Este artículo es continuación del episodio anterior denominado "El Trono de Oro", trata en profundidad un análisis histórico - económico de la Alemania hitleriana y los falsos mitos sobre el "milagro" nazi para levantarse de la ruinosa situación financiera heredada del fracaso expansionista en la primera guerra mundial o Gran Guerra.Una aclaración importante. El siguiente artículo originalmente fue publicado como Parte II de "El Trono de Oro", en enero de 2019 y forma parte de la serie de artículos denominados "Desenmascarando los fraudes del revisionismo". Sugirieron separarlos, por cuestiones prácticas, dejando la parte histórica aparte del real estudio de la economía implantada durante el régimen nazi, aparte que los largos textos de la publicación original pudieron haber causado distracción y cansancio mental en el lector.Entonces, he aquí el resultado, esta nueva versión corregida y ampliada para mejor comprensión del gentil lector.Buena lectura.
Ni los nazis, ni los economistas y banqueros del gobierno de Hitler transformaron la banca alemana, el sistema bancario nacionalizado ya estaba operando en la República de Weimar. Al asumir el poder los nazis la tuvieron fácil, usaron el sistema para generar el crédito inflacionario y contaron con la enorme suerte que la crisis mundial económica llegaba a su fin casi paralelo a la ascensión de Hitler.
"La economía de compulsión de la Alemania nazi", en un estudio de referencia que hemos consultado, consistía en "establecer sucesivamente precios máximos sobre aquellos artículos que van viéndose afectados por la inflación. Una vez que el gobierno se embarca en controlar precios, el proceso de compulsión ya no se detiene. La combinación de más dinero en las manos del gobierno y del público, con los precios invariables tipificados para algunos productos, hace que la oferta ya no pueda satisfacer a todos aquellos que están dispuestos a pagar el precio que se pide. Aparecen así sucesivamente las colas, los desabastecimientos, la acumulación por parte de los consumidores de cualquier producto que tienen la suerte de encontrar en las tiendas, se tenga o no necesidad perentoria de él y finalmente el racionamiento".
La tarea de organizar el Plan Cuatrienal recayó en Hermann Goering, designado Ministro Plenipotenciario del Reich, por tanto con injerencia en los ministerios de Economía, Defensa, Agricultura y otros. El nombramiento de Goering como jefe del plan tuvo beneficios a corto plazo para Hitler, a la larga fue un desastre, ya que Goering apenas tenia conocimientos de economía y no podía aportar nada que no sea una meta política.
Se transformó en dictador de la economía alemana, controlando el aparato industrial y productivo, mediante decretos ley. La propaganda se encargó de suplir los defectos del señor Goering, en quien se constató el único caso en que la mantequilla triunfó ante los cañones.
"Hoy presento el nuevo Plan Cuatrienal. Durante los próximos cuatro años, Alemania debe ser totalmente independiente del suministro extranjero de aquellas materias que se pueden producir en cualquier forma a través de la capacidad alemana, a través de nuestra industria química y de nuestra maquinaria industrial, así como a través de nuestra industria de explotación minera. La reconstrucción de esta gran industria alemana de materia prima servirá para dar empleo a las masas. La implementación del plan llevará a cabo con el vigor y la energía nacionalsocialista. Pero además, Alemania no puede renunciar a la solución de sus demandas coloniales. El derecho de los alemanes a vivir es sin duda tan grande como el de otras naciones. El éxito de este plan es sólo una cuestión de nuestra energía y determinación. Los nacionalsocialistas nunca han reconocido la palabra "Imposible".
En el artículo "Cañones o mantequilla: sistemas económicos y coste de oportunidad", se explica que en economía, elegir entre cañones y mantequilla es indiferente. Los cañones se pueden cambiar por mantequilla en el mercado internacional. Hay una tercera alternativa, un estado belicista utilizará sus cañones para apropiarse de la mantequilla de otro. Es aquí donde debemos entender los principios económicos del nazismo, el enorme gasto militar y rearme alemán, con la fabricación de armamento a niveles insospechados, logró el incremento de las fuerzas armadas y la planificación de proyectos donde utilizar esa enorme producción, no cabía duda, una guerra de conquista.
