por: Tito Andino U.
Largo y polémico ha sido el camino desde el fin de la segunda guerra mundial. El mundo académico, de forma metódica y paciente, espera el transcurso de los años para poder formular un juicio crítico sobre el sangriento episodio bélico, sin desperdiciar la oportunidad de seguir nutriendo las fuentes de la historiografía con la apertura de cientos de archivos (con miles de documentos) que lentamente van siendo desclasificados, así se escribe la historia.
La historiografía, comúnmente denominada la historia de la historia, es fascinante, aunque poco estimada por el lector de nuestros días por el uso masivo del internet, es probable que la única excepción constituye la historiografía del genocidio perpetrado durante la segunda guerra mundial.
¿Cuánta gente conoce que un hecho histórico solo pueda ser analizado correctamente bajo la perspectiva del tiempo, de los datos historiográficos y otros factores aceptados para presentar un juicio crítico válido? Analizar un hecho histórico, hacer crítica de la historia no es un proceso de fácil dilucidación temporal.
Muchos especialistas han llegado a la conclusión que para que un hecho histórico pueda ser analizado en su verdadero contexto -algo que imperiosamente debe reunir una serie de factores presentes en ese momento en el orden sociológico, económico, político, etc. - es necesario que transcurra determinado lapso de tiempo, se habla que deberán pasar entre dos o tres generaciones para apreciar con sana crítica la recopilación de documentación sobre el fenómeno o episodio histórico a estudiarse.
No es mi intención martirizar a mis asiduos lectores, todo esto no es novedad para un culto lector. Lástima que los “amigos” de la “revisión” o mejor dicho de la negación de la historia de la segunda guerra mundial insistan hasta el aburrimiento con su particular visión nazi de la historia.
Una forzosa explicación del Método Científico aplicado a
la Historia la hemos puesto a píe de página (1). Este
ensayo no es una ponencia académica, ni pretende enseñar al lector sobre el
método científico, que bien habrán estudiado desde tiempos colegiales. Tampoco tiene
la intención de determinar si un “juicio crítico” ha cumplido premisas básicas
de una verdadera investigación. Lo que si debe estar bien claro es que para
hacer un juicio crítico, previamente, debemos comprender los procesos
históricos trascendentales en un tiempo y espacio determinado, eso implica el
respeto a un complejo método para distinguir variados factores, influencias y
razones que comprende aspectos tan amplios como la realidad social, económica y
hasta territorial de una nación. El manejo - comprensión de esa información
posibilita al investigador plantear un “Juicio Crítico”.
LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL Y LA CONSTRUCCIÓN DE SU HISTORIOGRAFÍA.
En cuanto a la IIGM, la moderna historiografía militar es la clave de las conclusiones que van formándose tras más de 70 años de terminado el conflicto. Sin esta inagotable fuente de saber que va trabajándose diligentemente día a día, semana a semana, mes a mes, año tras año, sería imposible tener un juicio crítico valedero y ésta continúa evolucionando porque existen todavía centenares de miles de documentos clasificados, a todos les va llegando su tiempo. Sin ellos, escritores de actualidad como Antony Beevor, Ian Kershaw, Laurence Rees, Richard Overy, James Holland, Gitta Sereny (recientemente fallecida), por citar unos pocos, no podrían presentarnos nuevos avances en la investigación de aquella época decisiva.
Como apreciarán, esto
no es cuestión de pocos días o de pocos años, como plantean las tesis
“revisionistas” y negacionistas. Escribir un libro de historia, aún más sobre la !segunda guerra mundial! demanda un trabajo de indagación académica que
sobrepasa incluso generaciones.
Tenemos una anterior
generación de escritores como Gerald
Reitlinger, Allan Bullock (el
primer biógrafo de Hitler), William
Shirer, Joachim Fest, John Toland, Sebastián Haffner, Raymond Cartier, etc.
Incluso cabe mencionar al polémico David Irving. No estoy haciendo justicia a
decenas de notables historiadores, solamente cito a quienes me vienen a la
memoria este instante.
De este último grupo
de historiadores citados podemos decir que, incluso, parte de sus conclusiones van
quedado obsoletas ante nuevas revelaciones y minuciosos exámenes, por supuesto que
la anterior generación sigue siendo una valiosa fuente de consulta a la que
sumamos nuevos documentos desclasificados que ellos no pudieron conocer su
existencia. Es parte del proceso histórico. Insisto, la ciencia de la historia
va evolucionando y nutriéndose periódicamente con desconocidos y apasionantes documentos
e investigaciones y hasta por hechos casuales.
Para hacer más
comprensible el asunto, veamos lo siguiente.
¿Cómo funciona la historiografía respecto del episodio histórico conocido como ´segunda guerra mundial´?
Las fotos corresponden a funcionarias del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Argentina, Sección Documentos relacionados con la segunda guerra mundial.
