La batalla de Cable Street es un mural en la calle Cable en Shadwell, East End de Londres (extremo este de Londres), representando la lucha contra el fascismo. Es una obra pintada en el costado del Ayuntamiento de St George por Dave Binnington, Paul Butler, Ray Walker y Desmond Rochfort entre 1979 y 1983 para conmemorar la Batalla de Cable Street en 1936. La PLACA conmemorativa: "La gente del este de Londres se reunió en Cable Street el 4 de octubre de 1936 y obligó a retroceder la marcha del fascista Oswald Mosley y sus camisas negras por las calles del East End. "NO PASARAN".
Introducción por el editor del blog
He seleccionado y resumido algunos artículos sobre la oposición popular a las operaciones de intimidación y subversión de la extrema derecha inglesa antes y después de la segunda guerra mundial. No se debe menospreciar estos acontecimientos históricos ya que el fascismo inglés estaba muy decidido a convertirse en la quinta columna del nazismo, el BUF (Unión Británica de Fascistas) de sir Oswald Mosely quiso -y de hecho lo consiguió- pasar a la historia como potencial fuerza colaboracionista en caso de producirse la invasión alemana de la isla en 1941.
Sin duda es un apropiado momento para recordarlo, Gran Bretaña en la actualidad actúa de la misma forma, respaldando política y militarmente a las organizaciones neo-nazis que han sido incorporadas a las fuerzas armadas ucranianas para luchar contra Rusia, de la misma forma en que solapadamente apoyaban a la Alemania nazi para destruir a la Unión Soviética.
Aprender de las lecciones. En Gran Bretaña, recientemente una organizada extrema derecha se ha vuelto a registrar como partido político, de la misma forma en gran parte del mundo se observa organizaciones fascistas y populistas de extrema derecha envalentonadas y confiadas para actuar a menudo con violencia.
Se ha discutido que el neofascismo es la respuesta a la descomposición de Occidente, algo similar a las primeras décadas del siglo XX, el crecimiento del poder de fuerzas populistas de ultraderecha es latente no solo en España y Europa, se observa en varios países del mundo.
La izquierda europea es un cero a la izquierda, al menos los Socialistas -mejor conocidos como "Socio-listos" que trabajan para el mismo patrón que domina la OTAN/UE. La izquierda -que sigue manteniendo el privilegio de contar con mayor gente intelectual- como siempre, está dividida, ególatras a raudales (hay quienes quieren mejorar el sistema capitalista y otros que defienden un idealismo infantil). Sea como sea, aquello de poner fin al capital o conquistar el socialismo es cosa del pasado. La izquierda decadente abandonó al pueblo llano traicionando no solo sus principios sino a la gente que pretende representar.
Las fuerzas populistas de ultraderecha están -tranquilamente- ocupando su lugar y ahora "defienden" los derechos de los trabajadores y los valores conservadores. La extrema derecha progresa en muchos países y no tiene temor de proponer cambios autoritarios e, incluso a veces, se sienten cómodos al declararse antimperialistas. Es lo que se denomina neofascismo, una clara analogía al ascenso nazi al poder en 1933 y puede repetirse si los financieros y empresarios -por miedo- les entregan el poder.
Vale la pena citar al presidente de Colombia, Gustavo Petro, en su reciente visita y discurso en Alemania (Fundación Friedrich-Ebert-Stiftung), “hoy tenemos a una izquierda europea que no sabe qué hacer, mientras el fascismo está avanzando. Lo pude ver en las calles de Madrid, mientras se organizaban contra mí, por el hecho de ser latinoamericano, por mi piel de color café con leche, por ser de izquierda”.
En un interesante artículo publicado en "Diario 16" (16 junio 2023) "El auge de la extrema derecha como síntoma de un suicidio colectivo", José Antequera está convencido que "muchos españoles han votado por lo peor en lugar de votar por lo mejor, síntoma claro de una neurosis colectiva" (respecto a las últimas elecciones). "Estamos metidos de lleno en una pesadilla distópica con las manecillas del reloj de la historia avanzando al revés, en todos los países europeos, hacia el fascismo que nació hace casi un siglo. Cuando el ciudadano apuesta por opciones políticas autoritarias y antidemocráticas que llevaron el caos a la humanidad en el pasado es que algo, o mucho, se ha hecho mal".
Ahora, reflexiona el nombrado ensayista, debe explicarse ese "síndrome autodestructivo que parecía superado: la misteriosa atracción por la autodestrucción como pueblo, por la degeneración, por el suicidio colectivo. ¿Sabe el electorado que vota neofascismo lo que está votando realmente?... ". Parece que como señala: "Las modas políticas pasan, el fascismo permanece". "En definitiva, menos democracia, que muchos empiezan a odiar sin que haya motivo para ello, y más dictadura, más Franco, de quien la mayoría, sobre todo los más jóvenes, solo conocen el nombre y los bulos sobre el personaje que han mamado de los nuevos charlatanes del revisionismo histórico posfascista".
