"El reparto del mundo y el miedo al movimiento social"
ENTREVISTA al historiador Jacques R. Pauwels por Han Soete y Nick Dobbelaere para Solidaire.org
¿Fueron el atentado contra el archiduque de Austria o nobles motivaciones de paz, de democracia y de libertad las causas de la Primera Guerra Mundial? No, responde el escritor e historiador Jacques Pauwels. Las grandes potencias mundiales deseaban esta guerra desde hacía mucho tiempo para apropiarse de las colonias y para acabar de una vez por todas con las ideas revolucionarias que cada vez avanzaban más en toda Europa.
"En general se suele explicar la Gran Guerra como un trueno en medio de un cielo azul. Se supone que nadie lo ha visto venir ni nadie lo ha deseado. [...] En realidad, hacía veinte años que se acumulaban las nubes de la guerra. Era necesaria una guerra. Y las elites políticas de Europa la deseaban ya que consideraban que una guerra iba a suponer cosas fantásticas para ellas [...]."
Hace años que Jacques Pauwels está totalmente enfrascado en la historia de las revoluciones y de las guerras. Ya ha publicado varias obras al respecto. La editorial EPO acaba de publicar, en neerlandés, su obra ‘De Groote Klassenoorlog. 1914-1918’ («1914-1918, la Gran Guerra de las clases»), una obra imprescindible sobre la Primer Guerra Mundial. Considera que hubo dos causas principales para esta guerra, por una parte el imperialismo y, por otra, el miedo a la revolución.
«Las grandes potencias industriales, los grandes bancos y las grandes empresas querían nuevas colonias (o semicolonias sobre las que ejercerían un control indirecto) debido a sus materias primas, su mano de obra barata y sus posibilidades de inversión. Es indudable que una de las principales razones de la guerra reside en ello».
Veamos la explicación.
- Volvamos a principios del siglo XX. ¿Acaso no se había repartido ya el mundo?
Jacques R. Pauwels: No del todo. China, por ejemplo, un inmenso país débil
con un enorme mercado de salidas, seguía estando totalmente abierto.
Además, no todos los países estaban satisfechos con su parte. En el aspecto de las colonias Alemania era el pariente pobre. Pensaba poder fagocitar Bélgica. Además, Gran Bretaña estaba dispuesta a firmar un acuerdo al respecto. No había que llegar necesariamente a una guerra. La competencia entre los países imperialistas también se podía resolver por medio de acuerdos mutuos. Entre la elite inglesa había un grupo bastante importante que hubiera preferido colaborar con Alemania en vez de con Francia. Estas personas estaban dispuestas a ceder el Congo belga a Alemania para satisfacer a este país.
Por lo tanto, es normal Bélgica se implicara en esta guerra puesto que Bélgica también era un país imperialista.
Además, no todos los países estaban satisfechos con su parte. En el aspecto de las colonias Alemania era el pariente pobre. Pensaba poder fagocitar Bélgica. Además, Gran Bretaña estaba dispuesta a firmar un acuerdo al respecto. No había que llegar necesariamente a una guerra. La competencia entre los países imperialistas también se podía resolver por medio de acuerdos mutuos. Entre la elite inglesa había un grupo bastante importante que hubiera preferido colaborar con Alemania en vez de con Francia. Estas personas estaban dispuestas a ceder el Congo belga a Alemania para satisfacer a este país.
Por lo tanto, es normal Bélgica se implicara en esta guerra puesto que Bélgica también era un país imperialista.
- Usted también habla de imperialismo social…
Jacques R. Pauwels: En efecto. Adquiriendo las colonias los países se
podían desembarazar de sus ciudadanos «molestos»: las clases inferiores, que
para la elite estaban superpobladas.
Se podían desembarazar de las personas demasiado pobres
enviándolas a las colonias. El imperialismo era, por lo tanto, una manera de
resolver los problemas sociales. Los
pobres podían hacer carrera en las colonias. De este modo se convertían en
patriotas en vez de seguir siendo unos pelmas. Dejándoles intervenir de manera
agresiva en las colonias ya no planteaban el menor problema en la metrópoli.
