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02 mayo 2020

IIGM: "Alianzas diabólicas" y rusofobía


    Caricatura original de Sputnik


por Tito Andino U.


Introducción

Estamos celebrando 75 años de la derrota del nazi-fascismo y eso es lo que importa a pesar de las controversias del presente.

La historia de la guerra no es tan simple como pretender calificar a unos de "buenos" y a otros de "malos", pero en ocasiones si que existieron causas justas para detener la maldad humana, en ese sentido el nazismo fue intrínsecamente malvado ya que pretendió crear un nuevo orden basado en la supremacía racial y a costa de los "subhombres" (untermensch); y, en eso se diferencia con el totalitarismo soviético de Stalin, al que se denomina estalinismo, cuya ideología política también pretendió, a sangre y fuego, imponer una supuesta igualdad social, cosa que nunca se consiguió. El comunismo, en ese sentido, fue un rotundo fracaso social.

Pero, no estamos aquí para hablar de ideologías, sino de las consecuencias de la política europea en los albores de la segunda guerra mundial. Hablar de "buenos" y de "malos" sigue siendo relativo, ya que tal calificativo proviene de la propaganda de los bandos en disputa. 

La única verdad es que la segunda guerra mundial fue la continuación de la Gran Guerra Imperialista de 1914-1918, en una tregua que forjó el surgimiento de terribles corrientes ideológicas (fascismo y comunismo).  Tomando en cuenta que las guerras son un gran negocio, desagradable eso sí, que deja mucho, mucho dinero, lo mismo podemos decir de la política.

La función del historiador es simple, no está para realizar proselitismo, a ningún bando, se basa en la ciencia de la historia, a través de sus innumerables recursos como la historiografía, única que permite desvelar la verdad, o al menos parte de ella.

En el presente, por cuestiones de pura estretegia, se implementan aspectos ideológicos del pasado. La globalización es meramente un aspecto económico, bajo cobijo ideológico, claro está. Hoy vivimos un "estado de guerra económico" entre grandes superpotencias: Estados Unidos, China y Rusia. 

En esas circunstancias, para la mentalidad de Occidente, dominada por los Estados Unidos y la OTAN, hoy tenemos al gran "enemigo" reencarnado en Rusia, para desgracia de quienes siguen viendo comunistas hasta en la sopa, no lo es; al contrario la Rusia moderna de Putin es tan capitalista que se enfrenta en esa "guerra" económica con los Estados Unidos por abrirse camino en los mercados internacionales, lo mismo sucede con el, "formalmente" estado comunista de la República Popular de China, que de "comunista" solo tiene al Partido (que controla el estado), siendo quizá en este preciso momento la mayor potencia económica capitalista, industrial y financiera del mundo, con el perdón de sus detractores estadounidenses.


Dos caricaturas. la primera, propaganda alemana en la IIGM con el clásico tema del bolchevismo acechando el mundo. La segunda data de 2019, es un intento de copia de la anterior, fue publicada por el medio británico The Guardian, como se aprecia es una caricatura en contra de Putin y de Rusia.


Hasta hace no mucho era muy popular el "revisionismo", supuestamente "histórico" de la segunda guerra mundial,  demostrado quedó que esa "revisión" no era más que propaganda del neonazismo y de círculos de la extrema derecha mundial. Ahora tenemos un nuevo tipo de "revisionismo" al frente del gobierno de los Estados Unidos, que intenta reescribir la historia de la contienda con una nueva versión 'oficial' para la población occidental. Una reciente demostración de hipocresía política ha sido, bajo influencia de la OTAN, la declaración del Parlamento Europeo (septiembre 2019) calificando el Pacto de No Agresión germano- soviético de 1939 como el camino que allanó el estallido de la guerra. En otras palabras, la tácita acusación de que la Alemania Nazi se alió a la Unión Soviética  para provocarla. 

Esto no tiene nada que ver con la historia, sino con la política internacional superditada a los mercados de dominación económica. Es decir, cuestiones para nada fundamentadas bajo parámetros históricos. 

Esta investigación no es apología soviética, ni rusa, ni es una posición anti-estadounidense, es historia documentada y objetiva. Algunos siguen calificando de "idiotas útiles", por intentar "blanquear" a Stalin, a quienes se basan en la ciencia de la historia para refutar tesis de reciente aparición. Me parece que "tontos útiles" han sido siempre aquellos que, sin tener donde caerse muertos (literalmente), aplauden el totalitarismo de ultraderecha, inclinándose ante quienes les roban y explotan en su cara.  

Por sentado, los soviéticos tampoco fueron los "buenos" de la película. Claro que no, en aquellos tiempos rondaba el espectro de la política internacionalista de Lenin, "La Revolución Bolchevique" o una "revolución mundial" que, en teoría, debía llevarse a toda Europa, conforme la doctrina de la Internacional Comunista o Komintern (El 4 de marzo de 1919 se fundó la Tercera Internacional para propiciar la "revolución mundial"). Sin embargo, Stalin suprimió esa doctrina cuando la URSS fue invadida por los nazis, el Komintern fue abolido, el dictador declaró abiertamente que se renunciaba a cualquier intento de socavar el orden de las democracias occidentales, a partir de ese momento los obreros y partidos comunistas en Europa debían valerse por sí mismos y mediante el sistema de la democracia participativa para acceder al poder. 


Pacto de no Agresión Germano-Soviético (1939)




El daño histórico de la URSS quedará marcado por siempre, a pesar de las explicaciones y los motivos que le llevaron a pactar con Hitler. No se puede desconocer que la URSS ocupó una parte de Polonia tras la invasión alemana, encontrándose en la famosa línea Brest-Litovsk. Tampoco hay razones para "ocultar" que los soviéticos invadieron Finlandia y se anexaron los estados bálticos a partir del pacto con los nazis. 

No obstante, conociendo la mentalidad del dictador Stalin, no cabe duda que esa era su intención mucho antes de pactar con Alemania, al fin y al cabo aquellos territorios habían sido parte del Imperio Ruso en continua disputa y/o compartidos con el Imperio Alemán. Los planes soviéticos comtemplarían esa expansión, incluso, sin que mediara alguna alianza o pacto de seguridad con Occidente. Tanto Lenin como Stalin demostrarían que no estaban para políticas de apaciguamiento en los territorios que históricamente consideraban parte de Rusia y del naciente imperio soviético

Stalin no era solo un dictador, era sanguinario, calificado de monstruo mucho antes de que Hitler irrumpiera en la escena política de Europa advirtiendo que llevaría a cabo el "Lebensraum". Hitler quería la guerra y su objetivo eran los territorios del Este y la única forma de lograrlo era contando con la pasividad o neutralidad de Occidente. 

Técnicamente, iniciada la guerra en 1939, británicos y franceses bien pudieron haber fulminado a Alemania sin necesidad de abrir un frente oriental. Y, existe otro razonamiento, ya abordado en otras ponencias. ¿Recuerdan quiénes financiaron a Hitler para la toma del poder en Alemania o les viene a la memoria quiénes financiaron la guerra de Hitler

Aún explicado el caso (por ejemplo, en 80 años atrás ... Mito y realidad del pacto Hitler-Stalin), el hermetismo característico de la era del comunismo soviético no ayudó en nada. Tuvimos que esperar el año 1989 para que la actual Federación Rusa reconociera la existencia del protocolo secreto firmado con los nazis sobre las zonas de influencia en Europa Oriental, es decir, un acto por el cual quedó marcado el destino de Polonia, Lituania, Letonia, Estonia y Finlandia.




En la foto de arriba, los tanques soviéticos llegan al punto convenido que ya ha sido tomado por los alemanes (Brest Litovsk); abajo, las tropas de los dos ejércitos intercambian saludos (22 sep. 1939)

La ocupación soviética de Polonia tuvo lugar desde el 17 de septiembre de 1939, (y hablamos de ocupación porque una invasión propiamente no tuvo lugar, dada la escasa resistencia polaca). El 22 de septiembre, alemanes y soviéticos coincidieron en la famosa línea Brest-Litovsk, en ese tiempo territorio polaco denominado Brześć Litewski (actual Bielorrusia). Es altamente recomendable que el lector repasara el Tratado de Brest-Litovsk (oficialmente Paz de Brest-Litovsk), del 3 de marzo de 1918, entre el Imperio alemán, Bulgaria, el Imperio Austro-Húngaro, el Imperio Otomano y la Rusia soviética. Por el Tratado Rusia renunciaba a su soberanía territorial en suelos que luego serían parte de Finlandia, Polonia, Estonia, Letonia, Curlandia, Lituania, Ucrania y Besarabia, tras su firma pasaron a ser controlados y explotados económicamente por los Imperios Centrales. La Gran Guerra continuaba en ese momento en el Frente Occidental​.

¿Puede existir un argumento jurídico internacional para que el Tratado de Brest-Litovsk quedara anulado tras la derrota alemana en la Primera Guerra Mundial? Legalmente es factible, toda anexión territorial mediante el uso de la fuerza o guerra de agresión, al menos en teoría, está sancionada (prohibida) por el Derecho Internacional. Brest-Litovsk fue producto de la imposición de la fuerza militar alemana que ocupaba esas regiones y que en el fondo pretendía establecer un estado amortiguador (colchón) entre Alemania y Rusia. Esa presunta legalidad dejó de tener vigencia legal al finalizar la contienda con la derrota y abdicación del Kaiser alemán. Citemos un ejemplo, Bielorussia fue ocupada por el Imperio Alemán por las armas entre 1917 y 1918, como efecto de la rendición germana se proclamó la República Popular Bielorrusa, al poco llegarían los soviets... y los polacos... En el caso de Bielorussia, en 1939 fue integramente ocupada por la URSS tras su entrada en Polonia (septiembre 1939) y la expulsión de las fuerzas polacas de esos territorios. 

Sería interminable hablar de todas las repúblicas bálticas, de Finlandia, etc,. La derrota alemana de 1918 dejó sin efecto el Tratado de Brest-Litovsk, dando paso al Tratado de Versalles de 1919. Todas las pérdidas territoriales de Rusia en la Gran Guerra serían recuperadas en 1940, a excepción de los territorios que conservaron Finlandia y la sucesora del Imperio Otomano, Turquía. Polonia no existía como estado independiente hasta luego del proceso de paz (Tratado de Versalles) que puso fin a la primera guerra mundial y "reordenó" el territorio de Europa. Durante la Gran Guerra, el territorio polaco estaba dividido entre las potencias imperiales de la época: Imperio Austro-Húngaro, Imperio Alemán e Imperio Ruso.


