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21 junio 2024

Operación "Paperclip": Datos que quizá usted desconoce



por Tito Andino U.

Recopilación y síntesis de  varias lecturas

en inglés y castellano.


Probablemente ya no es de mucho interés hablar sobre el "Paperclip", es decir, la operación militar que trasladó cientos de científicos nazis a los Estados Unidos, la historia de Wernher von Braun y otros tantos profesionales técnicos en misiles, aeronáutica y diseños aeroespaciales, el tema está ampliamente documentado, incluso con mirar excelentes documentales en Youtube sería suficiente para conocer el tema sobradamente.

Dos libros, con un material documental increíble, siguen siendo parte de las mejores investigaciones sobre el tema, nos basamos preferentemente en ellos para desvelar la trama (más otras fuentes que se irán citando), "Proyect Paperclip. German Scientists and the Cold War" (1971) de Clarence G. Lasby; y,  "Operation Paperclip: The Secret US Intelligence Program That Brought Nazi Scientists to America" (2014) de Annie Jacobsen. Unas últimas investigaciones de importancia utilizan ya documentos desclasificados a principios del siglo XXI. "The Brothers: John Foster Dulles, Allen Dulles, and Their Secret World War", de Stephen Kinzer (columnista de The Guardian), 2013; y, "The Nazis Next Door: How America Became a Safe Haven for Hitler's Men", del premio Pulitzer, Eric Lichtblau del The New York Times (2014). 

"Paperclip" tiene algunos aspectos poco conocidos o que conociéndolos pasan inadvertidos pero relevantes dentro del contexto general del tema. Por ejemplo, en marzo de 1944, la Gestapo se enteró que Wernher von Braun había expresado en público su posición derrotista sobre las posibilidades de Alemania en la guerra y que su deseo era diseñar una nave espacial en lugar de un arma. Los líderes de las SS utilizaron esa información, junto con el cargo falsificado de que von Braun tenía inclinaciones comunistas, para encarcelarlo durante dos semanas en la sede de la Gestapo en Stettin. (No importó que von Braun haya tenido un grado honorario equivalente a mayor o comandante de las SS en 1943, fue un SS-honorario de 1940-1945).


Antecedente

La pseudo ciencia en el país nazi o el "socialismo mágico" impulsó inadvertidamente el desarrollo del arma nuclear estadounidense.



Comúnmente ignoramos que la Alemania nazi, en las altas esferas del poder, estaba dirigida por místicos, brujos y otros charlatanes chiflados. Los nazis no triunfaron por su doctrina política, económica o social, si no por la sigilosa imposición en la conciencia colectiva alemana de principios religiosos y "mágicos". 

Para alguien culto no es novedad saber que el nazismo fue rabiosamente anti-intelectual, mandó a la hoguera libros científicos y rechazó el estudio de los físicos teóricos del campo "enemigo" por ser "judeo-marxistas" implantando la "ciencia aria". "Hay una ciencia nórdica y nacionalsocialista que se opone a la ciencia judeoliberal" declaraba Hitler. 

Los nazis rechazaron la ciencia para dar paso a la pseudo ciencia al estilo del austríaco Hans Horbinger, sí, aquel personaje de la teoría del "hielo eterno" (WEL) y de otros partidarios de teorías como la "tierra cóncava". Por lo mismo, no debe sorprender que la educación (adoctrinamiento) en la enseñanza escolar de la era nazi impartiera materias sobre mitos y doctrinas cosmologías absurdas, esa fue la ‘ciencia oficial’ en la era de la Alemania nazi.


Hans Horbinger

Hans Horbinger en el verano de 1925 remitió una carta "profética" a la casa de todos los sabios de Alemania y de Austria. Era un ultimátum: "Es preciso elegir entre estar con nosotros o contra nosotros. De la misma manera que Hitler limpiará la política, Hans Horbiger barrerá las falsas ciencias. La doctrina del hielo eterno será el símbolo de la regeneración del pueblo alemán. ¡Tened cuidado! ¡Formad a nuestro lado antes de que sea demasiado tarde!". 

Hitler en el poder apoyó abiertamente a Horbinger, las universidades continuaron enseñando la astronomía ortodoxa, pero algunos científicos -al son de los tiempos- se convirtieron en creyentes de la doctrina del hielo eterno.

En el mundo real los ingenieros alemanes vieron retrasar sus investigaciones, en un caso hasta dos meses, en el desarrollo de los cohetes V-2, gracias a los propios jefes nazis. El general Walter Dornberger director de pruebas en Peenemünde confirmaba en sus Memorias que los ensayos debían interrumpirse para someter sus informes a los apóstoles de la cosmogonía horbigeriana porque, en una ocasión, el Führer había soñado que las V-2 no funcionarían, o bien que el cielo tomaría venganza. "Se trataba, ante todo, de saber cómo reaccionaría en los espacios el "hielo eterno", y si la violación de la estratósfera no desencadenaría algún desastre sobre la Tierra", refieren los autores del libro "El retorno de los brujos", Jacques Bergier y Louis Pauwels.

Aquello debió haber provocado, a más de risas, preocupación en los ingenieros alemanes, gente como Wernher von Braun y otros cuyos trabajos marcaron el origen de los cohetes que lanzaron al cielo los primeros satélites artificiales, sufrieron ese tipo de retrasos en la puesta a punto de las V2.

