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22 noviembre 2015

Geopolítica del poder: La Ruta de la Seda (IV)


 Un mapa de la Ruta de la Seda



CAMBOYA, TAILANDIA, BIRMANIA, BANGLADESH, SRI LANKA

En la más larga parte de esta serie de artículos, seguimos sin perder de vista que hemos salido de un siglo atlántico para entrar en un siglo indo-pacífico. Toca, por tanto, terminar de pasar revista a los Estados importantes en el dominio del Índico y de las antiguas rutas de la seda y de las especias. Examinaremos también los diversos proyectos estabilizadores que, oponiéndose a la amenaza de ‘Globalistán’ y de la influencia caótica de las potencias periféricas del mundo, buscan solidificar las conexiones entre Oriente y Occidente.

Es necesario repasar otros importantes Estados del Índico, de la Ruta de las Especias y del Collar de Perlas Chino, sin los cuales no se pueden entender los tiempos del verdadero gran partido que se está jugando en el mundo, a espaldas de los pueblos pero afectándoles muy directamente. 


CAMBOYA

Las montañas de cráneos de la era de Pol Pot y el Jemer Rojo demuestran que muchas cosas desagradables han tenido que ocurrir para que hoy Camboya albergue una perla del collar chino o para que podamos comprar un chándal Adidas made in Cambodia por mano de obra cuasi-esclava hacinada en sweatshops (factorías insalubres).

Camboya se encuentra en una encrucijada en la que nació un gran reino medieval, el Imperio Jemer, que desde el centro religioso de Angkor dominó la mayor parte de la Península Indochina, ejerciendo de bisagra entre tres espacios marítimos distintos: el Mar de Andamán (parte del Golfo de Bengala, a su vez parte del Índico), el Golfo de Tailandia y el Mar del Sur de China. El antiguo Estado camboyano era, por tanto, una alternativa terrestre a la ruta marítima del estrecho de Malaca (actual Singapur).

Durante la era colonial, el Sudeste Asiático fue el escenario en el que coincidieron varias superpotencias: China, Francia y Reino Unido. En la Segunda Guerra Mundial, Japón entró en la región de una manera increíblemente violenta. Los japoneses permitieron en 1941 que el gobierno colonial de la Francia de Vichy (aliada con Alemania) conservase el control y los franceses del Eje incluso permitieron que las tropas japonesas recorrieran la Indochina Francesa y acantonasen 25.000 hombres en Vietnam del Norte. En Marzo de 1945, tras la derrota de la Francia de Vichy, los japoneses tomaron brevemente el control de Indochina, establecieron un estado títere en Camboya, desarmaron a las fuerzas francesas y pusieron fin a la romanización del idioma jemer (o khmer), revirtiendo su escritura a los caracteres tradicionales. La Francia aliada tomaría el control en Octubre, pero su influencia no volvería a ser la misma y el idioma jemer no volverá a escribirse con caracteres romanos.

Camboya perteneció a Francia hasta que obtuvo, junto con el resto de la Indochina Francesa, su independencia en 1954, en buena parte gracias a las presiones del Vietminh ―una guerrilla comunista que, liderada por Ho Chi Minh, había sido apoyada por Washington para luchar contra los japoneses durante la Segunda Guerra Mundial. Más adelante, el Vietminh se convertiría en el Vietcong, en una historia que nos recuerda inevitablemente al movimiento muyaidín, mutado en movimiento talibán.

Aun después de 1954, la ex-Indochina Francesa continuó formando parte del patio trasero geopolítico de Francia hasta que, en 1966, la escalada de intervencionismo estadounidense en la región (establecimiento del gobierno títere de Lon Nol en Vietnam, conscripción de medio millón de camboyanos para luchar contra Vietnam del Norte) marcó el principio del fin del poder de París en la zona. La intervención de Washington en el antiguo imperio francés nunca fue del agrado del dictador De Gaulle, que ese mismo año de 1966 se salió de la OTAN, dejó de hacer pruebas atómicas en el desierto de Argelia y comenzó a hacerlas en la Polinesia francesa, sin duda en parte como toque de atención a Washington: la República es una fuerza a ser tenida en cuenta en la región de Asia-Pacífico. Cada vez más, los intereses de Francia coincidían con los de la URSS: luchar contra la influencia estadounidense y china en la zona. Franco, en virtud de su afinidad por la Francia degaullista, se negó a intervenir militarmente en Vietnam.

En 1969, el presidente Nixon y su cerebro geoestratégico Henry Kissinger hicieron entrar a la Fuerza Aérea de los EEUU en el espacio aéreo de la región… sin la aprobación del Congreso. En los subsiguientes cuatro años, la USAF lanzó 280.000 bombas sobre Camboya ―el equivalente a 25 Hiroshimas. En total, EEUU lanzó más toneladas de explosivos sobre Camboya que durante toda la Guerra de Corea o en todas las operaciones del Teatro Pacífico (incluyendo Japón y ambas bombas atómicas) durante la Segunda Guerra Mundial. Oficialmente, el objetivo era atacar bases de suministro de Vietnam del Norte, pero en realidad los bombardeos tuvieron el efecto de neutralizar a Camboya como Estado: murieron 750.000 camboyanos y el 75% del ganado del país, fueron destruidas el 40% de las carreteras y el 30% de los puentes (algo particularmente grave en un país tan fluvial, la destrucción de puentes lo convirtió en un archipiélago de facto), y el incipiente sector industrial camboyano fue estrangulado en su cuna. Las cosechas de arroz degeneraron y una catastrófica hambruna, seguida de enfermedades, se apoderó del pequeño país.



Bombardeos estadounidenses en Camboya. En total, 113.716 lugares bombardeados por la USAF. Las municiones no-explosionadas (UXOs) siguen siendo un peligro en Camboya a día de hoy. La franja bombardeada sugiere que se pretendía crear una "zona muerta" estéril en la frontera del Este para evitar la expansión de la influencia vietnamita (por ende soviética) hacia Camboya y Tailandia. La dictadura de Pol Pot no fue más que una prolongación política y económica de esta estrategia militar estadounidense, que seguramente ahorró millones de dólares en bombas. Las mismas fronteras estatales de Indochina parecen concienzudamente trazadas para promover la balcanización territorial y especialmente dividir el recorrido del río Mekong, que viene a ser una salida natural de China.

Raramente se nos brinda una interpretación clara acerca de los acontecimientos que rodearon el ascenso al poder de Saloth Sar (conocido como Pol Pot) en Camboya. Cuando EEUU se retiró de Vietnam en 1975, el país comenzó a caer bajo la influencia de la URSS, cambiando desde su anterior referente, China (aliada de EEUU). Salió de la sombra en Camboya una extraña guerrilla comunista, el Khmer Rouge (o Jemer Rojo), que era virulentamente anti-vietnamita. Pol Pot, el obscuro jefe del movimiento, era claramente un agente del exterior cuyo interés era neutralizar Camboya como Estado fuerte, convirtiéndola en un agujero negro geopolítico y patio trasero de Tailandia ―a su vez patio trasero de EEUU. Pol Pot parecía simplemente ser el continuador de la política seguida por los bombardeos estadounidenses en 1973: bajo sus instrucciones, Camboya desmanteló todo su potencial industrial, sus ciudades, vías de comunicación, su red eléctrica, aniquiló a la intelligentsia (especialmente francófona) del país (bastaba tener gafas o saber hablar francés para ser detenido y ejecutado), hizo matanzas de católicos, llevó a cabo masacres arbitrarias, torturó y asesinó hombres, mujeres y niños sin distinción y exterminó, directa o indirectamente, a un tercio del pueblo camboyano en tan sólo cuatro años de terrorismo de estado. El enfermizo gobierno de Pol Pot fue expulsado en 1979 por el ejército vietnamita, cansado de lidiar con razzias polpotistas en su territorio, y los jemeres rojos escaparon a las selvas del Oeste.



El resultado de las ejecuciones políticas, las torturas, el trabajo forzado, las enfermedades, el fanatismo y el hambre de la era de los jemeres rojos: entre 2 y 3 millones de muertos en sólo cuatro años. Nótese en la foto de arriba el fusil de asalto estadounidense M-16, procedente de la época en la que Washington utilizaba camboyanos conscriptos para luchar contra Vietnam del Norte. Muchos jemeres rojos eran adolescentes ex-niños soldado, embrutecidos tras una vida entera de guerra y fácilmente manipulados por la cúpula polpotista. El genocidio camboyano nunca tendrá en Hollywood el eco que han tenido otros genocidios históricos.

Sin embargo, la pesadilla jemer no se esfumó aquí. En 1980, Estados Unidos estaba financiando en secreto a los jemeres rojos en la frontera de Tailandia. La magnitud de estas ayudas se conoció gracias a la correspondencia entre Jonathan Winer, abogado del Congreso de EEUU, y la Vietnam Veterans of America Foundation, así como al periodista australiano John Pilger. Washington también apoyó a los jemeres rojos en las Naciones Unidas: aunque el gobierno de Pol Pot había sido derrocado en 1979, gracias a la ayuda estadounidense, sus representantes continuaron ocupando el asiento de Camboya en la ONU. EEUU incluso presionó para que la "comunidad internacional" reconociese a los jemeres (que dominaban el 10% del territorio y de la población de Camboya) como refugiados, contraviniendo una convención de la ONU según la cual los sospechosos de crímenes contra la humanidad no pueden gozar de tal estatus.

Washington mandó a personal de alto rango de la CIA para apoyar a Pol Pot en la selva, otros países que apoyaron la presencia de los jemeres rojos en la ONU fueron China, Reino Unido, Australia y los países de la ASEAN (Singapur, Indonesia, Malasia, Filipinas y Tailandia), también el petro-sultanato de Brunei y la Comunidad Económica Europea,  presionados por la OTAN. El delegado británico, Lord Peter Carrington [1], secretario de Estado de Thatcher, llegó a declarar que Londres apoyaba a Pol Pot como gobernante legítimo del "pueblo jemer". En Julio de 1985, George Shultz, Secretario de Estado de Washington, pidió apoyo para los continuos ataques de los Jemeres Rojos en Camboya.


