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25 julio 2020

Estados Unidos: Política, religión y racismo "igualitario".


Primera Parte 

Los "Hermanos Cristianos" en los Estados Unidos

Por Tito Andino U.

En la segunda parte de esta entrega daremos revista a una interesante ponencia de Thierry Meyssan, sobre política y religión, "Estados Unidos, del racismo al ‎racismo igualitario‎". Sin embargo, es necesario previamente puntualizar algunas cuestiones de fondo que no enfoca el artículo del internacionalista francés. En los Estados Unidos existe un grupo de “hermanos” de la más recalcitrante derecha fundamentalista cristiana que conserva una simbiótica relación con la ideología hitleriana y que, incluso, controla el fundamentalismo islámico. (El tema ampliado puede consultarse AQUÍ).

El vínculo se da a través de contactos políticos al más alto nivel, negocios petroleros, transnacionales, banca internacional, tráfico de drogas, blanqueo de dinero. Nos referimos, naturalmente, a la "Hermandad Musulmana" y su alianza con los Fundamentalistas Cristianos de Norteamérica

En realidad a estos grupos de poder no les interesa para nada la religión, se valen de ella. Su único amor y religión es el dinero y el Poder. A la “masa sucia” nos tienen enfrentados entre musulmanes, cristianos y judíos - “guerra de civilizaciones”- lo llaman.  No obstante, hay gente del Poder estadounidense, entre los "Puritanos" y "Evangélicos" que se creen a pie juntillas las profecías y mensajes mesiánicos. 

Esos ´Hermanos´ fundamentalistas cristianos integran la "Fellowship Foundation” (también conocida como “The Fellowship Brotherhood”). ¿Conoce usted quién organiza cada mes de febrero, desde hace más de medio siglo, el “Desayuno Nacional de la Oración”, en Washington D.C., al que suelen concurrir miles de políticos, hombres de negocios y religiosos, donde “oran”, junto al presidente de los Estados Unidos y adornándose, además, con una bonita retórica política?. Si, exacto, es la "Fellowship Foundation", sombría y poderosa multinacional fundada en 1935 por un inmigrante noruego y predicador metodista, pro-nazi, Abraham Vereide. 


Y aunque parezca contradictorio, dentro de la "Fellowship" no hay solo  puritanos y protestantes evangélicos, destacan católicos conservadores, judíos ortodoxos, judíos seglares neoconservadores, fundamentalistas suníes, musulmanes wahabíes, budistas e hinduistas, todos son activos cooperantes de un proyecto que se sirve de Jesús para justificar su acceso a la más altas esferas del gobierno y los negocios. 


Febrero 2015, la presencia del Dalai Lama en el Desayuno Nacional de Oración, también contó con la presencia de Barack Obama y líderes musulmanes.

Conforme analizó el afamado investigador Daniel Estulin (en su libro "Los señores de las sombras"), la "Fellowship Foundation" es una enorme y monstruosa conspiración que desafía la imaginación, una conjura criminal de lunáticos religiosos, fascistas medievales, demagogos delirantes del ‘Final de los Tiempos’, pedófilos, beatos y católicos de nombre que se amparan en el cristianismo y el patriotismo. 

Los multimillonarios industriales, los ricos empresarios, los políticos conservadores, los cristianos de derecha y los manipuladores religiosos de masas de la más baja ralea, conforman una confabulación llamada simplemente “La Familia”. Manipulan la opinión pública e influyen en el gobierno de los Estados Unidos, si es que no lo controlan en su casi totalidad. Tienen su Central en Arlington – Virginia, todos los miembros de la “Familia” son soldados del ejército de Dios y se llaman “hermanos en Jesús”. Presentando a “Jesús” a hombres poderosos, ésta organización cuasi clandestina ha logrado cambiar radicalmente el panorama político de la diplomacia estadounidense.

A los políticos les encanta entrar en el grupo porque para ellos es el modo de eludir responsabilidades de sus actos”. Un ejemplo: El “Hermano” Jerry Boykin, ex jefe militar de Inteligencia de la Secretaria de Defensa en el Pentágono, manifestó repetidamente ante grupos cristianos que el presidente George W. Bush fue elegido por Dios para dirigir la lucha global contra Satanás.

Existen personas dentro de estas organizaciones que literalmente quieran convertir la Tierra en un infierno (guerra convencional y nuclear). El fundamentalismo cristiano “anhela” la llegada del ‘Fin de los Tiempos´, están más activos que nunca. Algunos son posmilenaristas, creen que Jesús no regresará hasta que pasen mil años de dominio cristiano en la Tierra. El deseo de un reino milenarista no es nada nuevo en la historia. Hitler planeaba un “Reich de mil años” en el planeta. De hecho, el reino del “milenio” no es ninguna casualidad estrambótica.

Así como los fundamentalistas islámicos aceptan el terrorismo como arma moral, ¿pueden hacer lo mismo los fundamentalistas cristianos y charlatanes milenaristas?. Sí. Respecto a ese extraño vínculo entre la derecha estadounidense, la ‘Hermandad Musulmana’ y el fundamentalismo Cristiano nos remitimos a nuestro trabajo sobre la "Hermandad Musulmana" (nota a pie de página).

Esa ideología (no debe ser vista como creencia religiosa) ha logrado que la población devota acepte como algo irremediable "su" destino. El fundamentalismo religioso, cualquiera sea la Fé, solo puede llevarnos al camino de la autoinmolación. La cuestión es, ¿quién es más peligroso? El yihadismo intolerante con cientos de candidatos a inmolarse con explosivos o, ¿el fanático fundamentalista cristiano enquistado en el Poder que puede acceder al 'botón nuclear'?

Del libro “El Legado Mesiánico”, de Michael Baigent, Richard Leigh y H. Lincoln (autores del clásico “El enigma Sagrado") resumimos que el moderno fundamentalismo de Norteamérica se origina en el puritanismo del siglo XVII. Su concepción: Hay gente “elegida” que se complace en tener un “pacto” especial con Dios. Entre los “elegidos” se incluyen aquellos personajes que son hoy venerados como “Padres Fundadores” de los Estados Unidos. En este caso, el cristianismo pasó a ser sinónimo de los valores de la Norteamérica conservadora.