Todo va sintetizándose conforme al tiempo en que vivimos, por tanto, la historiografía de la IIGM ha pasado por algunas etapas. Aunque la siguiente secuencia no tiene un reconocimiento oficial del mundo académico, estamos en capacidad de trazar su evolución (es probable que muchos no compartan esta clasificación).
Más o menos, existe el consenso que todo aquello que se documentó hasta fines de los 50 del siglo pasado, entre las que citamos las clásicas Memorias de guerra, escritas por los actores supervivientes del conflicto, generalmente militares, intentan, a su manera, explicar su intervención en uno u otro bando. Los Diarios de personajes conocidos de la política de la época corresponden a esta etapa. Son valiosas fuentes de consulta primaria para el historiador, sin duda, pero, tienen un pequeño defecto, a saber.
Los análisis de este tipo de material historiográfico elaborado por los protagonistas de la guerra, sean del bando que fueren, suelen venir acompañadas de observaciones con un tono demasiado subjetivo. Las heridas del conflicto siguen abiertas y muchos buscan ocultar sus responsabilidades, otros intentan justificar sus errores y decisiones controversiales. Algunos solo buscaban fama, dinero y hasta aspiraban a ser algo en la política nacional de posguerra, algunos lo consiguieron, fueron famosos y hasta presidentes, como en el caso del bando de los ‘Aliados’. En el caso alemán, unos encubrían su real participación y otros se mantuvieron fieles a su pasado; en general, para la mayoría de alemanes sus pretensiones fueron más modestas e intentaron liberarse de un pasado que los ataba al nazismo y hubo hasta quienes exageraron y sobredimensionaron su rol, se autodefinieron como héroes, otros se declararon anticomunistas y hasta hay quienes consiguieron un puesto relevante en el nuevo estado y altos mandos en la naciente OTAN y servicios de inteligencia.
Nos olvidamos de los Diarios y de las Memorias de Guerra personales, para dar paso a una posterior etapa, la que podríamos titular como el surgimiento de la ‘historia oficial’, sin que lo sea propiamente (no existe en ninguna parte del mundo una “historia oficial”, ni siquiera en la extinta URSS con la historia de la “Gran Guerra Patria”).
La basta documentación de los órganos oficiales y de los cuerpos militares de los estados en conflicto empiezan a ser conocidos, se cuentan ya con archivos ordenados, las historias se van comparando, cotejándolas con otras fuentes. Los primeros serios ensayos de historiadores independientes, ya dotados de la suficiente información van saliendo a la luz, también los primeros biógrafos de personajes como Hitler presentan su trabajo de investigación; hasta el género literario de la novela de guerra surge en este periodo. Es aquí cuando la publicidad a gran escala de la corriente revisionista aflora con una clara visión política más que histórica.
En esta fase descubrir las reales causas de la segunda guerra mundial continúa siendo materia de debate, todavía se encuentra en proceso de formación. Los hechos siguen siendo muy cercanos y hasta asuntos de índole personal se manifiestan en la literatura. Debido a ello no debe extrañar que tengamos muchas inexactitudes y verdades a medias que van quedando caducos con las nuevas tesis del presente.
Lo que si debemos resaltar de este periodo es que ya contamos con un excelente examen y detalles minuciosos de las batallas, de las operaciones bélicas en general. Es el momento oportuno para quienes gustan de las estadísticas, conocer las formaciones militares, la táctica y estrategia, las Órdenes de Batalla de los Estados Mayores y Jefes de Operaciones de los Ejércitos y otras puntualidades concretas de la guerra propiamente dicha. Es el tiempo cumbre del historiador militar. También está en la cima el cine bélico (años sesenta y setenta del siglo pasado).
¿Cómo funciona la historiografía respecto del episodio histórico conocido como ´segunda guerra mundial´?
Las fotos corresponden a funcionarias del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Argentina, Sección Documentos relacionados con la segunda guerra mundial.
Todo va sintetizándose conforme al tiempo en que vivimos, por tanto, la historiografía de la IIGM ha pasado por algunas etapas. Aunque la siguiente secuencia no tiene un reconocimiento oficial del mundo académico, estamos en capacidad de trazar su evolución (es probable que muchos no compartan esta clasificación).
Más o menos, existe el consenso que todo aquello que se documentó hasta fines de los 50 del siglo pasado, entre las que citamos las clásicas Memorias de guerra, escritas por los actores supervivientes del conflicto, generalmente militares, intentan, a su manera, explicar su intervención en uno u otro bando. Los Diarios de personajes conocidos de la política de la época corresponden a esta etapa. Son valiosas fuentes de consulta primaria para el historiador, sin duda, pero, tienen un pequeño defecto, a saber.
