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29 julio 2022

Desenmascarando los fraudes del revisionismo (IV)





       Otros mitos de la economía nazi

Por Tito Andino

Este artículo es continuación del episodio anterior denominado "El Trono de Oro", trata en profundidad un análisis histórico - económico de la Alemania hitleriana y los falsos mitos sobre el "milagro" nazi para levantarse de la ruinosa situación financiera heredada del fracaso expansionista en la primera guerra mundial o Gran Guerra. 

Una aclaración importante. El siguiente artículo originalmente fue publicado como Parte II de "El Trono de Oro", en enero de 2019 y forma parte de la serie de artículos denominados "Desenmascarando los fraudes del revisionismo". Sugirieron separarlos, por cuestiones prácticas, dejando la parte histórica aparte del real estudio de la economía implantada durante el régimen nazi, aparte que los largos textos de la publicación original pudieron haber causado distracción y cansancio mental  en el lector.

Entonces, he aquí el resultado, esta nueva versión corregida y ampliada para mejor comprensión del gentil lector.

Buena lectura.

             La verdadera economía de Hitler 

Continuemos con algo que el señor Salvador Borrego (autor del libro "Derrota Mundial") y todos los "expertos revisionistas" en "economía nacionalsocialista" pretenden ignorar. 




La economía de compulsión “zwangswirtschaft”

Ni los nazis, ni los economistas y banqueros del gobierno de Hitler transformaron la banca alemana, el sistema bancario nacionalizado ya estaba operando en la República de Weimar. Al asumir el poder los nazis la tuvieron fácil, usaron el sistema para generar el crédito inflacionario y contaron con la enorme suerte que la crisis mundial económica llegaba a su fin casi paralelo a la ascensión de Hitler.

La 'Zwangswirtschaft' ha pasado a la historia por las draconianas medidas que acompañaron su aplicación. No se ha visto nunca algo parecido (y en eso si estamos de acuerdo con el escritor mexicano Salvador Borrego). Para el nazismo el control de los precios tenía un lineamiento político dictatorial y belicista. Goering, Schacht y Funk reconocieron en 1946 que el control de los salarios y precios implicaba desde vigilar el trabajo de la gente hasta sus propias vidas"Ningún país puede conformarse sólo con hacer parte del trabajo" señalaron.

Hitler se valió de la economía de compulsión para edificar su “modelo” de economía de guerra en que giraba todo su programa. Los nazis no hicieron otra cosa que imprimir papel moneda en grandes cantidades para el gobierno, eso es lo usual y lo hacen todas las naciones cuando necesitan recursos, para evitar la inflación estaba la “zwangswirtschaft”, es decir, el control del trabajo y la vida del alemán, para buen entendedor: los campos de concentración aguardaban a cualquier libre pensador. Los nazis si fueron innovadores en ese aspecto. 

"La economía de compulsión de la Alemania nazi", en un estudio de referencia que hemos consultado, consistía en "establecer sucesivamente precios máximos sobre aquellos artículos que van viéndose afectados por la inflación. Una vez que el gobierno se embarca en controlar precios, el proceso de compulsión ya no se detiene. La combinación de más dinero en las manos del gobierno y del público, con los precios invariables tipificados para algunos productos, hace que la oferta ya no pueda satisfacer a todos aquellos que están dispuestos a pagar el precio que se pide. Aparecen así sucesivamente las colas, los desabastecimientos, la acumulación por parte de los consumidores de cualquier producto que tienen la suerte de encontrar en las tiendas, se tenga o no necesidad perentoria de él y finalmente el racionamiento". 

"Lejos de constituir el peor aspecto del problema, los mercados negros sirvieron para evitar el caos absoluto de los desabastecimientos. Eso sí, a costa de convertir a millones de personas decentes, en infractores de la ley. En sus etapas finales, la economía alemana absolutamente devastada por la guerra, se encontraba con paradojas como que, en medio de un hambre generalizada, un sombrero (sin precio controlado) costaba millones de veces más que una hogaza de pan (sobre la que sí existía precio máximo). No es difícil para el lector advertir qué era más conveniente fabricar en estas circunstancias. Los alemanes se encontraron en una situación en la que carecía de sentido trabajar a cambio de un papel moneda del que todos ya tenían ingentes cantidades y cuyo problema era encontrar algún establecimiento aprovisionado donde gastarlo. Pasaron de trabajadores a vagabundos y estuvieron en ese estado de postración hasta que Ludwig Erhard en 1948, devolvió la cordura a la economía con su reforma económica".


El Plan Cuatrienal
  
En 1936, Hitler implantó varias medidas económicas cuyo único propósito fue lograr en Alemania la implantación de una economía basada en la preparación de la guerraLa máxima prioridad de los nazis, en pugna con los economistas, era el rearme. 

La función de los economistas y de sectores industriales, que al principio ignoraban los planes, fue preparar el país hacia la "autarquía, es decir, la capacidad de Alemania de ser autosuficiente". Muchos en el sector empresarial apoyaban el rearme, sin embargo, eran realistas, no podían atender dos frentes dispares, el proveer a la población de suficientes medios de consumo, por un lado; y, por otro, el desmesurado presupuesto para gastos militares. Ese anhelo de Hitler no se logró jamás, los cañones definitivamente vencieron a la mantequilla. 

Sectores empresariales no ligados al segmento armamentista fueron ignorados, por tanto no tenían capacidad de presentar sus puntos de vista a mentalidades cerradas como Goering. Igual de ignorados estaban los economistas, quienes alarmados contemplaban la "mágica" máquina de imprimir papel moneda, rompiéndose la cabeza para no desatar una nuevo proceso inflacionario. Es aquí donde surge la verdadera razón del distanciamiento de personas como Hjlmar Schacht, el ministro de economía y presidente del Reichsbank, quien renunció a sus cargos a instancias de Goering.



La tarea de organizar el Plan Cuatrienal recayó en Hermann Goering, designado Ministro Plenipotenciario del Reich, por tanto con injerencia en los ministerios de Economía, Defensa, Agricultura y otros. El nombramiento de Goering como jefe del plan tuvo beneficios a corto plazo para Hitler, a la larga fue un desastre, ya que Goering apenas tenia conocimientos de economía y no podía aportar nada que no sea una meta política. 


Se transformó en dictador de la economía alemana, controlando el aparato industrial y productivo, mediante decretos ley. La propaganda se encargó de suplir los defectos del señor Goering, en quien se constató el único caso en que la mantequilla triunfó ante los cañones.  

Es cierto que el Plan Cuatrienal tenía como propósito regular las importaciones y exportaciones; intentar reducir el desempleo, realizar proyectos de obra pública (autopistas), la producción de automóviles y fibra sintética, proyectos de construcción; aumentar la producción agrícola; en general, autosuficiencia en producir materias primas. No obstante, todas esas actividades se subordinaban al rearme, la prioridad era la reconstrucción de la defensa militar.