Por ejemplo, había muchos hijos de agricultores sin trabajo debido a que la agricultura se estaba volviendo demasiado productiva. Se podía enviar a estos chavales al Congo como misioneros. Se envió allí a una veintena de misioneros de cada poblacho agrícola flamenco, se les puso un uniforme y a partir de entonces pudieron jugar a ser patrones en el país de los negros.
Por ejemplo, había muchos hijos de agricultores sin trabajo debido a que la agricultura se estaba volviendo demasiado productiva. Se podía enviar a estos chavales al Congo como misioneros. Se envió allí a una veintena de misioneros de cada poblacho agrícola flamenco, se les puso un uniforme y a partir de entonces pudieron jugar a ser patrones en el país de los negros.
- Usted afirma que el reto eran las colonias. En ese caso, ¿por qué no llevaron a cabo la lucha en las colonias?
Jacques R. Pauwels: Todo esto acabó en una guerra mundial porque se trataba de posesiones imperialistas, pero esta guerra se desarrolló en Europa porque los países imperialistas estaban principalmente en Europa, con dos excepciones: Estados Unidos y Japón, que se pudieron permitir no intervenir directamente. Otros países, como Italia y Bulgaria, esperaron un poco pero finalmente entraron en guerra cuando comprendieron que había algo que ganar en la aventura.
Mapa de las posesiones coloniales al
principio de la guerra • Las causas de la Primera Guerra Mundial fueron el
reparto de los nuevos mercados que ofrecía China, el reparto del petróleo de
Mesopotamia, la lucha entre las grandes potencias imperialistas por las
colonias.
- ¿No hubiera sido mejor permanecer neutrales en el caso de los países que no estaban concernidos directamente?
Jacques R. Pauwels: Confinarse en la neutralidad tampoco dejaba de ser
peligroso. ¿Por qué entró en guerra Estados Unidos? No para salvar la
democracia o algo por el estilo, eso es una tontería. Al ser un país
imperialista, estaba al acecho de una ocasión para extenderse y China se
encontraba en la lista de sus pretensiones. No es que quisieran conquistar
China, sino que querían penetrar en ella en el plan económico: ahí había mercado para sus productos, posibilidades
de inversión, contratos interesantes en la construcción del ferrocarril, etc.
Pero otros países también miraban de reojo a China, como Japón, por ejemplo. Alemania y Francia ya tenían concesiones ahí, unas minicolonias. Japón, el gran competidor de Estados Unidos, declaró la guerra a Alemania con un pretexto y lo que hizo inmediatamente fue conquistar en China este trozo que era de Alemania. Esto no le gustó a los estadounidenses. Estados Unidos tenía que intervenir, de lo contrario se iba a encontrar con las manos vacías al final de la guerra.
Pero otros países también miraban de reojo a China, como Japón, por ejemplo. Alemania y Francia ya tenían concesiones ahí, unas minicolonias. Japón, el gran competidor de Estados Unidos, declaró la guerra a Alemania con un pretexto y lo que hizo inmediatamente fue conquistar en China este trozo que era de Alemania. Esto no le gustó a los estadounidenses. Estados Unidos tenía que intervenir, de lo contrario se iba a encontrar con las manos vacías al final de la guerra.
Era como una lotería, quien no
jugaba no podía ganar. En
febrero de 1917, en Francia, el presidente del Consejo (jefe del gobierno de
entonces, NDLR) había declarado que solo los países implicados en la guerra
tendrían algo que decir en el reparto del mundo posterior a la guerra. En mi
opinión, hay una relación entre esta declaración y el hecho de que en abril de
ese mismo año Estados Unidos declarara la guerra a Alemania. Los ganadores de la guerra tenían la
intención de recompensarse a sí mismos, los perdedores iban a perder, pero los
neutrales no recibirían nada e incluso lo contrario, ya que quienes
permanecieran neutrales podían ser sancionados porque no estaban en el campo de
los vencedores.
- ¿Cómo es eso?
