la provincia china de Yunnan,
puede ser considerada como una antigua "ruta del opio" y ahora parece
que los chinos quieren cometer la
herejía geopolítica de transportar gas natural en lugar de opio.
En la isla de Ramree, los chinos están
construyendo diversas instalaciones y ductos para recibir petróleo y gas
natural de África, el Golfo Pérsico y el Golfo de Bengala, y transportar estas
mercancías a través del corazón de Birmania hasta la ciudad china Kunming.
También se planea que, para el 2015, haya también una carretera y una vía
férrea de alta velocidad. Obviamente, el proyecto es comparable al de Gwadar
(Pakistán) o Kra (Tailandia) en su intento de evitar el traicionero estrecho de
Malaca.
En la cercana ciudad costera de Kyaukphyu, los
chinos están construyendo un puerto de agua profunda y una terminal petrolera,
mientras que, más al norte, en la también costera Sittwe los chinos mantienen
un hub de inteligencia y espionaje electrónico (orientado especialmente, se
supone, al tráfico marítimo) desde 1994 y también se encuentran desarrollando
un puerto y una base naval. Preocupantemente, en Sittwe los hindúes están
construyendo una terminal energética pensada para alimentar el crecimiento de
Bangladesh y el estado hindú de Bengala Occidental, de 90 millones de
habitantes. Abriendo el flujo energético en Birmania, Delhi puede también
dinamizar la aislada y subdesarrollada región del noreste de India,
proporcionándole una salida marítima y quizás aplacando la enorme cantidad de
guerrillas e insurgencias (incluyendo una "cristiano-maoísta") que
infestan la zona.
Como siempre, los oleoductos y gasoductos
levantan pasiones en Eurasia y especialmente fuera de Eurasia ―Estados Unidos y
Reino Unido ven los proyectos terrestres como una amenaza a su control sobre
las rutas marítimas. La China National Petroleum Corporation comenzó a
construir el gasoducto chino-birmano en 2009 y se espera que cuando sea
completado transporte 12 millones de toneladas de crudo al año —puede que el
10% de las importaciones petroleras chinas. Si estos proyectos se llevan al
cabo, Kunming se convertirá en el principal hub comercial del Sudeste Asiático,
donde convergerán todos los ferrocarriles, carreteras, gasoductos y oleoductos
de Birmania, Tailandia, Laos y Vietnam. El perdedor regional sería, de nuevo,
Singapur. China ha sido presionada para cancelar el proyecto.
2. Romper la continuidad territorial del mundo musulmán en el Sudeste Asiático. El mundo musulmán es un bloque que va desde el Sáhara Occidental hasta Indonesia, pero su continuidad se ve desafiada en ciertos puntos. El más obvio de estos puntos es el hachazo geopolítico conocido como Estado de Israel, pero existe otro hachazo en ciernes en el Sudeste Asiático: el estado birmano de Rakhine, una delicada franja costera donde los musulmanes son minoría y han sido atacados por radicales budistas en un verdadero intento de limpieza étnica.
2. Romper la continuidad territorial del mundo musulmán en el Sudeste Asiático. El mundo musulmán es un bloque que va desde el Sáhara Occidental hasta Indonesia, pero su continuidad se ve desafiada en ciertos puntos. El más obvio de estos puntos es el hachazo geopolítico conocido como Estado de Israel, pero existe otro hachazo en ciernes en el Sudeste Asiático: el estado birmano de Rakhine, una delicada franja costera donde los musulmanes son minoría y han sido atacados por radicales budistas en un verdadero intento de limpieza étnica.
Verde: importante población musulmana. Rojo: fronteras del mundo musulmán. Negro: puntos de ruptura del mundo musulmán. El estado birmano de Rakhine representa la divisoria entre el Islam propiamente eurasiático y el Islam "indopacífico". El atlantismo parece interesado en erradicar la minoría musulmana de Rakhine (los llamados rohingya, con una población de un millón) y cultivar este estado como una cuña geopolítica.
3. Piratería y militarización del Estrecho de Malaca. El narcotráfico, gracias a sus contactos con la piratería regional, sirve a otro fín: proporcionar una excusa para militarizar el estrecho de Malaca y aguas circundantes.
Sittwe, el centro de los
conflictos étnicos en Rakhine y cuna de "monjes políticos" rebeldes
desde la época del dominio británico, es el epicentro de varias inversiones
chinas e hindúes, incluyendo un puerto y posible base naval siendo construido
por China y un importante hub de espionaje electrónico chino. Sittwe puede ser
un puente o una brecha entre China e India, según se manipule. Teniendo en
cuenta esto, resulta muy interesante prestar atención a la reacción de la
"comunidad internacional", y de sus agentes, ante la violencia étnica
contra la minoría musulmana rohingya por parte de fundamentalistas budistas.
Si el lector nunca concibió la existencia de grupos budistas radicales y violentos con la aprobación del Dalai Lama, quizás debería planteárselo de nuevo. En Birmania, dichos grupos han linchado a cientos de musulmanes rohingya, expulsándolos de sus casas y hasta acudiendo a los campos de refugiados para bloquear la entrega de ayuda humanitaria. Estos monjes se encuentran apoyados por la Open Society Institute del especulador neoyorkino George Soros, el National Democratic Institute for International Affairs y especialmente por la National Endowment for Democracy (NED), una organización sostenida por el US State Department a la que pudimos ver apoyando a la Hermandad Musulmana en Egipto. Al parecer, las radicalizaciones sectarias en la Isla Mundial no hacen sino beneficiar al eje atlantista, que es amigo sólo de las etnias y/o religiones que le convienen en un contexto regional y temporal determinado. Estos monjes fundamentalistas forman la base de la Liga Nacional por la Democracia (NLD), liderada por Aung San Suu Kyi [6].
Las "fundaciones privadas" no sólo
operan en países extranjeros al atlantismo para forzar cambios geopolíticos
(por ejemplo, la "primavera árabe" de 2011 o las "revoluciones
de colores" en Eurasia), sino que se han involucrado activamente, en el
seno de Occidente, en operaciones de ingeniería social cuyo objetivo es cambiar
el comportamiento de pueblos enteros, generalmente con fines de dominación por
parte de la Alta Finanza.
Suu Kyi, una antigua agente de la ONU con amplios y poderosos contactos internacionales, ha mostrado su vasallaje al imperio atlantista intentando alejar a los inversores de las firmas chinas y desestabilizando los proyectos chinos (como la mencionada mina de cobre y la presa de Myitsone), criticando a la MOGE (Empresa de Petróleo y Gas de Myanmar, nacional) a la vez que habla maravillas de petroleras occidentales como Chevron, Total, Shell o ConocoPhillips.
