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03 noviembre 2017

Trump y el secesionismo









por Thierry Meyssan


Los neoconservadores pretendían realizar una «revolución mundial» exportando su «democracia» mediante la guerra. Pero el presidente Trump basa su política exterior en el respeto de la soberanía de los Estados. Por eso interrumpió todo respaldo estadounidense a los separatismos. Thierry Meyssan recuerda en este artículo las ambigüedades de la posición de Estados Unidos sobre las secesiones y señala los puntos comunes entre los acontecimientos que vemos en Kenya, Irak y España.


Durante los últimos años, la CIA ha respaldado movimientos secesionistas a favor de los luos en Kenya, de los kurdos en Irak y de los catalanes en España. Esas poblaciones, que esperaban alcanzar la creación artificial de nuevos Estados independientes, se han visto abandonadas por Estados Unidos desde que Donald Trump llegó a la Casa Blanca y se hallan ahora al borde del colapso.


Estados Unidos: secesión pero sólo al servicio del saqueo organizado




Estados Unidos siempre ha tenido una visión cambiante del derecho de los pueblos a disponer de sí mismos.

En 1861, Washington no toleró que los Estados del sur pretendieran seguir viviendo como una Confederación mientras que los del norte tenían intenciones de imponer una Federación con derechos de aduana y un banco central único. Desde el momento mismo de su llegada a la Casa Blanca, el presidente Abraham Lincoln reprimió la secesión. Si bien la cuestión de la esclavitud se convirtió en una cuestión moral que identificaba a cada bando, eso sucedió sólo durante el desarrollo de la guerra –ya iniciada por aquella otra razón– entre nordistas y sudistas. Hoy resulta fácil olvidar el millón de muertos que costó aquella guerra y condenar a los confederados como racistas, cuando en realidad la cuestión de la esclavitud no se tenía en cuenta en aquel momento, lo cual se demuestra en el hecho que también había Estados esclavistas en el bando de los nordistas.

En el momento de la construcción del canal de Panamá, justo antes de la Primera Guerra Mundial, Washington inventó un pueblo panameño, apoyó aquel movimiento separatista contra Colombia y Estados Unidos fue el primer país que reconoció la independencia de Panamá. Washington instaló entonces allí una importante base militar y se apropió de facto de los trabajos del Canal en las mismas narices de los inversionistas franceses. En cuanto a la seudo independencia, el presidente panameño Omar Torrijos –que renegoció en 1977 la soberanía panameña sobre el Canal interoceánico– nunca llegó a verla ya que murió en un extraño accidente aéreo. Tampoco llegó a verla el jefe del estado mayor, el general Manuel Noriega, porque Washington decidió deshacerse de él después de la guerra sucia estadounidense contra los sandinistas nicaragüenses, acusándolo de tráfico de droga, e invadió Panamá en 1989. Durante la invasión estadounidense, denominada Causa Justa por el Pentágono, el general Noriega fue hecho prisionero por las tropas de Estados Unidos y Panamá fue devastado.

El hecho es que Washington carece de autoridad moral en materia de derecho de los pueblos a disponer de sí mismos.


El senador Obama y su primo Raila Odinga.


Kenya: sobre el «uso correcto» del racismo


Kenya sólo cuenta 53 años de independencia. A pesar de la gran influencia de su partido comunista durante la lucha por la independencia, la organización de la población sigue siendo de carácter tribal. Debido a ello, el conflicto entre el presidente saliente Uhuru Kenyatta y su eterno rival Raila Odinga es, en primer lugar, una cuestión de rivalidad entre los kikuyus (22% de la población) y los luos (13% de la población). Pero al aliarse con los kalenyins, los luos pueden obtener el apoyo de un 24% de los electores. Durante los últimos años, ambos bandos han logrado obtener la mayoría en diferentes momentos, debido a las fluctuaciones de la efímera alianza entre luos y kalenyins. Históricamente son principalmente los kikuyus quienes lograron la independencia del país y enfrentaron, en los años 1950, la increíble barbarie de la represión británica [1]. Fueron también los kikuyus quienes obtuvieron la presidencia en 1964, en la persona de Jomo Kenyatta. Este último nombró primer ministro a un líder luo, Oginga Odinga, que se había implicado a su lado en la lucha contra el apartheid y contra el acaparamiento de tierras por parte de los colonos. Pero aquel tándem no funcionó y hoy, medio siglo después, el país se halla inmerso en un conflicto que perdura desde aquella época y en el que ahora se enfrentan los hijos de aquellos líderes.

