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25 noviembre 2021

Occidente, solo un ‎simulacro de Libertad

 


por Thierry Meyssan


Nota previa del editor del blog

Una curiosa nota apareció el 8 de enero de 2015 en la Red Voltaire, la reproduzco porque tiene relación con el siguiente artículo del politólogo francés Thierry Meyssan.


"Charlie Hebdo (el semanario satírico) fue administrador de la Red Voltaire, de la que se retiró en 1997 por estar en desacuerdo con la asociación. El semanario satírico militaba entonces por la ilegalización del partido de extrema derecha Frente Nacional (FN) mientras que la Red Voltaire defendía el derecho de asociación del FN pero reclamaba la prohibición de su rama armada, conocida bajo las siglas DPS. Las relaciones empeoraron posteriormente cuando Charlie Hebdo atribuyó los atentados del 11 de septiembre de 2001 a al-Qaeda mientras que la Red Voltaire demostraba la inconsistencia de la versión oficial sobre esos hechos y acusaba a una facción del grupo de presión militar-industrial de Estados Unidos. Finalmente, en 2007, el director de Charlie Hebdo se acercaba al entonces presidente de Francia Nicolas Sarkozy mientras este último ordenaba la eliminación del presidente de la Red Voltaire (Thierry Meyssan), quien se vio obligado a exilarse".


Este blog mantiene un nexo editorial con el pensamiento del señor Meyssan, siendo sus artículos reproducidos con frecuencia en nuestro blog por ser un referente internacional en el análisis de la geopolítica global. Hemos seguido la carrera del politólogo francés desde los duros días en que Damasco estuvo cerca de caer en manos del yihadismo internacional, es decir, durante la invasión mercenaria-yihadista a la República Árabe Siria, financiada por la OTAN / monarquías wahabíes de Oriente Próximo / Israel. Uno de los objetivos de la guerra, en efecto era la cabeza de Thierry Meyssan.

Por estas razones, es primordial leer lo que él tiene que decir al respecto.


Occidente, sólo un ‎simulacro de Libertad


‎Red Voltaire reproduce para sus lectores un texto redactado originalmente a pedido ‎de la Fundación para Combatir la Injusticia, de Evgueni Prigoyin. El autor hace un ‎recuento de la protección que el presidente francés Jacques Chirac le concedió y de los ‎intentos de asesinato dirigidos posteriormente contra él y contra su equipo de trabajo. ‎Nuestros lectores pudieron seguir muy de cerca esos hechos, pero es la primera vez ‎que Thierry Meyssan se expresa públicamente sobre la persecución de la cual ha sido objeto. Su intención no es iniciar un ajuste de cuentas –las personalidades implicadas ‎en esa persecución seguramente creían estar sirviendo al país. Pero los franceses deben ‎conocer los crímenes que se cometen en su nombre. ‎

23 de noviembre 2021  / Red Voltaire



Thierry Meyssan en 2012, después de tres días de ataque contra su domicilio en Damasco (Siria), ‎donde estuvo bajo el fuego de los yihadistas armados y respaldados por el entonces ‎presidente de Francia, Francois Hollande.

Occidente ha utilizado todos los medios a su disposición, para tratar de silenciar a aquellos de ‎sus ciudadanos que han revelado su verdadera política, desde los hechos del 11 de septiembre ‎de 2001, y que se han levantado contra ella. ‎

En 2002 publiqué mi libro L’Effroyable imposture (La gran impostura), un trabajo de ciencias políticas donde cuestionaba la versión oficial ‎de los atentados cometidos el 11 de septiembre de 2001 en Nueva York, Washington y ‎Pensilvania y auguraba lo que sería la nueva política de Estados Unidos: una generalización de la ‎vigilancia sobre sus propios ciudadanos y la dominación sobre el Gran Medio Oriente o Medio ‎Oriente ampliado. Después de la publicación de un artículo del New York Times, que ‎mencionaba con sorpresa el impacto que mi libro había tenido en Francia, el Departamento de ‎Defensa de Estados Unidos asignó al Mosad israelí la misión de eliminarme. ‎

El entonces presidente de Francia Jacques Chirac, quien había solicitado a sus propios servicios ‎de inteligencia verificar el contenido de mi libro en cuanto a los atentados del 11 de septiembre, ‎decidió entonces protegerme. En una conversación telefónica, el presidente Chirac hizo saber al ‎primer ministro israelí Ariel Sharon que cualquier acción contra mí –no sólo en Francia sino en ‎cualquier país de la Unión Europea– sería interpretado como un acto hostil contra Francia. ‎El presidente Chirac también asignó a uno de sus colaboradores la tarea de velar por mí y de ‎informar a todos los países no europeos que me invitaran que al hacerlo se hacían directamente ‎responsables de garantizar mi seguridad. Efectivamente, en cada país donde fui invitado siempre ‎se me asignó una escolta armada. ‎

En 2007, cuando el presidente Jacques Chirac terminó su mandato y fue reemplazado por Nicolas ‎Sarkozy, este nuevo presidente aceptó la solicitud de Washington de ordenar a la Dirección ‎General de la Seguridad Exterior (DGSE) que se encargara de eliminarme. Sabiendo lo que ‎se preparaba, hice las maletas y me fui de Francia. En dos días llegué a Damasco, la capital ‎siria, donde recibí protección del Estado.

 ‎

Michele Alliot-Marie, desde su puesto de ministro de Justicia de Francia, ‎trató de utilizar a las autoridades libanesas para detener injustificadamente a un opositor ‎político.

Meses después decidí instalarme en Beirut ya que Al-Manar –la televisión del Hezbollah– ‎me proponía hacer un programa semanal en francés. Aquel proyecto nunca llegó a concretarse ‎porque Al-Manar renunció a realizar transmisiones en francés, aunque ese idioma es una de las ‎lenguas oficiales en Líbano. Fue entonces cuando la ministro francesa de Justicia, la señora ‎Michele Alliot-Marie, solicitó a Líbano que me interrogara porque un periodista, autor de un libro ‎contra mí, me acusaba de difamación. Era la primera vez en 30 años que la justicia francesa ‎dirigía un pedido así a Líbano. La policía libanesa me hizo llegar una citación pero yo sabía que ‎el pedido francés carecía de base legal en derecho francés. El Hezbollah me protegió y ‎desaparecí voluntariamente. Meses después, el primer ministro libanés, Fouad Siniora trató de ‎desarmar a la resistencia libanesa, pero el Hezbollah logró invertir la correlación de fuerzas. ‎Me presenté entonces ante un juez libanés, en medio de los aplausos de la policía que sólo tres días ‎antes todavía estaba buscándome. Aquel juez libanés me dijo que en su carta oficial, la ministro ‎francesa Michèle Alliot-Marie había agregado de su puño y letra una nota para que ‎me arrestaran y me mantuviesen tras las rejas el mayor tiempo posible mientras que el caso ‎siguiera su curso en Francia. La ministro de Justicia de Francia aplicaba así el procedimiento de ‎las llamadas «lettres de cachet» de los reyes franceses, que simplemente metían en la cárcel a ‎cualquier personaje incómodo, sin someterlo a juicio ni ocuparse siquiera de justificar el ‎encarcelamiento. El magistrado libanés me leyó el pedido oficial de Francia y me invitó a ‎responder yo mismo por escrito. En mi respuesta subrayé que, a la luz del derecho francés y ‎también del derecho libanés, el artículo que se invocaba para acusarme ya había prescrito desde ‎hacía tiempo, además de que no me parecía que su contenido pudiese ser considerado ‎difamatorio. La Corte de Casación de Beirut conservó una copia de la carta de la ministro ‎francesa y de mi respuesta. ‎

Algunos meses más tarde, asistí como invitado a una cena en casa de una alta personalidad ‎libanesa. También estaba presente un colaborador del presidente Sarkozy y tuvimos una dura ‎discusión sobre nuestras concepciones opuestas del laicismo. Aquel señor aseguró a los demás ‎presentes que él no rechazaba el debate… pero abandonó la cena y tomó de inmediato un avión ‎de regreso a París. Al día siguiente, recibí una citación según la cual un juez me recibiría para ‎discutir una cuestión administrativa. Cuando me hallaba en camino hacia el lugar donde ‎supuestamente debía ver al juez, recibí una llamada telefónica del príncipe Talal Arslane ‎avisándome que, según el Hezbollah, aquello era una trampa y que no debía presentarme en ‎aquel lugar. Finalmente resultó que aquel día ningún funcionario libanés estaba trabajando –era feriado ‎por tratarse de la celebración del nacimiento del Profeta Mahoma– pero una unidad de la ‎DGSE francesa estaba esperándome para secuestrarme y entregarme a la CIA. La operación ‎había sido organizada por el mismo consejero de la presidencia francesa con quien yo había ‎cenado el día anterior. ‎

