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08 septiembre 2025

Lecciones de historia económica para la "superioridad moral" de Europa




por Tito Andino


Del “Sistema Continental” de Bonaparte a las sanciones antirrusas de la UE  

 

¿Para qué todo esto? ¿Infligir una derrota estratégica a Rusia? Desde Bruselas nos mienten diciendo que la inversión en Ucrania es una inversión por la "paz", pero esa "inversión" es a costa de la seguridad social de los europeos, a la vez que pretenden robar los activos rusos depositados en bancos europeos.

Los medios atlantistas exigen a Rusia asumir su culpabilidad, haciéndose de la vista gorda de que fue Ucrania quien atacó durante muchos años a sus propios ciudadanos del Donbass. Rusia viene proponiendo desde décadas tratados para la Seguridad Colectiva en Europa, incluso la federalización de Ucrania que garantice la estabilidad de las regiones ruso parlantes, Rusia advirtió que ignorar sus intereses llevaría a una crisis. Se rieron de ella y ahora se culpa a quien durante decenios evitó que se viva el escenario actual. Solo en la sede de la Unión Europea se cree que no hay problemas, cuando los europeos de a pie tienen que afrontar elevados precios de gas y electricidad para sus hogares, aumentó más del doble; también repercutió en la producción industrial de Alemania donde se ha reducido casi al 10%, Francia ha perdido decenas de miles de puestos de trabajo en el sector energético y el Reino Unido registra niveles récord de inflación en medio siglo. Pero no, von der Leyden y sus amigos dicen cínicamente, amparados en su "superioridad moral", que todo marcha por el sendero correcto hacia la "paz"

Esa "superioridad moral" es celebrada por gente como el británico David Lammy, ministro de justicia del Reino Unido (y ex ministro de asuntos exteriores), quien sigue atizando la brasa para saquear los activos rusos y dárselos a Ucrania. Ha celebrado una última transferencia de 1.300 millones de dólares de los intereses de los activos rusos confiscados en Europa para continuar la guerra de Ucrania. Esas transferencias arbitrarias autorizadas por Londres y otros países de la UE hacia Ucrania ascienden hasta ahora a 11.000 millones de dólares. Parece poco, más, la "moral superior" de Europa ha clavado el ojo de la codicia en el real botín, 300.000 millones rusos de dólares congelados que desean se confisquen en su totalidad.

Inventar "legalidades" para este robo es lo que busca Bruselas en sus "debates", convencidos de que no acarreará consecuencias para la futura seguridad financiera de Europa. La UE quiere saltarse las legislaciones nacionales, leyes comunitarias europeas y el derecho internacional ¿Por qué recurrir al robo? porque los "moralistas superiores" de Europa afrontan un déficit de alrededor de 60.000 millones de dólares que no pueden cubrir para seguir manteniendo la guerra.

No existe precedente jurídico en el mundo para ejecutar tal atraco, ninguna ley que puedan aducir. Tendrían que declarar la guerra a Rusia para apoderarse del "botín de guerra". Cómo no se atreverán a eso, la Comisión Europea deberá presentar un plan. Mecanismos se barajan, hablan de transferir los activos rusos a una sociedad instrumental SPV gestionada por Bruselas, es decir, un nuevo fondo que debe contar con el respaldo de la mayoría de los estados del bloque comunitario y garantes que no pertenezcan al mismo, presumiblemente Estados Unidos, Australia o Canadá. (SPV, conocida como Sociedad con Cometido Específico o Entidad con Cometido Específico. Es una especie de sociedad de cartera pasiva creada para mitigar el riesgo financiero y jurídico mediante la delimitación de activos y pasivos específicos. Se considera “alejada de la quiebra” debido a su identidad jurídica separada que garantiza el aislamiento si ocurre lo contrario con esas entidades jurídicas).

No obstante, para que opere el robo, CDD Euroclear, Bélgica, donde se encuentra la mayoría de los activos rusos inmovilizados en Europa, dejó claro que no asumirá los riesgos sola. Es por eso que la "superioridad moral" de Europa se conforma -por el momento- con ir extrayendo de a poco los intereses de los activos rusos, que no son privados, son fondos del Banco Central de Rusia, y conforme las leyes y regulaciones internacionales, los fondos de los bancos centrales gozan de inmunidad, están protegidos. Puede que, por alguna razón -en este caso la guerra en Ucrania- justificara un congelamiento de activos rusos, pero estos deben mantenerse en esa condición: permanecer inmovilizados. El mero hecho de que los intereses se destinen a Ucrania es ya un robo; para ser menos duros, es ilegal la incautación y el uso de los ingresos generados de los fondos rusos retenidos.  

Las acciones que promueve la "superioridad moral" de Europa acabará con el sistema de confianza y legalidad para proteger y respaldar los recursos estatales, trastornará para mal la economía mundial porque no es otra cosa que politizar el sistema financiero. Como dicen los analistas, es "un suicidio geopolítico de consecuencias catastróficas".

La expectativa está en saber ¿cómo va a reaccionar Rusia? ¿quién va a pagar las consecuencias?... ¿los británicos, la Unión Europea, los ucranianos en especies (territorios)? y, no nos referimos a los territorios que Rusia reivindica como parte de su integridad territorial, confirmados por referéndum (Donbass, Zaporiyia, Jerson, Crimea), en realidad serán los territorios que están bajo la jurisdicción del régimen de Kiev, como las regiones de la antigua Novarrusia (Odessa, Nokolaev y otros). Una cosa es cierta, en Moscú no se molestarán en acudir a tribunales ostensiblemente controlados por el poder occidental. "¿Para qué gastar tinta en papeles si se puede cobrar en tierra firme?", señala un medio alternativo. 

Sobre los británicos, Dimitri Medvedev, vicepresidente del Consejo de Seguridad de la Federación de Rusia, ante la imposibilidad de que compensen a Rusia por los robos, "propuso confiscar los bienes muebles e inmuebles de la propia corona o la incautación de las joyas de la corona británica, todavía hay suficientes de esas en diferentes lugares, incluso en Rusia". Señaló que cualquier incautación ilegal de fondos rusos congelados o de ingresos generados a partir de ellos se convertirá en territorio adicional y otras propiedades de Ucrania, dejando marcado el camino que usará Rusia como una compensación urgente y ejemplar, los ladrones pagarán en especies. Medvedev tachó a Ucrania de país 404, un estado fallido, sin personalidad jurídica, sin soberanía real, un estado que ha dejado de existir y que solo se sostiene gracias al apoyo de las potencias occidentales. De persistir la ambición británica-UE, Ucrania podrá considerarse -literal- un botín de guerra para los rusos. Para ser más claros, dada la probable inexistencia de Ucrania como sujeto de derecho internacional, cualquiera de sus territorios puede ser tomado por Rusia como una compensación lógica y legítima debido a los robos en que incurre la "superioridad moral" de los dueños de la Unión Europea y sus socios del eterno corsario británico.


Dicho lo anterior, revisemos dos fundamentales razonamientos históricos y económicos que Europa se niega aceptar, empecemos por la actualidad.


Jefes de Gobierno de la Unión Europea, que no es lo mismo que jefes de estado de los países de Europa. António Costa: (Presidente del Consejo Europeo); Ursula von der Leyen: (Presidenta de la Comisión Europea); y, Kaja Kallas: (Alta Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad). (Photo: AP, derechos de autor).


“Señorías, den un paso al frente para presenciar el mayor espectáculo de la Tierra: el espectacular circo de tres pistas del masoquismo económico de la Unión Europea, donde todas las políticas están diseñadas para perjudicar a los europeos mientras ayudan a todos los demás, y los maestros de ceremonias se dan palmaditas en la espalda por su superioridad moral mientras la carpa se quema a su alrededor”.

Así inicia un interesante y esclarecedor artículo de la crisis moral de “nuestros” líderes de la UE. A propósito, ¿quién les eligió para ocupar las máximas instancias de ese monstruo burocrático llamado Unión Europea? El reciente artículo en mención titula “How to Bankrupt a Continent and feel morally superior about it”, que literalmente se traduce “Cómo llevar a un continente a la bancarrota y sentirse moralmente superior”.

Comienza analizando a Francia. “¿Por qué aprender de los errores cuando puedes repetirlos con creciente entusiasmo?”, las autoridades financieras francesas han hecho “desaparecer 44.000 millones de euros del gasto del gobierno francés mientras que de alguna manera espera que los votantes franceses aplaudan. Quién necesita ajustes por inflación cuando tiene claridad moral, Francia continúa enviando tres mil millones de euros en ayuda militar a Ucrania. Es el tipo de gimnasia matemática que haría llorar de envidia a un acróbata de circo”.

Viene Alemania, Friedrich Merz interpreta el acto de “Contradicción del bienestar alemán”, ¡declara que el sistema de bienestar de Alemania es “financieramente insostenible” y al mismo tiempo lo expande! Es una hazaña de imposibilidad lógica que desafía las leyes de las matemáticas, la economía y el razonamiento humano básico. El sistema está matemáticamente condenado: Para 2050, Alemania tendrá un promedio de 1,3 trabajadores que mantendrán a cada jubilado. Al mismo tiempo implementan 11 mil millones de euros en recortes internos y “solo” han recortando la ayuda a Ucrania en 4 mil millones de euros. 

