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15 abril 2025

Semblanzas del "indomable" General Smedley D. Butler



por Tito Andino

Revista de libros y artículos sobre el General Butler



El General Smedley Darlington Butler y su valiente defensa de la república.

Smedley Darlington Butler (1881 – 1940) de prominentes ancestros, al iniciar la Guerra Hispano-Estadounidense prometió con 16 años luchar para liberar las colonias de ultramar de la corona española. En 1898 decidió alistarse en la Infantería de Marina, según él, convencido que la explosión del USS Maine en La Habana era un ataque español. Butler fue famoso en su época, durante su carrera militar tuvo diversos destinos como China, Filipinas, Cuba, en Centroamérica se transformó en leyenda del Cuerpo de Marines. Ayudó a ocupar Haití, donde era conocido como "El Diablo". En Nicaragua, las madres solían acallar a sus hijos con el lema: "¡Silencio! El mayor Butler te atrapará". Al retirarse en la década de 1930 lo hizo con el grado de Mayor General y dos Medallas de Honor y cierto número de apodos como "Old Gimlet Eye", "Leatherneck's Friend", "The Fighting Quaker". Pero, indiscutiblemente, Butler fue mejor conocido como orador público, relatando historias como un ex militar crítico del sistema y publicando escritos antibelicistas. Antes de su retiro ya había usado frases en sus discursos como "extorsionador para el capitalismo". 


Izquierda: General de Brigada Smedley Butler, 1927. Derecha: General estadounidense Smedley Butler, ilustración de Colin Verdi.


El golpe de Wall Street

En la década de 1930 los banqueros estadounidenses promovieron un intento de golpe de Estado, eran los tiempos en que se temía al movimiento obrero por la popularidad de la corriente socialista. Wall Street dirigió su mirada al fascismo -creado precisamente para oponerse a los movimientos sociales-, los banqueros intentaron "imponer un dictador títere fascista en la Casa Blanca. Desafortunadamente para la cadena JP Morgan que gestionaba este golpe, el títere que eligieron para su "Mussolini americano" fue un patriótico general retirado llamado Smedley Darlington Butler".

En 1934, Smedley Darlington Butler testificó ante el Congreso, dijo que los banqueros de Wall Street se habían acercado a él para organizar un golpe fascista contra Franklin Roosevelt. Butler ciertamente había sido testigo muchas veces en su carrera de cómo las empresas cambiaban un gobierno que les resultaba desagradable. "Mi interés", expresó, "es mantener una democracia". El caso es que en 1932, Franklin D. Roosevelt fue elegido presidente de Estados Unidos con su programa New Deal. FDK quería, entre otras cosas, una estricta supervisión gubernamental del sistema bancario, lo que disgustó a muchos en Wall Street y bien pudieron haber organizado ese golpe de estado que denunció Butler en 1933, dando testimonio bajo juramento ante el Congreso en 1934 (sus declaraciones fueron ridiculizadas por los medios de comunicación). Afirmó que le habían propuesto liderar un golpe fascista en Estados Unidos. Butler señaló que Gerald MacGuire, empresario de Wall Street, le preguntó si estaría dispuesto a liderar un ejército de 500.000 veteranos, la "Legión de Estados Unidos", grupo reaccionario que estaba feliz de utilizar bates de béisbol para poner fin a huelgas y manifestaciones por los derechos civiles. Según Butler, el plan era dirigir a estos veteranos bajo una nueva organización y, con la ayuda de una marcha hacia Washington tomar el poder real en el país (sin demasiada violencia), Roosevelt permanecería como jefe de estado ceremonial. MacGuire siempre negó todo al ser interrogado, sus afirmaciones fueron confusas y contradictorias, declaró que la "Legión" era solo una organización rompehuelgas. No hubo pruebas suficientes para condenar a nadie. El informe concluyó que probablemente Butler estaba diciendo la verdad y, en un informe secreto desclasificado hace pocos años, se comprobó que el Congreso si había tomado en serio las afirmaciones de Butler, corroboradas por otras investigaciones. 


En 1936, Roosevelt hizo la siguiente declaración: “Un gobierno controlado por el capital organizado es tan peligroso como un gobierno controlado por el crimen organizado. Nunca antes en nuestra historia estas potencias habían estado tan unidas contra un candidato como lo están hoy. Me odian unánimemente y agradezco su odio”. 


En 1935, algunos de los discursos más populares de Butler fueron compilados en un libelo de 52 páginas llamado "War Is a Racket" caracterizando los conflictos bélicos como algo "llevado a cabo para el beneficio de unos pocos, a expensas de muchos", aspiraba poder detener la próxima guerra.

Matthew Ehret en "New CP Documentary: Why Assume there will be Another Election? The 1934 Bankers Coup Revisited" (agosto 2022, que incluye un esclarecedor documental en inglés) establece que esa etapa histórica inició con la demolición orquestada del sistema financiero en 1929, la "solución milagrosa económica del fascismo y la eugenesia alimentada por Wall Street y Londres entre 1930 y 1934 y la historia de la guerra de Roosevelt con los tentáculos de la oligarquía financiera en Londres y Wall Street". 


Caída y retiro de Butler


El general de marina Smedley Butler inspecciona a un recluta en el depósito del Cuerpo de Marines, 14 de enero 1927 (Centro de Historia de San Diego -anteriormente Sociedad Histórica de San Diego-)


Aún en servicio, momentos que el país experimentaba la Gran Depresión, se apreciaba el desarrollo del fascismo y el militarismo en Europa, Butler se opuso a su propagación. Estuvo bajo arresto domiciliario después de que contara, durante un discurso en 1931, una historia sobre Mussolini atropellando a un joven. El "caso" Mussolini, es relatado por Butler basado en una experiencia del periodista Cornelius Vanderbilt. Vanderbilt había estado en un coche con Benito Mussolini cuando atropellaron y mataron a un joven que cruzaba la calle. Mussolini le dijo al conductor que siguiera conduciendo y que la vida del muchacho era insignificante. Mussolini y su gobierno en ese momento estaban siendo ampliamente elogiados por todos los medios de comunicación estadounidenses y la élite estadounidense en general. Consideraron la Italia de Mussolini un gran modelo que Estados Unidos debería seguir. Admiraban especialmente sus esfuerzos por aplastar el trabajo de los sindicatos y el comunismo. Cuando el general Butler denunció a Mussolini por este incidente de atropello y fuga, el Ejército de los EEUU siguió procedimientos en contra de Butler. F.D. Roosevelt (más tarde Presidente) fue uno de los que salió en defensa de Butler.

Tras ese suceso Butler optó por el retiro mediante un artículo: "¡Al diablo con los almirantes! Por qué me retiré a los cincuenta", publicado en la revista Liberty (5 de diciembre de 1931). En su retiro evitó hablar sobre el Cuerpo de Marines, concentrándose en temáticas del crimen, gansterismo, imperialismo, guerra y paz. Tenía un público para sus historias, denunció su pasada participación como militar en los violentos métodos del imperialismo. "Yo era un gánster del capitalismo"

Butler fue el marine más condecorado de su época, se transformó en un crítico abierto de la guerra, escribió que la guerra siempre ha sido una estafa, "posiblemente la más antigua, fácilmente la más rentable, seguramente la más cruel. Es la única de alcance internacional. Es la única en la que las ganancias se contabilizan en dólares y las pérdidas en vidas".

A nivel personal, tras su retiro pronunció más de 1300 discursos en pueblos y ciudades, dijo que necesitaba dinero pero rechazó un puesto de gerente de personal en una gran corporación, "por supuesto, eso simplemente significaba mantener engañados a los trabajadores" dijo el General. Smedley Butler prefería improvisar su estilo en las conferencias públicas y recibía una paga por sus entusiastas discursos, no por  disertaciones. 