Dos de los muchos responsables directos de lo que sucedió en Camboya bajo Pol Pot. Izquierda: George Shultz, Secretario de Estado del presidente Nixon. Derecha: Lord Carrington, Secretario General de la OTAN y ostentador de varios cargos políticos relacionados con la política exterior en Reino Unido entre los años 60 y 80.

En 1981, el geoestratega Zbigniew Brzezinski, asesor de Seguridad Nacional del presidente Carter, declaró "Yo animé a los chinos a que apoyasen a Pol Pot. Pol Pot era una abominación, nosotros nunca podríamos apoyarlo, pero los chinos sí". EEUU, añadió, había "guiñado un ojo públicamente" mientras China y Tailandia mandaban armas a los jemeres rojos.

Reveladoramente, Pol Pot había estudiado en la universidad de la Sorbona en París, donde era fuerte la infiltración de movimientos trotskistas y maoístas financiados desde Washington y que no tenían absolutamente nada que ver con el Kremlin. Este tipo de movimientos, dirigidos contra la dictadura de De Gaulle en Francia ―hostil a EEUU―, son los que desembocaron en el Mayo del 68 y en la religión del progresismo, el multiculturalismo, el feminismo y la "corrección política".

Tras la expulsión de los jemeres en el 79, Phnom Penh estaba bajo el control de un régimen pro-vietnamita. El ejército vietnamita había acorralado a los terroristas en la selva, impidiendo el regreso de Pol Pot. Pero la ONU, reconociendo hipócritamente a los jemeres como únicos gobernantes legítimos y rechazando al nuevo régimen pro-vietnamita (por tanto pro-soviético), decretó inauditamente un embargo total sobre Camboya. La nueva Camboya "des-jemerizada" fue excluida de todos los acuerdos de comercio internacional, se bloqueó la ayuda humanitaria, se prohibió que UNICEF y la Cruz Roja entrasen en el país. El único país que protestó en la ONU por este estado de cosas fue la URSS, que poseía dos importantes bases militares en Vietnam (Da Nang y Cam Ranh) y que sostenía las operaciones vietnamitas en Camboya. Hanoi, por su parte, estaba dispuesto a retirarse de Camboya… a cambio de que China y la OTAN dejasen de apoyar a Pol Pot y de que Tailandia dejase de proporcionar santuarios a los jemeres rojos [2]. Vietnam fue condenado por la "comunidad internacional" y hasta sufrió una invasión china de castigo.

Indudablemente, Washington quería cultivar Camboya como una especie de estéril Corea del Norte en el Sudeste asiático, un agujero negro geopolítico cuyo fin era interrumpir el flujo natural de influencias y mercancías, evitar que el poder de la URSS se expandiese más de la cuenta, atenazando potencialmente tanto a China como a Singapur, chocando con Tailandia (esfera de influencia estadounidense) y controlando ciertas ramas secundarias de la Ruta de la Seda que serían vitales para las exportaciones chinas en décadas posteriores. A EEUU no sólo no le molestó en absoluto la dictadura de Pol Pot ―que era anti-soviética, anti-vietnamita y pro-china―, sino que de hecho le convino.

Camboya repitió por tanto el macabro espectáculo que ya había tenido lugar con los bolcheviques en Rusia, los maoístas en China, los muyaidines en Afganistán, los tigres tamiles en Sri Lanka, la UÇK en Kosovo y Al-Qaeda y otros grupos del "yihadismo salafista internacional" en el mundo musulmán: la financiación, lavado de cerebro y apoyo activo a un reducido pero violento y fanático grupo de criminales para desestabilizar un Estado y hacerle el trabajo sucio al eje Londres-Washington-Tel Aviv ―o, lo que es lo mismo, a las Finanzas Internacionales. Pol Pot se convirtió en uno más de un largo rosario de dictadores sanguinarios apoyados por Estados Unidos, desde Suharto en Indonesia hasta Mobutu en Zaire, junto con una ristra de tiranos iberoamericanos… muchos de ellos graduados en la ‘US Army School of the Americas’. 


Verdugos de Camboya apoyados tanto por EEUU como por China. Izquierda: Pol Pot. Derecha: Kang Kek Iev, alias Duch, director de varias cárceles, incluyendo la famosa S-21, donde se interrogaba y ejecutaba a los enemigos del régimen.

La ayuda del atlantismo a Pol Pot no se limitó a alimentar y entrenar a sus tropas o a proporcionar inmunidad diplomática a sus delegados a lo largo de los años 80. En 1991 ―mientras la URSS se desintegraba y EEUU atacaba el Iraq de Saddam Hussein― Washington y la Subcomisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas, como parte del "esfuerzo de paz" en Camboya, garantizaron a los jemeres rojos que no serían juzgados por sus crímenes. Objetivo: favorecer una "transición" pacífica.

Los jemeres se convirtieron en uno de los grupos terroristas más ricos del mundo, vendiendo grandes extensiones de las selvas y yacimientos de piedras preciosas de Camboya al gobierno tailandés, así como estableciendo cuatro grandes bases en Tailandia… protegidas por soldados tailandeses. Camboya se abrió a los "inversores internacionales" como plataforma de mano de obra barata y el dinero extranjero comenzó a fluir a raudales por el país ―aunque sólo una reducida oligarquía local, a menudo de perfil ex-jemer, se ha forrado con ello.

La siempre difusa "comunidad internacional" puso al frente del país a Hun Sen, un  antiguo comandante jemer renegado, acusado por Amnistía Internacional de asesinar y torturar a miles de prisioneros con descargas eléctricas, hierros al rojo y bolsas de plástico. Bajo el liderazgo de Hun Sen, dictador de facto, Camboya está siendo efectivamente convertida en una provincia de Globalistán. Aproximadamente la mitad del país (incluyendo tierras alrededor del antiguo complejo arqueológico de Angkor Wat, las costas arenosas, los edificios coloniales de Phnom Phenh y las islas del suroeste) ha sido vendido a inversores extranjeros, desplazando a 700.000 personas de sus hogares y obligándoles a convertirse en proletarios neo-esclavos de las multinacionales globalistas. Camboya entera está siendo privatizada bajo la mirada del Banco Mundial.


Al fin EEUU y China tienen en Camboya un patio trasero al que pueden saquear impunemente. Obama y Hu Jintao estrechan manos con el dictador camboyano Hun Sen.

China, antigua enemiga de Camboya, también ha entrado fuertemente en el país. Además de construir infraestructuras de transporte, obviamente orientadas a mejorar el flujo del comercio chino, Beijing ha incorporado Camboya a su Collar de Perlas. El emplazamiento escogido ha sido las islas Kampong Som y el parque nacional de Ream, en la provincia de Sihanoukville. Beijing alberga la esperanza que Sihanoukville se convierta en una estación intermedia entre el Mar del Sur de China y el estratégico istmo de Kra y/o el proyecto birmano de Dawei, que veremos más abajo.



TAILANDIA, CORTAR EL CUELLO DEL DIABLO ―EL ISTMO DE KRA

A menudo se dice que, en este Globalistán fraguado poco a poco a golpe de guerra, atentados terroristas e ingeniería social, hay macro-regiones especializadas por sectores económicos. Occidente representaría el mundo consumidor, el Tercer Mundo la fuente de materias primas, Asia Oriental (o Estasia) el sector industrial, etc. Si esto es así, entonces sin duda al antiguo reino budista de Siam le corresponde ser el puticlub del mundo y el paraíso de todas las tendencias sexuales bordeando la legalidad.

Durante la época colonial, Tailandia ("Siam") fue, junto con Abisinia y Persia, de los pocos países no-occidentales que conservaron su soberanía bajo una monarquía tradicional. Probablemente, tanto los ingleses (desde Birmania) como los franceses (desde Indochina) consideraron oportuno no anexionar Tailandia a sus respectivos dominios para que hiciese de Estado-amortiguador que aliviase la tensión entre Reino Unido y Francia en la zona, impidiendo un conflicto armado.

En 1941, el primer ministro de Tailandia Plaek Pibulsonggram (formado militarmente en Francia y mejor conocido como Phibun) permitió que los japoneses transitaran por su territorio para alcanzar los dominios británicos en Birmania y Malasia, llegando por primera vez al Índico y acercándose peligrosamente a Singapur y el estrecho de Malaca. Tailandia firmó un tratado militar con un protocolo secreto, en virtud del cual Japón la ayudaría a recuperar territorios perdidos a los franceses (en Camboya) y a los ingleses (en Malasia y Birmania). En 1942, Tailandia entró en la Segunda Guerra Mundial del lado japonés y ese mismo año Singapur fue tomada por el Imperio Japonés. Winston Churchill calificó el evento como "el peor desastre y la mayor capitulación en la historia británica". En 1945, tras la derrota de Japón, entraron en Tailandia soldados británicos e hindúes a asegurar la zona.

Durante la época de la Guerra de Vietnam,  el capital y la influencia estadounidenses entraron en Tailandia produciendo una modernización del país y disolviendo poco a poco sus antiguas tradiciones. En unas décadas, se consumó lo que en Europa había tardado siglos y milenios. El mundo urbano creció exponencialmente a costa del mundo rural y la capital Bangkok multiplicó su población varias veces. Desde entonces hasta ahora, Tailandia ha pasado por una mareante sucesión de disturbios, golpes de Estado y cambios políticos patrocinados por el extranjero.

La tendencia de Bangkok en los últimos años ha sido bascular lentamente hacia China, algo lógico teniendo en cuenta la proximidad geográfica y que Tailandia es más de la órbita de "Estasia" que de ninguna otra ―aunque sus relaciones con India e Irán también son fuertes. En Enero de 2012, Tailandia reconoció a Palestina como Estado independiente. Aun así, Bangkok sigue siendo víctima de la relación amor-odio entre Washington y Beijing, sigue ofreciendo a su población como mano de obra barata para las multinacionales occidentales y, en cuanto a China, su principal interés en el país es "cortar el Cuello del Diablo". 