“La pura audacia es impresionante. El gobierno de Merz les dice a los alemanes que no pueden permitirse mantener su propia red de seguridad social mientras les da lecciones sobre sus obligaciones morales de financiar guerras extranjeras”.

Y la Comisión Europea: Más paquetes de sanciones -estamos ya ante el decimonoveno- que en nada afectan a los rusos, al contrario, los enriquecen, Rusia está ganando más que antes de que iniciaran las sanciones, en contraparte, esos paquetitos de sanciones perjudican a los europeos por la pura incompetencia burocrática.

En lugar de comprar gas ruso directamente por un euro, los europeos ahora compran el mismo gas ruso a través de intermediarios por cuatro euros. Los tres euros adicionales se destinan a las ganancias rusas y las tarifas de los intermediarios, mientras que los europeos se felicitan por su pureza moral. ¡Es genial! ¿Por qué pagar precios normales cuando puedes pagar precios cuádruples por el mismo producto mientras financias el cofre de guerra de tu enemigo?

La verdadera obra maestra es la estafa de la independencia energética. Los líderes europeos han logrado la notable hazaña de hacer que Europa dependa completamente del GNL estadounidense que cuesta cuatro veces más que el gas ruso, al tiempo que lo llaman "autonomía estratégica". Los ejecutivos estadounidenses se ríen literalmente en sus aviones corporativos mientras vuelan entre reuniones con funcionarios rusos sancionados y sesiones de venta de gasolina sobrevalorada a tontos europeos”. Las empresas estadounidenses están negociando en secreto para volver a los proyectos rusos, al mismo tiempo, venden a los europeos GNL premium para reemplazar el gas ruso. Los únicos ganadores están a la vista: los accionistas estadounidenses y las arcas estatales rusas.

Los burócratas de Bruselas pueden sentirse bien con su claridad moral mientras el continente se desindustrializa, mientras ven cómo sus industrias huyen a China y Estados Unidos. Se ha creado sistemas de bienestar que atraen a más beneficiarios que contribuyentes, sistemas insostenibles que los líderes europeos se niegan a reformar porque aparentarían racismo.

En conjunto, sobre las ayudas a Ucrania, esa es “la joya de la corona de la estupidez europea: están implementando 100.000 millones de euros en austeridad interna anual mientras envían 162.000 millones de euros en ayuda a Ucrania. Los europeos están recortando sus propios gastos para financiar aventuras militares en el extranjero a las que la mayoría de los europeos se oponen” (encuestas revelan que el 61% de los europeos piensa que sus países van en la dirección equivocada).

Es la operación de señalización de virtudes más costosa en la historia de la humanidad”. Decenas de millones de europeos se enfrentan a la pobreza y sus gobiernos envían miles de millones al extranjero. Bruselas sigue encontrando dinero para aventuras en el extranjero mientras declara insostenible el gasto interno (altos costos de la vivienda, inflación de los alimentos, facturas de energía que destruyen la competitividad industrial…)

Para rematar, “Papá” (Donald Trump) exige a Europa invertir 600.000 mil millones de dólares en los Estados Unidos para solventar su propia crisis económica y que Europa - OTAN asuma el aumento del gasto en defensa por país del 5%, gasto que, evidentemente, va para el complejo militar industrial de los EEUU.

Los ciudadanos de Europa nos percatamos de estas jugarretas, ¿pero, y los “líderes” de Europa?... contentos con su “pureza moral”. El proyecto europeo se ha convertido en un pacto suicida continental disfrazado de liderazgo moral. “La historia se maravillará de cómo los líderes europeos lograron convertir el continente más rico del mundo en una advertencia sobre los peligros de la postura moral sobre la gobernanza práctica. Han logrado lo imposible: empobrecer a los ciudadanos europeos mientras enriquecen a sus enemigos, todo mientras se felicitan por su superioridad ética”.

“Bravo, Europa. Has convertido el gobierno continental en arte escénico, y la actuación es una tragedia disfrazada de obra de moralidad”.

Una verdadera lección de historia económica que, sin embargo, la Unión Europea está repitiendo, fue escrita hace más de 200 años, “nuestros” líderes (sigo insistiendo, ¿quién les eligió?) no han aprendido nada de esa experiencia. Revisemos.


El sistema continental de Napoleón y el costo humano de la guerra económica

 

           Retrato de Napoleón Bonaparte generado por IA


por Tyler Turman

Mises Institute (mises.org) / agosto 2025


Hace doscientos cincuenta y seis años, nació una de las figuras más importantes de la historia. Napoleón Bonaparte, emperador de los franceses, amo de Europa. El pequeño cabo, pasó de ser un oscuro niño corso a redibujar el mapa de todo un continente y dejar un legado que continúa reverberando a través de los siglos y dando forma a nuestro mundo actual. Hay muchos nombres y títulos que podemos darle al difunto genio militar, pero el astuto estratega económico no es uno de ellos.

Entre los muchos errores que definieron la eventual caída de Napoleón, pocos fueron tan ambiciosos y catastróficos como el Sistema Continental, un embargo comercial diseñado para paralizar la economía británica. Lo que siguió fue una de las lecciones más completas de la historia sobre por qué las sanciones comerciales fracasan e inevitablemente dañan a la gente común más que a sus objetivos previstos.

En noviembre de 1806, Napoleón había conquistado o se había aliado con todas las potencias importantes del continente europeo, con notables victorias contra los austriacos, prusianos y rusos en las guerras de la Tercera y Cuarta Coalición. Gran Bretaña, el enemigo más firme de Napoleón, era el único oponente que le quedaba. Después de la sorprendente victoria del almirante británico Nelson sobre la armada franco-española en la batalla de Trafalgar, que confirmó el dominio británico de los mares, Napoleón se dio cuenta de que una invasión de Gran Bretaña era imposible. En lugar de derrotar a los británicos en tierra, Napoleón, siguiendo un patrón repetido por los gobiernos a lo largo de la historia, recurrió a la guerra económica.

Con la esperanza de matar de hambre a su enemigo irreconciliable para que se rindiera, Napoleón instituyó el Sistema Continental con el Decreto de Berlín de 1806, que proclamaba que "todas las Islas Británicas están declaradas en estado de bloqueo", prohibiendo a Francia o a cualquiera de sus aliados importar productos británicos a Europa. Napoleón intensificó el embargo con el Decreto de Milán de 1807 al ordenar la incautación de cualquier barco que comerciara o navegara desde cualquier puerto británico, incluso si el barco pertenecía a un país neutral. Napoleón, en resumen, buscó criminalizar el comercio con Gran Bretaña en toda Europa continental.


El Sistema Continental o Bloqueo Continental fue una audaz estrategia económica implementada por Napoleón Bonaparte en 1806 durante las Guerras Napoleónicas. Con el objetivo de socavar la fortaleza económica de Gran Bretaña, Napoleón buscó aislar a las Islas Británicas mediante la imposición de un embargo comercial integral en todo el continente europeo. Interpretación Mapa del Imperio Francés 1812. (Mapa de Wiki)

  Administrado directamente        Sistema continental       Aliados o dependendientes de Francia


En teoría, la guerra comercial de Napoleón parecía lógica. Gran Bretaña dependía en gran medida del comercio para mantener su posición como superpotencia mundial. Una política de exclusión, sacando a los británicos del mercado europeo, donde se vendía el 37,8 por ciento de sus bienes nacionales y el 78,7 por ciento de sus reexportaciones, habría devastado su economía. Al cortar el comercio británico con sus socios comerciales vitales (Rusia, Suecia, Portugal, Hamburgo y los Países Bajos), Napoleón también esperaba utilizar el vacío comercial para reforzar la industria francesa redirigiendo la demanda hacia un bloque comercial imperial estrechamente controlado en el que Francia era el principal productor y beneficiario. Con la mayor parte de Europa occidental y central bajo su control tras el Tratado de Tilsit, si alguien podía orquestar un embargo tan amplio, era el propio dueño de Europa.

Sin embargo, la realidad era muy diferente, y la guerra comercial finalmente devastó a Francia y sus aliados a través de cadenas de suministro tensas, contrabando generalizado, bloqueos inaplicables y guerras ruinosas.

Desde el principio, la superioridad naval británica hizo que el Sistema Continental fuera en gran medida ineficaz debido a la incapacidad de Napoleón para hacer cumplir el embargo o evitar que los barcos británicos llegaran a los puertos europeos. Los miembros del gobierno británico literalmente se rieron de la política de Napoleón, declarando que bien podría haber bloqueado la luna ya que Francia apenas tenía un barco en el océano para hacer cumplir su orden, luego de su derrota en Trafalgar.

Si bien los británicos podían bloquear efectivamente los puertos franceses con su flota, las medidas coercitivas y explotadoras de Napoleón en tierra se enfrentaron a la tarea imposible de monitorear miles de millas de costas europeas con agentes de aduanas. Sin una forma de hacer cumplir el bloqueo en el mar, el sistema demostró ser extremadamente poroso y prosperó el comercio ilícito a través del contrabando y los mercados negros. A los europeos les gustaba los productos británicos, lo que les daba a los contrabandistas el incentivo para evadir las restricciones a través de lugares como España, Portugal, Dinamarca y puertos a través de las costas del Adriático y el Mediterráneo. En resumen, el Sistema Continental era poco más que un bloqueo de papel que mató de hambre al imperio de Napoleón mucho más que a su adversario británico.

