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08 septiembre 2025

Lecciones de historia económica para la "superioridad moral" de Europa




por Tito Andino


Del “Sistema Continental” de Bonaparte a las sanciones antirrusas de la UE  

 

¿Para qué todo esto? ¿Infligir una derrota estratégica a Rusia? Desde Bruselas nos mienten diciendo que la inversión en Ucrania es una inversión por la "paz", pero esa "inversión" es a costa de la seguridad social de los europeos, a la vez que pretenden robar los activos rusos depositados en bancos europeos.

Los medios atlantistas exigen a Rusia asumir su culpabilidad, haciéndose de la vista gorda de que fue Ucrania quien atacó durante muchos años a sus propios ciudadanos del Donbass. Rusia viene proponiendo desde décadas tratados para la Seguridad Colectiva en Europa, incluso la federalización de Ucrania que garantice la estabilidad de las regiones ruso parlantes, Rusia advirtió que ignorar sus intereses llevaría a una crisis. Se rieron de ella y ahora se culpa a quien durante decenios evitó que se viva el escenario actual. Solo en la sede de la Unión Europea se cree que no hay problemas, cuando los europeos de a pie tienen que afrontar elevados precios de gas y electricidad para sus hogares, aumentó más del doble; también repercutió en la producción industrial de Alemania donde se ha reducido casi al 10%, Francia ha perdido decenas de miles de puestos de trabajo en el sector energético y el Reino Unido registra niveles récord de inflación en medio siglo. Pero no, von der Leyden y sus amigos dicen cínicamente, amparados en su "superioridad moral", que todo marcha por el sendero correcto hacia la "paz"

Esa "superioridad moral" es celebrada por gente como el británico David Lammy, ministro de justicia del Reino Unido (y ex ministro de asuntos exteriores), quien sigue atizando la brasa para saquear los activos rusos y dárselos a Ucrania. Ha celebrado una última transferencia de 1.300 millones de dólares de los intereses de los activos rusos confiscados en Europa para continuar la guerra de Ucrania. Esas transferencias arbitrarias autorizadas por Londres y otros países de la UE hacia Ucrania ascienden hasta ahora a 11.000 millones de dólares. Parece poco, más, la "moral superior" de Europa ha clavado el ojo de la codicia en el real botín, 300.000 millones rusos de dólares congelados que desean se confisquen en su totalidad.

Inventar "legalidades" para este robo es lo que busca Bruselas en sus "debates", convencidos de que no acarreará consecuencias para la futura seguridad financiera de Europa. La UE quiere saltarse las legislaciones nacionales, leyes comunitarias europeas y el derecho internacional ¿Por qué recurrir al robo? porque los "moralistas superiores" de Europa afrontan un déficit de alrededor de 60.000 millones de dólares que no pueden cubrir para seguir manteniendo la guerra.

No existe precedente jurídico en el mundo para ejecutar tal atraco, ninguna ley que puedan aducir. Tendrían que declarar la guerra a Rusia para apoderarse del "botín de guerra". Cómo no se atreverán a eso, la Comisión Europea deberá presentar un plan. Mecanismos se barajan, hablan de transferir los activos rusos a una sociedad instrumental SPV gestionada por Bruselas, es decir, un nuevo fondo que debe contar con el respaldo de la mayoría de los estados del bloque comunitario y garantes que no pertenezcan al mismo, presumiblemente Estados Unidos, Australia o Canadá. (SPV, conocida como Sociedad con Cometido Específico o Entidad con Cometido Específico. Es una especie de sociedad de cartera pasiva creada para mitigar el riesgo financiero y jurídico mediante la delimitación de activos y pasivos específicos. Se considera “alejada de la quiebra” debido a su identidad jurídica separada que garantiza el aislamiento si ocurre lo contrario con esas entidades jurídicas).

No obstante, para que opere el robo, CDD Euroclear, Bélgica, donde se encuentra la mayoría de los activos rusos inmovilizados en Europa, dejó claro que no asumirá los riesgos sola. Es por eso que la "superioridad moral" de Europa se conforma -por el momento- con ir extrayendo de a poco los intereses de los activos rusos, que no son privados, son fondos del Banco Central de Rusia, y conforme las leyes y regulaciones internacionales, los fondos de los bancos centrales gozan de inmunidad, están protegidos. Puede que, por alguna razón -en este caso la guerra en Ucrania- justificara un congelamiento de activos rusos, pero estos deben mantenerse en esa condición: permanecer inmovilizados. El mero hecho de que los intereses se destinen a Ucrania es ya un robo; para ser menos duros, es ilegal la incautación y el uso de los ingresos generados de los fondos rusos retenidos.  

Las acciones que promueve la "superioridad moral" de Europa acabará con el sistema de confianza y legalidad para proteger y respaldar los recursos estatales, trastornará para mal la economía mundial porque no es otra cosa que politizar el sistema financiero. Como dicen los analistas, es "un suicidio geopolítico de consecuencias catastróficas".

La expectativa está en saber ¿cómo va a reaccionar Rusia? ¿quién va a pagar las consecuencias?... ¿los británicos, la Unión Europea, los ucranianos en especies (territorios)? y, no nos referimos a los territorios que Rusia reivindica como parte de su integridad territorial, confirmados por referéndum (Donbass, Zaporiyia, Jerson, Crimea), en realidad serán los territorios que están bajo la jurisdicción del régimen de Kiev, como las regiones de la antigua Novarrusia (Odessa, Nokolaev y otros). Una cosa es cierta, en Moscú no se molestarán en acudir a tribunales ostensiblemente controlados por el poder occidental. "¿Para qué gastar tinta en papeles si se puede cobrar en tierra firme?", señala un medio alternativo. 

Sobre los británicos, Dimitri Medvedev, vicepresidente del Consejo de Seguridad de la Federación de Rusia, ante la imposibilidad de que compensen a Rusia por los robos, "propuso confiscar los bienes muebles e inmuebles de la propia corona o la incautación de las joyas de la corona británica, todavía hay suficientes de esas en diferentes lugares, incluso en Rusia". Señaló que cualquier incautación ilegal de fondos rusos congelados o de ingresos generados a partir de ellos se convertirá en territorio adicional y otras propiedades de Ucrania, dejando marcado el camino que usará Rusia como una compensación urgente y ejemplar, los ladrones pagarán en especies. Medvedev tachó a Ucrania de país 404, un estado fallido, sin personalidad jurídica, sin soberanía real, un estado que ha dejado de existir y que solo se sostiene gracias al apoyo de las potencias occidentales. De persistir la ambición británica-UE, Ucrania podrá considerarse -literal- un botín de guerra para los rusos. Para ser más claros, dada la probable inexistencia de Ucrania como sujeto de derecho internacional, cualquiera de sus territorios puede ser tomado por Rusia como una compensación lógica y legítima debido a los robos en que incurre la "superioridad moral" de los dueños de la Unión Europea y sus socios del eterno corsario británico.


