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29 agosto 2018

GEORGE SOROS. "El Mago" (1)




por Tito Andino U.


Prólogo 

El mundo de Soros en la actualidad

Hoy iniciamos una serie de artículos dedicados al mayor especulador económico del planeta en las últimas décadas, George Soros, el magnate estadounidense. La pregunta es, sólo un hombre es capaz de “doblegar” a los mercados mundiales? O es él parte de un entramado más grande, poderoso y secreto?, siendo (Soros y otros) la cabeza visible de ese presunto entramado?. Allí es donde surgen todo tipo de especulaciones y teorías “conspiranoicas”. Quién es realmente George Soros?.

Aquí no vamos a ensayar la biografía de George Soros, sabemos que es un húngaro nacido en una comunidad judía  (bajo el nombre de György Schwartz) que adoptó la nacionalidad estadounidense, actualmente tiene 88 años, etc.; sin embargo, esos pormenores no nos interesa (hay muchos libros y artículos al respecto). 

Esta serie de reportajes está basado en los análisis de uno de los mejores periodistas de investigación que hay en el mundo, William Engdahl y su equipo de colaboradores, los periodistas Mark Burdman, Elisabeth Hellenbroich, Paolo Raimondi y Scott Thompson y publicado por Executive Intelligence Review de Lyndon Larouche, recopilado por Daniel Estulin, a quien corresponderá los textos que podrán dar lectura en los siguientes dos artículos.

La mayoría de lectores son incorregibles, les encanta las historietas sobre conspiranoia. Como experiencia personal, cuando redacto artículos sobre conspiraciones –hipótesis confirmadas o no- el ranking de audiencia se eleva considerablemente, mas, si analizo la situación desde la perspectiva geopolítica (fusión de las estrategias políticas, económicas, relaciones internacionales y factores geográficos), es decir, los acontecimientos de la vida real, la audiencia se mantiene estable o disminuye.

Debo ADVERTIR, que esta serie de artículos que vienen sobre el señor Soros no tienen nada de conspiranoia, así que mencionada esta salvedad, el lector encontrará datos y nombres que seguramente en su vida nunca escuchó.

Soros, quizá más que cualquier otro individuo, incluso David Rockefeller, ha jugado el papel determinante en aumentar el alcance y el poder de unos cuantos a coste de todos nosotros. 

"Soros, por ejemplo, se mete en todas partes. Pero ¿qué es eso? ¿La postura de Estados Unidos?. No, es la postura de solo una persona", afirma Vladimir Putin al ser consultado sobre los rumores de la supuesta injerencia rusa en las elecciones presidenciales de EEUU en 2016 y refiriéndose al "mago" de las finanzas George Soros. 

En recientes días Soros ha causado impacto mundial tras la fuga de información de sus ONGs que ponen en evidencia alrededor de 2.500 documentos relacionados con su influencia sobre varios líderes mundiales que determinan la política exterior y crean malestar social en naciones soberanas en lo económico y político, generalmente, este tipo de ingerencias privadas termina en guerra civil o crisis internacionales. Lo último que se ha filtrado es la intención de Soros de abrirse en el mercado de las redes sociales ya que esa es una fuente inagotable de riqueza a través de la publicidad y la manipulación de la opinión pública ya que se puede controlar a miles de millones de personas. No obstante, Soros condenó, no hace mucho, a las redes sociales como "nefastas" y monopólicas y presentó sus 'planes' para detener las "amenazas" de Facebook y Google, principalmente. Sin duda, las últimas pérdidas multimillonarias de Facebook fueron provocadas por el "mago" Soros).

Un anciano George Soros todavía dará dura batalla para perpetuar su imperio especulativo. (foto 2018. AFP/Olivier Hoslet)


Necesitamos conocer lo que hace Soros para ser considerado el más grande especulador financiero del mundo. 

Este prólogo refiere exclusivamente a la etapa de Soros previa investidura y actual gobierno de Donald Trump en los Estados Unidos. Detalles más pormenorizados sobre la historia del forjamiento del Imperio Soros, serán resúmenes de nuestro amigo, el aclamado autor de los célebres betsellers referentes al “Club Bilderberg”, Daniel Estulin, en los siguientes dos ensayos, (originalmente fueron publicados entre junio y julio del 2007, en cinco artículos).

George Soros mantenía bajo perfil hasta que se hizo mundialmente conocido al protagonizar el 'miércoles negro' (septiembre 1992), es decir, cuando el 'Banco de Inglaterra' fue forzado a devaluar la libra esterlina, ese acto produjo a Soros un beneficio de alrededor de mil millones de dólares. Tras su "hazaña" sus objetivos se centraron en especular con las divisas nacionales. Italia en el mismo año 92 fue su siguiente presa, con enormes pérdidas para el estado y ganancias descomunales para el "Mago Soros".

Con la "fama" que se granjeó, Soros asumió la estrategia de volverse 'filántropo'", apoyó organizaciones no gubernamentales como Amnistía Internacional o Human Right Watch y, para evitar el "desangre" de su patrimonio malhabido, fundó su propia organización: "Open Society", que a lo largo de los años se ha dedicado a inmiscuirse en actividades de desestabilización política en los países donde están presentes sus organizaciones con el consecuente incremento económico de sus arcas.

El multimillonario y "mago financiero" Soros tuvo el descaro de reconocer ante la televisión (entrevista de la CNN) haber financiado la 'revolución' de Maidán en Ucrania para colocar en el poder a alguien afín a los Estados Unidos, allí mismo reconoció similares acciones en Georgia, Kirguistán, Birmania e Irán.

Por qué Soros es el enemigo No. 1 de Donald Trump?

Muchos conocen en estos momentos que el señor Soros es el principal dolor de cabeza y el enemigo No. 1 del actual presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. En 2016 Soros propuso un "sistema global de toma de decisiones políticas". por qué esa propuesta? Debido a la incompatibilidad de métodos para seguir dominando y conquistando los mercados globales por parte de los Estados Unidos, la City Londinense y un selecto Club de las Altas Finanzas Mundiales. 

Donald Trump prometió en su campaña por la presidencia de los Estados Unidos derrocar el capitalismo financiero (patrocinado entre otros por George Soros) y restaurar el capitalismo productivo. Desde esta perspectiva se debe analizar todo el entramado que se ha montado contra Trump dentro y fuera de los Estados Unidos.

Soros estuvo abiertamente opuesto a la candidatura de Trump, apostó por Hillary Clinton, a quien financió la campaña de las últimas elecciones presidenciales, con ella pretendía seguir enrumbando su agenda globalizadora, utilizó los principales medios de comunicación para moldear la opinión pública; pero, el plan fracasó, Hillary fue derrotada. Es evidente que la clase media estadounidense prefirió a Trump y su "America First". Tras las elecciones, el nombre de Soros, se relacionó con los correos electrónicos filtrados por WikiLeaks en torno a la campaña de Hilary Clinton, Soros donó todos los millones que fueron necesarios a diversas organizaciones demócratas con el fin de fortalecer a la señora Clinton y, risiblemente, aportó tan solo 2.700 dólares a la campaña presidencial de Hilary, esa es la cifra máxima permitida para donantes particulares (en el fondo sabemos que habrán sido muchos millones los que finaciaron a la candidata); también apostó por financiar con varios millones las movilizaciones de la comunidad latina -supuestas víctimas de la política de Trump-. En fin, Soros se las jugó decididamente por los 'Demócratas'.

Luego de la proclamación de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos de América, los medios emprendieron campañas de apoyo a grandes manifestaciones "espontáneas y populares" en las calles de Washington en enero del 2017, sobre el medio millón de personas desfilaron protestando contra Trump; no obstante, pese a la verdadera presencia de espontáneos y sus buenas intenciones, poca gente conocía que decenas de organizaciones que convocaron las protestas fueron financiadas por George Soros. Se habló de "Una revolución de Colores" contra Donald Trump. Organizaciones como el Consejo Nacional de Defensa de Recursos, Planned Parenthood, Codepink, Green For All, NARAL Pro-Choice, MoveOn.org, People for the American Way, Southern Poverty Law Center, 350.org, Priorities USA Action, etc. recibieron, de una u otra manera, financiación del "mago" Soros. 

Naturalmente, 'Open Society' respondió rechazando tales acusaciones de fomentar las protestas contra el electo presidente. Quedó establecido -sin espacio para negaciones- que tras la victoria de Trump, Soros y otros opositores se reunieron en Washington para impedir que la agenda económica y política del estrenado presidente siga su marcha

Por otro lado, la prensa estadounidense y mundial hicieron eco de la noticia que George Soros perdió alrededor de mil millones de dólares tras el triunfo de Trump, según los expertos de 'The Wall Street Journal', esa merma en su multimillonaria fortuna se debió al alza en las bolsas de valores ante la inesperada victoria de Trump, se dice que Soros había apostado a que los mercados irían a la baja, un 'lapsus brutus' en la exitosa carrera especulativa del magnate y como bien decía el afamado investigador Daniel Estulin "no todo lo que brilla es Soros".

Este 2018 ha sido el año de sinceramiento del anciano magnate, reconoció su impotencia para doblegar a Rusia, esto se desprende de una entrevista al británico 'Financial Times', Soros aceptó que Rusia ha resurgido como una gran potencia, a la vez que calificaba a la Unión Europea de "organización al borde del colapso". No obstante, Soros criticó el supuesto ataque de Vladimir Putin contra su organización (al impedir que sus tentáculos atrapen a Rusia) al tildar de ataque contra la "libertad" de sus negocios especulativos; expresó que Putin es una "mala compañía para los políticos europeos" porque ha demostrado como hacer frente a su 'establishment' particular y al de los Estados Unidos. 



Algo que comparten los Estados Unidos y Soros es la acusación contra Rusia de negarse a somerterse al orden mundial vigente. Para la prensa rusa, tanto Moscú como Pekín son ahora objetivo de una nueva "Estrategia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos", por desafiar los intereses y hegemonía estadounidense, un asunto que debió haber quedado sepultado tras el desmoramiento de la URSS y la posterior destrucción de la economía rusa.

Para Soros, el "nacionalismo" ruso es la causa del renacer del gigante euro-asiático. Para el investigador Iván Danílov no es cosa de "nacionalismos" sino de "patriotismo" y que con personajes como Soros, aquellos que no se someten a sus órdenes, asumen una posición de "radicalismo". En ese sentido, Soros (en 2017) presagió apocalípticos eventos que culminarían con el "colapso y posterior disolución de Rusia", parece que esta es otra "profecía" que está muy lejos de cumplirse, según la banca estadounidense de "Goldman Sachs', Rusia va a crecer en su economía, incluso más de lo esperado. (1)

Una guerra económica contra Rusia ya fue desatada, pero no ha tenido éxito, por lo que la orquestación propagandística de la "amenaza rusa" es la forma de mantener sanciones económicas y evitar que Europa mantenga mayores nexos, con Trump podría darse la posibilidad de llegar a un entendimiento con Moscú (un hecho que puede acontecer o no porque ahora nuevamente se desata la campaña de la "injerencia y espionaje ruso en Norteamérica").

