El cómo se pretendió volver tercermundista a Rusia
La vieja historia de querer aplastar al gigante ruso no es nueva, Rusia ha constituido y, seguramente seguirá siendo, por siempre, un baluarte contra la globalización imperial.
Por: Tito Andino U
Si el mundo actual no se ha convertido aun en un centro unipolar manejado por los anglo-americanos y sus socios de las altas finanzas se debe a la tenaz resistencia rusa y de otras pequeñas naciones regionales, éstos se han revelado contra las políticas intervencionistas que destruyen a los estados soberanos, que por cierto, cada vez encontramos menos.
Europa
ya no es soberana, los estados-nación se encuentran en vías de extinción en beneficio de una
supuesta Unión Europea, que pugna por la abolición de todo derecho nacional,
jurisdiccional y competencia. Por ejemplo: ¿Quién ha elegido a los líderes de la
UE? Acaso usted o yo hemos elegido a un Durao Barroso como presidente de la
Comisión Europea? O, a Herman Van Rompuy ¿presidente del Consejo Europeo?, y
así, una cantidad de políticos desconocidos para los europeos (salvo en sus
estados o lo que queda de ellos) que manejan nuestro destino.
La lucha o mejor dicho, la resistencia contra las
políticas globalizadoras del supuesto ‘libre comercio’ es primordial para
evitar la desaparición forzada de la nación-estado. La única forma de impedir
que esto se lleva a la práctica es diciendo NO a la continua, paulatina y secreta
ampliación del espacio físico y económico que abarca la Unión Europea.
En el fondo, la UE no es más que un instrumento
de dominación anglo-americano y un intento burdo por acercarse a las fronteras
de la Federación Rusa, con despliegues de fuerzas militares, armamento de
última generación, un renovado y modernizado sistema balístico nuclear con la instalación en estados
europeos, otrora opuestos a esa iniciativa, de armas atómicas. ¿Por qué? Intentar derrotar a Rusia mediante la coacción y chantaje económico, al cambiar el poder en Moscú el mundo será
absolutamente una colonia mercantil donde los Estados Unidos y sus socios
británicos impondrán sus reglas de juego.
En el presente mediato, en naciones como la
alemana y en los Países Bajos, se ha sentido la ira popular en las urnas,
rechazando la incorporación de Ucrania a la Unión Europea, así como cuando los
ciudadanos europeos dijeron NO a una Constitución Europea, los testaferros del
Poder Oculto buscarán otros medios para engatusar a la población. Pero cada vez
se le hace más complicado. Los ciudadanos europeos son más conscientes hoy en
día que los norteamericanos quieren imponerles un Tratado de Libre Comercio:
USA - UE, que se convertiría en otro golpe bajo a sus ya precarios y debilitados
derechos.
Las guerras del Medio Oriente no son conflictos para destruir a naciones rebeldes como Siria, Irak, Irán, Líbano, ellas son solo un obstáculo para un objetivo más grande: RUSIA es el objetivo final.
Destruyendo a otras naciones como las citadas y
afianzando sus alianzas con gobiernos lacayos como Ucrania y ex repúblicas
soviéticas, paulatinamente, en aparente silencio, se va cerrando el cerco
contra el gigante oso ruso.
Los medios occidentales hablan de ‘agresión’
rusa, del retorno del ‘expansionismo’ y el ‘peligro’ que representan los rusos
para Europa y el mundo. La pregunta del millón es, ¿por qué los Estados Unidos y
la OTAN se empeñan, no hoy, sino desde hace ya un par de décadas, en rodear a
Rusia con bases militares por todos lados de sus fronteras?; ¿por qué la OTAN y
sus aliados regionales en el Medio Oriente (Israel y las Monarquías del Golfo)
se encuentran encaprichadas en su proyecto yihadista? La respuesta salta a la
vista, destruir a Rusia y sus áreas de influencia. Es evidente que el
terrorismo islamista será utilizado, nuevamente, en contra de Rusia en el
Cáucaso. (Var artículo: QUE VIENEN LOS RUSOS!)
Cartel de Efim Tsvik: 'Ante la Encrucijada', inspirado en un cuadro de Víctor Vasnetsov. El guerrero plantado ante la encrucijada simboliza la Rusia poscomunista.
¿Alguien recuerda, o mejor decir, alguien sabe cómo destruyeron la Unión Soviética?(Aclaremos que el redactor de este blog jamás ha sido comunista ni pro-soviético): Estados Unidos y sus aliados manejaron y manipularon los mercados financieros, abarataron el precio del petróleo, con la complicidad de las monarquías del Golfo, forzaron a la intervención militar en Afganistán para combatir a sus agentes (Bin Laden y compañía), entre las principales.
Naturalmente, no debemos dejar de mencionar que
el sistema totalitario comunista resultó un fracaso, demostró a lo largo de los
años su incapacidad de satisfacer las
necesidades internas de la población (y no me refiero solamente a lo material,
sino también a otro tipo de valores).