Dicho lo anterior, revisemos dos fundamentales razonamientos históricos y económicos que Europa se niega aceptar, empecemos por la actualidad.


Jefes de Gobierno de la Unión Europea, que no es lo mismo que jefes de estado de los países de Europa. António Costa: (Presidente del Consejo Europeo); Ursula von der Leyen: (Presidenta de la Comisión Europea); y, Kaja Kallas: (Alta Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad). (Photo: AP, derechos de autor).


“Señorías, den un paso al frente para presenciar el mayor espectáculo de la Tierra: el espectacular circo de tres pistas del masoquismo económico de la Unión Europea, donde todas las políticas están diseñadas para perjudicar a los europeos mientras ayudan a todos los demás, y los maestros de ceremonias se dan palmaditas en la espalda por su superioridad moral mientras la carpa se quema a su alrededor”.

Así inicia un interesante y esclarecedor artículo de la crisis moral de “nuestros” líderes de la UE. A propósito, ¿quién les eligió para ocupar las máximas instancias de ese monstruo burocrático llamado Unión Europea? El reciente artículo en mención titula “How to Bankrupt a Continent and feel morally superior about it”, que literalmente se traduce “Cómo llevar a un continente a la bancarrota y sentirse moralmente superior”.

Comienza analizando a Francia. “¿Por qué aprender de los errores cuando puedes repetirlos con creciente entusiasmo?”, las autoridades financieras francesas han hecho “desaparecer 44.000 millones de euros del gasto del gobierno francés mientras que de alguna manera espera que los votantes franceses aplaudan. Quién necesita ajustes por inflación cuando tiene claridad moral, Francia continúa enviando tres mil millones de euros en ayuda militar a Ucrania. Es el tipo de gimnasia matemática que haría llorar de envidia a un acróbata de circo”.

Viene Alemania, Friedrich Merz interpreta el acto de “Contradicción del bienestar alemán”, ¡declara que el sistema de bienestar de Alemania es “financieramente insostenible” y al mismo tiempo lo expande! Es una hazaña de imposibilidad lógica que desafía las leyes de las matemáticas, la economía y el razonamiento humano básico. El sistema está matemáticamente condenado: Para 2050, Alemania tendrá un promedio de 1,3 trabajadores que mantendrán a cada jubilado. Al mismo tiempo implementan 11 mil millones de euros en recortes internos y “solo” han recortando la ayuda a Ucrania en 4 mil millones de euros. 

“La pura audacia es impresionante. El gobierno de Merz les dice a los alemanes que no pueden permitirse mantener su propia red de seguridad social mientras les da lecciones sobre sus obligaciones morales de financiar guerras extranjeras”.

Y la Comisión Europea: Más paquetes de sanciones -estamos ya ante el decimonoveno- que en nada afectan a los rusos, al contrario, los enriquecen, Rusia está ganando más que antes de que iniciaran las sanciones, en contraparte, esos paquetitos de sanciones perjudican a los europeos por la pura incompetencia burocrática.

En lugar de comprar gas ruso directamente por un euro, los europeos ahora compran el mismo gas ruso a través de intermediarios por cuatro euros. Los tres euros adicionales se destinan a las ganancias rusas y las tarifas de los intermediarios, mientras que los europeos se felicitan por su pureza moral. ¡Es genial! ¿Por qué pagar precios normales cuando puedes pagar precios cuádruples por el mismo producto mientras financias el cofre de guerra de tu enemigo?

La verdadera obra maestra es la estafa de la independencia energética. Los líderes europeos han logrado la notable hazaña de hacer que Europa dependa completamente del GNL estadounidense que cuesta cuatro veces más que el gas ruso, al tiempo que lo llaman "autonomía estratégica". Los ejecutivos estadounidenses se ríen literalmente en sus aviones corporativos mientras vuelan entre reuniones con funcionarios rusos sancionados y sesiones de venta de gasolina sobrevalorada a tontos europeos”. Las empresas estadounidenses están negociando en secreto para volver a los proyectos rusos, al mismo tiempo, venden a los europeos GNL premium para reemplazar el gas ruso. Los únicos ganadores están a la vista: los accionistas estadounidenses y las arcas estatales rusas.

Los burócratas de Bruselas pueden sentirse bien con su claridad moral mientras el continente se desindustrializa, mientras ven cómo sus industrias huyen a China y Estados Unidos. Se ha creado sistemas de bienestar que atraen a más beneficiarios que contribuyentes, sistemas insostenibles que los líderes europeos se niegan a reformar porque aparentarían racismo.

En conjunto, sobre las ayudas a Ucrania, esa es “la joya de la corona de la estupidez europea: están implementando 100.000 millones de euros en austeridad interna anual mientras envían 162.000 millones de euros en ayuda a Ucrania. Los europeos están recortando sus propios gastos para financiar aventuras militares en el extranjero a las que la mayoría de los europeos se oponen” (encuestas revelan que el 61% de los europeos piensa que sus países van en la dirección equivocada).

Es la operación de señalización de virtudes más costosa en la historia de la humanidad”. Decenas de millones de europeos se enfrentan a la pobreza y sus gobiernos envían miles de millones al extranjero. Bruselas sigue encontrando dinero para aventuras en el extranjero mientras declara insostenible el gasto interno (altos costos de la vivienda, inflación de los alimentos, facturas de energía que destruyen la competitividad industrial…)

Para rematar, “Papá” (Donald Trump) exige a Europa invertir 600.000 mil millones de dólares en los Estados Unidos para solventar su propia crisis económica y que Europa - OTAN asuma el aumento del gasto en defensa por país del 5%, gasto que, evidentemente, va para el complejo militar industrial de los EEUU.

Los ciudadanos de Europa nos percatamos de estas jugarretas, ¿pero, y los “líderes” de Europa?... contentos con su “pureza moral”. El proyecto europeo se ha convertido en un pacto suicida continental disfrazado de liderazgo moral. “La historia se maravillará de cómo los líderes europeos lograron convertir el continente más rico del mundo en una advertencia sobre los peligros de la postura moral sobre la gobernanza práctica. Han logrado lo imposible: empobrecer a los ciudadanos europeos mientras enriquecen a sus enemigos, todo mientras se felicitan por su superioridad ética”.

“Bravo, Europa. Has convertido el gobierno continental en arte escénico, y la actuación es una tragedia disfrazada de obra de moralidad”.

