Temas de análisis e investigación para descubrir los verdaderos motivos que se ocultan entre bastidores y que desembocan en conflictos bélicos. "Detectives de guerra" desenrolla la trama urgida por políticos y fuerzas obscuras que controlan el Poder en el mundo.
07 febrero 2017
Israel: Críticas y argumentos de un perpetuo conflicto
Prólogo del redactor del blog
Enfocar analítica y objetivamente la cuestión israelí en la problemática
del Medio Oriente es sumamente complejo. Quien se entregue a este cometido no
debe caer en la tentación de encaminar sus hipótesis a un personal punto de
vista, ese es el primer error de muchos investigadores y de demasiados
pseudo-historiadores. Algo que debe practicar un verdadero analista de la
compleja ecuación geográfica y política de esa región es basarse en un simple
principio o fuente: la historiografía.
Hablar de Israel y su historia es algo que no vamos a realizar, por lógicas
razones, el tema da no solo para un libro sino para una gran enciclopedia, que
de paso está ya muy bien ilustrada. Aquí nos vamos a enfocar en un tema
polémico, candente, causa de mucha irritación y odio –muchas veces infundado-,
que ha originado una infinidad de “teorías de la conspiración” que motivan el resurgir de agrupaciones
extremistas a lo largo de la vieja Europa. Y, lo peor de todo, la aparición
gratuita de miles de neonazis de internet seducidos por una rabiosa propaganda
antisemita sin fundamento alguno, divulgaciones, por cierto, orquestadas desde
la misma Alemania nazi y que es el legado de Goebbels y su camarilla para sus
actuales y delirantes partidarios.
Sin duda, imperiosamente debo desviarme del tema principal de esta
ponencia, que básicamente es descubrir o recordar al lector cual es el
verdadero rol de Israel en su agresiva política contra toda nación que
considera su enemiga. El estado de Israel –me referiré siempre de esa forma- y no
con términos, aunque válidos, no siempre utilizados de manera adecuada en el
contexto de una deliberación, es decir, en mi personal punto de vista, decir
estado sionista, entidad o ente sionista –reitero, no obstante que es una forma
admitida de identificar a un estado (como decir en Latinoamérica gringos a los
estadounidenses), se ha prestado siempre a un despropósito que queremos evitar,
difundir la xenofobia.
Hay un afamado investigador estadounidense, politólogo y crítico de origen
judío a quien me gusta siempre citar en esas acaloradas discusiones con
enfermizos antijudíos que se disfrazan de “solo antisionistas” (elegante forma
de ocultar su odio irascible e infundado).
El Dr. Norman Finkelstein, es un notable académico, experto en ciencia
política, su vasto conocimiento en temas relacionados con Israel, el sionismo y
el judaísmo en general; y, sobre todo, con el conflicto palestino- israelí. Demuestra que el haber nacido dentro de una fe no es sinónimo de “maldad”, como predicaron los nazis y han adoptado los modernos neo-nazis. Finkelstein ha sido duramente criticado por el segmento más conservador del
judaísmo e incluso privado de su catedra universitaria por denunciar
públicamente las prácticas crueles del gobierno israelí en contra de los palestinos
y árabes que habitan Israel y los territorios ocupados.
A parte de sus innumerables artículos, existe un libro del Dr. Finkelstein
que debería ser leído para profundizar el conocimiento: “La
industria del Holocausto", texto que
denuncia no solo el tratamiento de Israel contra los Palestinos, sino la
utilización política del genocidio en beneficio de su causa. En resumen, el Dr. Finkelstein es contundente al afirmar que lo que haya podido sufrir el pueblo judío en el holocausto no justifica, en lo más mínimo, la política represiva del estado de Israel hacia el pueblo palestino. Justamente, es ese desacierto autoritario israelí en los territorios ocupados lo que da argumentos a los “negacionistas”. El profesor resalta que el holocausto es explotado para fines políticos pro-israelíes y la financiación de políticos en menoscabo de una realidad social, los verdaderos sobrevivientes.
Veamos el siguiente e interesante video, un segmento de una Conferencia en la Universidad de Waterloo (Canadá) en 2010, el Dr. Norman Finkelstein,
responde a una joven judía. Una de las conclusiones del video es la demostración de cómo unas declaraciones pueden ser sacadas totalmente de contexto, tomando solo datos parciales.