El "Cuello del Diabloes el nombre local del itsmo de Kraque separa a la Península Malasia (incluyendo Singapur) del resto de Indochina y al Océano Índico del ultra-estratégico y geopolíticamente tenso Mar del Sur de China, denominado por los estrategas del Pentágono como una de las "cajas de batalla" (battle-boxes) de China. Si hay un espacio "indo-pacífico" por excelencia, es sin duda todo lo que hay desde el comienzo del istmo de Kra hasta Singapur.

Como vimos en anteriores entregas, China (también Japón, Corea del Sur y Taiwán) depende desesperadamente del Estrecho de Malaca, especialmente en lo que respecta a sus importaciones petroleras. El estrecho es, desde la época de la Ruta de las Especias, un chokepoint (punto de paso obligado o cuello de embudo) para el tráfico comercial marítimo, por lo que a principios del Siglo XIX cayó en manos de ―como no― la Compañía Británica de las Indias Orientales. Singapur se conectó rápidamente con otros enclaves comerciales británicos en Sudáfrica, Egipto, el Golfo Pérsico, Yemen, India, Hong Kong y Shanghai. Organizado por la familia Sassoon, el opio fluyó a toneladas hacia los puertos chinos causando inestabilidad social y cruentas guerras. En 1897, el Imperio Británico y la monarquía siamesa llegaron a un acuerdo para no construir un canal en Tailandia, a fin de proteger la posición dominante de Singapur. Hoy, Singapur sigue siendo de facto un enclave comercial británico, un centro de Inteligencia y uno de los más importantes centros financieros del mundo, pero su estatus depende de que el tráfico comercial chino pase por el estrecho de Malaca.


Una búsqueda de imágenes del puerto de Singapur nos dará una idea de la importancia de este extraño enclave. La ciudad-estado de Singapur es un eslabón más en la larga y antigua cadena de influencia del Imperio Británico en Asia. Ejerciendo de bisagra entre el Índico y el Pacífico en un estrecho cuello de botella que canalizaba todo el tráfico comercial, Singapur cayó en manos de los ingleses. Desde Singapur, se estrecharon lazos con Hong Kong y Shanghai. Los Sassoon inundaron China de opio a través de Singapur, con la ayuda de la Compañía Británica de las Indias Orientales. Nótese el edificio del centro: se trata del banco británico HSBC (Hongkong-Shanghai Banking Corporation). HSBC se fundó con capital procedente del tráfico de opio [3] y tuvo un peso decisivo en muchos acontecimientos de Estasia (Asia Oriental) desde la época colonial. Tras las Guerras del Opio, el Imperio Británico estrechó lazos con varias sociedades secretas chinas de siglos y hasta milenios de antigüedad ―las tríadas o mafia china, así como otros muchos grupos, nacieron de esta interacción. La China capitalista-mercantil moderna es el resultado directo de la influencia del comercio británico en China tras las Guerras del Opio.

China estableció su Collar de Perlas para dar seguridad a su tráfico marítimo, pero también intenta desesperadamente aliviar un poco su enorme dependencia del estrecho de Malaca para que sus mercancías y fuentes de energía no transiten por un grifo controlado por el atlantismo. Ha intentado sacar rutas terrestres (especialmente a través de Pakistán y de Myanmar) que sobrepasen Singapur, pero parece que todos sus intentos de salir al Océano Índico son rápidamente frustrados por el atlantismo, en la forma de desestabilizaciones territoriales o tratados diplomáticos. Eso le deja a China la opción de crear un nuevo estrecho de Malaca bajo su control: excavando un canal en el Istmo de Kra. La otra opción sería establecer puertos, refinerías, terminales de gas natural, etc., a ambos lados del istmo, y conectando dichas instalaciones mediante un corredor comercial que incluiría un gasoducto, un oleoducto, una vía férrea y una autopista. El proyecto del corredor tendría una longitud de 44 km, una anchura de 500 m y constaría de dos autopistas, una para cada sentido, separadas entre ellas 150 metros por una vía férrea, un oleoducto y un gasoducto. De tal modo, las mercancías podrían saltar desde el Mar de Andamán (Índico) al Golfo de Tailandia (Pacífico). El proyecto de corredor comercial se encuentra actualmente estancado debido a… preocupaciones medioambientales.



Proyectos para un canal y/o corredor comercial en el Istmo de Kra. Los grandes perjudicados regionales: Malasia, Indonesia y especialmente Singapur, por tanto, indirectamente Reino Unido y Estados Unidos. La idea de un canal en Tailandia es tan antigua como el rey siamés Narai el Grande, que en el Siglo XVII ya mantenía relaciones diplomáticas con Francia y le pidió al ingeniero francés de Lamar que investigase la posibilidad de llevar al cabo la obra. En 1897, el Imperio Británico y la monarquía siamesa acordaron no construir un canal para proteger la posición dominante de Singapur.

Este proyecto le restaría importancia a Singapur de modo similar a como Suez se lo restó a Ciudad del Cabo, el canal de Panamá al estrecho de Magallanes o el canal de Kiel a Dinamarca. Los proponentes afirman que un oleoducto recortaría los costes de transporte petrolero a Asia 0.50 dólares por barril de petróleo, y el gasoducto 3 dólares por metro cúbico de gas. Se convertiría sin duda en la perla más importante del collar chino y en una "zona económica especial" de importancia global. Sería una revolución importante en la Ruta de las Especias y provocaría un nuevo orden regional.

China ―experta en infraestructuras hídricas y similares desde hace milenios― se ha ofrecido a sufragar los costes de la obra, incluyendo refinerías e instalaciones portuarias completas, una pista de aterrizaje y una base naval, como parte de su estrategia de "collar de perlas", bases avanzadas y seguridad energética. Si los gobernantes de Tailandia no se han decidido aun a construir el canal y/o corredor comercial es porque están comprados por los gobiernos de la ASEAN y por los intereses de Londres y Washington. Se alegan razones tan variopintas como impacto medioambiental, costes enormes o que el canal partiría Tailandia en dos, separándola de la minoría musulmana malaya del Sudeste [4] y convirtiendo la Península de Malasia en una isla de facto.

Pero si el proyecto se llevase al cabo en Tailandia, tanto Malasia como Singapur e Indonesia sufrirían un enorme shock económico, los rascacielos de Singapur sólo servirían como nidos de gaviotas, la industria astillera singapurense se estrellaría, Estados Unidos y Reino Unido sufrirían un golpe tremendo y se podría desencadenar un conflicto armado naval en la región. Además, la Armada y flota mercante chinas obtendrían acceso a una vasta continuidad marítima que va desde el Mar del Sur de China hasta el Cabo de Buena Esperanza y los estrechos de Hormuz y Mandeb. El canal de Kra es el ejemplo de cómo los intereses del eje angloamericano atlantista chocan de vez en cuando con los intereses del beneficio desalmado, del lucro, del capital y de la globalización sin patria y sin fronteras. Para un capitalista de la era de la globalización, el dinero es ciego y no tiene patria. 

El canal de Kra, sencillamente hablando, daría más beneficios a las multinacionales que lo usasen, pero no le conviene a la política exterior de la anglosfera, ya que resta importancia a Singapur y acerca la ruta marítima más al continente eurasiático, donde la influencia china es cada vez mayor. Saboteando los esfuerzos chinos en Pakistán, India, Myanmar y Tailandia, el atlantismo mantiene el status quo, forzando a toda Estasia a depender de Singapur y su imperio regional: la ASEAN.


BIRMANIA (MYANMAR)

Myanmar es la ruta más corta desde la dinámica costa Este de China hasta el Océano Índico. Durante décadas, Birmania ha estado en la lista negra de las potencias atlantistas. En 2005, la entonces Secretaria de Estado Condoleeza Rice la incluyó en su lista de "avanzadillas de la tiranía", su ejército es el malo de la última película de "Rambo" y el país hasta sufrió una revolución coloreada espontánea, la llamada "revolución del azafrán", promovida por EEUU en 2007 ―principalmente porque ese mismo año, PetroChina y Birmania habían firmado un memorándum de entendimiento según el cual Birmania suministraría gas natural a China. La revolución del azafrán también coincidió casualmente con Malabar 07, unas maniobras navales de la US Navy con las armadas de India, Japón, Singapur y Australia.

Sin embargo, en un brusco cambio de política, la Secretaria de Estado de EEUU Hillary Clinton, recomendó literalmente a las multinacionales estadounidenses que invirtiesen en Birmania: el clima ha cambiado, ahora hay "apertura al exterior", es decir, ansias de dejarse violar por la globalización. ¿Qué ha sucedido realmente para que, en un giro geopolítico verdaderamente orwelliano, los enemigos pasen a ser los amigos, o al menos los no-enemigos? ¿Qué esconden el baboso dialecto diplomático del presidente estadounidense y el jet lag de la dignataria? La respuesta a ambas preguntas es la creciente influencia de Beijing en la región y su relación de amor-odio con Washington.



La saga "Rambo" corre el riesgo de convertirse en la más orweneada de la historia del cine. Arriba, Rambo confraterniza con un talibán afgano (entonces llamados muyaidines) en la peli "Rambo III"… hoy EEUU combate a los talibán. Abajo, en "John Rambo", se encarga de un militar birmano como sólo él sabe hacerlo… hoy, EEUU estrecha relaciones diplomáticas con Birmania.

Myanmar es el emplazamiento de antiguos Estados budistas que todavía en el Siglo XVII tenían suficiente fuerza como para infligir derrotas tanto a los portugueses como al reino de Siam. Durante la era colonial, los británicos fueron adquiriendo rápidamente influencia en la región, estableciendo la petrolera Rangoon Oil Company (posterior Burmah Oil Co) en 1871 y anexionándose Birmania en 1886, pasando el país a formar parte de una vasta continuidad territorial limitada sólo por dos antiguas monarquías tradicionales que retuvieron su independencia: Persia (Irán) al oeste y Siam (Tailandia) al este. El dominio británico chocó enseguida con las poblaciones locales, firmemente apegadas a sus tradiciones budistas, que motivaron grandes revueltas hasta bien entrados los años 30 del Siglo XX. Como había pasado con el Islam en Egipto, los británicos se dieron cuenta de la enorme ventaja estratégica que supondría meterse en el bolsillo a las autoridades religioso-sociales, en este caso budistas. Es así como a día de hoy, el Dalai Lama forma claramente parte de la esfera de influencia del atlantismo. Birmania, rica en opio, pasó a integrar la red de narcotráfico de todo el Sudeste Asiático.