El "mago" financiero Soros hizo una de sus grandes movidas en octubre del 2017, 'Wall Street Journal' explicaba que, conforme las leyes regulatorias estadounidenses, si una persona "realiza una inversión libre de impuestos en una fundación privada, puede también recibir una devolución de hasta el 20% de su valor de mercado incluyéndola en su declaración fiscal en un plazo de cinco años". Eso es lo que hizo Soros al transferir 18.000 millones de dólares, el grueso de su patrimonio a la fundación 'Open Society'; como sabemos, esa sociedad fue creada y sigue siendo dirigida por Soros, la fundación, según sus estatutos, no tiene fines de lucro. Las habilidades financieras de Soros consiguieron que él no estará obligado a pagar nada al Servicio de Impuestos Internos de los Estados Unidos. "Los donantes pueden seguir controlando su dinero durante años o incluso décadas, ya que en las fundaciones pueden, por ejemplo, contratar a sus propios parientes, otorgándoles unos sueldos de seis cifras para gestionar la caridad". Por lo tanto, el dinero puede quedarse bajo el control de los Soros casi para siempre. Curiosamente, el mismo Soros ha dicho varias veces que los ricos en Estados Unidos deben pagar más impuestos (2).

Para el despistado que opine sobre las bondades y filantropía de Soros y "Open Society" hacia la humanidad, le recordamos que uno de sus principales objetivos sigue siendo la legalización del comercio de las drogas duras en el mundo... a qué no intuyen por qué?

Ahora el lado feo de esto (recién?!). Como sabemos el señor Soros nació en el seno de una comunidad judía húngara (renegó su religión declarándose ateo y hasta fue declarado indeseable por la comunidad judía, hechos que pasan por alto o desconocen, por algún interés, los teóricos de la 'Conspiración Mundial Judía'). Que Soros es parte de la 'Conspiración sionista' dicen los amantes de las teorías conspiranoicas; la plasmación sobre el terreno del fraudulento y “profético” líbelo "Los Protocolos de los Sabios de Sión", dicen otros. Nada de eso, la realidad es más fantástica que una chusma de conspiradores judíos y de un mayúsculo público que le encanta “informarse” leyendo webs de lo más ridículas y paranoicas o mirando videos editados por  aficionados que, en muchos casos no sobrepasan los 18 años. Eso vende y muy bien (lo he dicho en infinitas ocasiones).

Es indiscutible que hay muchos poderosos judíos "cortando el bacalao", eso es tan cierto como que el día es claro y la noche oscura; sin embargo, aquellos mozuelos judíos de la banca no son más que otro eslabón de una hermandad más poderosa que hace desplante a la supuesta y absurda selectividad “racial” y religiosa del judaísmo (a propósito, siguen los conspiranoicos afirmando que el judaísmo representa una raza?).

Arriba quedó señalado que los reportajes que vendrán en las siguiente entregas no son de mi autoría, demasiado trabajo para una sola persona, tampoco han sido escritos en estos días, tienen más de 10 años de existencia, eso significa que la investigación no solo sigue siendo válida en el presente, también confirma una tendencia que va desenmascarando a los apologistas de la 'conspiración mundial judía'. 



ANEXOS 


No todo lo que brilla es oro

La siguiente es una ENTREVISTA concedida por el investigador Daniel Estulin a RNE (Radio Nacional de España) en noviembre del 2010, al presente nada ha cambiado.

"Gorge Soros es muchas cosas para mucha gente. Para los empresarios, es un Dios, un especulador nato y un ganador nato, un hombre capaz de poner al banco de Inglaterra de rodillas. Para la gente sensata, este tipo es “a piece of shit” (basura de mierda), básicamente. Un ser despreciable, un lacayo al servicio de la Corona británica".
                                                                                               Daniel Estulin



*****

La revista Time, una de los principales semanarios de Estados Unidos, ha descrito al financiero George Soros como un “Robin Hood de nuestros días”, que roba a los ricos para dar a los países pobres. Time afirma que Soros obtiene enormes dividendos especulando contra los bancos centrales occidentales, usa sus ganancias para “ayudar” a las economías emergentes y ayudarles a crear lo que él llama una “Sociedad Abierta” (OPEN SOCIETY FOUNDATIONS). Las declaraciones de Time son completamente ciertas por lo que respecta a la primera parte y completamente falsas por lo que respecta a la segunda. 

Él roba a los ricos países occidentales y usa sus ganancias para robar todavía más a los países más pobres, bajo el disfraz de “filantropía”.

Contrariamente a lo que Soros quisiera que creyera el gran público, "Open Society" (Sociedad Abierta) es una tapadera que permite recopilar información sin llamar la atención hacia esa tarea clandestina. Tales esfuerzos permiten a Soros descubrir debilidades que él aprovecha entonces para manipular el mercado.



A parte de sus intereses filantrópicos y su afán por legalizar la droga, lo que muy pocos saben es que Soros es la punta visible de una enorme red secreta de intereses financieros privados, controlados por las principales familias aristocráticas y reales de Europa, centrada en la casa británica de Windsor. 

Esta red, llamada por sus miembros Club de las Islas, se construyó sobre los restos del Imperio Británico después de la Segunda Guerra Mundial. El Club de las Islas con sede en Londres es una asociación de casas reales europeas que incluyen a la Casa de Windsor –léase a la Reina de Inglaterra y su marido, Príncipe Felipe-; el mismo Príncipe Felipe que afirmó en agosto de 1988 a Deutsche Press Agentur que “en caso de que me reencarnara, me gustaría volver a la vida en forma de virus mortal, para contribuir un poco a solucionar el problema de la superpoblación”. Así está. Otro genocida.

En cuanto al Club de las Islas, no hay referencias públicas a este grupo sumamente exclusivo. Ni existen listas de socios. Sólo los que están implicados saben quiénes son todos los miembros. Se cree que el Club de las Islas controla aproximadamente unos 10 mil billones de dólares en activos financieros. Domina el suministro mundial de petróleo, oro, diamantes y muchas otras materias primas vitales; y despliega estos activos en función de su agenda geopolítica. Una de las principales características del Club de las Islas es su vehemente oposición a la mejora de la vida humana, como es el caso de la extensión de la tecnología y de la ciencia que es la esencia del progreso mundial.

P. ¿Por qué esa élite quiere acabar con el progreso?

R. Mediante energía nuclear que generara electricidad de manera barata y abundante, los países del Tercer Mundo gradualmente se independizarían de la ayuda extranjera que los mantiene en la servidumbre y comenzarían a afirmar su soberanía. Menos ayuda extranjera significa menos control de los recursos naturales de un país por parte de los super poderosos y una mayor libertad e independencia para la gente. La idea de que las naciones en vías de desarrollo tomen las riendas de su destino repugna a la élite.

P. Decías que Soros es la punta de Club de las Islas.

Así es. La parte operativa de este Club lo lleva George Soros a través de un fondo alternativo, Quantum Fund. El Quantum Fund amasó un botín de guerra de más de 8 mil millones de dólares, con la ayuda de un importante grupo de inversores “silenciosos” que ayudaron a Soros a desplegar el capital necesario para demoler la estabilidad monetaria europea en septiembre de 1992.

P. ¿Inversores “silenciosos”?

Entre ellos se encuentran el prófugo de la justicia Marc Rich, uno de los más activos traficantes occidentales de petróleo, aluminio y otras materias primas saqueadas de la Unión Soviética y Rusia entre 1989 y 1993. La revista Time describió a Rich como “el criminal más perjudicial pendiente de juicio en el mundo”. Esto, sin embargo, no impidió a Bill Clinton y a su vicepresidente Al Gore invitarle a cenar en octubre de 1993 en la Corcoran Art Gallery en Washington.

Otro de los inversores silenciosos era el empresario veneciano Carlo De Benedetti, ex presidente de Olivetti. La justicia italiana sospecha desde hace tiempo que De Benedetti provocó el derrumbamiento del Banco Ambrosiano de Italia a principios de los años 80. El presidente de aquel banco, Roberto Calvi, fue encontrado más tarde colgado del Puente Blackfriars de Londres, tras lo que la policía considera que fue un asesinato ritual masónico relacionado con la logia masónica P2, cuyo ex miembro es Silvio Berlusconi.

Seguiremos en los siguientes artículos, ha quedado claro, como dice el refrán: “no todo lo que brilla es oro”.


ANEXO 


VIDEO del programa "DESDE LA SOMBRA". Daniel Estulin


 Quién es George Soros



Enlace a la segunda parte
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Notas y fuentes de consulta del editor del blog

(1) Soros admite su derrota ante Rusia
(2) Lo que Soros oculta de las autoridades de EEUU
Rothschild se declara alarmado por el nuevo orden económico mundial
La amenaza de las redes sociales.- George Soros
Medios de comunicación de Soros traman una revolución de color en Estados Unidos
Leaked Memo Shows Soros Pushed Greece To Support Ukraine Coup, Paint Russia As Enemy
El Padrino de la izquierda radical: George Soros odia a Putin, a Trump y el nacionalismo
¡Revelación!: George Soros tiene bajo control a 226 políticos de Europa, entre ellos los españoles Pablo Iglesias, Javier Couso, Elena Valenciano, Javier Nart, diputados del PP y otros
Existe una enorme fuente de datos sobre George Soros en la página web de Sputniek Mundo que puede ser consultada facilmente por el lector interesado.

24 agosto 2018

SIRIA: El ocaso de la guerra


       Tropas rusas en Siria

De cómo Putin y Trump están poniendo fin a la guerra contra Siria

por Thierry Meyssan
Red Voltaire 


Si en vez de ver la guerra en Siria como un acontecimiento en sí mismo la consideramos el clímax de un conflicto mundial de más de un cuarto de siglo, tenemos que interrogarnos sobre las consecuencias del final, ya próximo, de las hostilidades. Su fin no marca la derrota de una ideología sino el fracaso de la globalización y del capitalismo financiero. Los pueblos que no han entendido eso, fundamentalmente en Europa occidental, se ponen al margen del resto del mundo.
Las guerras mundiales no terminan simplemente con un vencedor y un vencido. Su final traza los contornos de un nuevo mundo.
Aunque muchos se nieguen a verlo así, lo que llevó a Donald Trump a la Casa Blanca fue su promesa de derrocar el capitalismo financiero y restaurar el capitalismo productivo. Siguiendo esa lógica, Trump considera que no deben ser los estadounidenses quienes paguen por los daños de la guerra sino las transnacionales que la promovieron. ¿Es conveniente, y posible, esa revolución en materia de relaciones internacionales?


La Primera Guerra Mundial concluyó con las derrotas del imperio alemán, del imperio ruso, del imperio austrohúngaro y del imperio otomano. El fin de las hostilidades se vio marcado por la creación de una organización internacional, la Sociedad de las Naciones (SDN), encargada de abolir la diplomacia secreta y de resolver los conflictos entre los Estados-miembros a través de la negociación.