Nota: Hablar sobre éste General estadounidense nos llevaría muchas horas de lectura. La mejor "estrategia" para condensar sus innumerables discursos críticos contra el gansterismo financiero de su país es tomando no solo sus citas, sino los análisis de expertos sobre su visión del mundo, extraídos de libros y artículos que se mencionan en esta ponencia y que también se agregan como notas a píe de página.


En el artículo de Spenser Rapone "Stop those gangsters of capitalism" (Detengamos a esos mafiosos del capitalismo), junio 2019, cita a "War is a racket" de Smedley Butler (La guerra es un fraude), "basado en discursos que dio a los veteranos en la Marcha del Bono de 1932, se ha convertido casi en un cliché en el mundo del activismo contra la guerra. Sin embargo, su incisiva crítica de la guerra perpetua sigue siendo una acusación tan buena de nuestro tiempo como cualquier otra". Ahora más que nunca.

No es necesario fetichizar a Butler, idealizado por ser un veterano de guerra. Si bien expresaba simpatías socialistas y pidió el fin de las guerras de agresión de Estados Unidos, nunca rechazó por completo el americanismo. Rapone afirma que "si realmente vamos a condenar la última iteración del imperialismo perpetuo estadounidense, debemos condenarla desde una posición que ve las estructuras políticas y económicas existentes de Estados Unidos como la base sobre la que se basa el complejo militar-industrial".

En 1932 el movimiento de veteranos descontentos de la Primera Guerra Mundial -Bonus Army- afectados por la Gran Depresión, exigía los pagos adeudados por el Gobierno Federal, fueron reprimidos. Butler les dijo: "Nunca he visto un americanismo tan fino como el que exhiben ustedes. Usted tiene tanto derecho a tener un lobby aquí como cualquier empresa siderúrgica. Me enoja muchísimo que mucha gente hable de ti como vagabundo. Por Dios, en 1917 y 1918 no hablaban de ustedes como vagabundos".

En 1935, Walter Wilson para el New Masses publicó: "Dónde está Smedley Butler", recordó que el general asistió a una reunión de veteranos de izquierda en Nueva York, Butler dijo que los periódicos de la metrópoli habían tratado de impedir que viniera: "Me dijeron que encontraría un nido de comunistas aquí. Les dije '¡Qué diablos!' En 1917, el gobierno reclutaba muchachos para el ejército; entonces no preguntaban cuáles eran las ideas políticas de un hombre; simplemente preguntaban si tenía un cuerpo sano y una espalda fuerte".

En los capítulos "¿Quién obtiene las ganancias?" y "¿Quién paga las facturas?" (del libro de Butler) se citan datos extraídos de audiencias del Senado sobre la especulación durante la Guerra Mundial. Las víctimas fueron los contribuyentes y una generación de jóvenes cuyas mentes fueron torcidas por la manipulación psicológica, sobre la cual Butler señala:

 

"Los obligaron a 'dar la vuelta'; a considerar el asesinato como algo a la orden del día... Los utilizamos durante un par de años y los entrenamos para que no pensaran en absoluto en matar o ser asesinados". Muchos quedaron "destruidos mentalmente, porque no pudieron dar el último giro" para regresar a la vida civil. A los hombres se les hacía sentir vergüenza si evitaban el servicio militar. La propaganda de guerra fue "tan cruel que incluso Dios participó en ella". Los clérigos, reconociendo que "Dios está de nuestro lado", incitaron a los soldados a "matar, matar, matar". Hacer que el "mundo sea seguro para la democracia", "la guerra para poner fin a las guerras" y otros "hermosos ideales fueron pintados para nuestros muchachos que fueron enviados a morir". Les dijeron que sería una "aventura gloriosa". Y les pagaban 30 dólares al mes, menos las deducciones por los bonos Liberty, que luego se vendían con descuento y contribuían a las ganancias de los banqueros "en el engaño de los precios manipulados de los bonos Liberty". (cita en el libro de Hans Schmidt)


Butler también se asoció con grupos pacifistas. En 1935 tuvo una asociación de dos años con la "Liga Contra la Guerra y el Fascismo", un frente unido de socialistas, comunistas y varios grupos eclesiásticos, universitarios, sindicales y de mujeres. En Cleveland, a principios de 1936, pronunció una charla titulada "La guerra es un Fraude" como orador principal del Tercer Congreso contra la Guerra y el Fascismo. Butler se opuso a toda intervención militar en el extranjero y rompió con la Liga cuando ésta favoreció la intervención durante la Guerra Civil Española. En una reunión dijo: "¿Qué diablos es asunto nuestro lo que está pasando en España?". (citado de Hans Schmidt)


Fotografía del General Smedley Butler (Cuerpo de Infantería de Marina de los Estados Unidos, fecha indeterminada) 

La tesis que Butler planteaba sobre la guerra era que: "Se lleva a cabo para el beneficio de unos pocos, a expensas de muchos. Con la guerra, unas pocas personas hacen grandes fortunas". Si bien solo unos pocos se benefician en última instancia de la destrucción provocada por la guerra imperialista, las ganancias de esos pocos continúan creciendo. Y eso a menudo incluye a los comandantes de las guerras, muchos altos mandos de alto rango, después de su carrera militar, a menudo se encuentran en la junta ejecutiva de algunos de los especuladores de guerra más notorios, como Lockheed Martin, Raytheon o Northrop-Grumman. De hecho, la internalización de la condición de profesionales por parte de los altos mandos es su fuerza motriz, como observó Butler en ese discurso emblemático:


"Los soldados y marineros profesionales no quieren desarmarse. Ningún almirante quiere estar sin barco. Ningún general quiere estar sin un mando. Ambos significan hombres sin trabajo. No están a favor del desarme".


Es necesario frustrar el lobby de los militaristas -decía- dictándose leyes que restrinjan al ejército a funciones defensivas porque gran parte de la guerra es un fraude. Ese era su lenguaje común contra la guerra y el imperialismo, parte de una tradición estadounidense que se remonta al siglo XVIII. La contribución particular de Butler fue su retractación, denunciando la guerra por motivos morales después de haber sido un guerrero condecorado y haber pasado la mayor parte de su vida como miembro del ejército. El tema sigue siendo vigorosamente patriótico y nacionalista, denunciando al imperialismo como una desgracia arraigada en la codicia de unos pocos privilegiados.

Spenser Rapone concuerda con todos en que el afán de lucro de la guerra existe junto con una relación de poder que refuerzan la perpetuación de la presencia militar global de Estados Unidos. "Nuestra relación con las fuerzas armadas de Estados Unidos, y cómo desmantelar su propio funcionamiento, consiste en uno de los pilares de nuestra lucha política. Destruir el complejo militar-industrial es solidarizarse con los pueblos de Afganistán, Irak, Siria, Palestina y tantos otros lugares que han sufrido bajo el yugo del militarismo estadounidense, ya sea directa o indirectamente. ¿Cómo lo hacemos?"

"Vivimos en una época en la que la religión cívica del patriotismo es tan odiosa como siempre. Todos estamos profundamente alienados. Entonces, ¿por qué siquiera tratar de hacer el trabajo, cuando nuestras capacidades organizativas están demasiado limitadas? Propongo que aquí es donde los veteranos pueden hacer mejor su parte, sea cual sea, desde contra-reclutar, hablar públicamente o simplemente interactuar con miembros de las fuerzas armadas que parecen expresar dudas.

Lo hacemos reconociendo que nuestro servicio en el ejército fue para servir a los intereses del imperio. Punto. Dicho esto, también conocemos el panorama de esa organización. Por lo tanto, sabemos cómo hablar de las formas específicas de frustración por las que podrían estar pasando los miembros del servicio. Pero la clave no es relacionarse con ellos como soldados, sino como seres humanos. Resistir las presiones del servicio militar es afirmar tu humanidad frente a una organización que depende de tu propia deshumanización para funcionar".