"Las economías autoritarias responden unilateralmente a las preguntas básicas de la economía, imponiendo sus decisiones al resto de la población. En la medida que son unos pocos quienes deciden el destino de muchos, la imposición de las decisiones no siempre son populares de tal forma que el respaldo de las armas no está de más. Otras razones son las defensivas. Si el país logra cierto crecimiento económico y empieza a producir cierta cantidad de mantequilla, puede atraer la envidia de sus vecinos y ser invadido. Tanto los países pobres como los ricos producen cañones pero éstos, a diferencia de los primeros, no necesitan apropiarse de la mantequilla del vecino".
Otro razonamiento sobre el dilema cañones o mantequilla, fue planteado por el investigador Harald Steffahn. "¿Hubiera Alemania ganado la guerra de haber procedido antes a armarse rigurosamente? Contra los EEUU, en ningún caso; contra Inglaterra, solo de haberse decidido por la invasión; contra Rusia quizá, siempre y cuando, naturalmente, que desde el principio no hubiera subestimado sus posibilidades, evitando así los errores cometidos en los primeros tiempos de la campaña".
Nunca existió tal "ministerio apolítico", las duras imposiciones fiscales a los ciudadanos alemanes así lo demuestran.
Un libro de reciente aparición (ed. De Gruyter, 2018) del historiador alemán Ralf Banken, "Hitlers Steuertstaat. Die Steuerpolitik im Dritten Reich" (El estado fiscal de Hitler. La política fiscal en el III Reich) destapa otro mito de la economía nazi. El gobierno de Hitler acosó con impuestos fiscales a la clase media y trabajadora. El mito propagandístico conocido es que en materia fiscal el nazismo era "indulgente con las masas" pero "dura con la burguesía". Conforme la investigación de Banken, la carga fiscal sobre los ciudadanos llegó a ser la "mayor que ha experimentado Alemania" en su historia. De hecho, "nunca ha experimentado algo así ningún otro país de la Europa continental".
Entre 1932 y 1940, el impuesto sobre el salario se cuadriplicó. Las clases trabajadoras (no se puede hablar de la existencia de grandes clases medias), estuvieron bajo una "muy dura carga fiscal", golpeadas por las diferentes tasas impositivas sobre la renta. Entre los más pudientes, sin embargo, la tasa impositiva máxima del impuesto sobre la renta que asumieron fue del 65%. En el Tercer Reich, "los grandes patrimonios también estaban bajo la presión fiscal, pero también ganaban muy bien y mucha parte de esa carga fiscal significó menos que para el resto".
Los responsables del ministerio de Hacienda se aprovecharon de los dineros que pagaban los trabajadores en materia de seguros sociales para financiar sus proyectos. Para la clase trabajadora "el principal problema no eran tanto los impuestos sino los seguros sociales de desempleo, seguro médico o las cotizaciones para la jubilación. Estos pagos también comenzaron a subir. En un momento dado llegaron a ser una carga mucho mayor que los impuestos. Ese dinero se empleó para financiar la industria armamentística". Lo mismo puede decirse de los ahorros de las clases trabajadoras. Ese ahorro era consecuencia de que, especialmente en los años de la guerra, había una importante carestía de bienes de consumo. "La gente iba con el dinero a la caja de ahorros o al banco y con ese dinero el estado se financiaba. La gente fue engañada por el Reich", sostiene Banken.
"El Ministerio de Finanzas del III Reich buscaba recaudar dinero para financiar la industria militar y minimizar así las deudas. No tuvo éxito. Y los impuestos subieron hasta lo imposible".
El mito de “las autopistas del Führer”
"Pocos años antes, gran parte del Partido Nacionalsocialista Alemán de los Trabajadores (NSDAP) se oponía conjuntamente con el partido comunista, a la construcción de autopistas.. Aducían que la construcción de “vías sólo para automóviles” serviría sólo a los “aristócratas ricos y a los grandes capitalistas judíos”. Cuando Adolf Hitler subió al poder, en 1933, los nazis descubrieron que las carreteras servirían a sus propósitos".
Para el nazismo era imperioso fomentar su mito, el mérito de haber construido la primera autopista del país tenía que ser obra del nazismo.