Esas viejas tácticas aplicadas a la extinta URSS,
la vemos repetida hoy contra la Federación Rusa:
- Se pretende doblegar a Rusia destruyendo el
precio del petróleo, inundando los mercados con hidrocarburos por todos lados y
abaratando los precios;
- De hecho, la economía rusa ha entrado en una
nueva recesión. La caída del rublo en el mercado internacional es un hecho, es
su primera contracción desde 2008 (mas, no en los parámetros que se preveía).
Todo esto a expensas de destruir no solamente la economía rusa sino provocar
una recesión global;
- El bloqueo comercial y sanciones financieras
son otra modalidad (aprovechándose de la situación en Ucrania, el derribo del
avión malasio y la reincorporación de Crimen a Rusia);
- Reactivando la amenaza yihadista dentro de la
Federación Rusa en el Cáucaso, con los radicales chechenos y otras
agrupaciones;
- Finalmente, se ha logrado un objetivo más
poderoso, que sirve de propaganda para “demostrar” la amenaza rusa, esta no es
otra que la guerra en Siria: Los
acontecimientos han llegado a tal punto con la intervención descarada de
grandes potencias occidentales y sus aliados del Medio Oriente fomentando la
invasión a Siria. Rusia no ha tenido otra opción, proteger sus flancos, apoyando directamente a las fuerzas sirias. En otras circunstancias y con otros
actores, lo lógico sería que el mundo occidental llamara a esto: Guerra Humanitaria o intervención
en defensa de los derechos humanos, el “Deber de proteger” y otros términos
bonitos que se inventan para justificar sus guerras de agresión económicas.
- Las consecuencias de la movilización militar rusa
sirve para que Occidente “justifique”, a su vez, el desplazamiento de tropas y
bases militares con el pretexto de denunciar el intervencionismo ruso (hoy en
Siria, ayer en Afganistán), además es una buena forma de golpear su economía.
Una guerra convencional no solo se gana con soldados, ni en el campo de batalla,
sino con la capacidad económica para resistir una tarea de tal magnitud.
No sabemos a ciencia cierta si la economía rusa
resista largo tiempo este tipo de embistes, pero, los hechos demuestran que Putin
ha previsto estas contingencias previamente, si algo acontece no será parecido
al rotundo golpe que se dio a la URSS. Rusia
está acumulando grandes reservas de oro y otros metales valiosos como resguardo
financiero.
Ahora, luego de la caída del telón de acero en
1989, todo el mundo tenía el convencimiento que la sociedad civil se había
impuesto con su racionalidad, aplicando el derecho natural y el sentimiento del
estado-nación contra la aplicación forzada del autoritarismo comunista
representado por la URSS. Pero solo fue ilusión, esto no fue más que el inicio
de una nueva confrontación por el control supremacista del mundo.
Rusia, tras la caída del totalitarismo soviético,
estaba en un K.O. técnico, caos, hambre, pobreza, pero tras todo esto estaban
las “instituciones económicas más
poderosas, trabajando de la mano con elementos criminales, la mafia,
respetables organizaciones filantrópicas, comités de expertos de prestigio
internacional, organizaciones no gubernamentales, servicios de inteligencia y
las principales entidades bancarias occidentales, iniciaron la empresa de
destruir Rusia deliberada y meticulosamente. Los recursos rusos son sinónimo de
supervivencia, por lo que desestabilizar Rusia se ha convertido en la clave de
la supervivencia futura”. Escribe, argumentadamente, el investigador D.
Estulin, en su obra ‘Los Señores de las Sombras’
La URSS
colapsó en diciembre de 1991, inmediatamente los nuevos “amigos” de Rusia
(Estados Unidos) emprendieron la tarea de apoyar al extinto sistema comunista
para llevarle a una transición democrática y rumbo al capitalismo. Rusia, en un lapso
un poco mayor a una década, dejó de ser un rival o una amenaza a los intereses
norteamericanos, no tenías medios para oponerse a los Estados Unidos que
lograron el control del petróleo y gas del Asia Central.
El inicio del mayor robo a los recursos de una nación
Entonces, se inició quizá el mayor saqueo de los recursos de una nación, casi olvidada en la actualidad, o tal vez nunca difundido por los medios occidentales, pero no olvidado por Putin y quienes dirigen en la actualidad la Federación Rusa. La extinta URSS manejaba, sin duda, la mayor riqueza mineral del mundo, petróleo, niquel, platino, oro y otros minerales valiosos, incluso su material bélico.