Apenas pocos altos mandos del Partido nazi conocían los detalles minuciosos del Plan Cuatrienal, en agosto de 1936 recibieron una copia clasificada como "Memorándum Secreto". Algunos datos desconocidos lo tomamos del artículo "Plan Cuatrienal". El plan fue anunciado oficialmente en septiembre de 1936, en Nuremberg. Adolf Wagner leyó la orden de Hitler:

"Hoy presento el nuevo Plan Cuatrienal. Durante los próximos cuatro años, Alemania debe ser totalmente independiente del suministro extranjero de aquellas materias  que se pueden producir en cualquier forma a través de la capacidad alemana, a través de nuestra industria química y de nuestra maquinaria industrial, así como a través de nuestra industria de explotación minera. La reconstrucción de esta gran industria alemana de materia prima servirá para dar empleo a las masas. La implementación del plan llevará a cabo con el vigor y la energía nacionalsocialista. Pero además, Alemania no puede renunciar a la solución de sus demandas coloniales. El derecho de los alemanes a vivir es sin duda tan grande como el de otras naciones. El éxito de este plan es sólo una cuestión de nuestra energía y determinación. Los nacionalsocialistas nunca han reconocido la palabra "Imposible".

El cómo conseguir los recursos, la materia prima, los capitales, ya no quedaba dentro de la capacidad de la economía alemana ni de la propaganda nazi, allí es donde intervinieron los industriales alemanes, como subsidiarios de las grandes corporaciones norteamericanas que se instalaron en Alemania, gracias a la benevolencia de Adolf Hitler.


Cañones si, Mantequilla no 


Fotomontajes famosos del artista alemán John Heartfield: "Hurray, die Butter ist Alle!" ("Hurrah, la mantequilla es todo!", se publicó en la portada de la AIZ en 1935. Una parodia de la estética de la propaganda, el fotomontaje muestra a una familia en la mesa de la cocina, donde cuelga un retrato cercano de Hitler y el está adornado con esvásticas. La familia (madre, padre, anciana, joven, bebé y perro) está intentando comerse piezas de metal, como cadenas, manubrios de bicicletas y rifles. A continuación, el título está escrito en letras grandes, además de una cita de Hermann Göring durante la escasez de alimentos. Traducido, la cita dice: "El hierro siempre ha fortalecido a una nación, la mantequilla y la manteca de cerdo solo han engordado a la gente". La sátira sobre las palabras de Goering refiere claramente que "las pistolas son mejores que la mantequilla". A la derecha, Heartfield presenta la "Receta de Goebbels" contra la emergencia alimentaria en Alemania. "¿Qué? La manteca de cerdo y la mantequilla faltan mientras comes?, puedes comerte tus judías".


Excelentes artículos sobre economía explican la disyuntiva, "¿Cañones o mantequilla?", qué elegir para explicar la curva de la Frontera de Posibilidades de Producción, que representa las cantidades máximas posibles de bienes y servicios que pueden producirse en una economía. Hermann Goering, responsable nazi del Plan Cuatrienal, en 1936, dijo: “Los cañones nos harán poderosos, la mantequilla solo nos hará engordar” (como en su caso, privando de mantequilla al pueblo). Goering ante una audiencia detalló la supuesta carrera armamentista de sus vecinos y preguntó: ¿Quieren cañones o mantequilla?

La pregunta es válida aun en el presente, "estos dilemas se escuchan y leen a diario y es frecuente plantearse que en lugar de aviones en la Cumbre del G7 deberíamos gastar en hospitales; pero con ese criterio el Gobierno no destinaría ni un centavo para seguridad y en el país nunca se haría un evento internacional. El mismo criterio podríamos aplicar a las campañas electorales y municipales. El hecho es que en economía se pueden encontrar combinaciones intermedias entre destinar una proporción a gastos sociales y otra para seguridad" 



En el artículo "Cañones o mantequilla: sistemas económicos y coste de oportunidad", se explica que en economía, elegir entre cañones y mantequilla es indiferente. Los cañones se pueden cambiar por mantequilla en el mercado internacional. Hay una tercera alternativa, un estado belicista utilizará sus cañones para apropiarse de la mantequilla de otro. Es aquí donde debemos entender los principios económicos del nazismo, el enorme gasto militar y rearme alemán, con la fabricación de armamento a niveles insospechados, logró el incremento de las fuerzas armadas y la planificación de proyectos donde utilizar esa enorme producción, no cabía duda, una guerra de conquista.

"Las economías autoritarias responden unilateralmente a las preguntas básicas de la economía, imponiendo sus decisiones al resto de la población. En la medida que son unos pocos quienes deciden el destino de muchos, la imposición de las decisiones no siempre son populares de tal forma que el respaldo de las armas no está de más. Otras razones son las defensivas. Si el país logra cierto crecimiento económico y empieza a producir cierta cantidad de mantequilla, puede atraer la envidia de sus vecinos y ser invadido. Tanto los países pobres como los ricos producen cañones pero éstos, a diferencia de los primeros, no necesitan apropiarse de la mantequilla del vecino"

Otro razonamiento sobre el dilema cañones o mantequilla, fue planteado por el investigador Harald Steffahn. "¿Hubiera Alemania ganado la guerra de haber procedido antes a armarse rigurosamente? Contra los EEUU, en ningún caso; contra Inglaterra, solo de haberse decidido por la invasión; contra Rusia quizá, siempre y cuando, naturalmente, que desde el principio no hubiera subestimado sus posibilidades, evitando así los errores cometidos en los primeros tiempos de la campaña"


El mito del "Ministerio Apolítico" -el Ministerio de Hacienda-

Nunca existió tal "ministerio apolítico", las duras imposiciones fiscales a los ciudadanos alemanes así lo demuestran. 

Un libro de reciente aparición (ed. De Gruyter, 2018) del historiador alemán Ralf Banken, "Hitlers Steuertstaat. Die Steuerpolitik im Dritten Reich" (El estado fiscal de Hitler. La política fiscal en el III Reich) destapa otro mito de la economía nazi. El gobierno de Hitler acosó con impuestos fiscales a la clase media y trabajadora. El mito propagandístico conocido es que en materia fiscal el nazismo era "indulgente con las masas" pero "dura con la burguesía". Conforme la investigación de Banken, la carga fiscal sobre los ciudadanos llegó a ser la "mayor que ha experimentado Alemania" en su historia. De hecho, "nunca ha experimentado algo así ningún otro país de la Europa continental"




Entre 1932 y 1940, el impuesto sobre el salario se cuadriplicó. Las clases trabajadoras (no se puede hablar de la existencia de grandes clases medias), estuvieron bajo una "muy dura carga fiscal", golpeadas por las diferentes tasas impositivas sobre la renta. Entre los más pudientes, sin embargo, la tasa impositiva máxima del impuesto sobre la renta que asumieron fue del 65%. En el Tercer Reich, "los grandes patrimonios también estaban bajo la presión fiscal, pero también ganaban muy bien y mucha parte de esa carga fiscal significó menos que para el resto".

Los responsables del ministerio de Hacienda se aprovecharon de los dineros que pagaban los trabajadores en materia de seguros sociales para financiar sus proyectos. Para la clase trabajadora "el principal problema no eran tanto los impuestos sino los seguros sociales de desempleo, seguro médico o las cotizaciones para la jubilación. Estos pagos también comenzaron a subir. En un momento dado llegaron a ser una carga mucho mayor que los impuestos. Ese dinero se empleó para financiar la industria armamentística". Lo mismo puede decirse de los ahorros de las clases trabajadoras. Ese ahorro era consecuencia de que, especialmente en los años de la guerra, había una importante carestía de bienes de consumo. "La gente iba con el dinero a la caja de ahorros o al banco y con ese dinero el estado se financiaba. La gente fue engañada por el Reich", sostiene Banken. 