Jacques R. Pauwels: Tomemos el ejemplo de Portugal. En 1916 también los
portugueses declararon la guerra a Alemania, no porque creyeran tener que estar
ahí cuando se repartieran los premios, sino porque consideraron que iba a tener
que pagar el precio de su neutralidad si no entraban en guerra. Sabían que ya antes
de la guerra los británicos habían propuesto a Alemania las colonias
portuguesas. Por consiguiente, los portugueses se dijeron que iban a perder sus
colonias si permanecían neutrales. Así pues, los portugueses tenían mucho
miedo de perderlo todo si permanecían neutrales. Y, ¿qué hizo Portugal? Declaró
la guerra a Alemania, para gran desilusión de los británicos. ¿Tenía Portugal algo contra Alemania? No,
nada en absoluto, pero por esas razones imperialistas no se podía permitir
confinarse en su neutralidad.
- Siempre se ha dicho que los británicos entraron en guerra porque los alemanes habían violado la soberanía belga, pero sin duda esa no fue la verdadera razón.
Jacques R. Pauwels: No, simplemente necesitaban una excusa, ya que de todos
modos Gran Bretaña deseaba la guerra con Alemania. Ya había llegado en secreto
a un acuerdo con Francia que obligaba al ejército británico a acudir en ayuda
de los franceses.
¿Por qué llegaron los británicos a este acuerdo con los franceses? Porque querían la guerra con Alemania y sabían que Alemania siempre había sido enemigo de Francia. Los británicos y los franceses nunca habían sido amigos, pero se convirtieron en amigos porque tenían un enemigo común.
¿Por qué llegaron los británicos a este acuerdo con los franceses? Porque querían la guerra con Alemania y sabían que Alemania siempre había sido enemigo de Francia. Los británicos y los franceses nunca habían sido amigos, pero se convirtieron en amigos porque tenían un enemigo común.
- ¿Por qué quería Gran Bretaña la guerra con Alemania?
Jacques R. Pauwels: La potencia política y económica de Gran Bretaña se
basaba en el control de los siete mares: Britannia rules the waves, “Gran
Bretaña gobierna los mares” . La flota británica tenía que seguir siendo tan
importante como el conjunto de las demás para poder dominar a cualquiera.
Pero a finales del Siglo XIX y principios del XX los alemanes también
empezaron a construir barcos. Se trataba de barcos modernos que no
navegaban gracias al carbón, sino al
petróleo. Gran Bretaña tenía carbón,
pero carecía de petróleo, por lo tanto tenía que comprar el petróleo a Estados
Unidos, a la Standard Oil. Pero como era una gran potencia, a Gran Bretaña no
le gustaba depender de Estados Unidos, ya que eran grandes rivales, incluso
enemigos.
Gran Bretaña quería una fuente independiente de petróleo, así que se puso a buscar. Primero por Persia, el actual, Irán, donde los
británicos habían llegado a un acuerdo con los rusos para repartirse el
petróleo. Inmediatamente después se descubrió gran cantidad de petróleo en Mesopotamia, el actual Iraq, que
formaba parte del Imperio Otomano, en aquel momento “el hombre enfermo de
Europa”*. Ya antes de la guerra los británicos habían arramblado con una parte
de este país y lo habían denominado Kuwait. Los británicos instalaron ahí, en
el trono, a un emir, que era su amigo. No un demócrata, sino alguien bien
dispuesto a hacer el juego.
Un poco después también se encontró petróleo en la ciudad de Mosul y Mesopotamia se convirtió claramente en el objeto del deseo de los británicos. Pero pertenecía a los otomanos y Mosul se encontraba más lejos, en el interior, y era difícil apropiarse de ella. Pero, ¿qué descubrieron entonces los británicos? Que el Imperio Otomano y Alemania tenían un proyecto común de construcción de un ferrocarril que uniera Bagdad y Berlín. Los alemanes tenían intención de llevar este petróleo de Mesopotamia a su propia marina de guerra. Y los británicos debían impedirlo costara lo que costara. ¿Cómo? Por medio de la guerra. Cuando estalló la guerra, el ejército anglo-indio, que ya se encontraba en los alrededores, desembarcó inmediatamente en Mesopotamia.
