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05 julio 2021

La metamorfosis de la mafia en Norteamérica



por E. J. Rodríguez

JotDown


Si comparásemos a la mafia siciliana con un virus, podríamos decir que el virus original terminó fracasando cuando se inoculó en América en su forma original. La mentalidad italiana y las costumbres criminales de Sicilia resultaban demasiado conflictivas y ruidosas en un país, Estados Unidos, donde todo puede amplificarse hasta lo imaginable y donde resulta mucho más difícil mantener la ley del silencio. Si la mafia estadounidense sobrevivió fue solamente porque el virus original mutó en un organismo más complejo, más adaptado al nuevo entorno. 


Requeriría todo un libro explicar esta evolución, pero aquí seremos más breves y nos bastaremos con algunos episodios clave que nos muestran por qué los mafiosos italianos descubrieron que no podían seguir comportándose igual al otro lado del Atlántico.


Acto I: 

En América… la gente habla


Mulberry Street, Little Italy, New York, ca. 1900. Fotografía: Detroit Publishing Co. / Library of Congress.


12 de abril de 1909. Antigua catedral de St. Patrick de Manhattan. Doscientas mil personas se congregan para despedir a Giuseppe Petrosino, el gran héroe de los inmigrantes italianos de Nueva York, que acaba de morir. Petrosino no es un actor, ni un jugador de béisbol, ni siquiera un boxeador famoso. Es un teniente de policía que ha intentado liberar a miles de trabajadores y pequeños comerciantes del yugo de la Mano Negra, una extorsión importada de Sicilia y ejercida por grupos de criminales en todos los barrios italianos de las principales ciudades estadounidenses.

Pocos se libraban de la Mano Negra. En cuanto un inmigrante italiano lograba salir adelante y ganar algo de dinero, recibía una carta amenazante reclamando una parte, firmada con el dibujo de una calavera, un cuchillo, un revólver humeante o la impresión de una mano embadurnada de tinta negra. Los principales objetivos del chantaje eran los negocios, las tiendas y las pequeñas empresas, pero también muchos obreros y asalariados. De hecho se estima que alrededor de un 90 % de los inmigrantes llegaron a ser extorsionados. Si no accedían a pagar, las consecuencias podían ser terribles: una paliza y unos cuantos huesos rotos, el incendio de su negocio o su hogar, incluso el secuestro y asesinato de ellos o de alguno de sus familiares. Las historias que se contaban en la calle y que ocasionalmente saltaban a la prensa eran escalofriantes: ciudadanos que aparecían asesinados dentro de un barril, o peor aún, tétricos ejemplos de crueldad como el secuestro del hijo pequeño de un comerciante que sería devuelto a su familia dentro de una cesta… descuartizado. Historias que nos dicen cuál era el estado de pánico en el que vivía la mayor parte de inmigrantes italianos a principios del siglo XX. Incluso el famoso tenor italiano Enrico Caruso fue víctima de la Mano Negra: cuando se disponía a actuar en Nueva York, una banda local decidió que el cantante tenía que aportar su cuota como todo el mundo. Caruso recibió la correspondiente carta amenazante y, asustado, accedió a pagar. ¡Un tremendo error! Solamente consiguió que empezasen a llegar más cartas pidiendo cantidades todavía mayores de dinero. Finalmente se decidió a acudir a la policía, pero tuvo que llevar escolta a raíz de aquello hasta prácticamente el fin de sus días.


Giuseppe Michele Pasquale Petrosino, JOE PETROSINO, nacido en Salerno Italia en1860, policía de New York (Escuadrón Secreto contra la "Mano Negra". Petrosino viajó a Italia en febrero de 1909, llevaba los nombres de criminales italianos, entre ellos: Giuseppe Morello, Ignazio Lupo, Giuseppe Fontana, Carlo Costantino y Antonio Passananti para obtener sus certificados penales para su extradición de Estados Unidos. El 12 de marzo de 1909, Petrosino fue muerto a tiros en la Piazza Marina, Palermo, se había convertido en el primer y único oficial de la policía de Nueva York en ser asesinado en suelo extranjero mientras estaba de servicio. (Nota adjunta del editor del blog)


El teniente Joe Petrosino, nuestro hombre, había visto cómo la Mano Negra reinaba en las calles mientras la policía apenas se inmiscuía, y consideraba aquel chantaje un «asunto de inmigrantes». Los italianos de Nueva York se sentían indefensos ante los criminales, entre ellos un buen número de mafiosos que pretendían hacer de Manhattan una nueva Sicilia y que tenían barrios enteros bajo su férreo control. Los agentes de la policía neoyorquina —en su mayor parte de origen irlandés— rara vez hablaban italiano y se limitaban a patrullar para evitar los brotes más visibles de violencia, pero sin investigar a fondo la extorsión endémica o aquellos crímenes sangrientos que no llamasen la atención de la prensa. En aquellos barrios, ante la pasividad policial, imperaba la ley del silencio y nadie se atrevía a denunciar a nadie. Pero Joe Petrosino estaba decidido a cambiar el estado de las cosas. Y lo hizo, en solamente unos meses. Cuando hubo conseguido hacerse un nombre en su profesión, labrándose el respeto de sus superiores (incluyendo a Theodore Roosevelt, por entonces comisario de la policía) solicitó crear un cuerpo especial formado por agentes italoamericanos, cuyo objetivo sería el de acabar con la Mano Negra. Inmediatamente se convirtió en el terror de los chantajistas.

Gracias a Petrosino y su nuevo escuadrón, los mafiosos implicados en los asuntos de extorsión aprendieron rápidamente que Nueva York no era Sicilia. Sí, en su isla de origen la omertà funcionaba siempre, incluso entre la gente ajena a la mafia. Pero en América funcionaba solamente cuando la policía se desentendía, y si los ciudadanos no hablaban era porque no se sentían respaldados, no porque no quisieran denunciar una situación de la que muchos, especialmente los sicilianos, habían querido huir al cruzar el Atlántico. Cuando en 1908 el teniente Petrosino se puso manos a la obra, los inmigrantes comenzaron a responder positivamente a sus peticiones de colaboración. El heroico teniente no reparó en esfuerzos. No se quedó detrás de la mesa de un despacho: él mismo recorría los barrios a pie, hablando con comerciantes y vecinos, prometiendo a quien le diese información que no lo abandonaría a su suerte. Así se ganó la confianza de mucha gente que quizá en Sicilia no hubiese abierto la boca, pero que en Nueva York estaba muy dispuesta a hablar. Aquellas investigaciones pronto dieron fruto y Petrosino empezó a llevar a los tribunales casos bien construidos, con testigos creíbles. Casos que en un alto porcentaje terminaban con los malhechores en la cárcel o en un barco de vuelta a Italia. Entre sus mayores logros, por ejemplo, estuvo la inmediata deportación a Sicilia del importante jefe mafioso Vito Cascioferro, quien ya había echado raíces en Nueva York.

Naturalmente, los criminales italianos y muy particularmente los mafiosos sicilianos de Manhattan declararon a Joe Petrosino su enemigo número uno. Lo consideraban especialmente peligroso porque era honrado y porque no podían comprarlo ni chantajearlo. Soñaban con enviarlo a la tumba. Sin embargo, sabían que asesinar a un policía en suelo americano podía traerles muchos problemas, porque las autoridades estadounidenses —al contrario que las sicilianas— no estaban dispuestas a hacer la vista gorda ante algo así. Asesinar a un policía en Nueva York era, pues, tabú. En consecuencia, los mafiosos neoyorquinos estaban entre la espada y la pared; no podían matar a Petrosino, no podían amenazarle, no podían comprarle… era una guerra que tenían perdida. El esforzado teniente, sin embargo, les puso la ocasión en bandeja: pensando que la policía neoyorquina necesitaba coordinarse con la siciliana para controlar el problema mafioso desde su mismo origen, planeó un viaje secreto a la isla mediterránea. No fue una buena idea. El viaje se filtró misteriosamente a la prensa el mismo día de su salida y al poco de llegar a Sicilia murió tiroteado en una plaza de Palermo, donde los mafiosos sabían que las autoridades no iban a perseguir el crimen. Así, a balazo limpio, se apagaba la gran esperanza de los inmigrantes italianos de Manhattan. Petrosino regresó a su ciudad metido en una caja y el funeral que recibió, como decíamos, fue multitudinario.

