Por: Tito Andino
Artículo publicado en 2016
y actualizado al 7 de mayo 2024
Parte I
Una introducción al nuevo “revisionismo” auspiciado por los Estados Unidos.
En estos días se conmemora un aniversario más del
final de la guerra en Europa. Hemos dado algunas pistas en varias entradas del blog de que los Estados Unidos e incluso países europeos pretenden
desconocer y borrar de los libros de historia el papel del Ejército Rojo en el triunfo sobre el nazismo. La premisa es esa, y no solo minimizar el papel
de la URSS en la victoria de la Segunda Guerra Mundial. Tampoco es de extrañar que
no se publicite estos días la celebración en Moscú del "Día de la Victoria" sobre el fascismo (en 2023 por motivos de seguridad no hubo desfile en la Plaza Roja).
Tampoco se puede ocultar el rol -tardío- de naciones
europeas como la Gran Bretaña que finalmente reaccionaron ante la amenaza nazi, o la resistencia de los franceses y de otros países europeos que cayeron bajo la bota hitleriana, pagando una terrible contribución de sangre y padeciendo destrucción en sus naciones. Tampoco se puede olvidar el aporte estadounidense (interés político - económico) desde el inicio de la contienda con el suministro de logística militar tan necesaria para que los británicos resistan y su posterior participación en el teatro de
operaciones bélicas en Europa.
El papel de los Estados Unidos fue clave en el Pacífico, nadie puede olvidar ni desconocer el sacrificio de millares de vidas. En Europa, aunque demasiado tarde, la invasión de Italia con la dura resistencia alemana no culminaría hasta la misma rendición del nazismo en otros teatros de operaciones. El desembarco de tropas en Normandía junto a las fuerzas británicas abriendo en 1944 un nuevo frente son de vital valor estratégico; y sobre todo, sus inmensos recursos, su capacidad logística e industrial volcada al objetivo de derrotar al nazismo mantuvieron a raya a las potencias del Eje.
Sin embargo, ninguno de esos hechos puede ser invocado,
abusivamente, en aras de intereses político-económicos de actualidad, ofendiendo la memoria de millones de combatientes soviéticos que derramaron su sangre, poniendo la mitad de muertos en el conflicto
mundial. Resulta un irrespeto total, una burla a los caídos y a sus
descendientes el pretender empequeñecer el sacrificio soviético.
Hoy, la ‘guerra fría’ ha resurgido, y es imperativo - para los Estados Unidos y la OTAN- volver a satanizar a un “enemigo”. En
el mundo actual, el único que reúne esos "requisitos" es la Federación Rusa, a la par de China, incluso en orden de prioridades Irán y Corea del Norte.
La estrategia de la nueva Guerra Fría está en marcha desde hace un buen tiempo, al mejor estilo nazi, es decir, incesante bombardeo -a través de los medios de embrutecimiento masivo- de la propaganda negra.
En pleno siglo XXI la difusión del legado del nazismo va adquiriendo nuevas
dimensiones, es un arma silenciosa, psicológica, que va adoctrinando y no educando, principalmente a las juventudes de Hispanoamérica, con historias fraudulentas, partidos políticos españoles los secundan disimuladamente, pero la tarea principal ha sido
encomendada para su recreación a organizaciones de ultraderecha quienes meten ruido pregonando el
retorno del fascismo como solución a los problemas del mundo contemporáneo. Si repasamos la historia de la posguerra en Europa veremos que primero comenzó con la acusación, a diestra y siniestra, sobre una enorme conspiración judía para apoderarse
del mundo, con la mirada complaciente del lobby judío en Estados Unidos, paradójico,
pero cierto.