El ejército británico en Europa era demasiado débil para
luchar contra el ejército alemán. Por lo tanto, necesitaba aliados. Francia y
Rusia, que también eran enemigos de Alemania, tenían ejércitos enormes. Y así
fue como se llegó a un acuerdo militar con Francia.
- ¿Quiere usted decir que en realidad no faltaba más que una ocasión de entrar en guerra con Alemania?
Jacques R. Pauwels: ¡ Exacto! Y a los británicos les sirvió que Alemania invadiera Bélgica. Pretendieron que la violación de la neutralidad de Bélgica era un gran problema. Sin embargo, cuando los japoneses atacaron la concesión alemana en China, los británicos acudieron a ayudar a los japoneses sin preguntar, además, a China si podían atravesar el país. Aquello también era una violación. Los propios británicos lo habían hecho en China lo que los alemanes hicieron en Bélgica. La idea de que los británicos entraron en guerra para proteger a Bélgica era una enorme ficción, era una excusa.
- En su libro demuestra que además del reparto del mundo, había una segunda razón para la guerra: era una ocasión de frenar el movimiento social.
Jacques R. Pauwels: En efecto. El imperialismo es un sistema que
funciona a beneficio de los grandes actores del sistema capitalista: los bancos y las grandes empresas, que
necesitan materias primas y que en el plano internacional están activos en el
sector minero, en la construcción de ferrocarriles, etc. Estas personas tenían
problemas con sus trabajadores.
Estos trabajadores empezaron a reclamar mejores condiciones de trabajo, crearon sindicatos, tenían sus propios partidos querían salarios más altos, más democracia, derecho a voto, etc. Para los capitalistas este movimiento social era una espina en el pie. Además, los partidos socialistas cada vez obtenían más votos. «¿Cuándo parará esto?», pensaba la elite, que a todas luces tenía miedo de una revolución.
Pero aunque esto no acabara en una revolución, aunque los socialistas simplemente tuvieran que ganar las elecciones (y estaban cerca de ello), la elite temía que todo cambiara. Había que poner fin a todo eso, hacer retroceder esta democratización.
¿Qué se podía hacer en contra de esto? En primer lugar, se deportó a las colonias a los elementos más molestos. Este imperialismo social resolvió ya una parte del problema. El británico Cecil Rhodes afirmó que el imperialismo era necesario para evitar una guerra civil.
Pero no se podía deportar a todo el mundo. Hacia la década de 1900 cundía entre la elite un «miedo a la masa», la masa peligrosa que conocía un ascenso irresistible. La guerra era una solución para encauzar este problema. La elite quería volver a los tiempos de los señores que mandaban y de los esclavos que obedecían incondicionalmente. El objetivo era aniquilar las ideas revolucionarias, la vuelta atrás. Es precisamente el tipo de situación que se tiene en el ejército: nada de discusiones, nada de democracia y un bonito uniforme para todo el mundo. Se quería militarizar a la sociedad. Por consiguiente, se necesitaba una guerra y cuanto antes mejor.
Estos trabajadores empezaron a reclamar mejores condiciones de trabajo, crearon sindicatos, tenían sus propios partidos querían salarios más altos, más democracia, derecho a voto, etc. Para los capitalistas este movimiento social era una espina en el pie. Además, los partidos socialistas cada vez obtenían más votos. «¿Cuándo parará esto?», pensaba la elite, que a todas luces tenía miedo de una revolución.
Pero aunque esto no acabara en una revolución, aunque los socialistas simplemente tuvieran que ganar las elecciones (y estaban cerca de ello), la elite temía que todo cambiara. Había que poner fin a todo eso, hacer retroceder esta democratización.
¿Qué se podía hacer en contra de esto? En primer lugar, se deportó a las colonias a los elementos más molestos. Este imperialismo social resolvió ya una parte del problema. El británico Cecil Rhodes afirmó que el imperialismo era necesario para evitar una guerra civil.
