Breve relato de las crisis anuales en la Corea dividida.
por Tito Andino U.
La eterna rivalidad y crisis anual de movilizaciones, maniobras bélicas, ensayos de misiles, disputas diplomáticas y ataques masivos de desinformación entre Corea del Norte, por un lado; y, los Estados Unidos/Corea del Sur, por otro, es pan de cada año. Hasta las Naciones Unidas y su Consejo de Seguridad suelen lanzar amenazas a Pionyang por probar misiles balísticos de corto y largo alcance. En fin, una combinación de gritos y dialogo entre bastidores, es característico durante un corto lapso de tiempo anual.
De mucho ruido y pocas nueces se podría calificar esta especie de circo internacional. Para quien quiere hacer memoria bastará recordar que es ya una “tradición” realizar maniobras militares conjuntas entre los EEUU y Corea del Sur, ya sea por cielo, mar o tierra, dentro del espacio territorial del último y en aguas interncionales. Esto suele ser respondido por el Norte advirtiendo con su clásica política de tomar represalias y amenazando con un ataque masivo, si se viola su soberanía; por lo mismo, también es usual que los norcoreanos desplieguen sus tropas, ensayen sus armas, incluidas las nucleares.
Para los medios de
desinformación masiva es un titular que cada año vende mucho. Los políticos de
parte y parte se insultan, se advierten de ataques
preventivos o con una inminente guerra, desatándose las alarmas y pánico en el mundo.
Es una época ideal para los especuladores financieros internacionales, quienes consiguen pingues negocios, gracias al “preludio anual” de posible “declaración” de
guerra, dedicándose a jugar con la caída de las bolsas ante el forjado temor.
Por supuesto, está
dentro de la lógica, que las acciones de Estados Unidos y Corea del Sur no solo
buscan agotar a Corea del Norte psicológica y económicamente, la provocan,
miden sus reacciones, sondean la posibilidad de llevarla a un conflicto bélico.
Las amenazas provocan otras amenazas. Tanto va el agua al cántaro que al final
se rompe, los norcoreanos disponen de armas nucleares y ahora el juego ha pasado a otro nivel, algún momento las cosas
pudieren salirse de control, sino hay un dialogo sincero.
Estos días están de moda dos “locos”.
El presidente estadounidense Trump y el heredero norcoreano Kim Jong-un. Pero, ni el uno ni el otro están lo suficientemente fuera de sus cabales para ir a una guerra sin retorno, la histeria colectiva que se desata todos los años es previsible mantenga su acalorado ritmo hasta que no se firme algún tratado (de paz, económico, político).
En conclusión, a
menos que alguien se vuelva literalmente loco, la escenificación que vivimos
cada año se mantendrá, un corto periodo de tiempo en que se hacen
buenos negocios de armas y otras ganancias implícitas desatadas por las alarmas de la política.
Por qué me parece que
el orden dentro de ese caos mantendrá el statu quo vigente?. Es evidente. Tras
todo el sainete, la diplomacia de verdad – no la fantástica que nos muestran
los medios – trabaja sigilosamente, apartada del mundanal ruido mediático.
Decir que Kim Jong-un está perdiendo el juicio o que Trump padece problemas mentales, es subestimar la realidad. Propios mandos de la CIA clasifican a Kim Jong-un como “un actor muy racional", muy lejos de ser el “hombre misil”, despectivo calificativo que Trump hacía a su colega de “locuras”.
Evidentemente esa
“chifladura” compartida también es aplicada en casa del presidente
estadounidense, recientes notas de prensa dieron a conocer que un grupo de 35
psiquiatras firmaron una carta alertando de los problemas mentales de Trump…
Vaya usted a saber, estamos manejados por puro “locos” en el mundo… En esa
consonancia, el “hombre misil” ha respondido a los Estados Unidos y sus aliados
con utilizar armas nucleares.
Volviendo a las notas
de prensa, la cadena rusa RT expresaba, hace pocos días, que la CIA ha
contradicho a su Jefe, al parecer este organismo de inteligencia afirmó que la
última persona que quiere un conflicto armado en la península coreana es Kim
Jong-un, según la Agencia su principal esperanza es "gobernar por un
periodo muy largo y morir en paz en su propia cama".