A Israel le resulta útil y gratificante una ola
de "antisemitismo", siendo la mejor
arma para recordar hechos del pasado y seguir obteniendo -hasta ahora!- compensaciones
económicas y de otro tipo, a pesar de su cruel extremismo contra los palestinos. Entonces, la mejor tarea que hacen los movimientos de la extrema
derecha, los “revisionistas” y otros exaltados, conscientes o no, es seguir el juego a ese pequeño estado conocido como Israel (ni los líderes de estos grupos radicales conocen los objetivos, ni quienes los manejan, mientras
una masa sucia de seguidores se tragan toda la inmundicia atiborrada en sus cerebros).
Volviendo al tema que nos ocupa, la mejor forma de
desnaturalizar el aporte ruso y de la extinta Unión Soviética en la segunda
guerra mundial es aplicando la misma retórica de la época del nazismo. Habíamos expresado en anteriores ensayos que nadie debe dudar, ni tomar a la ligera
estos hechos. El gobierno estadounidense se pronunció por rescribir la
historia de la segunda guerra mundial, su propósito, reitero, no es otro que minimizar el rol protagónico en la victoria contra el fascismo de la Rusia soviética.
Ucrania es hoy el ejemplo más palpable, estamos ante el retorno de lo
incomprensible, el nazismo en su esencia pura, allí se exalta, hasta el grado
de erigirles héroes nacionales a los jefes del colaboracionismo con los nazis y la prensa comercial los aplaude, en las escuelas europeas obligan a incautos críos a solidarizarse con millares de extremistas neonazis que cometieron atrocidades en el este de Ucrania (Donbass). Así es como consiguen borrar la historia reciente en aras de perversos planes, es lo que
muchos, erróneamente, llaman “revisionismo”.
La verdad, raramente analizada, es que una ola de
narradores, autoproclamados “revisionistas” tienen vínculos personales con
organizaciones políticas e ideológicas del fascismo puro y otros grupos de poder que poseen
influencia en grandes esferas político-militar de los Estados Unidos, tan verídico que uno de los mejores investigadores sobre el tema, Daniel Estulin, afirmó que
estas organizaciones tienen en sus filas a neoconservadores, republicanos del ala de ultraderecha, así como de la extrema derecha de Israel (Likud) y hasta descendientes étnicos
pos-nazis. "Detrás de ellos,
oculto del escrutinio público, se encuentra el Movimiento Sinárquico de los
Imperios, el auténtico poder que los ingenuos califican como Fascismo”.
También se explicó en otro trabajo que hace
algunas décadas era posible hacerse de la vista gorda ante una "milagrosa" difusión
de textos con la trama de la clásica conspiración “judeo-masónica-comunista”. A los
Estados Unidos eso le vino de maravilla al vilipendiarse grotescamente a sus rivales
soviéticos. Al fin y al cabo la propaganda, aun la mentirosa extrema, da frutos, algo que copiaron de los propagandistas nazis. En aquellos días -incluso
en la actualidad- no tenía importancia que se denigre a los judíos y otras
razas “inferiores”. Todo esto fue y sigue siendo parte del circo mediático con lo cual están de acuerdo los sucesivos gobiernos de Israel ("el antisemitismo"). Un fin mayor lo justifica.
Respecto a la amenaza de rescribir la historia de
la segunda guerra mundial por parte de los Estados Unidos, será aprovechada para seguir difundiendo el sinarquismo y las ideas
extremistas de derecha, la ideología fascista en su esencia, tal como se aprecia desde 2014 en Ucrania.
Estamos caminando a una nueva etapa pro “revisionista”,
ya no al estilo de la conspiración “judeo - masónica - comunista”. Esa delirante "teoría" murió por su propia boca, al caer el Muro de Berlín y la desintegración
de los regímenes totalitarios, lo cual no quiere decir que alguna vez haya
sido cierto, sino que uno de sus pseudo argumentos quedó expuesto como el
fraude que siempre fue, al igual que otros tantos timos históricos. Con la “pérdida” de
su “enemigo” -el comunismo- los “revisionistas” quedaron huérfanos de ideas,
a tal punto que, ya no hay producción de nueva literatura. Desde hace mucho solo les queda la herramienta de internet para copiar y reproducir a través de
miles de páginas webs, los fraudulentos escritos de Borrego, Bochaca,
“Romanescu” y un no tan corto etc., por citar autores de habla castellana.
