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16 enero 2024

Objetivo: Yemen





La Historia nos enseña por analogía, no por identidad.
Daniel Estulin


por: Tito Andino U.

Originalmente en el año 2015 presentamos este artículo, siendo necesario volver a reproducirlo y ampliar los hechos con la situación actual en Yemen.

Viejas historias, mismos argumentos. Esto ya ha sucedido en Yemen en diversas oportunidades. En 2009 Estados Unidos defendiendo su zona de influencia y a sus aliados lo bombardeó. En 2015 escondiendo la mano de hierro, Estados Unidos uso a sus socios del Consejo de Cooperación del Golfo para que llevaran a cabo la hazaña de "liberar" Yemen de hutíes mediante el uso del bombardeo de terror que intentó allanar una posterior invasión terrestre, esto a "petición" de su marioneta, el destituido presidente mariscal Abd Rabbo Mansur Hadi.
 
La misma pregunta de siempre: ¿El Consejo de Cooperación del Golfo y sus socios de la OTAN, combatirán alguna vez a los terroristas de al-Qaeda y del Estado Islámico en Irak y Siria y otras regiones árabes?.

Estados Unidos y Arabia Saudí fracasaron con la "primavera árabe yemení" en el 2011 y hasta el presente intentan fortalecer el movimiento separatista conocido como “Comités Populares del Sur” para que combatan a los hutíes. Temen tanto a las milicias hutíes -de tendencia chií, respaldadas por las fuerzas armadas yemeníes, por Irán y por partidarios del ex presidente Hadi, incluso por milicias suníes opuestas al terrorismo yihadista patrocinado por Arabia Saudí, el Consejo de Cooperación del Golfo y OTAN/EEUU/Israel, que no tienen otra oportunidad viable que no sea provocar una nueva guerra aprovechando la posición yemení contra la agresión israelí en Palestina.



La importancia estratégica de Yemen seguirá provocando la reacción de muchos intereses por su control, no solo del petróleo, sino por las vías de navegación.


Desde 2011 los planes imperiales de una victoria preveían dividir Yemen en dos estados (como en la época de la Guerra Fría). Nunca anhelaron encontrar una solución al conflicto, buscaron y seguirán buscando la fórmula de destruir y partir en dos a Yemen: Un Yemen del Norte bajo égida de los hutíes, privados de salida al mar; y, la nueva "Arabia del Sur" con dominio de la zona meridional, es decir que regiría y contraloría el acceso al Golfo de Adén. Ese era el plan en la década pasada. La estrategia siempre ha sido la misma: armar la discordia y la guerra civil. 

Es el eterno deseo de los “defensores de la democracia” en el mundo, Estados Unidos y su socio Arabia Saudí (en esa ocasión), como ejemplos de “democracia” y “tolerancia” en los países árabes (hoy parece ser que la posición de los saudíes va cambiando con sus esfuerzos de reconciliación con los estados árabes laicos y, sobre todo con su forjado enemigo, Irán).

No hay necesidad de comentar y profundizar en lo que está pasando estos días en Yemen con el bombardeo británico-estadounidenses respaldado logísticamente por el resto de la OTAN en menor o mayor grado. La crisis en Yemen afecta a la Península Arábiga: Arabia Saudita y Omán hasta el norte del Golfo Pérsico: Irán, Kuwait e Irak, llegando al Mar Rojo y el Cuerno de África: Somalia, Kenia, Etiopía, Yibuti, Eritrea y la costa de Sudán. Tampoco necesitamos señalar que las repercusiones geoestratégicas y económicas se sentirán a nivel global.

La importancia estratégica de Yemen ha provocado, provoca y provocará la reacción de muchos intereses por su control y vasallaje, no solo es por las vías marítimas de navegación, que es un cuasi-monopolio mundial del dúo anglo-estadounidense, es decir, "solo" defender la "democracia" y el libre tráfico, en esencia protegen su imperio económico. No se olviden que Yemen es rico en petróleo.
 
Retrocedamos en el tiempo, repasemos historia para entender la situación bélica en Yemen. 

En 2010, Alfredo Jalife-Rahme escribía para Contralínea, "Petróleo detrás de la nueva guerra contra Yemen", lo resumió en tres puntos:

1. Una guerra teológica en el norte entre sunnitas (apoyados por Arabia Saudita, Jordania y los Emiratos Árabes Unidos) y los chiíes (apoyados por Irán).

2. Una guerra separatista en el superestratégico sur, pletórico en petróleo, y donde resaltan dos puntos muy sensibles: la isla Socotra y el Estrecho de Bab Al-Mandab –un punto de estrangulamiento (“chokepoint”) a los dos lados de Yemen y Somalia donde transitan 3.5 millones de barriles al día y cuya obstrucción afectaría el precio del petróleo.