Ronald Reagan como presidente de los Estados Unidos junto a sus amigos fundamentalistas calificaron a la extinta Unión Soviética como el “Imperio del Mal”, en el estricto sentido religioso y no metafórico. Para Reagan y otros de su especie, el “anticristo” era la URSS. Algunos estudiosos de las creencias de Reagan están convencidos que la ideología del Armagedón fue la raíz de la política exterior y militar-nuclear de Reagan en relación con la URSS. Los fundamentalistas de la era Reagan pensaban que estaban en guerra contra el “anticristo”, encarnado en el comunismo (todavía hay políticos insensatos de la derecha española que se desagarran la camisa públicamente para "evitar" la llegada del "comunismo").

En 1980, durante la campaña para ser nombrado candidato de su partido a la presidencia, Ronald Reagan, en una entrevista que le hicieron en la televisión, dijo: «Puede que seamos la generación que verá el Armagedón».  Para que la gente “piense” igual que Dios, nos tuvo al borde de la tercera guerra mundial nuclear. Reagan estaba convencido que la batalla final de la tercera guerra mundial, es decir, el Armagedón, se librará en alguna parte del Oriente Medio (Megido, actual Israel). Hablamos de un anticipo mesiánico, de histeria apocalíptica de lo que llaman “los Últimos Días”. El “anticristo” (la URSS, ahora tiene que ser algo diferente) luchará contra las “fuerzas de Dios” (encarnados en los Estados Unidos). 


Como todo está escrito en la Biblia, ya conocemos al ganador de antemano, los Estados Unidos, es decir, “Las fuerzas de Dios”, bajo mando de Jesús vencerá la partida. Y, con una ligera variante, es la misma ideología que difundieron los "revisionistas" neo-nazis ultracatólicos, "Traian Romanescu" y Salvador Borrego.

Pero eso no es todo. Existe un mensaje con esta amenaza apocalíptica:

Si te arrepientes ahora, si concientes que te “salven” (los predicadores) y, si das una contribución monetaria a la iglesia, “se le ahorrará toda la carnicería transportándolo a un lugar seguro hasta que se haya resuelto el conflicto. En una variante de este tema, ciertos predicadores fundamentalistas hablan de un momento en la generación presente en que los fieles serán «arrebatados»” (Michael Baigent, Richard Leigh y H. Lincoln: “El Legado Mesiánico”).


El peligro consiste en que, algunos de estos modernos fundamentalistas norteamericanos enquistados en el poder de la nación nuclear más poderosa del mundo, se creen literalmente todo, como fue el caso del ex presidente Ronald Reagan. 


El presidente Trump y el vicepresidente Pence, recibiendo las bendiciones de los líderes evangélicos de los Estados Unidos quienes respaldan al actual mandatario.

Esta clase de personas se han resignado, para ellos el Apocalipsis es inminente y esperan tal suceso para salvar su “alma”, proclaman estar listos para ingresar en el selecto club de la eterna felicidad celestial con el milenario “Reino de la Segunda Venida”.


Concluyen los afamados investigadores que, 


Si se tolera que la histeria del fundamentalismo norteamericano se convierta en una profecía de esas que por su propia naturaleza contribuyen a cumplirse, una profecía adoptada y aceptada nada menos que por la Casa Blanca, el resultado bien podría ser, de modo harto literal, el fin del mundo. Este fin del mundo no sería el retorno extático de sadoquitas muertos hace siglos y que, cogidos de la mano, darían saltitos por los Campos Elisios, sino la lenta y asfixiante agonía de un invierno nuclear. Si ese es el único sentido que cabe encontrar en la era moderna, verdaderamente la humanidad está en bancarrota y Dios -comoquiera que lo conciban las diversas confesiones- sencillamente habrá malgastado su tiempo”.


Según un comentario en la red social Timblr, a esta lista le faltó agregarse un "pinchazo teocrático de cristofascista". El actual vicepresidente de los Estados Unidos es un devoto cristiano evangélico que anhela la presidencia. Los votos de esta comunidad son decisivos en cualquier elección. Por ejemplo, si usted aspira a ser presidente de los Estados Unidos deberá primero reconsiderar su fe religiosa y hacerla pública, usted no puede darse el lujo de despreciar decenas de millones de votos del cristianismo evangélico. Las encuestas demuestran que más del 50% de la población no votaría por una persona que se declara atea, sino pregunten a Mr. Trump. Es la famosa e hipócrita ideología estadounidense del "puritanismo".


Segunda Parte

Estados Unidos, del racismo al ‎racismo igualitario‎

por Thierry Meyssan


Las reacciones ante el asesinato del ciudadano negro George Floyd a manos de un ‎policía blanco no tienen nada que ver con la historia del esclavismo en Estados Unidos ‎sino más bien –al igual que la oposición del establishment contra el presidente ‎Trump– con un problema de fondo de la cultura anglosajona: el fanatismo puritano. ‎Para entender los acontecimientos actuales en Estados Unidos es importante recordar ‎la extrema violencia interna que sacudió ese país durante las dos guerras civiles ‎estadounidenses: la Guerra de Independencia y la Guerra de Secesión. Pero, ¡cuidado! ‎Lo que la clase política estadounidense predica ahora es un racismo igualitario. Dicho de otra manera: todos iguales… pero separados.



Esto podría ser un cartel humorístico pero por desgracia es un eslogan puritano que debe ‎interpretarse en su sentido más literal. “Black Men are an endangered species”, es decir, “Los ‎hombres negros son una especie en peligro de extinción”.‎

Los Puritanos anglosajones
En 1609, alrededor de 400 fieles de la iglesia inglesa huyeron de su propio país, donde eran ‎considerados fanáticos extremistas, y se refugiaron en la ciudad holandesa de Leiden, donde ‎pudieron vivir según la tradición calvinista, o más exactamente según la interpretación puritana del ‎cristianismo. Probablemente a pedido del rey Jacobo I, enviaron a América dos grupos para ‎luchar allí contra el imperio español. El primer grupo fundó lo que se convertiría en los ‎Estados Unidos de América y el segundo se perdió en Centroamérica. ‎

Posteriormente, los puritanos tomaron el poder en Inglaterra, a través de Oliver Cromwell, ‎decapitaron al rey papista Carlos I, instauraron una República igualitaria (el Commonwealth) y ‎colonizaron Irlanda perpetrando allí grandes masacres contra los católicos. Aquella experiencia ‎sanguinaria fue de corta duración y desacreditó por largo tiempo para los ingleses la noción del ‎Interés General (la Res Publica, expresión latina que da origen a la palabra República).‎