Si la cocaína es una de las grandes protagonistas secretas de la geopolítica de Iberoamérica, el opio lo es en Asia. Las dos narco-zonas señaladas (Creciente Dorada y Triángulo Dorado) tienen varias cosas en común: ambas comparten frontera tanto con China como con India, ambas han sido ocupadas por EEUU de una forma u otra (Vietnam, Afganistán) y ambos se encontraron en el pasado bajo la influencia del Imperio Británico y del narcotraficante David Sassoon. Nótese como Camboya queda fuera del llamado "Triángulo Dorado".

En Marzo de 1942, las tropas japonesas entraron en Birmania y la administración británica colapsó. Mientras tanto, el antiguo tráfico de opio de la zona, tradicionalmente en manos británicas, sirvió para nutrir a la resistencia antijaponesa en China, financiando a las primeras repúblicas soviéticas del país: Jiangxi y Yan’an [5]. En 1948, Birmania obtuvo la independencia del Reino Unido, siguiendo el proceso de des-europeización del mundo que se desencadenó tras la Segunda Guerra Mundial. A diferencia de otras ex-colonias, Birmania no pasó a formar parte de la Commonwealth.

En 1962, un golpe de Estado colocó a Birmania bajo el control de una Junta militar que nacionalizó la industria, puso el grueso de la economía bajo control estatal y ha gobernado el país desde entonces. Durante toda la Guerra Fría, Birmania fue un país inestable y violento, las guerrillas  controlaban y controlan el cultivo y tráfico de opio en las frondosas regiones interiores y fronterizas del país. En 1996 la embajada de los Estados Unidos en Rangún publicó un documento titulado "Country commercial guide", afirmó que las exportaciones ilegales de opio birmano producen tantos ingresos como las exportaciones legales del país (incluyendo petróleo y gas natural). Continúa afirmando que las inversiones en hoteles e infraestructuras en Birmania proceden de organizaciones criminales dedicadas al cultivo y tráfico de opio.



Densidad de cultivo de adormidera en Birmania, en hectáreas por km cuadrado. Birmania fue el país líder en producción de opio hasta que fue adelantado por Afganistán tras la invasión de la Coalición en 2001. Birmania (y Tailandia como estación intermedia) es también un macrolaboratorio de importancia global en la fabricación de drogas sintéticas en general y metanfetaminas en particular. En la volátil y montañosa frontera birmano-tailandesa, existe toda una red de refinerías en las que el opio se transforma en heroína. Aquí trabajan activamente diversas narcomilicias, las tríadas y otras mafias chinas, tanto musulmanas como no-musulmanas. Durante décadas, los bancos de Singapur y Hong Kong (incluyendo HSBC) se han hecho cargo de los ingresos procedentes de estas actividades.

Otro problema de Birmania, éste bastante reciente, tiene que ver con el ataque de la minoría étnica rohingya por parte de la mayoría rakhine, acaecido en el estado birmano de Rakhine (conocido también como Rohang o Arakan) a partir de 2012, aunque el conflicto tiene raíces más antiguas. Los rohingya son de origen e idioma indo-ario, más emparentados con los pueblos de India y Bangladesh que con las etnias de Birmania, y son musulmanes. Los rakhine, por su parte, son sino-tibetanos y budistas.


El estado de Rakhine en el marco birmano, una costa que domina el Golfo de Bengala y en la que se entrecruzan las esferas de influencia de India y China. Nótese que en este estado se encuentran Sittwe (Akyab) y Kyaukphyu ―dos importantes perlas del collar chino. Sittwe se encuentra frente a Calcuta, la mayor ciudad y puerto de India.

La desestabilización del estado de Rakhine es necesaria para el atlantismo por varios motivos: 

1. Gaseoducto, collar de perlas chino y otras inversiones extranjeras. La ruta desde la costa birmana hasta la ciudad de Kunming, en la provincia china de Yunnan, puede ser considerada como una antigua "ruta del opio" y ahora parece que los chinos quieren cometer la herejía geopolítica de transportar gas natural en lugar de opio.

En la isla de Ramree, los chinos están construyendo diversas instalaciones y ductos para recibir petróleo y gas natural de África, el Golfo Pérsico y el Golfo de Bengala, y transportar estas mercancías a través del corazón de Birmania hasta la ciudad china Kunming. También se planea que, para el 2015, haya también una carretera y una vía férrea de alta velocidad. Obviamente, el proyecto es comparable al de Gwadar (Pakistán) o Kra (Tailandia) en su intento de evitar el traicionero estrecho de Malaca.

En la cercana ciudad costera de Kyaukphyu, los chinos están construyendo un puerto de agua profunda y una terminal petrolera, mientras que, más al norte, en la también costera Sittwe los chinos mantienen un hub de inteligencia y espionaje electrónico (orientado especialmente, se supone, al tráfico marítimo) desde 1994 y también se encuentran desarrollando un puerto y una base naval. Preocupantemente, en Sittwe los hindúes están construyendo una terminal energética pensada para alimentar el crecimiento de Bangladesh y el estado hindú de Bengala Occidental, de 90 millones de habitantes. Abriendo el flujo energético en Birmania, Delhi puede también dinamizar la aislada y subdesarrollada región del noreste de India, proporcionándole una salida marítima y quizás aplacando la enorme cantidad de guerrillas e insurgencias (incluyendo una "cristiano-maoísta") que infestan la zona.




Como siempre, los oleoductos y gasoductos levantan pasiones en Eurasia y especialmente fuera de Eurasia ―Estados Unidos y Reino Unido ven los proyectos terrestres como una amenaza a su control sobre las rutas marítimas. La China National Petroleum Corporation comenzó a construir el gasoducto chino-birmano en 2009 y se espera que cuando sea completado transporte 12 millones de toneladas de crudo al año —puede que el 10% de las importaciones petroleras chinas. Si estos proyectos se llevan al cabo, Kunming se convertirá en el principal hub comercial del Sudeste Asiático, donde convergerán todos los ferrocarriles, carreteras, gasoductos y oleoductos de Birmania, Tailandia, Laos y Vietnam. El perdedor regional sería, de nuevo, Singapur. China ha sido presionada para cancelar el proyecto. 

2. Romper la continuidad territorial del mundo musulmán en el Sudeste AsiáticoEl mundo musulmán es un bloque que va desde el Sáhara Occidental hasta Indonesia, pero su continuidad se ve desafiada en ciertos puntos. El más obvio de estos puntos es el hachazo geopolítico conocido como Estado de Israel, pero existe otro hachazo en ciernes en el Sudeste Asiático: el estado birmano de Rakhine, una delicada franja costera donde los musulmanes son minoría y han sido atacados por radicales budistas en un verdadero intento de limpieza étnica.



Verde: importante población musulmana. Rojo: fronteras del mundo musulmán. Negro: puntos de ruptura del mundo musulmán. El estado birmano de Rakhine representa la divisoria entre el Islam propiamente eurasiático y el Islam "indopacífico". El atlantismo parece interesado en erradicar la minoría musulmana de Rakhine (los llamados rohingya, con una población de un millón) y cultivar este estado como una cuña geopolítica.

3. Piratería y militarización del Estrecho de Malaca. El narcotráfico, gracias a sus contactos con la piratería regional, sirve a otro fín: proporcionar una excusa para militarizar el estrecho de Malaca y aguas circundantes.

Sittweel centro de los conflictos étnicos en Rakhine y cuna de "monjes políticos" rebeldes desde la época del dominio británico, es el epicentro de varias inversiones chinas e hindúes, incluyendo un puerto y posible base naval siendo construido por China y un importante hub de espionaje electrónico chino. Sittwe puede ser un puente o una brecha entre China e India, según se manipule. Teniendo en cuenta esto, resulta muy interesante prestar atención a la reacción de la "comunidad internacional", y de sus agentes, ante la violencia étnica contra la minoría musulmana rohingya por parte de fundamentalistas budistas.


Si el lector nunca concibió la existencia de grupos budistas radicales y violentos con la aprobación del Dalai Lama, quizás debería planteárselo de nuevo. En Birmania, dichos grupos han linchado a cientos de musulmanes rohingya, expulsándolos de sus casas y hasta acudiendo a los campos de refugiados para bloquear la entrega de ayuda humanitaria. Estos monjes se encuentran apoyados por la Open Society Institute del especulador neoyorkino George Soros, el National Democratic Institute for International Affairs y especialmente por la National Endowment for Democracy (NED), una organización sostenida por el US State Department a la que pudimos ver apoyando a la Hermandad Musulmana en Egipto. Al parecer, las radicalizaciones sectarias en la Isla Mundial no hacen sino beneficiar al eje atlantista, que es amigo sólo de las etnias y/o religiones que le convienen en un contexto regional y temporal determinado. Estos monjes fundamentalistas forman la base de la Liga Nacional por la Democracia (NLD), liderada por Aung San Suu Kyi [6].

Las "fundaciones privadas" no sólo operan en países extranjeros al atlantismo para forzar cambios geopolíticos (por ejemplo, la "primavera árabe" de 2011 o las "revoluciones de colores" en Eurasia), sino que se han involucrado activamente, en el seno de Occidente, en operaciones de ingeniería social cuyo objetivo es cambiar el comportamiento de pueblos enteros, generalmente con fines de dominación por parte de la Alta Finanza.



Suu Kyi, una antigua agente de la ONU con amplios y poderosos contactos internacionales, ha mostrado su vasallaje al imperio atlantista intentando alejar a los inversores de las firmas chinas y desestabilizando los proyectos chinos (como la mencionada mina de cobre y la presa de Myitsone), criticando a la MOGE (Empresa de Petróleo y Gas de Myanmar, nacional) a la vez que habla maravillas de petroleras occidentales como Chevron, Total, Shell o ConocoPhillips.