Tras su fama de "luchadora no violenta"
y "activista de los derechos humanos", Suu Kyi en realidad esconde
una mujer criada desde niña al amparo de la diplomacia internacional, a la que
jamás le han puesto la mano encima ―a diferencia de docenas de miles de
birmanos― y que ha cumplido su "encarcelamiento" cómodamente en su
propia y lujosa casa. El rostro de Suu Kyi es en realidad el de la
interferencia del atlantismo en los asuntos internos del continente
eurasiático, la proyección de "poder blando" en consonancia con una
opinión pública occidental decadente. Y el acoso a etnias estratégicas que
incordian a la globalización en el Sudeste Asiático, como los musulmanes
rohingya, a los que Suu Kyi no considera siquiera ciudadanos birmanos,
expuestos al saqueo y al abuso por parte de
grupos radicales budistas. La revista "Time" es propiedad del
mega-consorcio mediático Time Warner Inc. de Manhattan, el segundo gigante
mundial de los medios de comunicación después de la Disney.
La caída del Imperio Británico no fue tal, sino que simplemente dejó de ser un imperio del Reino Unido como Estado para convertirse definitivamente en el sutil imperio plutocrático de la City de Londres. Birmania perteneció al Reino Unido durante la era colonial, el padre de Suu Kyi "negoció" la independencia de Birmania con los británicos y ella misma no podía dejar de rendir pleitesía a sus verdaderos amos. Aquí se deja ver con la familia real británica.
Existen otros puntos sensibles y frentes de
desestabilización en Birmania:
• Las Islas Coco pertenecen a Birmania y, junto con las Islas Andamán e Islas Nicobar (India), de las que están separadas por sólo 18 km, separan el llamado Mar de Andamán del resto del Golfo de Bengala. Las Islas Coco pertenecen de facto a China, que ha construido importantes infraestructuras de reconocimiento e Inteligencia electrónica, dándole a Beijing no sólo la posibilidad de monitorizar todo el tráfico marítimo del entorno, sino de espiar las actividades militares de India, incluyendo pruebas misilísticas.
• Las Islas Coco pertenecen a Birmania y, junto con las Islas Andamán e Islas Nicobar (India), de las que están separadas por sólo 18 km, separan el llamado Mar de Andamán del resto del Golfo de Bengala. Las Islas Coco pertenecen de facto a China, que ha construido importantes infraestructuras de reconocimiento e Inteligencia electrónica, dándole a Beijing no sólo la posibilidad de monitorizar todo el tráfico marítimo del entorno, sino de espiar las actividades militares de India, incluyendo pruebas misilísticas.
El arco de Andamán. Si China posee instalaciones militares y de espionaje en las Islas Coco, India posee instalaciones comparables en las Islas Andamán, a sólo 18 km. Las islas Coco, Andamán y Nicobar (Chowra) forman un cinturón insular que tiende a hacer un puente entre Birmania y la provincia autónoma indonesia de Aceh, castigada tanto por el tsunami de 2004 como por el terrorismo y la Sharia islámica. Aceh también alberga una base militar estadounidense, la Sultan Iskandar Muda Air Force Base. El arco de Andamán preside la entrada al estrecho de Malaca desde Occidente. El estado de Rakhine puede ser considerado como una prolongación del arco. Igual que el Cinturón de Fuego del Pacífico, el Arco de Andamán coincide con una falla geológica.
• Los proyectos hídricos chinos son otro vector de penetración de la influencia de Beijing en Birmania que el atlantismo intenta frustrar a toda costa. Hay al menos 45 multinacionales chinas involucradas en 63 proyectos hidroeléctricos en Birmania. China es experta en el control de las aguas desde hace milenios, y no sólo en la construcción de presas, sino también en el control de inundaciones, excavación de canales y acondicionamiento de ríos para la navegación.
Varias ONGs estadounidenses, junto con Suu Kyi,
conspiraron para detener el desarrollo de los ríos birmanos por parte de China,
especialmente la presa de Myitsone, los motivos que alegaron fueron
"sociales" y "medioambientales". Es innegable que la
civilización moderna se está cargando el planeta con la falacia del
"crecimiento económico" y con sus proyectos heréticos de intentar
dominar la Naturaleza sin someterse a ella, pero lo que llama la atención aquí
es el doble rasero de estos organismos: mientras que EEUU mantiene la friolera
de 75.000 presas, parece que Birmania no puede construir más de 40 sin poner
nerviosos a Wall Street y a la City.
Localización del río Irrawaddy y de la presa de Myitsone en el estado de Kachin.
En abril de 2011, diez bombas explotaron cerca de
la presa y en septiembre, la británica BBC pudo anunciar orgullosa la puesta en
"standby" del proyecto hídrico, poco menos que dando las gracias a
varios actores regionales, incluyendo la Kachin Independence Organization (milicia
separatista de Kachin), empeñados, gracias al dinero de la Foreign Social Development
AID, en la balcanización de Birmania. Meses después, el Wall Street Journal
(17/11/2011) denominaría a Birmania "el último gran mercado de frontera de
Asia", describiendo su "potencial" como "demasiado grande
como para que los inversores lo ignoren".
La detención del proyecto hidroeléctrico fue
claramente el peaje que tuvo que pagar la diplomacia birmana para congraciarse
con Occidente. Cuando Naypyidaw (aclaración: la capital birmana) llevó al cabo
la medida, seguramente intimidada ya por la fulminante destrucción de Libia,
EEUU optó por aprobar los "esfuerzos en democratizarse" por parte de
la Junta militar birmana, quitando al país de su lista de enemigos mortales. La
Secretaria de Estado Hillary Clinton llegó a declarar: "Hoy le decimos al
negocio americano: ¡inviertan en Birmania!" (NYT, 17/5/2012), sugiriendo
que "al fin" el país se había "abierto" al comercio
internacional.
A pesar de estos gestos, EEUU ha renovado en 2012
las sanciones económicas hacia Birmania, posiblemente en parte debido a las
buenas relaciones del país con el paria de la globalización, Corea del Norte, y
definitivamente también porque China sigue adelante con el gaseoducto.
• Kachin es uno de los estados birmanos fronterizos con China. Este estado en particular es cruzado por varios ríos de origen tibetano, en los que la Asia World Company, la China Power Investment Corporation y el Ministerio de Energía Eléctrica de Birmania están activamente implicados en diversos proyectos hídricos. Por Kachin también transitarían todos los proyectos energéticos y comerciales chino-birmanos que hemos visto (gasoducto, oleoducto, carretera, ferrocarril, corredor comercial). Es suficiente decir que, en un esfuerzo por romper el eslabón natural formado por los ríos chino-birmanos, Kachin está siendo desestabilizada por la llamada Kachin Independence Organization (KIO), una guerrilla separatista.
