A paso lento, pero seguro el ejército de la República Árabe Siria va consolidando las victorias en el campo de batalla. Con sus propias milicias populares y las de sus aliados se encuentran barriendo el terreno apoyados por la aviación rusa. Los wahabíes saudíes y sus socios turcos, pese a sus pataleos y chillidos, están retrocediendo en sus pretensiones, más no en sus objetivos de ver al presidente sirio fuera del poder, con ese pretexto continúan alimentado el terrorismo.
Muy a pesar, la guerra en
Siria continuará algún tiempo más, pero será otro tipo de guerra, ya no la
sañuda invasión mercenaria extranjera, que se mantendrá aisladamente. Ahora se está observando los actos de sabotaje y terrorismo asesino puro,
atentados con coches bombas y suicidas en las ciudades sirias, el asesinato de rehenes y otros actos de venganza como ejecutar a sus propios desertores. Ante el fracaso, el extremismo recurre a la única medida desesperada. Los retrógrados barbudos se ocultarán en sus madrigueras
y emboscarán traicioneramente.
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