El doctor Heinz Fisher, científico que fuera trasladado a los Estados Unidos en 1945, declaró: "Los nazis me hacían realizar un trabajo de locos, lo que entorpecía considerablemente mis investigaciones". Fisher fue perturbado en sus investigaciones al ser transferido a la expedición de la isla de Rugen que tenía como objetivo demostrar la hipótesis de la "Tierra cóncava". Para quienes no lo saben, Heinz Fisher fue el científico que en 1957 consiguió el método para controlar la bomba de hidrógeno. Con toda razón Bergier y Pauwels se preguntaron "lo que habría ocurrido y cómo se habría desarrollado la guerra si las investigaciones del doctor Fisher no hubiesen sido interrumpidas en provecho del místico Peter Bender..." (el de la teoría de la tierra cóncava). 

La técnica, la ciencia, la organización alemana eran y siguieron siendo comparables y hasta superiores a la de otras potencias de la época, mas, los científicos tuvieron que guardar silencio al observar horrorizados como la ciencia y la técnica eran fusionadas con el "pensamiento mágico" a raíz que la guerra se revertía en contra de los nazis. 

"Altos dignatarios nazis y expertos militares negaron pura y simplemente lo que parece evidente a un niño de nuestro mundo civilizado, a saber, que la Tierra es una bola llena y que nosotros estamos en la superficie. Nos parece absolutamente insensato que los hombres encargados de la dirección de una nación hayan podido fundar en parte su conducta sobre intuiciones místicas que niegan la existencia de nuestro Universo".

Los nazis, pese a sus arrogancias de "seres superiores" (fruto del lavado cerebral) eran hombrecillos de pueblo, oponentes de la cultura y de la inteligencia, consideraban más admisibles las ideas de Bender que las teorías físicas de Albert Einstein a quien negaron todo valor e iniciaron su persecución al igual que a otros sabios y científicos. Einstein, Fermi, Teller y muchos otros emigraron, acogidos en los Estados Unidos pudieron continuar sus trabajos. Es por allí donde debemos encontrar el origen del poderío atómico americano, "la marea de las fuerzas ocultas de Alemania dio la energía nuclear a los americanos", sentencian Bergier y Pauwels.

La intromisión del culto nazi en la ciencia afectó grandemente a los reales trabajos de investigación científica y otros proyectos, algunos entendidos estiman que Alemania gastó más en las investigaciones de la "Ahnenerbe" que América en la fabricación de la primera bomba atómica. Los científicos alemanes se vieron privados de financiamiento, con los escasos recursos asignados demostraron lo que miles de millones de marcos desperdiciados en la "búsqueda ancestral" y "sobrenatural" (ocultismo) no pudieron conseguir en la Ahnenerbe, siendo el propio Führer quien autorizó el derroche de los recursos de la nación, intentando desde la nada reformar la historia germánica en menosprecio de la verdadera ciencia, la "ciencia oficial" como despectivamente etiquetaban los nazis (y hoy sus partidarios).

Si el jefe de las SS, Heinrich Himmler, hubiese sobrevivido y comparecido en el proceso de Nuremberg, ¿qué habría podido decir en su defensa?


Cuestiones preliminares sobre la Operación "Paperclip". 




Es cierto que los esfuerzos para apoderarse de los recursos humanos alemanes cumplieron con creces las expectativas de los Estados Unidos en el estudio científico y desarrollo tecnológico fortaleciendo su seguridad nacional durante la Guerra Fría. Más la verdadera trama de "Paperclip" apenas fue conocida, su historia comenzó a entenderse a profundidad en la década de 1980 tras la desclasificación de sus archivos, desde entonces es posible emitir un juicio de valor sobre el programa "Paperclip". 

Cuando la segunda guerra mundial se acercaba a su fin el Estado Mayor de los Estados Unidos inició un programa antecesor a "Paperclip" (Operación Overcast), en principio a espaldas del presidente Roosevelt. En poco tiempo, alrededor de 1.600 científicos nazis fueron sacados de Alemania para trabajar contra la Unión Soviética. Entre sus investigaciones constan el desarrollo de misiles, armas químicas, el uso de psicotrópicos en la tortura y posteriormente la famosa conquista del espacio, llegando a otorgárseles la dirección de esos programas, en algunos casos se evidenció su inclinación ideológica.


Aclaración. La mayor equivocación que suelen acarrear tanto el público como los investigadores aficionados a la historia de los nazis y de la inmediata posguerra es la consideración de que von Braun y su grupo -en general todos los "rescatados" por la "Operación Paperclip"- arribaron a los Estados Unidos con el propósito de apoyar el programa espacial, dato falso. En esos momentos no existía programa espacial alguno, ni la NASA estaba constituida (al menos no con ese nombre). Debe quedar claro que antes del gobierno del presidente Eisenhower, con el que inició en 1955 el proyecto del satélite Vanguard, era inexistente el programa espacial.


¿Cuál fue la función de la mayor parte de los técnicos aeroespaciales del programa "Paperclip"? Éstos arribaron a los Estados Unidos para apoyar y desarrollar la carrera armamentista en dura rivalidad con la Unión Soviética, debemos tener en cuenta que empresas estadounidenses de cohetes formadas en la segunda guerra mundial ya trabajaban en el diseño y producción de armamento de nueva tecnología, en especial en la aviación de combate. 

El aporte alemán complementó la adaptación tecnológica respecto a los motores de cohetes y reactores, la aerodinámica supersónica, control y orientación, la medicina aeroespacial; y, "para el desarrollo de misiles guiados, el grupo de von Braun aceleró la integración de la tecnología alemana de cohetes de propulsión líquida. La fuerza impulsora del desarrollo de cohetes después de la segunda guerra mundial, y especialmente después de 1950, fue la carrera de armamentos nucleares. Los V-2 y los nuevos cohetes sonda estadounidenses alcanzaron la atmósfera superior extrema y el espacio cercano para comprender el entorno por el que viajarían los misiles. Hasta el proyecto Vanguard y el satélite soviético Sputnik, la exploración espacial era sólo un efecto secundario y una ocurrencia tardía". (Michael Neufeld, "Project Paperclip and American Rocketry after World War II").