 



El general alemán Heinz Guderian y el general ruso Semyon Krivoshein observan el desfile en Brest-Litovsk 

Volvamos a lo principal. El Pacto de No Agresión Germano-Soviético, Molotov-Ribbentrop, Pacto Stalin-Hitler o nazi-soviético, de agosto de 1939, como gusten denominarlo, se cumplió, los actores se pusieron en marcha con la invasión de Polonia, facilitó que alemanes y soviéticos se encontraran en la línea Brest-Litovsk, el 22 de septiembre de 1939. El general Heinz Guderian y el general ruso Semyon Krivoshein brindaron juntos, el ruso invitó a los alemanes a visitar Moscú, les deseó una rápida victoria sobre la Inglaterra capitalista, incluso alemanes y soviéticos realizaron un desfile en Brest celebrando el acontecimiento. Salvo algún "comunista" moderno, nadie niega aquello.

Pero, ¿fue una celebración de la victoria sobre los polacos?, el asunto es discutible. Más que evidente, se cumplió el pacto con la demarcación de la zona de influencia de esas potencias, con desfile incluido, organizado por los alemanes y presidido por Guderian, observándose la participación de  tropas soviéticas junto a los alemanes. Utilizar el término "complicidad" entre las dos potencias totalitaristas de la época es discutible al momento de analizar las circunstancias históricas y legales de los tratados, como el de Brest-Litovsk, en que Rusia hizo concesiones territoriales a las Potencias Centrales para retirarse del conflicto, un tiempo en que, recalcamos, Polonia no existía como entidad soberana y territorial. 

La historia nos demuestra que la "complicidad" no fue exclusiva de soviéticos y nazis. Existen probados antecedentes del por qué se llegó a esa aberración ideológica entre nazis (ultraderechistas y anti-soviéticos) y los odiados bolcheviques que tanto aterraba a las potencias occidentales (británicos, franceses y al lejano Estados Unidos). 

Las potencias occidentales anhelaban (y apoyaban secretamente) que los alemanes destruyeran a los soviéticos militarmente y éstos últimos consiguieron ganar tiempo para prepararse del inminente ataque. Desde esta perspectiva -con irrefutables e innumerables recursos historiográficos- debemos analizar, con sana crítica y sin apasionamientos el tristemente célebre pacto. Eso es, "Pacto", no significó una alianza militar, ni un tratado de paz entre nazis y comunistas, era lo que dice su título "Pacto de No Agresión", como quedó explicado en anteriores ponencias (referencias a pie de página).

Es tiempo que apreciemos la otra cara de la moneda. Ya que el mundo está "horrorizado" con el pacto Molotov-Ribbentrop de 1939 (y en cierto sentido es entendible); ¿qué pasa con los Acuerdos entre Aliados, es decir, de los Estados Unidos y Reino Unido con la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial y mediata postguerra? Citemos ejemplos: La Conferencia de Moscú 1942, Conferencia de Casablanca enero 1943 (los soviéticos fueron invitados pero no asistieron), Conferencia de Teherán 1943, la Conferencia de Yalta (febrero 1945) que entre otras cosas divide y cede el control de la tercera parte de Alemania a la URSS; y, la Conferencia de Potsdam en julio-agosto 1945. Todas esenciales para acabar con el nazismo. ¿Deberían ser contempladas como complicidad con el "enemigo"? Si nos ceñimos a la "lógica política" actual de Occidente, haberse aliado con los soviéticos debe ser considerado una aberración mayúscula

La Conferencia de Potsdam, firmado en la inmediata posguerra, 3 de agosto de 1945  entre Reino Unido, Estados Unidos y la Unión Soviética, ratificó el reparto de Alemania, la ocupación militar, nuevas fronteras en territorios alemanes del este, desmilitarización de Alemania, reparaciones de guerra, juzgamiento a los criminales de guerra. Ese Acuerdo no fue un Tratado de Paz, conforme el Derecho internacional y curiosamente Francia fue marginada de Potsdam.​







Previamente, el 25 de abril de 1945 en el Río Elba, fuerzas estadounidenses se dieron la mano, se abrazaron, festejaron, desfilaron, bebieron junto a sus "camaradas" soviéticos en las cercanías de Torgau (Alemania). Ese episodio histórico es conocido como el "Día del Elba". El encuentro no fue casual, en las últimas ofensivas del frente occidental hacia las orillas del río Elba estaba previsto el encuentro con el Ejército Rojo. Eso nos recordará que también, conforme otro pacto, nazis y soviéticos se encontraron en la antigua línea Brest Litovsk. No es lo mismo, ya que una supuestamente era para desatar la guerra y la otra para poner fin a la guerra, las actitudes son las mismas. Todas esas operaciones de los Aliados en los dos frentes fueron coordinadas conforme las Conferencias previas entre Roosevelt, Churchill y Stalin y se denominó Liberación de Europa.

Las famosas fotos fueron publicadas y recorrieron el mundo. En Moscú se celebró como un fatídico día para la Alemania nazi, hasta hubo salvas de artillería, en New York las celebraciones se realizaron en Times Square con motivos oficiales, ya que las fuerzas nazis dejaron de ser operativas, "Estados Unidos y la Unión Soviética juntos pusieron el último clavo en el ataúd del Tercer Reich". El llamado "espíritu del Elba" es recordado siempre en Rusia cada 25 de abril como símbolo de cooperación entre Estados Unidos y la URSS

En el conocido Cementerio Nacional de Arlington, alrededor de Washington D.C. podemos encontrar el monumento denominado "El espíritu del Elba", cada año hay ceremonias conmemorativas, participan veteranos de EEUU y de la extinta URSS (incluso solían asistir diplomáticos de Rusia). Esos actos deberían llamar a la reflexión, hubo un tiempo en que los dos países fueron aliados y que las "lágrima de cocodrilo" actuales no son otra cosa que hipócritas cuestionamientos político-ideológicos de los Estados Unidos y sus aliados (OTAN) por tratar de imponer su predominio económico.


CRONOLOGÍA

Si el lector mantiene dudas, presentamos una cronología de hechos que concluyeron con el "Pacto Germano Soviético de No Agresión" de 1939.

- Los nazis asumen el poder (1933) e inician la violación del Tratado de Rapallo en 1922 suscrito por Alemania y la Rusia Soviética, se desata una campaña contra los representantes diplomáticos de la URSS y periódicos ataques a legaciones soviéticas en Alemania.
- Previamente, Hitler "avisó" desde 1925 (Mein Kampf) a los diplomáticos de Moscú el destino que les espera a los eslavos "untermenschen" (sub-humanos): esclavitud o muerte. Las tierras del Este hasta los Montes Urales deben ser tierras alemanas (Lebensraum).


- En 1933, la URSS plantea en secreto a las potencias occidentales la posibilidad de restablecer la entente antialemana de la Primera Guerra Mundial, así  da inicio la famosa política de contención e incluso de preparación para la nueva guerra (de fracasar la primera opción).
- A fines de 1933, la URSS anuncia oficialmente la nueva política de seguridad colectiva y asistencia mutua contra la Alemania nazi. Ese mismo año  Maxim Litvinov, Comisario del Pueblo para Asuntos Exteriores de la Unión Soviética, visita Estados Unidos para el reconocimiento diplomático de su estado, se reúne con Franklin D. Roosevelt, se plantea el tema de la seguridad colectiva contra los nazis y el Imperio japonés, en 1934 las conversaciones se enfrian.
- La diplomacia soviética en París, plantea la seguridad colectiva ante los ministros de Asuntos Exteriores francés, Joseph Paul-Boncour y Louis Barthou. Las relaciones con la URSS se normalizaron ya que ambas naciones sentían la amenaza del nazismo. Pero, al igual que en los EEUU fueron saboteadas por el sucesor del asesinado Barthou, Pierre Laval
- Pierre Laval, anticomunista extremo prefería el acercamiento a la Alemania nazi en lugar de la seguridad colectiva propuesta por la URSS. No obstante el Tratado de Asistencia Mutua Franco-Soviético se firma en mayo de 1935. Tras la caída de Francia en 1940, Laval se convierte en colaboracionista de la potencia ocupante alemana, sería pasado por las armas por alta traición tras la liberación en 1945.
- Gran Bretaña tampoco es ajena a la diplomacia soviética, seguridad colectiva contra la Alemania nazi, pero el Acuerdo Naval anglo-alemán de 1935, es decir, el rearme de la armada alemana obstaculiza las conversaciones con los soviets. Los franceses consideran ese acuerdo con los alemanes como traición. En 1936, Anthony Eden, nombrado Secretario de Asuntos Exteriores británico cancela las conversaciones con la URSS.
- Los grandes Imperios coloniales del mundo en esa momento, Francia y la Gran Bretaña, a la que se suma Estados Unidos, deciden terminar unilaterlamente las conversaciones de seguridad colectiva y asistencia mutua con la URSS. El anticomunismo latente en las élites aristocráticas y financieras temen más a la fuerza de los trabajadores que a los radicales nazis, los alemanes son más útiles para sus planes.
- Nadie desconoce que las élites financieras, industriales y políticas simpatizan con Hitler. Por algo se había montado el show en defensa del capitalismo. El fascismo deberá hacer frente a la expansión de los movimientos obreros comunistas en Europa (respaldados por la URSS).

El embajador alemán en Londres, Joachim von Ribbentrop, durante las negociaciones de 1935 para el Acuerdo Naval Anglo-alemán. En la práctica, a pesar que la Kriegsmarine será más pequeña que la flota británica, lo que resalta del acuerdo es que se permite el rearme de la marina de guerra alemana.

- Un posible acuerdo de seguridad colectiva llega a su final, volviéndose más imposible con el inicio de la guerra civil española en 1936, las potencias coloniales se ven obligadas a elegir: derecha o izquierda.
- Otros países europeos afrontan igual dilema. Rumania y Checoslovaquia, como ejemplo, desean un acuerdo de seguridad colectiva contra la amenaza nazi. El presidente checoslovaco, Benes, en 1935, firma un Pacto de Asistencia Mutua con la URSS; igual que en Francia, es desconocido por los políticos checos que confían más en Gran Bretaña y Francia que en la URSS. A pesar de ello, los checos mantienen buenas relaciones con los soviéticos.
- Polonia. La URSS intenta armonizar con los polacos quienes se decatan por los nazis. "Los rusos son bárbaros", dicen, "los alemanes, un pueblo civilizado". Polonia firma un Pacto de no Agresión con la Alemania nazi en enero de 1934. En 1938 los polacos serán cómplices del desmembramiento de Checoslovaquia, craso error, serán los siguientes conforme la hoja de ruta nazi.
La seguridad colectiva y asistencia mutua propuesta por la URSS contra la Alemania nazi no prospera, para 1936 los soviets están casi aislados. Sus propuestas, al inicio escuchadas son luego rechazadas. Nadie quiere escuchar las advertencias del peligro nazi y prefieren negociar con mister Hitler, solo desean alejar al lobo lejos de sus puertas. Todos, incluso la luego traicionada Checoslovaquia, tienen una falsa visión, "la idea, tanto declarada como no declarada, es cambiar las ambiciones de Hitler hacia el este contra la URSS", como lo ha escrito el líder nazi desde la década de 1920.