La Segunda Guerra Mundial concluyó con la victoria de la Unión Soviética sobre el Reich nazi y el imperio nipón del hakkō ichi’u [1], seguida de una carrera entre los Aliados por ocupar los despojos de la coalición derrotada. De ese conflicto nació una nueva estructura –la Organización de las Naciones Unidas (ONU)– encargada de prevenir nuevas guerras mediante el establecimiento del Derecho Internacional alrededor de una doble legitimidad: 

- La Asamblea General, donde cada Estado dispone de un voto, independientemente de su tamaño; 
- y un directorio donde figuran los 5 principales vencedores del conflicto, o sea el Consejo de Seguridad.

La guerra fría no es la Tercera Guerra Mundial. Tampoco terminó con la derrota de la Unión Soviética sino con su derrumbe sobre sí misma. El fin de la guerra fría no dio paso a la creación de nuevas estructuras sino a la integración de los Estados ex soviéticos a organizaciones ya existentes.

La Tercera Guerra Mundial comenzó en Yugoslavia, continuó en Afganistán, Irak, Georgia, Libia y Yemen para terminar en Siria. Su campo de batalla se circunscribió a los Balcanes, el Cáucaso y lo que ahora se designa como el «Medio Oriente ampliado» o «Gran Medio Oriente». Sin desbordar demasiado hacia el mundo occidental, ha tenido sin embargo un gran costo en vidas para innumerables poblaciones musulmanas o cristianas ortodoxas. Y está concluyéndose desde que Putin y Trump realizaron su encuentro cumbre en Helsinki.



Los presidentes Donald Trump y Vladimir Putin en la cumbre bilateral de Helsinki, el 16 de julio de 2018.


Las profundas transformaciones que han modificado el mundo durante los 26 últimos años han transferido parte del poder de los gobiernos a otras entidades, ya sea administrativas o privadas, así como a la inversa. Por ejemplo, hemos visto un ejército privado –el llamado Emirato Islámico (Daesh)– autoproclamarse Estado soberano. También hemos visto al general estadounidense David Petraeus organizar el mayor tráfico de armas de toda la Historia desde su cargo de director de la CIA y, luego de ser obligado a dimitir, lo hemos visto proseguir ese tráfico desde una firma privada, el fondo especulativo KKR [2].

La situación actual puede describirse como un enfrentamiento entre, de un lado, una clase dirigente transnacional y, por el otro lado, varios gobiernos responsables ante sus pueblos respectivos.

Las alegaciones de la propaganda atribuyen las causas de las guerras a circunstancias inmediatas pero esas causas se hallan, por el contrario, en rivalidades y ambiciones profundas y antiguas. Los países demoran años en levantarse unos contra otros. A menudo, sólo el tiempo nos permite comprender los conflictos que devoran nuestras vidas.

Por ejemplo, muy pocos lograron comprender lo que estaba sucediendo cuando los japoneses invadieron Manchuria –en 1938– y hubo que esperar a que Alemania invadiera Checoslovaquia –en 1938– para entender que las ideologías racistas estaban desatando la Segunda Guerra Mundial. Asimismo, también fueron pocos los que lograron entender, desde el momento de la guerra en Bosnia-Herzegovina –en 1992–, que la alianza entre la OTAN y el islam político abría el camino a la destrucción del mundo musulmán [3].

A pesar de los trabajos que han publicado periodistas e historiadores, son aún numerosos los que siguen sin ver la enorme manipulación de la que todos hemos sido víctimas. Quienes no ven eso se niegan a admitir que la OTAN coordinaba en aquella época todos los elementos sauditas e iraníes en Europa, a pesar de ser esto un hecho innegable [4].

También se niegan a reconocer que al-Qaeda, grupo terrorista al que Estados Unidos atribuye los atentados del 11 de septiembre de 2001, combatió en Libia y en Siria bajo las órdenes de la OTAN, lo cual es también innegable [5].

El plan inicial que preveía azuzar al mundo musulmán contra el mundo ortodoxo se transformó durante su aplicación. No hubo «guerra de civilizaciones». El Irán chiita se volvió en contra de la OTAN, bajo cuyas órdenes había luchado en Yugoslavia, y se alió con la Rusia ortodoxa para salvar la Siria multiconfesional.

Tenemos que abrir los ojos ante lo que la Historia nos enseña y prepararnos para el surgimiento de un nuevo sistema mundial, donde algunos de nuestros amigos de ayer se han convertido en enemigos y viceversa.

      Demostración de fuerza del Ejército Árabe Sirio    


En Helsinki, no fue Estados Unidos quien concluyó un acuerdo con la Federación Rusa. Fue sólo la Casa Blanca porque el enemigo común es un grupo transnacional que goza de autoridad en Estados Unidos. Esa clase o grupo se considera el verdadero representante de Estados Unidos, aunque ese papel supuestamente pertenece al presidente, y no ha vacilado en acusar al presidente Trump de traición.

Ese grupo transnacional ha logrado hacernos creer que ya no hay ideologías y que estamos ante el fin de la Historia. Ha presentado la globalización –que en realidad es la dominación anglosajona mediante la imposición de la lengua y del modo de vida estadounidense– como una consecuencia del desarrollo de las técnicas del transporte y las comunicaciones. Nos ha asegurado que un sistema político único –la democracia, presentada como el «gobierno del Pueblo, por el Pueblo y para el Pueblo»– es lo ideal para todos los humanos y que es posible imponer ese sistema mediante el uso de la fuerza. Para terminar, ese grupo transnacional ha presentado la libre circulación de personas y capitales como la solución de todos los problemas de escasez de fuerza de trabajo y de inversiones.

Pero esas “verdades” que aceptamos en nuestra vida cotidiana no resisten al empuje de la reflexión. Utilizando esas mentiras, ese grupo transnacional ha venido corroyendo sistemáticamente el poder de los Estados y acumulando enormes fortunas.

El bando que sale vencedor de esta larga guerra defiende, por el contrario, la idea de que para escoger su destino los hombres deben organizarse en Naciones definidas, ya sea a partir de un territorio, de una historia o de un proyecto común. Por consiguiente, ese bando apoya las economías nacionales contra la finanza internacional.

Acabamos de ver la Copa Mundial de Futbol. Si la ideología de la globalización hubiese triunfado, tendríamos que respaldar no sólo la selección de nuestro país sino también las de los demás países, en función de la pertenencia de esos países a estructuras supranacionales comunes. Por ejemplo, belgas y franceses deberían haberse apoyado mutuamente… agitando juntos banderas de la Unión Europea. Pero ningún aficionado se comportó así, lo cual nos permite comprobar el abismo que existe entre la propaganda que nos remachan constantemente –y que nosotros mismos repetimos– y nuestro comportamiento espontáneo. A pesar de las apariencias, la victoria superficial del globalismo no ha modificado lo que en realidad seguimos siendo.

Por supuesto, no es casualidad que sea Siria, la tierra donde nació y tomó forma la idea de lo que hoy llamamos “Estado”, el lugar donde ahora termina esta guerra. Porque tenían y tienen un Estado verdadero, que nunca dejó de funcionar, Siria, su pueblo, su ejército y su presidente lograron resistir el embate de la mayor coalición que se ha visto en la Historia, en la que se reunieron 114 países miembros de la ONU.


Putin y Trump están poniendo fin a la guerra contra Siria



La prensa occidental sigue apoyando a las élites financieras transnacionales y tratando de desacreditar al presidente estadounidense Donald Trump. Esa actitud obstaculiza la comprensión de los progresos a favor de la paz en Siria. Thierry Meyssan pasa revista a los acuerdos concluidos en los últimos 5 meses y los rápidos avances logrados en el terreno.

Con prudencia y determinación, la Federación Rusa y el presidente estadounidense Donald Trump están poniendo fin a la dominación del mundo por parte de los intereses transnacionales.

Convencido de que el equilibrio entre potencias no depende de las capacidades económicas de estas sino de sus capacidades militares, el presidente ruso Vladimir Putin ha logrado ciertamente restaurar el nivel de vida de sus conciudadanos pero ha tenido que desarrollar el Ejército Rojo antes de comenzar a enriquecerlos. El 1º de marzo de 2018, Putin revelaba al mundo las principales armas del nuevo arsenal ruso e iniciaba su programa de desarrollo económico.

En los días subsiguientes, la guerra en Siria se concentró en la Ghouta Oriental, o sea la parte este del cinturón verde de la capital siria. El general Valery Guerasimov, jefe del estado mayor ruso, se comunicó telefónicamente con su homólogo estadounidense, el general Joseph Dunford, y le anunció que en caso de interferencia militar de Estados Unidos, los 53 navíos estadounidenses desplegados en el Mediterráneo y en el Golfo Pérsico, incluyendo 3 portaviones nucleares, serían blanco de la respuesta rusa. Lo más importante es que el jefe del estado mayor ruso invitó encarecidamente al jefe del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos a que informara al presidente Trump sobre las nuevas capacidades militares de la Federación Rusa.

En definitiva, Estados Unidos se abstuvo de interferir en la limpieza de la Ghouta Oriental, lo cual permitió que el Ejército Árabe Sirio y algunas unidades rusas de infantería completaran la liberación de los alrededores de la capital siria expulsando de allí a los yihadistas que ocupaban varias localidades.

Sólo el Reino Unido trató de anticiparse a los acontecimientos, organizando el llamado «caso Skripal». Según la “lógica” de Londres, si se derrumba el orden mundial imperante hay que reinstaurar la retórica de la guerra fría, estimulando el enfrentamiento entre los “buenos” (los cowboys) y los “malos” (el oso ruso).

En junio, cuando el Ejército Árabe Sirio, con apoyo aéreo ruso, comenzó su avance en el sur de Siria, la embajada de Estados Unidos en Jordania anunció a los yihadistas que, en lo adelante, tendrían que pelear solos, sin ayuda ni apoyo del Pentágono y la CIA.



El 16 de julio, en Helsinki, los presidentes Putin y Trump fueron aún más lejos. Abordaron el tema de la reconstrucción, osea de los daños de la guerra. Como ya hemos explicado repetidamente desde la Red Voltaire, Donald Trump es contrario a la ideología puritana, al capitalismo financiero y al imperialismo resultante de los dos anteriores
Trump estima que su país no tiene porqué cargar con las consecuencias de los crímenes cometidos por los anteriores inquilinos de la Casa Blanca, crímenes de los que también fue víctima el pueblo estadounidense. Trump sostiene que esos crímenes fueron perpetrados por instigación –y en beneficio– de las élites financieras transnacionales y que son por consiguiente esas élites quienes tienen que pagar por ellos, aunque nadie sepa aún cómo forzarlas a ello.
El presidente ruso y su homólogo estadounidense también decidieron facilitar el regreso de los refugiados sirios. Al aprobar el regreso de los refugiados sirios, Donald Trump invirtió la lógica de su predecesor, quien afirmaba que los refugiados huían de «la represión y la dictadura», cuando en realidad huían de la invasión yihadista.

En el sur de Siria, los yihadistas ahora huían de las fuerzas sirias y rusas, pero –ya completamente desesperados– algunos remanentes del Emirato Islámico (Daesh) perpetraban atrocidades inimaginables en esa región en momentos en que el ministro ruso de Exteriores, Serguei Lavrov, y el general Guerasimov, iniciaban una serie de visitas en Europa y el Medio Oriente.