• El proyecto de Dawei. La construcción, por parte de los japoneses, de un puente sobre el río Kwai en 1942-43 ―utilizando como mano de obra esclava a prisioneros aliados para completar el llamado ferrocarril de la muerte― es un dramático testimonio histórico acerca de las dificultades geográficas que entraña la frontera birmano-siamesa. Siete décadas después de aquellos sucesos, Japón ha vuelto a la zona, esta vez como patrocinador de un nuevo corredor comercial en el que la ciudad costera birmana de Dawei (antigua Tavoy) tendrá una importancia clave. Dawei se encuentra en una región aislada y poco desarrollada de Birmania, que sólo recientemente se ha enlazado con el resto del país con un ferrocarril y una carretera. Sin embargo, en un futuro cercano, Dawei puede convertirse en uno de los extremos de un puente terrestre que vendría a ser una versión más septentrional del canal de Kra, y conectarse, entre otros, con un puerto tailandés que ha sido desarrollado por China, el de Laem Chabang, mencionado más arriba. De momento, a un barco le lleva 10 días llegar de Laem Chabang a los puertos orientales de India. El proyecto de Dawei podría recortar el viaje en tres días. Y si hablamos de mercancías chinas y japonesas, el recorte es aun mayor gracias a las prolongaciones del corredor en Camboya y Vietnam.
• Kachin es uno de los estados birmanos fronterizos con China. Este estado en particular es cruzado por varios ríos de origen tibetano, en los que la Asia World Company, la China Power Investment Corporation y el Ministerio de Energía Eléctrica de Birmania están activamente implicados en diversos proyectos hídricos. Por Kachin también transitarían todos los proyectos energéticos y comerciales chino-birmanos que hemos visto (gasoducto, oleoducto, carretera, ferrocarril, corredor comercial). Es suficiente decir que, en un esfuerzo por romper el eslabón natural formado por los ríos chino-birmanos, Kachin está siendo desestabilizada por la llamada Kachin Independence Organization (KIO), una guerrilla separatista.
• El proyecto de Dawei. La construcción, por parte de los japoneses, de un puente sobre el río Kwai en 1942-43 ―utilizando como mano de obra esclava a prisioneros aliados para completar el llamado ferrocarril de la muerte― es un dramático testimonio histórico acerca de las dificultades geográficas que entraña la frontera birmano-siamesa. Siete décadas después de aquellos sucesos, Japón ha vuelto a la zona, esta vez como patrocinador de un nuevo corredor comercial en el que la ciudad costera birmana de Dawei (antigua Tavoy) tendrá una importancia clave. Dawei se encuentra en una región aislada y poco desarrollada de Birmania, que sólo recientemente se ha enlazado con el resto del país con un ferrocarril y una carretera. Sin embargo, en un futuro cercano, Dawei puede convertirse en uno de los extremos de un puente terrestre que vendría a ser una versión más septentrional del canal de Kra, y conectarse, entre otros, con un puerto tailandés que ha sido desarrollado por China, el de Laem Chabang, mencionado más arriba. De momento, a un barco le lleva 10 días llegar de Laem Chabang a los puertos orientales de India. El proyecto de Dawei podría recortar el viaje en tres días. Y si hablamos de mercancías chinas y japonesas, el recorte es aun mayor gracias a las prolongaciones del corredor en Camboya y Vietnam.
Cuando Henry Kissinger convenció a Nixon para emprender su campaña de bombardeos secretos en Camboya, probablemente tenía en mente evitar que se llegase a consolidar, especialmente bajo influencia soviética, un espacio económico similar al que vemos en la imagen. Este corredor comercial, de nuevo evita el fatal, pirateado y congestionado estrecho de Malaca y su guardián regional, Singapur, poniendo sobre la mesa del comercio internacional una ruta mucho más corta y rápida entre el Mar del Sur de China y el Índico. El arco de Andamán adquiriría una enorme importancia si este proyecto se lleva a término con éxito. Se prevé promulgar leyes para convertir Dawei en una Zona Económica Especial —la primera de Birmania. Nótese también el proyecto tailandés de construir un ferrocarril desde Pak Bara hasta Kunming, esto puede interpretarse como otra estrategia más de China para saltarse el estrecho de Malaca, diversificar sus rutas y aislar a Singapur. Nótese cómo Bangkok se encuentra en la encrucijada de rutas. Fuente del mapa: Italian-Thai Development y "Bangkok Post".
Es de prever que el atlantismo alimentará
insurgencias locales en pleno corredor comercial, especialmente a la guerrilla
separatista de Karen en Birmania, que controla una región por donde pasará la
carretera. El atlantismo seguramente asustará a los inversores cuestionando la
fiabilidad del Estado birmano, planteará dudas medioambientales y traerá a
colación los derechos humanos y el asunto de la población local desplazada por
las obras. Si el proyecto de Dawei y el
corredor comercial al Mar del Sur de China llegan a completarse, todo el
paisaje del comercio internacional cambiará drásticamente y las fichas del
Sudeste Asiático serán reordenadas de forma radical [7].
Como hemos visto al principio de este apartado,
Birmania es simplemente la ruta más corta desde los grandes centros económicos
chinos hasta el Índico. Además, tiene casi 15.000 km de costa en el Índico,
casi tanto como los 17.000 de la vecina India. Como tal, es innegable que al
eje atlantista le conviene la desestabilización y/o bloqueo y/o conquista
diplomático-comercial del país, igual que le conviene la desestabilización de
Pakistán. Los motivos son idénticos: evitar que China obtenga salida al Índico
sobrepasando el estrecho de Malaca y su parásito financiero Singapur, y
frustrar la construcción de un bloque regional económico controlado por Beijing
―un imperio chino bi-oceánico (indo-pacífico).
Todos los elementos de los que pueda echar mano
el atlantismo para reventar la zona (diferencias étnicas y religiosas, grupos
terroristas, fundamentalismo, atentados, milicias narcoguerrileras, minas
chinas, proyectos hídricos chinos, etc.) serán explotados una y otra vez. Nada complacería más en Washington que
Birmania se volviese tan volátil que hubiese que establecer una base militar
estadounidense en el país ―cuanto más cerca de las plantaciones de opio en
la frontera con China, mejor. Y, como pasa en Colombia o en Afganistán, esta
presencia militar no reduciría en absoluto el narcotráfico, sino que lo
impulsará. Si a esto le añadimos que Birmania es rica en petróleo, gas natural,
carbón, zinc, cobre, níquel, piedras preciosas, leña y potencial hidroeléctrico
(casi 40.000 megavatios), así como que posee yacimientos de uranio, el panorama
se complica más.
Las intenciones del atlantismo en el Sur de Asia probablemente caminen en esta dirección: robar el gas de Asia Central y el Caspio y mandarlo al Índico y al Sudeste Asiático para unir a India con la Asean, creando un bloque regional que atenace a China por el Sur. Sin embargo, sería necesario que cambiase mucho el clima geopolítico en la región para que esto pasase. La principal multinacional interesada en este proyecto sería Unocal (actualmente parte de Chevron, una de las muchas hijas de la antigua Standard Oil de Rockefeller), que posee acciones en la mayoría de los gasoductos señalados y que ha estado muy involucrada en Afganistán.