"El Ministerio de Finanzas del III Reich buscaba recaudar dinero para financiar la industria militar y minimizar así las deudas. No tuvo éxito. Y los impuestos subieron hasta lo imposible".  

El mito de “las autopistas del Führer” 

Otra clara tergiversación de la realidad económica de la Alemania nazi fueron las autopistas, que no son invención de Hitler. No es nada raro que hasta el presente, incluso en Alemania, se mantenga la creencia que las autopistas fueron un invento del nazismo y que por ese medio se redujo el desempleo masivo. Esta es otra mentira histórica.



Ya 
existían grandes proyectos de autopistas desde inicios del siglo XX. Una anécdota curiosa, digna de señalarse es la siguiente, antes de la toma del poder por los nazis:

"Pocos años antes, gran parte del Partido Nacionalsocialista Alemán de los Trabajadores (NSDAP) se oponía conjuntamente con el partido comunista, a la construcción de autopistas.. Aducían que la construcción de “vías sólo para automóviles” serviría sólo a los “aristócratas ricos y a los grandes capitalistas judíos”. Cuando Adolf Hitler subió al poder, en 1933, los nazis descubrieron que las carreteras servirían a sus propósitos".

Es cierto que los planes de grandes autopistas no se cristalizaron masivamente en la Alemania de posguerra, consecuencia de la crisis económica mundial, la hiperinflación, la falta de capitales, el cumplimiento de indemnizaciones, pero, ya existían, no solo en proyectos. Por ejemplo, la última antes del nazismo fue una obra del futuro Canciller alemán, Konrad Adenaeur, en 1932, en su calidad de alcalde de Colonia, aunque pequeña (en cuanto a distancia) unía Colonia y Bonn (un eje muy estratégico para la economía); al asumir el poder los nazis no aceptaron esa calidad de autopista y la “degradaron” a una “mera carretera regional”. 

Para el nazismo era imperioso fomentar su mito, el mérito de haber construido la primera autopista del país tenía que ser obra del nazismo. 

La única realidad es que las autopistas del Führer tenían un objetivo estratégico fundamental en el área militar, la movilización masiva y rápida de material bélico, pertrechos y tropas (las mismas razones que motivaron a los prusianos a impulsar el ferrocarril); en contrapartida, también fueron un factor determinante para su rápida caída, las “autopistas del Führer” fueron el elemento clave para la fácil y rápida ocupación de Alemania por parte de los Aliados.



En "Hitler y la autopista, una mentira histórica", se relata que el Führer, al aceptar la necesidad de movilidad, dedujo que seduciría a la nación y aseguraría el poder.

"Su aparato de propaganda comenzó entonces a prometerle movilidad a un pueblo que podría al fin viajar. Según los planes, se construirían 1000 kilómetros de autopistas anualmente. En 1934, Hitler hablaba del comienzo de una “batalla laboral” que iba a generar 600.000 puestos de trabajo. La verdad fue otra. En los momentos más intensos apenas llegaron a ser 120.000 obreros los que a punta de pico y pala construyeron esas vías. La enfermedad y el hambre los acompañaban; las huelgas que hicieron fueron su pasaje al campo de concentración. Sus historias no fueron del dominio público. A la vez, en el transcurso del régimen nazi, cada vez más obreros ingresan en la boyante industria armamentista. Lo que realmente ayudó a reducir el desempleo".

En plena guerra, los prisioneros obligados a trabajos forzados se encargaban de construir y mantener las vías. En 1943, con la limitación del tráfico de coches, las bicicletas fueron los amos de las autopistas.

"No obstante, el aparato de propaganda siguió alimentando la mentira. Y tuvo éxito. En las películas y las fotos que difundía se mostraba grandes contingentes de obreros trabajando en autopistas en las que las obras habían sido detenidas hacía ya rato. Estas imágenes marcaron la memoria de toda una generación. Los nazis habían logrado imponer su mito".

La economía y producción de guerra

"La economía de guerra alemana estaba orientada hacia el golpe definitivo y la sorpresa, hacia el ataque relámpago. La crisis para Alemania comenzó en el momento en que fue imposible ganar batallas con esa táctica". 

El Plan Cuatrienal no culminó en la época de paz, se mantuvo aun entrada la guerra, tras la entrega de nuevas funciones a Albert Speer como Ministro de Armamento y Producción de Guerra del Reich, en 1942, cargo que, practicamente, acaparó la producción y economía alemana, luego vendría la declaración de "Guerra Total" de Goebbels. Los "logros" obtenidos por el señor Speer solo tiene un nombre, la utilización forzada de la mano de obra de prisioneros y civiles de los territorios ocupados. 

Mano de obra esclava

¿Acaso podemos olvidar que Alemania ganó millones y millones con la explotación de la mano de obra esclava (prisioneros de guerra o políticos, civiles extranjeros, judíos, etc.)? Sectores tan neurálgicos como la industria armamentista y del desarrollo del naciente misil balístico necesitaba mano de obra calificada, obreros extranjeros provenientes del sector industrial fueron sometidos a salarios de miseria, condiciones de vida restrictivas: hambre, hacinamiento en campamentos o refugios subterráneos. En teoría tenían una “mejor” condición de vida del simple prisionero sometido a trabajos de esclavitud. 

La Alemania nazi y los industriales se enriquecieron enormemente con esa brutal política de “empleo” barato que solo garantizaba una fosa común.

La explotación de la mano de obra esclava en las fábricas alemanas.


La Alemania nazi sobrevivió doce largos años, a pesar que los últimos dos tuvieron que mendigar por combustible para sus ingentes fuerzas mecanizadas de guerra, dado que ya no era posible seguir saqueando las naciones ocupadas, la ya existente ECONOMÍA de GUERRA, vigente desde 1933 con los Planes Cuatrienales del señor Goering, fue reemplazada por la "Guerra Total" del Dr. Goebbles.

La producción de guerra

Como hipótesis suele discutirse la real capacidad de producción bélica de la Alemana nazi, para unos no llegó a ser tan grande, otros encontraron limitaciones materiales y económicas, por lo que se arguye que no estaban listos para una guerra, otros de plano lo niegan. No obstante, no deja de extrañar su cometido, sea como haya sido, los nazis dedicaron sus recursos a la industria bélica y la utilizaron en sus iniciales guerras relámpago. ¿Qué les faltó recursos?. Eso no puede achacársele a otras naciones europeas o al "sabotaje de la banca judía". Apoderándose de los recursos de los países ocupados intentaron cubrir sus carencias materiales y económicas.   

Si, en efecto, una de las fuentes de riqueza favorita de los nazis era la prioritaria producción industrial... de armamento para la guerra, aquella constituyó la principal fuente de ingresos y de empleo para la Alemania nazi. El actual Complejo Militar - Industrial de los EEUU sería el equivalente a la industria en la época de la Alemania nazi, manejando presupuestos enormes y trabajadores bien remunerados.