Pero no se podía deportar a todo el mundo. Hacia la década de 1900 cundía entre la elite un «miedo a la masa», la masa peligrosa que conocía un ascenso irresistible. La guerra era una solución para encauzar este problema. La elite quería volver a los tiempos de los señores que mandaban y de los esclavos que obedecían incondicionalmente. El objetivo era aniquilar las ideas revolucionarias, la vuelta atrás. Es precisamente el tipo de situación que se tiene en el ejército: nada de discusiones, nada de democracia y un bonito uniforme para todo el mundo. Se quería militarizar a la sociedad. Por consiguiente, se necesitaba una guerra y cuanto antes mejor.
- ¿Había prisa?
Jacques R. Pauwels: En aquel momento todas las partes pensaban que no
podían perder. Los franceses, los británicos y los rusos tenían una alianza, la
Triple Entente. Creían que juntos eran invencibles. Los alemanes tenían
Austria-Hungría de su parte, sus generales geniales y una industria enorme
detrás que podía fabricar los mejores cañones.
Además, si esperaban demasiado pudiera ser que los socialistas ganaran las elecciones y entonces la elite temía la revolución. Los británicos y los franceses, por ejemplo, no podían esperar demasiado tiempo, porque temían que estallara la revolución en Rusia. En ese caso, habrían perdido a este aliado y sin lugar a dudas ya no podrían resultar victoriosos.
Además, si esperaban demasiado pudiera ser que los socialistas ganaran las elecciones y entonces la elite temía la revolución. Los británicos y los franceses, por ejemplo, no podían esperar demasiado tiempo, porque temían que estallara la revolución en Rusia. En ese caso, habrían perdido a este aliado y sin lugar a dudas ya no podrían resultar victoriosos.
En un momento dado ya no se pudo esperar más. El atentado en Sarajevo no fue la razón de la guerra
sino el pretexto para lanzarse por fin a ella, de la misma manera que la
violación de la neutralidad belga no había sido una razón para emprender la
guerra contra Alemania. Necesitaban un pretexto.
- La guerra tenía unas causas geoestratégicas y servía a unos intereses nacionales. Pero, es cruel enviar a la muerte a millones de personas por esas razones, ¿no?
Jacques R. Pauwels: Sí, es cínico y particularmente cruel. Pero a principios
del siglo XIX lo que prevalecía era el pensamiento social darwiniano. La
elite consideraba que se encontraba en lo más alto de la escala social y que
estaba compuesta por los mejores. Racionalizaban toda esta violencia y todos estos
muertos: había demasiadas personas y una guerra llegaba en el momento oportuno
para hacer un poco de limpieza, para aligerar un poco las clases inferiores
Es un error pensar que estos generales fueran unos
sádicos. Eran personas muy normales que aplicaban lo que entonces era una idea
común, es decir, que había una jerarquía entre las personas y que ellos estaban
en lo más alto y quienes estaban en lo más bajo eran molestos y peligrosos,
además de demasiado numerosos. La elite consideraba que tenía derecho a
controlar a los demás. ¡Eso también valía para la elite belga! Porque no
hay que olvidar que lo que los belgas hicieron en el Congo es mucho más grave
que lo que los alemanes hicieron en Bélgica. Pero la Bélgica mártir es un
hermoso tema para nuestros manuales de historia…
Cuando se ven las cosas desde este punto de vista se comprende por qué estos generales enviaban a cientos de miles de hombres a la muerte. No porque fueran crueles, sino porque estaban convencidos de hacer lo correcto.
Cuando se ven las cosas desde este punto de vista se comprende por qué estos generales enviaban a cientos de miles de hombres a la muerte. No porque fueran crueles, sino porque estaban convencidos de hacer lo correcto.
- El escritor francés Anatole France dijo entonces: «Creemos morir por la patria, pero morimos por las industrias».
Jacques R. Pauwels: Se convenció a la gente que era noble morir por la
patria: lo decía el cura y lo decía el burgomaestre, y la gente se lo tragaba.
- El cura y el burgomaestre no eran los únicos en decirlo. Los partidos socialistas también lo dijeron justo antes de la guerra.