Una verdadera lección de historia económica que, sin embargo, la Unión Europea está repitiendo, fue escrita hace más de 200 años, “nuestros” líderes (sigo insistiendo, ¿quién les eligió?) no han aprendido nada de esa experiencia. Revisemos.


El sistema continental de Napoleón y el costo humano de la guerra económica

 

           Retrato de Napoleón Bonaparte generado por IA


por Tyler Turman

Mises Institute (mises.org) / agosto 2025


Hace doscientos cincuenta y seis años, nació una de las figuras más importantes de la historia. Napoleón Bonaparte, emperador de los franceses, amo de Europa. El pequeño cabo, pasó de ser un oscuro niño corso a redibujar el mapa de todo un continente y dejar un legado que continúa reverberando a través de los siglos y dando forma a nuestro mundo actual. Hay muchos nombres y títulos que podemos darle al difunto genio militar, pero el astuto estratega económico no es uno de ellos.

Entre los muchos errores que definieron la eventual caída de Napoleón, pocos fueron tan ambiciosos y catastróficos como el Sistema Continental, un embargo comercial diseñado para paralizar la economía británica. Lo que siguió fue una de las lecciones más completas de la historia sobre por qué las sanciones comerciales fracasan e inevitablemente dañan a la gente común más que a sus objetivos previstos.

En noviembre de 1806, Napoleón había conquistado o se había aliado con todas las potencias importantes del continente europeo, con notables victorias contra los austriacos, prusianos y rusos en las guerras de la Tercera y Cuarta Coalición. Gran Bretaña, el enemigo más firme de Napoleón, era el único oponente que le quedaba. Después de la sorprendente victoria del almirante británico Nelson sobre la armada franco-española en la batalla de Trafalgar, que confirmó el dominio británico de los mares, Napoleón se dio cuenta de que una invasión de Gran Bretaña era imposible. En lugar de derrotar a los británicos en tierra, Napoleón, siguiendo un patrón repetido por los gobiernos a lo largo de la historia, recurrió a la guerra económica.

Con la esperanza de matar de hambre a su enemigo irreconciliable para que se rindiera, Napoleón instituyó el Sistema Continental con el Decreto de Berlín de 1806, que proclamaba que "todas las Islas Británicas están declaradas en estado de bloqueo", prohibiendo a Francia o a cualquiera de sus aliados importar productos británicos a Europa. Napoleón intensificó el embargo con el Decreto de Milán de 1807 al ordenar la incautación de cualquier barco que comerciara o navegara desde cualquier puerto británico, incluso si el barco pertenecía a un país neutral. Napoleón, en resumen, buscó criminalizar el comercio con Gran Bretaña en toda Europa continental.


El Sistema Continental o Bloqueo Continental fue una audaz estrategia económica implementada por Napoleón Bonaparte en 1806 durante las Guerras Napoleónicas. Con el objetivo de socavar la fortaleza económica de Gran Bretaña, Napoleón buscó aislar a las Islas Británicas mediante la imposición de un embargo comercial integral en todo el continente europeo. Interpretación Mapa del Imperio Francés 1812. (Mapa de Wiki)

  Administrado directamente        Sistema continental       Aliados o dependendientes de Francia


En teoría, la guerra comercial de Napoleón parecía lógica. Gran Bretaña dependía en gran medida del comercio para mantener su posición como superpotencia mundial. Una política de exclusión, sacando a los británicos del mercado europeo, donde se vendía el 37,8 por ciento de sus bienes nacionales y el 78,7 por ciento de sus reexportaciones, habría devastado su economía. Al cortar el comercio británico con sus socios comerciales vitales (Rusia, Suecia, Portugal, Hamburgo y los Países Bajos), Napoleón también esperaba utilizar el vacío comercial para reforzar la industria francesa redirigiendo la demanda hacia un bloque comercial imperial estrechamente controlado en el que Francia era el principal productor y beneficiario. Con la mayor parte de Europa occidental y central bajo su control tras el Tratado de Tilsit, si alguien podía orquestar un embargo tan amplio, era el propio dueño de Europa.

Sin embargo, la realidad era muy diferente, y la guerra comercial finalmente devastó a Francia y sus aliados a través de cadenas de suministro tensas, contrabando generalizado, bloqueos inaplicables y guerras ruinosas.

Desde el principio, la superioridad naval británica hizo que el Sistema Continental fuera en gran medida ineficaz debido a la incapacidad de Napoleón para hacer cumplir el embargo o evitar que los barcos británicos llegaran a los puertos europeos. Los miembros del gobierno británico literalmente se rieron de la política de Napoleón, declarando que bien podría haber bloqueado la luna ya que Francia apenas tenía un barco en el océano para hacer cumplir su orden, luego de su derrota en Trafalgar.

Si bien los británicos podían bloquear efectivamente los puertos franceses con su flota, las medidas coercitivas y explotadoras de Napoleón en tierra se enfrentaron a la tarea imposible de monitorear miles de millas de costas europeas con agentes de aduanas. Sin una forma de hacer cumplir el bloqueo en el mar, el sistema demostró ser extremadamente poroso y prosperó el comercio ilícito a través del contrabando y los mercados negros. A los europeos les gustaba los productos británicos, lo que les daba a los contrabandistas el incentivo para evadir las restricciones a través de lugares como España, Portugal, Dinamarca y puertos a través de las costas del Adriático y el Mediterráneo. En resumen, el Sistema Continental era poco más que un bloqueo de papel que mató de hambre al imperio de Napoleón mucho más que a su adversario británico.

Francia, mientras tanto, se enfrentó a una escasez crítica de algodón ya que la mayoría de sus fabricantes cerraron sus fábricas. Las industrias francesas que dependían del comercio exterior colapsaron, con el 80% de las refinerías de azúcar en Burdeos y más del 65% de las 1700 empresas textiles en París cerrando en 1809, mientras que las industrias de construcción naval y refinación de azúcar en Nantes y Ámsterdam nunca se recuperaron por completo. Los ingresos aduaneros cayeron de 60,6 millones de francos en 1807 a 11,9 millones en 1809. La inflación se disparó en todo el continente a medida que los productos básicos como el azúcar, el café, el tabaco, la seda y el algodón se enfrentaban a una escasez crónica.

La agitación económica provocada por el Sistema Continental fue tan grande que, cuando Francia y sus aliados comenzaron a eludir el sistema, las poblaciones locales no solo lo toleraron, sino que lo celebraron. El contrabando incluso se consideraba un oficio útil y una ocupación honorable, en la medida en que evitaba la ruina del estado. El propio Napoleón finalmente reconoció el fracaso del sistema en 1811, cuando el Decreto St. Cloud abrió el suroeste de Francia y la frontera española al comercio británico, lo que en sí mismo fue una admisión tácita de que el bloqueo perjudicó a la economía francesa más que a la británica.