La única realidad es que las autopistas del Führer tenían un objetivo estratégico fundamental en el área militar, la movilización masiva y rápida de material bélico, pertrechos y tropas (las mismas razones que motivaron a los prusianos a impulsar el ferrocarril); en contrapartida, también fueron un factor determinante para su rápida caída, las “autopistas del Führer” fueron el elemento clave para la fácil y rápida ocupación de Alemania por parte de los Aliados.
"Su aparato de propaganda comenzó entonces a prometerle movilidad a un pueblo que podría al fin viajar. Según los planes, se construirían 1000 kilómetros de autopistas anualmente. En 1934, Hitler hablaba del comienzo de una “batalla laboral” que iba a generar 600.000 puestos de trabajo. La verdad fue otra. En los momentos más intensos apenas llegaron a ser 120.000 obreros los que a punta de pico y pala construyeron esas vías. La enfermedad y el hambre los acompañaban; las huelgas que hicieron fueron su pasaje al campo de concentración. Sus historias no fueron del dominio público. A la vez, en el transcurso del régimen nazi, cada vez más obreros ingresan en la boyante industria armamentista. Lo que realmente ayudó a reducir el desempleo".
"No obstante, el aparato de propaganda siguió alimentando la mentira. Y tuvo éxito. En las películas y las fotos que difundía se mostraba grandes contingentes de obreros trabajando en autopistas en las que las obras habían sido detenidas hacía ya rato. Estas imágenes marcaron la memoria de toda una generación. Los nazis habían logrado imponer su mito".
La economía y producción de guerra
"La economía de guerra alemana estaba orientada hacia el golpe definitivo y la sorpresa, hacia el ataque relámpago. La crisis para Alemania comenzó en el momento en que fue imposible ganar batallas con esa táctica".
El Plan Cuatrienal no culminó en la época de paz, se mantuvo aun entrada la guerra, tras la entrega de nuevas funciones a Albert Speer como Ministro de Armamento y Producción de Guerra del Reich, en 1942, cargo que, practicamente, acaparó la producción y economía alemana, luego vendría la declaración de "Guerra Total" de Goebbels. Los "logros" obtenidos por el señor Speer solo tiene un nombre, la utilización forzada de la mano de obra de prisioneros y civiles de los territorios ocupados.
La Alemania nazi y los industriales se enriquecieron enormemente con esa brutal política de “empleo” barato que solo garantizaba una fosa común.
La Alemania nazi sobrevivió doce largos años, a pesar que los últimos dos tuvieron que mendigar por combustible para sus ingentes fuerzas mecanizadas de guerra, dado que ya no era posible seguir saqueando las naciones ocupadas, la ya existente ECONOMÍA de GUERRA, vigente desde 1933 con los Planes Cuatrienales del señor Goering, fue reemplazada por la "Guerra Total" del Dr. Goebbles.
Si, en efecto, una de las fuentes de riqueza favorita de los nazis era la prioritaria producción industrial... de armamento para la guerra, aquella constituyó la principal fuente de ingresos y de empleo para la Alemania nazi. El actual Complejo Militar - Industrial de los EEUU sería el equivalente a la industria en la época de la Alemania nazi, manejando presupuestos enormes y trabajadores bien remunerados.
"El mismo Pentágono es el ejemplo supremo de una burocracia extensa y bien pagada que de otro modo estaría desempleada creando problemas sociales".
En política no hay coincidencias, EEUU, acumula la mayor riqueza del momento, al mismo tiempo es la potencia militar más grande en la historia de la humanidad. Un hecho histórico reconocido y aceptado es que los EEUU salió de los efectos de la Depresión Económica de 1929 gracias a la segunda guerra mundial y no a las reformas sociales y económicas impulsadas por Roosevelt.
"¿Qué sería de la economía norteamericana si en cierto momento decidiera prescindir de toda su industria militar, abandonando cualquier pretensión de sostenerse como la primera potencia bélica del planeta? Eso sería tanto como preguntarse: ¿qué se va a hacer con todos los ingenieros, obreros, diseñadores, contadores, técnicos especializados, consultores, soldados, oficiales de alto rango, con empleos muy bien remunerados en dólares? La respuesta obvia es que Estados Unidos simple y sencillamente no está preparado, al menos en lo que a la cuestión de su economía respecta, para prescindir de su industria bélica".