Tras su fama de "luchadora no violenta" y "activista de los derechos humanos", Suu Kyi en realidad esconde una mujer criada desde niña al amparo de la diplomacia internacional, a la que jamás le han puesto la mano encima ―a diferencia de docenas de miles de birmanos― y que ha cumplido su "encarcelamiento" cómodamente en su propia y lujosa casa. El rostro de Suu Kyi es en realidad el de la interferencia del atlantismo en los asuntos internos del continente eurasiático, la proyección de "poder blando" en consonancia con una opinión pública occidental decadente. Y el acoso a etnias estratégicas que incordian a la globalización en el Sudeste Asiático, como los musulmanes rohingya, a los que Suu Kyi no considera siquiera ciudadanos birmanos, expuestos al saqueo y al abuso por parte de  grupos radicales budistas. La revista "Time" es propiedad del mega-consorcio mediático Time Warner Inc. de Manhattan, el segundo gigante mundial de los medios de comunicación después de la Disney.



La caída del Imperio Británico no fue tal, sino que simplemente dejó de ser un imperio del Reino Unido como Estado para convertirse definitivamente en el sutil imperio plutocrático de la City de Londres. Birmania perteneció al Reino Unido durante la era colonial, el padre de Suu Kyi "negoció" la independencia de Birmania con los británicos y ella misma no podía dejar de rendir pleitesía a sus verdaderos amos. Aquí se deja ver con la familia real británica.

Existen otros puntos sensibles y frentes de desestabilización en Birmania:

• Las Islas Coco pertenecen a Birmania y, junto con las Islas Andamán e Islas Nicobar (India), de las que están separadas por sólo 18 km, separan el llamado Mar de Andamán del resto del Golfo de Bengala. Las Islas Coco pertenecen de facto a China, que ha construido importantes infraestructuras de reconocimiento e Inteligencia electrónica, dándole a Beijing no sólo la posibilidad de monitorizar todo el tráfico marítimo del entorno, sino de espiar las actividades militares de India, incluyendo pruebas misilísticas.



El arco de Andamán. Si China posee instalaciones militares y de espionaje en las Islas Coco, India posee instalaciones comparables en las Islas Andamán, a sólo 18 km. Las islas Coco, Andamán y Nicobar (Chowra) forman un cinturón insular que tiende a hacer un puente entre Birmania y la provincia autónoma indonesia de Aceh, castigada tanto por el tsunami de 2004 como por el terrorismo y la Sharia islámica. Aceh también alberga una base militar estadounidense, la Sultan Iskandar Muda Air Force Base. El arco de Andamán preside la entrada al estrecho de Malaca desde Occidente. El estado de Rakhine puede ser considerado como una prolongación del arco. Igual que el Cinturón de Fuego del Pacífico, el Arco de Andamán coincide con una falla geológica.

• Los proyectos hídricos chinos son otro vector de penetración de la influencia de Beijing en Birmania que el atlantismo intenta frustrar a toda costa. Hay al menos 45 multinacionales chinas involucradas en 63 proyectos hidroeléctricos en Birmania. China es experta en el control de las aguas desde hace milenios, y no sólo en la construcción de presas, sino también en el control de inundaciones, excavación de canales y acondicionamiento de ríos para la navegación.

Varias ONGs estadounidenses, junto con Suu Kyi, conspiraron para detener el desarrollo de los ríos birmanos por parte de China, especialmente la presa de Myitsone, los motivos que alegaron fueron "sociales" y "medioambientales". Es innegable que la civilización moderna se está cargando el planeta con la falacia del "crecimiento económico" y con sus proyectos heréticos de intentar dominar la Naturaleza sin someterse a ella, pero lo que llama la atención aquí es el doble rasero de estos organismos: mientras que EEUU mantiene la friolera de 75.000 presas, parece que Birmania no puede construir más de 40 sin poner nerviosos a Wall Street y a la City.


Localización del río Irrawaddy y de la presa de Myitsone en el estado de Kachin.

En abril de 2011, diez bombas explotaron cerca de la presa y en septiembre, la británica BBC pudo anunciar orgullosa la puesta en "standby" del proyecto hídrico, poco menos que dando las gracias a varios actores regionales, incluyendo la Kachin Independence Organization (milicia separatista de Kachin), empeñados, gracias al dinero de la Foreign Social Development AID, en la balcanización de Birmania. Meses después, el Wall Street Journal (17/11/2011) denominaría a Birmania "el último gran mercado de frontera de Asia", describiendo su "potencial" como "demasiado grande como para que los inversores lo ignoren".

La detención del proyecto hidroeléctrico fue claramente el peaje que tuvo que pagar la diplomacia birmana para congraciarse con Occidente. Cuando Naypyidaw (aclaración: la capital birmana) llevó al cabo la medida, seguramente intimidada ya por la fulminante destrucción de Libia, EEUU optó por aprobar los "esfuerzos en democratizarse" por parte de la Junta militar birmana, quitando al país de su lista de enemigos mortales. La Secretaria de Estado Hillary Clinton llegó a declarar: "Hoy le decimos al negocio americano: ¡inviertan en Birmania!" (NYT, 17/5/2012), sugiriendo que "al fin" el país se había "abierto" al comercio internacional. 

A pesar de estos gestos, EEUU ha renovado en 2012 las sanciones económicas hacia Birmania, posiblemente en parte debido a las buenas relaciones del país con el paria de la globalización, Corea del Norte, y definitivamente también porque China sigue adelante con el gaseoducto.

• Kachin es uno de los estados birmanos fronterizos con China. Este estado en particular es cruzado por varios ríos de origen tibetano, en los que la Asia World Company, la China Power Investment Corporation y el Ministerio de Energía Eléctrica de Birmania están activamente implicados en diversos proyectos hídricos. Por Kachin también transitarían todos los proyectos energéticos y comerciales chino-birmanos que hemos visto (gasoducto, oleoducto, carretera, ferrocarril, corredor comercial). Es suficiente decir que, en un esfuerzo por romper el eslabón natural formado por los ríos chino-birmanos, Kachin está siendo desestabilizada por la llamada Kachin Independence Organization (KIO), una guerrilla separatista.

• El proyecto de Dawei. La construcción, por parte de los japoneses, de un puente sobre el río Kwai en 1942-43 ―utilizando como mano de obra esclava a prisioneros aliados para completar el llamado ferrocarril de la muerte― es un dramático testimonio histórico acerca de las dificultades geográficas que entraña la frontera birmano-siamesa. Siete décadas después de aquellos sucesos, Japón ha vuelto a la zona, esta vez como patrocinador de un nuevo corredor comercial en el que la ciudad costera birmana de Dawei (antigua Tavoy) tendrá una importancia clave. Dawei se encuentra en una región aislada y poco desarrollada de Birmania, que sólo recientemente se ha enlazado con el resto del país con un ferrocarril y una carretera. Sin embargo, en un futuro cercano, Dawei puede convertirse en uno de los extremos de un puente terrestre que vendría a ser una versión más septentrional del canal de Kra, y conectarse, entre otros, con un puerto tailandés que ha sido desarrollado por China, el de Laem Chabang, mencionado más arriba. De momento, a un barco le lleva 10 días llegar de Laem Chabang a los puertos orientales de India. El proyecto de Dawei podría recortar el viaje en tres días. Y si hablamos de mercancías chinas y japonesas, el recorte es aun mayor gracias a las prolongaciones del corredor en Camboya y Vietnam.



Cuando Henry Kissinger convenció a Nixon para emprender su campaña de bombardeos secretos en Camboya, probablemente tenía en mente evitar que se llegase a consolidar, especialmente bajo influencia soviética, un espacio económico similar al que vemos en la imagen. Este corredor comercial, de nuevo evita el fatal, pirateado y congestionado estrecho de Malaca y su guardián regional, Singapur, poniendo sobre la mesa del comercio internacional una ruta mucho más corta y rápida entre el Mar del Sur de China y el Índico. El arco de Andamán adquiriría una enorme importancia si este proyecto se lleva a término con éxito. Se prevé promulgar leyes para convertir Dawei en una Zona Económica Especial —la primera de Birmania. Nótese también el proyecto tailandés de construir un ferrocarril desde Pak Bara hasta Kunming, esto puede interpretarse como otra estrategia más de China para saltarse el estrecho de Malaca, diversificar sus rutas y aislar a Singapur. Nótese cómo Bangkok se encuentra en la encrucijada de rutas. Fuente del mapa: Italian-Thai Development y "Bangkok Post".

Es de prever que el atlantismo alimentará insurgencias locales en pleno corredor comercial, especialmente a la guerrilla separatista de Karen en Birmania, que controla una región por donde pasará la carretera. El atlantismo seguramente asustará a los inversores cuestionando la fiabilidad del Estado birmano, planteará dudas medioambientales y traerá a colación los derechos humanos y el asunto de la población local desplazada por las obras. Si el proyecto de Dawei y el corredor comercial al Mar del Sur de China llegan a completarse, todo el paisaje del comercio internacional cambiará drásticamente y las fichas del Sudeste Asiático serán reordenadas de forma radical [7].

Como hemos visto al principio de este apartado, Birmania es simplemente la ruta más corta desde los grandes centros económicos chinos hasta el Índico. Además, tiene casi 15.000 km de costa en el Índico, casi tanto como los 17.000 de la vecina India. Como tal, es innegable que al eje atlantista le conviene la desestabilización y/o bloqueo y/o conquista diplomático-comercial del país, igual que le conviene la desestabilización de Pakistán. Los motivos son idénticos: evitar que China obtenga salida al Índico sobrepasando el estrecho de Malaca y su parásito financiero Singapur, y frustrar la construcción de un bloque regional económico controlado por Beijing ―un imperio chino bi-oceánico (indo-pacífico).

Todos los elementos de los que pueda echar mano el atlantismo para reventar la zona (diferencias étnicas y religiosas, grupos terroristas, fundamentalismo, atentados, milicias narcoguerrileras, minas chinas, proyectos hídricos chinos, etc.) serán explotados una y otra vez. Nada complacería más en Washington que Birmania se volviese tan volátil que hubiese que establecer una base militar estadounidense en el país ―cuanto más cerca de las plantaciones de opio en la frontera con China, mejor. Y, como pasa en Colombia o en Afganistán, esta presencia militar no reduciría en absoluto el narcotráfico, sino que lo impulsará. Si a esto le añadimos que Birmania es rica en petróleo, gas natural, carbón, zinc, cobre, níquel, piedras preciosas, leña y potencial hidroeléctrico (casi 40.000 megavatios), así como que posee yacimientos de uranio, el panorama se complica más.