En los años posteriores al Decreto de Berlín, Holanda, Heligoland, Trieste, Gibraltar, Salónica, Sicilia y Malta se convirtieron en centros de contrabando y contrabando. A los pocos meses del Decreto de Berlín, 1.475 barcos llegaron a Hamburgo sin impedimentos, transportando cargamentos con mercancías británicas estimadas en 590.000 toneladas. El comercio ilícito entre Gran Bretaña y Holanda tuvo un valor de más de 4,5 millones de libras esterlinas entre 1807 y 1809, y los barcos comerciales británicos evitaron las sanciones volando bajo banderas falsas. En 1809, Gran Bretaña exportó bienes por valor de 10 millones de libras esterlinas al sur de Europa a través del contrabando. En 1811, más de 800 barcos de contrabando operaban solo en el Mediterráneo. En resumen, al impedir el comercio oficial, que al menos podría haber sido gravado, Napoleón solo logró estimular el surgimiento de mercados negros.

Todo este contrabando coincidió con las acciones hipócritas de las élites políticas francesas, incluida la emperatriz Josefina, que continuó comprando los mismos lujos británicos prohibidos a los ciudadanos comunes. Los agentes de aduanas demostraron ser notablemente susceptibles a los sobornos, y algunos de los alguaciles de Napoleón cosecharon los beneficios del contrabando en el mercado negro. El mariscal Massena ganó tres millones de francos con el contrabando mientras estaba estacionado en Italia; el mariscal Murat, nombrado rey de Nápoles, regularmente hacía la vista gorda ante las operaciones de contrabando; El mariscal Bernadotte, nombrado príncipe heredero de Suecia, desafió abiertamente el Sistema Continental en 1812 al abrir el comercio con Rusia. Incluso el propio hermano de Napoleón, el recién bautizado rey de Holanda, Luis Bonaparte, dejó de hacer cumplir el bloqueo porque vio lo dañino que era el bloqueo para los medios de vida de sus súbditos. Napoleón pasó a anexar Holanda después de la debacle, y más tarde anexó Hamburgo por problemas similares. En guerras comerciales como el Sistema Continental, la gente siempre pierde, mientras que los arquitectos de tales políticas encuentran formas de escapar de las consecuencias de su propia creación.


Una ilustración satírica de la Escuela Francesa de 1807, grabado en color. El ministro inglés leyendo el decreto imperial a Jorge III (1738-1820) declarando que las Islas Británicas están sujetas a un bloqueo. 21 de noviembre de 1807. Biblioteca Nacional, París, Francia / Bridgeman Images



Debido a que Napoleón no tenía forma de hacer cumplir el bloqueo, el incumplimiento por parte de las naciones aliadas y neutrales erosionó aún más el sistema y obligó a Napoleón a luchar contra una serie de intervenciones militares cada vez mayores que finalmente destruyeron su imperio. Cuando Portugal se negó a unirse al sistema, Napoleón lanzó una campaña ruinosa en la Península Ibérica que, después de una guerra posterior en España, mató a más de 200.000 soldados franceses durante seis años y minó a Francia de hombres, armamentos y recursos valiosos. En 1810, Rusia, después de haber disfrutado de décadas de comercio mutuamente rentable con Francia, comenzó a desafiar el Sistema Continental. Esto condujo a la desastrosa invasión de Rusia por parte de Napoleón en 1812, que se cobró más de 500.000 bajas, paralizó la Grande Armée y provocó un sufrimiento incalculable para la población civil de Europa Oriental y Central, que se vio obligada a soportar brutales campañas en Europa del Este y Alemania.

El Sistema Continental fue mucho menos dañino para Gran Bretaña que para Francia y sus aliados, que sufrieron terriblemente por el bloqueo. Si bien las contramedidas de Napoleón causaron un estancamiento en el comercio británico con el continente, Gran Bretaña compensó la pérdida diversificando sus redes internacionales, abriendo nuevos mercados en otras partes del mundo. Las exportaciones británicas incluso aumentaron de 37,5 millones de libras esterlinas en 1804-06 a 44,4 millones de libras esterlinas en 1814-16 y, a pesar de los esfuerzos de Napoleón, el PIB de Gran Bretaña aumentó cada año bajo las sanciones, mientras que las industrias en el continente sufrieron debido a la falta de materiales que antes proporcionaban los comerciantes británicos.

Ningún gobierno puede vigilar el comercio en vastos territorios cuando las poblaciones locales dependen del comercio para sobrevivir. En un nivel básico, Napoleón no pudo hacer cumplir el bloqueo y, lo que es más importante, de hecho, las poblaciones locales no querían imponerlo. Napoleón necesitaba que todos los estados aliados, anexionados o clientes cesaran por completo el comercio con Gran Bretaña, mientras que el bloqueo naval británico convencional era suficiente para lograr sus propios fines. Aunque el Sistema Continental fue diseñado para aislar y paralizar el poder económico británico y fortalecer la hegemonía de Francia, no logró ninguna de las dos cosas y resultó mucho más perjudicial para los franceses que para los británicos, y dejó a los ciudadanos comunes de ambos partidos en peor situación que los demás.

El Sistema Continental se erige como el experimento más completo de la historia en guerra económica, y su fracaso más definitivo. A medida que los líderes contemporáneos continúan lidiando con las disputas comerciales, el desastre del Sistema Continental ilustra que las guerras comerciales a menudo son inaplicables, estratégicamente contraproducentes e invariablemente castigan a los vulnerables más que a nadie. Para evitar repetir los errores de la historia, los líderes deben priorizar la cooperación sobre la confrontación, minimizando el costo humano de la guerra económica.

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Fuentes:

Diversas publicaciones de la prensa escrita.

28 marzo 2024

El "retorno" de Napoleón (Macron) al decadente imperio francés




Resumen y recopilación del editor del blog de diversos artículos de prensa internacional. 


Francia busca por todos los medios y formas seguir presentándose como una gran potencia que ejerce liderazgo en el mundo, pero la otrora gran potencia imperial -que nunca dejó de ser un Imperio- a pesar de denominarse República, palidece irreversiblemente en el concierto mundial, siendo rechazada hasta por sus ex colonias africanas. 


No puede ser otra cosa que su líder Enmanuel Macron quiere un poco de protagonismo en Europa, busca emular aquellos tiempos napoleónicos y sus delirios imperiales de intentar someter a Rusia por medio de las armas. 

¿Quiere Macron advertirnos que la política foránea francesa no dejará de erigirse a través de engaños y violencia armada?. Muchos pensábamos que la actual Francia se reflejaba más en los valores de la cultura occidental, lo que no es cierto, su vieja política neocolonial sigue manteniéndose de milagro cuando ha tenido que abandonar con el rabo entre las piernas regiones como el Sahel y el África central.