Retrocedamos a la Alemania nazi, una nación que ha sucumbido en la Gran Guerra, sus recursos agotados y unos términos de rendición (Tratado de Versalles) imposibles de cumplir, encima la Gran Depresión en la economía mundial. En medio de ese caos, brota el "milagro" nazi en la economía, materia de "orgullo" de los "revisionistas" y neonazis del presente.
Spectator afirma que ese "milagro" no es otra cosa que en menos de una década Hitler construyó el Ejército mejor armado y más poderoso que Europa hubiese conocido en su larga Historia. La Alemania Nazi se armó hasta los dientes equipándose con cantidades astronómicas de armamentos que no salieron de la nada, las que envalentonaron a Hitler para emprender sus hostilidades en contra de sus vecinos. Para producir tanto material de guerra se necesitaron muchos obreros, muchos ingenieros, muchos técnicos, muchos científicos, muchos contadores, muchas fábricas. Lo cual vino siendo una gran fuente de empleos bien pagados. La gigantesca expansión del Ejército alemán, con la adición de miles y miles de soldados y oficiales de alto rango, contribuyó también a reducir en forma significativa las cifras del desempleo.
Hitler no estaba tan loco, jamás se habría atrevido invadir Polonia en 1939 con el armamento y soldados con que contaba Alemania al final de la Primera Guerra Mundial, no se habría atrevido invadir Rusia teniendo abierto el frente de guerra occidental si no hubiese contado con suficientes armamentos para llevar la guerra simultáneamente a dos frentes. Las promesas de venganza por la humillación en la Gran Guerra, sumada a la promesa de conquista de nuevos territorios (Lebensraum), para darle a Alemania muchas riquezas como botín de guerra, también influyeron en la psiquis alemana.
"Interesante hubiese sido ver cómo se las habría arreglado Hitler para sostener la recuperación económica de Alemania sin llevar a cabo invasión alguna, al darse cuenta los alemanes que el país contaba ya (para fines de 1938) con un inventario excesivamente grande de armamento sin uso inmediato y sin justificación alguna para seguir construyendo y amasando más material bélico del que ya tenían.
Bajo el esquema económico de Hitler, Alemania simple y sencillamente no estaba preparada para una paz a largo plazo, porque su economía no estaba diseñada para ser una economía de tiempos de paz; el armamento que ya se tenía debía usarse a como diera lugar para poder mantener las fábricas de armamento funcionando y las fuentes de empleo seguras. El único uso que se le puede dar a un armamento tan grande es usándolo. O dejar el poder, y heredar a otros el problema de convertir una economía basada en el belicismo en una economía basada en el pacifismo, lo cual no resulta nada fácil".
El expolio de Europa
¿Alguien se atreve a negar que los nazis se apoderaron de las reservas monetarias (divisas) y de oro de los bancos centrales de los países agredidos?.
El Tercer Reich, durante la guerra, fue el reflejo del capitalismo puro y depredador de las riquezas de otras naciones. El “milagro” económico nazi a más de los enunciados, tiene otro nombre: el saqueo de Europa. El expolio de la propiedad privada y pública de las naciones ocupadas también aseguró el sostén de la economía alemana durante la segunda guerra mundial.
Deberíamos refrescar los conocimientos. Casi a finales del siglo XX, Suiza reconoció que sus negociaciones comerciales con el régimen nazi durante el conflicto se finiquitaron con el oro robado por los alemanes a los bancos centrales de los países ocupados.
La neutral Suiza se constituyó en el más grande distribuidor y operador del mercado del oro en Europa, a través del Banco Nacional de Suiza; además, durante la guerra, intermediaba en la compra-venta del precioso metal de los bancos centrales de los países en conflicto; y, para rematar, la banca suiza intervino en la financiación de los bandos litigantes.