BANGLADESH = CUELLO DE POLLO
Incluso en un artículo sobre el Índico, hablar
del diminuto Estado de Bangladesh puede parecer redundante, pero lo que mejor
describe la importancia de Bangladesh no es tanto su extensión como su
población: el país tiene 150 millones de habitantes (la mayoría musulmanes),
más que la vasta Rusia. Tiene por tanto el dudoso honor de ser de los Estados
más densamente poblados del mundo. El crecimiento demográfico y reproducción de
la pobreza está en plena sintonía social con su contrapartida económica: la del
crecimiento indefinido, la mano de obra barata y el dumping social, con el
objetivo de que las multinacionales esclavistas puedan vender a las masas
consumistas y zombis de Occidente un flamante producto, generalmente textil,
made in Bangladesh. Bangladesh es
totalmente dependiente del río Ganges, cuyas fuentes están controladas por
India, y tenemos una interesante receta para el conflicto y las malas
vibraciones geopolíticas.
Estas escenas son de Dhaka, la capital bangladeshí, pero podrían perfectamente ser de Calcuta o cualquier otra ciudad superpoblada del sur de Asia. La multiplicación humana y masificación que tiene lugar en esta región es muy representativa de una civilización que sólo puede sostenerse artificialmente a base de cereales, hidrocarburos, endeudamiento, consumismo, contaminación, condiciones de vida miserables, esclavitud, vulgarización racial y otros callejones sin salida de la evolución humana, agrupados bajo la eufemística etiqueta de "desarrollo sostenible". Este cuadro social conviene a la alta finanza: cuando una mayoría se hace muy pobre, inevitablemente una minoría se hace muy rica. 150 millones de personas con un tren de vida propio de la clase media de Occidente no serían sostenibles en un país como Bangladesh [8].
Bangladesh, la ruta más corta desde Tíbet hasta el Índico y un Estado que carece de cualquier tipo de defensa geográfica para organizarse como territorio, tiene una historia muy interrelacionada con la antigua tradición hindú (se menciona en el Ramayana y el Mahabharata), los sultanatos islámicos medievales de Bengala, la Compañía Británica de las Indias Orientales (por la que fue conquistada en 1757) y tres potencias nucleares modernas: China, India y Pakistán. El país se constituyó con el nombre de "Pakistán Oriental" en 1947, bajo la misma autoridad estatal que "Pakistán Occidental" hasta que una cruenta guerra los separó definitivamente a ambos en 1971.
Junto con Pakistán y Sri Lanka, Bangladesh, el
"País de Bengala", es el resultado de la intriga británica.
Atenazando a India con países musulmanes y promoviendo las luchas sectarias
dentro de la misma India, Londres evitaba la aparición de un Estado hindú claramente
hegemónico en el Índico y el sur de Asia. En
el caso de Bangladesh, su papel consiste en arrebatarle a India una tierra
llana, fértil y de costa muy accesible, que podría unir fácilmente a la India
propiamente dicha con sus problemáticas y aisladas provincias orientales.
Debido a Bangladesh, estas provincias sólo se hallan unidas a India por una
franja de 30 km de anchura: el Corredor de Siliguri, también llamado "Cuello de Pollo".
Las provincias del noreste de India, llamadas las "Siete Hermanas", una región problemática (insurgencias guerrilleras, conflictos territoriales con China, microclima, aislada) de 40 millones de habitantes, se encuentra separada del resto del país por el corredor de Siliguri o Cuello de Pollo (círculo rojo), un angosto pasillo estrujado entre Nepal y Bangladesh, cuyo dominio debe de ser una enorme tentación para Dhaka (la capital bangladeshí) y, a través de ella, para Beijing. Por "culpa" de India, la frontera bangladeshí se encuentra a 22 km de Nepal, 30 km de Bhutan y 100 km de China. Compartir frontera con estos países haría de Bangladesh una ruta privilegiada de tránsito desde China hasta el Índico, de hecho en los tiempos de la Ruta de la Seda, por Bangladesh transitaba una importante ramificación de dicha ruta que la conectaba con la Ruta de las Especias. Técnicamente, Bangladesh es la salida marítima natural de las siete provincias hindúes; de no existir, India lo tendría mucho más fácil para conectarse con ellas y darles una salida marítima.
El otro aspecto de la interacción entre
Bangladesh y Pakistán es la tendencia a utilizar a las poblaciones musulmanas
de India (con cerca de 180 millones de musulmanes, India es el tercer país
islámico del mundo después de Indonesia y Pakistán) ―especialmente a las del
arco superpoblado que subraya la cordillera del Himalaya― como puente entre
ambos países, tendiendo a separar a India de China (en el Cinturón de Hielo) y
a crear un puente terrestre entre el Mar Arábigo y el Golfo de Bengala. Este
concepto geopolítico ha recibido el nombre de Mughalstán o Moghulistán. No es de extrañar, por tanto, que el wahhabismo-salafismo (la misma marca de
Islam de Al-Qaeda) haya sido exportado tanto a Bangladesh como a Nepal y
Cachemira, estableciendo numerosas madrasas y mezquitas regadas abundantemente
con petrodólares saudíes. Posible meta: la pakistanización de India.
Poblaciones musulmanas de India. Estas poblaciones tienden a crear un puente entre Bangladesh y Pakistán, aislando catastróficamente a India del resto de Eurasia. Este puente se prolonga hacia Rakhine, el estratégico estado birmano, y a través del arco de Andamán, salta hacia Indonesia.
Tanto el Corredor de Siliguri como Sikkim, Nepal, Bhutan, Arunachal Pradesh, la llanura del Ganges, Cachemira, diversos territorios contestados y varios parques naturales, forman parte del Cinturón de Hielo, una franja geográfica que tiende a contener a China en el Sur y en el Oeste. Mughalistán también podría llegar a ser una jugada maestra de China para aislar a su rival hindú, pero en vista de que el fundamentalismo islámico está totalmente en manos del atlantismo, es de prever que estas poblaciones musulmanas se utilicen como pivote para las maniobras geopolíticas del eje atlantista. Mughalistán sería un Estado que ofrecería al comercio internacional el pasar del Mar Arábigo al Golfo de Bengala evitando expresamente a India y a Sri Lanka, así como del Índico a China sin pasar por Malaca. Mughalistán tendería a conectarse con Rakhine, las Islas Andamán, las Islas Nicobar y Aceh en Indonesia, para erigir una definitiva barrera en torno al estrecho de Malaca.