Dr.Norman Finkelstein rechaza las lágrimas de cocodrilo
Bien, dejemos a un lado al destacado Dr. Finkelstein. Viene a la mente el
recordado George Orwell, un cabal crítico de los totalitarismos, a quien
deberíamos leer con más frecuencia, él solía expresar que "Toda
la propaganda de guerra, todos los gritos y mentiras y odio, provienen
invariablemente de gente que no está peleando”.
En nuestros días, lamentablemente, se detecta un gran número de exaltados
partidarios del nazismo que intentan imponer –incluso de forma agresiva- la
versión nazi de la historia, en desmedro del sufrimiento de millones de
víctimas. Dar un punto de vista desde la posición del nazismo en si no es
cuestionable, pero se rechaza o, lo mejor, es ser indiferente ante tanta
ignorancia de la historia “divulgada” por pseudo-historiadores apologistas de
la supremacía nazi. Los neo-nazis (en especial en Latinoamérica) deberían
empezar sus grotescos aprendizajes de “historia” de la segunda guerra mundial
con un simple ejercicio mental: de verdad piensan que el judaísmo es una raza?,
tal como vociferan los “revisionistas”.
He dicho en varias ocasiones (que comparto con muchos investigadores) que
una cosa es plantear la doctrina nazi como debate, como tema de nuestra
historia contemporánea y, otra muy diferente, hacer un ensalzamiento sectario
de los crímenes perpetrados por esa fanática ideología. Una cosa es negar los
hechos históricos por puro odio xenófobo y otra es hacer un estudio exhaustivo
de la historia.
Los neonazis de internet constituyen ahora una molestia real, la cantidad
de "intelectuales" y “críticos” que copian y pegan links de páginas
de fanáticos que exaltan el crimen y el extremismo es un verdadero dolor de
cabeza, éstos falsos “historiadores” en su vida han visitado una biblioteca o,
peor aún, han leído un libro de investigación (salvo alguna que otra versión neo-nazi escaneada y colgada en
internet –y ni siquiera dedican una lectura completa-).
Amable lector, no se necesita ser judío, sionista o pro-sionista para
rechazar el nazismo, como tampoco tenemos que ser, obligadamente, neonazis para
combatir la doctrina sionista; solo hace falta sentido común y leer (mucho -en
calidad y no cantidad-); y, sobre todo, dejar de mirar videos de YouTube
creados por chavales de 18 años (o menos).
También es aconsejable poner en cuarentena las versiones literarias de
Bochaca, Borrego y otras en lengua castellana, que no son otra cosa que la
versión nazi de la historia. Esos personajes desde su juventud mantienen
compromisos políticos e ideológicos con un programa que los ata
irreversiblemente (falangismo y sinarquismo -la quinta columna nazi en México-, respectivamente). Bochaca y
Borrego NUNCA HAN EDUCADO, pero si ADOCTRINADO a más de una generación de
jóvenes en una ideología falsa y criminal. Quién ha dicho que estos señores
(por solo dar los dos ejemplos) no hicieron un daño terrible a la juventud de
Hispanoamérica?. Quién dijo que el crimen no paga?
Inclusive podríamos aceptar leer a ciertos “revisionistas”, siempre que
respetaran la dignidad de las personas, de las víctimas, de sus creencias, de
la cultura en general; sin distorsionar la historiografía, sin sesgar de forma
arbitraria un documento alterando su contenido o tomando solamente una parte
conveniente de una investigación, tal como lo hacen los señores nombrados.
En una frase: Los nazis, a quienes idolatran los pseudo-revisionistas
enunciados y los negacionistas en general, fueron IMPERIALISTAS, su Tercer
Reich, es decir, su TERCER IMPERIO se concibió con una única meta, erigirse
mediante la guerra y solo por la guerra en el amo de Europa; a ello debemos
sumar la política real y sistemática de eliminación física de las "razas
inferiores", aquí debemos incluir no solo a los judíos, sino gitanos,
eslavos y otros untermensch (sub-hombres/sub-humanos). Aquellos pueblos que se
librarían de esa limpieza, se convertirían en sus sirvientes previa eliminación
de la clase pensante de una nación.