Wernher von Braun (NASA / Facción Científica / Corbis)

¿Quiénes estaban tras "Paperclip"?

Algunas fuentes son precisas en determinar que la Operación "Paperclip" se organizó e implementó por un cuerpo de élite de oficiales de inteligencia de los Estados Unidos, estrechamente relacionados con los principales intereses bancarios y corporativos. Tanto la OSS como la CIA, "desde su creación eran agencias de espionaje elitistas controladas por un grupo de abogados y banqueros de Wall Street cuyos clientes eran las principales empresas agresivas de Estados Unidos y Alemania. Estos "viejos muchachos" formaron una dirección entrelazada". 

En el libro, "The Old Boys: The American Elite and the Origins of the CIA" (1992) (Los Viejos Mucchachos: la élite estadounidense y los orígenes de la CIA) de Burton Hersh, se documenta cómo los intereses financieros influyeron desproporcionadamente en la formación de la Oficina de Servicios Estratégicos (OSS) en 1942 y la Agencia Central de Inteligencia (CIA) en 1947, los casos de William Donovan, Allen Dulles, Frank Wisner y John McCloy en la posguerra lo comprueba. Son los nombrados, entre otros, quienes "sabotearon la acusación en Nuremberg para proteger a sus clientes corporativos alemanes como Krupp AG, el fabricante de armas y el conglomerado químico, IG Farben, fabricante del gas Zyklon B, el gas utilizado para asesinar a millones de judíos y otros ´indeseables´; protegieron a sus clientes corporativos estadounidenses que se sentaron en las juntas directivas de los bancos nazis durante la guerra, que podrían haber sido juzgados por traición. Estos "Old Boys" violaron las leyes de Estados Unidos y anularon las órdenes de los presidentes". (Nota del editor del blog: Ver: John McCoy el libertador de los asesinos de despacho nazis)

Investigadores como Annie Jacobsen señalan que fue un proceso "sin precedentes, completamente sin principios, e intrínsecamente peligroso". Una conspiración tácita por parte de oficiales de la inteligencia militar, de la OSS (CIA) y el FBI. Defendían el principio maquiavélico de que el fin justifica los medios, más importante que defender la democracia, ya que al obtener la tecnología alemana podrían vencer a los soviéticos no solo en la carrera armamentista si no en una potencial guerra entre las superpotencias; y, hasta se cuestiona si aquellos personajes influyeron en las políticas estadounidenses durante la Guerra Fría ya que de allí se sugiere aparecen proyecto como el MKUltra, la Operación Bluebird, Artichoke, entre otras. 

"Operation Paperclip: The Secret US Intelligence Program That Brought Nazi Scientists to America" (Operación Paperclip: El programa secreto de inteligencia de los Estados Unidos que llevó a los científicos nazis a América) publicado por Annie Jacobsen, es una magnífica reseña basada exclusivamente en los documentos desclasificados desde 1998, incluye registros de inteligencia del ejército, archivos del FBI, la CIA, científicos, agentes alemanes y criminales de guerra, bajo el amparo de la Ley de divulgación de crímenes de guerra nazis de 1998. 

La investigación demuestra que no hubo remordimiento alguno al momento de "contratar" a muchos siniestros personajes del régimen nazi que tuvieron como método de investigación el absoluto desprecio por los seres humanos sometidos a experimentos o esclavizados para la producción de armas y explotación de recursos.

Es verdadero que "Paperclip" contribuyó significativamente a la tecnología, el desarrollo de cohetes, la preparación militar y, posteriormente, los vuelos espaciales estadounidenses. No obstante, tuvo un costo moral al acoger e integrar a personas que debieron enfrentar a la justicia por crímenes de guerra. Los Estados Unidos encubrieron fácilmente los registros nazis y excusaron a muchos de esos técnicos, sobre todo a finales de la década de 1940 y principios de 1950 con la fiebre anticomunista y la caza de brujas del macartismo. No hubo la menor intención para descartar a verdaderos criminales (o infractores, para ser suaves). O éstos ingenieros y científicos de "Paperclip" eran todos criminales nazis o todos unos genios tecnológicos, refuta Michael Neufeld (artículo citado).


Operación "Paperclip" fue de conocimiento público 


Izquierda: El misil balístico de combustible líquido Redstone del Ejército de EE. UU., que se muestra en el Centro Stephen F. Udvar-Hazy, desarrollado por el equipo de von Braun en Huntsville, Alabama. De vital importancia para los posteriores y primeros programas espaciales y de misiles de Estados Unidos. Derecha: El Dr. Wernher von Braun con sus superiores del ejército, el mayor James Hammill (izquierda) y el coronel Holger Toftoy (centro) a finales de la década de 1940. (Ejército EEUU)


Es imprescindible señalar que el proyecto "Operación Paperclip" no era tan secreto como normalmente pensamos. Al contrario, fue publicitado, se hizo de conocimiento general, pero los detalles adicionales sobre los proyectos iniciados por los científicos nazis en Estados Unidos siguieron siendo materia clasificada.