Francia, mientras tanto, se enfrentó a una escasez crítica de algodón ya que la mayoría de sus fabricantes cerraron sus fábricas. Las industrias francesas que dependían del comercio exterior colapsaron, con el 80% de las refinerías de azúcar en Burdeos y más del 65% de las 1700 empresas textiles en París cerrando en 1809, mientras que las industrias de construcción naval y refinación de azúcar en Nantes y Ámsterdam nunca se recuperaron por completo. Los ingresos aduaneros cayeron de 60,6 millones de francos en 1807 a 11,9 millones en 1809. La inflación se disparó en todo el continente a medida que los productos básicos como el azúcar, el café, el tabaco, la seda y el algodón se enfrentaban a una escasez crónica.

La agitación económica provocada por el Sistema Continental fue tan grande que, cuando Francia y sus aliados comenzaron a eludir el sistema, las poblaciones locales no solo lo toleraron, sino que lo celebraron. El contrabando incluso se consideraba un oficio útil y una ocupación honorable, en la medida en que evitaba la ruina del estado. El propio Napoleón finalmente reconoció el fracaso del sistema en 1811, cuando el Decreto St. Cloud abrió el suroeste de Francia y la frontera española al comercio británico, lo que en sí mismo fue una admisión tácita de que el bloqueo perjudicó a la economía francesa más que a la británica.

En los años posteriores al Decreto de Berlín, Holanda, Heligoland, Trieste, Gibraltar, Salónica, Sicilia y Malta se convirtieron en centros de contrabando y contrabando. A los pocos meses del Decreto de Berlín, 1.475 barcos llegaron a Hamburgo sin impedimentos, transportando cargamentos con mercancías británicas estimadas en 590.000 toneladas. El comercio ilícito entre Gran Bretaña y Holanda tuvo un valor de más de 4,5 millones de libras esterlinas entre 1807 y 1809, y los barcos comerciales británicos evitaron las sanciones volando bajo banderas falsas. En 1809, Gran Bretaña exportó bienes por valor de 10 millones de libras esterlinas al sur de Europa a través del contrabando. En 1811, más de 800 barcos de contrabando operaban solo en el Mediterráneo. En resumen, al impedir el comercio oficial, que al menos podría haber sido gravado, Napoleón solo logró estimular el surgimiento de mercados negros.

Todo este contrabando coincidió con las acciones hipócritas de las élites políticas francesas, incluida la emperatriz Josefina, que continuó comprando los mismos lujos británicos prohibidos a los ciudadanos comunes. Los agentes de aduanas demostraron ser notablemente susceptibles a los sobornos, y algunos de los alguaciles de Napoleón cosecharon los beneficios del contrabando en el mercado negro. El mariscal Massena ganó tres millones de francos con el contrabando mientras estaba estacionado en Italia; el mariscal Murat, nombrado rey de Nápoles, regularmente hacía la vista gorda ante las operaciones de contrabando; El mariscal Bernadotte, nombrado príncipe heredero de Suecia, desafió abiertamente el Sistema Continental en 1812 al abrir el comercio con Rusia. Incluso el propio hermano de Napoleón, el recién bautizado rey de Holanda, Luis Bonaparte, dejó de hacer cumplir el bloqueo porque vio lo dañino que era el bloqueo para los medios de vida de sus súbditos. Napoleón pasó a anexar Holanda después de la debacle, y más tarde anexó Hamburgo por problemas similares. En guerras comerciales como el Sistema Continental, la gente siempre pierde, mientras que los arquitectos de tales políticas encuentran formas de escapar de las consecuencias de su propia creación.


Una ilustración satírica de la Escuela Francesa de 1807, grabado en color. El ministro inglés leyendo el decreto imperial a Jorge III (1738-1820) declarando que las Islas Británicas están sujetas a un bloqueo. 21 de noviembre de 1807. Biblioteca Nacional, París, Francia / Bridgeman Images



Debido a que Napoleón no tenía forma de hacer cumplir el bloqueo, el incumplimiento por parte de las naciones aliadas y neutrales erosionó aún más el sistema y obligó a Napoleón a luchar contra una serie de intervenciones militares cada vez mayores que finalmente destruyeron su imperio. Cuando Portugal se negó a unirse al sistema, Napoleón lanzó una campaña ruinosa en la Península Ibérica que, después de una guerra posterior en España, mató a más de 200.000 soldados franceses durante seis años y minó a Francia de hombres, armamentos y recursos valiosos. En 1810, Rusia, después de haber disfrutado de décadas de comercio mutuamente rentable con Francia, comenzó a desafiar el Sistema Continental. Esto condujo a la desastrosa invasión de Rusia por parte de Napoleón en 1812, que se cobró más de 500.000 bajas, paralizó la Grande Armée y provocó un sufrimiento incalculable para la población civil de Europa Oriental y Central, que se vio obligada a soportar brutales campañas en Europa del Este y Alemania.

El Sistema Continental fue mucho menos dañino para Gran Bretaña que para Francia y sus aliados, que sufrieron terriblemente por el bloqueo. Si bien las contramedidas de Napoleón causaron un estancamiento en el comercio británico con el continente, Gran Bretaña compensó la pérdida diversificando sus redes internacionales, abriendo nuevos mercados en otras partes del mundo. Las exportaciones británicas incluso aumentaron de 37,5 millones de libras esterlinas en 1804-06 a 44,4 millones de libras esterlinas en 1814-16 y, a pesar de los esfuerzos de Napoleón, el PIB de Gran Bretaña aumentó cada año bajo las sanciones, mientras que las industrias en el continente sufrieron debido a la falta de materiales que antes proporcionaban los comerciantes británicos.

Ningún gobierno puede vigilar el comercio en vastos territorios cuando las poblaciones locales dependen del comercio para sobrevivir. En un nivel básico, Napoleón no pudo hacer cumplir el bloqueo y, lo que es más importante, de hecho, las poblaciones locales no querían imponerlo. Napoleón necesitaba que todos los estados aliados, anexionados o clientes cesaran por completo el comercio con Gran Bretaña, mientras que el bloqueo naval británico convencional era suficiente para lograr sus propios fines. Aunque el Sistema Continental fue diseñado para aislar y paralizar el poder económico británico y fortalecer la hegemonía de Francia, no logró ninguna de las dos cosas y resultó mucho más perjudicial para los franceses que para los británicos, y dejó a los ciudadanos comunes de ambos partidos en peor situación que los demás.

El Sistema Continental se erige como el experimento más completo de la historia en guerra económica, y su fracaso más definitivo. A medida que los líderes contemporáneos continúan lidiando con las disputas comerciales, el desastre del Sistema Continental ilustra que las guerras comerciales a menudo son inaplicables, estratégicamente contraproducentes e invariablemente castigan a los vulnerables más que a nadie. Para evitar repetir los errores de la historia, los líderes deben priorizar la cooperación sobre la confrontación, minimizando el costo humano de la guerra económica.

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Fuentes:

Diversas publicaciones de la prensa escrita.

04 septiembre 2025

El cómo Occidente ha planeado destruir Rusia desde hace siglos (2)



por Tito Andino


Historia y no propaganda

Parte II

Las guerras mundiales

Una vez más, advertimos que no vamos a explayarnos en estos temas, sino señalar las consecuencias de estos hechos históricos en el intento de destruir definitivamente a Rusia. Veamos.


Viene de la Parte 1 



La Gran Guerra – La Revolución y la guerra civil rusa


Primera Guerra Mundial

El mariscal de campo Paul von Hindenburg compartía los sueños expansionistas de su socio, el general Erich Ludendorff. Los dos hombres acordaron firmemente extender las fronteras de Alemania con la mirada fija principalmente en el Este y en el Imperio Ruso. Tenían la intención de germanizar y colonizar grandes áreas de Europa central y oriental, como Rumania, Polonia, Ucrania, Bielorrusia, Lituania, en diciembre de 1917, Hindenburg dijo que quería las regiones bálticas con fines estratégicos en la próxima guerra (ya tenían en mente una nueva guerra entre otros contra Rusia).

Las divisiones alemanas en el frente oriental estaban capturando importantes territorios de los rusos, para finales de septiembre de 1915, el Ejército Imperial Ruso había perdido casi dos millones de hombres y los alemanes marcharon más hacia el este, a finales de octubre de 1915 Ludendorff y Hindenburg trasladaron su cuartel general a Kovno (Lituania central). Ludendorff anexó la antigua provincia de Curlandia en 1915, en el oeste de Letonia, de gran relevancia estratégica en el Mar Báltico por la importación de mineral de hierro de Suecia. En diciembre de 1917, Ludendorff controlaba toda Europa central y la mayor parte de Europa oriental.

