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14 agosto 2025

La Federación Socialista de Estados Indochinos que nunca fue





“La Federación Socialista de Estados Indochinos nunca vio la luz. Muchos se oponían a ella: Pol Pot, Pekín, Washington, la ONU y Sihanouk, que se dejó manipular por China y Estados Unidos al dar un barniz de legalidad internacional a la guerra sucia de 1979”.

Primera Parte

La Unión Indochina o Indochina francesa llegó a ser un gran territorio colonial francés en la región asiática de Indochina y el norte de la península de Leizhou. Oficialmente constituía la Unión Indochina (Union indochinoise, en francés) desde 1887. Desde 1941 se la conoció como Federación Indochina (Fédération indochinoise, en francés), fue parte constitutiva del Imperio colonial francés formada desde 1887. 

Indochina o península de Indochina es la parte continental del Sudeste Asiático también considera a Birmania y Tailandia y otras regiones como parte de la península, pero en un sentido más estricto, solo se denomina Indochina a los territorios que fueron colonias francesas.  

Por lo mismo, la Indochina francesa estaba integrada por tres regiones vietnamitas (Cochinchina, Tonkín y Annam), Camboya y Laos. Para 1902 la capital colonial establecida en Saigón (Cochinchina) se trasladó a Hanói (en Tonkín) y en 1939 a Da Lat (Annam). En 1945 la capital volvió a establecerse en Hanói. Los grupos étnicos vietnamitas, laosiana y jemer eran la mayoría de las poblaciones de sus respectivas colonias.


Izquierda, Mapa administrativo de la Indochina francesa desde 1900 (anexión de la concesión china de Kouang-Tchéou-Wan) hasta 1946 (retrocesión del mismo territorio). Derecha, Mapa de Indochina que muestra los avances y anexiones francesas (en morado). Fuente: Wiki


La Francia de Vichy, nominalmente un satélite de la Alemania Nazi, administró la Federación Indochina, pero durante la guerra, en septiembre de 1940, los japoneses demandaron bajo presión el acceso militar a Tonkín para acceder a China (segunda guerra sino-japonesa), la región quedó bajo ocupación nipona hasta 1945.

Sin embargo, desde 1941 una guerrilla comunista conocida como el Viet Minh, bajo liderazgo de Ho Chí Minh, inició la rebelión tanto contra el poder colonial francés y la ocupación japonesa. Tras el fin de la guerra mundial el caos reinante en la región desató la Guerra de Indochina (1946-1954), en la práctica la Federación Indochina dejó de existir.

El estado de Vietnam, dirigido por el ex emperador vietnamita Bảo Đại, obtuvo su independencia en 1949, el Reino de Luang Prabang y Camboya obtuvieron mayor autonomía. El Reino de Laos y el Reino de Camboya pidieron su independencia en 1953.

La Conferencia de Ginebra (20 julio 1954) significó el final del poder colonial francés en la península de Indochina y también el principio del fin de su imperio colonial, los franceses evacuaron Vietnam y la Indochina francesa o Federación Indochina llegó a su fin en 1954. El Viet Minh consolidó su poder sobre Vietnam del Norte y Bảo Đại ejercía el gobierno en Vietnam del Sur. Laos y Camboya también se independizaron en 1954, pero ambas fueron arrastradas a la guerra de Vietnam debido a la intervención militar de los Estados Unidos.

Hubo quienes anhelaron una entidad política que denominaron Federación Socialista de Estados Indochinos, imaginándose la creación de esa federación socialista que agruparía a los países de la Indochina, básicamente Vietnam, Laos y Camboya, basados en un concepto de unidad y escenarios históricos compartidos, pero la cruda realidad era distinta tras la segunda guerra mundial y las rivalidades étnicas. La descolonización los llevó por caminos distintos: Vietnam se dividiría en dos (Norte y Sur) y la reunificación en 1975 bajo un régimen comunista produjo más de un millón de muertos. Laos también adoptó un régimen socialista, mientras que Camboya experimentó períodos de guerra civil, transición hacia la democracia y un régimen de terror con los Jemer Rojos (VER: Camboya, el Jemer Rojo y el extremismo comunista)

En ciertas historias alternativas suele describirse a la Federación Socialista de Estados Indochinos como consecuencia de la victoria del Viet Minh en la guerra de Indochina, con Ho Chí Minh como líder y Norodom Sihanouk como primer ministro, representando la unión de los tres países bajo un sistema socialista.


Mapa ficticio alternativo de 1975 (realizado en Inkscape). Unión de Indochina alternativa (todavía bajo influencia francesa)


La Federación Socialista de Estados Indochinos por los avatares del destino y la historia bien pudo surgir en un momento histórico específico (descolonización y auge de los gobiernos comunistas), Una Indochina unida bajo un sistema socialista quedó resonando en aquellos tiempos como un sueño que no fue.

Sin lugar a dudas, el hecho más trascendental de esta conflictiva región desde la posguerra mundial fue la GUERRA de VIETNAM que derivo conflictos en toda la Indochina.

Revisemos un interesante análisis, 50 años después de la victoria vietnamita sobre la primera potencia mundial (Estados Unidos), ponencia de Pierre Rousset, presentada en abril del 2025.


Segunda Parte

Hace 50 años, una victoria histórica, pero a qué precio...
Pierre Rousset


HANOI Portal, Vietnam celebró el 50 aniversario de la liberación de Saigón y la reunificación vietnamita


La independencia de Vietnam se proclamó por primera vez en agosto de 1945, y se ha celebrado su 80 aniversario. De Gaulle decidió lo contrario y envió un cuerpo expedicionario para reconquistar su colonia perdida. Indochina tuvo que sufrir dos devastadoras guerras imperiales sucesivas, la francesa y luego la estadounidense. Washington movilizó todos los medios a su alcance para aplastar la revolución vietnamita, convencido de que saldría victorioso, y fue derrotado. La imagen pasó a la historia: el personal de la embajada estadounidense en Saigón evacuado en helicópteros el 30 de abril de 1975.

Evacuados civiles abordan un helicóptero de la Marina de EE. UU. dentro del complejo de la Embajada de EE. UU. para ser transportados en helicóptero a la Séptima Flota de EE. UU. antes de que las tropas comunistas estén a punto de ingresar a Saigón entre el 29 y 30 de abril de 1975. Imágenes © de Nik Wheeler / Corbis



Cuando se firmaron los acuerdos de Ginebra en 1954 con el Gobierno francés de Pierre Mendès-France, el Vietminh se encontraba en una posición estratégica ventajosa, ya que las fuerzas francesas habían sido derrotadas de forma decisiva. Sin embargo, estos acuerdos de armisticio le fueron particularmente desfavorables. Fueron los hermanos mayores rusos y chinos quienes le impusieron el abandono de gran parte de sus exigencias. Tuvo que retirar sus tropas a una zona de reagrupamiento temporal en el norte del país, mientras que el régimen de Saigón era libre de redesplegar su ejército en el sur.