Rapone enfatiza que la noción misma de "veterano", como una categoría mística que nos ofrece mayores conocimientos, debe ser dejada de lado. Nuestro conocimiento de las fuerzas armadas no es diferente de cualquier otra forma de conocimiento experiencial de un trabajo anterior. La única forma en que las fuerzas armadas de EE.UU pueden seguir funcionando es si los que habitan sus filas continúan siguiendo órdenes.

"Es nuestra responsabilidad moral y ética inspirar continuamente a los soldados a disentir, socavar la propaganda militar y pedir la retirada de las fuerzas militares estadounidenses en todo el mundo". Smedley Butler testificó en 1935, pero sus palabras hicieron poco para evitar las atrocidades que se avecinaban en la Segunda Guerra Mundial. Lo que tenemos que hacer es exigir aparentemente lo imposible, es decir, la destrucción y el desmantelamiento de las fuerzas armadas de Estados Unidos, y la transformación radical de las relaciones sociales existentes en Estados Unidos. Cuando War is a Racket ya no ofrezca ninguna resonancia para nuestra época actual, solo entonces sabremos que hemos cumplido esta tarea". ("Stop those gangsters of capitalism", Spenser Rapone)


Fotografía del General Smedley Butler en 1927

"El problema no es solo que la política exterior de Estados Unidos sea codiciosa y que sus intenciones sean malas; es que incluso cuando sus intenciones son buenas, también puede producir desastres". 

(Patrick Iber, profesor asociado de historia en la Universidad de Wisconsin-Madison y autor de "Ni paz ni libertad: la guerra fría cultural en América Latina").

 

"¿Qué convirtió a Smedley Butler en un crítico de la política exterior estadounidense? El infante de marina que se volvió contra el imperio estadounidense", se cuestiona Patrick Iber en un artículo de enero de 2022 analizando el libro "Gánsteres del Capitalismo. Smedley Butler, los marines y la creación y el desmontaje del imperio de Estados Unidos", de Jonathan M. Katz, (el libro no es solo una biografía de Butler, profundiza otros aspectos del imperialismo). 

Butler dijo cosas como estas:

 

"Pasé 33 años y 4 meses en servicio activo como miembro de la fuerza militar más ágil de nuestro país: el Cuerpo de Marines. Y durante ese período pasé la mayor parte de mi tiempo siendo un hombre musculoso de clase alta para las grandes empresas, para Wall Street y para los banqueros. En resumen, yo era un extorsionador del capitalismo". (publicado en la revista socialista "Common Sense" en 1935)


Por ejemplo, la intervención de Estados Unidos en Cuba se dirigió a frenar los cambios sociales por los que los cubanos habían estado luchando en su independencia. "El presidente McKinley, que había tratado de comprar Cuba a España en 1897, interpretó que la "estabilidad" en Cuba significaba que las relaciones de propiedad se mantendrían en gran medida intactas. El poeta y mártir José Martí, que murió en combate en 1895, había previsto tales imposiciones, preguntando: "Una vez que Estados Unidos esté en Cuba, ¿quién lo expulsará?". 

A pesar de la autorización para la guerra el Congreso prohibió a los Estados Unidos adquirir territorio directamente (lo haría con Puerto Rico y las Islas Vírgenes). EEUU con la "Enmienda Platt" en la Constitución de Cuba convirtió a la isla en un protectorado. La enmienda otorgaba al gobierno estadounidense el derecho de intervenir con el propósito de "mantener un gobierno adecuado para la protección de la vida, la propiedad y la libertad individual"; además del arrendamiento de un terreno que pudiera servir como estación carbonera o naval: la Bahía de Guantánamo (100 años después, la Bahía de Guantánamo es además una prisión y el sitio negro más notorio de la guerra contra el terrorismo).

Filipinas, destino de Butler tras dejar Cuba, también había estado luchando por la independencia de España y por el cambio social. El presidente McKinley razonó que los filipinos no eran aptos para el autogobierno, y que las islas podrían perderse fácilmente a manos de otra potencia, por lo que Estados Unidos no tenía más remedio que tomar las islas y "elevar" a sus residentes. El ejército estadounidense terminó enfrascado en una larga guerra de guerrillas. 

Conservar el territorio filipino -en los planes estadounidenses- les abriría el acceso al gran mercado chino, y China resultó ser el próximo destino de Butler. Allí, Estados Unidos intervino en la Rebelión de los Bóxers como parte de una alianza de ocho naciones para sofocar el movimiento anti-extranjero. Butler fue herido en combate pero marchó hacia la Ciudad Prohibida (aún era un joven militar). Las tropas saquearon y mataron indiscriminadamente a residentes chinos en Pekín. "Supongo que no deberíamos haber tomado nada, pero la guerra es un infierno de todos modos y ninguno de nosotros estaba en el estado de ánimo para mejorarla", escribió Butler.

Patrick Iber (artículo mencionado) refiere en que "el imperialismo de esta época fue alimentado por un sentido de superioridad civilizatoria y racial. En el extremo más suave del espectro, esto justificaba el control condescendiente, y en el extremo brutal, justificaba el asesinato y la deshumanización". Los costos de la ocupación generaron descontento: los informes sobre la conducta de Estados Unidos en Filipinas y en China horrorizaron a algunos. Mark Twain escribió con ironía en 1901: "Debe haber dos Américas: una que libere al cautivo, y otra que le quite la nueva libertad a un cautivo y se pelee con él sin nada en qué fundarla; luego lo mata para obtener su tierra". 

"La versión particular de "elevación" en Estados Unidos era en gran medida comercial. Los infantes de marina se encontraron construyendo infraestructura y emprendiendo iniciativas de salud pública que permitirían el buen funcionamiento del comercio internacional. Pero el "comercio" estaba frecuentemente representado por intereses comerciales concretos. En las décadas siguientes, Butler se encontraría en Panamá, país que Estados Unidos ayudó a separarse de Colombia para poder construir allí un canal. Intervino en conflictos civiles en Nicaragua y Haití, lo que llevó a largas ocupaciones estadounidenses de ambos países. Se suponía que la "diplomacia del dólar" de la época -una política de tratar de atraer a los bancos privados estadounidenses a la gestión de las finanzas de los países más pobres- reemplazaría las guerras de ocupación al estilo filipino "sustituyendo las balas por dólares". Pero también requirió muchas balas, ya que a menudo eran los marines los que terminaban defendiendo propiedades e inversiones estadounidenses. Los Estados Unidos se apoderaron de las aduanas sin aumentar los ingresos y dirigieron el reembolso a los bancos estadounidenses, privando a los gobiernos de fondos para el desarrollo".

"Butler se encontró con frecuencia lidiando con intereses financieros y corporativos que presionaban al gobierno de los Estados Unidos para que actuara. Le molestaba. Las cartas de Butler a casa en la década de 1910 contienen los inicios de los sentimientos antiimperialistas que expresaría en la década de 1930". En 1914, Butler también tomó parte de la ocupación de la  ciudad mexicana de Veracruz porque las compañías petroleras estadounidenses alentaban proteger sus inversiones durante la Revolución Mexicana

En Nicaragua, donde la intervención de los marines ayudó a establecer un gobierno conservador que aceptaría la gestión financiera de Estados Unidos, escribió: "Lo que me enoja es que toda la revolución está inspirada y financiada por estadounidenses que tienen inversiones salvajes aquí y quieren hacerlas buenas poniendo un gobierno que declarará un monopolio a su favor". A veces, estos sentimientos estaban sazonados con un racismo abierto hacia la gente de los países a los que fue enviado. "Es terrible que estemos perdiendo a tantos hombres luchando las batallas de estos malditos cerdos, todo porque (el banco de Wall Street) Brown Bros. tiene algo de dinero aquí". 