Los análisis de este tipo de material historiográfico elaborado por los protagonistas de la guerra, sean del bando que fueren, suelen venir acompañadas de observaciones con un tono demasiado subjetivo. Las heridas del conflicto siguen abiertas y muchos buscan ocultar sus responsabilidades, otros intentan justificar sus errores y decisiones controversiales. Algunos solo buscaban fama, dinero y hasta aspiraban a ser algo en la política nacional de posguerra, algunos lo consiguieron, fueron famosos y hasta presidentes, como en el caso del bando de los ‘Aliados’. En el caso alemán, unos encubrían su real participación y otros se mantuvieron fieles a su pasado; en general, para la mayoría de alemanes sus pretensiones fueron más modestas e intentaron liberarse de un pasado que los ataba al nazismo y hubo hasta quienes exageraron y sobredimensionaron su rol, se autodefinieron como héroes, otros se declararon anticomunistas y hasta hay quienes consiguieron un puesto relevante en el nuevo estado y altos mandos en la naciente OTAN y servicios de inteligencia.
Nos olvidamos de los Diarios y de las Memorias de Guerra personales, para dar paso a una posterior etapa, la que podríamos titular como el surgimiento de la ‘historia oficial’, sin que lo sea propiamente (no existe en ninguna parte del mundo una “historia oficial”, ni siquiera en la extinta URSS con la historia de la “Gran Guerra Patria”).
La basta documentación de los órganos oficiales y de los cuerpos militares de los estados en conflicto empiezan a ser conocidos, se cuentan ya con archivos ordenados, las historias se van comparando, cotejándolas con otras fuentes. Los primeros serios ensayos de historiadores independientes, ya dotados de la suficiente información van saliendo a la luz, también los primeros biógrafos de personajes como Hitler presentan su trabajo de investigación; hasta el género literario de la novela de guerra surge en este periodo. Es aquí cuando la publicidad a gran escala de la corriente revisionista aflora con una clara visión política más que histórica.
En esta fase descubrir las reales causas de la segunda guerra mundial continúa siendo materia de debate, todavía se encuentra en proceso de formación. Los hechos siguen siendo muy cercanos y hasta asuntos de índole personal se manifiestan en la literatura. Debido a ello no debe extrañar que tengamos muchas inexactitudes y verdades a medias que van quedando caducos con las nuevas tesis del presente.
Lo que si debemos resaltar de este periodo es que ya contamos con un excelente examen y detalles minuciosos de las batallas, de las operaciones bélicas en general. Es el momento oportuno para quienes gustan de las estadísticas, conocer las formaciones militares, la táctica y estrategia, las Órdenes de Batalla de los Estados Mayores y Jefes de Operaciones de los Ejércitos y otras puntualidades concretas de la guerra propiamente dicha. Es el tiempo cumbre del historiador militar. También está en la cima el cine bélico (años sesenta y setenta del siglo pasado).
Alrededor de 1974-1975 se desclasifica una información clave, que por su importancia podríamos calificarla de una siguiente etapa. Relevante es destacar que en este periodo se desbarata la corriente “revisionista” y deja sin sustento los supuestos “análisis” de ese sector, que insiste, una vez más, con la clásica mentira de la “puñalada por la espalda” a Alemania, inventada por Hitler. Me explico.
En libros propagandísticos como los de “Train Romanescu” o de Salvador Borrego y otros, se habla de traiciones y deslealtades de “masones” y “judíos” infiltrados en las fuerzas armadas germanas y en la administración del estado, fruto de ello, según los apologistas del nazismo, Alemania fue perdiendo paulatinamente la guerra...
Sin embargo, tuvieron que pasar 30 años desde el final de la guerra para conocer que, uno de los mayores éxitos contra el nazismo fue el programa informático que descifró los códigos alemanes del sistema Enigma. Los británicos dan a conocer que desde 1940 las claves alemanas habían sido rotas, estando en capacidad de registrar y vigilar las transmisiones, manteniendo como alto secreto esa información hasta décadas después de terminada la contienda. Si debemos aclarar que pese a la capacidad de interceptar el código enigma no siempre podía descifrarse inmediatamente los mensajes, solía pasar días para ello y en ocasiones ya era muy tarde para emprender alguna medida. En Norteamérica las autoridades trascienden que ellos también lograron quebrar los códigos japonenses y nos explican sus propios secretos como el código navajo. Podemos clasificar a esta etapa como una nueva fase en el desarrollo de la historiografía de la IIGM. Era la hora de la desclasificación de los archivos de la Inteligencia Militar que concordaban con la ya existente y documentada información pública sobre el teatro de operaciones bélicas.
En consecuencia, los “revisionistas” quedaron en ridículo al recibir una “verdadera puñalada” en el corazón de su fraudulenta teoría, subsistiendo huérfanos al ser inutilizada su alocada suposición de la “infiltración” de judíos y masones en las fuerzas armadas alemanas que, según ellos, ocasionó el colapso del genio militar “más grande de todos los tiempos” (Hitler).