Se iban a celebrar elecciones en todo el territorio, que habrían supuesto el triunfo del Gobierno de Ho Chi Minh. Por supuesto, no se celebraron. Estados Unidos y el régimen de Saigón ni siquiera habían firmado los acuerdos, quedando ostensiblemente con las manos libres. A sus ojos, la división del país debía ser permanente, e incluso permitir una contraofensiva militar para derrocar a la República Democrática de Vietnam (RDVN). El Gobierno de Mendès-France pasó el relevo a Washington con pleno conocimiento de causa.

Esos acuerdos de Ginebra son uno de los ejemplos clásicos de armisticio que desemboca en una división territorial permanente cargada de tensiones purulentas (véase el caso de la península coreana, convertida en un punto caliente nuclear) o en una nueva guerra, aún peor que la anterior (en el caso concreto de Vietnam).

En lo inmediato, el régimen de Saigón aprovechó la retirada de las fuerzas armadas revolucionarias para lanzar una campaña de eliminación de los cuadros del movimiento de liberación en el sur y atacar su base popular, especialmente entre el campesinado y las tribus montañesas de los Altos Plateados.


Izquierda: 30 de abril de 1975, Saigón, Vietnam del Sur. Tropas norvietnamitas entran en Saigón con rifles de madera, banderas rojas y un retrato de Ho Chi Minh. Imagen de © Jacques Pavlovsky/Sygma/CORBIS.  Derecha: La caída de Saigón. Toma del palacio presidencial. Oficial norvietnamita sosteniendo una bandera del GRP el 30 de abril de 1975. FDM-363-8. (Foto de Françoise De Mulder / Roger Viollet / Getty Images)



Detener la dinámica revolucionaria en el sudeste asiático

Los retos iban más allá de la península indochina. Washington quería frenar la dinámica revolucionaria en el sudeste asiático. Apuntaba al oeste, hacia China, que ya se había visto amenazada por el este durante la guerra de Corea (1950-1953), y buscaba consolidar la supremacía mundial del imperialismo estadounidense. La segunda guerra de Vietnam debía ejemplificar la omnipotencia estadounidense. El enfrentamiento en Vietnam se convirtió así en el punto nodal de la situación mundial, donde se entrelazaban las relaciones de fuerza entre la revolución y la contrarrevolución, por un lado, y entre los bloques occidental (Estados Unidos, Europa Occidental, Japón...) y oriental (China-URSS), por otro.

Aunque contaba con una base social asegurada, en particular por los católicos procedentes del norte, el régimen (corrupto y dictatorial) de Saigón decepcionó las expectativas de Washington, que tuvo que involucrarse cada vez más en el conflicto, hasta llegar a librar una guerra total, en todos los frentes, de una magnitud sin precedentes: envío de cientos de miles de soldados (los GIs, hasta 550 000 hombres sobre el terreno), bombardeos intensivos de la República Democrática de Vietnam, contrarreforma agraria en el sur, vertidos masivos de defoliantes (el tóxico agente naranja) en las zonas boscosas, desarrollo de tecnologías militares para localizar a los combatientes escondidos en túneles o detectar los movimientos nocturnos de las tropas...

Durante la Segunda Guerra de Indochina, todo el poder económico y tecnológico de Estados Unidos se movilizó y se vertió sobre Vietnam, un país del tercer mundo de tamaño medio. Sin embargo, Moscú y Pekín sabían que estaban en el punto de mira de Estados Unidos, por lo que recibieron una importante ayuda militar a través de la frontera china, incluso durante la Revolución Cultural. Esta ayuda, por importante que fuera, seguía siendo cualitativamente moderada. No se suministraron las armas más sofisticadas, que habrían permitido, en particular, asegurar el espacio aéreo del norte de Vietnam. Los hermanos mayores no querían una derrota de la RDVN, que les habría amenazado, pero ¿querían la victoria o la creían posible?


30 de abril de 1975, Saigón, Vietnam del Sur. Tanques y tropas norvietnamitas entran y toman posesión del complejo del palacio presidencial en Saigón. Imágenes © de Françoise de Mulder/CORBIS; de © Jacques Pavlovsky/Sygma/CORBIS; de Roger Viollet vía Getty Images; y,  de Jean-Claude LABBE/Gamma-Rapho vía Getty Images, respectivamente.



De la ofensiva del Tet en 1968 a la caída de Saigón

El conflicto adquirió una dimensión internacional importante, tanto en el llamado Tercer Mundo como en las fortalezas imperialistas. Para las revoluciones rusa y china, la solidaridad se convirtió en algo totalmente actual tras la victoria. Para la revolución vietnamita (o argelina), constituyó un elemento clave de una estrategia en constante adaptación, que acabó conduciendo a la victoria.

La dirección vietnamita comprendió la importancia de este nuevo terreno de acción y el movimiento de liberación nacional se implicó mucho en él, tanto en el plano diplomático como en el de la solidaridad militante. Con gran habilidad; recurriendo a todo el espectro político solidario. Esta fue una de las características de su estrategia global.

Desde cualquier región del mundo, la solidaridad tenía su importancia, pero, evidentemente, en esta partitura, al movimiento contra la guerra de Estados Unidos le correspondía un papel especial.

Algunos concluyeron que fue el movimiento contra la guerra el que derrotó a Washington, en defensa de tesis pacifistas sobre la inutilidad de la lucha armada. Un anacronismo engañoso. Durante mucho tiempo, la burguesía estadounidense apoyó el esfuerzo bélico, al igual que la mayoría de los científicos, investigadores e ingenieros llamados a proporcionar al ejército las tecnologías que necesitaba. Las fábricas de armamento funcionaban a pleno rendimiento. Es cierto que la resistencia a la guerra se reforzó considerablemente durante la segunda mitad de los años sesenta, especialmente entre la juventud. Sin embargo, para que la contestación cambiara decisivamente de dimensión, fue necesario que las pérdidas militares fueran demasiado elevadas, que el coste económico del conflicto se hiciera demasiado grande, que la legitimidad del imperialismo estadounidense en el mundo se viera demasiado afectada, que se reforzaran los movimientos de antiguos combatientes y que estallara la crisis política en 1972 con el escándalo del Watergate, que obligó a Richard Nixon a dimitir.