Por estos motivos, no es de extrañar que en la
universidad bangladeshí de Jahangir Nagar se haya creado un tal Mughalistan Research Institute (MRI),
patrocinado tanto por los servicios de Inteligencia de Pakistán (ISI) como
los de Bangladesh (DGFI y NSI). Esto puede englobarse bajo la Operación Tupac
(1988), el plan del antiguo presidente pakistaní Zia ul-Haq para balcanizar
India. En esta misma línea, el Movimiento de los Estudiantes Musulmanes de
India (SIMI) y los muyaidines de India, trabajan con las mencionadas
organizaciones para llevar la Yihad
contra los hindúes en toda India. Grupos integristas de India como Jamaat
e-Islami, Lashkar e-Tayyaba, Jaish e-Mohammad y Hizbul Mujahideen han prestado
su apoyo a estos esfuerzos, declarando abiertamente que los hindúes son enemigos del Islam a los que hay que convertir/matar, y
que su objetivo es la destrucción de la República hindú y la aniquilación del
hinduismo. Estos grupos han detonado numerosas bombas en India y hay que
notar que el odio que le tienen al hinduismo es mayor que el que le puedan
tener a cristianos, judíos o musulmanes chiítas, ya que los hindúes no son
"gente del libro" (de la Biblia) y veneran a la vaca, algo incompatible
con el ritual Halal.
A cambio de su situación geobloqueante para con
India, Bangladesh está rodeada por India en casi toda su frontera salvo un
pequeño segmento fronterizo que comparte con el mencionado estado birmano de
Rakhine. También, como nación-delta fluvial que es, depende de India por el
tránsito de 54 ríos compartidos. El hecho de depender de varios ríos pero no
controlar sus fuentes es siempre motivo de tensiones. Bastaría que Nueva Delhi
hiciese algo raro en uno o varios ríos (por ejemplo, una presa o un desvío, o
contaminarlos) para que Bangladesh se sumiese en la hambruna. Pero a la vez, el
estar cruzada por tantos ríos convierte a Bangladesh en un archipiélago en
potencia sólo conque un enemigo arrase sus puentes ("objetivos de uso
dual") como hizo Henry Kissinger con Camboya. Otra extraordinaria
debilidad natural de Bangladesh es lo llano y bajo de su terreno: cualquier
fluctuación del nivel marino, cualquier inundación o maremoto, tiene en el país
efectos devastadores y podría algún día desencadenar una avalancha de docenas
de millones de refugiados. Además, su topografía excesivamente llana carece de
barreras naturales que la protejan en caso de enfrentamiento militar.
La nación bengalí según los nacionalistas. Verde: Bangladesh actual. Rojo: territorios reivindicados (Bengala Occidental, incluyendo Calcuta, la ciudad más grande y puerto más importante de India). Nótese que, al norte, los territorios reivindicados separarían a las Siete Hermanas del resto de India ―colocando a estas provincias hindúes bajo la influencia de Dhaka y Beijing― y conectarían a Bangladesh con Nepal, Bhutan y China, dándole más proyección internacional. Esto supone sin duda una gran tentación para Dhaka y seguramente para Beijing. Juntas, Bangladesh (la antigua Bengala Oriental de Pakistán) y el estado hindú de Bengala Occidental, suman 240 millones de habitantes.
Existen dos ejemplos que resumen las tendencias
de los dos vecinos de Bangladesh. La primera, típica de una estrategia
marítima, es que el puerto hindú de Calcuta se dedique a entablar lazos con el
puerto birmano de Sittwe, ninguneando directamente a Bangladesh, que puede
verse tentada a considerar el estado de Rakhine como una prolongación natural
de su territorio y a los musulmanes rohingya como bangladeshíes oprimidos por
una nación extranjera. La segunda tendencia, más lógica bajo el punto de vista
eurasiático-continentalista, es que Bangladesh se convierta en zona de paso
entre el Indostán y Estasia. Tres mapas ilustran a continuación las diversas
posibilidades.
Proyecto de gasoducto MBI (Myanmar-Bangladesh-India), el plan para transportar gas natural desde el campo gasífero birmano de Shwe (situado frente a Sittwe), a Calcuta (la ciudad más grande y el puerto más importante de India), pasando por Bangladesh. India tendría que pagar un impuesto a Bangladesh por ser ruta de tránsito, pero esto le resultaría más barato que rodear Bangladesh por las problemáticas provincias del Noreste y el angosto corredor de Siliguri. El gasoducto, que calmaría la paranoia de Dhaka a ser rodeada por India, ayudaría en buena medida a mejorar las relaciones regionales, razón por la cual es de esperar que encuentre oposición en el atlantismo y que todo el estado birmano de Rakhine sufra de desestabilización artificial o hasta que intente separarse de Birmania.
Su situación en el Golfo de Bengala hace que Bangladesh sea fácilmente atenazable por India y Birmania, por ejemplo debido a los lazos portuarios y de tráfico marítimo entre Calcuta y Sittwe. La respuesta bangladeshí para no quedarse marginada es fortalecer el puerto de Chittagong como perla china y convertirse en zona de tránsito terrestre entre Birmania e India (ver abajo). Tanto Chittagong como Sonadia son perlas del collar chino.
Tras ver un poco el panorama geopolítico del
Índico y del Collar de Perlas en la primera y segunda partes de esta serie de
artículos, entenderemos que Bangladesh sea también una prolongación natural de
los posibles gasoductos TAPI e IPI (este último a su vez prolongación del ambicioso
Gasoducto Islámico que vimos a principio de este artículo), que vimos en los
anteriores artículos de esta serie. El IPI, un proyecto detestado por EEUU, ya
que vertebra el sur de Asia con gas natural iraní, ha sido aceptado por
Pakistán, que lo llevará adelante con o sin India (que se retiró del proyecto
en 2009 ante las presiones de Washington). El TAPI, favorecido por EEUU al
drenar Asia Central (antiguo feudo ruso) de recursos energéticos y cortar las
salidas orientales de Irán robándole mercado, ha sido aceptado por Bangladesh.