Conferencia de Munich, 1938 


- La URSS insiste en un acuerdo de seguridad colectiva. En abril de 1939 se da otro impulso formal para intentar el pacto anglo-franco-soviético de asistencia mutua contra la Alemania nazi, las conversaciones se prolongan hasta el verano de 1939. En Gran Bretaña y Francia la opinión pública es favorable a un acuerdo con la URSS, tras la ocupación de toda Checoslovaquia (1939). Hitler reclama Memel (en Lituania), Danzig (Polonia). Pero el diálogo no prospera.
- Molotov reemplaza a Litvinov en Asuntos Exteriores en mayo de 1939 e intenta una vez más con Varsovia, los soviéticos garantizan el apoyo militar a Polonia si son agredidos por los nazis, los polacos con desdén no demoran en rechazar la propuesta.
- La URSS, intenta hasta el final buscar el acuerdo anglo-franco-soviético. En pleno verano de 1939, las partes mantienen el diálogo. Sin embargo, los británicos negocian en secreto con Hitler, mientras se envían delegaciones militares británicas y franceses hacía Moscú para finiquitar la alianza, la noticia se filtra a fines de julio, a través de la prensa se desata el escándalo.
- La mencionada misión militar franco-británica viaja en un fletado y lento barco comercial, (¿por qué no en una rápida nave de guerra?) rumbo a la URSS. La misión demora cinco días en llegar a la cita, lo que suscita la duda soviética. Es evidente que las negociaciones buscan ser retardadas y entorpecidas.
- El principal negociador británico, almirante Sir Reginald Drax, no tiene poderes escritos para firmar un acuerdo con la parte soviética. El general francés, Joseph Doumenc, lleva una vaga carta de autoridad del presidente del consejo de Francia, puede negociar pero no firmar un acuerdo... Nada tienen que ofrecer, mientras el Comisario de Guerra soviético, tiene plenos poderes plenipotenciarios.
- ¿Qué demonios? "No son serios", concluyó Stalin. Los gobiernos francés y británico pensaron que podían jugar con él. 
- Los soviéticos comprenden que no habrá un acuerdo de seguridad colectiva... Entonces, fue cuando Molotov se anima a escuchar las propuestas alemanas... (son los alemanes quienes inician el acercamiento).
- La pregunta del millón, ¿Occidente conspiró contra la URSS por temor al comunismo o porque eran simplemente rusos?
- La dirigencia soviética calcula que los occidentales van a dejarla sola en caso de guerra con Alemania, mientras que franceses y británicos se sentarán a contemplar el conflicto. Eso es exactamente lo que hicieron cuando Alemania invadió Polonia, pura retórica: "declaración de guerra". Si no ayudaron a Polonia abriendo el frente occidental, cómo ayudarían a la URSS?
- Los británicos podían enviar varias divisiones a Francia al comienzo de la invasión a Polonia, el Ejército Rojo pudo movilizar de inmediato cien divisiones; las fuerzas soviéticas venían de golpear a los japoneses en la frontera de Manchuria.
- El pacto Molotov-Ribbentrop es el resultado de largos años de fracasado intento soviético por concretar un tratado de seguridad colectiva, en forma de una alianza antinazi con las potencias occidentales. Aceptar las propuestas de los nazis sorprende al mundo, Stalin accede a la oferta que marcará de polémica la historia de la segunda guerra mundial.
- El pacto gemano-soviético establece cláusulas secretas sobre las "zonas de influencia" en Europa del Este en caso de guerra (como era lo previsible). Es un acto reprochable pero no dista mucho de otra aberración firmada en Munich por las mayores potencias coloniales de la época, el sacrificio de Checoslovaquia por parte de británicos y franceses en aras de la seguridad colectiva, sin pedir la opinión de la URSS... ni de los checoeslovacos.

El primer ministro británico Neville Chamberlain en una de sus varias vistas a Alemania para dialogar con el líder nazi. 

- Gran Bretaña y Francia se ponen en pie de guerra solo cuando sus cálculos no resultan, es decir, esperan que Alemania lleve la guerra lejos de Occidente. Los nazis les deparan una sorpresa seduciendo a Stalin.
- Stalin es un verdadero rufián, políticamente habilidoso, al aceptar el pacto gana tiempo y evita una guerra inmediata con Alemania, pero cometerá el gran error de no aceptar las advertencias de sus mandos militares. Hitler continúa con su plan de invadir la URSS, Stalin duda que Hitler vaya a emprender una campaña en su contra al estar enfrascado en una guerra en el frente occidental. 

Finalmente, Gran Bretaña y Estados Unidos se unen a la URSS contra el nazismo, en una calculada alianza. No se debe olvidar que los ingleses luchan con valentía por defender Francia y su propia isla, pero la URSS se enfrentará sola a los nazis en Europa hasta septiembre de 1943 cuando los Estados Unidos ponen pie en Italia, donde quedarán estancados (a pesar de los avances) hasta el final de la guerra. Solo a mediados de 1944 los Aliados occidentales entran en acción en Europa continental propiamente dicha. Para ese momento la Wehrmacht ya no es una gran armada, ha quedado severamente golpeada y debilitada ante el embate soviético en el frente oriental. 


La seguridad colectiva y asistencia mutua con la URSS no prosperó porque todos los países europeos confiaban en la Gran Bretaña, si ellos decían que sí a los soviéticos todos los demás se alinearían, pero eso no sucedió.



Referencias en este blog:





Nota: La cronología se basa en un reportaje del profesor Michael Jabara Carley, de la Universidad de Montreal.  

A History Lesson For Westerners Parrotting The Lie That Stalin 'Colluded With Hitler to Start WW2'

30 diciembre 2019

La "guerra" por encontrar al culpable del inicio de la segunda guerra mundial.



Obra del artista ruso Mihail Ivanovich Khamelko, "Triunfo de la Patria Victoriosa" (1949)



Por Tito Andino U.
Recopilación de diversas fuentes


"Si yo fuera miembro del Parlamento Europeo propondría que esa asamblea reconociera el 30 de septiembre como el día en que Occidente traicionó a Checoslovaquia y pisoteó la seguridad colectiva ante la Alemania nazi. De ese grave acto fue culpable Gran Bretaña, no la URSS. Se trata de una responsabilidad muy difícil de asumir, incluso hoy en día, lo cual es la razón por la que no se escucha nada sobre esto en los medios masivos de comunicación. Naturalmente, si yo fuera miembro del Parlamento Europeo, me tildarían de loco o de agente de Putin. Como historiador, puede que me traten de igual manera, pero es un riesgo que estoy dispuesto a correr". Michael Jabara Carley

El nuevo "revisionismo" de la segunda guerra mundial asumido por los Estados Unidos y demás potencias europeas que conforman la OTAN tiene como prioridad acusar a la extinta URSS de complicidad con los nazis para desatar la guerra. Tal es la consigna, no solo de autoridades sino de ciertos historiadores contratados con tal propósito. Por otro lado, el negacionismo de la historia del actual gobierno polaco, sumado a la reciente resolución del Parlamento Europeo (septiembre 2019) laborada por largos años en un sinnúmero de reuniones ha llegado a un forzado consenso, desatando una contundente respuesta del líder del Kremlin ruso. 


Está muy claro que este posicionamiento de la OTAN y la Unión Europea con sus instituciones tiene matices políticos, intentando desechar la historia. En eso se parecen a los "revisionistas" neonazis, reescribiendo la historia con fines ideológicos, en este caso que conduzcan a la realización de sus objetivos globalizadores.

En una anterior entrega 80 años atrás. Mito y realidad del pacto Hitler-Stalin ya analizamos el pacto nazi-soviético de 1939, debemos remitirnos a esa fuente si no queremos volver este tema una cuestión inacabable.

Pues bien, ¿qué ha sucedido estos días? 

El presidente ruso ante las frecuentes notas de prensa en países miembros de la OTAN de señalar al pacto de no agresión de 1939 como el estallido de la segunda guerra mundial, las calificó de "puras tonterías". Lo destacable de su reciente pronunciamiento ante los mandos militares (estado mayor de la Federación Rusa), el 24 de diciembre 2019, es recordar la existencia de archivos nazis recuperados por el ejército soviético luego de la guerra, que demuestran que no fue la URSS sino otros países, entre ellos Polonia,  quienes fueron cómplices del dictador alemán.

De forma contundente Putin acusó a Polonia de complicidad con Hitler, fueron los polacos quienes sí forjaron una "alianza" con el caudillo nazi (lo hemos detallado en el artículo La Segunda Guerra Mundial comenzó en octubre de 1938), también el presidente ruso no tuvo problemas en señalar a Polonia por su accionar "antisemita" en los albores de la contienda mundial. Rebatió las críticas y el por qué la URSS tuvo que firmar un Pacto de No Agresión con los nazis, un tratado que no implicaba una alianza de tipo militar, salvo la forma de ejercer las zonas de influencia en territorio polaco en caso que Alemania se decidiese invadir Polonia, ello se establecía en un polémico protocolo secreto usado como la prueba de la "complicidad soviética", que no fue de conocimiento público en Rusia sino hasta décadas después.


Józep Lipski, diplomático y embajador de Polonia en la Alemania nazi de 1934 a 1939. Firmó el Pacto de No Agresión Germano-Polaco de enero de 1934. Mantuvo conversaciones directas con Hitler en octubre de 1938 sobre los planes alemanes de expulsar a los judíos europeos al África, Lipski apoyó la idea como parte de la política y discurso antisemita del gobierno polaco conocido como el "régimen de los coroneles" (del periodo 1935 a 1939, tras la muerte de Pilsudski). Lispki era un entusiasta del tema, se dice que respondió a las sugerencias de Hitler con un "si puede encontrar tal solución le erigiremos un hermoso monumento en Varsovia". Sin duda, su entusiasmo se desmoronó cuando el Ministro de Relaciones Exteriores del Reich, Joachim von Ribbentrop, ese mismo 24 de octubre de 1938, exigió que Polonia aceptara la anexión alemana de la Cuidad Libre de Danzig. 