Para forzar unas negociaciones que abrieran una ventana política favorable a la victoria, tras la ofensiva del Têt en 1968 (derrota militar, victoria política y diplomática), el movimiento de liberación vietnamita impuso una negociación cara a cara: la RDVN (República Democrática de Vietnam) y el GRP (Gobierno Revolucionario Provisional) en el sur, por un lado, y los Estados Unidos y el régimen de Saigón, por otro, excluyendo esta vez la presencia de las grandes potencias amigas (Moscú, Pekín). Las negociaciones de París se iniciaron y se estancaron. Sin embargo, deseoso de retirarse progresivamente para responder a la crisis interna, Washington inició la política de vietnamización, retirando gradualmente sus fuerzas armadas mientras intentaba consolidar el régimen de Saigón. La firma, a duras penas, de los acuerdos de París, el 27 de enero de 1973, sancionó la retirada de los soldados estadounidenses. Dos años más tarde, en 1975, se lanzó la ofensiva final y el ejército de Saigón se derrumbó. La guerra terminó por fin, casi sin combates. Como una constatación.


Mientras Saigón cae ante el gobierno comunista de Vietnam del Norte, el embajador de Estados Unidos en Vietnam, Graham Martin, habla con la prensa el 29 de abril de 1975 después de una evacuación. (Foto de Dirck Halstead / Enlace). Derecha: La caída de Saigón. Soldado survietnamita. 30 de abril de 1975. (Foto de Françoise De Mulder / Roger Viollet / Getty Images)



Tres décadas de guerra

Una victoria histórica de enorme alcance, pero por la que el pueblo vietnamita y las fuerzas de liberación pagaron un precio terriblemente alto. Tres décadas de guerra agotaron a la sociedad, aplastaron el pluralismo político, diezmaron a los cuadros establecidos en el sur y marcaron profundamente a las organizaciones que sobrevivieron a la prueba (empezando por el PCV). Vietnam se liberó, la revolución triunfó, pero bajo un régimen autoritario. Al no haber recibido el apoyo suficiente en el momento oportuno en 1945, 1954, 1968... Soldado de primera línea, el pueblo vietnamita libró una batalla de la que se beneficiaron enormemente las luchas populares en todo el mundo, las de mi generación. El precio pagado fue muy alto. Merece que se le siga apoyando hoy en día, incluso cuando es reprimido por su propio Gobierno.

Severamente derrotado, Washington no ha dejado de vengarse. Impuso el aislamiento de Vietnam durante una década, esta vez con el apoyo de China. En el momento de la gran escisión entre la URSS y China, Moscú se convirtió en el enemigo principal a los ojos de Pekín. Aunque la ayuda chino-soviética (interesada) había sido de gran importancia para el esfuerzo bélico vietnamita, la independencia de Hanoi no era muy apreciada por el régimen de Pekín. En un nuevo contexto geopolítico, Vietnam se acercó a Rusia, antes de convertirse en víctima directa de los cambios en las alianzas internacionales, cuando Estados Unidos y China apoyaron conjuntamente a los Jemeres Rojos (¡!) en una nueva guerra de Indochina, en 1979. La realpolitik alcanzó entonces uno de sus puntos álgidos.


Arriba: Desesperados survietnamitas intentan convencer a los marines estadounidenses que custodian la embajada estadounidense de que los dejen entrar en el complejo, con la esperanza de ser evacuados en helicóptero antes de la llegada de las tropas norvietnamitas. A la mayoría de ellos se les negó la entrada y los cientos de refugiados que ya estaban dentro de los terrenos de la embajada fueron abandonados (Imagen de © Nik Wheeler/Corbis) - Ciudadanos survietnamitas desesperados intentan escalar los muros de la embajada estadounidense en un vano intento de huir de Saigón. El 30 de abril de 1975, Saigón cayó en manos de los comunistas y la guerra de Vietnam terminó oficialmente. Imagen de © Nik Wheeler/Corbis. Abajo: Refugiados survietnamitas desesperados se aferran a los vehículos a lo largo de la autopista 1 mientras huyen de las tropas norvietnamitas que avanzan para capturar Saigón (Imagen de © Nik Wheeler / Corbis) - Refugiados survietnamitas en botes se acercan a un barco de guerra estadounidense para buscar refugio en abril de 1975 en el Mar de China Meridional, cerca de Saigón. (Foto de Dirck Halstead / Getty Images)


Camboya sumida en el caos

La ruta Ho Chi Minh, que permitía hacer llegar armas a los combatientes del sur, pasaba en parte por Laos y el este de Camboya, que, bajo la égida del príncipe Norodom Sihanouk, no había participado de forma significativa en la primera guerra de Indochina. Aunque afirmaba su neutralidad, el príncipe toleraba la presencia vietnamita.

Al bombardear masivamente Camboya y apoyar el sangriento golpe de Estado de Lon Nol (1969-1970), Estados Unidos precipitó a la guerra y al caos a un reino que no estaba preparado ni social ni políticamente para una guerra popular, pero creó un vacío del que se beneficiaron los Jemeres Rojos. El 30 de abril de 1975, estos conquistaron la capital. A continuación, vaciaron por completo la ciudad de su población, en previsión de los bombardeos estadounidenses, según afirmaban entonces. Sin embargo, enviaron al exilio interno a personas hospitalizadas que no podían sobrevivir a esta prueba. La realidad no tardó en aparecer. Los deportados fueron dispersados por todo el país, sin esperanza de regresar. Phnom Penh se convirtió en una ciudad jemer roja donde operaba un centro de tortura cuidadosamente administrado, en el que se archivaba cada interrogatorio.

¿Qué estaba pasando? Fue entonces cuando nos dimos cuenta de lo poco que sabíamos sobre este movimiento heterogéneo. Una facción de los Jemeres Rojos había colaborado durante la guerra con los vietnamitas, a ambos lados de la frontera. Fue víctima de purgas secretas que permitieron a la facción de Pol Pot afianzar su poder. Se trataba de una corriente violentamente etnonacionalista, racista y, en particular, antivietnamita. ¿Su base social? Las tribus montañesas del norte (la guardia pretoriana de Pol Pot) y... el ejército, del que tomó el control. Los Jemeres Rojos fueron calificados de comunistas radicales (?) y maoístas, pero hicieron todo lo contrario. De vuelta a los centros urbanos, el PCC se apresuró a reconstituir una base obrera (creando un estatus especial para las y los trabajadores de las empresas estatales). Llevó a cabo una verdadera reforma agraria y tomó medidas emblemáticas para las mujeres del pueblo. Todo ello, por supuesto, consolidando su monopolio del poder y su control político sobre la sociedad.

La revolución camboyana no habría sido, evidentemente, una copia de sus homólogas china o vietnamita. Pero, ¿de qué revolución estamos hablando? ¿Campesina, cuando los Jemeres Rojos sometían al campesinado a trabajos forzados? ¿Obrera, sin ninguna implantación, ni siquiera semiproletaria? ¿Burguesa, cuando abolieron la moneda? ¿Y cómo definir ese Estado? Por defecto, en muchos círculos de izquierda se le calificó de Estado obrero. Por mi parte, en 1985, propuse la fórmula de un aborto espontáneo de un Estado obrero en gestación. Un debate muy enrevesado, por decirlo suavemente.