Desde inicios del conflicto, Berlín había invertido millones de marcos en tratar de fomentar la revolución en la Rusia zarista, una nación que había estado bajo el dominio de la dinastía Romanov durante más de 300 años. En octubre de 1917, la toma del poder de los revolucionarios de Vladimir Lenin marcó el final de la participación de Rusia en la Primera Guerra Mundial. La Rusia bolchevique concluyó un armisticio con el Imperio alemán el 15 de diciembre de 1917 que culminaría el 3 de marzo de 1918 cuando se vieron obligados a firmar el tratado de paz en Brest-Litovsk (dos semanas antes, en febrero de 1918, Ludendorff ordenó una invasión alemana en todo el frente oriental, a fin de insistir en sus puntos de vista ante Lenin). Ludendorff expuso extensamente sus términos finales de paz con la nueva Rusia bolchevique, el ejército imperial ruso estaba fulminado como una anticuada fuerza de combate, sus tropas regresaban a casa en masa.


Paul von Hindenburg y Erich Ludendorff, los verdaderos Señores de la Guerra germanos.


Ludendorff estaba implacablemente decidido a saquear una gran parte del flanco occidental del antiguo Imperio Ruso y en proceso de absorción para el Reich. Incluía regiones que se extendían desde el Báltico mil millas hacia el sur hasta el Mar Negro. El liderazgo militar alemán codiciaba el petróleo, la madera, los depósitos minerales y el grano de estas regiones, lo que garantizaría que Alemania pudiera resistir fácilmente un bloqueo británico en un futuro conflicto.

Como más humillación para Rusia, y para demostrar su desprecio por los bolcheviques, Ludendorff concedió a Finlandia, Polonia y Ucrania su independencia, todas antes parte del Imperio ruso, mientras que Bielorrusia, Estonia y Letonia quedarían ocupadas por el ejército alemán. También fueron despojados a los rusos el puerto de Batumi en el Mar Negro y el Óblast de Kars.


La Revolución Rusa y la Guerra Civil

Oficialmente, el "Imperio Ruso" fue la denominación de los territorios de Rusia entre 1721 y 1917, se le conocía como la "Rusia Imperial", dirigida por el Emperador o Emperatriz de todas las Rusias, época de gobierno con una Monarquía Absoluta (1721-1905) y Monarquía Constitucional Autocrática (1905-1917). Ese sistema colapsó tras la denominada "Revolución de Octubre", acciones revolucionarias conocidas como la "Revolución rusa", el derrocamiento del régimen zarista imperial y la creación de la "República Socialista Federativa Soviética de Rusia" controlado por un Gobierno Provisional, dirigido por los soviets o consejos de trabajadores en plena guerra mundial (1917).

El Gobierno Provisional decidió continuar la guerra contra Alemania, mientras bolcheviques y otras facciones socialistas clamaban por acabar con la contienda. Los bolcheviques que controlaban las milicias obreras se transformaron en la "Guardia Roja" (futuro Ejército Rojo) y asumieron el poder, Vladimir Lenin al mando del Partido bolchevique, junto a trabajadores y soldados de Petrogrado, derrocaron al gobierno provisional, dando paso a un gobierno bolchevique (el Sovnarkom), claramente comunista.




Dado los traspiés militares del Gobierno Provisional, los bolcheviques pusieron fin a la guerra con Alemania, en un acto forzado (en parte) firmaron el Tratado de Brest-Litovsk (marzo 1918). Ei Imperio Ruso fue abolido, desatándose un convulsionado periodo de guerra civil, las fronteras variaron constantemente, se desató un conflicto territorial con la naciente Polonia (como consecuencia de no definir claramente las fronteras en el Tratado de Versalles, Guerra Ruso-Polaca, 1919–1921).


Intervención de potencias extranjeras.

El caos en el ex imperio de los zares fue aprovechado por otras naciones. Con el apoyo de fuerzas expedicionarias extranjeras provenientes de las potencias coloniales europeas, incluso de los Estados Unidos, una facción conocida como el "Movimiento Blanco" (contra-revolucionario o anti-bolchevique) se alzó en armas contra la facción "Roja" (bolcheviques), desatándose la Guerra Civil en Rusia que llevaría a varios años de guerra. Finalmente, los bolcheviques vencieron abriendo el camino a la proclamación de la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas (URSS) en 1922.

En el presente sigue siendo popular la versión de que fueron los bolcheviques quienes provocaron la intervención extranjera en Rusia, ya que personajes como Trotsky había llamado a la "revolución mundial" difundiendo la doctrina comunista, el socialismo corrió con fuerza por Europa. Por otro lado, se dice que los aliados occidentales temían que los bolcheviques conspiraran con los alemanes tras la firma de Brest-Litovsk, en plena guerra mundial.
 
Una de las figuras que apoyaban en 1919 una intervención militar internacional a gran escala contra el nuevo gobierno ruso era Winston Churchill, en calidad de secretario de Estado de Guerra. En marzo de 1919, Churchill se trasladó a París, donde se estaba celebrando la Conferencia de Paz de Versalles, para presionar por más guerra. La contribución británica a la cruzada anti-bolchevique para que los "Blancos" recuperen el poder en Rusia fue grande, desde municiones hasta los temidos tanques de guerra, sumados a las importantes fuerzas de "voluntarios británicos" que lucharon en diferentes frentes junto a fuerzas expedicionarias y voluntarios de otros países europeos. Churchill no fue el único que intentó derrocar a los bolcheviques, esos mismos prejuicios fueron la postura para que países como Francia, Estados Unidos y hasta Japón se lanzaran en una campaña militar para destruir a la naciente ideología reinante en Rusia, con el pretexto de que no era admisible que en Rusia haya asumido el poder un "partido proalemán".


Desfile de tropas estadounidenses en Vladivostok en 1918 (fotos de Sputnik)


Ya durante una conferencia, diciembre de 1917, Estados Unidos, Francia y Reino Unido acordaron repartirse Rusia mediante las famosas "zonas de influencia", para lo cual contaban con la ayuda de los "Blancos". Las potencias occidentales decidieron dividirse Rusia, con el pretexto de evitar que el Imperio de Japón llegara a ocupar la región (pero como se observa en las fotografías, todas esas fuerzas desfilaron en conjunto). Muy poco se habla sobre el esfuerzo de guerra de los Estados Unidos para acabar con el nuevo gobierno en Rusia.

El 15 de agosto de 1918, el Departamento de Estado rompió las relaciones diplomáticas con Rusia y comenzó la invasión estadounidense de la que pocos hablan. La intervención militar del US Army se produjo tras el desembarco de 8.000 soldados en la ciudad rusa de Vladivostok -agosto de 1918-, esa fuerza incluía efectivos de Canadá, Italia y Gran Bretaña. Se halla documentado actos de violación de derechos ciudadanos por la violencia desmedida de estas tropas extranjeras. No en pocas ocasiones las fuerzas soviéticas chocaron contra los militares estadounidenses.


Desfile de tropas internacionales en Vladivostok, septiembre de 1918. Nótese las banderas de los participantes.


El final de la ocupación llegó con la derrota del Ejército Blanco. Se había perdido la justificación para la intervención militar extranjera, las fuerzas estadounidenses abandonaron la región oriental de Rusia el 1 de abril de 1920. La Guerra Civil Rusa, sin duda, pudo haber sido más corta y menos sangrienta sin la intervención de las potencias extranjeras, posiblemente el conflicto hubiera terminado alrededor de 1918. (Sputniek).

Pero el caos no terminó ahí, las potencias coloniales europeas y otros estados buscaron otros medios, que los tenían en abundancia. En medio de la revolución y la guerra civil empezaron a proclamarse diversas repúblicas en territorio del antiguo Imperio Ruso. En realidad, no todas esas "repúblicas" estaban en capacidad de constituirse en tales, bajo la figura jurídica de un estado conforme el Derecho Internacional, fueron “estados” efímeros de la guerra civil rusa de corta existencia


Mapa de la "desmembración" del Imperio Ruso tras la revolución de 1917.


Mediante la intervención armada en Rusia en 1918-1920, los imperios coloniales intentaron terminar con la revolución de 1917, Las tropas intervencionistas se retiraron sin gloria, el proyecto fracasó miserablemente por varias razones: dura resistencia de los revolucionarios rusos, aunque divididos hubo apoyo a la revolución de la mayoría del pueblo ruso y de otros pueblos del antiguo imperio zarista; existió oposición dentro de los propios países intervencionistas, muchos soldados y civiles simpatizaban con la revolución bolchevique, eso quedó demostrado a través de manifestaciones, huelgas e incluso motines. Las élites de Londres, París y otras capitales de Europa occidental esperaban que el experimento revolucionario en la Unión Soviética se derrumbara por sí solo, pero ese escenario no tuvo lugar… Y se preparó un nuevo evento.


Mapa de la guerra civil rusa 1918 1921. El mapa representa las operaciones militares entre 1918 - 1921. Las leyendas describen la situación. El conflicto no fue solo nacional, contó con la participación directa y encubierta de otros estados (incluida tropas estadounidenses) ante el temor de que la doctrina bolchevique se afiance y se expanda por la región.



La Segunda Guerra Mundial

¿No fue Polonia quien firmó en enero de 1934 un 'Pacto de no Agresión' mutuo con la Alemania nazi por 10 años? La historia, no miente, está bien documentada. En 1935, Hermann Goering visitó Varsovia y propuso al gobierno cuasi fascista de Polonia aliarse para la futura expansión hacia el Este, se les prometió una buena parte de la entonces Ucrania soviética y otros territorios como trofeo de guerra. Los polacos (mejor dicho, el gobierno militar de Polonia) aceptó gustoso la "iniciativa alemana", creyeron en los nazis y se sumaron a la campaña de chantajes territoriales de su "maestro" Hitler (Pacto de Múnich, alianza entre Francia, Reino Unido, Alemania nazi, Italia fascista y Polonia, también Hungría, quienes pactaron desmembrar Checoslovaquia, en muchos casos mediante el ultimátum y el uso de las armas).