Spectator hace una magnífica comparación al señalar que gran parte de la economía norteamericana es una economía basada en la guerra, aún en tiempos de paz, lo mismo sucedía en la Alemania nazi. La construcción y mantenimiento de buques de guerra, portaaviones, tanques, aviones supersónicos de quinta generación, satélites espías, sistemas de misiles, armamento ligero y municiones, entre muchas otras cosas, aseguran el empleo bien remunerado de decenas de miles de obreros, ingenieros, técnicos especialistas, diseñadores, contables, consultores, etc

"El mismo Pentágono es el ejemplo supremo de una burocracia extensa y bien pagada que de otro modo estaría desempleada creando problemas sociales".

En política no hay coincidencias, EEUU, acumula la mayor riqueza del momento, al mismo tiempo es la potencia militar más grande en la historia de la humanidad. Un hecho histórico reconocido y aceptado es que los EEUU salió de los efectos de la Depresión Económica de 1929 gracias a la segunda guerra mundial y no a las reformas sociales y económicas impulsadas por Roosevelt.

"¿Qué sería de la economía norteamericana si en cierto momento decidiera prescindir de toda su industria militar, abandonando cualquier pretensión de sostenerse como la primera potencia bélica del planeta? Eso sería tanto como preguntarse: ¿qué se va a hacer con todos los ingenieros, obreros, diseñadores, contadores, técnicos especializados, consultores, soldados, oficiales de alto rango, con empleos muy bien remunerados en dólares? La respuesta obvia es que Estados Unidos simple y sencillamente no está preparado, al menos en lo que a la cuestión de su economía respecta, para prescindir de su industria bélica".



Retrocedamos a la Alemania nazi, una nación que ha sucumbido en la Gran Guerra, sus recursos agotados y unos términos de rendición (Tratado de Versalles) imposibles de cumplir, encima la Gran Depresión en la economía mundial. En medio de ese caos, brota el "milagro" nazi en la economía, materia de "orgullo" de los "revisionistas" y neonazis del presente

Spectator afirma que ese "milagro" no es otra cosa que en menos de una década Hitler construyó el Ejército mejor armado y más poderoso que Europa hubiese conocido en su larga Historia. La Alemania Nazi se armó hasta los dientes equipándose con cantidades astronómicas de armamentos que no salieron de la nada, las que envalentonaron a Hitler para emprender sus hostilidades en contra de sus vecinos. Para producir tanto material de guerra se necesitaron muchos obreros, muchos ingenieros, muchos técnicos, muchos científicos,  muchos contadores, muchas fábricas. Lo cual vino siendo una gran fuente de empleos bien pagados. La gigantesca expansión del Ejército alemán, con la adición de miles y miles de soldados y oficiales de alto rango, contribuyó también a reducir en forma significativa las cifras del desempleo.

Hitler no estaba tan loco, jamás se habría atrevido invadir Polonia en 1939 con el armamento y soldados con que contaba Alemania al final de la Primera Guerra Mundial, no se habría atrevido invadir Rusia teniendo abierto el frente de guerra occidental si no hubiese contado con suficientes armamentos para llevar la guerra simultáneamente a dos frentes. Las promesas de venganza por la humillación en la Gran Guerra, sumada a la promesa de conquista de nuevos territorios (Lebensraum), para darle a Alemania muchas riquezas como botín de guerra, también influyeron en la psiquis alemana. 

"Interesante hubiese sido ver cómo se las habría arreglado Hitler para sostener la recuperación económica de Alemania sin llevar a cabo invasión alguna, al darse cuenta los alemanes que el país contaba ya (para fines de 1938) con un inventario excesivamente grande de armamento sin uso inmediato y sin justificación alguna para seguir construyendo y amasando más material bélico del que ya tenían. 
Bajo el esquema económico de Hitler, Alemania simple y sencillamente no estaba preparada para una paz a largo plazo, porque su economía no estaba diseñada para ser una economía de tiempos de paz; el armamento que ya se tenía debía usarse a como diera lugar para poder mantener las fábricas de armamento funcionando y las fuentes de empleo seguras. El único uso que se le puede dar a un armamento tan grande es usándolo. O dejar el poder, y heredar a otros el problema de convertir una economía basada en el belicismo en una economía basada en el pacifismo, lo cual no resulta nada fácil".

El expolio de Europa 




¿Alguien se atreve a negar que los nazis se apoderaron de las reservas monetarias (divisas) y de oro de los bancos centrales de los países agredidos?.

El Tercer Reich, durante la guerra, fue el reflejo del capitalismo puro y depredador de las riquezas de otras naciones. El “milagro” económico nazi a más de los enunciados, tiene otro nombre: el saqueo de Europa. El expolio de la propiedad privada y pública de las naciones ocupadas también aseguró el sostén de la economía alemana durante la segunda guerra mundial. 

Deberíamos refrescar los conocimientos. Casi a finales del siglo XXSuiza reconoció que sus negociaciones comerciales con el régimen nazi durante el conflicto se finiquitaron con el oro robado por los alemanes a los bancos centrales de los países ocupados.

La neutral  Suiza se constituyó en el más grande distribuidor y operador del mercado del oro en Europa, a través del Banco Nacional de Suiza; además, durante la guerra, intermediaba en la compra-venta del precioso metal de los bancos centrales de los países en conflicto; y, para rematar, la banca suiza intervino en la financiación de los bandos litigantes. 

En la práctica, otras naciones neutrales hicieron lo mismo, el caso de Suecia está siendo revelado tras la desclasificación de documentos reservados. Imitando a Suiza, los suecos vendían sus valiosas mercancías (metales para la fabricación de armas, generalmente hierro, manganeso, cromo) a cambio de oro saqueado. En ese sentido si que las teorías económicas de Hitler funcionaban, ¿para qué transar en papel moneda, sobre todo divisas extranjeras (de las que carecía) cuando bien podía pagar las materias primas con oro?; y, si no es mío, con mayor razón!  

En el escabroso caso sueco, una publicación refiere como funcionaba el sistema. El oro robado a los bancos centrales de los países invadidos era transferido al Banco Central de Estocolmo que, a su vez, entregaba coronas con las que que se pagaba a los proveedores privados suecos. Pese a las advertencias de los aliados de que, si ganaban la guerra, responsabilizarían a Suecia por el tráfico ilícito de oro, su banco central accedió a dicho intercambio, al igual que los bancos centrales de otros países, como Suiza, España y Portugal.

Para 1943, un responsable sueco (según documentos desclasificados) señalaba su preocupación sobre el origen del oro alemán y el riesgo de devolverlo de comprobarse que era robado; mas, el meollo del asunto era que, todo el gobierno sueco estaba conforme con no pedir explicaciones. Hasta inicios de 1944, Suecia, vía su Banco Central, había recibido 34.564 kilos de oro

El Banco de Pagos Internacionales también garantizaba este tipo de operaciones y Hitler tenía su delegado en esa entidad (inicialmente el Dr. Hjalmar Schacht). Tras la guerra, las fuerzas Aliadas iniciaron una investigación para exigir responsabilidades de los países neutrales que aceptaron el oro robado por los nazis. E1946 se formó la Comisión Tripartita –Francia, Reino Unido y Estados Unidos– tendiente a recuperar las reservas de oro confiscadas por los nazis en países comoAlbania, Austria, Bélgica, Checoslovaquia, Francia, Grecia, Italia, Luxemburgo, Países Bajos, Polonia y Yugoslavia. 