En Haití, el propio Butler fue responsable para la construcción de carreteras, reclutando mano de obra no remunerado que se aplicaba con violencia, incluso matando a los que intentaban escapar. "¿No es eso esclavitud?", preguntó un sobreviviente. Más de la mitad de las reservas de oro de Haití fueron llevadas a Nueva York en 1914, la ocupación continuó de 1915 a 1934. Haití tuvo que pagar "indemnizaciones" de guerra, la última en 1947 al National City Bank de Nueva York, actual Citibank. (Haití igualmente tuvo que pagar indemnizaciones a Francia por llegar a ser el segundo país "libre" de América, a través de una masiva revuelta de esclavos y guerra de guerrillas librada por esclavos negros y personas de color libres contra el ejército colonial francés y los propietarios de esclavos entre los años 1791 y 1804).

En el más citado artículo del General Butler para el Common Sense en 1935, escribió:


"Ayudé a que México y especialmente Tampico fueran seguros para los intereses petroleros estadounidenses en 1914. Ayudé a hacer de Haití y Cuba un lugar decente para que los muchachos del National City Bank recaudaran ingresos. Ayudé en la violación de media docena de repúblicas centroamericanas para el beneficio de Wall Street. El historial de extorsión es largo. Ayudé a purificar a Nicaragua para la casa bancaria internacional de Brown Brothers en 1909-12. Traje luz a la República Dominicana para los intereses azucareros estadounidenses en 1916. Ayudé a que Honduras fuera "correcta" para las compañías fruteras estadounidenses en 1903. En China, en 1927, ayudé a garantizar que Standard Oil siguiera su camino sin ser molestada... Mirando en retrospectiva, creo que podría haberle dado a Al Capone algunas pistas para operar su negocio en tres distritos de la ciudad. Nosotros, los Marines, operamos en tres continentes". ("Maverick Marine. General Smedley D. Butler and the Contradictions of American Military History", University Press of Kentucky, 1987, por Hans Schmidt)

 

Fotografías del General Smedley Butler

Como la mayoría de las potencias imperiales, Estados Unidos describió su ocupación como "altruista". Pero su idea de altruismo colocó los intereses comerciales y la "estabilidad" política de Estados Unidos en primer lugar. Los que se rebelaron fueron brutalmente reprimidos, insistieron en cambios en la Constitución para permitir la propiedad extranjera de la tierra, eso requería la disolución de la legislatura de Haití a punta de pistola. Las fuerzas de ocupación estadounidenses trabajaron con las élites locales para imponer su visión del orden social, bloqueando las desigualdades existentes y desmantelando los mecanismos a través de los cuales podrían abordarse. Mucho después de que las tropas estadounidenses se hayan ido, estos legados permanecen (Iber).


Jonathan Katz es autor de "Gangsters of Capitalism: Smedley Butler, The Marines, and the Making and Breaking of America's Empire" (2022). Mientras su libro estaba en prensa (2021), el US Army se retiraba de Afganistán tras 20 años de guerra que trajo más prosperidad al norte de Virginia que al propio Afganistán. Al mismo tiempo, la administración Biden buscó un contratista privado para reclutar guardias de habla criolla para operar un centro de detención de migrantes en la Bahía de Guantánamo, probablemente para haitianos detenidos en el mar. Todo esto hace que Butler, cuya vida debemos recordar, sea tan relevante como si estuviera escribiendo ayer.

"La principal preocupación del gobierno de Estados Unidos nunca será el bienestar de las personas ocupadas, siempre será el de los estadounidenses, y esto producirá resentimiento. Es posible que reconozcan que la presencia de Estados Unidos cambia el equilibrio interno de poder en las sociedades hacia el autoritarismo. Los estadounidenses a menudo dan por sentadas sus propias buenas intenciones, que les cuesta entender la resistencia a sus intentos de controlar y cambiar el mundo" (J. Katz)




La explicación de Butler para esto, por supuesto, es que los intereses empresariales están moviendo los hilos, manipulando la política exterior en su beneficio. De acuerdo con esta forma de pensar, el ejército estadounidense proporciona las tropas de choque del capital global, en una conspiración para asegurar la rentabilidad de las corporaciones estadounidenses. Trate de encontrar la mentira, si quiere, en la declaración de Butler... No hay ninguna. (el autor se refiere a la cita del artículo del General Butler para el Common Sense en 1935, descrito en párrafos arriba).

El modelo de Butler produce ideas. Las empresas estadounidenses presionan para que la política exterior de Estados Unidos satisfaga sus necesidades, y el destino de la propiedad estadounidense recibe una deferencia desproporcionada. Pero reducir la política exterior de EE.UU a un "complot de negocios" puede producir una especie de antiimperialismo barato, en el que el mal comportamiento es simplemente el resultado de grupos de presión o intereses ocultos. Su simplicidad a veces desplaza las situaciones más complejas que también se presentan. (NdelE: No analizaremos aquí esas situaciones complejas)

El artículo de Iber termina con otra de esas ironías del destino. Comenta que Jonathan Katz (autor del libro mencionado), en uno de sus viajes a Haití, habló con trabajadores de la construcción explicándoles que la mayoría de los estadounidenses no tienen idea de que su país alguna vez haya ocupado Haití, la mayoría de los trabajadores se rieron. Uno fue incrédulo. "¡No creo que los estadounidenses no sepan de eso!", gritó. ¿Cómo es posible? A veces el mundo es un lugar vulgar, donde otros pagan el precio de la ignorancia estadounidense.




"Maverick Marine. General Smedley D. Butler and the Contradictions of American Military History", University Press of Kentucky, 1987 (Marine rebelde. General Smedley D. Butler y las contradicciones de la historia militar estadounidense) de Hans Schmidt, es la fuente de los siguientes extractos que tratan de algunos de los posteriores y radicales pronunciamientos de Butler tras su retiro como militar.

Schmidt da un enfoque diferente a la personalidad de Butler, dice de él, "su retórica antiimperialista y anticapitalista fue claramente compensada por un vigoroso apoyo a la ley y el orden internos. Asimismo, su tema pacifista se complementó con un inquebrantable apoyo militarista a la defensa nacional. Siempre fue el patriota y el marine combatiente, nunca el pacifista llorón o el ideólogo complicado". 

Mantuvo cierto grado de credibilidad en todo el espectro político y publicó sus puntos de vista radicales en foros tan diversos como Woman's Home Companion, Reader's Digest, Common Sense y New Masses. Butler en Common Sense escribió cinco artículos (revista socialista en 1935-36). Butler se convirtió en un destacado portavoz de la Liga Contra la Guerra y el Fascismo, que muchos consideraban dominada por los comunistas. Incluso cuando la tolerancia hacia la disidencia se redujo con la llegada de la guerra a finales de los 30, siguió siendo un portavoz popular en el círculo de los veteranos. 

En enero de 1932, Nation informó que Butler había caracterizado al ejército estadounidense como "una agencia glorificada de recaudación de facturas" y que había dicho que "no le gustaría ver a un chico mío marchar con un collar de Wall Street alrededor del cuello".

Butler convirtió la analogía entre imperialismo y crimen interno en una acusación explícita. Su argumento estaba arraigado en la moralidad convencional, cuando se utilizaba para vencer la injusticia y el atraso y difundir el estilo de vida estadounidense, el uso de la fuerza era bueno; por el contrario, la fuerza utilizada para el mal era tanto más odiosa cuando estaba contaminada por el engaño y la hipocresía. La fascinación popular por el gansterismo (las docenas de películas de gánsteres de Hollywood cada año) proporcionaba una jerga conveniente que Butler utilizaba para transmitir una convicción que había evolucionado a partir de toda una vida de experiencia militar y policial.

Denunció las manipulaciones políticas de los gánsteres desde al menos 1912. Su renuncia a la guerra como un escándalo y al imperialismo como gansterismo coincidía exactamente con su invectiva contra Capone. La lucha contra el crimen en el país se sustentaba en ideales de elevación y juego limpio, los mismos que los fundamentos oficiales para la intervención en el extranjero. El abuso del ejército con fines corruptos en el extranjero equivalía a la corrupción policial en el país. La lógica era ineludible una vez que se había prescindido de los símbolos patrióticos, la retórica piadosa y el legalismo engañoso que habían flotado en una larga sucesión de expediciones militares al extranjero.