Jacques R. Pauwels: En efecto, esa es la razón por la que tantos hombres
partieron a la guerra con tanto entusiasmo, porque los socialistas también lo
decían, salvo en algunos países como Italia. De hecho, esta es la razón por la
que los italianos fueron menos entusiastas de la guerra.
- ¿Por qué cambiaron de opinión los socialistas?
Jacques R. Pauwels: Hasta 1914 la mayoría de los socialistas todavía eran
revolucionarios en teoría, pero ya no en la práctica. Habían trabajado en el
seno del sistema por unas mejoras y unas reformas: tenían un poco más de
democracia, se había ampliado el derecho a voto, la semana laboral era más
corta, etc. Progresivamente los socialistas consideraron que las cosas empezaba
a ir mejor. Con los beneficios del colonialismo (hacer trabajar a los
negros) se podía pagar un poco mejor a los trabajadores de aquí. Por lo tanto,
muchos socialistas lo consideraban una ventaja. Así fue como nació lo que Lenin
denomina la aristocracia obrera. Para los simples trabajadores las cosas iban
mejor. «¿Sigue siendo necesario hacer la revolución?», pensaban muchos
socialistas. «Las cosas van bastante bien así, ¿no?».
Los dirigentes socialistas se volvieron cada vez más burgueses, formaban parte del sistema. El 21 de julio, [fiesta nacional belga] podían ir a estrechar manos a palacio...
Pero, ¡cuidado, no todos eran así! En Alemania había socialdemócratas que seguían siendo furibundamente hostiles a la guerra, lo mismo que Lenin en Rusia. Pero la mayoría se había aburguesado bastante. El sociólogo alemán Robert Michels ha estudiado el SPD alemán a partir de principios del siglo XIX. Su conclusión es que en el seno del partido obrero alemán se había desarrollado una jerarquía burguesa. Al largo plazo la dirección del partido tendría demasiado que perder con una revolución. No querían perder las cosas buenas que habían obtenido. Finalmente se pusieron de parte de la guerra.
Justo antes de la guerra los socialistas alemanes se habían reunido con el socialista francés Jean Jaurès**, entre otras personas, para pronunciarse en contra de la guerra, pero al día siguiente, finalmente aprobaron los créditos de guerra.
Los dirigentes socialistas se volvieron cada vez más burgueses, formaban parte del sistema. El 21 de julio, [fiesta nacional belga] podían ir a estrechar manos a palacio...
Pero, ¡cuidado, no todos eran así! En Alemania había socialdemócratas que seguían siendo furibundamente hostiles a la guerra, lo mismo que Lenin en Rusia. Pero la mayoría se había aburguesado bastante. El sociólogo alemán Robert Michels ha estudiado el SPD alemán a partir de principios del siglo XIX. Su conclusión es que en el seno del partido obrero alemán se había desarrollado una jerarquía burguesa. Al largo plazo la dirección del partido tendría demasiado que perder con una revolución. No querían perder las cosas buenas que habían obtenido. Finalmente se pusieron de parte de la guerra.
Justo antes de la guerra los socialistas alemanes se habían reunido con el socialista francés Jean Jaurès**, entre otras personas, para pronunciarse en contra de la guerra, pero al día siguiente, finalmente aprobaron los créditos de guerra.
- En las conmemoraciones de la Primera Guerra Mundial no se menciona lo que usted afirma del imperialismo y del temor a la revolución, por no decir que no se menciona en absoluto. ¿No es extraño?
Jacques R. Pauwels: ¡Pues sí! ¿Por qué no me han llamado todavía los
periódicos De Standaard y De Morgen para hacer una entrevista?
Tienen otras cosas que contar a la gente, a saber, que fue una guerra por la
libertad, el derecho y la democracia. ¿Quién querría escuchar hoy que los
estadounidenses entraron en guerra por objetivos imperialistas? ¿Quién no
preferiría con mucho saber que fue para defender la democracia? Eso es lo que
se dice todavía hoy.