En la práctica, otras naciones neutrales hicieron lo mismo, el caso de Suecia está siendo revelado tras la desclasificación de documentos reservados. Imitando a Suiza, los suecos vendían sus valiosas mercancías (metales para la fabricación de armas, generalmente hierro, manganeso, cromo) a cambio de oro saqueado. En ese sentido si que las teorías económicas de Hitler funcionaban, ¿para qué transar en papel moneda, sobre todo divisas extranjeras (de las que carecía) cuando bien podía pagar las materias primas con oro?; y, si no es mío, con mayor razón!
En el escabroso caso sueco, una publicación refiere como funcionaba el sistema. El oro robado a los bancos centrales de los países invadidos era transferido al Banco Central de Estocolmo que, a su vez, entregaba coronas con las que que se pagaba a los proveedores privados suecos. Pese a las advertencias de los aliados de que, si ganaban la guerra, responsabilizarían a Suecia por el tráfico ilícito de oro, su banco central accedió a dicho intercambio, al igual que los bancos centrales de otros países, como Suiza, España y Portugal.
Para 1943, un responsable sueco (según documentos desclasificados) señalaba su preocupación sobre el origen del oro alemán y el riesgo de devolverlo de comprobarse que era robado; mas, el meollo del asunto era que, todo el gobierno sueco estaba conforme con no pedir explicaciones. Hasta inicios de 1944, Suecia, vía su Banco Central, había recibido 34.564 kilos de oro.
El Banco de Pagos Internacionales también garantizaba este tipo de operaciones y Hitler tenía su delegado en esa entidad (inicialmente el Dr. Hjalmar Schacht). Tras la guerra, las fuerzas Aliadas iniciaron una investigación para exigir responsabilidades de los países neutrales que aceptaron el oro robado por los nazis. En 1946 se formó la Comisión Tripartita –Francia, Reino Unido y Estados Unidos– tendiente a recuperar las reservas de oro confiscadas por los nazis en países como: Albania, Austria, Bélgica, Checoslovaquia, Francia, Grecia, Italia, Luxemburgo, Países Bajos, Polonia y Yugoslavia.
Una interesante publicación, especialista en economía (OroyFinanzas.com) cita un estudio de una agencia inglesa de inversiones en oro. El dato trascendental del artículo, es el conocido saqueo de los bancos centrales de los países invadidos, da un enfoque anterior al estallido de las hostilidades en tres regiones "técnicamente" alemanas, es decir, en las famosas anexiones de Austria y Checoslovaquia, a la que se agregaría luego el oro confiscado en el corredor de Danzing (Prusia Oriental). Primero, el oro era trasladado al Reichsbank y, luego, para poder comercializar (vender) ese oro incautado, los nazis contaban con la colaboración del Banco de Inglaterra. En esos días el mercado del oro era supervisado por el Banco de Pagos Internacionales, con sede en Basilea, por el Banco Nacional de Suiza y por el Banco de Inglaterra.
"El objetivo del gobierno alemán nazi era la descapitalización en oro de los países ocupados y entregarles a cambio de ese oro “promesas de papel”. De esta manera, se cambiaba el respaldo de las monedas nacionales en oro por monedas fiduciarias muy devaluadas".
No existen cifras precisas sobre el total de reservas de oro confiscadas por Alemania entre 1936-1945, pero se hacen cálculos periódicos sobre el valor de ese oro a cambios actuales. Es lógico que buena parte de las reclamaciones de oro de las naciones afectadas no pudo jamás ser satisfecho. Se calcula las pérdidas entre el 35 y 40%, el proceso de reclamaciones estuvo abierto hasta 1998 (Comisión Tripartita de posguerra). Evidentemente ese oro había sido ya consumido, según las cantidades requeridas de los depósitos del Reichsbank, una vez impresas las marcas de origen alemán, se ordenaba la venta de lingotes para cubrir los recursos que se destinaba a la industria armamentística.
Al final de la guerra, grandes cantidades de oro fueron recuperados y devueltos a las naciones ofendidas, una pequeña tajada del oro robado desapareció en manos de nazis codiciosos, soldados norteamericanos también robaron oro (lingotes); se cree, según varias leyendas urbanas, que un buen botín de ese oro fue enterrado en alguna parte sin que haya sido recuperado.