Todo intento de dar a esa rivalidad una lectura política alcanza rápidamente sus límites dado el hecho que ambos bandos han cambiado repetidamente de opiniones y de alianza. Lo único que no ha cambiado es su diferencia étnica. Ninguna democracia puede funcionar dentro de una sociedad basada en criterios tribales o étnicos y se necesita al menos un siglo para pasar de la simple fidelidad a un clan a una responsabilidad personal. Es necesario, por tanto, que cada cual vea a Kenya como lo que realmente es: una sociedad en plena transición donde no pueden funcionar a plenitud ni las reglas étnicas, ni las reglas de la democracia.

En 2005, el presidente kikiyu establece una alianza con China. En respuesta, la CIA respalda a su oponente luo. La CIA descubre entonces que un miembro del Senado estadounidense es descendiente de un luo y que el padre de ese congresista estadounidense había sido el consejero de Oginga Odinga. Así que la CIA organiza un viaje de ese senador a Kenya para que respalde a Raila Odinga. En lo que constituye un acto flagrante de injerencia en la vida política local, el senador por Illinois Barack Obama participa en una serie de mítines electorales con Raila en 2006, afirmando incluso ser su primo [2].

Como Estados Unidos organizó una gran provocación enviando a los luos SMS racistas en el momento de la proclamación de los resultados de la elección presidencial y todo aquello desembocó en enfrentamientos que arrojaron como saldo más 1 000 muertos y 300 000 personas desplazadas, toda la operación fue borrada de las memorias.

Cercana al Pentágono, Cambridge Analytica (CA), que participó en la campaña de Ted Cruz por la investidura republicana para la elección presidencial estadounidense de 2016, también estuvo al servicio Uhuru Kenyatta durante sus campañas presidenciales en 2013 y 2017, o sea en momentos en que Steve Bannon era –por poco tiempo– accionista de esa firma [3]. Odinga, por su parte, recurrió a Aristotle Inc., compañía que pudiera estar vinculada al asesinato de Chris Msando, el número 2 del servicio informático de la comisión electoral, abatido por desconocidos el 29 de julio [4].

En todo caso, gracias al desorden reinante en el servicio de informática de la comisión electoral, Raila Odinga logró que se anulara la elección presidencial de 2017 y se negó a presentarse al convocarse el nuevo escrutinio. La idea consistía en iniciar una secesión en tierras de los luos. Odinga reivindicaría entonces la anexión de los territorios luos del oeste y del centro de África en nombre del trabajo realizado en el pasado por su padre, el Ker (líder espiritual) de los luos, Oginga Odinga.

Pero esta vez la embajada de Estados Unidos se mantuvo alejada de su antiguo protegido. Después de haber boicoteado el segundo escrutinio de la elección presidencial, Raila Odinga, al verse súbitamente abandonado, acaba de exigir una nueva anulación y un tercer escrutinio.


El ejército iraquí libera Kirkuk de la ocupación de los kurdos.


Kurdistán iraquí: como en Israel y Rhodesia, independencia para los colonos


En el marco de su rediseño del Medio Oriente ampliado, el Pentágono se había planteado, desde el 11 de septiembre de 2001, desmembrar Irak en 3 Estados separados, uno de los cuales estaría reservado a la población kurda. Una variante de esa idea se impuso después de la proposición del Council on Foreign Relations, en 2006, de convertir Irak en una federación con 3 regiones autónomas [5]. Ese proyecto fue llevado al Senado estadounidense, de manera bipartidista, por el senador demócrata Joe Biden y el republicano Sam Brownback. Pero el estado mayor israelí empujó para que esas 3 entidades fuesen independientes, para poder instalar en ellas sus misiles precisamente en la frontera del norte de Siria y en la frontera oeste de Irán.