Una interesante publicación, especialista en economía  (OroyFinanzas.com) cita un estudio de una agencia inglesa de inversiones en oro. El dato trascendental del artículo, es el conocido saqueo de los bancos centrales de los países invadidos, da un enfoque anterior al estallido de las hostilidades en tres regiones "técnicamente" alemanas, es decir, en las famosas anexiones de Austria y Checoslovaquia, a la que se agregaría luego el oro confiscado en el corredor de Danzing (Prusia Oriental). Primero, el oro era trasladado al Reichsbank y, luego, para poder comercializar (vender) ese oro incautado, los nazis contaban con la colaboración del Banco de InglaterraEn esos días el mercado del oro era supervisado por el Banco de Pagos Internacionales, con sede en Basilea, por el Banco Nacional de Suiza y por el Banco de Inglaterra.

"El objetivo del gobierno alemán nazi era la descapitalización en oro de los países ocupados y entregarles a cambio de ese oro “promesas de papel”. De esta manera, se cambiaba el respaldo de las monedas nacionales en oro por monedas fiduciarias muy devaluadas".

No existen cifras precisas sobre el total de reservas de oro confiscadas por Alemania entre 1936-1945, pero se hacen cálculos periódicos sobre el valor de ese oro a cambios actuales. Es lógico que buena parte de las reclamaciones de oro de las naciones afectadas no pudo jamás ser satisfecho. Se calcula las pérdidas entre el 35 y 40%, el proceso de reclamaciones estuvo abierto hasta 1998 (Comisión Tripartita de posguerra). Evidentemente ese oro había sido ya consumido, según las cantidades requeridas de los depósitos del Reichsbankuna vez impresas las marcas de origen alemán, se ordenaba la venta de lingotes para cubrir los recursos que se destinaba a la industria armamentística.


Al final de la guerra, grandes cantidades de oro fueron recuperados y devueltos a las naciones ofendidas, una pequeña tajada del oro robado desapareció en manos de nazis codiciosos, soldados norteamericanos también robaron oro (lingotes); se cree, según varias leyendas urbanas, que un buen botín de ese oro fue enterrado en alguna parte sin que haya sido recuperado.

Y ¿qué pasa con el oro, joyas, obras de arte de personas particulares confiscados?, es otra larga historia. "En los últimos años se han producido diferentes movimientos para intentar compensar las pérdidas ocasionadas por el robo de las reservas de oro. Por ejemplo, en 1997, el Deutsche Bank donó tres millones de dólares a las víctimas del Holocausto en compensación por el papel que jugó el mayor banco de Europa en las finanzas del Nazismo. En las mismas fechas, la Asociación Suiza de la Banca (Swiss Banking Association) hizo frente a un pago de 270 millones de francos suizos por este mismo concepto".

Otro episodio que desenmascara la mentira de la "noble" economía nazi fue el escamoso tema de la más importante falsificación monetaria de todos los tiempos, un tema popularizado en libros, documentales y hasta en el cine, el lago Toplitz, entre verdades y mentiras, es quizá el más conocido. Pero, muy pocos saben que esta operación de los servicios secretos permitió al gobierno alemán imprimir las divisas que tanto hacían falta en plena guerra

Con las libras esterlinas falsas, el gobierno alemán pagó, como tarde desde 1943, al 70% de su red de agentes en el extranjero. "Los servicios del Gobierno encargados de la "Operación Bernhard" recibieron el 50% de los billetes cambiados, es decir, alrededor de mil millones de marcos en divisas fuertes. El otro 50% se consideró como "gastos" y comisiones de los encargados de realizar el cambio, que transcurrió sin mayores incidentes(La singular arma secreta de Hitler. 'Operación Bernhard', falsificación de moneda)

Esta parte de la historia no es tan simple como apreciamos en el cine o leímos en alguna parte, no consistía en arrojar papel moneda falso desde aviones alemanes sobre Londres o territorios ingleses, sino de una verdadera infiltración en la economía británica y otros países entre 1942 y 1945. 


"Es cierto que el Banco de Inglaterra siguió aceptando y cambiando billetes de libras reconocidos como falsos con objeto de no restar crédito en el mercado mundial al papel moneda inglés. Está demostrado que la falsificación fue tan perfecta que los billetes eran aceptados prácticamente por los bancos de todos los países. Incluso los bancos suizos aseguraron, después de consultar al Banco de Inglaterra, que los billetes 'falsos' eran auténticos y de curso legal".

 

Ejemplar "auténtico" de un billete falso de veinte libras esterlinas, impreso por la "Operación Bernhard". Adolf Burger, uno de los prisioneros encargados de imprimir los billetes falsos en Sachsenhausen, muestra un billete de 20 libras (foto captura documental History Channel)

Otro ejemplar "auténtico" de un billete falso, este es de diez libras esterlinas, impreso en la "Operación Bernhard".


No es especulación alguna, luego de la guerra muchos de los comisionistas y nazis relacionados con la trama seguían teniendo en su poder grandes cantidades de ese dinero, ya no tenían que rendir cuentas al proveedor. Muchas fortunas nacieron y aseguraron una nueva vida a los "pobres nazis" que "lucharon" contra la "banca judía".  

En conclusión: Lejos de la actual propaganda neonazi, el "trono de oro" convirtió la economía alemana en el motor que impulsó la guerra, la verdadera arma secreta de Hitler en su conquista de Europa.

Nos quedamos sin conocer a quienes hicieron posible el "milagro" económico de Hitler, eso es materia de otros artículos, dado el volumen de información. 

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Artículos relacionados:

De la serie "Desenmascarando los fraudes del Revisionismo":

El "Trono de Oro"

TRAIAN ROMANESCU Un rumano que nunca existió

Desmontando a los “revisionistas” de lengua castellana


FUENTES DE CONSULTA del presente ensayo


Nota: En esta serie de ensayos, conscientemente omito los enlaces directos a las fuentes de consulta, el propósito es motivar al lector buscar por sí mismo la información, que se cerciore por su propio esfuerzo lo planteado en esta ponencia. No obstante el material consultado es el siguiente:


El trono de oroSpectator
-  Hitler y la autopista, una mentira históricaDick, W. / Lichtenberg, A./Mirra Banchón
-  La economía de compulsión de la Alemania nazi. José Ignacio del Castillo.
Se esfumaron toneladas de oro que EEUU guardaba desde la guerraSputnik (importante para saber como se términó con el 'patrón oro')
Suecia aceptó oro robado en su comercio con Alemania en la II Guerra MundialEl País
El robo de las reservas de oro de los países ocupados por la Alemania Nazi y el Banco de InglaterraOro y finanzas.com
La singular arma secreta de Hitler. "Operación Bernhard", falsificación de moneda. Artículo de la Enciclopedia "El Tercer Reich" (Anesa-Noguer)
La descomunal falsificación de libras con la que los nazis buscaron quebrar la economía británica. La Nación
Un tuitero desmonta siete creencias sobre Hitler: “Es importante leer para evitar el ridículo”www.publico.es
Autopistas de AlemaniaWikipedia
-"¿Cañones  o mantequilla?".  El espectador.com 
Cañones o mantequilla (IV): sistemas económicos y coste de oportunidad. Tribuna de economía
- Cañones o mantequilla. Economía de guerra alemana. Harald Steffahn
Cae el mito de la "bondad" fiscal de Hitler con la clase trabajadora. El Diario.es
El Plan CuatrienalNo solo batallas
Plan Cuatrienal. Wikipedia