Y ¿qué pasa con el oro, joyas, obras de arte de personas particulares confiscados?, es otra larga historia. "En los últimos años se han producido diferentes movimientos para intentar compensar las pérdidas ocasionadas por el robo de las reservas de oro. Por ejemplo, en 1997, el Deutsche Bank donó tres millones de dólares a las víctimas del Holocausto en compensación por el papel que jugó el mayor banco de Europa en las finanzas del Nazismo. En las mismas fechas, la Asociación Suiza de la Banca (Swiss Banking Association) hizo frente a un pago de 270 millones de francos suizos por este mismo concepto".
Otro episodio que desenmascara la mentira de la "noble" economía nazi fue el escamoso tema de la más importante falsificación monetaria de todos los tiempos, un tema popularizado en libros, documentales y hasta en el cine, el lago Toplitz, entre verdades y mentiras, es quizá el más conocido. Pero, muy pocos saben que esta operación de los servicios secretos permitió al gobierno alemán imprimir las divisas que tanto hacían falta en plena guerra.
Con las libras esterlinas falsas, el gobierno alemán pagó, como tarde desde 1943, al 70% de su red de agentes en el extranjero. "Los servicios del Gobierno encargados de la "Operación Bernhard" recibieron el 50% de los billetes cambiados, es decir, alrededor de mil millones de marcos en divisas fuertes. El otro 50% se consideró como "gastos" y comisiones de los encargados de realizar el cambio, que transcurrió sin mayores incidentes" (La singular arma secreta de Hitler. 'Operación Bernhard', falsificación de moneda).
Esta parte de la historia no es tan simple como apreciamos en el cine o leímos en alguna parte, no consistía en arrojar papel moneda falso desde aviones alemanes sobre Londres o territorios ingleses, sino de una verdadera infiltración en la economía británica y otros países entre 1942 y 1945.
"Es cierto que el Banco de Inglaterra siguió aceptando y cambiando billetes de libras reconocidos como falsos con objeto de no restar crédito en el mercado mundial al papel moneda inglés. Está demostrado que la falsificación fue tan perfecta que los billetes eran aceptados prácticamente por los bancos de todos los países. Incluso los bancos suizos aseguraron, después de consultar al Banco de Inglaterra, que los billetes 'falsos' eran auténticos y de curso legal".
En conclusión: Lejos de la actual propaganda neonazi, el "trono de oro" convirtió la economía alemana en el motor que impulsó la guerra, la verdadera arma secreta de Hitler en su conquista de Europa.
Artículos relacionados:
De la serie "Desenmascarando los fraudes del Revisionismo":
TRAIAN ROMANESCU Un rumano que nunca existió
Desmontando a los “revisionistas” de lengua castellana
FUENTES DE CONSULTA del presente ensayo
Nota: En esta serie de ensayos, conscientemente omito los enlaces directos a las fuentes de consulta, el propósito es motivar al lector buscar por sí mismo la información, que se cerciore por su propio esfuerzo lo planteado en esta ponencia. No obstante el material consultado es el siguiente:
- El trono de oro. Spectator
- Hitler y la autopista, una mentira histórica. Dick, W. / Lichtenberg, A./Mirra Banchón
- La economía de compulsión de la Alemania nazi. José Ignacio del Castillo.
- Se esfumaron toneladas de oro que EEUU guardaba desde la guerra. Sputnik (importante para saber como se términó con el 'patrón oro')
- Suecia aceptó oro robado en su comercio con Alemania en la II Guerra Mundial. El País
- El robo de las reservas de oro de los países ocupados por la Alemania Nazi y el Banco de Inglaterra. Oro y finanzas.com
- La singular arma secreta de Hitler. "Operación Bernhard", falsificación de moneda. Artículo de la Enciclopedia "El Tercer Reich" (Anesa-Noguer)
- Un tuitero desmonta siete creencias sobre Hitler: “Es importante leer para evitar el ridículo”. www.publico.es
- Autopistas de Alemania. Wikipedia
-"¿Cañones o mantequilla?". El espectador.com
- Cañones o mantequilla (IV): sistemas económicos y coste de oportunidad. Tribuna de economía
- Cañones o mantequilla. Economía de guerra alemana. Harald Steffahn
- Cae el mito de la "bondad" fiscal de Hitler con la clase trabajadora. El Diario.es