Sus esfuerzos fueron tan heroicos como breves, sí, pero no fútiles. La mafia le ganó la última batalla en vida, pero Petrosino continuó ganando batallas después de muerto, como el Cid. Puso de manifiesto que a la mafia no le interesaba comportarse en Estados Unidos como lo hacía en Sicilia, ejerciendo un tipo de extorsión rural que solo iba a causarles problemas. En Estados Unidos la ley podía funcionar y por tanto, podía haber ciudadanos que confiasen en la ley y estuviesen dispuestos a delatar a los extorsionadores. Ni el más temido de los mafiosos estaba en condiciones de impedir que en un barrio donde se apretujaban miles y miles de italianos alguno de ellos fuese a hablar con la policía. El asesinato de Petrosino fue una victoria pírrica para la Mano Negra y la extorsión directa sobre los ciudadanos de a pie estaba condenada a desaparecer. Los jefes mafiosos tenían otros negocios a los que dedicarse y no querían tener encima a un nuevo Petrosino entorpeciendo sus actividades. Los propios jefes mafiosos empezaron a limpiarlas calles de chantajes innecesarios, cambiando la extorsión directa a los ciudadanos por una actitud de falso paternalismo (en la película El Padrino II podemos ver escenificado este cambio con la sucesión de poder entre Don Fanucci, ejecutor de la Mano Negra, y Vito Corleone). Ahora se trataba de intentar ganarse a la gente de los barrios haciéndoles favores, evitando además el asesinato de inocentes y otras barbaridades que pudiesen llamar la atención de la prensa y las autoridades.

Las bandas que se empeñaban en seguir ejerciendo la Mano Negra, que las hubo, empezaron a cambiar o empezaron a desaparecer. Terminaron siendo absorbidas por lo que ya era el germen de la Cosa Nostra estadounidense, que en lugares como Manhattan iba creciendo en tamaño y poder, cada vez más centrada en fuentes de dinero alejadas del chantaje ciudadano. Los líderes de las antiguas bandas podían elegir entre renunciar a las prácticas de la Mano Negra y ponerse al servicio de la nueva mafia neoyorquina, o bien podían morir. La decisión era bien fácil. Como consecuencia, empezaron a surgir jefes mafiosos decididos a unificar el crimen italiano en cada ciudad, y particularmente en el epicentro de la mafia estadounidense, Nueva York. Las bandas sicilianas empezaron a transformarse en organizaciones, cada vez más ramificadas, donde empezaba a penalizarse el ataque injustificado a ciudadanos inocentes.


Mulberry Street, Little Italy, New York, ca. 1900. Fotografía: Detroit Publishing Co. / Library of Congress.


Acto II

En la guerra todos pierden

Giuseppe Morello nació en el hoy legendario pueblo de Corleone, donde se inició en la mafia, pero tuvo que emigrar a los Estados Unidos para escapar de una condena carcelaria. Tras unos difíciles comienzos en América ejerciendo diversos trabajos de mala muerte (incluyendo la recolección de algodón) abrió un local nocturno en Nueva York y desde allí empezó a dirigir una organización criminal con la que empezó a imponerse a las bandas más dispersas de la ciudad, como las dedicadas a la Mano Negra. El objetivo de Morello era reinar en los bajos fondos de Manhattan y lo consiguió.

Obviamente no era el único mafioso que lo intentaba. El principal escollo era otro temible mafioso llamado Ignazio Lupo, pero ambos entendieron que tenían mucho que ganar si llegaban a un acuerdo y solucionaron el futuro por la vía dinástica: Lupo se casó con la hermana de Morello, y ¡asunto arreglado!

Evidentemente Morello no tenía tantas hermanas como para asimilar a todos los aspirantes a reinar en Manhattan, así que tampoco dudaba en actuar a la siciliana, borrando del mapa a todo el que no quisiera ingresar como subordinado en su nueva alianza. Su método favorito era el de meter los cadáveres de los jefes rivales en un barril que después abandonaba en algún callejón o enviaba por correo fuera de la ciudad, una costumbre que los mafiosos italianos copiaron de los gánsteres irlandeses.

El ascenso de Morello, por cierto, coincidió en el tiempo con el efecto demoledor de las investigaciones de Joe Petrosino, así que lo tuvo bastante fácil para imponer una nueva mentalidad.

La organización por él fundada fue la primera verdaderamente importante de la mafia neoyorquina: hoy conocemos aquella banda como «familia Genovese», la más antigua de las grandes Cinco Familias de Nueva York, las mismas que han inspirado tramas de ficción como El Padrino o Los Soprano.

En 1909, sin embargo, el reinado de Morello quedó truncado por una condena carcelaria. Encerrado, no pudo evitar que otros se apoderasen de sus negocios y cuando salió en libertad once años después muchas cosas habían cambiado. Su antigua organización estaba ahora en manos de un ambicioso compatriota llamado Giuseppe Masseria, al que todos conocían como «Joe el Jefe» y que era básicamente el nuevo rey de Manhattan. Nadie en las calles dudaba del liderazgo de Masseria. En cambio, pocos se acordaban ya de Morello, a quien después de una década languideciendo en una celda no le quedaba nada excepto la lealtad de algunos viejos compinches como Umberto Valenti, su antigua mano derecha. Con todo, los años de cárcel no habían ablandado a Morello y estaba muy dispuesto a recuperar lo que todavía consideraba suyo. Máxime cuando la ley seca estaba convirtiendo el tráfico de alcohol en un negocio increíblemente lucrativo, monopolizado por la mafia en muchos barrios de Nueva York, y del que Giuseppe Morello quería su parte. Quería volver a ser el jefe. Pese a estar en franca inferioridad y contando poco más que con la ayuda de su fiel Valenti, se lanzó a una campaña para eliminar a Joe Masseria, como si estuviese en las calles de Sicilia.


Arriba:  Giuseppe Morello. En el centro: Ignazio Lupo.
 Abajo: Giuseppe Masseria

En los años veinte, de hecho, las guerras abiertas entre bandas mafiosas eran muy habituales en América, como lo eran en Sicilia. Sin embargo, como en tantos otros aspectos, los mafiosos tendrían que aprender nuevas formas de hacer las cosas.


Morello fracasó en el primer intento de asesinar a Masseria (quien, claro, se puso inmediatamente en alerta) y ante la oportunidad perdida se apresuró a enviar un mensaje de paz, solicitando una reunión para que ambos se estrechasen la mano amistosamente y firmasen la paz. Masseria aceptó asistir a la reunión. La cita quedó programada. Ninguno de los dos, claro, hizo acto de presencia. En su lugar, Morello envió a Umberto Valenti para que asesinase a Masseria en cuanto este apareciese, y por su parte Masseria envió a varios sicarios para que matasen a Morello. ¿El resultado? Los sicarios de Masseria se encontraron con Valenti, lo acorralaron en una esquina y uno de ellos —Charlie Luciano, más adelante conocido como «Lucky» Luciano, que estaba tomando buena nota de cómo funcionaban las guerras por el poder— se encargó de eliminar a Valenti a tiros.

Sin su aliado Valenti y recién salido de la cárcel, Morello se había quedado solo. Sobre el papel era hombre muerto. En Sicilia, no cabe duda, hubiera sido el objeto de una inmediata vendetta.

Pero en Sicilia la mafia no tenía rivales, mientras que en América había mucha competición: gánsteres irlandeses, judíos, holandeses, polacos, rusos, jamaicanos, afroamericanos… una guerra interna podía debilitar a la mafia frente a todos ellos. Masseria entendió que no valía la pena enturbiar las calles por un solo hombre y además apreciaba el talento de Morello, así que no solamente le perdonó la vida prescindiendo de toda vendetta sino que le ofreció el puesto de consigliere en su organización. Morello aceptó, sabiendo que sacaría más provecho a los negocios como número dos vivo que morir como aspirante a ser el número uno. Así, los dos enemigos encarnizados se convirtieron en estrechos colaboradores. La continua pelea por el liderazgo y la vendetta eran malas para los negocios; hacían perder tiempo, dinero y valiosos soldados. La violencia, además, atraía la atención policial. No, no podían hacerse las cosas como en Sicilia.

Pero un siciliano de la vieja escuela —un «Moustache Pete», como se los llamaba por la extendida costumbre de llevar bigote— difícilmente podía librarse de todos los hábitos propios de la Sicilia rural. Vito Cascioferro, el mismo al que Joe Petrosino había deportado casi dos décadas atrás, no había olvidado las enormes posibilidades de lucro que había en América y desde la misma Sicilia, pese a su avanzada edad, continuaba empeñado en hacerse con las riendas. Envió a un contingente de mafiosos con orden expresa de hacerle la guerra a Joe Masseria para apoderarse de Manhattan. Estos mafiosos, muchos de ellos procedentes de la ciudad de Castellammare del Golfo y liderados por Salvatore Maranzano, iban a hacer estallar una nueva guerra que iba a costar sangre, sudor, lágrimas y sobre todo mucho, mucho dinero.

