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01 septiembre 2023

Gran Bretaña: El desventurado amor de Adolf Hitler


      Foto modificada del original de Hugo Jaeger.


Introducción del editor del blog


Muchos habremos escuchado que Adolf Hitler planteó la posibilidad de un pacto entre Alemania y la Gran Bretaña, la primera se expandiría por Europa -Europa Oriental para precisar- (reivindicando algunas posesiones coloniales en África) y, la segunda, conservaría el título de "Reina de los Mares", es decir, su imperio de ultra mar intocado. ¿Qué tan factible era esto, política, económica y geoestratégicamente? ¿Había una remota posibilidad de que un giro de esa magnitud se hiciera realidad? Recordemos que hasta el inicio de la Segunda Guerra Mundial Gran Bretaña y Francia eran las mayores potencias coloniales del mundo. ¿Interesaría la propuesta a los británicos?, al momento que Hitler hizo el ademán de "tender la mano" a sus "primos" de la isla ya había aplastado militarmente a Francia.


Es que el gran objetivo de Hitler y de los círculos de poder del mundo anglosajón (Gran Bretaña e inclusive Francia que auspiciaron al jefe nazi) no era una nueva guerra fratricida en el corazón de Europa, había surgido una gran amenaza en el Este, la Unión Soviética, las élites occidentales temían a los cambios y principios revolucionarios muy de moda en la Europa de aquellos años. Surgió un "voluntario" dispuesto a destruir esa aberración: La Alemania nazi y la doctrina del Lebensraum -espacio vital-, es decir expansión germana mediante la guerra hacia el Este europeo. Eso es todo, Hitler lo tenía planeado desde 1925 (Mein Kampf) y ni siquiera era un plan original del nazi, era un guión modificado del plan del Imperio Alemán para conquistar Europa del Este en la Primera Guerra Mundial. 

Seguiremos polemizando por siempre. De una forma u otra, el Imperio Alemán (Deutsches Reich) dirigido por Hitler terminó haciendo la guerra a sus rivales imperiales de Europa (Gran Bretaña y Francia) no obstante que el dictador alemán soñaba mucho con la idea de llegar a esos acuerdos con sus "primos" arios de la isla británica y tenía sus partidarios en la cúspide del poder (parte de la realeza, inclusive), pero también poderosos detractores como Winston Churchill y otros que al final prevalecieron contra los "apaciguadores".

8 de mayo de 1940, Chamberlain se vio obligado a renunciar tras someterse a un voto de no confianza en la Cámara de los Comunes. Es histórico el discurso de Leopold Amery (conservador), citando a Oliver Cromwell: 

"Te has sentado aquí demasiado tiempo para cualquier bien que hayas estado haciendo. Váyanse, les digo... ¡En el nombre de Dios, vete!"


Dos ilustraciones soviéticas superpuestas: "El hechizo del espíritu liberado". 1938, de Boris Efimov; y, en el otro Bismark apunta con su dedo: "El cabo está conduciendo a Alemania a una catástrofe", del artista Alexander Zhitomirsky, 1941.

Hitler en julio de 1940 aseguró a Gran Bretaña que no deseaba la destrucción del Imperio Británico, esperaba obtener un armisticio con la garantía británica de no intervención en el conflicto europeo que le permitiría dirigir todo su poder militar contra la Unión Soviética.

La página web "ORIENTAL REVIEW" publicó en 2015 (en tres capítulos) traducciones exclusivas de la investigación documental del libro del autor ruso Nikolay Starikov, "Who Made Hitler Attack Stalin" (San Petersburgo, 2008). El texto original fue adaptado y traducido por el mencionado sitio web y publicado como "Britain – Adolf Hitler’s star-crossed love".