16 noviembre 2021

COP26 o cómo “pintar de verde” los intereses de ‎la gran finanza


por Thierry Meyssan

Red Voltaire


Nota de introducción por el editor del blog

En "Las nuevas armas financieras de Occidente" el politólogo italiano Manlio Dinucci confirma que la COP26 (Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Clima) tiene como objetivo imponer a los países del Tercer Mundo grandes inversiones para evitar las emisiones de ‎CO₂. ‎y que nada tiene que ver con la protección del medioambiente.


Esas nuevas armas complementan el arsenal de políticas económicas y ‎financieras occidentales: las sanciones y embargos de los EEUU y la UE contra países, empresas y personas cuando consideran ‎que han cometido algún tipo de violación, exigen que terceros Estados ‎respeten tales medidas, amenazándolos con aplicarles represalias... Cuba es el caso más ‎patético. Embargo contra Irak –1990 a 2003- (1.5 millones de muertos). ‎En 2011, bancos ‎estadounidenses y europeos secuestraron 150.000 millones de dólares de los fondos soberanos ‎de Libia invertidos fuera del país, la mayor parte de ese dinero ‎desapareció. ‎2017, nuevas sanciones contra Venezuela, EEUU “congeló” bienes ‎venezolanos por valor de 7.000 millones de dólares y 31 toneladas de oro (Banco de Inglaterra y Deutsch Bank). El caso de Irán, Norcorea... etc.

¿Qué tiene que ver esto con el cambio climático?

"Ese es telón de fondo de la nueva y colosal operación financiera que hoy están promoviendo ‎Goldman Sachs, el Deutsch Bank y los demás grandes bancos de Estados Unidos y la Unión ‎Europea. Implantando un mecanismo calcado del de las llamadas sanciones, esa operación ya no prevé ‎la imposición de restricciones económicas o “congelación” de fondos sino limitar el financiamiento solo a los gobiernos y entidades o personas “virtuosas” que acepten someterse al ‎‎"Índice ESG", siglas que hacen referencia a tres parámetros: Entorno, Sociedad y Gobernanza". ‎

El Departamento de Estado ‎de Estados Unidos, el Foro Económico Mundial, la Fundación Rockefeller y el Banco Mundial son ‎los principales autores de esas normas, junto con algunas agencias de la ONU limitadas a un papel ‎subalterno. ‎El objetivo oficial del "Índice ESG" sería establecer normas para evitar la inminente catástrofe ‎climática que nos anuncian en la Conferencia de Glasgow, para defender los derechos humanos ‎pisoteados por los regímenes totalitarios y para garantizar el buen gobierno, claro según el ‎modelo predeterminado por las grandes democracias occidentales. 

¿Cómo funciona?

La operación financiera actual se concentra en el cambio climático. La Conferencia de la ONU ‎en Glasgow  anunció que "La Finanza se hace verde y resiliente". 450 bancos y ‎transnacionales de 45 países se han sumado a ella y se comprometen a "invertir en los ‎‎tres próximos decenios más 130 mil millardos de dólares de capital ‎privado para transformar la economía hasta cero emisiones de CO₂ en 2050". Los capitales ‎se recogen mediante la emisión de "bonos verdes" (Green Bond) y de inversiones ‎provenientes de fondos comunes y de fondos de pensiones, en gran parte con dinero de ‎pequeños ahorristas que correrán así el peligro de verse atrapados en una enésima burbuja ‎especulativa. ‎

Bien, repasemos la siguiente investigación de Thierry Meyssan sobre el tema, bajo el título "COP26 o cómo “pintar de verde” los intereses de ‎la gran finanza".


***

por Thierry Meyssan

Red Voltaire


La COP26 no es más que un show montado para desviar la atención del público de ‎lo que realmente se prepara en ese encuentro. El GIEC –el comité de expertos de la ‎COP que parece estar alertando a gobiernos sordos sobre la catástrofe que se aproxima– ‎está siendo utilizado para dotar a esos gobiernos de un discurso que justifica sus ‎ambiciones políticas. Los presidentes de Rusia, Vladimir Putin, y de China, Xi Jinping, ambos resueltamente hostiles a los proyectos financieros que se cocinan en la COP, ‎se negaron a participar en esa reunión aunque los banqueros más conocidos del ‎mundo hablan allí de 100.000 millones de dólares en inversiones.

 

James Bond “generalmente llega al clímax de sus muy lucrativos films hallándose frente a un ‎artefacto apocalíptico y tratando desesperadamente de saber cuál cable tiene que cortar para ‎desactivarlo, mientras que un reloj numérico en rojo anuncia implacablemente una ‎detonación que, como sabemos, pondrá fin a la vida humana (…) Hoy estamos, mis colegas ‎dirigentes mundiales, casi en la misma situación que James Bond, pero la tragedia es que esto ‎no es una película y que el dispositivo apocalíptico es real”. Eso dijo, con la mayor seriedad del mundo, el primer ministro británico Boris Johnson al abrir la COP26.‎


La "Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático" viene siempre acompañada ‎de discursos apocalípticos pero nunca arroja compromisos cuantificables ni verificables. Solo ‎da lugar a promesas, que siempre se firman en medios de grandes despliegues mediáticos pero ‎también siempre redactadas en condicional. ‎

La COP26 que se desarrolla en Glasgow (Reino Unido), desde el 31 de octubre ‎hasta el 12 de noviembre, no parece que vaya a escapar a esa regla. Comenzó con un ‎espectacular video, donde un dinosaurio subía a la tribuna de la Asamblea General de la ONU para ‎lanzar una llamada de alerta sobre la posible extinción de la especie humana, y prosiguió con el ‎discurso de apertura del primer ministro británico, Boris Johnson, sobre lo que haría James Bond ‎ante la amenaza del cambio climático. El show prosiguió en la calle con una manifestación ‎encabezada por Greta Thunberg, quien declaró ilegítimos todos los gobiernos del mundo y ‎denunció el «fracaso» de la conferencia, que solo estaba comenzando.

 ‎

Los líderes políticos que tanto llaman a salvar la humanidad de su extinción inminente son los mismos ‎que asignan miles de millones de dólares a la fabricación y desarrollo de armas nucleares capaces ‎borrar de la faz de la Tierra la especie humana que tanto dicen querer defender (1).‎


Lo mínimo que se puede decir sobre la COP26 es que, en vez de ser una reunión diplomática ‎tendiente a lograr una disminución de la emisión de gases con "efecto invernadero", se trata ‎solo de una farsa de cierta calidad montada para los espectadores del mundo entero. ‎

Pero entonces, ¿cuál es la realidad que se esconde tras ese circo? ¿Y por qué participan en él ‎todos los Estados miembros de la ONU?