Durante esta nueva lucha por el poder murió asesinado Giuseppe Morello. También Charlie Luciano estuvo a punto de morir (el que sobreviviera a un brutal ataque le valió el apodo de «Lucky», afortunado). Pero Joe Masseria no parecía particularmente afectado por los ataques a sus máximos hombres de confianza. La guerra, a fin de cuentas, era algo natural en la mafia. Ante la pasividad de su jefe, Luciano decidió tomar la iniciativa: pensaba que Maranzano estaba ganando la guerra, así que firmó un acuerdo traicionando a Masseria, a quien hizo asesinar en un restaurante. De este modo, Maranzano ganaba y se convertía en el nuevo rey de la mafia neoyorquina, a la que dividió en cinco grandes «familias»Luciano, como premio por haberle vendido a Masseria, recibió el liderazgo de una de ellas.


Charles "Lucky" Luciano, su verdadero nombre era Salvatore Lucania

Pero el acuerdo entre un mafioso de la vieja escuela como Maranzano y otro crecido en Nueva York como Luciano no podía perdurar. Tenían mentalidades demasiado diferentes, y esto era un problema que se producía entre generaciones enteras de mafiosos. Maranzano veía la mafia como una secta gobernada por una lealtad tradicional no muy distinta de como era gobernada en Sicilia. Luciano, en cambio, la veía como una gran empresa. La desconfianza mutua prolongó la guerra. Luciano y Maranzano se citaron para una reunión con el objetivo de asesinarse mutuamente. Luciano se adelantó y varios de sus compinches mataron a Maranzano con una buena dosis de cuchilladas y disparos.

Ahora que Luciano era el jefe absoluto de la mafia neoyorquina, sintió que no bastaba con haber alcanzado el poder, sino que había que garantizar que las costosas guerras no siguieran produciéndose y para ello tenía que desterrar la vieja mentalidad siciliana de la mafia estadounidense. Él ya había vivido dos guerras internas y sabía que eran lo último que la mafia necesitaba para que sus negocios prosperasen.

Todavía quedaban muchos mafiosos de la vieja escuela a quienes Luciano consideraba atrasados, fanáticos, incultos y poco aptos para los negocios en Estados Unidos. También sabía que, de acuerdo a los viejos códigos, no pocos de ellos intentarían vengar a Masseria o Maranzano, según el bando al que hubiesen apoyado… y Luciano, claro, se los había cargado a ambos. Así que, decidido a renovar por completo la mafia, Lucky Luciano envió a sus sicarios para asesinar a un número indeterminado de veteranos, borrando de un plumazo la influencia directa de la mafia siciliana sobre la estadounidense, convertida ahora en un ente autónomo y diferenciado.

Después repartió el poder entre aquellos que veían los negocios de la misma manera que él y fundó un consejo directivo —la «Comisión»— encargado de procurar que los conflictos entre familias mafiosas se resolviesen mediante acuerdos y consensos, no a tiros. La purga de mafiosos de la vieja escuela no acabó definitivamente con las guerras internas en la Cosa Nostra, desde luego, pero sí redujo su frecuencia e intensidad.

La mafia estaba para ganar dinero, pensaba Luciano, y los constantes intentos de desbancar a los jefes perjudicaban al negocio. Las vendettas al estilo siciliano eran indeseables y debían ser solamente un recurso de última necesidad en casos que no se pudiesen resolver de otra manera. Como efecto de la revolución de Luciano, la Cosa Nostra vivió un periodo de estabilidad y solidez hasta entonces desconocido.


Portada del libro "Lucky Luciano" de Tim Newark. Cuenta la leyenda que en los años 30 se reunieron en Nueva York tres importantes representantes de la mafia para elegir un líder entre ellos. Se trataba de Charles “Lucky” Luciano, Meyer Lansky y Benjamin “Bugsy” Siegel, éstos últimos representando a la mafia judía. Acordaron reunirse en una sala y no salir hasta arreglar el asunto. Antes de cerrarse la puerta, entró veloz un niño con un periódico en la mano y se lo entregó a “Lucky” Luciano para después abandonar la sala. “Tú serás nuestro líder”, le dijo Meyer Lansky. “Pero ¿cómo?” contestó Luciano. “Verás, antes de entrar, le he dicho a mis secuaces que fuesen a los niños que hay en la acera de enfrente, le diesen un periódico a uno y le dijesen que entrase en la sala y se lo diese al jefe…porque el jefe, tiene que parecer el jefe”.


Acto III

Una mafia que ya no es como la mafia

En 1963, los estadounidenses pudieron contemplar atónitos la retransmisión de un comité senatorial que investigaba al crimen organizado. Por primera vez en su historia, un miembro de poca importancia de la Cosa Nostra, Joe Valachi, hablaba públicamente sobre la estructura interna de la mafia.

El público había asociado siempre al crimen organizado con la grandilocuencia casi hollywoodiense del famoso Al Capone, pero ahora descubrían un submundo repleto de secretismo, ceremonias de iniciación y juramentos vivamente descritos por Valachi para asombro de toda la nación. Los estadounidenses de los sesenta sintieron que en su país se les había inoculado una extraña organización cuasi medieval procedente de una lejana y exótica isla mediterránea. Algo que no se parecía en nada a la organización de Capone.

En realidad, el oscurantismo descrito por Valachi y que tanto impresionó a la opinión pública, ocultaba que la mafia había cambiado mucho desde su llegada a las costas americanas. No solamente por la eliminación de la extorsión más básica o por la purga llevada a cabo por Lucky Luciano, sino por la influencia de bandas criminales. Paradójicamente, la mayor influencia venía de la del propio Al Capone. El famoso «Scarface» había nacido en Brooklyn y nunca perteneció a la mafia, aunque creció junto a algunos futuros miembros, colaboró estrechamente con jefes mafiosos y conocía bien su entramado. Pues bien, su forma de hacer las cosas fue tan exitosa en muchos aspectos que los nuevos jefes mafiosos como Luciano pensaron que imitarle no era una mala idea.


Alphonse Gabriel Capone -AL CAPONE- (1899-1947), ficha policial de junio de 1931.

Uno de los motivos por los que al FBI le costó tanto encarcelar a Capone era la imposibilidad de relacionarlo con cualquiera de los crímenes que su organización cometía constantemente.

Cada persona medianamente informada en los Estados Unidos (¡y en todo el planeta!) sabía perfectamente que Capone era el responsable de esos crímenes, pero no había manera de probarlo ante un tribunal. No solamente por el silencio de sus colaboradores inmediatos, sino porque su organización tenía una estructura piramidal donde las órdenes seguían una cadena verbal descendente imposible de rastrear después hacia arriba, y menos sin unos testigos clave que difícilmente iban a aparecer. Esto contrastaba con la costumbre de la mafia siciliana, donde los subordinados debían presentarse y rendir cuentas directamente ante el máximo jefe como señal de respeto. Capone hacía exactamente todo lo contrario: apenas tenía contacto con sus subordinados. Cuanta más distancia hubiese entre sus negocios criminales y él, mejor. De hecho, Capone fue condenado por un asunto de impuestos, pero ninguno de sus otros actos delictivos quedó probado ante un juez. Legalmente hablando, y como él se encargaba bien de recordar, ¡Al Capone era inocente de prácticamente todo lo demás!


Paul Ricca, Salvatore Agoglia, Charlie Luciano, Meyer Lansky, John Senna y Harry Brown  arrestados por la policía de Chicago después de las reuniones de la mafia de Nueva York en la ciudad de Chicago, abril de 1932

Lucky Luciano y otros mafiosos de su generación tomaron buena nota. De hecho, Luciano estaba tan decidido a romper con la tradición mafiosa que pensó en abolir las famosas ceremonias de iniciación e incluso la necesidad de que los miembros de la mafia fuesen necesariamente de origen italiano, aunque sus subordinados le hicieron cambiar de idea, insistiendo en que el sentimiento de cerrada pertenencia ayudaba a estrechar los vínculos de lealtad. Esto era cierto, pero a la larga, como Luciano probablemente temía, la exclusividad de los clubes mafiosos contribuyó a su declive a partir de los años setenta. Pero la organización de Capone (y del ejército del Imperio romano, una aportación sui generis de Salvatore Maranzano) sirvió como modelo para una nueva mafia piramidal, en la que los jefes más exitosos fueron aquellos que menos contacto tuvieron con los subordinados. Quienes no guardaron esta precaución terminarían cayendo tarde o temprano, como le sucedió a John Gotti, encarcelado por cometer el error de hablar directamente con sus hombres después de que se lo hubiese conocido como «el Don de Teflón» por su habilidad para esquivar a la justicia.

Con el tiempo, incluso la mafia de la propia Sicilia terminaría imitando usos y costumbres de la estadounidense, más adaptada a tiempos modernos y entornos más estructurados legal y políticamente, pero siempre ha habido diferencias muy profundas entre ambas


En realidad, poco queda en la Cosa Nostra estadounidense de aquella mafia original que intentó trasplantarse a sí misma allende el océano hace más de un siglo, y que en realidad terminó mutando hasta convertirse en un árbol distinto, que como todo árbol, cuanto más crece más alejada tiene la vanguardia de sus raíces. 