Los 35 Pilgrim Fathers (Padres Peregrinos) zarparon de Leiden a bordo del barco Mayflower, hicieron escala en Inglaterra y ‎cruzaron el océano. Llegaron a Norteamérica en 1620 para ‎practicar allí su religión con toda libertad. Durante su viaje a bordo del Mayflower habían ‎firmado un pacto en el que juraban crear una sociedad modelo –de estricto respeto a la paz y el ‎culto calvinista, vida comunitaria intensa, disciplina social y comportamiento moral estrictos. ‎Crearon la Colonia de Plymouth con la esperanza de construir la «Nueva Jerusalén», después de ‎haber huido del «Faraón» (el rey Jacobo I) y de haber cruzado el «Mar Rojo» (en realidad el ‎Océano Atlántico). Al cabo de un año, organizaron una ceremonia de agradecimiento a Dios por haberlos guiado en su epopeya, celebración que aún se realiza anualmente bajo la denominación ‎de Día de Acción de Gracias (Thanksgiving) [1]. ‎

Aquellos puritanos, que establecieron su capital en Boston, a 60 kilómetros de Plymouth, ‎imponían a sus mujeres el uso de velo y practicaban las confesiones públicas y los castigos ‎corporales. ‎

En el logo de la poderosísima Pilgrim’s Society, la figura del Padre Peregrino aparece junto al león británico y el águila estadounidense.

Esos hechos no son simples mitos que todo estadounidense debe conocer, son parte integrante ‎del sistema político imperante en Estados Unidos

De los 45 presidentes que han pasado por la ‎Casa Blanca, ocho –entre ellos los Bush– son descendientes directos de los 35 «Padres ‎Peregrinos». A pesar de la llegada de decenas de millones de inmigrantes a Estados Unidos y de ‎las apariencias institucionales, la ideología de los puritanos se mantuvo en el poder durante ‎‎cuatro siglos, hasta la elección de Donald Trump. Un club extremadamente cerrado, la Pilgrim’s ‎Society, reúne –bajo la autoridad de la reina de Inglaterra– a muy altas personalidades británicas ‎y estadounidenses. La Pilgrim’s Society instauró la Special Relationship (Relación Especial) ‎entre Londres y Washington, llegando incluso a designar numerosos secretarios y consejeros ‎durante la presidencia de Barack Obama. ‎

Numerosas ceremonias que debían realizarse este año por los 400 años del Mayflower fueron ‎anuladas debido a la lucha contra la epidemia de Covid-19, entre ellas una conferencia que un ‎ex consejero británico de seguridad nacional iba a pronunciar ante la Pilgrim’s Sociey. Las ‎malas lenguas dicen que la epidemia “terminará” al día siguiente de la elección presidencial… si Trump ‎la pierde, para que ese resultado pueda festejarse. ‎

Entre los cristianos estadounidenses existen dos culturas opuestas: la de los calvinistas ‎o puritanos y la de los católicos, anglicanos y luteranos. Algunas de las 800 iglesias existentes ‎en Estados Unidos se definen resueltamente como pertenecientes a una de esas culturas, que ‎sin embargo existen simultáneamente dentro de la mayor parte de las iglesias estadounidenses ‎ya que el puritanismo carece de corpus teológico definido. Es más bien una forma de pensar. ‎

La Guerra de Independencia de Estados Unidos comenzó en 1773, con el “Motín del Té” (Boston ‎Tea Party). El protagonista de aquel acto de protesta tuvo como abogado defensor a John Adams, ‎otro descendiente directo de uno de los 35 “Padres Peregrinos” y más tarde segundo presidente de ‎Estados Unidos. El llamado a la independencia fue lanzado por el periodista político Thomas ‎Paine, quien no dudó en esgrimir argumentos religiosos, que él mismo no creía ni remotamente. ‎

De cierta manera, la Guerra de Independencia de Estados Unidos es la prolongación, en el ‎nuevo continente, de la Guerra Civil británica que había lidereado Oliver Cromwell. Aquel ‎conflicto resurgirá una vez más, nuevamente en Estados Unidos, con la Guerra de Secesión. En ‎este punto no está de más recordar que la Guerra de Secesión estadounidense no tuvo nada que ‎ver con el esclavismo –al inicio de la guerra, ambos bandos lo practicaban y también ambos ‎bandos lo abolieron durante el conflicto para enrolar a los antiguos esclavos en sus ejércitos. ‎

En Inglaterra, los puritanos fueron derrotados con la República de Oliver Cromwell, pero en ‎Estados Unidos ganaron la Guerra de Independencia y la Guerra de Secesión. El historiador Kevin ‎Phillips, consejero electoral del presidente republicano Richard Nixon –también descendiente de ‎un hermano de uno de los 35 Padres Peregrinos– estudió a fondo este conflicto que ya tiene ‎siglos de duración [2]. Fue así como concibió la estrategia de «la Ley y el Orden» ‎ante el demócrata segregacionista George Wallace durante la elección presidencial de 1968, ‎estrategia que Donald Trump reedita para la elección de 2020. ‎

Todo lo anterior demuestra que las apariencias son engañosas. Las líneas que definen a ‎los bandos no están allí donde todos creen.

- Los puritanos siempre han defendido la igualdad absoluta… pero sólo entre cristianos. Durante ‎mucho tiempo prohibieron el acceso de judíos a los cargos públicos y masacraron a los indios a los que tanto ‎decían amar. Durante la Guerra de Secesión extendieron su igualitarismo a los negros –pero en ‎África austral los puritanos defendieron el apartheid hasta el último momento– dando lugar así al ‎mito que presenta la Guerra de Secesión estadounidense como una guerra antiesclavista. Hoy en ‎día, defienden la idea según la cual la humanidad se divide en razas iguales pero que deben vivir ‎preferentemente separadas y siguen siendo reticentes a lo que llaman «matrimonios ‎interraciales».