Las intenciones del atlantismo en el Sur de Asia probablemente caminen en esta dirección: robar el gas de Asia Central y el Caspio y mandarlo al Índico y al Sudeste Asiático para unir a India con la Asean, creando un bloque regional que atenace a China por el Sur. Sin embargo, sería necesario que cambiase mucho el clima geopolítico en la región para que esto pasase. La principal multinacional interesada en este proyecto sería Unocal (actualmente parte de Chevron, una de las muchas hijas de la antigua Standard Oil de Rockefeller), que posee acciones en la mayoría de los gasoductos señalados y que ha estado muy involucrada en Afganistán.

BANGLADESH = CUELLO DE POLLO

Incluso en un artículo sobre el Índico, hablar del diminuto Estado de Bangladesh puede parecer redundante, pero lo que mejor describe la importancia de Bangladesh no es tanto su extensión como su población: el país tiene 150 millones de habitantes (la mayoría musulmanes), más que la vasta Rusia. Tiene por tanto el dudoso honor de ser de los Estados más densamente poblados del mundo. El crecimiento demográfico y reproducción de la pobreza está en plena sintonía social con su contrapartida económica: la del crecimiento indefinido, la mano de obra barata y el dumping social, con el objetivo de que las multinacionales esclavistas puedan vender a las masas consumistas y zombis de Occidente un flamante producto, generalmente textil, made in Bangladesh. Bangladesh es totalmente dependiente del río Ganges, cuyas fuentes están controladas por India, y tenemos una interesante receta para el conflicto y las malas vibraciones geopolíticas.



Estas escenas son de Dhaka, la capital bangladeshí, pero podrían perfectamente ser de Calcuta o cualquier otra ciudad superpoblada del sur de Asia. La multiplicación humana y masificación que tiene lugar en esta región es muy representativa de una civilización que sólo puede sostenerse artificialmente a base de cereales, hidrocarburos, endeudamiento, consumismo, contaminación, condiciones de vida miserables, esclavitud, vulgarización racial y otros callejones sin salida de la evolución humana, agrupados bajo la eufemística etiqueta de "desarrollo sostenible". Este cuadro social conviene a la alta finanza: cuando una mayoría se hace muy pobre, inevitablemente una minoría se hace muy rica. 150 millones de personas con un tren de vida propio de la clase media de Occidente no serían sostenibles en un país como Bangladesh [8].

Bangladesh, la ruta más corta desde Tíbet hasta el Índico y un Estado que carece de cualquier tipo de defensa geográfica para organizarse como territorio, tiene una historia muy interrelacionada con la antigua tradición hindú (se menciona en el Ramayana y el Mahabharata), los sultanatos islámicos medievales de Bengala, la Compañía Británica de las Indias Orientales (por la que fue conquistada en 1757) y tres potencias nucleares modernas: China, India y Pakistán. El país se constituyó con el nombre de "Pakistán Oriental" en 1947, bajo la misma autoridad estatal que "Pakistán Occidental" hasta que una cruenta guerra los separó definitivamente a ambos en 1971.

Junto con Pakistán y Sri Lanka, Bangladesh, el "País de Bengala", es el resultado de la intriga británica. Atenazando a India con países musulmanes y promoviendo las luchas sectarias dentro de la misma India, Londres evitaba la aparición de un Estado hindú claramente hegemónico en el Índico y el sur de Asia. En el caso de Bangladesh, su papel consiste en arrebatarle a India una tierra llana, fértil y de costa muy accesible, que podría unir fácilmente a la India propiamente dicha con sus problemáticas y aisladas provincias orientales. Debido a Bangladesh, estas provincias sólo se hallan unidas a India por una franja de 30 km de anchura: el Corredor de Siliguri, también llamado "Cuello de Pollo".


Las provincias del noreste de India, llamadas las "Siete Hermanas", una región problemática (insurgencias guerrilleras, conflictos territoriales con China, microclima, aislada) de 40 millones de habitantes, se encuentra separada del resto del país por el corredor de Siliguri o Cuello de Pollo (círculo rojo), un angosto pasillo estrujado entre Nepal y Bangladesh, cuyo dominio debe de ser una enorme tentación para Dhaka (la capital bangladeshí) y, a través de ella, para Beijing. Por "culpa" de India, la frontera bangladeshí se encuentra a 22 km de Nepal, 30 km de Bhutan y 100 km de China. Compartir frontera con estos países haría de Bangladesh una ruta privilegiada de tránsito desde China hasta el Índico, de hecho en los tiempos de la Ruta de la Seda, por Bangladesh transitaba una importante ramificación de dicha ruta que la conectaba con la Ruta de las Especias. Técnicamente, Bangladesh es la salida marítima natural de las siete provincias hindúes; de no existir, India lo tendría mucho más fácil para conectarse con ellas y darles una salida marítima.

El otro aspecto de la interacción entre Bangladesh y Pakistán es la tendencia a utilizar a las poblaciones musulmanas de India (con cerca de 180 millones de musulmanes, India es el tercer país islámico del mundo después de Indonesia y Pakistán) ―especialmente a las del arco superpoblado que subraya la cordillera del Himalaya― como puente entre ambos países, tendiendo a separar a India de China (en el Cinturón de Hielo) y a crear un puente terrestre entre el Mar Arábigo y el Golfo de Bengala. Este concepto geopolítico ha recibido el nombre de Mughalstán o Moghulistán. No es de extrañar, por tanto, que el wahhabismo-salafismo (la misma marca de Islam de Al-Qaeda) haya sido exportado tanto a Bangladesh como a Nepal y Cachemira, estableciendo numerosas madrasas y mezquitas regadas abundantemente con petrodólares saudíes. Posible meta: la pakistanización de India.


Poblaciones musulmanas de India. Estas poblaciones tienden a crear un puente entre Bangladesh y Pakistán, aislando catastróficamente a India del resto de Eurasia. Este puente se prolonga hacia Rakhine, el estratégico estado birmano, y a través del arco de Andamán, salta hacia Indonesia.


Tanto el Corredor de Siliguri como Sikkim, Nepal, Bhutan, Arunachal Pradesh, la llanura del Ganges, Cachemira, diversos territorios contestados y varios parques naturales, forman parte del Cinturón de Hielo, una franja geográfica que tiende a contener a China en el Sur y en el Oeste. Mughalistán también podría llegar a ser una jugada maestra de China para aislar a su rival hindú, pero en vista de que el fundamentalismo islámico está totalmente en manos del atlantismo, es de prever que estas poblaciones musulmanas se utilicen como pivote para las maniobras geopolíticas del eje atlantista. Mughalistán sería un Estado que ofrecería al comercio internacional el pasar del Mar Arábigo al Golfo de Bengala evitando expresamente a India y a Sri Lanka, así como del Índico a China sin pasar por Malaca. Mughalistán tendería a conectarse con Rakhine, las Islas Andamán, las Islas Nicobar y Aceh en Indonesia, para erigir una definitiva barrera en torno al estrecho de Malaca.

Por estos motivos, no es de extrañar que en la universidad bangladeshí de Jahangir Nagar se haya creado un tal Mughalistan Research Institute (MRI), patrocinado tanto por los servicios de Inteligencia de Pakistán (ISI) como los de Bangladesh (DGFI y NSI). Esto puede englobarse bajo la Operación Tupac (1988), el plan del antiguo presidente pakistaní Zia ul-Haq para balcanizar India. En esta misma línea, el Movimiento de los Estudiantes Musulmanes de India (SIMI) y los muyaidines de India, trabajan con las mencionadas organizaciones para llevar la Yihad contra los hindúes en toda India. Grupos integristas de India como Jamaat e-Islami, Lashkar e-Tayyaba, Jaish e-Mohammad y Hizbul Mujahideen han prestado su apoyo a estos esfuerzos, declarando abiertamente que los hindúes son enemigos del Islam a los que hay que convertir/matar, y que su objetivo es la destrucción de la República hindú y la aniquilación del hinduismo. Estos grupos han detonado numerosas bombas en India y hay que notar que el odio que le tienen al hinduismo es mayor que el que le puedan tener a cristianos, judíos o musulmanes chiítas, ya que los hindúes no son "gente del libro" (de la Biblia) y veneran a la vaca, algo incompatible con el ritual Halal.

A cambio de su situación geobloqueante para con India, Bangladesh está rodeada por India en casi toda su frontera salvo un pequeño segmento fronterizo que comparte con el mencionado estado birmano de Rakhine. También, como nación-delta fluvial que es, depende de India por el tránsito de 54 ríos compartidos. El hecho de depender de varios ríos pero no controlar sus fuentes es siempre motivo de tensiones. Bastaría que Nueva Delhi hiciese algo raro en uno o varios ríos (por ejemplo, una presa o un desvío, o contaminarlos) para que Bangladesh se sumiese en la hambruna. Pero a la vez, el estar cruzada por tantos ríos convierte a Bangladesh en un archipiélago en potencia sólo conque un enemigo arrase sus puentes ("objetivos de uso dual") como hizo Henry Kissinger con Camboya. Otra extraordinaria debilidad natural de Bangladesh es lo llano y bajo de su terreno: cualquier fluctuación del nivel marino, cualquier inundación o maremoto, tiene en el país efectos devastadores y podría algún día desencadenar una avalancha de docenas de millones de refugiados. Además, su topografía excesivamente llana carece de barreras naturales que la protejan en caso de enfrentamiento militar.