Mi relato no pega en el marco actual. Mi mirada sobre la historia va contracorriente. Sin embargo, las personas que leen mi libro consideran que es una manera de comprender la historia. Si uno examina la historia de esta manera, se empieza a plantear preguntas sobre las guerras de hoy, a decirse que nuestros dirigentes nos suelen contar mentiras e incluso que dicen lo contrario de lo que piensan. Se llama contrarrevolución a la revolución, defensa al ataque. Vivimos tiempos orwellianos.
Para comprender la Primera Guerra Mundial hay que comprender el siglo XIX. La Primera Guerra Mundial es hija del siglo XIX. El siglo XIX es hijo de la Revolución Francesa y la Primera Guerra Mundial es la madre del siglo XX.
Y esta guerra mundial desencadenó una revolución que a su vez desencadenó una revolución mundial porque explicó cómo a través de la Revolución Rusa la guerra también tuvo influencia en China, en India y más lejos.
Últimamente he estado en el extremo sur de Chile, en Patagonia. En 1918 estallaron allí huelgas y revueltas, una minirrevolución que a todas luces estaba inspirada en la Revolución Bolchevique. Se aplastó aquella revolución, pero se hicieron concesiones para reducir su influencia. Chile fue el primer país con un Estado de bienestar y la razón fue esa, pero este tipo de cosas no se leen en ninguna parte.
Aquí, con ocasión de las conmemoraciones solo se nos habla de Westhoek, del Yser y de Ypres , y después también un poco de lo que pasó al otro lado de la frontera, en Verdun y en la Somme. Y, sin embargo, ¡fue una guerra mundial!
Mi relato no pega en el marco actual. Mi mirada sobre la historia va contracorriente. Sin embargo, las personas que leen mi libro consideran que es una manera de comprender la historia. Si uno examina la historia de esta manera, se empieza a plantear preguntas sobre las guerras de hoy, a decirse que nuestros dirigentes nos suelen contar mentiras e incluso que dicen lo contrario de lo que piensan. Se llama contrarrevolución a la revolución, defensa al ataque. Vivimos tiempos orwellianos.
Para comprender la Primera Guerra Mundial hay que comprender el siglo XIX. La Primera Guerra Mundial es hija del siglo XIX. El siglo XIX es hijo de la Revolución Francesa y la Primera Guerra Mundial es la madre del siglo XX.
Y esta guerra mundial desencadenó una revolución que a su vez desencadenó una revolución mundial porque explicó cómo a través de la Revolución Rusa la guerra también tuvo influencia en China, en India y más lejos.
Últimamente he estado en el extremo sur de Chile, en Patagonia. En 1918 estallaron allí huelgas y revueltas, una minirrevolución que a todas luces estaba inspirada en la Revolución Bolchevique. Se aplastó aquella revolución, pero se hicieron concesiones para reducir su influencia. Chile fue el primer país con un Estado de bienestar y la razón fue esa, pero este tipo de cosas no se leen en ninguna parte.
Aquí, con ocasión de las conmemoraciones solo se nos habla de Westhoek, del Yser y de Ypres , y después también un poco de lo que pasó al otro lado de la frontera, en Verdun y en la Somme. Y, sin embargo, ¡fue una guerra mundial!
EL AUTOR Jacques R. Pauwels. Escritor nacido en Bélgica, reside en Canadá desde 1969. Es autor de “El mito de la guerra buena: EE.UU. en la Segunda Guerra Mundial” y ésta, su nueva obra “1914-1918 La Gran Guerra de las Clases”
Fuente:
Copyright © Dr. Jacques R. Pauwels,
Han Soete, and Nick Dobbelaere, solidaire.org, 2014. El texto y gráficos
originales corresponde a Solidaire.org
«Les causes de la Première Guerre mondiale ? Le partage du monde et la peur du mouvement social»
«Les causes de la Première Guerre mondiale ? Le partage du monde et la peur du mouvement social»
TRADUCCIÓN: Del francés para “Rebelión” por Beatriz Morales Bastos.
Notas de la traductora:
* En palabras del zar ruso Nicolás I en 1853 durante una conversación con el embajador británico.
Los subrayados y negrillas (excepto las preguntas) son añadidos por el redactor de este blog.
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