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26 mayo 2023

Tratado de Brest-Litovsk, Rusia y la cuestión polaca-ucraniana en el presente


GEOPOLÍTICA E HISTORIA (I) 


por Tito Andino

Recopilación de artículos publicados en este blog


La falta de conocimiento, muchas veces provocado por los medios de embrutecimiento masivo -"prensa libre" suelen autocalificarse-, a través de un meticuloso lavado cerebral nos inculca una percepción errónea del mundo y de los conflictos del mundo contemporáneo, señalando al "enemigo". Sí, concretamente nos referimos a las profundas raíces de la actual guerra entre Rusia y la alianza Ucrania/OTAN/UE. Los ucranianos y rusos ponen los muertos y los otros se llevan los beneficios.


Existe una presión descomunal del complejo militar occidental junto al capital financiero para hacer prevalecer su modelo de economía de "libre mercado", como si las economías rusa o china no siguieran el mismo patrón, el problema es que el "libre mercado" solo DEBE funcionar bajo la imposición estadounidense y sus socios anglosajones, como ello no es posible en el actual mundo multipolar, la solución es forjar y mantener las guerras sin fin -doctrina militar estadounidense vigente- en las que participa a través de proxys.

Esto no es solo en el campo financiero y militar, los juegos de politiquería se imponen en la ciencia de la historia. Muchos historiadores, periodistas, escritores e intelectuales para sobrevivir se unen a la versión "oficial". Muchas referencias históricas que conocemos las generaciones de las posguerras nos han sido impuestas desde la escuela, por desgracia no todo es real (y con esto no voy a dar espacio al macabro "revisionismo" histórico de la segunda guerra mundial, es decir la versión nazi y neonazi de la historia).

Profundos sentimientos de amor y odio se aprecian en países eslavos del este europeo hacia la histórica Rusia, de la que alguna vez formaron parte ya sea como dominios imperiales o integrados a la extinta Unión Soviética (al final una explicación de este aspecto). Las siguientes líneas se centran en breves pero esclarecedores datos históricos contemporáneos sobre Polonia y Ucrania, una forma de comprender parte de la raíz del actual conflicto bélico ruso-ucraniano.

¿Fueron el Imperio Ruso en la Gran Guerra o la URSS en la Segunda Guerra Mundial quienes desencadenaron aquellas catástrofes humanas?

Resumamos algo de historia.


La Gran Guerra 

(Primera Guerra Mundial)


Los señores de la guerra germanos. Si nos atenemos a la verdadera historia Erich Ludendorff (izquierda) y Paul von Hindenburg fueron los reales gobernantes del Imperio Alemán y los territorios conquistados durante la Primera Guerra Mundial, el Kaiser Guillermo II (centro) era una simple figura decorativa y para el protocolo. 

Alemania dominaba para diciembre de 1917 vastos territorios ocupados durante la Gran Guerra, controlaba toda Europa central y la mayor parte de Europa oriental; Bélgica estuvo bajo su ocupación militar y mantenían una posición firme en el este de Francia. El objetivo bélico era establecer una Gran Germania, una fuerza preeminente en el continente europeo, Gran Bretaña, todavía la nación dominante de la tierra venía en declive desde fines del siglo XIX. Francia estaba más relegada, las guerras napoleónicas de principios del siglo XIX la desangraron. 

En el Imperio Alemán, Paul von Hindenburg compartía los sueños expansionistas de su socio, el general Ludendorff, el Kaiser era solo una figura decorativa. Los dos militares acordaron firmemente en la expansión de las fronteras de Alemania en la medida de lo posible, con la mirada fija principalmente en el Este. Tenían la intención de germanizar y colonizar grandes zonas de Europa central y oriental, como Polonia y los países bálticos de Lituania y Letonia. Hindenburg expresó el 19 de diciembre de 1917, su deseo de obtener las regiones bálticas con fines estratégicos para la próxima guerra. Ludendorff, en particular, quería anexar la antigua provincia de Curlandia, en el oeste de Letonia, de gran relevancia estratégica en el Mar Báltico, Curlandia tenía una historia de dominio germánico que se remonta al siglo XIII y fue el hogar de decenas de miles de alemanes bálticos. A finales del verano de 1915 las fuerzas bajo el mando de Ludendorff capturaron Curlandia del Imperio Ruso. 

Berlín invirtió millones de marcos en tratar de fomentar la revolución en la Rusia zarista, una nación que había estado bajo el dominio de la dinastía Romanov durante más de 300 años. En octubre de 1917, la toma del poder de Vladimir Lenin en Rusia marcó el final de la participación del Kremlin en la Primera Guerra Mundial. La Rusia soviética concluyó un armisticio con el Imperio alemán el 15 de diciembre de 1917. Para el 18 de febrero de 1918, Ludendorff ordenó una invasión alemana en todo el frente oriental a fin de insistir en su punto de vista a Lenin y el 3 de marzo de 1918 los bolcheviques se vieron obligados a firmar un tratado de paz en Brest-Litovsk


Brest-Litovsk


La delegación rusa en Brest-Litovsk para la firma del tratado de paz con las potencias centrales. segundo a la  derecha de la fila superior se distingue a León Trotsky.


Como humillación para Rusia y para demostrar su desprecio por los bolcheviques, Ludendorff concedió de facto la independencia a Finlandia, y en teoría a Polonia y Ucrania, todas antes parte del Imperio ruso, mientras que Estonia, Lituania, Letonia y Bielorrusia serían ocupadas por el ejército alemán. 


También fueron despojados del Kremlin el puerto de Batumi en el Mar Negro y el Óblast de Kars. Ludendorff también dirigió su ira hacia Rumanía para convertirla en un satélite alemán bajo un régimen títere, por el hecho de que los rumanos eligieran inesperadamente unirse al bando aliado en agosto de 1916.

El interés alemán expuesto extensamente en sus términos de paz con la nueva Rusia bolchevique se centró en absorber una gran parte del flanco occidental del antiguo Imperio Ruso desde el Báltico hasta el Mar Negroincluyendo Crimea y la actual Ucrania, codiciaba el petróleo, la madera, los depósitos minerales y el grano de estas regiones, lo que garantizaría que Alemania pudiera resistir fácilmente un bloqueo británico en un futuro conflicto

A inicios del año nuevo de 1918 se trató sobre "la cuestión polaca" (políticas imperialistas de Alemania sobre Polonia). Max Hoffmann, una figura más moderada que Ludendorff, propuso una frontera germano-polaca no muy diferente a la frontera actual. No veía ningún sentido en obligar a millones de polacos descontentos con Alemania a permanecer en ella, el kaiser estuvo de acuerdo con las ideas de Hoffmann. Ludendorff no solo se indignó y protestó, fijó las intenciones expansionistas alemanas sobre Polonia, Hindenburg asintió para reforzar la posición de Ludendorff, el Kaiser reevaluó apresuradamente las cosas y aceptó las demandas de los señores de la guerra. 

Pero... en noviembre de 1918 el Imperio Alemán aceptaba, a su vez, las condiciones de un armisticio en el frente Occidental. Alemania no se rindió de forma incondicional sino en los términos acordados en la firma del armisticio de ahí que la derecha alemana hizo popular la leyenda de la "puñalada por la espalda". Se podría aceptar que los ejércitos alemanes no fueron derrotados en el campo de batalla, pero sus últimas grandes ofensivas consumieron todas las reservas y recursos, su economía no daba más, hasta la población se negó a responder a la "llamada patriótica". Los Aliados occidentales tenían el petróleo y los recursos materiales... solo era cuestión de tiempo para lo inevitable.

Si Alemania ganaba la Primera Guerra Mundial era lógico que la forzada paz de Brest-Litovsk se ejecutaría irremediablemente en la historia... (¿habría ocurrido la invasión nazi a Polonia en 1939?), mas, el Imperio Alemán sucumbió ante los aliados. El Tratado de Brest-Litovsk fue abolido, pero Polonia, los estados bálticos y Finlandia no regresaron a manos rusas tras la firma de Versalles en 1919.