El término «kurdo» designa a un pueblo nómada que vivió moviéndose por todo el Medio Oriente. En el siglo XIX, algunos de esos nómadas se estabilizaron en la actual Turquía, en una región donde se hicieron mayoritarios. Durante la operación «Tormenta del Desierto», en 1991, Estados Unidos y el Reino Unido impusieron dos zonas de exclusión aérea. Una de ellas se convirtió en refugio de los kurdos que se oponían al presidente iraquí Saddam Hussein. Como la sociedad iraquí está organizada de manera tribal, los kurdos sunnitas seguían a la familia Barzani mientras que los kurdos chiitas seguían a la familia Talabani y los kurdos yazidíes seguían al Baba Cheikh (líder espiritual). Con el reagrupamiento de esa población en la zona de exclusión aérea, surgió una rivalidad entre los Barzani y los Talabani. Los Barzani recurrieron al presidente Saddam Hussein para deshacerse de los Talabani, pero Saddam Hussein tenía otros planes. En todo caso, con la caída de «Saddam», en 2003, Estados Unidos puso a los Barzani a la cabeza de la región que desde entonces se dio en llamar «Kurdistán iraquí».

Durante la guerra contra Siria, la CIA utilizó el Kurdistán iraquí principalmente para abastecer con armas a los yihadistas. En 2014, cuando la CIA organizó el califato, autorizó a los Barzani a aprovechar la confusión para conquistar nuevos territorios. Los Barzani ampliaron así su feudo en 80%, anexando zonas pobladas por árabes musulmanes y cristianos. De paso, los Barzani también permitieron que los yihadistas masacraran y esclavizaran a los kurdos yazidíes.

Cuando, en un giro de 180 grados en relación con la política imperialista de Estados Unidos, el presidente Trump decidió liquidar el Emirato Islámico (Daesh) y su ejército se dedicó verdaderamente a esa tarea, las poblaciones no kurdas que vivían bajo el yugo de los Barzani reclamaron volver nuevamente a estar bajo la autoridad del gobierno central de Bagdad. El presidente Massud Barzani, quien para justificar su propia permanencia en el poder más allá de la expiración de su mandato afirmaba que era imposible hacer elecciones en plena guerra, organizó un referéndum de independencia. Su objetivo era regularizar su permanencia en el poder y lograr al mismo tiempo reconocimiento internacional para sus conquistas territoriales.

Durante la campaña que antecedió el referéndum, los Barzani aseguraron que disponían del respaldo de 80 países, entre ellos Estados Unidos y Francia, Estados todos que acudirían en ayuda del Kurdistán independiente si Irak y sus vecinos se negaban a reconocer su independencia. Los aliados de Barzani declararon públicamente que no era el momento adecuado para proclamar la independencia del Kurdistán iraquí, pero no desmintieron la posición que los Barzani les atribuían, con excepción de Israel que apoyó públicamente la independencia. Más sutiles, numerosos países enviaron representantes de alto nivel al Kurdistán iraquí, sugiriendo así –más con el gesto que con la palabra– que efectivamente apoyaban a los Barzani.

Pero cuando los Barzani, ya después del escrutinio “arreglado”, anunciaron que el 92% de los kurdos participantes apoyaba la independencia, y por ende la dictadura del clan Barzani, Irak, Turquía e Irán amenazaron con intervenir militarmente… sin que reaccionara ninguno de los 80 países que según decían los Barzani acudirían en su ayuda. ¿Por qué? Porque entre tanto el presidente Trump se opuso tanto al proyecto de partición de Irak como al reconocimiento de las conquistas territoriales de los kurdos iraquíes.

Así que el globo se desinfló abruptamente. Turquía e Irán se preparaban para invadir conjuntamente el nuevo Estado, pero se les adelantó la intervención del gobierno central iraquí. En 48 horas, las tropas de Bagdad liberaron los territorios que Erbil había anexado, de donde huyeron más de 100 000 colonos kurdos. Las fuerzas de Bagdad se abstuvieron de continuar su avance hacia Erbil, admitiendo con ello implícitamente la legitimidad de las reivindicaciones históricas del pueblo kurdo pero rechazando a la vez las pretensiones de los Barzani sobre un supuesto Kurdistán en territorio árabe.