El Departamento de Guerra hizo varias campañas publicitarias hasta noviembre de 1946, las autoridades del gobierno y los militares reiteraron en diversas ocasiones, por medio de declaraciones oficiales, que ninguno de los miembros de "Paperclip" eran nazis fervientes o presuntos criminales de guerra (por supuesto a nadie se le ocurrió calificarlos de nazis), eran -decían las autoridades- científicos alemanes no comprometidos con el régimen hitleriano.

La única expresión de la opinión pública nacional se expresó con una encuesta de Gallup Inc. (empresa estadounidense de investigación y consultoría, conocida en todo el mundo por sus encuestas de opinión), el 11 de diciembre de 1946, el pueblo estadounidense desaprobó el concepto general del programa. En el cuestionario se preguntaba: "Se ha sugerido que traigamos a Estados Unidos a mil científicos alemanes que solían trabajar para los nazis y que trabajarán con nuestros propios científicos en problemas científicos. ¿Crees que es una buena o mala idea?" Los encuestados consideraron la propuesta como una "mala idea" en una proporción de aproximadamente diez a siete. Según explica Clarence G. Lasby, creador del Proyecto "Paperclip", en su libro "Proyect Paperclip. German Scientists and the Cold War" (1971), los que estaban en contra creían que los alemanes aún eran nazis y no se podía confiar en ellos; creían que podían influenciar en la gente a pensar como ellos; que podrían obtener conocimientos de los estadounidenses y usarlos en su contra algún día, que la nación no los necesitaba. 

Por el otro lado, los partidarios de contar con los técnicos alemanes expresaron que Estados Unidos podría beneficiarse de sus ideas e investigaciones; que los alemanes son líderes en la ciencia; que tal arreglo contribuiría a una mejor comprensión entre las dos naciones; y que era mejor tener a los científicos aquí que en Rusia. La gran mayoría de los que dijeron "sí" también pensaron que el gobierno debería hacer lo posible para que se conviertan en ciudadanos estadounidenses. 

La campaña en contra fue más elocuente, los cuestionamientos de la prensa y sociedad civil por las implicaciones del potencial industrial del enemigo, así como la falta de remordimientos y escrúpulos de gran parte de la interminable cosecha de científicos. Se denunciaba la inexistencia de un plan detallado para controlar a los científicos, muchos otros  reflexionaban si aquello constituiría una "triple amenaza" para la paz. Se consideraba a esos individuos como peligrosos y potenciales portadores del odio racial y religioso; su pertenencia anterior como miembros o  simpatizantes del Partido Nazi planteaba el problema de su aptitud para convertirse en ciudadanos estadounidenses u ocupar cargos clave en las instituciones industriales, científicas y educativas de los Estados Unidos. 

La reunión anual de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (diciembre 1946) denunció el "desequilibrado" sentido de los valores éticos de los militares y su exagerada acumulación de meros "técnicos". El 23 de diciembre de ese año, varios académicos de la Universidad de Syracuse protestaron por la intención de los militares de colocar a los alemanes en instituciones académicas, decían en carta al New York Times: "No nos oponemos porque sean ciudadanos de una nación enemiga, sino porque eran y probablemente aún son nazis... Consideramos que está por debajo de la dignidad de los científicos el trabajar con los servidores voluntarios de Hitler, Goering y Himmler". 

Otros presentaron propuestas que buscaban paralizar la economía alemana, reducir su territorio, castigar a una "gran masa" de criminales de guerra, suspender las cuotas de inmigración alemana durante doce años, exceptuando a las víctimas o exiliados del régimen de Hitler y exigiendo la repatriación de los científicos a su país de origen lo antes posible. Temían por "el resurgimiento de una quinta columna alemana ..." 

La pequeña pero prestigiosa Federación de Científicos Americanos (FAS) creada en el otoño de 1945 por un grupo de científicos atómicos se opusieron al proyecto de ley del ejército para el control interno de la energía atómica. El FAS pedía que ese control debía recaer mediante un compromiso internacional que controlara el desarrollo de la bomba atómica y otras actividades relacionadas, sus campañas nacionales e internacionales fracasaron. Hasta la Unión Soviética, en diciembre de 1946 manifestó su descontento, en marzo de 1947 lo rechazaron de plano. "La acción soviética privó al FAS de un programa definido y un sentido de dirección, y condujo al pesimismo, a la incertidumbre, al desacuerdo y al entusiasmo menguante entre sus miembros. Fue durante este tiempo de crisis y reevaluación que llegaron a considerar los méritos del Proyecto Paperclip". 

Lasby refiere que "en medio del caos, equipos de inteligencia estadounidenses compitieron con sus homólogos de Inglaterra, Francia y Rusia en una carrera por "reparaciones intelectuales", incluida la redada de expertos científicos alemanes... Joseph Stalin se indignó al saber que sus soldados no habían capturado ni siquiera a uno de los principales expertos en cohetes alemanes. "Esto es absolutamente intolerable", se quejó a uno de sus generales. "Derrotamos a los ejércitos alemanes; ocupamos Berlín y Peenemünde; pero los estadounidenses se quedaron con los ingenieros de cohetes. ¡Qué podría ser más repugnante e imperdonable! ¿Cómo y por qué se permitió que sucediera esto?" La respuesta a la pregunta de Stalin es el Proyecto Paperclip.