Se puede, y no hay temor de decirlo, que la Alemania nazi fue un estado paria que condujo a varios estados europeos -con el consentimiento de las potencias coloniales- a unirse en su guerra para explotar los recursos de la URSS mediante una guerra de aniquilación, no sólo de las naciones que conformaron la URSS, sino que la destrucción de Rusia era un objetivo prioritario.

Hitler construyó su ejército con la intención de usarlo, borrar a la Unión Soviética de la faz de la tierra era la consigna. Las élites de Londres, París y del mundo occidental aprobaron el plan, lo alentaron, apoyaron y financiaron, ¿por qué? “La Unión Soviética fue la encarnación de la temida revolución social, la fuente de inspiración y orientación para los revolucionarios en sus propios países e incluso en sus colonias, porque los soviéticos también eran antiimperialistas que, a través de la Komintern (o Tercera Internacional), apoyaban la lucha por la independencia en las colonias de las potencias occidentales” (Pauwels)

Tras la Gran Depresión que devastó el mundo capitalista, el "sistema" socialista se hizo cada vez más atractivo a los ojos de los trabajadores y ciudadanos de Occidente quienes sufrían desempleo y miseria. La URSS era una espina en el costado de las élites en Londres y París. Por eso, Hitler y su plan de cruzada antisoviética, se perfiló útil para las élites europeas y estadounidenses; las corporaciones y los bancos de EEUU, británicos y franceses, ganaron mucho dinero ayudando a la Alemania nazi a rearmarse, prestaron gran parte del dinero para hacerlo. También creían que alentar a los nazis en el Este evitaría el riesgo de agresión alemana contra Occidente. Por esas razones las propuestas de Moscú para una alianza defensiva -Tratado de Seguridad Colectiva en Europa- contra la Alemania nazi no fue de interés para las élites europeas.


Tarjeta postal alemana conmemorativa al "Pacto de Múnich", fechada en noviembre de 1938



No hay que dejar de pasar por alto el hecho de que, la opinión pública en Europa, incluso una parte de los medios de comunicación, eran abrumadoramente hostiles a Hitler, querían que se firmara la propuesta soviética de una alianza defensiva contra la Alemania nazi. “Las élites querían evitar esa alianza, pero también deseaban crear la impresión. que querían una. Por el contrario, las élites querían alentar a Hitler a atacar a la Unión Soviética e incluso ayudarlo a hacerlo, pero necesitaban asegurarse de que el público nunca se diera cuenta de eso”. El deseo real -como se explica- era apoyar y auspiciar el “diseño” antisoviético de Hitler, eso se conoce como la "política de apaciguamiento". El “apaciguamiento” fortaleció militarmente a la Alemania nazi e hizo a Hitler cada vez más ambicioso y exigente.

El "pacto" que concluyeron con Hitler en Múnich concedió al dictador alemán el privilegio a NO mantener la paz, y si el “derecho” a seguir soñando con la cruzada nazi contra la Unión Soviética. “¡Paz en nuestro tiempo!”, proclamó Chamberlain. Eso significaba paz para su propio país y sus aliados, pero no para la Unión Soviética, cuya destrucción a manos de los nazis esperaban ansiosamente. No obstante, no debe olvidarse nunca que Hitler deseaba la guerra y enfureció al no poder aplastar militarmente a Checoslovaquia, él no deseaba la "Conferencia de Múnich", de todos modos, al poco tiempo devoró a su víctima de turno "pacíficamente" bajo complicidad británica, francesa y polaca.

Para los soviéticos, Múnich fue la gota que colmó el vaso y que condujo directamente al pacto de no agresión germano-soviético, el pacto de no agresión de Múnich era exactamente lo mismo, para Moscú fue una provisional estrategia de seguridad porque entendía que la iniciativa alemana se llevaría a cabo -tal como lo comprobaron en junio de 1941-. El tratado Molotov-Ribbentrop fue una medida obligada que asumió la URSS ante los acuerdos de no agresión que otras naciones europeas habían ya suscrito con Hitler.



La casi desconocida “Operación Pike”

¿Planearon Inglaterra y Francia atacar a Rusia antes de la invasión de Hitler a ese país?, se cuestiona Ron Unz, aseverando que durante más de ochenta años, uno de los puntos de inflexión más cruciales de la segunda guerra mundial ha sido omitido de casi todas las historias occidentales.

Es un hecho documentado que apenas unos meses después de que iniciara la guerra y que su socio alemán les traicionará, Gran Bretaña y Francia decidieron atacar a la aún neutral Unión Soviética, la consideraban militarmente débil y que ahora era un proveedor de recursos naturales para la maquinaria de guerra de Hitler. Pensaban que al impedir un avance alemán hacia el frente occidental, “tenían” que su mejor oportunidad de vencer a Alemania, derrotando al “cuasi” aliado soviético de Alemania. Mundo de fantasía en la que vivían las potencias coloniales. Insistamos, desde los primeros días de la revolución bolchevique, los aliados habían sido intensamente hostiles a la URSS, y la realidad resultó completamente diferente, fueron los soviéticos los responsables de la destrucción del 80% de las formaciones militares de Alemania.

La “Operación Pike” pretendía utilizar escuadrones de bombarderos con base en Siria e Irak para destruir los yacimientos petrolíferos de Bakú en el Cáucaso soviético, al tiempo que trataban de alistar a Turquía e Irán en su planeado ataque, creían que sólo unas pocas semanas de ataques de bombarderos devastarían totalmente los yacimientos. El objetivo al destruir los campos petroleros soviéticos era cortar el suministro de combustible y producir una hambruna que derribara por si sola al régimen comunista. Todas estas suposiciones aliadas eran completamente incorrectas. Sólo una pequeña fracción del petróleo de Alemania provenía de los soviéticos, por lo que su eliminación tendría poco impacto en el esfuerzo bélico alemán.

El ataque aliado contra la URSS habría representado la mayor ofensiva de bombardeo estratégico de la historia mundial hasta la fecha, fue programado y reprogramado durante los primeros meses de 1940. El plan fue abandonado después de que los ejércitos alemanes cruzaran la frontera francesa, rodearan y derrotaran a las fuerzas terrestres aliadas y sacaran a Francia de la guerra, para tristeza de las élites occidentales. Fueron los alemanes quienes obtuvieron todos los documentos secretos de la “Operación Pike”, es uno de los argumentos por los que Stalin desconfiaba de los tardíos esfuerzos diplomáticos de Churchill, antes del ataque de Hitler un año después -“Operación Barbarroja”-. 

“Si todos nuestros libros de historia de la Segunda Guerra Mundial pueden excluir una historia totalmente documentada de tan enorme importancia, obviamente no se puede confiar en ellos respecto de nada más”, enfatiza Ron Unz.

No debe extrañarnos la existencia -poco conocida- de la “Operación Pike” que buscaba seguir “apaciguando” a un Hitler que terminó solicitando un pacto de no agresión a Stalin; es una de las razones fundamentales por las que esas potencias coloniales sabotearon a los soviéticos la firma de los Acuerdos de Seguridad Colectiva (para defenderse de la amenaza nazi) y que engañosamente venían “negociando” con la URSS desde la década de 1930 hasta las cercanías de la guerra en agosto de 1939, cuando aún existía la posibilidad de hacer algo para detener la agresión nazi. A los dirigentes soviéticos no les quedó otra opción que aceptar el pacto de no agresión propuesto por los alemanes.




Conclusiones sobre la Primera y Segunda Guerra Mundial

Respecto a la Gran Guerra, hay que ser claros en honor a la verdad histórica, todos los imperios desearon esa guerra, por lo mismo, el Imperio Alemán se preparó para el conflicto. Desde los tiempos de Bismark, la Realpolitik germana solo conducía por una vía: Expansión territorial mediante la guerra, los alemanes diseñaron su estrategia expansionista, planificaron la guerra para la victoria, su gran anhelo no eran las tierras occidentales de los imperios francés y británico (salvo colonias en ultramar), la Realpolitik germana veía su futuro en la conquista del Este europeo, los territorios rusos. “Curiosamente”, 20 años después, Hitler no renunció a esa misma expectativa. Y esa historia no ha terminado en pleno siglo XXI en que los alemanes siguen metiendo las narices en Rusia.





En los procesos de Nuremberg (1945-1946) se presentaron documentos irrefutables recuperados del Estado Mayor alemán, del Ministerio de Asuntos Exteriores y otros que describen a grandes rasgos cómo todos los departamentos de Göring, Rosenberg, Jodl y Doenitz, encabezados por el propio Hitler, prepararon “Barbarroja”. Alfred Rosenberg a pedido de Hitler elaboró un memorándum sobre el "nuevo orden" en la Rusia conquistada y ocupada, el plan de Rosenberg dividió Rusia en regiones, propuso colonizar todo el país, cortando el suministro a la población, reduciendo su número al mínimo y deportando al resto a Siberia. Desarrolló todos los métodos, incluyendo la represión, el trato a la población civil, las técnicas de despoblación, la ejecución de activistas soviéticos, el asesinato de prisioneros de guerra. etc., por no hablar de los informes sobre los campos de exterminio.

La invasión de la URSS de 1941 fue la causa de la desaparición del Imperio Alemán en 1945. Desde el punto de vista estrictamente económico esa invasión fue un negocio totalmente desastroso. Los recursos que obtuvo Alemania de la URSS fueron menos importantes de las que consiguió en el occidente europeo sin casi disparar. El fracaso en la explotación económica de la que debería haber sido la joya de las colonias alemanas hay que buscarla en última instancia en el propio Hitler y su ignorancia sobre la economía, que era casi total. Lo paradójico es que el Imperio Alemán de Hitler hubiese podido conseguir bastante más con el comercio pacífico con la URSS que mediante la guerra.

Y aquí aparece nuevamente la mano occidental, los centros industriales, para transformar los recursos naturales que se pensaba explotar en territorios soviéticos, se encontraban en Europa central y occidental, sólo tenía sentido si era posible transportarlos (dadas las circunstancias militares, esto era claramente imposible). No hubo más alternativa para mantener en marcha la economía de guerra nazi, depender de los países occidentales ocupados, donde, a pesar de las dificultades, fueron capaces de aportar industrialmente mucho más que los territorios ocupados de la URSS.

Hoy, nadie quiere recordar en la democrática Europa que los totalitarios comunistas de la URSS hicieron lo razonablemente posible para apoyar la seguridad colectiva de Europa y la resistencia checoslovaca contra la agresión nazi. 

¿Por qué Europa negó ayer (a la URSS) y hoy a Rusia aceptar un convenio de seguridad colectiva? Las garantías fueron negadas a Rusia antes del estallido de la guerra con Ucrania, Europa se negó a entablar reales acuerdos para ese estatuto de seguridad que brindara garantías a la soberanía rusa y al resto de Europa. Como hemos dicho, ese mismo acuerdo, gracias a los más grandes imperios coloniales del mundo: Gran Bretaña y Francia, fueron negados a la Unión Soviética, porque esperaban que la Alemania nazi la aplastara.

Tanto en los años 30 del siglo XX como en los años 20 del siglo XXI, Europa y la UE/OTAN, respectivamente, solo parecen haber tenido un objetivo: Destruir la URSS y destruir Rusia, en su orden. ¿Por qué?...


Continúa


Notas de consulta en este blog

01 septiembre 2025

El cómo Occidente ha planeado destruir Rusia desde hace siglos


      Ilustración de Kira Lisitskaya (Dominio público)


por Tito Andino


Historia y no propaganda

Parte I

Introducción

Este tema será algo largo, necesariamente dividido en varias entradas, dada la existencia de abundante evidencia histórica imposible de omitir. En la actualidad estamos ante una disimulada guerra europea que puede transformarse en mundial, Unión Europea/OTAN/EEUU/Ucrania contra Rusia, quien diga lo contrario evidentemente tiene un nulo conocimiento de lo que es un conflicto geopolítico y dedica a “informarse” a través de los medios tradicionales de embrutecimiento masivo.

Insistiré en algo ya dicho muchas veces, ninguna guerra moderna tiene orígenes “patrióticos”, la defensa de la patria y otros discursitos emotivos son un mero saludo a la bandera. Todo se mueve por intereses económicos y estratégicos para el futuro de una nación. Europa y Estados Unidos siempre han codiciado los inmensos recursos naturales de Rusia y allí está el kit del asunto.

Antes de entrar en materia, dejaré constancia que para esta investigación se recurrirá a muchas fuentes, incluso gran parte del material es un resumen de los largos años de análisis en este blog. Forzosamente omitiremos -por lo amplio del estudio-, hacer una descripción académica de hechos como la “Guerra de Crimea”, o las “Guerras Napoleónicas”, o de la primera y segunda guerra mundial, que por sí solas se hallan vastamente investigadas y de fácil consulta. Intentamos con esto realizar un ensayo cronológico de lo que nos atañe, la pretendida expansión de la civilizada y cristiana Europa hacia ancestrales territorios eslavos, principalmente para apoderarse de los recursos de Rusia.

Alguien tuvo el atino de razonar y expresar que “la rusofobia es la consecuencia de no haber podido conquistar Rusia desde el siglo XVII-XVIII”, pero como veremos va mucho más atrás en el tiempo.

Desde aquellas épocas, no solo los rusos sino pueblos afines étnicamente han sido infravalorados, pueblos “bárbaros”, considerados inferiores, la teoría racista del untermensch no fue original del nazismo, el mismo término "raza blanca", para etiquetar al mundo occidental europeo, nunca ha tenido en biología su correspondencia científica, se ha clasificado a la humanidad en razas como un concepto social-cultural y no biológico, que la ciencia lo ha refutado.

Los supuestos untermensch eslavos -que hay muchos pueblos en la misma Europa- son vistos literal y peyorativamente como una de las acepciones que la lengua inglesa indica: slave = esclavo. Las guerras de los cruzados teutónicos hacia el este de la Europa “bárbara” tenía el doble sentido clásico: expansión territorial y la tan cacareada entrega de “civilización” a los “paganos” esclavos (eslavos)… en fin.


Comencemos con algo de “Rusofobia”.

La histeria europea (en un alto porcentaje) hacia la gigante nación rusa se denomina comúnmente “rusofobia”. Un interesante artículo de hace muchos años establecía que "la rusofobia de Occidente es incurable", que la 'perversidad' de los rusos no se discute en Occidente. Ni los medios, ni los políticos se cansan de pregonarlo, la sociedad occidental padece prejuicios negativos sobre Rusia, según el historiador suizo Guy Mettan.

Mettan, en su libro: "Rusofobia, mil años de desconfianza", inicialmente publicado en Suiza, Rusia, Italia, en Estados Unidos en 2017 bajo el título: "CREATING RUSSOPHOBIA. From the Grat Religious Schism to Anti-Putin Hysteria", señala que la rusofobia es anterior que la misma Rusia. Empezó con la división del Imperio Romano en la parte Occidental y Oriental, y, por supuesto, con la división religiosa entre los católicos y ortodoxos.

Prejuicios de esa época es el clásico "todos los pueblos orientales son bárbaros, sus líderes son autoritarios, están obsesionados con la expansión y sueñan con conquistar a Occidente noble e inocente". Es el mismo discurso que se lee en la actualidad

Dentro del marco de la historia contemporánea, la rusofobia se agudizó a finales del siglo XVIII, en el reinado del rey francés Luis XV, cuando apareció un falso 'Testamento de Pedro el Grande', atribuyéndose al monarca, como "legado" a sus descendientes, el deber de "conquistar Occidente". Napoleón en 1812 la aprovechó para justificar su invasión a Rusia. Le seguirían los ingleses para utilizar el falso legado para la Guerra de Crimea (1853). A finales del siglo XIX el 'testamento' fue desmentido, pero el fraude perduró y se repite en el presente. En Ucrania, desde 2014 el mismo pretexto, impulsado por la OTAN, condujo a un golpe de Estado en Kiev.

"Para los medios occidentales, Rusia sigue siendo 'una amenaza', mientras dos ideas preconcebidas se mantienen. "Occidente siempre representa 'las fuerzas del Bien': los valores comunes, la democracia, la libertad etc., y Rusia, por su parte, 'promueve' la autocracia, el nacionalismo y el rechazo a la libertad personal". La realidad oculta es geopolítica, nace de la infundada premisa de que los recursos y el territorio de Rusia son una amenaza directa para la dominación mundial de Occidente, ese sería el pretexto para acosar a Rusia y que otros califican de teoría de la conspiración.

Desde el siglo XIII las potencias coloniales de Reino Unido, Francia, Alemania, y desde el siglo XX los Estados Unidos han embanderado el proyecto de destruir Rusia, ya sea en forma de Imperio Ruso o a la Unión Soviética, y en el siglo XXI persiste ese ánimo en contra de la Federación de Rusia por parte de los mismos actores.

Es el enfoque que se impone en la opinión pública y sirve de fundamento para la expansión y militarización de la OTAN hacia Europa del Este. "Los periodistas occidentales se comportan no como profesionales de la información, sino como directores del cine, que ya tienen establecido un guión en que los países occidentales son 'buenos' y Rusia es 'mala'. Este tipo de manipulación de la conciencia es la base del contenido mediático en Occidente", enfatiza Guy Mettan.

Debido a las guerras imperialistas de los siglos XVIII hasta mediados del XX se fueron forjando los mapas de Europa. No es tarea fácil determinar si una guerra de agresión ha sido provocada por Rusia desde el siglo XX. Aquí debemos ser claros, la ocupación militar de la Europa Oriental tras la segunda guerra mundial fue negociada entre los Aliados en la Conferencia de Yalta, esos países fueron liberados del yugo nazi por los soviets. La guerra de Afganistán, que puede ser una excepcionalidad, fue una trampa inducida por la CIA y demostró lo poco afortunado que resultan las aventuras guerreristas marcadamente impopulares entre la población. Tampoco se pretende desconocer el apoyo soviético durante la Guerra Fría a los llamados "movimientos de liberación nacional" en conflictos de "baja de intensidad" (que dejaron miles de víctimas). 