El juego con la manipulación del mercado fue
tremendo, se realizaron operaciones
colosales de subasta de rublos por cientos de miles de millones a cargo del
crimen organizado, dinero que salió de Rusia. Todo iba a ser desmantelado en
una operación combinada, pero clandestina, codo a codo entre los servicios de
inteligencia occidentales, especuladores financieros e importantes bancos, la
Mafia de Estados Unidos y la italiana (Cosa Nostra), más el aporte de los
Criminales rusos surgidos con el fin de la URSS, es decir, la mafia rusa “Vorovskoi Mir” (Mundo de Ladrones)
en alianza con viejos oficiales del KGB, ex veteranos de Afganistán y oficiales
del ejército retirados, según Estulin, estos grupos combinados crearon alianzas
de conveniencia para impulsar la malversación económica a niveles increíbles,
de esa forma (y de otras) apoyaron el desplome de la URSS.
En el libro ‘Gangster’s Paradise’ del británico D. Gayatt tomamos algo importante: “…poco a poco se hizo evidente que las enormes cantidades de rublos exportados no eran simple papel de colores. Sin perder tiempo, la mafia, ahora rica en rublos, se dispuso a saquear los abundantes tesoros naturales de Rusia. Platino, piedras preciosas, petróleo, madera, materias primas estratégicas, cobalto, cobre, bronce, titanio y todo tipo de valiosa maquinaria, fueron a parar a subastas fraudulentas. Casi sin valor en el mercado internacional, fueron repatriados a través de unos 260 bancos controlados por la mafia que surgieron por doquier en el país”.
No debemos olvidar algo, el Partido Comunista estaba metido también en el rollo, al igual
que los grupos descritos arriba, el Partido encargó al KGB actuar en igual
sentido: robo masivo de propiedades y recursos naturales del Estado, inundar el
mercado extranjero de rublos, vender ilegalmente materias primas y blanquear
las ganancias en Occidente. Daniel Estulin es categórico al señalar que: “Sobre esta base, a todos los niveles de la
jerarquía del partido, se produjo una creación masiva de bancos del partido, empresas
conjuntas y sociedades anónimas en 1990 y 1991”. Sin duda, el Comité Central
del Partido dispuso la ocultación de sus propiedades en la naciente economía de
mercado rusa. El presidente Yeltsin se negó a tomar medidas.
El objetivo secreto de todo esto (claro que esta
parte lo desconocían todos los grupos criminales y políticos rusos en ese
entonces) era permitir que los gánsteres financieros norteamericanos y otros
socios se apoderen y controlen las reservas de gas y petróleo de Asia Central con
la inexistente resistencia a las operaciones militares del US Army. De una manera brillante, silenciosa,
destruyeron la base económica de Rusia y según expertos se pretendía regresar a
Rusia a los tiempos de un país tercermundista. Según el propio Yeltsin,
Rusia se convirtió en una “superpotencia del crimen, en una mafiocracia”
(la Rusia de Yeltsin, por supuesto).
El siguiente paso, con la connivencia de Yeltsin,
fue crear reformas democráticas y un ligero impulso económico, pero evitando
que Rusia resurja como competencia a nivel mundial contra los Estados Unidos.
Empezaba la tarea del FMI y la era Clinton para “apoyar’ a la nueva economía y
democrática Rusia.
Yeltsin hizo lo habitual en estos casos, aceptar
préstamos internacionales (la imposición de ‘ayudas’) a cambio de emitir obligaciones (deuda). Si no pagas
pierdes la garantía subsidiaria (que garantiza el préstamo). Las garantías
rusas, no está demás decirlo, eran las acciones de las principales industrias
estatales. En otras palabras: Préstamos por acciones. Así, si el gobierno ruso no podía rembolsar
los préstamos, los bancos tenían derecho a subastar acciones en áreas
energéticas, recursos naturales, industrias, etc.
Así fue como en la década de los 90, los Estados Unidos gozaron de la supremacía mundial, controlando incluso los mercados rusos, Rusia en ese lapso dejó de funcionar como un estado, se vio en graves aprietos para alimentar a su población y su capacidad militar disuasiva se vino a pique.
La historia de esa negra etapa de la historia
rusa se vuelve interminable, con todos estos episodios que más asemejan al
guión de una obra cinematográfica, pero que fue real, tan real que parece
ficción.
Entonces, surgió Putin. Los problemas llegaron,
no para los rusos ni para Rusia, sino para los Estados Unidos, los buitres
financieros, para los nuevos oligarcas rusos y la mafia ruso-israelí.
Así las cosas, Europa y el mundo en general está
acorralado por la ambición, no de un estado, sino por un conglomerado de
hombres de las altas finanzas y negocios más inescrupulosos que controlan el
Poder político y económico de Norteamérica.
En la siguiente entrega:
Manteniendo el orden de
secuencia de este artículo, recordaremos quién es el señor Mijail Khodorkovsky
y la “hazaña” que casi le lleva a ser presidente de Rusia valiéndose de los
millones de su ex empresa petrolera ‘Yukos’, naturalmente bajo el auspicio del
mundo libre “comercial” de Occidente.
RUSIA, el caos poscomunista (2)