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30 mayo 2021

La Francia pos-de Gaulle y la actual crisis de identidad


La Libertad liderando a las personas vestidas con chalecos amarillos (gilets jaunes) Gráfica en la página de Facebook de los Chalecos Amarillos, (Crédito de Sébastien Février)

introducción por el editor del blog


La presente es una recopilación de artículos y documentos que mantiene la secuencia de una anterior entrega dedicada al general Charles de Gaulle. Las siguientes líneas son una visión de la crisis de identidad francesa, su política nacional y su erróneo intervencionismo en sus aventuras en las ex-colonias africanas y del Medio Oriente en las que pretende volver a sembrar "democracia" con la presencia de sus fuerzas militares "pacificadoras".


Suelen decir las expertos que si las ex-potencias coloniales -Francia y Gran Bretaña- (por citar las más importantes) a más de otros estados de Europa Occidental, quieren mantener el nivel de vida al que han acostumbrado a sus ciudadanos, no les queda otro camino que participar en el reparto de los recursos naturales de las naciones "tercermundistas" (lo de "participar en el reparto" es un término suave). Sin exagerar, es una lucha por su futuro; por lo mismo, no tienen ningún interés por defender la "democracia", ni los derechos humanos de los países intervenidos. Si las elites de las grandes metrópolis europeas quieren sobrevivir deben seguir ofreciendo eso que se denomina "estado de bienestar" a costa de otros.

Bien, lo dicho es un tema que no se analizará en las siguientes líneas. Nos centraremos en Francia y su política presente, recordando -imperiosamente- el rol del general de Gaulle luego de la liberación. La élite conservadora y colaboracionista de la ocupación nazi mantuvo su orden socioeconómico, el poder y otros privilegios y eso solo fue posible gracias a de Gaulle que supo manejar a sus compañeros de armas de la Resistencia (predominantemente comunista).

 

Los Estados Unidos no querían a de Gaulle, pero al igual que pensaba Churchill era imposible encontrar alguien como de Gaulle que hubiera prometiendo respetar el statu quo socioeconómico y político. "Los estadounidenses, destinados a suceder a los alemanes como amos de Europa, o al menos de la mitad occidental del continente, estaban decididos a hacer triunfar la "libre empresa" en toda Europa y a convertir el continente en la política y económica del Tío Sam... De Gaulle se transformó así en ´un líder de derecha´, aceptable tanto para la élite francesa como para los estadounidenses, preparado para suceder a los alemanes como "protectores" de los intereses de esa élite. Este es el contexto en el que de Gaulle fue trasladado a París en el momento de la liberación de la ciudad a fines de agosto de 1944. La idea era evitar que la Resistencia, dominada por los comunistas, intentara establecer un gobierno provisional en la capital. Los estadounidenses hicieron arreglos para que de Gaulle se pavoneara por los Campos Elíseos como el salvador que la patriota Francia había estado esperando durante cuatro largos años", comenta acertadamente el Dr. Jacques Pauwels, renombrado historiador y politólogo.

En este preámbulo es necesario un comentario adicional sobre el actual mandatario galo. El Dr. Pauwels mantiene la tesis de varios intelectuales franceses que están convencidos que "Macron busca destruir un estado de bienestar que se introdujo a raíz de la Liberación para evitar cambios revolucionarios propugnados por la Resistencia liderada por los comunistas. Está jugando con fuego. De hecho, al intentar liquidar los servicios sociales que limitan, pero no impiden, la acumulación de capital y, por lo tanto, son esencialmente solo una molestia para el orden socioeconómico establecido, está eliminando un gran obstáculo para la revolución, una genuina amenaza existencial para ese orden. 

Su ofensiva ha provocado una resistencia masiva, la de los "chalecos amarillos". Este variopinto grupo ciertamente no está dirigido por una vanguardia comunista como la Resistencia en tiempos de guerra, pero ciertamente parece tener un potencial revolucionario. El conflicto entre un presidente que representa a la élite francesa y sus tutores estadounidenses, en muchos sentidos el heredero de Pétain y, los gilets jaunes (chalecos amarillos) que representan el descontento, inquietas masas plebeyas anhelando el cambio, herederos de los partisanos de tiempos de guerra, puede que todavía lleve a Francia a experimentar algo que escapó en el momento de la Liberación: una revolución - y una verdadera, en lugar de una falsa depuración". (J. Pauwels: From Pétain to Macron, from the Resistance to the Yellow Vests…: 1944-1945, France’s Fake Purge of “The Collaborators” - De Pétain a Macron. La falsa purga de "Los Colaboracionistas", Francia 1944-1945 a la Resistencia de los Chalecos Amarillos).



Así que tan solo la milagrosa crisis sanitaria nacida del Covid-19 logró frenar la larga, continua e imparable marcha de los "Chalecos Amarillos" en Francia. Decretos de Emergencia, toques de queda, el cierre de un país, han salvado una vez más a las corruptas elites del poder. A ello debemos sumar la afortunada "crisis terrorista" en suelo francés que, con frecuencia -en el preciso momento- aparece para distraer la atención de la plebe, llamando a la "unidad" nacional para afrontar el "terrorismo internacional" que busca desestabilizar la civilización cristiana y humanista que representa el estado francés...


Dicho esto, la crisis moral, política-económica, etc., que afronta Francia con la continua movilización social está pasando ya factura al sostén de las elites del poder, las fuerzas armadas.


Las siguientes líneas son una recopilación de editoriales y documentos presentados hace pocos días por la prensa francesa (Red Voltaire y otros medios) que confirman la recesión en el país. Revisemos estos esclarecedores datos.

T. Andino


Carta abierta de ex militares franceses. ‎‎¿Un complot contra la República?‎ 

Editorial de Red Voltaire

París, 4 mayo 2021




En tres años, Francia ha atravesado dos grandes crisis que han quedado sin respuestas: ‎el cuestionamiento de la globalización por parte de los «Chalecos Amarillos» y la ‎denuncia del desmoronamiento del Estado emitida por los sindicatos de policías, ‎problemas que han quedado sin respuestas de fondo. Todos comparten la alarma de ‎quienes denuncian esos problemas, pero se hace imposible exponerlos públicamente. Lo que mata ‎la democracia no es la ausencia del debate contradictorio sino algo aún peor: la ‎imposición de tabúes. ‎


Los Chalecos Amarillos contra la globalización


Chalecos Amarillos en febrero 2019


Un gran movimiento popular sacudió Francia en 2018: los "Chalecos Amarillos". Surgido del ‎descontento por el alza de precios de la gasolina, ese movimiento se vio rápidamente como una ‎oposición a los efectos sociológicos de la globalización del intercambio: desaparición de las ‎clases medias y relegación de sectores de la población en zonas rurales pobremente equipadas.

Dos semanas después del inicio de las manifestaciones, grupos no identificados se introdujeron ‎en aquel movimiento para sabotearlo desde adentro. Fue así como, luego de que durante los ‎primeros 15 días los manifestantes se habían limitado a desfilar agitando con orgullo la bandera ‎de Francia y cantando la Marsellesa –algo que no se veía en las manifestaciones populares ‎desde hace 50 años–, grupos de encapuchados vestidos de negro cometieron actos de ‎vandalismo contra el Arco del Triunfo de la Plaza Charles de Gaulle, principalmente contra ‎el grupo escultórico La Marsellesa, esculpido en uno de los pilares del monumento. Durante el subsiguiente proceso judicial quedó demostrado que los provocadores –‎no identificados ya que nunca fueron detenidos– no tenían ninguna relación con los Chalecos ‎Amarillos –que sí fueron arrestados. ‎

Sin líderes capaces de denunciar y condenar aquella intrusión, el movimiento de los Chalecos ‎Amarillos fue debilitándose durante todo un año. Pero los problemas que planteaba no han ‎desaparecido. ‎

Antes, los políticos creaban las llamadas "Comisiones Theodule" para enterrar los problemas ‎que no querían ver. El presidente Emmanuel Macron innovó en ese sentido inventando un ‎‎"Gran Debate Nacional"… para lograr el mismo resultado que aquellas “comisiones” en estos ‎tiempos de información continua. Los interesados pudieron hablar de los problemas… pero ‎nadie recibió respuestas válidas del poder ejecutivo ni de la Asamblea Nacional. 

Los policías contra la desintegración de la nación

‎Acaba de producirse una segunda alerta. Esta vez, el problema es la ausencia de la seguridad, ‎el tercero de los Derechos del Hombre y del Ciudadano proclamados en 1789, derechos que ‎no debemos confundir con la concepción anglosajona de los "derechos humanos". ‎Ese derecho a la seguridad es la capacidad de los ciudadanos para ejercer sus derechos ‎imprescriptibles a la libertad y la propiedad. Actualmente no existe en Francia un incremento general de la ‎delincuencia sino una desigualdad geográfica cada vez más acentuada. Si bien los ciudadanos ‎que viven en el Distrito VII de París no se sienten amenazados, los que viven en el Distrito XV ‎de Marsella sí viven constantemente atenazados por el temor de ser agredidos por algún ‎delincuente.