El geofísico yugoslavo Milutin Milankovic (1879-1958) relacionó las ‎variaciones climáticas con las modificaciones de la órbita terrestre y la inclinación del planeta. ‎Inicialmente ridiculizada, la teoría de Milankivic se convirtió en un análisis de referencia para ‎explicar las variaciones del paleoclima… y también podría explicar las modificaciones, a menor escala, registradas en los últimos años.

 ‎

EL «CALENTAMIENTO GLOBAL»

Para responder a esas preguntas tenemos que empezar por separarnos de varias “certezas” ‎erróneas sobre el llamado "calentamiento global". ‎

Es un error creer que el "calentamiento global" amenaza la supervivencia de la especie humana. ‎El clima siempre ha sufrido cambios, no de manera linear sino por ciclos. Hace siete siglos, ‎la Tierra era un planeta más caluroso que hoy en día. Por ejemplo, en Francia los glaciares de ‎los Alpes eran menos extensos que hoy –incluso había camellos silvestres en lo que hoy ‎conocemos como la región francesa de Provenza– y ciertas partes del litoral de lo que hoy es ‎la Francia continental se adentraban en el mar más profundamente que en la actualidad ‎mientras que otros tramos de litoral, más “retirados”, avanzaron con el tiempo. ‎

Se ha comprobado que el calentamiento climático en Europa coincidió con el momento de la ‎Revolución Industrial. Por eso “creemos” que las evoluciones climáticas que hoy vemos ‎se aceleraron como consecuencia de las emisiones de gases de efecto invernadero provenientes ‎de la actividad industrial, durante los dos últimos siglos. Es posible, pero la simultaneidad de ‎dos hechos no indica necesariamente que uno sea la causa del otro. ‎

Existen otras hipótesis, como la del geofísico yugoslavo Milutin Milankovic, que explican esos ‎cambios a partir de las variaciones de la órbita terrestre, determinadas por la excentricidad de ‎dicha órbita (2), entre otros factores. ‎


Al impulsar la creación del GIEC (en 1988), la entonces jefa del gobierno ‎británico, Margaret Thatcher, aspiraba a encabezar una nueva revolución industrial basada en ‎el uso del petróleo y de la energía nuclear. En la práctica, la política de Margaret Thatcher ‎consistió en cerrar gran parte de la industria británica y financiar la economía del Reino ‎Unido, lo cual nos ha llevado a la COP26 y a la actual retórica sobre el “calentamiento ‎climático” como medio de justificar el endeudamiento del Tercer Mundo ante las grandes ‎entidades financieras de la City.

Y MARGARET THATCHER CREÓ EL GIEC

En 1988, los primeros ministros de Canadá y del Reino Unido, Brian Mulroney y Margaret ‎Thatcher, convencieron a sus socios (Estados Unidos, Alemania, Francia e Italia) para financiar ‎un "Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático" (GIEC, también designado ‎como IPCC debido a sus siglas en inglés), bajo los auspicios de la Organización Meteorológica ‎Mundial (OMM) y del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). ‎Poco después, Margaret Thatcher declaró que los gases de efecto invernadero, el hueco de la capa de ‎ozono y las lluvias ácidas exigían respuestas intergubernamentales (3). ‎

Pero aquel lindo discurso ocultaba objetivos políticos. La señora Thatcher estaba empeñada –‎así lo confirmaron después sus consejeros– en acabar con los sindicatos de los mineros de los ‎yacimientos de carbón y en promover una nueva revolución industrial, basada en el uso del ‎petróleo del Mar del Norte y en la energía nuclear (4).‎

El GIEC no es una academia de sabios climatólogos sino, como su nombre lo indica, un "grupo ‎intergubernamental". En el GIEC no se habla de climatología sino de política climática. La gran ‎mayoría de sus miembros no son científicos sino diplomáticos. En cuanto a los expertos en ‎climatología que pertenecen al GIEC, no están ahí como científicos sino como expertos en ‎el seno de su delegación gubernamental, o sea como funcionarios. Todas sus intervenciones ‎públicas se hacen bajo el control de sus gobiernos. Es por consiguiente grotesco hablar de ‎consenso "científico" para designar lo que en realidad es el consenso político que reina en ‎el seno del GIEC. Eso demuestra un desconocimiento total del funcionamiento de las instituciones ‎intergubernamentales. ‎

Al contrario de lo que cree Greta Thunberg, el GIEC no está augurando el apocalipsis a gobiernos ‎que hacen oídos sordos. En realidad obedece fielmente a esos gobiernos y elabora, con sus ‎climatólogos, una retórica destinada a justificar una serie de cambios políticos que la gente ‎normal rechazaría sin los argumentos del GIEC. ‎

Los trabajos del GIEC sirven de base cada año a una "Conferencia de las Partes" (COP) firmantes ‎de la "Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático" (CMNUCC). ‎La 26ª edición de esa conferencia es el encuentro de Glasgow (COP26).

Por cierto, ‎en 1990, el GIEC estimaba, en su primer informe, como "poco probable" un claro ‎recrudecimiento del efecto invernadero "en los próximos decenios o más". En 2021, ‎aquella verdad de 1990 se ha convertido en una herejía. ‎

Las primeras COP se dedicaban al trabajo de información y de sensibilización del público sobre la ‎evolución del clima. Estaba claro para todos que ciertas regiones se harían inhabitables y que ‎algunas poblaciones tendrían que desplazarse. Pero con el transcurso del tiempo comenzó a ‎decirse que los cambios serían tan radicales que podrían amenazar la supervivencia de toda la ‎especie humana. Como no se ha producido ningún descubrimiento científico inesperado que venga a cuestionar ‎abruptamente la verdad anterior, el cambio de retórica tiene como única ‎explicación la evolución de las necesidades de los gobiernos. ‎


La sociedad de consumo está al borde del abismo porque no se puede seguir vendiendo a ‎alguien lo que ya tiene. Si se derrumban las industrias, se pierden los empleos y los gobiernos ‎se ven en peligro de ser derrocados. Para evitar eso, hay una sola solución, que ya se utilizó en el ‎pasado.


A finales de los años 1990, la mayoría de las sociedades occidentales ya estaban informatizadas y ‎se hacía imposible seguir vendiendo computadoras. Así que se inventó la historia del "error ‎del milenio", según la cual todos los sistemas informáticos del mundo iban a entrar en crisis a ‎las 00:00 horas del 1º de enero del año 2000… y todo el mundo volvió a comprar nuevos ‎ordenadores y programas informáticos concebidos para enfrentar el «Y2K». Por supuesto, ‎no se cayeron los aviones en vuelo, tampoco se cayó ningún ascensor ni hubo ordenadores ‎con problemas. Pero se detuvo la caída de las ventas y se salvó Silicon Valley. ‎

Hoy en día la solución sería la "transición energética". O sea, en vez tratar de vender ‎otro automóvil a alguien que ya tiene uno, habrá que venderle un vehículo eléctrico para ‎reemplazar su automóvil que funciona con gasolina. Por supuesto, la electricidad se genera ‎utilizando petróleo y exige el uso de baterías que actualmente no son reciclables. En definitiva, ‎con la "transición energética" el planeta se verá más contaminado que antes pero… ‎¡ahora no hay que pensar en eso!‎


La teoría del origen humano del calentamiento global garantiza el ‎enriquecimiento personal del ex vicepresidente estadounidense Al Gore, quien es su principal ‎promotor. A finales de los años 1990, fue precisamente Al Gore quien montó el cuento del ‎‎“error del milenio”, contribuyendo así a la fortuna de Bill Gates y preservando los intereses de Silicon Valley.