Lo único cierto es que el comunismo (si es que alguna vez existió verdaderamente) sucumbió, fue un gran fracaso social, la URSS desapareció y Rusia renació para seguir siendo codiciada por sus riquezas naturales, los depredadores financieros internacionales que dirigen Occidente siguen al acecho utilizando la política y atribuyéndose la defensa de algo que dicen “democracia”.

La actual Rusia es tan capitalista como lo son sus "socios" de EEUU/UE, ¿cuál es el problema? GEOPOLÍTICA. Estados Unidos se niega a perder el privilegio de ser la única superpotencia militar, económica e industrial; y, Europa se niega a dejar de soñar con su influencia neocolonialista en el mundo.

Es Occidente quien busca la reconfiguración del mapa político euro-asiático, ya con la caída de la URSS se transformó radicalmente el mapa de Eurasia. El separatismo es un proceso complejo impulsado por factores políticos, económicos y nacionales, que culminan con la formación de nuevas estructuras políticas y relaciones entre estados independientes, pero no satisface, aún no es suficiente para las élites occidentales.

Históricamente, las invasiones teutónicas en el siglo XIII, la pretendida colonización británica del siglo XIV y XV, las invasiones francesas y alemanas en los siglos XIX y XX, la guerra civil rusa, el terrorismo yihadista del siglo XXI, tienen un patrón, Occidente anhela desmembrar el territorio ruso. El gran obstáculo no es la inmensidad del territorio ruso -como erróneamente se piensa-, sino la disposición rusa a defender su independencia, soberanía e integridad, es por eso que seguirá representando una amenaza para los intereses occidentales, por lo mismo, el sueño de destruir a Rusia seguirá siendo un sueño.

Entremos al tema histórico.


El imperio británico codicia Rusia desde el siglo XIV


"Iván el Terrible muestra sus tesoros al embajador inglés Horsey",  Alexander Litovchenko (1875)


Yulia Jakimova, en “How the English once planned to seize the Russian North” (Cómo los ingleses alguna vez planearon apoderarse del norte de Rusia), brinda una gran revelación. Los planes ingleses para aprovechar el 'Tiempo de los Disturbios' o 'Periodo Tumultuoso' (en Rusia) para subyugar el norte ruso fueron desconocidos hasta 1914, el plan permaneció en secreto durante tres siglos, probablemente diseñado por un capitán de nombre Thomas Chamberlain en 1612, “Plan para el establecimiento de un protectorado inglés”, el mencionado documento fue descubierto en archivos británicos por una historiadora rusa llamada Inna Lubimenko que publicó en 1914 el texto completo en el artículo titulado 'Un proyecto para la adquisición de Rusia por James I'.

“El primer zar ruso, Iván el Terrible, deseaba ampliar las relaciones diplomáticas con Inglaterra, no previó o anticipó que, al poco, sus “socios” intentaran convertir parte del Tsardom de Moscovia en su propia colonia. Los ingleses pisaron suelo ruso por primera vez en agosto de 1553. El barco 'Edward Bonaventure' de la empresa comercial inglesa conocida como 'Mystery and Company of Merchant Adventurers for the Discovery of Regions, Dominions, Islands, and Places Unknown', bajo el mando del capitán Richard Chancellor. El barco entró en la desembocadura del Dvina del Norte y amarró no lejos del Monasterio Nikolo-Korelsky, a 35 km de Arkhangelsk (Arcángel). Desde allí, Chancellor fue a Kholmogory y luego a Moscú, donde le entregó a Iván el Terrible una carta del rey Eduardo IV. A partir de ese momento, el zar permitió a los británicos comerciar en Rusia”.

En 1555, se abrió una oficina inglesa en la capital: “Old English Yard”, la misteriosa 'Misterio y Compañía de Mercaderes Aventureros' se transformó en la 'Compañía de Moscovia' expandiéndose a Kholmogory, Vologda y Moscú. En 1569, se concedieron a la empresa los mayores privilegios posibles: Comercio libre de impuestos en todo el Tsardom de Moscovia, comercio con Oriente Próximo a través de Rusia, apertura de fábricas de hierro y cuerdas en el país, circulación de monedas inglesas en Moscú, Novgorod y Pskov. Los ingleses se llevaron a casa infinidad de recursos del norte de Rusia”.

Iván el Terrible quería hacer de Inglaterra su “socio estratégico”, lo que explica su considerable hospitalidad, en 1570, Iván el Terrible cortejó a la reina Isabel I, tratando de obtener asilo político para sí mismo en Londres en caso de ser derrotado en la Guerra de Livonia (1558-1583). Iván tenía la intención de formar una alianza militar con los ingleses, pero Isabel I ignoró esas propuestas.

Tras la Guerra de Livonia se permitió a otros extranjeros comerciar en el norte de Rusia, pero los ingleses, ya no podían cruzar libremente el territorio ruso en su camino hacia Persia y China, salvo una excepción, la Compañía Moscovia privilegiada para comerciar libre y ampliamente y libre de impuestos hasta mediados del siglo XVII.

“Incluso bajo Iván el Terrible, los agentes de la Compañía Moscovia proporcionaron a la Corte inglesa servicios en el campo de la inteligencia militar y económica: reclutaron, sobornaron y chantajearon a comerciantes y funcionarios rusos”. Llegó el 'Tiempo de los Disturbios' (1598-1613), crisis dinásticas, levantamientos populares e intervenciones de Polonia y Suecia. Se abrió nuevas oportunidades para que los ingleses extendieran su influencia en Rusia, John Meyrick, jefe de la Compañía Moscovia, obtuvo personalmente promesas de una extensión de los privilegios de su compañía, primero del Falso Dmitry I (autoproclamado "hijo" de Iván el Terrible) y luego de su sucesor en el trono, Vasili Shuisky.

En 1611, tropas suecas, reclutadas por Shuisky para aplastar a su rival, el Falso Dmitry II, se apoderaron de las tierras de Novgorod (regiones del noroeste de la actual Rusia), los ingleses calcularon que era el momento adecuado para “apoderarse” del norte de Rusia.

El siguiente plan inglés permaneció en secreto durante tres siglos. En la segunda mitad de 1612, se envió un despacho a Londres con un relato detallado de los acontecimientos en Rusia. El probable autor del documento fue el capitán Thomas Chamberlain, se trataba de un “Plan para el establecimiento de un protectorado inglés”, se creía que en el Norte, no afectado por la guerra, el pueblo estaba dispuesto a arrojarse en los brazos de algún príncipe que los proteja del gobierno de un extraño. Los autores de la propuesta dijeron al rey Jaime I que había “motivo suficiente para abrazar la defensa y protección de este pueblo, en condiciones tales que puedan asegurar y proteger la libertad de comercio que ya tenemos allí y abrirla aún más…” Se solicitó que un emisario llevara conversaciones con la población local para concluir un tratado sobre la base de la soberanía o la protección.

Esta zona de “protección” o soberanía comprendía “entre Arcángel y el río Volga, con el tramo a lo largo de ese río hasta el mar Caspio y Persia con seguridad para el comercio. Será la mayor y más feliz propuesta que jamás se haya hecho a rey alguno de este reino, desde que Colón ofreció al rey Enrique VII el descubrimiento de las Indias Occidentales” (dice el documento).

El ejército inglés debería marchar a estos territorios para preservar el orden, siendo la población rusa quien debería mantener este ejército, los agentes locales de las compañías inglesas debían actuar como operadores para el almacenamiento de mercancías y productos alimenticios.

Mientras el rey Jaime consideró el documento, se formaron destacamentos de "voluntarios" para luchar contra los intervencionistas polacos del lado del Tsardom de Moscovia; el objetivo real era conseguir acceso a Arcángel (Arkhangelsk), a los voluntarios ingleses no se les permitió ir al norte, los polacos fueron expulsados de Moscú en octubre de 1612, en enero de 1613, Mijaíl Feodorovich Romanov ascendió al trono y reconocido como gobernante en todo el país, incluidas las regiones del norte.

John Meyrick y su colega de la Compañía Moscovia, William Russell, nombrados embajadores especiales del rey inglés y autorizados a entablar negociaciones con los habitantes del norte de Rusia, había perdido su propósito con la ascensión al trono de Mijaíl Romanov. Meyrick, intentó convencer al nuevo zar sobre la falsedad de los rumores que los ingleses pretendían establecer un protectorado. (Meyrick aún intervino como mediador en el Tratado de Stolbovo, fin de la guerra ruso-sueca de 1610-1617, abandonó Rusia en 1621, en 1629 se convirtió en gobernador de la Compañía de Moscovia). En 1649, el zar Alexei Mikhailovich Romanov restringió los derechos comerciales de la Compañía Moscovia en Rusia sobre Arkhangelsk, perdiendo sus privilegios de monopolio en 1698 como parte de las reformas de Pedro el Grande. (Yulia Jakimova)

Obviando otros conflictos, como el del siglo XVIII y la victoria en la Gran Guerra del Norte (1700-1721) de Rusia contra Suecia, saltémonos a otro período y personaje histórico importante.