El Macron napoleónico 

El presidente Macron ha venido cambiado de posición hacia Rusia, lanzó un llamado para que otros países se unan a él como avanzada de una nueva cruzada europea -de las tantas que registra la historia-, "cruzada" contra Rusia, evidentemente. 

Francia, en realidad, es protagonista de segundo orden a pesar de ser una potencia nuclear y solo en lo que va del siglo se ha dedicado a la injerencia y desestabilización de sus ex colonias africanas con sus famosas "fuerzas de paz", para "luchar" contra el terrorismo, el pretexto para mantener su presencia militar en la región. Pero los propios africanos ya no se intimidan, las amenazas francesas han obligado a varias naciones africanas a buscar otros medios de integración en lo económico y defensa, buscando estabilidad con el comercio e inversiones con China y Rusia, obligando a los franceses a retirar sus contingentes armados (caso reciente de Mali y Burkina Faso). No obstante, pudimos ser testigos del rol fundamental francés en la agresión contra Libia y el asesinato de Muhamar Gadafi; también pudimos apreciar su mano genocida en la invasión terrorista a Siria en 2011-2012, y otros casos.

Francia impone sus intereses económicos y políticos en África garantizando que la OTAN se beneficie como el ente controlador hegemónico de Occidente. En ese sentido la moneda francesa es vital para el soporte financiero de Mali, Burkina Faso, Niger y otras ex colonias, lo que lleva a la dependencia política que, a su vez, garantizó la explotación de uranio de Mali a bajo costo para las plantas productoras de energía. 

La Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) instrumento de control colonial ha visto la partida de Mali, Burkina Faso, República Centroafricana y Níger, otros esperan el momento propicio porque a parte de los factores expuestos, el concepto de democracia Occidental está en bancarrota y ya no es creíble en el continente africano.


Caricatura publicada por primera vez en POLITICO.eu, Bélgica, 24 de junio de 2017, por Rytis Daukantas

Ahora bien, ¿debemos considerar como estrategia francesa la pretensión de intervenir con tropas en Ucrania cuando demostró su incapacidad para controlar sus ex colonias africanas? 

De hecho se estima en algunos cientos los mercenarios franceses que ya están combatiendo desde hace tiempo en suelo ucraniano, muchos en realidad son militares activos del ejército francés. Para gente con conocimiento de causa, la apreciación lógica es que el objetivo de Macro es "estrictamente utilitario y mercantil" porque el flujo de dinero en la industria militar francesa es inmenso, "ayudar" a Ucrania representa suculentas ganancias para los partidarios de la guerra.

Se dice que la primera estrofa de la Marsellesa, el “allons enfant de la patrie” (Marchemos, hijos de la Patria) concede la facultad de luchar "contra cualquier pueblo del mundo y olvidando la derrota de Napoleón a las puertas de Moscú en 1812, Macron pretende escalar la participación francesa en Ucrania. 

Vale destacar que Napoleón que sí era un gran estratega, no un banquero mediocre como Macron tratando de jugar a la guerra, fracasó estrepitosamente en su intento de someter a Rusia. Macron no es el único soñador incapaz en Francia. Para satisfacer a su cabecilla, el jefe del Estado Mayor de las fuerzas terrestres del país, general Pierre Schill, afirmó que “el ejército francés está listo para luchar contra Rusia”. Para esa misión cuentan con quince mil hombres aunque podrían llegar a concentrar veinte mil". (Macron: Tragando sapos en África y deshojando la margarita en Ucrania, Sergio Rodríguez Gelfenstein, 21 marzo 2024, Al Mayadeen)


"Macron y mayo. Entente Cordial". 19 de enero de 2018, Autor: Peter Brookes


Los cálculos inverosímiles (idioteces) de los galos es que ni ellos ni los rusos querrán enfrentarse directamente, los rusos deberán detenerse si no quieren recibir fuego francés, incluso el no convencional. Según "expertos" franceses "Rusia no considerará el hecho mismo del despliegue de tropas francesas como una provocación, pero se verá obligada a negociar en las condiciones de Francia". No vamos a ponernos quisquillosos enumerado la enorme distancia que separa a Francia de Rusia en el potencial bélico no convencional y en el otro también... Señala la fuente que "se podría comprender el desánimo de Macron por su derrota en África, pero es difícil entender su disposición a hacer desaparecer su país en menos de tres minutos solo para ser famoso sirviendo a los intereses de Estados Unidos". 

¿Pues qué? con sus ofrecimientos Macron intenta demostrar que es un buen vasallo de los Estados Unidos, enviando tropas augura ganarse el espaldarazo de Biden

Serguéi Lavrov, ministro de Exteriores de Rusia cree que Macron busca complacer a Estados Unidos, "no se trata de una 'autonomía estratégica' sino de caerle bien a EEUU y, de paso, provocar a aliados en el seno de la OTAN... Se ha postrado por completo ante EEUU, ha perdido toda autonomía", afirmó Lavrov. 

La mayoría de la OTAN y la oposición en Francia aprecian absurda la posición de Macron a quien se le  tildó de "el señor de la guerra" (el 76% de los franceses está en contra del envío de tropas a Ucrania); para salvar las apariencias Macron calificó de "crimen de guerra" el planteamiento israelí de trasladar forzosamente a la población de Rafah (Franja de Gaza). 


Caricatura aparecida en los medios franceses en 2023. ¿UN BONAPARTISTA O UN COMEDIANTE?

En nuestro tema, Macron Bonaparte confía poder recrear una nueva "cruzada" europea contra el "Imperio del Mal" en el Este. "No debería haber límites", señaló Napoleón... perdón, Macron al enviar su mensaje a Europa instándolos a enviar tropas a Kiev y a no ser "cobardes". 

En la Unión Europea, destaquemos que Alemania, Polonia, República Checa, España, entre otros no contemplan tal acción, más bien causó turbación entre los socios. Solo los bálticos parecen abiertos a discutir el tema con el nuevo Bonaparte.

"El 'pequeño Napoleón' Macron se obsesiona con la seguridad personal en medio del conflicto ucraniano", afirma RT. Se dice que el líder francés está "totalmente asustado por los rusos" en medio de sus propios esfuerzos por antagonizar con Moscú. "La situación se ha deteriorado aún más como resultado de la determinación de Macron de presentarse como un halcón en el conflicto entre Moscú y Kiev. El equipo de seguridad del presidente ha estado trabajando en modo "rojo" desde al menos el verano pasado", dijo la cadena Rusia Today citando a una reconocida revista francesa: "Últimamente provoca tanto que tiene miedo", ¿tal vez sea porque Putin se negó a considerar su absurda propuesta de negociaciones sobre Ucrania?. Macron dijo: "Putin es un líder fuerte, nunca debemos ser débiles con él", instando a Putin a "volver a la mesa" mientras suministra más armas a Ucrania.