Lo destacable de esta fase es que el estudioso, el verdadero historiador comprendió que era imprescindible un nuevo enfoque porque los escenarios políticos, estratégicos y diplomáticos, imperativamente, deberían ser revisados – fruto de las nuevas revelaciones y conocimientos –. Se varió la orientación investigativa, no necesariamente sobre todas las operaciones militares ya magníficamente documentadas, pero si fue necesario redireccionar, por ejemplo, el estudio de la guerra marítima y las batallas en el norte de África.
Ya lo hemos dicho, la evolución historiográfica, como cualquier ciencia social va progresando, es dialéctica, con el transcurso de los años sigue nutriéndose de más y más información desclasificada e incluso de hallazgos casuales.
Una siguiente fase en este proceso tuvo lugar desde el desmembramiento de la Unión Soviética (década de los 90 del siglo pasado), el resultado para el historiador es un alud desbordante de nuevas fuentes de consulta, los archivos de la era comunista continúan desclasificándose aún hoy. Ya no es la simple información con tintes políticos del régimen estalinista y la planificación de posguerra a través de sus sucesores. Hablamos de la apertura de los archivos generales que ilustran datos de sumo interés para profundizar en el entendimiento de la segunda guerra mundial.
A propósito de comunistas, la actual prensa rusa hace continuas referencias a la desclasificación de archivos y a la decisión conjunta de rusos y alemanes de esclarecer una cuestión que sigue perturbando a miles de descendientes de los prisioneros de guerra, que pasó con ellos?, se podrá saber cuál fue su destino final? Una tarea casi imposible, puesto que la mayoría de prisioneros de guerra eran solamente números –en los dos bandos-. Van destapándose los baúles que guardan los expedientes que han sobrevivido. Todos sabemos que los archivos nazis –en los últimos meses de la guerra- fueron destruidos sistemáticamente, por fortuna para el mundo académico, también muchos de los archivos alemanes han perdurado y están saliendo a luz, poco a poco. Mientras tanto, los archivos de la época soviética se han conservado en su inmensa mayoría, salvo algunos episodios propios del estalinismo, la documentación se halla a salvo.
Sigue abriéndose nuevos archivos en toda Europa y otras regiones del mundo, los principales participes en la contienda desclasifican torrentes de documentos. Para el historiador, para el estratega militar, para el mundo académico, en general, es una feliz noticia; en contrapartida, el irreflexivo “revisionista”, el negacionista, el “crítico” neonazi de internet se ve abrumado ante la realidad, su estereotipada idolatría y podrida concepción nazista de la historia queda desfigurada; se queja amargamente porque se revela hechos inéditos que desmitifican a Hitler"; protestan, por ejemplo, al descubrirse que Hitler fue un gran evasor de impuestos, que vivió rodeado de lujos a costa de los fondos públicos alemanes (y donaciones privadas), poco propenso al duro trabajo de la administración pública, siendo una de las causas del caos burocrático del Reich de los Doce Años. Y, NO, claro que no se trata de ninguna teoría conspiranoica de judíos, masones y comunistas juntos, tratamos de cuestiones de pura historia... y de lógica elemental.
No obstante, versiones reeditadas de libros “revisionistas” mantienen su alto nivel de edición, el negocio es bueno para algunas editoriales y para el bolsillo de los literatos. Al fin y al cabo, la denuncia de que las editoras del mundo se encuentran en manos de los judíos, no parece importar a los “revisionistas”, las publicaciones de esa literatura continúan invadiendo los mercados.
Luego de un largo proceso histórico que hemos dividido en etapas, el tiempo para hacer un juicio crítico sobre el origen de la contienda mundial (nos referimos a los motivos, razones, circunstancias, no a las batallas en sí) continúa evaluándose, salvo puntuales interferencias políticas de las grandes potencias, como hemos señalado.
La historia no la escriben los vencedores, señores “revisionistas”. La historia tampoco se escribe entre tragos y medianoches de amigos, ni en nuestro moderno tiempo, detrás de un ordenador luego de “copiar y pegar” textos escaneados de propaganda de dudosa procedencia.
Como hemos dicho, algunos pseudo historiadores, defensores del nazismo, piensan que la "historia la escriben los vencedores". Por todo lo que hemos relatado en este ensayo, sin duda, la historia también la escriben los vencidos, además de los neutrales, hasta la escriben los asesinos y sus víctimas. Pero, sobre todo, las nuevas generaciones de posguerra, estudiosos con una increíble fuente historiográfica que haría desmayar a un “revisionista”.
Sigo sin entender por qué insisten en decir que la historia la escriben los vencedores, si desde el fin de la guerra misma y, en la actualidad, vía internet o en numerosas librerías podemos encontrar miles de libros, memorias, diarios y otras remembranzas de los vencidos, literatura que exalta su causa, ideología, sus triunfos y derrotas. La ciencia de la historia permite que los vencidos también escriban la historia; caso contrario, no sería posible ni explicable encontrarnos día a día, con voluminosas ediciones de las obras de Hitler, de Goebbels y otros jerarcas nazis, de sus ministros, generales y soldados, de sus aliados extranjeros y, en fin, de sus actuales defensores a ultranza.