- Los puritanos ponen la mentira en el lugar más bajo de su escala de valores. No la consideran ‎una astucia sino siempre como el peor de los crímenes, más grave incluso que el robo y el ‎asesinato. En el siglo XVII castigaban con latigazos el hecho de mentir a un pastor, sin importar ‎la causa de la mentira, así como aún existen leyes estadounidenses que castigan duramente ‎el hecho de mentir a un funcionario federal, sin importar los motivos. ‎

El evangelismo estadounidense

Con el tiempo, sobre todo en el siglo XIX, surgió otra corriente de pensamiento en el seno del ‎cristianismo estadounidense: el evangelismo. Se trata de cristianos de todas las denominaciones ‎que tratan de acercarse al cristianismo original, sobre el cual en realidad no saben ‎prácticamente nada. Por consiguiente, lo que hacen es recurrir ciegamente a los textos sagrados. ‎Al igual que los puritanos, los evangélicos son fundamentalistas, lo cual significan que toman las ‎Escrituras al pie de la letra, como palabra divina, negándose a toda contextualización de los ‎textos. Pero son mucho más pragmáticos que los puritanos ya que tienen una posición de principio ‎sobre todos los temas pero, ante una situación precisa no actúan en función de reglamentos ‎comunitarios sino según su conciencia. ‎

Es fácil burlarse de las absurdas opiniones de los evangélicos contra la teoría de la evolución, pero ‎no se trata de algo fundamental –ellos mismos dejan de lado ese rechazo cuando les parece ‎necesario. Resulta en cambio mucho más importante denunciar la visión puritana de una ‎humanidad dividida en razas diferentes, iguales pero separadas, visión que desgraciadamente casi ‎nadie critica a pesar de sus graves consecuencias cotidianas. ‎

Los puritanos controlaron la política estadounidense hasta 1997, cuando el presidente libertino ‎Bill Clinton prohibió por decreto toda expresión de fe religiosa en las instituciones federales. ‎El resultado fue que la religión se desplazó de la administración hacia el sector privado. Todas ‎las grandes empresas acogieron grupos de plegaria en sus lugares de trabajo. Ese desplazamiento ‎favoreció la aparición pública de los evangélicos en detrimento de los puritanos. ‎

Durante los disturbios frente a la Casa Blanca, el presidente Trump fue ‎a pie hasta la iglesia episcopal Saint John’s para presentarse, Biblia en mano, como el defensor ‎de las convicciones religiosas de todos los cristianos ante el fanatismo de los puritanos.
El regreso del fanatismo puritano
El conflicto entre los puritanos y el resto de la sociedad vuelve a tomar hoy un cariz radical y ‎religioso. En ese conflicto se enfrentan dos mentalidades. Una es idealista, igualitaria –pero en el ‎seno de cada comunidad– y fanática. La otra, a veces más extravagante, comulga con las ‎desigualdades pero es realista. ‎

Después de su fracaso en la última elección presidencial, la puritana Hillary Clinton se planteó la ‎posibilidad de hacerse pastor metodista [3]. Hillary Clinton considera que pecó mucho ‎‎(mantuvo una relación extramarital), Dios la castigó (con la relación de su esposo Bill Clinton con ‎Mónica Lewinsky), pero ella supo hacer acto de contrición (en el seno del influyente grupo de ‎plegaria del Pentágono conocido como The Family [4]) y Dios la redimió. Está convencida de que cuenta con el favor de Dios, se enorgullece de la violencia que ella misma ‎desató contra los pueblos no cristianos, apoya todas las guerras contra los «enemigos de ‎América» (léase de Estados Unidos) y espera ver el regreso de Cristo. 

Donald Trump, por el contrario, no manifiesta ningún interés por la teología, su conocimiento de ‎la Biblia es aproximativo y su fe se limita a lo estrictamente necesario. Considera que ha pecado tanto ‎como cualquier otro pero, en vez de dedicarse a exhibir muestras públicas de arrepentimiento ‎prefiere hablar de logros. Trump duda de sí mismo y compensa su sentimiento de inferioridad ‎mostrando un ego desmesurado. Le encanta la rivalidad con sus enemigos pero sin pretender ‎aniquilarlos. El hecho es que, en vez de pretender continuar guerreando en todas partes, Trump ‎encarna la voluntad de restaurar la grandeza de Estados Unidos («Make America Great Again!»), ‎lo cual lo convierte en ídolo de los evangélicos contra los puritanos. Y además ofrece a ‎los cristianos la opción de reformarse a sí mismos en lugar de tratar de convertir al mundo ‎entero. ‎

Mientras se desarrollaba la campaña electoral de 2016, yo llegué a plantear una interrogante: ‎‎“Estados Unidos, ¿se reforma o se desgarra?” [5]. Opinaba que sólo Donald Trump podía permitir que Estados Unidos siguiese siendo ‎una nación, mientras que Hillary Clinton provocaría una guerra civil y probablemente la disolución ‎del país, en un fenómeno similar al fin de la URSS. Lo que está sucediendo desde la muerte del ‎ciudadano negro George Floyd demuestra que no estaba equivocado. ‎

Hillary Clinton durante la campaña electoral previa a la elección ‎presidencial estadounidense de 2016.

Los partidarios de Hillary Clinton y del Partido Demócrata imponen su ideología. Luchan contra ‎la mentira y destruyen monumentos con el mismo fanatismo conque sus antecesores puritanos ‎quemaban a las “brujas” de Salem. Desarrollan una lectura absurda de su propia sociedad, niegan ‎los conflictos sociales e interpretan las desigualdades únicamente en función de la supuesta ‎existencia de razas humanas diferentes. Desarman los departamentos de policía locales y obligan ‎a las personalidades «blancas» a pedir perdón públicamente por gozar de un privilegio invisible. ‎

En el caso de la supuesta «trama rusa», el fin de los procesos judiciales contra el general ‎Michael Flynn, el efímero primer consejero de seguridad nacional del presidente Trump, y el perdón ‎presidencial concedido al ex consejero de Trump, Roger Stone, han suscitado airadas protestas ‎de parte de los puritanos. Ninguno de esos dos personajes había hecho daño a alguien… pero ‎se atrevieron a mentirle al FBI para mantenerlo alejado de la Casa Blanca. ‎

El alcalde de Minneapolis –la ciudad donde fue asesinado George Floyd– fue humillado en público ‎porque se negaba a disolver la policía municipal, acusada de ser «racista». En Seattle, el ‎consejo municipal acaba de ordenar un drástico recorte del presupuesto de la policía municipal, ‎lo cual no molesta a las clases sociales altas –que viven en residencias protegidas por empresas de seguridad ‎privadas– pero priva de protección pública a quienes no pueden darse el lujo de recurrir a tales ‎empresas de seguridad. ‎

La agencia Associated Press y después el New York Times y Los Angeles Times –pronto ‎lo harán seguramente casi todos los medios estadounidenses– decidieron comenzar a escribir la ‎palabra “Negro” (Black) con mayúscula cuando se refiere a la «raza» (sic) [6], pero no harán lo mismo con la palabra “blanco” (white) porque escribir ‎‎“Blanco” (White) con mayúscula es costumbre arraigada entre los supremacistas blancos ‎‎ [7].‎

El Pentágono se planteó rebautizar las bases militares que portan nombres de personalidades ‎históricas sudistas señaladas como «racistas» y todo el personal civil y militar del US Army (el ‎ejército terrestre) recibió un correo electrónico que denunciaba como «de extrema derecha» ‎sostener que sólo existe una raza humana única –lo cual está científicamente demostrado, ‎aunque en el correo electrónico se dice que es una mentira [8]. Esas iniciativas dieron lugar a una ‎enérgica reacción de parte de la tropa, esencialmente partidaria de Trump, y acabaron ‎fracasando pero indican la existencia de una escalada muy peligrosa. ‎

Se trata de decisiones que muestran una pérdida de la racionalidad colectiva.