Una reveladora fotografía, el primero desde la  derecha es Józep Lipski, embajador polaco en Berlín junto a Hermann Goering, Konstantin von Neurath, Adolf Hitler y otros.


Putin en nombre de la Federación Rusa recordó que Polonia y el gobierno de Hitler planificaron la deportación de los judíos desde 1938 (previamente en 1934 los nazis y el gobierno militar polaco habían firmado un Tratado de No Agresión) con ese fin nazis y polacos concluyeron una alianza evidenciada en los documentos incautados. Además, manifestó sentirse "insultado por la manera en la que Hitler y Polonia discutieron la cuestión judía". Con notable enojo y citando los archivos nazis, dijo que el embajador polaco de ese entonces en Berlín (Józep Lipski) alababa los planes de Hitler para librar Europa de judíos, Putin recordó a ese personaje polaco como "despreciable”, "escoria” y "cerdo antisemita”


El 26 de enero de 1934, la Alemania nazi y el régimen del mariscal polaco Józep Pilsudski firman el Pacto de No Agresión Germano-Polaco. La foto corresponde a una posterior reunión en Varsovia (15 junio 1934). De izquierda a derecha: Hans Adolf von Moltke (embajador alemán), el Mariscal de Polonia Józep Pilsudski, el Ministro de Propaganda Joseph Goebbels y el Ministro de Asuntos Exteriores polaco Józep Beck. Se debe aclarar que el pacto polaco-alemán de 1934 fue firmado por el embajador polaco en Berlín, Józep Lipski y el entonces Ministro de Asuntos Exteriores del Reich, Konstantin von Neurath.


Es evidente que los documentos incautados por el Ejército Rojo a los nazis, tras la caída de Berlín en 1945, ratifican que el gobierno polaco, sucesor del dictador militar Józep Pilsudski, en 1938 propuso planificar junto a la Alemania nazi la deportación al África de los judíos alemanes y polacos. Con toda probabilidad hablamos, entre otros documentos, del "Plan Madagascar", fruto de las negociación bilateral germano-polaca de la “Comisión Lepecki”. Como es de conocimiento público ese proyecto fue desechado a inicios de la guerra debido a la presencia de la marina de guerra británica que volvía imposible ‎el traslado de los judíos al África. ‎


Para el actual presidente ruso el tratado Molotov-Ribbentrop fue una medida obligada que asumió la URSS ante los acuerdos de no agresión que otras naciones europeas firmaron con Hitler. Y, siempre recordando a los países occidentales que no deben olvidar los "considerables sacrificios” de la URSS y sus 27 millones de muertos en la guerra. El Kremlin aspira que alguna vez ese "sacrificio soviético" y el rol fundamental del ejército rojo en la derrota del nazismo sea reconocido.



6 de diciembre de 1938, transcurridos dos meses del "Pacto de Munich", el ministro de Relaciones Exteriores del Reich, Joachim von Ribbentrop firmó la Declaración de Amistad entre Francia y Alemania con su homólogo francés Georges Bonnet.
 

Esto no es de ahora, hace ya 10 años, cuando se conmemoró los 70 años del estallido de la Segunda Guerra Mundial se decía lo mismo, la Unión Europea no perdía ocasión para culpabilizar a Rusia de forma pública, "y lo hacía denigrando, falsificando o manipulando la historia de esa época", conforme analizó el especialista ruso Leonid Radzikhovski (antes de leer sus apreciaciones, veamos algunas puntualizaciones más).


No debe olvidarse nunca que Hitler deseaba la guerra y que se enfureció a fines de septiembre de 1938 al no poder aplastar militarmente a Checoslovaquia, él no deseaba la "Conferencia de Munich", pero de todos modos devoró a su víctima de turno "pacíficamente" bajo complicidad británica y francesa (y polaca). La historia nos enseña que en esos obscuros días si habían alemanes dispuestos a parar la locura que conduciría a la segunda guerra mundial (Ver: ¿Y si Hitler hubiese sido asesinado en 1938?)

Michael J. Carley, prestigioso historiador y profesor de Historia en la Universidad de Montreal escribió sobre estos hechos un demoledor artículo titulado "El día que Occidente prefiere olvidar" (2015). Es muy claro al afirmar que la OTAN pretende reescribir la historia desconociendo la lucha interna entre potencias capitalistas, transformándola en una lucha gloriosa de la democracia en contra del nazismo, siendo obvio que se enfatiza en que la URSS no jugó un papel importante en el conflicto, al contrario, se afirma que el régimen de Stalin mantuvo una larga alianza con el Mal. La conspiración propagandística no coincide con los hechos. 

Según tesis atlantistas rebuscadas, fue Stalin quien apuñaló por la espalda a Gran Bretaña y Francia para favorecer a los nazis. Bastaría recordar que en esos momentos Francia y la Gran Bretaña eran los dos más grandes imperios coloniales del mundo. Sería bueno recordar que la Segunda Guerra Mundial inició en octubre de 1938 cuando Neville Chamberlain y Edouard Daladier acordaron con Hitler y Mussolini despedazar Checoslovaquia. Ni checos, ni rusos fueron "invitados" a Múnich a repartirse Checoslovaquia, un necesario paso previo para aislar a la URSS.

Nadie quiere recordar en la democrática Europa que los totalitarios comunistas de la URSS hicieron lo razonablemente posible para apoyar la seguridad colectiva de Europa y la resistencia checoslovaca contra la agresión nazi. Michael Jabara, nos recuerda que


"para Chamberlain, una alianza con la URSS en contra de Alemania nazi era una última opción, o una opción inexistente. Era más atractiva la idea de llegar a un acuerdo con Hitler. Una alianza con la URSS en contra de la Alemania nazi significaba la guerra. Si hay un Estado que merece ser condenado por haber saboteado la seguridad colectiva en los años 1930, es más bien Gran Bretaña y no la URSS. Los británicos rechazaron repetidamente propuestas soviéticas a favor de la creación de una alianza antinazi, o bloquearon el mejoramiento de las relaciones francesas con Moscú". 

«¡Ustedes quieren la guerra!», fue la acusación principal que los conservadores y la derecha europea lanzaron contra quienes buscaban organizar la resistencia contra la agresión nazi. Stalin lo comprendió. Fue sólo a mediados de 1939, cuando ingleses y franceses seguían resistiéndose a organizar un frente común contra la Alemania nazi, que Stalin aceptó conversar con Hitler. Para el gobierno soviético, Munich fue la gota que colmó el vaso y que condujo directamente al pacto de no agresión germano-soviético, el pacto de no agresión de Munich era exactamente lo mismo. Si los occidentales estaban tan furiosos era porque Stalin había logrado lo que ellos no habían podido obtener el año anterior en Múnich. Aquello era un sálvese quién pueda, no una estrategia de seguridad a largo plazo. Era una maniobra que sólo incentivaría al agresor, tal y como lo comprobaría Stalin en junio de 1941, concluye Carley.

Y, en este punto vale la pena preguntarnos: ¿Entonces, fueron o no fueron Aliados los británicos, franceses, estadounidenses y los soviéticos en la segunda guerra mundial? Nos han dicho por largas décadas que sí, que lucharon juntos por la libertad y ahora resulta que el heredero del extinto estado soviético, la Federación de Rusia fue el "malo de la película".

Al menos la propaganda Aliada de esos días nos indica otra cosa (en un futuro estudio analizaremos cuándo mismo inició la ´Guerra Fría´), veamos algunos ejemplos gráficos: 





El conflicto visto por los rusos de hoy

Las siguiente líneas (resumidas) fueron escritas por Leonid Radzikhovski (periodista e investigador ruso) y publicadas por el medio ruso Vzgliad, 28 agosto de 2009, traducido por la agencia IPI (Perú), también publicado por Red Voltaire (2009). Leamos extractos de su ponencia.

Después de una breve luna de miel a comienzos de los años 1990 (caída del comunismo, esto no influenció las relaciones con los países bálticos), nos encontramos aquí con esta «guerra de historia» que dura ya quince años (25 años si contamos que estamos vísperas del 2020) y que no ha parado hasta hoy día. Esta disputa se ha puesto muy agria. 

Para la mayoría de nuestros conciudadanos [soviéticos de la época], los años 1939 a 1941 son aquellos de una «guerra desconocida» y, de este hecho, sin interés directo. Nosotros conocemos en cambio otra guerra, nuestra guerra, la guerra nuestra, la Gran Guerra Patriótica, entramada el 22 de junio de 1941, y poco nos importaba de saber lo que les ocurría a los polacos, franceses o bálticos. Claro está, los europeos del Oeste ven las cosas de otra manera.

Aún peor, los miembros de la Unión Europea -Polonia, Países Bálticos- y Ucrania, tienen un interés, desde un punto de vista histórico, de situarse como adversarios de Rusia en vez de serlo en contra de Alemania, país que guarda en cambio una postura discreta y humilde en este asunto y con razón… Y si estos países [Letonia, Lituania, Estonia, Polonia, Ucrania] quieren además que la ricachona Alemania abra su billetera y meta la mano al bolsillo –gesto bienvenido en estos tiempos de crisis-, más vale no estar dando cachetadas ni importunando al sujeto [Alemania], en todo caso no más de lo necesario con temas históricos del pasado que pondrían a la adinerada Alemania en una situación embarazosa.

Con Rusia, las cosas son diferentes. Ni un centavo a esperar que les llegue de este lado. Además, contrariamente a Alemania, estamos frente a un país [Rusia] que nunca ha pensado en arrepentirse. Y, finalmente, acusando a Rusia, es decir, poniendo sobre sus espaldas una parte de la responsabilidad de la Segunda Guerra Mundial, aligeramos, se quiera o no, el peso de la culpabilidad de los alemanes.

Un negocio histórico rentable a todo punto de vista. Yo no pretendo que todos los historiadores sean así de cínicos. En realidad, esto es ante todo un asunto de políticos, y los recientes acontecimientos constituyen claramente una lección de política aplicada.

El 23 de agosto, día que se firmó el pacto germano-soviético de no agresión, se ha convertido, a iniciativa del Parlamento Europeo, en el día conmemorativo europeo de las víctimas del estalinismo y del nazismo. ¡ Ojo ! ¡Fíjese en el orden de las palabras!. Tal es pues el desafío que la Unión Europea lanzó a Rusia. Por su parte Moscú adoptó, en mayo de 2009, el decreto 549, cuyo objetivo es oponerse a las tentativas de falsificación de la Historia susceptible de perjudicar los intereses de Rusia, se conformó una Comisión de 28 historiadores (aunque no todos lo son) para combatir las falsedades históricas.