Aun así, estamos lejos de concluir la historia definitiva de la segunda guerra mundial, está no terminará de escribirse en un mediato futuro. La razón es sencilla, lo he venido explicando, existen toneladas de documentación por ver luz. Tampoco quiere decir que al desclasificarse un archivo vamos ya a tener una nueva publicación, no funciona de esa manera. Por ser sarcástico, no funciona a lo “revisionista”.
La apertura de información es un proceso paulatino, pasarán varios años (quizá muchos) para que un historiador o un equipo de investigadores agrupen el material, lo confronten y valoren, así como se desechará mucho material sin ningún valor histórico. Es una tarea laboriosa de expertos apasionados por la historia y no de convulsivos e ingenuos novatos corroídos por la ideología neonazi de internet.
Como ejemplo del párrafo anterior, todavía no sale a luz todos los archivos ingleses sobre el caso “Rudolf Hess” (debería tener lugar este 2017), el dossier permanece clasificado como alto secreto, entendemos que el caso involucra la seguridad de ciertas personas y familias aun vivas, en especial de la nobleza británica con sus primerizas relaciones con el poder nazi en la década de los treinta del siglo pasado. No se trata de ninguna “conspiración” a lo “revisionista”. Es evidente que existió cierta simpatía del rey inglés hacía el nazismo, siendo uno de los motivos velados de su renuncia, muchas fotografías polémicas de la familia real recientemente publicadas demuestran esa afinidad.
Por regla general, la ley dictamina que los archivos gubernamentales pasarán a disposición pública después de determinado tiempo, en este caso, al tratarse de información confidencial, actúa el MI5, este organismo de seguridad desde hace muchos años viene desclasificando (a cuenta gotas) documentos relacionados a Hess, como sus declaraciones, cartas, algunos documentos interceptados por los servicios secretos ingleses en que se solicitaba reuniones secretas entre nazis y el duque de Hamilton en Lisboa para buscar la paz entre ambos países, entre otros.
Lo que podamos seguir diciendo del tema es solo especulación. Hay interesantes libros y suposiciones sobre el caso Hess. Existen más preguntas que respuestas. ¿Hess cumplía una misión de alto secreto?, ¿fue Hitler quién lo ordenó?, ¿para qué, a firmar la paz?, ¿con quién? O, simplemente, ¿Hess emprendió la huida?. El propio Hitler y los nazis se encargaron apresuradamente de puntualizar la “locura” de Hess. Los ingleses lo aislaron mientras duró la guerra, Hess interpretó el personaje de un “loco” en los juicios de Nuremberg. Otros autores han sugerido la imposición de un “doble” de Hess basados en los exámenes y reconocimientos médicos al preso No. 7 de Spandau, en su tiempo fue una interesante conjetura (ya desmontada). Otros se preguntan ¿para qué crear un doble?, Hess ocasionó solo problemas a los británicos hasta el día de su muerte, lo lógico hubiese sido eliminarlo una vez capturado e interrogado. El objetivo del viaje de Rudolf Hess está esbozado, sin embargo, sigue faltando la parte medular. La oposición a revelar la totalidad de los archivos es fuente de todo tipo de especulaciones reflejadas en artículos de prensa, relatos y libros con interesantes hipótesis, solamente eso.
Con el ejemplo, demostramos que la historia de la segunda guerra mundial no está completa, este episodio es trascendental para comprender muchas cosas. Y, solo se sabrá cuando el “dossier Hess” sea desclasificado completamente por los británicos.
Y, eso no es todo…
No quiero cansar al
lector, pero debo preguntar:
¿Tienen idea del tiempo que se necesita desde que el
historiador presenta su investigación hasta su publicación?...
Pueden pasar largos meses o años. Mientras tanto, el “revisionista” va directo
a su imprenta favorita.
Un experto nos saca de la duda: “La exactitud y la revisión son fundamentales para los historiadores académicos. Como en cualquier otra disciplina científica, los artículos de los historiadores son sometidos a la revisión por pares, método que deja abierto el trabajo al escrutinio por un número de expertos iguales en rango al autor, como previo a la admisión para publicación en una revista arbitrada. Por el contrario, en lugar de enviar sus obras a publicaciones donde existan tales controles de calidad, los negacionistas reescriben la historia para dar apoyo a una agenda, a menudo política, usando un sinnúmero de falacias lógicas que corroboren sus tesis. A causa de ello, la comunidad de historiadores consideran a estos escritos como defectuosos y no fiables".