 E. J. Rodríguez

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Nota final adicionada por el editor del blog


La siguiente fotografía a pesar de haber sido reproducida cientos de veces en diferentes sitios e idiomas, rara vez describe quienes son los personajes (salvo especializados medios estadounidenses). Se trata de gánsteres italo-americanos, arrestados por el Departamento de Policía de Cleveland (Ohio) el 5 de diciembre de 1928, a quien corresponde esta fotografía. El lugar es el Hotel Statler. Dieciocho personas fueron encontradas armadas. En la foto aparecen catorce de los veintitrés arrestados. Giuseppe Profaci está en el centro (sentado en la silla de ruedas había tenido un reciente accidente). Sam DiCarlo de Bufalo, está detrás de él. Joseph Magliocco está a la derecha de DiCarlo. Pasqualino Lolordo de Chicago está sentado a la derecha de Profaci. La lista de presuntos mafiosos arrestados fue:

De NUEVA YORK y NUEVA JERSEY: Giuseppe Profaci, Giuseppe Magliocco, Vincenzo Mangano, Giuseppe Traina, Andrea Lombardino, Salvatore Lombardino, Giuseppe Palermo y Michael Russo; 

De CHICAGO: Pasqualino Lolordo, Giuseppe Giunta, Frank Alo, Tony Bella, Emanuele Cammarata, James Intravia, Sam Oliveri y Giuseppe Sacco;

De TAMPA: Ignazio Italiano y Giuseppe Vaglica; 

De ST. LOUIS: Giovanni Mirabella y Calogero SanFilippo; 

De INDIANA: Paul Palazzola de Gary; 

De Cleveland: Sam Tilocco 

Los sospechosos dieron varias historias para explicar su presencia en Cleveland. Los oficiales aceptaron solo las historias contadas por Mangano y Traina, y esos dos líderes de la mafia fueron liberados rápidamente. El resto fue interrogado por la policía y funcionarios de inmigración y luego procesados. Los mafiosos fueron detenidos en Cleveland tras la pista que seguía la policía sobre una presunta convención de mafiosos italo-estadounidenses en el Hotel Statler en Euclid Avenue y East 12th Street. La policía expresó su certeza de que otros delincuentes organizados se estaban quedando en otra parte de la ciudad. Los rumores indicaban que Al Capone de Chicago había sido visto en el área. Algunos historiadores han sugerido, erróneamente, que esa reunión de Cleveland fue la primera convención formativa de la mafia de los EE. UU. (Varios escritores se han referido a la sociedad criminal como la "Unione Siciliana"). En realidad, una red nacional de la Mafia había estado en vigencia durante muchos años, y las reuniones de los mafiosos ocurrían regularmente. Se han ofrecido otras explicaciones. Algunos dicen que la convención fue convocada para reasignar las mafias del inframundo tras los recientes asesinatos de pandillas, para resolver los desacuerdos del hampa en Chicago o para reconocer la ascensión de Profaci al rango de jefe de familia. Sin embargo, los problemas locales o regionales no justificarían la convocatoria de una convención nacional. Parece mucho más probable que el propósito de la convención fuera reconocer al nuevo jefe de jefes de la Mafia de Estados Unidos, Giuseppe Masseria, tras la muerte de Salvatore "Toto" D'Aquila. Desde los albores de la Era de la Prohibición, Masseria había reunido a la familia criminal más fuerte y rica del país y el reciente asesinato de D'Aquila, en una calle de Manhattan, hizo que el nombramiento de Masseria como Jefe de jefes fuera una mera formalidad. Aunque la base de operaciones de Masseria estaba en la ciudad de Nueva York, muchos de sus parientes residían en Cleveland; los aliados de Masseria en Cleveland habían derrotado recientemente allí a una facción pro-D'Aquila. La ciudad habría sido una selección completamente apropiada para una coronación de Masseria. Los críticos de este punto de vista señalan que Masseria y sus aliados no estaban entre los detenidos en el Hotel Statler. Por supuesto, con gran parte de su familia en el área, no habría habido ninguna razón para que Masseria se quedara en ningún hotel. Y la policía expresó públicamente su decepción por el hecho de que la incursión apresurada en el Statler permitió que otros congresistas escaparan. Giuseppe "Joe The Boss" Masseria fue uno de los primeros "capos" o jefe de la Mafia de Nueva York, estuvo a cargo de la más tarde denominada familia 'Genovese' entre los años 1922-1931. Durante esa época se consagró como el mafioso más poderoso de la ciudad. Su manejo buscaba preservar los viejos ideales de la Mafia siciliana tales como el “honor”, la “tradición”, el “respeto” y la “dignidad”, métodos que, a sus espaldas, eran criticados por muchos de sus subordinados. Murió asesinado el 15 de abril de 1931 mientras cenaba en compañía de Lucky Luciano en el "Scarpato's", uno de sus restaurantes favoritos en Coney Island. Tras su muerte Lucky Luciano asumió la jefatura de la familia. (Tomado de 'Caught in Cleveland'. The writers of wrongs).


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La mafia, la CIA y el Vaticano

22 febrero 2021

La mafia, la CIA y el Vaticano


Imagen de carácter ilustrativo basado en una foto del interior del Banco Vaticano (IOR)


Nota de introducción del editor del blog respecto al autor y la fuente de consulta. 


El tema de la mafia y sus relaciones con los aparatos de inteligencia estadounidenses y otras agencias, así como con el Vaticano han sido abordadas a cabalidad en este blog. He seleccionado el tema que viene a continuación al estar relacionado con una investigación aquí presentada: Manuel Noriega y la trama oculta del poder, investigación en que aparecen algunos nombres y hechos que coinciden con un artículo de David G. Guyatt. 

Por descontado, algunos hechos históricos son verídicos, no obstante de mantenerse dentro del característico y velado secretismo que cubre al Vaticano y sus nada sagrados negocios con la mafia, así como la imperturbable presencia de los aparatos de seguridad global estadounidenses defendiendo los intereses de grandes corporaciones internacionales que nada tiene que ver con la seguridad nacional.

El artículo de Guyatt debe ser repasado con suma cautela, la temática es compleja, difícil de acceder a fuentes auténticas (suele dudarse de su existencia) por la reserva de estado y/o metagrupos transnacionales. Muchos escritores aprovechan estos "misterios" para afirmar como verídicos tales o cuales hechos sin base alguna o citando fuentes nada confiables, en el mejor de los casos podemos aceptarlas como hipótesis. El problema es que numerosos autores no lo plantean como hipótesis -una conclusión a la que llega un autor debe ser avalada con el respaldo documental (no solo documentos escritos) y probatorio-. Si un investigador no puede certificar el acerto que plasma en su trabajo debe ser lo suficientemente honesto y reconocerlo, no por ello su investigación dejará de ser válida. Aclarar que sus conclusiones son hipótesis -hechos que pueden ser ciertos o no- resulta mejor que hacer el ridículo afirmando que tal o cual conclusión es la definitiva versión de una historia -la verdad incuestionable-. 

Ese es el pecado que muchos escritores, incluso historiadores, suelen acarrear. Por más bonita prosa literaria no es honesto divulgar esa "verdad" obtenida de la transcripción o resumen de textos de otros escritores nada creíbles y mezclando esa "información" con datos fidedignos e históricos... Si el propósito es convertirse en un super ventas, un best seller al estilo de Dan Brauw, alcanzando fama y dinero, esa sería una buena opción.

Guyatt es un buen escritor... de ficción, de ficción histórica, incluso podría encajar en el género de la historia alternativa. Es usual que, en ocasiones, se lance certeros datos sobre tal o cual hecho histórico, incluso es posible que mediante ellos se anime a otros a investigar y buscar la verdad. Sin embargo, trabajos como los de Guyatt no son originales; en este caso en particular él cita casi textual a otros autores que ya hemos publicado en este blog, como Michael Ruppert y su clásico "Crossing the Rubicon: The Decline of the American Empire at the End of the Age of Oil", "Cruzando el Rubicón" a secas. Además, Guyatt no ha podido superar el estigma de ser calificado como sensacionalista o conspiranoico, a él no parece interesarle revertir esa imagen, conocemos poco de él, mejor dicho casi nada, hasta es posible que se trate de un pseudónimo; las pocas referencias sobre Guyatt son propias de él y se localizan en sitios nada serios y sensacionalistas como "Biblioteca Pleyades". Afirma que tras una larga carrera como banquero internacional se dedicó a la investigación (no es posible verificar ese dato), expresa haber escrito y producido material para documentales de televisión, películas y revistas. Es cierto que nos encontramos con sus publicaciones en sitios como NEXUS, Fortean Times (revista mensual británica ahora también digital dedicada a los fenómenos anómalos, cuyo lema es "El mundo de los fenómenos extraños") y otros como "Biblioteca Pleyades", sitios que desbordan elogios a Guyatt, aparte de esos sitios es imposible encontrar una referencia al autor, una foto... Lo último que sabemos de Guyatt es que se dedicaba a "profundidad investigar sobre los verdaderos secretos que rodean el enigma del oro nazi y el tesoro de la segunda guerra mundial saqueado por alemanes y japoneses" y los "secretos" del mercado del oro, su libro "The Secret Gold Treaty" incluso es un popular e-book fácilmente descargable.