Smedley Butler tuvo una sorprendente reputación en la comunidad policial como experto y defensor de las policías estatales y federales, al mismo tiempo que exponía puntos de vista de izquierda sobre el capitalismo y el imperialismo. Señaló al FBI como el brillante ejemplo de cómo el gobierno federal debería responder al crimen. Butler dijo en 1936 en Chicago que el FBI era uno de los pocos departamentos gubernamentales "que no olía a gloria". 

El FBI estaba al tanto del supuesto complot de Wall Street de 1934, aparentemente no investigó. La afinidad de Butler con Hoover reflejaba lo que el historiador Samuel Walker lamentó como una tendencia hacia una autoridad altamente centralizada por la cual a los ejecutivos de la policía se les daba "discreción casi completa" para hacer lo que quisieran, J. Edgar Hoover demostró que las técnicas del profesionalismo y la eficiencia podían pervertirse fácilmente" (Historia crítica de la reforma policial, 1977, Samuel Walker). 

E.Z. Dimitman, reportero del Philadelphia Public Ledger, en la década de 1920, cubrió los esfuerzos de Butler para hacer cumplir la Prohibición. En ese momento, Butler estaba cedido por los Marines a la policía de Filadelfia, donde ocupó el cargo de Director de Seguridad Pública. En 1926, Dimitman acompañó a Butler en un crucero de 26 días desde Brooklyn a San Diego. La serie resultante de treinta capítulos, llamada "Smashing Crime and Vice", se publicó en cien periódicos. Butler donó la mitad de los ingresos a un fondo para procesar a los políticos que interfirieron con la fuerza policial de Filadelfia.

Su principal colaboración con Dimitman fue el libro de 1935 "La guerra es una estafa" (52 páginas). Fue condensado en Reader's Digest como suplemento de un libro, precedido por Lowell Thomas elogiando el "coraje moral y físico" de Butler... Incluso sus oponentes admiten que en su postura sobre cuestiones públicas, el general Butler ha estado motivado por la misma ardiente integridad y leal patriotismo que ha distinguido su servicio en innumerables campañas de la Marina.

En una serie de discursos de radio de 1935 en la WCAU de Filadelfia, con alcance nacional, apoyó el proyecto de ley Connery que prohibía el uso de equipos federales por parte de la Guardia Nacional contra los huelguistas. "Una vida vale menos que un cristal": "Un matón contratado por las fábricas golpea con una cachiporra en la cabeza a un huelguista... Los matones contratados o la policía, o tal vez la guardia nacional, quienquiera que esté allí para proteger la propiedad, se emocionan y comienzan a disparar, y tal vez un huelguista o una víctima inocente, una mujer o un niño recibe un disparo". 

Siguiendo los artículos de John Spivak de 1935 sobre "La conspiración fascista de Wall Street", el New Masses publicó "Dónde está Smedley Butler" (Walter Wilson). Se comenta que mucha gente consideraba a Butler como un demagogo, éste le dijo a Wilson que las grandes empresas y Wall Street eran los enemigos, empeñados en "los mismos trucos utilizados por los dictadores europeos para mantener al capitalismo en la cima del montón económico". Los trabajadores tenían absoluto derecho a hacer huelga y llamarlos bolcheviques era sólo un pretexto para la represión. Butler respaldaba a la Federación Estadounidense del Trabajo, pero criticó su liderazgo. Aunque Butler admitía aspectos antidemocráticos y la necesidad de reformas, creía firmemente en la democracia estadounidense. 


Portadas modernas de "War is a Racket", 1935 (La guerra es una estafa), del General Smedley D. Butler de la Infantería de Marina de Estados Unidos. El opúsculo de 52 páginas fue publicado en Nueva York por la editorial Round Table Press Inc. Básicamente es un resumen de la recopilación de muchos de sus discursos que solían tener (muchos) igual título. Refiere principalmente a las guerras contemporáneas de los EEUU como aventuras imperialistas en beneficio de Wall Street. Propuso la idea que las fuerzas armadas de los EEUU debían utilizarse solo con fines de defensa; y, eventualmente podría declarar guerras ofensivas si hubieran sido aprobadas en plebiscitos limitados, en que únicamente votarían aquellos que pudieran ser llamados a filas (en realidad esta parte suena utópico). El original contiene cinco breves capítulos escritos con un tono enérgico, comenzaba con el capítulo I "La guerra es un escándalo"; Cap. II ¿Quién recibe las utilidades?; Cap. III ¿Quién paga las cuentas?; Cap. IV ¡Cómo acabar con esta estafa!; y, Cap. V ¡Al diablo con la guerra! En esencia -dice Butler- la guerra y el imperialismo son funciones de la codicia de los capitalistas en "territorio recién adquirido, rápidamente explotado por unos pocos, los mismos pocos que arrancaron dólares de la sangre de la guerra". Para unos pocos, este fraude, como el contrabando y otros fraudes del hampa, genera beneficios extravagantes, pero el costo de la operación siempre se transfiere a la gente, que no se beneficia.


Butler fue en principio partidario del New Deal, luego criticaría lo que consideraba astutos preparativos de FDR para la guerra. En 1935, dijo que Estados Unidos estaba "derivando rápidamente hacia otra guerra a través de la dictadura. Los líderes políticos de este país están a favor de otro conflicto para encubrir sus errores". A principios de 1936, anticipando los primeros movimientos encubiertos de Roosevelt hacia el sistema de alianzas de la Segunda Guerra Mundial, Butler abogó por exigir que el secretario de Estado leyera toda la correspondencia diplomática por radio para impedir compromisos secretos. El estancamiento del gasto militar había terminado y Butler se apresuró a dar la alarma

Las intervenciones navales habían "obligado a los países pequeños a ceder ante los deseos de nuestros intereses comerciales", aunque después de la Gran Guerra se tocaba la expansión naval solo en términos defensivos, en realidad el recrudecimiento del imperialismo "en desacuerdo directo" con la legislación de neutralidad vigente siempre estuvo en primer término. La marina no "poseía un solo plan que no contemplara un ataque a otro país. Su verdadera política es el lema imperialista bigotudo 'la mejor defensa es la ofensiva'... poder navegar hacia aguas extranjeras y atacar a su enemigo del momento en la primera oportunidad".

Al oponerse a la remilitarización de la política exterior estadounidense, pidió una defensa viable que excluya las capacidades imperialistas, así ningún enemigo extranjero o posible coalición podría invadir Estados Unidos. Butler era claramente un aislacionista militar, no estaba en contra de los militares como tales. Era aislacionista sólo en la medida en que denunciaba las intervenciones militares en el extranjero, que consideraba equivalentes al imperialismo (o al gansterismo internacional, como él había llegado a entenderlo y detestarlo), analiza el libro de Schmidt. Butler insistió en una enmienda constitucional exigiendo un referéndum nacional antes de la declaración de guerra. 

Un momento crítico para la remilitarización fue la Ley de Expansión Naval (Vinson) de 1938 para la construcción de acorazados, portaaviones y cruceros para crear una armada de dos océanos con capacidades de ataque de largo alcance. Butler testificó extensamente en las audiencias del Comité de Asuntos Navales del Senado sobre su carrera pasada "corriendo por el mundo custodiando latas de Standard Oil" y "robando a pequeños países de América Central y del Sur en interés de Wall Street". 