Estudiar, investigar la historia requiere un monumental esfuerzo psíquico
que consume un valioso tiempo de nuestras vidas. Con sacrificio y dedicación
profunda los historiadores y académicos nos presentan sus años de investigación
manifestados en sus libros. Eso es hacer historia. Histeria es lo que reflejan
los “negacionistas” y sus amargados, xenófobos e ignorantes partidarios.
Con esta explicación de mi punto de vista sobre los denominados
“antisionistas” del presente y su intrínseca relación con corrientes neonazis
(en su mayoría) pasaremos revista a la intolerable política del estado de
Israel.
Vamos a tratar a continuación un caso singular. Los victimarios de hoy -descendientes de
las víctimas de ayer (judíos europeos)- amparados en el derecho a no olvidar a
sus antepasados asesinados, se dedican a cometer parecidos atropellos ante una
población palestina indefensa. Es que los palestinos no tienen derecho a oponer resistencia ante la injusticia e ilegalidad?. El derecho a defenderse
no está reflejado solo en la ley, es un derecho natural, intrínseco del ser
humano.
Demos paso a un valioso análisis que refleja la política actual del estado
de Israel y sus repercusiones en el mundo y en el Derecho Internacional.
Las siguiente líneas corresponden a Carlos
Aznárez, un especialista en política internacional y director del periódico
“Resumen Latinoamericano”. A continuación, sus reflexiones sobre el tema.
Tito Andino U.
*****
¿Qué se puede hacer con Israel?(1)
La actitud del gobierno sionista israelí supera todos los límites de un
comportamiento impune. No sólo no ha respetado ni cumplido ninguna de las
resoluciones de la ONU a lo largo de los años, sino que ahora se atreve, con
total impudicia, a levantar la apuesta y amenazar y sancionar a cada uno de los
países que votaron en su contra al referirse a seguir construyendo más
viviendas para los colonos en tierra palestina ocupada.
Con un Netanyahu indignado e histérico porque su amanuense Barack Obama le
pasó factura por el maltrato recibido en marzo de 2015, cuando el jefe sionista
visitó y habló en el Parlamento estadounidense, el escenario de la prepotencia
israelí se ha convertido en un compendio de amenazas a diestra y siniestra. A
pesar de que el propio Obama fue uno de los grandes aliados de Israel en todos
los aspectos, y sobre todo en el militar. Sólo basta recordar su comportamiento
de adhesión indisimulada cuando miles de toneladas de bombas israelíes caían
sobre Gaza o cuando usó el poder del veto en el Consejo de Seguridad para no
condenar asentamientos ilegales en dos ocasiones distintas.
Muchos habrán de preguntarse: ¿qué se puede hacer con un gobierno como
el de la ultraderecha israelí que anuncia suspensión de relaciones con varios
países europeos porque no quisieron convalidar (como hasta el presente) el
hecho de seguir inundando de agresivos colonos el territorio custodiado por su
ejércitos de ocupación? ¿Qué se puede hacer con quienes buscan la guerra de
expansión, planteando el etnocidio, y lo hace con la desfachatez de considerar
enemigos a la casi totalidad del Consejo de Seguridad, que frente a su
impostura nunca procede de la misma manera que lo haría si el gobierno
amonestado (solo verbalmente) no fuera el sionista.
Haciendo memoria se verá que toda la
oleada de dictámenes de la ONU comenzó
con la resolución 194 del 11 de diciembre de 1948 cuando la Asamblea
decidió, a consecuencia de la expulsión forzada de centenares de miles de
árabes provocada por la invasión israelí "que
hay lugar para permitir a los refugiados que lo deseen, regresar a sus hogares
lo más pronto posible y vivir en paz con sus vecinos, y que se deben pagar
indemnizaciones a título de compensación por los bienes de aquellos que decidan
no regresar a sus hogares y por todos los bienes que hayan sido perdidos o
dañado, en virtud de los principios del derecho internacional o en equidad,
esta pérdida o este daño debe ser reparado por los gobiernos o autoridades
responsables”. La entidad sionista no solo desatendió esta recomendación
sino que continuó expulsando, masacrando y tratando de humillar aún más al
pueblo palestino. Eran los tiempos de la Nakba
o Catástrofe, como se la conoció a nivel mundial y que dejó las marcas en la
piel de hombres, mujeres, niños y niñas palestinas que sufrieron el inicio de
un gigantesco genocidio.