El emperador Napoleón Bonaparte




Desde 1812 un viejo mito europeo nos cuenta que el talentoso militar francés, Napoleón Bonaparte, a pesar de sus logros en Rusia, sucumbió ante el "General Invierno", la verdad -siempre- es mucho más complicada. “El 15 de septiembre de 1812, el ejército francés entró en el Kremlin de Moscú. A los ojos del mundo, todo había terminado: la ciudad más grande de Rusia yacía postrada a los pies del mayor supremo militar del mundo. En tres meses, sin embargo, lo que quedaba del ejército de Napoleón estaba huyendo: el cuerpo y los regimientos eran meras sombras de su antiguo yo. Las enormes fuerzas que invadieron Rusia en el verano fueron casi destruidas a finales de año; las pérdidas exactas se debaten hasta el día de hoy, pero se estima que el número de soldados muertos o capturados ha sido de entre 400.000 y 500.000”.

¿Por qué perdió Napoleón? La narrativa occidental clásica es que Napoleón tuvo que retirarse debido al invierno ruso, sus fuerzas golpeadas por el duro clima. Pero, poco fue aleatorio o "natural" en la derrota de Napoleón, es difícil imaginar que un general tan experimentado se hubiera olvidado de considerar el clima del país que se propuso conquistar, de hecho, ya había emprendido campañas de invierno. Napoleón no era un cacique africano que pudiera ser excusado por nunca haber visto nieve en su vida. La historia de la resistencia de base también está lejos de ser precisa. Ni la nieve ni la resistencia masiva podían garantizar el resultado, y ciertamente no podían asegurar la derrota de un ejército masivo dirigido por un general brillante. 

Los estrategas rusos optaron por un plan sólido, evitar una batalla general y retiradas estratégicas mientras se llevaba a cabo la guerra de guerrillas en la retaguardia del enemigo, con el fin de golpear sus líneas de suministro, agotar y debilitar al ejército de Napoleón y eventualmente obtener la ventaja. “Solo había dos posibilidades para que el formidable ejército francés obtuviera suministros: haciéndolos entregar desde Europa occidental, o saqueándolos para alimentarse. Obviamente, las entregas desde Occidente no serían confiables debido a las enormes y cada vez mayores distancias que los convoyes tendrían que cubrir, así como a la terrible condición de las carreteras rusas. Y si el ejército francés apostaba por buscar suministros localmente, surgía otro problema. Dado que la densidad de población en Rusia era (y sigue siendo) mucho más baja que en otras partes de Europa, las misiones de forrajeo de Napoleón tuvieron que viajar a lo largo y ancho para obtener suficientes provisiones. Y ahí es cuando se encontrarían con un segundo problema”.

La Guerra partisana de la cual los rusos fueron creativos en la organización de ese tipo de operaciones. Por un lado, destacamentos regulares activos en la retaguardia de la línea operativa del ejército francés dirigidos por oficiales llevaron a cabo reconocimientos, destruyeron forrajeros e interceptaron mensajeros. Por otro, los franceses también tuvieron que lidiar con unidades irregulares formadas por campesinos que buscaban evitar que merodeadores y recolectores entraran en sus aldeas. Muchas de estas unidades estaban encabezadas por el propietario local, a menudo un oficial militar retirado. Estas unidades se comunicaban entre sí usando campanas de iglesia. “Naturalmente, los campesinos armados podían hacer poco contra el ejército francés, pero esto nunca se esperó de ellos, todo lo que tenían que hacer era alertar a las fuerzas partisanas regulares. Si los partisanos no lograban disuadir al enemigo, el ejército regular acudía al rescate. Este arreglo no era ideal, pero funcionó la mayor parte del tiempo. Las principales fuerzas del ejército ruso tenían un papel peculiar, tuvieron que permanecer a la vista de Napoleón, limitando la libertad de su ejército y evitando que se atascara a través de una gran distancia o se moviera libremente por el país. El ejército ruso utilizó este enfoque porque al ser conscientes de su presencia, los franceses no podían relajarse ni dispersarse.

Como resultado, las fuerzas francesas ni siquiera habían terminado su ofensiva cuando comenzaron a morir de hambre. No pudieron obtener suficiente comida y no pudieron enviar suficientes tropas para proteger las comunicaciones porque Napoleón necesitaba una fuerza capaz de enfrentarse al principal ejército ruso. Además, los rusos se estaban retirando cada vez más. Los franceses ya estaban a cientos de kilómetros de sus bases y tuvieron que dejar a mucha gente en la retaguardia para mantener el orden, mientras que los suministros de Occidente se habían secado… la batalla contra las líneas de suministro.

Los rusos atacaron deliberadamente las tiendas francesas de alimentos. El ejército francés no se congeló hasta la muerte, pero se estaba muriendo de hambre, mientras que las batallas parecían más ejecuciones, ya que los rusos usaron artillería para dispersar a las unidades francesas que marchaban más allá de ellos. Los franceses no pudieron luchar mucho de todos modos, ya que la mayoría de sus caballos habían sido comidos y sus armas habían quedado atrás. Los soldados heridos se enfrentaban al mismo dilema que los enfermos: o ser arrastrados junto con el riesgo de complicaciones e infecciones, o ser dejados a merced de los rusos, lo que en realidad no era una mala idea. Sufriendo el frío y las dificultades de la persecución del otoño y más tarde del invierno, las tropas rusas no estaban dispuestas a infligir aún más dolor a los franceses cautivos, los sobrevivientes simplemente caminaron hacia las posiciones rusas para preguntar dónde podían rendirse. Les quitaron sus armas y fueron enviados a las fogatas donde los soldados rusos, que eran igual de fríos y miserables, les daban vodka a sus prisioneros para sentirse un poco más cálidos por dentro. Esto puede parecer surrealista, pero no para aquellos que estuvieron en una marcha en temperaturas bajo cero durante días”. (Resumen y citas textuales de: “El 'General Invierno' no salvó a Rusia de Napoleón en 1812”, de la versión inglesa de Evgeny Norin titulada: “Bait and switch: Russia handed Moscow to Napoleon 210 years ago, but still went on to win the war”).


La Guerra de Crimea (1853-1856)


Guerra de Crimea: imagen del atlas publicado en 1912


Al igual que las guerras napoleónicas en Rusia, la posterior Guerra de Crimea emprendida, entre otros, por Napoleón III, se halla profusamente ilustrada y de fácil consulta, por lo que no es necesario hacer aquí un compendio académico. Sobre todo, no es materia de estos artículos el realizar un relato histórico de esos conflictos, sino determinar las razones del por qué Rusia ha sido la fuente de codicia de Europa desde hace muchos siglos.

La Guerra de Crimea inicio por disputas territoriales entre los zares y los otomanos, siendo que franceses y británicos se “colaron” del lado “turco”, según los europeos para mantener el equilibrio de poder en Europa. Se libró la guerra contra los rusos no en favor de los otomanos, la única motivación era el clásico impedimento al progreso de los rusos, aduciendo que representan una amenaza para el “civilizado” occidente. 

En 1856, las negociaciones de paz -Congreso de París y firma del Tratado de París de 30 de marzo de 1856- determinó que Rusia restituya al Imperio Otomano la ciudad de Kars y demás territorios que estaban en posesión de las tropas rusas; Rusia devolvió la Besarabia Meridional a Moldavia. Por su parte, Gran Bretaña, Francia, Cerdeña y el Imperio Otomano restituyeron a Rusia las ciudades y puertos de Sebastopol, Balaklava, Kamish, Eupatoria, Kerch, Jenikale y Kinburn, así como todos los demás territorios ocupados. 

La historia nos dice que como consecuencia en Rusia, especialmente en los altos círculos de poder, se recibió este tratado como una derrota, sobre todo por la desmilitarización del Mar Negro y la destrucción de la flota rusa; pero esto, a su vez, llevó a la modernización del estado ruso.


Resumiendo las guerras del Imperio Ruso en el siglo XIX

 




En el siglo XIX los principales impulsos de la expansión territorial fueron la influencia en los Balcanes y el control de los mercados comerciales.

Tenemos:

- Guerras Napoleónicas (1803-1815). Rusia fue parte de coaliciones contra Napoleón.

- Guerras Ruso-Persas (1804-1813 y 1826-1828). Con la anexión de territorios en el Cáucaso.

- Guerras Ruso-Turcas (1806-1812, 1828-1829, 1877-1878), entre otras consecuencias se logró la liberación de pueblos eslavos bajo dominio otomano y la influencia rusa en los Balcanes.

- Guerra de Crimea (1853-1856)

- Disputas desde el siglo XIX llevaron a la Guerra Ruso-Japonesa (1904-1905). El choque de intereses a principios del siglo XX con el Imperio del Japón, causa de la expansión en Asia Oriental, reflejaba la ambición de zares rusos y emperadores japoneses en diferentes regiones que chocaban, además, con los intereses de otros imperios y potencias europeas.

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Guerras Mundiales: La Gran Guerra - La Revolución y la guerra civil rusa - Segunda Guerra Mundial. 

 

Notas:

La rusofobia de Occidente es incurable

“How the English once planned to seize the Russian North”

El "General Invierno" no salvó a Rusia de Napoleón en 1812

El gran sueño de Occidente: las raíces del deseo histórico de destruir a Rusia

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