Butler no vivió para ver el debate "internacionalista" versus "aislacionista" pervertido hasta este punto. Pero podía prever claramente la venidera santificación intervencionista de la guerra y pasó sus últimos años intentando desmitificarla. La agresión japonesa a China no le impresionó: "Resulta que Japón es el enemigo este año. El año que viene puede que sea otro... Lo siguiente puede ser que amemos a los japoneses hasta la muerte". "Los marines, soldados y cañoneras en China deberían regresar a casa. Los ciudadanos estadounidenses deberían largarse de China y permanecer fuera... dejar que los intereses financieros que lloran allí enarbolen sus propias banderas y luchen contra sus propios desconciertos". Estados Unidos debe abandonar Filipinas, Hawái, Alaska y Puerto Rico, a los que añadió el Canal de Panamá, en lugar de luchar por ellos, dijo.

Sobre Europa, expresó que Estados Unidos no tuvo nada que ver con el "acaparamiento de tierras de Hitler" o con las "promesas que Gran Bretaña y Francia hicieron a Polonia". En su antología de 1939, "Neutrality" en Common Sense, habló de una supuesta superioridad moral estadounidense, admitiendo que, junto con "el 90% del pueblo estadounidense", simpatizaba con los aliados occidentales. Pero que eso no era motivo para intervenir o rearmarse más allá de "una defensa de hierro por la que ni una rata podría arrastrarse".

Con el movimiento por la paz ejerciendo presión pública a la administración intervencionista de Roosevelt, exhortó a los veteranos de guerra: "Son ustedes los que van a morir y sangrar, no el grupo de agitadores de banderas de Wall Street". Se adaptó una resolución contra la guerra, pedían la obligatoriedad de neutralidad y retirada de todas las fuerzas estadounidenses de suelo extranjero. A medida que el movimiento por la paz decayó ante el totalitarismo y el militarismo, se encontró con un desprecio cada vez mayor en la prensa intervencionista. En marzo de 1939, el Time lo ridiculizó.


El mayor general Smedley Butler se dirige al “Ejército de Bonificación” de casi 16.000 veteranos de la Primera Guerra Mundial,  Washington, DC, en 1932

La guerra era una realidad había iniciado en 1937 en el Lejano Oriente y desde 1939 en Europa, las perspectivas de mantener a Estados Unidos fuera se desvanecían rápidamente. "Las transmisiones de radio de Butler, varias de ellas en cadenas nacionales, se transmitían con una voz emotiva, ronca y grave, se caracterizaron por un lenguaje colorido y frecuentes aforismos, condenando a los "perros de guerra" y la guerra como "un escándalo mezquino, cruel y, sí, inmundo". En una transmisión de octubre de 1939 presentada por el senador Clark, instó a las madres de Estados Unidos a no permitir que sus hijos fueran enviados al extranjero como "carne de cañón" (Schmidt).

A inicios de 1940, Butler tuvo seis semanas de agotadora gira de conferencias, en ese tiempo Alemania lanzó su Blitzkrieg en el norte y el oeste de Europa. Escribió a la líder de un grupo de Mujeres Republicanas Independientes que estaba cansado y con mala salud, por lo que tendría que aplazar un discurso: "Espero que se dé cuenta de que estoy a punto de morir dando discursos y siento que debo tomar un descanso este verano ya que mis compromisos terminan en junio. Además, estoy seguro de que no sirve de nada hablar más sobre este asunto de la guerra. La gente de Estados Unidos es tonta si quieren que les disparen a sus hijos y mantener a Franklin Roosevelt en un pedestal, simplemente tendrán que hacerlo".

El 22 de mayo pronunció un último discurso, advirtió que Estados Unidos no debería entrar en "pánico" por el colapso militar británico y francés. Inglaterra no estaría acabada hasta que se hunda su armada; para entonces Hitler estaría demasiado débil para atacar a Estados Unidos. Los estadounidenses deberían defender únicamente a su propio país, "todo lo demás es una maldita estafa comercial de algún tipo". Butler mostraba la tensión de una larga enfermedad que le había hecho perder veinticinco libras. 

El mayor general Smedley Butler falleció el 21 de junio de 1940, momentos previos a que una delegación francesa firmara el armisticio ante las tropas hitlerianas, curiosamente rearmadas en buena parte con los préstamos de los banqueros de Wall Street y modernizada su máquina de guerra usando las filiales del complejo industrial estadounidense con sedes en Alemania. 

Con seguridad hubiera rechazado que, en su memoria, fuera puesto en servicio en 1941 el destructor USS Smedley D. Butler. 


El mayor general Smedley Butler denunciando en diciembre de 1935, en un corto film (Universal Newsreel), un complot golpista fascista en Estados Unidos contra FDK en 1933

Fuentes:

"Stop those gangsters of capitalism"

New CP Documentary: Why Assume there will be Another Election? The 1934 Bankers Coup Revisited

DE GEPOOGDE STAATSGREEP VAN WALL STREET IN 1933

The Marine Who Turned Against U.S. Empire

Maverick Marine: General Smedley D. Butler and the Contradictions of American Military History

File:Universal Newsreel - Gen. Butler bares "plot" by fascists

The ‘Business Plot’ to Overthrow Franklin D. Roosevelt

La guerra es una estafa, por el General Smedley Buter

15 febrero 2025

Los Ricos y el Poder





por Mario R. Fernández y Nora Fernández


Nota previa del editor

Un interesante y fundamentado artículo sobre el poder y la riqueza en el mundo. Un tema de actualidad que ilustra la forma en que se mueve la política mundial interrelacionada con el capital financiero. Análisis de forzosa lectura para entender, entre otras cosas, que podemos esperar de un multimillonario -Donald Trump- en el gobierno de los Estados Unidos. 

Suele llamar la atención cierta admiración e influjo casi "místico" de personas comunes hacia la gente rica y el complejo entramado de las élites para perpetuarse en la cumbre del poder y del dinero. 

Para aquellos fanatizados con las teorías conspiranoicas se advierte que este artículo no pretende desenmascarar a los supuestos líderes objeto de esas populares y divertidas especulaciones, esa "información" se vende muy bien a un amplio y crédulo sector de la población. El ensayo refiere a un complejo entramado de gente y mega empresas multibillonarias conocidas (que no se ocultan en el anonimato) tanto de la vida política como empresarial, que de forma pública (previas conferencias privadas) suelen anunciar la imposición de reglas  que pueden ser calificadas como imposición de un único orden económico internacional (globalización) o como algunos suelen definirla, la "Empresa Mundial S.A.". 

Para la gente poderosa resulta irrelevante las confesiones religiosas o el origen racial de quienes comparten una visión unipolar del manejo de la economía para su fin único: enriquecimiento y control político. ¿Conspiración? Sí, en el estricto sentido del término, estos acuerdos de multinacionales, gobiernos y gente particular muy rica lo definiríamos como tal; y, al ser sus protagonistas personajes públicos, independientemente de su ascendencia étnica o sus particulares creencias "espirituales", las teorías conspiranoicas no tienen sustento lógico a pesar del criterio errado de la mayoría. Lo expresado y lo que va a leer es una realista descripción de lo que muchos definen como "gobierno mundial en las sombras" u otros títulos rimbombantes.

El siguiente artículo apareció en 2016 y sigue estando tan vigente como si hubiese sido escrito hoy.

T. Andino

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Gráfica meramente referencial del libro "La Arquitectura del Poder. Cómo los ricos y poderosos modelan nuestro mundo", 



"La humanidad enfrenta serios problemas en su diario vivir; los pueblos tienen que acarrear lastres que en su mayoría no han creado, desastres del medio ambiente, sufrimiento y miedo a la guerra, la represión, el crimen  y el abuso por sus semejantes, la carencia de un trabajo estable y digno, la pobreza y la miseria y la falta de servicios básicos de higiene y de salud que afecta a más de un tercio de los habitantes del mundo. Pero además las mayorías en casi todas las sociedades del planeta tienen que acarrear, casi como si les llevara en brazos, a los ricos del mundo. Los ricos son una especie de animal grande y peligroso, parasitarios y dañinos y hombres en su mayoría, aun cuando hay mujeres ricas también, que aunque nacidos en cualquier extracto social ocupan las elites del poder y del dinero, verdaderos barones del poder, y hoy han acumulado dinero como nunca antes en la historia moderna, que manipulan todo lo que les interese manipular y que persiguiendo sus intereses pueden ser criminales pero no pagan por ello.