Son muy numerosos los kurdos iraquíes que se negaron a apoyar la independencia del seudo Kurdistán. En primera fila estuvieron los yazidíes, que el 25 de julio crearon su propia provincia autónoma: Ezidikhan [6]. También la rechazaron los cantones de Germian y de Suleimaniyé, los más duramente reprimidos en tiempos de Saddam Hussein, que boicotearon el referéndum [7], así como los chiitas y la familia Talabani –que acogieron al general Qasem Soleimani, de los Guardianes de la Revolución iraníes, quien había llegado para preparar la liberación de los territorios árabes que habían anexado los Barzani– y finalmente colonos que se habían instalado en Kirkuk y que ahora se ven en una situación similar a la de los franceses que residían en Argelia cuando ese país alcanzó la independencia.

Aislado, Massud Barzani acaba de dimitir, probablemente a favor de su sobrino Nechirvan Barzani.



Cataluña: falsos secesionistas y verdaderos conspiradores


Catalonia Today”, la revista en inglés de Carles Puigdemont, dirigida a sus padrinos anglosajones.


Muchos se imaginan que el independentismo catalán surgió al calor de la resistencia contra el fascismo. Es falso. El primer partido independentista catalán, Estat Català, se fundó en 1922, o sea justo antes de las dictaduras de Miguel Primo de Rivera y de Francisco Franco en España.

También imaginan que su fundador, Francesc Macià quería crear un Estado independiente que nunca había existido para salvar del fascismo la región de Barcelona. Es falso. Macià pretendía anexar Andorra, el sudeste de Francia y parte de la isla italiana de Cerdeña ya que, según él, «Cataluña» se hallaba bajo la opresión de Andorra, España, Francia e Italia.

Muchos imaginan que los independentistas catalanes son pacifistas. Falso. En 1926, Francesc Macià intentó dar un golpe de Estado después de haber reclutado para ello un centenar de mercenarios italianos y haber reunido un ejército.

Muchos imaginan que los independentistas catalanes son históricamente de izquierda. Falso. En 1928, cuando Francesc Macià fundó en La Habana el Partido Separatista Revolucionario de Cataluña, lo hizo con ayuda del dictador pro-estadounidense cubano Gerardo Machado.

Los independentistas catalanes nunca han tenido apoyo de los Estados antiimperialistas. La URSS no los respaldó ni siquiera durante la guerra de España –a pesar de que Francesc Macià viajó a Moscú en busca de ayuda soviética y obtuvo entonces respaldo de Bujarin y Zinoviev. Su máximo resultado en ese sentido fue establecer alianzas con algunos miembros de la Segunda Internacional.

Proclamándose seguidor directamente de Macià, y no de su ex patrón Jordi Pujol, y respaldando así implícitamente el proyecto de anexión de Andorra, y de una parte de Francia y de Italia, Carles Puigdemont nunca trató de disimular que tenía apoyo de los anglosajones. Como periodista, creó una publicación mensual para mantener a sus sponsors al tanto de la evolución de su lucha. Esa publicación no se redacta en catalán ni en español sino… en inglés, se llama Catalonia Today y su esposa, la rumana Marcela Topor se convirtió en su redactora en jefe.

Puigdemont dirige además asociaciones que promueven el independentismo catalán, pero no en España sino en el extranjero, con financiamiento del multimillonario George Soros [8].

Los independentistas catalanes, al igual que sus homólogos luos kenyanos y kurdos iraquíes, pasaron por alto el cambio de inquilino en la Casa Blanca. Apoyándose en el «Parlament» catalán, donde tienen la mayoría de los escaños, aunque obtuvieron una minoría de votos durante su elección, proclamaron la independencia luego del referéndum realizado el 1º de octubre de 2017. Creían poder contar con el respaldo de Estados Unidos y, por ende, con el apoyo de la Unión Europea. Pero el presidente Trump no los apoyó, como tampoco apoyó a los luos kenyanos ni a los kurdos iraquíes. Así que la Unión Europea se mantuvo en contra de su nuevo Estado.


Conclusión

Los ejemplos anteriormente mencionados de secesionismo no tienen absolutamente nada que ver con la descolonización que dio lugar al nacimiento del derecho de los pueblos a disponer de sí mismos. Por otra parte, se trata, en los 3 casos, de Estados que sólo serían viables si anexaran otros territorios que no tienen nada que ver con ellos ni tienen aspiraciones independentistas, anexiones que ambicionan Raila Odinga y Carles Puidgdemont y que Massud Barzani había logrado concretar.