Fronteras tras el armisticio de diciembre de 1917 y línea de ocupación hasta marzo de 1918

CRIMEA. Como curiosidad nótese en el mapa los cambios territoriales debidos a la guerra y zonas de ocupación de los imperios centrales. Crimea sigue señalada como territorio ruso y siempre lo fue, al menos tras siglos de dominación del Imperio Otomano. Los bolcheviques al poner obstáculos a la firma de la paz en 1917 "consiguieron" más pérdidas territoriales en 1918. Históricamente, en 1783 el Imperio Ruso logró vencer las guerras contra los otomanos e incorporó Crimea a su territorio. Es la posición estratégica de Crimea la causa de diversos conflictos como la actual guerra ruso-ucraniana/OTAN. Otro ejemplo es la Guerra de Crimea de 1854 contra los británicos. Luego de la Revolución Rusa de 1917 aparecieron regímenes de corta duración proclamando una Crimea soberana. Los bolcheviques retomaron Crimea como parte de Rusia y Crimea se convirtió en una república soviética autónoma dentro de Rusia. En la segunda guerra mundial Crimea cayó bajo poder alemán, luego de la guerra Crimea se degradó de República Soviética Rusa a Oblast ruso (demarcación administrativa equivalente a una región). La transferencia del oblast de Crimea a Ucrania fue una acción administrativa del Presidium del Soviet Supremo, concediendo el gobierno de Crimea de la RSS de Rusia a la RSS de Ucrania el 19 de febrero de 1954, acto atribuido al primer secretario del Partido Comunista, Nikita Khrushchev (ucraniano) sobre la base del "carácter integral de la economía, la proximidad territorial y los estrechos lazos económicos y culturales entre la provincia de Crimea y la RSS de Ucrania...". Descrito por muchos estudiosos como un "gesto simbólico" al conmemorarse el 300ª aniversario de la unión de Ucrania con Rusia por el Tratado de Pereyaslav como se conocía en la Unión Soviética.

 

En el siguiente mapa observamos ya la realidad tras la negativa de la Rusia bolchevique a fines de 1917 retardando la firma de la paz, los ejércitos alemanes volvieron a la acción y ocuparon más territorio ruso.


        Fronteras impuestas por Alemania a Rusia en Brest-Litovsk,    
3 marzo 1918.

Brest-Litovsk, tratado de paz de la Rusia bolchevique con las "potencias centrales", Alemania, el Imperio austrohúngaro, el Imperio otomano y Bulgaria, puso fin a  su participación en el conflicto. Lenin aspiraba una paz sin anexiones ni indemnizaciones. Trotsky consideró los términos de las potencias centrales como duros e inaceptablesRusia perdía ese momento hasta un millón de kilómetros cuadrados de territorio, una población de más de 56 millones de personas y enormes capacidades industriales. Los alemanes avanzaron hacía Petrogrado (luego Leningrado, actual San Petersburgo). Rusia tuvo que aceptar y ceder (3 de marzo de 1918). Lenin afirmó: "Sí, la paz a la que hemos llegado es inestable en su máxima expresión; el respiro obtenido por nosotros se puede romper cualquier día". Por el Tratado Rusia renunciaba a su soberanía territorial sobre Polonia, Estonia, Lituania, Letonia, Curlandia y Besarabia y las entregaba a Alemania y Austria-Hungría. Debía reconocer la independencia de Ucrania, Georgia y Finlandia; y, entre otras, algunas cesiones territoriales al Imperio Otomano. Además, en un nuevo acuerdo Rusia debía pagar seis mil millones de marcos en indemnizaciones de guerra. Tras su firma esos territorios pasaron a ser controlados y explotados económicamente por los Imperios Centrales. La Gran Guerra continuaba en ese momento en el Frente Occidental​. Brest-Litovsk aunó más la guerra civil rusa entre el ejército blanco y el ejército rojo (noviembre 1917 - junio 1923). En ese convulsionado periodo de guerra civil, las fronteras variaban constantemente, incluso se desató otro conflicto por las delimitaciones territoriales con Polonia que no fueron definidas de forma clara en el Tratado de Versalles (Guerra Ruso-Polaca, 1919–1921). Ucrania y Bielorrusia volvieron a la esfera de control bolchevique durante la guerra civil, en los siguientes años la Unión Soviética intentó recuperar los territorios perdidos en Brest-Litovsk. Tras el inicio de la Segunda Guerra Mundial, en noviembre de 1939, los soviéticos con el objetivo de recuperar parte de Finlandia se involucraron en la conocida "Guerra de Invierno". La Unión Soviética que había firmado en agosto de 1939 el pacto de no agresión con la Alemania nazi, ocupó los estados bálticos y la zona oriental de Polonia. 


Como vemos, Brest-Litovsk fue producto de la imposición de la fuerza militar alemana que ocupó las regiones occidentales del Imperio Ruso (entre otras cosas pretendía establecer un estado amortiguador entre Alemania y Rusia). Citemos un ejemplo, Bielorrusia fue ocupada por el Imperio Alemán por las armas entre 1917 y 1918, como efecto de la rendición germana se proclamó la República Popular Bielorrusa, al poco llegarían los soviets... y los polacos... En el caso de Bielorrusia, en 1939 fue íntegramente ocupada por la URSS tras su entrada en Polonia (septiembre 1939) y la expulsión de las fuerzas polacas de esos territorios. 

¿Existe un argumento jurídico internacional para que el Tratado de Brest-Litovsk quedara anulado tras la derrota alemana en la Primera Guerra Mundial? Esa presunta legalidad dejó de tener vigencia al finalizar la contienda, fue factible por el armisticio (derrota) alemán y la abdicación del Kaiser en 1918, quedó sin efecto el Tratado de Brest-Litovsk, dando paso al Tratado de Versalles de 1919. Todas las pérdidas territoriales de Rusia en la Gran Guerra serían recuperadas en 1940, a excepción de los territorios que conservaron Finlandia y la sucesora del Imperio Otomano, Turquía. Polonia no existía como estado independiente hasta luego del proceso de paz y el Tratado de Versalles que puso fin a la primera guerra mundial "reordenando" el territorio europeo. Durante la Gran Guerra, el territorio polaco estaba dividido entre las potencias imperiales de la época: Imperio Austro-Húngaro, Imperio Alemán e Imperio Ruso.


Las tres Particiones de Polonia

La mano Occidental

En primer lugar, británicos, franceses y estadounidenses organizaron una intervención de gran escala en Rusia preocupados de que el enemigo se apoderara de la enorme cantidad de equipos militares que suministraron al ejército ruso y que almacenaban en los puertos; también les preocupaba el hecho de que docenas de divisiones alemanas iban a ser transferidas al Frente Occidental. Una consecuencia de Brest-Litovsk era la posición que Rusia debía asumir ante los alemanes principalmente, como el cese de toda propaganda contra las Potencias Centrales, la desmovilización total del ejército y marina, otorgar a los alemanes el estatus de nación más favorecida en el comercio hasta 1925, permitir exportaciones libres de aranceles de minerales y otras materias primas a Alemania y otras señales que fueron vistos como un probable cambio de bando de la ahora Rusia bolchevique

Por ese hecho, durante una Conferencia en diciembre de 1917, los Estados Unidos, Francia y Reino Unido, se pusieron de acuerdo para repartirse el Imperio Ruso en las famosas "zonas de influencia" (también para evitar que el Imperio de Japón llegara a ocupar la región), es igual al método que se aplicó al Imperio Otomano -dividido en zonas de influencia-, pero los turcos se revelaron y triunfaron. En el caso de Rusia, Occidente contaba con la ayuda de los "Blancos" y en medio de la revolución y la guerra civil empezaron a proclamarse diversas repúblicas en territorio del antiguo Imperio de los zares.

Se debe destacar un importante aspecto. Los países Lituania, Letonia y Estonia fueron botines de guerra ocupados como protectorados por Alemania en la Gran Guerra, cuando Rusia aún no era soviética. Conforme el Tratado de Versalles, los alemanes debían retirarse de los territorios que no formaban parte del Imperio Alemán. No obstante y como curiosidad, los aliados exigieron a los alemanes mantener sus tropas en Finlandia, Lituania, Letonia y Estonia para garantizar que la "chusma" (los bolcheviques) no se hicieran con el poder en esos países.


Józef Piłsudski


Joseph Klemens Piłsudski (5 diciembre 1867 -12 de mayo de 1935). Nació cerca de Vilnius (Lituania) parte del Imperio Ruso (la “Polonia Rusa”). Su orientación política y objetivo era lograr la independencia de Polonia principalmente de Rusia dentro de las fronteras históricas de Polonia tal como existió antes de 1795 (la Tercera Partición de Polonia-Lituania). Por sus actividades antirrusas, J. Piłsudski fue exiliado en 1887 a Siberia. En 1892 regresó a Polonia y fundó un periódico clandestino de propaganda para hacer campaña por la independencia de Polonia. En 1914 organizó destacamentos de voluntarios polacos para unirse al ejército de Austria-Hungría en el frente oriental y luchar contra Rusia. Después de la revolución rusa de febrero de 1917, exigió a Alemania garantizar la independencia definitiva de Polonia, las autoridades alemanas rechazaron el requisito y fue internado entre 1917-1918. En la Polonia recién independizada, se convirtió en jefe de estado entre 1918 y 1922 y jefe de estado mayor del ejército polaco entre 1918 y 1923. Durante la guerra polaco-rusa después de la Primera Guerra Mundial, J. Piłsudski logró expandir las fronteras orientales de Polonia a expensas de la Rusia bolchevique. En 1926, organizó y dirigió un golpe militar y disolvió el Parlamento. Hasta su muerte fue ministro de Guerra e inspector general de las fuerzas armadas pero no logró modernizar ni el ejército ni la economía.


En 1921, el líder político militar polaco Joseph Pilsudski con apoyo británico y francés emprendió contra Ucrania una ofensiva preparada por los franceses. El objetivo de sus socios occidentales era que el ataque continuara hasta Moscú! Una empresa muy riesgosa el estilo hitleriano veinte años después. Los aliados europeos de Occidente propusieron a los alemanes el siguiente plan: Los alemanes debían suministrar las fuerzas que, desde los países bálticos, lancen una ofensiva contra Petrogrado (el comando de esa operación fue confiado al general Avalov, un señor de la guerra ruso y uno de los comandantes del ejército Blanco durante la Guerra Civil Rusa), pero la dirección general debía ser responsabilidad de los generales alemanes. Cosa rara en la mentalidad militarista prusiana, en esta ocasión se negaron a participar en una acelerada aventura y como consecuencia la operación de Pilsudski fracasó. El Tratado de Paz de Riga en 1921 impedía a los países bálticos involucrarse en el futuro en otros conflictos.

También Polonia había aprovechado la revolución y posterior guerra civil en Rusia para apoderarse de un vasto territorio del antiguo imperio zarista durante la guerra ruso-polaca de 1919-1921. Este territorio, que se conocería de manera bastante inexacta como "Polonia Oriental", se extendió por varios cientos de kilómetros al este de la famosa Línea Curzon que debería haber sido la frontera oriental del nuevo estado polaco, al menos según las potencias occidentales, los padrinos de la nueva Polonia al final de la Gran Guerra. La región estaba poblada por rusos blancos y ucranianos, en los años siguientes Varsovia debía "polonizarla" tanto como fuera posible trayendo colonos polacos. 


La segunda guerra mundial


Caballería ucraniana desfilando frente a Hans Frank, gobernador general nazi del territorio del Gobierno General de Polonia ocupada (septiembre 1939, Lviv, Ucrania). foto colorizada

Nadie puede negar la hostilidad polaca y ucraniana occidental hacia la Unión Soviética (como hoy ante Rusia). Había conexión "ideológica" entre polacos y el nuevo gobierno nazi de Alemania (y luego con la Ucrania ocupada por los nazis). Esas élites eran antisemitas y aceptaron el concepto de "judeo-bolchevismo" (complot judío que supuestamente dice que el marxismo y el comunismo son parte de una infame conspiración judía, que la Unión Soviética es producto de un plan revolucionario judío, una "Rusia gobernada por los judíos"). 

Pilsudski, a pesar de sus conceptos, no era un iluso, concluyó dos tratados de no agresión con sus dos poderosos vecinos. Con la Unión Soviética en 1932 y con la Alemania nazi en 1934.

Antes y después de la muerte de Pilsudski, los líderes polacos continuaron soñando con la expansión territorial hacia las fronteras de la mítica "Gran Polonia". Realizar ese sueño solo era factible hacia el este: Ucrania y parte de la Unión Soviética. El régimen cuasi fascista polaco tenía un rival en ese sueño, Alemania que desde antes de la primera guerra mundial aspiraba el mismo objetivo; y, a pesar de sus disputas con Alemania y gozar de una formal alianza con Francia (ayuda de Polonia en caso de conflicto con Alemania), los polacos seducían a los nazis con la esperanza de ser socios en la conquista del "espacio vital" de los territorios soviéticos.


La foto corresponde a una reunión en Varsovia (15 junio 1934). De izquierda a derecha: Hans Adolf von Moltke (embajador alemán), el Mariscal de Polonia Józep Pilsudski, el Ministro de Propaganda Joseph Goebbels y el Ministro de Asuntos Exteriores polaco Józep Beck. Previamente, el 26 de enero de 1934, la Alemania nazi y el régimen del mariscal polaco Józep Pilsudski firman el Pacto de No Agresión Germano-Polacofirmado por el embajador polaco en Berlín, Józep Lipski y el entonces Ministro de Asuntos Exteriores del Reich, Konstantin von Neurath.


Al firmar Polonia en 1934 el ´Pacto de no Agresión´ mutuo con la Alemania nazi por 10 años permitió que en 1935 Hermann Goering visitara Varsovia y propusiera al gobierno cuasi fascista de Polonia aliarse para la futura expansión hacia el Este. Les prometió una buena parte de Ucrania y otros territorios como trofeo de guerra

"El acercamiento de Varsovia a Berlín reflejó la megalomanía y la ingenuidad de los líderes polacos, que creían que su país era un gran poder del mismo calibre que Alemania, uno que Berlín respetaría y trataría como un socio de pleno derecho. Los nazis encendieron esta ilusión, porque al hacerlo debilitaron la alianza entre Polonia y Francia. El Vaticano alentó también las ambiciones orientales polacas, que esperaban que se produjeran considerables dividendos de las conquistas de la Polonia católica en la mayor parte ortodoxa de Ucrania, consideradas como maduras para la conversión al catolicismo". 

El régimen polaco se frotó las manos, tenía un aliado (los nazis) que le haría prosperar territorialmente. 

El 17 de marzo de 1938 (siguiendo el ejemplo del Anschluss austríaco), los polacos presentaron a Lituania un ultimátum para la cesión de territorios o caso contrario, dejaban en claro su amenaza de ocupar el país, exigen un cambio en la Constitución en la que: Vilna, ocupada por los polacos desde 1922 ceda territorios, en menos de 24 horas los lituanos deben aceptar estas demandas bajo amenaza de ocupar el resto del pequeño país. Hubo choques armados, la aviación polaca entró en acción; las noticias reales apenas se informaron en el extranjero, a excepción de "Pravda" en la URSS. Alemanes y polacos acordaron una nueva línea demarcatoria, cuando se llevó a cabo la ocupación de Checoslovaquia. Los historiadores callan en el presente

Polonia hizo todo lo posible para obstaculizar el establecimiento de un sistema de seguridad colectiva en Europa. El Ministro de Asuntos Exteriores de Polonia, Józef Beck, escribió el 19 de septiembre de 1938 al Embajador polaco en Berlín, Józef Lipski antes de su reunión con Hitler: "... en el último año, el gobierno polaco rechazó cuatro veces la propuesta de interferencia internacional de unirse en defensa de Checoslovaquia".

Una nueva "iniciativa" de Hitler decía: "Checoslovaquia es una criatura artificial", logró que los polacos, el 20 de septiembre de 1938, tengan la garantía nazi de apoyo militar si Polonia se ve envuelta en una guerra con Checoslovaquia por la región de Teshin (Silesia), se llegó a un acuerdo total sobre una acción militar coordinada germano-polaca contra Checoslovaquia. En esas circunstancias el gobierno militar polaco denuncia el Tratado polaco-checoslovaco sobre las minorías nacionales y presenta un ultimátum el 22 de septiembre, exigiendo la anexión de los territorios checoeslovacos con población polaca. 

El régimen militar polaco actuó del mismo modo que sus socios nazis, en base a ultimatúms y agresiones. La actitud de Polonia hacia su vecino oriental, la Unión Soviética, fue aún más hostil. Pilsudski y otros nacionalistas polacos soñaban con una reaparición del gran imperio de Polonia-Lituania de los siglos XVII y XVIII que se había extendido desde el Báltico hasta el Mar Negro. 


Que los socios alemanes de la época al poco traicionaran a Polonia solo significa una cosa, los polacos no leyeron Mein Kampf. 

 

Conferencia de Múnich, septiembre 1938. Checoslovaquia es sacrificada para "apaciguar" a Hitler. Stalin se dirige al cuarteto: "¿Qué, no hay una silla para mí?" (Artista británico LOW)


En un esclarecedor articulo "The Origins of the Polish-Ukrainian Conflict: West Ukraine and Greater Poland" (Los orígenes del conflicto polaco-ucraniano: Ucrania occidental y la Gran Polonia) el Dr. Vladislav B. Sotirović, ex profesor universitario en Vilnius - Lituania e investigador del Centro de Estudios Geoestratégicos, así como habitual colaborador  de Global Research, señala:

"Desde el principio, debe tenerse en cuenta que antes del estallido de la Primera Guerra Mundial en el verano de 1914, ni Polonia ni Ucrania eran estados en el mapa político de Europa. Polonia se consideraba una región histórica, mientras que Ucrania era geográfica". La mayor parte de la Polonia histórica y la Ucrania geográfica fueron gobernadas por Rusia desde 1795 hasta 1917. (Ucrania y Rusia fueron una sola desde 1654).

Como se dijo más arriba Polonia fue dividida (fines del siglo XVIII) entre el Reino de Prusia (luego Imperio Alemán), el Imperio de los Habsburgo (Austria-Hungría) y el Imperio Ruso. En cuanto a Ucrania, entre la Monarquía de los Habsburgo con su parte occidental, incluida Lvov y el Imperio Ruso en la parte central y oriental, incluida Kiev. 


Un mapa de la evolución del Imperio Ruso

El estado polaco fue restablecido el 11 de noviembre de 1918, pero en ese momento los polacos y los ucranianos ya estaban luchando entre sí por la tierra y las fronteras. Józef Piłsudski fue designado por el Consejo de Gobierno de Polonia como jefe de estado con autoridad dictatorial, su primer deber fue crear el gobierno del recién restablecido estado independiente de Polonia. 

El final de la Primera Guerra Mundial fue la gran oportunidad para restablecer las fronteras de la Polonia histórica a expensas de los eslavos orientales, principalmente Rusia. Sin embargo, era evidente que los lituanos y los ucranianos no apoyarían esa idea, ya que esos dos países deberían ser incluidos en Polonia, sin independencia. En parte el proyecto pudo materializarse con el colapso de Rusia (la mayor parte de la Polonia histórica estaba incluida en Rusia). Piłsudski apoyó la causa alemana y austro-hungara, formó legiones polacas para luchar del lado de las Potencias Centrales contra el Imperio Ruso en el Frente Oriental.

"La revolución bolchevique antirrusa de octubre/noviembre de 1917, seguida de la Guerra Civil Rusa de 1917-1922, ofreció nuevas posibilidades políticas a varias naciones para obtener la independencia formal o la autonomía dentro de la Rusia posrevolucionaria (la URSS). Esa fue exactamente una idea promulgada por Józef Piłsudski durante las últimas dos décadas".

Pero, la realidad fue otra, la cuestión polaca también fue diseñada por el Reich alemán (1871-1918), los nacionalistas polacos fueron meros observadores sin poder político y militar y miraron resignados la ocupación militar de la actual Ucrania occidental por las potencias centrales. Piłsudski fue arrestado por los alemanes en 1917 por no aceptar que las legiones polacas queden bajo el mando supremo alemán. 

El 11 de noviembre de 1918 Polonia proclamó su independencia pero sin fronteras estatales claras o bajo consenso internacional en el este, se dieron los conflictos con la Rusia bolchevique, Lituania y Ucrania. En esos momentos (noviembre de 1918) la autoproclamada República Popular de Ucrania (UPR) -actual Ucrania Oriental- luchaba contra el Ejército Rojo, Lenin no quiso reconocerla y solo ofrecía autonomía dentro de la Rusia bolchevique (luego URSS). Eso era lo mismo que se ofrecía a todos los demás territorios ex-rusos que habían proclamado su independencia del Imperio Ruso en 1917 y 1918 (incluida Polonia). Un nuevo gobierno bolchevique en San Petersburgo comenzó a ocupar militarmente la tierra reclamada por Varsovia y la bolchevizó, que se convirtió en la casus belli para la guerra polaco-bolchevique de 1918-1920.

Piłsudski planteó discutir todos los problemas prácticos relacionados con la formación de la coalición militar antibolchevique polaco-ucraniana, el problema era que Polonia no tenía suficientes fuerzas armadas que pudieran ayudar eficazmente a la UPR contra el Ejército Rojo. Curiosamente, el ejército polaco tuvo sus primeras campañas militares serias exactamente contra Ucrania en el territorio de Galicia Oriental, por tanto, las negociaciones polaco-ucranianas fueron cortadas en enero de 1919, concluye el Dr. Sotirović.

La parte Occidental de Ucrania, más católica y ucranianoparlante, formó parte de Polonia entre 1919 y 1939 como resultado de la guerra polaco-ucraniana de 1918-1919. Y son precisamente parte de esos territorios que el actual mandatario ucraniano -Zelensky- está ofreciendo a Polonia por involucrarse más en el conflicto con Rusia respaldados por EEUU y OTAN que se están jugando el todo al intentar transformar a la ya "rabiosa y resentida Polonia" antirrusa en la nueva potencia militar de la UE para hacer frente a los rusos. Bien comenta el destacado analista internacional Pepe Escobar que, cualquier "negociación" hacia la "paz" enmascara posponer, por un tiempo, el plan maestro original: desmembrar y destruir a Rusia.


El presente reflexionando sobre el pasado 


 Alexander Maratovich Samsonov, "Desfile de la Victoria" (2004)


Finalizamos este ensayo con una retrospectiva opinión del periodista e investigador ruso Leonid Radzikhovski. Debe quedar constancia que su análisis fue publicado el 28 agosto de 2009 por el medio ruso Vzgliad, también publicado por Red Voltaire (2009), por lo mismo, sus palabras no deben ser vistas como propaganda rusa en 2023. Leamos algunos extractos de su ponencia.

"Los miembros de la Unión Europea -Polonia, Países Bálticos- y Ucrania, tienen un interés, desde un punto de vista histórico, de situarse como adversarios de Rusia en vez de serlo en contra de Alemania, país que guarda en cambio una postura discreta y humilde en este asunto y con razón… Y si estos países (Letonia, Lituania, Estonia, Polonia, Ucrania) quieren además que la ricachona Alemania abra su billetera y meta la mano al bolsillo -gesto bienvenido en estos tiempos de crisis-, más vale no estar dando cachetadas ni importunando al sujeto (Alemania), en todo caso no más de lo necesario con temas históricos del pasado que pondrían a la adinerada Alemania en una situación embarazosa.

Con Rusia, las cosas son diferentes. Ni un centavo a esperar que les llegue de este lado. Además, contrariamente a Alemania, estamos frente a un país (Rusia) que nunca ha pensado en arrepentirse. Y, finalmente, acusando a Rusia, es decir, poniendo sobre sus espaldas una parte de la responsabilidad de la Segunda Guerra Mundial, aligeramos, se quiera o no, el peso de la culpabilidad de los alemanes.

- Nosotros los rusos podemos intentar adoptar la actitud alemana, versión "light" claro está, tipo: "Nosotros no somos los herederos de Stalin, nosotros somos sus víctimas, víctimas del régimen soviético, ¡aún mucho peor de lo que fueron (las víctimas) de Polonia o de los países Bálticos!" (Si nos fijamos o tenemos en cuenta el número de personas afectadas por la represión estalinista, esto es la pura verdad histórica).

- Nosotros los rusos hemos tenido más víctimas de Stalin que los alemanes han tenido de Hitler. Sin embargo, este enfoque va en contra de nuestro orgullo nacional de gran potencia y no cuadra con el mito, mito popular recientemente actualizado, de "eficaz verdugo administrador". Stalin fue efectivamente calificado en Rusia como un "eficaz manager".

Pero las cosas son sumamente más graves y complejas.

- Los alemanes se sacan de encima a Hitler y de "su" guerra a grandes gritos (a pesar que siguen pagando como si fuera oro en polvo las pensiones de sus antiguos combatientes nazis): les podemos comprender. 

- Pero si nosotros los rusos, si quisiéramos imitarles tendríamos que hacer un verdadero show de equilibrista: ¡repudiar al "malvado Stalin" conservando al mismo tiempo el orgullo de la guerra! Se podría pretender haber ganado "a pesar de él", pero esto no funcionaría. El instinto elemental del pueblo, de la mayoría de la gente, le suena en la oreja que es muy difícil disociar Stalin de la guerra. Y si lo hiciéramos, la imagen de la guerra perdería su brillo.


Mikhail Ivanovich Khmelko (1919 - 1996) - "Triunfo de la patria victoriosa" (1949)

La capitalización política de la victoria se hundiría, porque, ¿no fueron a sus pies que se arrojaron los estandartes tomados al enemigo?. Durante el gran Desfile de la Victoria del 24 de junio de 1945 en la Plaza Roja de Moscú, las tropas soviéticas tiraron y amontonaron una pila de emblemas nazis delante de Stalin. 

La sociedad y el estado ruso se niegan a repudiar a Stalin, en todo caso no lo harán delante de la "angelical Europa". Peor, nosotros los rusos no podemos hacerlo sin consultar los principios de base. Inclinar nuestra augusta cabeza de gran potencia delante de otros países… La gente, el pueblo vería la expoliación de su victoria, y ¿qué nos quedaría después de todo esto? 

(Nota del editor del blog: De todas formas, la actual Federación Rusa, a través de su Parlamento y otros órganos estatales han condenado pública y oficialmente los crímenes del estalinismo y este blog -conforme varios artículos- es decididamente anti-estalinista. Y, sí, repitámoslo, es imposible disociar a Stalin de la guerra y del triunfo soviético).


No poder disociar la guerra de su comandante en jefe es una cosa y no quererlo hacer es otra cosa; otra cosa es designar un tirano indiscutible, reconocido como tal por todo el mundo, en tanto que personalidad histórica de Rusia; ¡ y otra cosa es arrodillarse, cabeza inclinada para defenderlo, defender toda su política, incluso aquella de los años 1939 a 1941 !


Las acusaciones contra Alemania no van a ser pasionalmente duras (a causa de los cálculos políticos citados anteriormente pero también porque, esta responsabilidad nunca ha sido negada por Alemania, nadie tiene que molestarse para demostrar esto); en cambio, las críticas contra la URSS serán más duras.

Alemania será acusada de pecados más grandes, pero con menos vigor que lo será la URSS (o su heredera actual, Rusia), que será a su vez acusada de menores pecados, pero con mucho más fuerza. Esto es efectivamente una falsificación.

Claro está, cada uno es libre de interpretar los hechos siguiendo su mala fe. También es cierto que la verdad absoluta en historia no existe, si es por tanto que haya una en alguna parte. Pero, si se acepta de no escribir ficciones y que se considera los simples hechos, está claro que acusar a la URSS de haber causado la guerra es por lo menos falta de objetividad.

El verdugo-tirano de Europa y del mundo, Hitler, fue fabricado con el consentimiento de todos los políticos de Europa, como si hubieran perdido la razón. El proceso fue lanzado por los políticos occidentales, mucho antes que Stalin elabore a su vez los mismos "cálculos maquiavélicos suicidarios".


Nikolay Babasyuk, "Desfile de la victoria en Moscú" (1951)

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13 mayo 2023

Asesinos de despacho: La historia del nazi Karl Wolff

 

     Karl Wolff en sus años de poder y gloria, en el norte de Italia, finales de 1944. La fotografía fue tomada por Walter Frentz


Parte I
Karl Wolff, su vida y obra en resumen

por Tito Andino


Karl Friedrich Otto Wolff 
(conocido como "Wolffie"). Combatió en la primera guerra mundial como teniente del ejército imperial, un hombre culto, acogido en las filas del nazismo y de las SS con todas las consideraciones, inició su carrera en la Oficina Central de Personal del Reichsführer SS en 1933. Diputado en el Reichstag en 1936 (es decir, comparecía, junto a los demás, dos veces al año para aplaudir los discursos de Hitler y cantar el Horst Wessel). Desde 1939 hasta 1943 ejerció como oficial de enlace entre Himmler y la Cancillería de Hitler. En 1943 hasta el final de la guerra fue el Jefe de las SS y de la Policía en Italia, así como Gobernador Militar de la Italia ocupada.





Wolff estuvo implicado en muchos actos emanados de la oficina de Himmler, es perturbador para muchas víctimas e historiadores encontrarse con el hecho de que Wolff evadió los procesos penales de Nuremberg, pero compareció como testigo de la acusación en el juicio. Todos los investigadores coinciden que la "salvación" llegó por su participación directa en la "Operación Sunrise", es decir, aquellas conversaciones secretas con los estadounidenses en marzo de 1945, en Suiza, que culminó con la capitulación del 29 de abril de 1945 de los ejércitos alemanes combinados en el suroeste de Europa ante las fuerzas aliadas dirigidas por el mariscal de campo británico Alexander. El acuerdo también incluía neutralizar las guerrillas antifascistas italianas (generalmente comunistas) para lo cual era valioso el conocimiento de las fuerzas policiales del nazismo: Gestapo y SD (Servicio de Seguridad).


El ex Obergruppenführer de las SS, Karl Wolff  comparece ante el tribunal que lo juzgó por crímenes de guerra. Munich, 1964

A pesar de que Wolff se libró de una segura condena a muerte en los principales procesos por crímenes de guerra y contra la humanidad entablados por las fuerzas de ocupación Aliadas en Nuremberg, no pudo impedir ser detenido y quedar bajo custodia británica en 1945. Fue procesado por un Tribunal alemán y condenado en noviembre de 1948 a cinco años de prisión por pertenencia a una organización criminal -las SS-, su sentencia fue reducida a cuatro años y quedó en libertad. Wolff fue nuevamente detenido en 1962, esta vez acusado de complicidad en la deportación de decenas de miles de judíos de Varsovia hacia Treblinka (verano 1942), fue sentenciado a 15 años de reclusión en 1964, cumplió una parte de la pena, para 1969 quedó en libertad aduciéndose causas médicas y libre completamente en 1971. En esos procesos quedó claro que Wolff era "los ojos y los oídos de Himmler" en la sede de Hitler, conoció todos los eventos importantes y/o tuvo acceso a información relevante como las acciones y operaciones de las SS en diferentes frentes. Como era de esperarse negó conocer cualquier actividad relacionada con el holocausto, aduciendo no ser más que un burócrata, uno más de los recordados criminales nazis de cuello blanco (VER: "Las elites nacionalsocialistas y los asesinos de despacho").


Karl Wolff  durante el proceso judicial alemán que lo juzgó por crímenes de guerra. Munich, 1964.

Pese a su negativa, la evidencia dice todo lo contrario: Wolff estuvo involucrado en el holocausto

- 8 septiembre 1939, Wolff ordenó (carta oficial) a la Gestapo en Frankfurt el "arresto inmediato de todos los judíos varones de nacionalidad polaca y sus familiares y la confiscación de cualquier riqueza".
- 27 abril 1941, Karl Wolff en compañía del jefe máximo de las SS y otros altos mandos de esa organización estuvieron en una inspección de la infraestructura del campo de concentración de Mauthausen (Austria)
- 1942, Wolff supervisa los transportes de deportación durante la "Grossaktion Warschau", el exterminio masivo de judíos del gueto de Varsovia.
- Agosto 1941, Wolff está presente, junto a Himmler en una masacre de judíos en Minsk, organizado por Arthur Nebe, jefe del Einsatzgruppe B  (escuadrones móviles de exterminio). Aquel episodio condujo a la orden de Himmler de que debía encontrarse métodos alternativos de asesinato.


 

Karl Wolff, atrás de Heinrich Himmler, durante la inspección al campo de concentración de Mauthausen (Austria), abril 1941 (foto colorizada).

 

- Karl Wolff mantuvo disputas por el poder, tras el asesinato de Reinhard Heydrich (junio 1942), con el sucesor de Heydrich en la RSHA (Oficina Central de Seguridad del Reich), el SS Ernst Kaltenbrunner y con el SS Walter Schellenberg del servicio de inteligencia extranjera.
- Por diversas razones (incluidas las médicas) Wolff cayó en desgracia ante Himmler, al ser despedido del cargo de Jefe de Personal de las SS fue relevado como oficial de enlace ante Hitler en abril de 1943, siendo destinado, en septiembre de 1943, a Italia como Jefe de las SS y de la Policía.
- Julio 1944, Wolff es nombrado Plenipotenciario General de la Wehrmacht, haciéndose cargo de la lucha antipartisana en la Italia ocupada. Es decir, Wolff comandaba no solo las SS sino que podía disponer del ejército regular en el Norte de Italia (República Social Italiana RSI, también conocida como la República de Saló, estado títere fascista a órdenes de Alemania). Para 1945, Wolff seguía actuando como comandante militar en Italia.
- Es evidente su participación en crímenes de guerra en Italia (las pruebas documentales desaparecieron en su gran mayoría, investigadores estadounidenses poseían material incriminatorio en 1945); Wolff no solo que conoció, aprobó las represalias y ejecuciones de la "masacre de las fosas Ardiatinas" (24 marzo 1944).


Karl Wolff, Himmler y otros en el campo de concentración de Mauthausen, abril 1941 (Bundesarchiv Bild)

Con la Operación Sunrise, Karl Wolff asume también el rol de "nazi bueno" y entabla conversaciones secretas en Suiza con la Oficina de Servicios Estratégicos de EE.UU, (actual CIA), bajo mando de Allen W. Dulles para rendir a las fuerzas alemanas en Italia y otros zonas circundantes. Las negociaciones terminaron con la rendición alemana del 29 de abril 1945, Hitler seguía vivo y la batalla de Berlín continuaba.

Las siguientes líneas corresponden a Nicholas Reynolds, redactor de la reconocida revista World War II (en inglés, edición diciembre 2021) y reproducido por el sitio web  Historynet, un análisis crítico sobre las razones que motivaron al nazi Karl Wolff a negociar con los Aliados la rendición de las tropas alemanes en Italia... los últimos días de la guerra.

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Parte II

KARL WOLFF: 
¿PACIFICADOR, ASESINO EN MASA O AMBOS?

Obersalzberg, mayo 1939, al que solo acudía el círculo íntimo de Hitler. (Captura de pantalla de un film de Eva Braun) Heinrich Himmler escucha las explicaciones de Reinhard Heydrich junto a Karl Wolff y Hermann Esser. 


Por Nicholas Reynolds 
historynet.com
Edición original, World War II Magazine:
KARL WOLFF: PEACEMAKER, MASS MURDERER, OR BOTH?

El general de las SS estaba dispuesto a poner fin a la guerra en Europa. Pero, ¿alguna vez comprendió y reconoció realmente su complicidad en el Tercer Reich?

Durante la Segunda Guerra Mundial, el contacto directo entre los líderes nazis y aliados era cada vez más raro. Dos excepciones particularmente dramáticas ocurrieron justo antes de los puntos de inflexión en la guerra, ambas destinadas a negociar un acuerdo de paz. Rudolf Hess hizo el contacto más conocido, un año y medio después de iniciado las hostilidades (Nadie apreció el gesto sincero pero delirante de Hess). El segundo, acercándose al final de la guerra y mucho menos recordado, fue trabajo de un general de las SS llamado Karl Wolff, quien invocó a Hess y dejó una serie de preguntas preocupantes y aún sin resolver a su paso. (NdelE: Sobre Hess, repase el siguiente enlace: El paracaidista Rudolf Hess llegó a Inglaterra hace 80 años)



El poder de Karl Wolff dentro de las SS solo puede ser apreciado en estas fotografías junto a Heinrich Himmler, Reinhard Heydrich y otros líderes nazis


El turno de Wolff en el establecimiento de la paz llegó en las últimas semanas de la guerra. Desde finales de 1943 había sido el comandante superior de las SS en Italia, esencialmente el principal ejecutor del Reich en ese teatro. Sus títulos eran temibles: SS-Obergruppenführer y General de las Waffen SS, Líder Supremo de las SS y la Policía, y Plenipotenciario de las Fuerzas Armadas Alemanas. No tenía tanto poder militar como su homólogo de la Wehrmacht, que comandaba más de tres cuartos de millón de soldados, marineros y aviadores, pero encarnaba el poder político nazi.


Karl Wolff, SS-Obergruppenführer y General de las Waffen SS, Jefe Supremo de las SS y la Policía en Italia (fotografías de 1937 y 1944, respectivamente. El 9 de diciembre de 1944 recibió la "Deutsches Kreuz" en oro).


Wolff tenía una variedad de fuerzas bajo su mando. Para luchar contra los partisanos detrás de las líneas del frente, confió en unos 160.000 soldados, incluidos "voluntarios" extranjeros. Esta guerra irregular no fue tan brutal como la del Frente Oriental. Wolff también comandó a unos 65.000 alemanes que formaban parte del aparato policial que buscaba y arrestaba a los enemigos del Reich, además de dirigir prisiones y un puñado de campos de trabajo y concentración.

Para febrero de 1945, los aliados habían empujado a la Wehrmacht hacia el sur de Bolonia, en el norte de Italia. En otros lugares, el panorama era mucho peor para los alemanes. Su última gran ofensiva, la Batalla de las Ardenas, había fracasado, deteniéndose muy por debajo de sus objetivos y agotando seriamente las pocas reservas restantes de Hitler. Las fuerzas aliadas avanzaban ahora implacablemente desde el oeste, en su camino para romper el Rin a principios de marzo. En el este, los rusos tenían dos enormes dagas apuntando al corazón del Reich, una desde el otro lado del río Oder, a solo 50 millas de Berlín.


22 abril de 1944, estación de tren de Salzburgo, Hitler se reúne con el Duce Benito Mussolini y otros oficiales del Eje. Se observa a un emocionado Karl Wolff saludando a Hitler. Fotografías de Walter Frentz.


Wolff tenía cierta experiencia como joven oficial del ejército durante la Primera Guerra Mundial, pero no era un soldado profesional. Aún así, comprendió que era solo cuestión de tiempo antes de que los Aliados ganaran. Una mayor resistencia no serviría para nada, lo que resultaría en la pérdida innecesaria de vidas y propiedades. En sus palabras, estaba listo ya a mediados de 1944 "para hacer lo que estuviera en su poder" para poner fin a la guerra "en caso de que se presentara una oportunidad honorable". Cuando vio esa oportunidad, decidió actuar: a finales de febrero de 1945, Wolff aprobó una propuesta de dos oficiales bajo su mando, el coronel Eugen Dollmann y el capitán Guido Zimmer, quienes vestían el uniforme negro de las SS pero tenían una debilidad por Italia y su cultura. Dirigidos a la inteligencia militar suiza a través de intermediarios, pidieron a los suizos, quienes, siendo neutrales, poder hablar con ambas partes, extendiendo las sensaciones de paz a los aliados occidentales en su nombre.

Los suizos sabían a quién recurrir: Allen W. Dulles, jefe de la base de la Oficina de Servicios Estratégicos (OSS) en la capital suiza, Berna. El ex diplomático de 52 años era un abogado de Wall Street con licencia prolongada de uno de los grandes bufetes de abogados, Sullivan & Cromwell, donde su hermano mayor, John Foster, era socio principal. Dulles encontraba el trabajo de inteligencia mucho más interesante que la práctica lucrativa pero sombría del derecho corporativo; realmente disfrutó de la emoción de operar a las puertas de Hitler rodeado de territorio enemigo durante gran parte de la guerra. Además, era bueno en su trabajo. 


París, 23 junio 1940. El primero a la izquierda es Karl Wolff, junto al arquitecto Hermann Giesler, Albert Speer, Adolf Hitler y Arno Breker.


Dulles reaccionó a la iniciativa de Wolff enviando intermediarios para reunirse con Zimmer y Dollmann en suelo suizo, donde las dos partes sondearon las posiciones de la otra. Para demostrar que Wolff hablaba en serio, Dulles exigió que liberara a un miembro de alto rango de la resistencia italiana llamado Ferruccio Parri, uno de los prisioneros más prominentes de Wolff y una moneda de cambio de alto valor. Dulles se sorprendió por el cambio rápido e incondicional: para el 8 de marzo, Parri y otro ex prisionero aparecieron en la frontera suiza, seguidos por el propio Wolff. Quería ver a Dulles.

A través de un intermediario suizo Wolff envió lo que equivalía a sus credenciales de pacificación. En la parte superior estaba su tarjeta de visita, muy parecida a una tarjeta de presentación de hoy, con su título oficial. Se adjuntaba una larga lista de nombres de referencias, incluidos Hess y el Papa Pío XII, marcados con notas cortas. Wolff incluyó a Hess presumiblemente porque los aliados podían preguntarle sobre Wolff; los dos hombres se conocían de Berlín cuando Wolff había sido miembro del círculo íntimo de Hitler. Y Wolff, aunque no católico, había tenido una audiencia con el Papa en mayo de 1944 para discutir las perspectivas de paz. Wolff señaló que a petición del Papa, había liberado a un prisionero italiano, y que el Papa "está listo para interceder, si lo desea, en cualquier momento". Complementando las referencias había cartas que registraban casos de clemencia de Wolff y su papel en la protección del arte de valor incalculable. Afirmó que cientos de pinturas italianas irremplazables de la mundialmente famosa Galería de los Uffizi en Florencia habían sido trasladadas a un lugar seguro bajo sus órdenes.


Sepp Dietrich, Heinrich Himmler, Karl Wolff, en 1934


Los estadounidenses no estaban del todo seguros de qué hacer con Wolff. Los archivos de la OSS en Washington contenían poco más que un párrafo o dos de información sobre él. El asistente de Dulles, el germano-estadounidense Gero von Schulze-Gaevernitz, había oído hablar de Wolff. Los dos incluso tenían algunos conocidos mutuos, y Gaevernitz sabía que Wolff había intercedido en nombre de un filósofo católico que la Gestapo había amenazado en 1939.

Dulles decidió ver por sí mismo cómo era Wolff, y acordó reunirse con él poco después de que se presentara ese 8 de marzo, en un apartamento que Dulles tenía en Zurich para lo que llamó "reuniones de la naturaleza más delicada". Estaba ubicado al final de una calle tranquila y daba al lago de Zúrich. Dulles preparó el escenario para la reunión nocturna, como los funcionarios estadounidenses se sentían incómodos estrechando la mano de los nazis, Dulles solo asintió en saludo cuando Wolff llegó, pero le ofreció a su invitado, que parecía incómodo, un vaso de whisky. Señaló que Wolff era "un hombre guapo y muy consciente de ello": nórdico, bien construido, con cabello rubio oscuro canoso, rasgos agradables y, especialmente para un nazi, buenos modales. Tenía ojos azules y hablaba alto alemán sin acento regional, a diferencia de Hitler, que nunca se despojó del twang bávaro que había aprendido cuando era niño y no se preocupaba demasiado por sus modales.


Karl Wolff, probablemente fotografiado en 1944 en Italia 


Wolff se relajó lo suficiente como para decirle a Dulles lo que podía y no podía hacer. Alemania había perdido la guerra, y el único curso de acción sensato era rendirse. Quería lo mejor para su país, y estaba dispuesto a actuar por su cuenta para rendir las fuerzas bajo su mando. Pero el resultado sería mucho mejor si él, Wolff, pudiera persuadir al comandante de la Wehrmacht en Italia, el mariscal de campo Albert Kesselring, para que también rindiera los cientos de miles de tropas bajo su mando. Wolff tenía una buena relación con Kesselring y, mientras nadie revelara sus planes a Hitler, podría tener éxito. Wolff no pidió ningún tipo de tratamiento especial para sí mismo.