Hoy, los ricos ya no son simples  millonarios como hace algún tiempo atrás, hoy las fortunas son de miles de millones de dólares, si usamos la moneda estadounidenses; forman élites muy reducidas en números si los comparamos al resto de los privilegiados, no son el uno por ciento de la población total como tanto se dice en medios oficiales y no oficiales, sino mucho menos, pero si cuentan con una plataforma de apoyo de entre el uno y el cinco por ciento de los más acomodados, que le sirven a la elite dominante de escolta y sustento o base social, además del apoyo casi incondicional de las clases medias, estas representan el lado “presentable” de un sistema de acumulación totalmente injusto cuando se lo examina. La elite dominante cuenta con la escolta de otros ricos inferiores, que forman una especie de pirámide de acomodados, a quienes se suman altos administradores y políticos que ayudan a la elite dominante a manejar el aparato político mundial, cuenta la elite además con no pocos adulones profesionales y aspirantes a millonarios que incluyen incluso a hampones que trafican drogas, personas y servicios.





Estados Unidos, desde hace más de 200 años, ha sido un país favorable a la especie parasitaria de los más ricos, y por eso allí se ha multiplicado con particular facilidad, no tiene tanto que ver con condiciones biológicas particulares sino con un ambiente ideológico que desde el siglo 19 viene justificando la acumulación de riqueza a cualquier costo y como fundamental razón de ser, algo que observó el entonces cientista político francés Alexis de Tocqueville cuando escribió su libro, un clásico, “Democracia en América”. 

Durante su estadía en Estados Unidos entre 1830-31, Tocqueville observó el marcado individualismo y la aceptación sin cuestionamiento de una forma de entender la realidad que simplemente se sobreentiende. En su libro dice que 

“los americanos no tienen escuela de filosofía propia poco les importan las escuelas de filosofía en que Europa está dividida…Y sin embargo es fácil percibir que casi todos los habitantes de los Estados Unidos conducen su entendimiento de forma similar y lo gobiernan por las mismas reglas, vale decir, sin tomarse nunca el trabajo de definir las reglas, tienen un método filosófico común a todo el pueblo”. Y agrega: “Pero si voy más lejos, y busco entre las características la principal…descubro que cada americano apela solo al esfuerzo individual de su propio entendimiento…” algo que Tocqueville entiende tiene limitaciones. De ese individualismo dominante con foco en el ahora se llega fácilmente a la sobrevaloración de los logros personales, al vivir sin historia y a la admiración a los ricos cuando la sociedad tiene un foco totalmente material. El desarrollo norteamericano fue material y los ricos siguen siendo admirados, ejemplo de triunfo personal, un triunfo sea como sea y pese a quien pese. 


El Rockefeller Center de New York


Las revistas Forbes, Fortuny, Bloomberg, Businessweek, demuestran esa admiración continuamente, los ricos son vacas sagradas y la carrera es una escalera infinita hacia la mayor riqueza. Los ricos, expuestos como celebridades y disfrazados de generosos aparecen allí con nombre y apellido, pero allí solamente se hacen carne, sin explicación, sin exploración de lazos de poder o historia, allí son genios salidos de la nada y al hacerse carne de esta forma se los transforma en intocables, se hace impensable criticarlos en otros medios de prensa.  

De los más ricos, los “billionaires”, que no pasan de 2000 en todo en el mundo, con fortunas personales de más de mil millones de dólares, más de un cuarto de ellos son ciudadanos de Estados Unidos, pero no faltan representantes de Alemania, India o Brasil. Lo irónico hoy es la existencia de “billionaires” chinos y rusos, algo que nadie podría haberse imaginado hace apenas treinta años. La historia está llena de sorpresas, y los nuevos muy ricos en China, que pasan de 200, hicieron sus fortunas de la forma clásica: explotando simplemente a los trabajadores de su país y especulando luego con las fortunas logradas. Los magnates rusos, que no alcanzan a 100, son un caso único en la historia: formaron sus fortunas violentamente, de la noche a la mañana saqueando y robando directamente los bienes del estado posterior al derrumbe de la Unión Soviética, muchos los llaman por eso “lumpen burguesía” recordándoles sus raíces antisociales directas.



La Trump Tower en la Quinta Avenida, Manhattan – New York



Sería injusto, sin embargo, dividir a los ricos en más y menos meritorios, pues en esto de hacerse de fortuna, y aunque todos los grandes ricos han usado métodos diferentes en la acumulación de su riqueza, algunas veces a través de un producto o creándose un proyecto, otras veces aprovechándose de explotar a otros, extorsionando o engañando, o robando directamente o en negocios ilícitos, no puede haber excepción en el uso de métodos antisociales: nadie se enriquece sin ejercer un nivel de criminalidad. Detrás de toda empresa, sea un banco, una compañía de seguros, una administradora o colocadora de fondos de pensión, un gran supermercado, una fábrica, una mina, una procesadora de alimentos u otros, lo que no pertenece al estado o no está en manos de una cooperativa, es de seguro una pirámide donde las decisiones las toman los más ricos aun cuando figuren como accionistas y cuenten con un servil bien remunerado y a veces hasta famoso que le pone cara pública a la empresa. Y, serán siempre los accionistas menores quienes absorban las pérdidas cuando las haya, que los más ricos muy bien entendidos de lo que sucede abandonaran la empresa a tiempo llevándose todas las ganancias.

Pero los ricos saben que mantener una imagen es fundamental, ninguno de ellos quiere llegar a viejo con gran fortuna pero con fama de ladrón y de asesino, es por ello que se encargan con dedicación a asegurarse de tapar lo mejor posible todos las conductas antisociales que les aseguraron su fortuna y usan la publicidad y la manipulación para crearse una imagen de benefactores y generosos -ahora que tienen todo lo que quieren pueden invertir lo necesario en verse bien.

La primera generación de toda fortuna tiene siempre mucho que ocultar, de allí que su preocupación no sea sólo con hacer más y más dinero sino con incrementar su nivel de influencia social y política, incrementar influencia ayuda a los ricos a aumentar su riqueza también, pero además corrompe la administración de los bienes comunes y del estado y a los servidores públicos a todos los niveles, y con ello los ricos se aseguran total impunidad, la justicia y las responsabilidades civiles no les aplica como al resto y la corrupción aumenta y facilita el parasitismo de los ricos que viven literalmente de los demás manipulando el o los estados a su gusto. 

La segunda generación tiene más fácil tarea porque el proceso mismo genera la impresión de que al haber heredado la riqueza no se los puede responsabilizar de cómo se generó. La segunda generación se ve a sí misma y los demás la ven como más saneada. Los logros de la primera generación facilitan el continuo proceso de enriquecimiento de la segunda: la preocupación por alcanzar niveles de influencia en la sociedad les ha otorgado poder que usan para continuar corrompiendo a la administración del estado y enriqueciendo ahora de forma más parasitaria. El estado en sus diferentes niveles les otorga todas las facilidades y los protege incluso del pago de impuestos y royalties, a veces tan bajos que son ridículos. El estado les asegura subsidios para sus empresas, contratos con soborno (lo que en Estados Unidos es un ejercicio legal), el uso de la infraestructura y servicios públicos gratis. Además, el estado en los últimos 35 años les ha asegurado la adquisición de empresas estatales a precios de ganga, y gracias a la desregulación de todo les garantiza creciente espacio para que saqueen. El robo más obsceno quizás de la historia es el de la última crisis del 2008 con el rescate financiero a grandes bancos con dineros públicos y a cambio de papeles especulativos sin valor real.