Está de moda decir que el presidente Trump es un enfermo mental, que apoya a los nostálgicos de la Confederación racista y que carece de política exterior. Sin embargo, podemos comprobar que por el momento ha logrado detener las operaciones de sus predecesores y mantener una relativa estabilidad en Kenya, en Irak y en España. Eso merece subrayarse.


Thierry Meyssan
Red Voltaire




NOTAS:
 [1] Web of Deceit: Britain’s Real Foreign Policy, Mark Curtis, Random House, 2008.
[2] «La experiencia política africana de Barack Obama», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 10 de marzo de 2013.
[3] “Uhuru hires data firm behind Trump, Brexit victories”, Gideon Keter, The Star (Nairobi), 10 de mayo de 2017.
[4] “Canadian working with Kenya opposition party detained, to be deported”, The Globe and Mail, 5 de agosto de 2017. “An American working for the Kenyan opposition describes his harrowing abduction and deportation”, Robyn Dixon, Los Angeles Times, 10 de agosto de 2017.
[5] “Unity Through Autonomy in Iraq”, Joe Biden y Leslie H. Gelb, The New York Times, 1º de mayo de 2006.
[6] “Establishment of the Provisional Government of Ezidikhan”, Voltaire Network, 25 de julio de 2017.
[7] «Le Kurdistan n’a pas besoin de grands propagandistes», Aras Fahta y Marwan Kanie, Le Monde, 18 de mayo de 2017.
[8] “George Soros financió a la agencia de la paradiplomacia catalana”, Quico Sallés, La Vanguardia, 16 de agosto de 2016.

02 junio 2015

El premio Nobel de la Paz: Manipulación secreta para la guerra




por: Tito Andino U.




Fue voluntad de Alfred Nobel que debía reconocerse y recompensar a la personalidad que haya realizado la mayor o la mejor contribución al acercamiento entre los pueblos, a la supresión o a la reducción de los ejércitos permanentes, a la reunión y a la propagación de los progresos por la paz. Alfred Nobel encomendó al parlamento noruego nominar a quienes se merecían el Premio, por intermedio de un comité de cinco personalidades comprometidas con la paz. Los tiempos corren y Noruega ha dejado de ser neutral al integrarse en la OTAN. Hoy el parlamento noruego elige los integrantes del Comité en sus propias filas.

Han pasada decenas de años, referéndums rechazados por la población que dijo en dos ocasiones no a la Unión Europea, pero a la final Noruega cedió, su principal impulsor fue el ex primer ministro Thorbjorn Jagland y, antes de su destitución en marzo de 2015, presidente del Comité del Premio Nobel (degradado a “simple” miembro del comité). También Jagland se mantiene como secretario general del Consejo de Europa, cargo con el que apoyó el golpe de estado fascista en Ucrania.
         
Puede ser contradictorio, pero el Premio Nobel de la Paz se ha transformado en un medio para difundir la guerra.

Cada año, un 10 de diciembre, fecha que se recuerda el fallecimiento de Alfred Nobel, el Comité Noruego del Premio Nobel celebra la entrega de ese reconocimiento a la PAZ. La ciudad de Oslo alberga la ceremonia que es presidida por la realeza noruega y se cierra con un banquete de gala. Indudablemente, no solo los nominados están presentes (en muchos casos no), sino que aflora la aristocracia europea, delegados de organismos internacionales y otros selectos invitados de alto nivel, que no brillan precisamente por mantener la paz.

Debe quedar evidenciado que los Nobel de La Paz fueron infiltrados desde muy temprano, las connotaciones sociales a nivel internacional son demasiado grandes, los intereses regionales y juegos geoestratégicos dependen en medida de quien es designado el “Pacificador” del año. Este galardón hoy no es más que un instrumento político imperialista (salvo honrosas excepciones). 

Mucha gente pensará que no hay protestas al respecto, pero si que las hay en los últimos años; mas, la composición del jurado del Nobel de la Paz hace oídos sordos. Este selecto grupo se aferra a un guión político y otorga el premio a protagonistas que no reúnen los méritos. Ya en marzo de 2012 el consejo sueco de vigilancia de la Fundación Nobel hizo un llamado a los miembros del Comité para que den lectura a la voluntad de Alfred Nobel, sin éxito. Amparados en estrictas reglas de conservación del secreto, el Comité que otorga el Nobel de la Paz no responde a ninguna clase de crítica.