El asunto "Paperclip" se trasladó al campo de la psiquiatría. El Dr. Douglas M. Kelley, de la Escuela de Medicina Bowman Gray en Wake Forest College, uno de los psiquiatras oficiales en los procesos de Nuremberg, advirtió que la única forma de emitir juicios sólidos sobre cualquier grupo de personas era estudiando a cada miembro individualmente. Para apoyar su punto, informó sobre las diferentes condiciones psicóticas y neuróticas de algunos de los líderes nazis cuyos casos había estudiado: 

"Rosenberg y Streicher probablemente eran personalidades paranoicas; Hitler era neurótico, no psicótico, y tenía histeria de conversión en el estómago; Goering era un extrovertido frustrado; Himmler era un sádico; y, Goebbels tenía un complejo de inferioridad, que compensaba con crueldad". Para concluir, hizo hincapié en que solo los psiquiatras, antropólogos culturales y sociólogos eran competentes para juzgar si los alemanes eran peligrosos para nuestra cultura

Todo indica que esos temores no se cristalizaron nunca, los científicos se portaron bien, trabajaron en silencio e hicieron su tarea a pesar de su obscuro pasado. En total alrededor de 1.600 personas de la ciencia alemana protegidos por las campañas gubernamentales como "buenos científicos" (aunque no todos en lo moral) fueron insertados en las instituciones académicas y militares estadounidenses, detalla Clarence G. Lasby, quien recopiló un excelente material publicado en su libro. Ese trabajo recoge innumerables y variadas opiniones en la sociedad civil estadounidense entre 1945-1947 y la inmediata posguerra con la ocupación militar de Alemania por los Aliados, conforme los Acuerdos de Yalta que estableció el Consejo de Control Aliado y la administración de sus zonas. A los alemanes se les ordenó entregar todos los registros y equipos de investigación a "los representantes Aliados, para tales fines y en los momentos y lugares que prescriban". 

Estados Unidos aun estaba en guerra con Japón, por lo que exigía confiscar y utilizar todo el material y el personal que pudiera tener un valor militar a futuro. En el mes de julio de 1945 las tropas estadounidenses al retirarse a su zona de ocupación llevaron consigo a cientos de expertos industriales, ingenieros aeronáuticos, académicos y profesores universitarios. Se presentaron roces con los soviéticos, por ejemplo, en Merseburg (zona de ocupación soviética), un comandante del ejército rojo se enteró que los estadounidenses habían autorizado al personal de las fábricas de Krupp desmantelar una planta de combustible sintético, el oficial soviético logró detener el retiro del equipo pero todo el personal técnico principal había sido evacuado previamente a la zona estadounidense. "Fue un síntoma general, en los campos fértiles de Sajonia y Turingia abundaban los cultivos y ganado, pero la mayoría de los hombres que habían ocupado sus universidades e industrias se habían ido". 

En ese sentido los estadounidenses se impusieron a los soviéticos. Se decía ya en 1945 sobre las zonas de ocupación que Inglaterra recibió la industria, Rusia la agricultura y los Estados Unidos el escenario. Los oficiales de inteligencia técnica habían acumulado un tesoro científico poniéndolo a buen recaudo en territorio estadounidense. La prensa americana reconocía ese éxito del general Eisenhower, la captura más importante de todo, no eran las armas y soldados, sino los científicos


Portadas de algunos libros mencionados en este reportaje

Otros datos explicativos sobre "Paperclip"

Un antecedente mediato a la "Operación Overcast" pudiera basarse en una historia -no comprobada- sobre una reunión en abril de 1944 en el castillo de Klessheim de Salzburgo, Hitler tranquilizando a Mussolini con información "extraordinaria", testigos de ello serían el mariscal italiano Rodolfo Graziani, Von Ribbentrop, Keitel, Dollman y el embajador alemán en Italia, Rhan. Hitler supuestamente le dijo al Duce: "...tenemos aeroplanos a reacción, tenemos submarinos no interceptables, artillería y carros colosales, sistemas de visión nocturna, cohetes de potencia excepcional y una bomba cuyo efecto asombrara al mundo. Todo esto se acumula en nuestros talleres subterráneos con rapidez sorprendente. El enemigo lo sabe, nos golpea, nos destruye, pero a su destrucción responderemos con el huracán y sin necesidad de recurrir a la guerra bacteriológica para la cual nos encontramos igualmente a punto. No hay una sola de mis palabras que no tenga el sufragio de la verdad. Veréis!".  

(Nota aclaratoria: No se ha podido confirmar fehacientemente aquel relato, las fuentes donde aparece descrito repiten exactamente lo mismo (cita al otro), en su mayoría son libros que detallan historias sensacionalistas, aunque basadas en hechos reales, como: "Los secretos de Hitler" de Abel Basti, con un largo subtítulo que deja en evidencia la utilización de datos no contrastados y/o meras especulaciones: "Los acuerdos de los nazis con los Estados Unidos y los sionistas, y los rastros en la Argentina del Jefe del Tercer Reich" (editorial Sudamericana, 2011). Otro libro en igual sentido, titula: "El Nuevo Esclavo Negro, el segundo incendio mundial" de Fernando Torres Leiva (2015); otro libro: "El enigma nazi: El secreto esotérico del Tercer Reich" (EDAF, 2003, pag. 165-166).


El plan original, previo a "Paperclip", como se ha dicho, fue bautizado como "Operación Overcast" (Operación Nublada), su finalidad primaria era entrevistarse con los científicos nazis expertos en cohetería. La prioridad máxima se estableció cuando se remitió un cable al Pentágono, el 22 de mayo de 1945, señalando la "importancia de evacuar a los técnicos nazis y sus familias por ser algo importante para la Guerra del Pacífico". 

Desde ese momento la precursora de la CIA, la Oficina de Servicios Estratégicos (OSS) y otros servicios de inteligencia, así como los científicos de los Estados Unidos tuvieron prioridad para buscar a los sabios alemanes y en secreto ofrecerles continuar su obscuro trabajo bajo el auspicio del mismísimo gobierno de los Estados Unidos.