Y, por otra parte, ¿de qué Estado estamos hablando? ¿En qué medida existe? En el mejor de los casos, era embrionario. Sobre todo, carecía de una base social sobre la que podría construirse. El ejército de campesinos se separó del campesinado. Ante un caso tan límite, es mejor no precipitarse a esgrimir conceptos. La historia desigual y combinada de la Segunda Guerra de Indochina provocó en Camboya el surgimiento de una situación crónicamente inestable en la que un ejército sometió a la población a un régimen de explotación para restaurar la antigua grandeza del reino, incluso a costa de excavar una inmensa red de canales... sin ingenieros que lo planificaran (los intelectuales eran especialmente perseguidos por el nuevo poder, encabezado por un puñado de intelectuales).

El orden del Jemer Rojo se derrumbó con la intervención militar vietnamita de diciembre de 1978 a enero de 1979. Una de las razones que llevaron a Hanoi a actuar fue el destino reservado a la población vietnamita de Camboya, amenazada de genocidio, al igual que otras minorías. Sin embargo, la mayoría de la población vivió esta intervención como una liberación. Toda la gente deportada comenzó a regresar a sus hogares de forma espontánea. Vietnam retiró sus tropas (las últimas abandonaron el país en 1989), tras instalar un Gobierno amigo (pero no clientelar, como demostró el curso de la historia).

El poder del Jemer Rojo era irremediablemente inestable. ¿Podría haberse consolidado en el oeste y haber ganado contenido social con la ayuda del ejército, los traficantes y las bandas tailandesas? En tal hipótesis, se habría convertido en burgués. Política de ficción.

La perspectiva que habría dado una oportunidad progresista a una revolución camboyana habría sido inscribirla en una solidaridad indochina, con Laos y Vietnam. Probablemente, una parte del movimiento Jemer Rojo era favorable a ello. El riesgo de verse dominado por Hanoi era real, pero nada podía ser tan terrible como lo que ocurrió -cientos de miles de víctimas- y que provocó un profundo trauma histórico cuya huella aún marca, de forma insidiosa, la Camboya actual.

La Federación Socialista de Estados Indochinos nunca vio la luz. Muchos se oponían a ella: Pol Pot, Pekín, Washington, la ONU y Sihanouk, que se dejó manipular por China y Estados Unidos al dar un barniz de legalidad internacional a la guerra sucia de 1979.


30 de abril de 1975, Saigón, Vietnam del Sur. Un hombre vietnamita reza frente a un retrato de Ho Chi Minh después de la caída de Saigón. Imagen de © Jacques Pavlovsky/Sygma/CORBIS



La guerra chino-vietnamita

Los jemeres rojos polpotistas reivindicaban derechos históricos sobre el delta del Mekong y habían multiplicado las incursiones sangrientas en territorio vietnamita, antes de que Hanoi decidiera la invasión de 1978.

En respuesta al derrocamiento del régimen jemer rojo por Hanoi, China decidió llevar a cabo una expedición punitiva en febrero-marzo de 1979. Duró un mes. La frontera, de 750 kilómetros de longitud, es en su mayor parte montañosa. El ejército chino lanzó un ataque frontal para tomar los pasos, con el apoyo de fuego de artillería y tanques. Consiguió penetrar en territorio vietnamita, pero la operación terminó en un doble fracaso.

En primer lugar, un fracaso militar. La desorganización del ejército chino y sus fallos (en materia de inteligencia o coordinación del mando) sorprendieron. Contaba con que gran parte de las fuerzas regulares vietnamitas se encontraban en Camboya, pero las milicias locales se mostraron capaces de contrarrestar la ofensiva lanzada por Pekín. La puesta de manifiesto de estas negligencias desencadenó una crisis en la dirección del PCCh. La profunda modernización de sus concepciones y de su aparato militar seguía pendiente.

También fue un fracaso estratégico. Hanoi no retiró tropas de Camboya para reforzar sus defensas en Vietnam del Norte. No hubo tregua para los protegidos jemeres rojos de Pekín.


La crisis chino-soviético

La crisis chino-jemer-vietnamita representa uno de los puntos álgidos del conflicto chino-soviético, sancionando también un espectacular cambio de alianzas internacionales.

Las relaciones entre Pekín y Moscú siempre estuvieron cargadas de sospechas y tensiones. La revolución china se impuso (al igual que en Vietnam) en contra del reparto de zonas de influencia negociado entre Estados Unidos y la URSS al final de la Segunda Guerra Mundial. Stalin había instado a Mao a no derrocar el régimen de Chiang Kai-shek. Quería preservar su control absoluto sobre el movimiento comunista internacional. Por último, y esto era un tema especialmente controvertido, se negaba a que China accediera a la arma nuclear.

China pagó las consecuencias de la política de coexistencia pacífica preconizada por Nikita Jrushchov, que apoyó a la India durante el conflicto chino-indio de 1962 en la cordillera del Himalaya. Puso fin brutalmente a la asistencia técnica que prestaba a la economía china. El acercamiento entre Moscú y Washington se produjo claramente a expensas de China. La ruptura se consumó definitivamente en 1969, con las guerras fronterizas entre China y la Unión Soviética.

La escisión del llamado campo socialista dio la mano a Washington, libre para jugar unos contra otros. En 1971, Henry Kissinger viajó en secreto a China para preparar la visita de Richard Nixon a Pekín en 1972, quien, a continuación, volvería a visitar Moscú.

Las consecuencias nefastas del conflicto interburócratico chino-soviético se dejaron sentir en todo el mundo. Sin embargo, la victoria vietnamita de 1975 abrió una ventana de oportunidad, ya que Washington ya no estaba en condiciones de intervenir militarmente de forma masiva en el extranjero. La crisis chino-indochina de 1978-1979 anunció, por su parte, el cambio de época de los años ochenta, que vio a mi generación militante derrotada en los tres sectores de la revolución mundial (Tercer Mundo, países del Este, países imperialistas).




Guerra y revolución (breves notas complementarias)

Al término de la segunda guerra mundial, el ocupante japonés destruyó la administración francesa, antes de ser derrotado en el teatro de operaciones del Pacífico. El Vietminh aprovechó este breve momento favorable, que había anticipado, para declarar la independencia. Actuó con gran rapidez y mantuvo la iniciativa política, pero en una situación frágil. Sus capacidades militares eran débiles y su autoridad estaba cuestionada, sobre todo por sectas religiosas y movimientos nacionalistas anticomunistas.


Revolución social y reforma agraria

Con el acuerdo de la China de Chiang Kai-shek, el cuerpo expedicionario francés bombardeó el puerto de Haiphong, en el norte de Vietnam, en 1946. Así comenzó la primera guerra de Vietnam. Las ofertas de negociación de Ho Chi Minh fueron rechazadas. Como atestigua un discurso de Vo Nguyen Giap a su regreso de París, la dirección del Partido Comunista Vietnamita había tenido en cuenta esta posibilidad.

Dado la relación de fuerzas militares, esta guerra tomó la forma de una guerra revolucionaria prolongada. En este contexto, se movilizó al campesinado. El patriotismo no era suficiente. El llamamiento a la reforma agraria resulta indispensable. A partir de entonces, la liberación nacional y la revolución social se entrelazan. Esta fue la base que permitió inscribir la resistencia en el largo plazo.

Existen modelos estratégicos. Sin embargo, una estrategia debe tener en cuenta la evolución de la situación, las reacciones de la fuerza enemiga, el resultado de las fases anteriores de la lucha... En realidad, una estrategia concreta evoluciona y a menudo combina elementos que pertenecen a modelos diferentes. Los vietnamitas no dejaron de adaptar su estrategia.

Una estrategia combina formas de lucha de naturaleza diferente. La adaptabilidad estratégica también consiste en saber detener la lucha armada cuando ya no responde a una necesidad.


Una decisión difícil

Después de 1954, la reanudación de la resistencia armada contra el régimen de Saigón se hizo esperar. Esta decisión, aplicada progresivamente en la segunda mitad de la década de 1950, de reanudar la lucha armada no debió de ser fácil de tomar, sabiendo que esta vez sería Estados Unidos quien entraría en liza. Pero, ¿qué alternativa había? Aceptar, como mínimo, la división del país ad vitam æternam (para siempre o por la eternidad), como en Corea. Abandonar sin apoyo a las redes militantes y las bases sociales del movimiento de liberación en el sur, frente a una dictadura sin escrúpulos. Dejar la iniciativa a Washington, si decidía atacar la República Democrática de Vietnam.


La perspectiva de la emancipación social y democrática

Cuando sectores sociales significativos entran en resistencia armada, es porque la violencia de los poderes establecidos era insoportable. La guerra popular abre (potencialmente) una dinámica de emancipación social, que sin embargo corre el riesgo de agotarse cuando se prolonga. En Asia, donde los conflictos nunca han cesado, la cuestión que se plantea no es solo histórica. Por lo tanto, es necesario dar respuestas concretas a un doble problema: ¿cómo evitar que los grupos armados degeneren? (lo cual ocurre) ¿Cómo defender concretamente la libertad democrática de decisión y los derechos de las comunidades populares o montañesas que los combatientes deben proteger? Contamos con una rica experiencia en la materia, especialmente con nuestros compañeros de Mindanao, al sur del archipiélago filipino.

En Birmania, cuando la junta militar tomó el poder hace cuatro años, se puede decir que (casi) todo el país entró en desobediencia civil no violenta. La junta podría haber sido derrocada si la comunidad internacional le hubiera prestado su apoyo a tiempo. Una vez más, no fue así. Y la represión acabó obligando a la resistencia de la llanura central a unirse a la lucha armada liderada, en particular, por las minorías étnicas. Una vez más, no se trató de una elección a priori, sino de una obligación.


"Bienvenida a ciudad Ho Chin Mihn al Ejército de Liberación", pintura del coronel Le Huy Toan. Las fuerzas combinadas del Ejército del Pueblo y del Frente de Liberación Nacional -FNL- de Vietnam liberan Saigón el 30 de abril de 1975, Día de la Reunificación Nacional.

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Fuentes: 

Artículos sobre Vietnam:

23 julio 2022

MLK - JFK: Vietnam



Martin Luther King y John F. Kennedy sobre la guerra de Vietnam


Tito Andino

Recopilación de textos.


Detrás del más famoso e histórico discurso "Tengo un sueño", en la Marcha en Washington por el Trabajo y la Libertad (1963), "tengo un sueño de que un día esta nación se levantará y vivirá el verdadero significado de su credo: Sostenemos que estas verdades son evidentes, que todos los hombres son creados iguales...", el reverendo Martin Luther King, Jr. pronunció otros de trascendencia nacional y mundial, como los discursos y/o sermones sobre la intervención estadounidense en Vietnam, los sentimientos contra la guerra surgieron públicamente del Dr. King desde 1965.


Uno de los más conocidos data del 25 de marzo de 1967, en Chicago, al frente de una marcha en contra de la guerra. Ante unas 5.000 personas expresó que esa guerra era “una blasfemia contra todo lo que Estados Unidos representa”. Siempre puso énfasis en recalcar aspectos morales, la pobreza, el despilfarro económico en desprecio a la ayuda y programas que podían llevarse en favor de los ciudadanos afroamericanos. 

Más de medio siglo después sus discursos y sermones contra la guerra de Vietnam aún tienen eco. Se recuerda aquel en la histórica Riverside Church (Harlem, New York) del 4 de abril de 1967, conocido como "Más allá de Vietnam" (Beyond Vietnam), su mensaje no puede ser borrado ya de la historia de Estados Unidos, un sermón de carácter político sobre el militarismo, el racismo y la pobreza, el controvertido discurso le ganó la animadversión de los poderosos, el establishment lo atacó al reprochar su pretensión de asociar los derechos civiles al movimiento social contra la guerra. Eso produjo una consecuencia: "168 periódicos importantes lo denunciaron al día siguiente". Lyndon Johnson canceló la invitación a King a la Casa Blanca y otros tantos le dieron la espalda.


Martin Luther King había recibido el Premio Nobel de la Paz en 1964, cuatro años después fue asesinado en Memphis (Tennessee).


En la Iglesia Bautista Ebenezer, 30 de abril de 1967, volvió a criticar la guerra de Vietnam:


"En cierto sentido, mi sermón de esta mañana no es un sermón típico, pero sigue siendo un sermón, sobre un asunto importante, porque el asunto que discutiré hoy es uno de los más controvertidos que debe enfrentar nuestra nación. El tema sobre el que predicaré hoy es "Por qué me opongo a la guerra en Vietnam".

Déjenme aclarar desde el principio que yo considero esta guerra una guerra injusta, malvada y fútil. Mi sermón de hoy es sobre la guerra de Vietnam porque mi conciencia no me deja otra opción. Ha llegado el momento de que América escuche la verdad sobre esta trágica guerra. En los conflictos internacionales es difícil llegar a la verdad, porque la mayor parte de las naciones se engañan a sí mismas. Las racionalizaciones, así como la búsqueda incesante de chivos expiatorios son las cataratas psicológicas que nos impiden ver nuestros pecados. Pero ya han pasado los días del patriotismo superficial. Quienes conviven con la falsedad viven una esclavitud espiritual. La libertad sigue siendo el premio que recibimos por conocer la verdad. Jesús dijo: «Conocerán la verdad, y la verdad os hará libres» Yo he elegido predicar hoy sobre la guerra en Vietnam, porque estoy de acuerdo con Dante en que los lugares más calientes del infierno están reservados para aquellos que en una época de crisis moral mantienen su neutralidad. Llega un momento en el que el silencio se convierte en traición"... (Usted puede dar lectura completa de este sermón - discurso: "Por qué me opongo a la guerra contra Vietnam". AQUÍ )


El reverendo Dr. Martin Luther King, Jr. es arrestado en Montgomery, Alabama en 1958 por "merodear". (Foto de Associated Press vía Wikimedia Commons)


El Dr. King en la estación de policía de Birmingham, Alabama en 1963. (Imagen Departamento de Policía de Birmingham)


Las siguientes líneas corresponden a extractos del reverendo M.L.King, sobre la guerra en Vietnam, es un magistral compendio.


"Déjame decirte cómo están las cosas.

Creo que ven a los estadounidenses como extraños libertadores.

Porque comprenderás que el pueblo vietnamita proclamó su independencia en 1945 tras una ocupación combinada de franceses y japoneses.

Por cierto, esto sucedió antes de la Revolución Comunista en China.

Liderándolos estaba Ho Chi Min.

Este es un hecho poco conocido.

Estas personas se declararon independientes en 1945.

Citaron nuestra Declaración de Independencia en su documento de libertad.

Y nuestro gobierno todavía se niega a reconocer eso.

El presidente Truman dijo que no estaban listos para la independencia.

Entonces, como nación, en ese momento fuimos víctimas de la misma arrogancia mortal que ha envenenado la situación internacional durante todos estos años.

Luego, Francia se movilizó para recuperar su antigua colonia y luchó durante ocho largos y brutales años tratando de recuperar Vietnam.

¿Sabes quién ayudó a Francia?

Eran los Estados Unidos de América.

Llegó a un punto en el que estábamos pagando más del 80% de los costos de la guerra.

E incluso cuando Francia comenzó a desesperarse por sus acciones imprudentes, no lo hicimos.

En 1954 se celebró una conferencia en Ginebra. Se llegó a un acuerdo ya que Francia había sido derrotada en Dien Bien Phu. Incluso después de esto e incluso después de los Acuerdos de Ginebra, no nos detuvimos. Tenemos que enfrentar el triste hecho de que nuestro gobierno realmente recurrió al sabotaje de los Acuerdos de Ginebra.

Después de la derrota de los franceses, parecía que la independencia y las reformas del país estaban a punto de llegar a través del Pacto de Ginebra.

Pero en lugar de eso, llegó Estados Unidos y empezó apoyando a un hombre llamado Diem, que resultó ser uno de los dictadores más despiadados de la historia del mundo.

Propuso silenciar a toda la oposición.

Las personas fueron brutalmente asesinadas solo porque alzaron la voz contra la política brutal de Diem.

Los campesinos observaron y se humillaron mientras Diem desarraigaba cruelmente toda oposición.

Los campesinos vieron como todo se presidía bajo la influencia de Estados Unidos y luego, al creciente número de tropas norteamericanas que venían a ayudar a sofocar la insurgencia que habían desatado los métodos de Diem.

Cuando Diem fue derrocado, es posible que se sintieran felices, pero el largo legado de las dictaduras militares no parecía ofrecer un cambio real, especialmente en términos de sus necesidades de tierra y paz.

Entonces, ¿a quién apoyamos hoy en Vietnam? Es un hombre con el nombre de General Ky, que luchó por los franceses contra su propio pueblo y que dijo en una ocasión que el mayor héroe de su vida es Hitler.

Este es el que estamos apoyando en Vietnam hoy.

Oh, nuestro gobierno y la prensa generalmente no nos dicen ciertas cosas. Pero Dios me dijo esta mañana que te lo dijera. La verdad tiene que salir.

El único cambio provino de Estados Unidos cuando aumentamos las obligaciones de nuestras tropas en apoyo de gobiernos que eran singularmente corruptos, ineptos y carentes de apoyo popular.

A lo largo del período, la gente leyó nuestros folletos y recibió regularmente promesas de paz y democracia y reformas para el país.

Ahora se quejan bajo nuestras bombas y nos consideran, no sus amigos vietnamitas, sino el verdadero enemigo.

Se mueven con tristeza y apatía mientras los conducimos desde la tierra de sus padres hacia campos de concentración donde las necesidades sociales más básicas rara vez se satisfacen. Saben que tienen que moverse o ser destruidos por nuestras bombas. Y así vayan, las mujeres, los niños y los ancianos primero.

Observan cómo envenenamos su agua, cómo devastamos millones de acres de sus cultivos.

Lloran mientras las excavadoras rugen a través de sus campos preparándose para destruir los preciados árboles.

Deambulan por los pueblos y ven a miles de niños sin hogar, sin ropa, corriendo en manadas por los caminos como animales.

Ven a los niños desalentados por nuestros soldados mientras piden comida.

Ven a los niños vendiendo a sus hermanas a nuestros soldados, seduciendo a sus madres.

Hemos destruido las dos instituciones que más les importan: la familia y el pueblo.

Hemos destruido su tierra y sus cultivos.

Hemos trabajado juntos para aniquilar la única fuerza política revolucionaria no comunista de la nación, la Iglesia Budista Unida.

Este es el papel que ha asumido nuestra nación, el papel de quienes imposibilitan las revoluciones pacíficas al negarse a otorgar los privilegios y placeres que provienen de las inmensas ganancias de las inversiones en el exterior.

Estoy convencido de que si terminamos con la parte correcta de la revolución mundial, como nación tendremos que pasar por una revolución radical de valores.

Necesitamos cambiar rápidamente de una sociedad orientada a las cosas a una sociedad orientada a las personas.

Cuando las máquinas y las computadoras, los motivos de lucro y los derechos de propiedad se consideran más importantes que las personas, los trillizos gigantes del racismo, el militarismo y la explotación económica son incapaces de superarse.

Una verdadera revolución de valores nos llevará pronto a exigir la honestidad y la justicia de muchas de nuestras políticas actuales.

Una verdadera revolución de valores pronto aparecerá inquietante ante el evidente contraste entre pobreza y riqueza con justa indignación.

Mirará a través de los mares para observar a los capitalistas individuales.

Cómo Occidente invierte grandes sumas de dinero en Asia, África y América del Sur solo para obtener ganancias, sin preocuparse por el mejoramiento de las naciones y diciendo que esto no está bien.

Mirará nuestra alianza con los terratenientes latinoamericanos para decir, esto no es justo.

La arrogancia de Occidente al decir que tiene todo para enseñar a los demás y nada que aprender de ellos no es correcta.

Una verdadera revolución de valores tenderá la mano al orden mundial para decir, una guerra para establecer diferencias no es justa.

Y enviar a casa a hombres desde campos de batalla oscuros y sangrientos, discapacitados físicamente y perturbados psicológicamente, no se puede reconciliar con la sabiduría, la justicia y el amor.