No podría precisar desde cuando se prostituyó este organismo, pero hagamos un poco de historia:

Los primeros signos de esa manipulación empezaron ser latentes ya por la década de los 30 del siglo pasado. Primero fue Benito Mussolini en el 1935, a quien intentaron nominarlo y luego Adof Hitler en el 1939, nominado al máximo galardón que premia el esfuerzo para quienes difunden el mensaje de paz en la humanidad y no para quienes evitan una guerra inminente, pero que al poco tiempo desataron la guerra por sus órdenes directas.



En el caso del Fuhrer alemán, su candidatura fue propuesta por el parlamentario sueco E.G.C Brandt. El Comité Nobel aceptó la nominación, aunque finalmente concedió el premio a la Oficina Internacional Nansen para los Refugiados. Hitler perdió por mayoría de votos, pero sus “cualidades” si que fueron estudiadas por el Comité. Alguien o algunos opinaban que gozaba de ese derecho por haber conseguido la “Paz para Europa”, según palabras del primer ministro británico Chamberlein, en las negociaciones de Munich de 1938 que terminaron cediendo los Sudetes a Alemania. Esa distinción para el Nobel y otros hechos históricos fueron censurados, archivados o desaparecidos después de la Segunda Guerra Mundial. (1)

En el caso de Benito Mussolini, en 1935 algunos catedráticos de Derecho de la Universidad de Giessen – Alemania propusieron la nominación para  el Premio Nobel de la Paz al Duce italiano. En este caso el Comité no aceptó la candidatura (porque no fue propuesta por el parlamento noruego).

Es verdad que estos personajes no ganaron el Nobel, pero tampoco deberíamos tomar ese hecho como una simple anécdota de la historia, lo cual constituiría un error. El hecho que alguien o alguna organización haya propuesto su nominación es de por si un precedente macabro.

El ejemplo de esa política institucionalizada quedó reflejada en el 2009: “Por sus extraordinarios esfuerzos para fortalecer la diplomacia internacional y la cooperación entre los pueblos. El Comité ha dado especial importancia a la visión de Obama de un mundo sin armas nucleares y a sus esfuerzos para lograrlo”; por tanto, el ganador es… Barak Obama !.




Los “esfuerzos” para mantener la “paz” de éste singular caballero han sido "reconocidos". A cuál mal intencionado le puede quedar el más mínimo resquicio de duda? Acaso no ha conservado y, en otros casos, llevado la  paz a Libia, Siria, Afganistán, Ucrania, etc, o es que usted duda que no ha conseguido un acuerdo nuclear con Irán?. Quien ose pensar lo contrario del Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica no es más que una sanguijuela conspiranoica. 

Antes de recibir su codiciado premio por fomentar la “paz mundial”, el señor Obama había manifestado sus intenciones de fortalecer la presencia militar estadounidense y de la OTAN en Afganistán, para incrementar las operaciones bélicas contra los talibán (o mejor dicho contra los grupos rivales que compiten por el control del narcotráfico).


Un nominado para el 2015

Para que no quede dudas, se trabaja arduamente para la nominación de un personaje en el 2015. Por ser un paladín de la paz, los derechos humanos y la tolerancia, ese “derecho” podría recaer en manos del presidente en funciones de Ucrania Petro Poroshenko… 

Una carta filtrada con fecha 19 de mayo 2015, presuntamente enviada por el Presidente del Parlamento de Ucrania, Vladimir Groysman al encargado de negocios de la Embajada de Estados Unidos en Oslo, agradece "los esfuerzos que han hecho para tener a Petro Poroshenko Oleksiyovych nominado para el Premio Nobel de la Paz". El texto de dicha carta afirma: "Todavía tenemos en cuenta sus garantías de apoyo por los dos miembros del Comité Nobel como insuficiente", ya que hay cinco miembros del Comité, y el apoyo de 3 de ellos es necesario.
"Esperamos más esfuerzos encaminados al cambio de posición de Berit Reiss-Andersen, Inger-Marie Ytterhorn y especialmente el de la Presidencia del Comité Nobel Kaci Kullman Five. Respecto a esta última, se recomienda que usted tome ventaja de la información que se va a recibir de Alemania. Sus colegas en Berlín nos han asegurado que el expediente pronto será entregado a la Embajada de Estados Unidos en Oslo. Es de suma importancia para el señor Porshenko tener garantías firmes de que se le concederá el Premio Nobel de la Paz 2015, ya que se podría destacar el apoyo unánime de la integridad de Ucrania por la comunidad democrática del mundo". Ustedes podrán leer el texto completo en inglés en el siguiente enlace (2).