En los predios de la Unión Europea, ambos responsables rusos eran recibidos con la mayor discreción posible ya que, según la retórica occidental, el general Guerasimov es una especie de conquistador que invadió y anexó Crimea… y la Unión Europea, defensora autoproclamada del «estado de derecho», prohibió en su momento que este militar ruso pisara suelo europeo. Ahora, como no había tiempo para retirar su nombre de la lista de responsables rusos sancionados, la Unión Europea no tuvo más remedio que tragarse sus sanciones mientras este héroe de la reunificación entre Crimea y Rusia se hallaba en suelo europeo. La vergüenza de los dirigentes europeos ante su propia hipocresía explica la ausencia total de imágenes oficiales de los encuentros entre los dos altos responsables rusos y los dirigentes que los recibieron en varias capitales europeas.

El ministro de Exteriores y el jefe del estado mayor ruso resumieron a cada uno de sus interlocutores algunas de las decisiones adoptadas en la cumbre de Helsinki. Muy sabiamente, se abstuvieron de pedir cuentas sobre el papel de cada Estado en la guerra contra Siria y prefirieron exhortar a sus interlocutores a ayudar a poner fin al conflicto retirando sus fuerzas especiales, cesando la guerra secreta, cancelando toda ayuda a los yihadistas, contribuyendo al regreso de los refugiados y reabriendo sus embajadas en la capital siria. Los dos responsables rusos subrayaron además que todos podrían participar en la reconstrucción.

Inmediatamente después de la partida de la delegación rusa, la canciller alemana Angela Merkel y el presidente francés Emmanuel Macron interrogaron ingenuamente al Pentágono para saber si era cierto que el presidente Donald Trump tenía intenciones de forzar ciertas transnacionales –el fondo de inversiones KKR, Lafarge, etc.– a pagar, pero el único objetivo de esa averiguación era sembrar el caos del otro lado del Atlántico. En el caso del presidente francés Macron, ex cuadro bancario, se trata de una actitud particularmente deplorable en la medida en que antes había pretendido dar una muestra de buena fe con el envío de 44 toneladas de ayuda humanitaria a la población siria, ayuda distribuida por el ejército ruso.

En el Medio Oriente se dio mejor cobertura mediática al viaje de la delegación rusa. El ministro Lavrov y el general Guerasimov anunciaron allí la creación de 5 comisiones encargadas de facilitar el regreso de los refugiados sirios desde Egipto, Líbano, Turquía, Irak y Jordania, donde cada una de esas comisiones incluye representantes del país donde se hallan los refugiados así como delegados rusos y sirios. Nadie quiso plantear la pregunta incómoda: ¿Por qué la Unión Europea no participa en esas comisiones?

En cuanto a la reapertura de las embajadas en Siria, los Emiratos Árabes Unidos se adelantaron a los occidentales y a sus aliados regionales negociando de inmediato la reapertura de su misión diplomática en Damasco [6].

Quedaba pendiente la preocupación de los israelíes por obtener la retirada de los consejeros militares iraníes y de las milicias proiraníes que llegaron a Siria para luchar contra la agresión exterior. El primer ministro israelí Benyamin Netanyahu viajó varias veces a Moscú y Sochi para tratar de alcanzar ese objetivo. El general Guerasimov incluso llegó a utilizar la ironía al referirse a la pretensión de los vencidos israelíes de exigir la retirada de los vencedores iraníes. Por su parte, el diplomático Serguei Lavrov se atrincheró en el principio ruso que consiste en no inmiscuirse en las cuestiones vinculadas a la soberanía de Siria.

Rusia resolvió el problema de otra manera. La policía militar rusa reinstaló a los cascos azules de la ONU a lo largo de la línea de demarcación que separa a la República Árabe Siria del Golán ocupado por Israel, en las posiciones de donde los soldados de las Naciones Unidas habían sido expulsados por los yihadistas de al-Qaeda, cuando esos terroristas contaban con el apoyo de las fuerzas armadas de Israel [7]. La policía militar rusa instaló además, del lado sirio, 8 puestos militares de observación. De esa manera, Moscú logra garantizar –a Siria y a la ONU– que los yihadistas no volverán a esa zona y al mismo tiempo garantiza a Israel que Irán no atacará desde Siria.

Israel, que antes apostaba por la derrota de la República Árabe Siria y calificaba al presidente Assad de «carnicero», acaba de reconocer súbitamente, por boca de su ministro de Defensa Avigdor Liberman, que Siria sale vencedora del conflicto y que el presidente Assad es su líder legítimo. Como muestra de buena voluntad, Liberman incluso ordenó un bombardeo contra un grupo del Emirato Islámico (Daesh) al que hasta ahora Israel había respaldado de múltiples maneras [8].


Poco a poco, la Federación Rusa y la Casa Blanca –no Estados Unidos– están poniendo orden en las relaciones internacionales y convenciendo a diversos protagonistas de que se retiren de la guerra, exhortándolos incluso a que se propongan como participantes en la reconstrucción.

Por su parte, el Ejército Árabe Sirio prosigue su campaña de liberación del territorio nacional.

Queda pendiente, por parte del presidente Trump, implementar la retirada de los militares estadounidenses presentes en el sur de Siria –en la región de Al-Tanf– y en el norte del país –concretamente al este del Éufrates– mientras que el presidente turco Erdogan tendrá que acabar abandonando a su suerte a los yihadistas refugiados en el noroeste –en la región de Idlib.

Thierry Meyssan



Fuentes originales de consulta

NOTAS:
[1] El hakkō ichi’u («los 8 extremos del mundo bajo un solo techo») es la ideología del Imperio japonés. Plantea la superioridad de la raza nipona y su derecho a dominar Asia.
[2] «Armamento por miles de millones de dólares utilizado contra Siria», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 18 de julio de 2017.
[3] Les Dollars de la terreur: Les États-Unis et les islamistes, Richard Labévière, Grasset, 1999.
[4] Wie der Dschihad nach Europa kam. Gotteskrieger und Geheimdienste auf dem Balkan, Jürgen Elsässer, Kai Homilius Verlag, 2006. Existe una edición en francés titulada Comment le Djihad est arrivé en Europe [en español, “Cómo llegó a Europa la yihad”], Xenia, 2006.
[5] Sous nos yeux. Du 11-septembre à Donald Trump, Thierry Meyssan, Demi-Lune 2017.
[6] «Emiratos Árabes Unidos se dispone a reabrir su embajada en Damasco», Red Voltaire, 2 de agosto de 2018
[7] «Regresan los cascos azules a la línea de demarcación del Golán», Red Voltaire, 3 de agosto de 2018.
[8] «Bombardeo israelí contra elementos de Daesh en Siria», Red Voltaire, 4 de agosto de 2018.

18 agosto 2018

¿Pablo Escobar y la CIA? (2)



Titular de una publicación en inglés sobre el presunto nexo Escobar-CIA


A manera de prólogo


por Tito Andino


Es casi imposible demostrar un nexo directo CIA-Escobar., a pesar que algunas fuentes norteamericanas afirman que la CIA tuvo una estrecha relación con Pablo Escobar y otros carteles colombianos. Para ese fin la CIA habría fundado "Air America Inc", con una flota de aviones que operaba desde el aeropuerto de Wilkes-Barre/Scranton, en Pennsylvania, lo que sin duda facilitaba el flujo de la droga. 

Como en cualquier operación clandestina, lo que menos se utiliza son documentos, mucho menos con firma y membrete oficial, es como querer encontrar una orden escrita en que Hitler ordene el genocidio judío, es lógico entender que esa orden jamás fue redactada, mucho menos para que circule como decreto-ley. Ese tipo de órdenes se imparten verbalmente a través de la cadena de mando, jamás quedará constancia documental, salvo asuntos relacionados de índole administrativa. 

Lo mismo sucede en la hipótesis de que Escobar colaboraba con la CIA, lo hemos repetido, es más que plausible que tal hecho pudo tener lugar. En los casos de narcotráfico son notorias las conexiones indirectas con alguna agencia especial estadounidense. Barbie y el General Noriega evidencian ser, al menos, unos nexos indirectos entre la CIA y Escobar. Tampoco debe descartarse -en el caso Escobar- que al sentirse perseguido, acorralado, delatara a sus socios o a su competencia en el negocio ("sapear" en el argot popular), como todo apunta a la captura de Carlos Ledher. Muchos narcotraficantes terminan convertidos en informantes para lograr negociar su libertad o una reducción de penas. En el hipotético caso del capo colombiano hay indicios de que se le permitió gozar de libertad de movimiento por un largo periodo, relativa "tranquilidad" en que quedaría al descubierto contactos de alto nivel como las conexiones cubanas, nicaragüenses, altos jefes militares y policiales, políticos, hombres de negocios, etc. 

Tampoco puede sorprender a nadie que mientras una agencia norteamericana -digamos- el DEA persigue a Escobar, otra organización como la CIA lo proteja, eso no es raro, al contrario, hay evidencia documental de varios casos. Dado el poder que adquirió Escobar, para la CIA era más útil libre -aun cometiendo atrocidades- que tras las rejas por un operativo del DEA. Al fin y al cabo, cuando ya no son necesarios pueden desembarazarse del "problema" utilizando los organismos y recursos legales.


Con Escobar si que encontramos un vínculo indirecto, aunque no concluyente, con la CIA. Sabemos que Manuel Noriega y Klaus Barbie (Altmann) en efecto colaboraron con la CIA, eso tampoco implica que estos personajes transmitieran algún tipo de orden superior a Escobar... la trama se vuelve sumamente compleja debido a la carencia de pruebas documentales y testimoniales. Solo el esfuerzo de investigadores sagaces, como el que leeremos a continuación puede ir atando cabos.  

Dejamos constancia que el reportaje que darán lectura a continuación pertenece a la autoría de Boris Miranda, originalmente publicado por la Revista "Nueva Sociedad" (Democracia y Política en América Latina) No. 257, mayo-junio de 2015 (ISSN: 0251-3552), esta versión digital es una fiel copia del publicado en la mencionada revista.  

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Boris Miranda: Periodista, investigador y docente. Actualmente se desempeña como productor multimedia en BBC Mundo y trainer de la Deutsche Welle Akademie. Es autor de dos libros de crónicas y ganador del Premio Nacional de Periodismo Digital 2012 (Bolivia) y de la Victory Medal a la Excelencia en Periodismo Político 2015 (Estados Unidos).
NOTA: Las fotografías de esta segunda parte (a excepción de la presentación), cursivassubrayados y negrillas, así como los comentarios a pie de foto, son agregados por el editor de este blog.


CRÓNICA
El Carnicero y el Patrón
La conexión oculta entre Pablo Escobar y Klaus Barbie



Pablo Escobar y Klaus Barbie fueron piezas claves para montar la «General Motors de la cocaína». Sus pactos propiciaron golpes de Estado, la organización de paramilitares anticomunistas, los negocios con el Vaticano y los corredores incontrolables de droga en todo el mundo. Beni, Santa Cruz, Ciudad de Panamá, Medellín o Miami son apenas algunos escenarios de esta conexión casi secreta. La que unió al viejo nazi y «el Patrón» fue una de las alianzas más siniestras de las últimas décadas del siglo XX.