En fin, sin caer en contradicciones, el tema sobre la mafia y las relaciones terrenales con poderes divinos como el "Vaticano" y los servicios secretos es un tema apasionante, para una nueva película de Hollywood, de allí el interés en Guyatt y su artículo. En "Manuel Noriega y la trama oculta del poder" reconocemos honestamente que muchos datos no han sido contrastados por carecer de fuentes documentales fidedignas y, como es habitual, el gobierno de los Estados Unidos niega la existencia de tales acontecimientos. 

Como excepción, el reproducir el siguiente artículo de Guyatt tiene una buena razón, es un buen resumen de algunos libros y otras fuentes. Otros reportajes fantasiosos de su autoría encasillan como conspiranoia, por ejemplo, Guyatt suele citar al difunto Martin Bormann como protagonista de la posguerra para "explicar" sus tesis sobre el oro perdido de la segunda guerra mundial, así como el oro de Yamashita, temas analizados en este blog. 

En este caso particular, el artículo de Guyatt ha sido tomado de la revista Nexus, edición de los Estados Unidos (su sede principal está en Australia, también tiene su formato digital). Nexus se presenta a sí misma como divulgadora de artículos sobre noticias suprimidas, teorías de la conspiración, conciencia, misterios antiguos, ovnis, Gran Hermano, ciencia futura, hechos inexplicables, energía libre, problemas de salud que incluye la medicina alternativa, revisionismo histórico... y mucho más. La crítica desde hace mucho tiempo señala al sitio web de Nexus como uno de los principales promotores del antisemitismo, promocionar teorías de conspiración de la extrema derecha y propaganda alineada a las milicias estadounidenses. 

insistiré que no hay contradicción al publicar el siguiente relato de Guyatt, es rescatable al ser una buena sinópsis de lo que versados autores han planteado y relacionado con otras investigaciones publicadas en este blog a las cuales se puede acceder como enlaces a pie de página. 

Fotografías y notas a pie de foto son adiciones del editor de este blog.

Tito  Andino U.


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La mafia, la CIA y el aparato de inteligencia del Vaticano

 


 por David G. Guyatt

Nexus MagazineVolumen 7, Número 5

Septiembre-octubre de 2000, versión de los EE. UU.


En su afán por acabar con el comunismo, el Vaticano estableció alianzas durante la Segunda Guerra Mundial con varias sociedades secretas, grupos fascistas y agencias de espionaje y ha mantenido estas redes desde entonces.


Albert Vincent Carone es una de esas personas que pasó su vida bailando entre las gotas de lluvia y volviéndose invisible donde una sombra permanecía. Él existió y tampoco existió. Al Carone, a diferencia de su homónimo cercano, Al Capone, realmente era una paradoja envuelta en un misterio oculto detrás de un enigma.

Carone era un detective en el Departamento de Policía de Nueva York, pero esto no le impidió convertirse en un hombre "hecho" en la familia criminal Genovese. Conocía a todos los principales mafiosos de su época, incluidos Vito Genovese, Sam Giancana, Santos Trafficante, Joe Colombo y Paul Castellano, entre otros. Para la hija de Carone, Dee, todos eran conocidos como "tío". Cuando se casó, su padre organizó dos salas de recepción diferentes para separar a los invitados de la mafia de los invitados de la policía de Nueva York. Pero esto era más escaparate que cualquier otra cosa. Una de las principales funciones de Carone en la policía de Nueva York fue actuar como el "agente de bolsa" en la protección de los envíos de drogas de la CIA a las diversas familias de la mafia.

Carone murió en 1990 en circunstancias misteriosas. Esto siguió a un período de gran desencanto personal con su vida, luego de una misión secreta a México en 1985, cuando una gran cantidad de mujeres y niños inocentes murieron innecesariamente. Su muerte fue horrible, informa Mike Ruppert, editor del boletín From The Wilderness, quien investigó la historia de la vida de Carone y escribió un informe especial al respecto.


Estas fotografías, al parecer, son las únicas pruebas de que Albert Carone existió y que según algunos -entre ellos su hija- la CIA trató de eliminar todo registro de su vida. Lo curioso es que aparece tanto como detective del Departamento de Policía de New York (NYPD), agente encubierto de la CIA y hasta como Coronel de Contra-inteligencia del Ejército de los Estados Unidos. ¿Es eso posible?

Mientras tanto, otro "tío" fue Bill Casey, director de la Agencia Central de Inteligencia durante la administración Reagan. Casey había estado con la Oficina de Servicios Estratégicos (OSS) durante la Segunda Guerra Mundial. Durante la década de 1970, se convirtió en presidente de la Securities and Exchange Commission (SEC), que regula la industria de inversión de los Estados Unidos. Durante su mandato en ese papel, Casey usó a Carone como un "corte" para pasar información confidencial a la mafia del capo Paul Castellano, dice su hija, Dee.

Carone también era coronel completo en el ejército de los EE. UU., donde había operado en la Corporación de Contrainteligencia del Ejército (CIC). Como era de esperar, en vista de su estrecha amistad con Bill Casey, también fue un agente encubierto de la CIA. Pero eso no era ni la mitad. Carone también fue Gran Caballero de la Soberana Orden Militar de Malta (SMOM), que históricamente ha sido el brazo militar del Vaticano y es considerado como un Estado separado con plenos poderes de estado, incluida la emisión de sus propios pasaportes diplomáticos.

En las últimas décadas, SMOM ha actuado como un conducto de financiación, un canal de oro del mercado negro y una lavandería de dinero para la CIA, entre otros, y se sabe que actúa como el brazo de inteligencia del Vaticano. Se alegaba que estaba involucrado, por ejemplo, en la desaparición de las reservas de oro de Rusia, más de 2.000 toneladas métricas, que desaparecieron durante 1991, cuando el primer ministro soviético Mikhail Gorbachev fue destituido de su cargo (Nota del editor: el cargo de primer ministro no lo ocupó jamás Gorbachov, fue Secretario General del Partido Comunista de la URSS, 1985 -1991; Presidente del Presidium del Soviet Supremo de la URSS, 1988 -1990; y Presidente de la Unión Soviética 1990-1991, fue el único que ocupó ese cargo creado en el final de la URSS; Gorbachov no fue destituido, él renunció tras el intento de golpe de estado de 1991) 

La Orden de los Caballeros de Malta se otorga a muchas personas destacadas que forman parte de la comunidad militar y de inteligencia. Bill Casey de la CIA, por ejemplo, era un Caballero de Malta. El ex general de la OTAN y luego secretario de Estado de los Estados Unidos, Alexander Haig, también es un caballero de Malta. Otro es el General Vernon Walters, ex Director Adjunto de la CIA bajo George Bush, y luego nombrado embajador itinerante durante la Administración Reagan. El legendario jefe de la OSS (el precursor de la Segunda Guerra Mundial de la CIA), "Wild" Bill Donovan, fue nombrado Caballero junto con su compatriota en tiempos de guerra y más tarde Jefe de Contrainteligencia de la CIA, James J. Angleton.

Y John McCone, otro miembro destacado de la agencia estadounidense "fantasma", también fue distinguido con un título de Caballero de Malta. La lista continua. Lo más interesante es Reinhard Gehlen, el ex experto en inteligencia nazi reclutado por los Estados Unidos en 1945-46 para dirigir la Organización Gehlen, un brazo secreto de inteligencia de los Estados Unidos con sede en Alemania compuesto por ex agentes de las SS y Gestapo, muchos de los cuales eran buscados criminales de guerra nazis como Klaus Barbie. Los nombres anteriores equivalen a una lista de algunos de los miembros más poderosos e influyentes de la comunidad de inteligencia occidental en las últimas cinco décadas.

Un grupo del Vaticano que tiene vínculos extremadamente estrechos con los Caballeros de Malta es el ultraderechista Opus Dei. Esta es una facción inmensamente poderosa en el Vaticano hoy, y sus actividades públicas de "hacer el bien" eclipsan una plétora de las maquinaciones políticas y financieras más oscuras conocidas por el hombre.

Tal vez no sea una sorpresa que Carone esté estrechamente asociado con el Opus Dei y, en particular, con una operación encubierta que tuvo su origen en 1944. Esa fue la Operación Amadeus.