Notas:
[1] This Land Is Their Land: The Wampanoag Indians, ‎Plymouth Colony, and the Troubled History of Thanksgiving, David J. Silverman, Bloomsbury ‎Publishing, 2019).
[2] The Cousins’ Wars: Religion, Politics and the Triumph of Anglo-America, ‎Kevin Phillips, Basic Books, 1999.
[3] “Hillary Wants to Preach”, ‎Emma Green, The Atlantic, 6 de agosto de 2017.
[4] The Family: The Secret Fundamentalism at ‎the Heart of American Power, Jeff harlet, Harper Perennial, 2009).
[5] «Estados Unidos, ¿se reforma o se desgarra?», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 26 de octubre ‎de 2016.
[6] «Racismo y antirracismo para manipular», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 16 de ‎junio de 2020.
[7] Uppercasing ‘Black’, Dean Baquet y Phil ‎Corbett, The New York Times, 30 de junio de 2020.
[8] «El Ejército de Estados Unidos ‎contra Trump», Red Voltaire, 11 de julio de 2020.


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06 abril 2020

Estados Unidos - OTAN: Geoestrategia en plena crisis de coronavirus




Resumen de diversos artículos
publicados en Red Voltaire


El conocido politólogo italiano Manlio Dinucci señala que mientras Europa se reorganiza haciendo frente a la pandemia de coronavirus, produciendo cambios radicales que afectan a toda la sociedad, hay algo que opera sin contratiempos, la OTAN, organización militar que recibió en completo silencio al socio Número 30 de la Alianza, Macedonia del Norte, el 27 de marzo 2020. 

La crisis por el coronavirus ha detenido en gran parte el "Defender Europe ‎‎2020" ejercicio militar estadounidense con la colaboración de sus socios europeos. Ya no se ven muchos soldados, por obvias razones, pero sí la misma cantidad de bombarderos nucleares. El "Joint Warrior" (un ejercicio parte del Defender 2020) inició en Escocia prácticas aeronavales y algunas maniobras terrestres, durará hasta el 10 de abril.

En este ambiente, Estados Unidos sigue advirtiendo a los demás miembros de la OTAN que deberán incrementar sus presupuestos militares, vital para la "defensa ante el agresor" (Rusia, evidentemente). Hablamos de miles de millones de dólares que se exigen para el presupuesto atlantista en plena crisis de coronavirus que costará esos mismo miles de millones de dólares y que destruirá, sin duda, más de una economía de los países europeos. Aún más, Estados Unidos sigue presionando a los europeos terminar con cualquier acuerdo económico con Rusia y China.

‎El referido analista italiano concluye que

"Las fuerzas de la gran finanza internacional, están utilizando la crisis del ‎coronavirus en una ofensiva de envergadura mundial con las armas más sofisticadas de la ‎especulación, son más poderosas que las fuerzas militares ya que también controlan las ‎decisiones del complejo militaro-industrial. Esas fuerzas son capaces de llevar millones de ‎ahorristas a la ruina y pueden utilizar la deuda para apoderarse de sectores económicos enteros". ‎



Un golpe bajo, mientras el Consejo de Europa clama por la cooperación con la comunidad internacional para limitar la propagación del virus, el suministro de equipos médicos, promoviendo la investigación científica para luchar contra la pandemia y, por supuesto, intentando hacer frente a las consecuencias socioeconómicas, a pesar de las divergencias entre socios en el aspecto de la ayudas financieras urgentes, Estados Unidos exige miles de millones de dólares para que la OTAN haga frente al "enemigo" (Rusia).

Thierry Meyssan, señala que "la receta es siempre la misma: ‎recurrir a la presión psicológica para lograr que la gente haga voluntariamente cosas sobre ‎las cuales se sabe que son inútiles, pero que dirigen hacia la vía de la mentira". 

Sin que el mundo se entere se han dado, estos días, movimientos militares estratégicos en medio de la pandemia de Covid-19. 

No solo es el "Defender 2020" suspendido  en buena parte. En Próximo Oriente, más concretamente, en los Emiratos Árabes Unidos se realizaron el 21 y 23 de marzo, ejercicios militares entre tropas del mencionado Emirato (EAU) y algunos miles de soldados estadounidenses, denominado "Native Fury 20". Lo curioso es que se entrenan en un gran campo construido para ejercitar ataques a Irán, pero el de estos días se realizó como ejercicio de ataque a Arabia Saudí.‎



Tropas estadounidenses y emiratíes realizan ejercicios conjuntos en Abu Dabi, 23 marzo 2020. Foto AP


Según fuentes informadas, ‎Donald Trump ha denominado este nuevo teatro de operaciones como "OTAN-MO", (OTAN -Medio Oriente), y todo parece indicar que los pequeños Emiratos ‎Árabes Unidos podrían convertirse en el nuevo gendarme del programa estadounidense conocido como "Medio Oriente Ampliado" o "Gran Medio Oriente", que incluye el Cuerno de África (conforme una nota de Red Voltaire). 
Al respecto de lo anterior, Thierry Meyssan ha publicado hace unos días un valios artículo "La primera guerra de la ´OTAN-MO´ ‎perturba el orden regional", se sintetiza en lo siguiente:

"Mientras europeos y árabes se concentran en el coronavirus, los anglosajones ‎se dedican a modificar el orden del mundo. Cumpliendo órdenes de Estados Unidos, el ‎Reino Unido ha tomado el control de la entrada del Mar Rojo, Emiratos Árabes ‎se vuelve en contra de Arabia Saudita y le inflige una derrota humillante en el sur ‎de Yemen, mientras que los hutis hacen lo mismo en el norte. Yemen se ha dividido ‎de hecho en dos Estados y la integridad territorial de Arabia Saudita corre ‎peligro".