Ahora bien, seguramente muchos se preguntarán que es “la Revisión por pares”. Consultamos una definición rápida y entendible:
“En los medios académicos (ciencia), la revisión por pares (tomado del inglés: peer review), denominada arbitraje. Método usado para validar trabajos escritos y solicitudes de financiación con el fin de evaluar su calidad, originalidad, factibilidad, rigor científico, etc., antes de su publicación. Este método deja abierto el trabajo al escrutinio, y frecuentemente a la anotación o modificación, por autores de rango semejante o superior al del autor. Generalmente se considera válida una publicación científica sólo cuando ha pasado por un proceso de arbitraje como el de admisión para publicación en una revista arbitrada.
El arbitraje somete un trabajo o idea propuestos por los autores al escrutinio de uno o más expertos en el tema. Estos árbitros responden con una evaluación del trabajo, que comúnmente incluye sugerencias acerca de cómo mejorarlo (aunque está prevista la posibilidad de aceptarlo tal como está), la cual se envía al editor u otro intermediario. Generalmente, la mayoría de los comentarios de los árbitros se remiten a los autores”. (Wikipedia: Revisión por pares).
Un experto nos saca de la duda: “La exactitud y la revisión son fundamentales para los historiadores académicos. Como en cualquier otra disciplina científica, los artículos de los historiadores son sometidos a la revisión por pares, método que deja abierto el trabajo al escrutinio por un número de expertos iguales en rango al autor, como previo a la admisión para publicación en una revista arbitrada. Por el contrario, en lugar de enviar sus obras a publicaciones donde existan tales controles de calidad, los negacionistas reescriben la historia para dar apoyo a una agenda, a menudo política, usando un sinnúmero de falacias lógicas que corroboren sus tesis. A causa de ello, la comunidad de historiadores consideran a estos escritos como defectuosos y no fiables".
Ahora bien, seguramente muchos se preguntarán que es “la Revisión por pares”. Consultamos una definición rápida y entendible:
“En los medios académicos (ciencia), la revisión por pares (tomado del inglés: peer review), denominada arbitraje. Método usado para validar trabajos escritos y solicitudes de financiación con el fin de evaluar su calidad, originalidad, factibilidad, rigor científico, etc., antes de su publicación. Este método deja abierto el trabajo al escrutinio, y frecuentemente a la anotación o modificación, por autores de rango semejante o superior al del autor. Generalmente se considera válida una publicación científica sólo cuando ha pasado por un proceso de arbitraje como el de admisión para publicación en una revista arbitrada.
El arbitraje somete un trabajo o idea propuestos por los autores al escrutinio de uno o más expertos en el tema. Estos árbitros responden con una evaluación del trabajo, que comúnmente incluye sugerencias acerca de cómo mejorarlo (aunque está prevista la posibilidad de aceptarlo tal como está), la cual se envía al editor u otro intermediario. Generalmente, la mayoría de los comentarios de los árbitros se remiten a los autores”. (Wikipedia: Revisión por pares).
Apéndice:
Información adicional:
CÓMO SE ELABORA UN DIARIO DE GUERRA
Ejemplo gráfico: DIARIO DE GUERRA del 6* EJERCITO ALEMÁN
Cuerpo
|
Comandante
|
Composición
|
4.ª División Panzer: Mayor.Gen. Johann Joachim Stever
7.ª ID: Mayor.Gen. Eccard Frhr von Gablenz 18.ª ID: Mayor.Gen. Friedrich-Karl Cranz 35.ª ID: Tte.Gen. Hans Wolfgang Reinhard Plana Mayor de los Regimientos de Artillería motorizados 69, 627 787. Reservas: 61.ª ID: Tte.Gen. Siegfried Hänicke. |
||
30.ª ID: Tte.Gen. Kurt von Briesen
56.ª ID: Mayor.Gen. Karl Kriebel Plana Mayor del Regimiento de Artillería motorizado 617. Reservas: 216.ª ID: Tte.Gen. Hermann Böttcher |
||
14.ª ID: Tte.Gen. Peter Weyer
19.ª ID: Tte.Gen. Otto von Knobelsdorff 31.ª ID: Tte.Gen. Rudolf Kaempfe Plana Mayor del Regimiento de Artillería motorizado 606. |
||
253.ª ID: Tte.Gen. Fritz Kühne
269.ª ID: Mayor.Gen. Ernst-Eberhard Hell Plana Mayor de los Regimientos de Artillería motorizados 614 y 783. |
||
Reservas
|
||
Esta sección tampoco es estricta, la gráfica arriba es una moderna recreación para comprender como se registran hasta los más mínimos detalles en una unidad de combate de un ejército convencional. La metodología del registro varía de un país a otro, es evidente. ¿Por qué hacemos esto?
Está claro que el “revisionista” es amante de las estadísticas, las rebusca por todos lados y las cuela en su “investigación” a su antojo, sin guardar coherencia con el tema central. O toma citas, las más convenientes, de muchos libros, dando una impresión falsa de una concienzuda exploración.
Explicar esto tampoco
es sencillo, pero veamos en rasgos generales.