Fotomontaje que refleja la actual situación del gobierno ucraniano. El Presidente Poroschenko en uniforme de SS-Obergruppenführer y General de las Waffen-SS alemanas en la segunda guerra mundial.


Más arriba mencionamos a Thorbjorn Jagland, ex presidente del Comité y hoy simple miembro de ese órgano. Pues bien, desde su otro cargo (Secretario General del Consejo de Europa) garantiza su apoyo a Poroshenko y como miembro del Comité de los Premios Nobel ha dado su beneplácito para que sea laureado este año. La carta citada arriba que habla de la garantía de dos miembros del Comité para nominar al presidente ucraniano se refiere precisamente a Jagland.

Y, otro nominado para el 2015, un opositor  al gobierno ruso, Dmitry Muratov, editor de un periódico ruso que critica asiduamente al presidente Putin. Clarísimo o no?

Ya con esto último, al lector le convendría dar un portazo a este artículo. 

A estas alturas debería tener una visón general, el Nobel de la Paz se ha convertido en un fraude monumental (me siento tentado a usar el término “porquería”, mas, quiero controlarme un poco). Pero, si el gentil lector quiere seguir indignándose con todas las inmundicias que hay entre bastidores, ármese de paciencia, respire y sobre todo no ataque a los noruegos, ese bonito y pacífico país no tiene la culpa de pertenecer hoy a la OTAN y tampoco es responsable por la conjura que un grupo de conspiradores hacen en nombre de la Paz.

Entre otros detalles, el anuncio del Comité del Premio Nobel sobre el premio Nobel de la Paz de 2009 (Obama), dice:
“El diálogo y las negociaciones son los instrumentos preferidos para resolver aun los conflictos internacionales más difíciles. La visión de un mundo libre de armas nucleares ha estimulado poderosamente las negociaciones de desarme y control de armamentos. Gracias a la iniciativa de Obama, Estados Unidos ahora desempeña un papel más constructivo para hacer frente a los grandes desafíos climáticos que afronta el mundo. La democracia y los derechos humanos serán reforzados. Muy pocas veces una persona ha captado la atención del mundo y le ha dado a su pueblo esperanza para un mundo mejor en la misma medida en que lo ha hecho Obama. Su diplomacia se funda en el concepto de que los que han de dirigir al mundo deben hacerlo basándose en los valores y actitudes que comparte la mayoría de la población del mundo”.

Thierry Meyssan se pregunta: “A decir verdad, no se sabe qué resulta más sorprendente: la atribución de tan prestigiosa distinción a Barack Obama o la grotesca farsa que la acompaña, o quizás el método utilizado para corromper al jurado y desviar ese premio de su vocación inicial”. (3)

Las promesas del señor Obama se cumplen, por algo se le concede tan prestigioso galardón, al poco tiempo de su coronación como “pacificador” del 2009 emprendió su campaña para llevar el “mensaje de la paz” a Afganistán y Pakistán vía drones que, supuestamente, eliminan de forma selectiva a los enemigos de la paz, como dice el filosofo italiano Domenico Losurdo (4) “desde el cielo, «eliminan» «terroristas», potenciales «terroristas» y sospechosos de «terrorismo»”. Para el presidente Obama los drones tienen una particularidad, “solo” matan a los enemigos y evitan las bajas en sus propias fuerzas, los que digan lo contrario son unos bellacos mentirosos.

Podríamos razonar que el premio nobel de la paz 2009 ha dicho que los drones no ocasionan “víctimas colaterales”, cómo pueden pensar que con tan sofisticados aparatos voladores se vaya asesinar  indiscriminadamente a cientos de inocentes civiles? Solo se mata a blancos específicos, de acuerdo?. Por desgracia, las palomas mensajeras para contactar con el enemigo ya no se utilizan, hoy se envía un mensaje de paz vía dron, así de sencillo. A la final el prestigio del nobel de la paz es lo que vale y no lo que piensen los sencillos ciudadanos afganos y paquistaníes.  