3. La aparición fantasmagórica de “terroristas yihadistas-salafistas” de al-Qaeda en la zona montañosa del sur, auspiciada por (valga la redundancia) EEUU/OTAN/Israel/Monarquías del Golfo.

Yemen es un caso curioso de analogía histórica. Allá en el año 2009, Juan Gelman (investigador argentino) reflexionaba en algo que, salvo la fecha actual, algún despistado lector podría pensar que es lo que está sucediendo en este preciso momento. En "Yemen", publicado en ‘Página 12’, Gelman expresa que ese país  “forma parte ya de la lista de países -Mali, Pakistán, Somalia, Uganda y otros- en los que el Pentágono y la Casa Blanca desarrollan esa clase de guerra no declarada que abunda en los llamados "daños colaterales". Los bombardeos de cazas estadounidenses y de la fuerza aérea saudí (en ese entonces) son tan constantes como los argumentos falaces que los “justifican” y, sobre todo, la muerte de civiles yemeníes.


Una gran explosión en Sana - Yemen, tras un ataque aéreo de la coalición militar liderada por Arabia Saudita, abril 2015.( Khaled Abdullah/Reuters)


El general David Petraeus, ex jefe del comando central a cargo de las guerras de Iraq, Afganistán y Pakistán, declaraba que “EE.UU. apoya la seguridad de Yemen en el contexto de la cooperación militar que proporciona a sus aliados en la región” (13-12-09). El mismo día de esas declaraciones, el diario Yemen Post publicaba fotografías de los cazas norteamericanos bombardeando la provincia de Saada (norte de Yemen), objetivo: liquidar a todos los guerrilleros hutíes posibles. Resultado: decenas de bajas civiles. El mariscal Saleh desmintió la intervención de Estados Unidos en la matanza y lanzó ofensivas contra los rebeldes del Norte con la evidente colaboración de Washington y Riad.

Los pretextos, ayer como hoy (siempre), son Irán y al Qaeda. Los rebeldes hutíes forman parte de la minoría chiíta del país, un tercio de la población, se alzaron en armas contra un gobierno autoritario que los discriminó y reprimió; se les acusa de recibir armamento de Teherán, pero su chiísmo Zaydi es una versión muy diferente del iraní. Hasta altos funcionarios estadounidenses admitieron que no había evidencia que Irán les proporcione todo de lo que se dice. El Pentágono, a su vez, argüía que bombardea reductos de al Qaeda.


Los rebeldes hutíes y las Fuerzas Armadas de Yemen, en la actualidad actúan en coordinación. (foto archivo, marzo 2015)


Cabe preguntarse el porqué del interés de EEUU por el país más pobre de la región. La supuesta guerra mundial contra el terrorismo de Bush mudó de nombre con Obama, pasó a denominarse “operaciones de contingencias en ultramar”. Los dos productos tienen el mismo olor: Petróleo. Estas estrategias están destinadas a extender el conflicto desde Afganistán a zonas concéntricas más amplias de Asia central y del sur, el Cáucaso y el Golfo Pérsico, el sudeste asiático y el golfo de Aden, el Cuerno de África y la península arábiga (razonaba Rick Rozoff, el 15-12-09). 

En ese entonces hubo un factor convergente y nada despreciable que hoy titubea, Arabia Saudí (ahora los saudíes -aparentemente- ya no aceptan ese juego geopolítico). El rol que Arabia Saudí y las monarquías afines del Golfo Pérsico desempeñaron la “nueva estrategia” de Obama (enriquecer más al Complejo Militar Industrial), invirtieron en la compra de equipos militares estadounidenses, se estima en la friolera cifra de más de 20.000 millones de dólares en la década de 2010 a 2020  (apreciación de agosto del 2009, que sin duda se quedó corta). 

Hace casi 10 años, una coalición liderada por Arabia Saudí aglutino a muchas naciones musulmanes bendecidas  política y militarmente por Estados Unidos, iniciaron un genocidio contra la población de Yemen que venía atravesando una guerra civil desde septiembre de 2014. El ex presidente Abed Rabbu Mansour Hadi renunció en enero del 2015 y se exilió en Riad, los saudíes le susurraron a los oídos lo "fácil" que sería retomar el poder y, gracias a su "solicitud", desde marzo de 2015 los saudíes se involucraron en el conflicto junto a los Emiratos Árabes Unidos (EAU) y otros contingentes del Golfo, pusieron tropas en territorio yemenita, incluso contaban para el combate con efectivos de al-Qaeda y el Estado Islámico (enemigos acérrimos del Islam chií). EEUU tampoco se quedó atrás, destinando pequeños grupos de comandos para operar en la costa sur en apoyo a sus citados colegas. 