Pablo Escobar y Klaus Barbie compartieron mucho más que una bandeja paisa en Medellín o unas copas de Dom Pérignon en la Amazonía boliviana. Juntos, el Patrón y el Carnicero de Lyon fueron dos de los principales engranajes de una máquina que controlaba casi 90% de la producción y distribución de cocaína en el mundo a través de una conexión que comenzaba en Bolivia, pasaba por las selvas colombianas y terminaba en las calles de Estados Unidos y Europa. Sellaron acuerdos con presidentes en Panamá, combinaron sus ejércitos personales de paramilitares, combatieron el sandinismo en Nicaragua y montaron negocios con el Banco del Vaticano. La droga fue la excusa para el encuentro entre el narcotraficante más famoso de la historia y el viejo nazi que, con ayuda de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), huyó de Europa cuando acabó la Segunda Guerra Mundial. 

Así fue cómo me enteré.

Yo quería contar la historia de un militar boliviano en retiro que vio muy de cerca cómo se montó el gigante negocio del narcotráfico y conoció en combate a muchos de sus protagonistas. Supe de él gracias a la amistad que tengo con uno de sus hijos. Esa conversación, sin embargo, nunca se pudo dar. «Mi papá cree que puede involucrar a demasiada gente», me dijo mi amigo a modo de disculpa, aunque de inmediato me soltó un dato que me pareció impresionante:


«No te imaginas los operativos de protección que se montaban acá cada vez que llegaba Pablo Escobar. Barbie en persona se encargaba de limpiarle el camino».
  
Decidí girar el enfoque y empecé a buscar los empolvados y ocultos hilos que conectaron al principal capo del Cartel de Medellín con el ex-comandante de la Gestapo que murió en Francia, condenado a cadena perpetua tras ser acusado por la deportación y muerte de millares de personas. La conexión está muy poco documentada, pero sobrevive en la memoria de aquellos que fueron parte de esos años vertiginosos de cocaína, golpes de Estado, millonarias excentricidades y alianzas siniestras entre mafiosos y criminales de guerra. Antes de hacer los contactos, intuyo que varios no querrán recordar aquellos episodios y preferirán mantener el bajo perfil con el que (sobre)vivieron las últimas décadas. No importa. Igual decido aventurarme y tocar la puerta de ex-paramilitares, familiares de auténticos 'drug lords' (como los llamaba la CIA), ex-ministros, generales retirados, viejos agentes antinarcóticos, amigos de confianza, ex-guerrilleros, abogados y, también, investigadores.

El abanico es amplio porque la historia que pretendo contar se da en el marco de una coyuntura marcada por las guerras globales fabricadas por EEUU contra las drogas y el comunismo. Es por eso que parte de la verdad puede encontrarse en una feria de Bogotá, en una oficina de Nueva York, en una hemeroteca de Lima o en un barrio popular extraviado en El Alto de Bolivia.

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Klaus Barbie comparece ante el Tribunal que lo juzgó en Lyon-Francia por crímenes contra la humanidad en 1987, fue condenado a cadena perpetua, falleció en prisión en 1991.

A finales de 2012, un libro le recordó a Bolivia que el tráfico de drogas pisaba tan fuerte hace tres décadas que podía disponer de la silla presidencial el rato que se le antojaba. Ayda Levy, la autora de "El rey de la cocaína. Mi vida con Roberto Suarez Gómez y el nacimiento del primer narcoestado" 1. En el mundo bautizaron aquel cuartelazo como «el golpe de la cocaína».

«El Rey», como le decían a Suárez, fue el primer motivo que juntó en un mismo salón al Carnicero de Lyon con el Patrón. El alemán y el colombiano se conocieron en una celebración por el cumpleaños de Roberto.

Gracias al contacto con uno de sus hijos, logré que Ayda Levy respondiera brevemente algunas de mis preguntas. «La relación entre Altmann-Barbie, Gonzalo Rodríguez Gacha (alias El Mexicano) y Escobar, aunque no está detallada en mi libro, comienza el 8 de enero del año 1981 en la fiesta de cumpleaños de Roberto en nuestra casa del barrio Equipetrol de la ciudad de Santa Cruz», rememora la autora de El rey de la cocaína.

Altmann es el apellido que Barbie recibió del Vaticano en los primeros años de la década de 1950. Derrotados los nazis, el Carnicero de Lyon comenzó a colaborar con la CIA para combatir al bloque socialista de Europa del Este. Sus contactos y «habilidades» le permitieron ser uno de los «reciclados» por los estadounidenses. Sin embargo, la incesante búsqueda montada por los franceses para que pagara por las muertes y los confinamientos masivos de los que fue responsable lo obligó a escapar a través una de las 'ratlines' habilitadas por el clero católico para ayudar a algunos seguidores de Adolf Hitler.

La División de Criminales del Ministerio de Justicia de EEUU elaboró un informe confidencial sobre Barbie en 1983 que revela los detalles de su llegada a Sudamérica. El documento fue liberado y está disponible en internet 2.

La relación de Barbie con la Casa Blanca comenzó en abril de 1947, cuando fue reclutado por un comando del Ejército estadounidense. Cooperó con esa unidad de inteligencia durante dos años en la construcción de una red de informantes de las actividades británicas, alemanas y soviéticas. En Lyon, mientras tanto, se lo juzgaba en ausencia y nadie dudaba de que el veredicto final fuera pena de muerte o prisión perpetua. En 1949, el gobierno francés ya estaba al tanto de sus actividades en Munich y solicitó la extradición de inmediato. Había llegado el momento de desaparecer. El 28 de abril de 1950, según el informe confidencial, el Comando de Inteligencia de EEUU en Europa decidió que Barbie «no debía ser puesto en manos de Francia».

Después de pasar unos meses en una casa de seguridad en Augsburgo, el Carnicero partió a Italia y, con un nuevo apellido, se embarcó en el buque Corrientes, que lo llevaría de Génova a Buenos Aires. Viajó acompañado por su esposa y sus dos pequeños hijos. El padre Krunoslav Draganovic, del clero vaticano, fue quien consiguió las visas para el ingreso de todos a Argentina y a Bolivia, además de pases de viajero como miembros de la Cruz Roja Internacional. Los «Altmann» arribaron a la capital porteña el 10 de abril de 1951. La relación de Klaus con la CIA y Roma estaba muy lejos de terminar. Un año después recibiría la pena capital en los juzgados franceses. Era demasiado tarde: el Carnicero había escapado.

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     Vista panorámica de la ciudad El Alto - Departamento de La Paz - Bolivia


Desde La Paz hay que tomar tres pequeños buses para llegar a un caminito de tierra en Senkata, uno de los barrios más grandes y caóticos de El Alto. En una casa modesta me espera uno de los paramilitares que actuó en el «golpe de la cocaína» y en los operativos posteriores a este. Vio a Barbie en una incontable cantidad de oportunidades en Cochabamba y La Paz.

Ahora tiene una vida mucho más sencilla. La democracia que llegó a Bolivia en 1982 desmontó la mayoría de los grupos armados irregulares y desde entonces él tuvo que remar a contracorriente para sobrevivir. Trabajó en peñas folclóricas, cuidó propiedades en el campo, a veces hizo de guardaespaldas e incluso tuvo encargos como detective. Nada comparado –él lo admite– con sus «días de gloria» de combate contra los subversivos. Algunos de sus ex-colegas de tropa se convirtieron en policías. Él no pudo seguir ese camino porque ya estaba muy expuesto.

Casi no le queda cabello pero mantiene el bigote, ahora completamente blanco, que llevó durante los meses que duró el «golpe de la cocaína». Cuando le propongo la posibilidad de entrevistarlo me desahucia con mucha facilidad. «Mira, yo tengo una condena y nunca la pagué. Prefiero que mi nombre no vuelva a sonar en ningún lado». No me miente. Antes de visitarlo, verifiqué que su nombre aparece entre un grupo de 14 personas que fueron condenadas por genocidio y masacre sangrienta en 1986.

«¿Usted estuvo en la fiesta con Pablo Escobar, Luis Arce Gómez y Klaus Barbie?», le pregunto al ex-paramilitar después de comprometerme a no divulgar jamás su nombre y guardar la grabadora. «Me contaron que Pablo Escobar venía algunas veces. Yo nunca lo vi. Creo que esa vez fue una parrillada, ¿no?», me responde impreciso y con un gesto de indisimulable incomodidad. 

Parece que no quiere hablar mucho del tema que le propongo; sin embargo, su dato era preciso. Aquella tarde de enero de 1981, el Rey de la Cocaína ofreció un churrasco a sus invitados. Entiendo que debo cambiar de estrategia y creo que acompañarlo en el repaso de sus «días de gloria» serviría. Veo un libro sobre la mesa que me sirve de perfecta excusa para tratar de entrar en confianza con él. «Es una excelente investigación, muy detallada y bien contada», le digo y apunto a la tapa roja de Teoponte, la otra guerrilla guevarista en Bolivia, de Gustavo Rodríguez Ostria 3.

Me pregunta si lo leí y le respondo que aún no lo he terminado. Se nota que hablar de su vieja guerra contra los «zurdos» le apasiona más. «Yo los conocí a toditos. Hasta a los cubanos que los ayudaban», me dice. Mientras hojea el libro, comienza por asegurar que al cantautor folclórico boliviano Benjo Cruz lo engañaron «los comunistas» para entrar en la guerrilla en 1970. «Él iba a triunfar al lado de Horacio Guaraní en Argentina, pero lo mandaron a Teoponte. Tenía una carrera prometedora porque Guaraní también era zurdo. Se metió al ELN [Ejército de Liberación Nacional] y se fue a la mierda. Incluso los elenos [miembros del ELN] le inventaron versos que él nunca escribió. Lo utilizaron».

Han pasado más de 40 años desde que este señor comenzó a combatir a las distintas fuerzas de izquierda que operaron en el país y todavía exhala bronca contra los elenos. Me asegura que a ese ejército guerrillero, fundado por Ernesto «Che» Guevara, le llegaba mucho dinero de Cuba y de la URSS y que varios de sus integrantes se quedaron con esos recursos. Con vehemencia me dijo: «Ellos robaban también», aunque aclaró de inmediato que no se refiere a todos los elenos. «Había gente de mucho honor ahí, aunque estaban en guerra con nosotros».

Sobre la masacre de la calle Harrington del 15 de enero de 1981, en la que ocho líderes del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) fueron asesinados por paramilitares, asegura que hubo una delación que les permitió intervenir con facilidad y exterminar a los cuadros miristas. La reunión, según él, debía ser originalmente en una plaza en la zona de Tembladerani, pero a último momento fue trasladada a esa calle del barrio de Sopocachi. La información llegó puntual al Ministerio del Interior y de inmediato se instruyó el asalto.