Luego, el 22 de noviembre de 1967,
llegó otra resolución adoptada por unanimidad en el Consejo de Seguridad, seis
meses después de la Guerra de los Seis Días. La medida exigía "la instauración de una paz justa y
perdurable en Oriente Medio”, que pasaba por “la retirada del ejército israelí de territorios ocupados durante el
conflicto” y el “respeto y
reconocimiento de la soberanía y la integridad territorial y la independencia
política de cada Estado de la región, y su derecho a vivir en paz en el
interior de fronteras reconocidas y seguras, al abrigo de amenazas y actos de
fuerza”. Esta resolución, permanece
en todas las negociaciones posteriores, sentando bases para una paz que jamás
llegó en el Oriente Medio: la evacuación de Israel de los territorios ocupados
y el reconocimiento por los Estados árabes del derecho de Israel a la paz
dentro de unas fronteras estables.
Con su habitual recurso de la
victimización Israel no cumplió ninguno de estos puntos, y además, optó por
generar lazos de cooptación y complicidad con algunos gobiernos árabes cuyos mandatarios, lejos de apoyar las justas demandas
del pueblo palestino (como lo exigían sus propios pueblos) se convirtieron en
verdugos y colaboraron con el gobierno sionista comercial y hasta militarmente.
Desde ya que a cada recomendación de la ONU le sucedía otra y otra, que en
sus textos eran contundentes, pero que en la práctica, al no ser ninguna de
ellas vinculante, quedaban convertidas en papel mojado.
Pero en ese camino de por lo menos dejar
en claro ante el mundo que Israel se burla de todo y de todos, vale la pena
destacar la Resolución 3379, dictada en
1975, cuando la Asamblea de la ONU adoptó, por impulso de los países
árabes, y con el apoyo del bloque soviético y de los No alineados, una contundente declaración que asociaba al
sionismo con el racismo y con el apartheid sudafricano en particular(“la paz y la cooperación internacionales
exigen el logro de la liberación nacional y la independencia, la eliminación
del colonialismo y del neocolonialismo, de la ocupación extranjera, del sionismo,
del apartheid y de la discriminación racial en todas sus formas, así como el
reconocimiento de la dignidad de los pueblos y su derecho a la libre
determinación”), llamando a su eliminación, entendiéndola como una forma de
discriminación racial. (72 votos a favor, 35 en contra y 32 abstenciones).
Chaim Herzog
Como Netanyahu en el presente, el entonces embajador israelí y futuro
Presidente de Israel, Chaim Herzog, montó en cólera y con total desparpajo
rompió el documento en pedazos delante de la Asamblea. En 1991 Israel puso la
anulación de la resolución 3379 como condición para su participación en la
Conferencia de Madrid, lo que llevó a que fuera derogada al aprobarse la
resolución 4686 (111 a favor, 25 en contra y 11 abstenciones) del 16 de
diciembre de 1991, una de las más cortas de la historia de la Asamblea General
de las Naciones Unidas. De rodillas, incluso algunos delegados posando con sus
colegas israelíes, fue el final de algo que había comenzado con cierta muestra
de dignidad.
Luego, para mayor escarnio, vinieron otras tantas resoluciones no
cumplidas, como la 3236 de noviembre de 1974 que reafirmaba el “derecho inalienable de los palestinos a
regresar a sus hogares y recuperar sus bienes desde donde quiera que se
encuentren desplazados y desarraigados y pide su retorno” y “el derecho de la autodeterminación del
pueblo palestino”. O la 1322, del 7 de octubre de 2000, aprobada por 14
votos a favor y 1 abstención (Estados Unidos), “condenando los actos de violencia, particularmente el recurso al uso
excesivo de la fuerza contra los palestinos, que han provocado heridos y la
pérdida de vidas humanas”.
Así están las cosas en el damero internacional. Al parecer Israel no entiende razones diplomáticas ni tibios regaños de
quienes generalmente son sus aliados. Por eso los amenaza e insulta, pero
también por eso mismo desea apurar el tiempo para que asuma el gobierno Donald
Trump, quien ya ha confesado su lealtad incondicional al guerrerismo sionista.
A los palestinos, frente a este panorama, no les quedará otra que seguir apretando los puños y resistir por
todas las vías posibles, confiados que lo que no hagan por ellos mismos nadie
en ese contorno de gobiernos agresivos, cómplices o eunucos, habrá de hacerlo.