En teoría, varias reacciones o comportamientos son posibles: 

- Nosotros los rusos podemos intentar adoptar la actitud alemana, versión «light» claro está, tipo: «Nosotros no somos los herederos de Stalin, nosotros somos sus víctimas, víctimas del régimen soviético, ¡aún mucho peor de lo que fueron [las víctimas] de Polonia o de los países Bálticos!»  (Si nos fijamos o tenemos en cuenta el número de personas afectadas por la represión estalinista, esto es la pura verdad histórica).

- Nosotros los rusos hemos tenido más víctimas de Stalin que los alemanes han tenido de Hitler. Sin embargo, este enfoque va en contra de nuestro orgullo nacional de gran potencia y no cuadra con el mito, mito popular recientemente actualizado, de «eficaz verdugo administrador». En efecto, Stalin fue efectivamente calificado en Rusia como un «eficaz manager».

Pero las cosas son sumamente más graves y complejas.

- Los alemanes se sacan de encima a Hitler y de «su» guerra a grandes gritos (a pesar que siguen pagando como si fuera oro en polvo las pensiones de sus antiguos combatientes nazis): les podemos comprender. 

- Pero si nosotros los rusos, si quisiéramos imitarles tendríamos que hacer un verdadero show de equilibrista: ¡repudiar al «malvado Stalin» conservando al mismo tiempo el orgullo de la guerra! 

Se podría pretender haber ganado «a pesar de él», pero esto no funcionaría. El instinto elemental del pueblo, de la mayoría de la gente, le suena en la oreja que es muy difícil disociar Stalin de la guerra. Y si lo hiciéramos, la imagen de la guerra perdería su brillo.

La capitalización política de la victoria se hundiría, porque, ¿no fueron a sus pies que se arrojaron los estandartes tomados al enemigo?. Durante el gran Desfile de la Victoria del 24 de junio de 1945 en la Plaza Roja de Moscú, las tropas soviéticas tiraron y amontonaron una pila de emblemas nazis delante de Stalin. 


Dos magníficas obras sobre el Día de la Victoria. la de arriba corresponde al artista Nicolay Babasyuk, titulada "Desfile de la Victoria en Moscú" (1959). Abajo: Obra del artista Alexander Maratovich Samsonov, "Desfile de la Victoria" (2004) 

La sociedad y el estado ruso se niegan a repudiar a Stalin, en todo caso no lo harán delante de la «angelical Europa». Peor, nosotros los rusos no podemos hacerlo sin consultar los principios de base. Inclinar nuestra augusta cabeza de gran potencia delante de otros países… La gente, el pueblo vería la expoliación de su victoria, y ¿qué nos quedaría después de todo esto? (Nota del editor del blog: De todas formas, la actual Federación Rusa, a través de su Parlamento y otros órganos estatales han condenado pública y oficialmente los crímenes del estalinismo).

Esto es cierto. Pero por otro lado, «¿es necesario brindar por la Patria, por Stalin y servirnos otro vaso más» como sugirió el líder del Partido Comunista de Rusia en 2009?

No poder disociar la guerra de su comandante en jefe es una cosa y no quererlo hacer es otra cosa; otra cosa es designar un tirano indiscutible, reconocido como tal por todo el mundo, en tanto que personalidad histórica de Rusia; ¡ y otra cosa es arrodillarse, cabeza inclinada para defenderlo, defender toda su política, incluso aquella de los años 1939 a 1941 !

Para la Rusia actual, Stalin es como una maleta histórica sin agarradera (y con un tal contenido interior que más vale no abrir esto)… Pero tampoco se le puede abandonar y olvidar, arrastrar esta maleta tampoco es un trabajo fácil... 

¿Entonces, que tipo de defensa se debe adoptar? 

- Declarar que Hitler y Stalin, la Alemania nazi y la URSS, tienen una responsabilidad igual –o casi la misma- en el desencadenamiento de la Segunda Guerra Mundial, esto es lo que debe ser considerado como una falsificación
- Las acusaciones contra la Alemania no van a ser pasionalmente duras (a causa de los cálculos políticos citados anteriormente pero también porque, esta responsabilidad nunca ha sido negada por Alemania, nadie tiene que molestarse para demostrar esto); en cambio, las críticas contra la URSS serán más duras.
- Alemania será acusada de pecados más grandes, pero con menos vigor que lo será la URSS o su heredera actual, Rusia, que será a su vez acusada de menores pecados, pero con mucho más fuerza. 
- Esto es efectivamente una falsificación.

Claro está, cada uno es libre de interpretar los hechos siguiendo su mala fe. También es cierto que la verdad absoluta en historia no existe, si es por tanto que haya una en alguna parte. Pero, si se acepta de no escribir ficciones y que se considera los simples hechos, está claro que acusar la URSS de haber causado la guerra es por lo menos faltar de objetividad.

Si el Pacto Germano-Soviético no habría sido firmado, la guerra habría tenido lugar de todos modos. La Alemania nazi no podía pararse. El dedo de Hitler ya estaba apretando el gatillo. Este pacto, es cierto, fue para él la última señal que esperaba para tirar, y todo esto estaba precedido de largos años de una «política de pacificación» que sólo sirvió para darle más coraje y valor al agresor nazi.

La culpa no recae únicamente en los dirigentes de la Gran Bretaña y de Francia, sino también, por ejemplo, de los dirigentes polacos, que habían buscado la amistad de Hitler y se habían desenvuelto para ello, desde 1938 (¡sí, ¡sí!) para recuperar un pedazo de territorio de Checoslovaquia desmembrada y sacrificada por los nazis.

Naturalmente, esto no exonera a Stalin, quien fue el único en concluir un pacto secreto con Hitler y esto no solamente «no calmó al agresor» en perjuicio de otros países, como lo hicieron el inglés Chamberlain o el francés Daladier con Checoslovaquia, sino que se anexionó descaradamente territorios: los Países Bálticos, las partes orientales de Polonia, La Carelia finlandesa y la Besarabia rumana.


Firma del Pacto de No Agresión germano-soviético. 23 agosto 1939 


En fin, a pesar de todo su cinismo malévolo, la política estalinista no ha constituido una excepción. Ella se inserta en la lógica de la política global de Europa, solamente más brutal, más «gánsteril».

El verdugo-tirano de Europa y del mundo, Hitler, fue fabricado con el consentimiento de todos los políticos de Europa, como si hubieran perdido la razón. El proceso fue lanzado por los políticos occidentales, mucho antes que Stalin elabore a su vez los mismos «cálculos maquiavélicos suicidarios».

¿Había otra alternativa a los acuerdos de Munich de 1938? ¿Había otra alternativa al pacto de Moscú de 1939? ¿Había otra alternativa a la Guerra Mundial? Podríamos discutir de estas cuestiones y asuntos hasta el infinito.

Y esto sería sin duda un debate especial. Si en el transcurso de este debate, se llegaría al menos a no ignorar los hechos evidentes, la falacia quedaría confinada a límites decentes. Pero cuando uno se deshace de los hechos como si estos fuesen superfluos, esto se convierte en una desinformación absurda, de la novlengua o neolengua, según las traducciones literarias, es decir, la forma de hablar para controlar y definir el pensamiento de la población con intereses políticos, tema de actualidad y de interés moral tratado en la novela de George Orwell "1984".

Sea como sea, el punto de vista histórico oficial ruso se apoya por supuesto sobre un conjunto de hechos innegables y que presentados de manera bastante convincente demuestra que la URSS no se puede encontrar a la cabeza en la lista de países causantes o promotores de guerra. Pero tener una reacción más airada frente a los historiadores occidentales, bajo el lema de: «¡Al ataque! ¡Por la Patria, por Stalin!» sería a mi punto de vista no solamente un acto poco heroico, sino extremadamente estúpido.

Nadie puede estar orgulloso de la política de los años 1938-1939. Si la reflexión europea y rusa respecto de estos acontecimientos logra reconocerlo, entonces esto no será seguramente perjudicar los intereses de Rusia ni tampoco su seguridad histórica. Tampoco pienso que esto opondrá Rusia del Occidente.



ENTREVISTA

Sobre la Segunda Guerra Mundial y el Pacto Molotov-Ribbentropp

Dmitri Babich 
Alexandr Chubarian
30 de septiembre de 2009

Alexandr Chubarian, director del Instituto de Historia de la Academia de Ciencias de Rusia, investiga desde 1988 el Pacto Molotov-Ribbentropp, es considerado actualmente en Rusia uno de los expertos más autorizados en la historia de las relaciones ruso-germanas. La entrevista concedida a Dimitri Babich explica los antecedentes al pacto germano-soviético firmado hace 80 años, sus consecuencias, y la visión actual de los acontecimientos ocurridos en aquellos tiempos.

➤ Dmitri Babich: ¿Debe la Rusia contemporánea condenar el Pacto Molotov-Ribbentrop, o todavía tiene vigencia la fórmula expuesta en 1989 de que ese Pacto fue un acontecimiento normal para aquella época, aunque los "protocolos secretos" anexos al pacto fueron un acto amoral por parte de los firmantes?

Alexandr Chubarian: En los últimos años, el interés de la opinión pública por los acontecimientos relacionados con el Pacto Molotov-Ribbentrop ha crecido considerablemente, y el tono de los debates cada vez adquiere formas categóricas e irreconciliables.

La intensidad y ardor de las disputas no se debe a la aparición de nuevos documentos sino a interpretaciones antagónicas de los hechos derivados de ese acontecimiento histórico. La tensión que impera no se debe a discrepancias entre historiadores y expertos. La confrontación que observamos es el producto de convulsiones de orden ideológico y político promovidas en la sociedad.

La situación empeora por actitudes preconcebidas que predomina en países vecinos, en particular, impulsadas por políticos influyentes en las repúblicas Bálticas y Polonia. Este factor ha politizado al máximo un asunto que debería ser material de investigación exclusiva para los historiadores.

La transparencia siempre ha dado mejores resultados que negar lo que es evidente. En su tiempo, la postura de la Unión Soviética fue sensiblemente vulnerable porque las autoridades soviéticas con obstinación negaron la existencia de los protocolos secretos anexos al Pacto Molotov-Ribbentrop. Pero el reconocimiento y publicación de esos protocolos precisamente en tiempos de la URSS hace 30 años, ha reforzado nuestra postura y es una prueba de que Rusia rompió definitivamente con la política del silencio para comprender su historia.

➤ Dimitri Babich: Y no obstante, entre los historiadores predomina el debate en cuanto a que el Pacto Molotov-Ribbentrop fue el detonante de la II Guerra Mundial que comenzó una semana después de su firma, el 23 de agosto de 1939. Como es bien sabido, el 1 de septiembre de 1939 las tropas alemanas invadieron Polonia seguros de que la URSS no ayudaría a los polacos. ¿Está usted de acuerdo con esta tesis?

Alexandr Chubarian: No, no estoy de acuerdo. Conozco muy bien ese punto de vista, que entre otras cosas, se cita para argumentar la responsabilidad compartida que tiene la Alemania nazi y supuestamente la Unión Soviética en el inicio de la II Guerra Mundial. Esa tesis quedó reflejada en una resolución aprobada por la Asamblea del Parlamento de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) ignorando acontecimientos evidentes que tuvieron lugar antes de que comenzara la guerra.

Hitler decidió invadir Polonia mucho antes de firmar el pacto de no agresión con la URSS, y en la primavera de 1939, ya había puesto en marcha los preparativos de la agresión, incluso fijo el 26 de agosto de 1939 como la fecha tentativa para el asalto, pero el ejercito alemán no pudo cumplir ese plazo y emprendió la invasión el 1 de septiembre.

Hay que destacar que el destino del Pacto germano-soviético-alemán firmado el 23 de agosto fue incierto hasta el último momento de su concertación. Esto quiere decir que independientemente del resultado de sus negociaciones con la URSS, Hitler no tuvo ninguna duda en cuanto a sus planes de invadir Polonia.

Inglaterra y Francia brindaron garantías a Polonia precisamente por la misma razón, es decir, Londres y París sabían con seguridad que Alemania se preparaba para la guerra, y el viaje urgente que hizo el ministro Ribbentrop a Moscú fue por la misma causa, el diplomático alemán tenía que terminar ese asunto pendiente con los soviéticos antes de comenzar la invasión de Polonia.



Desfile de la Victoria. Moscú, 24 junio 1945

➤ Dmitri Babich: Y no obstante, después de que Hitler invadió Polonia Inglaterra y Francia declararon la guerra a Alemania, mientras que la URSS, no sólo permaneció al margen, sino que firmó con Alemania un tratado de amistad en septiembre de 1939. ¿Acaso no fue una muestra de apoyo al agresor?

Alexandr Chubarian: Es indiscutible que los protocolos secretos anexos al Pacto Molotov-Ribbentrop, la firma del tratado de amistad en septiembre de 1939 y la resolución impuesta en la URSS entre 1939 y 1940 que prohibió criticar la doctrina nacional-socialista fueron actos amorales que se merecen la condena que posteriormente se hizo tanto en Rusia y en el exterior.

Y a pesar de todo, los acontecimientos ocurridos en esos días no pueden explicarse únicamente bajo la óptica de que "Hitler decidió invadir a sus vecinos y Stalin se convirtió en su cómplice". Soy partidario de que la investigación de la historia debe apoyarse en el estudio amplio de todos los factores implicados en los sucesos claves relacionados con las naciones y sus pueblos.

Ante el estudio de tal o cual fenómeno o acontecimiento como el inicio de la II Guerra Mundial, es indispensable analizar todos los factores implicados y no limitarse a destacar uno o dos momentos o circunstancias por alguna razón cómoda o favorable. El pacto Molotov-Ribbentrop fue un fenómeno político-diplomático muy complejo. Y para hacer una valoración objetiva, es necesario tener en cuenta los antecedentes históricos que determinaron muchos aspectos de este asunto.

Es por eso que nosotros desviamos nuestra atención a sucesos ocurridos en 1938. Y no porque queramos obligar a nuestros colegas occidentales recordar el Tratado de Munich. Simplemente, si no se tiene en cuenta el factor que tuvo Munich, no es posible explicar las razones que obligaron a Stalin a firmar un pacto de no agresión con la Alemania nazi.

Hasta la firma del Acuerdo de Munich, en Europa había un consenso muy sólido en cuanto a Hitler y su régimen. Todas las potencias europeas, Inglaterra, Francia y la URSS mantuvieron una actitud muy negativa ante el régimen nazi impuesto en Alemania en 1933. La firma del acuerdo de Munich hecho por tierra ese consenso. Desde el punto de vista moral, el acuerdo de Munich y el pacto Mólotov-Ribbentrop son muy parecidos el uno del otro, porque ambos documentos fueron suscritos de espaldas a aquellos pueblos cuyos destinos dependió de lo concertado en esos acuerdos.

En Munich, el 29 de septiembre de 1938, los representantes de Checoslovaquia estaban en una habitación contigua a la sala donde se reunieron los firmantes. Y sin consultar en absoluto su opinión, las partes (Inglaterra y Francia en un bando y Alemania e Italia por el otro) determinaron el destino de ese país.

A diferencia del Pacto Molotov-Ribbentrop, el tratado de Munich no trató sobre esferas de interés sino que directamente estableció la entrega a Alemania de parte de Checoslovaquia (una tercera parte de su territorio, el 40 por ciento de su industria y cerca de 5 millones de habitantes). En esencia el tratado de Munich fue la repartición de un país soberano entre otros estados.

Y la URSS no estuvo en Munich. Stalin tenía mucha desconfianza a las democracias occidentales, más que el resto recelaba de Inglaterra y después de la firma del tratado de Munich, vio las intenciones de Londres de aislar a Moscú.

➤ Dmitri Babich: ¿Y por qué de todas maneras, Stalin prefirió pactar con Hitler en lugar de los aliados occidentales? Sus oponentes afirman que Inglaterra, Francia y Polonia no pudieron aceptar las condiciones exigidas por Moscú de permitir el paso de las tropas soviéticas por sus territorios. Con los años, se pudo ver que Stalin después de entrar en el territorio de un país, muy pocas veces permitió a ese país actuar por su cuenta.

Alexandr Chubarian: Recordemos las negociaciones británicas-franco-soviéticas que tuvieron lugar en Moscú en el verano de 1939. En esas negociaciones se habló de las posibilidades de ayudar a los países de Europa Oriental en el caso de una agresión por parte de Hitler.

Las garantías para las repúblicas bálticas se abordaron en junio de 1939, y en agosto transcurrieron conversaciones interminables sobre Polonia y Rumania. El 20 de agosto, los franceses informaron a los soviéticos que había logrado convencer al ministro de Asuntos Exteriores de Polonia, Józef Beck, y que Varsovia estaba dispuesta a permitir el paso de las tropas soviéticas por su territorio.

Pero por parte de Polonia no hubo ninguna declaración oficial. Y de esta manera, quedó sepultada definitivamente la cooperación entre Inglaterra y Francia con la URSS, antes de la firma del pacto Molotov-Ribbentrop. 

En cuanto a si Stalin hubiese ocupado Polonia, Rumania u otro país por cuyo territorio pasaran las tropas soviéticas, previo acuerdo con los aliados occidentales, se trata de una hipótesis bastante discutible.

Hubo ejemplos de países a los que la URSS impuso su régimen político, pero también hubo países donde las tropas soviéticas entraron y salieron dejando que esos países se desarrollaran de la forma en que quisieron. Me refiero a Irán, Austria, y Finlandia después de la Guerra a pesar de que un delegado soviético formó parte de la Comisión de Control de los Aliados. Y no obstante, todos esos países conservaron su autonomía. Eso mismo pudo ocurrir con Polonia, si Francia Inglaterra le hubiesen proporcionado garantías fiables.

➤ Dmitri Babich: Es decir, sencillamente, ¿Hitler le propuso a Stalin una variante más ventajosa que Inglaterra y Francia?

Alexandr Chubarian: En las conversaciones con Inglaterra y Francia el asunto sobre los territorios que posteriormente fueron incluidos en la zona de los intereses soviéticos se discutió únicamente desde el punto de vista del paso de las tropas soviéticas, en este caso, Hitler avanzó más y propuso dividir la zona de intereses.

Pero como quedo demostrado posteriormente, Hitler cumplió sus promesas durante un plazo muy corto. Ya en noviembre de 1940, cuando Mólotov viajó a Berlín y las relaciones entre la URSS y Alemania ya estaban deterioradas, Hitler le espetó al jefe de la diplomacia soviética. "¿Y quien le dijo a usted que tendrían el derecho de anexarse esos territorios? ¡Esto no se desprende del pacto!", dijo entonces Hitler. Y esta es precisamente la gran lección que se desprende de los acontecimientos ocurridos entre 1938 y 1941 en Europa.

Cada vez que los países por separado intentan garantizar su propia seguridad a costa de otros, y de paso ignoran las amenazas que pueden ser comunes, la seguridad colectiva es la que sale perdiendo y junto con ella, la seguridad de cada uno de los países por separado.

Hasta el último momento de 1941, cuando estalló la guerra, todos los países de Europa intentaron pactar con Hitler. El líder nazi prometió todo a todos y después, también a todos los engañó.



➤ Dmitri Babich: A partir de su punto de vista, ¿considera usted que Alemania y la URSS no son los únicos responsables de la repartición de Polonia en septiembre de 1939?

Alexandr Chubarian: Las potencias occidentales también tienen cierto grado de responsabilidad en esos acontecimientos. Cuando el 17 de septiembre las tropas soviéticas entraron en las regiones orientales de Polonia, en Inglaterra se oyeron voces sobre la necesidad de declarar la guerra a Alemania y de imponer sanciones contra la URSS.

Pero al final, el gobierno británico se limitó a dar garantías de seguridad a Polonia únicamente en sus fronteras orientales, y no adoptó ningún tipo de sanciones contra la URSS. Al contrario, expreso satisfacción ante el hecho de que las tropas soviéticas se detuvieron en la denominada línea Kerson, es decir la línea que dividió a Polonia y la URSS después de la declaración de independencia de Polonia en noviembre de 1918.

➤ Dmitri Babich: ¿De qué forma Inglaterra expresó satisfacción por la entrada de las tropas soviéticas a la parte oriental de Polonia?

Alexandr Chubarian: En declaraciones del ministerio británico de Asuntos Exteriores, el Gabinete Militar e incluso el Parlamento de Inglaterra. Es más, no se emprendió ninguna campaña o acto de repudio contra la URSS. No hubo siquiera un disparo en 1939 para defender Polonia.

Tampoco se intentó la más mínima demostración de acciones de guerra para desviar la atención de las tropas alemanas de Polonia. Con las repúblicas bálticas la situación fue similar, los países occidentales no reconocieron la anexión de las repúblicas bálticas a la URSS jurídicamente, pero aceptaron la anexión como hecho consumado. De esta manera, los países occidentales también son responsables por los acontecimientos que ocurrieron en ese entonces en Europa Oriental.