Raytheon Technologies es el contratista principal del Pentágono para la compra de los interceptores y equipos "Patriot", que le costó miles de millones a Arabia Saudí, incluso en 2022 se concretó la venta de 300 misiles balísticos tácticos de guiado mejorado MIM-104E (GEM-T) para el sistema de defensa antimisiles "Patriot", así como equipos de apoyo, repuestos y soporte técnico al Reino de Arabia Saudí (foto archivo Reuters)


¿Consecuencia? Decenas de miles de víctimas, alrededor de quince o más millones de desplazados, el inicio de una crisis alimenticia (hambruna) y sanitaria (epidemia de cólera) provocó miles de fallecidos yemeníes. La infraestructura (puertos, carreteras, redes eléctricas, cientos de escuelas y hospitales, millares de viviendas fueron destruidos por la aviación saudí "con la colaboración táctica y estratégica de pilotos israelíes", confirmaba el analista internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central, Guadi Calvo, en el artículo "Yemen: Los secretos del genocidio" (septiembre 2017). 

En esta guerra sucia se implantaron centros de detención clandestinos de tortura en el sur del país para miles de yemeníes sin proceso judicial, operados por miembros de al-Qaeda. También se comprobó que Emiratos Árabes Unidos operó prisiones secretas de tortura en Yemen con ayuda de Estados Unidos, funcionarios estadounidenses aceptaron que cierto personal participaba en los interrogatorios, "solo direccionaron las preguntas, sin torturar personalmente a nadie". Las denuncias recogían información sobre detenidos trasladados ilegalmente a una base de los EAU en Eritrea a través del Mar Rojo. Son los famosos “agujeros negros”, una red de prisiones secretas a lo largo del mundo creados por la CIA después del 11 de septiembre, allí eran destinados los sospechosos de terrorismo para su interrogatorio. En teoría Barack Obama ordenó su desmantelamiento en 2009. 

El presente
 
Iniciada la ofensiva israelí sobre Gaza (octubre 2023), Yemen y los hutíes -representados por el movimiento Ansarallah- declararon un bloqueo marítimo en las aguas del Mar Rojo que pone en graves aprietos al transporte marítimo y las cadenas de suministro. Evidente es que con esta acción Yemen brinda respaldo a Palestina al causar más daño a una ya sangrante economía de guerra israelí. Es una decisión unilateral yemení, "consciente e inquebrantable (de atacar barcos israelíes) para lograr justicia para el oprimido pueblo palestino que está siendo víctima de un genocidio cada día" (General yemení, Abdulá Jafri).

Yemen aclaró que este bloqueo únicamente está destinado a los buques de bandera israelí (o asociada), o propiedad de israelíes y a transportes que tienen como destino Israel. Es como imaginarnos -en proporción- que los árabes e Irán declararan el embargo de petróleo y gas a las naciones que apoyan a Israel. 




Todos captaron el mensaje, el tráfico mercante es libre, libre tránsito entre Bab al-Mandeb y el Mar Rojo para todos, excepto para Israel; nadie habló de un posible bloqueo del Estrecho de Ormuz que sería una bomba de implosión económica mundial por los costos del petróleo y sus consecuencias.

Por supuesto, la declaración yemení constituye una infracción al Derecho Internacional, pero resulta ser más una tragicomedia para el orgullo del US Navy y las marinas de guerra de sus socios atlánticos que han llamado a defender la libre navegación, en el fondo sabemos que protegen sus intereses económicos. Por otro lado, es fantasioso que se pudiera establecerse un "bloqueo naval total de Israel, meticulosamente diseñado", según un alto mando iraní, Israel podría "enfrentar pronto el cierre del Mar Mediterráneo, el Estrecho de Gibraltar y otras vías fluviales" (según cita el analista internacional, Pepe Escobar en su artículo "Cómo Yemen lo cambió todo".

La operación militar naval de la "Coalición" internacional 2024 no cuenta está vez con los respaldos de hace una década, el principal socio árabe de los EEUU ha dicho nones por esta ocasión, ya que esa "protección" tiene un claro mensaje de guerra hacia Irán, Yemen es el pretexto; y, sobre todo, en Riad y otros emiratos árabes entienden mejor que nadie que los misiles de Ansarallah (hutíes) tienen autonomía para alcanzar los campos petrolíferos saudíes y emiratíes.

El Derecho Internacional y el bloqueo yemení en el Mar Rojo

Un reciente artículo del analista político estadounidense (radicado en Moscú) Andrew Korybko aclara cuestiones de derecho y geopolítica y la posición de Rusia con el caso Yemen, "¿Por qué Rusia no vetó la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que Occidente acaba de aprovechar para atacar a los hutíes?"

Resumamos el esclarecedor análisis.