"Britain - Adolf Hitler’s star-crossed love" (Gran Bretaña: el amor desventurado de Adolf Hitler) es sin lugar a dudas un título remembranza de la frase "star-crossed lovers" (desventurados amantes) de la obra "Romeo y Julieta" de William Shakespeare. Romeo y Julieta se describen así en el prólogo de la obra: "star-crossed lovers". "Amor desventurado" o "Amantes desafortunados" refiere a cualquier amante cuyo afecto mutuo está condenado a terminar en tragedia

Sobre Nikolay Starikov (nacido en 1970) podemos señalar que es historiador, escritor, periodista de opinión y conocido activista civil de San Petersburgo, fundador y ex líder del "Gran Partido de la Patria", cuyo lema es: “Rusia es más grande que el mundo” y su ONG subsidiaria, "Unión de Ciudadanos Rusos", también es una de las cabezas visibles del movimiento Anti-Maidan. En 2020 se afilió a un nuevo movimiento político "For Truth". Una curiosidad, muy ingeniosa por cierto, Nikolay Starikov organizó el "Premio Goebbels" que "galardona" a las "personas que mienten, calumnian y vilipendian a Rusia". Starikov suele defender ciertas posturas revisionistas sobre Stalin expresando que fue en su momento un eficaz líder y baluarte contra la expansión occidental.

Starikov algunas veces ha recibido, como autor de varios libros, el calificativo de escritor de teorías sobre la conspiración, él respondió: "A menudo se me acusa de inclinación hacia la conspiración. Pero siempre he dicho y seguiré diciendo que mis libros están relacionados con la conspiración de la misma manera que la astronomía está relacionada con la astrología" (cita en Wiki). En 2022, Starikov escribió en su Twitter, respecto a la guerra rusa-ucraniana: "Insto de una vez por todas a destruir toda la infraestructura de la Ucrania nazi. Al hacer esto, salvaremos la vida de nuestros soldados y la vida de millones de personas que recién se están convirtiendo en ciudadanos de nuestro país" (4 de octubre de 2022). 

"Gran Bretaña: El desventurado amor de Adolf Hitler" es otra interesante historia que vale la pena repasarla (los artículos originales -tres- de Oriental Review han sido ligeramente revisados por el editor de este blog, se ha prescindido de algunos datos estadísticos y se ha interpuesto un par de notas explicativas y referenciales, aclarando que esto en nada afecta la idea central del autor). Todo el material gráfico corresponde al editor de este blog.

Aquí la primera entrega.

Tito Andino


Parte I

Gran Bretaña: El desventurado amor de Adolf Hitler

* También se puede traducir como "Gran Bretaña - El amor estrellado de Adolf Hitler". 


Caricatura de 1933 de Boris Efimov: "En la cuna del fascismo alemán, las buenas hadas de Adolf Hitler".

por Nikolay Starikov

Adaptación de Oriental Review


¿Adolf Hitler no planeaba ir a la guerra contra Gran Bretaña y Francia?

"No se debe hacer nada entre Inglaterra y Alemania que viole de alguna manera el prestigio de Gran Bretaña". A. Hitler

"Cuando Hitler se dio cuenta de que su idea original, la creación de un poderoso Reich de todos los alemanes aliados a Gran Bretaña, no podía realizarse, trató de construir y asegurar este Reich con sus propios recursos militares. De esta manera creó para sí mismo un mundo de enemigos". Joachim von Ribbentrop


... El 22 de junio de 1940, Francia se rindió. La flota naval francesa fue desarmada. Sin embargo, no se firmaron documentos que ordenaran que los buques de guerra franceses fueran transferidos o entregados a los alemanes. Francia solo prometió suspender su guerra contra Alemania. Sin embargo, ¿estaba Hitler planeando apoderarse de los barcos de Francia de alguna manera solapada? No, definitivamente no lo estaba. 

Las demandas de victoria de Alemania fueron bastante modestas y ni siquiera se parecían remotamente al atraco directo infligido por los aliados en Versalles. ¿Y por qué? Eso fue porque Adolf Hitler nunca planeó ir a la guerra contra Gran Bretaña y Francia. E incluso ahora, después de derrotar a los franceses, no estaba realmente interesado en saquear tanto como en convencer a esos países para que se unieran a su causa, lo que eventualmente debería haber llevado a la tan esperada paz con Gran Bretaña