Donald Trump ya ha confesado su
lealtad incondicional al guerrerismo sionista
Hasta aquí el brillante análisis
de Carlos Aznárez. Se puede profundizar
más en el tema, pero ese no es el cometido de este artículo. La intención es
dar una guía básica de entendimiento para el lector no versado en el tema y
sobre todo para que se entienda lo que constituye el sionismo político.
*****
Para ello, invocamos la presencia de
un joven y brillante investigador, ya muy conocido en diferentes medios por sus
artículos y entrevistas sobre temáticas internacionales. Koldo Salazar López, periodista de investigación español, a él
corresponde las siguientes líneas explicativas sobre el papel que juega Israel
en las crisis regionales del Medio Oriente. Veamos.
ISRAEL Y EL SIONISMO POLÍTICO(2)
Fue Teodoro Herzl quien, en el siglo XIX, como corresponsal periodista en
Francia, tras vivir el proceso de Alfred Dreyfuss decidió cambiar radicalmente
su forma de pensar. Durante su juventud fue un entusiasta austro húngaro a
favor de la asimilación cultural. Curiosamente el gran enemigo de las
comunidades sionistas es la asimilación y la integración en las sociedades en
las que viven.
“Ergo ya desde antiguo vemos que la
integración de minorías ajenas a la concepción mayoritaria de los países no es
posible, es una auténtica quimera, debido a las diferencias religiosas,
culturales, teológicas y filosóficas entre comunidades. No se pueden integrar
dos cosmovisiones diferentes en un mismo territorio ya que vivirán de forma
paralela y, como mucho, se tolerarán pero siempre de forma cercana al conflicto
social”.
En pleno siglo XIX Europa estaba sumida en las revoluciones nacionalistas
románticas que acabarían siendo el germen de movimientos políticos e, incluso,
del comunismo. Los judíos, sin embargo, formaban parte de las naciones y tenían
dos opciones, encerrarse en sus barrios, desconectándose de la vida social o
integrarse en los nacionalismos generales.
Herzl supo calcular lo que el judío necesitaba y comenzó a teorizar sobre
el sionismo en base a tres grandes premisas:
a) La nación judía no puede integrarse en los estados de los que forman
parte;
b) La nación judía para su supervivencia necesita instalarse en un teatro
geográfico e instalar un estado judío y la única zona válida para este pretexto
es la palestina otomana (hablamos del siglo XIX);
c) La religión judía y la raza son básicas, de tal forma que el eje debe de
ser la nación-sangre judía.
SIONISMO
Esta idea básica, desarrollada en el “Judenstaat” (El Estado Judío) de
Herzl permitió el inicio del movimiento sionista político, muy alejado del
sionismo místico y religioso que pregona la vuelta a Israel y Jerusalén
exclusivamente tras la aparición del Mesías judío.
Al contrario de lo que muchos piensan el sionismo dista mucho de ser una
ideología política. Llamar fascista, nazi o comunista a un sionista por el mero
hecho de serlo es un grave error conceptual debido a una simple razón, el
sionismo es un sistema nacionalista desculturizador y aglutinador.
1- Es aglutinador porque
pretende la unión de todos los judíos en un sólo punto geográfico, obligando a
la convivencia;
2- Es un elemento desculturizador
porque no se pueden permitir la creación de estados paralelos judíos dentro de
Israel, de ahí la homogeneización lingüística resucitando el hebreo y relegando
idiomas como el Yiddish, Ladino, Judesmo o Haketía a meras expresiones
religiosas o culturales minoritarias y anecdóticas.
3- Es un sistema nacionalista
porque promulga una ideología de estado como ente filosófico, instalado de
forma fáctica en una región geográfica concreta, dejando a la ideología
política la gestión de este estado:
3-a) DE AHÍ LA EXISTENCIA DE SIONISMOS FASCISTAS, SOCIALISTAS, LIBERALES,
CONSERVADORES, DEMOCRÁTICOS, INTEGRADORES, COMUNISTAS…
Podemos concluir someramente que el sionismo es un sistema nacionalista no
cuestionado ni cuestionable por las élites de este movimiento, pero abierto a
todas las ideologías que hagan viable la gestión y el desarrollo del estado. De
ahí la evolución israelí de socialistas convencidos como David Ben Gurión a
sujetos pertenecientes al fascismo sionista como Avigdor Liebermann en apenas
setenta años.