Solo resta esperar a que el Gran Padrino (EEUU) ponga orden en el gallinero (OTAN). Se dice tras bastidores que el gobierno estadounidense está enfadado con Macron tras su inoportuna "invitación" militar a la OTAN para impedir la victoria rusa en Ucrania. Macron -tontamente- podría desencadenar un enfrentamiento con Moscú.


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Nota: En una próxima entrada destacaremos la ambigua participación francesa en la creación de Israel y su posición política con sus socios occidentales, mundo árabe e Israel. 

13 febrero 2023

El "General Invierno" no salvó a Rusia de Napoleón en 1812


Pintura de  Viktor Mazurovsky que representa la retirada de Napoleón de Moscú en 1812.  (Crédito de la imagen: Wikimedia Commons).
 


Introducción del editor del blog

Hace algo más de un año presentamos un interesante artículo relacionado con el tema que hoy nos ocupa. El clásico mito europeo que señala que en 1941 fue el "General Invierno" el que derrotó a las huestes nazis del "mejor estratega" militar de todos los tiempos (Hitler, según sus admiradores "revisionistas"). 


Caricatura de 1941, Kukryniksy: NAPOLEÓN FUE DERROTADO. ¡LO MISMO PASARÁ CON EL arrogante HITLER!


Algo más de dos siglos atrás, en 1812, otro mito europeo nos cuenta que un talentoso militar francés, Napoleón Bonaparte, a pesar de sus logros en Rusia, sucumbió ante el mismo "General Invierno", según los propagadores de fábulas. Pero, la verdad -siempre- es mucho más complicada.


Caricaturas de la revista soviética satírica "Cocodrilo", Izq. Boris Efimov: "LEON Y GATITO. En el camino histórico" (1941); y, Der. L. Brodaty: "Los primeros pasos del nuevo comandante en jefe alemán" (1942) (Haga clic sobre la imagen para verla a mayor resolución).


En la ponencia anterior: El ´General Invierno´ no salvó a la Unión Soviética en 1941, el Dr. Jacques R. Pauwels establece que "según la historiografía de la corriente principal occidental, reflejada en artículos y documentales de los medios, el anfitrión nazi sin duda habría marchado hasta Moscú y derrotado a la Unión Soviética, si no hubiera sido impedido por la intervención del "General Invierno". "Presumiblemente, una llegada inusualmente temprana de un clima igualmente inusualmente frío arruinó los planes de los generales alemanes, que no habían podido equipar a sus tropas con equipo de invierno, y le robaron a Hitler una victoria prácticamente segura. Es decir, Barbarroja fracasó por fuerza mayor, por ´mala suerte´ de los alemanes y ´buena suerte´ de los soviéticos". 


Ventana No. 3 de la Unión de Artistas de Omsk: "Un León y el Gatito", artista desconocido, 1941; derecha: "Napoleón tuvo frío en Rusia y Hitler estará caliente". Otros dos ejemplos de la sátira soviética.

La verdad histórica difiere totalmente. El avance del entonces ejército más poderoso del mundo se detuvo, a costa de enormes pérdidas, no por el "General Invierno" sino por el esfuerzo y sacrificio de los soldados y civiles del pueblo soviético. Era poco probable que la Wehrmacht derrotara a los soviéticos en dos meses -según el plan-, la Blitzkrieg fracasó en el mismo verano de 1941, momento en que supuestamente Barbarroja debería haber terminado con la derrota soviética. Un memorando del Alto Mando de la Wehrmacht (OKW) reconocía que ya no sería posible ganar la guerra en 1941

... Y la historiografía occidental refleja igual hipótesis sobre la campaña napoleónica de 1812, el "General Invierno" frustró la apoteósica victoria del Imperio Francés que ya había tomado Moscú...


Caricatura de Kukryniksy, "A su debido tiempo para una caminata. Napoleón a Rusia (1812), y Napoleón fue derrotado. El pueblo nos respondió con la Guerra Patria en 1941 ¡Así será!"



Revisemos a continuación lo que el historiador ruso Evgueni Norin, especializado en conflictos y política internacional, tiene que decirnos al respecto.

   T. Andino

 

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Rusia entregó Moscú a Napoleón hace 210 años, aún así ganó la guerra 

por Evgeny Norin

Original en inglés: Bait and switch: Russia handed Moscow to Napoleon 210 years ago, but still went on to win the war

RT (versión en inglés)

* Todo el material gráfico es adicionado por el editor del blog.


 'Napoleón Bonaparte en Moscú',  de Adam Albrecht (1840). Museo del Kremlin

 

El cliché occidental es que el "General Invierno" derrotó al líder francés, pero la verdad es mucho más compleja.


Hace doscientos diez años, el 15 de septiembre de 1812, el ejército francés dirigido por el emperador Napoleón entró en el Kremlin en Moscú. A los ojos del mundo, todo había terminado: la ciudad más grande de Rusia yacía postrada a los pies del mayor supremo militar del mundo.

En tres meses, sin embargo, lo que quedaba del ejército de Napoleón estaba huyendo: el cuerpo y los regimientos eran meras sombras de su antiguo yo. Las enormes fuerzas que invadieron Rusia en el verano fueron casi destruidas a finales de año; las pérdidas exactas se debaten hasta el día de hoy, pero se estima que el número de soldados muertos o capturados ha sido de entre 400.000 y 500.000.


Una interesante alegoría de los Kukryniksy sobre la retirada de Napoleón de Moscú 

¿Por qué perdió Napoleón?

La narrativa occidental clásica es que Napoleón tuvo que retirarse debido al invierno ruso, sus fuerzas golpeadas por el duro clima. La opinión rusa estándar es que Napoleón se encontró con una fuerza natural diferente: el patriotismo, que llevó a la gente común a tomar las armas contra los invasores franceses, complementando los esfuerzos del ejército regular. El relato de León Tolstói sobre la guerra contribuyó a esta imagen, y es difícil competir con el poder de su genio literario.

Sin embargo, poco fue aleatorio o "natural" en la derrota de Napoleón. En primer lugar, es difícil imaginar que un general tan experimentado se hubiera olvidado de considerar el clima del país que se propuso conquistar. De hecho, Napoleón ya había emprendido campañas de invierno. La batalla de Austerlitz en 1805 fue perdida por los rusos bajo temperaturas más frías que la batalla de Berezina, donde los rusos prevalecieron. Mientras tanto, la Batalla de Eylau, que terminó de manera inconclusa para ambas partes, ocurrió durante fuertes tormentas de nieve.