Después de aquello, he sido objeto de varios intentos de asesinato pero siempre ha sido difícil ‎determinar quién o quiénes han dado la orden de eliminarme. ‎

Por ejemplo, en Venezuela, en medio de una conferencia en el ministerio de Cultura, la escolta ‎del presidente Hugo Chávez vino inesperadamente a sacarme del estrado mientras yo hablaba. ‎Un oficial me empujó detrás del escenario, llevándome a los camerinos. Sólo tuve tiempo de ver ‎como varios hombres sacaban armas en la sala. Dos bandos se vieron frente a frente. ‎Un disparo habría iniciado allí un sangriento enfrentamiento a tiros. En otra ocasión, también ‎en Caracas, fui invitado con mi compañero a una cena. Él no tenía mucho apetito y, cuando ‎trajeron nuestros platos, en el mío había menos comida que en el suyo, así que hicimos un ‎discreto intercambio. Ya de regreso en nuestro hotel, mi compañero comenzó a sufrir temblores, ‎cayó al suelo y perdió el conocimiento. Cuando llegaron los médicos, rápidamente determinaron ‎que se trataba de un envenenamiento y lograron salvarle la vida. Dos días después, una decena ‎de oficiales del SEBIN (Servicio Bolivariano de Inteligencia) nos visitaron para presentarnos sus ‎excusas y comunicarnos que habían logrado identificar al agente extranjero que había ‎organizado el envenenamiento. Mi compañero, en silla de ruedas después del incidente, ‎demoró seis meses en recuperarse. ‎

Posteriormente, a partir de 2010, los intentos de asesinarme siempre implicaron la participación ‎de yihadistas. En Líbano, un discípulo del jeque yihadista Ahmed al-Assir tendió una emboscada a ‎mi compañero y estuvo a punto de matarlo. Lo salvó la intervención de un militante armado del ‎PSNS. El agresor fue arrestado por el Hezbollah, que lo entregó al ejército libanés, y fue ‎posteriormente juzgado y condenado. 

El general Benoit Puga fue jefe del estado mayor particular de los ‎presidentes franceses Nicolas Sarkozy y Francois Hollande. Todo indica que este general ‎francés impartía directamente órdenes a los soldados franceses que el estado mayor ‎interarmas ponía a la disposición del jefe de las fuerzas armadas, soldados que fueron utilizados ‎en las guerras secretas contra Libia, contra Siria y en el Sahel, para dirigir secretamente ‎las acciones armadas de los yihadistas. El general Benoit Puga ostenta hoy el título de ‎Gran Canciller de la Orden de la Legión de Honor.


En 2011, la hija del líder libio Muammar el Kadhafi, Aicha, me invitó a Libia, después de haberme ‎visto criticar duramente a su padre en televisión. Aicha Kadhafi puso el mayor empeño en que ‎yo visitara su país para sacarme del error. Viajé a Libia y llegué ser parte del gobierno libio, que ‎me solicitó preparar su participación en la Asamblea General de la ONU. Cuando la OTAN atacó ‎la Yamahiriya Árabe Libia, yo estaba viviendo en el hotel Rixos, donde se hospedaba toda ‎la prensa extranjera. La OTAN sacó de Libia a los periodistas que colaboraban con las fuerzas ‎atlantistas, pero no pudo tener acceso a los que se hallaban en el hotel, defendido ‎personalmente por Khamis, el hijo más joven de Muammar el-Kadhafi. Khamis tenía su puesto ‎de mando en el sótano del hotel, cuyos ascensores habían sido previamente condenados. ‎Los yihadistas libios que posteriormente conformaron el “Ejército Sirio Libre”, bajo las órdenes de ‎Mahdi al-Harati y controlados directamente por militares franceses, asediaron el hotel durante ‎días, baleando a quien se aproximara a las ventanas

El ministro francés de Exteriores, Alain Juppé, aprobó en secreto la eliminación de Thierry ‎Meyssan. Hoy es miembro del Consejo Constitucional de Francia.

Finalmente, la Cruz Roja Internacional vino a sacarnos del hotel Rixos, con la capital libia ya en manos ‎de los mercenarios de la OTAN, y nos trasladó a otro hotel, donde ya se conformaba el nuevo ‎gobierno. En cuanto llegamos a aquel hotel, dos Guardianes de la Revolución iraníes ‎se presentaron a mí, el presidente iraní Mahmud Ahmadineyad y el vicepresidente Hamid ‎Baghaie los habían enviado para protegerme. Los dirigentes iraníes habían obtenido un ‎documento que contenía las decisiones adoptadas en una reunión secreta de la OTAN ‎en Nápoles (Italia) y en una de esas decisiones se precisaba que sería conveniente matarme ‎durante la toma de Trípoli. Aquel documento mostraba que el ministro francés de Exteriores, ‎Alain Juppé, amigo de mi padre, había participado en la reunión. Sin embargo, la oficina de Juppé ‎aseguró posteriormente que aquella reunión nunca existió y que aquel día el ministro estaba de ‎vacaciones. ‎

Creyendo el problema resuelto, los Guardianes de la Revolución regresaron a su país. Pero en ‎la capital libia circulaban pasquines con retratos de 12 personas “buscadas”: 11 libios y yo. ‎Un grupo de “rebeldes” llegó a registrar el hotel buscándome. Primero me salvó una periodista ‎de la televisora Russia Today, que me escondió en su habitación y se negó a permitir que los ‎‎“rebeldes” penetraran en ella. Otros colegas también me escondieron después, incluyendo una ‎periodista de la televisión francesa TF1. Al cabo de toda una serie de peripecias, durante ‎las cuales escapé a la muerte unas 40 veces, logré salir de Libia, como un boat people, junto a ‎unas 40 personas, en un pequeño barco de pesca que nos llevó a Malta… en medio de los ‎navíos de guerra de la OTAN. Cuando llegamos a La Valeta, la capital maltesa, el primer ‎ministro de Malta nos esperaba en el puerto, junto a los embajadores de los países de ‎las personas que llegaban de Libia en aquel barquichuelo, todos… menos el embajador ‎de Francia. ‎


El yihadista Mahdi al-Harati –aquí lo vemos besando en la frente ‎al presidente turco Erdogan– fue uno de los principales organizadores de la Flotilla de la ‎Libertad por Gaza y después fue sucesivamente cuadro del Grupo Islámico Combatiente ‎en Libia y del “Ejército Sirio Libre”. Contó con financiamiento de la CIA y fue formado ‎por Francia.

Cuando se inició en Siria la llamada «primavera árabe» –o sea, la operación secreta planeada ‎por los británicos para poner a la Hermandad Musulmana en el poder, como ya lo habían hecho ‎‎100 años antes con los wahabitas en Arabia Saudita–, regresé a Damasco para ayudar a quienes ‎me habían acogido cuando me vi obligado a salir de Francia. Y en Damasco también estuve ‎varias veces en peligro de muerte, pero allí había una guerra. No obstante, al menos una vez ‎fui blanco de un ataque directo de los yihadistas. Una de las veces que los “rebeldes” respaldados ‎por el presidente francés Francois Hollando trataron de tomar Damasco por asalto, mi domicilio ‎fue atacado directamente. El Ejército Árabe Sirio instaló un mortero en la azotea de ‎mi apartamento y los atacantes fueron rechazados. Eran al menos un centenar de yihadistas contra cinco soldados sirios ‎pero tuvieron que retirarse después de tres días de combate. Entre aquellos “rebeldes” no había ‎sirios sino pakistaníes y somalíes sin entrenamiento militar. ‎

Volví a Francia en 2020 para reunirme con mi familia. Varios amigos me habían asegurado que, ‎al contrario de sus dos predecesores –Nicolas Sarkozy y Francois Hollande–, el presidente ‎Emmanuel Macron no practica el asesinato político. Pero eso no significa que estoy enteramente ‎libre. La aduana francesa recibió una denuncia que aseguraba que el contenedor donde venían ‎mis pertenencias y las de mi compañero en realidad estaba lleno de explosivos y armas. ‎La aduana interceptó nuestro contenedor y envió 40 funcionarios para registrarlo. Todo fue una ‎operación montada por un servicio de inteligencia extranjero: la aduana francesa permitió que ‎una empresa privada se ocupara de volver a poner en el contenedor las pertenencias ya revisadas. ‎Aquello demoró dos días, durante los cuales nuestro contenedor fue saqueado. Los documentos ‎que traíamos desaparecieron en el proceso. ‎