SIONISMO INTERNACIONALISTA
Curiosamente existe una creciente oposición dentro de las comunidades
judías, sobre todo de las ortodoxas y ultra ortodoxas, que se oponen al
sionismo y lo consideran una herejía o una rebelión contra Dios debido al
castigo impuesto sobre ellos (teológicamente hablando), los judíos hablan de
tres exilios:
a) Exilio Egipcio: Los famosos cuatrocientos años como esclavos y su
liberación por Moisés
b) Exilio Babilónico: Después de la destrucción de los reinos de
Israel y Judá por Asirios y Babilonios y el exilio en estas tierras que acaba
ochenta años después con el Edicto de Ciro II y que llevan a cabo los profetas
Esdras, Nehemías, Jeremías y Ezequiel
c) Exilio Romano: El producido con la destrucción del templo de
Jerusalén por los romanos y la diáspora judía por todo el mundo y que acabará
con la vuelta del Mesías.
Por lo tanto la concepción religiosa
pregona seguir esperando, mientras que Teodoro Herzl y León Pinsker decidieron
remediar esta situación instalando un estado-nación en la antigua Israel
bíblica a costa de los territorios del Imperio Otomano, y luego de la Palestina
británica.
Por lo tanto se está produciendo un curioso fenómeno psico-político que
es el progresivo avance del laicismo en la sociedad israelí por un curioso
hecho, para continuar con la memoria de la identidad propia judía hacía falta
mantener viva la llama religiosa y continuar alimentando la cuestión teológica
contenida en el Tanaj, así como la
interpretación religiosa y la filosofía judía del Talmud. Eso era el centro de la cultura judía del exilio.
Estos elementos abstractos creaban lo que podríamos llamar un “recuerdo de la patria“, pero cuando el
judío abandona el exilio a partir de “La
Declaración Balfour” y abraza el sionismo ocupando la tierra de los
palestinos, las ideas abstractas pierden su función de recordatorio porque ya
no se necesita de ellas. Podríamos resumir que “El sueño de la patria” del
exilio se desvanece frente a la contundencia de un estado de Israel real y en
funcionamiento.
El sionismo, curiosamente, se está
reforzando de manera constante en las comunidades cristianas de tendencia
evangélica, testigos de jehová etc… debido al gran esfuerzo que desde el estado
de Israel se hace para captar a estos grupos y convertirlos en elementos
lobbistas, todo debido a la interpretación literal de la biblia.
Porque el sionismo necesita justificar su ocupación en base a la promesa a
Abraham, contenida en la Torah, que son los primeros cinco libros del Antiguo
Testamento cristiano. El conocimiento de estos grupos cristianos de estos
antiguos textos ha permitido una facilísima propagación del sionismo cristiano,
aderezado con un fuerte sentimiento anti islámico (también explotado desde los
Think-Tank israelíes y estadounidenses), han logrado generar fanáticos sionistas
cristianos anti palestinos.
Obviando, eso sí, las constantes injerencias israelíes en los asuntos
internos de los estados alrededor suya que tienen dos opciones:
a) Unirse al sionismo directa o indirectamente a través de Estados Unidos,
países como Jordania, Arabia Saudí, Emiratos etc…se han unido a esta tendencia.
b) Oponerse al sionismo y sufrir constantes ataques militares, guerras,
desestabilización y propaganda. Países como Irán, Iraq, Siria o Líbano no se
han unido al bloque sionista.
Esto se debe a la propia debilidad
del estado de Israel, que necesita tener vecinos débiles para sobrevivir. De ahí las buenas relaciones con los Estados Unidos ya
que Israel muchas veces actúa como garante de los intereses estadounidenses en
la región y Tel Aviv se beneficia de ello. Por ejemplo, en 2003 Saddam Husein,
uno de los grandes enemigos de Israel, fue derrocado y ahorcado en 2006, la
Siria de Bashar al Asad está siendo destruida por grupos terroristas yihadistas
pagados por Arabia Saudí, Estados Unidos, Israel, Turquía, Qatar y la Unión
Europea.
Por lo tanto el intervencionismo
israelí constante en Oriente Medio se debe a ello. A generar aliados
acérrimos, como los países del Golfo y Arabia Saudí, o a destruir a aquellos
que no son aliados, como Iraq, Siria o Yemen y los constantes ataques a Irán.