Aparte de los especialistas en física nuclear y cohetes espaciales, varios equipos de aliados buscaron a los expertos en química, medicina, electrónica, armas navales. Se sabe que el Dr. Harry Armstrong, cirujano general de la Fuerza Aérea, empleó a 58 médicos nazis en el Centro Aéreo Médico de las Fuerzas Aéreas del Ejército de los Estados Unidos, dentro del programa "Paperclip". Uno de los mayores logros del inicial proyecto "Overcast" aconteció en mayo de 1945 con el secuestro del experto de la empresa Henschel, Herbert Wagner, inventor del misil Henschel Hs293.

Desde 1945 se observó como los diseños de fantasía vendieron muy bien de cara a las futuras guerras, naturalmente esas "maravillas" eran solo ideas sobre el papel; no obstante, militares y oficiales de la OSS quedaron deslumbrados por aquella "tecnología". Se debe aclarar que sin esos sueños, las ideas de von Braun no se hubieran plasmado en realidad. Públicamente se hicieron declaraciones sin fundamento, quizá era el pretexto perfecto para que no haya oposición al traslado de los científicos alemanes (muchos de ellos nazis) a los Estados Unidos. Eran "mentes raras y elegidas cuya continua productividad intelectual deseamos utilizar", alegaron.

Clarence G. Lasby, describe el furor surrealista entre los oficiales militares de alto nivel sobre la perspectiva de la próxima guerra:

"Como celebración del logro, el coronel de artillería John A. Keck hizo la primera divulgación pública sobre el incomparable ´botín de guerra´. En una conferencia de prensa en París, habló con orgullo sobre la captura y el interrogatorio de mil doscientos científicos de primera línea y le contó a su audiencia algunos de los proyectos más fantásticos: una "pistola solar" que podría aprovechar los rayos del sol, para demoler naciones desde una plataforma a 5.100 millas en el cielo; un cañón de 400 pies y un alcance de 82 millas.... En su intento de llevar la guerra a un nuevo plano científico, ofreció una mirada al futuro: "Estos hombres de mentes extremadamente prácticas y agudas... pusieron a la ciencia por delante de la nacionalidad y se ofrecieron como voluntarios para trasladarse a Estados Unidos y Gran Bretaña para continuar su trabajo".

Las supuestas armas "maravillosas" hasta el presente no pueden ser creadas por incompatibles con las leyes físicas a pesar del enorme desarrollo tecnológico actual, recordemos el fracasado proyecto de la "Guerra de las Galaxias", implementado en el gobierno de Ronald Reagan en la década de 1980, imposible de materializarse aún hoy.

El mencionado Coronel John Keck, era el Jefe del Departamento Técnico del Servicio de Inteligencia del Ejército estadounidense, en junio de 1945 afirmó que los alemanes poseían un proyecto para las futuras estaciones espaciales, por lo que “hemos planeado llevar un gran grupo de sabios e investigadores alemanes a los Estados Unidos”.

Las armas "milagrosas" no fueron "originalidad" exclusiva de mentes alemanas, es cierto que, en parte, el desarrollo de tecnología furtiva (cazas de combate y aviones espías) se debió al avance de las investigaciones y diseños de los técnicos alemanes, pero también los Aliados estaban en etapas avanzadas en el estudio y desarrollo de esa tecnología.  


Los huéspedes de "Paperclip"


"Mientras el mundo entraba en la segunda guerra mundial, otros científicos consideraban al alemán Werner Heisenberg como el físico practicante más grande del mundo. De hecho, fue una de las principales razones por las que aquellos en Los Álamos que lo conocían creían que con Heisenberg liderando un esfuerzo para producir una bomba atómica, Alemania podría ya estar a la cabeza en la carrera. Y si llegaban allí primero, Hitler muy bien podría ganar la guerra. Al final resultó que no hubo carrera, el esfuerzo de Alemania fue patético".


Iniciemos este apartado con otro dato revelador que, quizá usted desconoce. Los británicos también tuvieron su versión del "Paperclip" estadounidense, se lo conoce como "Operación Backfire", formado tras el final de las hostilidades, se diseñó para evaluar totalmente el cohete V-2, interrogar al personal alemán especializado y experimentar con varios misiles a través del Mar del Norte, aprendieron a lanzar misiles balísticos guiados. Tras el exitoso final de las pruebas, la Oficina de Guerra de Londres emitió un informe de cinco volúmenes (Operación Backfire).

Cierto grupo de científicos alemanes en calidad de "huéspedes" fueron trasladados a Farm Hall, cerca de Londres, se comprometieron a no intentar escapar, allí permanecieron desde julio de 1945 hasta los primeros días de 1946, en ese lugar quedaron impresionados por el lanzamiento de las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki.

Entre las cabezas visibles en Farm Hall estaban los responsables del Programa de Energía Nuclear Alemán (Proyecto Uranio), dentro de éstos "huéspedes" de los aliados occidentales destacaban: Werner Karl Heisenberg, (creador del principio de incertidumbre); Otto Hahn (fisión nuclear); Kurt Diebner, Walter Gerlach, Max von Laue, Paul Harteck, Carl Friedrich von Weizsäcker, Karl Wirtz, Erich Bagge, Horst Korsching.