No sólo Stalin y Hitler practicaron la diplomacia secreta. Ya siendo primer ministro británico, tras la dimisión de Austen Chamberlain en el verano de 1940, Winston Churchill escribió una carta a Stalin en la que le propuso firmar un pacto secreto entre Inglaterra y la URSS. A cambio de la lealtad de la URSS a Inglaterra, Churchill prometió a Stalin que nadie sabría sobre el pacto suscrito y que tras la victoria sobre Alemania, Inglaterra reconocería de hecho la pertenencia de las repúblicas bálticas a la URSS.

➤ Dmitri Babich: ¿Esa carta, ha sido publicada? ¿Cómo respondió Stalin a la propuesta?

Alexandr Chubarian: Esa carta se conserva en el archivo del ministerio de Asuntos Exteriores de la URSS, copia de esa carta se encuentra en los archivos británicos, y yo la publiqué en mi libro. Según testimonios hablados, después de leer la carta, Stalin sonrió maliciosamente y dijo: "Este promete que reconocerá después de la guerra todo lo que todos reconocerán de hecho". Por lo visto, a Churchill le interesó muy poco el destino de las repúblicas bálticas.

➤ Dmitri Babich: Pero Churchill únicamente se tuvo que "tragar" la anexión de las bálticas, mientras que Stalin organizó y dirigió esa anexión. Resulta entonces, que de todas maneras, la mayor responsabilidad de todo recae sobre Rusia.

Alexandr Chubarian: De todas maneras, la responsabilidad recae sobre la URSS y no sobre Rusia. Aplicar el principio de que Rusia es el principal heredero de la URSS para resolver asuntos de responsabilidad histórica es una empresa arriesgada y demasiado compleja.

Vale la pena recordar el hecho de que un grupo muy limitado de personas por el lado soviético tuvieron relación directa con el proceso final para la preparación del documento. Stalin, Molotov y Voroshilov, que condujo las negociaciones con los franceses y los británicos. Incluso el futuro dirigente soviético Nikita Jrushev, que en ese tiempo ya era miembro del Buró Político del Partido Comunista de la URSS supo sobre el pacto únicamente en la noche del 23 de agosto después de que fue suscrito.

Actualmente, políticos de Polonia y las repúblicas bálticas intentan que este asunto sea discutido por organizaciones internacionales, y algunas entidades del poder como por ejemplo el parlamento de Lituania ha exigido a la Rusia contemporánea el pago de compensaciones por el "periodo de ocupación".

¿Qué se pude hacer en este caso? Si la actitud de los oponentes no fuera radical, posiblemente la reacción de Rusia hubiera sido más moderada. Hay que tener en cuenta de que se trata de una historia que pasó hace muchos años y su estudio debe tener un carácter más teórico que práctico.

¿Cómo se puede pedir cuenta a la generación actual sobre los actos de Stalin y sus colaboradores sobre los cuales los ciudadanos de la URSS no tuvieron información?

Y no es posible equiparar el estalinismo con el nazismo al menos porque el sistema soviético demostró la capacidad de que pudo cambiar su esencia: los protocolos secretos del pacto Molotov-Ribbentrop fueron publicados en tiempos del presidente soviético Mijail Gorbachov, el carácter criminal de esos protocolos fue reconocido y condenado cuando todavía existía la Unión Soviética.

En cambio, el régimen hitleriano nunca demostró su capacidad de transformarse. El régimen nazi siempre estuvo relacionado con la práctica abierta del genocidio de otros pueblos. El estalinismo ideológicamente no se basó en el genocidio, su esencia siempre la ocultó tras consignas propagandísticas y populistas y el pueblo soviético fue su víctima principal.


ANEXO




Imagen publicada por el tabloide británico The Sun, tomada de un video de 17 segundos realizado por un aficionado, en 1933 o 1934, en la residencia de verano de la familia real británica en el castillo escocés Balmoral. para ese entonces imágenes inéditas. En 1933, el futuro rey Eduardo VIII de Inglaterra le enseñaba el saludo nazi a la futura reina Elizabeth II. El Rey fue obligado a abdicar en 1936. Pero Elizabeth se casó con el príncipe Philip cuya adolescencia nazi era desconocida. En 2005, el príncipe William celebró el Día del Holocausto asistiendo a las conmemoraciones vestido como oficial nazi.


Nota previa

La Unión Europea ha decidido condenar «la realización de demostraciones públicas que glorifiquen pasados nazis o stalinistas», pero de alguna manera la parte que condenaba las celebraciones nazis ha desaparecido del argumento. Hay muchas demostraciones en los Estados bálticos que conmemoran a los soldados de las SS que pelearon contra del Ejército Rojo del lado de la Alemania nazi. ¿Y qué decir de Ucrania? Allí se homenajea abiertamente al colaborador nazi Stepan Bandera e incluso a Hitler. Los camisas pardas de la derecha representan la vanguardia de la junta de Kiev, y derrocaron al gobierno electo de Ucrania en un golpe de Estado respaldado por Occidente. La Unión Europea y Estados Unidos lo niegan. Según ellos, hay sólo unos cuantos «elementos malos» en Kiev, pero no hay peor ciego que el que no quiere ver (Michael Jabara Carley).


Resolución del Parlamento Europeo, de 19 de septiembre de 2019, sobre la importancia de la memoria histórica europea para el porvenir de Europa (2019/2819(RSP))


El Parlamento Europeo,



– Vistos los principios universales de los derechos humanos y los principios fundamentales de la Unión Europea como una comunidad basada en valores comunes,– Vista la declaración realizada por el vicepresidente primero Frans Timmermans y la comisaria Vĕra Jourová el 22 de agosto de 2019, víspera del Día Europeo en Conmemoración de las Víctimas del Estalinismo y del Nazismo,– Vista la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, adoptada el 10 de diciembre de 1948,– Vista su Resolución, de 12 de mayo de 2005, sobre el 60.º aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial en Europa el 8 de mayo de 1945,– Vista la Resolución 1481 de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, de 26 de enero de 2006, sobre la necesidad de una condena internacional de los crímenes de los regímenes comunistas totalitarios,– Vista la Decisión Marco 2008/913/JAI del Consejo, de 28 de noviembre de 2008, relativa a la lucha contra determinadas formas y manifestaciones de racismo y xenofobia mediante el Derecho penal,– Vista la Declaración de Praga sobre la Conciencia Europea y el Comunismo, adoptada el 3 de junio de 2008,– Vista su Declaración sobre la proclamación del 23 de agosto como Día Europeo Conmemorativo de las Víctimas del Estalinismo y del Nazismo, adoptada el 23 de septiembre de 2008,– Vista su Resolución, de 2 de abril de 2009, sobre la conciencia europea y el totalitarismo,– Visto el informe de la Comisión, de 22 de diciembre de 2010, sobre la memoria de los crímenes cometidos por los regímenes totalitarios en Europa (COM(2010)0783),– Vistas las Conclusiones del Consejo, de 9 y 10 de junio de 2011, sobre la memoria de los crímenes cometidos por los regímenes totalitarios en Europa,– Vista la Declaración de Varsovia pronunciada el 23 de agosto de 2011, con ocasión del Día Europeo Conmemorativo de las Víctimas del Estalinismo y el Nazismo,– Vista la declaración conjunta realizada el 23 de agosto de 2018 por representantes del Gobierno de los Estados miembros en conmemoración de las víctimas del comunismo,– Vista su histórica Resolución sobre la situación en Estonia, Letonia y Lituania, aprobada el 13 de enero de 1983 como respuesta al «Llamamiento Báltico» de 45 ciudadanos de esos países,– Vistas las resoluciones y declaraciones sobre los crímenes de los regímenes comunistas totalitarios adoptadas por varios Parlamentos nacionales,– Visto el artículo 132, apartados 2 y 4, de su Reglamento interno,

A. Considerando que este año se conmemora el 80.º aniversario del estallido de la Segunda Guerra Mundial, que provocó un sufrimiento humano sin precedentes y dio lugar a la ocupación de varios países europeos durante décadas;
B. Considerando que hace 80 años, el 23 de agosto de 1939, la Unión Soviética comunista y la Alemania nazi firmaron un Tratado de no Agresión, conocido como el Pacto Molotov-Ribbentrop, y sus protocolos secretos, por el que Europa y los territorios de Estados independientes se repartían entre estos dos regímenes totalitarios y se agrupaban en torno a esferas de interés, allanando así el camino al estallido de la Segunda Guerra Mundial;
C. Considerando que, como consecuencia directa del Pacto Molotov-Ribbentrop, al que le siguió el Tratado de Amistad y Demarcación nazi-soviético de 28 de septiembre de 1939, la República de Polonia fue invadida en primer lugar por Hitler y, dos semanas después, por Stalin, lo que privó al país de su independencia y conllevó una tragedia sin precedentes para el pueblo polaco; que la Unión Soviética comunista comenzó, el 30 de noviembre de 1939, una agresiva guerra contra Finlandia y, en junio de 1940, ocupó y se anexionó partes de Rumanía (territorios que nunca fueron devueltos) y se anexionó las repúblicas independientes de Lituania, Letonia y Estonia;
D. Considerando que, tras la derrota del régimen nazi y el fin de la Segunda Guerra Mundial, algunos países europeos pudieron reconstruirse y acometer un proceso de reconciliación, pero otros siguieron sometidos a dictaduras, a veces bajo la ocupación o la influencia directa de la Unión Soviética, durante medio siglo, y continuaron privados de libertad, soberanía, dignidad, derechos humanos y desarrollo socioeconómico;
E. Considerando que, mientras que los crímenes del régimen nazi fueron evaluados y castigados gracias a los juicios de Núremberg, sigue existiendo la necesidad urgente de sensibilizar sobre los crímenes perpetrados por el estalinismo y otras dictaduras, evaluarlos moral y jurídicamente, y llevar a cabo investigaciones judiciales sobre ellos;
F. Considerando que, en algunos Estados miembros, las ideologías comunista y nazi están prohibidas por ley;
G. Considerando que, desde su inicio, la integración europea ha sido una respuesta a los sufrimientos provocados por dos guerras mundiales y por la tiranía nazi, que condujo al Holocausto, y a la expansión de los regímenes comunistas totalitarios y antidemocráticos en la Europa Central y Oriental, así como una manera de superar las profundas divisiones y hostilidades en Europa mediante la cooperación y la integración y de acabar con las guerras y consolidar la democracia en Europa; que para los países europeos que sufrieron la ocupación soviética y las dictaduras comunistas, la ampliación de la Unión, que comenzó en 2004, supuso su regreso a la familia europea, a la que pertenecen;
H. Considerando que deben mantenerse vivos los recuerdos del trágico pasado de Europa, con el fin de honrar la memoria de las víctimas, condenar a los autores y establecer las bases para una reconciliación basada en la verdad y la memoria;
I. Considerando que recordar a las víctimas de los regímenes totalitarios y reconocer y divulgar el legado común europeo de los crímenes cometidos por las dictaduras comunista, nazi y de otro tipo es de vital importancia para la unidad de Europa y de los europeos, así como para consolidar la resiliencia europea frente a las amenazas externas actuales;
J. Considerando que hace treinta años, el 23 de agosto de 1989, se celebró el 50.º aniversario del Pacto Molotov-Ribbentrop y se recordó a las víctimas de los regímenes totalitarios mediante la Cadena Báltica, una manifestación sin precedentes en la que participaron dos millones de lituanos, letones y estonios que, tomándose de la mano, formaron una cadena humana desde Vilna hasta Tallin, pasando por Riga;
K. Considerando que, a pesar de que el 24 de diciembre de 1989 el Congreso de los Diputados del Pueblo de la URSS condenó la firma del Pacto Molotov-Ribbentrop, junto con otros acuerdos celebrados con la Alemania nazi, las autoridades rusas negaron, en agosto de 2019, ser responsables de este acuerdo y de sus consecuencias, y en la actualidad están fomentando la idea de que Polonia, los Estados bálticos y Occidente fueron los verdaderos instigadores de la Segunda Guerra Mundial;
L.  Considerando que grupos y partidos políticos abiertamente radicales, racistas y xenófobos incitan al odio y a la violencia en la sociedad, por ejemplo mediante la difusión de discursos de incitación al odio en línea, lo que a menudo genera un aumento de la violencia, la xenofobia y la intolerancia;