Hitler no había planeado ninguna otra guerra con Occidente. Por el contrario, el Führer estaba dispuesto a firmar un tratado de paz con Londres. Y los ingleses encontrarían que los términos de ese futuro acuerdo de paz eran bastante aceptables. Hitler no tenía ningún deseo de desnudar a los británicos o privarlos de su posición como gobernantes del mundo. El Führer quería sentar las bases para una eterna alianza alemana con Gran Bretaña. "Estaba tan seguro de que los británicos estarían de acuerdo con esto que incluso después de la caída de Francia no hizo planes para continuar la guerra contra Gran Bretaña", escribe William Shirer, un periodista estadounidense que trabajó dentro del Tercer Reich. (Nota del editor: Tengamos presente que esa era la idea primordial de Hitler que no guardaba la misma acogida entre los dirigentes británicos oponentes al nazismo)

La idea de que el líder alemán quería conquistar Gran Bretaña después de su toma de Francia no es más que el producto de la imaginación sobreexcitada de los historiadores occidentales. Ni Hitler ni ninguno de los más altos comandantes de las fuerzas armadas alemanas se preparaban para luchar contra los británicos.

El 20 de junio de 1940, el almirante Raeder le preguntó a su Führer: "¿Y ahora qué hay de los británicos?" Pero no obtuvo respuesta. Diez días después, el jefe del Estado Mayor de Operaciones de la Wehrmacht, el general Jodl, presentó un memorándum a Hitler, que declaraba que la guerra contra Inglaterra debía librarse políticamente. Por cierto, Alfred Jodl, que más tarde fue ahorcado en Nuremberg, fue responsable de la planificación estratégica del ejército alemán.


Adolf Hitler en París, 23 de junio 1940


Sin embargo, la idea de un final pacífico de la guerra contra su protegido Adolf Hitler no tenía cabida en los planes británicos. En el verano de 1940, los principios de la política británica no habían cambiado: no se habían gastado miles de millones de libras para que la Alemania nazi pudiera convertirse en un socio igual a los caballeros de Londres. Después de todo, la guerra con Rusia / URSS aún no se había lanzado.


"Hacer la paz" con el Führer significaba que Gran Bretaña perdería su posición de hegemonía global de la manera más ofensiva y estúpida posible: creando un rival geopolítico con sus propias manos y luego compartiendo el dominio mundial con él. Los británicos no querían tener nada que ver con ese tipo de paz. Lucharían, y lucharían duro. No hay lugar para el sentimentalismo ante la perspectiva de perder el control sobre el mundo. 


La determinación de Gran Bretaña se manifestó en las resueltas palabras de su primer ministro, "si es necesario durante años, si es necesario solo".


Nota del editor del blogAun con Churchill dirigiendo el gobierno, entre el 25- 28 de mayo de 1940, el gabinete británico seguía siendo tentado con negociar la paz, se decía que Mussolini era una opción como intermediario, incluso Lord Halifax defendió la idea. El historiador Ian Kershaw en "Fateful Choices: Ten Decisions That Changed the World, 1940–1941" relata esto y la decisión británica de no entablar negociaciones. Para esos días "Churchill carecía del firme control del poder que más tarde poseería. No pudo rechazar perentoriamente las negociaciones; Tuvo que presentar su caso por persuasión. En última instancia, tuvo éxito, con el firme apoyo, sorprendentemente, de Chamberlain, quien junto con Halifax había sido el arquitecto clave del "apaciguamiento" de Hitler por parte de Gran Bretaña en 1938". Ian Kershaw cree que si hubiesen iniciado las propuestas de paz probablemente habrían ganado impulso, teniendo en cuenta la capitulación de Francia (22 junio 1940). Mas, Churchill consideraba que el precio a pagar sería inaceptable ya que habría que hacer concesiones a italianos y alemanes. 

Mark Grimsley en ¿Y si Gran Bretaña hubiera hecho las paces con Hitler? razona: "A corto plazo, un acuerdo negociado podría haber preservado el Imperio Británico. Pero habría desangrado a Gran Bretaña y extinguido el interés de Roosevelt en proporcionar apoyo al país, habría centrado razonablemente toda su atención en la defensa de América del Norte. Y a largo plazo, especialmente dado un triunfo nazi sobre la Unión Soviética, es poco probable que Gran Bretaña hubiera conservado su imperio o incluso escapado de una eventual invasión". Por supuesto, no se produjo ningún acuerdo. (Mark Grimsley, publicado originalmente en la edición de noviembre de 2007 de "World War II" Magazine)

 

Vino la Operación Catapulta, redactada por los británicos en un período de tiempo sin precedentes y lanzada solo 11 días después de la rendición de Francia. La ironía de esa situación radicaba en el hecho de que esta vez los británicos estaban atacando a un aliado, no a un enemigo. 