Una nación que sigue gastando más y más en defensa militar año tras año que en programas de crecimiento social se acerca a la muerte espiritual.

No dejes que nadie te haga pensar que Dios eligió a América como su divina fuerza mesiánica para ser una especie de policía para todo el mundo.

Dios tiene su propia forma de permanecer con las naciones en el juicio y casi me parece escuchar a Dios decir a América:

“¡Eres demasiado arrogante!

Si no cambias tu forma de actuar, me volveré contra ti para romper la piedra angular de tu poder para ponerlo en manos de una nación que ni siquiera sabe mi nombre”.

 


Parte II


No es verdad que Kennedy habría ordenado la retirada de las tropas de Vietnam... sin una victoria previa. Sin embargo, algunos de sus discursos y otras directrices enfurecieron a la CIA y al Estado Profundo estadounidense. 


J.F. Kennedy en la guerra de Vietnam

La siguiente es una sinopsis del artículo "President Kennedy’s Role in the Vietnam War" (El papel del presidente Kennedy en la guerra de Vietnam) del historiador y periodista Shane Quinn, publicado en el aclamado sitio web canadiense "Global Research".



Como presidente, Eisenhower prefirió los golpe de Estado a la invasión militar. Eisenhower instituyó y apoyó métodos de terrorismo estatal en la República de Vietnam, más comúnmente conocida como Vietnam del Sur, un estado fundado oficialmente en octubre de 1955; a la espera de la unificación del país sobre la base de elecciones libres, que debían celebrarse en 1956. Washington consideró los acuerdos de Ginebra de 1954 como un "desastre" que estipulaba, en efecto, entregar Vietnam a los vietnamitas. En cambio, el gobierno de Eisenhower estableció rápidamente la dictadura de Ngo Dinh Diem en Vietnam del Sur: para erradicar la amenaza percibida a la hegemonía estadounidense en el sudeste asiático y más allá.

Los crímenes en Vietnam de 1954-1961 fueron de un orden diferente: pertenecen a la categoría de crímenes que Washington lleva a cabo rutinariamente, directamente o a través de sus agentes, en sus diversos estados terroristas. Pero, en el otoño y el invierno de 1961-1962, el nuevo presidente Kennedy agregó el crimen de guerra de agresión al ya sórdido récord, elevando también el ataque a nuevas alturas. 

Bajo Eisenhower, los soldados estadounidenses en Vietnam permanecieron en un papel "estrictamente consultivo", no participando realmente en redadas. Este estatus cambió dentro del primer año del mandato de Kennedy, del terror a la agresión, afirma el autor e historiador estadounidense, Noam Chomsky.

Pasado medio año del inicio de su presidencia, en octubre de 1961, John F. Kennedy ordenó el envío de un escuadrón de combate de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos a Vietnam del Sur autorizado "a volar misiones coordinadas con personal vietnamita en apoyo de las fuerzas terrestres vietnamitas". 

En junio de 1956 JFK, entonces senador, había esbozado que,

"Vietnam representa la piedra angular del Mundo Libre en el sudeste asiático, la piedra angular del arco, el dedo en el dique. Birmania, Tailandia, India, Japón, Filipinas, y obviamente Laos y Camboya, se encuentran entre aquellos cuya seguridad se vería amenazada si la marea roja del comunismo se desbordara en Vietnam".

Sus puntos de vista cambiarían muy poco en los próximos años.

El 22 de noviembre de 1961, Kennedy sancionó el uso de las fuerzas estadounidenses "en un esfuerzo considerablemente mayor para evitar un mayor deterioro de la situación" en Vietnam del Sur, la llegada de miembros de las fuerzas armadas estadounidenses a Vietnam del Sur para participar en "reconocimiento aéreo, instrucción y ejecución de apoyo aire-tierra e inteligencia especial" (compañías de helicópteros,  escuadrón de transporte de tropas, aviones de combate, unidad de reconocimiento y aviones de transporte C-123 equipados para la defoliación).



El 11 de noviembre de 1961, el Consejo de Seguridad Nacional de los Estados Unidos bajo el presidente Kennedy ordenó el uso de "aviones, personal y defoliantes químicos para matar los cultivos alimentarios del Viet-Cong y defoliar áreas fronterizas y selváticas seleccionadas"; mientras Robert McNamara, secretario de Defensa de Estados Unidos, autorizó a los aviones de combate estadounidenses atacar a los lugareños. Desde enero de 1962, más equipo militar estadounidense habría de llegar a Vietnam del Sur...

 

JFK, presidente desde el 20 de enero de 1961, multiplicó por seis, de unos 900 (31 de diciembre de 1960), a 5.576 (30 de junio de 1962) el número de soldados estadounidenses en Vietnam del Sur, volvió a duplicarlas a 11.300 (31 de diciembre de 1962). Al momento del asesinato de Kennedy, había alrededor de 16.000 militares estadounidenses en Vietnam del Sur, es decir, las tropas estadounidenses en suelo vietnamita aumentaron casi 20 veces más que al final del mandato de Eisenhower.

 

En julio de 1962, McNamara enfatizó que los planes estadounidenses relacionados con Vietnam deberían apegarse a "una visión conservadora", la retirada de las fuerzas estadounidenses "tomaría tres años, en lugar de uno, es decir, para la última parte de 1965", en caso de que se obtuviera la victoria para entonces. Ese calendario habría llevado a Kennedy a su segundo mandato como presidente, siempre que ganara la reelección. El calendario de finales de 1965, con respecto a la participación de Estados Unidos en Vietnam, disipa las afirmaciones de que JFK planeaba retirar inminentemente las fuerzas estadounidenses de Vietnam.

El general Paul Harkins, estacionado en Vietnam del Sur, explicó en su Plan Integral de enero de 1963 que "la eliminación gradual de la asistencia militar especial de los Estados Unidos se prevé que ocurra generalmente durante el período de julio de 1965 a junio de 1966". Al entrar en 1963, la estrategia de guerra estadounidense esbozada en enero, como señaló Chomsky, era "una atmósfera de gran optimismo, las iniciativas militares para la retirada fueron de la mano con los planes de escalada de la guerra dentro de Vietnam del Sur e intensificación de las operaciones contra Vietnam del Norte".

Es importante examinar las opiniones de los comandantes militares estadounidenses de alto nivel, en relación con la posibilidad de librar una guerra en Vietnam. En abril de 1961, el general Douglas MacArthur informó al presidente Kennedy que sería un "error" luchar en Asia, y que "nuestra línea debería ser Japón, Formosa y Filipinas". En julio de 1961, MacArthur repitió firmemente esta postura durante una discusión de tres horas en la Casa Blanca con JFK, pero su consejo fue ignorado. MacArthur sintió que "la teoría del dominó era ridícula en una era nuclear", lo que pretende que un país tras otro sucumbiría al comunismo sin la intervención de Estados Unidos. Kennedy está registrado como promotor de la teoría del dominó.