Dulles informó sus impresiones favorables a Washington, especialmente que Wolff representaba un "elemento más moderado en las Waffen SS, con una mezcla de romanticismo", una aparente referencia a la tierra teutónica de nunca jamás en la que Wolff creía. Aquí era donde los hombres eran arios cultos como él, las mujeres fértiles como sus dos esposas, los niños con nombres populares como sus hijos Widukind y Thorisman. El general de 44 años era, resumió Dulles, "probablemente la personalidad más dinámica del norte de Italia y más poderosa después de Kesselring". Dulles estaba ansioso por continuar, al igual que el director de la OSS, William J. Donovan. Otros en Washington eran cautelosamente optimistas, siempre y cuando Wolff entendiera que los únicos términos posibles eran la rendición incondicional.


Himmler, Ribbentrop y Karl Wolff, 21 junio 1940. Francia - Compiégne, durante las negociaciones del armisticio francés


La idea básica, una rendición local en el norte de Italia, era sencilla. Pero el diablo estaba en los detalles, y había una complicación tras otra. Wolff había discutido repetidamente el asunto con el polifacético Kesselring, un general de la Luftwaffe al mando de las fuerzas aéreas y las tropas terrestres en Italia. Pero justo cuando Kesselring parecía estar a punto de ceder a los argumentos de Wolff, Hitler transfirió a Kesselring a otro comando. Wolff tuvo que trabajar en su sucesor, el general Heinrich von Vietinghoff, un oficial del ejército más tradicional que se sentía incómodo con la idea.

El comando del Cuartel General de las Fuerzas Aliadas (AFHQ), quería formar sus propias impresiones de Wolff, y envió a dos de sus oficiales de más alto rango: el mayor general británico Terence Airey, responsable de inteligencia, y el mayor general estadounidense Lyman Lemnitzer, el jefe asistente de personal en el AFHQ. Se reunieron con Wolff en Suiza el 19 de marzo.


Insistimos que Karl Wolff no era un General SS cualquiera, siempre -a lo largo de su carrera como nazi- acompañó a Hitler y Himmler. En estas fotos, además se observa a Wolff junto a Martin Bormann,  Reinhard Heydrich y el Mariscal del Reich, Hermann Goering. 


De alguna manera, Hitler y Himmler se enteraron de las actividades de Wolff, sin conocer todo su alcance, y lo convocaron a Berlín para no una, sino dos rondas de consultas. Wolff sobrevivió a los espeluznantes viajes gracias a su buena relación con Hitler y su rápido ingenio. Tomó una precaución de Dulles, que ofrece una pista de lo que esperaba, aunque no se le pidió explícitamente. Preparando una nota para ser entregada al estadounidense en caso de que Hitler o Himmler ordenaran su arresto, o si moría por cualquier otra razón, pidió que "el Sr. Dulles ... rehabilitar mi nombre, dando a conocer mis verdaderas y humanas intenciones; para dar a conocer que no actué por egoísmo..., sino únicamente por la convicción y la esperanza de salvar, en la medida de lo posible, al pueblo alemán". También pidió, "si esto es posible", que Dulles proteja a sus dos familias, es decir, su primera y segunda esposas y sus hijos.

Churchill y el presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt fueron informados sobre la Operación Sunrise, ya que Dulles había etiquetado las negociaciones de rendición. Churchill prestó más atención al asunto que Roosevelt, que estaba gravemente enfermo en ese momento. Cuando Churchill insistió en que los soviéticos fueran informados, Stalin explotó en rabia paranoica, acusando a los británicos y estadounidenses de maniobrar a sus espaldas. La muerte de Roosevelt el 12 de abril fue otra complicación importante, una que llevó a Wolff a escribir a mano una carta de condolencia a Dulles, la única de un oficial general de las SS a un alto funcionario estadounidense. La prosa era rígida, pero el mensaje era reflexivo: "... el fallecimiento del presidente con el que estabas tan cerca debe haber sido doloroso para ti en igual medida como hombre y miembro del gobierno". (Dulles no era realmente cercano a Roosevelt, pero era conocido en Suiza como su representante personal).


Heinrich Himmler arriba para visitar la división de voluntarios Prinz Eugen. Se puede ver a Karl Wolff bajando del avión, la foto data con probabilidad de1942 en Yugoslavia.


Para el 20 de abril, casualmente el cumpleaños de Hitler, había tantas complicaciones que los jefes de personal británicos y estadounidenses ordenaron a Dulles que rompiera el vínculo con Wolff y dejara que sus ejércitos continuaran con la guerra. Estaban cansados de esperar a que los alemanes en Italia se pusieran de acuerdo entre ellos, y no querían más discusiones con Stalin. También sabían que su posición militar en Italia se fortalecía día a día.

A pesar de los obstáculos, Wolff mantuvo el rumbo, continuó trabajando en Vietinghoff. Cuando Vietinghoff finalmente -y a regañadientes- aceptó la rendición, Wolff renovó su oferta a los Aliados. Unos días más tarde, los partisanos italianos rodearon a Wolff y algunos de sus hombres en una villa en el norte de Italia. Los partisanos parecían decididos a capturarlo o matarlo, lo que habría puesto fin a la Operación Sunrise. Se produjo un tenso enfrentamiento. Dulles envió a un equipo de rescate multinacional (dos automóviles llenos de funcionarios suizos, hombres de la OSS e incluso dos guardias fronterizos de las SS) que atravesaron el cordón circundante y liberaron al general de las SS. Cuando Wolff se encontró con el hombre de Dulles, Gaevernitz, en un cruce fronterizo, Wolff le agradeció fervientemente e insistió en estrecharle la mano. Un informe muestra a Wolff procediendo a abrazar a Gaevernitz, lo que, de ser cierto, habría sido otro evento único.


Karl Wolff, Reinhard Heydrich, Adelchi Serena, Heinrich Himmler, Emilio De Bono, Rodolfo Graziani y Hans Georg von Mackensen en el funeral de Arturo Bocchini, un jefe de la policía italiana y de la OVRA, la policía secreta fascista. Roma, 21 noviembre 1940.


Dado que los alemanes habían acordado entre ellos proceder con la rendición regional, Washington y Londres, a instancias de Dulles y la AFHQ, retiraron su oposición a aceptar la oferta de Wolff. Dos plenipotenciarios, uno por Wolff y las SS, uno para Vietinghoff y la Wehrmacht, se dirigieron a la sede de la AFHQ en Caserta, Italia, para firmar un instrumento de rendición el 29 de abril. Fue el día antes de la muerte de Hitler por suicidio en su búnker en Berlín, que las tropas soviéticas estaban a punto de invadir.

El instrumento preveía que el alto el fuego se produjera el 2 de mayo, que resultó ser varios días antes de la rendición general el 8 de mayo. Esto significó que la capitulación en Italia no fue tan trascendental como podría haber sido un mes o dos antes, pero evitó seis días de derramamiento de sangre y expuso el flanco sur de Alemania, acelerando el colapso final. También permitió a los aliados occidentales ocupar la ciudad de Trieste, adelantándose a las fuerzas comunistas del mariscal Tito de Yugoslavia que  avanzaba desde el sureste para expandir su esfera de control. No menos importante, la rendición salvó las grandes pinturas de los Uffizi y otras obras de arte, escondidas en las montañas de Italia por orden de Wolff, de ser destruidas o enviadas a Alemania.


Hitler recibe de Heinrich Himmler una pintura de su héroe, Federico el Grande, por su 50 cumpleaños. Como no, la mano derecha de Himmler, Karl Wolff, está presente.


Durante y después de la rendición, Wolff permaneció en su cuartel general en un espléndido palacio renacentista en la ciudad de Bolzano, en el norte de Italia. La Wehrmacht se instaló cerca en un complejo menos grande pero más seguro de cuevas construidas en la ladera de una montaña. Al igual que Vietinghoff, Wolff permaneció al mando de sus fuerzas mientras se implementaba la rendición, un fenómeno no raro ya que las transferencias de poder a una escala tan vasta no podían ocurrir de la noche a la mañana. Durante este período, que duró unos 10 días, el ambiente para Wolff fue como el de unas merecidas vacaciones después del estrés extremo de los últimos meses. La lucha había cesado, Hitler y Himmler ya no podían amenazar a nadie, y Wolff pudo enviar a buscar a su familia. El clima primaveral en las montañas era glorioso, y las amplias reservas de comida y vino hacían que la vida se llevara bien. Gaevernitz incluso pasó el 9 de mayo y aparece en una foto que parece representar una reunión relajada de felices amigos.


Gero von Schulze-Gaevernitz (de civil), el general Heinrich von Vietinghoff y Karl Wolff.