Hugo Bánzer Suárez, militar y político boliviano, presidente de la República en 2 períodos: 1971-1978 (golpe de estado) y 1997-2001 (mediante elecciones). Banzer renunció a la presidencia en julio de 1978. Se cree que la razón principal fue la vergüenza de tener esos días a su yerno, a su sobrino, a su esposa y a su secretario privado, bajo arresto por sospecha de traficar cocaína en los EEUU y Canadá. Banzer intentó nombrar a su primo, Guillermo, cónsul en Miami pese a que estaba  señalado como integrante clave de la "Corporación" de Roberto Suárez. 

De a poco nos acercamos a lo que fui a buscar. Sin que se lo pregunte, comienza a contarme que en la dictadura del coronel Hugo Banzer (1971-1978) había una disputa feroz entre los militares por conseguir terrenos en el oriente de Bolivia y quedarse con el dinero que llegaba de los créditos internacionales que hicieron insostenible la deuda externa de Bolivia. Sospecha que ahí comenzó el narcotráfico; no de la mano de los paramilitares o criminales, sino desde las mismas Fuerzas Armadas y con los nuevos terratenientes cruceños que «se llenaron de dinero y títulos de propiedad gracias a Banzer». Al fin menciona a «Los Novios de la Muerte», el terrible grupo paramilitar organizado por Barbie para apoyar el golpe de Estado de julio de 1980 y que después sería puesto al servicio de la conexión boliviano-colombiana del narcotráfico. Lo que luego se conocería como la «General Motors de la Cocaína».

Ellos –me cuenta– se organizaron a finales de los años 70 y colaboraron en varios cuartelazos y acciones para eliminar o secuestrar a referentes de la izquierda local. Pasaron un tiempo en Centroamérica, donde adiestraron a los primeros contras que enfrentaron la revolución sandinista nicaragüense, y volvieron para actuar en el «golpe de la cocaína». Después, el dinero de Roberto Suárez y el Cartel de Medellín los puso a operar en el oriente boliviano, con la misión de limpiar el terreno para que solo los socios tuvieran la exclusividad de producir la pasta base que se vendería a los colombianos. Los narcos menores tenían dos opciones: convertirse en aliados y pagar «el impuesto», o ser delatados ante el Ministerio del Interior y expulsados del negocio.

Bastante se ha escrito sobre este grupo armado que sembró el terror en La Paz y Santa Cruz durante el gobierno de García Meza; sin embargo, hay un detalle que yo nunca había escuchado antes. El hombre del bigote blanco me revela que existía un brazo civil de «Los Novios de la Muerte» que se ocupaba de limpiar las huellas de las operaciones de los narcotraficantes. «Eran abogados casi todos. Ellos montaban los negocios con los que se lavaba el dinero de la droga que llegaba a Bolivia. Tenían mucha influencia sobre los gobiernos de Banzer y García Meza. Incluso uno de ellos llegó a ser contralor general de la República en aquellos años».

Casi al finalizar la conversación me cuenta una última anécdota de Barbie. Recuerda que cuando los «agentes de seguridad» se encontraban fuera de servicio en Cochabamba, pasaban las horas y los días en el desaparecido Café Continental, al lado de la catedral. De vez en cuando Klaus, que permanecía la mayor parte del año en esa ciudad a pesar de sus frecuentes viajes a La Paz y Santa Cruz, visitaba al grupo y se sentaba a tomar un café con ellos. Una tarde, él calcula que fue en 1979, una pareja de judíos se sentó en la mesa de atrás. El Carnicero de Lyon, tratando de maximizar su repulsión, dijo en claro español y muy fuerte: «Deberíamos volver a hacer jabón».


De izquierda a derecha: Luis García Meza y Luis Arce Gómez. Arce Gómez era primo hermano de Roberto Suárez Gómez, el "Rey" del narcotráfico boliviano, sin duda sin su primo no habría ganado ninguna notariedad en las dictaduras militares bolivianas. También le unía una férrea amistad con su maestro Klaus Barbie. Fue Ministro del Interior de la dictadura de Luis García Meza. Arce Gómez es más conocido por sus participaciones en golpes de estado, narcotráfico y persecución política. Estuvo en el golpe del general Barrientos, formó pare del golpe del general Ovando y claro, en el golpe de Luis García Meza. Fue extraditado a los EEUU por narcotráfico, a su retorno a Bolivia (2009) fue directamente a prisión y  sentenciado por varios delitos a 30 años de reclusión, continúa tras las rejas. En cuanto al General Luis García Meza encabezó un golpe militar que le llevó al poder el 17 de julio de 1980 hasta su renuncia el 4 de agosto de 1981 en que transfiere el poder a una Junta Militar. Su golpe fue orquestado para evitar que el ex presidente boliviano Hernán Siles Suazo tome posesión tras vencer en las elecciones presidenciales de 1980. El corto reinado de García Meza fue sangriento en compañía de su poderoso Ministro del Interior, Arce Gómez, por la represión a políticos y grupos de izquierda. García Meza fue sentenciado por varios delitos en 1993 a 30 años de prisión, se fugó al Brasil y  extraditado en 1995. murió recientemente (abril del 2018) en prisión por fallo respiratorio. En una histórica sentencia pronunciada el 17 de enero del 2017 un Tribunal de Roma condenó a cadena perpetua a Luis García Meza y Luis Arce Gómez (y otros), por crímenes de lesa humanidad, asesinato de una veintena de italo-latinoamericanos durante el Plan Cóndor (represión entre las décadas de 1970 y 1980), aunque éstos ya estaban purgando prisión en Bolivia.

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Michael Levine fue agente encubierto de la Administración para el Control de Drogas de EEUU (DEA) en Argentina durante algo más de tres años, entre 1978 y 1982. Desde ese puesto logró engañar a narcos bolivianos como Roberto Suárez, los esposos Atalá, Alfredo «Cutuchi» Gutiérrez, Marcelo Ibáñez y la familia Gasser –todos ellos cruceños–, al involucrarlos en la venta de más de 1.000 kilos de sulfato base de cocaína a cambio de nueve millones de dólares. El 24 de mayo de 1980, un viejo Convair cargado con la droga partió desde una pista escondida en la selva beniana rumbo a Florida. Al mismo tiempo, dos bolivianos eran arrestados en el interior del Kendall Bank de Miami después de recibir el pago por «coronar» la operación.

Mike, como le dicen todos al neoyorquino, creyó que su temerario operativo representaba el golpe al narcotráfico más grande en la historia. Al fin había logrado incriminar a los peces gordos bolivianos. Estaba muy equivocado. Su gobierno tapó el caso y liberó a los detenidos. Los capos del narco en Bolivia estaban muy lejos de perder su influencia en las agencias especiales estadounidenses.

A pesar de que Levine fue uno de los agentes encubiertos más importantes de las décadas pasadas y está en la «lista negra» de colombianos y mexicanos a los que ayudó a arrestar, conseguir su número de celular no es difícil. Además, él mismo responde el teléfono señalando su nombre: «Hi, this is Michael Levine…».


Michael Levine junto al avión incautado en Miami en mayo de 1980 con el mayor cargamento de cocaína en la historia de Estados Unidos hasta ese año. 500 kilos de cocaína (valorados en 100 millones de dólares), un par de meses después un golpe de estado llevaría al poder al General García Meza. 

Me sorprendo por la naturalidad con que me responde. Yo había imaginado que me tocaría sortear uno o dos filtros entre secretarias y subalternos antes de conversar directamente con él. Me presento como un periodista boliviano y él se entusiasma de inmediato con la idea que le propongo. Comienza a hablarme en español con naturalidad. En su acento ya no queda nada de sus años como agregado de la DEA en Buenos Aires, más bien percibo un tono bastante centroamericano en sus palabras.

Le explico que tengo la hipótesis de que la conexión entre Barbie, Escobar y los capos del cartel de Medellín es más fuerte de lo que se cree hasta ahora, y él me responde que todo se explica en la estructura que se monta alrededor del «golpe de la cocaína», en cuyo armado la CIA tiene un rol fundamental:

Mientras vivía en Buenos Aires me hacía pasar por un mafioso siciliano y así me encontré con la gente de Roberto Suárez y aprendí que más de 90% de la pasta base boliviana era vendida a los colombianos, para convertirla en cocaína. La CIA –continúa Levine– en ese momento [1980] no tenía idea de lo que estaba haciendo la DEA, ni le importaba. A su juicio, los agentes de la DEA éramos aficionados incompetentes. Ellos, mientras tanto, estaban fomentando el derrocamiento del gobierno de Lidia Gueiler. Su principal activo para el control de los militares bolivianos en ese momento era Klaus Barbie. Fue uno de los varios activos ex-nazis que tenían trabajando en América del Sur en ese momento.

Gueiler fue depuesta el 17 de julio de 1980, seis meses y 10 días después de que Escobar se conociera con el Carnicero de Lyon en esa parrillada en la que el Rey de la Cocaína comprometió cinco millones de dólares para financiar el cuartelazo. 

Concluye Levine:

"El resultado fue que, mientras la CIA estaba tratando de derrocar a Gueiler, yo estaba trabajando estrechamente con ese gobierno para destruir la organización de Suárez, que irónicamente era protegida por la misma CIA. Así que cuando Suárez nos hizo llegar el cargamento de cocaína más grande en la historia de EEUU (en aquel momento) y arrestamos a José Roberto Gasser y Alfredo Gutiérrez en Miami con nueve millones de dólares en efectivo en un banco de Miami, la CIA fue tomada por sorpresa".

Michael Levine y la portada de algunas de sus investigaciones denunciando las clandestinas acciones de la CIA contra la lucha al narcotráfico. Levine declaraba que sin el apoyo de la CIA a criminales de guerra nazis y narcotraficantes, nunca hubiera existido 'La Corporación' de Roberto Suárez en Bolivia y los Carteles de Sudamérica que terminaron en una epidemia de crack y cocaína en EEUU.

Sin embargo, Mike también fue tomado por sorpresa en aquel entonces. El no sospechaba que la conexión boliviano-colombiana de la droga tenía cobertura especial de parte de la agencia de inteligencia más importante de su país y jamás imaginó el poder que tenían dentro del gobierno de García Meza los peces gordos que él había incriminado. En 1994, años después de descubrirlo y ser retirado de su puesto en Buenos Aires, Michael publicó el best seller: "The Big White Lie: The Deep Cover Operation that Exposed the CIA Sabotage of the Drug War" 4 que en América del Sur fue editado en español con el título: "La guerra falsa. Fraude mortífero de la CIA en la guerra a las drogas". 5.

Su siguiente acto [de la CIA] iba a comenzar con el «golpe de la cocaína» de 1980 –prosigue Levine en la entrevista–. Además, como he escrito en el libro, Klaus Barbie fue clave en esa sangrienta acción como el brazo derecho de la CIA. Fue el nacimiento de la organización que llegó a ser conocida como «La Corporación», que yo tengo entendido sigue funcionando ahora mismo, que yo llamé «La General Motors de la cocaína». Esta, en mi opinión, es la verdadera historia de lo que ocurrió en Bolivia durante este tiempo, como lo vi y viví. 

