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15 abril 2025

Semblanzas del "indomable" General Smedley D. Butler



por Tito Andino

Revista de libros y artículos sobre el General Butler



El General Smedley Darlington Butler y su valiente defensa de la república.

Smedley Darlington Butler (1881 – 1940) de prominentes ancestros, al iniciar la Guerra Hispano-Estadounidense prometió con 16 años luchar para liberar las colonias de ultramar de la corona española. En 1898 decidió alistarse en la Infantería de Marina, según él, convencido que la explosión del USS Maine en La Habana era un ataque español. Butler fue famoso en su época, durante su carrera militar tuvo diversos destinos como China, Filipinas, Cuba, en Centroamérica se transformó en leyenda del Cuerpo de Marines. Ayudó a ocupar Haití, donde era conocido como "El Diablo". En Nicaragua, las madres solían acallar a sus hijos con el lema: "¡Silencio! El mayor Butler te atrapará". Al retirarse en la década de 1930 lo hizo con el grado de Mayor General y dos Medallas de Honor y cierto número de apodos como "Old Gimlet Eye", "Leatherneck's Friend", "The Fighting Quaker". Pero, indiscutiblemente, Butler fue mejor conocido como orador público, relatando historias como un ex militar crítico del sistema y publicando escritos antibelicistas. Antes de su retiro ya había usado frases en sus discursos como "extorsionador para el capitalismo". 


Izquierda: General de Brigada Smedley Butler, 1927. Derecha: General estadounidense Smedley Butler, ilustración de Colin Verdi.


El golpe de Wall Street

En la década de 1930 los banqueros estadounidenses promovieron un intento de golpe de Estado, eran los tiempos en que se temía al movimiento obrero por la popularidad de la corriente socialista. Wall Street dirigió su mirada al fascismo -creado precisamente para oponerse a los movimientos sociales-, los banqueros intentaron "imponer un dictador títere fascista en la Casa Blanca. Desafortunadamente para la cadena JP Morgan que gestionaba este golpe, el títere que eligieron para su "Mussolini americano" fue un patriótico general retirado llamado Smedley Darlington Butler".

En 1934, Smedley Darlington Butler testificó ante el Congreso, dijo que los banqueros de Wall Street se habían acercado a él para organizar un golpe fascista contra Franklin Roosevelt. Butler ciertamente había sido testigo muchas veces en su carrera de cómo las empresas cambiaban un gobierno que les resultaba desagradable. "Mi interés", expresó, "es mantener una democracia". El caso es que en 1932, Franklin D. Roosevelt fue elegido presidente de Estados Unidos con su programa New Deal. FDK quería, entre otras cosas, una estricta supervisión gubernamental del sistema bancario, lo que disgustó a muchos en Wall Street y bien pudieron haber organizado ese golpe de estado que denunció Butler en 1933, dando testimonio bajo juramento ante el Congreso en 1934 (sus declaraciones fueron ridiculizadas por los medios de comunicación). Afirmó que le habían propuesto liderar un golpe fascista en Estados Unidos. Butler señaló que Gerald MacGuire, empresario de Wall Street, le preguntó si estaría dispuesto a liderar un ejército de 500.000 veteranos, la "Legión de Estados Unidos", grupo reaccionario que estaba feliz de utilizar bates de béisbol para poner fin a huelgas y manifestaciones por los derechos civiles. Según Butler, el plan era dirigir a estos veteranos bajo una nueva organización y, con la ayuda de una marcha hacia Washington tomar el poder real en el país (sin demasiada violencia), Roosevelt permanecería como jefe de estado ceremonial. MacGuire siempre negó todo al ser interrogado, sus afirmaciones fueron confusas y contradictorias, declaró que la "Legión" era solo una organización rompehuelgas. No hubo pruebas suficientes para condenar a nadie. El informe concluyó que probablemente Butler estaba diciendo la verdad y, en un informe secreto desclasificado hace pocos años, se comprobó que el Congreso si había tomado en serio las afirmaciones de Butler, corroboradas por otras investigaciones. 


En 1936, Roosevelt hizo la siguiente declaración: “Un gobierno controlado por el capital organizado es tan peligroso como un gobierno controlado por el crimen organizado. Nunca antes en nuestra historia estas potencias habían estado tan unidas contra un candidato como lo están hoy. Me odian unánimemente y agradezco su odio”. 


En 1935, algunos de los discursos más populares de Butler fueron compilados en un libelo de 52 páginas llamado "War Is a Racket" caracterizando los conflictos bélicos como algo "llevado a cabo para el beneficio de unos pocos, a expensas de muchos", aspiraba poder detener la próxima guerra.

Matthew Ehret en "New CP Documentary: Why Assume there will be Another Election? The 1934 Bankers Coup Revisited" (agosto 2022, que incluye un esclarecedor documental en inglés) establece que esa etapa histórica inició con la demolición orquestada del sistema financiero en 1929, la "solución milagrosa económica del fascismo y la eugenesia alimentada por Wall Street y Londres entre 1930 y 1934 y la historia de la guerra de Roosevelt con los tentáculos de la oligarquía financiera en Londres y Wall Street". 


Caída y retiro de Butler


El general de marina Smedley Butler inspecciona a un recluta en el depósito del Cuerpo de Marines, 14 de enero 1927 (Centro de Historia de San Diego -anteriormente Sociedad Histórica de San Diego-)


Aún en servicio, momentos que el país experimentaba la Gran Depresión, se apreciaba el desarrollo del fascismo y el militarismo en Europa, Butler se opuso a su propagación. Estuvo bajo arresto domiciliario después de que contara, durante un discurso en 1931, una historia sobre Mussolini atropellando a un joven. El "caso" Mussolini, es relatado por Butler basado en una experiencia del periodista Cornelius Vanderbilt. Vanderbilt había estado en un coche con Benito Mussolini cuando atropellaron y mataron a un joven que cruzaba la calle. Mussolini le dijo al conductor que siguiera conduciendo y que la vida del muchacho era insignificante. Mussolini y su gobierno en ese momento estaban siendo ampliamente elogiados por todos los medios de comunicación estadounidenses y la élite estadounidense en general. Consideraron la Italia de Mussolini un gran modelo que Estados Unidos debería seguir. Admiraban especialmente sus esfuerzos por aplastar el trabajo de los sindicatos y el comunismo. Cuando el general Butler denunció a Mussolini por este incidente de atropello y fuga, el Ejército de los EEUU siguió procedimientos en contra de Butler. F.D. Roosevelt (más tarde Presidente) fue uno de los que salió en defensa de Butler.

Tras ese suceso Butler optó por el retiro mediante un artículo: "¡Al diablo con los almirantes! Por qué me retiré a los cincuenta", publicado en la revista Liberty (5 de diciembre de 1931). En su retiro evitó hablar sobre el Cuerpo de Marines, concentrándose en temáticas del crimen, gansterismo, imperialismo, guerra y paz. Tenía un público para sus historias, denunció su pasada participación como militar en los violentos métodos del imperialismo. "Yo era un gánster del capitalismo"

Butler fue el marine más condecorado de su época, se transformó en un crítico abierto de la guerra, escribió que la guerra siempre ha sido una estafa, "posiblemente la más antigua, fácilmente la más rentable, seguramente la más cruel. Es la única de alcance internacional. Es la única en la que las ganancias se contabilizan en dólares y las pérdidas en vidas".

A nivel personal, tras su retiro pronunció más de 1300 discursos en pueblos y ciudades, dijo que necesitaba dinero pero rechazó un puesto de gerente de personal en una gran corporación, "por supuesto, eso simplemente significaba mantener engañados a los trabajadores" dijo el General. Smedley Butler prefería improvisar su estilo en las conferencias públicas y recibía una paga por sus entusiastas discursos, no por  disertaciones. 


Nota: Hablar sobre éste General estadounidense nos llevaría muchas horas de lectura. La mejor "estrategia" para condensar sus innumerables discursos críticos contra el gansterismo financiero de su país es tomando no solo sus citas, sino los análisis de expertos sobre su visión del mundo, extraídos de libros y artículos que se mencionan en esta ponencia y que también se agregan como notas a píe de página.


En el artículo de Spenser Rapone "Stop those gangsters of capitalism" (Detengamos a esos mafiosos del capitalismo), junio 2019, cita a "War is a racket" de Smedley Butler (La guerra es un fraude), "basado en discursos que dio a los veteranos en la Marcha del Bono de 1932, se ha convertido casi en un cliché en el mundo del activismo contra la guerra. Sin embargo, su incisiva crítica de la guerra perpetua sigue siendo una acusación tan buena de nuestro tiempo como cualquier otra". Ahora más que nunca.

No es necesario fetichizar a Butler, idealizado por ser un veterano de guerra. Si bien expresaba simpatías socialistas y pidió el fin de las guerras de agresión de Estados Unidos, nunca rechazó por completo el americanismo. Rapone afirma que "si realmente vamos a condenar la última iteración del imperialismo perpetuo estadounidense, debemos condenarla desde una posición que ve las estructuras políticas y económicas existentes de Estados Unidos como la base sobre la que se basa el complejo militar-industrial".

En 1932 el movimiento de veteranos descontentos de la Primera Guerra Mundial -Bonus Army- afectados por la Gran Depresión, exigía los pagos adeudados por el Gobierno Federal, fueron reprimidos. Butler les dijo: "Nunca he visto un americanismo tan fino como el que exhiben ustedes. Usted tiene tanto derecho a tener un lobby aquí como cualquier empresa siderúrgica. Me enoja muchísimo que mucha gente hable de ti como vagabundo. Por Dios, en 1917 y 1918 no hablaban de ustedes como vagabundos".

En 1935, Walter Wilson para el New Masses publicó: "Dónde está Smedley Butler", recordó que el general asistió a una reunión de veteranos de izquierda en Nueva York, Butler dijo que los periódicos de la metrópoli habían tratado de impedir que viniera: "Me dijeron que encontraría un nido de comunistas aquí. Les dije '¡Qué diablos!' En 1917, el gobierno reclutaba muchachos para el ejército; entonces no preguntaban cuáles eran las ideas políticas de un hombre; simplemente preguntaban si tenía un cuerpo sano y una espalda fuerte".

En los capítulos "¿Quién obtiene las ganancias?" y "¿Quién paga las facturas?" (del libro de Butler) se citan datos extraídos de audiencias del Senado sobre la especulación durante la Guerra Mundial. Las víctimas fueron los contribuyentes y una generación de jóvenes cuyas mentes fueron torcidas por la manipulación psicológica, sobre la cual Butler señala:

 

"Los obligaron a 'dar la vuelta'; a considerar el asesinato como algo a la orden del día... Los utilizamos durante un par de años y los entrenamos para que no pensaran en absoluto en matar o ser asesinados". Muchos quedaron "destruidos mentalmente, porque no pudieron dar el último giro" para regresar a la vida civil. A los hombres se les hacía sentir vergüenza si evitaban el servicio militar. La propaganda de guerra fue "tan cruel que incluso Dios participó en ella". Los clérigos, reconociendo que "Dios está de nuestro lado", incitaron a los soldados a "matar, matar, matar". Hacer que el "mundo sea seguro para la democracia", "la guerra para poner fin a las guerras" y otros "hermosos ideales fueron pintados para nuestros muchachos que fueron enviados a morir". Les dijeron que sería una "aventura gloriosa". Y les pagaban 30 dólares al mes, menos las deducciones por los bonos Liberty, que luego se vendían con descuento y contribuían a las ganancias de los banqueros "en el engaño de los precios manipulados de los bonos Liberty". (cita en el libro de Hans Schmidt)


Butler también se asoció con grupos pacifistas. En 1935 tuvo una asociación de dos años con la "Liga Contra la Guerra y el Fascismo", un frente unido de socialistas, comunistas y varios grupos eclesiásticos, universitarios, sindicales y de mujeres. En Cleveland, a principios de 1936, pronunció una charla titulada "La guerra es un Fraude" como orador principal del Tercer Congreso contra la Guerra y el Fascismo. Butler se opuso a toda intervención militar en el extranjero y rompió con la Liga cuando ésta favoreció la intervención durante la Guerra Civil Española. En una reunión dijo: "¿Qué diablos es asunto nuestro lo que está pasando en España?". (citado de Hans Schmidt)


Fotografía del General Smedley Butler (Cuerpo de Infantería de Marina de los Estados Unidos, fecha indeterminada) 

La tesis que Butler planteaba sobre la guerra era que: "Se lleva a cabo para el beneficio de unos pocos, a expensas de muchos. Con la guerra, unas pocas personas hacen grandes fortunas". Si bien solo unos pocos se benefician en última instancia de la destrucción provocada por la guerra imperialista, las ganancias de esos pocos continúan creciendo. Y eso a menudo incluye a los comandantes de las guerras, muchos altos mandos de alto rango, después de su carrera militar, a menudo se encuentran en la junta ejecutiva de algunos de los especuladores de guerra más notorios, como Lockheed Martin, Raytheon o Northrop-Grumman. De hecho, la internalización de la condición de profesionales por parte de los altos mandos es su fuerza motriz, como observó Butler en ese discurso emblemático:


"Los soldados y marineros profesionales no quieren desarmarse. Ningún almirante quiere estar sin barco. Ningún general quiere estar sin un mando. Ambos significan hombres sin trabajo. No están a favor del desarme".


Es necesario frustrar el lobby de los militaristas -decía- dictándose leyes que restrinjan al ejército a funciones defensivas porque gran parte de la guerra es un fraude. Ese era su lenguaje común contra la guerra y el imperialismo, parte de una tradición estadounidense que se remonta al siglo XVIII. La contribución particular de Butler fue su retractación, denunciando la guerra por motivos morales después de haber sido un guerrero condecorado y haber pasado la mayor parte de su vida como miembro del ejército. El tema sigue siendo vigorosamente patriótico y nacionalista, denunciando al imperialismo como una desgracia arraigada en la codicia de unos pocos privilegiados.

Spenser Rapone concuerda con todos en que el afán de lucro de la guerra existe junto con una relación de poder que refuerzan la perpetuación de la presencia militar global de Estados Unidos. "Nuestra relación con las fuerzas armadas de Estados Unidos, y cómo desmantelar su propio funcionamiento, consiste en uno de los pilares de nuestra lucha política. Destruir el complejo militar-industrial es solidarizarse con los pueblos de Afganistán, Irak, Siria, Palestina y tantos otros lugares que han sufrido bajo el yugo del militarismo estadounidense, ya sea directa o indirectamente. ¿Cómo lo hacemos?"

"Vivimos en una época en la que la religión cívica del patriotismo es tan odiosa como siempre. Todos estamos profundamente alienados. Entonces, ¿por qué siquiera tratar de hacer el trabajo, cuando nuestras capacidades organizativas están demasiado limitadas? Propongo que aquí es donde los veteranos pueden hacer mejor su parte, sea cual sea, desde contra-reclutar, hablar públicamente o simplemente interactuar con miembros de las fuerzas armadas que parecen expresar dudas.

Lo hacemos reconociendo que nuestro servicio en el ejército fue para servir a los intereses del imperio. Punto. Dicho esto, también conocemos el panorama de esa organización. Por lo tanto, sabemos cómo hablar de las formas específicas de frustración por las que podrían estar pasando los miembros del servicio. Pero la clave no es relacionarse con ellos como soldados, sino como seres humanos. Resistir las presiones del servicio militar es afirmar tu humanidad frente a una organización que depende de tu propia deshumanización para funcionar".

Rapone enfatiza que la noción misma de "veterano", como una categoría mística que nos ofrece mayores conocimientos, debe ser dejada de lado. Nuestro conocimiento de las fuerzas armadas no es diferente de cualquier otra forma de conocimiento experiencial de un trabajo anterior. La única forma en que las fuerzas armadas de EE.UU pueden seguir funcionando es si los que habitan sus filas continúan siguiendo órdenes.

"Es nuestra responsabilidad moral y ética inspirar continuamente a los soldados a disentir, socavar la propaganda militar y pedir la retirada de las fuerzas militares estadounidenses en todo el mundo". Smedley Butler testificó en 1935, pero sus palabras hicieron poco para evitar las atrocidades que se avecinaban en la Segunda Guerra Mundial. Lo que tenemos que hacer es exigir aparentemente lo imposible, es decir, la destrucción y el desmantelamiento de las fuerzas armadas de Estados Unidos, y la transformación radical de las relaciones sociales existentes en Estados Unidos. Cuando War is a Racket ya no ofrezca ninguna resonancia para nuestra época actual, solo entonces sabremos que hemos cumplido esta tarea". ("Stop those gangsters of capitalism", Spenser Rapone)


Fotografía del General Smedley Butler en 1927

"El problema no es solo que la política exterior de Estados Unidos sea codiciosa y que sus intenciones sean malas; es que incluso cuando sus intenciones son buenas, también puede producir desastres". 

(Patrick Iber, profesor asociado de historia en la Universidad de Wisconsin-Madison y autor de "Ni paz ni libertad: la guerra fría cultural en América Latina").

 

"¿Qué convirtió a Smedley Butler en un crítico de la política exterior estadounidense? El infante de marina que se volvió contra el imperio estadounidense", se cuestiona Patrick Iber en un artículo de enero de 2022 analizando el libro "Gánsteres del Capitalismo. Smedley Butler, los marines y la creación y el desmontaje del imperio de Estados Unidos", de Jonathan M. Katz, (el libro no es solo una biografía de Butler, profundiza otros aspectos del imperialismo). 

Butler dijo cosas como estas:

 

"Pasé 33 años y 4 meses en servicio activo como miembro de la fuerza militar más ágil de nuestro país: el Cuerpo de Marines. Y durante ese período pasé la mayor parte de mi tiempo siendo un hombre musculoso de clase alta para las grandes empresas, para Wall Street y para los banqueros. En resumen, yo era un extorsionador del capitalismo". (publicado en la revista socialista "Common Sense" en 1935)


Por ejemplo, la intervención de Estados Unidos en Cuba se dirigió a frenar los cambios sociales por los que los cubanos habían estado luchando en su independencia. "El presidente McKinley, que había tratado de comprar Cuba a España en 1897, interpretó que la "estabilidad" en Cuba significaba que las relaciones de propiedad se mantendrían en gran medida intactas. El poeta y mártir José Martí, que murió en combate en 1895, había previsto tales imposiciones, preguntando: "Una vez que Estados Unidos esté en Cuba, ¿quién lo expulsará?". 

A pesar de la autorización para la guerra el Congreso prohibió a los Estados Unidos adquirir territorio directamente (lo haría con Puerto Rico y las Islas Vírgenes). EEUU con la "Enmienda Platt" en la Constitución de Cuba convirtió a la isla en un protectorado. La enmienda otorgaba al gobierno estadounidense el derecho de intervenir con el propósito de "mantener un gobierno adecuado para la protección de la vida, la propiedad y la libertad individual"; además del arrendamiento de un terreno que pudiera servir como estación carbonera o naval: la Bahía de Guantánamo (100 años después, la Bahía de Guantánamo es además una prisión y el sitio negro más notorio de la guerra contra el terrorismo).

Filipinas, destino de Butler tras dejar Cuba, también había estado luchando por la independencia de España y por el cambio social. El presidente McKinley razonó que los filipinos no eran aptos para el autogobierno, y que las islas podrían perderse fácilmente a manos de otra potencia, por lo que Estados Unidos no tenía más remedio que tomar las islas y "elevar" a sus residentes. El ejército estadounidense terminó enfrascado en una larga guerra de guerrillas. 

Conservar el territorio filipino -en los planes estadounidenses- les abriría el acceso al gran mercado chino, y China resultó ser el próximo destino de Butler. Allí, Estados Unidos intervino en la Rebelión de los Bóxers como parte de una alianza de ocho naciones para sofocar el movimiento anti-extranjero. Butler fue herido en combate pero marchó hacia la Ciudad Prohibida (aún era un joven militar). Las tropas saquearon y mataron indiscriminadamente a residentes chinos en Pekín. "Supongo que no deberíamos haber tomado nada, pero la guerra es un infierno de todos modos y ninguno de nosotros estaba en el estado de ánimo para mejorarla", escribió Butler.

Patrick Iber (artículo mencionado) refiere en que "el imperialismo de esta época fue alimentado por un sentido de superioridad civilizatoria y racial. En el extremo más suave del espectro, esto justificaba el control condescendiente, y en el extremo brutal, justificaba el asesinato y la deshumanización". Los costos de la ocupación generaron descontento: los informes sobre la conducta de Estados Unidos en Filipinas y en China horrorizaron a algunos. Mark Twain escribió con ironía en 1901: "Debe haber dos Américas: una que libere al cautivo, y otra que le quite la nueva libertad a un cautivo y se pelee con él sin nada en qué fundarla; luego lo mata para obtener su tierra". 

"La versión particular de "elevación" en Estados Unidos era en gran medida comercial. Los infantes de marina se encontraron construyendo infraestructura y emprendiendo iniciativas de salud pública que permitirían el buen funcionamiento del comercio internacional. Pero el "comercio" estaba frecuentemente representado por intereses comerciales concretos. En las décadas siguientes, Butler se encontraría en Panamá, país que Estados Unidos ayudó a separarse de Colombia para poder construir allí un canal. Intervino en conflictos civiles en Nicaragua y Haití, lo que llevó a largas ocupaciones estadounidenses de ambos países. Se suponía que la "diplomacia del dólar" de la época -una política de tratar de atraer a los bancos privados estadounidenses a la gestión de las finanzas de los países más pobres- reemplazaría las guerras de ocupación al estilo filipino "sustituyendo las balas por dólares". Pero también requirió muchas balas, ya que a menudo eran los marines los que terminaban defendiendo propiedades e inversiones estadounidenses. Los Estados Unidos se apoderaron de las aduanas sin aumentar los ingresos y dirigieron el reembolso a los bancos estadounidenses, privando a los gobiernos de fondos para el desarrollo".

"Butler se encontró con frecuencia lidiando con intereses financieros y corporativos que presionaban al gobierno de los Estados Unidos para que actuara. Le molestaba. Las cartas de Butler a casa en la década de 1910 contienen los inicios de los sentimientos antiimperialistas que expresaría en la década de 1930". En 1914, Butler también tomó parte de la ocupación de la  ciudad mexicana de Veracruz porque las compañías petroleras estadounidenses alentaban proteger sus inversiones durante la Revolución Mexicana

En Nicaragua, donde la intervención de los marines ayudó a establecer un gobierno conservador que aceptaría la gestión financiera de Estados Unidos, escribió: "Lo que me enoja es que toda la revolución está inspirada y financiada por estadounidenses que tienen inversiones salvajes aquí y quieren hacerlas buenas poniendo un gobierno que declarará un monopolio a su favor". A veces, estos sentimientos estaban sazonados con un racismo abierto hacia la gente de los países a los que fue enviado. "Es terrible que estemos perdiendo a tantos hombres luchando las batallas de estos malditos cerdos, todo porque (el banco de Wall Street) Brown Bros. tiene algo de dinero aquí". 

En Haití, el propio Butler fue responsable para la construcción de carreteras, reclutando mano de obra no remunerado que se aplicaba con violencia, incluso matando a los que intentaban escapar. "¿No es eso esclavitud?", preguntó un sobreviviente. Más de la mitad de las reservas de oro de Haití fueron llevadas a Nueva York en 1914, la ocupación continuó de 1915 a 1934. Haití tuvo que pagar "indemnizaciones" de guerra, la última en 1947 al National City Bank de Nueva York, actual Citibank. (Haití igualmente tuvo que pagar indemnizaciones a Francia por llegar a ser el segundo país "libre" de América, a través de una masiva revuelta de esclavos y guerra de guerrillas librada por esclavos negros y personas de color libres contra el ejército colonial francés y los propietarios de esclavos entre los años 1791 y 1804).

En el más citado artículo del General Butler para el Common Sense en 1935, escribió:


"Ayudé a que México y especialmente Tampico fueran seguros para los intereses petroleros estadounidenses en 1914. Ayudé a hacer de Haití y Cuba un lugar decente para que los muchachos del National City Bank recaudaran ingresos. Ayudé en la violación de media docena de repúblicas centroamericanas para el beneficio de Wall Street. El historial de extorsión es largo. Ayudé a purificar a Nicaragua para la casa bancaria internacional de Brown Brothers en 1909-12. Traje luz a la República Dominicana para los intereses azucareros estadounidenses en 1916. Ayudé a que Honduras fuera "correcta" para las compañías fruteras estadounidenses en 1903. En China, en 1927, ayudé a garantizar que Standard Oil siguiera su camino sin ser molestada... Mirando en retrospectiva, creo que podría haberle dado a Al Capone algunas pistas para operar su negocio en tres distritos de la ciudad. Nosotros, los Marines, operamos en tres continentes". ("Maverick Marine. General Smedley D. Butler and the Contradictions of American Military History", University Press of Kentucky, 1987, por Hans Schmidt)

 

Fotografías del General Smedley Butler

Como la mayoría de las potencias imperiales, Estados Unidos describió su ocupación como "altruista". Pero su idea de altruismo colocó los intereses comerciales y la "estabilidad" política de Estados Unidos en primer lugar. Los que se rebelaron fueron brutalmente reprimidos, insistieron en cambios en la Constitución para permitir la propiedad extranjera de la tierra, eso requería la disolución de la legislatura de Haití a punta de pistola. Las fuerzas de ocupación estadounidenses trabajaron con las élites locales para imponer su visión del orden social, bloqueando las desigualdades existentes y desmantelando los mecanismos a través de los cuales podrían abordarse. Mucho después de que las tropas estadounidenses se hayan ido, estos legados permanecen (Iber).


Jonathan Katz es autor de "Gangsters of Capitalism: Smedley Butler, The Marines, and the Making and Breaking of America's Empire" (2022). Mientras su libro estaba en prensa (2021), el US Army se retiraba de Afganistán tras 20 años de guerra que trajo más prosperidad al norte de Virginia que al propio Afganistán. Al mismo tiempo, la administración Biden buscó un contratista privado para reclutar guardias de habla criolla para operar un centro de detención de migrantes en la Bahía de Guantánamo, probablemente para haitianos detenidos en el mar. Todo esto hace que Butler, cuya vida debemos recordar, sea tan relevante como si estuviera escribiendo ayer.

"La principal preocupación del gobierno de Estados Unidos nunca será el bienestar de las personas ocupadas, siempre será el de los estadounidenses, y esto producirá resentimiento. Es posible que reconozcan que la presencia de Estados Unidos cambia el equilibrio interno de poder en las sociedades hacia el autoritarismo. Los estadounidenses a menudo dan por sentadas sus propias buenas intenciones, que les cuesta entender la resistencia a sus intentos de controlar y cambiar el mundo" (J. Katz)




La explicación de Butler para esto, por supuesto, es que los intereses empresariales están moviendo los hilos, manipulando la política exterior en su beneficio. De acuerdo con esta forma de pensar, el ejército estadounidense proporciona las tropas de choque del capital global, en una conspiración para asegurar la rentabilidad de las corporaciones estadounidenses. Trate de encontrar la mentira, si quiere, en la declaración de Butler... No hay ninguna. (el autor se refiere a la cita del artículo del General Butler para el Common Sense en 1935, descrito en párrafos arriba).

El modelo de Butler produce ideas. Las empresas estadounidenses presionan para que la política exterior de Estados Unidos satisfaga sus necesidades, y el destino de la propiedad estadounidense recibe una deferencia desproporcionada. Pero reducir la política exterior de EE.UU a un "complot de negocios" puede producir una especie de antiimperialismo barato, en el que el mal comportamiento es simplemente el resultado de grupos de presión o intereses ocultos. Su simplicidad a veces desplaza las situaciones más complejas que también se presentan. (NdelE: No analizaremos aquí esas situaciones complejas)

El artículo de Iber termina con otra de esas ironías del destino. Comenta que Jonathan Katz (autor del libro mencionado), en uno de sus viajes a Haití, habló con trabajadores de la construcción explicándoles que la mayoría de los estadounidenses no tienen idea de que su país alguna vez haya ocupado Haití, la mayoría de los trabajadores se rieron. Uno fue incrédulo. "¡No creo que los estadounidenses no sepan de eso!", gritó. ¿Cómo es posible? A veces el mundo es un lugar vulgar, donde otros pagan el precio de la ignorancia estadounidense.




"Maverick Marine. General Smedley D. Butler and the Contradictions of American Military History", University Press of Kentucky, 1987 (Marine rebelde. General Smedley D. Butler y las contradicciones de la historia militar estadounidense) de Hans Schmidt, es la fuente de los siguientes extractos que tratan de algunos de los posteriores y radicales pronunciamientos de Butler tras su retiro como militar.

Schmidt da un enfoque diferente a la personalidad de Butler, dice de él, "su retórica antiimperialista y anticapitalista fue claramente compensada por un vigoroso apoyo a la ley y el orden internos. Asimismo, su tema pacifista se complementó con un inquebrantable apoyo militarista a la defensa nacional. Siempre fue el patriota y el marine combatiente, nunca el pacifista llorón o el ideólogo complicado". 

Mantuvo cierto grado de credibilidad en todo el espectro político y publicó sus puntos de vista radicales en foros tan diversos como Woman's Home Companion, Reader's Digest, Common Sense y New Masses. Butler en Common Sense escribió cinco artículos (revista socialista en 1935-36). Butler se convirtió en un destacado portavoz de la Liga Contra la Guerra y el Fascismo, que muchos consideraban dominada por los comunistas. Incluso cuando la tolerancia hacia la disidencia se redujo con la llegada de la guerra a finales de los 30, siguió siendo un portavoz popular en el círculo de los veteranos. 

En enero de 1932, Nation informó que Butler había caracterizado al ejército estadounidense como "una agencia glorificada de recaudación de facturas" y que había dicho que "no le gustaría ver a un chico mío marchar con un collar de Wall Street alrededor del cuello".

Butler convirtió la analogía entre imperialismo y crimen interno en una acusación explícita. Su argumento estaba arraigado en la moralidad convencional, cuando se utilizaba para vencer la injusticia y el atraso y difundir el estilo de vida estadounidense, el uso de la fuerza era bueno; por el contrario, la fuerza utilizada para el mal era tanto más odiosa cuando estaba contaminada por el engaño y la hipocresía. La fascinación popular por el gansterismo (las docenas de películas de gánsteres de Hollywood cada año) proporcionaba una jerga conveniente que Butler utilizaba para transmitir una convicción que había evolucionado a partir de toda una vida de experiencia militar y policial.

Denunció las manipulaciones políticas de los gánsteres desde al menos 1912. Su renuncia a la guerra como un escándalo y al imperialismo como gansterismo coincidía exactamente con su invectiva contra Capone. La lucha contra el crimen en el país se sustentaba en ideales de elevación y juego limpio, los mismos que los fundamentos oficiales para la intervención en el extranjero. El abuso del ejército con fines corruptos en el extranjero equivalía a la corrupción policial en el país. La lógica era ineludible una vez que se había prescindido de los símbolos patrióticos, la retórica piadosa y el legalismo engañoso que habían flotado en una larga sucesión de expediciones militares al extranjero.

Smedley Butler tuvo una sorprendente reputación en la comunidad policial como experto y defensor de las policías estatales y federales, al mismo tiempo que exponía puntos de vista de izquierda sobre el capitalismo y el imperialismo. Señaló al FBI como el brillante ejemplo de cómo el gobierno federal debería responder al crimen. Butler dijo en 1936 en Chicago que el FBI era uno de los pocos departamentos gubernamentales "que no olía a gloria". 

El FBI estaba al tanto del supuesto complot de Wall Street de 1934, aparentemente no investigó. La afinidad de Butler con Hoover reflejaba lo que el historiador Samuel Walker lamentó como una tendencia hacia una autoridad altamente centralizada por la cual a los ejecutivos de la policía se les daba "discreción casi completa" para hacer lo que quisieran, J. Edgar Hoover demostró que las técnicas del profesionalismo y la eficiencia podían pervertirse fácilmente" (Historia crítica de la reforma policial, 1977, Samuel Walker). 

E.Z. Dimitman, reportero del Philadelphia Public Ledger, en la década de 1920, cubrió los esfuerzos de Butler para hacer cumplir la Prohibición. En ese momento, Butler estaba cedido por los Marines a la policía de Filadelfia, donde ocupó el cargo de Director de Seguridad Pública. En 1926, Dimitman acompañó a Butler en un crucero de 26 días desde Brooklyn a San Diego. La serie resultante de treinta capítulos, llamada "Smashing Crime and Vice", se publicó en cien periódicos. Butler donó la mitad de los ingresos a un fondo para procesar a los políticos que interfirieron con la fuerza policial de Filadelfia.

Su principal colaboración con Dimitman fue el libro de 1935 "La guerra es una estafa" (52 páginas). Fue condensado en Reader's Digest como suplemento de un libro, precedido por Lowell Thomas elogiando el "coraje moral y físico" de Butler... Incluso sus oponentes admiten que en su postura sobre cuestiones públicas, el general Butler ha estado motivado por la misma ardiente integridad y leal patriotismo que ha distinguido su servicio en innumerables campañas de la Marina.

En una serie de discursos de radio de 1935 en la WCAU de Filadelfia, con alcance nacional, apoyó el proyecto de ley Connery que prohibía el uso de equipos federales por parte de la Guardia Nacional contra los huelguistas. "Una vida vale menos que un cristal": "Un matón contratado por las fábricas golpea con una cachiporra en la cabeza a un huelguista... Los matones contratados o la policía, o tal vez la guardia nacional, quienquiera que esté allí para proteger la propiedad, se emocionan y comienzan a disparar, y tal vez un huelguista o una víctima inocente, una mujer o un niño recibe un disparo". 

Siguiendo los artículos de John Spivak de 1935 sobre "La conspiración fascista de Wall Street", el New Masses publicó "Dónde está Smedley Butler" (Walter Wilson). Se comenta que mucha gente consideraba a Butler como un demagogo, éste le dijo a Wilson que las grandes empresas y Wall Street eran los enemigos, empeñados en "los mismos trucos utilizados por los dictadores europeos para mantener al capitalismo en la cima del montón económico". Los trabajadores tenían absoluto derecho a hacer huelga y llamarlos bolcheviques era sólo un pretexto para la represión. Butler respaldaba a la Federación Estadounidense del Trabajo, pero criticó su liderazgo. Aunque Butler admitía aspectos antidemocráticos y la necesidad de reformas, creía firmemente en la democracia estadounidense. 


Portadas modernas de "War is a Racket", 1935 (La guerra es una estafa), del General Smedley D. Butler de la Infantería de Marina de Estados Unidos. El opúsculo de 52 páginas fue publicado en Nueva York por la editorial Round Table Press Inc. Básicamente es un resumen de la recopilación de muchos de sus discursos que solían tener (muchos) igual título. Refiere principalmente a las guerras contemporáneas de los EEUU como aventuras imperialistas en beneficio de Wall Street. Propuso la idea que las fuerzas armadas de los EEUU debían utilizarse solo con fines de defensa; y, eventualmente podría declarar guerras ofensivas si hubieran sido aprobadas en plebiscitos limitados, en que únicamente votarían aquellos que pudieran ser llamados a filas (en realidad esta parte suena utópico). El original contiene cinco breves capítulos escritos con un tono enérgico, comenzaba con el capítulo I "La guerra es un escándalo"; Cap. II ¿Quién recibe las utilidades?; Cap. III ¿Quién paga las cuentas?; Cap. IV ¡Cómo acabar con esta estafa!; y, Cap. V ¡Al diablo con la guerra! En esencia -dice Butler- la guerra y el imperialismo son funciones de la codicia de los capitalistas en "territorio recién adquirido, rápidamente explotado por unos pocos, los mismos pocos que arrancaron dólares de la sangre de la guerra". Para unos pocos, este fraude, como el contrabando y otros fraudes del hampa, genera beneficios extravagantes, pero el costo de la operación siempre se transfiere a la gente, que no se beneficia.


Butler fue en principio partidario del New Deal, luego criticaría lo que consideraba astutos preparativos de FDR para la guerra. En 1935, dijo que Estados Unidos estaba "derivando rápidamente hacia otra guerra a través de la dictadura. Los líderes políticos de este país están a favor de otro conflicto para encubrir sus errores". A principios de 1936, anticipando los primeros movimientos encubiertos de Roosevelt hacia el sistema de alianzas de la Segunda Guerra Mundial, Butler abogó por exigir que el secretario de Estado leyera toda la correspondencia diplomática por radio para impedir compromisos secretos. El estancamiento del gasto militar había terminado y Butler se apresuró a dar la alarma

Las intervenciones navales habían "obligado a los países pequeños a ceder ante los deseos de nuestros intereses comerciales", aunque después de la Gran Guerra se tocaba la expansión naval solo en términos defensivos, en realidad el recrudecimiento del imperialismo "en desacuerdo directo" con la legislación de neutralidad vigente siempre estuvo en primer término. La marina no "poseía un solo plan que no contemplara un ataque a otro país. Su verdadera política es el lema imperialista bigotudo 'la mejor defensa es la ofensiva'... poder navegar hacia aguas extranjeras y atacar a su enemigo del momento en la primera oportunidad".

Al oponerse a la remilitarización de la política exterior estadounidense, pidió una defensa viable que excluya las capacidades imperialistas, así ningún enemigo extranjero o posible coalición podría invadir Estados Unidos. Butler era claramente un aislacionista militar, no estaba en contra de los militares como tales. Era aislacionista sólo en la medida en que denunciaba las intervenciones militares en el extranjero, que consideraba equivalentes al imperialismo (o al gansterismo internacional, como él había llegado a entenderlo y detestarlo), analiza el libro de Schmidt. Butler insistió en una enmienda constitucional exigiendo un referéndum nacional antes de la declaración de guerra. 

Un momento crítico para la remilitarización fue la Ley de Expansión Naval (Vinson) de 1938 para la construcción de acorazados, portaaviones y cruceros para crear una armada de dos océanos con capacidades de ataque de largo alcance. Butler testificó extensamente en las audiencias del Comité de Asuntos Navales del Senado sobre su carrera pasada "corriendo por el mundo custodiando latas de Standard Oil" y "robando a pequeños países de América Central y del Sur en interés de Wall Street". 

Butler no vivió para ver el debate "internacionalista" versus "aislacionista" pervertido hasta este punto. Pero podía prever claramente la venidera santificación intervencionista de la guerra y pasó sus últimos años intentando desmitificarla. La agresión japonesa a China no le impresionó: "Resulta que Japón es el enemigo este año. El año que viene puede que sea otro... Lo siguiente puede ser que amemos a los japoneses hasta la muerte". "Los marines, soldados y cañoneras en China deberían regresar a casa. Los ciudadanos estadounidenses deberían largarse de China y permanecer fuera... dejar que los intereses financieros que lloran allí enarbolen sus propias banderas y luchen contra sus propios desconciertos". Estados Unidos debe abandonar Filipinas, Hawái, Alaska y Puerto Rico, a los que añadió el Canal de Panamá, en lugar de luchar por ellos, dijo.

Sobre Europa, expresó que Estados Unidos no tuvo nada que ver con el "acaparamiento de tierras de Hitler" o con las "promesas que Gran Bretaña y Francia hicieron a Polonia". En su antología de 1939, "Neutrality" en Common Sense, habló de una supuesta superioridad moral estadounidense, admitiendo que, junto con "el 90% del pueblo estadounidense", simpatizaba con los aliados occidentales. Pero que eso no era motivo para intervenir o rearmarse más allá de "una defensa de hierro por la que ni una rata podría arrastrarse".

Con el movimiento por la paz ejerciendo presión pública a la administración intervencionista de Roosevelt, exhortó a los veteranos de guerra: "Son ustedes los que van a morir y sangrar, no el grupo de agitadores de banderas de Wall Street". Se adaptó una resolución contra la guerra, pedían la obligatoriedad de neutralidad y retirada de todas las fuerzas estadounidenses de suelo extranjero. A medida que el movimiento por la paz decayó ante el totalitarismo y el militarismo, se encontró con un desprecio cada vez mayor en la prensa intervencionista. En marzo de 1939, el Time lo ridiculizó.


El mayor general Smedley Butler se dirige al “Ejército de Bonificación” de casi 16.000 veteranos de la Primera Guerra Mundial,  Washington, DC, en 1932

La guerra era una realidad había iniciado en 1937 en el Lejano Oriente y desde 1939 en Europa, las perspectivas de mantener a Estados Unidos fuera se desvanecían rápidamente. "Las transmisiones de radio de Butler, varias de ellas en cadenas nacionales, se transmitían con una voz emotiva, ronca y grave, se caracterizaron por un lenguaje colorido y frecuentes aforismos, condenando a los "perros de guerra" y la guerra como "un escándalo mezquino, cruel y, sí, inmundo". En una transmisión de octubre de 1939 presentada por el senador Clark, instó a las madres de Estados Unidos a no permitir que sus hijos fueran enviados al extranjero como "carne de cañón" (Schmidt).

A inicios de 1940, Butler tuvo seis semanas de agotadora gira de conferencias, en ese tiempo Alemania lanzó su Blitzkrieg en el norte y el oeste de Europa. Escribió a la líder de un grupo de Mujeres Republicanas Independientes que estaba cansado y con mala salud, por lo que tendría que aplazar un discurso: "Espero que se dé cuenta de que estoy a punto de morir dando discursos y siento que debo tomar un descanso este verano ya que mis compromisos terminan en junio. Además, estoy seguro de que no sirve de nada hablar más sobre este asunto de la guerra. La gente de Estados Unidos es tonta si quieren que les disparen a sus hijos y mantener a Franklin Roosevelt en un pedestal, simplemente tendrán que hacerlo".

El 22 de mayo pronunció un último discurso, advirtió que Estados Unidos no debería entrar en "pánico" por el colapso militar británico y francés. Inglaterra no estaría acabada hasta que se hunda su armada; para entonces Hitler estaría demasiado débil para atacar a Estados Unidos. Los estadounidenses deberían defender únicamente a su propio país, "todo lo demás es una maldita estafa comercial de algún tipo". Butler mostraba la tensión de una larga enfermedad que le había hecho perder veinticinco libras. 

El mayor general Smedley Butler falleció el 21 de junio de 1940, momentos previos a que una delegación francesa firmara el armisticio ante las tropas hitlerianas, curiosamente rearmadas en buena parte con los préstamos de los banqueros de Wall Street y modernizada su máquina de guerra usando las filiales del complejo industrial estadounidense con sedes en Alemania. 

Con seguridad hubiera rechazado que, en su memoria, fuera puesto en servicio en 1941 el destructor USS Smedley D. Butler. 


El mayor general Smedley Butler denunciando en diciembre de 1935, en un corto film (Universal Newsreel), un complot golpista fascista en Estados Unidos contra FDK en 1933

Fuentes:

"Stop those gangsters of capitalism"

New CP Documentary: Why Assume there will be Another Election? The 1934 Bankers Coup Revisited

DE GEPOOGDE STAATSGREEP VAN WALL STREET IN 1933

The Marine Who Turned Against U.S. Empire

Maverick Marine: General Smedley D. Butler and the Contradictions of American Military History

File:Universal Newsreel - Gen. Butler bares "plot" by fascists

The ‘Business Plot’ to Overthrow Franklin D. Roosevelt

La guerra es una estafa, por el General Smedley Buter

27 febrero 2025

Interpretaciones erróneas sobre la evolución de los Estados Unidos



 

Por Thierry Meyssan

Red Voltaire

28 de enero y 4 de febrero 2025


Vemos que la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca está cambiando las reglas del juego internacional. Sin embargo, a menudo malinterpretamos sus acciones: ignoramos las costumbres y tradiciones de su país y proyectamos sobre él nuestros propios debates políticos. Estamos aún más perdidos porque en los últimos años nos hemos adherido más o menos a la ideología de moda en Washington. La consideramos la doxa americana, cuando era sólo un momento de su historia, y olvidamos sus múltiples escuelas de pensamiento.


Todos quedamos sorprendidos cuando el presidente Trump firmó órdenes ejecutivas justo después de su toma de posesión. La prensa europea lo vio como un autócrata que afirmaba su poder. De ninguna manera ! Una buena parte de estos documentos limita el poder del Estado federal en beneficio de los estados federados. Hoy en día, interpretaciones erróneas de este tipo son habituales entre Estados Unidos y Europa.




La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca redistribuye todas las cartas ideológicas, geopolíticas, económicas e incluso militares. De hecho, por primera vez en casi dos siglos, un jacksoniano vuelve a estar en el poder en Estados Unidos. Habíamos olvidado esta manera de pensar (excepto en las películas western) y ya no somos capaces de anticiparla. Sin embargo, Trump ya lleva cuatro años en el poder, pero en ese momento sus propios aliados republicanos le impidieron en gran medida implementar sus políticas, mientras que la prensa demócrata nos aseguró que era un enfermo mental o un fascista.

Curiosamente, los influencers de las redes sociales que defienden su punto de vista sólo nos informan sobre su lucha ideológica contra el protestantismo, nunca sobre su concepción de las relaciones internacionales y menos aún sobre sus ambiciones políticas. Esto es aún más extraño si tenemos en cuenta que, desde las elecciones del 5 de noviembre, el equipo de Donald Trump ha contactado a numerosos influencers en la Unión Europea y el Reino Unido y ha comenzado a pagarles generosamente.

Hay varias maneras de considerar esta contradicción. O bien Donald Trump quiere engañar a los europeos y hacerles ver sus verdaderas intenciones, o bien cree que sólo pueden entender una cosa a la vez. Por nuestra parte, continuaremos nuestro trabajo describiendo las diferentes facetas del personaje sin olvidar ninguna.


La lucha contra la ideología progresista

El wokismo se presenta generalmente como una reacción a la esclavitud y la segregación racial. Los colonos europeos, al darse cuenta de los horrores que habían cometido, intentarían redimirse.

Esta no es mi opinión en absoluto. En mi opinión, el progresismo no tiene nada que ver con estos crímenes. Si adoptamos un punto de vista antropológico, debemos reconocer que existen fenómenos idénticos en todas las grandes religiones. En el cristianismo, fue encarnada por Orígenes, el Padre de la Iglesia del siglo III que se castró para no pecar, o más recientemente por Juan Calvino, famoso por haber aplicado en la República teocrática de Ginebra los mismos métodos que la Inquisición española.

Ahora bien, Estados Unidos se desarrolló a partir de la colonia puritana de Plymouth (Nueva Inglaterra, más precisamente Massachusetts). Eran puritanos, es decir, calvinistas. El Lord Protector, Oliver Cromwell, los había enviado como misioneros, no tanto para convertir a los indios sino a los europeos del muy católico Rey de España. En sus colonias, las mujeres debían llevar velo y la oración era obligatoria. Los homosexuales eran sometidos a azotes, etc. A estos fanáticos se les conoce como los "padres peregrinos" (que no deben confundirse con los "padres fundadores", que son juristas). Se celebran cada año en la fiesta nacional de Acción de Gracias. Fueron ellos quienes importaron la idea de que la política debe ser “pura” y que las estatuas de los herejes deben ser destruidas.

Desde 2014, la expresión “woke” se utiliza para referirse a las personas conscientes de las consecuencias sociales de la esclavitud y la discriminación racial, o incluso, debido a la convergencia de luchas, de la orientación sexual e incluso de género. Este movimiento que busca la “pureza”, en el sentido religioso del término, se ha fijado “buenas prácticas” destinadas a combatir la discriminación racial, ya sea manifiesta o “sistémica”. De hecho, promueve la “discriminación positiva” en favor de todas las minorías.

Es evidente que la esclavitud fue una realidad en Estados Unidos y que esta realidad pasada condiciona los comportamientos actuales. Pero es dudoso que destruir lo que recuerda a esa época resuelva los problemas de nuestro tiempo, y más aún si favorecer a los candidatos negros les permitirá liberarse de la condición de sus antepasados. Todo el mundo percibe instintivamente que los remedios son peores que los problemas que pretenden combatir. Al menos eso es lo que pensaron los residentes de Los Ángeles cuando sus casas fueron devastadas por los incendios. Reflexionaron sobre la ineficacia de los bomberos contratados con base en criterios de discriminación positiva y no en función de su competencia. Este movimiento ha perdido popularidad en Estados Unidos en los últimos años como lo demuestra la expresión ¡ despierto, quebrado! (“¡Despierta, quiebra!”)

El wokismo es una adaptación moderna del puritanismo de los “padres peregrinos”. Pero Estados Unidos es un país compuesto en el que se han mezclado varias culturas.

Hay que reconocer que, así como el Partido Republicano absorbido por los trumpistas se ha vuelto jacksoniano, el Partido Demócrata absorbido por Obama y Biden se ha vuelto "woke". Esto ha dado lugar a muchos malentendidos, ya que Washington en su conjunto ha abandonado ideológicamente el comportamiento tradicional al que está volviendo hoy.

Durante la campaña electoral presidencial, dos jóvenes influencers denunciaron extensamente el progresismo. La periodista negra Candace Owens (que ahora ataca a la pareja Macron) (1) calificó a Black Lives Matter como “un grupo de niños llorones que fingen estar oprimidos para llamar la atención”. Mientras que el gay Milo Yiannopoulos (casado con otro hombre) se ha distinguido por sus parodias del feminismo lésbico y del movimiento LGBTQIA+. Estos dos influencers llevaron a muchas personas negras y homosexuales a no votar por el Partido Demócrata, como sus mayores, sino por Donald Trump.

En su discurso inaugural, Donald Trump anunció el fin de las políticas de acción afirmativa y afirmó que a partir de ahora el gobierno federal sólo reconocerá dos sexos. Es espectacular, pero llega en un momento en el que la gran mayoría de los votantes estadounidenses ya están convencidos de ello (2)




"Excepcionalismo americano"

Donald Trump es un partidario del “excepcionalismo estadounidense” (3); una doctrina según la cual Estados Unidos es "la luz en la colina", querida por Dios para iluminar al mundo.

Esta doctrina, derivada también directamente del ejemplo de los "padres peregrinos", asegura que su viaje fue comparable al de los antiguos hebreos. Los transformó en un “pueblo elegido” porque huyeron del faraón (la monarquía británica que acababa de ser derrocada por Lord Cromwell), cruzaron el Mar Rojo (el océano Atlántico) y descubrieron una tierra prometida (América del Norte). Cada uno de los 47 presidentes de los Estados Unidos, sin excepción, ha reivindicado esta mitología. Esto es lo que subyace tanto a su rechazo de los principios del derecho internacional como a su apoyo al Estado de Israel.

Desde el punto de vista estadounidense (esto no tiene nada que ver con Donald Trump), Washington nunca aceptará rendir cuentas a nadie, especialmente a las Naciones Unidas o sus agencias. Claro, reciclaron a muchos criminales nazis durante la Guerra Fría, claro, masacraron a coreanos, vietnamitas, afganos, iraquíes, libios, palestinos, sirios, etc. pero ninguno de sus presidentes debería ser acusado por ningún tribunal internacional.

En un artículo de opinión publicado en 2013 en el New York Times, el presidente ruso Vladimir Putin destacó que es "extremadamente peligroso alentar a las personas a verse a sí mismas como excepcionales, cualquiera sea la motivación" (4). Esta doctrina de hecho induce una diferencia y una jerarquía entre los hombres, como cuando se aplica el concepto teológico de "pueblo elegido" a una realidad política.

A lo largo de su historia, Washington nunca ha aceptado rendir cuentas a los extranjeros. Atribuimos erróneamente algunas de sus decisiones recientes a ideologías actuales, cuando de todos modos se habrían tomado. Por ejemplo, creemos erróneamente que Donald Trump se retiró de los Acuerdos de París sobre la lucha contra el calentamiento global porque piensa que son estúpidos. Ciertamente, no cree que el IPCC sea una academia de ciencias. Pero en cualquier caso, Estados Unidos no podía aceptar firmar acuerdos que los sometieran al juicio de otros. Obama y Biden se posicionaron en contra de la tradición de su país por ideología, Trump se posicionó de acuerdo con su tradición, que también corresponde a su propia ideología.


Libertad, versión occidental

Cuando se fundó Estados Unidos en 1776, 13 años antes de la Revolución Francesa, los padres fundadores no estaban de acuerdo en su concepción de la libertad y los derechos humanos. A diferencia de los volterianos franceses, ellos no pensaron en estas cuestiones desde un punto de vista tanto individual como colectivo. Para ellos, la libertad es simplemente poder hacer lo que quieran en casa. Por eso, por ejemplo, son alérgicos al principio de las cotizaciones sociales obligatorias.

Esta forma de pensar no está exenta de inconvenientes. Así, su concepción de los “Derechos Humanos” está en total contradicción con la concepción francesa de los “Derechos Humanos y Ciudadanos”. Desde un punto de vista anglosajón (se refiere a la tradición británica), se trata únicamente de protegerse de las razones de Estado. Por el contrario, desde el punto de vista de los revolucionarios franceses, se trataba menos de no ser torturado en una comisaría que de participar en la elaboración de las leyes (5).

El debate sobre la libertad de expresión se ve distorsionado por la superposición de rejillas de lectura. La administración Biden ha adoptado una visión consciente de que tiene la responsabilidad de informar al público sobre los peligros del COVID y salvarlo de la enfermedad. Por esta razón ha prohibido todo debate científico y censurado todas las opiniones disidentes. Según la tradición de los "padres fundadores", el Estado federal no tenía derecho a interferir en los intercambios en las redes sociales. Según la tradición volteriana, el Estado tenía derecho, no a prohibir nada, sino a hacer que los tribunales prohibieran los mensajes que habían engañado a los internautas y perjudicado su salud (en este caso, eran los mensajes sobre la obligación universal de ciertos medicamentos los que debían haber sido objeto de persecución).


En 1838, entre 4.000 y 8.000 cheroquis murieron de frío, hambre o agotamiento en el "Sendero de las Lágrimas". En virtud de la Ley de Remoción de los Indios, firmada por el presidente Andrew Jackson, dejaron la costa este de los Estados Unidos a los europeos y acordaron mudarse al sur del río Misisipi. Sin embargo, hoy en día es la única tribu india que ha logrado mantener su modo de vida sin ser erradicada por los europeos. Esta deportación es el ejemplo seguido por Donald Trump para poner fin a la limpieza étnica de Palestina y resolver el conflicto palestino-israelí que se prolonga desde hace 80 años.


El regreso del sureñismo

Estados Unidos ha sido al mismo tiempo sureño y federalista. Los sureños fueron derrotados al final de la Guerra Civil, y sus vencedores impusieron el mito según el cual esta guerra había enfrentado a los esclavistas contra los abolicionistas. En realidad, al principio de la guerra ambos bandos eran proesclavistas y al final ambos bandos eran abolicionistas. La verdadera cuestión de la disputa era si las aduanas eran competencia de los estados o del gobierno federal.

Los jacksonianos, precursores de los sureños, querían un "estado federal mínimo". De esta forma han devuelto muchas competencias a los estados federados. Eso fue lo que hizo Donald Trump cuando los jueces que él nombró apoyaron enviar la cuestión del aborto del estado federal a los estados. Personalmente, no parece tener una opinión firme sobre este tema. Su rival, Kamala Harris, se equivocó, como Woke, al presentarlo como un reaccionario cuando la mitad de los estados federados respetan los derechos de las mujeres y autorizan la interrupción voluntaria del embarazo (IVG). Esta es una de las principales razones de su fracaso.

Cuando Donald Trump anunció la creación de un Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), pretendía desmantelar una administración federal que decide desde Washington cómo debe vivir cada ciudadano incluso a 2.500 kilómetros de distancia. Es cierto que ha confiado la responsabilidad a un libertario, Elon Musk, pero para él no se trata de adelgazar el Estado federal mediante el liberalismo reaganiano. Disolverá miles de agencias gubernamentales, no porque sean caras, sino porque, a sus ojos, son ilegítimas.

En cierto modo, el debate entre sureños y norteños, entre confederalistas y federalistas, recuerda al de los girondinos y los montañeses durante la Revolución Francesa. Sin embargo, en Estados Unidos los estados federados tenían sólo una historia corta, mientras que en Francia las regiones tenían un milenio de historia feudal: París siempre sospechó que devolver el poder a las provincias rehabilitaba el feudalismo.


El expansionismo estadounidense

Estados Unidos, que en el momento de su creación contaba con sólo 13 estados federados, ahora tiene 50, además de 1 distrito federal y 6 territorios. Desde una perspectiva estadounidense (de nuevo, esto no tiene nada que ver con Donald Trump), no han terminado de crecer. Desde la década de 1930, aspiran a absorber toda la plataforma continental de América del Norte, incluidos Canadá, Groenlandia, Islandia e Irlanda, además de México, Guatemala, Nicaragua, Costa Rica y Panamá, sin mencionar todo el Caribe (6).

En ese clima nacional, Donald Trump anunció durante su discurso inaugural que su país llamaría en adelante al Golfo de México "Golfo de América", lo que decretó unas horas más tarde. Además del hecho de que los estadounidenses no se consideran tales, sino como "americanos", esta palabra no se refiere a una denominación local, sino al colonizador Américo Vespucio.

No anunció la anexión de Canadá, Groenlandia y el Canal de Panamá, como había sugerido anteriormente, sino la colonización del planeta Marte.

Sin embargo, contrariamente a los comentarios de la prensa europea, Donald Trump nunca ha hablado de conquistar la plataforma continental norteamericana por la fuerza militar, aunque sí ha mencionado el desarrollo de bases militares en Groenlandia. Como jacksoniano, está interesado en comprar estos territorios. Parece que actualmente está "negociando" de forma especialmente agresiva con Dinamarca la cesión de Groenlandia a cambio de un compromiso de defensa.

Cabe señalar que la administración Trump sigue amenazando a Cuba, hacia la que tiene ambiciones coloniales, pero no a Venezuela, que está fuera de la plataforma continental de América del Norte. Sin embargo, se refiere a ambos estados como "comunistas" y afirma que los trata de la misma manera.

Dada la proximidad ideológica entre los dos “pueblos elegidos”, la administración Trump aborda la cuestión de Israel como si los palestinos fueran indios atacando diligencias. El presidente Andrew Jackson decidió poner fin a las guerras indias negociando tratados con las distintas tribus. Muy pocos se implementaron, pero su gran "éxito" fue con los Cherokees. Los deportó al sur del Mississippi. Resulta que, a pesar del sangriento episodio del “sendero de las lágrimas”, los cherokees fueron los únicos indígenas que respetaron estos acuerdos. Y hoy son la única tribu que ha sobrevivido con su cultura. Juntos dirigen un imperio de casinos. Pero aplicar el mismo método a los palestinos no puede funcionar: los cherokees no se consideran dueños de la “Madre Tierra”, pueden seguir siendo cherokees dondequiera que estén. Los palestinos, por el contrario, están apegados a su tierra y saben que morirán, como cultura, si la pierden.




La sustitución de la guerra por el comercio

Último punto importante para los jacksonianos: la sustitución de la guerra por el comercio. Donald Trump cree que la mayoría de las guerras son masacres innecesarias. Son sólo un medio para manipular a las masas para lograr objetivos indecibles. Como al final muchas veces sólo es una cuestión de dinero, es necesario sustituir las guerras por el comercio.

Esta doctrina funciona muy bien en la mayoría de los casos, sin embargo algunas guerras tienen motivos complejos no relacionados con objetivos comerciales. En estos casos, y sólo en estos, el jacksonismo no funciona.

Por ejemplo, la guerra en Ucrania. Si uno afirma que Rusia quiere anexionarse a su vecino, puede negociar con él algo que satisfaga su apetito sin dañar la integridad de ese país. Pero si uno cree que Moscú quiere sinceramente poner fin a la "Gran Guerra Patria" (la Segunda Guerra Mundial), derrotar a los nazis y a los nacionalistas fundamentalistas (los "banderistas"), entonces ninguna negociación comercial podrá detenerlo.

Éste es el talón de Aquiles de la administración Trump: la guerra en Ucrania no tiene ningún motivo económico, contrariamente a lo que han afirmado los políticos occidentales. Moscú habla en serio cuando exige desnazificar Ucrania. En este punto, Estados Unidos tendrá que ceder o enfrentarlo con dureza.

Si ceden, surgirá un segundo problema: Rusia es un territorio enorme cuyas fronteras (más de 20.000 kilómetros) nadie puede garantizar su defensa. Por eso, Moscú exige tradicionalmente que sus vecinos beligerantes sean neutrales. Éste es el significado del malentendido sobre la OTAN: Rusia reconoce, a través de la Declaración de Estambul (2003), el derecho de cada país a unirse a una coalición militar, pero rechaza que esta membresía abra la puerta al almacenamiento de armas de terceros países en su territorio. Sin embargo, durante la presidencia de Boris Yeltsin, Estados Unidos, advertido en repetidas ocasiones, continuó su presión para incluir a los diversos estados postsoviéticos en la adhesión a la OTAN, excepto Rusia, que sin embargo les pidió que lo hicieran.

Los jacksonianos no tienen motivos para promover la ampliación de la OTAN, pero hacerlo requeriría que abandonaran las políticas expansionistas de los partidos Republicano y Demócrata y se concentraran en las suyas propias: la meseta norteamericana.

Para Donald Trump, no hay duda de que Estados Unidos no tiene motivos para involucrarse en el conflicto ucraniano. Propone silenciar las armas dejando de subvencionar al régimen corrupto de Kiev. Una vez más, la Unión Europea interpreta esta retirada como una invitación a tomar el control. Este es otro error: la UE sólo existe por voluntad de Washington; al involucrarse en Ucrania sin que se lo pida la nueva administración estadounidense, la UE sólo acelerará su disolución.

En cuanto a la guerra comercial, los no estadounidenses se han mostrado sorprendidos por la estrategia del presidente Donald Trump respecto de los aranceles. Creen que esto sólo tiene sentido para proteger sectores económicos, mientras que los jacksonianos creen que también pueden usarse como armas políticas.

Por ejemplo, Donald Trump aumentó durante unas horas los aranceles aduaneros a los productos colombianos al 25%, y amenazó con aumentarlos al 50% la semana siguiente si Bogotá persistía en oponerse a la repatriación de sus nacionales. Fueron levantadas tan pronto como Bogotá repatrió a sus nacionales ilegales.

Lo mismo ocurre con Canadá y México (15%), y con China (10%). La administración Trump, una vez más, no tiene ningún argumento económico, pero sí uno político. Considera que China está suministrando precursores químicos a los cárteles de la droga y que México y Canadá están permitiendo que estas drogas ingresen a Estados Unidos.

En cuanto a la Unión Europea, es algo completamente diferente. La administración Trump pretende reequilibrar su balanza comercial. Podría imponer derechos de aduana del 10%, pero sólo sobre determinados productos. Se trata de un tratamiento convencional de estos derechos, aunque resulta difícil entender cómo encaja con los compromisos asumidos al incorporarse a la Organización Mundial del Comercio (OMC).


Thierry Meyssan

Red Voltaire


(1) "Después de Reino Unido, Alemania y Dinamarca, el equipo de Trump prepara una operación en Francia", Red Voltaire, 16 de enero de 2025.

(2) Donald Trump no intentó negar que unos pocos miembros raros de la especie humana no tienen las características cromosómicas de los machos ni de las hembras. Atacó el hecho de que el Estado federal había impuesto a la sociedad organizarse como si estas excepciones fueran la regla.

(3) Lea las actas de la conferencia organizada por el Centro Carr para la Política de Derechos Humanos: Excepcionalismo estadounidense y derechos humanos, Michael Ignatieff, Princeton University Press (2005).

(4) "Un llamado a la cautela", por Vladimir Putin, New York Times (Estados Unidos), Red Voltaire, 12 de septiembre de 2013.

(5) El británico Thomas Paine, iniciador de la Guerra de Independencia de Estados Unidos, fue elegido diputado por Pas-de-Calais en la Convención Nacional Francesa de 1792. Se negó a votar por la muerte del rey porque, según él, cargar la responsabilidad de las injusticias sobre un solo hombre pondría fin al proceso de transformación de la sociedad. Escribió un libro sobre las dos concepciones opuestas de los Derechos Humanos. Fue el libro más leído durante la Revolución Francesa.

(6) "Trump y Musk, Canadá, Panamá y Groenlandia, una vieja historia", por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 14 de enero de 2025.

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