En el desarrollo de un conflicto armado, toda unidad de combate, tiene personal especializado que organiza y carga un Diario de Guerra, gran parte de los informes y documentos se engendran en simultaneidad con las acciones bélicas. Oficiales de Estado Mayor se encargan de estos pormenores.
Las bitácoras o diarios de guerra, o diarios de campaña, registran los planes de acción, las operaciones diarias mediante una cronología del conflicto, archivan mensajes, informes, oficios, despachos, comunicaciones, declaraciones, entrevistas y cuestionarios del personal militar de todas las jerarquías y hasta del personal civil. Reportan la situación mediante informes que determinan responsabilidades y la actuación de la tropa en la ejecución de una misión, la toma y traslado de prisioneros. Las resoluciones del mando de la unidad, la planificación de nuevas tareas de combate, la emanación de directivas y hasta pronósticos. Conservan los mapas y croquis, cartas náuticas, fotografías y films de reconocimiento y de operaciones; y, naturalmente las estadísticas de las bajas en sus filas.
Una posterior investigación terminará con un informe final –casi paralelamente con la finalización de la batalla-. Son valiosos datos que aportan al conocimiento de la situación inmediata de la unidad de combate, generalmente van acompañadas por un “comentario general” del comandante de la unidad que resume la planificación y ejecución de las actividades encargadas a su mando, aquí se suele incluir los reportes de los jefes que tuvieron a cargo las acciones. Suele agregarse anexos como diagramas, planos y listas del personal.
En el desarrollo de un conflicto armado, toda unidad de combate, tiene personal especializado que organiza y carga un Diario de Guerra, gran parte de los informes y documentos se engendran en simultaneidad con las acciones bélicas. Oficiales de Estado Mayor se encargan de estos pormenores.
Las bitácoras o diarios de guerra, o diarios de campaña, registran los planes de acción, las operaciones diarias mediante una cronología del conflicto, archivan mensajes, informes, oficios, despachos, comunicaciones, declaraciones, entrevistas y cuestionarios del personal militar de todas las jerarquías y hasta del personal civil. Reportan la situación mediante informes que determinan responsabilidades y la actuación de la tropa en la ejecución de una misión, la toma y traslado de prisioneros. Las resoluciones del mando de la unidad, la planificación de nuevas tareas de combate, la emanación de directivas y hasta pronósticos. Conservan los mapas y croquis, cartas náuticas, fotografías y films de reconocimiento y de operaciones; y, naturalmente las estadísticas de las bajas en sus filas.
Una posterior investigación terminará con un informe final –casi paralelamente con la finalización de la batalla-. Son valiosos datos que aportan al conocimiento de la situación inmediata de la unidad de combate, generalmente van acompañadas por un “comentario general” del comandante de la unidad que resume la planificación y ejecución de las actividades encargadas a su mando, aquí se suele incluir los reportes de los jefes que tuvieron a cargo las acciones. Suele agregarse anexos como diagramas, planos y listas del personal.
Toda esta documentación es archivada y clasificada.
Posee un gran valor histórico para el Estado y las Fuerzas Armadas, así como
para el auténtico historiador quien apreciará, por lo detallado, no solo las
disposiciones para el combate sino que, incluso, puede encontrar datos de
relevancia política e histórica.
Han sido, precisamente, estos Diarios de Guerra, la fuente primaria de consulta del historiador militar, aquel que nos relata con puntillosa exactitud las batallas en los frentes de lucha. Al final de la guerra mundial o cuando se producía la rendición en diferentes escenarios, el deponer las armas implicaba la captura o entrega de los Diarios de Guerra.
Citemos a los Einsatzgruppen de las SS (unidades móviles de exterminio) como nuevo ejemplo, la documentación que forzosamente debía ser manejada incluía la obligación de eliminar los registros una vez elevado un informe secreto al Reichsfuhrer de las SS, Heinrich Himmler; o al Jefe de la RSHA –Oficina de Seguridad del Reich-, Heydrich, luego Kaltenbrunner, según el caso. Algunos informes y reportes de esos equipos móviles han sobrevivido. En este tipo de material es casi imposible encontrar alguna orden legal, todo raya en la anormalidad e ilegalidad emanada por autoridades políticas y mandos nazis.
¿Habrán dado lectura, alguna vez, los revisionistas estos documentos o también son invención de los judíos para presentarlas en los juicios de Nuremberg?; o, ¿solo han dedicado su tiempo a copiar segmentos de 'Diarios' y 'Memorias' que más conviene a su “investigación”?
Han sido, precisamente, estos Diarios de Guerra, la fuente primaria de consulta del historiador militar, aquel que nos relata con puntillosa exactitud las batallas en los frentes de lucha. Al final de la guerra mundial o cuando se producía la rendición en diferentes escenarios, el deponer las armas implicaba la captura o entrega de los Diarios de Guerra.