Curiosamente, el país que más guerras ha fomentado y ha participado desde su fundación es el que ostenta el record de premios nobel de la paz concedidos a políticos involucrados en mayor o menor grado en conflictos bélicos: Theodore Roosevelt, Woodrow Wilson, Charles Gates Dawes, Cordell Hull, General George Marshall, Jimmy Carter, Al Gore, Barack Obama: y, sorpréndase hasta Henry Kissinger. No solo eso, en los últimos años, el Nobel de la Paz no se ha entregado a militantes pacifistas sino en favor de personas que gozan del padrinazgo de la OTAN, como veremos en la lista a continuación.

El filósofo italiano Domenico Losurdo, en el 2010 (5) denunciaba las maniobras del jurado del premio Nobel de la Paz en apoyo al imperialismo. Nos recordaba brevemente los últimos galardonados con el premio Nobel de la Paz después del 11-S

2003 Shirine Ebadi. Por aumentar la presión contra Irán

2004 Wangari Muta Maathai. Por presionar a Kenia y otros países africanos que establecen vínculos con China o que intentan acercarse a China.

2005 AIEA y Mohamed ElBaradei. Por haber neutralizado a Hans Blix y haber permitido la guerra contra Irak.

2006 Muhammad Yunus y la Grameen Bank. Por financiar la pobreza. Prestando dinero a gente muy pobre y a personas no solventes, con una tasa de cambio dos veces más alta que la del mercado.

2007 GIEC y Al Gore. A la primera por haber inventado la falla de software del año 2000: y, al segundo, por justificar el financiamiento de la ecología, la Bolsa de Valores y el negocio resultante de los derechos de emisión de gases CO2

2008  Martti Ahtisaari. Por haber hecho fracasar las negociaciones con la República de Serbia y haber justificado la guerra de Kosovo

2009  Barack Obama. Por haber dado un nuevo look a Estados Unidos, continuando al mismo tiempo las guerras imperiales.

2010 Liu Xiaobo. Disidente chino, por aumentar la presión internacional contra China, quien luego de vivir en Estados Unidos regresó a su país y participó en la revuelta de la Plaza Tiananmen.

2012 La Unión Europea. Por ser un gran ente económico – militar  exportador de armas. Porque dos de sus miembros poseen armas atómicas y se oponen al desarme nuclear y; sobre todo, por haber sido designados para llevar la “democracia” a muchas naciones africanas y por haber fomentado el “dialogo”, la “paz” y no haber apoyado a terroristas islámicos en Libia, Siria, Irak, etc.

Sobre los motivos del premio a Liu Xiaobo, Domenico Losurdo, escribió en octubre del 2010 un interesante artículo: ”Nobel de la guerra para los señores del «Nobel de la Paz»”. Ante el ascenso de China, Washington responde con la política de contención (containment), fortaleciendo su potencial y alianzas militares. Esa maniobra (otorgar el nobel al disidente chino) se da conjuntamente  con la amenaza de guerra comercial contra China y el intento de movilizar tropas americanas hacia el Lejano Oriente.

Entre las acusaciones a China, las ya clásicas violaciones a los derechos humanos y el apoyo a regímenes terroristas: Sudán, Birmania, Corea del Norte, Irán, Siria… La explotación de los obreros, en consecuencia, el mundo debe boicotear los productos chinos y limitar los intercambios económicos y comerciales con ese país. Está claro no?. Es el inicio de la guerra contra China, su primera fase: declaración de la guerra comercial.

Es difícil, afirma Dominico Losurdo, calificar de “no violento” a Obama,  que ha llevado a su país a varias guerras a la vez y que gasta en armamento más dinero que todos los países del mundo juntos. Obama pidió la inmediata liberación de Liu Xiaobo. Pero, por qué no libera él a  los detenidos sin juicio en Guantánamo?. Por qué no presiona por la liberación de miles de palestinos, muchos adolescentes, encarcelados por Israel?

A nadie debe quedarle resquicio de duda, el Comité de los Premios Nobel de la Paz prefiere “el resurgimiento de la antigua arrogancia colonialista e imperialista, el comportamiento real de los señores del «Premio Nobel de la Paz» sólo merece hoy en día el Nobel de la guerra”. (6)


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NOTAS

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