Nota del editor del blog Algo más sobre Albert Carone. En 1995 se presentaron varios casos curiosos en México que mencionamos en el artículo de referencia sobre MANUEL NORIEGA y que es referido por autores como Ruppert y Estulin, una supuesta masacre comentada en el juicio contra la CIA por la parte acusadora, la hija de Albert Carone (Desiree Carone-Ferdinand). La declarante expresó que su padre, Albert Carone, junto a un tal James Robert Strauss y otros destruyeron una aldea entera de hombres, mujeres y niños (Chapatulla). Hecho sobre el que no existe evidencia documental, ni testimonial, esa versión no se puede confrontar con ninguna otra fuente (no existe reporte de un caso con centenares de víctimas mujeres y niños que haya ocurrido en 1985 en México, lo que sin duda estaría registrado en todo el mundo -salvo el terremoto de la ciudad de México-). Este dato es recogido en un par de fuentes en inglés (libros "The New War on the Poor" de John Gledhill y en "Bagman: The secret life of Col. Albert V. Carone" de Eric Stacey) y como única fuente la declaración de la mencionada hija de Albert Carone; no obstante, éstos autores mencionan la ciudad de Chapala en el estado de Jalisco (siendo imposible localizar un poblado con el nombre Chapatulla). A partir de ese supuesto hecho se dice que Albert Carone cambió de opinión, dejando de participar en asesinatos y tráfico de drogas para la CIA; esto, a la vez, sería la causa de su extraña muerte y el intento de desaparecer todo registro, incluso financiero sobre Albert Carone, según su hija. la hija de Carone demandó a la CIA, el proceso judicial es de dominio público. El caso fue desestimado por la Corte (Court dismissal Carone-Ferdinand v. CIA.  No. CIV.A.00-403 (RMU). 131 F.Supp.2d 232 (2001) DESIREE CARONE-FERDINAND et al., Defendants. United States District Court, Disctrict of Columbia. february 27, 2001). 


De la ruta de las ratas a las rutas del tráfico de drogas.

 

Ratlines o ruta de las ratas es un tema ampliamente tratado, existe abundante bibliografía sobre el tema, aquí solo una muestra de la producción literaria. Lo que debe ser analizado en el presente no es la fuga de los nazis de Europa sino su implicación en los crímenes y tráfico de drogas al servicio de otra potencia.

Esta operación altamente secreta fue parte de las negociaciones de la Operación Sunrise entre Allen Dulles, el entonces oficial superior de OSS en tiempos de guerra en Suiza y más tarde Director de la CIA y el General de las SS Karl Wolff. Este oficial elegante y bien conectado de las SS comandaba los contingentes de las SS y la Gestapo en Italia en ese momento.

El resultado de estas negociaciones (al menos las partes que ahora se conocen) fue un acuerdo que otorgó amnistía a una extensa lista de las fuerzas de la SS-Gestapo, a cambio de trasladar su lealtad a Occidente en la planificada  batalla destinada a derrotar la "amenaza" comunista soviética, en otras palabras, la "Guerra Fría".


El Jefe de las SS en Italia Karl Wolff (traje a cuadros) y el general Heinrich Gottfried Vietinghoff por la Wehrmacht firman la rendición del Grupo de Ejércitos C alemanes en Italia el 29 de abril de 1945, acto negociado en secreto y que concluiría con los términos secretos de la Operación Sunrise.

Una derivación de estos arreglos de Dulles-Wolff fueron las "ratlines" dirigidos por el Vaticano que ayudaron a que los criminales de guerra nazis se pusieran a salvo. Decenas de miles de SS y otros nazis escaparon de la captura como resultado de la "línea de ratas". Entre ellos figuraban figuras como Franz Stangl, comandante del campo de exterminio de Treblinka, y su amigo Gustav Wagner, que dirigía el campo de exterminio de Sobibor. Otros que escaparon de esta manera incluye a Adolf Eichmann, el arquitecto del Holocausto. Más tarde, Eichmann fue capturado por agentes de inteligencia israelíes y trasladado a Tel Aviv, donde fue juzgado y finalmente ejecutado. En comparación, el Dr. Joseph Mengele, conocido como "el Ángel de la Muerte", un criminal de guerra buscado por sus crueles e inhumanos experimentos con prisioneros del campo de exterminio en Auschwitz, escapó a Argentina y vivió una larga vida.

La Operación Amadeus se ocupó exclusivamente de la fuga de criminales de guerra SS y nazis al continente sudamericano y sus posteriores feroces acciones encubiertas contra las poblaciones indígenas fueron justificadas bajo la bandera del "anticomunismo". Una persona dedicada a las actividades de Amadeus fue el ex oficial de la Gestapo Klaus Barbie, conocido en todo el mundo como "el Carnicero de Lyon".

El principal medio de financiación de las actividades de la Operación Amadeus fue el negocio de narcóticos enormemente rentable. Grandes existencias de morfina de las SS habían sido sacadas de Europa de contrabando a la Sudamérica "católica" al final de la guerra, de conformidad con el acuerdo de Sunrise. La morfina estaba acompañada por oro de las SS saqueado y grandes cantidades de billetes falsos británicos forjados en campos de concentración por falsificadores cautivos pero expertos como parte de un esquema de las SS conocido como Operación Bernhardt.

La "línea de ratas" de escape a América del Sur fueron utilizadas para mover a los hombres buscados lejos de las miradas indiscretas de los agentes israelíes, también resultaron ideales como rutas de contrabando de drogas. Décadas después, las existencias de heroína introducidas de contrabando en los Estados Unidos para su distribución por la mafia protegida por la CIA se complementarían con cocaína cultivada localmente.

Una de las figuras que surgió en el centro de atención durante la década de 1980 profundamente involucrado en este tráfico de narcóticos fue el Coronel Oliver North, quien autorizó el intercambio de armas por drogas para financiar las operaciones de la Contra. Oliver North era conocido por Al Carone bajo su nombre de "trabajo", "John Caffrey". Ese fue el momento en que Carone estaba involucrado en transacciones de cocaína controladas por la CIA con Joe "Pickles" Percilia, un miembro de la familia criminal Colombo.

Estas curiosas conexiones, generalmente ocultas entre gobiernos (comunidad militar y de inteligencia), el crimen organizado, los criminales de guerra del Vaticano y los nazis tienen una historia significativa. No menos importante fue el acuerdo secreto alcanzado entre los oficiales de inteligencia naval de Estados Unidos y la mafia de Charles "Luchy" Luciano durante la Segunda Guerra Mundial. Esto resultó en la decisión de la mafia de ayudar a los aliados a contactar con la figura de la mafia Vito Genovese en 1943 para preparar el camino para el desembarco aliado en Sicilia. Como se describió anteriormente, fueron principalmente aquellas unidades SS-Gestapo ubicadas en Italia bajo el mando del General Wolff de las SS las que inicialmente se preocuparon en las negociaciones de la Operación Sunrise.

Y mientras un gran número de ex nazis huían hacia el sur para luchar contra la amenaza comunista en América Latina, y, lo que es más importante, para beneficiarse personalmente de su participación en el lucrativo negocio de las drogas y las armas, en Europa, se estaba preparando el derrocamiento o frustrar a los gobiernos elegidos democráticamente a través de una red de unidades "Stay Behind" dirigidas por fascistas, organizadas bajo los auspicios de la Operación Gladio. No es sorprendente que esto también conduzca a ciertas figuras involucradas que hagan fortunas personales con la miseria de otras personas, una circunstancia que es tan común que apenas vale la pena mencionar.


Algunos ejemplares de muchas publicaciones sobre las relaciones nazis - vaticano - cia - mafia

Estas actividades neofascistas llegarían a ser prominentes a principios de la década de 1980 luego del colapso del Banco Ambrosiano y la muerte del banquero italiano Roberto Calvi, quien fue "suicidado" y quedó colgado bajo el puente Blackfriar de Londres. Esto conduciría a revelaciones sensacionales sobre el papel del Banco del Vaticano, el IOR, en el imperio financiero de Calvi y crecería rápidamente para incluir las actividades del financiero de la mafia Michele Sindona, cuyas actividades, a su vez, implicarían a los principales bancos en Europa y América en actividades de la mafia.

Tanto Sindona como Calvi estaban cerca del Opus Dei, que perdió alrededor de $ 55 millones cuando el imperio de Sindona se derrumbó. Según su familia, Roberto Calvi estaba profundamente absorto en ayudar al Opus Dei para tomar el control del IOR cuando fue asesinado.

Mientras tanto, Calvi y Sindona eran miembros de la logia masónica secreta Propaganda Due (P2), que se dice fue un "gobierno paralelo" en espera y que planeó efectuar un golpe de estado en Italia después que las encuestas daban una victoria del Partido Comunista.