En 1958 el periodista suizo Robert Jungk publicó la edición inglesa de "Brighter than a Thousand Suns" (Más brillante que mil soles), ofrece la hipótesis de que: "Los físicos alemanes fracasaron voluntariamente para no poner un arma terrible en manos de Hitler". Esa tesis surgió del científico Carl von Weiszacker ("huésped" en Farm Hall). El libro de Jungk no fue bien vista en Estados Unidos ya que planteaba una supuesta "superioridad moral de los físicos que habían trabajado para el régimen nazi frente a los que habían trabajado para las potencias demócratas". 

Para mejor comprensión,  Weiszacker divulgó el rumor que él y sus colegas se negaron a entregar el arma nuclear a Hitler, mientras los científicos estadounidenses no sintieron remordimientos en culminar el arma a sabiendas de sus consecuencias

Si profundizamos en el caso, sobre las alegaciones de von Weizsaecker, unas grabaciones secretas demostraron que su versión fue la siguiente: 

"La historia dirá que los norteamericanos e ingleses hicieron la bomba, mientras que los alemanes, bajo Hitler, se dedicaron a construir un reactor. El uso pacífico de la energía nuclear fue hecho por alemanes, mientras que la bomba la hicieron los aliados". El mencionado reactor tampoco existió, era un modelo experimental (aquel que aparece en las fotografías). 

¿Cómo se obtuvo esa información?. Desde 1945 las conversaciones de los científicos alemanes "huéspedes" en Farm Hall fueron grabadas por los ingleses y entregadas a sus colegas estadounidenses. Esas evidencias se preservan en la actualidad en los archivos, fueron reveladas en 1962 por el general Leslie R. Groves, director del Proyecto Manhattan, pero no se hicieron públicas hasta 1992. 

Lo fundamental de las transcripciones y documentos relacionados deja establecido que la tesis del libro de Jungk no era tan cierta en este particular punto, él había sido influido por Weiszacker, resultó que los físicos alemanes no eran tan inocentes! Tenían intenciones de fabricar el arma atómica!. Uno de los confinados, Max von Laue, lo corroboró, una "versión" en Farm Hall fue presentada por los "huéspedes" y vendida a los Aliados. Las conclusiones de esas grabaciones quedaron plasmadas en un estudio de un experto físico, Jeremy Bernstein, "Hitler’s Uranium Club: The Secret Recordings at Farm Hall" (2001).

Otro de los hechos más claros que se desprende de aquel espionaje son las conclusiones de los investigadores Aliados y ulteriores declaraciones de los científicos alemanes. Los miembros del "Proyecto Uranio" (club del uranio o como se los conozca), encabezados por Heisenberg si tuvieron como prioridad estudiar la forma de construir la bomba atómica, Carl von Weizsaecker presentó informes al Ministerio de Guerra Alemán expresando que poseer un reactor sería muy útil para la obtención de plutonio. Luego de la explosión en Hiroshima, Erich Bagge le dijo a Weizsaecker: “Puede que usted no quisiera tener éxito, pero los demás sí que lo buscábamos”. Lo lógica era que si ellos trabajaban para la Alemania nazi, la bomba -de construirse- podría haber sido utilizada por los hitlerianos, pero eso estuvo lejos de convertirse en realidad, desconocían la forma de hacerlo y carecían de los medios.

Heisenberg, Hahn y los otros, verdaderamente quedaron sorprendidos al escuchar sobre la bomba de Hiroshima, inicialmente creían que trataban de engañarlos para terminar aceptando que los Aliados lo habían logrado. En el libro de Bernstein se describe el grado de confusión entre los alemanes cautivos y las impresiones de Heisenberg que destapaban sus mentiras y de sus colegas, Heisenberg disgustado recordaba el óxido de uranio que utilizaba en sus investigaciones, dejó en evidencia su malestar, lamentó su fracaso para construir la bomba. En ningún instante él o sus socios mostraron satisfacción o tranquilidad ante el supuesto de haber negado e impedido que Hitler posea la bomba atómica


Rumbo a USA


Grupo de 104 científicos de cohetes alemanes en 1946, incluyendo a Wernher von Braun, Ludwig Roth y Arthur Rudolph, en Fort Bliss, Texas. El grupo se había subdividido en dos secciones: una más pequeña en White Sands Proving Grounds para los lanzamientos de prueba y la más grande en Fort Bliss para investigación. Muchos habían trabajado para desarrollar el Cohete V-2 en Peenemünde Alemania y llegaron a los Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial, y posteriormente trabajaron en el desarrollo de cohetes, incluido el Cohete espacial Explorer 1 y el Saturno en la NASA (cita y fotografía Wiki)


En principio, alrededor de 127 científicos alemanes fueron enviados a Estados Unidos, su pasado nazi y acusaciones en su contra no eran de interés para el gobierno, en detrimento  de la ley que expresamente lo prohibía ya que éstos técnicos, debido a sus funciones ocuparon posiciones de privilegio en el régimen nazi y actuaron en complicidad para el establecimiento de los campos de trabajo forzado para la industria bélica, construcción de túneles subterráneos para fábricas y almacenes de arsenales, todo con la desechable mano de obra esclava.

"Paperclip" puede ser definido como el nombre en clave para la inmigración de más de 1.600 científicos alemanes de alto nivel (insistamos, muchos de ellos nazis). Especialistas en energía nuclear, expertos aeroespaciales, técnicos ingenieros en armamento, químicos, médicos, tecnócratas e incluso especialistas en inteligencia militar fueron reclutados para forjar una nueva tecnología militar. 