El discurso de Trump sigue siendo doble, por un lado prosigue, en verdad, retirando tropas de Irak. Agnanistán, Siria, al mismo tiempo utiliza a su socio británico para efectivizar la que se empieza a denominar "Nueva OTAN-Medio Oriente" (OTAN-MO). Los británicos volverán a tener rol protagónico en los conflictos regionales. Se habla de que la estrategia Rumsfeld/Cebrowski intenta consolidar la división ‎‎de la República de Yemen en dos estados, hecho que puede acarrear el posiblemente ‎desmembramiento de Arabia Saudí. ‎‎Trump ha dado luz verde a esta ‎nueva etapa, única condición: las tropas estadounidenses no participarán de forma directa, sino a través de Emiratos Árabes Unidos. ‎

Con ese fin, el 5 de marzo, el Secretario de Defensa de Estados Unidos, Mark Esper, recibió en el Pentágono al ministro de Defensa británico, Ben Wallace



El Secretario de Defensa de los EEUU, Mark Esper junto al Ministro de Defensa británico, Ben Wallace.


La “relación especial” entre Washington ‎y Londres se ha restaurado, se han reforzado los “Cinco Ojos” y Reino Unido asumirá ‎el mando de las operaciones de la OTAN-Medio Oriente. En otro acto, el mencionado ministro británico respaldó la necesidad de juzgar al ‎‎"dictador" Bashar al-Assad, lamentando que es imposible hacerlo por el apoyo que presta "el oso ruso". Conforme Meyssan, "Siria sigue siendo un enemigo, pero parece ‎intocable. La guerra se desplazará a otro lugar". ‎Otro dato curioso es que el ministro Wallace, el 12 de marzo de 2020, garantizó a su par turco que la intención del Pentágono no es destruir a Turquía sino Arabia Saudí.



El 12 de marzo de 2020, el ministro de Defensa británico, Ben Wallace, y su homólogo turco, el general Hulusi Akar, inspeccionan los “puestos de observación” turcos que ‎sirven de base de repliegue a los yihadistas atrincherados en la gobernación siria de Idlib. ‎Londres asegura a Ankara que el Pentágono no destruirá Turquía sino Arabia Saudita.

‎"Originalmente, ‎el Pentágono había planeado dividir nuevamente Yemen en dos partes, volviendo a la frontera ‎que existió allí hasta 1990. El Pentágono había empujado Arabia Saudita e Israel a lanzarse ‎al asalto de Yemen para explotar los recursos petroleros del desierto de Rub al-Khali, región cuya administración comparten Arabia Saudita, Omán, ‎Emiratos Árabes Unidos y Yemen. La operación ‎se realizó con la participación de la aviación israelí, de mercenarios colombianos agrupados bajo ‎la bandera saudita y con tropas de Emiratos Árabes Unidos. La coordinación estuvo en manos de ‎un estado mayor tripartita (Arabia Saudita, Estados Unidos e Israel), instalado en Somalilandia".
 
Pero, en la mente maquiavélica de los estrategas del Pentágono, ahora, han decidido dividir la coalición Arabia Saudí - Emiratos Árabes Unidos. Sin implicar a sus tropas, se intentará completar la ‎nueva división de Yemen. 

Vale recordar el Pacto del USS Quincy, es decir la reunión del 14 de febrero de 1945 en el crucero USS  Quincy, entre el rey Abdelaziz ibn Saud, fundador del reino saudí y el presidente de los Estados Unidos, Franklin Roosevelt, que regresaba de la Conferencia de Yalta. Por ese acuerdo los Estados Unidos se comprometieron a proteger ‎al rey saudí. Sin embargo, conforme la interpretación actual de los "sabios" del Pentágono,  "proteger al Rey" no significa, ni obliga a proteger a su heredero, ni tampoco a proteger ‎el país.‎



"El soberano de facto de Abu Dabi y presidente –también de facto– de ‎Emiratos Árabes Unidos, Mohamed ben Zayed, fue el mentor del príncipe heredero del trono ‎saudita, Mohamed bin Salman. Pero el alumno quiso aplastar a su maestro. En definitiva, ‎será el discreto MBZ quien acabe aplastando al vanidoso MBS".

El Pentágono ha posicionado un navío de guerra frente a Adén, tropas británicas se instalan en la isla de Socotra junto a los Emiratos Árabes Unidos, se desplegaron allí misiles antiaéreos Patriot. ‎En Yemen, los hutis del norte, apoyados por Irán, atacan con éxito bases militares sauditas y hacen numerosos prisioneros; ‎las tribus respaldadas por EAU atacan a las tribus que los saudíes apoyan ‎en Adén. 

"En Riad, el príncipe heredero saudita, Mohamed bin Salman, después de haber torturado a ‎su amigo de la infancia –demasiado brillante para seguir siendo del agrado de MBS–; después de ‎haber asesinado a sus rivales; después de haber ejecutado al jefe chiita de la oposición; después ‎de haber encarcelado y despojado a sus hermanos y tíos; después de haber ordenado el ‎asesinato y descuartizamiento en Estambul de un miembro de la Hermandad Musulmana ‎demasiado indiscreto, ya no tiene a nadie que lo apoye". ‎

Mientras todo esto sucede en Medio Oriente, al mismo tiempo, en Europa continúa la lucha contra la epidemia de coronavirus (algunos dicen que de forma equivocada), no cabe duda que la UE ha entrado en recesión económica.

"Cuando haya pasado el pico de la epidemia, Europa ya no será una gran potencia económica y ‎el mundo se organizará de otra manera… sin ella".

Luego de esta introducción resumida de varias fuentes, vale la pena leer el siguiente e íntegro análisis de Thierry Meyssan.


Golpistas a la sombra del coronavirus

Mientras la opinión pública se mantiene pendiente de las cifras de progresión del ‎coronavirus, los poderes ejecutivos sufren una profunda reorganización en la que los ‎altos funcionarios de la salud prevalecen momentáneamente sobre los políticos. Pero, ‎en la sombra, banqueros y militares se preparan en espera de su turno para confiscar ‎el poder.


Secretario de Defensa, Mark Esper.


El 1º de febrero, el Secretario de Defensa estadounidense, Mark Esper, instruyó al general ‎Terrence J. O’Shaughnessy el inicio de una serie de preparativos. El 13 de febrero, el general ‎declaraba ante la Comisión del Senado para las fuerzas armadas que se han iniciado ‎preparativos para el peor escenario posible. En caso de catástrofe sanitaria, el plan de ‎‎“Continuidad del Gobierno” convertiría al general O’Shaughnessy en el próximo dictador de ‎Estados Unidos –en el sentido que ese término tenía en la Antigüedad.‎



General ‎Terrence J. O’Shaughnessy

Supremacía de la lógica administrativa sobre la lógica política
Numerosos gobiernos de los países industrializados han respondido a la epidemia de Covid-19 ‎decretando el confinamiento de la población

Esa estrategia no tiene nada que ver con ‎la medicina, que nunca practicó el aislamiento de las personas sanas. Se trata en realidad de ‎administrar los medios médicos para evitar un flujo masivo de enfermos que desbordaría los ‎hospitales. 