China no ha ignorado la importancia estratégica de Bangladesh y se ha apresurado a incorporarla a su Collar de Perlas. Existen en Bangladesh dos perlas del collar chino. La primera es el puerto de Chittagong, al sureste del país. Chittagong es una de las ciudades de crecimiento más rápido del mundo, amén de puerto de tránsito para el 90% de las importaciones-exportaciones bangladeshíes (principalmente productos textiles para Occidente) y salida natural para todo el sur de Asia privada de acceso al mar: Tíbet, Bhután, el Turquestán chino, las Siete Provincias hindúes, Nepal y algunas regiones de Birmania occidental. La China Harbour Company, en colaboración con las autoridades bangladeshíes, han invertido alrededor de 9 mil millones de dólares para transformar toda la costa sureste del país y para desarrollar en Chittagong un puerto de aguas profundas, varias terminales comerciales para contenedores, un puente de 950 metros, un túnel subfluvial, un parque industrial y hasta una carretera que conecte a Chittagong con Kunming a través de Birmania. Vale la pena destacar que muchas de estas infraestructuras son de uso dual (tanto civil como militar) y pueden albergar a las armadas tanto de China como de Bangladesh. La naturaleza estratégica de estos proyectos quedó meridianamente clara cuando el teniente coronel Moazzem Hossain, jefe de seguridad de la autoridad portuaria de Chittagong que ya ha estudiado los puertos de Le Havre (Francia) y Hamburgo (Alemania), declaró ni más ni menos que "Nuestra intención es sustituir el puerto de Singapur".Esto no habrá sentado muy bien en las oficinas de la mafiosa Port of Singapore Authority International (PSA), que muy recientemente ha perdido posiciones en el puerto pakistaní de Gwadar, en beneficio de la China Overseas Port Holding Authority (COPH).
China no ha ignorado la importancia estratégica de Bangladesh y se ha apresurado a incorporarla a su Collar de Perlas. Existen en Bangladesh dos perlas del collar chino. La primera es el puerto de Chittagong, al sureste del país. Chittagong es una de las ciudades de crecimiento más rápido del mundo, amén de puerto de tránsito para el 90% de las importaciones-exportaciones bangladeshíes (principalmente productos textiles para Occidente) y salida natural para todo el sur de Asia privada de acceso al mar: Tíbet, Bhután, el Turquestán chino, las Siete Provincias hindúes, Nepal y algunas regiones de Birmania occidental. La China Harbour Company, en colaboración con las autoridades bangladeshíes, han invertido alrededor de 9 mil millones de dólares para transformar toda la costa sureste del país y para desarrollar en Chittagong un puerto de aguas profundas, varias terminales comerciales para contenedores, un puente de 950 metros, un túnel subfluvial, un parque industrial y hasta una carretera que conecte a Chittagong con Kunming a través de Birmania. Vale la pena destacar que muchas de estas infraestructuras son de uso dual (tanto civil como militar) y pueden albergar a las armadas tanto de China como de Bangladesh. La naturaleza estratégica de estos proyectos quedó meridianamente clara cuando el teniente coronel Moazzem Hossain, jefe de seguridad de la autoridad portuaria de Chittagong que ya ha estudiado los puertos de Le Havre (Francia) y Hamburgo (Alemania), declaró ni más ni menos que "Nuestra intención es sustituir el puerto de Singapur".Esto no habrá sentado muy bien en las oficinas de la mafiosa Port of Singapore Authority International (PSA), que muy recientemente ha perdido posiciones en el puerto pakistaní de Gwadar, en beneficio de la China Overseas Port Holding Authority (COPH).
Proyecto para unir la ciudad china de Kunming (destinada a convertirse en uno de los hubs comerciales más importantes de China) con el puerto bangladeshí de Chittagong, una de las perlas del collar chino.
La otra perla china en Bangladesh es Sonadia, una isla cercana a la ciudad de Cox’s Bazaar, en la que China ha invertido 5 mil millones de dólares para construir un espectacular puerto de aguas profundas. Sonadia se conectaría con Chittagong y con Kunming, previsiblemente a través de Birmania, para convertirse en otra cabeza de puente alternativa a Singapur.
Existe otro
atractivo estratégico, menos conocido, de Bangladesh: el país se encuentra
repleto de reservas de gas natural,
estimadas en 90-225 mil millones de metros cúbicos. En comparación, el
recientemente descubierto y mastodóntico campo gasífero israelí de Leviatán
tiene 400 mil millones de metros cúbicos de gas. Es cierto que Bangladesh no
puede compararse en términos energéticos con Estados como Rusia, Irán o Qatar,
pero sigue siendo un botín bastante llamativo, especialmente teniendo en cuenta
que Bangladesh no tiene medios de producción adecuados para la explotación de
su gas y que es previsible que invite a multinacionales extranjeras.
En este mapa vemos los distintos puertos que China desea controlar para estrechar corredores comerciales que abaraten costes, recorten tiempo y la libren de depender de Singapur. Además, tenderían a atraer el núcleo económico chino desde la costa (por ejemplo Shanghai y Hong Kong) hacia el interior continental (por ejemplo Chongqing y Kunming), donde la influencia de las potencias oceánicas siempre será más débil. Con vistas a ello, China está invirtiendo mucho en el estratégico sector de trasportes en Pakistán, Bangladesh, Birmania, Nepal y Bhután. Todos estos países rodean… a India, que se halla justo en el medio de las rutas energéticas chinas.
SRI LANKA ―EL PUENTE DE RAMA
La antigua Ceilán portuguesa es, como Pakistán y
Bangladesh, otro Estado geobloqueante para India, separado del Indostán por el
delicado estrecho de Palk. Sri Lanka separa también la costa occidental hindú
de la oriental, ya que el estrecho de Palk no es transitable por embarcaciones
de gran tamaño, que deben rodear Sri Lanka por el sur. La antigua epopeya hindú
del Ramayana ya menciona a la "isla de Lanka" y la lucha entre el rey
Rama, del norte de India, contra Ravana, el monarca local. Rama habría ganado
la guerra al construir un puente de piedra entre la India continental y la isla
de Lanka. En Occidente, los navegantes griegos conocían la isla como Taprobane.
Hoy Sri Lanka es, según el US Economist
Intelligence Unit, la segunda economía asiática de mayor crecimiento
después de China. 36.000 naves pasan cada año a través de Hambantota,
incluyendo 4.500 petroleros. El 85% de las importaciones energéticas chinas de
Oriente Medio y grandes riquezas minerales de África, pasan por Sri Lanka.
Tras haber formado parte del collar de perlas
portugués, Ceilán pasó, guerra mediante, a manos de la Compañía Holandesa de
las Indias Orientales en 1656. Durante breves periodos, Francia ocupó
militarmente algunos fuertes o puertos. En 1796, los ingleses tomaron la isla
temiendo que, tras la invasión francesa de Holanda, pudiese pasar al control de
París. Desde entonces hasta la época colonial, Sri Lanka estuvo sujeta a la
influencia británica, que se benefició de las riquezas naturales de la isla,
como el té, el caucho, las especias, las piedras preciosas o las arcillas.
Ceilán también poseía (y posee) algunos de los mayores jardines herbales del
planeta y una vasta selección de plantas medicinales. Durante la Segunda Guerra
Mundial, tras la caída de Singapur en manos del Imperio Japonés,
Trincomalee―posiblemente el mejor puerto natural del Índico― se convirtió en la
principal base de la Flota Este de la Royal Navy.