Yong Suk Lee, subirector
adjunto de la CIA en el Centro de Misión para Corea afirmó que
"Tenemos la costumbre en este país y en todas partes de menospreciar de algún modo el conservadurismo que rige en aquellos regímenes autoritarios, pero, probablemente, ese es el interruptor más importante en cualquier conflicto… si dejamos aparte la bravuconería y la retórica (Kim Jong-un) no está nada interesado en involucrarse en un conflicto directo con Estados Unidos y sus aliados". (Agencia EFE reproducido por RT. Declaraciones de Suk Lee en la conferencia 'Ética y el Oficio de la Inteligencia', CIA - Universidad George Washington – 4 octubre 2017).
Si habrá o no una
guerra en la península coreana con implicación de arsenal nuclear es meramente
especulativo, la diplomacia secreta intenta evitar que los “cariñosos” epítetos
de bando y bando no pasen de eso. Rusia y China también actúan con sigilo para
impedir un escalamiento de tensiones.
Mientras sea tan provechosa la “guerra de amenazas” para todas las partes implicadas, a nadie conviene una hecatombe nuclear. La política norcoreana de disuasión armada (nuclear) es un poderoso aliado contra las siempre latentes amenazas estadounidenses.
Continuaremos en la
siguiente entrega con un análisis de Manlio Dinucci sobre las tensas relaciones
intercoreanas y las repercusiones en la política internacional.
POS-ADDENDUM
23 abril 2018
Que Trump y Kim Jong-un vayan a reunirse es algo que mucha gente se niega creer, las condiciones están dándose.
Conversaciones diplomáticas, reuniones de diferente tipo, disposición de los mandatarios de las dos coreas y estadounidenses están cambiando las reglas de juego que cada año nos tienen acostumbrados a los típicos "vientos de guerra" entre estos países.
- Quien más gana de todo esto es, sin duda, el líder norcoreano, a su país le urge firmar un tratado de paz con Corea del Sur, si quiere sobrevivir en una economía mundial que le ha cerrado las puertas.
- Poder mantener relaciones comerciales libremente con otros países es algo que ha estado vetado a los norcoreanos más de medio siglo.
- Norcorea no puede seguir sosteniéndose económicamente, a pesar de todos los esfuerzos y sacrificios que hace el gobierno y la propia sociedad, esperando la siempre oportuna asistencia de China.
- Corea del Norte necesita, imperiosamente, poder unirse a exitosos modelos económicos regionales.
- La única forma para conseguirlo es rubricando un Tratado de Paz con sus hermanos del Sur. Las negociaciones siguen en buen camino.
- Se espera grandes sorpresas, una nueva reunión intercoreana ha celebrarse el próximo 27 de abril puede develarnos algo interesante. Expertos afirman que podría lograrse una declaración conjunta que anuncie el final del largo conflicto entre las dos naciones.
Si Mr. Trump no se pone alevosamente "loco" y Kim Jong-un no comete otra "locura", este par de "locos" pueden poner un poco de cordura en este mundo "loco".
Las cosas pueden ir por buen camino para los norcoreanos. Hay que recalcar que, lo último que ha deseado Corea del Norte, a lo largo de los años, es una guerra con los Estados Unidos. Está claro que Norcorea, para sobrevivir ante retóricos discursos amenazantes, no tenía otra opción que armarse, tomar una posición de fuerza que ha privado de muchos recursos a la población.
El programa de tecnología nuclear y desarrollo de misiles fue vital para Norcorea, eso y solo eso impidió que el país sea atacado o invadido. La persuasión nuclear siempre ha sido efectiva, no solo en este caso, sino entre las potencias mundiales, Mas, los norcoreanos no tienen forma de seguir manteniendo ese statu quo, privándose del desarrollo industrial en áreas claves para una economía sostenible. A ello debe sumarse la clara advertencia de China y hasta de Rusia que no están dispuestas a tolerar un conflicto nuclear cerca de sus fronteras.
Hoy, Kim Jong-un ha declarado la suspensión del lanzamiento de misiles y pruebas nucleares, aspira negociar convenientemente el desarme nuclear no solo de su país sino que exhorta a un plan más amplio que involucre a todos. Tal vez pide demasiado en lo último, pero por algo se empieza.
Al final King Jong-un no está tan loco... Trump tampoco.