El nuevo impulso “revisionista” necesariamente tendrá que
ser pro-americano, pro-OTAN y contra los “perversos” rusos, la nueva “amenaza”
de la humanidad.
Así las cosas, reinterpretar la historia de la
segunda guerra mundial de forma unilateral por los Estados Unidos, alejados de
fuentes historiográficas y académicas, ocultando decenas de miles de documentos
que aun permanecen inéditos o clasificados como secretos conllevará, de hecho ya están ampliamente divulgados, hechos como los siguientes.
Repasemos algunos de estos falsos mitos en datos concretos.
Parte II
I. El
mito del desembarco en Normandía como la batalla decisiva de la segunda guerra
mundial.
Este es un tergiversado enfoque. La realidad es otra. "La liberación norteamericana de Europa es otro fraude
hipócrita" y mucho menos fue desinteresada, expresó Alfredo Embid.
La historia nos enseña que el inicio de la
contienda fue a raíz del ataque alemán a territorio polaco, 1 de septiembre de
1939. Francia e Inglaterra declaran las hostilidades a los pocos días. La URSS
fue invadida por los nazis el 22 junio de 1941 y al no caer derrotada ese verano, el punto de inflexión comienza a dar marcha. Luego de varios meses, producto
del ataque japonés a Pearl Harbor, Estados Unidos entra oficialmente en guerra
contra el Eje en diciembre de 1941.
La batalla de Stalingrado, muy a pesar de los
estadounidenses, fue un episodio trascendental, tras meses de duros combates,
en febrero de 1943 el Ejército Rojo derrota nuevamente al poderoso Ejército alemán. Si Moscú fue el comienzo, Stalingrado es el hito, es el fin del milenario “Reich de los Mil
Años”. Alemania ya no será capaz de hacer frente a las contraofensivas soviéticas, a pesar de su
tenaz resistencia.
En Stalingrado cayeron en la lucha más soldados
rusos –se estima que casi medio millón- que
tropas estadounidenses en toda la guerra. Si bien es cierto que la URSS recibió
ayuda estadounidense dentro de la Ley “Préstamos y Arriendos” no
tuvo ningún peso de trascendencia, ni influyó sobre la capacidad industrial
soviética.
Se ha intentado menospreciar (minimizar) la resistencia rusa en las
afueras de Moscú en 1941, cuando los alemanes eran una verdadera
aplanadora con su ‘Blitzkrieg’ imparable en toda Europa. Esa resistencia
menguó ostensiblemente la moral de los industriales y junkers prusianos aliados del cabo bohemio (Hitler), esa alianza de conveniencia, desde aquel momento empezó a tambalear.
Alemania fue derrotada en el frente oriental, no en Normandía. Si Moscú fue la resistencia a la embestida nazi. Stalingrado
fue el inició del contraataque y la batalla de Kursk –la más grande contienda
de tanques de la historia, con 6.000 blindados implicados-, fue la sepultura de
la otrora invencible Wehrmacht.
Son estas batallas en el Frente del Este y no la
invasión de Normandía las que vencieron a los nazis. Moscú, Stalingrado y Kursk
aplastaron la maquinaria alemana que movilizó inmensos ejércitos y la mayor parte de sus divisiones blindadas. Cualquier
historiador acertará en decir que Hitler fue vencido en Rusia, allí quedaron sepultados el 90%
de soldados y tanques alemanes, las mejores tropas fueron consumidas y la capacidad
industrial de guerra alemana nunca más pudo hacer frente al poder de
movilización de los soviéticos.
La historia irrefutable también nos enseña que
las tropas anglo-americanas abrieron un nuevo frente "de apoyo" a los rusos (es
indiscutible que Moscú clamaba por la apertura de un Frente Occidental), esta ayuda solamente se hizo efectiva tras los decisivos y demoledores golpes soviéticos en Stalingrado y Kursk -y tuvo que pasar un año más-. El desembarco en
Normandía llegó el 6 de junio de 1944.
Pero, la mayoría de historiadores estadounidenses "desconocen" la Operación soviética "Bagration", que, a su vez, fue un clamor de los Aliados occidentales a Stalin para que la invasión de Francia tuviera éxito, evitándose el envío de grandes fuerzas alemanas de refuerzo. Esto traducido significa que la Alemania nazi tuvo que luchar en dos frentes al mismo tiempo. "Operación Bagration" inició el 22 de junio (algo más de dos semanas del inicio de "Operación Overlord") y duró hasta el 19 de agosto de 1944, una ofensiva estratégica en Bielorrusia que desvió las reservas móviles alemanas a los sectores centrales del frente Oriental. "Bagration" es la mayor derrota en la historia militar alemana, destrozó por completo su línea del frente, con alrededor de 450.000 bajas germanas, la destrucción de 28 de las 34 divisiones del Grupo de Ejércitos Centro, más de 20 generales capturados. Bielorrusia fue liberada y permitió nuevas ofensivas soviéticas hacia Lituania, Polonia y Rumania a lo largo de julio y agosto. Otros 300.000 soldados alemanes quedaron aislados en la Bolsa de Curlandia...
La toma de Berlín fue producto del sacrificio de
decenas de miles de combatientes del ejército rojo dirigidos por Zhukov.
Respecto al DIA D, el historiador James Holland señala el mito extendido de que los estadounidenses pusieron más hombres y material en las playas de desembarco, esta falsedad se debe "en gran parte porque la mayoría de películas y series de televisión han sido creadas por americanos". Holland confirma que 792 de 1.203 barcos de guerra eran británicos. 3.126 de 4.027 lanchas de desembarco eran británicas. Dos tercios de las fuerzas aéreas eran británicas y dos tercios de las tropas de asalto eran británicas y canadienses. Los mandos operativos eclipsados por la fama de Eisenhower eran británicos: Bernard Montgomery, mando supremo de las fuerzas de tierra; Bertram Ramsay, al mando de las fuerzas navales; Trafford Leigh-Mallory, al mando de las fuerzas aéreas.
Otra errónea apreciación es la idea de que en el sector de Omaha sucedieron más bajas, "la batalla no fue tan sangrienta como se piensa. En total, 842 soldados aliados murieron allí, y son muchas muertes, pero no tantas como se suele creer" (Holland). Omaha ocupa en la historia un lugar destacado por dos razones: el cine; y, por supuesto, el área de desembarco, no solo lleno de obstáculos en la arena, sino por los acantilados que la rodean que hicieron un objetivo casi imposible de conquistar.
El triste honor -en bajas- durante el desembarco no corresponde a los Estados Unidos, sino a sus colegas de Canadá, "el mayor número de bajas, en proporción con hombres que desembarcaron, tuvo lugar en la playa de Juno. Este sector estaba asignado a los canadienses". El 6 de junio desembarcaron en Juno 21.400 soldados, una zona de las mejores defendidas terminó con 1.200 bajas. En general, la aportación británica durante el Día D ha sido en parte olvidada, otro tanto ha sucedido con la de Canadá.
II. El
mito de la lucha de los Estados Unidos contra el nazismo.
Estados Unidos se benefició de la guerra. Hoy en
día es lo que es, un poderoso Imperio, la primera potencia mundial y eso debe agradecerlo a la guerra y a los
nazis.
No hace falta destacar que los americanos se involucraron
en el conflicto con la consigna de salvaguardar sus intereses coloniales en
Asia y, aun más, cuando el Ejército Rojo apabulló a Hitler. No había otra
opción, sino intervenir para ganar algo y evitar que la URSS no ostente el
privilegio de haber liberado Europa. La alianza conocida como “Los Aliados” fue
una bendición política para los estadounidenses, de esa forma consiguieron
detener el imparable avance soviético en Europa, victoria tras victoria, derrotando
al nazismo.
Dada la complejidad del tema y la clasificación
reservada de miles de documentos que demuestran que magnates de la industria y
políticos de los Estados Unidos promovieron la guerra, se torna imprescindible
buscar fuentes que confirman este aserto. Aquí algunas citas:
Henry Ford:
"Ni los Aliados, ni el Eje
deberían ganar la guerra. Los Estados Unidos deberían proporcionar a ambos campos los
medios para continuar combatiendo hasta que ambos se hundiesen".
El futuro presidente de los Estados Unidos, Harry
Truman, afirmaba en 1941:
"Si Alemania gana, debemos ayudar a Rusia y si
Rusia gana, debemos ayudar a Alemania, a fin de que mueran el máximo de
personas de cada lado. Esperamos que no gane ninguno, que se maten
mutuamente".
Este es solo un modesto ensayo, no una obra
de historia de la guerra mundial, estos simples ejemplos y otros elementos permiten confirmar que los Estados Unidos siempre persiguieron un objetivo
de carácter canallesco, impulsar al máximo un exterminio de otros estados entre
si y solamente intervenir cuando no haya otra opción.
III. El mito de que la ayuda de los Estados Unidos a los Aliados contra el nazismo, llevó a la victoria final.
Justamente hicieron lo contrario. Las multinacionales y los banqueros de Estados Unidos ayudaron al desarrollo del nazismo. No fueron los únicos, Francia también le proporcionó suministros industriales (4). ¡Los negocios son los negocios!.
Una gran parte de las grandes empresas y sociedades estadounidenses colaboraron con Hitler, antes y durante la guerra: Esso (que era en la época la Standard Oil), Ford y General Motors, Du Pont, Union Carbide, Westinghouse, General Electric, Goodrich, Singer, Kodak, ITT, IBM, JP Morgan, etc.(5)
Por ejemplo, Esso proporcionaba la gasolina, Ford y General Motors los camiones militares (6). IBM proporcionaba los elementos materiales para el fichaje de los judíos en los campos de exterminio. Los tribunales suizos dictaminaron que IBM no puede responder a las acusaciones de haber ayudado a los nazis en el exterminio de personas en los campos de concentración, no porque las acusaciones sean falsas, si no porque son antiguas. La asociación The Gypsy International Recognition and Compensation Action (GIRCA) apeló en Ginebra la decisión de la corte suiza(7).
El capitalismo estadounidense también invirtió dinero en la industria de armamento de la Alemania nazi y siguieron recibiendo sus beneficios durante la guerra. Todos ellos obtenían enormes ganancias a través de sus filiales alemanas, a la vez que contemplaban como Europa se debilitaba en un baño de sangre.
Los banqueros se enriquecieron con los préstamos a Gran Bretaña a la que empujaron a abandonar sus colonias, al mismo tiempo que colaboraban con los nazis. Así tenemos que, el abuelo de George Bush financiaba a Hitler a través de la filial americana del banco alemán de Thyssen, la UBC, dirigida por Prescott Bush(8-9).
Un caso ejemplar de estas colaboraciones entre industriales y banqueros estadounidenses y los nazis es la relación entre una de las mayores empresas nazis, IG Farben y Rockefeller en la banca y en el petróleo -la Standard Oil Company, más tarde Exxon-. (Todo esto muy a pesar de los “revisionistas” que siempre pretenden tildar de judíos a toda persona que posee una notable fortuna, este último dicho lo refiero a que es muy común encontrarse con páginas web en que tildan a los Rockefeller de judíos, siendo uno de los falsos mitos más divulgados por los actuales “revisionistas”).
Desde 1933 la principal empresa química alemana, IG Farben, colocó a su gente en puestos claves del aparato político nazi y en 1937 tras eliminar a los judíos que quedaban en ella, la totalidad de sus ejecutivos se adhieren al partido nazi. Durante la guerra fabricó el siniestro gas Zyklon B para asesinar a los deportados de los campos de exterminio (10).
A pesar que los “revisionistas” lo nieguen y aleguen que solo servía para matar piojos, significaría que el gas Zyklon B es inocuo para el hombre! Es de simple sentido común que si encierro a decenas de personas, en una simple habitación con nula o escasa ventilación, la sofocación empezará a los pocos minutos. ¿Saben cuántos casos de fuga de gas para uso doméstico, en un hogar poco ventilado, ha ocasionado asfixia y muerte? Un buen número, ¿verdad?.
A pesar que seremos unos neófitos en química, el sentido común y la lógica racionalista nos dice que si uso un gas para desinfectar y matar piojos, diminutos insectos parasitarios muy resistentes, en seres humanos abarrotados en una cámara hermética, lo más probable es que esas personas vayan a morir junto a los piojos. Eso le tiene sin cuidado a cualquier “revisionista”, total, siguiendo la filosofía de su amado führer, los judíos son unos “parásitos” y al usar gas para eliminarlos están eliminando “insectos”. Es lo que puedo deducir del pensamiento de esas mentalidades patológicas.
Continuando, I. G. Farben fue dirigida hasta 1937 por la familia Warburg, socio de Rockefeller en la banca (hoy Chase Manhattan Bank) y uno de los principales diseñadores de la eugenesia de los nazis alemanes. En la era nazi IG Farben y la Standard Oil de Rockefeller estaban unidas por numerosos acuerdos.
Tras la invasión alemana de Polonia en 1939, la Standard Oil prometió mantener su unión con la I.G.Farben, incluso si los Estados Unidos entraban en guerra, como demostró el comité investigador encabezado por el senador Harry Truman. El director de la Standard en Alemania reconoció después de la guerra que algunos fondos de la Standard Oil servían para pagar a los miembros de las SS en Auschwitz.
Después de la guerra la empresa I.G. Farben dio a luz a las multinacionales Bayer, Hoescht y Basf que siguen ocupándose de nuestra salud. Luego siguieron creándose otras empresas, fundamentalmente en la fabricación de medicamentos ¿con los mismos criterios con que fabricaban el Zyklon?, se cuestionaba Alfredo Embid.
Además es preciso saber que una gran parte de los empresarios y banqueros estadounidenses eran pro-nazis declarados en los años 30 y 40. Nunca dejaron de serlo, excepto cuando sus intereses se vieron momentáneamente comprometidos. Su ideología racista y sus prácticas eugenésicas y despobladoras persisten hoy. Sus leyes de esterilización de los "indeseables" sirvieron de modelo a los criminales nazis, muchos de los cuales fueron "salvados" discretamente al final de la guerra.
IV. El mito del sacrificio de la sangra estadounidense para liberar Europa.
Otra falacia que nos inculcan. La verdad es que el sacrificio en tropas corrió a cargo de los rusos y soviéticos. Constituye un irritante insulto a la razón, a la verdad y a los hechos comprobados afirmar lo contrario.
Las cifras de víctimas en el bando soviético, que se manejan habitualmente, supera los 20 millones. Datos oficiales rusos publicados hace pocos años (1) evalúan las pérdidas humanas en la URSS en 26.6 millones de personas (2). De estas cifras, el ejército perdió alrededor de la mitad. Estimaciones detallan alrededor de 10 millones de soldados muertos en el frente y 3.3 millones las víctimas en los campos de concentración (en un periodo que comprende 1941-42, la llamada "muerte programada"). Dada la magnitud del conflicto y las circunstancias es imposible dar una cifra real de bajas, tenemos, además, desaparecidos, capturados, incluso desertores ejecutados, también los miles y miles de partisanos -civiles en guerra de guerrillas contra el invasor nazi-.