Michele Sindona en juicio

P2 fue dirigido por el ex fascista italiano y miembro de las SS nazis, Licio Gelli, apodado "el Titiritero" por la prensa italiana. Las conexiones de Gelli con la ultraderecha y los fascistas en Europa y América Latina fueron extensas. De hecho, había estado profundamente involucrado en el establecimiento de las ratlines del Vaticano que ayudaron a los peores criminales de guerra nazis a escapar de la justicia aliada al final de la Segunda Guerra Mundial. En total, se estima que 50.000 nazis fueron llevados a la libertad.

Gelli tenía numerosos y poderosos amigos, incluido el ex dictador italiano Benito Mussolini. También era amigo personal del general argentino Juan Perón, y sus estrechas asociaciones con Argentina más tarde lo llevarían a ser una figura clave en el envío de un suministro de misiles Exocet franceses para hundir barcos de la Fuerza de Tarea británica durante la Guerra de las Malvinas. En este esfuerzo, trabajó en estrecha colaboración con Ronald R. Rewald, fundador de la institución financiera con sede en Hawai, Bishop, Baldwin, Rewald, Dillingham & Wong, una empresa propietaria de la CIA y precursora del banco Nugan Hand Bank, propiedad de la CIA.

La participación de una compañía de fachada de la CIA que se dedica a financiar y proporcionar armas para ser utilizadas contra un aliado estadounidense clave (Gran Bretaña) con el apoyo público del gobierno de los Estados Unidos puede parecer algo dudosa. Sin embargo, en el mundo de las "operaciones negras", "amigos" y "enemigos" son palabras intercambiables y trabajar en ambos lados de la cerca es una práctica aceptada.

En términos de jerarquía, Gelli informaba a Umberto Ortolani, descrito por un escritor como "el gran abridor de la puerta del Vaticano" y "chambelán secreto de la casa papal".

Además de sus conexiones P2, Ortolani también es miembro del consejo interno de los Caballeros de Malta y tiene conexiones de inteligencia militar que datan de la Segunda Guerra Mundial.



El pulpo y la araña

Existen otros numerosos grupos masónicos y sociedades secretas en Europa que se mueven dentro y fuera de foco en varios momentos. Casi todos ellos son de naturaleza católica.

Uno de ellos es el Priorato de Sión (Prieuré de Sion), una orden secreta que primero llamó la atención del público a través del libro más vendido, The Holy Blood And The Holy Grail, publicado en 1982. El Priorato está estrechamente relacionado con el presunto tesoro de Salomón, que se dice encontró su camino hacia el pequeño pueblo de Rennes-le-Château en el suroeste de Francia, donde se dice fue enterrado por los Caballeros Templarios, precursores de los Caballeros de Malta.

El Priorato, cuya sede se encuentra en Annemasse, cerca de Ginebra, en la frontera suiza, tiene el estilo de los "guardianes" del tesoro de Salomón, pero, lo más interesante, tienen numerosas conexiones subterráneas con los fascistas y aquellos grupos de extrema derecha que datan de la segunda guerra mundial. Mientras tanto, debe anotarse de pasada que se dice que Annemasse fue el centro de las unidades anticomunistas Stay Behind de la Operación Gladio.

Si esto no es lo suficientemente intrigante, otro hecho estira la coincidencia hasta el punto de estallar. En los últimos años, el Priorato de Sión ha trasladado su sede a Barcelona y ahora cuenta con un Gran Maestro español. Esto, uno podría concluir, es permitirle estar físicamente más cerca del corazón histórico del Opus Dei, fundado en España en 1928.

Otto Skorzeny fue el líder en la ejecución de las rutas de escape de la Hermandad SS - Der Spinne (la Araña) - después de la guerra, y el General de las SS Karl Wolff fue el principal negociador con el Jefe suizo de la OSS, Allen Dulles, y luego otro nazi, Walter Rauff, jefe del SD de Milán, fue uno de los dos enlaces con el Vaticano involucrados en el establecimiento del sistema de contrabando nazi. Al principio de su carrera, Rauff había supervisado el desarrollo de las furgonetas de gas móviles de los nazis, conocidas como "cuervos negros", que mataron a gas a unos 100.000 judíos, en su mayoría mujeres y niños, bombeando gases de escape en la parte trasera de una furgoneta herméticamente sellada.

Otro enlace importante entre el Vaticano y las rutas de escape de las SS fue Friedrich Schwendt, quien también fue el encargado de lavar los billetes falsos de las SS. Antes de la segunda guerra mundial, Schwendt era un traficante internacional de armas que enviaba armas a China y Rusia. También fue el administrador de inversiones de la fortuna familiar de la tía de su primera esposa, la baronesa Gemmingen-Guttenberg, de la rica familia argentina Bunge, de la enorme empresa transnacional Bunge Corporation, también conocida como "octopus".

Este título es interesante, ya que puede conectarse con el llamado "pulpo" (octopus) que se relaciona con el asesinado periodista independiente Danny Casolaro, quien al momento de su muerte en 1991 estaba investigando una serie de ilegalidades de alto nivel, incluido el robo por el Departamento de Justicia de un programa informático de "seguimiento" conocido como "PROMIS".

Casolaro estaba escribiendo un libro sobre lo que había descubierto. Originalmente lo tituló "He aquí un caballo pálido", pero luego lo modificó a "Octopus". En una página borrador del libro, describió a este grupo como una "camarilla internacional cuyos servicios independientes cubrían intriga política, espionaje, tecnologías sofisticadas de armas que incluían biotoxinas, tráfico de drogas, lavado de dinero y asesinatos a contrato". Casolaro declaró además que esta camarilla fue "engendrada hace treinta años a la sombra de la Guerra Fría".

Después de la muerte de Casolaro, la periodista Carol Marshall (un seudónimo) siguió su investigación y escribió un manuscrito (aún no publicado) titulado "El último círculo". En este, Marshall describe la investigación de Robert Booth Nichols, una de las figuras centrales de Octopus, a quien describe como parte de un grupo secreto conocido como "Los Elegidos" y que llevaban "anillos de calavera y huesos cruzados y comparten un interés común, si pudiera llamarse así, en el antiguo ocultismo de las SS alemanas, sus ritos tribales y del círculo interno".

Durante su investigación sobre Octopus, Marshall descubrió que el ocultismo de las SS descrito anteriormente estaba relacionado con el teniente coronel Michael A. Aquino, un ex boina verde de los Estados Unidos, un satanista autoproclamado que tenía una autorización de seguridad de alto secreto para su trabajo en inteligencia militar y en asuntos clasificados de guerra psicológica. Aquino ofició en las ceremonias de magia negra de las SS celebradas en Wewelsburg, el castillo que una vez fue utilizado por el jefe de las SS Heinrich Himmler para crear una orden de SS de Caballeros Teutónicos basada en los Caballeros Templarios.


El castillo de Wewelsburg, otrora centro del ocultismo de las SS hitlerianas

Las conexiones anteriores se prestan a una imagen más amplia de agrupaciones fascistas de derecha, globales y entrelazadas que operan en la tierra oscura de las negadas operaciones militares y de inteligencia asociadas con ganancias durante la segunda guerra mundial y, más tarde, durante la Guerra Fría.

A este respecto, es interesante observar que el Priorato de Sión, uno de los grupos católicos más importantes en discusión, utiliza como símbolo algo que se describe de manera variada como un pulpo o una araña (araignée) en sus documentos. La asociación del Priorato con el pulpo podría relacionarse fácilmente con el llamado Pulpo descrito anteriormente, donde el crimen organizado trabaja de la mano con agentes de la inteligencia estadounidense y el ejército.

Si uno decide, por otro lado, que el símbolo del Priorato es una araña, existe la noción intrigante de las líneas de escape nazis dirigidas por el Vaticano del católico austríaco Otto Skorzeny y Der Spinne (la araña) de su Hermandad SS.


Símbolos del priorato de Sión y del Vaticano

El negocio de Dios 

Al Carone era, como se mencionó anteriormente, un hombre "hecho" de la mafia genovesa, además de sus otras asociaciones. Es curioso, por lo tanto, notar que una de las principales luces del Octopus, según la escritora Carol Marshall, fue el magnate petrolero ultraderechista Clint Murchison, propietario del equipo de fútbol de los Dallas Cowboys. La compañía petrolera de Murchison, Murchison Oil Lease Company, era propiedad en un 20 % de Gerardo Catena, el teniente principal de la familia criminal genovesa.

A lo largo de la segunda guerra mundial y posteriormente, según el autor Charles Higham en su libro, Trading With The Enemy,  hubo un "acuerdo general de ciertas figuras importantes del comercio estadounidense, británico y alemán para continuar sus relaciones y asociaciones después de Pearl Harbor". Higham agrega que también aprendió que "ciertas figuras de los gobiernos en guerra habían dispuesto ayudar en esa actividad".