La nación bengalí según los nacionalistas. Verde: Bangladesh actual. Rojo: territorios reivindicados (Bengala Occidental, incluyendo Calcuta, la ciudad más grande y puerto más importante de India). Nótese que, al norte, los territorios reivindicados separarían a las Siete Hermanas del resto de India ―colocando a estas provincias hindúes bajo la influencia de Dhaka y Beijing― y conectarían a Bangladesh con Nepal, Bhutan y China, dándole más proyección internacional. Esto supone sin duda una gran tentación para Dhaka y seguramente para Beijing. Juntas, Bangladesh (la antigua Bengala Oriental de Pakistán) y el estado hindú de Bengala Occidental, suman 240 millones de habitantes.

Existen dos ejemplos que resumen las tendencias de los dos vecinos de Bangladesh. La primera, típica de una estrategia marítima, es que el puerto hindú de Calcuta se dedique a entablar lazos con el puerto birmano de Sittwe, ninguneando directamente a Bangladesh, que puede verse tentada a considerar el estado de Rakhine como una prolongación natural de su territorio y a los musulmanes rohingya como bangladeshíes oprimidos por una nación extranjera. La segunda tendencia, más lógica bajo el punto de vista eurasiático-continentalista, es que Bangladesh se convierta en zona de paso entre el Indostán y Estasia. Tres mapas ilustran a continuación las diversas posibilidades.


Proyecto de gasoducto MBI (Myanmar-Bangladesh-India), el plan para transportar gas natural desde el campo gasífero birmano de Shwe (situado frente a Sittwe), a Calcuta (la ciudad más grande y el puerto más importante de India), pasando por Bangladesh. India tendría que pagar un impuesto a Bangladesh por ser ruta de tránsito, pero esto le resultaría más barato que rodear Bangladesh por las problemáticas provincias del Noreste y el angosto corredor de Siliguri. El gasoducto, que calmaría la paranoia de Dhaka a ser rodeada por India, ayudaría en buena medida a mejorar las relaciones regionales, razón por la cual es de esperar que encuentre oposición en el atlantismo y que todo el estado birmano de Rakhine sufra de desestabilización artificial o hasta que intente separarse de Birmania.


 
Su situación en el Golfo de Bengala hace que Bangladesh sea fácilmente atenazable por India y Birmania, por ejemplo debido a los lazos portuarios y de tráfico marítimo entre Calcuta y Sittwe. La respuesta bangladeshí para no quedarse marginada es fortalecer el puerto de Chittagong como perla china y convertirse en zona de tránsito terrestre entre Birmania e India (ver abajo). Tanto Chittagong como Sonadia son perlas del collar chino.

Tras ver un poco el panorama geopolítico del Índico y del Collar de Perlas en la primera y segunda partes de esta serie de artículos, entenderemos que Bangladesh sea también una prolongación natural de los posibles gasoductos TAPI e IPI (este último a su vez prolongación del ambicioso Gasoducto Islámico que vimos a principio de este artículo), que vimos en los anteriores artículos de esta serie. El IPI, un proyecto detestado por EEUU, ya que vertebra el sur de Asia con gas natural iraní, ha sido aceptado por Pakistán, que lo llevará adelante con o sin India (que se retiró del proyecto en 2009 ante las presiones de Washington). El TAPI, favorecido por EEUU al drenar Asia Central (antiguo feudo ruso) de recursos energéticos y cortar las salidas orientales de Irán robándole mercado, ha sido aceptado por Bangladesh.

China no ha ignorado la importancia estratégica de Bangladesh y se ha apresurado a incorporarla a su Collar de PerlasExisten en Bangladesh dos perlas del collar chino. La primera es el puerto de Chittagong, al sureste del país. Chittagong es una de las ciudades de crecimiento más rápido del mundo, amén de puerto de tránsito para el 90% de las importaciones-exportaciones bangladeshíes (principalmente productos textiles para Occidente) y salida natural para todo el sur de Asia privada de acceso al mar: Tíbet, Bhután, el Turquestán chino, las Siete Provincias hindúes, Nepal y algunas regiones de Birmania occidental. La China Harbour Company, en colaboración con las autoridades bangladeshíes, han invertido alrededor de 9 mil millones de dólares para transformar toda la costa sureste del país y para desarrollar en Chittagong un puerto de aguas profundas, varias terminales comerciales para contenedores, un puente de 950 metros, un túnel subfluvial, un parque industrial y hasta una carretera que conecte a Chittagong con Kunming a través de Birmania. Vale la pena destacar que muchas de estas infraestructuras son de uso dual (tanto civil como militar) y pueden albergar a las armadas tanto de China como de Bangladesh. La naturaleza estratégica de estos proyectos quedó meridianamente clara cuando el teniente coronel Moazzem Hossain, jefe de seguridad de la autoridad portuaria de Chittagong que ya ha estudiado los puertos de Le Havre (Francia) y Hamburgo (Alemania), declaró ni más ni menos que "Nuestra intención es sustituir el puerto de Singapur".Esto no habrá sentado muy bien en las oficinas de la mafiosa Port of Singapore Authority International (PSA), que muy recientemente ha perdido posiciones en el puerto pakistaní de Gwadar, en beneficio de la China Overseas Port Holding Authority (COPH).


Proyecto para unir la ciudad china de Kunming (destinada a convertirse en uno de los hubs comerciales más importantes de China) con el puerto bangladeshí de Chittagong, una de las perlas del collar chino.

La otra perla china en Bangladesh es Sonadiauna isla cercana a la ciudad de Cox’s Bazaar, en la que China ha invertido 5 mil millones de dólares para construir un espectacular puerto de aguas profundas. Sonadia se conectaría con Chittagong y con Kunming, previsiblemente a través de Birmania, para convertirse en otra cabeza de puente alternativa a Singapur.

Existe otro atractivo estratégico, menos conocido, de Bangladesh: el país se encuentra repleto de reservas de gas natural, estimadas en 90-225 mil millones de metros cúbicos. En comparación, el recientemente descubierto y mastodóntico campo gasífero israelí de Leviatán tiene 400 mil millones de metros cúbicos de gas. Es cierto que Bangladesh no puede compararse en términos energéticos con Estados como Rusia, Irán o Qatar, pero sigue siendo un botín bastante llamativo, especialmente teniendo en cuenta que Bangladesh no tiene medios de producción adecuados para la explotación de su gas y que es previsible que invite a multinacionales extranjeras.



En este mapa vemos los distintos puertos que China desea controlar para estrechar corredores comerciales que abaraten costes, recorten tiempo y la libren de depender de Singapur. Además, tenderían a atraer el núcleo económico chino desde la costa (por ejemplo Shanghai y Hong Kong) hacia el interior continental (por ejemplo Chongqing y Kunming), donde la influencia de las potencias oceánicas siempre será más débil. Con vistas a ello, China está invirtiendo mucho en el estratégico sector de trasportes en Pakistán, Bangladesh, Birmania, Nepal y Bhután. Todos estos países rodean… a India, que se halla justo en el medio de las rutas energéticas chinas.

SRI LANKA ―EL PUENTE DE RAMA

La antigua Ceilán portuguesa es, como Pakistán y Bangladesh, otro Estado geobloqueante para India, separado del Indostán por el delicado estrecho de Palk. Sri Lanka separa también la costa occidental hindú de la oriental, ya que el estrecho de Palk no es transitable por embarcaciones de gran tamaño, que deben rodear Sri Lanka por el sur. La antigua epopeya hindú del Ramayana ya menciona a la "isla de Lanka" y la lucha entre el rey Rama, del norte de India, contra Ravana, el monarca local. Rama habría ganado la guerra al construir un puente de piedra entre la India continental y la isla de Lanka. En Occidente, los navegantes griegos conocían la isla como Taprobane. Hoy Sri Lanka es, según el US Economist Intelligence Unit, la segunda economía asiática de mayor crecimiento después de China. 36.000 naves pasan cada año a través de Hambantota, incluyendo 4.500 petroleros. El 85% de las importaciones energéticas chinas de Oriente Medio y grandes riquezas minerales de África, pasan por Sri Lanka.

Tras haber formado parte del collar de perlas portugués, Ceilán pasó, guerra mediante, a manos de la Compañía Holandesa de las Indias Orientales en 1656. Durante breves periodos, Francia ocupó militarmente algunos fuertes o puertos. En 1796, los ingleses tomaron la isla temiendo que, tras la invasión francesa de Holanda, pudiese pasar al control de París. Desde entonces hasta la época colonial, Sri Lanka estuvo sujeta a la influencia británica, que se benefició de las riquezas naturales de la isla, como el té, el caucho, las especias, las piedras preciosas o las arcillas. Ceilán también poseía (y posee) algunos de los mayores jardines herbales del planeta y una vasta selección de plantas medicinales. Durante la Segunda Guerra Mundial, tras la caída de Singapur en manos del Imperio Japonés, Trincomalee―posiblemente el mejor puerto natural del Índico― se convirtió en la principal base de la Flota Este de la Royal Navy.

En 1948, Sri Lanka se independiza, pero el Estado seguirá llamándose oficialmente Royal British Ceylon Goverment y los británicos continuarían poseyendo su valioso puerto de Trincomalee hasta 1956. A lo largo de los años 60, el país fue cayendo bajo la órbita de la Unión Soviética y del Movimiento No-Alineado. En adelante, las potencias extranjeras echarían mano de las divisiones étnicas de Sri Lanka para desestabilizar la desafortunada isla y crear una brecha geopolítica. El país tiene una minoría tamil (relacionada por tanto étnicamente con los hindúes del otro lado del estrecho de Palk) que con 2 millones de miembros conforma aproximadamente el 9% de la población de Sri Lanka: el resto de la población, salvo una minoría árabe del 7,7%, es de etnia cingalesa (también llamada singalesa o sinhalesa). Los cingaleses son budistas en su mayor parte, mientras que los tamiles son mayoritariamente hinduistas.


Por desgracia para ellos, los tamiles son lo que se podría llamar una etnia estratégica. Dominando ambos lados del estrecho de Palk, influyen decisivamente en el tráfico marítimo de esta región. En el mapa viene representada la zona que durante décadas fue reivindicada por los tigres tamiles como patria tamil, independiente del gobierno de Colombo. El antiguo puerto británico de Trincomalee se encuentra dentro de esta zona. Los tigres tamiles recibieron apoyo logístico, armamentístico y de otros tipos, por parte de Estados Unidos, Reino Unido, Noruega y el atlantismo en general. El imperio chola, de origen tamil, da una idea acerca de la proyección estratégica de esta etnia. Interesantemente, la región reivindicada por los tigres tamiles coincide esencialmente con la cuenca de Cauvery, donde existen importantes yacimientos de petróleo y gas natural.