Es la historia triste y real de una verdadera asociación entre el gobierno, los narcotraficantes, criminales de guerra nazis y la CIA, agencia cuya historia ha demostrado que es un organismo compuesto por incompetentes criminales.

Pasaron más de 35 años desde esa tarde en la que Levine celebró por el despegue del Convair desde una pista beniana creyendo que acababa de «coronar» el mayor golpe en la guerra contra las drogas en la historia y, ahora, desde su oficina de investigador privado en Nueva York, no se cansa de acusar a la CIA por voltear su operativo.


El presidente boliviano Evo Morales, foto del 3 de marzo de 2011, exhibe un ejemplar  del libro del ex agente del DEA, Michael Levine, “The big white lie” (La guerra falsa, versión en castellano). Levine denunció que son las propias organizaciones gubernamentales estadounidenses quienes sabotean la lucha contra el narcotráfico. En un discurso del 1 noviembre 2008 el presidente Morales anunció la decisión de expulsar al DEA de Bolivia, acusándolo de auspiciar un "golpe de estado civil" de la derecha boliviana en septiembre (2008), acto que causó la muerte de 19 personas. Michael Levine no es cualquier agente, es de los más condecorados en la historia de Estados Unidos, trabajó como agente encubierto del DEA durante 25 años en diversos países del mundo.

Su libro fue lectura obligada en círculos políticos de izquierda bolivianos durante décadas y seguro está en varias de las bibliotecas domésticas de actuales ministros y parlamentarios del partido de Evo Morales. Solo así se explica que, el 3 de marzo de 2011, Morales mostrara un ejemplar de La guerra falsa en un acto público para ratificar la decisión que tomó en 2008 de expulsar a la DEA de Bolivia. Aquel episodio no le gustó nada a Mike…

En 1995 yo conocí personalmente a Evo Morales. Le expliqué lo que yo puse en el libro. La DEA trabajaba con Lidia Gueiler para neutralizar a la mafia cruceña. Fue la CIA la que traicionó a los bolivianos. Por eso yo no me puedo explicar por qué Evo Morales expulsó a la DEA y no a la CIA. Es incomprensible para mí. Sin la protección y apoyo de la CIA a criminales de guerra nazis y narcotraficantes, nunca hubiera existido 'La Corporación' en Sudamérica y la resultante epidemia de crack y cocaína en EEUU.

El ex-agente encubierto conoció y fue parte activa de los procesos contra varios de los más famosos narcotraficantes colombianos, sobre los que ahora se escriben libros y se producen telenovelas y películas. Hoy no tiene dudas de que los peces gordos bolivianos a los que había implicado en 1980 eran mucho más poderosos y valiosos dentro del mercado mundial de las drogas.

Bolivia era responsable de la producción de 90% de la cocaína en el mundo. Pablo Escobar era uno de los traficantes de cocaína más importantes a los que Sonia Atalá vende cocaína. Él solía llamar a Sonia «la reina con la corona de nieve». Ella era mucho, mucho más importante en la historia de la cocaína en América del Sur que él. Escobar fue una creación del American Media (los medios estadounidenses).

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   Roberto Suárez Gómez


A pesar de las apreciaciones de Levine, es evidente que en Colombia muy pocos conocen de Barbie y prácticamente nadie escuchó hablar de Atalá o Suárez. En cambio, de Escobar y del «Mexicano» Rodríguez Gacha no se olvida nadie. Pasarán varias generaciones antes de que los colombianos olviden a los responsables de los coches bomba, el estallido de un avión en pleno vuelo, los bombazos en centros policiales o el asesinato de directores de periódicos, ministros y candidatos a la Presidencia.

De paso por Bogotá, donde asisto a un congreso sobre políticas públicas de drogas, me dicen que no vale la pena que me aventure hasta Medellín en busca de nuevas pistas. Allá todo el mundo tiene historias de todos los colores que supuestamente involucran a Diego Maradona, Chespirito, el Puma Rodríguez y hasta a los Rolling Stones, pero nunca se escuchó hablar de los peces gordos bolivianos o del Carnicero de Lyon. Además, en la capital de Antioquia casi todos los testigos cercanos al Cartel de Medellín cobran por contar cualquier tipo de detalle relacionado con la vida, obra y milagros del Patrón.

Comencé a buscar en librerías alguna publicación con nuevas pistas, pero los resultados no fueron muy alentadores. La mayoría de los libros están plastificados y no puedo hojearlos para ver su contenido. Además son carísimos. Me llevo un par que terminan siendo una gran decepción

La suerte asoma recién en mi último día en la capital colombiana. Descubrí una feria apenas a cinco cuadras del Palacio de Nariño donde había una abrumadora colección de textos con crónicas e investigaciones periodísticas sobre el narcotráfico, las guerrillas y el paramilitarismo. Cuando las vendedoras advirtieron que me interesaban las obras relacionadas con Escobar y el narcotráfico, hicieron aparecer otro fardo con más títulos sobre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), las Autodefensas, la historia del secuestro de Ingrid Betancourt y novelas relacionadas con el mundo de las drogas. "A usté le gustan los libros sobre bandidos", me dice riendo una de ellas mientras me alcanza un ejemplar original del histórico "Los Jinetes de la Cocaína" 6, de Fabio Castillo, que hace más de una década es imposible de encontrar en cualquier librería del mundo. 

El vínculo del Patrón con Bolivia se inicia en su primera detención como traficante.
El capo del cartel de Medellín afirmaba que la graduación de un bandido profesional era pasar unos meses en la cárcel, y a él le tocó titularse en 1976. John Jairo Velásquez, alias Popeye, el último jefe de sicarios vivo de Escobar, contó al periodista Mauricio Aranguren que su patrón narró este episodio fundacional con estas palabras:

Mis únicos antecedentes penales hasta hoy vienen de esa captura. El 16 de junio de 1976 venía de Pasto con mi primo Gustavo Gaviria. Traíamos 39 libras de pasta de coca dentro de la llanta de repuesto de un camión. El informe policial decía que era cocaína, pero en realidad era solo la base, pasta, que traíamos para procesarla en un laboratorio creado por nosotros en Envigado. En esa época no había una sola mata de coca sembrada en Colombia, la materia prima tocaba traerla de Perú y Bolivia. Los detectives del DAS [Departamento Administrativo de Seguridad] nos cayeron al lugar y no hubo tiempo de escaparnos, nunca supe cómo se enteraron, el hecho es que nos pescaron con la mercancía en la mano. Tratamos de sobornarlos, pero los muy honestos no quisieron plata. Nos llevaron a la cárcel de Pasto, la frontera con Ecuador, porque el camión tenía placas de allí. Recuerdo que a la hora de la reseña policial sonreí. Es una de las fotos que más quiero. ¿Sabes por qué? Todo bandido tiene que pasar un tiempo en prisión para tener la escuela completa. Podríamos decir que esa foto es la de mi graduación.




Aquella detención de 1976 fue recreada en la telenovela "El patrón del mal"; sin embargo, los peces gordos bolivianos, la mafia cruceña y Barbie no tienen una sola mención en los 127 capítulos de la exitosa producción de Caracol TV. La serie está inspirada en el libro "La parábola de Pablo" 7, del periodista y ex-alcalde de Medellín, Alonso Salazar Jaramillo, y allí sí aparece una referencia a la alianza de Escobar con el Carnicero de Lyon. Una escena tan descabellada que, sin el contexto necesario, parecería el cruce de dos grupos de viajeros del tiempo que se encuentran extraviados en la mitad de una jungla:

[Pablo] Decidió trabajar sin intermediarios y conquistar con colombianos la ruta del sur. (…) En la medida en que sus hombres viajaban se relacionaban con gendarmes, dictadores y gobernantes, y con viejas y nuevas mafias. En Bolivia se contactaron con militares y fugitivos nazis –como el Carnicero de Lyon, Klaus Barbie–, quienes manejaban el comercio de la base de coca en las selvas. Hombres de Pablo vieron allí cómo los seguidores de Hitler, 40 años después de la guerra mundial, en plena selva, seguían vistiendo sus uniformes y desfilando en honor del gran Führer.

Lo que sucede después de la detención del Patrón en 1976 también está relacionado con Bolivia y los peces gordos. La conexión es relatada por Luis Cañón en su libro "El Patrón. Vida y muerte de Pablo Escobar" 8


Luego de salir de la prisión, en 1976, Escobar viajó a Bolivia y se entrevistó con otro hombre que también se dedicaba a sentar las bases de su futuro imperio. Se trataba de Roberto Suárez, terrateniente y ganadero que ejercía un poder paralelo en toda la zona de la Sierra Baja. Los dos hombres acordaron unas condiciones de negociación y unas cantidades fijas. Brindaron por la prosperidad permanente de su relación y del negocio.

En los primeros años de la década de 1980, los responsables de controlar la seguridad de todas las operaciones que se realizaban en las pistas de Santa Cruz y Beni eran «Los Novios de la Muerte», contratados por el Rey. Barbie, como detallaremos más adelante, ya era el asesor de inteligencia, emisario ante el gobierno boliviano y proveedor de contactos de la «General Motors de la cocaína».

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La organización paramilitar "Los Novios de la Muerte" trabajaba para Roberto Suárez Gómez en la protección de los cargamentos de la droga y evitaban que los colombianos se vayan sin pagar el producto. También eran conocidos por la población como las "Águilas Negras". Hay que resaltar el origen étnico de esta organización, casi en su totalidad eran europeos de los países del eje que emigraron tras la segunda guerra mundial o descendientes de europeos, en todo caso representaban la ultraderecha internacional. Como bien titula un excelente artículo: "Criminales de guerra nazis, mercenarios provenientes de África, neofacistas italianos: Los Novios de la Muerte en Bolivia". 

El Bavaria era un restaurante y bar de dos ambientes ubicado en el centro de Santa Cruz de la Sierra. El primer ambiente no tenía ningún elemento llamativo más allá de algunas insignias y banderas alemanas; sin embargo, el segundo cuarto tenía una estatua de Hitler y una colección completa de emblemas nazis. Al menos así lo recuerda el general retirado Gary Prado, quien me contó en una entrevista telefónica que en 1981 lo intervino para desarticular a «Los Novios de la Muerte» por orden presidencial de García Meza. Menos de un año después de instalarse en el Palacio de Gobierno de La Paz, el régimen necesitaba lavarse la cara frente a EEUU. En todo el mundo se hablaba de la «narcodictadura boliviana», y el dictador no tuvo más opción que avanzar contra la maquinaria de la droga asentada en Santa Cruz para ganar oxígeno.