Son pocos los países industrializados que, como Suecia, han rechazado esa visión ‎administrativa ante la epidemia. Esos países han optado por una acción de carácter médico y ‎no practican el confinamiento generalizado. 
La primera enseñanza que nos deja lo que está sucediendo es, por consiguiente, que en los ‎países desarrollados la lógica administrativa prevalece sobre la experiencia médica.
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Sin embargo, aun careciendo de competencias médicas, no dudo que milenios de experiencia ‎médica y sanitaria tienen que ser más eficaces contra una enfermedad que las “recetas” ‎burocráticas.

En todo caso, la observación del fenómeno actual permite comprobar que ‎Suecia cuenta sólo 10 muertos por millón de habitantes mientras que Italia ya registra ‎‎166 fallecidos por cada millón de habitantes. Por supuesto, esto es sólo el principio de la ‎epidemia y se trata de dos países muy diferentes. Pero, es probable que Italia tenga que ‎enfrentar una segunda oleada de contaminación y también una tercera mientras que Suecia ya ‎habrá adquirido un nivel de inmunización colectiva y estará protegida. ‎

Supremacía de los altos funcionarios de la salud sobre los responsables electos por el pueblo
Después de haber señalado lo anterior, hay que resaltar que el confinamiento generalizado de la ‎población sana perturba, además de la economía, los modos de gobierno. En casi todos los ‎países estamos viendo la palabra de los políticos quedar en segundo plano ante la palabra de los ‎altos funcionarios del sector de la salud, que lógicamente deben ser más eficaces. Y esto es lógico ‎dado el hecho que la decisión de confinamiento es puramente administrativa. Se ha aceptado ‎colectivamente luchar por los hospitales y tratar de protegernos de la enfermedad, en vez de ‎combatirla. ‎

Por desgracia, cualquiera podrá comprobar que, a pesar de las apariencias, no se ha ganado ‎en eficacia. Por ejemplo, los países miembros de la Unión Europea han sido incapaces de proporcionar el equipamiento médico y las medicinas que se necesitan en el momento oportuno. ‎El problema viene de las reglas habituales.



Para el director general de la OMS, el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, ‎China y Corea del Sur han dado el ejemplo al generalizar el uso de pruebas de diagnóstico, ‎lo cual es una manera de decir que, como práctica médica, los métodos de Italia y Francia son ‎absurdos.


Basta señalar que la globalización económica ha llevado a que quede un solo fabricante de respiradores ‎artificiales… y a que ese fabricante sea chino. Los procedimientos de licitación imponen un plazo ‎de varios meses antes de lograr disponer de ese “producto” y los políticos no están para saltarse ‎esos procedimientos. Estados Unidos ha tenido que intervenir empresas para resolver ese ‎problema.
 ‎
Francia, país que durante la Segunda Guerra Mundial vivió bajo una dictadura administrativa, ‎encabezada por Philippe Petain bajo la denominación de «Estado Francés», ya ha vivido también ‎cuatro décadas de confiscación del poder político por parte de los altos funcionarios, lo que ‎los franceses han llamado la «ENArquía» [1]. Pero ese sistema ha privado a los políticos del ‎conocimiento en materia de administración que antes obtenían al ejercer diferentes ‎mandatos locales y regionales, antes de llegar al nivel nacional. Actualmente, los responsables que ‎ocupan cargos electivos disponen de menos información que los altos funcionarios y enfrentan ‎grandes dificultades para controlar los actos de estos últimos.
 ‎
En las actuales circunstancias de la crisis del coronavirus, los altos funcionarios del sector de la ‎salud se ven investidos abruptamente de una autoridad que normalmente no tienen. Ante eso, ‎banqueros y militares aspiran ahora a una promoción similar, en detrimento de los políticos. ‎

Los banqueros, a la espera de su oportunidad
En Reino Unido, Gordon Brown, ex ministro de Finanzas y posteriormente primer ministro ‎británico, acaba de publicar en el Financial Times un texto donde propone utilizar el miedo al ‎Covid-19 para hacer lo que no se logró concretar durante la crisis financiera de 2008 [2]. En aquella época Gordon Brown ‎no logró crear un gobierno financiero mundial y tuvo que conformarse con una simple ‎concertación en el G20. Ahora, afirma Gordon Brown, sería posible instaurar un gobierno mundial ‎de la salud y determinar qué potencias podrían asociarse a los miembros permanentes del Consejo ‎de Seguridad de la ONU.

Nada permite creer que tal gobierno mundial haría las cosas mejor que los gobiernos nacionales. ‎Lo que que sí es seguro es que esa entelequia escaparía a toda forma de control democrático.


James Gordon Brown, ex primer ministro británico entre junio 2007 y mayo 2010 y líder del Partido Laborista.


Ese proyecto no tiene más posibilidades de llegar a concretarse que el proyecto de gobierno ‎financiero mundial. Gordon Brown era también un acérrimo defensor del mantenimiento del Reino ‎Unido dentro de la Unión Europea, apuesta que también perdió. ‎

El Estado Profundo estadounidense, agazapado en la sombra
A través de la historia, las crisis siempre han servido de pretexto a quienes tratan de explotar el ‎argumento de la «urgencia» para modificar el poder sin que la opinión pública tenga tiempo de ‎reflexionar. Esa coartada ha funcionado a menudo. 
El 30 de enero de 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró el «estado de ‎emergencia internacional en materia de salud pública». Al día siguiente, el Secretario de ‎Defensa de Estados Unidos, Mark Esper, firmaba en secreto una Warning Order (Orden ‎de Alerta) según la cual el NorthCom debe estar listo para la posible aplicación de las nuevas ‎reglas del plan de «Continuidad del Gobierno». 
Esas nuevas reglas son Above-Top Secret, lo cual significa que la comunicación sobre las acciones ‎se restringe aún más que de costumbre y se pone en conocimiento únicamente de las personas ‎que disponen del más alto nivel de habilitación y que cuentan además con un acceso nominativo ‎especial en el marco del Special Access Program.‎