En 1948, Sri Lanka se independiza, pero el Estado
seguirá llamándose oficialmente Royal
British Ceylon Goverment y los británicos continuarían poseyendo su valioso
puerto de Trincomalee hasta 1956. A lo largo de los años 60, el país fue
cayendo bajo la órbita de la Unión Soviética y del Movimiento No-Alineado. En
adelante, las potencias extranjeras echarían mano de las divisiones étnicas de
Sri Lanka para desestabilizar la desafortunada isla y crear una brecha
geopolítica. El país tiene una minoría tamil (relacionada por tanto étnicamente
con los hindúes del otro lado del estrecho de Palk) que con 2 millones de
miembros conforma aproximadamente el 9% de la población de Sri Lanka: el resto
de la población, salvo una minoría árabe del 7,7%, es de etnia cingalesa
(también llamada singalesa o sinhalesa). Los cingaleses son budistas en su mayor
parte, mientras que los tamiles son mayoritariamente hinduistas.
Por desgracia para ellos, los tamiles son lo que se podría llamar una etnia estratégica. Dominando ambos lados del estrecho de Palk, influyen decisivamente en el tráfico marítimo de esta región. En el mapa viene representada la zona que durante décadas fue reivindicada por los tigres tamiles como patria tamil, independiente del gobierno de Colombo. El antiguo puerto británico de Trincomalee se encuentra dentro de esta zona. Los tigres tamiles recibieron apoyo logístico, armamentístico y de otros tipos, por parte de Estados Unidos, Reino Unido, Noruega y el atlantismo en general. El imperio chola, de origen tamil, da una idea acerca de la proyección estratégica de esta etnia. Interesantemente, la región reivindicada por los tigres tamiles coincide esencialmente con la cuenca de Cauvery, donde existen importantes yacimientos de petróleo y gas natural.
La desestabilización de la etnia tamil vino de
manos de los Tigres de Liberación del Elam Tamil (LTTE), más conocidos como
tigres tamiles. La organización no sólo era un frente guerrillero y un ejército
en toda regla, sino que tenía también una rama terrorista que causó numerosos
atentados tanto en India como en Sri Lanka, una rama naval ("tigres del
mar") que destruyó el 35-50% de las embarcaciones costeras esrilanquesas y
hasta era el único grupo insurgente del mundo que mantenía una fuerza aérea
("tigres del cielo"). Muchos gobiernos y agencias de seguridad
consideraban a los tigres tamiles como uno de los grupos terroristas más
implacables y mejor organizados del mundo. El LTTE utilizó sin escrúpulos los
escudos humanos, los atentados con bomba en lugares públicos, la limpieza
étnica, la piratería y se le acusa de asesinar a 8.000 compatriotas tamiles
considerados traidores a su causa.
Tanto Rusia como Irán, China y Cuba apoyaron al
gobierno de Colombo en su lucha contra el LTTE. EEUU, Reino Unido, India,
Japón, Australia y la Unión Europea en general, han apoyado al LTTE, ya de
forma abierta o de forma encubierta. Noruega ha proporcionado asilo político a
numerosos cuadros de mando de la organización terrorista.
La insurgencia del LTTE supuso el principio de un
sanguinario y largo conflicto intermitente, la Guerra Civil de Eelam (1983-2009),
que desestabilizó gravemente el estrecho de Palk. 2007 fue un año clave:
Beijing firmó un acuerdo naval con Colombo para desarrollar el puerto de
Hambantota y Moscú mandó como asesor militar al coronel-general Moltenskoy, que
ya había luchado contra un movimiento similar al LTTE en Chechenia. Además,
EEUU firmó un acuerdo parecido, habiendo puesto a los LTTE en su lista de
organizaciones terroristas, probablemente con la esperanza de ganar influencia
en el gobierno esrilanqués, mandar asesores en antiterrorismo y poder acceder a
Trincomalee como estación de repostaje y apoyo logístico para su Séptima Flota,
localizada en la isla Diego García. En 2009, con ayuda militar china y rusa,
Velupillai Prabhakaran, líder del LTTE, fue abatido por el ejército de Sri
Lanka y el país entró en la Organización de Cooperación de Shanghai (SCO), que
incluye a Rusia, China, Bielorrusia, Mongolia e Irán entre otras.
La relación de Sri Lanka con el Collar de Perlas chino se concentra en la ciudad costera de Hambantota, al sur de la isla, uno de los puertos naturales más privilegiados del Índico, donde China ha invertido sumas astronómicas de dinero para desarrollar un puerto de aguas profundas. China es también la fuerza motora tras una planta energética de carbón en Puttalam, otro estratégico puerto natural desde el que se anima a los ciudadanos tamiles y/o musulmanes a marcharse a Australia en barco.
India tiene sus propios intereses en Sri Lanka, especialmente en Trincomalee y en el proyecto de canal de Sethu Samudram. Las aguas del estrecho de Palk son poco profundas y están llenas de arrecifes, de modo que las embarcaciones pequeñas, especialmente pesqueras, no tienen problemas a la hora de atravesarlo, pero es una vía imposible para las grandes naves (especialmente petroleros, transportes de gas natural licuado y similares). India durante mucho tiempo ha resentido el hecho de que el tráfico marítimo pasase principalmente frente a la costa sur de Sri Lanka, y espera que construyendo un canal, los barcos se acerquen más a sus costas. Espera también poder unir sus costas este y oeste con una ruta marítima navegable y sin salir de sus aguas territoriales. El proyecto ha encontrado oposición de tipo medioambientalista (en teoría porque generaría una nueva corriente marina, haría India más vulnerable a "tsunamis y otras catástrofes naturales" y destruiría formaciones de coral) y hasta religioso (romper el puente de Rama sería una especie de sacrilegio para muchos hinduistas devotos). No se puede negar que esta tendencia humana de reorganizar la Naturaleza con fines económicos sea perniciosa tanto para el planeta como para la humanidad, pero no es menos cierto que estas objeciones nunca fueron de peso a la hora de construir el canal de Suez o el de Panamá.
La relación de Sri Lanka con el Collar de Perlas chino se concentra en la ciudad costera de Hambantota, al sur de la isla, uno de los puertos naturales más privilegiados del Índico, donde China ha invertido sumas astronómicas de dinero para desarrollar un puerto de aguas profundas. China es también la fuerza motora tras una planta energética de carbón en Puttalam, otro estratégico puerto natural desde el que se anima a los ciudadanos tamiles y/o musulmanes a marcharse a Australia en barco.