Además, la función de la policía que debería defender a los ciudadanos ya no es la de antes. ‎La policía ya no se atreve a entrar en ciertos barrios, donde sus funcionarios son atacados por ‎los delincuentes. Numerosos policías tienen razones para temer por sus vidas –cada año, unos ‎‎10 policías mueren durante su servicio. Por otro lado, algunos policías comienzan a convertirse ‎en agentes de represión contra la oposición política. Es así como numerosos policías hicieron un ‎uso desproporcionado de la fuerza contra los Chalecos Amarillos y, hoy en día, nuevamente ‎ejercen una función represiva contra quienes se oponen a la política sanitaria decretada para enfrentar la epidemia de ‎Covid-19. Aunque esos casos no son numerosos a escala nacional, su existencia misma ‎demuestra que se trata de una orientación deliberada, que cuenta con el respaldo de la cúspide ‎del Estado. ‎

Por el momento, los policías mantienen su apego a una formación republicana, o sea al servicio ‎de todos y no solo al servicio de las autoridades políticas. Sus sindicatos lanzan reiteradamente ‎llamados en ese sentido y denuncian las condiciones de reclutamiento de sus jóvenes colegas –‎actualmente se admiten en las escuelas de policía personas con antecedentes de problemas ‎psiquiátricos así como individuos provenientes de la pequeña delincuencia. 


La próxima elección presidencial, en 2022

Después de los Chalecos Amarillos, este segundo movimiento tiene lugar cuando Francia ‎se prepara para una nueva campaña electoral –en mayo de 2022, los franceses deben elegir ‎la persona que ocupará el cargo de presidente de la República. Ya en este momento, se sabe ‎que dos terceras partes de los electores no desean que el presidente actual, Emmanuel Macron, ‎sea candidato a la reelección. ‎

Luego de los fracasos de sus dos predecesores inmediatos, quienes cumplieron cada uno un ‎primer y único mandato –Nicolas Sarkozy no logró la reelección y Francois Hollande prefirió ‎no tratar de obtenerla–, el actual presidente, Emmanuel Macron, solo puede esperar obtener un ‎segundo mandato si satisface las expectativas populares, la expresada por los Chalecos Amarillos ‎contra la globalización y la que expresan los sindicatos de policías contra el retroceso de ‎la República, o sea contra la renuncia al interés general. Al no tener intenciones de llenar esas ‎expectativas, el presidente Macron tendrá que depositar sus esperanzas en una maniobra ‎electoral:

- Propiciando artificialmente un número elevado de candidaturas y desacreditando a los ‎candidatos con más posibilidades de ganar en la primera vuelta, con excepción de uno que el propio ‎Macron habrá escogido para que sea su adversario en la segunda vuelta;‎

- U organizando una segunda vuelta entre él mismo y Marine Le Pen, a quien habrá ‎demonizado previamente para empujar la mayoría de sus opositores a votar por él en nombre de ‎un "frente republicano" contra el fascismo. ‎

Esa estrategia ya funcionó, en 2002, para Jacques Chirac –electo con en la segunda vuelta con un ‎‎82% de los sufragios frente a Jean-Marie Le Pen (17%). Pero hoy puede resultar arriesgada ya que ‎Marine Le Pen no tiene la reputación de fascista que tenía su padre, sino más bien una imagen ‎de republicana. 




El llamado de los ex militares

‎Varios ex militares franceses han publicado una Carta abierta a nuestros gobernantes, donde ‎resaltan la descomposición actual de las instituciones y denuncian por adelantado la posibilidad ‎de que se recurra a las fuerzas armadas –algo que creen inevitable– para resolver el problema de ‎la seguridad. Los firmantes publicaron este llamado en su sitio web, Place d’armes, el 13 de ‎abril de 2021. El semanario de derecha Valeurs actuelles lo reprodujo el 21 de abril, pero ‎no en su edición en papel sino en su sitio web. Marine Le Pen, quien dice compartir desde ‎hace tiempo el diagnóstico de estos ex militares, los invitó a votar por ella. ‎

El equipo de trabajo del presidente Macron estimó que se trataba  de una buena oportunidad y ‎envió uno por uno a todos sus ministros a denunciar en los medios de difusión a una "cuadrilla de generales retirados" que, según la versión macronista, llaman a los militares activos a cometer ‎un golpe de Estado. Todos han fingido ignorar que el llamado de los ex militares se emitió el 13 ‎de abril. De esa manera, los macronistas sitúan falsamente su publicación el día 21 para hacerlo ‎coincidir con el aniversario del putsch de los generales franceses en Argel, cuyo objetivo era ‎impedir que el presidente de Gaulle concretara la independencia de Argelia. Para completar ‎la maniobra, los macronistas denunciaron la fascinación de Marine Le Pen por "el sonido de las ‎botas". ‎

Consciente de sus posibilidades de obtener en 2022 mejores resultados que Emmanuel Macron, ‎el líder de la formación política La France insoumise, Jean-Luc Melenchon, presentó ante el ‎fiscal de la República una denuncia contra los "generales sediciosos". Es importante recordar ‎que en la última elección presidencial Jean-Luc Melenchon quedó en tercer lugar con un 19% de ‎los sufragios, detrás de Emmanuel Macron (24%) y de Marine Le Pen (21%). ‎


El lugar de los militares en el debate público

‎Invitamos nuestros lectores a que analicen el texto de la carta abierta de los ‎ex militares ("Carta abierta de ex militares franceses a sus gobernantes", ‎13 de abril de 2021, más abajo).

Se llama "estado de emergencia" a la posibilidad que tiene el gobierno de recurrir al ejército ‎para mantener el orden público. Pero los militares no están entrenados para eso y ‎su intervención en ciertas situaciones, para las cuales sí están entrenados policías y gendarmes, ‎podría traducirse en pérdidas de vidas humanas. En 2005, en 2015 y también en 2017, varios ‎gobiernos instauraron en Francia el "estado de emergencia". Incluso en este momento, cerca ‎de 10.000 militares pueden ser destinados a la protección de la ciudadanía en suelo francés en el ‎marco de la "Operación Centinela", ante amenazas terroristas. Lo mismo sucede en Bélgica y en ‎Reino Unido. ‎

La Constitución francesa de 1958 prevé en su artículo 36 la posibilidad, como último ‎recurso, de transferir a las fuerzas armadas los poderes de policía y de preservación del orden, ‎que normalmente son competencias del ministerio del Interior. Eso es lo que se designa como ‎‎"estado de sitio", que nunca se ha proclamado en la Francia de la Quinta República, ‎ni siquiera ante el golpe de los generales, en 1961. ‎

‎Más de ‎‎10.000 militares han acabado firmándolo, entre ellos una treintena de generales. El problema ‎que se plantea en esa Carta abierta está ahora en boca de todos y la inacción del gobierno, y ‎de los políticos de todos los partidos, es ahora más evidente que antes. 

¡Firmo con mis camaradas!

Sanciones contra quienes lanzan un llamado de alerta

‎El ministro de Defensa ha anunciado que impondrá sanciones a los firmantes de la Carta ‎abierta. La ignominia destinada a Marine Le Pen cae ahora sobre aquellos a quienes ella ‎se dirigía. ‎

Para la realidad es que de los 10.000 firmantes de la Carta abierta solo 18 son militares en ‎servicio activo. Son ellos quienes están ahora amenazados de ser excluidos de las fuerzas ‎armadas, por haber faltado a su obligación de reserva (La “obligación de reserva”, en francés -devoir de réserve-, que rige en Francia ‎el comportamiento de los funcionarios estatales y en particular de los militares, se define ‎generalmente como la obligación de evitar durante su servicio la expresión de opiniones ‎personales, sobre todo de carácter político, que pudieran ser interpretadas como un uso político ‎del estatus de funcionario público)‎. Pero los militares retirados gozan de su ‎plena libertad de expresión, solo podría imponérseles una amonestación… por haber emitido un ‎llamado de alerta. Sin embargo, resultaría como mínimo sorprendente que 10.000 personas ‎fuesen sancionadas por haber hecho uso de su libertad de expresión como ciudadanos. ‎

Los militares, retirados o en servicio activo, ya no son súbditos sino ciudadanos como los demás. ‎A raíz del putsch de Argel, el presidente Charles de Gaulle emprendió una profunda reforma de ‎las fuerzas armadas francesas. Los militares que se habían negado a seguir las órdenes de los ‎generales golpistas se habían puesto así en situación de ser castigados por no haber obedecido ‎órdenes de sus superiores. ‎

El general De Gaulle –quien se había negado en 1940 a obedecer las órdenes de su superior, ‎el mariscal Philippe Petain, y proclamó la Francia Libre– introdujo una distinción entre lo que es ‎‎«legal» y lo que es «legítimo». Así fue modificado el «Código de la Defensa». Ese código ‎no autoriza a los militares “escoger su propio bando” pero los obliga a rechazar órdenes ‎ilegítimas o contrarias al honor e incluso a poner bajo arresto a sus superiores si estos ‎cometiesen ese tipo de actos. Así que no existe ningún complot contra la República. No hay tal ‎comportamiento sedicioso. ‎

Los firmantes de la Carta abierta ejercieron su justo derecho cuando solicitaron hablar ‎‎"de igual a igual" con su jefe de estado mayor, quien los insultaba. Cada soldado, ‎en servicio activo o retirado, tiene ese derecho como ciudadano. Ese derecho está ‎insolublemente ligado a su obligación de Obedecer y Servir. ‎

Tabú

‎El hecho que algunos de los 10.000 firmantes de la Carta abierta sean miembros del partido de ‎la señora Marine Le Pen –el Rassemblement National (Agrupación Nacional), surgido del Frente Nacional, que fue el ‎partido histórico de los ex colaboradores de la ocupación nazi y de los golpistas de Argel– ‎no autoriza ni a condenar ese texto, ni a condenar en bloque a sus firmantes. Bajo el régimen ‎de la República no existe la culpabilidad hereditaria o colectiva. Todos son ciudadanos ‎franceses con plenos derechos. No solo ninguno de los firmantes fue antes objeto de alguna ‎medida que lo proclame indigno de su país sino que incluso hay entre ellos muchos que han ‎servido a nuestro país. ‎

En su diagnóstico, los ex militares no se limitaron a denunciar la ideología del islam político y la ‎retórica woke que inhibe el uso del monopolio público de la violencia. También expresaron su ‎espanto ante el uso antirrepublicano que las autoridades han dado a las fuerzas del orden para reprimir ‎a los Chalecos Amarillos. La reacción desproporcionada del Estado ante su Carta abierta ‎demuestra que pusieron el dedo en la llaga.

 ‎

Cuando se pierden los tres primeros Derechos del Hombre y del Ciudadano –la libertad, ‎la propiedad y la seguridad–, es el momento del cuarto derecho, enunciado en el artículo 2: ‎‎«la resistencia frente a la opresión». ‎



***

"Guerra" de comunicados militares 

No podemos pasar por alto posiciones divergentes en la sociedad y fuerzas armadas francesas. El día 13 de abril de 2021 una veintena de generales, un centenar de oficiales de alto rango y más de mil soldados firmaron un llamamiento para "devolver el honor y el deber dentro de la clase política". Los medios y la derecha francesa lo apoyaron, la reacción de la izquierda política y ciertos sectores sociales lo criticaron. 

El texto editado por el Capitán Jean-Pierre FABRE - BERNADAC (Ex oficial del Ejército y Gendarmería) dice:




CARTA ABIERTA A NUESTROS GOBERNANTES: 

 

Señor Presidente,

Señoras y señores de Gobierno,

Damas y caballeros,

La hora es seria, Francia está en peligro, varios peligros mortales la amenazan. Nosotros que, incluso jubilados, seguimos siendo soldados de Francia, no podemos, en las circunstancias actuales, permanecer indiferentes al destino de nuestro hermoso país.

Nuestras banderas tricolores no son solo un trozo de tela, simbolizan la tradición, a través de los tiempos, de aquellos que, cualquiera que sea su color de piel o su fe, sirvieron a Francia y dieron la vida por ella. En estas banderas, encontramos en letras doradas las palabras “Honor y Patria”. Sin embargo, nuestro honor hoy radica en la denuncia de la desintegración que golpea a nuestra Patria.

- Discriminación que, a través de un cierto antirracismo, se manifiesta con un único objetivo: crear en nuestro suelo malestar, incluso odio entre las comunidades. Hoy algunos hablan de racismo, indigenismo y teorías decoloniales, pero, a través de estos términos, es la guerra racial lo que quieren estos partidarios odiosos y fanáticos. Desprecian nuestro país, sus tradiciones, su cultura y quieren verlo disolverse quitándole su pasado y su historia. Así atacan, a través de estatuas, antiguas glorias militares y civiles analizando palabras que tienen siglos de antigüedad.

- Discriminación que, con el islamismo y las hordas suburbanas, lleva al desprendimiento de múltiples parcelas de la nación para transformarlas en territorios sujetos a dogmas contrarios a nuestra constitución. Pero todo francés, sea cual sea su creencia o su no creencia, se siente como en casa en Francia en todas partes; no puede ni debe existir ninguna ciudad, ningún distrito donde no se apliquen las leyes de la República.

- Discriminación porque el odio prevalece sobre la fraternidad durante las manifestaciones donde el poder utiliza a la policía como agente auxiliar y chivo expiatorio ante los franceses con chalecos amarillos que expresan su desesperación. Esto mientras individuos infiltrados y encapuchados saquean negocios y amenazan a estas mismas fuerzas policiales. Sin embargo, estos últimos solo aplican las directivas, a veces contradictorias, dadas por ustedes, los gobernantes.

Los peligros aumentan, la violencia aumenta día a día. ¿Quién hubiera predicho hace diez años que un profesor sería decapitado algún día cuando dejara la universidad? Sin embargo, nosotros, servidores de la Nación, que siempre hemos estado dispuestos a poner nuestra piel al final de nuestro compromiso, como exigía nuestro estado militar, no podemos ser espectadores pasivos ante tales acciones.

Por eso, quienes dirigen nuestro país deben encontrar imperiosamente el coraje necesario para erradicar estos peligros. Para hacer esto, a menudo es suficiente aplicar las leyes existentes sin debilidades. No olvides que, como nosotros, una gran mayoría de nuestros conciudadanos se sienten abrumados por tus silencios incómodos y culpables.

Como dijo el Cardenal Mercier, Primado de Bélgica: “Cuando la prudencia está en todas partes, el coraje no está en ninguna parte. Entonces, señoras y señores, basta de dilaciones, la hora es seria, el trabajo es colosal; no pierda el tiempo y sepa que estamos dispuestos a apoyar políticas que tomen en consideración la salvaguarda de la nación.

Por otro lado, si no se hace nada, la laxitud seguirá extendiéndose inexorablemente en la sociedad, provocando finalmente una explosión y la intervención de nuestros compañeros activos en una peligrosa misión de proteger nuestros valores civilizacionales y salvaguardar a nuestros compatriotas en el territorio nacional.

Como vemos, ya no es el momento de postergar las cosas de lo contrario, mañana la guerra civil pondrá fin a este caos creciente, y las muertes, de las que tú tendrás la responsabilidad, se contarán por miles. 


Firmado: General del Ejército (ER) Christian PIQUEMAL (Legión Extranjera); General del Ejército (2S) Gilles BARRIE (Infantería); General de división (2S) François GAUBERT ex gobernador militar de Lille; General de División (2S) Emmanuel de RICHOUFFTZ (Infantería); General de División (2S) Michel JOSLIN DE NORAY (Tropas de Infantería de Marina); General de la División Aérea Eric CHAMPOISEAU (Fuerza Aérea); General de brigada (2S) André COUSTOU (Infantería); General de Brigada (2S) Philippe DESROUSSEAUX de MEDRANO (Transporte); General de la Brigada Aérea (2S) Antoine MARTINEZ (Fuerza Aérea); General de Brigada Aérea (2S) Daniel GROSMAIRE (Fuerza Aérea); General de brigada (2S) Robert JEANNEROD (Caballería); General de brigada (2S) Pierre Dominique AIGUEPERSE (Infantería); General de Brigada (2S) Roland DUBOIS (Transmisiones); General de brigada (2S) Dominique DELAWARDE (Infantería); General de Brigada (2S) Jean Claude GROLIER (Artillería); General de Brigada (2S) Norbert de CACQUERAY (Dirección General de Armamento); General de brigada (2S) Roger PRIGENT (ALAT); General de Brigada (2S) Alfred LEBRETON (CAT); General Médico (2S) Guy DURAND (Servicio de Salud del Ejército); Contralmirante (2S) Gérard BALASTRE (Armada francesa); General de Brigada Jean Yves NIELLY (Tropas de Infantería de Marina); General de Brigada (2S) Jean Gilles SINTES (Transportes); General de Brigada (2S) Bernard PEYREFITTE (Ingeniero)

Los firmantes publicaron este llamado en su sitio web, Place d’armes, el 13 de ‎abril de 2021

* 2S Segunda Sección - Reserva 

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Bien, la "Carta abierta a nuestros gobernantes" del 13 de abril de 2021 dice ‎alertar sobre la desintegración de Francia y el riesgo de una guerra civil. El gobierno y el jefe del estado mayor respondieron con el anuncio de medidas disciplinarias ‎contra los firmantes, sin embargo, la cantidad de ex militares que apoyaron a los firmantes ha ‎crecido.

La Red Voltaire, el 9 de mayo publicó ese respaldo militar en una nota titulada: "Carta abierta de 100.000 militares ‎franceses en servicio activo a ‎sus gobernantes". Miles de militares en servicio activo –y por consiguiente sujetos tanto al deber ‎de reserva en cuanto a sus opiniones políticas como al deber de defender la Nación– han firmado ‎un segundo texto en las redes sociales. Para tener una idea de la importancia de ese gesto ‎hay que tener en cuenta que las fuerzas armadas de Francia cuentan menos de 210.000 militares ‎en servicio activo.‎

Veamos esta segunda carta:


        (foto de archivo)

* * *

Señor Presidente de la República,

señoras y señores ministros, parlamentarios, oficiales generales, ‎

 

Ya no se canta la séptima estrofa de La Marsellesa, la llamada «estrofa de los hijos». ‎Sin embargo, está llena de enseñanzas. Permítannos recordarla:‎

 

‎«Entraremos en la cantera

cuando nuestros mayores ya no estén,‎

encontraremos sus cenizas‎

y la huella de sus virtudes. ‎

 

Menos deseosos de sobrevivirles

que de compartir su tumba,

tendremos el sublime orgullo

de vengarlos o de seguirlos.»‎


Nuestros mayores son combatientes que se han ganado nuestro respeto. Son, por ejemplo, los ‎viejos soldados cuyo honor ustedes han pisoteado estas últimas semanas. ‎Son esos miles de servidores de Francia, firmantes de una tribuna de un estricto buen sentido, soldados que dieron los mejores años de sus vidas por defender nuestra ‎libertad, obedeciendo las órdenes de ustedes, librando las guerras de ustedes o aplicando las ‎restricciones presupuestarias de ustedes, soldados que ustedes han mancillado a pesar de que ‎el pueblo de Francia los apoyaba. ‎

A esas personas, que han luchado contra todos los enemigos de Francia, ustedes las han llamado ‎conspiradores, cuando su único error ha sido amar el país y llorar ante su visible decadencia. ‎

En esas condiciones, nos toca a nosotros, que recién comenzamos esta carrera, salir al ruedo ‎para tener simplemente el honor de decir allí la verdad. ‎

Pertenecemos a lo que los periódicos han llamado «la generación del fuego». Hombres ‎y mujeres, militares en servicio activo, de todas las armas y de todos los grados, de todas las ‎sensibilidades, amamos nuestro país. Sólo de eso nos vanagloriamos. Y aunque no podemos, ‎debido al reglamento, expresarnos a rostro descubierto, también nos resulta imposible callar. ‎

En Afganistán, en Mali, en República Centroafricana o en otros lugares, cierto número de nosotros ‎hemos enfrentado el fuego enemigo. Algunos han perdido camaradas allí. Dieron sus vidas tratando de acabar con el islamismo, al que ustedes hacen concesiones en nuestra tierra. ‎

Casi todos hemos participado en la Operación Centinela. Hemos visto con nuestros propios ojos ‎los barrios periféricos abandonados, los acomodamientos con la delincuencia. Hemos sufrido los ‎intentos de instrumentalización de varias comunidades religiosas, para las cuales Francia ‎no significa nada –sólo un objeto de sarcasmo, de desprecio o incluso de odio. ‎

Hemos desfilado el 14 de julio. Pero durante meses nos han orientado desconfiar de aquella ‎multitud calurosa y diversa, que nos aclamaba porque venimos de ella; nos han prohibido ‎circular en uniforme, convirtiéndonos en víctimas potenciales, en un territorio que sin embargo ‎estamos llamados a defender. ‎

Sí, tienen razón nuestros mayores sobre el fondo de su texto, en su totalidad. Nosotros vemos la ‎violencia en nuestros pueblos y ciudades. Vemos el comunitarismo instalarse en el espacio ‎público, en el debate público. Vemos el odio a Francia y a su historia convertirse en norma. ‎

No corresponde a militares decir eso, argumentarán ustedes. Es todo lo contrario. Precisamente ‎porque somos apolíticos en nuestras apreciaciones situacionales, lo que emitimos es una ‎observación profesional. Porque esta decadencia ya la hemos visto en muchos países en crisis y ‎es lo que viene antes del derrumbe, es el anuncio del caos y la violencia, y, al contrario de lo que ‎ustedes repiten por ahí, ese caos y esa violencia no vendrán de un «pronunciamiento» militar ‎sino de una insurrección civil. ‎

Hay que ser muy cobarde para dedicarse a charlatanear sobre la forma de la tribuna de nuestros ‎mayores. Hay que ser muy insidioso para invocar un deber de reserva mal interpretado con el ‎objetivo de hacer callar a ciudadanos franceses. Para empujar a los cuadros dirigentes del ejército ‎a tomar posición y a exponerse, para después sancionarlos con saña en cuanto escriben algo ‎diferente a relatos de batallas, hay que ser muy perverso. ‎

Cobardía, insidia, perversión. No es esa nuestra visión de la jerarquía. El ejército es lo contrario. ‎Es, por excelencia, el medio donde se dice la verdad porque uno está jugándose la vida. Es a esa confianza en la institución militar que hacemos un llamado. ‎

Sí, si estalla una guerra civil, el ejército mantendrá el orden en su propio suelo, porque eso es ‎lo que van a pedirle. Esa es la definición misma de la guerra civil. Nadie puede desear una ‎situación tan terrible, ni nuestros mayores ni nosotros mismos. Pero sí, hay que repetirlo, ‎es cierto que la guerra civil está latente en Francia y ustedes lo saben perfectamente. ‎

El grito de alerta de nuestros Mayores en definitiva remite a lejanos ecos. Nuestros mayores son ‎aquellos que lucharon como miembros de la Resistencia en 1940, los mismos a quienes a menudo ‎gente como ustedes calificaban de sediciosos pero que continuaron la lucha mientras que ‎los legalistas, paralizados de miedo, apostaban por hacer concesiones al mal para limitar ‎los daños. Son los soldados de 1914, que morían por unos pocos metros de tierra, mientras que ‎ustedes abandonan pasivamente barrios enteros de nuestro país a la ley del más fuerte. ‎Son todos los muertos, célebres o anónimos, caídos en el frente o después de toda una vida de ‎servicio. ‎

Todos nuestros mayores, aquellos que hicieron de nuestros país lo que es, los que definieron ‎sus contornos, los que defendieron su cultura, los que impartieron o recibieron órdenes en su lengua, ‎‎¿combatieron acaso para que ustedes permitieran que Francia se convierta en un Estado fallido?, ‎‎¿en un Estado que convierte su impotencia regaliana cada vez más patente en una tiranía brutal ‎contra aquellos de sus servidores que todavía se atreven a alertarlo? ‎

Actúen ustedes, señoras y señores. Esta vez no se trata de emociones manipuladas, ni de ‎frases hechas o de mediatización. No se trata de prolongar los mandatos que ustedes ejercen ‎ni de conseguir otros. Se trata de la supervivencia de nuestro país, del país donde también ‎nacieron ustedes. ‎

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La posición del Estado Mayor fue conocida a través de la "Carta del jefe del estado mayor de las ‎fuerzas armadas de Francia", firmado por el General Francois Lecointre.


        (foto de archivo)


Oficiales, suboficiales y oficiales marinos, soldados, marinos, aviadores, en servicio activo o ‎adscritos a la reserva. ‎

Desde hace varias semanas, con la publicación de tribunas en internet o mediante intervenciones ‎en los medios, se ha transgredido ampliamente la obligación de reserva que se impone a todo ‎militar. La adopción de posiciones eminentemente políticas se ha atribuido a militares que tenían ‎la obligación de respetar ese deber de reserva e incluso han sido reivindicadas por esos militares. ‎

Por razones diversas, quizás por ingenuidad, algunos han optado por desconocer esa obligación de ‎reserva. En nombre de la defensa de convicciones personales, han contribuido a arrastrar ‎el ejército a debates políticos en los que (el ejército) no tiene legitimidad ni vocación para ‎intervenir. Ante ello, me parece importante dar prueba de buen sentido y sobre todo de lucidez, ‎en momentos en los que cada uno de nosotros percibe claramente los intentos de ‎instrumentalización de la institución militar así como actos de desestabilización. ‎

Nuestra obligación de reserva es a menudo objeto de una mala comprensión: si bien limita ‎efectivamente la libertad de expresión, también preserva absolutamente la libertad de opinión. ‎Cada militar está en libertad de pensar lo que quiera, pero es su deber distinguir sin ambigüedad ‎lo que es su responsabilidad como ciudadano y lo que es su ‎responsabilidad como militar. La obligación de reserva garantiza la neutralidad política, base de ‎la credibilidad de las fuerzas armadas ante los franceses. Esa neutralidad es lo que permite el ‎compromiso sin reservas y sin segundas intenciones de los militares en beneficio de todos y ‎cada uno de sus compatriotas. ‎

Nuestra misión es una de las más importantes –y de las más nobles: preparar y garantizar, ‎mediante la fuerza de las armas, la defensa de la Patria y de los intereses superiores de la Nación. ‎Por supuesto, esa misión nos impone obligaciones. Debido a ello, tenemos que mostrar, ante ‎cualquier circunstancia, una total eficacia operativa, eficacia que depende en particular de ‎dos virtudes a las que es imposible renunciar: la cohesión y el espíritu de cuerpo. Esas virtudes ‎permiten unir a todos los militares, independientemente de sus orígenes, de sus ideas o de sus ‎creencias. La adhesión colectiva es lo único que puede permitirnos vencer un día a nuestros ‎adversarios o a los enemigos de Francia. Como ejército activo, diariamente comprobamos, en ‎todos los teatros de operaciones, la fuerza de esas virtudes y todos sentimos intuitivamente, ‎incluso visceralmente, que todo lo que viene a fragilizarlas es profundamente nefasto. ‎

Cada uno de nosotros conoce esos principios y sabe cuánto valen. Pero todo individuo está hecho ‎también de sus convicciones. Desde el momento en que esas convicciones conducen a un reclamo ‎político incompatible con el estatuto militar y sus obligaciones, incluso a poner en tela de juicio la ‎estricta subordinación al poder político republicano, democráticamente electo, lo más razonable ‎es ciertamente abandonar la institución para poder exponer públicamente con toda libertad sus ‎ideas y convicciones. ‎

A ustedes todos quiero expresarles nuevamente toda mi confianza. Con vuestro compromiso ‎inquebrantable al servicio de Francia, y en momentos en que miles de ustedes están desplegados ‎en operaciones, demuestran ustedes diariamente su profesionalismo, sus capacidades y su ‎excelencia. Ustedes emanan de la Nación, en toda su diversidad, y es por eso que la Nación ‎se reconoce en ustedes y los admira. Estén orgullosos de ello. ‎

General Francois Lecointre

(reproducido de la publicación de Red Voltaire, 10 de mayo 2021)

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Crítica

No cabe duda sobre la profunda división política, social, económica, cultural, racial, ideológica y militar que viene acarreando Francia por largo tiempo. Hemos apreciado la postura de militares en servicio y pasivos; pero, ¿qué opinan otros que rechazan el pronunciamiento militar? He seleccionado el siguiente alegato, obviamente de un francés (no podía ser de otra manera). Guillaume Ancel (Teniente Coronel retirado), autor de los libros "Rwanda, la fin du silent" (Ruanda, el fin del silencio), Ediciones Les Belles Lettres, 2018. "Glacial Wind on Sarajevo" (Viento glacial en Sarajevo) (2017), y "A Blue Helmet between the Khmers Rouges" (Un casco azul entre los jemeres rojos) (2021), en la colección Mémoires de guerre aux Belles Lettres

Guillaume Ancel escribe en su blog Ne pas subir (No sufras), presentó una mordaz crítica el 27 de abril 2021: "Ces courageux généraux qui ouvrent leur gueule à la retraite, mais qui la fermaient quand l’armée française soutenait les génocidaires du Rwanda, sur ordre de l’Elysée" (Estos valientes generales que abren la boca en la jubilación, pero que la cerraron cuando el ejército francés apoyó a los genocidas de Ruanda, por orden del Elíseo)

Veamos:


            (foto de archivo)

"Los oficiales generales nunca son retirados en Francia, se colocan en la "2ª sección" para mantener un vínculo con el ejército y beneficiarse de algunas ventajas a cambio de obligaciones mal definidas, como la obligación de reserva.

Es entonces cuando algunos de ellos abren la boca, "en general" sobre temas que creen que son populares y siempre en grupo para darse confianza, recreando la fuerza del colectivo cuando como individuos lo han cerrado durante décadas.

Y ahí es donde está el problema, en más de una manera

Cuando una veintena de generales de la 2ª sección publican, en un medio conocido por sus fanáticos "valores", una amenaza cercana al putsch, se pusieron en desacuerdo con la sociedad que dicen querer defender y que nunca les ha confiado la misión de dirigirlo: "Por otro lado, si no se hace nada, la laxitud seguirá extendiéndose inexorablemente en la sociedad, causando en última instancia una explosión y la intervención de nuestros camaradas activos en una peligrosa misión de proteger nuestros valores civilizados y salvaguardarán a nuestros compatriotas".

Estas palabras, que nos llevan de vuelta al nivel democrático de Birmania o Chad, son escalofriantes sobre la incapacidad de estos oficiales para entender la sociedad que los hace vivir, y encerrados en un frasco intelectual que incluso el antiguo régimen habría negado.

Su obsolescencia y sectarismo social probablemente están relacionados con su ociosidad, -se están retirando demasiado pronto...-, también se debe a la increíble tolerancia del ejército por sus tesis extremistas que no son nuevas, así como a los efectos perjudiciales de la cultura del silencio.

De hecho, si al ejército francés le gusta mostrar oficialmente su neutralidad política, la realidad es que siempre ha preservado a aquellos fanáticos de la ultraderecha que no ocultaron sus convicciones cuando estaban activos, simplemente se encargaron de no expresarse públicamente. La cultura del silencio realmente los protegió, ya que les impedía expresar públicamente su estado de ánimo, al menos contradictorio con los fundamentos de nuestra democracia. Y el ejército no tiene nada que hacer para despedirlos, o incluso preocuparse por ellos.

El más llamativo en su amenazante despotricación es su falta de coraje.

A lo largo de sus años de operación, estos oficiales nunca han sido castigados por sus comentarios internos y se han abstenido de hablar públicamente para no ser "descubiertos".

Pero, en la jubilación, se sienten conmovidos por situaciones que de repente encuentran insoportables, a pesar de que han "cerrado la boca" durante décadas, especialmente cuando Francia estaba apoyando a los genocidas de Ruanda, por orden del Elíseo, del Presidente Mitterrand.

Así, con la Operación Turquesa en 1994, el ejército francés protegió efectivamente la "jubilación" de los genocidas que terminaron de masacrar a un millón de personas, ¿tuvieron un suspiro?

La intervención del ejército francés permitió entonces a los genocidas continuar su locura asesina en el Congo, e incluso les dio armas para hacerlo. ¿arrepentimiento?

¿Quién de estos oficiales generales se atrevió a publicar su desacuerdo e indignación? En estos tiempos, solo el general Jean Varret en 2018 y el general Patrice Sartre en 2021...

Por otro lado, muchos de estos oficiales generales eran muy activos, presentes o incluso pesados, para tratar de imponer esta cultura del silencio, que solo respetan a su discreción.

Para no interferir con su "modestia de gacela", mencionaré solo a uno, el general Dary, que utilizó la presidencia de los amistosos saint-cyriens para denunciar mi discurso sobre Ruanda como un "perjurio" y tratar de silenciarme... (Carta abierta del General del Ejército (2s) Bruno DARY a un joven camarada y la respuesta del joven camarada)   

Así que cuando leí a estos generales desvinculados denunciando las "hordas suburbanas" que solo vieron en la televisión, en su cómodo lugar de jubilados, me gustaría invitarlos a mostrar un poco de coraje.

Me hubiera gustado que hablaran con la misma convicción de impedir el compromiso del ejército francés en el último genocidio del siglo XX en Ruanda, que prohíben expresar que algún día podría volver a suceder.

Pero la abrumadora mayoría de ellos han tenido cuidado de no hacerlo, prefiriendo encerrarse en su negación de la realidad y el trágico consuelo de la obediencia, hasta el punto de que su silencio se ha convertido en amnesia".

Guillaume Ancel

27 abril 2021

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NdelE: A las críticas de Ancel sobre las labores de los generales franceses habría que destacar otra como ejemplo (hay más casos), la directa implicación de las fuerzas armadas en la invasión yihadista a Siria y la patética actuación de los servicios secretos franceses dirigiendo a los "rebeldes moderados" y que tuvieron que ser rescatados y expatriados de Siria por fuerzas rusas y del ejército árabe sirio.

Otro punto que quizá confunda al lector es la posición de la Red Voltaire sobre los comunicados militares, en apariencia se alinea con los presuntos "sediciosos", en realidad defiende los principios de la revolución y los derechos inalienables garantizados en su vigente Constitución, trasgredidos por el propio gobierno de Macron.   

SIN más comentarios. 

26 mayo 2021

La guerra fría de Charles de Gaulle



I Parte 

Antecedentes


por Tito Andino

 

Para muchos de Gaulle fue un gran hombre,  lo que antes se llamaba un héroe en la historia. "Pero sus intentos de restaurar la grandeza nacional francesa tenían elementos de manía de grandeza y muchas de sus ideas, planes y propuestas están ahora obsoletos, algunos eran anacrónicos incluso en sus días". 


Hemos tratado sobre de Gaulle en otras ponencias. No es mi estilo hacer una biografía sobre personajes históricos por la obvia razón de que internet ofrece abundante información sobre ellos. Lo que si es de interés es rescatar hechos y acciones poco divulgados de éstas personalidades.

En el caso del General francés Charles de Gaulle -tan controversial como contradictorio- es necesario iniciar con varias aclaraciones para entender el contexto de su particular visión sobre Francia, Europa, la OTAN, la Guerra Fría y las armas nucleares. 

Antecedentes históricos

- La invasión y ocupación nazi de Francia es el mayor trauma de la historia moderna de la República. La extrema derecha francesa, pactó con la ocupación nazi, formando el "gobierno de Vichy". De Gaulle se refugió en Londres declarando a los franceses que él representa el único gobierno legítimo de Francia y fundó el Buró Central de Inteligencia y Acción para efectuar misiones clandestinas en suelo francés.

 

El General Charles de Gaulle en los estudios de la BBC, Londres 1941. Esta fotografía suele ser confundida con el llamamiento del 18 de junio de 1940 en que de Gaulle pidió a Francia resistir a la ocupación nazi.


- Al nacer la IV República (1946-1958), la lucha por el poder era latente, el Partido Comunista Francés (PCF) era muy popular por su rol en la Resistencia contra el régimen de Vichy, fue la punta de lanza de la Resistencia e incuestionable patriotismo. Por otro lado, la derecha, ex colaboradores de Vichy, el ejército y círculos industriales temían que en Francia triunfe el comunismo, sea por elección directa o por un golpe de estado. 

- En plena `Guerra Fría`, el Partido Comunista Francés -PCF- era acusado de servir a Moscú. Supuestamente miembros del PCF y sindicatos de izquierda se enfrentaban contra la CIA y la derecha francesa. La CIA inicialmente apoyó al general Charles de Gaulle y sus seguidores en el proyecto nacional francés de posguerra. Sin embargo, de Gaulle tenía cierto afecto hacia sus ex compañeros de armas, los comunistas de la Resistencia Francesa. 

- La irritación de la extrema derecha no fue obstáculo para que de Gaulle designe dos ministros comunistas en su gobierno (Presidente del Gobierno Provisional de Francia del 25 de agosto de 1944 al 20 de enero de 1946). Pero logró que los grupos de resistencia comunista entreguen las armas a cambio de la promesa de elecciones democráticas y justas. Los comunistas ganaron las elecciones municipales de 1945, esa tendencia se confirmó  en las primeras elecciones nacionales (octubre 1945), la Asamblea Constituyente tenía a la izquierda con una estrecha mayoría.

- Las grandes huelgas de inspiración comunista paralizaron Francia, los agentes secretos se dedicaron a recaudar fondos de los ricos industriales para financiar su guerra secreta. En 1947, el primer Ministro francés, el socialista Paul Ramadier, fue obligado a expulsar del gobierno a todos los comunistas, una maniobra estadounidense bajo el chantaje de cortar la ayuda económica si los comunistas seguían en el gobierno. A Francia le ha costado mucho trabajo asumir la historia de su guerra secreta contra el comunismo, jamás hubo una investigación oficial.

- La CIA y el MI6 junto a paramilitares franceses proyectaron un golpe de Estado para el verano de 1947, se pensó asesinar a de Gaulle. Los conspiradores tenían la tarea de alterar el clima político, realizando actos de terrorismo para acusar a la izquierda francesa. Era el inicio de la "Estrategia de la Tensión", con los ejércitos secretos, el `Stay-Behind`, la antesala de la "Red Gladio", ya operativos en Grecia, Italia y Turquía.  

- Los ejércitos secretos fueron creados y financiados por Washington y las derechas europeas por temor a que los comunistas asumieran el poder. Así mismo, la futura "Red Gladio" se planificó para una hipotética resistencia en caso de invasión soviética y para promover actividades políticas anticomunistas. 

- En plena `Guerra Fría`, la consolidación de la izquierda política tenía perspectivas reales de éxito. En los 50 el fantasma del comunismo era latente, la caza de brujas del Mccarthismo en los Estados Unidos estaba también en Europa, a pesar de que Stalin había muerto. 

- Entre las grandes contradicciones de la política del General de Gaulle tenemos los momentos en que Francia ejercía el terrorismo de estado en una de sus colonias llamada Argelia a través de los servicios secretos franceses. Por ejemplo, la Crisis de mayo de 1958 propició la llegada al poder del General Charles de Gaulle en medio de amenazas de guerra civil tras el intento de golpe de estado en Argel por parte de militares franceses (13 de mayo de 1958) y detonante para la caída de la Cuarta República Francesa.

- El proceso constituyente dirigido por de Gaulle dio lugar a la Quinta República Francesa. La IV República fue derrocada sin correr sangre. Contrariamente a lo que afirma la historia oficial, "la IV República no murió de exceso de democracia sino por no haber sido lo bastante republicana". 

- Hoy sabemos que el `Stay-Behind` y las redes de extrema derecha organizaron el golpe militar en Argel, que significó la caída de la IV República y el ascenso del General de Gaulle. El golpe no debía parecer para nada una dictadura, debía conservarse las libertades democráticas, alejando a los comunistas de la posibilidad de entrar en el poder. 

- Un par de días después de la fallida invasión de Bahía de Cochinos de Cuba, respaldada por Estados Unidos, entre el 21- 26 de abril de 1961, un grupo de generales franceses en Argel lanzó otro intento de golpe de Estado. Objetivo: derribar al presidente Charles de Gaulle. Los conspiradores tomaron Argel, capital de la Argelia francesa, pero no lograron tomar París al carecer de apoyo popular. La evidencia sugiere que la CIA dirigida por Allen Dulles, y sus contactos en el gobierno francés orquestaron el complot. (se dice que temían una Argelia independiente dirigida por comunistas que darían a los soviéticos una base en África).

- Contradictoriamente, como previsión desde 1957 la OTAN resolvió evitar sobresaltos en Europa ante los revoltosos franceses del Frente Popular.  De Gaulle era la mejor opción llegando al poder a través de complots rigurosamente trazados, uno de eso planes era salvar el Imperio francés poniendo al ejército en el poder, teniendo a su disposición ilimitados medios militares y políticos en Argelia con los que aplastar la rebelión. 

- En París se ordenó la confección de una lista con los nombres de las futuras víctimas de asesinato de opositores (gobierno de la V República Francesa de 1959 a 1962, presidencia de Charles de Gaulle y Michel Debré como primer ministro); estas obscuras páginas de la historia francesa nunca han sido reconocidas de manera oficial por el Estado.

- Como bien aprecian muchos historiadores, lo único que las instituciones de la V República tienen de republicanas es el nombre ya que convirtió al presidente de la seudo-república en presidente por derecho de toda la Comunidad, la V República le hizo personalmente responsable a de Gaulle del Imperio

- Al final, de nada sirvió tanto asesinato impune, de Gaulle ante la imposibilidad militar de conservar la "Argelia Francesa" y tanteando las consecuencias políticas no tuvo otra opción que otorgar a los argelinos el derecho a la "autodeterminación" (independencia de Argelia consumada en 1962). La l'Armée Secrète" (Ejército Secreto), apoyado por combatientes de las redes stay-behind de la OTAN se pusieron furiosos, pero no lograron derrocar a de Gaulle ni impedir la "independencia" de Argelia.

- Con los años vendría la sorprendente retirada francesa de la estructura de mando de la OTAN (1966), originando un conflicto interno en las estructuras secretas del Estado, conflicto que persiste en nuestros días tras el reconocimiento de la existencia del pro-gaullista "Servicio de Acción Cívica" (SAC), el brazo armado del "Reagrupamiento del Pueblo Francés" -RPF- (partido político fundado por De Gaulle y opositor del comunismo y socialismo francés). El SAC tenía como tarea realizar los trabajos sucios y operaciones clandestinas contra los obreros en huelga, contra militantes comunistas y protección de los políticos del RPF.

- Otro sobresalto que alteró a un ya envejecido de Gaulle tuvo lugar en el conocido "Mayo 68", su gobierno temió una gran insurrección por lo que declaró el estado de sitio. ("Mayo 68" fue una fugaz irrupción del movimiento estudiantil pretendiendo tumbar el sistema, pero estaba condenado al fracaso, no lograron sus objetivos revolucionarios, mas, los obreros si consiguieron los suyos, éstos -aunque en sintonía con la ira estudiantil- no pretendían cambiar el sistema). 

- La revolución no llegó a darse en 1968, pero estuvo a punto de terminar con el poder del ícono francés, Charles de Gaulle. Cuenta la historia que el General de Gaulle asestó una cachetada a su ministro del interior, Christian Fouchet, al pedir éste el arresto de Jean Paul Sartre, "No se puede encarcelar a Voltaire", habría expresado de Gaulle. El General tuvo que salir de Francia el 29 de mayo rumbo a una base militar alemana en Baden-Baden, donde se estacionaban tropas francesas. De Gaulle analizó la eventualidad de que París fuera tomada por los revolucionarios, los militares expresaron su apoyo con la condición de rehabilitar a los generales excluidos por oponerse a la orden de retirada de Argelia

- Muchos creyeron que de Gaulle no retornaría, los gaullistas convocaron para el 30 de mayo una marcha "en defensa de la República" (alrededor de 300.000 asistentes). Ese día de Gaulle retorna a París, se dirigió al país por la radio y anunció su no dimisión al cargo, disolvió la Asamblea y convocó a elecciones dentro de los siguientes 40 días. Estaba claro que si se quería derribar al gobierno no había otra opción que el alzamiento... pero no ocurrió.

- Fines de junio de 1968, elecciones legislativas, increíblemente los gaullistas y grupos afines obtienen sobradamente la mayoría, los comunistas sufren la pérdida de escaños en la cámara (pero su porcentaje de votos se mantiene al alza). La izquierda es derrotada. 

-Lo que está claro es que ni los comunistas, ni los trabajadores estaban interesados en una revolución violenta. No aspiraban vivir en un "idílico paraíso de obreros" ni otras utopías, fueron pragmáticos, prefirieron el sistema vigente a vivir del modelo comunista de la URSS, conquistaron el reconocimiento de sus derechos y se retiraron de la escena pública, nunca confiaron en aquellos jóvenes estudiantes idealistas y trasnochados que lideraron el "Mayo 68". 

Apreciará el lector lo complejo de resumir la historia de Francia y del general de Gaulle desde la IIGM y la posguerra debido a la magnitud de acontecimientos históricos. 

Es el momento de revisar la posición del presidente de Gaulle en la `Guerra Fría` respecto a la OTAN. Debe quedar claro que la visión del general francés era de tinte nacionalista, volver a posicionar a Francia como protagonista del poder mundial.


II Parte

La guerra fría de De Gaulle



Nick Ottens en un corto pero magistral ensayo explica como el final de la década de 1960 fue una época de convulsión en las relaciones transatlánticas. Charles de Gaulle ya se había retirado de la estructura militar integrada de la OTAN y buscaba la equidistancia para Francia entre la Unión Soviética y los Estados Unidos. Mientras Willy Brandt, el canciller de Alemania Occidental planteaba la ´Ostpolitik´, Gran Bretaña era admitida en la Comunidad Económica Europea, en Washington hubo temores de que una Europa unida desafiara la primacía estadounidense en Occidente. Hastings Ismay, el primer secretario general de la OTAN, dijo que el pacto existía "para mantener a los rusos fuera, a los estadounidenses dentro y a los alemanes abajo". Si Europa oriental y occidental se acercaran y la Ostpolitik de Brandt tuviera éxito, podría socavar los tres objetivos de la OTAN.

Por otro lado, tras aplastar la Primavera de Praga (1968), los soviéticos se sentían seguros en su control de Europa del Este, habían logrado la paridad nuclear con Occidente y estaban dispuestos a hablar sobre la normalización de las relaciones Este-Oeste. 

¿Qué mantuvo viva la alianza? la amenaza soviética. "Esa sensación de malestar de Estados Unidos en la década de 1970 también reforzó la necesidad psicológica de aliados y amigos. América y Europa todavía tenían mucho más en común entre sí que con el mundo comunista".

Nick Ottens nos relata la "De gaulles cold war": (transcripción literal del inglés)


Los países europeos en general dieron la bienvenida a la participación estadounidense después de la Segunda Guerra Mundial. Desde el Plan Marshall hasta la OTAN, Estados Unidos fue visto como una influencia benévola


Pero la ayuda estadounidense tuvo un precio. Se esperaba que los gobiernos europeos mantuvieran a la extrema izquierda fuera del poder, aceptaran la rehabilitación de Alemania Occidental y restringieran el comercio y otras relaciones con la Unión Soviética.

Francia hizo una excepción al ser tratada como un instrumento de la política exterior estadounidense. Charles de Gaulle bloqueó la entrada de Gran Bretaña en la Comunidad Económica Europea, creyendo que sería un caballo de Troya para Estados Unidos. Se negó a renunciar a la disuasión nuclear independiente de Francia e incluso se retiró de la estructura militar integrada de la OTAN en 1966.

Socio obstinado 


Charles de Gaulle, alrededor de 1942


Desde el principio Francia había sido un socio obstinado en la alianza occidental liderada por Estados Unidos. De Gaulle, como líder en tiempos de guerra de la Francia Libre, insistió en ser tratado como un igual por Winston Churchill y Franklin Roosevelt, pero no lo era. Francia intentó, sin éxito, que sus colonias, en particular Argelia, fueran reconocidas como territorios que estarían cubiertos por los términos del Tratado del Atlántico Norte.

Gran Bretaña y Francia sacaron lecciones diferentes de la traición estadounidense percibida durante la Crisis de Suez, cuando el presidente Dwight Eisenhower los obligó a ellos e Israel a retirarse de Egipto. Los británicos aceptaron que sus días de superpotencia habían terminado y abrazaron más a los estadounidensesLos franceses, que todavía pensaban que eran un tercio de un triunvirato que gobernaba Occidente, tomaron la Relación Especial como un desaire.

Grandeza

De Gaulle regresó como líder de Francia en 1958, cuando reemplazó a la Cuarta República parlamentaria, que no pudo lidiar con la crisis de independencia de Argelia, por un sistema presidencial. Con el viento económico a sus espaldas (Francia estaba en medio de sus “treinta gloriosos años” de crecimiento casi ininterrumpido), de Gaulle se propuso restaurar el prestigio francés en el mundo. Europa sería su vehículo.

“La grandeza se convirtió en un ingrediente importante de la política exterior gaullista”, argumenta Sebastian Reyn en Atlantis Lost: The American Experience with de Gaulle, 1958-1969 (2007), “en parte porque abordó una profunda necesidad política y psicológica entre los franceses de tranquilidad en una época de decadencia".

Implicaba situar a Francia como un modelo de civilización y una fuerza moral sobre la base de sus logros históricos, políticos y culturales. De Gaulle deseaba amplificar la influencia francesa más allá de sus fronteras, resonó con la imagen que su pueblo tenía de una nación que hizo avanzar la historia.

Una expresión de este excepcionalismo francés fue el ejército. La defensa nacional, según de Gaulle, era responsabilidad central del estado y no debía confiarse a forasteros. De ahí la necesidad de una disuasión nuclear francesa independiente.


De Gaulle y Eisenhower en 1960 (DPA / Benjamin E. Forte) - Jacqueline y John Kennedy junto a Charles de Gaulle en 1961      (Life / Hanks Walker)

Charles de Gaulle y Lyndon Johnson en 1967 (Biblioteca LBJ) - Richard Nixon y Charles de Gaulle en 1969 (Archivos Nacionales)


Tercer polo

En la década de 1960, Europa Occidental se había recuperado de la Segunda Guerra Mundial. América estaba distraída en Cuba, América Latina y el sudeste asiático. De Gaulle sintió que había llegado el momento de una nueva relación transatlántica, una en la que Europa podría aprovechar la "reserva" de Estados Unidos en tiempos de necesidad, pero de lo contrario los estadounidenses permanecerían al otro lado del océano.


De Gaulle y el canciller alemán Konrad Adenauer en una cumbre de la Comunidad Económica Europea en Bonn, el 18 de julio de 1961 (AFP)


De Gaulle no fue ingenuo. Comprendió la necesidad del apoyo estadounidense contra la amenaza del expansionismo soviético. Despreciaba la intromisión estadounidense en los asuntos de Europa tanto como temía el aislacionismo estadounidense. La solución fue una Europa fuerte que pudiera defenderse por sí misma. Liderado, por supuesto, por Francia.

El resto de Europa no estaba tan seguro. Los alemanes occidentales, que estaban en la primera línea de la Guerra Fría, confiaron en Estados Unidos para su defensa. Geir Lundestad escribió en "Estados Unidos y Europa Occidental desde 1945" (2005) que los estadounidenses explotaron esta dependencia para obligar al gobierno de Bonn a elegir un bando: Estados Unidos o Francia. Los alemanes occidentales estaban consternados, pero también claros: si llegara el momento, se pondrían del lado de los estadounidenses.

De Gaulle no se inmutó. Después de retirarse de la estructura de mando de la OTAN en 1966visitó Rusia para afirmar la equidistancia de Francia del bloque soviético y Estados Unidos. Estaba convencido de que la Guerra Fría terminaría algún día y una Europa liderada por Francia emergería como el tercer polo entre Oriente y Occidente.


De Gaulle regresa a Francia desde Baden-Baden, Alemania, donde se reunió con el general Jacques Massu después de los disturbios de París, el 30 de mayo de 1968 (Henri Bureau)


Los soviéticos no compartieron su visión. Moscú apreciaba la independencia del viejo general de Washington, pero no estaba dispuesto a hacer concesiones. Cuando los tanques soviéticos entraron en Checoslovaquia en agosto de 1968, las esperanzas de De Gaulle de unir Europa desde “el Atlántico hasta los Urales” tuvieron que detenerse. La realidad de la Guerra Fría había intervenido y había restaurado la primacía de Estados Unidos en el campo occidental.


III parte

La Francia que quería de Gaulle 

Charles de Gaulle es un personaje contradictorio (como se aprecia en los anteriores apartados), indiscutible líder en tiempos de guerra de las Fuerzas Francesas Libres y modernizador del estado. "Tenía un sentido muy fuerte de la importancia de la historia y la tradición, y aunque contribuyó para la integración europea, siempre veló por los intereses y el prestigio de Francia".


Caricatura de Charles de Gaulle

Existe un controversial tema que nunca se comenta en la prensa, mucho menos en Bruselas... las permanentes disputas entre socios de la OTAN y/o UE, nos referimos principalmente a la Gran Bretaña y Francia en su lucha por dominar los mercados de sus ex colonias africanas, por increíble que parezca algunos conflictos armados en África enfrentan a estas potencias mundiales a través de terceros actores; y no se olvide que el "jefe" de todos en la OTAN, Estados Unidos, también se inmiscuye en esas crisis, todos libran una batalla en el corazón de África por apoderarse de sus recursos para si... y desde no hace mucho se unieron al juego China y Rusia.



En "La visión de De Gaulle de Europa y los problemas de los Balcanes contemporáneos", Aleksa Djilas (autora) enfoca los problemas que ha generado Estados Unidos en Europa, sus apreciaciones históricas y políticas respecto a esta espinosa relación EEUU-OTAN-EUROPA son muy interesantes -habrá quien lo comparta y, por supuesto, quien rechace estas líneas-. Ya en 1998, Mark Mazower en "Continente Oscuro: El siglo XX de Europa", afirmaba "... la incapacidad de Europa para planificar sus propios asuntos con visión a largo plazo". 

En síntesis, durante la Guerra Fría, el temor a la gran potencia militar del bloque soviético fue la razón principal por la que los europeos querían una alianza con los Estados Unidos. Pero hoy no existe tal amenaza y Europa ya no necesita un protector. De hecho, gran parte del mundo ve a Estados Unidos como la mayor amenaza para la paz. Europa debería abandonar la OTAN dominada por Estados Unidos y liberarse en general de la abrumadora influencia de la superpotencia. Respecto a este punto valdría señalar que una OTAN Europea sin los EEUU es posible y eso no significa que dejen de ser socios estratégicos en la "defensa" de Europa ante cualquier supuesta amenaza (Rusia). Eso era lo que Charles de Gaulle pretendía al retirar a Francia del mando unificado de la OTAN, es decir, dejar de obedecer ciegamente a Estados Unidos.

Tanto EEUU y OTAN son un peligro para la seguridad europea al involucrar a sus miembros, directa o indirectamente, en conflictos en muchos países. Gran parte del mundo ve las políticas globales europeas como una conspiración neo-imperialista de viejas potencias imperiales ahora dirigidas desde Washington.

Volviendo a de Gaulle, uno de sus logros fue reconciliar a Francia y Alemania, cultivó una amistad personal con el canciller Konrad Adenauer, comprometido también con la amistad entre las dos naciones. Según de Gaulle, el militarismo prusiano y lo que llamó "germanismo" fueron las principales causas de las desgracias de Europa. (Adenauer desconfiaba de los prusianos aún en la posguerra). De hecho, en menos de un siglo, los alemanes atacaron tres veces Francia, los combates siempre fueron en suelo francés y los franceses sufrieron enormes bajas. Sin embargo, de Gaulle con "un espíritu de caballerosidad heroica y generosidad elogió el coraje de los soldados alemanes a pesar de que sus objetivos estaban equivocados". 


de Gaulle en 1958

Una de las expectativas históricas más audaces del general de Gaulle, la presentó en noviembre de 1959, una futura Europa que se extendía "desde el Atlántico hasta los Urales". Se había embarcado en este viaje mental a través del tiempo en el apogeo de la Guerra Fría lo que le granjeó muchos enemigos en Washington. En ese momento construía vigorosamente la disuasión nuclear francesa (llamada "fuerza de frappe" - literalmente, fuerza de ataque -  de Gaulle la había llamado "fuerza de disuasión"). De Gaulle apoyó firmemente a Kennedy durante la crisis de los misiles (Cuba, octubre 1962). De Gaulle era optimista respecto al devenir de la Unión Soviética, creía que la mejora en el nivel de vida y educación daría al pueblo soviético más libertades. Decía que cuando caigan los regímenes comunistas inflexibles en la Unión Soviética y Europa del Este, Europa occidental, liderada por Francia, debería expandir rápidamente su influencia política, económica y cultural y reintegrar el continente

De Gaulle nunca cuestionó que los rusos eran una nación europea, dijo que los rusos eran una nación occidental, ya que consideraba a toda Europa como occidental. Para él, y esto no era inusual en ese momento, solo los países asiáticos no blancos, no cristianos, pertenecían al Este. De hecho, predijo el ascenso económico y militar de China y llegó a la conclusión de que esta era una razón más por la que Europa y Rusia se necesitaban mutuamente.

En febrero de 1966 de Gaulle retiró a Francia de la estructura integrada de la OTAN, su mensaje era claro, no a la alianza como una organización dominada por Washington, pero sí a la alianza como tratado entre Francia y Estados Unidos como iguales. Estaba seguro de que la OTAN desaparecería tan pronto como la URSS dejara de ser una amenaza y los europeos ya no temieran a las divisiones blindadas del Pacto de Varsovia y el arsenal nuclear de Moscú. Después de poner fin a su alianza con Estados Unidos y tomar su defensa completamente en sus propias manos, esperaba que los europeos comenzaran a actuar en concierto. Al mismo tiempo, preservarían su soberanía y sus ejércitos nacionales, ya que solo los soldados motivados por el patriotismo podrían ser combatientes de primer nivel. Su crítica a la OTAN no solo refería al dominio de la organización por los Estados Unidos, sino también porque la OTAN carecía de valores espirituales. Esto es en lo que firmemente creía de Gaulle.

De Gaulle ciertamente no se habría sorprendido por la creación de nuevos estados nacionales en Europa después del final de la Guerra Fría. Creía en la cooperación europea, pero se oponía a todos y a cualquier intento de crear identidades o sindicatos supranacionales.  

El estudio mencionado (Aleksa Djilas) afirma que el mandatario francés pensaba que una Europa posterior a la Guerra Fría debería utilizar sus considerable poder -político, económico, militar, cultural y moral- para resistir y desafiar, dentro de Europa y a nivel mundial, la hegemonía de la superpotencia occidental.

De Gaulle imaginó que Francia lideraría ese camino al salir de la OTAN, promoviendo nuevas ideas y propuestas políticas, dirigiendo la vida política europea. No es de extrañar que muchos políticos europeos pensaron que de Gaulle era un francés primero y un europeo segundo. "Las acusaciones de nacionalismo, de hecho de chauvinismo, no eran raras, especialmente en Estados Unidos y Gran Bretaña, sino también de la izquierda francesa. Y no pocos señalaron que sus ambiciones no eran realistas: Francia simplemente carecía del poder económico y militar para ese liderazgo. Además, el país era algo sospechoso como democracia, habiendo estado en la historia reciente afligida por largos períodos de inestabilidad y ocasionalmente amenazada por la dictadura, tanto de la derecha nacionalista como de la izquierda comunista". 

Las reflexiones finales de la analista son más interesantes aún:

"A pesar de las grandes deficiencias y fracasos de Francia, de los cuales de Gaulle parecía ser consciente, opinaba que París tenía todo el derecho a considerarse el corazón de Europa, pero Francia también tenía el deber de promover la libertad, la cultura y la civilización, y en general ser magnánima, elevada y valiente. Todo esto sonaba romántico e ingenuo, de hecho auto-importante y pomposo. Desde la muerte de De Gaulle en 1970 hasta hoy, Francia ha demostrado ser una democracia (en su mayoría) estable con una economía (razonablemente) exitosa, pero nunca se ha acercado siquiera a la "grandeza" política que de Gaulle pensaba que era su vocación y su derecho.

 

Charles de Gaulle en 1962

De Gaulle era un visionario en el sentido de que Europa debe liberarse de la hegemonía de su aliado transatlántico; Europa debería ser mucho más que el continente previsto por sus planificadores, economistas y administradores, competentes y bien intencionados, en su mayoría lo son, la nueva Europa solo se construirá sobre la base sólida del Estado nación.

El nacionalismo francés del general de Gaulle puede justificarse en parte. Hay que preguntarse  por un posible líder de la Europa de posguerra: Si no Francia, ¿quién? Alemania con su monstruosa historia reciente obviamente no calificaba, ni Rusia con su dictadura unipartidista y su posición distante. Italia estaba agobiada por un pasado fascista, políticamente inestable y simplemente no lo suficientemente fuerte. España era una tiranía subdesarrollada. Y así sucesivamente. Había, por supuesto, un candidato muy fuerte: Gran Bretaña. Tenía mucho de estar orgulloso por su conducta durante la Segunda Guerra Mundial, su gobierno parlamentario era uno de los más admirados de Europa, y estaba dando pacíficamente independencia a la India. A pesar de las crecientes dificultades económicas, era una potencia industrial y poseía una fuerza militar considerable, incluidas las armas nucleares. Y su lenguaje (ciertamente, en gran parte debido a la influencia mundial estadounidense) se estaba extendiendo rápidamente. Sin embargo, después de que la guerra había terminado, rápidamente perdió interés en el "continente", y mucho menos en cualquier pensamiento de liderarlo, y se concentró en cultivar su "relación especial" con los Estados Unidos. Se contentaba con ser lo que siempre fue: una isla frente a las costas de Europa. Cuando Gran Bretaña finalmente entendió que debía unirse a la Comunidad Económica Europea, de Gaulle vetó su solicitud, primero en 1963 y luego en 1967, en parte porque veía a Gran Bretaña como un caballo de Troya estadounidense".


Fuentes de consulta

De Gaulle’s Vision of Europe and the Problems of the Contemporary Balkans

The Problem of Détente

De Gaulle’s Cold War

ANNIVERSARY OF AN ATTEMPT TO OVERTHROW FRANCE’S CHARLES DE GAULLE. DID CIA HELP?

Neocolonialismo francés, "Argelia Libre", los "años de sangre", la nueva dictadura, la amenaza islamista

ARGELIA: la historia no tan secreta del colonialismo francés

50 años del "Mayo 68"

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