La investigación posterior de Higham demostró que esta alta camarilla, a la que llamó "La Fraternidad", no solo existió sino que se benefició generosamente durante la segunda guerra mundial. Esto llevó al autor a preguntar:

¿Qué hubiera pasado si millones de estadounidenses y británicos, luchando con cupones y haciendo filas en las estaciones de servicio, hubieran aprendido que en 1942 los gerentes de Standard Oil of New Jersey enviaron el combustible al enemigo a través de la Suiza neutral y que el enemigo estaba utilizando combustible aliado?

¿Y si el público hubiera descubierto que el Chase Bank en el París ocupado por los nazis después de Pearl Harbor estaba haciendo negocios por valor de millones de dólares con el enemigo con pleno conocimiento de la oficina central en Manhattan?

¿O que se estaban construyendo camiones Ford para las tropas de ocupación alemanas en Francia con autorización de Dearborn, Michigan?

¿O que el coronel Sosthenes Behn, el jefe del conglomerado telefónico internacional estadounidense ITT, voló de Nueva York a Madrid y Berna durante la guerra para ayudar a mejorar los sistemas de comunicaciones de Hitler y las bombas robot que devastaron Londres?

¿O que ITT construyó los Focke-Wulfs que arrojaron bombas sobre las tropas británicas y estadounidenses?

¿O que se enviaron rodamientos cruciales a clientes asociados con los nazis en América Latina con la complicidad del Vicepresidente de la Junta de Producción de Guerra de los Estados Unidos, en asociación con el primo de Göring en Filadelfia, cuando las fuerzas estadounidenses estaban desesperadamente por debajo de ellos?

¿O que tales arreglos se conocían en Washington y se sancionaban o se ignoraban deliberadamente?

La "Fraternidad" de Higham tiene características similares al llamado "Pulpo", y también muestra ciertas similitudes con la "Empresa" del Coronel Oliver North. Todos se han involucrado en las actividades más dudosas e ilegales con fines de lucro, y todos operan de la mano con el crimen organizado. Todos se inclinan tanto hacia la derecha, ideológicamente hablando, que la palabra "fascista" puede usarse sin reservas. Mientras tanto, ninguno de ellos se preocupa mucho por los problemas de la humanidad y, de hecho, parecen comprometidos a pisotear la ética y los valores morales donde sea que los encuentren.

El pulpo, o "Oct Opus", como un productor de cine documental europeo escribe la ortografía cuando se refiere al Opus Dei (que comenzó su vida el 2 de octubre de 1928), tiene ocho brazos que rodean su boca (asegurando un suministro constante de alimentos) y tres corazones, por lo tanto no es propenso a morir de hambre. Pero también se puede identificar por estas rarezas al Opus Dei el grupo que ahora tiene el control del Vaticano, es sin duda un brazo de esta red criminal global, en opinión de este escritor.

¿Cuáles son los tres corazones del pulpo más vitales para identificar? ¿Podrían ser análogos a la "Iglesia, Estado y Mafia, las fuerzas que prevalecen bajo el juego de las sombras del mundo"? (como lo describe Nick Tosches en su libro, Power On Earth, que cuenta la historia del asesinado financiero de la mafia Michele Sindona)

Hay otro giro interesante en esta acumulación de asociaciones: el Príncipe Bernhard de los Países Bajos. El Príncipe fue el presidente fundador de la élite del poder occidental, tímida con la publicidad, los Bilderberg. Este grupo sombrío y reservado se reúne durante un fin de semana en mayo / junio de cada año, bajo un apagón de medios casi total. Se invita a figuras poderosas y muy influyentes del mundo de la banca, los negocios, la política, los medios de comunicación, los sindicatos y la academia. Incluidos regularmente, por ejemplo, Henry Kissinger, David Rockefeller y el "hacedor de reyes" de Italia, Gianni Agnelli. La primera reunión tuvo lugar en mayo de 1954.

Este, extrañamente, fue el mismo año en que el Príncipe Bernhard se convirtió en jefe de la Orden de Johanitter en Nederland (Países Bajos), una de las cuatro órdenes que componen la Alianza de Caballeros de las Órdenes de San Juan (Alianza de Chevalerie des Hospitaliers de Saint Jean de Jérusalem). El propósito declarado de estas cuatro, conocida como "la Alianza", se compone de las naciones del norte de Europa, Alemania, Países Bajos, Suecia y Gran Bretaña, siendo esta última una antiguo orden conocida como "La Orden Más Venerable", "para silenciar a los enemigos de Cristo". La sede de la Alianza se encuentra en Suiza.



Estas Ordenes son protestantes en lugar de católicas, pero es significativo que, el 26 de noviembre de 1963, la "Alianza" fue "consolidada con la firma de una declaración conjunta entre la Soberana Orden Militar de Malta y la Orden Más Venerable, en St John's Gate, Londres, por el Gran Canciller de la SMOM, el Príncipe de Resuttano, y Lord Wakehurst, Lord Prior de la Orden Más Venerable".


En otras palabras, las órdenes católicas y protestantes se comprometieron a trabajar juntas para "silenciar a los enemigos de Cristo", una clara referencia al comunismo.


Curiosamente, se ha sugerido que los Caballeros Templarios fueron "infectados" con la herejía joanita o mandaeana que denunció a Jesús como un "falso profeta" y en su lugar reconoció a Juan el Bautista como el verdadero Mesías. Mientras tanto, se dice que dos de los primeros Grandes Maestros del Priorato de Sion tuvieron tendencias johannitas: Leonardo Da Vinci y Sir Isaac Newton. A pesar de eso, el famoso fundador de los Caballeros Templarios, Hughes de Payens, ha sido acusado por el Vaticano de ser un joanita. (Nota del editor: que da Vinci y Newton hayan pertenecido al Priorato son simples hipótesis desarrolladas en el libro "El enigma sagrado"-versión en castellano de "The Holy Blood and the Holy Grail", investigación desarrollada por Henry Lincoln, Michael Baigent y Richard Leigh en 1982. Es importante destacar que los autores sostienen que los argumentos de su trabajo son hipótesis. Y otros investigadores sostienen que el Priorato de Sión nunca existió siendo una fachada de los actuales servicios de inteligencia)

Dejando a un lado esta breve incursión en la historia esotérica, es bueno notar que el Príncipe Bernhard, además de su papel en el Bilderberg y como jefe de la Orden Johannita holandesa, también fue miembro honorario de las SS de Himmler y trabajó en NW7, rama de la inteligencia global de IG Farben que actuó en interés de la causa nazi. Las actividades de NW7 en América Latina antes, durante y después de la segunda guerra mundial están profundamente entrelazadas en esta historia.

Al facilitar y alinearse con muchas de las actividades anteriores, el Vaticano tuvo como objetivo ayudar a erradicar la ideología comunista que despreciaba el cristianismo. El Opus Dei y una serie de otros grupos secretos católicos fascistas estaban involucrados en una letanía de asesinatos, lavado de dinero, tráfico de drogas, tráfico de armas, ocultamiento del botín de la segunda guerra mundial, malversación de fondos, manipulación de mercados financieros y muchas otras ilegalidades consumadas. El propósito de todas estas actividades era, posiblemente, permitir que el Vaticano siga siendo el baluarte espiritual del Occidente cristiano.


Pero si tales actividades son el negocio de una Iglesia que predica a un Dios en el Cielo, entonces César en la Tierra debería tener cuidado. Un nuevo propietario ha caído en la ciudad.


Notas del autor:

Al preparar este ensayo, recurrí a un grupo indispensable de trabajos y fuentes publicadas / inéditos, de la siguiente manera:

- La cuenta completa de la historia única de Al Carone, por Mike Ruppert.

- Trading With The Enemy, de Charles Higham (St Edmundsbury Press, Suffolk, Reino Unido, 1983).

- Su reino viene, por Robert Hutchison (St Martin's Press, Nueva York, 1997).

- Web of Gold, por Guy Patton y Robin Mackness (Sidgwick y Jackson, Londres, 2000).

- Ratlines, de Mark Aarons y John Loftus (Mandarin, Londres, 1991).

- La Hermandad Bormann, de William Stevenson (Arthur Baker, Londres, 1973).

- Manuscrito inédito de Peter Dale Scott sobre Barbie, Dulles y Operation Sunrise. Detalla cómo los OSS-SS se preservaron entre sí mientras servían a sus verdaderos maestros: las corporaciones transnacionales.

- The Last Circle, un manuscrito inédito de Carol Marshall, que investiga el llamado "The Octopus".

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El Templo y los Mercaderes

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La mitificación de Pablo Escobar. Manuel Noriega y la CIA.

El oro de Yamashita, "Lis de Oro", "Lila Dorada". ¿Leyenda o verdad?

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