LA «BOLSA DEL CLIMA»,

ÚNICA REALIZACIÓN DE LA COP

Bajo la presidencia de Bill Clinton, Estados Unidos tomó el control del GIEC e impuso el Protocolo ‎de Kioto (COP3)… documento que Washington nunca firmó. El vicepresidente Al Gore estaba entonces a cargo de la política ‎energética de Estados Unidos y así aprobó la guerra en Kosovo para poder construir un ‎oleoducto a través de los Balcanes. Pero, como el Protocolo apuntaba originalmente a limitar las ‎emisiones de cinco gases de efecto invernadero y de tres sustitutos de los clorofluorocarbonos, ‎Al Gore promovió la creación de unos "derechos de emisión de CO₂" para las industrias y se olvidó de ‎los demás gases. ‎

Ya como ex vicepresidente de Estados Unidos, Al Gore fundó, junto a varios banqueros de ‎Goldman Sachs y con financiamiento de Blackrock, la Chicago Climate Exchange (Bolsa del Clima ‎de Chicago). Como Estados Unidos nunca firmó el Protocolo de Kioto esa entidad funcionó mal, ‎así que Al Gore abrió en los otros cuatro continentes sucursales que se desarrollaron ‎rápidamente. Hoy Al Gore percibe una remuneración por cada intercambio de derechos de ‎emisión de CO₂. Para desarrollar su negocio, Al Gore se convirtió en “militante” de la causa ‎climática y produjo el film An Inconvenient Truth (Una verdad que molesta). Le dieron ‎entonces el premio Nobel de la Paz, aunque ese film, presentado como un documental científico, ‎es sobre todo un largo spot publicitario para su “bolsa del clima” (5).‎

Entre paréntesis, el redactor de los estatutos de la Bolsa del Clima fue un joven jurista ‎desconocido… un tal Barack Obama, que luego se incorporó al mundo de la política en Chicago ‎y resultó electo presidente de Estados Unidos, solo cuatro años después. Ya en la Casa Blanca, Barack ‎Obama elaboró el proyecto de utilizar la histeria sobre el clima para reformar el sistema financiero ‎global. Ese fue el proyecto que se adoptó en la COP21, en París, y que debería ponerse ‎en marcha con la COP26 de Glasgow. 

Estamos ante el negocio del siglo. Para aplicar las resoluciones de la COP26, ‎los Estados tendrán que adaptar su industria y… endeudarse. Todavía no se sabe bien si el ‎calentamiento global es causado por la actividad humana pero no hay dudas sobre el origen del saqueo de las economías.‎ Global Banking & Finance Review

PRÓXIMO OBJETIVO DE LA COP:

“COLOREAR DE VERDE” LA GRAN FINANZA

La COP26 está organizada por Reino Unido con ayuda de Italia. Cuatro británicos están a cargo ‎de ese encuentro: dos ex ministros, Alok Sharma (ex ministro de Economía, Industria y Estrategia ‎Industrial) y Anne-Marie Trevelyan (ex ministra de Desarrollo Internacional), Mark Carney ‎‎(ex gobernador de los Bancos del Reino Unido y Canadá) y el cabildero Nigel Topping. ‎Ninguno sabe absolutamente nada de climatología pero los cuatro defienden un proyecto de ‎reforma de las instituciones de Bretton Woods –el Fondo Monetario International (FMI) y el Banco ‎Mundial.‎


Si los presidentes de Rusia y China, Vladimir Putin y Xi Jinping, no participan en la COP26 no es ‎porque estén en desacuerdo con la lucha contra la contaminación del medioambiente sino porque ‎se oponen a ese proyecto financiero.


El sitio web de la COP26 explica que se trata de: ‎"Movilizar financiamiento. Para alcanzar nuestros objetivos, los países desarrollados ‎deben mantener su promesa de movilizar al menos 100.000 millones de dólares de ‎financiamiento climático. Las instituciones financieras internacionales deben desempeñar ‎su papel y nosotros debemos trabajar para liberar los miles de millares de millones de ‎dólares de financiamiento del sector privado y del sector público necesarios para el cero ‎neto mundial".‎

Lo que se firmaría al final de la COP26 es la creación de una instancia que, para movilizar esos ‎fondos, agruparía

- el Banco Asiático de Desarrollo,

- el Banco Africano de Desarrollo,

- el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura,‎

- el Banco Caribeño de Desarrollo,

- el Banco Europeo de Inversiones,

- el Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo,

- el Banco Interamericano de Desarrollo,‎

- el Banco Islámico de Desarrollo,

- el Banco Mundial

- y 450 grandes empresas. ‎

Es importante entender que el Banco Mundial y sobre todo el Fondo Monetario Internacional ‎‎(FMI) han perdido toda credibilidad, a tal extremo que ya no es posible seguir endeudando a los ‎países pobres… pero hay que encontrar cómo mantener a esos países bajo control. Todos los gobiernos ‎saben ya que las “donaciones” y préstamos de las instituciones internacionales vienen ‎acompañados de condiciones leoninas que hacen que sus países sean más vulnerables y que cuando ‎llegue el momento del reembolso el país ya no será dueño de nada. ‎


Con la COP26, los banqueros podrán prestar dinero para “salvar el planeta” y convertirse de paso ‎en dueños de los países cuyos dirigentes hayan confiado en ellos (6).


Thierry Meyssan


The Glasgow Financial Alliance for Net Zero (GFANZ)

(PDF. versión en inglés)




Notas del autor

 (1) «Defienden el clima mientras nos preparan ‎el fin del mundo», por Manlio Dinucci, ‎‎Il Manifesto (Italia), Red Voltaire, 4 de noviembre de 2021.

(2) Si bien la Tierra gira alrededor del Sol, este último no está exactamente en el ‎centro de la órbita terrestre, lo cual hace que la distancia entre la Tierra y el Sol no sea siempre ‎la misma. Nota de Red Voltaire.

(3) Speech to the Royal Society, ‎Margaret Thatcher, 27 de septiembre de 1988.

(4) “El pretexto climático”, «1982-1996: La ecología de mercado», por Thierry Meyssan, Оdnako (Rusia), ‎‎Red Voltaire, 25 de abril de 2010.

(5) “El pretexto climático”, «1997-2010: La ecología financiera», por Thierry Meyssan, ‎‎Оdnako (Rusia), Red Voltaire, 28 de abril de 2010.

(6) «Les nouvelles armes financières de l’Occident», par Manlio Dinucci, Traduction Marie-Ange Patrizio, Il Manifesto (Italie) , Réseau Voltaire, 9 novembre 2021. 

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