Pintura de la guerra napoleónica - rusa. 'El puesto de mando de Napoleón' de Alexander Averyanov


En otras palabras, Napoleón no era un cacique africano que pudiera ser excusado por nunca haber visto nieve en su vida.

La historia de la resistencia de base también está lejos de ser precisa. No era la primera vez que Napoleón tenía que luchar contra una milicia popular: en España, tales fuerzas desempeñaban un papel auxiliar del cuerpo regular de Wellington, y el ejército francés no fue destruido tan total y rápidamente. Los propios rusos se enfrentaron a una guerra de guerrillas en Finlandia durante la campaña sueca de 1808-09, cuando el invierno era extremadamente duro. Pero no detuvo la ofensiva rusa. En otras palabras, ni la nieve ni la resistencia masiva podían garantizar el resultado, y ciertamente no podían asegurar la derrota de un ejército masivo dirigido por un general brillante.


Guerra inusual

La guerra de 1812 fue inusual. Al principio, el ejército francés avanzó y los defensores rusos se retiraron. Ninguna de las batallas pudo alterar el curso del conflicto. Napoleón comenzó a retirarse, pero las confrontaciones subsiguientes tampoco tuvieron ningún impacto significativo en la situación general. Napoleón siguió retrocediendo después de cada uno, y los rusos siguieron a su ejército. Pero los rusos no estaban simplemente reaccionando a una campaña que parecía tener su propia lógica interna, sino que tenían un plan detallado.

El esquema tenía sus raíces en las campañas fallidas de 1805 y 1806-07. Después de una serie de derrotas humillantes, el zar Alejandro I y Napoleón firmaron los Tratados de Tilsit. Sin embargo, este acuerdo de paz no resolvió el conflicto entre los dos países, y todos se dieron cuenta de que no era más que un breve interludio.

Napoleón era excelente para lograr objetivos tácticos, y esto presentaba un problema. Además, hasta ese momento, Rusia siempre había sido parte de una coalición, incluyendo a Austria y Prusia, pero ahora estaban bajo el gobierno de Napoleón y no podían ayudar. Esto significaba que el enemigo tendría muchas más tropas, dirigidas por el gran comandante militar. Nadie habría apostado por el ejército ruso en estas circunstancias. Por lo tanto, necesitaba proponer medidas asimétricas. Usando una analogía deportiva, los rusos tuvieron que arrastrar a Mike Tyson a un torneo de tiro.


El arquitecto de la victoria

En abril de 1812, esta idea se convirtió en un plan de acción. Curiosamente, fue elaborado por una persona que no es muy conocida en la Rusia actual. Era el teniente coronel Pyotr Chuykevich, y sirvió en la Oficina Especial del Ministerio de Guerra, un departamento secreto que muchos no conocían.

La Oficina Especial fue uno de los proyectos favoritos del ministro de Guerra Michael Barclay de Tolly, un príncipe ruso y soldado de origen báltico alemán y escocés. Barclay de Tolly era un comandante brillante y exitoso, aunque sus talentos estaban en áreas que generalmente no traen gloria militar: era excelente para organizar cadenas de suministro, logística y recopilar inteligencia. En otras palabras, era bueno en las cosas que rara vez se notan hasta que se convierten en las mayores debilidades del ejército. Chuykevich fue uno de sus designados para la Oficina Especial, que fue, de hecho, la primera agencia oficial de recopilación de inteligencia de Rusia.


Pyotr Andreevich Chuikevich; (R) Mikhail Barclay de Tolly. © Wikipedia


Chuykevich produjo una nota analítica titulada 'Pensamientos patrióticos', que fue entregada a Barclay de Tolly. Habiendo estudiado cuidadosamente la composición del ejército francés y la estrategia preferida de Napoleón, el teniente coronel razonó que la mejor manera de avanzar era no dejar que el ejército francés usara su enorme poder de ventaja. Sugirió evitar una batalla general para salvar a las tropas de Rusia, y retirarse mientras se lleva a cabo la guerra de guerrillas, especialmente en la retaguardia del enemigo, con el fin de golpear sus líneas de suministro y agotar y debilitar al ejército de Napoleón para eventualmente obtener la ventaja.

Era un plan sólido. Solo había dos posibilidades para que el formidable ejército francés obtuviera suministros: haciéndolos entregar desde Europa occidental, o saqueándolos para alimentarse. Obviamente, las entregas desde Occidente no serían confiables debido a las enormes y cada vez mayores distancias que los convoyes tendrían que cubrir, así como a la terrible condición de las carreteras rusas. Y si el ejército francés apostaba por buscar suministros localmente, surgía otro problema. Dado que la densidad de población en Rusia era (y sigue siendo) mucho más baja que en otras partes de Europa, las misiones de forrajeo de Napoleón tuvieron que viajar a lo largo y ancho para obtener suficientes provisiones. Y ahí es cuando se encontrarían con un segundo problema.


Guerra partisana

Los rusos fueron creativos en la organización de operaciones partisanas. De hecho, esta designación cubría dos fenómenos distintos. Por un lado, había destacamentos regulares activos en la retaguardia de la línea operativa del ejército francés. Estaban dirigidos por oficiales y consistían en cosacos, dragones, húsares y, a veces, infantería ligera. A menudo tenían su propia artillería ligera. Estas unidades llevaron a cabo reconocimientos, destruyeron forrajeros e interceptaron mensajeros.

Los franceses también tuvieron que lidiar con unidades irregulares formadas por campesinos que buscaban evitar que merodeadores y recolectores entraran en sus aldeas. Muchas de estas unidades estaban encabezadas por el propietario local, que a menudo sería un oficial militar retirado versado en los conceptos básicos de la organización militar. Trataron de reclutar campesinos que tuvieran alguna experiencia con armas y vida al aire libre: cazadores, azotadores, silvicultores, etc. Estas unidades se comunicaban entre sí usando campanas de iglesia.

Naturalmente, los campesinos armados podían hacer poco contra el ejército francés, pero esto nunca se esperó de ellos, todo lo que tenían que hacer era alertar a las fuerzas partisanas regulares. Si los partisanos no lograban disuadir al enemigo, el ejército regular acudía al rescate. Este arreglo no era ideal, pero funcionó la mayor parte del tiempo.


         '¡Con arma - disparo!' por Vasily Vereshchagin (guerra napoleónica - rusa)


Dentro de este paradigma, las principales fuerzas del ejército tenían un papel peculiar. Tuvieron que permanecer a la vista de Napoleón, limitando la libertad de su ejército y evitando que se atascara a través de una gran distancia o se moviera libremente por el país. El ejército ruso utilizó este enfoque porque al ser conscientes de su presencia, los franceses no podían relajarse ni dispersarse.