Pero mi caso no es único. Cuando Julian Assange reveló la existencia del sistema Vault 7, que ‎permite a la CIA hackear cualquier ordenador o teléfono celular, también se convirtió en blanco ‎de los ataques de Estados Unidos. Con el consentimiento del Reino Unido, el director de la CIA, ‎Mike Pompeo, montó varias operaciones para secuestrar a Assange o asesinarlo. Cuando Edward ‎Snowden publicó el importante volumen de información que había acumulado sobre las violaciones de la ‎privacidad cometidas cotidianamente por la National Security Agency (NSA) estadounidense, todos ‎los países miembros de la OTAN se concertaron contra él. Francia incluso cerró su espacio ‎aéreo al avión del presidente boliviano Evo Morales porque Estados Unidos “suponía” que ‎Snowden podía hallarse a bordo. Hoy, Snowden vive como refugiado en Rusia. ‎

La Libertad ya no está en Occidente. ‎

Thierry Meyssan

20 noviembre 2021

Archivos JFK: El encubrimiento del asesinato del presidente



 Finian Cunningham

Strategic Culture Foundation

JFK Files: Cover-Up Continues of President’s Assassination                                (Todas las fotografías son interpuestas por el editor del blog) 

Viene de la PRIMERA PARTE

 

El asesinato del presidente John F. Kennedy hace 58 años ha sido descrito como el "crimen del siglo". Si los medios de comunicación estadounidenses y occidentales no pueden discutir este importante evento abierta y honestamente, y mucho menos investigarlo, entonces ¿qué dice eso sobre su credibilidad?


Tal negación sistemática de la realidad por parte de los medios de comunicación inflige un daño irreparable a su credibilidad. ¿Cómo pueden ser tomados en serio en cualquier otro asunto, ya sean afirmaciones de "intromisión rusa" o sobre la guerra en Siria, o las afirmaciones que justifican la agresión de Washington hacia Irán y Corea del Norte?

La asombrosa negación mediática sobre el asesinato de JFK es un síntoma del totalitarismo tácito que pasa por "democracia occidental".


Dallas Times Herald. Los Kennedy giran hacia Main Street en el centro de Dallas en dirección a Dealey Plaza. El hombre en la parte trasera de la limusina es el agente del Servicio Secreto Clint Hill.


La publicación (octubre 2017) de documentos secretos del gobierno sobre el asesinato del presidente Kennedy fue anunciada como un día de revelación y ajuste de cuentas. Más cerca de la verdad es que el impactante asesinato de Kennedy continúa siendo encubierto por el estado profundo de los Estados Unidos.


La premisa de "revelación y ajuste de cuentas" es absurdamente falsa e ingenua. La idea de que las autoridades estadounidenses "finalmente aclararían" lo que sucedió ese día en Dallas no solo es defectuosa. También crea la ilusión de que la controversia finalmente se ha resuelto, lo que supuestamente confirma la versión oficial de que Kennedy fue asesinado por un descontento solitario, Lee Harvey Oswald.

CNN informó la publicación de documentos oficiales de esta manera (NdelE"Trump releases some, but not all, JFK assassination records, 27 octubre 2017): "Más de 50 años después de que el presidente John F. Kennedy fuera asesinado, los estadounidenses finalmente pueden obtener la contabilidad completa del gobierno de los Estados Unidos ... para sofocar las teorías de conspiración que durante mucho tiempo se han arremolinado en torno al asesinato".

El New York Times escribió (NdelEThe J.F.K. Files: Decades of Doubts and Conspiracy Theories, 25 octubre 2017): "El último tesoro de registros gubernamentales sellados que se publicarán" pondrá fin al "abuelo de todas las teorías de conspiración".

La evidencia y la verdad sobre el asesinato de Kennedy en Dealey Plaza, Dallas, el 22 de noviembre de 1963, ya está ahí fuera en el testimonio de docenas de testigos oculares que observaron el asesinato o que estuvieron presentes en las secuelas. La suposición de que la liberación de archivos secretos podría arrojar alguna luz está fuera de lugar. Pero la representación mediática de un "tesoro final" de documentos apuntala convenientemente la versión oficial de que cualquier otra explicación de lo que realmente sucedió es la de una "conspiración de manivela".

CNN y el New York Times, al igual que el resto de los principales medios de comunicación en los Estados Unidos, afirman que la publicación de documentos desclasificados confirma la narrativa oficial de que JFK fue asesinado a tiros por Lee Harvey Oswald disparando un rifle de francotirador desde el sexto piso del Depósito de la Librería de Texas sobre la caravana del presidente. Esa fue la conclusión original de la Comisión Warren, dirigida por el gobierno, que publicó su informe sobre el asesinato en 1964. Durante más de 50 años, los medios de comunicación estadounidenses han mantenido inquebrantablemente esa versión de los hechos, a pesar de la abundante evidencia de lo contrario.


Lo que los medios de comunicación han ignorado estudiosamente durante todos estos años es la evidencia y el testimonio de docenas de testigos que fueron excluidos de las audiencias de la Comisión Warren, o sus testimonios fueron distorsionados por los investigadores del FBI. Muchos de ellos murieron misteriosamente.

Uno de los mejores compendios sobre el asesinato de Kennedy es 'JFK and the Unspeakable' de James Douglass (2008). Otros títulos esenciales para los detalles sobre el asesinato, detalles que los principales medios de comunicación ignoran en gran medida, incluyen 'Crossfire' de Jim Marrs y 'Brothers' de David Talbot.

Entre los muchos testigos cruciales registrados a lo largo de los años, aquí abajo hay unos pocos seleccionados. Sus testimonios muestran que el asesinato de Kennedy fue el "crimen del siglo" mucho más oscuro de lo que los principales medios de comunicación jamás explorarían.


Disparo desde el frente, no desde la espalda


Viernes 22 de noviembre de 1963, poco después de las 12h30, se ha disparado el tercer tiro mortal.


El doctor Charles Crenshaw dirigió al personal médico del Hospital Dallas Parkland, donde el herido de muerte JFK fue trasladado minutos después de recibir un disparo. Crenshaw y casi otros 20 miembros del personal médico atendieron las heridas del presidente tratando de reanimarlo. Todos estos médicos testificaron que la herida fatal de Kennedy en la cabeza fue por un disparo de arma de fuego en la parte delantera del cráneo que resultó en un agujero de salida masivo en la parte posterior de su cabeza. Ese solo detalle contradice la afirmación oficial de que Oswald supuestamente disparó a JFK desde la retaguardia, como sostiene la Comisión Warren.

El disparo fatal debe haber venido del frente, lo que el famoso video amateur grabado por el transeúnte Abraham Zapruder cerca del Grassy Knoll también pretende mostrar. (En particular, un panel del Congreso, el Comité Selecto de la Cámara de Representantes sobre Asesinatos, concluyó en 1979 después de un nuevo examen de la evidencia de que había más de un tirador en Dealey Plaza. Pero este hallazgo nunca ha sido explorado a fondo por los medios de comunicación. ¿Por qué no?)

De importancia crítica, el Dr. Crenshaw y sus colegas médicos fueron presionados inmediatamente por el FBI y otras autoridades para suprimir sus observaciones iniciales. Fueron intimidados tácitamente para cambiar sus relatos para decir lo contrario: que la herida en la cabeza del presidente fue causada por un disparo desde la retaguardia. Crenshaw no fue invitado a testificar ante la Comisión Warren durante sus audiencias de un año. Dice que durante años después, él y el personal de Parkland se sintieron sutilmente intimidados para guardar silencio sobre su testimonio de los últimos momentos de Kennedy. Sin embargo, tres décadas más tarde, en 1992, el Dr. Crenshaw publicó ‘JFK and the Conspiracy of Silence’ (JFK y la conspiración del silencio). Irónicamente, se convirtió en un éxito de ventas en la lista de libros del New York Times, a pesar de una gran campaña mediática para desacreditar la experiencia médica de Crenshaw.

El capitán de corbeta William Bruce Pitzer estaba a cargo del Departamento Audiovisual del Hospital Naval Bethesda en Washington DC, donde los restos de Kennedy fueron trasladados horas después del tiroteo. Ahí fue donde se llevó a cabo la autopsia oficial, extrañamente, bajo la atenta mirada de altos mandos militares. Pitzer se encargó de filmar los restos del presidente. Como más tarde le confió a un colega, quien corroboró las imágenes de la película, la cabeza de JFK tenía una herida de salida masiva en la parte posterior del cráneo, tal como los médicos de Dallas habían mantenido inicialmente. Dos años más tarde, Pitzer fue encontrado misteriosamente muerto en su estudio con un revólver cerca. Le habían disparado en la cabeza. Se dijo oficialmente que su muerte fue un suicidio, lo que su viuda refutó. La película de los restos del presidente, que Pitzer había estado almacenando cuidadosamente, fue retirada de su estudio por una persona desconocida.