Citemos a los Einsatzgruppen de las SS (unidades móviles de exterminio) como nuevo ejemplo, la documentación que forzosamente debía ser manejada incluía la obligación de eliminar los registros una vez elevado un informe secreto al Reichsfuhrer de las SS, Heinrich Himmler; o al Jefe de la RSHA –Oficina de Seguridad del Reich-, Heydrich, luego Kaltenbrunner, según el caso. Algunos informes y reportes de esos equipos móviles han sobrevivido. En este tipo de material es casi imposible encontrar alguna orden legal, todo raya en la anormalidad e ilegalidad emanada por autoridades políticas y mandos nazis.
¿Habrán dado lectura, alguna vez, los revisionistas estos documentos o también son invención de los judíos para presentarlas en los juicios de Nuremberg?; o, ¿solo han dedicado su tiempo a copiar segmentos de 'Diarios' y 'Memorias' que más conviene a su “investigación”?
“Informe Jäger”, suscrito por el SS-Standartenführer Karl Jäger, Comandante de la Policía de Seguridad y el SD - Einsatzkommando 3 Kauen (Kaunas), 1 de diciembre de 1941. Informe secreto del Reich, se redactaron solamente 5 copias, las fotocopias corresponden a la 1ª copia y, al parecer, la única que sobrevivió. El Informe traducido podrá ser consultado en la nota a pie de página.
Un caso práctico de lo que los Einsatzgruppen redactaban lo encontramos en una copia que sobrevivió a la guerra, el “Informe Jäger” (2), describe matanzas colectivas. El documento detalla la operación del “Einsatzkommando 3” en Lituania, contiene una minuciosa lista de las operaciones de “limpieza”. El informe señala el total de víctimas (137.346 en Lituania). Una sola frase resumen el objetivo de la tarea de estas unidades móviles: "... puedo confirmar hoy que el Einsatzkommando 3 ha alcanzado la meta de solucionar el problema judío en Lituania. No hay judíos en Lituania. Lituania está libre de judíos".
Y, la historia de la segunda guerra mundial continuará escribiéndose...
NOTAS:
(1) El juicio crítico
es un proceso mental que parte de la observación y el razonamiento conexo con
la experimentación y el método científico. Dentro de la ciencia “el juicio o
pensamiento crítico vendría a ser el análisis sobre la consistencia de los
razonamientos de otro, sobre todo en el caso de afirmaciones que generalmente
aceptamos como verdaderas en nuestro diario vivir… El pensamiento crítico exige
claridad, precisión, equidad y evidencias, ya que intenta evitar las
impresiones particulares. En este sentido, se encuentra relacionado al
escepticismo y a la detección de falacias”. (definición de pensamiento
crítico)
La teoría de la
historia (o historiología) “tiene el objetivo mucho más modesto de identificar
simplemente patrones regulares y causas generales de los procesos históricos,
especialmente a largo plazo . En cambio, la historiografía se forma con diversos métodos y técnicas que
describen los sucesos registrados de la historia. La historiografía se vale del
método histórico, con tres básicas características: La búsqueda de las fuentes,
es decir: documentos, informes, fotografías, otros escritos sobre el asunto,
artículos periodísticos y demás temas relacionados. La Crítica, evalúa la
validez o no de las versiones contradictorias; y, la Síntesis, encaja los datos e informaciones
dentro del marco general de la investigación, conecta la información verificada
con las causas y consecuencias de la misma. (conceptos resumidos de Wikipedia).
De manera elemental
diremos que al investigar un proceso histórico
maniobramos con premisas inherentes a cualquier investigación científica
(método científico), es decir, focalización y comprensión; y, ubicarse en el
tiempo y en el espacio.
En cuanto a las fuentes históricas son todo objeto,
documento o evidencia material que contiene o conlleva información útil para el
análisis histórico. Tenemos los documentos
escritos (que pueden incluir cartas, discursos, documentos primarios
conservados o citados secundariamente en alguna otra fuente histórica), en
censos, estadísticas, datos de prensa, etc.; o, testimonios orales. Las evidencias
materiales, como restos arqueológicos, fósiles, construcciones antiguas,
etc. Con la modernidad tenemos otros fuentes como las audiovisuales, que
conservan en imágenes (películas, fotografías u otro tipo de archivo que guarda
una imagen). No es necesario explicar que estas últimas son una fuente documental
de un reciente período histórico. La
moderna iconografía nos entrega fuentes de conocimiento documental como
mapas, planos, pinturas, afiches, etc. Suele ser muy práctica para largos
episodio históricos la aplicación de la Cronología,
que es considerada una ciencia auxiliar de la Historia, este proceso cíclico
del tiempo suele iniciarse con una continuidad narrativa del proceso histórico,
a nivel general. Su valor resalta en que nos permite conectar causas pasadas y
sus efectos actuales y, quizá, hasta una perspectiva para el futuro.
Artículo
recomendado para conocer el método histórico y la
interpretación científica de la historia: