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30 agosto 2019

El Legado del Apartheid: Bomba atómica y armas químicas.




I parte

por Tito Andino U.


Este artículo va previo a la publicación de una serie de ensayos que vendrán sobre la historia de Sudáfrica. 

Iniciamos desde el presente como recordatorio que no se puede justificar el apartheid bajo ningún concepto. La historia de Sudáfrica no puede priorizarse -según algunos- en la sangre derramada por la colonización de los bóeres sobre un territorio hostil por naturaleza y de tribus autóctonas. 


Una historia o una breve historia de Sudáfrica tampoco puede ocultar el régimen del moderno apartheid, al fin y al cabo es el legado que dejaron los bóeres. No obstante, el trasfondo va más allá, no solo fue fruto de los colonos que poblaron esas tierras, es consecuencia de un metódico esfuerzo colonial europeo. Nadie menciona en estos días el papel trascendental que jugó el Reino Unido para la conversión del país africano en el apartheid del siglo XX o en una potencia nuclear comandada por Israel y los Estados Unidos. 

Recordemos que Sudáfrica ocupó Namibia (ex colonia alemana conocida como África del Sudoeste Alemana) donde tuvo lugar el primer genocidio del siglo XX. Alemania perdió la Gran Guerra y sus colonias, la Sociedad de Naciones mediante mandato dispuso que Namibia sea administrada temporalmente por Sudáfrica. Posteriormente la ONU y la Corte Internacional de Justicia se pronunciaron por la continua e ilegal ocupación sudafricana. 

El Apartheid no se impuso solo en Sudáfrica también lo llevaron a Namibia, a Rhodesia y se pretendió expandirla a otras naciones, desde la segunda mitad del siglo XX la segregación racial operaba a toda máquina. 

Sudáfrica se aprovechó de la posición geográfica de Namibia para atacar otros países, Angola es el más claro ejemplo. En 1975 de la ocupada Namibia partieron las tropas y tanques del apartheid que ingresaron en Angola, el gobierno angoleño solicitó ayuda a las tropas cubanas (y material de guerra soviético), desatándose grandes batallas estratégicas que desgastaron e inmovilizaron las tropas del apartheid hasta que plantear la negociación que pondría fin a la aventura imperialista y racista  de Sudáfrica en el continente. Fueron muchos años de guerra y de presión internacional por las que el régimen del Apartheid convino abandonar Angola y Namibia. En 1989 se dio la transición a  la independencia de Namibia.

Tras bastidores había otro gran problema, lo recuerda Fidel Castro Ruz, el Comandante cubano, "los racistas sudafricanos poseían, según nuestros cálculos, entre 10 y 12 armas nucleares. Habían realizado pruebas incluso en los mares o en las áreas congeladas del Sur. El presidente Ronald Reagan lo había autorizado, y entre los equipos entregados por Israel estaba el dispositivo necesario para hacer estallar la carga nuclear. Nuestra respuesta fue organizar el personal en grupos de combate de no más de 1 000 —mil— hombres, que debían marchar de noche en una amplia extensión de terreno y dotados de carros de combate antiaéreo. Las armas nucleares de Sudáfrica, según informes fidedignos, no podían ser cargadas por aviones Mirage, necesitaban bombarderos pesados tipo Canberra. Pero en cualquier caso la defensa antiaérea de nuestras fuerzas disponía de numerosos tipos de cohetes que podían golpear y destruir objetivos aéreos incluso a decenas de kilómetros de nuestras tropas".

La carrera nuclear de Sudáfrica



La foto corresponde al armazón básico de la bomba atómica diseñada por Sudáfrica.


La aventura data de 1969, el proyecto -por supuesto- era secreto (luego se adujo que conllevaba fines pacíficos), solamente fue denunciado tras la advertencia de varios países que Sudáfrica estaba enriqueciendo uranio. En agosto de 1977 un satélite soviético detectó una zona de pruebas en el desierto de Kalahari e informaron a los Estados Unidos. En esos días Israel y el Gobierno sudafricano mantenían férreos vínculos, documentos secretos sudafricanos demuestran que Israel incluso ofreció vender armas nucleares a Sudáfrica.



Reunión del 11 de abril de 1975 en la residencia del primer ministro de Israel en Jerusalén. Desde la izquierda: Eschel Roodie, director sudafricano de Propaganda; Yitzhak Rabin, primer ministro de Israel; Henrik van den Bergh, director de los servicios secretos sudafricanos, y Shimon Peres, ministro de Defensa de Israel.

No había duda que esa tecnología provenía de Israel. El 22 de septiembre de 1979 se detectó en el Atlático Sur una posible prueba nuclear no identificada (conocido como el "Incidente Vela" o "Flash del Atlántico Sur". Reportado por el satélite del Proyecto Vela de los EEUU). Durante décadas no existió una versión oficial, la información se mantuvo clasificada hasta 2016 en que la página web del Centro de Investigación sobre Seguridad Nacional de la Universidad de Georgetown en Washington  mostrara el archivo que la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA) conocía que Tel Aviv realizó con la ayuda del gobierno del apartheid un ensayo nuclear en las aguas del sur del océano Atlántico (1979), concretamente sobre una plataforma oceánica al norte de la Antártida. Otro documento de la CIA de 1990 reconocía que Sudáfrica producía armas nucleares.

En principio el gobierno estadounidense hizo caso omiso de las pruebas e inicio una campaña para negarlo, la Casa Blanca ignoró los informes de la CIA, señaló que no fue un ensayo nuclear para evitar sancionar a Israel por violar el "Tratado de Prohibición Parcial de Ensayos Nucleares" (TPPEN del 5 de agosto de 1963). Los documentos desclasificados contradicen la versión del informe elaborado por una comisión de investigación designada por el presidente Jimmy Carter, que "concluía" que la explosión tuvo otro origen. El régimen del apartheid nunca brindó una versión oficial mucho menos Israel pese a que desde esos días la comunidad internacional lo denunciaba.

Bajo presión internacional para que Sudáfrica abandone su programa nuclear, que ya no podía seguir ocultando, el gobierno del apartheid anunció en 1990, en el mandato de  F. W. de Klerk, que su país había fabricado su primera bomba atómica.

En 1993, de Klerk comunicaba la decisión de su país de desmantelar sus seis armas nucleares y una séptima en etapa de armado. En 1995 la IAEA (Agencia Internacional de Energía Atómica) expresó su satisfacción al declarar que Sudáfrica había desmantelado y eliminado oficialmente su programa nuclear. Es evidente que esto se consiguió también gracias a la figura cautiva del símbolo sudafricano, Nelson Mandela, un hombre íntegro, revolucionario, que había soportado casi tres décadas de confinamiento solitario.

Tras el deceso de Mandela, ni los propios africanos "derramaron" tantas lágrimas como los personajes occidentales, olvidándose que en un pasado reciente calificaron a los independentistas sudafricanos antiapartheid de "terribles terroristas". Por todo el mundo se escuchó el pesar de la prensa y políticos. Quizá como dicen algunos, 


"un ruidoso duelo es una forma de tratar de compensar hoy la práctica de la ideología colonial que tanto han defendido y los crímenes a los que dio lugar. Pero resulta incomprensible que en medio de esa gran ola de homenajes nadie mencione el hecho que aún subsiste en nuestros días un Estado racista, históricamente basado –al igual que la Sudáfrica del apartheid– en la visión del mundo de Cecil Rhodes, el teórico del imperialismo germánico".

El aparteheid no terminó declarando su fin y la apertura a elecciones libres, en agosto del 2012 se volvió a sentir aquellos rezagos con la masacre de los mineros en Marikana (Sudáfrica), que trabajaban para la empresa inglesa Lonmin, se habían declarado en huelga, la policía intervino matando a 34 trabajadores e hiriendo a más de setenta y arrestando a más de dos centenares de mineros siendo torturados; existe evidencia que diecisiete mineros fueron asesinados cuando estaban retenidos tras los alambres de espino. Los forenses determinaron que la mayoría fue perseguida y ejecutada a sangre fría.


Una forma de apartheid económico y político subsiste, no solo en Sudáfrica o en el continente africano, el problema es global, es resultado de la explotación impuesta a los pueblos del Tercer Mundo.


Sudáfrica, era del Apartheid, década de 1980. El Dr. Wouter Basson trabajó en el proyecto secreto de armas biológicas denominado "Proyect Coast". Objetivo: desarrollar agentes químicos y biológicos con la intención de matar o esterilizar a la población negra y eventualmente eliminar a los adversarios políticos. Entre los agentes desarrollados destacan los virus Ébola y Marburg.

Otra evidencia documental e histórica demuestra que los supremacistas del apartheid también recibieron con agrado a las grandes potencias occidentales para convertir a la nación y a la población negra en "conejillos de indias". Un incidente comprobado fue el uso de armas químicas por parte de la hoy inexistente República de Rodhesia (en honor a Cecil Rhodes) encabezada -por supuesto- por supremacistas blancos, generalmente originarios del régimen del apartheid sudafricano, contra tropas de Mozambique el 8 de junio de 1977. También usaron armas biológicadentro de una estrategia que causó un indeterminado número de muertes. En el libro de Glenn Cross "Guerra Sucia: Rhodesia y la guerra química - biológica 1975-1980", argumenta que en su intento de defender al gobierno blanco, los agentes de los colonos (blancos) de Rhodesia mataron de 1 000 a 2 500 personas con armas químicas y biológicas. Se debe incluir cientos o más en Mozambique, más de dos mil, según el libro "The Fallen Heroes of Zimbabwe" (publicado en 1983 por el gobierno de Zimbabwe). Solo recordar que Rhodesia se transformó en Zimbabwe (en el sur) y en la actual Zambia (en el norte).

Volviendo a Sudáfrica, el caso del doctor Wouter Basson y el programa secreto de investigación biológica y química conocido como Project Coast lo demuestra el siguiente estudio.


II parte

Sudáfrica, antiguo laboratorio secreto de terrorismo biológico de algunos países «democráticos»
EL CASO DR. WOUTER BASSON

En los años 80, el sistema de apartheid estaba amenazado en Sudáfrica. El régimen lanzó un programa secreto de investigación biológica y química llamado Project Coast. Su objetivo era la producción de sustancias mortales, que pudieran ser étnicamente selectivas y destructivas, que permitieran reducir la población negra.


Centro de Salud, África del Sur en la época del apartheid.


Se ignora el número de personas que murieron en esas experiencias: se afirma que varios miles. El director del proyecto, el doctor Wouter Basson, fue liberado el 12 de abril de 2002 tras un extraño proceso.

En la actualidad, el escándalo compromete a Suiza que habría colaborado en las investigaciones del «doctor Muerte». En efecto, parece que para evitar los tratados de no proliferación de armas de destrucción masiva, el régimen del apartheid subcontrató a varias democracias para realizar sus investigaciones.


El Dr. Wouter Basson (primero de la izquierda) en la Corte de Justicia de la ciudad de Pretoria (África del Sur), el 24 de enero 2000, junto a su abogado (centro) y un agente de los servicios secretos sudafricanos. Foto Tristan Mendes France.


Algunos lo llaman «doctor Muerte» y el calificativo no es demasiado fuerte. A los 52 años de edad, ese hijo de cantante, brillante químico y ardiente patriota, trabaja en uno de los proyectos político-militares más temibles que haya conocido la posguerra.

Estamos en 1984 y el gobierno racista del apartheid, en una guerra larvada con sus vecinos y sobre todo con Angola, no logra que su propaganda anticomunista le traiga apoyos internacionales. Con el pretexto de temer a un ataque químico biológico, las autoridades militares establecidas deciden desarrollar una unidad especial encargada del Chemical and Biological Warfare (CBW). Nombre de código: Project Coast.

El en ese entonces presidente del Freedom Front, general Viljoen, parlamentario cercano al político racista francés de extrema derecha Le Pen, a quien impregnó con la llama frondista, todavía se vanagloriaba de haber ratificado políticamente el proyecto cuando dirigía la Defensa sudafricana en los años 80. Este general es quien encargó al doctor sudafricano Wouter Basson, quien recibirá el nombre de «doctor Muerte», tras desarrollar este proyecto.


Johannes Chaka, último paciente del Dr Wouter Basson en el hospital público de Pretoria. 27 de enero 2000. Foto TMF.


Los años 80 anuncian la llegada de Mandela y de su democracia; las autoridades políticas se dan cuenta de lo nada favorable que resulta para ellos la demografía y, que ante la consigna de una voz un voto, la comunidad afrikánder (blancos descendientes de europeos, generalmente ingleses o holandeses) muy pronto no tendrá más peso político.

Esa constatación llevará al doctor Basson a hacer un simple análisis: mientras menos negros haya menos votos negros habrá.

Pero la ecuación cuesta dinero. De esa forma, el gobierno racista que utilizaba la política del apartheid otorgó millones de francos poco antes de los años 90 para crear un laboratorio militar tecnológicamente muy bien equipado en las afueras de Pretoria en Roodeplaat.

A partir de ese momento se llevaron a cabo intensas investigaciones a fin de desarrollar una molécula mortal, sensible a la melanina que pigmenta la piel de los negros. En otras palabras, un arma de exterminio étnicamente selectiva.

Asimismo, el laboratorio militar del doctor Basson estudia, basándose en muestras, la posibilidad de propagar graves epidemias entre las poblaciones africanas. También otra sección del Project Coast se interesa en el método científico más adecuado para esterilizar en masa a las mujeres negras.

Las esferas militares extranjeras especializadas en la guerra químico-biológica van a contribuir de buen grado a ese esfuerzo de investigación: Inglaterra, Estados Unidos, Suiza, Francia, pero también Irak o Libia figuran entre los colaboradores generosos u ocasionales.

Y todo ello pese a la firma de numerosos tratados de no proliferación químico-biológica o a pesar del embargo internacional decretado por las Naciones Unidas al régimen de apartheid...


Cartones conteniendo los informes y documentos de la investigación de la Comisión de la Verdad y Reconciliación sobre los experimentos biológicos y químicos del "Doctor Muerte". Foto TMF.


El laboratorio llamado Roodeplaat se había convertido en una verdadera farmacia macabra: botulinum, talio, ántrax, sida, cólera, en cantidades alucinantes... Una tecnología mortal bajo la autoridad de un hombre, el doctor Basson, con un único objetivo: la población negra.

Las actividades de ese doctor sólo se revelaron en 1998 durante las muy especiales audiencias de la Comisión Verdad y Reconciliación sudafricana (CVR). Pero ya hace muchos años que se considera un hombre libre, tras la fianza simbólica, ante el Alto Tribunal de Justicia de Pretoria. La causa principal de porque se le llevó ante la justicia fue por fraude al fisco y la producción masiva de drogas, y sólo se ha acusado de forma muy secundaria por los sesenta asesinatos o tentativas de ello, entre los que se encuentran muy altas personalidades como el ex presidente Mandela, el reverendo Franck Chikane (actual asesor del presidente Mbeki).

Dicho esto, las audiciones de la Comisión Verdad y Reconciliación demostraron que era razonable pensar que varios miles de negros habían desaparecido en las experiencias o los asesinatos políticos dirigidos por los laboratorios bajo su mando. Hoy día, el doctor Basson vive en un barrio señorial de Pretoria. Como cardiólogo, cuenta incluso con un cargo en el Hospital Docente de la ciudad, lo que no constituye una seguridad para su clientela, en su mayoría negra.



Eso también significa que sigue siendo empleado por el Estado sudafricano, a lo que se añade el hecho de que Basson también es actualmente miembro del ejército sudafricano. Esa situación por lo menos sorprendente es muy denunciada por magistrados de la Comisión Verdad y Reconciliación quienes demandan la creación de un tribunal internacional, para que al fin se juzguen los crímenes de lesa humanidad perpetrados por Basson y los suyos.

El proceso que se entabló contra él a comienzos de 1999 no develó todas sus actividades criminales, más aún cuando el muy conservador y extremadamente controvertido juez Willie Hartzenberg (hermano del presidente del Partido Conservador sudafricano y nombrado durante el apartheid), se mostró muy parcial, reduciendo a polvo las acusaciones en cada audiencia.

Durante el procedimiento de investigación incluso desaparecieron los tres CD del doctor, compilación que se hizo a todo correr antes de su arresto y que reagrupa todos los resultados de los diversos experimentos.

El proceso terminó el 12 de abril de 2002 con la absolución del doctor Basson. En el momento en que se creaba el Tribunal Penal Internacional... Inmediatamente, el fiscal anunció que apelaría y el respetado y reconocido religioso Monseñor Desmond Tute, en un mensaje dirigido a la opinión pública, habló «de un día sombrío para Sudáfrica».

Muchas interrogantes y pocas respuestas, pero algunas certezas: el arsenal químico desarrollado no se perdió para todo el mundo, y su principal instigador es todavía un militar que depende del ministerio de Defensa, pagado por el contribuyente sudafricano.

Otra verdad: los tratados de no proliferación químico-biológicos firmados por los países occidentales no han impedido el comercio de ese siniestro conocimiento y no es inverosímil que sin nuestra colaboración, el «doctor Muerte» nunca hubiera existido.

En el momento del terrorismo químico biológico, urge crear una comisión internacional independiente a fin de identificar a todos los que han colaborado con el programa Coast, y localizar la reserva de armas químico-biológicas.


***


La colaboración suiza en las experiencias del doctor Basson A inicios de junio de 2002, se crea una delegación parlamentaria suiza (llamada Comisiones de Gestión o Del CdG) a fin de examinar en qué medida Suiza y sus servicios colaboraron con el programa de guerra biológica y química sudafricana, el Project Coast, dirigido por el Doctor Wouter Basson.
Pero el trabajo de la Del CdG, que debería presentar su informe oficialmente en la primavera de 2003, parece haberse interrumpido. Mientras tanto, el DDPS (Departamento Federal de la Defensa) tomó la iniciativa de interrogar a Wouter Basson directamente en Pretoria en forma de cuestionario por escrito en papel con timbre oficial de la administración suiza. La iniciativa del DDPS corresponde a un acto oficial para un ciudadano extranjero residente en el extranjero, lo que prohíbe formalmente la Convención de Ginebra sin el visto bueno expreso del país interesado, en este caso Sudáfrica, que descubrió el caso ante los medios de comunicación.
Esta molesta forma de pasar por encima de lo establecido fue revelada por el periódico suizo WeltWoche de la semana del 20 de octubre de 2002. La Del CdG entonces se dignó a hacer una nota informativa el 24 de octubre de 2002. Hace recaer su responsabilidad en el DDPS precisando que no se pronunciará sobre sus actividades hasta la presentación de su informe. En cuanto al DDPS, admite haber cometido un «error» en sus transmisiones y declara a su vez que «la Del CdG es responsable de sus actos ante el Parlamento».
Sucede que Suiza se encuentra ahora en una situación delicada respecto de Sudáfrica que puede no seguir colaborando con la investigación. Una forma original de enterrar un tema que molesta.

Libros y documentales

- Dr la Muerte, Investigación sobre el terrorismo biológico de Estado en Sudáfrica por Tristan Mendès-France

- Passé sous silence - Docteur La Mort Documental escrito por Tristan Mendès-France y realizado por Jean Pierre Prévost. Francia 3, jueves 31 de octubre de 2002, 23:55 (50 min) Informes

- La maîtrise des armements chimiques et biologiques, informe de la Asamblea Parlamentaria de la Unión de Europa Occidental (UEO), 5 de diciembre de 2001. Ver sobre todo la introducción del informe y el capítulo «Les difficultés d’application de la CAB»

- Les rapports entretenus par les services de renseignements suisses avec l’Afrique du Sud, informe de la Delegación de las Comisiones de Gestión de las Cámaras Federales sobre el papel de los servicios de información suizos en el marco de las relaciones entre Suiza y Sudáfrica. Ver sobre todo, en el capítulo 2, la parte «Pretendida participación del Laboratorio AC de Spiez en los proyectos sudafricanos de desarrollo de armas biológicas y químicas».


Fuentes:

Sobre la segunda parte del artículo

Otras fuentes:

Del 'apartheid' al Brexit: por qué la auténtica 'leyenda negra' es la del Reino Unido Mandela e Israel
Sale a la luz ensayo nuclear de Israel de hace 37 años
¿Por qué ocultar la verdad sobre el apartheid?

26 agosto 2019

Atlantropa: un viejo plan para represar el Mediterráneo





Recopilación de textos de
Nick Ottens y Ricarda Vidal

Sobre los autores.
En realidad son dos artículos que los he fusionado en uno. Nick Ottens es el reconocido articulista y fundador de Never Was Magazine y de Atlantic Sentinel a quien ya hemos hecho referencia con algunas publicaciones exitosas en este blog. Ricarda Vidal es profesora de Cultura Visual e Historia Cultural del King's College London.

Un esquema para el Mediterráneo de la primera mitad del siglo XX fue considerado seriamente por jefes de Estado y, en un momento, incluso por organismos internacionales. Se llamaba Atlantropa, y habría implicado el drenaje parcial del mar Mediterráneo y la creación de un supercontinente euroafricano.


Herman Sörgel


Atlantropa fue una creación del arquitecto alemán Herman Sörgel, quien promovió incansablemente su proyecto desde 1928 hasta su muerte en 1952. 

Su experiencia de la Primera Guerra Mundial, la agitación económica y política de la década de 1920 y el surgimiento del nazismo en Alemania convencieron a Sörgel de que:

la nueva guerra mundial solo podría evitarse si se encontrara una solución radical a los problemas europeos de desempleo, sobrepoblación y, con el petróleo saudita todavía a una década de distancia, una crisis energética inminente. Con poca fe en la política, Sörgel recurrió a la tecnología.

Primero publicó Mittelmeer-Senkung, Sahara-Bewässerung. Panropaprojekt ("Bajando el Mediterráneo, irrigando el Sahara. Proyecto Panropa") en 1929. Tres años más tarde amplió su tesis en otro libro, que introdujo el nombre de "Atlantropa".

Los espectadores exigentes del drama de historia alternativa de Amazon, The Man in the High Castle, pueden haber notado cuando uno de los personajes hizo una referencia pasajera a ese plan alemán para drenar el Mediterráneo. Parece el tipo de cosas que haría un Tercer Reich megalómano, pero en realidad los nazis no estaban interesados ​​en dicho plan.

El plan: requería la construcción de presas gigantescas en puntos clave del Mediterráneo para detener el flujo de agua desde el Océano Atlántico y el Mar Negro: en el Estrecho de Gibraltar (la presa de Gibraltar también uniría África y Europa por ferrocarril y carretera). En los Dardanelos. La de Sicilia unida a la Italia continental y eventualmente entre Sicilia y Túnez. Cada una con grandes centrales hidroeléctricas, formarían la base del nuevo supercontinente que podría impulsar Europa y conectarla con África. 




De este modo, el mar se convertiría en dos cuencas, con la parte occidental bajada en aproximadamente un metro por año y la parte oriental en dos metros. En el transcurso de un siglo, eso reduciría el nivel del mar en 100 y 200 metros, respectivamente, creando unos 660,000 kilómetros cuadrados de tierra cultivable. Esta área, más grande que Francia, podría alimentar a la creciente población de Europa.

Los planes posteriores para Atlantropa también incluyeron la propuesta de Sörgel para una extensión del Canal de Suez, un nuevo canal que conecte Venecia con el mar (el Mar Adriático habría desaparecido) y la creación de enormes lagos en África Central con dos represas a través del río Congo y la creación de un Mar del Chad y Congo, que Sörgel esperaba que tuviera una influencia moderadora en el clima africano, lo que lo haría más agradable para los colonos europeos

De acuerdo con las actitudes coloniales y racistas de la época, Sörgel imaginó que África con sus recursos y su tierra estaría completamente a disposición de Europa, un continente con mucho espacio para acomodar a las masas acurrucadas de Europa.


A la izquierda, mapa de la propuesta en el Mediterráneo central, de Herman Soergel: Bajando el Mediterráneo, Irrigando el Sahara. Proyecto Panropa (1929). A la derecha, Mapa de Atlantropa de Herman Sörgel (Ullstein Bild)


Si bien la propuesta de Sörgel puede sonar absurda para nuestros oídos, arquitectos, ingenieros, políticos y periodistas la tomaron en serio en ese momento. El extenso archivo de Atlantropa en el Museo Alemán de Munich abunda en dibujos arquitectónicos para nuevas ciudades, presas y puentes del futuro continente, así como cartas de apoyo y cientos de artículos sobre el proyecto, que aparecieron en la prensa popular alemana e internacional y revistas especializadas de ingeniería y geografía. Poniendo su fe en la gente de Europa y su deseo de paz, Sörgel esperaba que el apoyo popular lo ayudara a obtener el respaldo de los políticos.

Lo que hizo a Atlantropa tan atractivo fue su visión de la paz mundial lograda no a través de la política y la diplomacia, sino con una solución tecnológica.




Atlantropa se mantendría unida por una gran red de energía, que se extendería desde la gigantesca planta hidroeléctrica en la presa de Gibraltar y proporcionaría electricidad a toda Europa y África. 

La planta de energía sería supervisada por un organismo independiente que tendría el poder de desconectar el suministro de energía a cualquier país individual que representara una amenaza para la paz. 

Además, Sörgel calculó que la construcción del supercontinente requeriría que cada país invirtiera tanto dinero y poder popular que ninguno tendría recursos suficientes para financiar una guerra.

Inconvenientes

- "Popular Mechanics" informaba en marzo de 1977 que Atlantropa habría cerrado algunos de los puertos marítimos más activos del mundo, habría alterado las economías de los países del sur de Europa y el norte de África y posiblemente habría cambiado la ecología de toda el área.

- El reducido peso del agua sobre el fondo volcánico del mar Mediterráneo podría haber causado violentas erupciones y terremotos, mientras que el nivel del océano en otras partes del mundo habría aumentado, provocando inundaciones en las zonas bajas.

- Como era de esperar, a los ojos de sus contemporáneos, la colaboración requerida entre los estados nacionales siempre parecía aún más utópica que las vastas dimensiones tecnológicas de Atlantropa. Como observó la revista UN World, con sede en Nueva York, en 1948.

- La esperanza de Sörgel era que Atlantropa pudiera satisfacer el deseo de Alemania en vez del Lebensraum de Hitler. En cambio, Hitler decidió invadir Europa del Este. Los nazis nunca tomaron en serio a Sörgel, pero ¿quién sabe?, en un mundo alternativo, donde el Eje ganó la Segunda Guerra Mundial, bien podrían haberlo reconsiderado para satisfacer su sed de expansión.


Trabajo artístico creado por Andrea Dopaso para la serie de Amazon, "The Man in the High Castle"


Reflexión final.

Donde una vez Herman Sörgel había utilizado la imagen de una Europa a punto de estallar que se salva por una fusión pacífica con el continente africano, ahora nos enfrentamos a otra imagen espectacular a medida que las personas de todo África y Medio Oriente buscan refugio en Europa.

La Unión Europea parece estar a punto de ser desgarrada por su incapacidad para encontrar una solución comunitaria de dar cabida a un grupo de refugiados, cuyo número en última instancia no llega a más de un exiguo 0,11% de la población general de la Unión.

Lamentablemente, la unidad europea y con ella una solución para la crisis de refugiados, una vez más parece más utópica que los planes de Sörgel para drenar el mar.



ANEXO EN VIDEO



Clips from the 1951 Atlantropa film (deutsch) - Gibraltar Dam project



Atlantropa a new continent



Fuente original de consulta


23 agosto 2019

El siempre impredecible señor Erdogan



A inicios del mes de agosto se anunciaba que Turquía se alistaba para invadir el norte de Siria, más concretamente al este del río Éufrates. En principio Ankara rechazó esos mismo días una propuesta de los EEUU para controlar de forma conjunta aquella zona fronteriza denominada ‎"Rojava" ocupada, en parte, por los kurdos turcos exiliados en territorio sirio. Esos temas los hemos abordado en ‎otras entradas referentes a Turquía y a los kurdos.

Las aspiraciones turcas siempre han sido imponer -sin autorización de nadie- una “franja de seguridad” de ‎‎treinta kilómetros de profundidad en territorio sirio y, por supuesto, zona que debería estar ocupada militarmente por los turcos. ‎Se basa en el consentimiento otorgado por Siria para que el gobierno y las fuerzas armadas de Turquía pueda perseguir a los grupos armados que atacaban territorio turco desde suelo sirio (ese permiso data ya hace veinte años) y los famosos treinta kilómetros significaban el alcance de las armas turcas de ese tiempo (artillería).
 ‎
Ahora vemos que la semana pasada los Estados Unidos y Turquía -olvidándose por un momento de la crisis de los S400- han convenido establecer un "centro de operaciones conjunto para coordinar y gestionar una zona segura planificada en el noreste de Siria". Medida que ha paralizado a los tanques turcos movilizados a la frontera siria. Pero ese no claro acuerdo implicaría una zona segura no de treinta kilómetros sino de 400 a lo largo de la frontera, lo que permitiría que las milicias kurdas sigan bajo protección estadounidense y alejándose de la frontera turca. Pero, quien autoriza tal medida? El gobierno sirio lo ha rechazado y lógico no lo aceptará bajo ninguna circunstancia, además que se siente protegida por sus aliados regionales como Irán y las milicias populares de Irak y el Líbano, así como la garantía de seguridad que le brinda Rusia.

El siempre intrigante señor Erdogan nos sorprende cada vez más con esta y otras medidas. Siempre sigo los análisis del politólogo francés Thierry Meyssan, crítico de un mandatario turco inestable para dirigir una política exterior coherente. Erdogan baila al son de los tiempos y de los intereses nacionales lógicamente, pero acalla duramente a los opositores políticos y detractores en casa. Los abusos y negocios de su familia son temas tabú en Turquía, como algunos puntos de vista, tanto internos como foráneos, que lo califican como un  nuevo "califa" en la región, porque ese habría sido uno de sus deseos. 

Hace un par de años escribí un artículo que algunos calificaron de sensacionalista: "Erdogan, presagios del totalitarismo. 12 síntomas para aprendiz de tirano". La mayoría de esos puntos siguen vigentes hoy en día. Solo el paso del tiempo demostrará quien realmente es y qué aspira el mandatario turco.

A continuación una recopilación de artículos del magistral internacionalista Thierry Meyssan sobre las nuevas políticas del señor Erdogan y sus continuos cambios políticos. Un análisis serio, profesional que orienta sobre temas que en ocasiones nos resulta inexplicables desde la simple óptica de un simple lector.

Buena lectura

Tito Andino


*****

Turquía no se alineará con la OTAN ‎ni con la OTSC

por Thierry Meyssan

Después de tres años relativamente apartada de la escena internacional, Turquía ha ‎definido su rumbo. Pretende seguir siendo miembro de la OTAN y de su Mando ‎Integrado pero actuando de manera independiente, sin recibir órdenes de la alianza ‎atlántica ni de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC). En el plano ‎interno, busca integrar las minorías en base a una lógica nacional y combatir los ‎elementos subordinados a Estados Unidos.‎


Bajo el retrato de Mustafá Kemal Ataturk –fundador de la Turquía moderna–, Recep Tayyip ‎Erdogan trata de continuar la recuperación de Turquía. ‎

Turquía cambia y las proyecciones de George Friedman, el fundador de Stratfor, resultan falsas. Si ‎el antiguo Imperio Otomano debe desarrollarse, no será como vasallo de Estados Unidos. ‎

Más que juzgar a Turquía según las normas occidentales y burlarnos de su «nuevo sultán», ‎debemos tratar de entender cómo el «enfermo de Europa» lucha por salir de su retraso cultural ‎en materia de modernidad y de rebasar la derrota sufrida durante la Primera Guerra Mundial, ‎sin renunciar por ello a su especificidad histórica y geográfica. El hecho es que, al cabo de un ‎siglo, la vía iniciada por Mustafá Kemal Atarturk no ha alcanzado sus objetivos y los problemas ‎siguen existiendo. ‎


Mustafá Kemal Atarturk


Creímos que, con el AKP ‎(el partido de gobierno del presidente Erdogan)‎, Turquía se convertía en una democracia islámica inclusiva y ‎comparamos su doctrina con la de la democracia cristiana europea. Poco a poco, Turquía volvía ‎a su grandeza de la época otomana, convirtiéndose en portavoz del mundo musulmán. Con el ‎respaldo de Estados Unidos, estaba llamada a convertirse en una potencia económica de primer ‎plano. Prosiguiendo su modernización y su occidentalización, Turquía volvía entonces la espalda a ‎su primer cliente –Libia– y después a su socio económico –Siria– y se comprometía cada vez más ‎con Occidente. ‎

Pero el intento de asesinato del 15 de julio de 2016 contra el presidente Recep Tayyip Erdogan, ‎quien acababa de ser reelecto –intento de asesinato que acabó convirtiéndose en un intento de ‎golpe de Estado–, invirtió la situación. Durante tres años, el AKP trató de digerir aquella loca ‎carrera, inició un proceso de introspección sobre su política, organizó el tercer aniversario de la ‎intentona golpista para clarificar sus posiciones. ‎

En primer lugar, y contrariamente a lo que habíamos creído entender, la Turquía moderna no está ‎con el oeste ni con el este. Se define como un país a caballo entre ambos mundos, medio ‎asiático y medio europeo, sin que su estatus de miembro de la alianza atlántica o su participación ‎en las guerras occidentales de la llamada «primavera árabe» modifiquen ese hecho. ‎

Eso es lo que nos muestra la compra del sistema antiaéreo ruso S-400. Ankara mantiene su ‎condición de miembro de la OTAN pero proclama que puede comprar armamento al adversario ‎de la alianza atlántica. Incluso precisa, con toda razón, que no hay en las reglas de la alianza ‎atlántica nada que le prohíba hacerlo ni que autorice a nadie a sancionarla por ello. ‎

Más que nunca antes, los turcos son hoy «los hijos del lobo de las estepas» que conquistaron Asia ‎y parte de Europa. Esa es la interpretación correcta de su participación en las negociaciones de ‎Astaná para la paz en Siria, negociaciones que Turquía apadrina junto a Irán y Rusia‎, y las apasionadas declaraciones antimperialistas de la delegación turca en la reciente reunión de ‎los ministros de Exteriores del Movimiento de Países No Alineados realizada en Caracas. ‎

En segundo lugar, Turquía basa su independencia económica en el proyecto energético del ‎gasoducto Turkish Stream y en la explotación de la zona marítima exclusiva chipriota, lo cual es ‎su punto débil. Algunos tramos del gasoducto ruso-europeo a través de Turquía ya están ‎operativos pero la Comisión Europea, bajo la presión de Estados Unidos, puede imponer su ‎oposición en cualquier momento, y la envergadura de las inversiones no pesará en la balanza más ‎que en el caso del Nord Stream 2. Por otro lado, según el Derecho Internacional, Turquía ‎no tiene ningún derecho sobre la zona marítima exclusiva chipriota y su respaldo al Estado títere ‎identificado como República Turca del Norte de Chipre es nulo y carente de valor jurídico. ‎

Es en medio de todo este contexto que el ministro de Exteriores de Turquía, Mevlut Cavusoglu, ‎acaba de anunciar la suspensión del acuerdo migratorio entre su país y la Unión Europea –justo ‎después del pago de 2 000 millones de euros anuales de la UE a Turquía. ‎

Tercer elemento, Turquía rompe con el modelo financiero anglosajón. Su nivel de vida ha venido ‎derrumbándose desde la guerra de Occidente contra Libia, y más aún a partir de la guerra –‎también occidental– contra Siria. Así que Ankara ha decidido repentinamente retomar el control de ‎su banco central y reducir sus tasas de interés de 24 a 19,75%. Nadie sabe qué consecuencia ‎económica tendrá esa decisión. ‎

Cuarto, contrariamente al periodo 2002-2016, los miembros de las minorías siempre tienen la ‎posibilidad de ser turcos… exceptuando a los individuos que han concluido alianzas en el ‎extranjero. Desde el momento del ya mencionado intento de golpe de Estado, una gigantesca ‎purga expulsó del ejército y de la administración a todas las personas sospechosas de mantener ‎vínculos de subordinación con Estados Unidos, principalmente a los discípulos del predicador ‎Fethullah Gulen –refugiado en Pennsylvania, Estados Unidos. Cientos de miles de personas fueron ‎encarceladas y lo que ha sido presentado como una reactivación de la guerra contra la minoría ‎kurda es en realidad una guerra de Turquía contra los kurdos aliados de Washington. ‎

Al contrario de la percepción que se tiene en Occidente, Recep Tayyip Erdogan no está ‎imponiendo una dictadura por mitomanía personal. Lo que está haciendo es recurrir a la violencia ‎para cambiar el rumbo de su país. ‎

El hoy presidente turco Recep Tayyip Erdogan, quien fue cuadro de la ‎Milli Gorus (una organización de extrema derecha contra los no musulmanes) concedió ‎en 2017 una dispensa que autoriza excepcionalmente la construcción de una iglesia, cuya ‎primera piedra acaba de poner personalmente, el 3 de agosto de 2019.

Quinto, Turquía se define como un Estado musulmán respetuoso de las minorías. El presidente ‎Erdogan incluso acaba de poner la primera piedra de una iglesia siriaca [1] cuya construcción ‎se inició en Estambul. De hecho, se trata de una opción incompatible con el ciego apoyo de ‎Erdogan a la Hermandad Musulmana y al proyecto de esta última tendiente a restaurar ‎el Califato. La «solidaridad musulmana» es una ilusión carente de sentido y –como Irán– ‎Turquía tiene que decidir a qué «islam» se refiere. En todo caso, ya rompió con su postura ‎anterior y ha dejado de respaldar tan fuertemente a los musulmanes de la región china de Xinjiang ‎‎(también llamada Sinkiang). ‎

En este momento, el ejército turco ocupa el norte de Chipre y libra guerras en Irak, Siria y Libia, ‎además de desplegarse alrededor de Arabia Saudita –en Qatar, Kuwait, Sudán y en el Mar Rojo. ‎Ese extenso activismo no puede mantenerse indefinidamente ni en oposición simultánea con ‎Israel y la OTAN.‎

Todo eso abre nuevas perspectivas que no son del agrado de Estados Unidos. Ya en este ‎momento, el ex ministro turco de Economía, Alí Babacan, y el ex primer ministro, Ahmet ‎Davutoglu, se han aliado al ex presidente de Turquía, Abdullah Gul. Después de haber renunciado ‎a enfrentarse a su ex socio Erdogan en las elecciones legislativas, Abdullah Gul considera ahora ‎que la derrota del AKP en las elecciones municipales –sobre todo en Estambul– abre la puerta a la ‎posibilidad de impedir que se instaure una dictadura. Gul, Babacan y Davutoglu están tratando de ‎organizar –con la CIA– un movimiento disidente dentro del AKP de Erdogan. Esto representa para ‎la CIA la posibilidad de lograr, por la vía electoral, el objetivo que perseguía el fallido intento de ‎asesinar a Erdogan orquestado en 2016. ‎

‎«Si no nos decepcionan ellos, ¿quién lo haría?», ha declarado Erdogan. ‎

*****

Turquía renuncia nuevamente ‎al Califato, por segunda vez

En el islam, el papel que desempeñan los Papas cristianos no va a manos de un teólogo ‎sino al jefe de Estado más poderoso, como en el cristianismo de la época romana. ‎La función de califa se convirtió así una cuestión más política que espiritual. Después ‎de haber creído que el califato de Daesh ofrecía a Turquía la posibilidad de recuperar ‎su grandeza otomana, el presidente turco Recep Tayyip Erdogan logró más bien ‎lo contrario… empujar su país a la barbarie. ‎

Imagen tomada del mensaje del presidente turco Erdogan en ocasión del Aid al-Adha, la fiesta ‎musulmana del cordero o Fiesta del Sacrificio. 


En el siglo XVIII, durante la guerra de Crimea, el zar ruso fue el primer jefe de Estado en ‎reconocer el doble papel político y espiritual del califa. Constantinopla había sido derrotada ‎militarmente, pero su sultán seguía conservando un poder sobre las almas de los tártaros. ‎

Los sultanes se habían autoproclamado sucesores de Mahoma, en nombre del lugar que habían ‎conquistado, a punta de sable, en la historia del mundo musulmán. En ausencia de rivales, los ‎sultanes asumían la dirección espiritual de los musulmanes, incluso fuera de su imperio. ‎

Al término de la Primera Guerra Mundial, cuando ese imperio se vio definitivamente vencido y ‎disuelto, Mustafá Kemal Ataturk se sintió muy incómodo con aquel legado y trató de separar el poder temporal, cuyo control él mismo había asumido, del poder espiritual, poder que trató de ‎transferir –primero a una autoridad árabe y después a una autoridad india. En definitiva, Mustafá ‎Kemal no encontró más solución que abolir el califato –el 5 de marzo de 1924– para emprender ‎la modernización de Turquía [2]‎


Mustafá Kemal Atarturk

Para Jorge V, rey de Inglaterra y jefe de la Iglesia anglicana, era imposible recuperar el califato ‎en una de sus colonias, y por ende apropiarse del poder espiritual sobre todos los musulmanes. ‎Eso fue lo que el rey Fuad I trató de hacer –sin éxito– en el Egipto colonizado. ‎

En 1928, Hassan al-Banna creó la Hermandad Musulmana, para regenerar la sociedad egipcia. ‎Su actividad era exclusivamente moralizadora. Pero la Hermandad Musulmana planteó desde el ‎primer momento que, después de “islamizar” el modo de vida del pueblo, habría que restablecer ‎la unidad de los musulmanes alrededor del Califato y extender este último al resto del mundo. ‎El rey Fuad I vio en la Hermandad Musulmana un poderoso respaldo para su régimen, sometido ‎al Imperio británico. Así que la Hermandad Musulmana presentó candidatos a las elecciones ‎legislativas egipcias de 1942 y asesinó al primer ministro egipcio laico, en 1948, limitándose a ‎hacer lo que quería el rey Faruk. ‎

Por su parte, el filósofo de la Hermandad Musulmana, Sayyed Qutb, describió el Califato no como ‎un ideal que debía realizarse en un futuro lejano sino como el fruto maduro de la regeneración ‎social. Anwar el-Sadat, quien había sido agente de enlace entre la Hermandad Musulmana y el ‎movimiento de los Oficiales Libres, logró convertirse en presidente de Egipto con el respaldo de ‎la CIA. Sadat islamizó la sociedad egipcia y preparó las cosas para que el parlamente egipcio ‎lo proclamara califa. Pero la Hermandad Musulmana no veía las cosas de la misma manera ‎y orquestó el asesinato de Sadat, perpetrado por el grupo terrorista Yihad Islámica, bajo la ‎dirección de Ayman al-Zawahiri [3].‎

Exactamente de la misma manera, el Emirato Islámico (Daesh) [4] pudo considerar –‎en contra de la opinión de Ayman al-Zahawiri, ahora convertido en el emir de al-Qaeda– que ‎había logrado imponer el orden «islámico» e instaurado la sociedad perfecta en la ciudad siria de ‎Raqqa, lo cual le daba derecho a proclamar el Califato, el 14 de junio de 2014. ‎

Según el acta de la participación de los servicios secretos en la reunión donde se preparó la ‎ofensiva de Daesh contra Irak –reunión realizada en Amman, capital de Jordania, del 27 de mayo ‎al 1º de junio de 2014–, acta revelada más tarde por el diario turco Ozgur Gundem, la ‎proclamación del Califato no fue mencionada por los participantes que representaron al Reino ‎Unido, Israel y Estados Unidos en aquella reunión [5]

Es ‎por tanto posible que la proclamación del Califato haya sido una iniciativa de los ‎mercenarios de Daesh y que tal iniciativa fuese más allá de la misión que se les había ‎encomendado. En todo caso, para el gobierno turco el Califato era la oportunidad de volver a ‎conquistar el poder espiritual perdido sobre todo el mundo musulmán.‎

Lógicamente, la Turquía islamista apoyó sin reservas a Daesh. Sólo Rusia denunció tal estado de ‎cosas, primeramente en la reunión del G20 realizada en Antalya (Turquía) –en noviembre ‎de 2015– y más tarde a través de 5 informes de la inteligencia rusa entregados al Consejo de ‎Seguridad de la ONU entre el 29 de enero y el 17 de mayo de 2016 [6].‎

El fracaso militar del Califato ante los ejércitos de Siria e Irak puso a Turquía ante la peor imagen ‎de sí misma que podía tener. No hay ninguna diferencia entre las hordas de jinetes de Tamerlán ‎invadiendo Bagdad y los yihadistas de Daesh invadiendo Mosul en columnas de Toyota [7]. ‎Tampoco hay diferencia alguna entre el genocidio desatado contra los no musulmanes –como los ‎cristianos armenios– primeramente por el sultán Habdul Hamid-II y más tarde por los ‎Jóvenes Turcos y la masacre de kurdos yazidíes y decapitaciones masivas de laicos. 




Todo ‎el trabajo que Mustafá Kemal había realizado para sacar de la barbarie a los «hijos del lobo de las ‎estepas» y construir una Turquía moderna se vio así reducido a polvo en cuestión de meses. ‎

Es por tanto muy importante tomar en serio el cambio orquestado en Ankara en ocasión del ‎tercer aniversario del intento de asesinato contra el presidente Recep Tayyip Erdogan y la ‎intentona golpista que tuvieron lugar el 15 de julio de 2016. La vía de la Hermandad Musulmana ‎arrastró a Turquía a una fase de horror y violencia. Luego de haberse visto a sí mismo convertido ‎en «Protector» de esa cofradía, el AKP [8] tiene que volver a separar la política de ‎la religión, como hizo Ataturk. No es sólo una opción sino una necesidad vital [9].‎

La propaganda que afirma que en la porción de suelo sirio que la prensa occidental se empeña ‎ahora en designar como «Rojava» no hay elementos de Daesh y el nebuloso acuerdo concluido ‎con Estados Unidos sobre el norte de Siria no modificarán el hecho que la situación ‎ha cambiado. Son factores que sólo posponen la necesaria clarificación. Ankara está obligada a ‎proseguir el proceso de Astaná. ‎

Es por eso que, en su mensaje por el Aid al-Adha, la fiesta musulmana del cordero o Fiesta del Sacrificio, el presidente turco Recep Tayyip ‎Erdogan recuerda el carácter unitario de ese ritual en memoria de la revelación judeocristiano-‎musulmana de Abraham, recuerda también las victorias militares turcas y termina con un extraño ‎llamado a la prudencia en la circulación vial. Ankara se vuelve hoy, prudentemente, hacia una ‎redefinición de la identidad turca, no religiosa sino nacionalista, no exclusiva sino inclusiva. ‎


Thierry Meyssan
Red Voltaire, agosto 2019

Notas:

[1] El culto denominado ‎como “Iglesia siriaca” es el culto ortodoxo de Siria, también denominado Iglesia ortodoxa siria de ‎Antioquía, Iglesia jacobita o Iglesia sirio-ortodoxa. Nota de la Red Voltaire.
[2] The Inevitable Caliphate? A History of the Struggle for Global ‎Islamic Union, 1924 to the Present, Reza Pankhurst, Oxford University press, 2013.
[3] «La Hermandad Musulmana, como ‎cofradía de asesinos» por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 29 de junio de 2019.
[4] También llamado Estado Islámico ‎y designado a veces con las siglas EIIL, ISIL o ISIS. Nota de la Red Voltaire.
[5] «Daesh hace realidad el Califato, sueño de la ‎Hermandad Musulmana», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 9 de agosto de 2019.
[6]
- 1. «Informe sobre el comercio ilegal de hidrocarburos por el Estado Islámico en Irak y el Levante (EIIL)», Red Voltaire, 29 de enero de 2016.‎
- 2. «Informe de la inteligencia rusa sobre actual apoyo de Turquía al Emirato Islámico», Red Voltaire, 10 de febrero de 2016.‎
- 3. «Informe de la inteligencia de Rusia sobre el tráfico de antigüedades de Daesh», Red Voltaire, 8 de marzo de 2016.‎
- 4. «Informe de la inteligencia rusa sobre actual apoyo de Turquía al Emirato Islámico», Red Voltaire, 18 de marzo de 2016.‎
- 5 «Nuevo informe de la inteligencia rusa sobre actual apoyo de Turquía al Emirato Islámico», Red Voltaire, 17 de mayo ‎de 2016.
[7] Los ‎mongoles conquistaron Asia en el siglo XIV. Sus descendientes fundaron el Imperio Otomano.
[8] El AKP es el partido de gobierno del actual presidente ‎turco Recep Tayyip Erdogan. Nota de la Red Voltaire.
[9] «Turquía no se alineará con la OTAN ‎ni con la OTSC», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, ‎‎6 de agosto de 2019.
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