La desestabilización de la etnia tamil vino de manos de los Tigres de Liberación del Elam Tamil (LTTE), más conocidos como tigres tamiles. La organización no sólo era un frente guerrillero y un ejército en toda regla, sino que tenía también una rama terrorista que causó numerosos atentados tanto en India como en Sri Lanka, una rama naval ("tigres del mar") que destruyó el 35-50% de las embarcaciones costeras esrilanquesas y hasta era el único grupo insurgente del mundo que mantenía una fuerza aérea ("tigres del cielo"). Muchos gobiernos y agencias de seguridad consideraban a los tigres tamiles como uno de los grupos terroristas más implacables y mejor organizados del mundo. El LTTE utilizó sin escrúpulos los escudos humanos, los atentados con bomba en lugares públicos, la limpieza étnica, la piratería y se le acusa de asesinar a 8.000 compatriotas tamiles considerados traidores a su causa.

Tanto Rusia como Irán, China y Cuba apoyaron al gobierno de Colombo en su lucha contra el LTTE. EEUU, Reino Unido, India, Japón, Australia y la Unión Europea en general, han apoyado al LTTE, ya de forma abierta o de forma encubierta. Noruega ha proporcionado asilo político a numerosos cuadros de mando de la organización terrorista.

La insurgencia del LTTE supuso el principio de un sanguinario y largo conflicto intermitente, la Guerra Civil de Eelam (1983-2009), que desestabilizó gravemente el estrecho de Palk. 2007 fue un año clave: Beijing firmó un acuerdo naval con Colombo para desarrollar el puerto de Hambantota y Moscú mandó como asesor militar al coronel-general Moltenskoy, que ya había luchado contra un movimiento similar al LTTE en Chechenia. Además, EEUU firmó un acuerdo parecido, habiendo puesto a los LTTE en su lista de organizaciones terroristas, probablemente con la esperanza de ganar influencia en el gobierno esrilanqués, mandar asesores en antiterrorismo y poder acceder a Trincomalee como estación de repostaje y apoyo logístico para su Séptima Flota, localizada en la isla Diego García. En 2009, con ayuda militar china y rusa, Velupillai Prabhakaran, líder del LTTE, fue abatido por el ejército de Sri Lanka y el país entró en la Organización de Cooperación de Shanghai (SCO), que incluye a Rusia, China, Bielorrusia, Mongolia e Irán entre otras.

La  relación de Sri Lanka con el Collar de Perlas chino se concentra en la ciudad costera de Hambantotaal sur de la isla, uno de los puertos naturales más privilegiados del Índico, donde China ha invertido sumas astronómicas de dinero para desarrollar un puerto de aguas profundas. China es también la fuerza motora tras una planta energética de carbón en Puttalam, otro estratégico puerto natural desde el que se anima a los ciudadanos tamiles y/o musulmanes a marcharse a Australia en barco.

India tiene sus propios intereses en Sri Lanka, especialmente en Trincomalee y en el proyecto de canal de Sethu Samudram. Las aguas del estrecho de Palk son poco profundas y están llenas de arrecifes, de modo que las embarcaciones pequeñas, especialmente pesqueras, no tienen problemas a la hora de atravesarlo, pero es una vía imposible para las grandes naves (especialmente petroleros, transportes de gas natural licuado y similares). India durante mucho tiempo ha resentido el hecho de que el tráfico marítimo pasase principalmente frente a la costa sur de Sri Lanka, y espera que construyendo un canal, los barcos se acerquen más a sus costas. Espera también poder unir sus costas este y oeste con una ruta marítima navegable y sin salir de sus aguas territoriales. El proyecto ha encontrado oposición de tipo medioambientalista (en teoría porque generaría una nueva corriente marina, haría India más vulnerable a "tsunamis y otras catástrofes naturales" y destruiría formaciones de coral) y hasta religioso (romper el puente de Rama sería una especie de sacrilegio para muchos hinduistas devotos). No se puede negar que esta tendencia humana de reorganizar la Naturaleza con fines económicos sea perniciosa tanto para el planeta como para la humanidad, pero no es menos cierto que estas objeciones nunca fueron de peso a la hora de construir el canal de Suez o el de Panamá.



Proyecto de canal de Sethusamudram. Excavar un canal en el estrecho de Palk, rompiendo el puente de Rama, ahorraría unos 650 km de trayecto a los barcos grandes, atraería el tráfico marítimo hacia las costas hindúes y daría un gran impulso a la región tamil que, recordemos, se encuentra a ambos lados del estrecho. Las aguas territoriales hindúes dejarían de estar partidas en dos e India podría pasar desde el Mar Arábigo al Golfo de Bengala sin salir de sus aguas territoriales (hasta ahora debe dar un rodeo por Sri Lanka). El final de la guerra civil de Sri Lanka en 2009 y la derrota de los tigres tamiles hacen que este proyecto sea actualmente más viable.

Colombo es también la pieza central de una arquitectura insular de seguridad que abarca todo el Índico y que preside un denso tráfico marítimo. Es particularmente clave su cercanía con Maldivas (donde China está estrechando importantes lazos y desea construir una base naval) y con la isla Diego García (base militar británica cedida a EEUU). Durante la guerra indo-pakistaní en 1971, EEUU despachó un portaaviones al Golfo de Bengala, en una muestra de apoyo a su aliado pakistaní e intento de intimidación a Nueva Delhi, por aquel entonces aliada de la Unión Soviética.


El puerto esrilanqués de Hambantota se encuentra en una posición central entre los estrechos de Hormuz, Malaca y Mandeb y las penínsulas Arábiga, Indochina, Indostán y Cuerno de África, tendiendo a partir el Índico en dos. Nótese la relativa proximidad a Hambantota de las Maldivas, la isla Diego García (territorio británico del Índico donde hay una base naval estadounidense) y las Islas Cocos y Navidad (pertenecientes a Australia). Puede ser ilustrativo comparar este mapa con el mapa de rutas que vimos en la primera parte de esta serie de artículos. Un rápido vistazo a las zonas económicas exclusivas del Índico vuelve a mostrar hasta qué punto, para pasar de Hormuz y Mandeb a Malaca, hay que atravesar una cadena insular de la que Sri Lanka forma parte. La isla tiene también una posición idónea para convertirse en un hub de telecomunicaciones.



Fuente original:
La Ruta de la Seda, el Collar de Perlas y la competición por el Índico (III de III)
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[1] Lord Carrington también destacó apoyando, financiando y armando al movimiento muyaidín (antepasado de los talibán) que, basado en Pakistán, luchaba contra la influencia soviética en Afganistán. Los muyaidines, en muchos sentidos comparables a los jemeres rojos de Pol Pot, atacaron objetivos civiles en Afganistán, destruyendo 1.800 escuelas, 40 hospitales y 110 centros de primeros auxilios, poniendo fin a la influencia modernizante que ejercía la URSS sobre el país.
[2] "British Foreign Policy Since 1870", Will Podmore, 2008.
[3] Más información:
http://chinese.larouchepub.com/en/node/564
http://deanhenderson.wordpress.com/2011/08/10/the-worlds-dirtiest-bank-hsbc/ 
[4] Y ver aquí:
http://rt.com/news/thailand-south-deadly-bombing-912/
[5] La financiación de los maoístas con dinero negro procedente del narcotráfico del opio es un hecho poco mencionado en la historia oficial. En la garganta de Nanniwan, provincia de Shaanxi, los comunistas chinos montaron en 1941 un comité de producción de opio al mando de Ren Bishi, en respuesta al bloqueo económico por parte del ejército japonés y el Kuomintang. El opio financió las primeras repúblicas soviéticas en China: Jiangxi y Yan’an. Más información sobre el tráfico de opio y el movimiento comunista-maoísta en:
- "New Perspectives on the Chinese Communist Revolution", The Blooming Poppy Under the Red Sun (Tony Saich, Hans J. Van de Ven).
- "The Blooming Poppy under the Red Sun: The Yan’an Way and the Opium Trade", (Chen Yongfa, 1995).
- "Diario de Yan’an", Peter Vladimirov (ver aquí).
http://www.chinauncensored.com/index.php?option=com_content&view=article&id=102:opium-saved-the-communist-party&catid=35:history-a-culture&Itemid=30 
[6] Más información:
http://landdestroyer.blogspot.com.es/2011/11/burmese-pro-democracy-movement-creation.html
[7] Más sobre el proyecto de Dawei:
http://www.globalasia.org/V6N4_Winter_2011/Pavin_Chachavalpongpun.html?PHPSESSID=27e2e5f1eea77f9e245c911358886d55
[8] Especialmente desde principios de los años 90, revistas como el National Geographic y otros medios de prestigio internacional, nos presentan cómo es la vida en los suburbios chabolistas indostanos, las favelas brasileñas, las villa-miseria nigerianas y similares, describiendo estas sociedades como "vibrantes", "vitales", "coloridas", "auténticas", "espontáneas", "alegres", "festivas", "dinámicas", etc. Parece que lo que le interesa a la globalización es extender este modo de vida austero de felicidad en el seno de la miseria y de fatalista conformismo rebañil en el seno de la esclavitud. La huella ecológica que produce el estilo de vida de las clases blancas de Occidente no es sostenible en comparación con los hábitos de "reutilización de recursos" (buscar en la basura, construir chabolas a partir de chapa, madera y coches abandonados, tener hijos aun bebiendo agua corrompida, vivir de sobras) de la sociedades urbanas del Tercer Mundo. Puede que la globalización desee que Londres, París, São Paulo, Madrid, Roma, Berlín, Ámsterdam, Estocolmo o Nueva York, se parezcan cada vez más a un suburbio proletario masificado de Calcutta, Lagos, Karachi, El Cairo, Manila, Yakarta o Ciudad de México: mano de obra barata, el sueño de las multinacionales esclavistas. 

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