Vale recordar que el principio de la «Continuidad del Gobierno» se instauró al inicio de la guerra ‎fría. Se trataba de proteger la administración de Estados Unidos en una situación de guerra ‎nuclear contra la Unión Soviética o ante la muerte u otro impedimento de los principales ‎responsables del país: el presidente de Estados Unidos, su vicepresidente y el presidente de la ‎Cámara de Representantes. En virtud de una directiva escrita del presidente Dwight Eisenhower, ‎ante tales circunstancias un gobierno militar tendría que asumir inmediatamente la continuidad ‎del mando hasta un ulterior restablecimiento de los procedimientos democráticos [3].‎




Esa directiva fue invocada y esa forma de gobierno fue implantada el 11 de septiembre de 2001 por el entonces coordinador ‎nacional de la lucha contra el terrorismo, Richard Clarke [4]. Sin embargo, aunque el país vivió ese día una ‎situación de emergencia, ni el presidente de Estados Unidos, ni su vicepresidente, ni ‎el presidente del Congreso habían muerto, como tampoco estaban en la imposibilidad de ejercer ‎sus funciones respectivas, lo cual me lleva a la conclusión de que el 11 de septiembre de 2001 ‎Estados Unidos vivió un golpe de Estado. El entonces presidente, George W. Bush, no recuperó ‎sus prerrogativas hasta la noche de aquel día y nunca se aclaró qué pasó en la decena de horas ‎durante las cuales su autoridad quedó suspendida [5].‎

Según explica en Newsweek William Arkin, considerado el mejor especialista en temas del ‎Pentágono, actualmente existen 7 planes diferentes [6]:‎ 

* El Rescue & Evacuation of the Occupants of the Executive Mansion (RESEM), para garantizar la ‎protección del presidente, del vicepresidente y de sus familias;
* El Joint Emergency Evacuation Plan (JEEP), para garantizar la protección del secretario ‎de Defensa y de los principales jefes militares;
* El Atlas Plan, para garantizar la protección de los miembros del Congreso y de la ‎Corte Suprema;
* Octagon, plan con objetivos totalmente desconocidos;
 * Freejack, también desconocido;‎
 Zodiac, igualmente desconocido;‎ 
* Granite Shadow, plan que prevé el despliegue de unidades especiales en Washington, establece ‎las condiciones para el uso de la fuerza y para poner el territorio bajo la autoridad de los militares ‎‎ [7].‎

Es importante observar que existe una contradicción entre el supuesto objetivo del RESEM –‎garantizar la protección del presidente y del vicepresidente– y el hecho que ese plan se aplicaría sólo en caso de muerte o de impedimento de esos responsables.
 ‎
En todo caso, la aplicación de estos siete planes estaría en manos del Mando Militar de ‎Estados Unidos para América del Norte (NorthCom), encabezado por un ilustre desconocido, ‎el general Terrence J. O’Shaughnessy.‎



En virtud del derecho estadounidense, éste general se convertiría en dictador de ‎Estados Unidos solo en caso de muerte o de impedimento de los tres principales responsables ‎electos del Estado federal –el presidente de Estados Unidos, su vicepresidente y el presidente de ‎la Cámara de Representantes– pero en la práctica su predecesor, el general Ralph Eberhart, ya ‎fungió como tal a pesar de que esos tres responsables no estaban muertos ni impedidos de ‎realizar sus funciones. A los 73 años, el ahora retirado general Ralph Eberhart dirige actualmente ‎las principales empresas que proveen la aviónica militar en Estados Unidos.
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El 13 de febrero, el general O’Shaughnessy afirmó ante la Comisión del Senado a cargo de las ‎fuerzas armadas que el NorthCom estaba preparándose para lo peor. En el marco de esos ‎preparativos, el general O’Shaughnessy se comunica diariamente con los otros 10 mandos ‎centrales de las fuerzas de Estados Unidos en todas las regiones del mundo [8].‎

También es importante recordar aquí que, además del territorio de Estados Unidos, la «zona de ‎responsabilidad» del NorthCom abarca también Canadá, México y Bahamas. En virtud de varios ‎acuerdos, el NorthCom puede, por iniciativa propia, ordenar el despliegue de tropas ‎estadounidenses en esos tres países.
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En 2016, el entonces presidente de Estados Unidos Barack Obama firmó la orden secreta ‎Presidential Policy Directive 40 sobre la National Continuity Policy, o sea la ‎‎«Política de Continuidad Nacional». Solo dos días antes de que el presidente Donald Trump ‎asumiera sus funciones en la Casa Blanca, el entonces administrador de la FEMA –la agencia ‎federal a cargo de las situación de emergencia–, Craig Fugate, firmó la Federal Continuity ‎Directive 1 (Directiva Número 1 de Continuidad Federal), que precisa ciertos aspectos de la ‎aplicación de ese procedimiento en niveles inferiores.
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Todo está previsto en función de «lo peor». La epidemia proporciona el pretexto para actuar. ‎En ese contexto, las preguntas planteadas recientemente por el vocero del ministerio chino ‎de Exteriores [9] sobre ‎la posibilidad de que los militares estadounidenses hayan diseminado deliberadamente el nuevo ‎coronavirus, adquieren el mayor sentido y cobran nueva vigencia. 
     
[1] Las siglas ENA denominan en Francia la Escuela ‎Nacional de Administración, entidad elitista que forma los más altos funcionarios de la República ‎Francesa. 
[2] “End the ‎dog-eat-dog mentality to tackle the crisis”, Gordon Brown, Financial Times ‎‎(Reino Unido), Voltaire Network, 26 de marzo de 2020.
[3] Continuity of ‎Government: Current Federal Arrangements and the Future, Harold C. Relyea, Congresionnal ‎Research Service, 5 de agosto de 2005.
[4] Against All Enemies: Inside America’s ‎War on Terror, Richard Clarke, Free Press, 2004.
[5] A Pretext for War: 9/11, Iraq, and the Abuse ‎of America’s Intelligence Agencies, James Bamfort, Anchor Books, 2005.
[6] “Exclusive: Inside The Military’s Top Secret ‎Plans If Coronavirus Cripples the Government”, William M. Arkin, ‎‎Newsweek, 18 de marzo de 2020.
[7] “Top Secret Pentagon Operation “Granite Shadow” revealed. Today in DC: Commandos in the ‎Streets?”, William Arkin, Washington Post, 25 de septiembre de 2005.
[8] Hearing to receive ‎testimony on United States Northern Command and United States Strategic Command in review ‎of the Defense Authorization Request for fiscal year 2021 and the future years Defense Program, ‎Senate Committe on Armed Service, 13 de febrero de 2020.
[9] «Propaganda y preguntas sin respuesta sobre el origen del Covid-19», Red Voltaire, 25 de marzo de 2020.

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