Annie Jacobsen describe en su libro a "veintidós científicos de alto nivel, de ellos, al menos once eran doctores en medicina; ocho habían trabajado junto a Adolf Hitler, Heinrich Himmler o Hermann Goring; quince eran miembros afiliados al Partido Nazi; otros diez pertenecían a las SS (como miembros activos o grados honorarios); dos llevaban la insignia dorada del Partido otorgada por el mismo Hitler; seis fueron juzgados en Nuremberg, un séptimo fue liberado misteriosamente; un octavo fue juzgado en Dachau por crímenes de guerra; uno fue declarado culpable de asesinato masivo y esclavitud, pero se le concedió el indulto y fue contratado por el Departamento de Energía de los Estados Unidos. Muchos, si no la mayoría de los reclutas nazis, fueron juzgados inicialmente por funcionarios de los Departamentos de Estado y de Justicia como una amenaza para la seguridad de los Estados Unidos".


Kurt H. Debus, ex científico de cohetes V-2 que se convirtió en director de la NASA, sentado entre el presidente estadounidense John F. Kennedy y el vicepresidente estadounidense.

Especialistas en el diseño espacial como Werner von Braun, Kurt Debus, General Walter Dornberger, Ernst R. G. Eckert, Bernhard Tessmann, Arthur Rudolph, Ernst Stuhlinger, Krafft Arnold Ehricke, Gerhard Reisig, Konrad Dannenberg, Georg Rickhey, Rudi Beichel, Werner Dahm, Otto Hirschler, Werner Rosinski, Eberhard F. M. Rees, Hermann H. Kurzweg, Helmut Hoelzer, Heinz Fisher, fueron enviados "sin escalas" a los Estados Unidos. Otros que se integraron fueron -por citar entre los más conocidos-, General Walter Schreiber, Otto Ambros, Kurt Blome, Erich Traub, Walter Riedel, Georg Rickhey, Friedrich 'Fritz' Hoffmann, Jürgen Von Klenck, Siegfried Ruff, Theodor Benzinger, Hubertus Strughold, Konrad Schäfer, Emil Salmon, Sigfried Knemeyer, Hermann Becker-Freyseng, etc., etc.

Siempre ha sido un rumor recurrente que Hans Kammler, General de las SS, a cargo del programa de misiles V-2 (en 1944 reemplazó a Walter Dornberger como su director. En enero de 1945, Kammler fue nombrado jefe de todos los proyectos de misiles y, en abril de 1945, fue nombrado "plenipotenciario general del Führer para aviones a reacción") sobrevivió a la guerra y que fue trasladado en secreto a los Estados Unidos donde trabajó encubiertamente dentro de los programas relacionados al "Paperclip". Su historia -vivo o muerto- sigue siendo un misterio. (en otra oportunidad abordaremos a éste personaje). 

Aquí otro paréntesis, se debe destacar que el científico Hermann Oberth no integraba el "Paperclip", a pedido de su antiguo alumno, Wernher von Braun, fue a los Estados Unidos (Alabama) a colaborar con el proyecto de desarrollo de cohetes espaciales, Oberth escribió en 1968 el libro "The Development of Space Technology in the Next Ten Years" (El desarrollo de la tecnología espacial en los próximos diez años), luego regresaría a Europa. 

La investigadora Linda Hunt describe en "Secret Agenda", (1991) que las únicas armas "milagrosas" que servirían a los Estados Unidos se encontraban en la mente y en el potencial intelectual de los científicos alemanes seleccionados, "éstos especialistas trabajaron en misiles guiados para el Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea. Trabajaron en el programa espacial de la NASA, en investigación aeromédica, en investigación de guerra atómica, biológica y química, y en los últimos diseños en aviones y submarinos. Trabajaron en casi todas las instalaciones militares y para la mayoría de los contratistas de defensa clave en todo el país, y en todos esos lugares tuvieron acceso a información clasificada". 


JFK y Wernher von Braun, en 1962-1963

No solo en la ciencia y tecnología se aplicó el "principio de necesidad" de importar mentes sabias dentro del "Paperclip". Sigue siendo controversial la implicación de notorios criminales de guerra y espías militares. El general Reinhard Gehlen, director de las operaciones de inteligencia en el Frente del Este de la Wehrmacht, organizó unidades paramilitares nacionalistas antisoviéticas con voluntarios ucranianos y de otras nacionalidades para desatar el terror entre la población civil; aparte de los crueles interrogatorios a los prisioneros de guerra soviéticos (entre tres y cuatro millones de prisioneros de guerra soviéticos murieron en cautiverio). Gehlen, no obstante sus "virtudes" fue un embaucador contumaz que logró salvar su vida (notorio criminal de guerra) al presentarse como "gran" espía y máximo conocedor del sistema militar soviético, inventó muchas tramas sobre la amenaza soviética en Europa y consiguió ser contratado, junto a su red de espionaje, como jefe de la inteligencia anticomunista de Estados Unidos para Alemania Occidental y Europa. La denominada "Organización Gehlen" operó sin problemas para la CIA y otros servicios de inteligencia de los Estados Unidos, creando el BND, el Servicio Secreto de Alemania Occidental. La CIA tuvo que reconocer con posterioridad el fraude de éste hombre (Archivo de Seguridad Nacional. CIA y Criminales de Guerra Nazis, 2005).

Uno de los mejores documentos sobre Gehlen lo encontramos en "In Cold War, U.S. Spy Agencies Used 1,000 Nazis", Eric Lichtblau - New York Times (2014); y, el artículo: "Hitler’s Spymaster, Eichmann’s top aide were protected by the CIA", de la Alianza para la Protección de la Investigación Humana.

En futuras ponencias seguiremos investigando temas relacionados.

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