"El relato de la extrema derecha cuaja porque sabe conectar con lo más atávico y primitivo del ser humano. El miedo milenarista al futuro, el miedo al otro, el miedo a la rebelión sexual de la mujer y a la convulsa transformación hacia sociedades más justas e igualitarias.... Hay una enfermedad de base, un trastorno, un masoquismo sociológico que lleva al personal a querer lo peor en lugar de lo mejor. Una atracción fatal por el feísmo de la que ya nos advirtió Nietzsche. Una dulce inmolación como tribu. Los pueblos se matan a sí mismos cada cierto tiempo", concluye el análisis de José Antequera.
No hay que desilusionarse al extremo de caer en un estado de depresión "política". Ofrezco a continuación algo que a muchos va a levantarles el ánimo. Por favor, continúe la lectura con unas memorables historias, cuando los fascistas eran aporreados en las calles londinenses.
Nota aclaratoria
La Batalla de Cable Street (que repasaremos) no fue la única "guerra" campal contra el fascismo en Gran Bretaña. Aquí enumeramos solo algunos importantes episodios, que pueden ser consultados en Wikipedia:
Batalla de Stockton: (10 septiembre 1933) Incidente entre miembros de BUF y antifascistas en Stockton-on-Tees, Condado de Durham, Inglaterra. Chocaron miembros de la Unión Británica de Fascistas (BUF) y manifestantes antifascistas del pequeño Partido Comunista local y del Movimiento Nacional de Trabajadores Desempleados (NUWM). Los comunistas expulsaron al BUF.
Batalla de South Street: (9 de octubre de 1934), incidente entre miembros de BUF y antifascistas en Worthing, Sussex. Como resultado, no hubo más marchas fascistas a gran escala en Worthing.
Batalla de Carfax: (25 mayo 1936) escaramuza en Oxford entre la BUF y antifascistas del Partido Laborista y el Partido Comunista de Gran Bretaña. (Mosley cantaba el himno del Partido Nazi, el "Horst-Wessel-Lied")
Batalla de De Winton Field: (11 de junio de 1936), enfrentamiento entre miembros de BUF y antifascistas, tuvo lugar en Tonypandy, Gales. Fue el último intento de la BUF de realizar un mitin en Gales. Miles de manifestantes antifascistas impidieron los discursos del BUF a pesar de estar resguardados por la policía.
Batalla de Holbeck Moor: (27 de septiembre de 1936), enfrentamiento entre miembros de BUF y antifascistas en Holbeck, Leeds. Oswald Mosley y alrededor de 1.000 fascistas planearon una marcha por Leylands (un área con una importante población judía), marchando por la ciudad fueron "recibidos" por 30.000 antifascistas en Holbeck Moor. Pese a que la fuerza policial protegía a los fascistas hubo enfrentamientos, los fascistas superados en número huyeron.
En otras regiones europeas también sucedieron este tipo de incidentes violentos. Igual sucedía en Estados Unidos, Canadá y otras partes del continente americano.
Conclusiones:
1) La movilización popular hizo trisas a los paramilitares fascistas a pesar de estar resguardados por la policía. Las manifestaciones antifascistas podían movilizar decenas de miles de ciudadanos y aporrear con gusto a los fascistas.
2) Sin embargo, el fascismo se impuso políticamente en algunos países, el olor del dinero de la clase industrial y financiera obraba milagros. Es más que evidente que la aparición del fascismo fue resultado del miedo de las élites a la revolución y a la clase trabajadora junto a la rebeldía de los simples ciudadanos.
Esta parte está basada en el libro "No Retreat: The secret war between Britain's anti-fascists and the far right" (Sin retroceder: La guerra secreta entre los antifascistas británicos y la extrema derecha), de Dave Hann, Steve Tizley. Milo Books, 2003; y, en el artículo de Kiko Amat, "El año en que milité en la Anti-Nazi League", (Jot Down).
Las actividades de Blood & Honour se cerraron totalmente unos meses después de estos eventos. Perdieron mucho dinero, su imagen sufrió notablemente porque no pudieron enfrentarse a los antifascistas en Hyde Park, perdieron mucho respeto de sus amigos del extranjero que se quejaron de la trágica organización del evento.
Estos carteles del 2018 convocan a celebrar el 40ª aniversario de los carnavales Rock Against Racism (RAR), que no es solo un festival de música, forma parte de un movimiento político y cultural. Apareció en 1976 ante los continuos ataques racistas en las calles del Reino Unido y la arremetida del Frente Nacional, grupo de extrema derecha en la política y las urnas. Los activistas del RAR, entre 1976 y 1982, organizaron carnavales y conciertos por todo el país. A través de la música se disuadía a los jóvenes a no abrazar el racismo, por lo mismo su aspecto multiétnico era notorio. La música y los artistas era variable dentro de lo que denominamos género música pop. "Reggae, soul, rock'n'roll, jazz, funk y punk" era uno de los lemas de RAR. En 1978 RAR organizó en Londres dos Carnavales junto a la Liga Anti-Nazi (ANL). El 30 de abril de 1978, alrededor de 100.000 personas marcharon por las calles hasta Victoria Park donde se celebró el concierto al aire libre. El segundo carnaval tuvo lugar el 24 de septiembre de 1978 con un número similar de asistentes que marcharon al concierto desde Hyde Park, cruzaron el Támesis hasta Brockwell Park en Brixton. Los festivales se han repetido en varias ocasiones desde entonces.
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