Una fea escena se desarrolló en las cubiertas de los buques de guerra franceses atracados en los puertos ingleses de Portsmouth, Plymouth y Devonport. Los marineros franceses no esperaban ser emboscados por sus compañeros de armas. 

Actuando como piratas, en un ataque tan inesperado los británicos se apoderaron de los buques franceses que luego se agregaron a la Armada inglesa: acorazados, cruceros, destructores, submarinos, dragaminas y cazadores de submarinos, fueron capturados por los británicos el 3 de julio de 1940. Las tripulaciones francesas fueron puestas por la fuerza en tierra e internadas "no sin incidentes violentos". La verdadera tragedia no se desarrolló en los puertos británicos, sino más bien donde la flota francesa estaba amarrada en Orán, Mers-el-Kébir y Dakar

Ese mismo 3 de julio, un escuadrón británico comandado por el almirante James Somerville se acercó a Orán. El almirante francés Marcel Gensoul, comandante de la flota francesa, recibió un ultimátum final de los británicos: - Continuar luchando contra Alemania e Italia como parte de la flota británica; - Trasladar los barcos a puertos británicos mientras devolvían las tripulaciones francesas a Francia, los barcos permanecerían en manos británicas hasta el final de la guerra; - Mover los barcos a las Antillas francesas o inundarlos en seis horas. Si Gensoul no encontraba ninguna de estas opciones aceptables, podría "desarmar" justo donde estaban amarrados sus barcos, pero solo si lo hacía "efectivamente". Esto significaba que se les pedía a los franceses que naufragaran sus propios barcos bajo supervisión británica. Gensoul rechazó el ultimátum británico. El comandante de la escuadra británica recibió la orden final de Churchill: "Los barcos franceses deben cumplir con nuestros términos o hundirse o ser hundidos por usted antes del anochecer".


Izquierda, el Almirante de la Marina Real Británica, Sir James Somerville (1882–1949), pintura de Oswald Birley (1947), en Britannia Royal Naval College. Derecha, póster de propaganda proalemana en francés. "El Almirante inglés  Summerville ordena "fuego" (ataque a la flota francesa en Argelia).


Los marineros franceses nunca esperaron que los barcos británicos comenzaran a dispararles, ¡pero eso era lo que estaba sucediendo! No fue ni una lucha ni una verdadera batalla naval. Los marineros franceses, que no estaban preparados para repeler el ataque, fueron ejecutados... Los barcos en Orán no pudieron luchar. Los barcos franceses no fueron destruidos en una lucha justa. El Almirantazgo británico podía sentirse a gusto: todos los acorazados franceses más nuevos estaban ahora fuera de servicio. En total, unos 1.300 franceses murieron durante la Operación Catapulta. En respuesta a esta traición, el gobierno francés rompió relaciones diplomáticas con Inglaterra, sin declarar la guerra.

Pero, ¿podrían los alemanes haber capturado la flota francesa? No había ninguna posibilidad. No fue hasta el 26 de noviembre de 1942, dos años después de la Operación Catapulta, que las tropas alemanas intentaron hacer esto por primera vez cuando entraron en Toulon. La flota francesa estacionada allí fue hundida por orden del gobierno de Vichy. Como puede ver, los franceses no se inmutaron. ¿Por qué? Porque los militares franceses nunca fueron títeres alemanes y nunca estuvieron preparados para entregar su flota, ni a los alemanes ni a los británicos. Aunque en vísperas de la traidora Operación Catapulta británica, Francia le había prometido a Churchill que bajo ninguna circunstancia sus buques de guerra caerían en manos alemanas...

Continúa...

El desventurado amor de Adolf Hitler continúa con el artículo: Gran Bretaña rechaza la "Paz Hitleriana".

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