La afirmación de que Kennedy recibió un disparo desde el frente no es una teoría. La dirección del fuego fue presenciada por varias personas que estaban cerca de Grassy Knoll, el área de la cerca de empalizada a la que se acercaba la limusina de JFK mientras se alejaba del Texas Book Store Depository, más arriba en Elm Street. Si Oswald fue el tirador del depósito, como dice la narrativa oficial, entonces, ¿cómo podría Kennedy haber recibido un disparo mortal desde el frente?


Hombres del Servicio Secreto en Grassy Knoll


La cerca de madera en el Grassy Knoll, lugar desde el cual otro asesino disparó contra el Presidente, conforme algunas hipótesis.

Ed Hoffman, un joven sordomudo, estaba observando la caravana que se acercaba desde el paso elevado con vistas al nudo. Hoffman dice que vio una bocanada de humo que emanaba de donde un hombre armado estaba parado contra la cerca de la empalizada justo cuando se acercaba el automóvil del presidente. El tirador luego se movió rápidamente a las líneas de ferrocarril detrás del nudo donde arrojó su rifle a otro hombre vestido con monos de trabajo. El segundo hombre desmontó el rifle en un giro, lo metió en una bolsa de retención y procedió a caminar por la vía del tren lejos del nudo. El tirador luego caminó rápidamente de regreso a la cerca de la empalizada. Varios oficiales de policía en servicio ese día, que inmediatamente corrieron hacia el nudo al escuchar los disparos, informaron que fueron confrontados por hombres que pretendían ser agentes del servicio secreto. El testimonio de Ed Hoffman fue ignorado por los investigadores del FBI cuando se presentó voluntariamente. Pero su relato fue verificado por un operador ferroviario llamado Lee Bowers, quien también observó el tiroteo desde el Grassy Knoll desde el punto de vista de una torre de control en la que estaba trabajando. Bowers testificó su observación al respetado investigador y autor de JFK Mark Lane. Cuatro meses después, en 1966, Bowers murió en un accidente automovilístico. Este destino de muerte prematura ha conocido a varias otras personas que hablaron sobre las circunstancias del tiroteo que no encajaban con la narrativa de la Comisión Warren.

Otro testigo en el Grassy Knoll fue un joven soldado fuera de servicio, Gordon Arnold. Años más tarde, después de reunir el coraje, testificó que sintió la descarga de dos tiros disparados desde muy cerca mientras tomaba fotos de la caravana que pasaba. Gordon dijo que se agachó para cubrirse, y antes de que se diera cuenta, dos hombres se posaron sobre él, uno sosteniendo un rifle y vestido con un uniforme de policía, que le exigió que vaciara la cámara de su película. Arnold guardó silencio sobre su historia durante años por temor a su vida.


Jack Ruby no fue un asesino al azar de Oswald


Jack Leon Ruby, nombre real Jacob Leon Rubenstein, su ficha policial tras asesinar a Oswald, a la derecha, Ruby en 1966 durante una audiencia judicial.
 

Muchos investigadores independientes serios han cuestionado el informe de la Comisión Warren por estar plagado de anomalías, aparte de su exclusión de testigos clave. Uno de los defectos evidentes en los hallazgos de Warren es que Lee Harvey Oswald supuestamente actuó solo, y que no tenía conexión con Jack Ruby, el dueño de un club nocturno conectado a la mafia que mató a tiros a Oswald mientras estaba bajo custodia en la estación de policía de Dallas, dos días después de que Kennedy fuera asesinado.

Rose Cheramie trabajó en el club Ruby's Dallas. Antes de su muerte en un extraño accidente de tráfico en 1965, Cheramie afirmó que Ruby y Oswald se conocían desde hace años. Ella dijo que Oswald a menudo llamaba al club donde se sentaba en la mesa de Ruby.

Julia Ann Mercer estaba atrapada en el tráfico en Dealey Plaza la mañana del asesinato, a las 11 de la mañana, una hora y media antes de que llegara la caravana del presidente. Ella notó que un hombre salía de una camioneta estacionada debajo del Grassy Knoll y que este hombre llevaba lo que parecía ser un rifle oculto mientras avanzaba hacia el área de la cerca de la empalizada. Por curiosidad, Mercer rodó su automóvil junto al vehículo estacionado y miró al conductor directamente a la cara. Era Jack Ruby. Ella no conocía a Ruby en ese momento. Solo unos días después, cuando su infame tiroteo de Oswald en la estación de policía llegó a los titulares internacionales, Mercer reconoció la cara de Ruby. Su testimonio fue distorsionado por los investigadores del FBI. Fue solo cuando Mercer habló más tarde con varios investigadores independientes que su identificación crucial de Ruby en la escena salió a la luz, aunque no en una luz de los medios de comunicación.

Otros testigos corroboran aún más la verdadera conspiración que se encuentra detrás del asesinato de JFK. La palabra "conspiración" no se usa aquí en el sentido peyorativo para degradar. Transmite el significado literal de una trama organizada.

¿Cuál era esa trama? Como James Douglass y otros han reunido de manera convincente, después de su elección en 1960 JFK fue visto cada vez más por el estado profundo de los Estados Unidos como un "presidente deshonesto". Se oponía firmemente a la carrera armamentista desplegada contra la Unión Soviética y quería perseguir el desarme nuclear serio y radical con el líder ruso Nikita Khrushchev. La crisis de los misiles cubanos de 1962 había sacudido a JFK sobre los peligros de una guerra mundial nuclear. Kennedy también quería normalizar las relaciones con Fidel Castro de Cuba después de la desastrosa invasión de Bahía de Cochinos liderada por la CIA en 1961, por la cual el presidente prometió que "rompería la agencia en mil pedazos". Despidió al director de la CIA, Allen Dulles, por el fiasco. Irónicamente, Dulles más tarde sería nombrado miembro de la Comisión Warren de siete miembros, supuestamente encargada de descubrir la verdad detrás del asesinato de Kennedy.

Además, JFK había llegado a la conclusión de que la inminente guerra de Vietnam sería un desastre. En el verano de 1963 estaba preparando órdenes para la retirada militar estadounidense. Ese movimiento era una amenaza formidable para las enormes ganancias anticipadas para el complejo industrial militar si la guerra se intensificaba, lo que hizo después de la muerte de Kennedy.

En el apogeo de la Guerra Fría, Kennedy fue visto como poco más que un traidor por los aparatos militar-seguridad y como un obstáculo para los intereses económicos creados del complejo militar-industrial del Pentágono. En resumen, tuvo que ser eliminado por la "acción ejecutiva".


La CIA tenía el motivo para despedir a Kennedy. También tenía los medios. Los asesinos a sueldo de la CIA a menudo provenían de las filas del hampa criminal, la mafia y los exiliados cubanos de extrema derecha que vivían en Miami. Este acuerdo ofrece una "negación plausible".


Domingo 24 de noviembre de 1963, Jack Ruby dispara a Oswald en el Departamento de Policía de Dallas.

Jack Ruby, que durante mucho tiempo había sido un mafioso, un pistolero de la CIA y un solucionador fue reclutado en la planificación de meses del complot para emboscar al presidente. (NdelE: el texto original en inglés utiliza la palabra fixer, que en el contexto de la investigación significa "alguien que tiene la habilidad de organizar las cosas que suceden, a veces de una manera deshonesta / experto en el manejo de situaciones difíciles". (Definición de fixer del Cambridge Businnes English Dictionary).


Oswald, el agente de la CIA que se convirtió en chivo expiatorio

Entonces, ¿cuál fue la conexión de Oswald? El ex marine estadounidense de 23 años había sido reclutado a fines de la década de 1950 por la CIA cuando fue enviado a una base de aviones espía U2 en Japón. Llegó a dominar el ruso y luego "desertó" a la Unión Soviética. Parece que la KGB no tomó en serio a Oswald como un posible agente confiable. Luego regresó a los Estados Unidos en 1962, aparentemente por su propia voluntad. Significativamente, para un ciudadano estadounidense que había renunciado a su país y desertado a la Unión Soviética, Oswald y su esposa rusa no fueron sometidos a ninguna recriminación a su regreso a los Estados Unidos. De hecho, parece que se les dio un generoso patrocinio para encontrar alojamiento, trabajo y conexiones.

Oswald, quien se vio inmerso en actividades políticas cubanas a favor y en contra de Castro en los Estados Unidos, se vio envuelto en el complot para asesinar a Kennedy. No está claro cuánto sabía Oswald de la participación de la CIA o de los verdaderos objetivos de la agencia. Pero la evidencia sugiere que también estaba trabajando como informante para el FBI para alertarlos del complot para matar al presidente. Oswald estaba fuera de su realidad. Probablemente no se dio cuenta que era un peón, de lo poco que era en una trama nefasta mucho más grande.


Lee Harvey Oswald, fichado por la policía de Dallas el 23 de noviembre de 1963

Su estrecha participación con los conspiradores como un bit-player (NdelEuna persona con un papel muy pequeño en algo) explica cómo era un asociado de Jack Ruby. Cuáles son las verdaderas intenciones de Oswald no están claras. Trágicamente, puede haber tenido una creencia fuera de lugar de que su papel como informante del FBI estaba tratando de salvar al presidente.

Al final, trágicamente, Oswald se convirtió en el chivo expiatorio del asesinato. La afirmación de que disparó un rifle desde el Depósito de Libros Escolares de Texas con tres disparos en cuestión de segundos y golpeó al presidente dos veces, como sostiene la Comisión Warren, desafía la credibilidad. Además, según el informe de Warren, una de esas balas supuestamente salió del cuello de Kennedy y luego golpeó al gobernador John Connally que viajaba frente a la limusina. El Dr. Crenshaw y los otros médicos del Hospital Parkland dijeron inicialmente que la herida en el cuello de Kennedy (además de la lesión fatal en la cabeza) era una herida de entrada, otro indicador de que los disparos en realidad se dispararon desde el frente, no desde la espalda como sostiene la Comisión Warren. Eso no quiere decir que no se hicieran disparos de fuego desde el depósito. Los testigos dicen que escucharon disparos y vieron a un hombre armado en la ventana superior. Pero eso habla más del elaborado complot de la CIA para incriminar a Oswald, quien en semanas recientes antes de la visita de Kennedy a Dallas se empleó en el depósito.

Menos de una hora después de que el presidente fuera baleado, Oswald entró apresuradamente en una sala de cine. El testigo Jack Davis dijo que notó a Oswald actuando de manera extraña, sentado al lado de individuos, luego levantándose inquietamente y sentándose de nuevo junto a otro espectador, ¡esto en un teatro casi vacío! "Era obvio que estaba buscando a alguien", recordó Davis. Es razonable especular que Oswald estaba buscando un contacto del FBI con quien se le instruyó que se conectara en un falso arreglo. Oswald nunca conoció a su "contacto". Los conspiradores lo dejaban afuera para colgarlo y secarlo.

Otro cliente del cine, George Applin, contó cómo cuando los agentes de policía arrestaron a Oswald, Applin amablemente aconsejó a otro hombre sentado que se moviera a la parte trasera de la sala de cine, lejos del problema. El hombre miró con indiferencia a Applin, ignoró su consejo, se quedó sentado en su asiento y luego procedió a observar atentamente el arresto de Oswald. Días después, Applin reconoció que el rostro de Jack Ruby era el del hombre de la sala de cine. Evidentemente, Ruby esperaba que los oficiales de policía dispararan a Oswald en el acto en su arresto, especialmente porque su colega el oficial JD Tippit acababa de ser asesinado a tiros minutos antes, supuestamente por Oswald huyendo del asesinato del presidente. Resultó que los oficiales que lo arrestaron no mataron a Oswald en el cine, y le tocaría a Ruby hacer un seguimiento dos días después en la estación de policía de Dallas.

Hay muchos otros testigos clave de los eventos que rodearon el asesinato de JFK, registrados en los libros de referencia citados anteriormente, entre otras fuentes. Todos estos testigos fueron ignorados por los principales medios de comunicación, o excluidos y distorsionados por la Comisión Warren, o fueron intimidados de hablar públicamente.


Organización estatal de asesinatos


Plano de la Plaza Dealey y la ruta de la comitiva presidencial. 

Otra historia crucial es la del sargento de la Fuerza Aérea Robert Vinson. El viernes del asesinato, por pura casualidad, tomó un viaje no programado a bordo de un avión de carga militar C-54 sin distintivo, regresando de Washington DC a su casa cerca de Colorado Springs. Durante el vuelo en el que fue el único pasajero, los pilotos anunciaron la muerte del presidente. El avión luego viró hacia otro destino tácito. Cuando aterrizó en una franja áspera, el sargento Vinson reconoció el horizonte de la ciudad como Dallas. Era media tarde. Durante la breve parada, los motores del avión no se apagaron. Dos hombres abordaron. El avión luego despega, aterrizando finalmente en la base aérea de Roswell, Nuevo México. Fue solo cuando Vinson finalmente llegó a casa el domingo, viendo las noticias de última hora en la televisión con su esposa, que reconoció la cara del hombre acusado de ser el asesino del presidente, Lee Harvey Oswald. Era la misma apariencia facial que uno de los dos hombres que abordaron en Dallas.

La experiencia de Vinson confirma lo que muchos otros testigos han sostenido. Que en el complot para matar a JFK e incriminar a Oswald, había un doble de Oswald, un impostor cuya tarea era incriminar al chivo expiatorio. El doble fue utilizado para establecer un rastro de evidencia que pretendía incriminar a Oswald como un descontento cubano o soviético. Esto explicaría los extraños encuentros en las embajadas cubana y soviética en la Ciudad de México solo unas semanas antes del asesinato de Dallas. Durante esos encuentros, el impostor Oswald proclamó dramáticamente su lealtad comunista. Significativamente, los registros soviéticos muestran que la persona que dice ser Oswald hablaba muy mal ruso, mientras que se sabe que el verdadero Oswald hablaba con fluidez el idioma.

Durante años, el sargento Vinson fue sutilmente intimidado por la CIA para guardar silencio sobre su vuelo accidental a bordo del avión de carga sin distintivos. Sin embargo, Vinson se presentó años más tarde para contarles a los investigadores sus ideas sobre el complot para matar a Kennedy. También testificó que el avión en el que viajaba no estaba completamente sin marcar. En la sección de cola, el avión llevaba la insignia de la CIA.

Pero quizás el testigo clave absoluto en todo esto fue el propio Lee Harvey Oswald. Sus últimas palabras gritadas en desafío en la estación de policía de Dallas fueron: "¡Solo soy un patsy!" (chivo expiatorio).

Convenientemente, Oswald fue silenciado por la mafia, Jack Ruby, conectado a la CIA, antes de que pudiera contar su versión de la historia en un tribunal de justicia. Oswald, sin duda, podría haber levantado una tapa muy inquietante sobre quién realmente estaba orquestando el asesinato del presidente.


Dos fotografías del depósito de libros de Dealey mostrando el sexto piso. La foto de la derecha, supuestamente, fue tomada segundos después de los disparos donde se puede ver una persona arriba a la derecha del edificio (Haga click sobre la imagen para mayor resolución)


Cambio de régimen al estilo estadounidense

La historia del asesinato de JFK es una de asesinato patrocinado por el estado llevado a cabo por la estructura de poder del estado profundo en los Estados Unidos. Fue un golpe de Estado contra un presidente elegido por el pueblo, a quien el Estado Profundo veía como un enemigo de sus objetivos para la guerra y las intrigas extranjeras.

Fue un golpe impactante y brutal contra la democracia, un "cambio de régimen", entregado no en algún país lejano, sino en casa en los Estados Unidos.

Tal fue la elaborada conspiración para asesinar al presidente, que involucró a asesinos a sueldo y servicios secretos, así como la complicidad de las fuerzas policiales, el FBI, el ejército, el poder judicial y los medios corporativos, que los conspiradores detrás del asesinato de JFK tuvieron que posicionarse en el nivel más alto del gobierno de los Estados Unidos: el estado profundo.

58 años después del asesinato de Kennedy por el aparato estatal de Estados Unidos, el encubrimiento continúa en forma de una publicación inútil de "documentos secretos". Y, adecuadamente, los principales medios de comunicación declaran que esta "revelación" es la solución final del asunto, que pone fin a las "teorías de conspiración". La complicidad de los medios de comunicación puede deberse simplemente a una incapacidad o renuencia a cuestionar la narrativa oficial. Esto es lo que queremos decir con "totalitarismo tácito": una voluntad de creer en el pensamiento adoctrinado, como la falsa conclusión de la Comisión Warren.

No es de extrañar que el público estadounidense, que las encuestas han demostrado consistentemente que no cree en la narrativa oficial de la Comisión Warren, y que de hecho cree en cambio que JFK fue asesinado en un complot nefasto, no es de extrañar que el público tenga una creciente desconfianza y desprecio por los medios corporativos por ser deshonestos y poco confiables.

Los mismos medios de comunicación han estado tratando de calumniar a Rusia por interferir en la democracia estadounidense. Los mismos medios de comunicación también han tratado de ocultar el terrorismo patrocinado por el estado estadounidense en Siria para derrocar al gobierno allí, tal como lo hizo cuando derrocó al gobierno en Libia en 2011 y mató al líder del país, Muammar Gaddafi. Y muchas otras operaciones ilegales de cambio de régimen llevadas a cabo por Estados Unidos y sus aliados occidentales, presentadas como nobles esfuerzos para "defender la democracia", "luchar contra el terrorismo" o "proteger los derechos humanos".

En una era en la que tales medios de comunicación de masas impulsados comercialmente pontifican sobre las "noticias falsas" perpetradas por otros, es aún más irritante que la acusación provenga de los mismos medios que se especializan en masivas y falsas noticias y narrativas.


El asesinato estatal de JFK en Estados Unidos en 1963 y el encubrimiento de décadas es quizás la mayor condena del fraude que son los medios de comunicación estadounidenses. El día en que el presidente fue asesinado fue también el día en que las pretensiones estadounidenses de democracia recibieron un golpe mortal.

 


Finian Cunningham


Nota final del editor del blog


JFK REVISADO

Tras el polémico JFK  (película de 1991) de Oliver Stone, atacado duramente por el establishment y la "prensa libre", el versado director presenta un nuevo documental "JFK Revisited: Through the Looking Glass" (JFK revisado: a través del espejo) (2021), transmitido por Showtime, en que vuelve a repasar el caso de magnicidio brindando una teoría coherente contraria a la línea oficial del asesinato y, sobre todo, confronta la  obstrucción  de  quienes se aferran en la historia 'oficial' de la "Comisión Warren" como una verdad incuestionable

Es predecible que el establishment ignorará JFK Revisited, pero quien desee entender como opera el gobierno de los Estados Unidos y lo dispuesto que está hacer para conservar su control del poder, debería verlo. La película original dura cuatro horas, que en versión completa aparecería en 2022 (el documental se presenta en dos horas). JFK Revisited inicia con el discurso de Kennedy en la American University (Washington DC), junio de 1963, exponiendo su visión pacífica de la nueva política exterior de Estados Unidos, la lucha entre Kennedy y el establishment político (el discurso está disponible en YouTube). La comunidad de inteligencia y el Pentágono tenían ya en acción una agenda diferente y nefasta... La CIA se adelantó y lo eliminó en Dealey Plaza, el 22 de noviembre de 1963, es una de las conclusiones del nuevo documental.

Es gratificante recordar que una consecuencia favorable del film JFK de Stone (1991) fue la aprobación en 1992 de "The President John F. Kennedy Assassination Records Collection Act" (Ley de Recopilación de Registros del Asesinato del Presidente John F. Kennedy) y la creación y financiamiento de "The Assassination Records Review Board" (Junta de Revisión de Registros de Asesinatos).

El documental complementa las investigaciones de James W. Douglass "JFK and the Unspeakable" (JFK y lo indecible); "Case Closed" (Caso Cerrado) de Gerald Posner; "Crossfire" (Fuego Cruzado) de Jim Marrs; "Brothers: The Hidden History of the Kennedy Years" (Hermanos: La historia oculta de los años de Kennedy) de David Talbot; "Last Word: My Indictment of the CIA in the Murder of JFK" (Última palabra: mi acusación contra la CIA por el asesinato de JFK) de Mark Lane.


       JFK Revisited - Trailer

Meditaciones sobre la "verdad" del magnicidio de JFK


por Tito Andino

Resumen y recopilación de textos


"Conspiracy" es una destacable figura jurídica en el derecho anglosajón -common law-, por lo mismo, no se debe ridiculizar las hipótesis sobre conspiraciones planteadas por serias y experticias investigaciones. Las denominadas "teorías de la conspiración" no pueden confundirse con la difusión desinformativa llamada popularmente "conspiranoia", estimulada incluso por el Poder, cuyo obscuro propósito es evidente.
 

Sería absurdo intentar escribir un nuevo ensayo sobre el asesinato de John F. Kennedy, uno de los casos más polémicos de un largo dossier de crímenes en la nación estadounidense y del mundo. Revisarlo desde otra perspectiva es lo más recomendable a pesar de haber sido profusamente investigando. En apariencia el caso está "resuelto" y confirmado por la desclasificación de documentos que "prueban" la versión oficial. Entonces, ¿por qué deberíamos confiar en investigaciones independientes; y, sobre todo, en qué mismo debemos creer?


Lejos de la celebración de los poderosos medios de comunicación estadounidenses -"prensa libre"-por difundir la "verdad", el magnicidio de JFK sigue manteniendo el estatus de caso sin resolver, lo que comúnmente suele denominarse "teorías de la conspiración".  

En principio, dentro del aspecto puramente científico de la criminología y la ciencia forense se han ido descartando hipótesis e investigaciones de campo. Con el tiempo cada teoría se transformó en una pista aceptada, pero suelen estar basadas en pura especulación sin nada que la sustente. Así han surgido artículos de periodismo investigativo afirmando (de buena fe) poseer información privilegiada aún no verificada, mientras otras no tenían más respaldo que simple información falsa. 

Lastimosamente, el asesinato de un mandatario -en ejercicio de sus funciones- se transformará en un caso político sujeto a todo tipo de elucubraciones. De esa manera, la verdadera conspiración se transformó en una secuela inacabable de desinformación para todos los gustos: verdades oficiales a medias y las no tan oficiales, conspiranoia pura y chifladuras totales. Esto queda reflejado en decenas de libros, miles de artículos de prensa, documentales, películas, etc., que en muchos de los casos tienden a desinformar o distraer a la opinión pública

Así, resulta difícil recopilar todas las hipótesis planteadas (puede hacerse) desde los archivos del Gobierno Federal, Comisión Warren, las contradictorias historias sobre Lee Harvey Oswald (¿realmente el culpable, hubo más de un tirador?), la insatisfacción del "Estado Profundo", los servicios secretos, la Reserva Federal, Richard Nixon, la conexión texana (Lyndon B. Johnson-Billie Sol Estes), Lyndon B. Johnson y ex convictos francotiradores, la CIA, la CIA junto a exiliados cubanos, la CIA y el crimen organizado, la Mafia y el FBI  (J. Edgar Hoover), las aparentes alianzas o hasta rivalidades entre la mafia y anticastristas (tenemos hasta documentales extranjeros afirmando que Cuba estuvo detrás del asesinato, o que todo fue una conspiración mafiosa), la conspiración israelí, las organizaciones soviéticas, Fidel Castro, etc., etc. 

Las teorías de la conspiración -fundadas o infundadas- causaron revuelo en las últimas décadas. Serias páginas Web (no las mencionaré) recogen hechos legítimos relacionados con el delito y respaldan el caso de conspiración contra la víctima del atentado; aparentemente hasta las pruebas físicas de la muerte de JFK han sido manipuladas (básica evidencia de la autopsia y las heridas en el cráneo). En contrario, sobreabunda una preocupante cantidad de desinformación (¿expresamente orquestada?) con ridículas "teorías" que por respeto a la seriedad de este post tampoco serán recordadas (ejemplo: los Iluminati, los reptilianos...), solo con decir que el caso puede ser resuelto por psíquicos... si así requiriere la justicia. 

Viene siendo fácil para un desinformador inventar una rica historia que desorienta y prepara varias versiones diferentes de la "historia" con 'hechos' nuevos que le apoyen. Esos relatos suelen combinar datos verificables y mentiras inteligentemente diseñadas, de esa forma las personas que comprueban los 'hechos' tienden a creer las mentiras mezcladas.



Aquí no podemos resolver el crimen, ni creemos que nadie llegará a la historia final "definitiva". ¿Alguien podrá hacerlo? Si la justicia (un tribunal) no ha resuelto el caso procesalmente, ni las Comisiones Oficiales de Investigación (Comisión Warren y otras) más bien ocultan evidencia, no queda otro camino (para confrontar todas las teorías) que confiar en las hipótesis de serios, honrados y críticos investigadores independientes -por fortuna son una legión de experticias en diversas disciplinas- con acceso a recursos vedados al resto. 