Un cambio radical se produjo el 13 de mayo, el cumpleaños número 45 de Wolff. Los oficiales de las SS se pusieron sus uniformes de gala (Wolff favoreció una elegante túnica blanquecina que parecía mucho menos amenazante que el atuendo negro estándar de las SS) y abrieron muchas botellas de champán para ellos y el personal de Vietinghoff. Entonces, inesperadamente, camiones del Ejército de los Estados Unidos retumbaron hasta el palacio. Los parlamentarios con cascos blancos arrestaron a Wolff y su séquito, parte de una redada rutinaria de alemanes uniformados. Incluso llevaron a la esposa de Wolff y a sus hijos a un campamento rudimentario, lo que afligió mucho a Wolff. Llegaría a verlo como la primera de muchas veces que los estadounidenses lo decepcionaron.

Wolff ahora iniciaba un período único de confinamiento. Tras la muerte de Himmler por suicidio el 23 de mayo, Wolff se convirtió en uno de los miembros sobrevivientes más antiguos de las SS. Pero también había organizado la rendición en Italia, y estaba en términos amistosos con estadounidenses como Gaevernitz y, en una medida más limitada, Dulles. Nadie estaba seguro de qué hacer con él. ¿Debería ser juzgado como criminal de guerra o servir como testigo? Wolff estaba dispuesto a hacer cualquiera de las dos cosas. Se puso a disposición para interrogatorios interminables, y más tarde afirmó que quería "reivindicar la parte decente de las SS", lo que significa que quería contrarrestar el argumento de que las SS eran una organización criminal, una proposición cada vez más insostenible a medida que aumentaba la evidencia condenatoria.


Karl Wolff, arrestado como prisionero de guerra  (POW) 13 mayo1945


Los estadounidenses decidieron que era mentalmente inestable y optaron por una tercera alternativa, encerrándolo en dos hospitales psiquiátricos en Alemania durante unos meses en 1946. Llegó la noticia de que Wolff creía que los demonios judíos lo perseguían; sin embargo, en ausencia de archivos médicos, todas las afirmaciones de inestabilidad mental son difíciles de justificar. Wolff explicó más tarde que los estadounidenses interpretaron su oferta de defender a las SS como "manía suicida" e insinuaron que solo querían que estuviera fuera de circulación durante unos meses.

Cuando salió del confinamiento, supuestamente sano en mente y cuerpo, Wolff todavía no encajaba en ninguna categoría y comenzó a ser tratado más como un prisionero de guerra. Los estadounidenses lo trasladaron a la custodia británica y, en 1949, pasó por la "desnazificación" en la zona de ocupación británica. Con la intención de purgar a Alemania de la influencia nazi, la desnazificación fue un proceso cuasi judicial instituido por los Aliados, pero dirigido principalmente por laicos alemanes que reunieron pruebas y presidieron audiencias.

Los cargos contra Wolff se referían más a su condición de oficial superior de las SS que a cualquier crimen de guerra específico o a los crímenes de lesa humanidad asociados con las SS; todavía había pocas pruebas en su contra.



Libros que destacan la vida de Karl Wolff, no se conoce una versión en castellano 


Sin embargo, hubo una gran cantidad de testimonios atenuantes. Los generales Lemnitzer y Airey presentaron declaraciones juradas describiendo el papel de Wolff en la Operación Sunrise, al igual que Allen Dulles. La declaración jurada de una página de Dulles afirmó los hechos, concluyendo de manera legal que "la acción del general Wolff ... contribuyó materialmente a provocar el fin de la guerra en Italia..." Gaevernitz apareció en persona y lo defendió con entusiasmo. El juez presidente quedó favorablemente impresionado, acreditando a Wolff con el tiempo cumplido y declarando que saldría de la sala del tribunal con su honor "limpio y sin mancha", lo que hizo, radiante, casi tan elegante en un traje civil bronceado como lo había estado en un uniforme nazi.

Wolff pasó los siguientes 13 años como un hombre libre en Alemania Occidental, volviendo a la publicidad y convirtiéndose en un ejecutivo próspero. En 1961, el juicio de Adolf Eichmann, el oficial de las SS que organizó gran parte del Holocausto, generó un renovado interés en los crímenes de guerra nazis y llevó a las autoridades alemanas a echar otro vistazo al caso de Wolff. Documentos individuales ya habían salido a la superficie del mar de registros nazis capturados que mostraban que había sabido de crímenes específicos y habían instado a los funcionarios ferroviarios alemanes a poner a disposición vagones para el transporte de unos 300.000 judíos polacos a Belzec y Treblinka, dos de los principales campos de exterminio.

Juzgado por un tribunal alemán en 1964 por su papel en el Holocausto, el anciano Obergruppenführer no tuvo fin de explicaciones y excusas, la principal de ellas fue que no estaba al tanto del Holocausto hasta marzo de 1945. Dada su posición al lado de Himmler, esta afirmación tensó, y aún tensa, la credulidad, a pesar de la insistencia de Wolff de que era posible ser un oficial decente de las SS. Erich von dem Bach-Zelewski, ex camarada de las SS de Wolff y amigo que supervisó los asesinatos en masa en el Este durante la guerra, testificó que era muy poco probable que Wolff no supiera de la asesina "solución final", especialmente después de que Wolff lo visitara en 1942 en un hospital de las SS donde von dem Bach se estaba recuperando de una crisis nerviosa que su médico de las SS atribuyó a su papel en "los fusilamientos de judíos", así como sus otras experiencias difíciles en el Este".


Karl Wolff en 1955


Esta vez Wolff no encantó al juez, que lo sentenció a 15 años de prisión. Aunque no reconoció su culpabilidad, fue un prisionero modelo y disfrutó de privilegios que el Tercer Reich rara vez otorgó a sus detenidos: permisos para visitar a la familia y licencia por enfermedad indefinida después de sufrir un ataque al corazón en 1971.

¿Dónde, entonces, debería la historia colocar a Wolff? ¿Era como el delirante Rudolf Hess? Mantenido aislado durante la guerra en Inglaterra, pero procesado en Nuremberg después de la guerra como miembro de la élite nazi, Hess reclamó amnesia y se enfurruñaba en el banquillo de los acusados. Declarado culpable de crímenes contra la paz y conspiración, dos de los cargos más generales impuestos, pasó el resto de su vida en la prisión de Spandau de Berlín. ¿O era Wolff más como un calculador Himmler, que cometió una serie de crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad? O, finalmente, ¿era Wolff principalmente un patriota alemán conservador que se unió a un líder carismático que engañó a sus seguidores y llevó al país a una guerra ruinosa?

Wolff sigue siendo difícil de categorizar. Pero podemos reducir considerablemente el rango. La propia narrativa de Wolff, la del patriota conservador, es fácil de rechazar. El programa nazi no fue, de principio a fin, un fenómeno conservador sino radical, con su racismo exagerado y su impulso expansionista. Wolff nunca afirmó haber ignorado el antisemitismo de los nazis. Puede que no haya propuesto o planeado el Holocausto. Pero, dada su posición en las SS, el instrumento más celoso de las políticas de Hitler, al menos fue cómplice. Además, no se quejó de las guerras de agresión de Hitler, especialmente contra el bolchevismo, sino del hecho de que Hitler las perdió. Por otro lado, fue para su crédito que actuó por su cuenta para preservar la vida y la propiedad cuando se dio cuenta de que la guerra estaba perdida.

En total, entonces, Wolff se parece más a Hess. Si bien el ajuste no es perfecto, ambos eran verdaderos creyentes nazis que querían hacer la paz con Occidente, especialmente con Gran Bretaña y los Estados Unidos. La diferencia era que Wolff era mejor en eso y, como un buen ejecutivo de publicidad, mucho mejor en la promoción de su imagen.


En la fotografía destacan Kurt Daluege, Karl Wolff, Heinrich Himmler, Erhard Milch y Reinhard Heydrich, enero de 1933


Un giro en la historia se produjo después de que la hija de Wolff, Helga, se convirtiera al Islam en 1961 y cambiara su nombre a Fátima. Explicó que estaba buscando una manera de aceptar la tensa historia de su familia, y se convirtió en una de las principales figuras públicas islámicas de Alemania. En forma impresa, en persona y en el aire, compartió su nueva visión del mundo con los buenos modales que había aprendido de su padre. En 1984, Wolff supuestamente siguió su ejemplo y profesó la fe musulmana. Cuando murió unas semanas más tarde a los 84 años, Fátima recitó oraciones musulmanas junto a la tumba. Pero quedan preguntas sin respuesta: ¿Finalmente entendió y reconoció su papel en el Tercer Reich? ¿Estaba él, como Fátima, tratando de ir más allá de su pasado? El pedazo de roca tosca sobre su tumba no es ni cristiano ni musulmán, y nos dice poco. La simple placa con su nombre y fechas de nacimiento y muerte le da el título de "General, Retirado", como si Wolff quisiera ser recordado como un oficial que sirvió a su país en lugar de la máquina de matar nazi a la que realmente sirvió.


Una fotografía anterior a la guerra publicada en la revista Life (durante maniobras bélicas, alrededor de 1936-1938). Joachim v. Ribbentrop, Karl Wolff y el diplomático Walther Hewel. 




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