Cuando García Meza me manda a Santa Cruz como comandante de la VIII División del Ejército [1981] se produce un shock en el resto de los militares cercanos a él. Ellos manejaban esa división desde La Paz –dice el militar que también participó en la campaña contra el Che Guevara de 1967–. Yo le dije al general que iría a Santa Cruz a poner orden. Yo ya conocía que el grupo de los alemanes trabajaba con los militares en las tareas de represión y también trabajaba protegiendo a los narcotraficantes. Incluso había grupos civiles armados que patrullaban en la ciudad. Toda la ciudad estaba atemorizada. Fuimos al Bavaria –prosigue Prado–, que era el cuartel general de los nazis. Los capturamos a todos y los puse en la frontera. Los saqué a Brasil inmediatamente y eso causó un alboroto tremendo en Santa Cruz. Así empecé a poner orden. Tardé un mes en desarmar estos grupos. Sabíamos que tenían banderas nazis y una estatua de Hitler y que allí se hacían rituales. Sacamos todos esos símbolos. Cuando ingresamos ellos pensaron que veníamos a impartirles órdenes porque vieron que éramos militares.

La contraparte boliviana de los libros colombianos fue más difícil de conseguir, pero al fin hallo un indicio a través de esta conversación con el general Prado. El militar retirado me contó que se producía tanta pasta base en Bolivia que en cierto momento las arcas del Banco Central se llenaron por las incautaciones. Así fue como el gobierno tuvo que almacenar el resto de la droga en los cuarteles. «Toda la producción se iba en avionetas desde todas partes para los colombianos. Acá no había laboratorios de cristalización», asegura.

Fue Prado quien expulsó de Bolivia al famoso neonazi Joachim Fiebelkorn, un alemán desertor de su ejército, aficionado a coleccionar uniformes y artículos de las tropas de asalto de Hitler. Él era jefe del grupo de mercenarios que Barbie puso a disposición de Roberto Suárez y que vieron sorprendidos los hombres de Escobar en medio de la selva. 

Una vieja publicación de 1980 del instituto londinese Latin American Bureau, titulada "Narcotráfico y política. Militarismo y mafia en Bolívia" 9, permite completar la fotografía de la relación entre paramilitares colombianos y bolivianos. Allí se puede leer el relato de uno de los paramilitares que formaban parte de la mafia cruceña. El libro identifica al autor del testimonio como un mercenario alemán "ex-boxeador de peso mediano" quien reconoce a Barbie como uno de los que daban instrucciones al grupo. 

Suárez tenía 28 pequeños aviones con un águila negra sobre el fuselaje. Dos de nosotros acompañábamos al piloto: se aterrizaba en el territorio boscoso del Beni, cerca de la frontera brasileña, y se esperaba a los intermediarios colombianos. Los capos de la mafia boliviana se habían comprado amplios territorios en el Beni para ocultar sus negocios. Había una pequeña pista en medio de los árboles donde aterrizaban los aviones. Antes de nuestra intervención, sucedía con mucha frecuencia que los colombianos pagaran con paquetes ya preparados que contenían pocos dólares y mucho papel y escapaban lo más pronto posible mientras disparaban ráfagas de ametralladora. Pero Fiebelkorn hizo instalar dos puestos de bazooka en torno a la pista. Desde aquel día, los colombianos empezaron a pagar regularmente. Tenían miedo y rabia de nosotros, los alemanes.

Era lindo –prosigue el relato anónimo– hacer el viaje de regreso a Santa Cruz con el avión cargado de «verdes». Una vez tuve en mis manos cuatro millones de dólares. Suárez no nos hacía faltar nada y nos pagaba 5.000 dólares al mes, una gran suma para Bolivia. No sabíamos dónde gastarlos, porque en el Bavaria todo era gratis para nosotros. Había cinco chicas alemanas, más Gerlinde, la preferida de Joachim [Fiebelkorn]. Con las hermanas Marianna y Mara, dos ex-cabaretistas del Treff, en el Taunus Feldberg de Fráncfort, Gerlinde había protagonizado breves films pornográficos. Los proyectábamos para los coroneles bolivianos y ellos perdían la cabeza.


Un día vino a visitarnos Klaus Altmann [Barbie], entonces consejero de Seguridad del Ministerio del Interior boliviano. Nos dijo: "Llegó el momento. Es necesario hacer saltar este gobierno antes de que Bolívia se transforme en una gran Cuba". Así fue el «golpe de la cocaína».

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    Roberto Suárez Gómez

«Durante el año 1981, Barbie acompañó a mi marido en varios viajes que realizó a Medellín, Colombia, como su asesor en inteligencia. El 5 de enero del año 1982, Roberto se reunió en Panamá con Manuel Antonio Noriega y Pablo Escobar. Esa reunión con el general panameño fue concertada por Barbie, quien también estuvo presente», me responde con mucha precisión Ayda Levy.

Queda claro que el Carnicero no solo proveía seguridad para las operaciones de 'La Corporación' gracias a su influencia en las dictaduras bolivianas. También aprovechaba sus contactos para asegurar la expansión del negocio.

Los nexos de Barbie con la incipiente agencia de inteligencia estadounidense [CIA] se dan en un principio por la mediación de la red de extracción que había facilitado el Vaticano, después de la Segunda Guerra Mundial, principalmente para científicos y disidentes nazis. La antigua relación de Barbie con el Vaticano sirvió para que Roberto [Suárez] y Escobar iniciaran relaciones comerciales con Roberto Calvi, quien era presidente del Banco Ambrosiano –añade Levy–. Así fue como la cocaína de la «General Motors» inundó Europa, con la venia y participación de la Santa Sede en Roma.

Sin embargo, Klaus no llegó a ver los frutos de su última gestión a favor del Cartel de Medellín. Como revelación final, la ex-compañera del Rey de la Cocaína recuerda el último encuentro entre el Patrón y el Carnicero.

La última vez que Barbie tuvo contacto con Pablo Escobar y Gonzalo Rodríguez Gacha fue en nuestra hacienda San Vicente, el día del cumpleaños de mi hijo Roby, el 26 de diciembre de 1982. Los anteriores meses Barbie había contactado a Roberto y Escobar con Oliver North, pero no pudo participar del acuerdo final al que llegaron con el militar norteamericano en Panamá por su arresto en La Paz a inicios del año 1983.

Una reducción presupuestaria dictaminada en Washington había puesto en emergencia a los servicios especiales estadounidenses, que no tuvieron más opción que llegar a varios acuerdos con productores de cocaína, marihuana y crack en todo el mundo, además de vender armas en secreto, para financiar la guerra contra los revolucionarios en Nicaragua. El escándalo estalló en 1985 y fue bautizado como el caso Irán-Contras. Para ese entonces, sin embargo, Barbie ya estaba en una prisión en Francia.

Unos meses antes de ser extraditado, el Carnicero embarcó a sus socios de 'La Corporación' en aquel negocio propiciado por North (quien sería dado de baja de los Marines por la operación). Fue la última jugada del ex-comandante de la Gestapo en los albores de la democracia boliviana. Desprovisto del poder que le otorgaban las dictaduras y abatido por la muerte de su hijo y esposa en el mismo año, fue sorprendido por el gobierno izquierdista de la Unidad Democrática y Popular de Bolivia y, al fin, deportado a Francia. Lo último que le dejó al continente americano fue un millonario pacto que exhibió cuán flexible fue la moral de EEUU en el afán de derrotar a la naciente revolución sandinista. 

En 1984, con el acuerdo en marcha, en una habitación en Medellín, Escobar le dijo a su amante Virginia Vallejo que «con tal de matar comunistas, ¡Oliver North pactó hasta con el diablo!». Y el Patrón no se equivocaba, aunque Barbie ya estaba preso para entonces. La ex-presentadora de televisión y pareja eventual del colombiano lo contó en esas palabras en su libro "Amando a Pablo, odiando a Escobar". 10

Le pregunto a Manuel Cárdenas Mallo, quien fue ministro del Interior del primer gobierno democrático de Bolivia después de que se retiraron los militares (octubre de 1982), cómo les devolvieron el país. «Nos dejaron todo el problema. Ellos se dedicaron más a la lucha contra la izquierda y a perseguir a los comunistas. Era lo único que les importaba y por eso permitieron de todo y abandonaron el control de lo demás», me responde todavía indignado en referencia al negocio de la cocaínaLa democracia de Bolivia nació con el aparato del narcotráfico totalmente instalado y en marcha a todo vapor.

En 1983 todavía restaban 10 años para que el Patrón fuera abatido a balazos y ocho para que la leucemia acabara con el Carnicero de Lyon, pero sus caminos ya estaban separados. A Escobar le faltaba aterrorizar a todo un país antes de dejarse derrotar y liquidar el 3 de diciembre de 1993.

Dos años antes de aquello, la muerte alcanzó a un Barbie solo y débil, en una celda con la luz apagada y sin la mínima esperanza de volver a caminar impune por los pasillos del poder en La Paz o tomarse un expreso en el Café Continental de Cochabamba.

El legado de ambos se escribe por separado, mientras los que conocen la conexión de a poco arriaron las banderas. Los militares se alejaron del poder en Bolivia y el agente encubierto de la DEA inició una cruzada para denunciar la traición y patraña de la CIA en la lucha contra las drogas. Los paramilitares colombianos permanecen en la selva, en la cárcel o en la fosa, mientras que los mercenarios bolivianos fueron enjuiciados y tuvieron que buscar nuevas formas de ganarse la vida. El Cartel de Medellín perdió la guerra, pero el narcotráfico es un poder cada vez más incontrolable en América Latina. La conexión boliviano-colombiana fue reemplazada por México y Brasil. El hombre del bigote blanco lee sobre la guerrilla de Teoponte y así revive sus viejos combates. Reniega de la historia como se la cuenta ahora, pero tampoco piensa mover un dedo para cambiarla por su versión. Prefiere dedicarse a sus nietos.

35 años transcurrieron desde aquella fiesta en la residencia de Equipetrol. No es poca cosa. El tiempo no dejó de pasar para ninguno, pero la memoria de todos conserva frescas las imágenes de esos años de guerra, mafias y fiestas de lujo. Como esa parrillada de enero de 1980 en la que el Patrón y el Carnicero de Lyon brindaron con Dom Pérignon junto a los capos del Cartel de Medellín y los peces gordos bolivianos, mezclados entre militares y mercenarios neonazis.


NOTAS

1. Debate, Barcelona, 2012.

2. US Department of Justice, Criminal Division: «Klaus Barbie and the United States Government: Exhibits to the Report to the Attorney General of the United States», agosto de 1983, disponible en .
3. Kipus, Cochabamba, 2006.
4. Reed Business Information, Nueva York, 1994.
5. M. Levine y Laura Kavanau-Levine: La guerra falsa. Fraude mortífero de la cia en la guerra a las drogas, Acción Andina / Cedib, Cochabamba, 2001.
6. Documentos Periodísticos, Bogotá, 1987.
7. A. Salazar Jaramillo: La parábola de Pablo. Auge y caída de un gran capo del narcotráfico, Planeta, Bogotá, 2001.
8. Planeta, Bogotá, 1994.
9. Disponible en .
10. Grijalbo, México, 2007.
Este artículo es copia fiel del publicado en la revista Nueva Sociedad 257, Mayo - Junio 2015, ISSN: 0251-3552

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LIBRO: American Made: Who Killed Barry Seal? Pablo Escobar or George HW Bush.-  Shaun Attwood. Publisher: Gadfly Press. ISBN: 978-0-9930215-3-4 Published: September 14, 2016

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