Debido a que los archivos desclasificados (a cuenta gotas) en 2017 solo proporcionan documentos que respaldan la conclusión del asesino solitario (Oswald) de la Comisión Warren, y que se sigue negando el acceso a otra información clave (documentos bajo la etiqueta de secreto por razones de seguridad nacional), debemos plantearnos estudiar el caso bajo parámetros de la especulación lógica. Aquí cito al reconocido periodista francés Sylvain Laforest (en su análisis investigativo del enigmático caso Hess): 

"Tenemos que aceptar que solo una teoría es correcta, pero también que esta teoría no tendrá mucha evidencia sólida para respaldarla hasta que los documentos clasificados se publiquen al público. Por tanto, el objetivo es encontrar la más probable. Tenemos que confiar en el análisis lógico, pero sobre todo, la evidencia circunstancial puede arrojar un rayo de luz mágico y revelar la verdad... He llegado a una conclusión que nunca antes se había verbalizado. De hecho, nadie estaba ni siquiera cerca de la verdad. Pero es la única que resiste el escrutinio del contrainterrogatorio de las circunstancias..." 

Bien, tengamos en cuenta las circunstancias lógicas y la principal es que el establishment quería acabar con Kennedy. Que, ¿quién lo ordenó? independientemente de si tal o cual persona u organización, podría ser hasta relativo. Quién lo mató no es que sea irrelevante (es revelador), lo trascendental es encontrar el ¿qué causó su muerte? El qué podría ayudar a responder el quién. En el caso JFK, esas conclusiones planteadas como plausibles hipótesis serán abordadas en la segunda parte de este reportaje.


"Se busca por traición". Panfleto que circuló el 21 de noviembre de 1963. (Ponga atención en los "cargos" del texto en inglés).

Por el momento volvamos a nuestras especulaciones lógicas. Dentro del complejo tema de las conspiraciones reales y la metódica desinformación, el Dr. Gary G. Khols nos ayuda a visualizar los cuestionamientos planteados. 

El Dr. Khols (estadounidense), médico jubilado, ha estado bajo fuerte crítica de académicos y médicos, siendo un concurrente blanco de la propaganda de sectores oficiales del gobierno de los Estados Unidos. Sus publicaciones aparecen en la revista "Deluth READER", tanto el medio como el Dr. Khols son calificados por sus oponentes como charlatanes "antivacunas" y chiflados que difunden peligrosas desinformaciones (teorías conspiranoicas).

El Dr. Khols ha planteado preguntas legítimas sobre dudosas narrativas oficiales destinadas a desinformar a la opinión pública, afirma que "la ´teoría de la conspiración´ es un término que infunde miedo y ansiedad en los corazones de la mayoría de las figuras públicas, en particular de periodistas y académicos. Desde la década de 1960, la etiqueta se ha convertido en un dispositivo disciplinario que ha sido abrumadoramente efectivo para definir ciertos eventos como fuera de los límites de la investigación o el debate, especialmente en los Estados Unidos".


El documento de la CIA, 1035-960, jugó un papel definitivo al hacer del término 'teoría de la conspiración' un arma que se debe usar contra casi cualquier individuo o grupo que cuestione los programas y actividades cada vez más clandestinos del gobierno.

 

Respecto al tema central, el Dr. Khols escribió una pequeña crítica sobre el caso JFK, "The ‘Lone Gunman’, the Assassination of JFK and the ‘Vegas Massacre’" (2017) (traducción literal: "El 'pistolero solitario', el asesinato de JFK y la 'masacre de Las Vegas' "). Repasemos sus comentarios.


"Sabremos que nuestra campaña de desinformación está completa cuando todo lo que el pueblo estadounidense cree es falso". – William Casey, Director de la CIA bajo Ronald Reagan (1981)

 

Han pasado 58 años desde el 22 de noviembre de 1963, fecha del asesinato del presidente John Fitzgerald Kennedy en Dallas, Texas. Muchos testigos presenciales que estaban en la escena escucharon claramente disparos de rifle provenientes del "nudo cubierto de hierba" en Dealey Plaza.

Desde ese fatídico día, cada patriota estadounidense atento, alerta, no distraído y en busca de la verdad que quiere y necesita saber la verdad del asunto ha estado haciendo preguntas y haciendo investigaciones independientes porque no creen en la historia oficial y aprobada. Con cada respuesta engañosa, desdeñosa o falsa, estos patriotas saben que están siendo engañados por la increíble historia que se les está dando.

Ser tratados como ignorantes o "teóricos de la conspiración" tiene una forma de energizar a las personas inteligentes que han visto a través de los intentos oficiales de ofuscación, por lo que cada vez más personas inquisitivas están perdiendo la confianza en las élites demasiado privilegiadas y a menudo sociópatas, mentirosas en serie, políticas, corporativistas, multimillonarios, militaristas, cabezas parlantes, celebridades y otros supuestos líderes.

También me he animado a descubrir la verdad sobre qué conspiradores institucionales o individuales estaban detrás de los planes obvios y censurados para asesinar a JFK, MLK, RFK y las muchas operaciones de bandera falsa (que por definición son conspiraciones) que, por ejemplo, justificaron el bombardeo de Vietnam del Norte (incidente del Golfo de Tonkin) y la invasión de Afganistán e Irak (las demoliciones controladas del 9/11/01). Ser tratados con desdén por las élites que tienen mucho que perder (y sus trolls pagados), es la razón por la que los buscadores de la verdad del 9/11 son investigadores tan comprometidos.

Durante los más de 50 años transcurridos desde el asesinato de Kennedy (que podría considerarse legítimamente un golpe de Estado), muchos investigadores honorables, patrióticos e independientes han descubierto una gran cantidad de verdades documentadas que han puesto en duda o contradicho directamente las conclusiones de "no conspiración" sobre el "pistolero solitario Lee Harvey Oswald" o el "pistolero solitario James Earl Ray" (el asesino falsamente acusado de MLK), el "pistolero solitario Sirhan Sirhan" (uno de los asesinos de RFK) o, para el caso, James Holmes (el "tirador de Batman" de Aurora - Colorado, que sin duda no actuó solo) o Stephen Paddock (el "tirador de Las Vegas" que parece que era solo un patsy (chivo expiatorio) en lugar de ser uno de varios tiradores).

Cada intento de investigadores independientes de proporcionar pruebas documentales que contradigan las historias oficiales de las agencias gubernamentales, sobre la participación de la agencia o de que hubo más de un tirador- provoca indignación falsa e intentos vigorosos de desacreditar al denunciante o desacreditar cualquier información incriminatoria.

El mismo tipo de intentos de desacreditar ocurre todo el tiempo cuando se expone la corrupción en las grandes empresas. Todas las grandes empresas tienen cabilderos a tiempo completo que están bien ubicados en posiciones de poder. Se supone que estos cabilderos / trolls, como parte de su descripción de trabajo, ofuscan o contradicen cualquier información no deseada que debilite la rentabilidad de su corporación.

Tales "trolls" a menudo han desarrollado cuidadosamente relaciones acogedoras con políticos, agencias burocráticas y los principales medios de comunicación, lo que les da un poderoso control sobre cualquier mensaje que llegue al público. Lo mismo sucede en los consultorios médicos, cuando las grandes farmacéuticas "represen" el vino y nos cenan a los médicos para que escuchemos sus argumentos de venta. Esta técnica tradicional ha sido utilizada por los vendedores de aceite de serpiente desde tiempos inmemoriales y ayuda a explicar cómo es que la legislación pro-corporativa recibe un trato tan favorable en los cuerpos legislativos por parte de los políticos cuyos pagadores exigen sutilmente un retorno de su "inversión" (es decir, el pago de su soborno / donaciones de campaña). El que paga manda.

Los grupos activistas por la paz y la justicia también han aprendido lecciones similares, teniendo que soportar repetidamente a los "agentes provocadores" del FBI o del servicio secreto que se infiltran en sus grupos para espiarlos o para que participen en actividades dudosas que podrían conducir a cargos legales.


      La Plaza Dealey (fotografía de 2003, Wikipedia).

La administración Trump intentó aceptar la publicación legal de algunos de los documentos de la Comisión Warren previamente de alto secreto y censurados que fueron sellados del escrutinio público después de que se completaron sus infames audiencias. Se había legislado que la publicación de los documentos se produciría después de que hubieran pasado 25 años, pero todas las administraciones posteriores habían retrasado repetidamente desde el año 1980. Como se ha vuelto obvio, la CIA y el FBI han sido muy selectivos en los documentos que se publicaron. Conociendo la naturaleza del Estado Profundo que está en control de nuestra supuesta democracia, nunca sabremos todo lo que necesita ser conocido para dar sentido a nuestra historia.