India tiene sus propios intereses en Sri Lanka, especialmente en Trincomalee y en el proyecto de canal de Sethu Samudram. Las aguas del estrecho de Palk son poco profundas y están llenas de arrecifes, de modo que las embarcaciones pequeñas, especialmente pesqueras, no tienen problemas a la hora de atravesarlo, pero es una vía imposible para las grandes naves (especialmente petroleros, transportes de gas natural licuado y similares). India durante mucho tiempo ha resentido el hecho de que el tráfico marítimo pasase principalmente frente a la costa sur de Sri Lanka, y espera que construyendo un canal, los barcos se acerquen más a sus costas. Espera también poder unir sus costas este y oeste con una ruta marítima navegable y sin salir de sus aguas territoriales. El proyecto ha encontrado oposición de tipo medioambientalista (en teoría porque generaría una nueva corriente marina, haría India más vulnerable a "tsunamis y otras catástrofes naturales" y destruiría formaciones de coral) y hasta religioso (romper el puente de Rama sería una especie de sacrilegio para muchos hinduistas devotos). No se puede negar que esta tendencia humana de reorganizar la Naturaleza con fines económicos sea perniciosa tanto para el planeta como para la humanidad, pero no es menos cierto que estas objeciones nunca fueron de peso a la hora de construir el canal de Suez o el de Panamá.
Proyecto de canal de Sethusamudram. Excavar un canal en el estrecho de Palk, rompiendo el puente de Rama, ahorraría unos 650 km de trayecto a los barcos grandes, atraería el tráfico marítimo hacia las costas hindúes y daría un gran impulso a la región tamil que, recordemos, se encuentra a ambos lados del estrecho. Las aguas territoriales hindúes dejarían de estar partidas en dos e India podría pasar desde el Mar Arábigo al Golfo de Bengala sin salir de sus aguas territoriales (hasta ahora debe dar un rodeo por Sri Lanka). El final de la guerra civil de Sri Lanka en 2009 y la derrota de los tigres tamiles hacen que este proyecto sea actualmente más viable.
Colombo es también la pieza central de una
arquitectura insular de seguridad que abarca todo el Índico y que preside un denso
tráfico marítimo. Es particularmente clave su cercanía con Maldivas (donde
China está estrechando importantes lazos y desea construir una base naval) y
con la isla Diego García (base militar británica cedida a EEUU). Durante la
guerra indo-pakistaní en 1971, EEUU despachó un portaaviones al Golfo de
Bengala, en una muestra de apoyo a su aliado pakistaní e intento de
intimidación a Nueva Delhi, por aquel entonces aliada de la Unión Soviética.
El puerto esrilanqués de Hambantota se encuentra en una posición central entre los estrechos de Hormuz, Malaca y Mandeb y las penínsulas Arábiga, Indochina, Indostán y Cuerno de África, tendiendo a partir el Índico en dos. Nótese la relativa proximidad a Hambantota de las Maldivas, la isla Diego García (territorio británico del Índico donde hay una base naval estadounidense) y las Islas Cocos y Navidad (pertenecientes a Australia). Puede ser ilustrativo comparar este mapa con el mapa de rutas que vimos en la primera parte de esta serie de artículos. Un rápido vistazo a las zonas económicas exclusivas del Índico vuelve a mostrar hasta qué punto, para pasar de Hormuz y Mandeb a Malaca, hay que atravesar una cadena insular de la que Sri Lanka forma parte. La isla tiene también una posición idónea para convertirse en un hub de telecomunicaciones.
Fuente original:
La Ruta de la Seda, el Collar de Perlas y la competición por el Índico (III
de III)
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Próximo capítulo
Geopolítica del poder: La Ruta de la Seda (V)
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Geopolítica del poder: La Ruta de la Seda (III)
NOTAS
[1] Lord Carrington también
destacó apoyando, financiando y armando al movimiento muyaidín (antepasado de
los talibán) que, basado en Pakistán, luchaba contra la influencia soviética en
Afganistán. Los muyaidines, en muchos sentidos comparables a los jemeres rojos
de Pol Pot, atacaron objetivos civiles en Afganistán, destruyendo 1.800
escuelas, 40 hospitales y 110 centros de primeros auxilios, poniendo fin a la
influencia modernizante que ejercía la URSS sobre el país.
[2]
"British Foreign Policy Since 1870", Will Podmore, 2008.
[3] Más información:
http://chinese.larouchepub.com/en/node/564
http://deanhenderson.wordpress.com/2011/08/10/the-worlds-dirtiest-bank-hsbc/
[4] Y ver aquí:
http://rt.com/news/thailand-south-deadly-bombing-912/
[5] La financiación de los
maoístas con dinero negro procedente del narcotráfico del opio es un hecho poco
mencionado en la historia oficial. En la garganta de Nanniwan, provincia de
Shaanxi, los comunistas chinos montaron en 1941 un comité de producción de opio
al mando de Ren Bishi, en respuesta al bloqueo económico por parte del ejército
japonés y el Kuomintang. El opio financió las primeras repúblicas soviéticas en
China: Jiangxi y Yan’an. Más información sobre el tráfico de opio y el
movimiento comunista-maoísta en:
- "New
Perspectives on the Chinese Communist Revolution", The Blooming Poppy
Under the Red Sun (Tony Saich, Hans J. Van de Ven).
- "The
Blooming Poppy under the Red Sun: The Yan’an Way and the Opium Trade",
(Chen Yongfa, 1995).
- "Diario de Yan’an",
Peter Vladimirov (ver aquí).
http://www.chinauncensored.com/index.php?option=com_content&view=article&id=102:opium-saved-the-communist-party&catid=35:history-a-culture&Itemid=30
[6] Más información:
http://landdestroyer.blogspot.com.es/2011/11/burmese-pro-democracy-movement-creation.html
[7] Más sobre el proyecto de
Dawei:
http://www.globalasia.org/V6N4_Winter_2011/Pavin_Chachavalpongpun.html?PHPSESSID=27e2e5f1eea77f9e245c911358886d55
[8] Especialmente desde
principios de los años 90, revistas como el National Geographic y otros medios
de prestigio internacional, nos presentan cómo es la vida en los suburbios chabolistas
indostanos, las favelas brasileñas, las villa-miseria nigerianas y similares,
describiendo estas sociedades como "vibrantes", "vitales",
"coloridas", "auténticas", "espontáneas",
"alegres", "festivas", "dinámicas", etc. Parece
que lo que le interesa a la globalización es extender este modo de vida austero
de felicidad en el seno de la miseria y de fatalista conformismo rebañil en el
seno de la esclavitud. La huella ecológica que produce el estilo de vida de las
clases blancas de Occidente no es sostenible en comparación con los hábitos de
"reutilización de recursos" (buscar en la basura, construir chabolas
a partir de chapa, madera y coches abandonados, tener hijos aun bebiendo agua
corrompida, vivir de sobras) de la sociedades urbanas del Tercer Mundo. Puede
que la globalización desee que Londres, París, São Paulo, Madrid, Roma, Berlín,
Ámsterdam, Estocolmo o Nueva York, se parezcan cada vez más a un suburbio
proletario masificado de Calcutta, Lagos, Karachi, El Cairo, Manila, Yakarta o
Ciudad de México: mano de obra barata, el sueño de las multinacionales
esclavistas.