Los datos sobre las purgas estalinistas y soldados prisioneros de los alemanes -tratados como criminales por el régimen del dictador Stalin- son considerados como capítulo aparte de la guerra. Las estimaciones son factibles, lo que si es más fácil comprobar, incluso con datos de la Wehrmacht, es la cifra de prisioneros de guerra, para nadie es desconocido el destino que corrieron millones de soldados soviéticos capturados.
Las cifras de las bajas soviéticas no pueden
compararse con los muertos de los ejércitos aliados occidentales: Un total aproximado
que ronda los 300.000 muertos estadounidenses (incluyendo las bajas en el
teatro de operaciones del Pacífico). Unos 250.000 británicos y 200.000
franceses (3).
V. El
mito que los judíos fueron las principales víctimas del conflicto.
Es evidente que es una tergiversada versión. De
los datos arriba enunciados, está plenamente comprobado que la mitad de las personas
sacrificadas en el conflicto bélico fueron soviéticos y solo una minoría judía, si
hemos de creer en las estimaciones de personas judías muertas.
La política nazi iba más allá de acabar con el judaismo europeo. Sus planes englobaban, literalmente, no solo terminar con el
“bacilo judío” sino -además- era imprescindible exterminar a la raza eslava, calificada como "untermenschen",
es decir, sub-hombres, que incluyen a los rusos y otras naciones eslavas.
Por documentos alemanes
tenemos conocimiento que se barajaron cifras de treinta millones y otros tantos más “sub-hombres” que tendrían que ser deportados o convertidos en mano de obra
esclava alemana.
Dada la magnitud y complejidad del tema sobre las
víctimas judías, no la profundizaremos en este artículo.
Parafraseando a Ernest Hemingway, quien
expresó, algo exagerado, pero no tan distante de serlo: "Cada ser humano
que ama la libertad debe más agradecimiento al ejército rojo del que pueda
pagar durante toda su vida".
Aunque la victoria no se debió únicamente al
ejército soviético, se puede demostrar que sin su extremo sacrificio, la ocupación
nazi de Europa hubiese sido más prolongada y quien sabe que hubiese podido suceder…
Referencias:
Para la segunda parte de este breve ensayo ha servido de fuente el artículo: "Algunas falsificaciones de la historia de la segunda guerra mundial", de Alfredo Embid, Colectivo “Armas contra las guerras”, Boletín No. 75. De ese trabajo hemos extraído citas bibliográficas y citas de algunos personajes.
(1) Anne Lacroix -Riz.
"El papel olvidado de la Unión Soviética". Le Monde
Diplomatique. Mayo 2005.
(2)
"Second world war dead honoured" 08 Mayo 2005. Agencias
http://english.aljazeera.net/NR/exeres/C65CA9F5-06A8-46D2B3EF-1B267EC23008.htm
(3) Cifras dadas por Ignacio
Ramonet en "Lecciones de historia" Le Monde Diplomatique. Mayo de
2005.
(4)
Charles Higham "trading with the enemy 1933 - 1949" Delacorte Press. N.York
1993.
(5) Jacques Pauwels. Le mythe
de la bonne guerre (l'Amérique et la Deuxième Guerre mondiale), EPO 2000.
editions@epo.be
(6) Michel
Colon. "Pourquoi Ford, GM et Esso ont elles armé Hitler?"
www.michelcollon.info
(7) Court
Rules IBM Does Not Have To Face Nazi Charges. Reuters | May 4 2005
(8-9) -
Peter Mertens. "Via le grand-père Bush, 50 millions $ injectés dans les
usines nazies les usines allemandes". http://www.ptb.be
- Ben
Aris, Duncan Campbell, "How Bush's grandfather helped Hitler's rise to
power". The Guardian, 25 septiembre 2004. www.john-loftus.com ·
- http://www.ptb.be
(10) Henry Rousso, "Le
cas de l'IG Farben. La nazificación du grand capital" L'Histoire Nº 118,
Enero 1989.
(11) Cifras del Día D: este es el gran mito que siempre has creído sobre el Desembarco de Normandía (James Holland - ABC España)