1. Recuerda que, tal como se consagra en el artículo 2 del TUE, la Unión se fundamenta en los valores de respeto de la dignidad humana, libertad, democracia, igualdad, Estado de Derecho y respeto de los derechos humanos, incluidos los derechos de las personas pertenecientes a minorías; recuerda, asimismo, que estos valores son comunes a todos los Estados miembros;
2. Pone de relieve que la Segunda Guerra Mundial, la guerra más devastadora de la historia de Europa, fue el resultado directo del infame Tratado de no Agresión nazi-soviético de 23 de agosto de 1939, también conocido como Pacto Molotov-Ribbentrop, y sus protocolos secretos, que permitieron a dos regímenes totalitarios, que compartían el objetivo de conquistar el mundo, repartirse Europa en dos zonas de influencia;
3. Recuerda que los regímenes nazi y comunista cometieron asesinatos en masa, genocidios y deportaciones y fueron los causantes de una pérdida de vidas humanas y de libertad en el siglo XX a una escala hasta entonces nunca vista en la historia de la humanidad; recuerda, asimismo, los atroces crímenes del Holocausto perpetrado por el régimen nazi; condena en los términos más enérgicos los actos de agresión, los crímenes contra la humanidad y las violaciones masivas de los derechos humanos perpetrados por los regímenes comunista, nazi y otros regímenes totalitarios;
4. Expresa su profundo respeto por cada una de las víctimas de estos regímenes totalitarios y pide a todas las instituciones y agentes de la Unión que hagan todo lo posible para asegurarse de que los atroces crímenes totalitarios contra la humanidad y las graves violaciones sistemáticas de los derechos humanos sean recordados y llevados ante los tribunales, y que garanticen que estos crímenes no vuelvan a repetirse jamás; hace hincapié en la importancia de mantener viva la memoria del pasado, puesto que no puede haber reconciliación sin memoria, y reafirma su posición unida contra todo régimen totalitario sea cual sea su ideología de base;
5. Pide a todos los Estados miembros de la Unión que hagan una evaluación clara y basada en principios de los crímenes y los actos de agresión perpetrados por los regímenes comunistas totalitarios y el régimen nazi;
6. Condena toda manifestación y propagación de ideologías totalitarias, como el nazismo y el estalinismo, en la Unión;
7. Condena el revisionismo histórico y la glorificación de los colaboradores nazis en algunos Estados miembros de la Unión; expresa su gran preocupación ante la creciente aceptación de ideologías radicales y la regresión al fascismo, el racismo, la xenofobia y otras formas de intolerancia en la Unión Europea; manifiesta su inquietud ante los casos que se han denunciado, en algunos Estados miembros, de colusión entre, por un lado, líderes políticos, partidos políticos y fuerzas de seguridad y, por otro, movimientos radicales, racistas y xenófobos de distintas denominaciones políticas; pide a los Estados miembros que condenen estos actos de la forma más enérgica posible, ya que menoscaban los valores de paz, libertad y democracia de la Unión;
8. Pide a todos los Estados miembros que conmemoren el 23 de agosto como Día Europeo Conmemorativo de las Víctimas del Estalinismo y del Nazismo a escala tanto nacional como de la Unión, y que sensibilicen a la nueva generación con respecto a estas cuestiones incluyendo la historia y el análisis de las consecuencias de los regímenes totalitarios en los planes de estudios y los libros de texto de todas las escuelas de la Unión; pide a los Estados miembros que apoyen la documentación del turbulento pasado de Europa, por ejemplo mediante la traducción de los procedimientos de los juicios de Núremberg a todas las lenguas de la Unión;
9. Pide a los Estados miembros que condenen y contrarresten todas las formas de negación del Holocausto, incluidas la trivialización y la minimización de los crímenes cometidos por los nazis y sus colaboradores, y que eviten su banalización en el discurso político y en los medios de comunicación;
10. Pide una cultura común de memoria histórica que rechace los crímenes de los regímenes fascistas y estalinistas, y de otros regímenes totalitarios y autoritarios del pasado, como medio para fomentar, en particular entre las generaciones más jóvenes, la resiliencia ante las amenazas modernas que se ciernen sobre la democracia; anima a los Estados miembros a promover, a través de la cultura en general, la educación relativa a la diversidad de nuestra sociedad y nuestra historia común, incluida la enseñanza de las atrocidades de la Segunda Guerra Mundial, como el Holocausto, y la deshumanización sistemática de sus víctimas durante años;
11. Pide, además, que el 25 de mayo (aniversario de la ejecución del capitán Witold Pilecki, héroe de Auschwitz) sea declarado Día internacional de los héroes de la lucha contra el totalitarismo, que será una muestra de respeto y un homenaje hacia todos aquellos que, al luchar contra la tiranía, demostraron su heroísmo y su sincero amor por la humanidad, y también ofrecerá a las generaciones futuras un claro ejemplo de la actitud que se debe asumir ante la amenaza de esclavización totalitaria;
12. Pide a la Comisión que preste apoyo efectivo a los proyectos que promueven la memoria histórica y el recuerdo en los Estados miembros y a las actividades de la Plataforma de la Memoria y la Conciencia Europeas, y que asigne recursos financieros suficientes en el marco del programa Europa para los Ciudadanos, con el fin de apoyar la conmemoración y el recuerdo de las víctimas del totalitarismo, tal y como se establece en la posición del Parlamento sobre el programa Derechos y Valores 2021-2027;
13. Declara que la integración europea como modelo de paz y reconciliación ha sido una opción libre de los pueblos de Europa para comprometerse en favor de un futuro compartido y que la Unión Europea tiene la responsabilidad especial de promover y proteger la democracia, el respeto de los derechos humanos y el Estado de Derecho, no solo dentro sino también fuera de la Unión Europea;
14. Señala que, a la luz de su adhesión a la Unión y a la OTAN, los países de Europa Central y Oriental no solo han regresado a la familia europea de países democráticos libres, sino que también han demostrado el éxito, con la ayuda de la Unión, de las reformas y el desarrollo socioeconómico; subraya, no obstante, que la posibilidad de adhesión debe seguir abierta a otros países europeos, como estipula el artículo 49 del TUE;
15. Sostiene que Rusia sigue siendo la mayor víctima del totalitarismo comunista y que su evolución hacia un Estado democrático seguirá obstaculizada mientras el Gobierno, la élite política y la propaganda política continúen encubriendo los crímenes comunistas y ensalzando el régimen totalitario soviético; pide, por tanto, a la sociedad rusa que acepte su trágico pasado;
16. Muestra su profunda preocupación por los esfuerzos de los actuales dirigentes rusos por distorsionar los hechos históricos y ocultar los crímenes perpetrados por el régimen totalitario soviético, esfuerzos que constituyen un peligroso elemento de la guerra de la información librada contra la Europa democrática con el objetivo de dividirla, y pide a la Comisión, por tanto, que luche firmemente contra ellos;
17. Expresa su preocupación por el hecho de que se sigan usando símbolos de los regímenes totalitarios en la esfera pública y con fines comerciales, y recuerda que varios países europeos han prohibido el uso de símbolos nazis y comunistas;
18. Señala que en algunos Estados miembros siguen existiendo en espacios públicos (parques, plazas, calles, etc.) monumentos y lugares conmemorativos que ensalzan los regímenes totalitarios, lo que facilita la distorsión de los hechos históricos sobre las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial y la propagación del sistema político totalitario;
19. Condena el hecho de que las fuerzas políticas extremistas y xenófobas en Europa recurran cada vez más a la distorsión de los hechos históricos y utilicen símbolos y retóricas que evocan aspectos de la propaganda totalitaria, como el racismo, el antisemitismo y el odio hacia las minorías sexuales y de otro tipo;
20. Insta a los Estados miembros a que garanticen el cumplimiento de las disposiciones de la Decisión Marco del Consejo, con el fin de hacer frente a las organizaciones que difunden discursos de incitación al odio y a la violencia en los espacios públicos y en línea y que prohíban efectivamente los grupos neofascistas y neonazis y cualquier otra fundación o asociación que exalte y glorifique el nazismo y el fascismo o cualquier otra forma de totalitarismo, dentro del respeto del ordenamiento jurídico y la jurisdicción nacionales;
21. Destaca que el trágico pasado de Europa debe seguir sirviendo de inspiración moral y política para afrontar los retos del mundo actual y, en particular, luchar por un mundo más justo, crear sociedades abiertas y tolerantes y comunidades que acepten a las minorías étnicas, religiosas y sexuales, y fomentar unas condiciones en las que todos puedan beneficiarse de los valores europeos;
22. Encarga a su presidente que transmita la presente Resolución al Consejo, a la Comisión, a los Gobiernos y los Parlamentos de los Estados miembros, a la Duma rusa y a los Parlamentos de los países de la Asociación Oriental.

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Fuentes de consulta:
Leonid Radzikhovski 
Michael Jabara Carley 
Entrevista: 
Alexandr Chubarian, Dmitri Babich  
Mateusz Piskorski
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