Planificar y ejecutar conspiraciones secretas es lo que hacen todas las agencias de espionaje, y la CIA y el FBI no son una excepción; y como se niegan a hablar y revelar de qué se tratan esas conspiraciones, el deber de cualquiera que sea un buscador de justicia es investigar los secretos. Por lo tanto, ser un teórico de la conspiración es un esfuerzo honorable, especialmente cuando los conspiradores pueden estar realizando actividades poco éticas o encubrimientos de crímenes. (NdelE: Obviamente el Dr. Khols rechaza la conspiranoia. Y se debe recordar que "conspiracy" es una destacable figura jurídica en el derecho anglosajón -common law-)

La Comisión Warren fue encargada de investigar el asesinato de JFK, pero todos los nombramientos recayeron en rabiosos Guerreros Fríos. La decisión de considerar ciertos testimonios como un problema de seguridad nacional de alto secreto se produjo porque los miembros de la comisión sintieron que los contribuyentes ingenuos y de mente simple no podíamos manejar la verdad. En cambio, temerosos de incurrir en la ira de su propia CIA (¿o arriesgarse a asesinarse ellos mismos?) la comisión conspiró criminalmente para ocultar las horribles verdades sobre la participación de la CIA y el FBI en el asesinato de JFK.

Conociendo el historial de las muchas operaciones encubiertas que las agencias de inteligencia estadounidenses han orquestado en todo el mundo desde la Segunda Guerra Mundial, no hay políticos que se hayan opuesto al poder o las agendas de la CIA o el Pentágono (Paul Wellstone fue el último). JFK proclamó que iba a "aplastar a la CIA en un millón de pedazos y dispersarla al viento" y todos los políticos que de manera similar querían "drenar el pantano" en Langley o el Pentágono han aprendido la lección sobre quién está realmente a cargo en el DC.

Hasta aquí el Dr. Khols.


Miembros de la Comisión Warren el 23 de septiembre de 1964. © Bettmann / CORBIS. Gerald R. Ford (1913-2006) (Michigan); Hale Boggs (1914-1972) (Louisiana); Richard B. Russell (1897-1971) (Georgia); Earl Warren (1891-1974), Presidente del Tribunal Supremo de los Estados Unidos (1953 a 1969); John Sherman Cooper (1901-1991) (Kentucky); John J. McCloy (1895-1989), ex presidente del Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento y Alto Comisionado de los Estados Unidos para Alemania después de la IIGM; Allen W. Dulles (1893-1969), ex director de la CIA; J. Lee Rankin (1907-1996) Consejero general de la Comisión. 


Por otro lado, en un artículo sobre el asesinato de JFK escrito por Paul Craig Roberts (2017) "The Kennedy Assassination" (El asesinato de Kennedy) el autor se dirige a sus lectores, leamos:

"Estimados lectores, algunos de ustedes me están presionando para que continúe con la historia del tiroteo de Las Vegas (evidencia balística que demuestra que múltiples tiradores usan diferentes armas en diferentes lugares – Nota GGK) mientras que otros están pidiendo saber qué hacer con la publicación de archivos relacionados con el asesinato del presidente Kennedy. Agradezco que esté interesado y no esté satisfecho con las explicaciones oficiales.

Mi respuesta es que ya sabemos, gracias a libros exhaustivamente investigados como "JFK and the Unspeakable" -JFK y lo indecible- (Simon & Schuster, 2008) de James W. Douglass, mucho más de lo que está en los archivos publicados.

Mi respuesta también es que no importa lo que sepamos o cuáles sean los hechos, la historia oficial nunca se cambiará. Mi respuesta también es que es mejor dedicar tiempo a tratar de evitar conspiraciones en ciernes, como el flujo interminable de mentiras y acusaciones contra Rusia que están convirtiendo a un país amigo en un enemigo y renovando el riesgo de armagedón nuclear. De hecho, la mayor teoría de la conspiración de la actualidad es la que emana del complejo militar / de seguridad, el Comité Nacional Demócrata y los medios de prensa que Rusia, en connivencia con Donald Trump, hackeó las elecciones presidenciales de los Estados Unidos.

El gobierno ruso sabe que esto es una mentira, y cuando ven una mentira repetida sin cesar durante un año sin una pizca de evidencia que la respalde, el gobierno ruso naturalmente concluye que Washington está preparando al pueblo estadounidense para la guerra. No puedo imaginar una política más imprudente e irresponsable que destruir la confianza de Rusia en las intenciones de Washington. Como dijo Putin, la principal lección que la vida le ha enseñado es que "si una pelea es inevitable, golpea primero".

 

Si realmente quiere saber quién mató al presidente Kennedy y por qué, lea "JFK and the Unspeakable". Sí, hay otros libros cuidadosamente investigados que puede leer.


Douglass concluye que Kennedy fue asesinado porque se volvió hacia la paz. Iba a trabajar con Jruschov para poner fin a la Guerra Fría. Rechazó la cobertura aérea estadounidense de la CIA para la invasión de Bahía de Cochinos. Rechazó la Operación Northwoods del Estado Mayor Conjunto, un plan para llevar a cabo ataques de bandera falsa contra los estadounidenses que se culparía a Castro para justificar el cambio de régimen. Se negó a volver a nombrar al general Lyman Lemnitzer como presidente del Estado Mayor Conjunto. Le dijo al comandante de la Marina de los Estados Unidos, el general David Shoup, que estaba sacando a los Estados Unidos de Vietnam. Dijo que después de su reelección iba a "romper la CIA en mil pedazos". Todo esto amenazaba el poder y las ganancias del complejo militar / de seguridad y convenció a los elementos militares / de seguridad de que era blando con el comunismo y una amenaza para la seguridad nacional de los Estados Unidos.

La película de la caravana tomada por Zapruder muestra que la bala que mató a Kennedy lo golpeó desde el frente, volando la parte posterior de su cabeza. Se puede ver a la esposa de Kennedy, Jackie, alcanzando desde el asiento trasero el maletero de la limusina para recuperar la parte posterior de su cabeza. Otras películas turísticas muestran momentos antes del disparo a los agentes del Servicio Secreto siendo ordenados fuera de la limusina presidencial para que sea posible un tiro claro contra Kennedy. La película muestra a un agente del Servicio Secreto protestando por la orden.

La "evidencia" médica de que Kennedy fue golpeado por la espalda fue falsificada por médicos bajo órdenes. Los miembros del cuerpo médico de la Marina que ayudaron a los médicos de la Marina con la autopsia testificaron que estaban consternados por las órdenes del almirante Calvin Galloway de ignorar las heridas de entrada desde el frente. Uno de los miembros del cuerpo testificó que "de repente entendí que mi país no era mucho mejor que un país del tercer mundo. Desde ese momento, no he tenido confianza, ni respeto por el gobierno".

El Dr. Charles Crenshaw, uno de los médicos obligados a mentir, más tarde rompió su silencio con un libro y fue recompensado con una feroz campaña mediática para desacreditarlo.

El teniente comandante William Pitzer, director del Departamento Audiovisual del Hospital Naval de Bethesda, filmó la autopsia. La película mostraba claramente la herida de entrada desde el frente. Pitzer fue encontrado muerto a tiros en el piso del estudio de producción del Centro Médico Naval Nacional. Se dictaminó un suicidio, como siempre.


Fotografía de la cabeza de JFK después de la autopsia.

J. Edgar Hoover y el FBI sabían que Oswald, quien Douglas cree que estaba en la nómina tanto de la CIA como del FBI, fue enviado a Cuba por la CIA con el fin de establecer la historia para el papel que Oswald no sabía que se estaba preparando para él. Sin embargo, Hoover, junto con LBJ, Earl Warren y los miembros de la Comisión Warren entendieron que era imposible decirle al pueblo estadounidense que su presidente había sido asesinado por el ejército de los Estados Unidos y las agencias de seguridad de los Estados Unidos. En un momento arriesgado de la Guerra Fría, claramente habría sido imprudente destruir la confianza de los estadounidenses en su propio gobierno.

No soy un experto. No he pasado 30 años o más, como lo ha hecho Douglass, investigando, entrevistando a testigos, rastreando muertes inexplicables de testigos y reuniendo la voluminosa información disponible. Si desea saber qué sucedió, deje sus teléfonos inteligentes, cierre sus pantallas de video y lea el libro de Douglass o uno similar".

Hasta aquí Paul Craig Roberts. 


* Como documento anexo revisaremos en el post a continuación (publicado simultáneamente) un magistral resumen de Finian Cunningham (citado por Craig Roberts) del libro "JFK and the Unspeakable" (JFK y lo indecible)- de James W. Douglass. Cunningham detalla buena parte de la evidencia acumulada. Concuerda con todos los expertos que desde hace mucho señalaron que el informe de la Comisión Warren es un encubrimiento

Aquí encontrará que pudo haber sucedido...

Haga click AQUÍ para continuar la lectura.


Fuente de consulta:

The ‘Lone Gunman’, the Assassination of JFK and the ‘Vegas Massacre’

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