Como resultado, las fuerzas francesas ni siquiera habían terminado su ofensiva cuando comenzaron a morir de hambre. No pudieron obtener suficiente comida y no pudieron enviar suficientes tropas para proteger las comunicaciones porque Napoleón necesitaba una fuerza capaz de enfrentarse al principal ejército ruso. Además, los rusos se estaban retirando cada vez más. Los franceses ya estaban a cientos de kilómetros de sus bases y tuvieron que dejar a mucha gente en la retaguardia para mantener el orden, mientras que los suministros de Occidente se habían secado.


¿Por qué los rusos rindieron Moscú?

La batalla cerca de la aldea de Borodino, que Mikhail Kutuzov - el comandante en jefe de las fuerzas rusas - acordó luchar, estaba en desacuerdo con esta lógica. Sin embargo, Kutuzov fue un político, así como un líder militar. Se dio cuenta de que renunciar a Moscú sin una gran batalla sería algo que la sociedad rusa no perdonaría. Sin embargo, era perfectamente consciente del hecho de que las razones para luchar eran más políticas que militares, por lo que, después de que el primer día de la batalla no pudo resultar en una victoria decisiva para ninguno de los lados, en lugar de seguir adelante (lo que solo habría llevado a la derrota total del ejército ruso cansado de la batalla), se retiró y rindió Moscú para salvar a las fuerzas rusas.


'Napoleón cerca de Borodino' por Vasily Vereshchagin


Como resultado, al entrar en Moscú, Napoleón agarró el queso en la ratonera. La ciudad más grande de Rusia lo mantuvo varado durante varias semanas. Todo ese tiempo, el emperador francés estaba tratando de negociar la paz, pero fracasó. Esas semanas pusieron a la Grande Armée al borde del desastre.

Después de un tiempo, los franceses se retiraron. Mientras se embarcaban en la larga caminata de regreso a casa, el clima estaba bien y los horrores del "terrible invierno ruso" -que, en realidad, resultó ser bastante ordinario- aún estaban por llegar, pero el ejército ya estaba empezando a sufrir de hambre. A medida que las temperaturas caían por debajo del punto de congelación, los caballos comenzaron a morir, y algunos de ellos fueron sacrificados para alimentarse. Sin caballos no había caballería, lo que hacía que los franceses fueran vulnerables a las unidades de caballería móviles rusas que estaban hostigando al ejército de Napoleón.

Los siguientes pasos dados por el mariscal de campo Kutuzov eran predecibles. Continuó enviando nuevas fuerzas contra la retaguardia francesa, tratando de evitar grandes enfrentamientos y manteniendo a los franceses en movimiento. Las tropas rusas tampoco eran inmunes al frío, y al igual que los franceses, tenían rezagados y los que enfermaban. Sin embargo, mientras que los soldados rusos podían permanecer en las aldeas cercanas hasta que se recuperaran, los franceses tenían que quedarse atrás y ser hechos prisioneros, o continuar hasta que desarrollaran complicaciones. Una vez debilitados, se volvieron vulnerables a la infección.


Juicio por hambre e invierno

Una de las cosas clave que Kutuzov ordenó a sus oficiales que hicieran podría no sonar heroica, pero era práctica. Los rusos estaban atacando deliberadamente las tiendas francesas de alimentos. Por lo tanto, la derrota de la brigada del general Jean-Pierre Augereau en el pueblo de Lyakhovo por los partisanos fue, en esencia, una buena ventaja en la búsqueda de depósitos de suministros. El ejército francés no se congeló hasta la muerte, pero se estaba muriendo de hambre, mientras que las batallas parecían más ejecuciones, ya que los rusos usaron artillería para dispersar a las unidades francesas que marchaban más allá de ellos, sin la necesidad de un compromiso general.

Los franceses no pudieron luchar mucho de todos modos, ya que la mayoría de sus caballos habían sido comidos y sus armas habían quedado atrás. Los soldados heridos se enfrentaban al mismo dilema que los enfermos: o ser arrastrados junto con el riesgo de complicaciones e infecciones, o ser dejados a merced de los rusos, lo que en realidad no era una mala idea. Sufriendo por el frío y las dificultades de la persecución del otoño y más tarde del invierno, las tropas rusas no estaban dispuestas a infligir aún más dolor a los franceses cautivos. Después de que la mayor parte del cuerpo del mariscal Michel Ney fuera destruido cerca de Krasny, los sobrevivientes simplemente caminaron hacia las posiciones rusas para preguntar dónde podían rendirse. Les quitaron sus armas y fueron enviados a las fogatas donde los soldados rusos, que eran igual de fríos y miserables, les daban vodka a sus prisioneros para sentirse un poco más cálidos por dentro. Esto puede parecer surrealista, pero no para aquellos que estuvieron en una marcha en temperaturas bajo cero durante días.

Uno de los elementos clave de esta estrategia de "asfixia" fue una operación emprendida por el pequeño ejército del Danubio dirigido por Pavel Chichagov detrás de las líneas de Napoleón. En estos días, Chichagov es recordado principalmente como el hombre que no pudo cerrar la trampa y permitió que lo que quedaba del ejército francés escapara en la batalla cerca del río Berezina. Sin embargo, la parte más importante de la operación de Chichagov fue lo que hizo antes, no durante la Batalla de Berezina. Antes de proceder a tratar de atrapar a Napoleón en la Berezina, Chichagov capturó Minsk, el depósito de suministros clave de los franceses que tenía dos millones de raciones diarias. Ni siquiera tenía que estar en el Berezina, ya que había destrozado las posibilidades del ejército francés de sobrevivir. Debido a un conflicto personal con Kutuzov y su fracaso final para atrapar a Napoleón, Chichagov no fue aclamado como un héroe de guerra; sin embargo, su principal éxito fue la batalla contra las líneas de suministro.


'La retirada de Napoleón de Moscú' por Adolph Northen


Y ese fue el momento en que el frío amargo realmente se instaló, matando a las personas que caminaban hacia el oeste a través de llanuras y bosques cubiertos de nieve. Pero el clima fue solo el último clavo en el ataúd del Grand Armée, rematando a un ejército que ya había sido derrotado.


Para Rusia, 1812 significó no solo un gran triunfo militar, sino también la victoria de la inteligencia y el autocontrol sobre la fuerza bruta. Los rusos tenían un plan y se apegaron a él, mientras que el zar Alejandro I estaba lo suficientemente decidido como para mantener el rumbo incluso después de que Napoleón capturara Moscú. El coraje de los soldados, el clima y otros factores obvios jugaron un papel importante, pero la Guerra de 1812 es, por encima de todo, un triunfo de la estrategia y la consistencia en la búsqueda de objetivos.

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