El sucesor de MacArthur como Jefe de Estado Mayor del Ejército de EE UU, el general Matthew Ridgway, expresó sentimientos similares a MacArthur. Ridgway se había opuesto a las políticas de Eisenhower en Vietnam desde 1954, que se emprendieron para subvertir los Acuerdos de Ginebra. En 1956, Ridgway escribió que la participación limitada de EEUU en Vietnam tenía un “tono siniestro”, que sospechaba que daría lugar a una escalada. Recordó la destrucción de Corea del Norte por parte de la Fuerza Aérea de los EEUU a principios de la década de 1950, y encontró "increíble... que estuviéramos a punto de cometer el mismo trágico error", que es lo que el presidente Kennedy procedería a hacer. Ridgway más tarde “se opuso apasionadamente a la intervención en Vietnam”, reconoció el historiador militar Robert Buzzanco.

El general J. Lawton Collins, otro militar estadounidense experimentado, también advirtió sobre la intervención armada en Vietnam y las regiones circundantes. Collins dijo que no "sabía de un solo comandante superior que estuviera a favor de luchar en la masa terrestre de Asia". El general James M. Gavin, quien, al igual que sus colegas antes mencionados, había estado al mando de las tropas estadounidenses en el frente durante la Segunda Guerra Mundial, también estaba en contra de invadir Vietnam. Incluso el asesor militar más cercano a Kennedy, el general Maxwell Taylor, expresó sus dudas sobre la escalada del conflicto.




En febrero de 1962, la invasión de Vietnam por JFK era innegable. Para ese mes, los aviones de la USAF “ya habían volado en cientos de misiones”. A lo largo de 1962, segundo año del mandato de Kennedy, el "énfasis principal" para Washington fue "en el esfuerzo militar" en Vietnam del Sur, Los asesores militares estadounidenses acudieron en masa a Vietnam del Sur, el personal del Ejército de los Estados Unidos a principios de 1962 participaba directamente en las operaciones militares en Vietnam.

Chomsky escribió que en 1962, la guerra de Kennedy había superado con creces la guerra francesa en su apogeo en helicópteros y poder de fuego aéreo... La agresión de Kennedy no era ningún secreto. Hasta 1962, las tropas estadounidenses estaban utilizando helicópteros HU-1A contra las guerrillas survietnamitas. Como arma ofensiva, estos helicópteros contenían más potencia de fuego que cualquier avión de combate de la Segunda Guerra Mundial. 


Contrariamente al mito establecido desde hace mucho tiempo de que JFK, antes de su asesinato (22 de noviembre de 1963), estaba a punto de retirar las fuerzas estadounidenses de Vietnam, de hecho ocurrió lo contrario. 


El 17 de julio de 1963, Kennedy dijo que si el personal estadounidense fuera enviado de regreso a casa, "significaría un colapso no solo de Vietnam del Sur, sino del sudeste asiático. Así que nos vamos a quedar ahí".

En el diálogo de Kennedy con el periodista Walter Cronkite el 2 de septiembre de 1963, el presidente de los Estados Unidos dijo: "No estoy de acuerdo con los que dicen que debemos retirarnos. Eso sería un gran error... esta es una lucha muy importante aunque esté muy lejos". Una semana después, el 9 de septiembre de 1963, durante una entrevista con la NBC, Kennedy reiteró: "Creo que deberíamos quedarnos" en Vietnam porque la retirada "solo hace que sea fácil para los comunistas". Tres días después, el 12 de septiembre, Kennedy expuso: "Lo que ayuda a ganar la guerra, lo apoyamos; lo que interfiere con el esfuerzo de guerra, nos oponemos. Ya he dejado claro que cualquier acción de cualquiera de los dos gobiernos que pueda obstaculizar la victoria de la guerra es inconsistente con nuestra política o nuestros objetivos".

El 26 de septiembre de 1963, menos de dos meses antes de la muerte de Kennedy, dijo que Estados Unidos estaciona tropas en Vietnam y otras naciones porque "nuestra libertad está atada a la de ellos" y la "seguridad de los Estados Unidos está en peligro" si pasan "detrás de la Cortina de Hierro". Así que todos aquellos que sugieren que nos retiremos, no podría estar más en desacuerdo con ellos. Si Estados Unidos flaqueara, el mundo entero, en mi opinión, inevitablemente comenzaría a moverse hacia el bloque comunista".

El 1 de noviembre de 1963, Washington implementó un golpe de estado para derrocar al poco confiable dictador survietnamita Diem. Fue asesinado al día siguiente, junto con Ngo Dinh Nhu, su influyente hermano menor. Nhu se había quejado en los últimos meses de que había "demasiadas tropas estadounidenses en Vietnam", y la administración Kennedy estaba preocupada de que los hermanos estuvieran buscando un acuerdo secreto con el gobierno de Vietnam del Norte. JFK estaba ansioso de que el golpe continuara y colocó al nuevo embajador de Estados Unidos en Vietnam del Sur, Henry Cabot Lodge Jr., al mando operativo del mismo. Kennedy creía que si el golpe fracasaba, Estados Unidos "podría perder toda nuestra posición en el sudeste asiático de la noche a la mañana".

Dean Rusk, Secretario de Estado de los Estados Unidos bajo Kennedy y su sucesor Lyndon B. Johnson, desestimó las acusaciones de que el primero tenía la intención de retirarse: "Tuve cientos de conversaciones con John F. Kennedy sobre Vietnam, y ni una sola vez dijo nada de este tipo". Una vez más, está claro que Kennedy tenía la intención de permanecer en Vietnam y escalar el conflicto allí, solo retirando las fuerzas estadounidenses después de que se ganara la guerra, o eso se esperaba

Ocho días antes del asesinato, el 14 de noviembre de 1963, Kennedy dijo a los medios de comunicación sobre Vietnam que había una "nueva situación allí" después del golpe, y "esperamos, un mayor esfuerzo en la guerra", que la estrategia de Estados Unidos debería ser "cómo podemos intensificar la lucha" para que "podamos sacar a los estadounidenses de allí". En Fort Worth, solo unas horas antes de su muerte, Kennedy declaro: "Sin los Estados Unidos, Vietnam del Sur colapsaría de la noche a la mañana".

"No hay una frase en el voluminoso registro interno que siquiera insinúe una retirada sin victoria. JFK insta a que todos "se centren en ganar la guerra"; la retirada está condicionada a la victoria y motivada por el descontento interno con la guerra de Kennedy. Lo que está en juego se considera enorme. Nada sustancial cambia a medida que el manto pasa a LBJ". (Chomsky) 

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Artículo completo en inglés:

Shane Quinn

Sobre los asesinatos de MLK y JFK, ver:

¿Quién mató a Martin Luther King?

Archivos JFK: El encubrimiento del asesinato del presidente

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