El mundo occidental sufre una continua pérdida de trabajos en la industria manufacturera; hasta los empresarios más pequeños con alguna posibilidad de ganancias en la actividad de algún producto o servicio, ya sea en áreas rurales o en centros urbanos, también están en continuo peligro de desaparecer. Muchas empresas pequeñas y-o medianas han sucumbido o han sido absorbidas por otras más grandes que simplemente las compran para cerrarlas por lo que los pequeños empresarios tienen que conformarse con empresas que apenas se solventan. 

Este proceso de monopolización y acumulación sin fronteras, llamado globalización, destruye las economías locales gracias a la firma de tratados que no son de “libre comercio” sino documentos legales para los más ricos y sus empresas que crecen en su monopolio, acumulan crecientes derechos sin responsabilidades, aseguran la libre circulación de mercancías y servicios (incluso financieros) mientras ponen en jaque incluso a los estados mismos –estos, últimos garantes de sus aventuras de enriquecimiento y paganinis de toda especulación fallada. Lo irónico: la diatriba repetitiva de los políticos representantes de los ricos (casi todos ellos) en su aparente continua preocupación por la existencia misma, y prosperidad, del llamado “pequeño negocio o empresa” –una preocupación tan irreal como hipócrita que se entiende más bien como una burla surrealista. 

La producción industrial y la agricultura, en Europa y en Norteamérica, tuvieron desde 1870 al 1900 un desarrollo en gran escala, en parte debido a las innovaciones tecnológicas en factorías, en minas y en el campo, lo que resultó en más acumulación de dinero para los ricos. En Estados Unidos esta fue la llamada “época dorada” (Gilden Age en inglés) durante la cual los ricos disfrutaron en forma casi obscena de una libertad plena de explotar a sus trabajadores y especular con la complicidad de autoridades políticas y administrativas. Pero, para fin del siglo 19 emergían esperanzas de cambio gracias a grandes luchas de parte de la clase trabajadora, lucha que aumentó con el logro del sufragio universal, el aumento de la participación política y la creciente organización sindical. De esta forma se consiguieron básicos derechos laborales y sociales y se constató una vez más que es la resistencia a la opresión y la lucha por los derechos lo que detiene el avance del poder de los ricos al subirle el precio a su abuso, y no un simple proceso civilizatorio.





Durante el siglo 20 los enfrentamientos continuaron por lo que algunos magnates tuvieron que reconocer la necesidad de lidiar de otra manera con los oprimidos e incluso aplicar algunas reformas recomendadas por los social liberales de entonces. No faltaban los ricos que no querían negociar derechos pues estaban convencidos de que la gente de trabajo no se merecía nada. En ese tiempo el odio de clases era muy visible: la mayoría de la gente del pueblo odiaba a los ricos y su institucionalidad liberal, y los ricos odiaban a la gente del pueblo. 

Pero con la llegada de la Primera Guerra Mundial en 1914, el conflicto de clases disminuyó, reemplazado por un nacionalismo aparatoso, oportunidad que los ricos usaron para extorsionar a los trabajadores a que peleen y mueran en sus guerras de dominio.

La Primera Guerra Mundial fue planeada por un puñado de ricos en una mesa para lidiar con las competencias por mercados entre los países imperialistas mismos; enviaron a millones de soldados a la carnicería más grande hasta ese entonces, una tragedia para hombres, mujeres y niños de Europa y el mundo colonizado. Los ricos responsables de esa tragedia comenzaban de nuevo a florecer unos años después y el resultado fue la Segunda Guerra Mundial y el fascismo, de nuevo el mundo sufre una gran destrucción de vidas y bienes, pero terminada esta guerra los ricos y sus empresas ocupaban lugares de importancia incluso en Alemania, Italia y Japón los países derrotados –olvidado quedaba nuevamente el sufrimiento y la muerte de millones de seres humanos que por supuesto no eran parte de las élites acaudaladas. 

Y aunque el resultado de ambas guerras no fue exactamente el esperado por las élites, pues los fascistas no terminaron con la “amenaza comunista”, tuvieron que crear y luego ampliar el Estado de Bienestar Social en los países de Europa Occidental, Norteamérica y algunos otros, el argumento en contra de los pueblos no cejó y algunos ricos continuaban predicando contra el peligro de “malacostumbrar” a los pobres –o sea a la mayoría de los ciudadanos. En estos tiempos la carta a jugar para los ricos fue la propaganda, Alex Carey (científico australiano) lo explica muy bien en “Taking the Risk Out of Democracy” (Quitándole el riesgo a la Democracia). La propaganda fue usada como arma de persuasión en la Primera Guerra Mundial por el gobierno de Woodrow Wilson, Estados Unidos. Tuvo resultados asombrosos, tanto que las empresas se apropiaron de la estrategia bajo el nombre de “relaciones públicas”. Hitler mismo, y su partido Nazi, fue un gran admirador del sistema de propaganda aplicado en Estados Unidos, idea de la que se apropió e integró en su máquina de terror y de guerra. 

El sistema propagandístico se fue desarrollando durante todo el siglo 20, aumentando en sutileza y detalle e incluyendo entre sus herramientas la nueva idea de las “fundaciones” -organizaciones que los ricos crean para mostrar su filantropía y generosidad con la sociedad al tiempo que persiguen sus propias agendas y se niegan firmemente a la justicia de salarios más equitativos y continuados proyectos de justicia social. Parte del esfuerzo propagandístico de los más ricos es mandar a escribir sus biografías sesgadas para demostrarse como auténticos. 

La amenaza  del comunismo o del socialismo como alternativas estaba ya casi desaparecida para el año 1990 año en que los centros de propaganda se extienden aún más, con colaboradores llegados desde la izquierda e incluso de sectores radicales, han sido de gran utilidad en afirmar la legitimidad de la acumulación de riqueza en manos de unos pocos y la desesperanza en cuanto a hacer cambios liberadores. 




Wall Street. Un símbolo del corazón financiero de New York, el Gran Toro (Charging Bull). Es una alegoría de la fuerza, en este caso, el poder económico de los Estados Unidos, representa la “prosperidad y el optimismo de los “supervivientes” de la crisis bursátil de 1987. Hay también un juego de palabras oculto: en la jerga de Wall Street, el término bullish se usa comúnmente para designar las subidas de la bolsa”.



Cuando los seres humanos eran cazadores y recolectores dependían unos de los otros, un pequeño grupo homogéneo que no podía tolerar la existencia de individuos con conductas antisociales pues ponían en peligro la existencia misma del grupo todo. Entonces a los antisociales se los abandonaba o eliminaba, simplemente, los esquimales por ejemplo empujaban al insistente antisocial al agua helada, otros grupos los eliminaban de otras formas, todos entendían que los antisociales no eran buenos pero además entendían que no eran funcionales. Los antisociales de nuestros días no sufren esta suerte, al contrario, dominan al resto, son tan dañinos para la supervivencia de la especie como cuando éramos cazadores y recolectores pero no son tan diestramente condenados

Han creado su mundo, en el reinan, controlan, deciden para detrimento de la especie entera. Cargan los dados continuamente a su favor, reciben los premios y honores, destruyen naciones, favorecen crímenes, implementan robos, especulan para acumular más y más riqueza que es poder, escapan de toda responsabilidad porque la responsabilidad es colectiva aunque el daño sea de un pequeño grupo, juegan el juego de ganarlo todo sin invertir nada, tienen al mundo del cuello con un revolver apuntado a la sien pero son admirados. Lo peor es que son un terrible ejemplo de ser humano pero los admiran y emulan. Durante una buena parte del siglo 20 muchos ricos eran más cautelosos, pero la impunidad ha aumentado y se vive una gran Jauja. Dominan los medios de comunicación, la mayor parte de la producción y comercialización de alimentos, semillas, medicamentos, fondos de pensión, instituciones financieras, la cultura: una plutocracia nos tiene de rehén y faltan las alternativas".


Mario R. Fernández y Nora Fernández

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NOTA: Las negrillas, subrayados y fotografías con su descripción han sido intercaladas por el editor del blog.

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