El ataque estadounidense contra Yemen y los rebeldes hutíes era previsible tras la Resolución del 10 de enero 2024 del Consejo de Seguridad de la ONU sobre el Mar Rojo, el  representante ruso ante la ONU advirtió que el bloque creado por EEUU (básicamente la OTAN) iba a aprovecharla incluso antes de que tuviera lugar la votación, propuso varias enmiendas que fueron rechazadas. No es cierto que Rusia apoye a los hutíes, Rusia respaldó un comunicado de prensa conjunto del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas condenando los ataques de los hutíes contra buques civiles. 

El diplomático ruso señaló:

No debemos hacernos ilusiones sobre los verdaderos objetivos de los autores de la resolución. No se trata en absoluto de garantizar la seguridad de la navegación en el Mar Rojo, sino de un intento de legitimar (post factum) las acciones de la mencionada 'coalición' y contar con el respaldo del Consejo de Seguridad por tiempo ilimitado... En el Derecho Internacional  no existe legalmente el "derecho de los estados a defender sus buques contra ataques", que no existe en el derecho internacional, es una innovación extremadamente dudosa desde el punto de vista jurídico como político”. 

La Resolución del Consejo de Seguridad fue aprobada, curiosamente Rusia y China no lo vetaron, se abstuvieron en la votación. Occidente se aprovechó (como lo ha hecho en otras ocasiones) para atacar a los hutíes a pesar de que Moscú predijo con precisión las consecuencias de antemano, en lugar de vetarla.

El diplomático ruso justifica su abstención con el siguiente argumento: "Queremos subrayar una vez más que no se puede considerar que esta resolución legitime las acciones en el Mar Rojo de la llamada 'coalición' formada por Estados Unidos y sus satélites. Observamos que el OP3 no puede crear un "derecho de los estados a defender sus buques contra ataques", que no existe. Todas las actividades previstas en este párrafo, tal como se establece en el propio párrafo, deben llevarse a cabo estrictamente dentro del marco del derecho internacional vigente... No es necesario recordar diversas interpretaciones erróneas de las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas a las que Washington se ha permitido. Con el pretexto de proteger a los civiles, las tropas de la OTAN lideradas por Estados Unidos destruyeron el Estado libio. Al distorsionar las disposiciones de las resoluciones de sanciones del Consejo de Seguridad contra Yemen, interceptaron armas en el Mar Arábigo, que luego fueron enviadas a las fuerzas armadas ucranianas.

De las palabras del Representante Permanente de los Estados Unidos se desprende que los Estados Unidos equiparan la defensa de los buques comerciales con la autodefensa. De hecho, Estados Unidos se expuso al votar junto con Gran Bretaña contra las enmiendas al PP9 (sobre no sentar precedentes) y al OP3 y demostró que el propósito por el cual promovieron este proyecto de resolución era tener libertad para interpretar el 'derecho a defender los buques' con referencia a la autodefensa”.


La OTAN dice que se trata de un ataque defensivo diseñado para preservar la libertad de navegación en una de las vías marítimas más vitales del mundo. En la imagen un avión despega de un portaaviones para llevar a cabo ataques aéreos dirigidos a la milicia hutí y las fuerzas armadas de Yemen por el hostigamiento a los transportes internacionales en el Mar Rojo.  Imagen publicada el 12 de enero de 2024 desde un lugar no revelado. (Comando Central de EU. vía X/Handout vía REUTERS (US CENTRAL COMMAND VIA X/via REUTERS)


Afirma Korybko que "el hecho “políticamente inconveniente” es que Rusia no podría detener de manera realista esos ataques previamente inminentes, incluso si fuera tan pro-huties y pro-palestinos como lo describe falsamente, una cosa es abstenerse basándose en estar parcialmente de acuerdo con parte de un determinado texto lo suficiente como para no vetarlo, y otra completamente distinta vetar ese texto pero luego no poder hacer cumplir el derecho internacional, del mismo modo que no pudo detener la guerra de la OTAN contra Libia en 2011. Una intervención militar directa contra Occidente habría llevado a la Tercera Guerra Mundial".

En conclusión 

Caso polémico, incluso incomprensible para quienes no dominan la alta diplomacia y las nefastas consecuencias de una pésima aplicación. Rusia tampoco puede darse la tarea de actuar como policía del mundo (al estilo estadounidense / OTAN) y "castigar" a los Estados Unidos militarmente, lo que tampoco se atreverían hacer los otros. Lo que queda es impedir que los ataques de la nueva coalición anti-Yemen pretendan destruir nuevamente a la misma nación por los mismos intereses políticos, económicos y geoestratégicos. La anterior coalición, utilizando a las monarquías del Golfo fracasó en el intento.


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NOTAS:
 
Algunos enlaces originales publicadas en 2015 ya no están activos en la red. Para la presente actualización consultamos, entre otros, los siguientes análisis. 



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